Está en la página 1de 236

UNIDAD I: GENERALIDADES

1. El derecho procesal. Concepto, naturaleza, contenidos. Relación con otras ramas del
derecho.
El derecho procesal desde el punto de vista de la teoría general del derecho. Sentido amplio.

Entre los aportes más significativos de la Teoría Pura del Derecho, propiciada por Kelsen, figura la
demostración de que toda norma jurídica, desde el punto de vista formal, reconoce su fundamento de
validez en la circunstancia de haber sido creada por el órgano y de conformidad con el método específico
prescripto por una norma jerárquicamente superior.
Tal conclusión es válida respecto de toda clase de normas (leyes, sentencias judiciales, actos
administrativos). En ese orden de ideas la Constitución, que está ubicada en el grado superior del
ordenamiento jurídico, designa cuales son los órganos habilitados para crear normas generales y
determina, asimismo, el procedimiento o procedimientos que esos órganos deben observar a tal fin: es así
como instituye al poder legislativo.
Las leyes, a su turno, cumplen frente a las sentencias y los actos administrativos un papel
sustancialmente semejante al de la Constitución con respecto a ellas. Kelsen dice “la relación entre la
legislación y la jurisdicción o la administración es así, de manera general, semejante a la que existe entre
la constitución y la legislación. La única diferencia reside en la manera en que la norma superior determina
a la norma inferior. En un caso el elemento formal prepondera sobre el elemento material, en el otro los
dos elementos se equilibran”
Desde el punto de vista de la teoría general del derecho, el derecho procesal puede ser definido
como aquella rama de la ciencia jurídica que se refiere al proceso en sentido amplio, entendiendo por tal a
la actividad desplegada por los órganos del Estado en la creación y aplicación de normas jurídicas
generales o individuales.
En esa línea de reflexiones, ese derecho procesal en sentido amplio sería susceptible de dividirse
en: derecho procesal constitucional, derecho procesal legislativo, derecho procesal administrativo y
derecho procesal judicial. Sin embargo, solo este último reviste de la autonomía suficiente como para ser
objeto de una disciplina independiente con relación a los diversos sectores en que se divide el llamado
“derecho material”.
El derecho procesal en sentido estricto

La disciplina que tradicionalmente se conoce bajo la denominación de “derecho procesal”, estudia


por un lado el conjunto de actividades que tienen lugar cuando se somete a la decisión de un órgano
judicial o arbitral la solución de cierta categoría de conflictos jurídicos suscitados entre dos o más personas
(partes), o cuando se requiere la intervención de un órgano judicial para que constituya, integre o acuerde
eficacia a determinada relación o situación jurídica.
Es este, sin duda, el sector más importante del derecho procesal, y dentro del cual corresponde
ubicar la idea de proceso en sentido estricto.
También forma parte del derecho procesal, aunque a título secundario, el estudio de numerosas
actividades vinculadas con la organización y funcionamiento interno de los órganos judiciales, cuyo objeto
consiste en facilitar el desarrollo de las actividades precedentemente mencionadas. Dentro de este sector
se encuentran comprendidas las diversas funciones de orden administrativo y reglamentario conferidas a
los tribunales de justicia (ej. Designación y remoción de funcionarios y empleados).

Naturaleza y caracteres del derecho procesal

La doctrina acepta, corrientemente, la idea de que el derecho procesal se haya emplazado en un


ámbito secundario con relación al denominado derecho sustancial o material. En apoyo de esta tesis se
argumenta que las normas que regulan el proceso carecen de un fin en sí mismas y constituyen solo un
medio para lograr la realización de los intereses tutelados por las normas sustanciales. Estas últimas
serían así, normas primarias, mientras que las normas procesales serían normas secundarias o
instrumentales. (CALAMANDREI)
Pese a su indudable mérito didáctico, esta tesis es susceptible de objeciones.
1) Las normas jurídicas carecen, en rigor, de finalidad, pues no son más que conceptos a
través de los cuales es posible interpretar una determinada realidad de conducta
2) Existen normas de derecho sustancial mediante las cuales se establecen, por ejemplo,
requisitos formales de los actos jurídicos. Tales normas participarían (siguiendo esa corriente) del mismo
carácter instrumental que esta doctrina asigna a las normas procesales.
3) El esquema normativo completo del que el juez se vale para dictar sentencia, se halla
irremisiblemente integrado por disposiciones contenidas tanto en las leyes procesales como en las leyes
sustanciales, pues unas y otras concurren, coordinadas, en un pie de igualdad, a acordar el sentido
jurídico de la norma individual en que aquella consiste.
De lo dicho surge que no existen razones válidas que justifiquen la pretendida subordinación del
derecho procesal al derecho sustancial, ya que dentro de los sectores de conducta a que respectivamente
se refieren, tan “primario” es uno como otro.
Por otro lado, el Derecho procesal participa del Derecho Público, dado que en el proceso judicial el
Estad actúa como poder público por medio de los jueces, siendo preeminente la función de éstos. En todo
proceso, el juez es el representante del poder público y las normas que regulan las relaciones jurídicas
pertinentes son normas de Derecho Público.
Caracteres:
 Autonomía: el derecho procesal constituye una rama autónoma de la ciencia jurídica. Ello
porque opera dentro de un ámbito de conductas fundamentalmente distinto del que conceptualizan las
normas de derecho sustancial. Los vínculos jurídicos que surgen entre el juez y las partes, así como los
requisitos y efectos de los actos procesales, se encuentran regidos por principios propios del derecho
procesal, y ajenos a los del derecho sustancial.
 Público: el derecho procesal pertenece al derecho público. No obsta a ello la circunstancia
de que los preceptos aplicables a las relaciones jurídicas que se controvierten en el proceso civil
correspondan, como regla, al derecho privado, por cuanto la inclusión del derecho procesal dentro de
aquél cuadro de las disciplinas jurídicas está dada por la posición preeminente que en el proceso asume el
estado a través de sus órganos judiciales. Estos se hallan por encima de las partes o de los terceros y
pueden imponer unilateralmente, la observancia de determinadas conductas.
Consecuencia de este carácter del derecho procesal es que las partes no se encuentren habilitadas
para regular el desenvolvimiento del proceso de acuerdo con su voluntad. Eso no es un obstáculo, sin
embargo, para que ciertas normas específicas (normas dispositivas), permitan a las partes regular
aspectos particulares del proceso.

Contenido del derecho procesal.

Muchas son las materias que, no obstante interesar al derecho procesal, pertenecen también a
otros sectores del conocimiento jurídico. Son notorias, por ejemplo, las interferencias de aquél con el
derecho constitucional (sistema de designación de jueves, delimitación de competencia federal etc.) y con
el derecho administrativo (nombramiento, situación, remoción etc. De los funcionarios y empleados
judiciales)
Asimismo, es fácil advertir la existencia de zonas comunes entre el derecho procesal y el derecho
sustancial, como son, entre otras, las referentes a las clases de acciones, a las pruebas y a la cosa
juzgada.
En general, existe acuerdo doctrinario en asignar al derecho procesal el estudio de las siguientes
materias:
1) Jurisdicción y competencia de los organismos judiciales, y régimen jurídico a que se hallan
sometidos los integrantes de estos últimos. Desde el mismo punto de vista orgánico, también forma parte
del derecho procesal lo concerniente a la capacidad, designación y recusación de los árbitros y amigables
componedores.
2) Régimen jurídico de las partes y peticionarios y de sus representantes y asistentes. A este
punto se halla vinculado el estudio de la pretensión procesal y de la petición procesal extra contenciosa,
que constituyen, respectivamente, el objeto de los procesos contencioso y voluntario
3) Requisitos, contenido y efectos de los actos procesales y trámite del proceso a través de los
distintos procedimientos que lo integran.
Las ramas del derecho procesal. El derecho procesal civil y penal.
En el derecho positivo argentino sólo cabe reconocer a dos tipos de procesos judiciales – el civil y
el penal – suficiente autonomía como para justificar la existencia de sendas ramas de derecho procesal.
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que esa autonomía no implica negar la coincidencia esencial que
ofrecen el proceso civil y el proceso penal en aspectos básicos referidos, entre otros, a los conceptos de
jurisdicción, acción, pretensión, sujetos y actos procesales.
El derecho procesal civil se ocupa del estudio de todos aquellos procesos cuyo objeto consiste en
una pretensión o petición fundada en el derecho privado (Civil y comercial). En nuestro país, sin embargo,
es aún habitual incluir en el marco de aquella disciplina al proceso laboral. La misma reflexión cabe en
relación a los procesos judiciales originados en pretensiones fundadas en normas constitucionales,
administrativas y tributarias.

2. Fuentes del Derecho Procesal: Constitución Nacional y Constituciones Provinciales; leyes


nacionales y provinciales, tratados internacionales e interprovinciales, reglamentos y
acordadas judiciales, jurisprudencia, doctrina y costumbre.
Concepto y clases

Son fuentes del derecho procesal todos aquellos criterios de objetividad que, en razón de expresar
la valoración de la comunidad, o de sus órganos, acerca de una determinada realidad de conducta,
pueden ser invocados por los jueces para esclarecer el sentido jurídico de las conductas que deben juzgar
durante el desarrollo del proceso.
En escala decreciente, de obligatoriedad, constituyen fuentes del derecho procesal
1) La ley, la costumbre y la jurisprudencia obligatoria
2) La jurisprudencia no obligatoria
3) La doctrina
La palabra ley se utilizó en el sentido amplio, es decir, entendida como toda norma general
formulada en forma expresa y reflexiva por un órgano competente, al estudiarse las fuentes del derecho
procesal civil en particular, se analizarán separadamente las normas contenidas en la Constitución
Nacional, en las leyes procesales propiamente dichas y en los reglamentos y acordadas judiciales.
Corresponde aclarar que mientras la ley y la costumbre son fuentes primarias, la jurisprudencia y
doctrina constituyen fuentes secundarias.
Sin perjuicio de lo que señala PALACIO. El nuevo CCYC, contempla expresamente la cuestión de
las fuentes del derecho en los art 1 y 2.
ARTICULO 1°.- Fuentes y aplicación. “Los casos que este Código rige deben ser resueltos según
las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos
humanos en los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los
usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en
situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a derecho”

ARTICULO 2°.- Interpretación. “La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus
finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los
principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento”
Si bien estas previsiones rigen en forma inmediata para el derecho privado, su alcance impacta de
modo indirecto en el derecho procesal destinado a regular los trámites donde se ventilen pretensiones de
esta naturaleza.

Fuentes:

1) La constitución nacional:
La Constitución Nacional contiene diversas normas atinentes a la administración de justicia, y en
general, a ciertos derechos y garantías que conciernen directamente a la regulación del proceso Civil.
Entre las primeras encontramos (refieren a administración de justicia):
a) La obligación de las provincias de asegurar su administración de justicia:

Art. 5º.- “Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo
republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que
asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas
condiciones el Gobierno federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones”

b) La fe que merecen los procedimientos judiciales de cada provincia en las demás:


c)
Art. 7º.- “Los actos públicos y procedimientos judiciales de una provincia gozan de entera fe en las demás;
y el Congreso puede por leyes generales determinar cuál será la forma probatoria de estos actos y
procedimientos, y los efectos legales que producirán”

d) La incompatibilidad entre el cargo de juez federal y de juez provincial:

Art. 34.- “Los jueces de las cortes federales no podrán serlo al mismo tiempo de los tribunales de
provincia, ni el servicio federal, tanto en lo civil como en lo militar da residencia en la provincia en que se
ejerza, y que no sea la del domicilio habitual del empleado, entendiéndose esto para los efectos de optar a
empleos en la provincia en que accidentalmente se encuentren”

e) La forma de designar a los magistrados judiciales:

Artículo 99.- “El Presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones:


4. Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto.
Nombra los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta vinculante
en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión pública, en la que se tendrá
en cuenta la idoneidad de los candidatos.
Un nuevo nombramiento, precedido de igual acuerdo, será necesario para mantener en el cargo a
cualquiera de esos magistrados, una vez que cumplan la edad de setenta y cinco años. Todos los
nombramientos de magistrados cuya edad sea la indicada o mayor se harán por cinco años, y podrán ser
repetidos indefinidamente, por el mismo trámite”
f) La constitución y competencia del Poder Judicial de la Nación:
Artículo 108.- “El Poder Judicial de la Nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia, y
por los demás tribunales inferiores que el Congreso estableciere en el territorio de la Nación”
Artículo 109.- “En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales,
arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas”
Artículo 110.- “Los jueces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Nación
conservarán sus empleos mientras dure su buena conducta, y recibirán por sus servicios una
compensación que determinará la ley, y que no podrá ser disminuida en manera alguna, mientras
permaneciesen en sus funciones”
Artículo 111.- “Ninguno podrá ser miembro de la Corte Suprema de Justicia, sin ser abogado de la
Nación con ocho años de ejercicio, y tener las calidades requeridas para ser senador”
Artículo 112.- “En la primera instalación de la Corte Suprema, los individuos nombrados prestarán
juramento en manos del Presidente de la Nación, de desempeñar sus obligaciones, administrando justicia
bien y legalmente, y en conformidad a lo que prescribe la Constitución. En lo sucesivo lo prestarán ante el
presidente de la misma Corte”
Artículo 113.- “La Corte Suprema dictará su reglamento interior y nombrará a sus empleados”
Artículo 114.- “El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los
magistrados y la administración del Poder Judicial
El Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la
representación de los órganos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las
instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del
ámbito académico y científico, en el número y la forma que indique la ley.
Serán sus atribuciones:
1. Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores.
2. Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el nombramiento de los magistrados de los
tribunales inferiores.
3. Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de
justicia.
4. Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
5. Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso ordenar la
suspensión, y formular la acusación correspondiente.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios de justicia.”
Artículo 115.- “Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos por las
causales expresadas en el Artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por legisladores,
magistrados y abogados de la matrícula federal.
Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. Pero la parte
condenada quedará no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los
tribunales ordinarios.
Corresponderá archivar las actuaciones y, en su caso, reponer al juez suspendido, si transcurrieren
ciento ochenta días contados desde la decisión de abrir el procedimiento de remoción, sin que haya sido
dictado el fallo.
En la ley especial a que se refiere el Artículo 114, se determinará la integración y procedimiento de
este jurado”
Artículo 116.- “Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución, y por las
leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc. 12 del Artículo 75: y por los tratados con las naciones
extranjeras: de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros: de las
causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: de los asuntos en que la Nación sea parte: de las causas
que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra; entre los vecinos de
diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero”
Artículo 117.- “En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las
reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a embajadores,
ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la ejercerá originaria y
exclusivamente”
g) La prohibición de que el presidente de la República ejerza funciones judiciales:
Artículo 109.- “En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales,
arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas”
h) La autonomía y composición del ministerio público:
Artículo 120.- “El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y
autarquía financiera que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad
de los intereses generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la República.
Está integrado por un procurador general de la Nación y un defensor general de la Nación y los
demás miembros que la ley establezca.
Sus miembros gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad de remuneraciones”
Entre las segundas cabe mencionar (refieren a garantías que deben estar presentes en el proceso
civil)
i) La supresión de fueros personales: Garantía en cuya virtud la condición de la persona no
puede ser tenida en cuenta, en general, como elemento susceptible de justificar la admisibilidad de un
fuero judicial de excepción, cuando el hecho en sí mismo corresponde a la competencia de los jueces
comunes.
Art. 16.- “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella
fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los
empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas” 
j) La prohibición de que nadie sea juzgado por comisiones especiales, ni sacado de los
jueves designados por la ley antes del hecho de la causa: Tiene por objeto asegurar a los habitantes
del país una justicia imparcial.
Art. 18.- “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior
al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en
virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los
derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y
una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación.
Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los
azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos
detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo
que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice”
k) La inviolabilidad de la defensa en juicio (art. 18 CN)

2) Tratados con potencias extranjeras (art. 75 inc. 22 CN) y tratados interprovinciales:

Art. 75.- “Corresponde al Congreso:


22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior
a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos
Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo
Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las
condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte
de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación
de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso,
requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar
de la jerarquía constitucional”

3) Constitución de la Provincia de Santa Fe

4) Leyes nacionales y provinciales.

5) Código de procedimientos de Santa Fe

6) Ley orgánica del poder judicial de Santa Fe (Ley Nº10.160)

7) Acordadas y reglamentos de la Corte Suprema de Santa Fe: A fin de facilitar el mejor


funcionamiento de la administración de justicia, las leyes suelen conferir a los tribunales superiores la
facultad de dictar normas generales, destinadas a complementar los textos legales referentes a ciertos
aspectos de la organización judicial y a la regulación de los procedimientos.
Según versen sobre diversas materias o sobre un punto determinado, tales ordenamientos de tipo
general se denominan respectivamente reglamentos judiciales y acordadas reglamentarias, aunque
corresponde señalar que todos los reglamentos judiciales se dictan mediante “acordadas”. Estas
constituyen resoluciones judiciales, y se las llama así para diferenciarlas de las sentencias, con las que, en
ocasiones, tienen en común la circunstancia de configurar normas “individuales”.
Las disposiciones legales que instituyen la referida facultad son, en el orden nacional, el art. 18 de
la ley 48, que autoriza a la Corte Suprema para “establecer los reglamentos necesarios para la ordenada
tramitación de los pleitos, con tal que no sean repugnantes a las prescripciones de la ley de
procedimientos”.

8) La Costumbre: La costumbre –entendida como toda norma general creada


espontáneamente a través de la repetición de determinadas conductas y a cuyo respecto media el
convencimiento comunitario de su obligatoriedad- se exterioriza, en el proceso civil, mediante las
siguientes modalidades:
 Por la remisión que a ella hacen las normas legales (costumbres secundum legem)
 En la vigencia de ciertas “prácticas judiciales” desarrolladas en ausencia de específicas
reglamentaciones sobre aspectos secundarios del trámite procesal.
 Por la caída en desuso de numerosas normas contenidas en los Códigos y leyes
procesales, que terminan así por desaparecer de la vida jurídica (costumbres contra legem)

9) La jurisprudencia: Jurisprudencia significa, en su acepción más difundida, la forma


concordante en la que órganos judiciales se pronuncian en oportunidad de resolver casos similares. El
conjunto de fallos así dictados determina la creación de normas o reglas que, como expresión de
valoraciones vigentes, son utilizadas por los jueves para justificar el carácter jurídicamente objetivo que
deben revestir sus decisiones y constituyen por consiguiente, fuentes del derecho. En el caso de la
jurisprudencia, constituye una fuente subordinada a la ley.
Jurisprudencia obligatoria: Distinto es el caso en que la ley, por razones de seguridad jurídica
disponga la obligatoriedad de la doctrina establecida en los fallos de determinados tribunales (fallos plenos
y plenarios)

10) La doctrina: A diferencia de lo que acontece con las fuentes precedentemente analizadas,
la doctrina de los autores carece de fuerza vinculatoria para el juez. El juez acude voluntariamente a ella
para encontrar el sentido objetivo del caso.

3. Normas procesales: Concepto, clasificación. Distinción entre normas materiales y formales.


Ámbito Espacial y Temporal de la ley procesal.

Concepto. Distinción entre normas materiales y formales.

Atendiendo al contenido de las normas, pueden denominarse normas materiales (en sentido
estricto) a las que en razón de mentar el modo a los modos de ser de la conducta pre procesal de las
partes, son invocadas por éstas como fundamento de sus pretensiones, peticiones o defensas.

Constituyen normas procesales, en cambio, aquellas que conceptualizan:


a) La clase de órganos habilitados para intervenir en los procesos, su competencia y los
derechos, deberes, etc. de las personas físicas que los integran.
b) La actuación de dichos órganos, de las partes de los auxiliares de aquéllos y de éstas y de
los terceros durante el desarrollo del proceso, así como los requisitos y efectos de los actos procesales y
el orden en que éstos deben cumplirse.
c) Cómo debe comportarse el órgano judicial (o arbitral), en oportunidad de dictar la sentencia
definitiva, para determinar el modo o los modos de ser de la relación o situación jurídica que motivó el
proceso.
En consecuencia, mientras las normas materiales o sustanciales regulan normalmente el qué de la
decisión, o sea, el contenido de la sentencia, las normas procesales determinan el quién y el cómo de
dicho acto, comprendiendo, desde luego, a la actividad que lo precede. Pero tales consideraciones no
excluyen, la necesaria incidencia que también tienen las normas procesales en el contenido de la decisión.

Clasificación de las normas procesales

Las normas procesales han sido clasificadas desde distintos puntos de vista:

 Normas orgánicas (ej. Ley orgánica del poder judicial) y normas procesales
propiamente dichas (ej. Código procesal civil y comercial), según que, respectivamente regulen la
organización y competencia de los órganos judiciales o los actos del proceso y el desarrollo del
procedimiento.
 Normas procesales formales y materiales: mientras las primeras regulan las condiciones
de forma, tiempo y lugar de los actos procesales, las segundas determinan los requisitos de capacidad y
legitimación, el contenido y los efectos de esos actos.
 Normas procesales absolutas (o necesarias) y dispositivas (u optativas o voluntarias):
Esta clasificación reviste mayor importancia práctica.
Son normas absolutas aquellas que deben aplicarse siempre que concurra el supuesto para el que
han sido dictadas, de modo tal que el juez no puede prescindir de ellas aunque las partes lo pidan de
modo concordante. Ej. Las normas que determinan la competencia por razón de la materia
Son normas disponibles aquellas de cuya aplicación cabe prescindir, sea por mediar acuerdo
expreso de las partes en tal sentido, sea por la omisión consistente en no poner de relieve su
inobservancia.
En aquellos casos en que no existan disposiciones expresas, es desde luego materia de
interpretación determinar si una norma es absoluta o dispositiva. Debe tenerse en cuenta, finalmente, que
la inobservancia de las normas absolutas puede subsanarse en el supuesto de no plantearse la nulidad en
el tiempo oportuno, pues todas las nulidades procesales son relativas.

Eficacia de las normas procesales en el tiempo

La materia se halla reservada al arbitrio del legislador, con la sola limitación derivada de la
existencia de derechos adquiridos. En ausencia de normas reguladoras del régimen intertemporal de las
leyes procesales, corresponde formular las siguientes distinciones:
1) Una ley procesal nueva no puede válidamente, por lo pronto, aplicarse a aquellos procesos
que, a la fecha de su entrada en vigencia, se encuentren concluidos por sentencia firme. Lo contrario
implicaría una manifiesta violación de la garantía constitucional de la propiedad (CN. Art 17), la cual es
comprensiva de los derechos reconocidos mediante sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada.
2) La nueva ley debe aplicarse a los procesos que se inicien con posterioridad a su entrada en
vigencia, prescindiendo del tiempo en que se constituyeron las relaciones jurídicas sobre las que ellos
versen.
La doctrina no es uniforme, en cambio, con respecto a la aplicabilidad de las normas que regulan la
admisibilidad de la prueba. (hay que determinar que norma debe aplicarse en el proceso cuando, por ej,
estando vigente al tiempo de la celebración del contrato una norma que permite acreditarlo por cualquier
medio de prueba. Se sanciona con posterioridad otra norma que solo autoriza una forma de prueba)
Chiovenda entiende que corresponde aplicar la norma vigente en el momento en que la prueba
debe producirse, pues sólo ella puede determinar, en razón de su índole procesal, el medio idóneo para
formar la actual convicción del juez.
La tesis contraria parece, sin embargo, más justa y acorde con la seguridad jurídica, por cuanto las
mayores o menores precauciones que las partes adoptan al celebrar un acto jurídico dependen, como es
lógico, de los elementos probatorios que podrían valerse en ese momento.
3) Los procesos en trámite pueden ser alcanzados por la ley nueva siempre que ello no
importe afectar los actos procesales cumplidos, y que han quedado firmes bajo vigencia de la ley anterior.
La aplicación de la nueva ley a los actos procesales cumplidos afectaría el principio de preclusión,
comprometiendo incluso la garantía constitucional de la propiedad.

En las llamadas “disposiciones transitorias”, las leyes procesales suelen disponer que ellas se
aplicarán a todos los asuntos que en lo sucesivo se promuevan y a los pendientes con excepción de los
trámites, diligencias y plazos que hubieran tenido principio de ejecución o comenzado a correr.

Eficacia de las normas procesales en el espacio

Las normas procesales se hallan sujetas al llamado “principio de territorialidad de la ley”. Solo
tienen vigencia, por lo tanto, dentro del ámbito territorial del Estado que las dictó.
PODETTI expresa que “siendo la función judicial una de las tres potestades del gobierno, o sea el
ejercicio de uno de los poderes del Estado, es natural que la organización, la competencia y el
procedimiento mediante los cuales se ejerce esta función sean determinados por las leyes nacionales para
todos quienes habiten el país”

Se rigen por la lex fori (significa que será aplicable la ley de la nacionalidad del juez que conoce en
el asunto, es decir, la de su estado) la organización y competencia de los órganos judiciales y los diversos
actos mediante los cuales se constituye, desarrolla y extingue el proceso.
El principio reconoce algunas excepciones: ejemplo, en cuanto a los contratos el derecho aplicable
puede ser elegido por las partes en las condiciones del art. 2651 CCYC o, en su defecto, se aplicará el
derecho del lugar de cumplimiento según lo establece el art. 2652 (siempre que no se trate de relaciones
de consumo).

En lo que respecta a la operatividad de las leyes extranjeras, el CCYC establece que cuando un
derecho extranjero resulta aplicable:
a) El juez establece su contenido, y está obligado a interpretarlo como lo harían los jueves del
Estado al que ese derecho pertenece. Si el contenido del derecho extranjero no puede ser establecido, se
aplica el derecho argentino.
b) Si existen varios sistemas jurídicos convergentes con competencia territorial o personal, o
se suceden diferentes ordenamientos legales, el derecho aplicable se determina por las reglas en vigor
dentro del Estado al que ese derecho pertenece, y en defecto de tales reglas, por el sistema jurídico en
disputa que presente los vínculos más estrechos con la relación jurídica de que se trate.
c) Si diversos derechos son aplicables a diferentes aspectos de una misma situación jurídica o
a diversas relaciones jurídicas comprendidas en un mismo caso, esos derechos deben ser armonizados,
procurando realizar las adaptaciones necesarias para respetar las finalidades perseguidas por cada uno
de ellos.

4. Principales escuelas procesales: Activismo y Garantismo. El activismo procesal y su


recepción en el Código Civil y Comercial.

En los tiempos que corren, el pensamiento procesal civil nacional se encuentra bifurcado entre dos
corrientes de signos diversos y hasta podría decirse que antagónicas, a los que se llaman "activismo
judicial" y "garantismo procesal".
El activismo judicial: El activismo judicial presupone la asignación de un tol mucho más protagónico
para los magistrados, al que apunta, por otra parte, numerosas normas del CCYC, lo que justifica aquélla
consagración a la que alude el título de este apartado.
Peyrano destaca como distintivas del activismo judicial democrático las siguientes notas:
 El activismo judicial es realista
 Plena conciencia acerca de cuál es el fin de todo proceso civil (tornar realidad los derechos
prometidos por la legislación de fondo)
 Nuevas formas de cumplir la faena judicial
 Jurisdicción preventiva
 Es creativo (reconoce a los jueces la posibilidad de generar nuevas herramientas procesales
excepcionalmente, posibilidad hoy respaldada por el fallo de la CJSN "Halabi" que puede sintetizarse así:
de mediar una necesidad jurídica, debe existir un mecanismo procesal, pretoriano o legal, para satisfacerla
y así solucionar el caso"
 El activismo judicial no privilegia a la demandada
 El activismo judicial propone la búsqueda razonable y acotada de la verdad histórica
 El activismo judicial no trepida en depositar en manos de jueces la facultad de dictar
pruebas de oficio.
 El activismo judicial prohíja la regla que proscribe el abuso en el ámbito del proceso civil
 El activismo judicial confía en los jueces.

Garantismo procesal

Postulados de esta corriente:


 La finalidad del proceso es brindar una declaración de certeza, que ponga fin al conflicto
intersubjetivo de intereses, para asegurar el mantenimiento de la paz social.
 El garantismo hace hincapié en el respecto de las garantías constitucionales
 El garantismo sostiene que el juez no debe intervenir en la marcha del proceso, limitándose
a la actividad de proceso y sentenciar, ya que debe respetarse a rajatabla el principio dispositivo (los
garantistas hablan de "sistema" dispositivo). El garantismo manifiesta que, para ser imparcial, el juez debe
adoptar una posición absolutamente neutral y por ende, no resulta bien visto que procesa al dictado de
medidas para mejor proveer.
 El garantismo considera que la justicia y la verdad son valores relativos. (una sentencia
puede ser revocada en una instancia superior por lo tanto, esto indica que no existe una verdad única, por
lo cual no hay más remedio que aceptar como verdad lo que acerca de ello afirme el último juzgador de un
sistema dado.

El Código Civil y Comercial

Planteadas ambas posturas, destacamos que el actual CCYC contempla un sinnúmero de reglas
particulares para el juez, en las que establece deberes, facultades y prohibiciones, supuestos en los que
debe juzgar de equidad, consagra la inmediación, la actuación oficiosa y la prohibición de actuar en
algunos supuestos en ese sentido, la justicia de acompañamiento y sanciones como las astreintes, así
también, contempla los casos en que puede suplir la voluntad de las partes o decidir cuándo ellas no se
ponen de acuerdo, la prueba que puede ordenar de oficio o como debe apreciarla el juez en determinados
casos, estableciendo supuestos de prueba legal. Asimismo, consagra las cargas probatorias dinámicas,
facultando al juez a ponderar cuál de las partes se halla en mejor situación para aportar la prueba.
De su lectura puede observarse el especial requerimiento judicial con mayor proporción en
cuestiones de familia, de filiación, de alimentos, adopción y, en general, en aquellos casos en que la
justicia de acompañamiento tiene un rol preponderante. La regulación sobre deberes y facultades de los
jueces excede largamente los parámetros de una legislación sustancial civil y comercial.

Ficha de ACTIVISMO Y GARANTISMO RECOMENDADA POR LISANDRELLO:


2. ORIGEN DEL PROBLEMA
 
La problemática ideológica surge en pleno Siglo XX, al enfrentarse dos posiciones antagónicas sobre
como entender las finalidades del proceso; cuando algunos proclamaban que el proceso se juzgaba
reservado para dirimir o solucionar conflictos, sin que el juez pueda salirse de la Ley, otros sostuvieron,
que en el método de juzgamiento tenía que primar la obtención de la justicia.
Se enfrentaron entonces dos corrientes opuestas, una de ellas, no facultando al juez realizar ningún acto
en el proceso más que controlar su tramitación, debido a que la litigación civil se indagaba reservado a la
voluntad de las partes, bregando por un Juez espectador, corriente denominada “Garantista”; en la otra
vereda, aquella tesis que habilitaba a los jueces realizar actividades probatorias oficiosas, permitiendo
llegar a la verdad de los hechos, que se denominó “Activismo Judicial”.
Así, la cuestión se polarizó entre quienes sostenían que el juez solo tiene que aplicar la ley no pudiendo
apartarse de ella, sin importar que esta sea justa o injusta, porque en definitiva es una ley vigente y no
pueden los jueces anularla; y los que creían conveniente otorgar al juez la facultad de “decir el derecho”,
permitiendo que quien verdaderamente goce de razón en el conflicto culmine obteniendo una sentencia
favorable, lo esencial es hacer justicia, privilegiando la equidad por sobre la aplicación de la ley,
proyectando para conseguirla, el reparto de las funciones entre el juez y los litigantes, esquematizando la
aceptación del incremento de las facultades ex-oficio iudicis. De ser un juez inerte y pasivo pasó a ocupar
un rol activo en el proceso.
Ambas tesis colocaron en la mesa de las polémicas, un volver a discutir sobre cuestiones trascendentales
del proceso, centrándose la rivalidad en puntos neurálgicos, concretadas en las siguientes disyuntivas:
a) Si en el proceso civil es vital y posible llegar a la verdad; b) ¿Es la justicia el valor esencial del
ordenamiento jurídico?; c) ¿Los jueces deberían o no tener potestad para diligenciar pruebas oficiosas?;
d) ¿Es el proceso civil una cuestión que solo involucra intereses de partes?; y e) ¿El Estado no tiene
interés en el resultado del litigio civil?.
Estos cuestionamientos y las respuestas disímiles brindadas por los procesalistas, abrieron la álgida
disputa manifestada en la actualidad, llevando a algunos a disentir con extrema crudeza debido a la
politización del debate científico, creando posturas radicales y exacerbadas, en las que unos y otros
ambicionaban la prevalencia de sus ideas por sobre las demás, amparados en acalorados ataques a la
contraria, descalificándolas, olvidando de propiciar un sistema procesal que dé máxima eficacia y
garantías a las partes y al juez, en definitiva es lo que importa a la sociedad.
Encaminó a una discusión sobre la verdadera esencia del proceso, si el valor superior del mismo era
obtener “justicia”, o en su defecto, si el valor a proteger era la “seguridad jurídica”. El resultado en la
actualidad salta a la vista, siendo la corriente mayoritaria la inclinada en afirmar que la “justicia” es el valor
supremo del ordenamiento jurídico, existiendo un interés público en que el resultado del proceso sea justo,
incumbiendo al Estado disponer de todos los elementos para obtenerla, concediendo a los jueces los
medios y los poderes para que puedan alcanzar dicho fin[2].
La perspectiva que se abre producto del debate, ha llegado inclusive más lejos, a punto tal de calificarse a
los garantistas como liberales, y los que propenden por el activismo judicial como social
demócratas o publicistas, dicotomía creemos extrema y totalmente errada[3].
La relevancia de la disputa ha generado un interesante discusión sobre cual debe ser la función del juez
en el proceso civil y el modelo a seguir, teniendo notoriedad desde la óptica de la obtención de la verdad,
pues con una u otra postura se deja sentado el camino a seguir para que la verdad surja dentro del
proceso.
El entorno del forcejeo muestra que las posturas en la actualidad se han politizado, llegándose a producir
crudos enfrentamientos doctrinarios entre los sostenedores de una u otra corriente. Las características de
cada una de ellas, se intentarán bosquejar en los parágrafos siguientes.
 
3. ACTIVISMO JUDICIAL
      3.1. Nociones generales
Resulta difícil describir esta concepción, sin vincularla con los poderes y facultades probatorios que
ostenta el órgano jurisdiccional, refiriendo que modernamente el Juez no debe resolver un litigio limitado a
las pruebas que ofrezcan las partes[4], el Magistrado asume poder acercarse lo más posible a la verdad
de los hechos, como sostenía el maestro Gelsi Bidart: “Ningún juez tendría que dejar de considerar que si
va a dictar una sentencia injusta, mejor es que no la dicte”[5]. El juez no puede dejar de tener interés en
que su sentencia sea justa, y por consiguiente, en que la actividad procesal le suministre, cuanto posible,
los medios necesarios para decidir bien[6].
            Estas razones han hecho surgir una idea “Publicista” del proceso, archivándose la concepción
privatista[7], adquiriendo un interés público que el Estado tutela dotando al Juez de poderes para
investigar la verdad, el excesivo apego al principio dispositivo en materia probatoria lleva a la glorificación
de la obtención de la Verdad formal, que en esencia no cabe calificarla como verdad[8]. La iniciativa
probatoria del Juez contribuye al descubrimiento de la verdad, pero esta atañe enmarcarla dentro de
determinados límites.
            Se acuerda lograr, lo definido por Morello como “activismo responsable”[9], que el juez asuma un
rol de director del proceso, respetando elementales potestades que solo incumben a las partes, como lo
son la iniciativa de parte al momento de la postulación de la demanda;  el derecho a fijar el contenido de la
demanda; el derecho a la prueba; el principio de impugnación de la sentencia; el principio de disponibilidad
privada  del derecho objeto de la controversia[10].
            Es bregar por un juez concebido como autoridad circunscrito a determinadas funciones regladas y
poderes genéricos, en consideración a la función social que incumbe cumplir al método de juzgamiento,
persiguiéndose un equilibrio entre las facultades de disposición de las partes y los poderes que el juez
ejerce para llevar adelante la litigación civil. Es decir,  proyecta un sistema de justicia o modelo de proceso
insertado en la sociedad, como un servicio público que se ofrece a los consumidores finales, cuales son
los litigantes.
            3.2. La búsqueda de la verdad
 
            La búsqueda de la verdad, no debería tratarse de una cuestión demasiado ambiciosa, sino de una
reflexión hasta de lo más elemental, pues de que serviría un esquema procesal que no busque la verdad,
sería como entender que la propia naturaleza humana se encuentra negada en recepcionar esta
aspiración, a pesar de resultar consabido que es uno de los fines primordiales de la paz social.
            Sin verdad, no se alcanza la paz social y menos aun  la seguridad jurídica.
            Si en el método judicial no se investiga la verdad, deberíamos preparar a máquinas
tecnológicamente avanzadas para que administren justicia, no harían falta jueces para dirimir los conflictos
sin la verdad, sin justicia, es como si se planteara la renuncia a los valores fundamentales esenciales para
el hombre, tal sería el caso de aceptar que se de la razón a quien no la tiene.
            Trillado es, que el proceso no puede refugiarse en ordenadores, pues resuelve conflictos entre
seres humanos, con sensibilidad, sentimientos y valores distintos, que no merecen ser medidos ni
valorados por máquinas, denotándose el valor extraordinario ocupado por el juez en el sistema procesal.
            Dentro del este contexto global, el activismo sostiene una posición comprometida con la Verdad
real o sustancial, al extremo de justificar la participación del Juez cuando las partes no hayan probado los
hechos, dejando el Juez su función de espectador para pasar a ser un Juez director que usa de los
poderes conferidos por el sistema jurídico.
            Otorga rango constitucional “al derecho a la verdad”, siendo inexcusable la obligación de investigar
los hechos a los efectos de llegar a un conocimiento integral de la forma en que sucedieron, ante lo cual es
justificable la utilización de todos los instrumentos que tenga a su alcance para el esclarecimiento de los
sucesos, la sociedad misma no se ve beneficiada con el ocultamiento de la verdad. Con este objetivo,
brega por la utilización de las medidas de mejor proveer u otras, cualquiera sea su denominación, ya que
éstas son un remedio cuando el juzgador no pueda sentenciar por falta de conocimiento de los hechos
            Mediante la teoría moderna del activismo judicial se advierte que la búsqueda de la verdad
proporcionando una resolución justa al conflicto, se revela en beneficio de todos los operadores jurídicos
intervinientes en la casuística, dejando de lado la individual satisfacción de los intereses personales de los
litigantes enfrentados.
            En la contienda judicial se asume encontrar la verdad, erradicándose aquello que el proceso tiene
“su verdad”.
            El Estado tiene un propio interés, en que se logre la certeza suficiente, sentenciando las causas sin
dudas razonables, evitando que por las ficciones jurídicas se transija a las falacias constituyéndose en
verdades procesales, no es otra cosa que admitir un sofisma jurídico para sustentar la sentencia,
conduciendo a estimular la desconfianza de la sociedad hacia el sistema procesal.
Ante esta circunstancia, pregona una revalorización de la confianza hacia los jueces, permitiéndo un
mayor intervencionismo dentro del proceso, contenido por reglas de juego claras como serán el debido
proceso, el contradictorio, la igualdad de partes y la congruencia de la actividad judicial con el objeto del
litigio, todo ello con la finalidad de asegurar que el sentenciante dicte una resolución posicionada lo más
cerca posible de la verdad real.
            Aclaramos que no inducimos a un activismo inquisitivo, sino todo lo contrario un activismo
enmarcado dentro del debido proceso con respeto a ultranza del principio dispositivo.
Uno de los primigenios procesalistas en resaltar la problemática de la búsqueda de la verdad y la amplitud
probatoria de los jueces de manera científica, fue Calamandrei, quien desde una óptica comprometida con
la verdad introduce en el ámbito jurídico los lineamientos conflictivos del debate, sin ser precisamente el
impulsor del mismo que surge con posterioridad, ilustrando la noción de la verdad y el compromiso del
proceso con ella, tratase de una de las primeras aportaciones al procesalismo moderno, si bien todavía no
tenía la profundidad que hoy día se dedica a la problemática, fue uno de sus precursores. Adquiere
máxima importancia la visión del florentino, al ser quien instauró una nueva corriente al procesalismo en
Italia, al fomentar un sistema judicial democrático, de bases constitucionales y una jurisdicción con
funciones claras, precisas y bien acotadas, en un momento histórico donde aquel país se enmarcaba
totalitario, a pesar de ello supo incorporar sin magnificencia sus criterios republicanos en el Código
Procesal Italiano[11].
            Taruffo reflexiona que conforme a la epistemología moderna, se reconoce desde hace tiempo que
no existen verdades absolutas, y que cada verdad es relativa en el contexto que se la obtiene, al punto de
aseverar que pueden existir entornos más o menos idóneos para la búsqueda de la verdad, pero aquello
que permanece invariable es el carácter relativo de cada verdad, cada verdad  procesal, como cada
verdad extraprocesal, son entonces relativas[12].
            La verdad que se puede obtener en el proceso, es siempre relativa, como lo es cualquier otro tipo
de verdad, y solo es válida en ese medio.
            El enfoque trae como corolario, que ante la imposibilidad de la verdad absoluta en la contienda
jurisdiccional, resalta la problemática del juicio sobre los hechos, por ende, se otorgará al juez una amplia
libertad, basada en su libre convencimiento, según el cual el juez formula una decisión final asentado en
una certeza, en una probabilidad de verdad. Al no poder hablar de verdad o falsedad de los hechos en
forma absoluta, porque el lenguaje procesal se lo impide, el juez se refugia en la llamada idea de
probabilidad,  claro que esta contingencia no es la solución a toda la problemática de la verdad, sino es un
camino enmarcado dentro de la racionalidad, justificado en las concepciones de probabilidad lógica, la
probabilidad objetiva y la probabilidad preponderante.
            La tesis sugerida es que independientemente del criterio jurídico empleada para valorar la justicia
de la decisión, sostendrá que esta nunca será justa si está determinada por una apreciación errónea de los
hechos. No deja de sentirse que en la actualidad la nueva corriente es la que entiende que el principio de
verdad de los hechos no identifica ninguna ideología específica y, en cambio, representa una suerte de
dato constante que resurge en todas las ideologías concibiendo algún tipo de decisión justa como finalidad
del proceso[13].        Sustentado en el sentido común, se proclama que ninguna decisión sería justa si está
apuntalada en determinaciones equivocadas de los hechos, por ende en el conflicto se tenderá a alcanzar
una determinación verdadera de los hechos.
            Así Pico I Junoy, partiendo de esta concepción de publicización, ve a la justicia como valor superior
del ordenamiento jurídico, pues representa un ideal de la comunidad, un objetivo a alcanzar por el
ordenamiento jurídico, por lo que si existe un interés público en que el resultado del proceso sea “justo”, el
Estado debe poner al servicio de los jueces todos los medios y poderes para que puedan alcanzar dicho
fin[14].
            Sigue exponiendo, el incremento de las facultades probatorias del juez se hallan justificadas, si
bien los litigantes son libres de disponer de los intereses deducidos en juicio, no lo son respecto del
proceso mismo, es decir, de su  desarrollo, al concebirse no solo como instrumento dirigido a la tutela
jurisdiccional  de derechos privados, sino además a la función pública del estado, interesado, en el mejor
cumplimiento de esta función, con el objeto de  alcanzar el bienestar social o el rápido establecimiento de
la paz social[15].
            Si el objetivo del proceso, es hacer justicia, el proceso solo se convierte en justo, cuando se da en
un orden social bajo cuya protección puede progresar la búsqueda de la verdad[16].
            El maestro colombiano Jairo Parra Quijano, opina respecto a la obtención de la verdad y de llegar a
la justicia en el Proceso Civil, cuanto sigue: “(…) toda verdad es relativa no cualitativamente, sino
cuantitativamente, ya que no hay verdades absolutas que requerirían instrumentos ilimitados y sin ninguna
utilidad. Esa verdad absoluta sólo tiene “realidad” en la imaginación. En conclusión sobre la verdad del
proceso:
 Limitamos esa averiguación a los hechos, y se ha sostenido sensatamente que el hombre
teóricamente sí tiene acceso a la verdad.
 Ideológicamente resulta muy difícil sostener que una decisión sobre los hechos es justa, sino se ha
logrado averiguar la verdad de aquellos.
 Es posible prácticamente averiguar la verdad con más facilidad en aquellos países donde no hay
limitaciones a los medios probatorios y no existe tarifa legal. Sin embargo cuando no existen esas
libertades, no se puede negar que sea posible averiguar la verdad.”[17]
            Toma decidido partido por la ideología que afirma en el proceso se debe averiguar la verdad,
sobre ella dictar una sentencia justa, supone tener un juez interventor en el conflicto, con poderes que le
faculten ordenar pruebas oficiosas.
            Decretar pruebas ex officio iudicis para fundar sobre la verdad, es pronunciar una sentencia
justa[18]. Va más allá aún, al sostener que el juzgador latinoamericano no ha alcanzado abandonar la
ideología que concibe al proceso como una cuestión de partes, no logrando encarnar la doctrina según la
cual en el método de juzgamiento debe buscarse la verdad.
Gozaíni dice, que no es razonable olvidar que la función de los jueces, comprometida con la búsqueda de
la verdad para tomar decisiones justas, no puede limitarse a los elementos que le son suministrados por
las partes, hallándose en permanente disposición de decretar y practicar pruebas de oficio, evitando las
hipótesis que dificulten o hagan imposible el fallo[19].
            La verdad material se ubica por encima de los requisitos formales y nada excusa la indiferencia de
los jueces respecto a la verdad objetiva en la misión de dar a cada uno lo suyo. Por ello, no se puede
evitar prescindir del uso de los medios a su alcance para determinar la objetiva verdad[20].
            Encerrando a la verdad procesal en un ámbito de relativismo, sostiene que la verdad procesal, en
realidad es la verdad de los hechos, siendo el verdadero punto nervioso sobre el que gira el proceso.
            Desde su particular óptica, la verdad o el deber de veracidad se percibe atrapado en el principio de
moralidad y desplazado como punto de encuentro para generar consecuencias imputables, ya que a partir
de la publicización del proceso, corresponde cumplir con el rol de no mentir, la demanda falaz determina
estafa procesal, y en ello insiste, más que en conseguir la verdad, al proceso le interesa prevenir la
mentira y el engaño[21].
            Es interesante la opinión del procesalista brasileño Carlos Alberto Alvaro de Oliveira al poner de
recalco que la institución del  proceso civil debe bregar por una amplia investigación de la verdad real y
objetiva, entendiendo al proceso con una visión cooperativista entre las partes y el juez, basado en la idea
de un diálogo en equilibrio.
            Es lo que el mismo autor calificó como una “visión cooperativista del proceso” [22], el proceso
moderno viene evolucionando constantemente en el sentido del ablandamiento de las restricciones
puestas al juez de esas cadenas formalísticas atribuyéndoles facultades probatorias, para el mejor
conocimiento de los hechos, no es otra cosa que estar comprometido con la obtención de la verdad.
Recomienda la quiebra del sistema monopolístico de las partes en la instrucción de la causa, aunque se
traten de intereses eminentemente privados, al resultar insustentable seguir defendiendo al juez inerte, de
brazos cruzados.
            La visión cooperativista, señala que la colaboración de las partes es esencial en la tramitación del
proceso, para llegar a la verdad y a la justicia, quienes deben desarrollar la actividad prevista para la
comprobación de sus derechos, pero también es necesaria la cooperación del juez en la actividad
probatoria, que habrá de ser ejercida por el magistrado no en sustitución de las partes, sino juntamente
con ellas, como un sujeto interesado en el resultado del proceso[23].
3.3. Síntesis
 
Sostenemos que ningún régimen político, autoritario o no, tiene la exclusividad en el ámbito de la actividad
probatoria oficiosa, atento a que se da el caso de países democráticos y republicanos que conciben y
aceptan la idea de las pruebas ex-officio, como es el caso de Suiza, Francia, Inglaterra. Con la afirmación
se denota que este compromiso con la verdad no es potestad exclusiva de un sistema político particular.
                        Las nociones de verdad y justicia como ingredientes necesarios de la composición judicial
de los litigios, no deben quedar abandonados a su suerte, estando expectante del resultado que se
produzca entre los luchadores, a manera de competición deportiva, sobre el fundamento de la idea de
partes[24].
                        Analizando desde un punto de vista político, Barboza Moreira  califica a la visión del
garantismo como de “neoprivatismo”[25], por el manejo casi exclusivo de las partes del litigio judicial, en
contra de la cual nos manifestamos, al no poder despreciarse la posibilidad de hacer justicia en el pleito
sea por aporte de las partes o por pruebas oficiosas.
El activismo judicial embandera una visión con condice con postulados constitucionales, en armonía con
los dictados del Sistema Interamericano de Derechos Humanos que propicia a como dé lugar la obtención
de justicia en los distintos procesos jurisdiccionales, que a la luz del control de constitucionalidad y de
convencionalidad deben ser aplicados a en toda tipología procesal.
4. GARANTISMO PROCESAL
            4.1. Desarrollo de sesgos particulares
Responde a una visión distinta de la problemática, intentando otorgar un justo límite a la
expresión “garantista” tantas veces vapuleada, al ser sinónimo de impunidad, artilugio procesal y débito de
la moralidad del debate, esbozando una particular respuesta a estos erróneos planteos, de manera simple
pero a la vez profunda.
            Parte de la siguiente afirmación: el proceso es proceso, es decir, no es otra cosa como tal y por
revestir el carácter de medio pacífico de solución de conflictos es abstracto, en el sentido que no tiene
contenido.
Refiere Alvarado Velloso: “Que los fines de verdad y justicia, como bandera crítica de aquellas ideas son
irreales, desde que ni la verdad ni la justicia son valores absolutos, y menos aun asequibles para el ser
humano…”; para luego sostener: “El proceso no es recurso para beneficiar a ninguna de las partes, sino
para equipararlas, para hacer razonable, civilizado y eficiente un método que suplante a la fuerza, al
hombre contra el hombre, a la venganza, a las pasiones…”[26].
El garantismo procesal se examina en oposición con la posición filosófica antagónica que es el solidarismo
procesal o activismo procesal, poniendo encima de la pirámide jurídica a la Constitución[27] y nada
superpuesto a ella, contentándose con que los jueces declaren la certeza de las relaciones jurídicas
conflictivas otorgándoles un adecuado derecho de defensa y resguardando la igualdad procesal con una
clara imparcialidad funcional, dando plenitud a la posibilidad de tutela efectiva de todos sus derechos.
En consecuencia, no constituye el proceso un instrumento para el servicio de la verdad y la justicia, los
jueces actúan como garantes del cumplimiento del proceso, no comportándose como partes, ni actuando
con interés, ni con dependencia, no arrogándose atribuciones que no pueden ni tienen que cumplir (como
buscar la verdad o hacer justicia), sino son jueces que hacen observar la Constitución, garantizar la
igualdad de los litigantes, teniendo presente que su función es la de resolver conflictos, no a cualquier
costo, siempre de acuerdo con el orden jurídico vigente y a las pretensiones de las partes, lo que se ha
dado en denominar “Garantismo procesal”, toda una corriente del pensamiento jurídico.
El Juez tiene que ser absolutamente imparcial dentro del proceso civil, su función será la de director o
conductor del proceso, pero evitando inmiscuirse en el litigio, pasando a ser un mero espectador, que
asume una actitud pasiva, limitándose a dictar un pronunciamiento de conformidad a la aplicación que
estime correcta de la Ley y de los hechos probados, desterrando suplir las negligencias de las partes.
En los  juicios  civiles  se  ventilan cuestiones de simple interés privado, reservada a la iniciativa de las
partes, por tanto, la autoridad del Juez repulsa suplir la actuación de los litigantes y si éstas no han podido
o no han querido actuar en la prueba, el Juez se pronunciará con el solo mérito de los antecedentes que
tenga en su mano. Interviniendo de otra manera, como sería el caso de utilizar las diligencias de mejor
proveer, necesariamente las actuaciones ordenadas de oficio resultarán favorables a uno de los litigantes.
Al decir, el Juez tiene que ser absolutamente imparcial, refiere que con las medidas de mejor proveer,
rompe la esencia de su función, pasando a ser parte del proceso, siendo fundamental que el magistrado
no rompa este molde, pues, con su actuación investigativa, violenta el Trípode sobre el que se asienta el
Proceso Civil (Juez, actor, demandado). Si bien, busca justicia verdadera al intervenir directamente dentro
del proceso, viola principios de seguridad jurídica, de bilateralidad, paz social, volviéndose al proceso
inquisitivo de siglos remotos.
Un valor tan importante como es la justicia, de forma similar a todo principio tiene rasgos de utopía, siendo
prioritario para las sociedades propender hacia la seguridad jurídica y la paz social, aun en detrimento de
la utópica justicia, aceptándose que el procedimiento establece las formas y el marco normativo dentro del
cual se desarrolla el litigio (guerra civilizada), es el proceso jurídico, donde el Juez tiene la función y la
misión de sentenciar resolviendo el conflicto y no la de investigar los antecedentes del caso puesto a su
consideración.
Los que sostienen y argumentan en favor del “garantismo procesal” y la pasividad del Juez dentro del
proceso, fundan sus consideraciones en que al dar facultades al Juez se produce la violación sistemática
de los siguientes tópicos:
 El carácter privado del Proceso Civil;
 La imparcialidad del Juez;
 Violentar la iniciativa probatoria de las partes;
 Se vuelve ineficaz la regla de la carga de la prueba;
 Se produce la violación del principio dispositivo.
Todos los tópicos descriptos sufren agudos ataques, cuando pregona que el Juez se involucrará en el
proceso para llegar a la verdad. El Proceso Civil tiene una finalidad básica: resolver el conflicto o las
controversias de las partes en nombre de la pacificación social, y en razón de ello, el Derecho Procesal
que lo regula es consecuencia de la supresión de la justicia privada, siendo un método de resolver
disputas. En otras palabras, no es una cuestión crucial para el proceso la investigación de la veracidad de
los hechos, aunque sin descartar que acceda a una aproximación lo más cercana posible y concreta de la
verdad, el proceso es un método que está orientado en ese sentido, pero donde el fin último es “resolver el
conflicto”, independientemente que se haya llegado o no a la verdad.
Si bien, la aparente profundidad en el tratamiento del “garantismo procesal”, parecería dar sustento lógico
a esta posición procesalista, a nuestro entender los postulados carecen de una verdadera justificación, por
lo que no nos adscribimos a esta  posición doctrinaria.
            4.2. Declaración de Valencia
 
Es de sumo interés para esta corriente procesal, la denominada Declaración de Valencia, expuesta con
motivo de la Primera Jornada Internacional sobre “Proceso Civil y Garantía”, en fecha 27 de Enero de
2.006 en la ciudad de Valencia, España, en donde se aprobó una moción por los participantes, sobre las
garantías fundamentales del proceso civil[28].
            Entre las principales consideraciones, se formularon las siguientes:
1. El proceso civil en el siglo XXI debe ser de una regulación como garantía de los derechos e
intereses legítimos de los individuos. Los procesos civiles regulados con respecto a las
concepciones publicistas no dieron buen resultado y han llevado a la práctica a una situación de
innegable ineficacia. El futuro del proceso civil, se centrará en la idea-fuerza de la libertad de los
individuos como función básica del Estado democrático, y consiguientemente, en el proceso como
garantía.
2. La jurisdicción no puede encontrar su justificación en fines ajenos a ella misma. Consistiendo en la
tutela de los derechos e intereses del individuo, y la función del juez en el caso concreto tiene que
consistir en ser el garante último de esos derechos.
3. La condición de tercero del juez, esto es extraño a los hechos y al objeto deducido en el proceso,
es incompatible con la posibilidad misma de que las normas le permitan asumir en el proceso
funciones que son propias de las partes (iniciar el proceso, determinar o cambiar el objeto del
proceso, apreciar de oficio la existencia de hechos no alegados por las partes, decidir la práctica
de las pruebas de los hechos si alegados por las partes). Esta condición de tercero no puede
darse con diferencia, en el proceso penal, en contraposición con el proceso civil.
4. El Estado democrático debe garantizar a las personas que podrán iniciar y realizar un proceso en
condiciones de igualdad.
            Se aprecia de la descriptiva, que el garantismo procesal, pretende construir una tesis con
basamento científico, aunque la mayoría de las veces toma prestado, postulados ya esgrimidos por
décadas por el mismísimo activismo procesal, posicionándose en la vereda de la democracia, politizando
al máximo sus ideas rectoras, como si todas las demás se encontrasen incursas en modelos autoritarios.
De todas maneras es una de las primeras declaraciones concretas que explican acabadamente hacia
donde se dirige esta doctrina procesal.
5. DIFERENCIAS PRINCIPALES DE AMBOS POSICIONAMIENTOS
En cuanto a las diferencias sustanciales presentadas entre ambos posicionamientos doctrinarios, ellos
demuestran que los conceptos tradicionales afincados en la teoría general del proceso sufren
modificaciones de fuste, la visión de uno y otro cambia diametralmente de dirección ya sea que se la mire
con el prisma garantista o con el del activismo judicial. De todas maneras el denominado “derecho
procesal garantista”, es una idea forzada que no evidencia utilidad menos aun en la actualidad
científica[29] y sobre todo en la sociedad moderna consumida en la necesidad de respuestas eficaces y
ágiles, que el garantismo no está en condiciones de brindar por el excesivo apego a mantener el “status
quo” actual y los principios procesales clásicos.
El planteo esquemático muestra las diferencias entre ambos conceptos
ACTIVISMO JUDICIAL             GARANTISMO PROCESAL
– Visón solidarista y publicista                     –  Visión Individualista del proceso.
  del proceso, con dimensión                                              
  social.
        
– Condición de Derecho Público                 – Carácter Privado del Proceso.
  del proceso.
 
– Protección de intereses colectivos             – Protección de intereses  individuales.
  con categoría social.
 
– Visión colaboracionista de la                    – Visión individualista de la  prueba.
  prueba  entre Juez y partes.
                    
– Vigencia del valor supremo                       – Vigencia como valor supremo de
   justicia.                                            la seguridad jurídica.         
 
– Juez director del proceso.                         –  Juez espectador.
 
– Impulso oficioso del proceso.                    – Impulso procesal reservado a las                                            
partes.
 
– Juez debe sanear y depurar                      – Juez puede sanear vicios procesales
  los vicios procesales
 
– Búsqueda de la verdad por                       – Juez no tiene iniciativa probatoria.
  todos los medios disponibles,                   
  inclusive con pruebas oficiosas.
 
– Carga de la prueba flexible,                      – Carga de la prueba pesa
  adaptada a la circunstancia.                       exclusivamente sobre las partes
 
                           – Confianza en los jueces                           – Desconfianza en el juez
 
6. ¿CONCEPCIÓN LIBERAL VS. CONCEPCIÓN AUTORITARIA?
            Luego de haber explicitado las condicionales y ejes estructurales de las dos posturas doctrinarias
contrapuestas, comenzaremos a describir las ideas rectoras que diferencian a estas tesis antagónicas.
            El itinerario que seguimos en esta investigación retrata la idea politizante que a partir de la escuela
garantista se ha puesto a disputa, propiciando duros debates ideológicos. Mientras se sitúa al garantismo,
en la vereda de una concepción liberal y democrática, con amplia protección al individuo; en contrapartida,
a todos aquellos que no comparten esta idea se los tilda de autoritarios y totalitaristas, acusándolos de
propiciar un retorno a los viejos esquemas dictatoriales, bajo el rótulo de la publicización o socialización del
Proceso. Nada más errado que compartir esta intransigente visión, propia de posturas radicalizadas que
tienden a polarizar la cuestión.
            Se llegó al extremismo de calificar con duros epítetos, de fascismo, neosocialismo y propia de
concepciones dictatoriales, a maestros del proceso solo por el hecho de haber surgido en un entorno de
gobiernos totalitarios, en una mezquina comprensión del momento histórico que tuvieron en suerte vivir.
Dejemos bien en claro, algunas precisiones:
1. a) Las diferencias de posicionamientos entre la visión garantista y activista, no se vincula con una
lucha ideológica entre demócratas y totalitarios, o entre liberales o socialistas como pretenden
hacerlo ver o parecer los que profesan la idea del garantismo, sino que en puridad versa sobre
aquello que es esencial desde el plano axiológico para el proceso, e incluso para el Derecho: la
predominancia del valor justicia (activismo), o de algún otro valor, como el de seguridad jurídica o
la paz social (garantismo).
            En ello, ninguna relación tienen las ideas democráticas o totalitarias, el liberalismo o el socialismo,
sino es una lucha de valores que se adentra a mayor profundidad, es una cuestión existencial del individuo
mismo. Expliquémosle al usuario del sistema que lo que se busca es la paz social o la seguridad jurídica,
aun en detrimento de su derecho, en detrimento de la justicia. Es esta la gran objeción para la cual el
garantismo no tiene respuesta, y si la tiene no es satisfactoria, porque es ilusorio pretender construir un
edificio procesal, sin el cimiento de la justicia. El garantismo cristaliza la renuncia a aquello que es esencial
para el sistema, el logro de la justicia, para lo cual hallar la verdad es inevitable y necesario.
            De modo que circunscribir la disputa a una simple visión ideológica es hacer una lectura superficial
del problema; así como calificar de liberales o socialistas, demócratas o totalitarios, a una u otra posición,
es utilizar la demagogia jurídica sacrificando la ecuanimidad con el solo objetivo de realizar una ardorosa
fundamentación de uno u otro arquetipo, que no se concibe con la realidad, propia de quienes carecen de
argumentos sólidos para refutar la tesis contraria.
            Ni el garantismo es democrático y liberal, ni el activismo judicial es autoritario, inquisitivo y social. El
autoritarismo se da cuando estamos en presencia de un Juez dictador dentro del proceso, que se
exterioriza en una cultura totalitaria, no propia de estos tiempos, valiendo la pena recordar que lo
defendido por el activismo es al juez director del proceso, no al juez dictador que se justifica en el sistema
inquisitivo.
            En suma, se hace evidente que aquellos que miran al proceso desde el activismo o del garantismo,
tienen una visión distinta de los objetivos y finalidades del proceso, no visualizando un punto de conjunción
o de coincidencia.
1. b) Es sintomática la calificación del garantismo, asegurando que la búsqueda de la verdad no es
esencial para el proceso, y que con la visión comprometida con la verdad solo busca imponer una
ideología socialista o inquisitorial. Creemos es una apreciación desacertada, sin sustento jurídico
filosófico, pues “la verdad” en sí misma no se identifica con una corriente ideológica, no tiene un
trasfondo ideológico, la verdad es una sola, que no sea totalmente asequible para el ser humano
es otra cosa, pero que la verdad tenga connotaciones ideológicas es una apreciación falaz.
            Quizás si tengan un contenido ideológico, los caminos que nos llevan a obtener la verdad o un tipo
de verdad, como ocurre con el garantismo, que no le interesa la suerte de la verdad, buscándola de
determinada manera y dentro de un contorno delimitado que es el proceso, pero no se podrá sostener que
la verdad no exista. Ocurre, que podemos trazar senderos y atajos para llegar a ese objetivo, o
simplemente conformarnos con la solución del conflicto, con o sin verdad como lo hace el garantismo,
renunciando a la misma.
            Esto resulta peligroso, el método no puede constreñirnos a aceptar que el proceso sea un medio
inclusive para la injusticia, con el argumento que igualmente mediante él se llegará a la paz social y a la
seguridad jurídica. Si el precio a pagar por enmarcarse en el activismo judicial, es ser tildado de autoritario,
es un costo ínfimo si con ello se logra justicia.
            Aceptar concientemente que la justicia y la verdad son inalcanzables, como lo plantea el
garantismo, sería como consentir que el juez debe cerrar los ojos ante la realidad, que esté subordinado y
atado por las reglas burocráticas del sistema. Entre un ordenador y un juez, no habría diferencia alguna,
ya que se propugnaría un juez tan extraordinariamente miope que su vista no alcanzaría más allá de los
papeles que tiene encima de la mesa[30].
1. c) Los propulsores del garantismo procesal, de manera continua y permanente atacan ferozmente
al activismo judicial, como si la fuerza de las calificaciones agresivas le den mayor realce a su
posición doctrinaria, calificando de totalitarios, fascistas, nazistas o de izquierdistas extremos a
todos aquellos que no compartan sus idearios procesales. Llegan al punto de calificar de
autoritarios a los maestros italianos (Chiovenda, Carnelutti y Calamandrei), sobre los cuales se
creó la ciencia procesal, por el solo hecho de ser producto de un tiempo histórico contemporáneo
con el periodo fascista italiano, como si estos hubieran optado vivir en aquellos tiempos. En
idéntico sentido califican a Franz Klein, Guardasellos del emperador astro-húngaro, creador del
famoso Código Procesal Austriaco, producto de una época imperial absolutista, según éstos que
fuera utilizado como medio de control social de las minorías revoltosas húngaras; inclusive
catalogando a todo aquello que fue creado y a sus creadores, en épocas dictatoriales de
izquierda o de derecha, como símbolos de opresión de estos modelos políticos.
            Dejando en claro que se sostiene que la democracia y el sistema republicano es el mejor sistema
político de gobierno, no podemos menos que discrepar con estas duras calificaciones realizadas, solo por
pertenecer a un momento histórico determinado.
            Sabido es que ni los maestros italianos, ni el famoso guardasellos necesitan que los defendamos,
sus obras  son sus mayores testimonios, sus vidas puestas al servicio de la justicia, sus pasiones por el
derecho y el respeto por las libertades públicas, los convierten hasta si se quiere en los primeros
garantistas de los derechos procesales, entendido al garantismo como sinónimo de consagración y
protección  de los derechos individuales.
            Franz Klein, fue largamente criticado por sus detractores mas encarnizados, bajo el mote de
totalitario e inmoral, su obra como un proceso puesto en poder del juez en beneficio del estado. De más
esta significar, que no compartimos esta visión, por cuanto la Ordenanza de Klein fue una innovación
procesal para su tiempo histórico, mostrando una visión precursora del autor, sobre como tenía que
desarrollarse el proceso civil con una inclinación social, comprendiendo que el estado también es co-
responsable del servicio de justicia.
            El solo hecho de haber surgido en un sistema político totalitario, no implica que el sistema jurídico
procesal también lo sea, este es un mito a erradicarse, como lo diría Giovanni Verde, lo importante son las
instituciones en el consagradas para el logro de la justicia, las que deben ser estudiadas conforme a su
utilidad y aplicabilidad pragmática adecuada a la realidad. Es basado en ello que el reglamento de Klein es
un sistema modélico, dando profundidad científica a sus postulados y apreciaciones, marcando rumbos en
materia procesal, lo importante son las instituciones que en el cuerpo normativo se consagran.
            Las bondades y beneficios que a la historia del proceso han traído ordenamientos procesales como
el austriaco y el italiano son innegables, producto propio de los hombres que han pensado más allá de su
momento histórico, perspectivando el devenir futuro de las sociedades en que se desenvolvían, la prueba
más cabal de ello es que ninguna de estas dos legislaciones han sido cambiadas, siguiendo vigentes por
su eficacia (en el caso del código austriaco por más de un siglo), aunque bueno es reconocer que toda
norma jurídica debe evolucionar actualizándose.
            Nótese que es absurdo e ilógico descalificar a un sistema procesal por haber tenido origen en un
tiempo histórico no democrático, pues sola esta circunstancia no es suficiente para desmerecerlo, sino que
previamente se deberá realizar un examen profundo de sus consagraciones normativas, para concluir en
el descrédito del orden jurídico cuyo génesis se produce en aquel momento.
            Poniendo a prueba la falacia de la afirmación que adoptar el publicismo es propia de regímenes
totalitarios, caracterizada por la ampliación de los poderes del Juez y el desprecio por las garantías
procesales, es que sintéticamente explicaremos los casos suizo e inglés, que recientemente admitieron al
juez realizar pruebas de oficio. Así la Ley Federal Suiza en 1.947, dispuso que el juez pudiera disponer
pruebas ex officio. En Inglaterra en 1.998, ocurre algo similar en donde a pesar de no aceptar
expresamente la actividad probatoria oficiosa, le otorgaron amplias facultades de control de la actividad
probatoria.
            En ambos ejemplos ¿podrá alguien concluir que estas legislaciones estaban imbuidas de oscuros
absolutismos, cuando sabido es que Suiza en 1.947 e Inglaterra en 1.998 vivían en florecientes
democracias? Creemos que no, en consecuencia, estas son solo algunas de las pruebas incuestionables
que sirven para refutar lo inexacto de la afirmación sobre que el activismo judicial sea propio de dictaduras
y totalitarismos.
            Es importante realizar un análisis minucioso del sistema procesal, no solo en su contenido, sino
sobre todo por sus concepciones, los fines y modos que consagra, los principios que los rigen,
comprendidos dentro del mundo de la variabilidad y mutabilidad de la historia.
            Todos estos factores inciden para poder calificar a un modelo de autoritario, no la sola
circunstancia de haber tenido nacimiento en un contexto histórico determinado, puesto que la
interpretación debe ser un acto que relaciona al pasado valorándolo en interacción con  el futuro que se
plantea como problema a resolver.
            Es evidente, que no coincidimos en los criterios superficiales esbozados por el garantismo para
calificar del modo en que lo hacen a los modelos procesales originados en tiempos totalitarios, ya que
atañen ser valorados en su contexto global; valga el ejemplo de nuestro país para clarificar las cosas.
 
7. TENDENCIA AL CONSERVADURISMO DEL GARANTISMO PROCESAL
 
            El proceso civil de nuestros tiempos, tiene connotaciones sociales, siendo obligación del Estado
prestarle especial atención al tener que promover un sistema de justicia social, que permita llegar a
decisiones justas en plazo razonable, debiendo alcanzar la paz social pero a través de la justicia, es lo que
Monroy Galvez calificó como lograr “la paz social en justicia”. Para ello, todos los Estados, sean de
tendencias liberal o socialista, no pueden abdicar de unos de sus objetivos más importantes: La
justicia[31].
            Ninguna duda nos cabe cuando afirmamos que la postura garantista no es reflejo del pensamiento
liberal moderno sino de un pensamiento conservador, proyectando la subsistencia del status quo que
simboliza: un proceso donde prima lo privado, en que solo las partes pueden disponer; un esquema
proteccionista del juez mero árbitro del proceso; en el que los litigantes delimitan el objeto de la
controversia; con pruebas referidas a los hechos aportados por las partes sin que los jueces tengan
facultades oficiosas; entre otras circunstancias.
            Responde este pensamiento, según lo significa Giovanni Verde,  a una postura liberal
intransigente[32], neoprivatista, representando al sistema procesal del siglo XIX que ha fracasado, negado
a la evolución, a los cambios y a las necesidades sociales. Lo que es más grave aún, importa la
aceptación pragmática que en el proceso no se haga justicia, consolidándose como un extremismo
procesal a ser superado.
            El garantismo es una visión de tiempos idos, a los cuales ya nunca se debería volver, al propiciar
un juez con apariencia de divinidad imperturbable[33] y distanciada de la realidad.
            Es el conservadurismo el que debe ser superado, con apuestas eficientes para el mejoramiento del
sistema judiciario, ya que ni el mismo liberalismo actual soporta este estado de cosas, al decir de Hayek
(reconocido como el pensador liberal más prominente del modernismo) la filosofía conservadora por su
propia condición jamás ofrece alternativas ni brinda novedad alguna, es una mentalidad material de quien
pretende que nada mute, negándose a mejorar el escenario imperante.
            Esta postura conservadora no es la típica del liberal, que al contrario es abierta y confiada,
bregando siempre por la transformación y la evolución. Indica que un liberal no rechazaría las tendencias
nuevas que permitan obtener cambios dentro del proceso mejorando el sistema, más aún cuando se trata
de una sociedad necesitada de respuestas, siendo el usuario del servicio un individuo a quien el Estado le
debe brindar especial atención.
            En contrapartida el activismo vislumbra una idea de avanzada, bregando para que en el proceso se
obtenga justicia, siendo el ideal al cual debe apuntar, para así concretarla dentro de los límites marcados
por las partes, complementados con el accionar del juez, que en caso de necesidad debe realizar una
actividad oficiosa. La concepción garantista hace creer que el proceso civil es cosa de partes y no es así,
pues el proceso en la era moderna ha pasado a considerarse una actividad o función pública.
            El garantismo no es una concepción de tinte liberal, sino que responde a un pensamiento
conservador clásico, con ideas ya superadas por la doctrina procesal, siendo inconcebible pensar que un
liberal abdique de la justicia. Lo típico del conservador es el temor a lo nuevo, simplemente por que es
nuevo, es el temor a la mutación, para seguir conservando lo que ya no funciona.
            La búsqueda de la verdad no debe considerarse como una cuestión demasiado ambiciosa,
negarnos a ello es como renegar de nuestra propia naturaleza humana, de nuestros valores esenciales, es
como aceptar que el proceso se piense y construya para dar la razón a quien no la tiene, con el pretexto
de la seguridad jurídica, cuando en realidad es todo lo contrario.
            La necesidad de la comunidad es que haya paz social, pero en justicia, si aparte de ello logramos
seguridad jurídica, mejor. La humanización del proceso, necesariamente pasa por hacer justicia,
instalando al hombre como centro del derecho y no considerarlo como una cosa dentro del mismo.
Ninguna de estas últimas apreciaciones se logrará con la idea garantista, por lo que la conclusión es obvia:
las ideas conservadoras no propiciaran cambios de vital magnitud para que el proceso se ajuste a la
acuciante y exigente realidad.
           
8. INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS DERECHOS PROCESALES
La transformación del quehacer procesal en estos tiempos, dimana como consecuencia del dinamismo
adquirido por el derecho que permanentemente plantea nuevos retos, nuevos problemas a resolver,
requiriendo respuestas a los procesalistas, trazados como un desafío de nuestra época. Lleva a concretar
la idea de una internacionalización de los derechos procesales, por ser comunes a todos los diseños
jurídicos, haciendo que institutos internacionales estén preocupados en forjar soluciones, dando un nuevo
albor al derecho procesal. Así, entendemos que esta internacionalización se divisa planteada desde tres
vertientes, que describiremos:
31. a) En un primer aspecto, lo regulado por la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados[34], proporcionando normas internacionales para la interpretación de los tratados, al
prescribir que los tratados siempre deben ser interpretados de buena fe, conforme al sentido
corriente que haya de atribuirse a los términos de la norma supralegal en el contexto de éstos
teniendo en cuenta su objeto y fin (Art. 31.1).
La Corte Interamericana de los Derechos Humanos ha subrayado de manera consistente:
“La interpretación hay que hacerla en forma tal que no conduzca de manera alguna a debilitar el sistema
de protección consagrado en la convención y siempre teniendo en cuenta que el objeto y fin de la misma
es la protección de los derechos fundamentales de los seres humanos”.[35]
En consecuencia, el equilibrio de la interpretación se obtiene orientándola en el sentido más favorable al
destinatario de la protección internacional[36]. Como ha reiterado la Corte IDH: “Tanto esta Corte (…)
como la Corte Europea de Derechos Humanos (…) han señalado que los tratados de derechos humanos
son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las
condiciones de vida actuales”[37].
Por ende, el amparo de los derechos humanos se determinará a la luz de la realidad actual de cada país y
de su ordenamiento interno, conservando una necesaria vinculación con la normativa proteccionista de la
Convención Americana de Derechos Humanos.
En idéntico sentido, el Art. 29 de la Convención regula normas de interpretación prohibiendo cualquier
deducción que tenga por objeto excluir los derechos y garantías que son inherentes al ser humano o de
prescindir de derechos derivados de la forma democrática de gobierno. Las disposiciones de derechos
humanos más favorables no pueden ser dejadas de lado, atento a que el sentido siempre es aplicar el
razonamiento más beneficioso al destinatario de la protección internacional. E inclusive, cuando intentase
inferir literalmente el texto de un tratado internacional, o cuando éste fuere ambiguo y poco claro, deberá
interpretarse en el sentido más favorable al destinatario de la norma, en favor de la persona humana
afectada.
1. b) Un segundo aspecto, presenta lo que fuera denominado “la Constitucionalización de los
Derechos Humanos”, que se observa cuando las constituciones nacionales incorporan normas de
origen internacional al orden interno, en protección de los Derechos Humanos fundamentales.
Como lo expusiera Cançado Trindade, “ya no se justifica que el derecho internacional y el derecho
constitucional sigan siendo abordados en forma estática o compartimentalizada, como lo fueron en el
pasado. Ya no pueden haber dudas de que las grandes transformaciones internas de los Estados
repercuten en el plano internacional y la nueva realidad en éste así formada provoca cambios en la
evolución interna y en el ordenamiento constitucional de los Estados afectados”[38].
Los derechos humanos como nuevo paradigma jurídico, apuntan a reconstruir la confianza social en la Ley
y la Justicia[39], basado en un plexo de legalidad que condiciona y obliga a los Estados a respetar a los
seres humanos sometidos a su jurisdicción en estándares jurídicos mínimos en materia de derechos y
garantías individuales, cuya protección comienza con la norma constitucional.
Desde lo constitucional, se comenzará por bregar la protección de los derechos de la denominada primera
generación, que son los derechos civiles y políticos (Convención Americana, Cap. II); los de segunda
generación, cuales son los económicos, sociales y culturales (contenidos y limitados en un solo artículo, el
26, bajo el rótulo “Desarrollo Progresivo”); y por último los de tercera generación, que son los derechos
ambientales, antidiscriminación y género (normados en los Pactos y Protocolos complementarios y
autónomos).
1. c) Un tercer aspecto constituye lo procesal, al producirse una interacción entre el derecho
internacional y el derecho interno, resultando lógico que aquel termine influyendo en las normas
jurídicas domesticas, para que dentro de esa dinámica se enriquezca el sistema procesal de cada
país, con el fin último de hacer justicia, a la que solo se arriba otorgando una máxima protección
al ser humano.
Los procesalistas latinoamericanos han tomado como desafío de la época, dar respuestas a los nuevos
problemas planteados, en un contexto cada vez más interdependiente, las cuestiones exceden el marco
de lo nacional para proyectarse desde lo transnacional.
Esa internacionalización de los derechos procesales, ha traslucido en la creación de tribunales
internacionales procurando custodiar la aplicación de los principios de derechos humanos en la praxis,
pues de otra manera solo se tratarían de simples aspiraciones o expresiones de deseos[40] que nunca se
materializarían.
También tiene la virtualidad de influir en forma directa en el ámbito procesal, obligando a las legislaciones
al ajuste de su normativa, aceptando las instituciones pregonadas desde lo supranacional.
Cada vez más, vemos la instauración de figuras modeladas en nuevos paradigmas que son recepcionadas
por el orden interno, entre las que tenemos: la desformalización del proceso; la legitimación cada vez más
amplia para litigar; derecho de acción ante jueces independientes; garantías del debido proceso; la
búsqueda de la verdad; facultades oficiosas del órgano jurisdiccional, tanto en la dirección del proceso,
como en la iniciativa oficiosa de prueba; el acceso irrestricto a la justicia; la tutela jurídica efectiva; la
predominancia del valor justicia por sobre la seguridad jurídica; entre los más relevantes, etc.
 
 Predominancia del valor justicia por sobre los demás
El organismo interamericano de protección de los derechos humanos erige a la justicia como valor central
del ejido jurídico, de tal relieve derivará con seguridad que el sistema para ser efectivo no solo deberá
garantizar un debido procesal legal, sino que tenderá hacia el logro de justicia mediante la obtención de la
verdad en el marco procesal, primordialmente cuando refiere a procesos constitucionales instaurados en
defensas de derechos fundamentales.
El valor Justicia siempre debe prevalecer, funcionando dentro del sistema como el eje de los otros valores
que son sus satélites. Comparativamente podríamos decir, la Justicia es para el ordenamiento jurídico
interamericano, lo que significa el sol para nuestro sistema solar, siendo los demás valores, como los de
seguridad, orden, paz social, solidaridad, libertad, cooperación, poder, entre otros, los planetas que giran
alrededor del sol, moviéndose todos en un perfecto estado de equilibrio y armonía.
  Tanto la justicia como la verdad jurídica en su interrelación, concurren  caracterizados por la subjetividad
del agente que los analiza, de tal suerte que la justicia se registra condicionada por la interferencia
intersubjetiva y por una visión de la realidad exteriorizada en los intervinientes, subyugados a determinado
marco social-histórico.
  No haríamos justicia eludiendo que la verdad se conozca, de omitir la búsqueda de la verdad estaría
premiándose la mala fe, a la postre ninguna decisión sería justa si se la advierte fundada sobre una
calificación errada de los hechos.
Si en el proceso no perseguimos la verdad, deberíamos preparar máquinas tecnológicamente avanzadas
para administrar justicia, con éstas lograríamos seguridad jurídica, pero jamás llegaríamos a la justicia, que
es cosa de hombres.
En el caso Masacre de el Mozote y Lugares Aledaños vs El Salvador (2012), la Corte demostraba un
compromiso indiscutible con el valor justicia y con su obtención dentro de un proceso judicial:
“De igual modo, dicho deber impone la remoción de todo obstáculo de jure y de facto que impida la
investigación y juzgamiento de los hechos y, en su caso, la sanción de todos los responsables de las
violaciones declaradas así como la búsqueda de la verdad. En efecto, si el aparato del Estado actúa de
modo que tal violación quede impune y no se restablece, en cuanto sea posible, a las víctimas en la
plenitud de sus derechos, puede afirmarse que ha incumplido el deber de garantizar su libre y pleno
ejercicio a las personas sujetas a su jurisdicción. Bajo esta consideración subyace la idea de que un
procesamiento que se desarrolla hasta su conclusión y cumpla su cometido es la señal más clara de no
tolerancia a las graves violaciones a los derechos humanos, contribuye a la reparación de las víctimas y
muestra a la sociedad que se ha hecho justicia.”[41]
Ahora bien, tampoco se pretende una justicia absoluta, resaltando consabido que esta es inalcanzable
para el género humano, evitando que sea una quimera, una ilusión, sino un grado de justicia que otorgue
certeza, fundamento y racionalidad a las resoluciones dictadas, las que imperativamente deberán estar
imbricadas en cierta dosis de verdad. En las sociedades modernas conviven numerosas concepciones de
vida justa y estas ideas se hallan confrontadas unas con otras permanentemente, influenciándose
recíprocamente en continuo contacto, en esta interacción el derecho pasa a convertirse en el mecanismo
de imposición formal de la justicia[42], sosteniendo la convivencia armónica de concepciones diversas, por
lo que deberá indagar el medio para suavizar de un modo racional dichos contrastes.
No pretendemos entrar en la definición de lo que es justicia, aquello que ya ilustrados juristas se han
encargado de departir, explicitando de acuerdo a sus concepciones “¿quid est iustitia?” sin lograrlo
definitivamente. Nos conformamos con aquello que entendemos por justicia, en el sentido de un proceso
que transija llegar al mayor grado de certeza o verosimilitud de la ocurrencia de los hechos, para que
basado en esta circunstancia pueda resolver la casuística conforme a reglas de racionalidad jurídica.
Aun con estas limitaciones, sella incontrovertible que para el ser humano cuaja relevante alcanzar cierta
dosis de justicia, en especial cuando los atropellos son evidentes y atentatorios contra el resto de los
valores y principios que conforman el ejido de protección. Aquí es donde se exhibe que el hombre precisa
creer y confiar en el servicio de justicia, cuya obligación inexcusable es dar una respuesta ecuánime y
racional de los hechos acontecidos.
En definitiva, el orden internacional pasó a ser un derecho basado en principios, que está por encima de
los intereses particulares, amparando la convivencia de todos los hombres, consolidado en el respeto a
estos principios que potencian los derechos de los seres humanos más allá de sus naturales diferencias,
bregando decididamente por justicia[43].
Ortega y Gasset, afirmaba: “El proceso no tendría sentido sin los hombres, y más aún, el derecho no
tendría sentido sin el ser humano”. El ser humano piensa más en la justicia que en la seguridad jurídica o
en la ley, el buen Juez siempre prefiere la justicia antes que la ley.
En la litigación debe concurrir la posibilidad de encontrar la verdad, la legalidad no puede descarriarse
consintiendo el sainete y parodiando la farsa de propiciar el embuste, precisa asentarse en alguna dosis
de verdad, porque engloba la consolidación de la justicia e ilógico sería, que logre respaldarse en la
mentira.
La sublime misión del juzgador, descubre su máxima exponencial en una sentencia justa, ética y proba,
basada en la verdad de los hechos, el juez no circunscribe su actuación a la mera aplicación de las leyes,
sino que va más allá,   aspira instituir la justicia entre los litigantes.
 
8.2. Actividad oficiosa de prueba
 
La prueba sigue cumpliendo un rol ventricular dentro del proceso, erigiéndose en el enclave neurológico
del litigio, al decir de algunos “la prueba es el alma del proceso”[44], mediante estas se intenta desentrañar
la verdad de los hechos en un procedimiento jurisdiccional.
La sociedad contemporánea supera al modelo tradicional que avistaba al juez como un sujeto pasivo,
vocero inanimado de la voluntad general, ya no figura razonable que se desenvuelva dentro del proceso
sin atribuciones o poderes, habiendo rectificado sustancialmente sus funciones, sobre todo en el juicio oral
y público previsto en el sistema interamericano, ante la alta conflictividad, tendencia que busca responder
a las reales exigencias de una sociedad globalizada, democrática, pluralista, dinámica y participativa[45].
De ello se hace eco el Reglamento de la Corte IDH, regulando en el Art. 44, la potestad del Tribunal de
disponer pruebas de oficio. Dicha facultad no solo se limita a la posibilidad de procurar toda la prueba
oficiosa que considere útil (1.), sino de requerir de las partes el suministro de alguna prueba que esté a su
alcance (2.). Puede apreciarse que el sistema internacional hace una apuesta fuerte por la actividad in
officio iudicis, en cumplimiento esencial de su función de protector de los derechos de la personas.
En fallos de la Corte[46], esta ha dejado en claro que en materia probatoria no tiene un papel pasivo
debiendo tomar la iniciativa de traer las pruebas que considere pertinentes al proceso, con la sola
limitación que éstas sean suficientes para cumplir con las finalidades del caso puesto a decisoria.
Sigue de esta manera la influencia de la Corte Internacional de Justicia, que desde 1.920 ha incorporado
las diligencias oficiosas al modo procedimental, implementada sin inconveniente alguno y que ha servido
de puntal para la asimilación en el orden interno de los distintos países[47].
Al juez no solo se le exige que dicte sentencias, sino que pronuncie sentencias justas[48], para hacerlo le
urge conocer la realidad de los hechos, y lo hará abandonando su bajo perfil, casi recoleto, sin escuchar
las voces de extramuros[49], para convertirse en un Juez con dimensión social.
Modernamente el orden legal repulsa la resolución de litigios limitadas a las pruebas que ofrezcan las
partes, el Magistrado tiene que poder aproximarse lo más posible a la verdad de los hechos. El juez debe
tener interés en que su sentencia sea justa, y por consiguiente, que la actividad procesal le suministre,
cuanto posible, los medios sustanciales para decidir bien[50].
En suma, desde el ámbito interamericano se brega por un juez que ejerza autoridad jurisdiccional con
poderes reglados y genéricos la función social a que está destinado, de manera que el proceso deje de ser
un espejismo jurídico de la realidad, como hasta ahora lo ha venido siendo[51]. Es jugar un partido directo
por el cambio del Juez espectador al Juez director del proceso, con poderes claros y pragmáticos
haciendo que su misión sea aplicar el derecho, independientemente de la rogación de las partes.
 
9. JUSTIFICACIÓN DE LA PRUEBA OFICIOSA
 
Nos adentraremos en argumentar el porque consideramos justificada la realización de pruebas oficiosas
por parte del órgano jurisdiccional, sustentado fundamentalmente en el carácter publicístico del proceso
civil, particularidad adaptada como consecuencia del fracaso del sistema que dejaba todo al arbitrio de las
partes, tesis que estuviera vigente hasta fines de los años ochenta; para de ahí en adelante, surgir con
fuerza avasalladora la idea que el proceso dejó de ser cosa de partes convirtiéndose en un sistema que
interesa al Estado, por tanto debe este tener capacidad para controlarlo e incidir en el resultado del
conflicto.
Al juez civil no solo se le pide que dicte sentencias sino que emita sentencias justas[52], para hacerlo
necesita conocer la realidad de los hechos, lo hará abandonando su bajo perfil, casi recoleto, sin escuchar
las voces de extramuros[53], para convertirse en un Juez con dimensión social.
Modernamente el Juez repulsa resolver un litigio limitado a las  pruebas que ofrezcan las partes[54], el
Magistrado debe poder acercarse lo más posible a la verdad de los hechos, ya que como sostiene el
maestro Gelsi Bidart: “Ningún juez tendría que dejar de considerar que si va a dictar una sentencia injusta,
mejor es que no la dicte”[55]. El juez no puede dejar de tener interés en que su sentencia sea justa, y por
consiguiente, en que la actividad procesal le suministre, cuanto posible, los medios necesarios para decidir
bien[56]. El mismo autor, refiere magistralmente: “…el proceso se realiza para el juez (para que este
pueda fallar), pero también por el juez (con su intervención directa y activa)…”[57].
El proceso en sí mismo ha adquirido trascendencia social, al constatarse que dando a los ciudadanos un
modelo procesal para dirimir sus conflictos, eficaz y respetado, hará que los particulares adquieran
confiabilidad en el sistema revalorizándose lo judiciario, el cual como poder estatal independiente necesita
a gritos volver a ser creíble.
La idea es comprender, que el método de juzgamiento es una actividad pública, sujeto a normas de
derecho público, en el que se discuten intereses privados[58]. La apuesta es por un modelo de justicia en
el que el juez esté atento a lo que ocurre dentro y fuera del proceso, como actor social que es,
privilegiando el uso de las herramientas procesales dando una respuesta rápida y eficaz a la sociedad, que
no se contenta con una solución a medias, sino con ver el derecho plenamente restablecido[59].
En un proceso civil inspirado en los principios dispositivos y de aportación de parte, el protagonismo de la
actividad probatoria, recae sobre las partes. A estas le corresponde, no solamente la facultad y carga de
proponer los medios probatorios, sino intervenir activamente durante su diligenciamiento. Sin embargo,
esa activa colaboración y trascendental papel en la práctica de la prueba, aun siendo preponderante no es
exclusivo de las partes, ni excluyente del que pueda incumbir al juez[60].
Esta intervención no proviene de una intromisión inquisitiva, sino dentro de límites claros respetando el
principio dispositivo, que conlleva consigo la iniciativa de partes, tanto en la fijación de los hechos litigiosos
como en las facultades probatorias de los mismos, autorizándole al juez para dentro de estos límites
pueda disponer la actuación probatoria oficiosa, ordenando se diligencien los medios de prueba que
creyese conveniente para la mejor dilucidación de la causa.
Generalmente esto se presentará, cuando el Juez crea conveniente completar la actividad de las partes,
no quedando a oscuras cuando tenga que sentenciar, con el compromiso de respetar siempre la
bilateralidad, la igualdad y el contradictorio, sin olvidar se encuentra sometido al principio de congruencia.
Se otorga rango constitucional “al derecho a la verdad”, siendo inexcusable para el juez la obligación de
investigar los hechos para llegar a un conocimiento integral de la forma en que sucedieron, para lo cual es
justificable la utilización de todos los instrumentos que tenga a su alcance para el esclarecimiento de los
hechos, la sociedad misma no se ve beneficiada con el ocultamiento de la verdad. Con este objetivo, se
brega por la utilización de las pruebas de oficio, ya que éstas son un remedio cuando el juez no pueda
sentenciar por falta de conocimiento de los hechos, o lo que es lo mismo desconocimiento de la verdad.
En suma, bregamos por un juez que ejerza autoridad jurisdiccional con poderes reglados y genéricos la
función social para la cual está destinado, de manera que este deje de ser solo un espejismo jurídico de la
realidad, como hasta ahora lo ha venido siendo. Es jugar un partido directo por el cambio del Juez
espectador al Juez director del proceso, con poderes claros y pragmáticos haciendo que su misión sea
aplicar el derecho, independientemente de la rogación de las partes.
Estas consideraciones, nos permiten concluir que solo una mezcla  racional de los principios dispositivos
(iniciativa de partes) e inquisitivo (poderes probatorios del juez), permitirá que dentro del proceso se
obtenga la verdad sustancial y de esa manera hacer justicia. Insistiendo sobre el hecho que la búsqueda
de la verdad es una obra común tanto para las partes como para el juez[61], e inclusive se propaga en
boga una nueva tendencia procesal, que responde a la idea de la “máxima cooperación”[62], entre todos
los sujetos del proceso, con el objetivo de justificar una justicia de mejor calidad. Esta nueva pauta
colaboracionista, se divulga expresada en Código Modelo Iberoamericano[63], bregando por el equilibrio
de los roles de las partes y del juez dentro de la actividad probatoria.
Así las cosas, los litigantes asumirán sus potestades elementales, como ser: la iniciativa de partes en lo
que refiere a la postulación de la demanda como primer acto de impulso procesal, el impulso de los demás
actos procesales; el derecho de fijar el contenido de la demanda objeto del proceso; el derecho a la
prueba; la impugnación de la sentencia; la disposición del derecho litigioso (siempre y cuando este
proceda a ser de interés privado).
En cambio el Juez, asumirá el rol de director del proceso, impulsándolo; controlando la prueba; e inclusive
ordenando el diligenciamiento de pruebas de manera oficiosa cuando lo consideren pertinente.
10. LÍMITES A LAS FACULTADES OFICIOSAS DE PRUEBA
 
El Juez puede realizar actuación oficiosa en el ámbito de prueba, esta es una afirmación categórica que no
es más que la continuación del criterio imperante, ello es así, porque el modelo se perfecciona orientado
en una visión publicista transmitiendo ideas de máximas de cooperación y solidaridad.
Consecuentemente con toda logicidad se sostiene, la iniciativa probatoria otorgada al Juez tiene que estar
enmarcada dentro de las garantías constitucionales del proceso, impidiendo birlar los principios básicos de
control y participación en la prueba, potenciando el equilibrio de oportunidades consagradas por el
principio de igualdad, complementado con la perspectiva de controvertir la eficacia probatoria del medio
ofrecido, tutelando el estricto control de su diligenciamiento.
Ahora bien, ese protagonismo buscado por el modelo de un Juez activo y dinámico con iniciativa
probatoria ex-officio se posibilitará, pero respetando ciertos límites, que le son impuestos desde el mismo
orden procesal, los que centramos en tres fronteras necesarias y palmariamente evidenciadas, a saber:
1. a) Imposibilidad de introducir hechos no alegados: Únicamente puede ejercitarse la iniciativa
probatoria oficiosa sobre los hechos que hayan sido introducidos por las partes al proceso[64], y
que además versen sobre hechos controvertidos.
La actividad probatoria debe recaer sobre las alegaciones formuladas inexcusablemente en los escritos
constitutivos del conflicto[65], o bien admitidos con posterioridad como hechos nuevos, ello es así, porque
si se accediera la introducción de  sucesos conocidos por el Juez se estaría violando el principio de
congruencia, que obliga al Juez a fallar respetando lo alegado por las partes y no más allá de lo
peticionado. Son los litigantes los aportantes del material fáctico fundamentando sus pretensiones,
teniendo la disposición material y jurídica de la acción, sin embargo una vez introducidas al proceso dan
pie a que el órgano jurisdiccional tome los recaudos pertinentes sobre los mismos para precisar la
veracidad de su existencia o no.
Por lo que no se podrá producir prueba, ni considerar otros hechos, apartado del objeto del proceso
determinado por las pretensiones deducidas oportunamente[66], ni se podrá fallar extra
petita, ni ultrapetita, ni fuera del contexto de lo planteado en el conflicto.
            De modo, que al juez se le impida apartarse de los hechos deducidos por los contendientes
(“secundum allegata et probata partium judicare debet”)[67], con el pretexto de probar otras circunstancias
relevantes, siendo razonable este posicionamiento porque con ello se introducirían a la litis hechos que
son desconocidos y no visualizados por los ocasionales adversarios, que atentarían contra el
contradictorio.
Otra condicionante para el diligenciamiento de las pruebas de oficio, lo constituye la necesidad que estas
versen sobre hechos que se reputen controvertidos, pues si se tratasen de hechos no controvertidos,
aunque pudiesen ser hechos relevantes pero ya reconocidos en juicio, es innecesaria la producción de
prueba alguna. En consecuencia, el juez evaluará convenientemente la decisión de realizar pruebas de
oficio, cuando se sitúe en presencia de hechos controvertidos (aquello que es objeto de discusión,
polémica o litigio sobre el que asumen posiciones encontradas, que da la idea de un hecho discutido e
impugnado ampliamente).
Esta concepción que deriva del principio dispositivo y que en apariencia no tolere flancos ni puntos débiles,
incumbe ser palmariamente implementada, pero con una profundidad tal que no admita de contramano se
vulnere la literalidad del plexo normativo, con interpretaciones que van más allá de lo regulado.
Manifestamos en tal sentido, porque a pesar de la transparencia en la apreciación vertida surgida del
mismo texto del proyecto de reforma, trasladada al Código Procesal Civil Modelo para Latinoamérica,
surgió en el Uruguay una corriente interpretando que el Juez sí podía investigar más allá de los hechos
expuestos en los escritos de postulación, propiciada por los maestros Gelsi Bidart[68] y Greif, al sostener
que los jueces tienen que recurrir a todos sus poderes para lograr la realización efectiva de los derechos
sustanciales; es de destacar, refiere a una corriente minoritaria.
En la otra esquina, se manifestó Véscovi, sustentando que la imparcialidad necesaria impide al Juez
sustituir la voluntad de las partes, a más de establecer que las limitaciones se mentan sobre el principio de
la carga probatoria. Tesis que fue seguida por la mayoría de los procesalistas uruguayos y luego por los
latinoamericanos, completada con posterioridad basado en las ideas de Morello[69] y Gozaíni[70], quienes
sostuvieran que las pautas de las cargas probatorias no son suficientes, sino que el moderno derecho
procesal avanza en el esclarecimiento dando mejores posibilidades inquisitivas, e imponiendo el deber de
colaboración, con la dimensión social que se inserta en el proceso, flexibilizando sus límites con la
razonable expansión de los poderes del Juez, corriéndose el punto de equilibrio a una nueva frontera.
Adherimos a esta última versión, que no puede apartarse de los hechos alegados por las partes, pues de
hacerlo así, estaría entrando en conflicto con la imparcialidad asumida por el Juez, introduciéndonos
peligrosamente en la esfera del inquisitivismo negativo. Inclusive si de la práctica de esta iniciativa
probatoria resulten hechos no planteados, el órgano decisor no podrá utilizarlas manteniendo la
congruencia de su juicio con las cuestiones fácticas introducidas por los litigantes.
1. b) Imposibilidad de utilizar fuentes probatorias distintas de las existentes en el proceso: Para que
pueda otorgársele atribuciones probatorias al Juez, es esencial que consten en el proceso las
fuentes de prueba sobre las cuales tiene lugar la actividad probatoria del órgano jurisdiccional[71],
solo de esta forma se evita que actúe inquisitivamente, o utilice sus conocimiento privados al
margen de los resultados que figuran en los autos[72].
Obra en la especie, que los poderes oficiosos concedidos no pueden salirse del rito procedimental en
cuanto a la forma, oportunidades y requisitos de los medios probatorios previstos. El Juez para actuar de
oficio deberá obtener de la misma causa los datos o elementos que le orienten a la actividad  ex-officio, así
por ejemplo, para disponer de oficio la agregación de documentos, la citación de testigos, o cualquier otro
medio probatorio, contará con los datos mínimos que la litis le suministre, que le presagien saber sobre la
existencia de un hecho a ser comprobado y la eventual utilidad de los medios probatorios a su alcance.
 Estos datos o elementos en su gran mayoría son derivaciones de actos realizados por las partes,
pudiendo ordenar a partir de ellos las medidas probatorias convenientes para una mejor verificación de los
hechos, siempre que se tratasen de hechos controvertidos y relevantes. Solo de esta manera, se justificará
la producción de prueba oficiosa.
La circunstancias generadoras de una actividad probatoria oficiosa, tienen que tener su origen en el
proceso, porque el Juez aunque quisiera ejercer sus poderes, le sería arduo lograrlo eficazmente sino
surge desde los datos del mismo expediente, atendiendo que el órgano jurisdiccional no ha participado de
ellos ignorando lo que debe probar, como también cuales son los medios idóneos para lograrlo.
Así tenemos, al pretender agregarse una prueba documental, la existencia de ese documento tiene que
manar de los escritos de postulación formulados por las partes; si emerge de una prueba testifical, la
identidad del testigo tiene que evidenciarse en la causa, como también los probables datos relevantes que
pueda aportar; en relación a la prueba pericial, tienen que concurrir hechos sobre los cuales se requiera de
una especialización o de conocimientos técnicos, justificativos de la producción probatoria; con respecto al
reconocimiento judicial, las partes tuvieron que individualizar los lugares, bienes o personas que merezcan
ser reconocidos; podrá también solicitar la prueba de informes basado en lo manifestado en autos. Distinto
es el caso de la prueba confesoria o de declaración de parte, la que no podrá ser decretada de oficio, por
no contener facultades expresas para ello[73], pues se encuentra reservada a la exclusiva iniciativa de
partes.
1. c) Respeto al principio de contradicción y del derecho de defensa: Finalmente, debe respetarse el
principio de contradicción y el derecho de defensa que todos los litigantes poseen en el
proceso[74], de esta manera se rinden honores a los derechos constitucionales fundamentales
establecidos en la Carta Magna. La bilateralidad y el contradictorio son básicos principios
ineludibles e inexcusables cuando de diligenciamiento de prueba oficiosa se reflexiona, por medio
de ellos se refrenda el estricto control en la práctica de la prueba y la utilización de la facultad de
formular proposiciones probatorias, incluso llevan a modificar lo decretado originalmente o darle
otras connotaciones. Estos dos principios son de respeto básico en un proceso que se dice
dispositivo.
Se define la igualdad procesal, como el principio según el cual las soluciones legales colocan a ambos
contendientes del proceso en un plano de equiparación, otorgándoles idénticas oportunidades para la
defensa y ejercicio de su derecho[75]. Impone al juez el deber de respetar y mantener la igualdad de las
partes en el proceso, que, en tanto sea posible dentro de las necesidades técnicas del debate, la ley
procesal, primero, y el juez, luego,  propenderán a que el actor y el demandado actúen  en el proceso en
un plano de igualdad[76].
Este principio procesal de igualdad de partes, se pregona manifestado en el respeto a la bilateralidad o
contradicción (oír a las partes o óigase a la otra parte)[77], implica la oportunidad de poder ser escuchado
dentro del proceso
            Nunca podrá diligenciar pruebas a espaldas de los litigantes o sin que estos sean oídos
previamente, debido a que si el Tribunal o el juez buscara pruebas sobre hechos ajenos al objeto del
proceso, se violentaría el principio de la igualdad procesal y del contradictorio, a más del derecho de
defensa.
Se debe evitar la desnaturalización de la imparcialidad del juez, ya que con la prueba oficiosa es la
búsqueda de la verdad la que anima al magistrado a los efectos de evitar el dictado de una sentencia sin
los elementos suficientes que hagan formar su convicción y le digan en su interior, que está siendo justo al
resolver el conflicto, respetando ciertos límites y ciertas formalidades[78]. En todo caso, no olvidará que se
trata de una facultad-deber excepcional, a ser usada con suma prudencia.
Admitir como límite de la facultad probatoria oficiosa, el contradictorio, nos indica que los contrincantes
podrán contestar la relevancia o pertinencia de la prueba dispuesta por el juez, discutir su admisibilidad,
como así mismo, participar en el diligenciamiento, por último, discutir sobre la eficacia de la prueba
decretada de oficio antes de la decisión del conflicto.
 
11. LA GESTIÓN JUDICIAL
De un tiempo a esta parte, viene recalcándose la importancia de aquello denominado como “Gestión
Judicial”, transmitiendo la noción de proveer las condicionales necesarias para que el diseño de litigación
tenga una funcionalidad adecuada, reviste a todo aquello que responde a la organización del
procedimiento, pero con una mirada desde fuera del proceso. Es decir, la respuesta que genera el
contorno judiciario a los nuevos fenómenos propuestos.
Agudos estudios demostraron que la mayoría de los sistemas oralizados donde fueron detectados grandes
defectos de funcionamiento, naufragaron como consecuencia de una deficiente “gestión judicial”.
Subrayamos este hecho a propósito, tratando de explicitar claramente la cuestión, los procedimientos no
fracasan por el procedimentalismo mismo, sino que lo hacen por adolecer de defectos en la elaboración de
soluciones que apuestan por la agilización del sistema.
La profesionalización de la gestión tribunalicia, vía “gerencia judicial”, actuando desde fuera de los
juzgados para coadyuvar con el despacho judicial-administrativo debe destacarse en todo tipo de
litigación, cooperando para un mejor servicio. El rol de juzgar, no residirá entremezclado con el rol que
concierne a las actividades de gestión[79], corresponden separarse, previendo que el juzgador solo obre
para sentenciar.
La mayor cantidad de tiempo en el proceso se consume en la gestión, de modo que no deviene necesario
acortar los plazos, sino mejorar la actuación de los tribunales en el quehacer extra procesum. Es un mito
acelerar el procedimiento con la reducción de plazos.
Aun más, una vez mejorada la gestión no debe abandonarse, encadena un trabajo constante de
modernización, anuda una obra permanente que no culmina (evitar dormirse en los laureles), solo así el
servicio estará actualizado. Ir adaptando sin pausas los beneficios de la nueva tecnología, haciendo que
las variables sean dinámicas, de lo contrario, se modernizará para en algún momento volver a saturarse,
degenerándose reiteradamente en un diseño deficitario.
Al gerenciamiento deberán agregarse otros condimentos, como ser:
1. Efectiva distribución de casos;
2. Tecnificación de las audiencias;
3. Lograr la mayor desburocratización posible del proceso;
4. Correcta selección de jueces y preparación de funcionarios judiciales;
5. Optimización de soluciones alternativas de conflictos, como también la priorización de la
autocomposición del litigio;
6. Mejoramiento del sistema de notificaciones, previendo las notificaciones electrónicas;
7. Establecer reglas e indicadores básicos para lograr parámetros de eficiencia en cada juzgado;
8. Dotar de estructuras edilicias adecuadas, para el correcto funcionamiento del diseño de litigación
propuesto.
9. NUESTRA OPINIÓN
A esta altura, esbozamos nuestro parecer decididamente posicionados en el activismo judicial, no es más
que una visión intermedia y de equilibrio entre un Juez espectador y un Juez inquisidor, defendiendo y
sustentando al Juez director del proceso.
1. a) Aseveramos que el verdadero garantismo es el que busca un equilibrio entre los dos bandos
antagónicos. Porque no se es garantista si solo se busca imponer a un juez espectador impasible
y sin compromiso con la justicia, como pretende la corriente del garantismo procesal. Pero
tampoco es garantista, aquel que sin respetar los derechos individuales, lleva por el sendero
inquisitivo al proceso para obtener la verdad, propiciando un juez dictador.
Sin embargo, sí es garantista el sistema pregonado por la corriente del activismo judicial, pues dentro de
un marco de respeto a los principios de contradicción, bilateralidad, igualdad y publicidad, garantiza la
obtención de la verdad más probable y verosímil, permitiendo al juez sentenciar con justicia.
1. b) La palabra “garantismo” es una bandera muy buena, pero al final lo reducen a una sola cosa que
el juez no diligencie pruebas; sin embargo el término garantista no se encuentra limitado a ese
hecho puntual de sostenimiento de las libertades procesales de las partes en el proceso, sino se
traslada al objetivo mismo del proceso, cual es, hacer justicia al decidir un conflicto.
El verdadero garantismo debe implicar una garantía de justicia, no solo la libertad en el uso de los
derechos procesales mediante un juez que no haga nada más que orientarlo y encaminarlo hacia un
resultado, no importa cual, porque lo que importa garantizar es la obtención de justicia.
Es por ello, que el activismo en puridad, es más garantista que la propia corriente denominada “garantismo
procesal”, porque legitima la aplicabilidad del derecho de fondo que es de mayor trascendencia que el
derecho procesal.
1. c) Enfrentar al garantismo con el activismo, como si fuesen los polos opuestos, consiste en un error
apreciativo de la noción del activismo judicial, lo antagónico del garantismo no es el publicismo
pregonado por el activismo, si no lo es el inquisitivismo dominado por un juez dictador en el
proceso. De ahí, que el activismo sea una posición intermedia que sin descuidar el principio
dispositivo y de aportación de parte, también echa una mirada a la necesidad de obtener la
verdad jurídica objetiva mediante la actuación del juez como director del proceso.
2. d) El garantismo procesal es una corriente circunscripta a lo procesal, no sale del mundo del
proceso estando de contramano con las corrientes modernas que bregan por el
neoconstitucionalismo, indicando que el objetivo primordial del proceso es que el derecho sea
protegido, que los derechos de fondo conculcados sean restablecidos a plenitud, cuando el
proceso cumple esta finalidad es garantista. Se agota dentro del proceso, no saliendo de este
marco, condicionando su accionar a la simple discusión de si el juez tiene o no facultades
probatorias ex-officio, si no la tiene es garantista, y si lo tiene, es no garantista o totalitario, como
lo califican, esto constituye un error conceptual profundo, limitado a lo procesal, obligando a sus
seguidores a abandonar el norte de la justicia y del restablecimiento de los derechos de fondo,
importa más el “como litigar” que la protección de los derechos.
Sin derechos que proteger, sin derechos de fondo conculcados el proceso no tendría razón de ser; se
podría sintetizar de la siguiente manera: sin derecho de fondo, no existiría el derecho de forma. El conflicto
intersubjetivo le sirve como antecedente al proceso, teniendo este como finalidad el restablecimiento del
derecho, entonces debe estar enfocado en garantizar los derechos de fondo y no solo el derecho procesal.
De modo que se mira al proceso como un medio para que los fines se den y se cumplan, protegiendo los
derechos de fondo, pero si para esta protección ponemos trabas desde lo procesal, ese sistema reñirá con
la finalidad del método. Servicio eficaz más medios eficaces, es igual a obtención de justicia, por ello es
vital la actuación comprometida del juez, para hacer justicia, que solo se logrará con un activismo
responsable de todos los intervinientes del proceso.
El proceso fue pensado y construido para dar protección a quienes recibían ataques a sus derechos y
pretendían la defensa de los mismos, con el objetivo de hacer justicia. Si para la obtención de este servicio
se ponen barreras a la protección de los derechos desde lo procesal, como es el caso de la concepción del
Juez espectador, en puridad se está diciendo que no importa la justicia y si importa más el funcionalismo
del sistema, sea este justo o no.       El garantismo se circunscribe al método del debate en el proceso y a
sus consecuencias derivadas, que inclusive encuentra sus justificantes desde el plano constitucional en
cada uno de los principios pregonados, pero es una visión que no piensa en el derecho violentado y en su
restablecimiento, no le importa la justicia del fallo. El garantismo procesal, garantiza los derechos
procesales de las partes, bregando por un juez inerte e inexpresivo, pero no garantiza lo más importante y
fin del proceso: que el derecho sea restablecido con justicia.
1. e) El garantismo procesal pregona un diseño que no confía en los jueces, de desconfianza hacia
los mismos, más adaptados a visiones europeas, que americanistas; más aún si este análisis lo
trasladamos desde nuestro derecho guaranítico, que se basaba en un ciento por ciento en la
confianza hacia el juez (Mburuvichá, cacique mayor), creencia que hasta hoy día se mantiene en
la cultura popular paraguaya, como consecuencia del bilingüismo y de la costumbre ancestral
hasta hoy día arraigada en nuestro pueblo.
El garantismo procesal está basado en el mito del juez espectador, sin embargo no se sostiene que sea
garantismo aquel que verdaderamente protege los derechos de fondo; ¿porque tantas garantías a las
partes, si las verdaderas garantías tienen que estar dadas para la protección del derecho sustancial?, lo
que debe preocuparnos es la garantía real de obtención de justicia. Así las cosas, parecería que le
denominación garantismo procesal, solo tiene una connotación procesal, sin tomar en cuenta el derecho
protegido.
1. f) Decir activismo judicial, es sostener el sistema americanista de confianza en nuestros jueces, es
también escaparse desde lo micro (ámbito estrictamente procesal) para tener una visión holística
y macro del problema jurídico que consiste siempre en elaborar y concretar un mejor servicio de
justicia, con justicia. El verdadero garantismo es el activismo judicial.
Solo con un proceso pensado sobre las bases de solidarismo procesal, se podrá construir un método de
justicia eficaz, pues está comprobado que únicamente con la actividad de las partes el sistema no
funciona.
La implementación de un régimen intermedio que respete el debido proceso, la igualdad de las partes, el
contradictorio y la iniciativa probatoria ex-officio que se producirá cuando el juez no tenga los elementos de
convicción aportados por las partes de manera eficaz para crear certeza, derivará en un ambiente propicio
para llegar a la justicia.
1. g) El activismo judicial encuentra su sustento en la norma constitucional, que en el Preámbulo ya
orienta el reconocimiento de la dignidad humana y el logro de la justicia como fin; para luego en el
artículo primero pregonar la constitución de un Estado Social de Derecho, construyendo una
visión de sociedad solidaria y participativa, tendencia que trasladada al ámbito jurídico y al
derecho procesal civil, condiciona a aceptar como eje neurálgico los fines de la justicia social y del
solidarismo procesal.
2. h) Esbozamos a modo de tesis las siguientes conclusiones:
o El proceso civil ha excedido las fronteras de la iniciativa de las partes, involucrando su resultado a
toda la sociedad, en consecuencia, la sociedad y el estado tiene interés en el resultado del litigio
civil.
o El juez puede ser imparcial aún con poderes oficiosos.
o Una ley procesal es buena, si permite se llegue a decisiones justas en tiempos
razonables.
o El ejercicio de poderes ex-officio, se compadece con la preservación de las garantías
procesales de las partes.
o El garantismo exacerbado genera la ineficacia del proceso, como ha ocurrido en nuestro
país.
o El debate entre garantismo y activismo, no es una lucha de ideologías, sino simplemente
de una visión sobre el proceso, que se reduce a la cuestión de los poderes del juez, y
más específicamente aún, de los poderes probatorios del juez.
o La verdad no tiene ideologías.
o El garantismo es una visión conservadora del proceso, que busca mantener el status quo
actual.
o El vocablo garantismo, utilizado por la tesis garantista, no representa la idea de
garantizar la protección de los derechos de fondo, sino solo una cuestión eminentemente
procesal que no excede este marco.
o El activismo es una visión moderna, dinámica, acomodada a la necesidad procesal, que
tiende, con mayúsculas, A LA PROCLAMACIÓN DEL VALOR JUSTICIA EN EL
PROCESO.

UNIDAD II: LA JURISDICCIÓN

1. La jurisdicción: concepto, elementos y finalidad.


Concepto de jurisdicción de clase: Es la aptitud que tienen los jueves de resolver los conflictos.
Se las da el mismo Estado. Su función propia es la jurisdiccional. Todos tienen jurisdicción, pero no todos
competencia. Es la aptitud de ‘decir el derecho’.
Concepto y naturaleza del acto jurisdiccional

El lenguaje jurídico acuerda a la palabra “jurisdicción” diversos significados.


En primer lugar, se la utiliza para denotar los límites territoriales dentro de los cuales ejercen sus
funciones específicas los órganos del Estado, sean ellos judiciales o administrativos.
En segundo lugar, las leyes suelen emplear este vocablo para señalar la aptitud o capacidad
reconocida a un juez o tribunal para conocer en una determinada categoría de pretensiones o peticiones,
confundiendo de tal manera la jurisdicción con competencia.
También se utiliza el término jurisdicción con referencia al poder que, sobre los ciudadanos, ejercen
los órganos estatales (ej. Un parlamento, un órgano judicial etc)
Finalmente, desde el punto de vista técnico, que es el que aquí interesa, se considera a la
jurisdicción – al igual que la legislación y la administración- como una de las funciones estatales,
definiéndosela como aquélla mediante la cual los órganos judiciales del Estado administran justicia en los
casos litigiosos.
Pero ocurre que si a este esquema, se lo confronta con la realidad jurídica positiva, encontramos
que no toda la función jurisdiccional se halla encomendada en los órganos del poder judicial. Es
indiscutible que esa función también la ejercen numerosos organismos administrativos (ej. Sanción de un
tribunal de faltas) y el propio órgano legislativo (ej. Juicio político en el senado).
Diferencias de la función legislativa y la jurisdiccional  la primera tiene por objeto crear normas
abstractas y generales, en tanto que la segunda se traduce en la creación de normas individuales.
Diferencias del acto jurisdiccional y el acto administrativo  Tienen características comunes:
a) Ambos representan la individualización y concreción de normas generales
b) Su autor siempre es un órgano del Estado, lo que les confiere el carácter de actos de
autoridad que obligan a sus destinatarios a cumplir la conducta prescripta por el órgano respectivo en el
caso concreto
c) Ambos tienen aptitud para imponerse, eventualmente, a cualquier miembro de la comunidad
cuya conducta o cuyas relaciones pueden encontrarse comprendidas en el ámbito de competencia
asignado a algún órgano estatal.
Establecidos estos conceptos, resulta preciso aclarar cuál es la específica modalidad con que esa
creación normativa individual que tienen el acto jurisdiccional y el acto administrativo se exterioriza en la
experiencia jurídica, a cuyo fin el análisis debe desplazarse hacia el OBJETO que las normas
conceptualizan, o sea, hacia la conducta humana en interferencia intersubjetiva.
En ese orden de ideas vemos que en toda la comunidad se presenta, como situación corriente y
originaria, el hecho de que sus miembros asumen espontáneamente el proyecto de conducta comunitario
al que las normas jurídicas refieren.
Sin embargo suele ocurrir que dos o más miembros de la comunidad, o un órgano estatal y un
ciudadano, en lugar de atenerse u observar el mencionado proyecto en forma espontánea, discrepan
acerca de su alcance, y asumen proyectos individuales y contradictorios. En estas hipótesis, aparece un
conflicto cuya solución requiere de la intervención de ciertos órganos estatales a fin de evitar los riesgos y
la inseguridad que naturalmente entraña la justicia administrada por mano propia.
Colocándonos en el terreno de las relaciones que ligan a los órganos administrativos con los
ciudadanos, advertimos que este proyecto comunitario del que hablamos puede expresarse en forma
espontánea, inmediata o bien en forma indirecta o mediata.
Se expresa de forma espontánea o inmediata: cuando el ciudadano no obstante serle desfavorable,
acepta la decisión del órgano (ej. Denegatoria de un beneficio jubilatorio). En este caso se configura un
ACTO ADMINISTRATIVO, porque tanto el órgano como el ciudadano asumen el proyecto en forma
espontánea.
Se expresa de forma indirecta o mediata: cuando el administrado, en razón de discrepar con ese
criterio, formula un reclamo ante un órgano administrativo superior (sin perjuicio de que eventualmente
proceda un recurso a la justicia). En este caso se configura un ACTO JURISDICCIONAL porque media un
conflicto derivado de la discrepancia entre los criterios que sostenidos entre el órgano estatal y el
ciudadano.
Por lo tanto cabe definir al ACTO JURISDICCIONAL, en términos generales, como aquél mediante
el cual un órgano del Estado (judicial o administrativo), a raíz de haber mediado un conflicto en cualquiera
de las modalidades señaladas, expresa en forma indirecta y mediata el contenido de un concreto proyecto
comunitario, haciéndolo a través del dictado de una norma individual (sentencia, laudo o resolución
administrativa) que declara la existencia de una facultad, de un deber o de un incumplimiento de un deber
y aplicando, en este último caso, una sanción.
El término jurisdicción, como función estatal, constituye un género, del cual la jurisdicción judicial y
la administrativa configuran especies.

Clasificación de la jurisdicción

Jurisdicción administrativa  consiste en la actividad que despliegan los órganos administrativos


tanto en la aplicación de sanciones a los administrados o a los funcionarios o agentes de la propia
administración, como el conocimiento de las reclamaciones y recursos que tienen por objeto asegurar el
imperio de la legitimidad dentro de la esfera administrativa. Esas decisiones son, en principio, revisables
por jueces y tribunales de justicia, salvo que versen sobre materias privativas del poder administrador.
Jurisdicción judicial  puede dividirse en jurisdicción judicial nacional o provincial. Tradicionalmente
también se divide en contenciosa y voluntaria, aunque en rigor, la segunda no reviste carácter
jurisdiccional sino administrativo (la voluntaria).

La función judicial: concepto de jurisdicción judicial

Es todo acto cumplido por un juez o tribunal de justicia que contenga los elementos enunciados en
la noción de “acto jurisdiccional” formulada anteriormente, constituye una exteriorización de jurisdicción
judicial.
Cabe señalar que siempre que medie un conflicto entre particulares, o entre un particular y el
Estado, referente a derechos subjetivos privados de aquéllos, o se encuentre en tela de juicio la aplicación
de alguna sanción de naturaleza penal, la intervención de un órgano judicial es constitucionalmente
ineludible (art. 18 de la CN, establece que todos los habitantes tienen derecho de recurrir ante un órgano
judicial para obtener el amparo de los derechos que estiman amenazados o lesionados. Y el art. 109 que
al prohibir al presidente de la república ejercer funciones judiciales, descarta el poder de dicho funcionario
e implícitamente, el de los funcionarios y organismos administrativos. Sin embargo esa prohibición no es
absoluta, respecto a los organismos administrativos la CJSN ha dicho que se admite el ejercicio de
potestades jurisdiccionales por parte de la administración siempre que ese tipo de atribuciones se
encuentren supeditadas al requisito de que ese pronunciamiento jurisdiccional emanado de órgano
administrativo quede sujeto al control judicial suficiente, es decir, que sea revisable en instancia judicial).

La jurisdicción voluntaria

Se designa así a la función que ejercen los jueves con el objeto de integrar, constituir o acordar
eficacia a ciertos estados o relaciones jurídicas privadas. Se trata de una función ajena al normal cometido
de los órganos judiciales, el cual consiste en la resolución de los conflictos jurídicos suscitados entre dos o
más personas.
Lo característico de la jurisdicción voluntaria se caracteriza porque no existe un conflicto a resolver,
no tiene partes en sentido estricto. Se distingue también porque el juez al resolverlo, emite una declaración
basada exclusivamente en los elementos de juicio unilateralmente aportados por el peticionario o
peticionarios, razón por la cual dicha declaración no produce efectos de cosa juzgada respecto de terceros
cuyos derechos resulten eventualmente afectados por ella.
De acuerdo con el contenido de las resoluciones de esos procesos, se pueden clasificar las
resoluciones de los actos de jurisdicción voluntaria en:
 Actos de constitución de derechos (ej. Inscripción de una sociedad en el registro)
 Actos de homologación (ej. Aprobación del testamento en cuanto a sus formas)
 Actos de constatación (ej. Reconocimiento de mercaderías)
 Actos de autorización (ej. Autorización para comparecer en juicio)
Interesa finalmente que las decisiones que se dictan en los procesos de jurisdicción voluntaria, no
revisten carácter jurisdiccional, por cuanto no suponen la existencia de un conflicto sino que importan la
expresión directa e inmediata de un proyecto comunitario por parte de los órganos judiciales. Esto permite
calificar como administrativa a la actividad que los jueces desarrollan en dichos procesos.

Caracteres y extensión de la función judicial

La función judicial, sea jurisdiccional o administrativa, tiene los siguientes caracteres:


a) Es un poder-deber, desde que comprende la facultad del juez o tribunal de decidir los
asuntos que se someten a su conocimiento y el deber en que se encuentra de administrar justicia.
b) Es ejercida por órganos independientes, que integran un poder del Estado provisto de
autonomía con relación a los poderes políticos, y que, a diferencia de los órganos administrativos, no se
hallan sujetos a las directivas o instrucciones de superiores jerárquicos.
c) Es indelegable, por cuanto el juez no puede delegar en otras personas el ejercicio de sus
funciones

Extensión del poder judicial:


La función judicial, en tanto atributo de la soberanía del Estado, solo puede ser ejercida dentro de
los límites territoriales de aquél y en los lugares donde lo admite el derecho internacional (ej. Altamar)
Están sometidas a la función judicial del Estado todas las personas físicas o jurídicas, nacionales o
extranjeras, que habiten o se hallen radicadas en su territorio. Dentro de nuestro régimen jurídico, la
extranjería solo es tenida en cuenta como unas de las circunstancias que justifican la procedencia del
fuero federal.
En cambio, los Estados extranjeros gozan de inmunidad al respecto, esto quiere decir que solo
pueden ser sometidos a la potestad de los órganos judiciales del Estado Argentino cuando medie su
consentimiento que puede ser expreso o tácito.
El poder ejecutivo puede declarar con respecto a un país determinado la “falta de reciprocidad” por
decreto. En este caso, el estado extranjero, con respecto al cual se ha hecho esa declaración, queda
sometido a la jurisdicción Argentina. Si la declaración del PE limita la falta de reciprocidad a determinados
aspectos, la sumisión del estado extranjero a la jurisdicción argentina se limitará también a los mismos
aspectos.
En caso de renunciar al privilegio, o de ser aplicable la excepción precedentemente explicada, los
Estados extranjeros son justiciables ante los jueces federales o ante la CJSN en instancia originaria, según
que, respectivamente, la causa se haya suscitado con un particular o con una provincia.
En cuanto a los embajadores o ministros plenipotenciarios extranjeros gozan del privilegio de
inmunidad mientras conserven su capacidad de tales, pudiendo ser renunciados en la misma forma
señalada en relación con los Estados extranjeros.
La competencia corresponde, en tales casos, a la CJSN.
Finalmente la función judicial comprende, asimismo, todas las cosas muebles e inmuebles, que se
encuentren dentro del territorio del Estado

Elementos de la jurisdicción
El juez, para poder ejercer la función jurisdiccional, debe tener la disponibilidad de ciertas
potestades que son inherentes a la misma
1) Notio: consiste en la facultad de conocer en todos los asuntos atribuidos a los órganos judiciales
y, específicamente, los términos del conflicto, los hechos alegados por las partes, pruebas incorporadas y
demás elementos de juicio reunidos en el proceso que le permitan, luego, dictar una sentencia respetando
el principio de congruencia.
2) Vocatio: consiste en la facultad de citar a la parte para que comparezca a defenderse y realizar
las notificaciones propias a esos fines.
3) Coertio: es la potestad de compulsión que tiene el juez sobre los sujetos del proceso o extraños
a él (ej. testigos), que no está dirigida aún al cumplimiento de la sentencia, sino a lograr el cumplimiento
efectivo de actos que permitan un normal y correcto desenvolvimiento del proceso, en especial, aquéllos
cuya realización podrían aportar elementos de juicio, prueba o convicción para el posterior dictad de la
sentencia por parte del juez.
4) Iudicium: es la potestad de dictar la sentencia definitiva que decida el conflicto. Es el poder de
mayor importancia, que inviste al juez como sujeto del Estado encargado de dirimir el litigio.
5) Executio: es el poder para hacer que el mandato que dio en la sentencia definitiva sea cumplido.
Como expresa Couture, el triunfador en un pleito no está obligado a ejecutar la sentencia de condena,
pero debe estar facultado para hacerlo cuando desee.

2. La organización judicial argentina. El poder judicial de la Provincia de Santa Fe. Mapa


judicial. Composición y competencia por fueros
La organización judicial argentina

La organización judicial de la República presenta diversas dificultades para el tratamiento


sistemático, ya que existe una organización federal y una local, esta última en cada una de las Provincias y
en la Ciudad Autónoma de Bs. As. Además, existe una organización de la Justicia Ordinaria de la Ciudad
Autónoma de Bs. As., que responde a la organización anterior a la reforma constitucional de 1991, y que
se denomina Justicia Nacional.
Con la reforma constitucional de 1994, se consagró en el art. 129 la autonomía política, legislativa y
jurisdiccional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), estableciendo, a su vez, que "... Una ley
garantizará los intereses del Estado Nacional mientras la Ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación"
Esta justicia le corresponde a la Ciudad de Buenos Aires, y por lo tanto es local, encontrándose,
actualmente, solo parcialmente traspasada a dicha ciudad.
En la actualidad, la CABA posee el fuero Contencioso administrativo, y el Contravencional y de
Faltas. A este último, a partir de convenido firmados en 2004 y 2010, entre la Ciudad y el Estado Nacional,
se le habían sumado algunas competencias penales sobre delitos menores, como amenazas o
usurpación.
En enero de 2017, se firmó un nuevo acuerdo entre la Ciudad de Buenos Aires y el Estado
Nacional, en virtud del cual, en una primera etapa, se traspasará el fuero penal, incluyendo los órganos del
Ministerio Público Fiscal y de la Defensa que actúan ante los mismos. Además, se prevé incorporar el
fuero de Defensa del Consumidor y el Registro de la Propiedad Inmueble. Para una segunda etapa,
quedarán traspasados los fueros Civil y Comercial, Laboral y de Familia. Para poder implementar estos
cambios, el acuerdo firmado sobre el traspaso debe ser ratificado por el Congreso Nacional y por la
legislatura porteña.

Los tribunales federales

La llamada justicia federal se encuentra establecida principalmente por la CN, las leyes de
organización de justicia, especialmente por lo que queda de la ley Nº48, sin olvidar que en la organización
judicial el art. 75, inciso 20. de la CN, expresa que corresponde al Congreso establecer tribunales
inferiores a la CJSN, mientras que, por el art. 113, la CJSN dictará su reglamento interior y nombrará a sus
empleados.
Son de suma relevancia, también, dentro del esquema de la justicia federal, la función del Consejo
de la Magistratura, para la elección y remoción de magistrados, el Ministerio Público independiente, el
Defensor del Pueblo y la Auditoría General de la Nación, todos con rango constitucional.

Podes judicial de la Provincia de Santa Fe

La Constitución de la Provincia de Santa Fe establece, en su art. 83, que el Poder Judicial de la


Provincia es ejercido, exclusivamente, por una Corte Suprema de Justicia, Cámaras de Apelación, jueces
de primera instancia y demás tribunales y jueces que establezca la "ley". Esa "ley" es actualmente la Ley
Nº 10.160, llamada Ley Orgánica de Poder Judicial.
Como su nombre lo indica, esta ley estructura el andamiaje y funcionamiento del servicio de justicia
en la provincia, estableciendo, entre otras cuestiones: los criterios de atribución de competencia, el mapa
judicial de la provincia, lo relativo a los órganos que realizan actividad jurisdiccional, la regulación del
Ministerio Público (que no debe ser confundido con el Ministerio Público de la Acusación, ni el Ministerio
de la Defensa), la regulación de lo atinente a los diferentes funcionarios judiciales y empleados judiciales.
Esta ley además regula cuestiones sobre los organismos auxiliares de la justicia (como el archivo
de tribunales y las cárceles), como así también, lo referido a los profesionales auxiliares de la justicia,
entre los que se encuentran los abogados y procuradores.
Por ello, la ley establece la existencia y el funcionamiento de los Colegios de Abogados, sus
atribuciones, la afiliación, inhabilidades y los requisitos para el ejercicio profesional (título de abogado,
matriculación, prestación de fianza y juramento ante la Corte Suprema de la Provincia).

El mapa judicial de la Provincia de Santa Fe

La Ley Orgánica del Poder Judicial, organiza el mapa judicial provincial en sus arts. 3, 4, 5 y 6.
Para ello, toma en cuenta la división geopolítica del territorio de la provincia, estableciendo diferentes
zonas que, como explica Solá, de manera gráfica pueden visualizarse como una serie paulatina de
círculos concéntricos diseminados a lo largo del territorio provincial, unos abarcativos de otros y de
superficie progresivamente mayor. Por ello, pueden distinguirse:
1) La mínima unidad geopolítica, la comuna, equiparada a los efectos legales con el municipio,
donde actúa, por lo menos, un juez comunitario de pequeñas causas. Dado que la llamada justicia
comunitaria es de reciente data, a partir de la Ley Nº 13.178, del año 2011, en las comunas o municipios
no existía a la fecha Juzgado de justicia comunitaria, y hasta tanto éste sea creado, actúa en tal carácter el
Juez de Circuito con competencia territorial en dicho lugar (pero aplicando las causas correspondientes de
la Justicia Comunitaria, el procedimiento propio previsto enel Título Octavo, Capítulo III, del libro tercero
del Código Procesal Civil y Comercia, arts. 571 y ss).
2) El circuito judicial, que es el agrupamiento legal de varias comunas, y donde actúa por lo menos
un Juez de Primera Instancia de Circuito. En la actualidad, se encuentran funcionando 37 Circuitos
Judiciales, cada uno identificado con un número sucesivo del Nº 1 al 37 y con sede en las ciudades
señaladas en los respectivos incisos del art 4 de la Ley Orgánica del PJ SF.
3) El distrito judicial, que es el agrupamiento legal de varios Circuitos Judiciales, y donde actúa por
lo menos un juez de Primera instancia de Distrito. En la actualidad, se encuentran funcionando 23 Distritos
Judiciales, cada uno identificado con un número sucesivo del 1 al 23 y con sede en las ciudades
señaladas en los respectivos incisos del art. 5 de la Ley Orgánica del PJ SF.
4) La circunscripción judicial, que es el agrupamiento legal de varios Distritos Judiciales, y donde
actúa por lo menos una Cámara de Apelación. Es la extensión de mayor territorio, por eso existen tan sólo
cinco circunscripciones judiciales, cada una identificada con un número sucesivo del 1 al 5 y con sede,
respectivamente, en las siguientes ciudades: Santa Fe, Rosario, Venado Tuerto, Reconquista y Rafaela.
Este esquema del mapa judicial santafesino, sumado al resto de las pautas de atribución de
competencia, y a las normas específicas de determinación del juez competente van a permitir actuar entre
sí para determinar cuáles pueden ser los jueces con competencia en un caso determinado.

1) Santa Fe
2) Rosario
3) Venado Tuerto Circunscripciones judiciales
4) Reconquista
5) Rafaela.

Composición y competencia por fueros

1) Corte Suprema de la Justicia de Santa Fe


La propia Constitución de la Provincia de Santa fe establece que la Corte Suprema se compone de
cinco Ministros como mínimo y un procurador general (art. 84 CP. SF) Actualmente, y a partir de la ley Nº
10. 160, sancionada en el año 1987, está compuesta de 6 ministros, entre los que se designa anualmente
al Presidente del Tribunal.
Para ser miembro de la Corte Suprema de justicia se requiere ser ciudadano argentino, poseer
título de abogado y tener, por lo menos, 30 años de edad, 10 de ejercicio de la profesión de abogado o de
la magistratura y dos años de residencia inmediata en la provincia, si no hubiere nacido en ésta (art. 85 CP
SF)
En caso de excusación, recusación, ausencia, impedimento, licencia o vacancia, la Corte se integra
con jueces de las Cámaras de Apelación que correspondan a la materia en debate. En los asuntos de
competencia contencioso administrativa, con jueces de las Cámaras de lo Contencioso Administrativo, en
primer lugar y, en su caso, con jueces de las Cámaras de apelación en lo Civil y Comercial. Si aún no
fuera posible la integración, en ambos casos, con conjueces designados por sorteo, hecho en acto público
y notificado a las partes en litigio (1rt. 13 LOT)
En cuanto al quorum y resoluciones en materia jurisdiccional, la Corte forma quórum con presencia
de 4 integrantes. Para la emisión de pronunciamiento válido, se requiere la mayoría absoluta del Cuerpo y
de sus votos totalmente concordantes. En caso de empate, el voto del presidente de la Corte es decisivo.
Si su voto no es dirimente, la Corte se integra con el número de reemplazantes que sea necesario para
lograr mayoría absolutamente concordante en la votación. En todos los casos, al opinión de la mayoría
puede ser llevada por uno de los integrantes y la de la minoría, del mismo modo (art. 14 LOT)
Ahora bien, en las cuestiones no jurisdiccionales, llamadas de "gobierno", la Corte forma quórum
con la presencia de 4 de sus integrantes y las resoluciones se toman por simple mayoría. En caso de
empate, el voto del presidente es decisivo.
En cuanto a su competencia, cabe indicar que la Corte provincial tiene una competencia exclusiva
definida por la Constitución Provincial Art. 93
ARTICULO 93. “Compete a la Corte Suprema de Justicia, exclusivamente, el conocimiento y
resolución de:
1- Los recursos de inconstitucionalidad que se deduzcan contra las decisiones definitivas de los
tribunales inferiores, sobre materias regidas por esta Constitución;
2- Los recursos contencioso-administrativos sometidos a su decisión en los casos y modos que
establezca la ley;
3- Los juicios de expropiación que promueva la Provincia;
4- Los recursos de revisión de sentencias dictadas en procesos criminales, en los casos
autorizados por la ley;
5- Las contiendas de competencia que se susciten entre tribunales o jueces de la Provincia que no
tengan un superior común;
6- Los conflictos de atribuciones planteados entre funcionarios del Poder Ejecutivo y del Poder
Judicial;
7- Los juicios de responsabilidad civil contra los magistrados judiciales;
8- Los recursos contra las decisiones del Tribunal de Cuentas en los casos y modos que establezca
la ley; y
9- Los incidentes de recusación de sus propios miembros”
En cuanto a la competencia legal, la Ley Orgánica del PJ de SF establece que la Corte provincial
ejerce su competencia funcional, material y personal en todo el territorio de la provincia (art. 15 LOT),
siendo de alzada todos los tribunales inferiores, correspondiéndole (según el art. 16 de la LOT) el
conocimiento de:
1. Las impugnaciones por inconstitucionalidad deducidas contra sentencias definitivas o audios
interlocutorios con fuerza de tales
2. Los recursos de revisión deducidos contra sentencias dictadas en proceso penales
3. Los recursos deducidos contra las decisiones del Tribunal de Cuentas
4. Los recursos de nulidad deducidos contra las sentencias pronunciadas en juicios orales en
materia penal, luego de vencido el plazo concedido por la ley al efecto
5. Las quejas por el retardo de justicia deducidas contra las Cámaras de Apelación
En relación con la competencia material (art. 17 LOT), tiene el conocimiento de:
1. Las pretensiones contencioso administrativas, en los casos y modos que dispone la ley
2. Los conflictos de competencia suscitados entre magistrados de la provincia que no tienen un
superior común
3. Los conflictos de atribuciones planteados entre funcionarios del PE y magistrados o funcionarios
del PJ
4. Los incidentes de recusación de sus propios integrantes
Por último, y ya dentro de la competencia personal (art. 18 de la LOT), la Corte provincial tiene
competencia en:
1. Los juicios de expropiación promovidos por la provincia
2. Los juicios de responsabilidad civil promovidos contra los magistrados judiciales.
Planta judicial

La "planta judicial", es decir, la cantidad y tipo de juzgados o tribunales asignados a a cada área del
mapa judicial, está dispuesta en el art. 7 de la LOT. Se aluda allí, a las Cámaras de Apelación por
circunscripciones judiciales, a los Tribunales Colegiados por Distritos Judiciales, a los Jueces de primera
instencia de Distrito por Distritos Judiciales, a los Jueces de primera instancia de Circuito por Circuitos
judiciales, a los jueces comunitarios de pequeñas causas por comunes.

Competencia por fueros:

Fuero de lo contencioso administrativo

Corresponde, en primer término, hablar del fuero contencioso administrativo. Constitucionalmente,


es una materia que está asignada a la propia Corte Suprema de Justicia de la Provincia, conforme lo
dispone el art. 93. Inc. 2º de la CP SF
Sin embargo, desde 1995 por la ley Nº 11.326, se crearon las Cámaras de lo contencioso
Administrativo y se dispusieron por ley Nº 11.330 su competencia y el proceso contencioso administrativo
por el cual se tramitaría ante ellas.
En este nuevo régimen, entonces, se crearon dos Cámaras de lo Contencioso Administrativo para
toda la Provincia de Santa Fe. La Nº 1 con asiento en la circunscripción de Santa Fe, con competencia en
los conflictos que se susciten en las circunscripciones Nº 1, 4, 5 y la Nº 2 con asiento en la circunscripción
Nº2, con competencia en los conflictos que se susciten en las circunscripciones 2 y 3.
La Corte suprema sigue manteniendo su competencia exclusiva e improrrogable en la materia,
cuando el recurrente sea un municipio o Comuna de acuerdo con el art. 35 de la ley 11.330.
Para el resto de las cuestiones que sean materia contencioso administrativa, las Cámaras de lo
Contencioso administrativo en los casos y modos que establece la ley Nº 11.330, es originaria e
improrrogable, aún entre las propias Cámaras. Ello significa que estas Cámaras no son Cámaras de
Apelación, ya que tienen competencia originaria, aunque podrían llegar a serlo en un futuro, si se crearan
juzgados de primera instancia de lo contencioso administrativo.

Fuero civil y Comercial, Penal, Laboral, Justicia comunitaria de Pequeñas causas

En primer lugar, cabe mencionar que la Provincia de SF, unifica la materia civil y comercial. No
existe en la provincia, a la fecha, juzgado o tribunal alguno cuya competencia exclusiva sea la civil o
comercial, aunque una excepción a ello podrían ser los Tribunales Colegiados con juicio oral existentes en
la circunscripciones Nº 1 y 2, ya que tienen competencia solamente en cuestiones de familia y
responsabilidad civil extracontractual.
Sin perjuicio de ello, existen en la provincia juzgados que agrupan otras competencias junto a la
civil y comercial, como las cuestiones laborales.
Por otra parte, la competencia civil y comercial se divide en dos grandes fueros: los juzgados de
distrito y los de circuito. Esta división atiende, en especial, a criterios de atribución de competencia por el
monto, pero también por materia.
En efecto, la LOT atribuye a la justicia de circuito:
1) Materialmente: asuntos referentes a la locación de muebles e inmuebles urganos o rurales (no
existiendo para éstos supuestos límite alguno por la cuantía del pleito), litigios que versen sobre desalojo,
las faltas (salvo para los jueces de los Circuitos Judiciales 1, 2 y 5 que tienen Juzgados de faltas). Algunos
juzgados de Circuito tienen asignados, además, asuntos laborales cuya cuantía no supere la específica
para el Circuito de 60 JUS (Circuitos Nº 15, 16, 17, 18, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 28, 29, 30, 31, 33, 36 y 37).
Carecen de competencia para conocer en juicios universales, litigios que versen sobre asuntos de familia y
actos de jurisdicción voluntaria, salvo informaciones sumarias al solo efecto de ser necesarias para fines
previsionales.
2) Cuantitativamente: el conocimiento de toda causa civil y comercial cuya cuantía no supere el
valor equivalente a sesenta (60 unidades JUS)
3) Funcionalmente: los recursos de apelación interpuestos por ante los Jueces Comunitarios de las
Pequeñas Causas, salvo los supuestos contemplados por el art. 56 de la LOT
Cabe mencionar que en la Provincia de Santa Fe existe un fuero especial de Ejecución Civil, dentro
de la competencia de los jueces de Circuito. Estos jueces de Ejecución Civil tienen asiento y competencia
territorial en las sedes de los Circuitos Judiciales Nº 1 y 2, y materialmente conocen respecto de toda
pretensión ejecutiva autónoma, cuya cuantía no exceda la suma establecida en el art. 112 de la LOT, es
decir, 60 unidades JUS.
Asimismo, forman parte de la estructura el fuero penal, laboral y la justicia comunitaria de pequeñas
causas.

UNIDAD 4: LA COMPETENCIA:

El instituto tiene raíz en la CN, el art. 18 de la misma dice que: nadie puede ser arrestado sino en virtud de
orden escrita de autoridad competente. Desde ese punto de vista, la institución refiere al principio de
legalidad, o con mayor precisión nos referimos al principio de LEGITIMIDAD, que establece
obligatoriamente que toda actuación debe estar arreglada a la ley.

La competencia supone un poder jurisdiccional y pluralidad de órganos, circunstancia que crea la


necesidad de que la ley delimite o distribuya la tarea judicial.

La podemos caracterizar como el mecanismo aplicado al trabajo jurisdiccional, que determina por medio
de reglas especiales, las facultades y deberes concretos de los órganos judiciales para legitimar su
potestad de juzgar, en causas que se le someten o en las que resulten llamados a intervenir, por opción de
los propios justiciables.

CARACTERES DE LA COMPETENCIA: Improrrogabilidad, como regla e indelegalabilidad.

Competencia. Concepto. Clasificación: pautas objetivas para su determinación.

Hablar de COMPETENCIA implica discernir cuáles son las pautas bajo las cuales la norma procesal
establece, entre todos los jueces y tribunales que integran el sistema judicial, aquél al que le corresponde
entender y decidir en un caso dado.

Todo Juez por el solo hecho de ser Juez, tiene jurisdicción, ejerce actividad jurisdiccional. Asi está
establecido en nuestra Constitución Nacional y en consoncancia lo dispone también la Constitución de la
Pronvincia de Santa Fe. Pero lógicamente un Juez no tiene competencia para todos los asuntos o
causas porque su reparto es necesario como forma de organización de la actividad jurisdiccional.
Entonces, la competencia opera como límite, medida de la jurisdicción, determinando su extensión
funcional, conforme ciertas reglas o pautas.

Concepto

La competencia es la aptitud o potencialidad que determina la ley para habilitar al órgano


jurisdiccional a ejercer efectivamente la función jurisdiccional en una determinada categoría de
asuntos o causas.
La competencia es variable en función de cada caso: de su materia, de las personas que intervienen en él,
del lugar del hecho, acto o contrato, de la cuantía de la pretensión, etc.

En principio, es la ley la que da pautas para discernir la competencia de los Jueces o Tribunales, sin
perjuicio de que dada determinada circunstancias, las partes pueden pactar convencionalmente otra
competencia distinta. Esto último se conoce como “prórroga de la competencia”, tema que abordaremos
más adelante.

En nuestra provincia estas pautas están establecidas por la Ley Orgánica del Poder Judicial 10.160 o
LOPJ, en combinación con los artículos 3,4 y 5 del CPCC.

Como resultado del juego de las pautas legales, hay dos consecuencias lógicas: 1) siempre, para
cualquier índole de asunto o caso va a ser competente un Juez y, 2) hay únicamente un Juez
(categoría de Juez) u órgano jurisdiccional competente.

Determinación de la Competencia:

Primer Paso: Descartar la competencia Federal.

Desde un punto de vista práctico, lo primero que debemos discernir es si el asunto encuadra en la
competencia de la justicia federal. Esta última es la aptitud reconocida legalmente a los órganos que
integran el Poder Judicial de la Nación para ejercer su jurisdicción en los casos (materias), o respecto a las
personas o los lugares expresamente determinados por la Constitución Nacional. Los artículos 116 y 117
de la Carta Magna enuncian taxativamente los supuestos en los cuales la competencia de los Jueces es
federal.

Artículo 116 CN: “Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución,
y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inciso 12 del artículo 75; y por los tratados
con las naciones extranjeras; de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y
cónsules extranjeros; de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima; de los asuntos en que
la Nación sea parte; de las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia
y los vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus
vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero”.

Artículo 117 CN: “En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las
reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a
embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la
ejercerá originaria y exclusivamente”.

La competencia federal está reglamentada por el artículo 2 de la ley 48 y la ley 13.988.


El artículo 117 CN determina cuándo la competencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación es
originaria y exclusiva (supuesto de embajadores, ministros y cónsules, y cuando una provincia fuese
parte), en los demás supuestos y en los supuestos previstos en el artículo 116 CN, la competencia de la
Corte Suprema es en grado de apelación. La competencia originaria inicial o de primera instancia
corresponde a los Jueces federales, pudiendo recurrir en grado de apelación ante la Cámara Federal y
luego ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por vía del recurso extraordinario.
La competencia federal tiene ciertos caracteres importantes: es limitada a los casos taxativamente
enunciados; es privativa y excluyente de la competencia provincial. Es improrrogable, cuando está
establecida en razón del lugar o de la materia, pero prorrogable cuando está determinada en razón de las
personas. Es excepcional ( ante la duda corresponde la justicia ordinaria) y no admite aplicación
analógica por la taxatividad de los supuestos que comprende.

Segundo Paso: Analizar el mapa judicial de Santa Fe ( ¿qué jueces existen y dónde los encuentro?)

Descartada la competencia federal, corresponderá analizar en segundo lugar las distintas pautas objetivas
que determinan la competencia provincial u ordinaria establecidas – de algún modo combinado-por la Ley
orgánica del poder judicial ( LOPJ) y el código procesal civil y comercial (CPCC).
Para eso, conviene comenzar por estudiar geopolíticamente la Provincia de Santa Fe de modo de tener
un panorama del mapa judicial y saber con qué jueces y tribunales se cuenta y el lugar de radicación de
cada uno.

Deberá saberse que, con la Corte Suprema de Justicia a la cabeza, el artículo 3° LOPJ divide a la
Provincia en cinco Circunscripciones judiciales, en cada una de las cuales funciona por lo menos una
Cámara de Apelaciones. Cada una de estas circunscripciones se designa con un número, así Santa Fe
es sede de la Circunscripción n° 1, Rosario es sede de la Circunscripción n° 2, Venado Tuerto de la
Circunscripción n° 3, Reconquista de la Circunscripción n° 4, Rafaela de Circunscripción n° 5.
En Rosario y Santa Fe (Circ 2° y Circ. 1°, respect.) hay una Cámara de Apelaciones Civil y Comercial y
otra de Circuito, una Laboral, una Penal y otra Contencioso administrativa. En el resto de las
circunscripciones 3°, 4° y 5° hay una Cámara con competencia Civil, Comercial y Laboral.

A la manera de círculos concéntricos progresivamente menores, cada una de las Circunscripciones


encierra un número determinado de Distritos judiciales, establecidos por la LOPJ y en cada uno de las
sedes de los Distritos hay por lo menos un Juez de Primera Instancia de Distrito. El artículo 5 dispone
que hay 24 Distritos.

Asimismo, cada Distrito encierra un número determinado de Circuitos judiciales. En la sede de cada
uno de los Circuitos hay por lo menos un Juez de Primera Instancia de Circuito. La LOPJ en el artículo
4 establece que en la provincia existen 38 Circuitos y determina las sedes de los mismos;

Los Circuitos a su vez se dividen en Municipios o Comunas, y en ellas hay por lo menos un Juez
Comunitario de Pequeñas Causas. Las comunas son 364.

Tercer paso: analizar las pautas objetivas de competencia.

Pautas objetivas son aquellas que van a permitir determinar-dentro del panorama que presenta la
provincia- ante qué Juez se debe interponerse la demanda, en base al lugar del hecho, acto, o
contrato que se invoca, las personas de los litigantes, la naturaleza o materia de la pretensión y su
contenido económico.

El artículo 1 LOPJ enumera las pautas objetivas de competencia.


“Esta Ley atribuye la competencia en razón de:
1. El lugar de demandabilidad (competencia territorial);
2. La materia sobre la cual versa la pretensión (competencia material);
3. El grado de conocimiento judicial (competencia funcional);
4. Las personas que se hallan en litigio (competencia personal);
5. El valor pecuniario comprometido en el litigio (competencia cuantitativa);
6. La conexión causal existente entre distintos litigios contemporáneos (competencia por
conexidad). Esta competencia incluye los casos de afinidad y el fuero de atracción que establece la
ley de fondo;
7. La prevención procesal (competencia prevencional);
8. El reparto equitativo de tareas entre los jueces (competencia por turno)”.
Según el criterio seguido por la cátedra, las dos pautas que prevé el artículo 1 en los incisos 6 y 7, no son
pautas objetivas de determinación de competencia, sino que son supuestos de desplazamiento de
la competencia. Es decir, mediando las hipótesis que se prevén (conexidad y prevención procesal), la
competencia se desplaza hacia determinado juez distinto al que hubiera resultado originariamente
competente de aplicarse las restantes pautas que prevé la ley.

I. Competencia en razón del territorio o Competencia territorial.

La competencia territorial determina cuál es el lugar o espacio geográfico donde debe interponerse la
demanda, teniendo en cuenta que los jueces ejercen sus funciones con asiento en determinado lugar de la
provincia, son competentes dentro de ese ámbito y dejan de serlo fuera de él.
Con la división geopolítica que establece la ley orgánica, se trata de que el Juez esté lo más cerca posible
de las partes y de los bienes litigiosos. Ese es el espíritu de la ley: decentralizar el servicio de justicia, con
el fin de economizar tiempo, dinero y descongestionar foros, acercando el órgano jurisdiccional a las
cosas y a las personas involucradas en el litigio.

La determinación del “lugar de demandabilidad “requiere, por una parte, tener presente el panorama
geopolítico de la provincia diseñado por la Ley Orgánica del Poder Judicial, y por otra parte, las pautas
que señalan dónde demandar dispuestas en el Código Procesal Civil y Comercial de Santa Fe, artículos 4
y 5.

El artículo 5 CPCC: determina pautas de competencia territorial y otras pautas de distinta naturaleza. Es
una norma casuística y un poco desordenada.
La determinación de la competencia territorial empieza por esta norma: si el supuesto no está
expresamente contemplado en algunos de los incisos del artículo 5, entonces se debe recurrir a la pauta
general del artículo 4 CPCC, que es la norma residual y general de competencia territorial.

Artículo 5 CPCC: “La competencia, en los siguientes casos, se regirá por las normas que a
continuación se establecen, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 4.
In 1°) “En el concurso civil, entenderá el Juez del domicilio del deudor”.(Este inciso esta derogado
por la ley 24.522 de concursos y quiebras que en su artículo 3 determina la competencia de los Jueces en
materia concursal.)
Inc 2°) “En la rendición de cuentas de los administradores de bienes ajenos, el del lugar donde
aquéllas deben presentarse; de no estar determinado éste, el del domicilio del dueño de los bienes
o del lugar donde se hubiere administrado el principal de éstos, a voluntad del actor”. Este es el
supuesto de juicio de rendición de cuentas (artículos 527 a 530 CPCCSF). Todo el que administra bienes
ajenos tiene la obligación de rendir cuentas. En caso de que exista obligación de rendir cuentas y las
partes no se pongan de acuerdo extrajudicialmente, este inciso determina quién ha de ser el Juez
competente: -primero lo será el Juez del lugar donde debían presentarse las cuentas según el contrato de
que se trate; si éste no estuviera determinado, lo será el del domicilio del dueño de los bienes, o el del
lugar donde se hubiese administrado el principal de los bienes a voluntad del actor. La primera posibilidad
es preferente, las otras dos son a opción del actor (generalmente es el dueño de los bienes).
Inc 3°) “Si la demanda se refiriera a gestión de tutores o curadores, el Juez que discernió la tutela
o curatela, aunque los bienes o el domicilio del menor, incapaz, tutor o curador se encuentren fuera
del territorio de su competencia”. El Juez competente para entender en lo concerniente a la gestión de
tutores o curadores, a saber, rendición de cuentas, remoción, etc., es el mismo que discernió la tutela o
curatela. A su vez éste juez es el del domicilio del menor o de la persona declarada incapaz o con
capacidad restringida (art. 2640CCCN). Si el Juez de ese domicilio intervino en el nombramiento de un
tutor para la persona menor de edad o que carece de representantes legales, o el nombramiento de
curador o apoyo para la persona declarada incapaz o con capacidad restringida, es sin duda el más apto
por razones de economía procesal y seguridad jurídica, para seguir interviniendo si se inicia un juicio de
rendición de cuentas o se pide la remoción del tutor o curador. Acá está en juego otra pauta distinta al
territorio: la conexidad causal.

Inc 4°) “En las acciones relativas al divorcio o a la capacidad de las personas, el Juez del último
domicilio conyugal o del incapaz”. Dicho Juez también será competente para entender en las
cuestiones sobre separación personal y disolución de sociedad conyugal. Esto coincide con lo establecido
por la ley 23.515 de matrimonio civil, en su artículo 165 y con el CCC.

Inc 5°)“De la inscripción tardía de nacimiento, el Juez del domicilio del peticionario. El mismo o el
del lugar donde se encuentren las partidas conocerá de la enmienda o adición de las de registro
civil”. El plazo para inscribir los nacimientos en el Registro civil, según el decreto 8204/63, es de
cuarenta días, pudiendo extenderse hasta seis meses si existiera causa justificada. Vencido dicho lapso, la
inscripción tardía se hace por trámite judicial sumario ante el juez que corresponde la domicilio de quien
peticiona la inscripción.

Inc. 6°) “De las acciones reales y posesorias, de los interdictos, de las gestiones relativas a títulos
supletorios y protocolizaciones de títulos sobre inmuebles, de los procesos de mensura y deslinde;
restricción y límites al dominio, medianería, posesión treintañal, división de condominio, desalojo,
ejecución hipotecaria y cancelación de créditos hipotecarios, el Juez del lugar en que se encuentre
situado el bien litigioso o cualquiera de sus partes si se extendiera por diversas jurisdicciones o
cualquiera de los bienes cuando fueren varios los en litigio o de los inmuebles caso que la
pretensión comprendiera muebles e inmuebles. En el desalojo y rescisión de arrendamiento de
predios rústicos, el Juez de primera instancia que corresponda”. El inciso refiere en general a las
demandas que tienen por objeto o se relacionan con bienes muebles e inmuebles( pretensiones reales y
posesorias, ejecución hipotecaria, división de condominio, juicio de usucapión, etc. ) y determina que, en
principio, es el Juez competente el del lugar donde esté situado el bien, con diversas variantes o
supuestos.
Respecto al desalojo, debe tenerse en cuenta que el Juez competente será el del lugar donde estuviera
situado el bien que se quiere desalojar, pero la última parte del inciso está derogada por el artículo 111,
inc 1° LOPJ que dispone que todas las pretensiones de desalojo de inmuebles rurales o urbanos (ya no se
hace la distinción que se hacía años atrás), son de competencia exclusiva de los jueces de Circuito del
lugar donde esté radicado el bien objeto del litigio.

Inc 7°) “En el pedido de reposición de títulos o rectificación de escrituras será competente el Juez
del lugar en que se encuentren o se hayan encontrado los originales”. Este supuesto está
comprendido en los artículos 680 y 681 del Cód. Proc. Civil y Comercial.

Inc. 8°) “En las medidas preparatorias y precautorias, el Juez a que corresponda el conocimiento
del proceso principal, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 287. El procedimiento preparatorio
o precautorio radica el principal”. Este inciso no asigna competencia al juez en razón del territorio sino
apuntando a razones de conexidad. Se trata de supuestos muy usuales, a saber: medidas preparatorias
o medidas precautorias o cautelares. Las primeras están reguladas en los artículos 390 a 397 CPCC
(medidas preparatorias para el juicio ordinario), las segundas son las medidas cautelares ( a las que nos
referimos en la clasificación de jurisdicción), de dos tipos: a) aseguramiento de bienes, reguladas en los
artículos 276 a 290CPCC , b) aseguramiento de pruebas, reguladas en los artículos 272 a 275 CPCC.
Las medidas preparatorias son de utilidad en circunstancias en las cuales antes de iniciar el proceso
principal se hace aconsejable despejar algunas cuestiones o dudas para discernir contra quién promover
el litigio o delimitar el objeto litigioso. Se trata de que la futura demanda sea eficaz y correctamente
entablada. Estas medidas se presentan entóncesante el mismo Juez que será el competente en el
principal y ante ese juez queda radicada definitivamente la futura demanda.
Las medidas precautorias tienden siempre a asegurar, a cautelar, aquello que puede perderse con el
transcurso del tiempo, a saber: los bienes o el patrimonio del demandado o las pruebas ( por ejemplo, un
testigo que está por morir o se va a ausentar del país puede solicitarse que preste su testimonio
anticipadamente, demostrando el peligro en demorar o esperar hasta la etapa de apertura a prueba o el
inicio del proceso principal ).En uno y en otro caso, cuando el juicio principal no estuviera aún promovido,
las cautelares se peticionan ante el juez que será el competente para entender en él.

Inc 9°) “El Juez del principal tiene competencia para conocer de todos sus incidentes del cobro de
las costas, del cumplimiento de la transacción, de la ejecución de la sentencia, del recurso de
rescisión, de las demandas por repetición y del cumplimiento de las obligaciones otorgadas en
garantía o emergentes de la evicción o nacidas con motivo del proceso”. Este inciso también asigna
competencia en razón de la conexidad instrumental entre varios asuntos o causas. Presupone que
existe un proceso principal y enumera otros que son secundarios, incidentales o consecuenciales con
éste, considerando que el Juez que entiende en lo principal es el más apto para entender en todos los
procesos consecuenciales, incidentales o secundarios derivados de aquél. Encontramos ejemplos en los
artículos 326 CPCC sobre incidentes, 251 CPCC sobre cobro de costas, 231CPCC sobre transacción, 261
CPCC sobre ejecución de sentencia, 83 CPCC sobre rescisión, etc.

Inc. 10 °)“En las demandas sobre repetición de impuestos que se funden en la invalidez de la ley
que los establezca, entenderá el Juez de primera instancia del lugar en que se hubiere efectuado el
pago”. El único supuesto en el cual para repetir el pago de un impuesto se puede recurrir al Juez de
primera instancia, es cuando la repetición se funda en la invalidez o inconstitucionalidad de la ley que
determina el impuesto. Esto coincide con lo que determina el Código Fiscal en su artículo 63. El Juez
competente será el Juez de primera instancia de Distrito o Circuito (según el monto de la demanda) del
lugar donde se hubiera efectuado el pago. Si la repetición se funda en cualquier otra causa, como por
ejemplo, pago por error, pago en demasía, o cualquier otro tipo de demanda que se quiera entablar con
respecto a la repetición, se tiene que seguir un procedimiento totalmente distinto que es el regulado por el
Código Fiscal: revocatoria en el API, eventualmente acciones ante el Ministerio de Hacienda y luego recién
la vía judicial recursiva ante la Corte.

Inc 11°)“Cualquier Juez, tratándose del depósito de incapaces, con inmediata noticia al defensor
general, cuando en el lugar no haya Juez de primera instancia y el caso sea de urgencia” . El
depósito de incapaces está regulado en el artículo 291 inciso 3) CPCC (el código contiene una normativa y
terminología antigua, que actualmente debe ser aggiornada con las disposiciones del CCC). Cuando un
menor o una persona en general vulnerable se encuentren en riesgo de vida o de padecer daño a su
salud física o psíquica, se puede ordenar su resguardo en determinado domicilio a cargo de las personas
que determine el Juez competente. Este será, según los casos, el tribunal colegiado de familia, o fuera de
Rosario o Santa Fe, cualquier juez de primera instancia de Distrito que estuviera entendiendo en la
denuncia respectiva de violencia familiar o de género, etc. , o en general, en el caso que involucra los
derechos a la salud o a la vida de la persona vulnerable.

Verificado que el asunto no está comprendido en ninguno de los incisos del Art 5°CPCC se debe
acudir a la pauta general de competencia territorial, que trae el artículo 4 CPCC y que funciona
como pauta residual.

Artículo 4 CPCC: “En los procesos contenciosos será competente, a elección del actor, el Juez del
lugar en que deben cumplirse las obligaciones que se demandan, el del lugar en que se realizó el
hecho, acto o contrato que las origina o el del domicilio del demandado o de cualquiera de ellos si
fueren varios y las obligaciones indivisibles o solidarias. El que no tuviere domicilio conocido
podrá ser demandado donde se encuentre o en el lugar de su último domicilio o residencia. En los
actos de jurisdicción voluntaria, intervendrá el Juez del domicilio de la persona en cuyo interés se
promovieren”.

De la norma surge que hay demandas que suponen “jurisdicción contenciosa” y procesos que suponen el
ejercicio de una “jurisdicción voluntaria”.
Para los procesos contenciosos (que son la mayoría), la norma legisla lo que se conoce como opción del
actor: es el actor el elige el lugar de demandabilidad conforme tres posibilidades que le brinda la ley en
un mismo pie de igualdad, no siendo ninguna preferente a la otra:
-El Juez del lugar del cumplimiento de las obligaciones que se demandan: puede que éste lugar esté
precisado en el instrumento o contrato que vincula a las partes, que disponga por ejemplo dónde debe
entregarse la cosa, realizarse el pago, o cumplirse la obligación, etc. O, puede que no esté expresamente
determinado y en este último caso debe acudirse a la normativa supletoria del contrato de que se trate
en el Código Civil y Comercial.
- El Juez del lugar donde se realizó el acto, hecho o contrato: la referencia es al lugar donde se
celebró el contrato( por ejemplo dónde se concretó la compraventa), donde se llevó a cabo el acto ( por
ejemplo la publicidad engañosa), o dónde ocurrió el “hecho”, incluyéndose en este último caso a los
supuestos de responsabilidad extracontractual ( por ej. el juez del lugar del accidente de tránsito).

- El Juez del domicilio del demandado, o de cualquiera de ellos si fueren varios y las obligaciones
indivisibles o solidarias.El domicilio al que refiere la norma es el “domicilio real”, de acuerdo al art. 73
CCC, esto es el lugar donde la persona reside en forma habitual y también, de modo optativo, donde
ejerce su industria, profesión u oficio de manera habitual. También, nuestro Código Procesal permite
demandar y tomar como domicilio real, no solo el lugar donde la persona vive sino “el lugar donde ejerce
su industria, profesión o empleo”( art. 39 CPCC)

Volvemos a recalcar que la opción del actor por CUALQUIERA de los TRES jueces señalados por el texto
del art. 4°CPCC es libre, no existiendo uno preferente a otro.
En cambio, por ejemplo el Código Procesal Civil y Comercial Nacional es diferente al nuestro, porque si
bien establece en el artículo 5° tres alternativas de competencia territorial, marca una opción preferente:
el juez del lugar donde deban cumplirse las obligaciones. Sólo de no poder determinarse esta pauta,
dispone una doble opción a favor del actor: el Juez del domicilio del demandado o el Juez del lugar del
hecho, acto o contrato.

Volviendo a la norma de nuestro código, en la jurisdicción voluntaria la competencia territorial está


determinada por el domicilio de la persona en cuyo interés se promoviere la petición. De todas
maneras esta pauta genérica debe coordinarse ( y a veces puede estar en conflicto) con ciertas
disposiciones que establece el código civil y comercial. Así por ejemplo, en las sucesiones el juez
competente es el del último domicilio del causante ( art. 2336 CCC) y éste puede no coincidir con el
domicilio del interesado ( el heredero) que abre la sucesión.

II Competencia en razón de la materia o competencia material.

La competencia material se atribuye según la índole o naturaleza de las pretensiones litigiosas (art. 1 inc.
2 LOPJ). Así, desde este punto de vista, la competencia será: civil y comercial, laboral, penal, contencioso
administrativo.
Dentro del área civil y comercial, la materia de las pretensiones determinará una competencia específica
de ciertos órganos jurisdiccionales en temas o asuntos de familia, quiebras y concursos, sucesiones,
desalojos, responsabilidad civil extracontractual etc...
Para determinar la competencia material importa cómo narró los hechos el actor en su demanda, más allá
de las defensas que pueda oponer el demandado o de la norma jurídica invocada.

A continuación enunciamos los jueces o tribunales de la Provincia de Santa Fe que tienen atribuida
legalmente una cierta competencia material, a veces de modo exclusivo y otras veces combinada
con el valor económico de la pretensión.

II. A) Competencia material de los Tribunales Colegiados.

Los tribunales colegiados están ubicados exclusivamente en Santa Fe y Rosario, sede de los
Distritos Judiciales n° 1 y n° 2, respectivamente.
Son órganos plurales, compuestos por tres Jueces, por eso se habla de colegios.

Tribunales Colegiados de Familia.


En Rosario hay cuatro tribunales colegiados en familia y en Santa Fe hay tres.

Conocen en todos los litigios que versen sobre asuntos de familia, enumerados en los incisos del
artículo 68 LOPJ, sin importar el monto o valor de la pretensiones en juego ( en general suelen no tener
monto los temas relacionados con el derecho de familia, pero sí lo tiene, por ejemplo, una demanda de
alimentos)

ARTÍCULO 68LOPJ.-Originaria y exclusivamente les compete conocer:


1) Por la vía del juicio oral, de los litigios que versan sobre divorcio contencioso, filiación y
pretensión autónoma de alimentos y litis expensas;
2) Por la vía del juicio ordinario, de los litigios que versan sobre nulidad de matrimonio, tenencia y
régimen autónomos de visita de hijos, adopción, impugnación de paternidad y disolución de
sociedad conyugal no precedido de juicio de divorcio.
3) Por la vía del juicio sumario, de los litigios que versan sobre liquidación de sociedad conyugal,
insanía, inhabilitación judicial y pérdida de patria potestad.
4) Por la vía del juicio sumarísimo, de los litigios que versan sobre tenencia incidental de hijos,
guarda, suspensión y limitación de la patria potestad y sobre tutela y curatela.
5) Por la vía del juicio verbal y no actuado, de los litigios que versan sobre venia para contraer
matrimonio y divorcio no contencioso.
6) En los asuntos de violencia familiar, por el procedimiento especial creado por ley.
7) En los asuntos relacionados con el control de legalidad de las medidas de protección
excepcionales por el procedimiento especial establecido en la ley Provincial de Promoción y
Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes.
8) En aquellas situaciones que impliquen violación de intereses difusos reconocidos
constitucionalmente y en los que se encuentren vinculados niñas, niños y adolescentes y en
cualquier otra cuestión principal, conexa o accesoria, referida al derecho de familia y de las niñas,
niños y adolescentes con excepción del derecho sucesorio.
A los fines dispuestos en el artículo 66, competen al Tribunal Colegiado los litigios enunciados en
el inciso 1.
A los fines en el artículo 67, competen al juez de trámite los litigios enunciados en los incisos 2, 3,
4, 5, 7 y 8.

Se trata entonces de una competencia material exclusiva.


Según se infiere de la norma, la distinta índole del asunto determinará el trámite o el tipo de proceso por el
que deba encausarse la pretensión: trámite oral , ordinario, sumario, sumarísimo, procedimiento especial
indicado por la norma respectiva ( por ejemplo en casos de violencia familiar, ley 11.529, o medidas
excepcionales previstas en la ley 12.967/09 etc.) y según el caso, entenderá el tribunal en pleno ( solo en
ciertos tramos dispuestos para el juicio oral, art. 66 LOPJ), o el juez de trámite designado.

Debe tenerse presente que fuera de los Distrito Rosario y Santa Fe la competencia en temas o asuntos de
familia es asumida por los Jueces de Primera Instancia Civiles y comerciales de Distrito ( o Jueces en
lo civil, comercial y laboral, según el territorio que se trate) ,pues nunca pueden asumir competencia en
asuntos de familia los jueces de Circuito ( art. 111 in fine , Ley 10.160).

Tribunales Colegiados de Responsabilidad Extracontractual.


La competencia de estos tribunales resulta de la combinación de dos pautaslegales: la materia y la
cuantía o valor de la pretensión.
En Rosario hay tres tribunales de responsabilidad extracontractual. En Santa Fe hay dos.

Artículo 69 LOPJ: “Salvo lo dispuesto en el artículo 112 (cuantía menor a 60 unidades jus) y casos
de competencia por conexidad, les compete el conocimiento de todo proceso que versa sobre
responsabilidad civil extracontractual. En caso de existir conexidad o afinidad entre procesos que
versen sobre litigios por responsabilidad de origen contractual y extracontractual, es competente el
Juez en lo civil y comercial. Además, les compete el conocimiento de las pretensiones posesorias y
de despojo”.

Cuando la norma afirma : “salvo lo dispuesto en el artículo 112”, está determinando que la competencia
para los procesos que versan sobre responsabilidad extracontractual se reparte entre los tribunales
colegiados, órganos jurisdiccionales de mayor cuantía y los jueces de primera instancia de circuito, que
asumen también competencia en asuntos de aquella índole pero de menor cuantía, esto es hasta sesenta
(60) unides jus. Quiere decir que si debo interponer una demanda de daños y perjuicios que tiene como
antecedente un hecho que involucra la responsabilidad extracontractual del demandado ( un accidente de
tránsito, por ejemplo) y la competencia territorial es la de Rosario o Santa Fe, se abren dos posibilidades:
demandar ante los tribunales colegiados de responsabilidad extracontractual si la cuantía de la pretensión
supera las sesenta ( 60 ) unidades jus o ante los jueces de circuito si no supera a ese límite.

Fuera de los Distritos 1 ( Santa Fe) o 2 ( Rosario) las pretensiones que ponen en juego la
responsabilidad extracontractual deberán radicarse ante el juez de circuito ( si son iguales o menores a 60
unidades jus) o el Juez de Distrito del respectivo territorio ( si son mayores a 60 JUS), o de existir en el
lugar, ante el juez civil, comercial y laboral.

Volviendo a la norma del artículo 69, se aclara que si del mismo hecho que pone en juego la
responsabilidad extraconctual derivan otro proceso con pretensiones de carácter contractual, afines o
conexas, el asunto resultará de competencia del juez en lo civil u comercial de Distrito ( ambos procesos
se acumularán ante él). Por ejemplo, dos pasajeros de un taxi resultan lesionados en un accidente de
tránsito cuya responsabilidad se atribuye a un tercero. Demandan al dueño del taxi invocando el contrato
de transporte, dando origen a un proceso que involucra pretensiones de origen contractual; por otro lado
el dueño del taxi demanda al tercero responsable del accidente. Ambos procesos se acumulan para evitar
sentencias contradictorias y quedan radicados ante el Juez de Distrito, desplazándose la competencia de
los tribunales colegiados.

Finalmente, debe tenerse en cuenta que los tribunales colegiados de responsabilidad extracontractual
entienden también en “las acciones ( léase pretensiones) posesorias ( art.2238 CCC) y de despojo”
( 2241CCC) , esto es todas las pretensiones que tienen por finalidad la defensa de la posesión o tenencia,
como poderes de hecho sobre una cosa, ante actos de turbación o desapoderamiento por parte de un
tercero. No debe confundirse a las pretensiones posesorias con las llamadas “acciones (pretensiones )
reales” ( art. 2247 CCC) que registran como antecedente un derecho real ( por ejemplo el dominio, el
condominio, el usufructo, el derecho de hipoteca etc.) por parte del actor y que se ponen en marcha
frente a actos que implican el desapoderamiento o la turbación. Estas últimas son de competencia de los
jueces de circuito o distrito, según el monto en juego.

II B) Competencia material de los jueces de primera instancia civiles y comerciales de Distrito.

Artículo 70 LOPJ: “Tienen asiento en las sedes de los Distritos Judiciales No 1, 2, 3, 4, 5 y 12 y ejercen
su competencia material dentro de sus respectivos territorios.”

En Rosario hay 18 Jueces de Distrito civil y comercial

Artículo 72 LOPJ: “Ejercen su competencia material en todo litigio que versa sobre materia que no está
expresamente atribuida por esta Ley a otro tribunal.”
El artículo está marcando una competencia residual y amplia que implica que estos jueces asumen
competencia en todas las Demandas cuya cuantía supera las 60 unidades jus que no estuvieran
asignadas a otro tribunal. O sea, asumen competencia : a)en pretensiones de esa cuantía que se fundan
en la responsabiidad extracontractual , excepto en Rosario y Santa Fe, porque en estas dos últimas
sedes están asignada a los Tribunales Colegiados de Responsabilidad extracontractual. B) en
pretensiones de esa cuantía ,que se fundan en la responsabilidad contractual, en todos los territorios
de la Provincia donde están radicados,.c)en las pretensiones que dan origen a los llamados procesos
universales ( concursos y quiebras), sin limite de cuantía o monto, por interpretación a contrario del
artículo 111 Ley 10.160; d) en pretensiones del derecho de Familia, cualquiera fuera el monto, excepto
en Rosario y Santa Fe, porque en éstas dos últimas sedes están asignados a los Tribunales Colegiados
de Familia; e) en actos de jurisdicción voluntaria, en todo el territorio donde estuvieran radicados,
salvo informaciones sumarias con fines previsionales;

II. C) Competencia material de los Jueces de Circuito:

Los Jueces de Circuito con competentes, en general, para entender en toda demanda con pretensiones
de hasta 60 unidades jus, que involucren la responsabilidad civil contractual o extracontractual.
Además, tienen una competencia competencia material exclusiva, independiente del monto o cuantía
en juego: las pretensiones derivadas de la Locación de inmuebles o muebles urbanos o rurales y las
de Desalojo.
También, fuera de los circuitos 1,2 y 5 asumen competencia en Faltas.

Artículo 111 inc. 1 LOPJ: “Les compete el conocimiento de:


1) asuntos referentes a locación de muebles e inmuebles urbanos y rurales. A este fin no rige lo
dispuesto en el Artículo 112;
2) litigios que versen sobre desalojo;
3) las faltas, salvo para los jueces de los Circuitos Judiciales 1, 2 y 5;
4) los supuestos comprendidos en el segundo párrafo del artículo 112 de la presente Ley;
5) los recursos de apelación interpuestos por ante los Jueces Comunitarios de las Pequeñas
Causas, salvo los supuestos contemplados en el artículo 56 de esta ley. Carecen de
competencia para conocer en juicios universales, litigios que versen sobre asuntos de familia y
actos de jurisdicción voluntaria, salvo informaciones sumarias al solo efecto de ser necesarias
para fines previsionales.”

En todos los casos, carecen de competencia para conocer de juicios universales, litigios que
versen sobre asuntos de familia y actos de jurisdicción voluntaria, salvo informaciones
sumarias al solo efecto de ser necesarias para fines provisionales.
II D) Competencia material de los jueces de Circuito de ejecución civil

Tienen su asiento únicamente en los Circuitos judiciales N° 1 (Santa Fe ) y N° 2 (Rosario).


En Rosario hay dos jueces de circuito de ejecución civil y en Santa Fe uno.
Su competencia resulta de la combinación de dos pautas: la materia y el valor de las
pretensiones.

ART 117. LOPJ: “Salvo caso de conexión causal, conocen respecto de toda
pretensión ejecutiva autónoma cuya cuantía no exceda la suma establecida en el
Artículo 112.”

De acuerdo a la norma entonces, estos jueces ejercen exclusivamente una “jurisdicción ejecutiva” y
más precisamente, para ordenar la ejecución de títulos ejecutivos autónomos cuya cuantía no
supere las 60 unidades JUS.
Se trata entonces de órganos jurisdiccionales ante los que se plantean demandas ejecutivas de “menor
cuantía”, en base a títulos ejecutivos extrajudiciales o autónomos constituidos por las partes o por una
de ellas ( por oposición a los “títulos ejecutivos judiciales” o “títulos ejecutorios”, que conforman las
sentencias de condena incumplidas y que son, por ende, accesorios o derivados de otro proceso anterior),
por ejemplo cheques, pagarés, letras de cambio, certificados de expensas, boletas de deudas municipales
o provinciales, etc. , siempre dentro del límite cuantitativo de 60 unidades JUS.

II.E) Competencia material de la Corte Suprema de Justicia Provincial.

Siendo la Corte Suprema de Justicia Provincial el Máximo Tribunal de la Provincia, tiene en general una
competencia revisora en grado de apelación extraordinaria, a través del Recurso de Inconstitucionalidad
( Ley 7055). No obstante, hay algunos supuestos donde la competencia de la CSJP es originaria e
improrrogable. Es decir que hay cierta materia que provoca que inicialmente la demanda deba deducirse
directamente ante la CSJP.

Los supuestos a los que nos referimos son :


Las pretensiones que involucran materia contencioso administrativa (art. 17 Ley 10.160), en los casos
en que el recurrente es una Municipalidad o Comuna ( Ley 11.330)
Los juicios de expropiación promovidos por la Provincia( art. 18 inc 1°, Ley 10.160);
Los juicios de responsabilidad civil promovidos contra los magistrados judiciales ( art.18, inc. 2°, Ley
10.160).

Adviértase que en ambos casos del artículo 18 de la LOPJ, confluyen las dos pautas: la materia y la
persona.
En el primer inciso el actor es la Provincia, lo que determina una pauta de atribución de competencia
personal. La competencia se atribuye según quién sea el actor. Pero no en cualquier juicio en donde el
actor sea la Provincia la competencia será de la CSJP, sino que además el litigio debe versar sobre
expropiación, lo cuál determina la pauta material de atribución de competencia. No funcionaría, por
ejemplo, en una expropiación inversa en la que el actor fuera el particular propietario del inmueble, porque
en este caso la competencia correspondería al Juez de Distrito o de Circuito, según la cuantía.

En el segundo inciso, el demandado es un magistrado judicial( pauta personal) y la materia involucra su


responsabilidad civil en ejercicio de sus funciones . La competencia se atribuirá a la CSJP cuando por
ejemplo, se demande a un Juez por el error cometido en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales, no
así si se lo quiere demandar por un accidente de tránsito.

Competencia material de los Jueces Comunitarios de Pequeñas Causas.

Estos jueces, creados por Ley 13.178/11, reemplazaron en su denominación a los Jueces comunales.
Tienen su asiento en las comunas o municipios para los cuales han sido designados y ejercen su
competencia territorial dentro de ellos. En las comunas o municipios en las que no exista Juzgado de
Justicia Comunitaria, y hasta tanto éste sea creado, actúa en tal carácter el Juez de Circuito con
competencia territorial en dicho lugar, aplicando a las causas correspondientes de la Justicia Comunitaria,
el procedimiento previsto en los artículos 571 y sgtes del CPCC.

Más allá que de acuerdo al artículo 123 Ley 10.160 su competencia es amplia en diversos temas o
asuntos (contravenciones municipales, autorización de poderes, ejecuciones por deudas municipales etc.),
específicamente en materia civil y comercial, se trata de jueces de menor cuantía: hasta diez ( 10 )
unidades Jus( art. 124 Ley 10.160). Hasta el límite de dicha cuantía entienden en : a) causas que
versen cobre conflictos de convivencia o vecindad; b) ciertas causas relativas a la Propiedad Horizontal ,
art. 6 y 15 de la ley 13.512; c) ciertas causas que involucran la Ley de Defensa del Consumidor cuando
son ejercidas por el consumidor, art. 52 Ley 24.240. d) Toda causa civil y comercial, de conocimiento o de
ejecución, de responsabilidad contractual o extractontractual.
Carecen de competencia en los asuntos de familia ( salvo recepción de denuncias de temas de violencia
familiar y adopción de ciertas medidas urgentes previstas por le ley 11.529 de Violencia Familiar), juicios
universales, desalojos ( salvo los derivados de contratos agrarios), actos de jurisdicción voluntaria que
involucren personas jurídicas de derecho público y asuntos en los que sean parte una persona menor de
edad, o con capacidad restringida o una persona inhabilitada.

III. Competencia por la cuantía o competencia cuantitativa.

Otra pauta objetiva de determinación de la competencia es la cuantía o valor económico de la o las


pretensiones que contiene la demanda y/o la reconvención.

Para estudiarla debemos tener en cuenta las normas de los artículos 3 del Código Procesal Civil y
Comercial y 8 de la Ley 10.160.

ARTICULO 3 CPCC. La competencia por valor se determinará de acuerdo conlas normas


siguientes:
a) Por el capital debidamente actualizado y los intereses o frutos devengados, hasta la fecha
de la demanda, más no las costas que hubieren de causarse en el juicio.
En caso de acumulación, la competencia estará dada por la suma de las demandas
calculadas en la misma forma.
A tales efectos deberá tenerse en cuenta la variación del índice de costo de vida según las
estadísticas oficiales;
b) Por el importe de la obligación total si se demandare una cuota, una parte o sólo los
intereses;
c) Por el alquiler de un mes en los juicios de desalojo y en los de resolución del contrato de
locación. Si no hubiere alquiler pactado en dinero se tomará como renta anual el diez por
ciento del avalúo fiscal del inmueble o de su parte proporcional. De no ser posible, se
determinará prudencialmente por el juez. (Este inciso se encuentra derogado por el art. 111
de la LOPJ, que asigna competencia exclusiva en materia de Desalojos a los Jueces de
circuito, sin tener en cuenta el monto o cuantía en juego.)
d) Por el total del activo a dividirse, en las causas de división.
En cuanto las ampliaciones de la demanda o de la reconvención, en su caso, sumadas al
monto originario, excediere la competencia del juez, se remitirá el proceso al tribunal que
corresponda.
Las reducciones posteriores a la traba de la litis no alteran la competencia.

ARTÍCULO 8 LOPJ. Para asegurar un permanente y adecuado ajuste del monto pecuniario
que determina la competencia cuantitativa, esta Ley adopta la unidad denominada Jus, que
representa el valor que la Corte Suprema de Justicia establezca prudencialmente.

Entonces, de la combinación de estas dos normas anteriores tenemos que: cuando se está frente a una
causa o asunto de índole civil o comercial ( en ciertos casos también laboral) y la/s pretensión/es
deducidas en la demanda tienen contenido económico - por reclamarse el pago de una suma de dinero ,
una prestación equivalente o hallarse involucrados en forma más o menos inmediata bienes o valores de
aquella naturaleza - el monto pecuniario de aquella/s pretensión/es constituye una pauta de
determinación de competencia .

Sabemos ya que, conforme lo determina el mapa judicial delineado por la Ley 10.160, coexisten en el
territorio de la provincia de Santa Fe jueces con competencia de menor cuantía con otros que la tienen
asignada a asuntos de mayor valor económico. Así, entre los primeros figuran los Jueces Comunitarios
de Pequeñas Causas (art.124 , Ley 10.160) y los Jueces de Primera Instancia de Circuito (art. 112,
Ley 10.160) o, en su caso, de Circuito de Ejecución Civil ( art. 117 Ley 10.160). Son jueces de mayor
cuantía, en cambio, los Jueces de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial (art. 72 y 112 a
contrario, Ley 10.160) o en otros casos los Jueces de Primera Instancia de Distrito en lo Civil,
Comercial y Laboral y los Tribunales Colegiados de Responsabilidad Extracontractual (en los
distritos Rosario y Santa Fe ).-

Determinada la cuantía de la/s pretensión/es de la demanda, de acuerdo a las directrices que


señala el artículo 3° del C.P.C.C., el siguiente paso será relacionarla cuantía con la unidad JUS creada
por el artículo 8° de la Ley 10.160.
De tal comparación resultará que cuando la pretensión supera una cierta cantidad de unidades
JUS la radicación corresponderá en principio, a un juez de mayor cuantía de los enumerados y en caso
contrario, a un juez de cuantía menor.

¿ Qué valor representa la Unidad Jus?

La respuesta está en el artículo 8 Lopj.


En su redacción originaria la norma del artículo 8 LOPJ determinaba que el Jus representaba el
valor exacto de un salario mínimo vital y móvil en el orden nacional, de tal manera que constituía un
módulo de ajuste automático y permanente de la competencia cuantitativa en tanto se lo concibió
condicionado al monto, conceptualmente variable, de aquella retribución. Pero tiempo después de su
entrada en vigencia, en el año 1992, se incorporó la redacción actual del artículo 8°, disponiendo que la
Unidad Jus representara el valor que la Corte Suprema de Justicia establece prudencialmente.
Esta unidad de asignación de competencia es actualmente de todo punto de vista una unidad
variable: cambia en el tiempo, de acuerdo a las disposiciones que va adoptando la Corte; cambia
también a lo largo del territorio de la Provincia, porque se le va asignando valores distintos en los
diferentes territorios (así , en Rosario o en Santa Fe, suele ser mucho más alto que en otros territorios
provinciales, inclusive se triplican o cuatriplican los valores) y también cambia en un mismo territorio
provincial, cuando se trata de asignar o distribuir competencia entre órganos jurisdiccionales diversos
( así por ejemplo, en Rosario el JUS asume cierto valor para distribuir competencia entre los jueces de
circuito y distrito y otro valor distinto para la división entre los jueces de circuito y los tribunales
colegiados). Las modificaciones en el valor del JUS son efectuadas periódicamente y prudencialmente por
la Corte , estadísticas en mano, con el propósito deliberado de distribuir más equitativamente las tareas y
aprovechar las estructuras judiciales creadas. Son publicadas y de libre consulta en el sitio web del Poder
judicial de Santa Fe (wwwjusticiasantafe.gob.ar).

¿Cómo se obtiene la cuantía que determina la competencia?

La respuesta está en la norma del artículo 3 CPCC.


Cuando la pretensión de la demanda tiene una cuantía determinada o estimada por el actor, se
toma en cuenta la cantidad histórica de esa deuda o reclamo y se le adicionan intereses
(convencionales, legales o judiciales según los casos) hasta el momento de la interposición de la
demanda. No se computa el monto de eventuales costas del juicio y actualmente tampoco el de la
“actualización monetaria” ( que procedió hasta el año 1991 y se prohibió a partir de entonces por Ley
23.928).
Luego, y para determinar la competencia en concreto, se correlaciona aquella suma así obtenida con la
cantidad de unidades JUS que representa y el modo como la ley orgánica distribuye la competencia entre
los distintos órganos judiciales de mayor y menor cuantía.
La anterior es la regla general para todos los casos, luego los restantes incisos del artículo 3°
CPCC, legislan situaciones particulares:
Inc 2) demandas por las que se reclaman cuotas adeudadas de obligaciones de mayor cantidad, se toma
cuenta el importe de la obligación total ;
Inc. 3°) desalojos o resolución de contratos de locación, inciso derogado por el art. 111, inc. 1° LOPJ
que atribuye competencia exclusiva, cualquiera sea la cuantía, a los jueces de circuito;
Inc. 4°) Demandas de división de condominio, se toma en cuenta el total del activo a dividirse.

El artículo también hace referencia al modo como se asigna competencia por valor cuando ocurren
ciertas “vicisitudes” con la pretensión a lo largo del pleito, tales como la acumulación objetiva del art. 133
CPCC o la subjetiva del artículo 134 CPCC, la ampliación o reducción del quantum de la demanda ( art.
135 CPCC), o la reconvención ( art. 144 CPCC).
El tema es tratado por el inciso 1) y el ultimo párrafo de la norma del artículo 3°, pero debe tenerse
en cuenta, que estas reglas han sufrido ciertas modificaciones, por el juego del artículo 2, in fine ley
10.160.

ART 2°, LOPJ:…”Salvo el caso de competencia por conexidad, la respectiva cuestión de


incompetencia sólo puede promoverse por la vía que corresponda antes de haberse
consentido la competencia que se reclama; después de ello, la incompetencia ya no es
declarable de oficio”.

El artículo 2° in fine dispone que el momento del “consentimiento de la competencia” impide


toda discusión sobre la cuestión y todo pronunciamiento judicial oficioso que la modifique. Es decir, marca
un hito o tope temporal a partir del cual nadie- ni el juez ni las partes- pueden volver a cuestionar la
competencia que ha queda definitivamente establecida (principio de la “perpetuatiojurisdiccionis”).
El momento del “consentimiento de la competencia” es variable según el tipo de trámte del
juicio de que se trate, porque implica el vencimiento del plazo que otorga el trámite respectivo para que
las partes planteen “la respectiva cuestión de incompetencia”( la deduce el demandado o el actor
reconvenido) y también el plazo que tiene el juez para pronunciarse incompetente ( en los casos en que es
posible el pronunciamiento oficioso).
Ese límite límite temporal del “consentimiento” de la competencia no solo interfiere con la norma del
artículo 3° CPCC que estamos estudiando, sino que se opone a la norma del artículo 138 in fine CPCC,
porque ya no es posible – como dice este artículo -que la incompetencia por razón de la materia, persona
, grado o valor sea peticionada ni declarada de oficio en “cualquier estado y grado del proceso”, sino que
podrá serlo hasta el momento del consentimiento de la competencia que señala el artículo 2°, a
partir del cual quedará definitivamente cerrada la posibilidad.
Volviendo a las vicisitudes de la pretensión contempladas por el artículo 3° CPCC, también algunas de
ellas son modificadas por la regla del artículo 2° LOPJ.
Asi, no siempre la acumulación objetiva de pretensiones, o la ampliación o reducción del monto de la
pretensión ( 135 y 136 C.P.C.C.) provocarán el desplazamiento de competencia hacia el juez de mayor
cuantía - como lo afirma el art. 3°- sino solo cuando se produjeran antes del vencimiento del plazo
del consentimiento de la competencia (reiteramos, variable según cada tipo de juicio).Si ha pasado ese
momento, y aún cuando el código procesal le permita al actor la acumulación o la ampliación del monto de
la pretensión ,esas contingencias no harán variar la competencia del juez .
La única excepción al funcionamiento del tope temporal del consentimiento de la competencia,
está dada por los supuestos en que existe conexidad causal o real (o de “afinidad” o “fuero de atracción”)
de las pretensiones acumuladas, tal como lo afirma el artículo 2° (.. “Salvo los casos de conexidad…”).
Esta conexidad puede ponerse en juego en la acumulación objetiva de pretensiones ( art. 133 CPCC) y
también (acá necesariamente) en la acumulación subjetiva de pretensiones (art. 134 CPCC). En estos
casos, entonces el aumento del monto de la pretensión originaria por adición de la pretensión acumulada,
siempre provocará el desplazamiento hacia el juez de mayor cuantía, aún cuando se hubiera producido
luego de vencido el plazo del consentimiento de la competencia. Lo mismo ocurre con la adición al monto
de la demanda del monto de la reconvención, contingencia que también supone la conexidad entre
ambas (art. 144 CPCC).
Fuera de las contingencias que suponen “conexidad” o afinidad -que no tienen tope temporal para
producir el desplazamiento, como vimos- la ampliación o reducción del monto de la demanda desplazarán
la competencia siempre que ocurran antes del momento del consentimiento.

IV) Competencia en razón de la persona o competencia personal.

La misma se determina en atención a las personas del actor y del demandado con independencia
de cualquier otra pauta de atribución.
Es una pauta relevante para la asignación de la competencia federal, no así para la competencia
ordinaria o provincial. Así, adviértase que buena cantidad de casos de competencia federal están dados
cuando hay una persona determinada en el rol de actor o demandado: un embajador o cónsul, el Estado
nacional, las provincias o vecinos de distintas provincias.
En el orden provincial la competencia por razón de la persona sirve para atribuirla a la CSJPSF,
siempre que el litigio verse además sobre cierta materia legalmente establecida. Así, conforme art. 18
LOPJ, cuando la provincia de Santa Fe es actora de un juicio de expropiación, o cuando un magistrado
judicial es demandado en causas que involucran su responsabilidad civil en el cumplimiento de sus
funciones.

V)Competencia por grado o función.


Esta pauta de atribución de competencia supone una distribución vertical de la competencia.
Supone también que el proceso se divide en grados o instancias y que en ellos el conocimiento se va
atribuyendo a órganos judiciales diversos: en primera instancia o grado interviene un juez, en segundo
grado o instancia un tribunal distinto, etc.
Dentro de nuestra provincia todo asunto, en principio, debe ser sometido inicialmente al
conocimiento del Juez o Tribunal de primer grado de conocimiento, es decir de primera instancia,
denominado a quo (que equivale en latín a “ juez hasta este momento”).
A las sucesivas instancias o grados de conocimiento se llega por vía de recurso contra las
resoluciones de los jueces inferiores. Se trata de instancias de revisión “no de creación”. Los tribunales de
segunda o ulteriores instancias son denominados tribunales ad quem (que equivale a “ juez desde este
momento”). A los tribunales de segunda instancia se los denomina también tribunales de alzada, o
cámara revisora o de apelaciones.
Además de los dos grados de conocimiento ordinario ( Juez de primera instancia/cámara de
apelaciones), existe en nuestra provincia un grado de conocimiento extraordinario que compete a la
Corte Suprema de Justicia ( a la que se llega por vía de recurso de inconstitucionalidad, ley
7055) .Eventualmente podría haber un segundo o grado de conocimiento extraordinario fuera de la
organización de la justicia provincial, asumido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación ( a la cual se
llega por vía de recurso extraordinario, ley 48). Las sentencias dictadas por la Corte podría ser revisada,
dándose el caso, por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, un grado de conocimiento de orden
extraordinario y extraterritorial.

1° grado de conocimiento ordinario: Jueces ordinarios (de distrito, circuito, circuito de ejecución,
tribunales colegiados)
2° grado de conocimiento ordinario: Cámaras de Apelaciones civiles y comerciales y Cámaras de
Apelaciones de Circuito o Cámaras de Apelaciones civiles, comerciales y laborales.

1° grado de conocimiento extraordinario: Corte Suprema de Justicia de Santa Fe


2° grado de conocimiento extraordinario: Corte Suprema de Justicia de la Nación.

En Rosario hay dos Cámaras de Apelaciones Civil y Comercial: una Cámara de Apelaciones Civil y
Comercial con cuatro Salas, integradas con tres vocales cada una; y una Cámara de Apelaciones
de Circuito, actualmente con una Sala.
En cada una de las circunscripciones N° 3,4 y 5( Venado Tuerto, Reconquista y Rafaela) hay una
sola cámara de apelaciones Civil, comercial y laboral

En Rosario y en Santa Fe, la cámara de Apelaciones civil y comercial es alzada de los jueces de distrito y
de los tribunales colegiados en su respectivo territorio. Es decir si se apela un fallo de alguno de estos
jueces va a entender alguna de las salas de esa Cámara. En tanto que la cámara de Circuito es alzada de
los Jueces de Circuito y de Circuito de ejecución civil del respectivo territorio. Si se apela una sentencia de
estos jueces de primera instancia, va a entender la Cámara de Apelaciones de Circuito.
En las otras tres circunscripciones la única Cámara de Apelaciones civil, comercial y laboral, es alzada de
todos los jueces de primera instancia ( distrito, circuito o civiles, comerciales y laborales) que funcionan
dentro de sus respectivos territorios.

Artículos 32, 33, 44 y 57 LOPJ.

VI) Competencia por turnos.

Esta pauta de atribución de competencia funciona de tal modo que, habiendo varios Jueces
igualmente competentes de acuerdo con todas las pautas mencionadas, el conocimiento del asunto le
corresponde finalmente al Juez que estuviera de turno al momento de interponerse la demanda. Los
jueces entran o salen de turno por fecha o por cantidad de expedientes que ingresan. Es una pauta de
distribución de tipo administrativa.
En Rosario y Santa Fe esta pauta se utilizó hasta la creación de la mesa de entrada única
(MEU), donde se hace un sorteo del expediente y se determina en cada caso entre los jueces
competentes, quién recibe el asunto o el litigio que se está promoviendo.
Lo mismo ocurre con el sorteo que se lleva a cabo en la Mesa de Entradas de la Cámara de
Apelaciones civil y comercial para asignar el caso apelado a algunas de las salas que integran la cámara.
El turno funciona, por ejemplo, en la Justicia Federal de Rosario.

PAUTAS DE ATRIBUCIÓN DE COMPETENCIA: (PEYRANO)

OBJETIVAS: Competencia en razón del grado, valor, materia, territorio, conexidad, prevención, personal,
turno.

SUBJETIVAS: Excusación y recusación.

EXCEPCIONES A LAS REGLAS DE COMPETENCIA: Prórroga, conexidad, fuero de atracción,


sometimiento a arbitraje, prevención procesal.

PRORROGABILIDAD E IMPRORROGABILIDAD DE LA COMPETENCIA:

La posibilidad de alterar las reglas que establecen los jueces señalados por la ley para entender y decidir
en determinados conflictos sometidos a los tribunales de justicia, se entiende como prorrogabilidad de la
competencia. En la práctica se trata de la facultad con la que cuentan los litigantes para desplazar una
causa de un juez que ordinariamente sería competente, a otro por acuerdo entre los litigantes.

La improrrogabilidad, es la regla general, pues la asignación de las causas se hace atendiendo a la mejor
prestación del servicio de justicia y a las posibilidades de defensa en el proceso.

La prórroga afecta a las partes y a los sucesores universales. También a los sustitutos procesales (art. 28
CPCCSF), en el caso de 3eros intervinientes, la prórroga vincula al tercero coadyuvante (art. 302) y
asistente (art.303). No tiene el mismo efecto, sin embargo, para la intervención principal o excluyente del
art. 301, ni para el tercero citado a comparecer forzosamente (art. 305).

La prórroga es un acto de administración y debe realizarse por medio de representantes con poder
especial a tal efecto.

A su vez, la prorroga puede acordarse de manera:


- Expresa: Surge del convenio “foro prorrogando”, en el cual las partes pactan por escrito cuál será el
juez que intervendrá en el eventual litigio. Si la cláusula surge de un contrato o un convenio
posterior, pasado en instrumento público permitirá demandar directamente ante el juez prorrogado.
Si no está reconociendo deberá procederse, por el trámite de las medidas previas, pero nada
impide promover la demanda, notificar al domicilio real y oportunamente acreditar la autenticidad
del convenio de prórroga en el respectivo incidente, si se excepcionara por incompetencia.
- Tácita: Si proviene de actos (comparencia) o hechos (silencio) del demandado que importan admite
la iniciación del proceso ante un juez que no era el determinado por la ley para intervenir. Esta
clase de prórroga, impone al juez no declararse incompetente en forma oficiosa, obrando la
demanda como propuesta de prórroga, siempre- claro está- que se trate de intereses privados y
que sólo afecte aquellas pautas que permiten el desplazamiento del litigio.

Si se modifican las pautas que posibilitaron la prórroga no se desplaza la competencia del juez prórroga no
se desplaza la competencia del juez prorrogado, continuando el trámite hasta su conclusión normal.

La ley orgánica nos va a dar las pautas de demandabilidad y va a entablar qué competencia es
prorrogable.

COMPETENCIA TERRITORIAL: Aptitud que tiene el juez para ejercer su función, dentro de determinados
límites de un territorio geográfico determinado previamente por una norma expresa.

a. es PRORROABLE: en forma amplia, siempre que se litigue a base de derechos transigibles y que se
trate de cuestiones sometidas a jueces con asiento en los distritos 1 y 2, de la provincia. En forma limitada
(concurrente) siempre que se litigue a base de derechos transigibles y que se trate de cuestiones
sometidas a jueces de los distritos 3,8,9 y 16, por un lado y 4 y 13 por otro. Esta vedada la prórroga
territorial cuando no recaiga sobre esos sectores provinciales.

b. es IMPRORROGABLE: Cuando todas las pautas de demandabilidad del art. 4 CPCCSF, concurren en
uno de los distritos judiciales n° 3, 4 ,5 ,6, 7,8,9,10,11,12,13,14 y 16.

Pautas optativas del domicilio para demandar: art. 4 CPCCSF:

“En los procesos contenciosos será competente, a elección del actor, el juez del lugar en que deben
cumplirse las obligaciones que se demandan, el del lugar en que se realizó el hecho, acto o contrato que
las origina o el del domicilio del demandado o de cualquiera de ellos si fueren varios y las obligaciones
indivisibles o solidarias. El que no tuviere domicilio conocido podrá ser demandado donde se encuentre o
en el lugar de su último domicilio o residencia. En los actos de jurisdicción voluntaria, intervendrá el juez
del domicilio de la persona en cuyo interés se promovieren.”

El artículo refiere a procesos contenciosos es decir a aquellos cuya pretensión se origina en un conflicto
por lesión a un derecho subjetivo y se dirige contra un sujeto demandado, presuntamente obligado a
satisfacer alguna prestación. En estos procesos, entre los que se comprende a aquellos con pretensión
meramente declarativa, es fundamental establecer el domicilio o ámbito territorial de competencia del juez
ante el cual se presentará la demanda.

La ley santafesina se ha inclinado por otorgar al actor un buen margen de libertad para presentar la
demanda. Esta facultad, es conocida como derecho de opción, le va a permitir al demandante elegir tres
domicilios o ámbitos de demandabilidad. Son los siguientes:

a. Lugar de cumplimiento de las obligaciones que se demandan.

b. Lugar en que se realizó el hecho, acto o contrato que origina la demanda.

c. Domicilio del demandado singular, o de cualesquiera si fueren varios y las obligaciones indivisibles o
solidarias.

Debemos señalar que la ley adopta un sistema de concurrencia de las pautas para demandar, o sea que la
pone en un pie de igualdad, sin enumerarlas con criterios de preferencias. En esto difiere con el Código
procesal Civil de la Nación, en el cual las acciones personales deben demandarse como primera pauta a
donde deba cumplirse la obligación expresa o implícitamente establecido conforme a los elementos
aportados en el juicio.

COMPETENCIA CUANTITATIVA: Facultad del juez para intervenir en determinadas causas en razón del
monto que la pretensión tenga. Está permitida la prórroga únicamente cuando la demanda se presente
ante un juez que tenga mayor competencia en base a la cuantía. Vgr: Un juez de distrito tiene mayor
competencia en razón del valor que un juez de circuito, es por eso que las partes van a poder prorrogar la
competencia en razón del valor de un juez de circuito a uno de distrito, pero no viceversa. El monto que le
corresponde a cada juzgado lo va a determinar la Corte Provincial en unidades JUS, y es la misma la que
también va a entablar el valor de cada JUS.

COMPETENCIA POR TURNO: Se refiere a una adjudicación de tareas tomando una medida cuantitativa
(cantidad de expedientes) o meramente temporal (días, quincena, meses). Refiere a la organización
interna del tribunal.

COMPETENCIA MATERIAL: Es la aptitud que tiene un juez de entender en determinados litigios


originados por pretensiones fundadas en determinadas leyes, generalmente provenientes de una rama del
derecho sustancial. El principio general es que es improrrogable, salvo cuando recaiga sobre un juzgado
de circuito y las partes pacten expresamente la prórroga (la competencia de los juzgados de circuito
material está prevista en el art. 108 de la LOPJ y son: desalojos, locación de cosas muebles e inmuebles).

COMPETENCIA FUNCIONAL: Esta competencia es la que surge de la organización de nuestros tribunales


en instancias. Es IMPRORROGABLE.

COMPETENCIA PERSONAL: Refiere a las personas que se encuentran en litigio, es improgoable en los
supuestos entablados en dos inc de la Constitución Provincial: Cuando la persona jurídica de la prov
promueva juicios de expropiación y cuando los jueces sean demandados en juicios de responsabilidad
civil, ambos casos son supuestos de competencia originaria de la Corte Provincial.

COMPETENCIA PREVENCIONAL: Esta competencia refiere a que el tribunal que intervino en medidas
preparatorias o cautelares es el órgano competente para actuar en el juicio principal que se tramitará como
su consecuencia necesaria (Ejemplo: embargo preventivo y después inicio el proceso principal). Es
improrrogable.

COMEPTENCIA POR CONEXIDAD: Es la vinculación que tienen dos o más juicios en razón de originarse
por una misma causa (hecho) o título (conexidad causal). La ley le asigna el mismo efecto a los casos de
afinidad y al fuero de atracción, generando por la ley de fondo, en los casos de sucesión y concursos
comerciales.

Esta improrrogabilidad es realmente absoluta, pues el último párrafo del art. 2 de la ley 10.160, la excluye
de toda posibilidad de prórroga por preclusión.

FUERO DE ATRACCION

Hay algunos juicios en los cuales está necesariamente involucrada la totalidad del patrimonio de una
persona (universales) como el concurso y la sucesión. Esto hace necesario concentrar ante un mismo juez
todos los litigios que están vinculados en ciertos aspectos con tal patrimonio. Este desplazamiento opera
exclusivamente respecto de las pretensiones patrimoniales cuya universalidad se trata de preservar.
Abierta una sucesión o un concurso, esos juicios atraen a todos los procesos que versen sobre materia
patrimonial personal y estén pendientes o que se deban iniciar contra la sucesión o su causante (o
concurso y concursado). El juez competente es el del último domicilio del causante. Establecen la ley y el
juez competente para entender en la sucesión. Todas las demandas de este tipo son acciones personales
iniciadas contra el causante. Cuando la sucesión es acreedora este fuero no funciona y hay que demandar
donde corresponda. Por otro lado, si el difunto vive fuera del país pero tiene bienes en la República, no se
rige por la ley del último domicilio sino que si se trata de bienes inmuebles, se rige por la ley argentina y
ante juez argentino. Si el inmueble está en el país, por más que el difunto haya muerto fuera del país, la
sucesión se rige por la ley y ante un juez argentino. Dicho fuero opera por más que la causa respectiva se
encuentre en estado de ejecución de sentencia. Por último, el fuero funciona, aunque sólo hubiera fallecido
uno de varios codemandados. Si hubieren fallecido varios, cesa, por la dificultad en precisar cuál debe ser
el tribunal de la causa.

SOMETIMIENTO A ARBITRAJE

Toda persona capaz de transigir puede acordar el sometimiento al juicio de un árbitro de todo asunto
litigioso que verse exclusivamente sobre derechos transigibles. Son los propios litigantes quienes deciden
descartar la competencia judicial y por efectos propios o en razón de la ley otorgan competencia arbitral al
particular que eligen para que resuelva el litigio.

CONEXIDAD PROCESAL

La acción tiene elementos: Sujetos: activo (actor) y pasivo (juez en la acción, y en la pretensión el
demandado), Objeto (lo que se pretende), y Causa. La conexidad aparece cuando dos relaciones litigiosas
distintas tienen en común uno o dos elementos; y la afinidad parece cuando dos relaciones litigiosas
diferentes no tienen ningún elemento idéntico pero un sujeto común y el hecho que es la causa de pedir.
Cuando se presentan estos fenómenos y surge el caso, resulta conveniente o necesario acumular los
procesos. Cuando la acumulación se hace imprescindible y los pleitos penden ante jueces con distintas
competencias, uno de ellos debe asumir la del otro quien no puede menos que ceder ante la exigencia del
primero, desplazando su competencia en el conocimiento del litigio. La solución para evitar las sentencias
contradictorias es la acumulación, por ahora no importa determinar quien juzgará las dos pretensiones,
sino que haya una sola sentencia en un mismo acto por un mismo juez y desplazando la competencia de
uno de ellos (Se busca que ante una misma causa, dos jueces no fallen distinto).

PREVENCION PROCESAL

Supone que entre varios jueces igualmente incompetentes, se asigna competencia al primero que
intervino. La LOPJ en su artículo 34 determina que cualquiera se la intervención que le cabe a una cámara
una causa principal, radica definitivamente su competencia para futuras impugnaciones.

Art. 34 LOPJ.-“Cualquiera sea la intervención que le cabe a una Cámara en una causa judicial, radica
definitivamente su competencia para futuras impugnaciones”.

CUESTIONES DE COMPETENCIA

Las cuestiones de competencia sobrevienen cuando se discuten las potestades de uno más jueces, para
intervenir y decidir el litigio contenido en un proceso determinado.

Para la ley local las cuestiones son las que derivan de las objeciones a la competencia de un juez a quien
se le ha sometido una causa, por las partes, vía declinatoria o inhibitoria, o por reclamación que puede
hacer un juez a otro, que esté conociendo sobre la misma causa, para que se abstenga de seguir
entendiendo.

ARTICULO 6. Las cuestiones de competencia sólo pueden promoverse por vía de declinatoria, con
excepción de las que se susciten entre jueces de la Provincia y otros de fuera de ella, en las que también
procederá la inhibitoria. En uno y otro caso, la cuestión sólo podrá promoverse antes de haberse
consentido la competencia de que se reclama. Elegida una vía, no podrá usarse en lo sucesivo la otra.

ARTICULO 7. La declinatoria se substanciará como las demás excepciones dilatorias. La inhibitoria se


resolverá sin más trámite que la vista fiscal, y desde el primer decreto, se hará conocer el incidente al Juez
que entiende en el otro juicio para que suspenda los procedimientos, excepto alguna diligencia que sea
necesaria y de cuya dilación pudiera resultar daño irreparable. En uno y otro caso, la resolución será
apelable. En el segundo, ejecutoriada la resolución que haga lugar a la inhibitoria, se procederá en la
forma establecida en el artículo 8.

ARTICULO 8. Cuando dos jueces o tribunales se encuentren conociendo de la misma causa, cualquiera
de ellos podrá reclamar del otro que se abstenga de seguir entendiendo y le remita los autos o en su
defecto los eleve al superior para que dirima la contienda, previa vista fiscal y en el término de tres días. La
cuestión de competencia entre dos o más tribunales por rehusar todos entender en la causa, será
planteada y decidida en la misma forma.

Las cuestiones de competencia se provocan como consecuencia de los planteos realizados por dos vías:
declinatoria o inhibitoria. La primera es la regla general, la segunda la excepción, ya que solamente va a
ser procedente cuando se suscite un conflicto entre jueces de la provincia y otros de otra.

En doctrina se critica la existencia de estas dos vías para la solución de un mismo problema, lo que
entablan es que hay que otorgar una vía eficaz para cuestionar la competencia del juez y que sea segura.

La declinatoria es el medio acordado al demandado para cuestionar la competencia, por vía de excepción
(dilatoria si lo permite el proceso: juicios ordinarios y sumarios) ante la citación a comparecer formulada
por un juez a quien no se considera competente, solicitándole una declaración de certeza negativa
respecto a su aptitud para intervenir en la causa, o sea busca que el propio juez se declare incompetente,
por eso, declaratoria de certeza negativa. Esta vía es el único medio apto para cuestionar la competencia
de un juez que tiene asiento en la provincia, en caso de que no lo tenga se puede utilizar tanto la vía
inhibitoria como la presente, es importante recalcar que al elegir una a posteriori no puedo utilizar la otra,
son excluyentes.

Procedimiento para la vía declinatoria (art 7): La ley entabla que se substanciará como las demás
excepciones dilatorias, y dependiendo del tipo de proceso que se promoverá va a poder entablarse de tal
forma. En el juicio ordinario y sumario se substanciará como dilatoria mediante una excepción de previo y
especial pronunciamiento por incompetencia art. 139 inc 1ero). En los demás procesos deberá constituir
un capítulo preliminar en la contestación de la demanda (juicios sumarísimos, amparos, etc)

Una vez opuesta la excepción en caso de ser dilatoria se regirá por la incidencia, mientras se sustancia la
cuestión, se suspenderá el trámite principal, salvo medidas urgentes.

Si se trata de procesos que no admiten la dilatoria al entablarlo en la contestación de la demanda deberá


resolverse al dictar sentencia.

La inhibitoria es el medio acordado al demandado para cuestionar la competencia, por vía de acción,
entablando una demanda ante el juez que considere competente, el objeto de la misma es obtener una
declaración constitutiva de certeza, sobre su propia competencia en la causa, que se expresa y contiene
además una declaración negativa sobre la competencia del juez cuestionado.

Procedimiento para la vía inhibitoria: En caso de que el justiciable opte por cuestionar la competencia
por esta vía concurrirá al juez que considere competente mediante una demanda. La misma deberá
contener los mismos requisitos exigidos por el art. 130 del CPCCSF y además acompañar la prueba que
considere idónea, ya que deberá tramitar por el procedimiento sumarísimo. Como la demanda se presenta
ante un juez que no tiene a disposición los antecedentes de la causa que se tramita ante otro juez, en el
escrito iniciador de la cuestión deberá exponer los motivos de hecho y derecho que justifican la
competencia del juez a quien se le requiere su intervención.

El gran problema del art. 7 es no tratar temas trascendentales, como el plazo y el juez ante el cual debe
plantearse la cuestión.

Con referencia al plazo en el que debe interponerse la demanda inhibitoria, tendiendo en miras que el art.
6 establece que pueden plantearse las cuestiones de competencia antes de consentir la del juez a quien
se considera sin aptitud, debemos sostener que ese consentimiento opera tácitamente si no se impugna
debidamente (argumento 128 inc 2). Así entonces, hay que promover la demanda en el plazo en que, de
acuerdo al juicio radicado en el juzgado que se reputa incompetente, se reglamenta el respectivo planteo
de incompetencia. Por esta causa deberá exponerse la demanda con claridad, las circunstancias de
tiempo que hacen a la procedencia de la demanda, acompañando cédulas, oficio, exhorto, etc.
En cuanto al juez a quien debe promoverse, Peyrano sostiene que, por el principio de prevención procesal,
pauta de atribución de competencia, si hay juez exhortado, para la notificación u otra diligencia deberá
concurrirse a su juzgado. Si no hay prevención, ante el juez de turno.

Interpuesta la demanda, el juez de la inhibitoria debe hacer conocer la iniciación de la cuestión (la norma le
llama incidente) al juez que entiende en el juicio, para que suspenda los procedimientos, excepto alguna
diligencia que sea necesaria y de cuya dilación pudiera resultar un daño irreparable.

Recibida la prueba ofrecida y diligenciadas que estime necesarias, el juez de la inhibitoria debe dictar
resolución sobre el objeto de la demanda.

Si rechaza la misma, declarando que la causa no es de su competencia, la resolución es apelable a la


respectiva Cámara de Apelaciones, que deberá fallar en el término de tres días, sin trámites previos,
atento a la derogación de la vista fiscal.

Si admite la inhibitoria, declarando que la causa es de su competencia deberá ordenar se oficie o exhorte
al juez cuestionado, para que se inhiba y remita la causa.

El juez cuestionado, de acuerdo a su ley deberá decidir, luego de la notificación a las partes si se inhibe o
no dictando, a su vez resolución al respecto.

Cuando el juez decide no inhibirse genera una cuestión de competencia POSITIVA, que resuelve el art. 8.
El mismo entabla que ante un supuesto de competencia positiva o negativa deberá ser resuelto por el
superior común, en la dilatoria será la Cámara de Apelaciones del que primero entendió en la causa, y en
al inhibitoria la CSJN.

PAUTAS SUBJETIVAS DE DETERMINACIÓN DE LA COMPETENCIA: EXCUSACIÓN Y RECUSACIÓN


(en el programa se encuentra en la unidad referida al juez).

La ubicación institucional que el Código le da a estos temas lleva a suponer que el legislador ha
considerado a la aptitud o capacidad personal del juez para intervenir en un caso concreto, como una
arista específica de su competencia y no de la jurisdicción, quedando de tal modo, al menos para la
legislatura provincial, zanjada la polémica doctrinaria al respecto.

Genéricamente tanto la recusación como la excusación son medios técnicos para garantizar la
imparcialidad del juez en el caso concreto.

Conformando la independencia, imparcialidad e impartialidad del juez, garantías estrechamente vinculadas


a la esencia misma del proceso y emergentes de la Constitución, los medios previstos por la ley procesal
para preservarlas, son los instrumentos formales diseñados por el legislador para posibilitar- en lo
atingente a la imparcialidad del órgano en el caso concreto- un debido proceso legal. Teniendo en miras la
protección que anhela el instituto en análisis parece acercarse más al ámbito de la competencia dado que,
se relaciona con los elementos de la pretensión teniendo en miras la persona del juez.

Desde el constitucionalismo se ha entablado que “El juez en su sentencia debe ser imparcial. La
imparcialidad consiste en que la declaración o resolución se orienta en el deseo de decir la verdad con
exactitud, y de resolver justa o legalmente”.

La regulación de las motivaciones de apartamiento o causales de recusación y excusación, se enseñorea


en el orden público procesal, habida cuenta que no interesa solo a las partes, sino al orden jurídico, la
exclusión de la persona del juzgador en tanto esté inhabilitada o sospechada de parcialidad. Ello excluiría
la incidencia de la autonomía de la voluntad de los sujetos procesales para eludir el apartamiento. No es
posible consentir el no apartamiento mediando causal que involucre al juzgador. Así parece desprenderse
de la regla procesal tal como la califica Peyrano, de la improcedencia del desistimiento de la recusación sin
causa.

LA RECUSACIÓN:
Deviene del latín recursare, que significa rehusar, que implica la facultad que le compete a los interesados
de que no intervengan en el pleito o causa de que se trate, aquél o aquellos funcionarios de cuya
imparcialidad puede legítimamente dudarse.

Es el medio técnico otorgado por la ley a las partes para poder postular el apartamiento del juez a quien
compete la causa, por mediar causas, que legalmente previstas, puedan incidir en la garantía de su
imparcialidad.

Alvarado la define como el derecho que naturalmente tiene y debe tener todo litigante, siendo el medio que
le acuerda la ley para atacar la incompetencia subjetiva del juez, a fin de apartarlo del conocimiento de una
determinada causa, provocando su desplazamiento, conforme el normal orden de competencia y turno.
Peyrano la considera como una facultad postulativa.

Dicha facultad debe complementarse con el deber que la ley le impone al juez de excusarse, cuando
mediaren causas de recusación sin que la o las pares lo hayan ejercido.

ARTICULO 9. El actor y el demandado pueden recusar sin expresión de causa a los jueces de primera
instancia y de paz letrados en su primer escrito, actuación o diligencia, y a uno de los vocales de los
tribunales colegiados, dentro de tres días de notificado el primer decreto de trámite. En iguales casos y
oportunidades, pueden recusar a los jueces que intervengan por reemplazo, integración, suplencia,
recusación o inhibición. Este derecho se usará una vez en cada instancia. Cuando sean varios los actores
o los demandados sólo uno de ellos podrá ejercerlo. El actor puede presentar su primer escrito ante el juez
a quien corresponda el reemplazo, manifestando que recusa al que debía entender en la causa.

RECUSACIÓN SIN EXPRESIÓN DE CAUSA: La recusación sin expresión de causa implica la posibilidad
de ejercitar el derecho o postulación de recusar a la persona del juez sin necesidad de aludir a la causa
por la que se ejercita. Ello significa que, existiendo causa, el legislador ha considerado adecuado que el
litigante detente el derecho de requerir el apartamietno del magistrado sin exigirle el señalamiento concreto
de la causal por la que lo hace.

A. Destinatarios de la recusación sin expresión de causa y legitimados activos para postularla: Los sujetos
legitimados pasivos son todos los jueces ordinarios de primera, segunda y única instancia, mereciendo
aclarar que respecto de estos últimos el ejercicio de la recusación los involucra solamente en su condición
de juez del trámite, y no como integrantes del colegio. Cabe acotar que a pesar de que el artículo no lo
entable expresamente, puede estimarse la posibilidad de recusar sin expresión de causa, tratandose de
tribunales colegiados, se agota en un solo ejercicio y respecto de uno de sus integrantes. La LOPJ excluye
la posibilidad de recusar sin expresión de causa a los Ministros de la CSJP. Y a su vez, el CPCCSF
excluye también, al conjuez (art. 112)

Los legitimados activos para recursar son el actor y el demandado, quienes son partes o vayan a serlo en
el proceso, exluyendo a los letrados y procuradores. Los terceros excluyentes (art. 301 y 307) y terceristas
tmb pueden hacerlo. En caso de que haya procesos con una pluralidad de sujetos que invistan, todos, la
calidad de parte actora o demandad (litisconsorcio), el ejercicio de uno agota al de los demás.

No media acuerdo respecto a que el instituto ha de ser sometido a una hermenéutica estricta o amplia.

Agregar.

b. OPORTUNIDAD: Debe deducirse en la primera oportunidad procesal hábil para hacerlo, pues de lo
contrario, se consiente la actuación del juez, quien en lo sucesivo sólo podrá ser recusado con expresión
de causa.

La norma fija como oportunidad dentro de los 3 días de notificado el primer decreto de trámite, quedando
claro que tan limitado plazo y ocasión ha de ser auscultado funcionalmente. Tratándose del actor, la
oportunidad para ejercitar el derecho, es la primera ocasión hábil, para el demandado su primera
presentación.

RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA:


ARTICULO 10. Todos los jueces superiores o inferiores pueden ser recusados con causa por encontrarse
con el litigante, su abogado o su procurador en alguna de las situaciones siguientes:
1) Parentesco reconocido en cualquier grado de la línea recta y hasta el cuarto grado de consanguinidad y
segundo de afinidad, en la colateral
2) Tener el juez o sus parientes, dentro de los grados expresados interés en el pleito o en otro semejante,
sociedad o comunidad, salvo que se trate de sociedad anónima o de pleito pendiente iniciado con
anterioridad;

Respecto de este inciso la doctrina distingue en:

INTERES EN EL PLEITO DIRECTO: Cuando la decisión resulte para el juez, sus consanguíneos o afines
un provecho material.

INTERES INDIRECTO: Cuando la decisión pueda influir de modo eficaz, en el resultado de otro pleito
semejante, en el que el juez, sus consanguíneos o afines resulten beneficiados materialmente. Alvarado
Velloso agrega dentro de esta distinción cuando el juez, con motivo de su propio cargo, puede tener
potencialmente un pleito similar. Tal situación que se ha concretado en el caso de las acciones de amparo
protagonizadas por magistrados en reclamo de la garantía de intangibilidad en sus remuneraciones,
debiendo recurrirse a la designación de conjueces. Ello repetidamente lo fue en la primera y segunda
instancia, llegándose a la designación de conjueces hasta en la Corte Suprema. Sin embargo, en este
estadio se han dado situaciones completamente contrarias a la letra de la ley, poniendo en absoluto riesgo
el debido proceso.
3) Ser el juez o su cónyuge acreedor, deudor o fiador, salvo que se tratare de bancos oficiales: La relación
patrimonial del juez con alguna de las partes en carácter de acreedor, deudor o fiador debe extenderse al
cónyuge del mismo y sus descendientes, y también a los mandatarios y letrados de las partes. La
excepción realizada por la norma relativa a los Bancos oficiales, parece claro que comprende a Bancos
estatales (Nacionales y provinciales) y Municipales.
4) Ser o haber sido el juez, denunciante o acusador fuera del juicio o antes de comenzado el mismo
denunciado o acusado: Los términos denunciante o acusador han de ser abarcativos de las situaciones
que vayan más allá de su emplazamiento procesal penal. Así se ha interpretado, sin cuestionamiento del
caso, que la denuncia formulada por un litigante o su apoderado requiriendo la remoción de magistrado, y
aún la imposición de eventuales sanciones disciplinarias vinculadas con la causa, conforma un supuesto
capaz de poner en peligro la imparcialidad del juzgador. Deberá excluirse el caso en que surja de modo
evidente que la denuncia se ha realizado con el exclusivo propósito de apartarlo del juzgamiento de la
causa. En tal caso, se configurará un caso de malicidad procesal, y quien la perpetre deberá acarrear con
las consecuencias disvaliosas de esa conducta.

La doctrina entiende que en los supuestos del art. 111 CPCCSF no procede la invocación de la causal
analizada. (ART. 111. Si el magistrado demorase la designación del conjuez o si, producida la designación
de éste, no le pasare los autos dentro de tres días o, en su caso, no los elevase al superior en igual
término, incurrirá en falta grave. Las partes podrán recurrir en queja al superior, que aplicará al juez las
sanciones previstas para estos casos, además de arbitrar, si lo estimare conveniente, las medidas
necesarias para el cumplimiento de los actos omitidos.).
5) Haber intervenido como letrado, apoderado, fiscal o defensor; haber emitido opinión como juez o haber
dado recomendaciones acerca del pleito u opinión extrajudicial sobre el mismo con conocimiento de los
autos: En este inc se dan varias hipótesis:

A. Intervención del juez como letrado, apoderado, fiscal o defensor: según Alvarado Velloso debe haber
sido en el mismo exprediente en el que ha de prununciar sentencia. Considera que la hipótesis sería la del
juez recién designado, ocupando la titularidad del órgano en el que tramita la causa en la que en alguna de
las condiciones señaladas, haya actuado. Sin embargo, no está prevista la causal de recusación por la
causal bajo la lupa, si la intervención del juez se concretó representando a alguna de las partes en otro
proceso. Al respecto, Peyrano entiende que la recusación en ese supuesto no sería invocable, pero si tal
vez la excusación del magistrado con invocación de violencia moral o delicadeza.
b. Prejuzgamiento: Puede dar lugar a recusación la emisión de una opinión judicial dentro del expediente,
y es menester que:

1. La opinión refiera expresa y concretamente al asunto justiciable;

2. Se emita en el propio expediente; y

3. Antes de dictar la sentencia que ponga fin al lititgio.

Se agrega a las exigencias señaladas: la emisión de una opinión extrajudicial (fuera del expediente
judicial) cuando concurran los siguientes requisitos:

1. que la opinión dada refiera concretamente al asunto justiciable;

2. que tal asunto exista al tiempo que se opina; y

3. que no se haya dictado sentencia.

Esta causal también ha generado la polémica acerca de si una opinión académica que en abstracto pudo
haber emitdo el magistrado, configura objetivamente la circunstancia legal que autoriza a postular el
apartamiento. Al respecto Peyrano entiende que el criterio expuesto por el juez en una obra jurídca no es,
en principio, sustento suficiente para dar lugar a una recusación por prejuzgamiento, ello es así porque el
pensamiento en general, y el jurídico en particular, evoluciona y muta.

De lo que no han quedado dudas es acerca de si el magistrado – dentro del proceso y a destiempo- se
pronuncia, anticipando el criterio que habrá de guiar su decisión, efectivamente está prejuzgando, y en tal
caso es causal suficiente de postulación de apartamiento. De igual modo, si aun haciéndolo fuera del
proceso, por ejemplo, en una entrevista periodística, refiriéndose a la causa anticipa opinión, está
colocándose en situación de ser destinatario de la recusación.
6) Haber dictado sentencia o sido recusado como juez inferior;
7) Haber recibido el juez o sus parientes en los grados expresados, beneficio de importancia
8) Tener amistad que se manifieste por gran familiaridad o frecuencia de trato: El vocablo amistad, al igual
que el de enemistad previsto en el inciso siguiente, traducen sentimientos o sensaciones de aprehensión
difícilmente objetables. No obstante el codificador ha intentado hacerlo a través del modo en que aquella-
la amistad- se manifieste a) gran familiaridad y b) frecuencia de trato.
9) Mediar enemistad, odio o resentimiento grave, a menos que provenga de ataques u ofensas inferidas
contra el juez después de comenzada su intervención;
10) Ser o haber sido el juez, tutor o curador o haber estado bajo tutela o curatela; salvo que hayan
transcurrido más de dos años y estén aprobadas las cuentas respectivas;

11) Tener el juez de segunda instancia parentesco, dentro de los grados expresados anteriormente, con el
que dictó la sentencia de primera instancia. Podrán recusarse con causa hasta el llamamiento de autos y
aun después si la recusación se fundare en causa nacida con posterioridad.

LA EXCUSACIÓN:

ARTICULO 11. El juez que se halle comprendido en alguna causa legal de recusación deberá
excusarse; pero el que hubiere podido invocarla puede exigir que siga conociendo a menos que
aquélla decorosamente no se lo permita.

Excusar significar: evitar, impedir, precaver que una cosa perjudicial se ejecute o suceda, mediante este
instituto lo que se busca es evitar que un proceso judicial se realice bajo la dirección y decisión de un juez
parcial. En la misma, va a ser el propio juez quien tendrá la iniciativa de invocar las causales de
apartamiento, abstención o incompetencia subjetiva, debiendo expresarlas. El deber de apartarse
mediando causal- para cuya configuración la ley ha recurrido técnicamente ha aquellas descriptas como
de recusación-, es acompañado del deber de invocar o expresar la o las causas en la que se fundamenta
su abstención. Configura en DEBER para el juez, pudiendo decirse que es la contracara a la facultad con
la que cuentan las partes de recursar.
En la última parte del artículo en análisis refiere a causales que no estén previstas en el art. 10 pero que
también pueden dar lugar al apartamiento del juez, Clemente Díaz las define como CAUSALES ÍNTIMAS y
ellas son: motivo grave de decoro y motivo grave de delicadeza:

El decoro es un concepto de excepcional amplitud. Abarca no sólo el honor, sino también el respeto, la
reverencia, el recato y la estimación. Es no sólo la consideración externa de una persona, sino también su
propia estimación. Abarca tanto el prestigio social representado por la dignidad del comportamiento, como
el respeto que una persona debe a los dictados su propia conciencia.

SUJETOS DE LA EXCUSACIÓN: Sujetos activos: todos los jueces, conjueces, árbitros, funcionarios del
Ministerio Público, secretarios y empleados del órgano jurisdiccional, los peritos. Sujetos pasivos: las
partes y/o sus letrados.

FORMA: Alvarado Velloso entiende que debe hacer antes que las partes lo recursen, inhibiéndose de
oficio, es decir de manera espontánea.

Una vez despachada la excusación, pasan los autos al subrogante quien seguirá dirigiendo el proceso,
aun cuando se suscite una cuestión de competencia subjetiva. Es decir, hasta tanto ésta no sea objeto de
decisión por el Tribunal a quien cabe dirimirla, es al juez que resiste a quien corresponde asumir la
dirección del debate.

ARTICULO 12. Los funcionarios del ministerio público, los secretarios y demás empleados no son
recusables. El juez o tribunal podrá dar por separados a los primeros cuando estén comprendidos
en alguna de las causales del artículo 10. Los secretarios y empleados podrán serlo en el mismo
caso y por falta grave en el desempeño de sus funciones. Todo ello previa averiguación verbal de
los hechos y sin ningún trámite ni recurso. Igual procedimiento se observará respecto del juez
comisionado para alguna diligencia.

ARTICULO 13. La substitución de abogado o procurador no producirá la separación del juez, salvo el caso
del parentesco previsto en el inciso 1) del art. 10.

En dicha norma se encuentran tensionadas dos normas que gozan de jerarquía constitucional. Por un
lado, la posibilidad de sustituir letrado y aun incluir en la defensa otro que antes no hubiera intervenido,
que se enmarca dentro del derecho de defensa en juicio y por el otro la garantía de imparcialidad del
juzgador. Si

Peyrano entiende que deberá resolverse la cuestión en cada caso en concreto, de manera flexible.

ARTICULO 14. Con excepción del caso previsto en la última parte del artículo 9, la recusación debe
interponerse ante el juez recusado o tribunal a que pertenezca. Admitida la recusación sin causa o
reconocida por el juez la causa invocada, se dispondrá la remisión de los autos o la integración en su
caso, sin ningún trámite ni notificación previa. La tramitación continuará ante el reemplazante legal, sin
perjuicio de que si éste considera improcedente la recusación o las partes la objetan, eleve el incidente al
tribunal que deba decidirlo. Igual procedimiento se observará en caso de excusación.

TRÁMITE: Si la recusación articulada es mediante el artículo 9, resulta posible postularla tanto ante el juez
recusado como por ante el reemplazante legal. En este caso no se produce ninguna contingencia, pues si
resulta formalmente apta la postulación de apartamiento, sólo resta la intervención del juez subrogante.

Si en cambio lo es con invocación de causa, lo será siempre ante el juez recusado, independientemente
de que se trate de un órgano pluripersonal o unipersonal.

A. Si el juez recusado admite la o las causales invocadas, corresponderá que lo exprese en tal sentido y
remita la causa al reemplazante legal, sin que medie otro trámite intermedio.

B. Si en cambio, no admite la recusación ha de señalarlo en auto fundado, generándose así un conflicto


negativo de competencia. Ello pues desde que puesta en crisis su competencia subjetiva, éste con su
desestimación, se está declarando competente, contrariamente a lo postulado por una de las partes.
(complementa con artículo 15)
C. Si admitida por el juez recusado la causal invocada, y el reemplazante legal también la considera
procedente, quedará la causa radicada ante los estrados del juez subrogante.

D. Si, en cambio, el reemplazante legal no admitiera la recusación postulada o excusación, deberá motivar
su rechazo y disponer la formación del incidente a que alude la normal analizada, con su consecuente
remisión al órgano que deberá dilucidar el conflicto de competencia que se ha generado.

Para el caso de recusarse a un miembro de un órgano pluripersonal, si fuera sin expresión de causa, se
integrará el órgano con el subrogante legal, debiendo dejarse en claro, que, en el caso de los Tribunales
Colegiados, sólo es susceptible de ser recusado sin expresión de causa el Juez del trámite en cuanto a tal,
pero no como integrante del Colegio, por lo que en tal caso no cabrá integración.

Si en cambio la recusación refiere a alguno de los integrantes del órgano pluripersonal, lo fuera con
expresión de causa, el vocal recusado deberá expedirse al respecto ya sea tanto aceptando como
denegando, con lo cual el órgano deberá integrarse con un vocal subrogante, colegio que deberá
expedirse sobre la recusación o excusación postulada. En caso de admitirse, seguirá entendiendo en la
causa el órgano bajo la misma integración que entendió en la cuestión planteada.

ARTICULO 15. Negada por el juez la causal de recusación invocada o denegada la recusación sin
causa, éste elevará el incidente al superior para que la decida, sin otro trámite que la apertura a
prueba por diez días si fuere necesaria. Igual procedimiento se adoptará para la recusación en
segunda instancia.

ARTICULO 16. Salvo el caso previsto en el artículo 14, el incidente de recusación suspende el
procedimiento pero no los términos para contestar traslados, oponer excepciones o cumplir
intimaciones. Recusado el presidente de los tribunales superiores, la tramitación continuará con el
reemplazante legal. El presidente del tribunal que entiende en el incidente de recusación dictará las
medidas urgentes cuya dilación pueda causar grave perjuicio. Admitida definitivamente la
recusación o inhibición, el reemplazante legal continuará entendiendo aunque desaparezca la
causa que la provocó.

Tanto para el caso de la admisión de la recusación (con o sin expresión de causa) por el juez recusado o
autoapartado, como en el caso de ser negada su procedencia, produce – en principio- la pérdida de su
competencia subjetiva del juez destinatario del extrañamiento.

La norma en análisis admite expresa y excepcionalmente, la pretermisión de instancia, privilegiando la


celeridad y economía procesal. Ellos pues desde que autoriza al órgano jurisdiccional del grado a
despachar medidas urgentes cuya competencia le ha sido atribuida a los órganos de primera instancia.

En especial caso de los Tribunales Colegiados, y consideramos que en tal sentido ha de extenderse lo que
exponemos a la CSJ en los procesos de competencia originaria (art. 93 Consti. Provincial) y exclusiva, tal
pretermisión no se concretaría, pues quien asuma la dirección del proceso (reemplazante legal del juez
apartado) podrá despachar las medidas urgentes a que alude el art. 16. En los Tribunales Colegiados
dicho juez será designado como de trámite, integrándose el órgano con otro miembro (subrogante) al solo
efecto de resolver acerca de la procedencia de la recusación o excusación.

Si fuera admitida, el órgano que así lo resolviera mantendrá su integración continuando con la tramitación
del proceso, Si en cambio fuera desestimada, el Tribunal Colegiado integrado deberá elevar el incidente a
la Cámara de Apelaciones en lo Civ y Com conforme surge del art. 17 inc 4 de la LOPJ.

Tratándose de la Suprema Corte de Justicia, si fuera admitida la recusación postulada o la excusación


formulada, se apartará el Ministro recusado o autoapartado, y el órgano debidamente integrado con el
subrogante legal- resolverá acerca de su procedencia. Si la admitiera quedará integrada con aquél
reemplazante legal. Si en cambio fuera desestimada la recusación o excusación, volverá el Ministro
provisoriamente apartado.

ARTICULO 17. No son recusables los jueces:


1) En las diligencias preparatorias de los juicios ni en la tramitación de las medidas precautorias, salvo el
caso previsto en la última parte del artículo 9: Las situaciones podrían ser variadas si se las observa desde
la perspectiva del actor, o de la parte a quien eventualmente se traerá al proceso como demandada. En
efecto, las medidas preparatorias podrían consistir precisamente en desentreñar a quien se va a
demandar. No estamos aun frente a una demanda, ni ha comenzado el procesal. Con ello se quiere
significar que como quien las postula puede recusar sin expresar causa, le resulta posible apartar al juez
que por turno corresponda a través de ese medio no pudiendo en cambio hacerlo expresando causa, lo
cual parece absurdo y a su vez, el demandado podrá hacerlo al tiempo en que se deduzca la demanda.

2) En la ejecución de las diligencias cometidas, sin perjuicio de lo que establece el artículo 12;

3) Durante el término de prueba;

4) En las actuaciones relativas a la ejecución de la sentencia, a no ser por causas nacidas con
posterioridad;

5) En los concursos civiles y comerciales, salvo que medie causa legítima con el síndico, el liquidador o el
deudor: La norma contempla dos situaciones: a. causal de excusación o recusación con relación al fallido-
o concursado, pues la misma regla debe entenderse aplicable igualmente al concurso preventivo, b. causal
de recusación o excusación con relación a algún acreedor, extendiéndose a cualquier tercero pretendiente
de derechos en el concurso.

En el primer supuesto, el síndico resulta desplazado definitivamente del concurso, debiendo designarse un
nuevo síndico En el segundo, sólo se lo desplaza para dictaminar sobre pretensiones del acreedor con el
que le cabe la causal, nombrándose un síndico ad-hoc para reemplazar al síndico natural sólo en las
intervenciones a que éste atañe. Así actúa transitoriamente y con una delimitada participación.

Si la previsión de la ley concursal resulta tan específica respecto al síndico, debe entenderse que las
causales de excusación- que a la par son de recusación- previstas en las leyes provinciales y respecto de
magistrados son extensibles a éstos, habiéndose considerado que los magistrados del concurso deben
excusarse- pareciendo que en el ámbito provincial- tal deber supliría la irrecusabilidad prevista por la
norma.

6) En los juicios y actos de jurisdicción voluntaria, a no ser con causa o que se trabe contienda, debiendo
en este caso deducirse la recusación dentro de los tres días de planteada la controversia;

7) En los incidentes, salvo:

a) En segunda instancia si no han sido aún elevados los autos principales;

b) En el incidente de recusación cuando se invoque causa legal y el juez la reconozca;

8) En los juicios contra la sucesión, salvo que medie causa legal con el demandante. En ningún caso esta
recusación alterará la jurisdicción del juez sobre el sucesorio.

La intención del legislador en el presente artículo ha sido la de evitar las recusaciones que produzcan
demoras innecesarias en la causa, y en especial preservar la celeridad respecto de aquellas situaciones
que demandan una respuesta jurisdiccional rápida.

La inclusión de cada uno de los inc, descriptos parece haber desentendido todo el esquema y el espíritu
impuesto en las normas anteriores, las que claramente posibilitarían la recusación en los casos que esta
norma prohíbe, pues sólo determinaría el tiempo de remisión de la causa al subrogante legal.

UNIDAD IV: LA ACCIÓN (CIVIL Y PENAL)

1. La acción: concepto, caracteres, elementos, naturaleza jurídica del acción procesal:


distintas teorías.

Concepto de acción y naturaleza jurídica: distintas teorías


Concepto de clase: es el derecho subjetivo, público y abstracto que tiene todo ciudadano de peticionar
ante la autoridad.

Peyrano la define como "el derecho que tiene cualquiera, para demandar a cualquiera, por cualquier cosa
que quisiera, tuviera o no razón"

Alvarado velloso dice que “La acción procesal es la única instancia que necesariamente debe presentarse
para unir 3 sujetos en una relación dinámica (las partes y el juez)”.

Las doctrinas elaboradas en torno a la naturaleza jurídica de la acción se agrupan en dos grandes
concepciones, la tradicional y la moderna, que responden a puntos de vista fundamentalmente distintos

Concepción tradicional: predomina hasta mediados del S. XIX, se advierten en ella dos posiciones:

 La que considera a la acción como el mismo derecho subjetivo material alegado ante los tribunales
de justicia

 La que la concibe como un elemento o una función del derecho material.

Ninguna de ellas, como se puede observar, reconoce la autonomía de la acción.

Concepción moderna: surge a mediados del S. XIX. Para esta corriente, la acción y el derecho subjetivo
material constituyen dos entidades jurídicas independientes, criterio que, para algunos autores, implica un
punto de partida de la autonomía del derecho procesal como disciplina jurídica.

Dentro de esta orientación:

 Hay un grupo de teorías que consideran a la acción como un derecho concreto dirigido a la
obtención de una sentencia favorable, y que solo corresponde por lo tanto, a quienes son los
efectivos titulares de un derecho subjetivo sustancial o de un interés jurídico tutelable.

Esta línea conceptual se escinde, a su vez, en dos tendencias:

- La que define a la acción como un derecho público subjetivo a la tutela jurídica, deducido frente al
Estado en la persona de sus órganos jurisdiccionales, sobre los cuales pesa el deber de impartir la
tutela jurídica reclamada por el titular de derecho (WACH)

- La que le atribuye el carácter de un derecho potestativo que se ejerce frente al adversario,


encaminado a que éste soporte “el efecto jurídico de la actuación de la ley” (CHIOVENDA).

Este grupo de teorías concibe a la acción como un “derecho abstracto a la tutela jurídica. Contrariamente a
lo que postulan las teorías del primer grupo, aquella constituiría un derecho público subjetivo que incumbe
a todos los ciudadanos por el solo hecho de serlo y cuyo objeto consistiría, simplemente, en la prestación
de la actividad jurisdiccional, cualquiera sea el contenido (favorable o desfavorable) del fallo en que esa
prestación se concrete.

Todas estas teorías han sido objeto de críticas.

Corriente tradicional  se les objeta la identificación que sostienen entre el derecho subjetivo material y la
acción, pues tal identificación es inconciliable con la falta de coincidencia que separa a ambas entidades
jurídicas en lo que atañe a sus respectivos sujetos y contenido a lo que se suma la existencia de derechos
sin acción (obligaciones naturales) y de acciones sin derecho (acciones declarativas y constitutivas,
cautelares etc.)

Corriente moderna 

A la concepción concreta (primer grupo de teorías) se le objeta que, de acuerdo con sus postulados, el
derecho a la tutela jurídica o a una sentencia favorable solo nacería al término del proceso, pues con
anterioridad sería imposible afirmar, con plena certeza, la efectiva existencia del derecho de acción.
Además, esta concepción no logra demostrar que la acción configure un verdadero derecho, pues el deber
final del órgano jurisdiccional consiste, simplemente, en dictar una sentencia que dirima el conflicto
suscitado entre las partes, la que puede ser favorable o no al pretendido titular de la acción.

La concepción abstracta supera esas objeciones, pero no logra, erigir al concepto de acción en una de las
claves directrices a cuyo alrededor giraría gran parte de la problemática procesal. Dentro de esta posición,
difícilmente cabe la posibilidad de vincular dicho concepto con fenómenos fundamentales en la ciencia del
proceso como son, entre otros, los representados por la litispendencia, la congruencia y la cosa juzgada.
Por tal razón, algunos autores embanderados en ella han complementado el concepto de acción con el de
demanda, a la que se considera como el acto mediante el cual se ejerce, en un caso concreto, el poder
meramente procesal en que el derecho de acción consiste, con lo cual el tema de las condiciones de la
acción, por ejemplo, resulta absorbido por el de las condiciones de fundabilidad de la demanda

Se observa que toda elaboración doctrinaria encaminada a esclarecer la esencia del derecho de acción
resulta infecunda para resolver los concretos problemas que la experiencia del proceso plantea.

GUASP plantea que “el poder de provocar la actividad de los tribunales, sin más, sea un auténtico
derecho, sea una res merae facultatis, constituye un puro poder político o administrativo si se quiere,
supuesto de la actividad procesal, pero previo a la misma y fuera por ello del mundo del proceso”. También
agrega que el concepto de acción es relativo respecto al proceso porque no depende de estructuras
procesales sino que es independiente de ellas como es, igualmente, intrascendente para el proceso, el
concepto de acción procesal Estas conclusiones conducen a dicho autor a reemplazar el estudio de la
acción por el de la pretensión procesal, a la que cuadra definir como el acto en cuya virtud se reclama ante
un órgano judicial y frente a una persona distinta, la resolución de un conflicto suscitado entre dicha
persona y el autor de la reclamación.

Concebida, por lo tanto, la pretensión como objeto del proceso contencioso, y admitiendo que la acción
sea un derecho cívico (Carnelutti), o una de las especies en las que se manifiesta el derecho de peticionar
de ante las autoridades (Couture), resulta claro que esta última no es otra cosa que el poder hacer valer
una pretensión y que constituye, un supuesto de actividad procesal.

Caracteres

El derecho de acción es:

1) Público: dado que se reclama ante el Estado, representado por la figura del juez que posee el imperium

2) Cívico: es un derecho constitucional que se manifiesta en el de peticionar ante las autoridades

3) Abstracto: es propio de toda persona humana o júrídica y no se pierde por el paso del tiempo. NO es
concreto, se concretiza en la pretensión y eso se establece en la demanda.

4) Autónomo: puede ejercitarse independientemente de la razón de quien lo articula.

.Elementos

Considerada jurídicamente la acción como un derecho autónomo de todo otro derecho, en una sociedad
que garantiza su ejercicio en carácter de contrapartida de la prohibición de ejercer violencia por mano
propia, resta ver quién, ante quién, por qué y para qué se insta por esta vía.

a) Los sujetos: (quién y ante quién) de la instancia son toda persona jurídicamente capaz que desee instar
y la autoridad que la recibe (en nuestro ordenamiento constitucional, solo un juez perteneciente al PJ, un
árbitro cuando se permite su actuación y la Cámara de senadores en el caso de juicio político que puede
instar la Cámara de Diputados. De modo similar operan los jurados de enjuiciamiento para los
magistrados)
b) La causa (por qué) del ejercicio de la acción es el mantenimiento de la paz social mediante la
erradicación de la fuerza ilegítima de la sociedad

c) El objeto (para qué) del ejercicio de la acción es lograr la apertura y posterior desarrollo de un proceso
que, eventualmente derivará hacia su propio objeto: la sentencia.

2) La acción penal. Clasificación. Relaciones y diferencias entre las acciones civiles y penales.

La acción penal

Acción: está íntimamente relacionado con la “jurisdicción”, ambas pertenecen al régimen de justicia. Es un
presupuesto de la jurisdicción porque al fin y al cabo, la jurisdicción sin acción permanece inmóvil. Sería el
ejercicio de la pretensión punitiva a través Ministerio público.

La acción está regulada por el derecho procesal penal y por el derecho penal porque las provincias
delegaron en la nación la codificación del derecho penal argentino en concordancia con el art. 16 de la CN
(principio de igualdad), reservando para sí la realización del código procesal.

 Ley orgánica del ministerio público de acusación Nº 13.013:

ARTÍCULO 1.- Órganos y misión. “El Ministerio Público de la Acusación será ejercido por el Fiscal
General y los demás órganos contemplados en esta Ley, con las funciones que en ella se establecen.
Tiene por misión el ejercicio de la persecución penal pública procurando la resolución pacífica de los
conflictos penales. El Ministerio Público de la Acusación promoverá y ejercerá la acción penal en la forma
establecida por la ley, dirigiendo al Organismo de Investigación y a la Policía en función judicial, siendo
responsable de la iniciativa probatoria tendiente a demostrar la verosimilitud de la imputación delictiva. La
inobservancia de este precepto podrá ser objeto de sanciones por el superior jerárquico que corresponda.
El Ministerio Público de la Acusación no intervendrá en asuntos de índole extrapenal”.

Clasificación

Hay 3 tipos de acciones en nuestro sistema:

Acciones públicas: son la regla general.

Art. 71 Código Penal “Sin perjuicio de las reglas de disponibilidad de la acción penal previstas en la
legislación procesal, deberán iniciarse de oficio todas las acciones penales, con excepción de las
siguientes:

1) Las que dependieren de instancia privada

2) Las acciones privadas”

Acciones públicas dependientes de instancia privada: En este caso se requiere un impulso de la víctima
para instar la acción penal, en ausencia del mismo el fiscal en principio no puede hacer nada. La víctima
debe instar la acción penal en el momento que hace la denuncia, una vez removido este obstáculo la
acción pasa a ser pública, y la característica de las acciones públicas, es que no puede haber una marcha
atrás, si se inició la persecución penal, no puede haber una retractación

Art. 72 Código penal: “Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los siguientes
delitos:

1) Los previstos en los artículos 119, 120 y 130 del Código penal (delitos contra la integridad sexual)
cuando no resultare la muerte de la persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el art. 91
(“Se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años, si la lesión produjere una debilitación
permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro o una dificultad permanente
de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del ofendido, le hubiere inutilizado para el
trabajo por más de un mes o le hubiere causado una deformación permanente del rostro”)

2) Lesiones leves, sean dolosas o culposas. Sin embargo, en los casos de este inciso se procederá
de oficio cuando mediaren razones de seguridad o interés público.

3) Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes. En los casos de
este artículo, no se procederá a formar causa sino por acusación o denuncia del agraviado, su
tutor, guardador o representantes legales. Sin embargo, se procederá de oficio cuando el delito
fuere cometido contra un menor que no tenga padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de
sus ascendientes, tutor o guardador. Cuando existieren intereses gravemente contrapuestos entre
alguno de éstos y el menor, el fiscal podrá actuar de oficio cuando así resultare más conveniente
para el interés superior de aquel”

Acciones privadas: El estado no puede hacer nada. La víctima y los interesados tienen potestad para
impulsar todo (impulsar, investigar y hasta retirarla o no hacer nada más). Son casos en los que el estado
no ve un interés público que pueda motorizar que los órganos del estado lleven a cabo una acción penal.
Deja a criterio del particular la iniciación de la acción penal

Art. 73 Código Penal: “Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:

1) Calumnias e injurias

2) Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 153 y 157

3) Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159

4) Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge”

Caracteres:

1) Oficiosidad: La acción penal es en principió pública a excepción de las de instancia privada. El


Fiscal es el titular de la acción pública. El estado tiene la obligación de impulsar todas las acciones
por todos los delitos que conozca. Este es el criterio que adopta el Código Penal en el art. 71 “Sin
perjuicio de las reglas de disponibilidad de la acción penal previstas en la legislación procesal,
deberán iniciarse de oficio todas las acciones penales, con excepción de las siguientes:

Las que dependieren de instancia privada

Las acciones privadas”

2) Indisponibilidad: hay una obligación por parte del estado de investigar. Sin embargo hay
excepciones por ejemplo:

 Código procesal penal de Santa Fe

a) ARTÍCULO 19°.- Criterios de oportunidad.- “El Ministerio Público podrá no promover o prescindir total
o parcialmente, de la acción penal, en los siguientes casos:

1) cuando el Código Penal o las leyes penales especiales lo establezcan o permitan al Tribunal prescindir
de la pena;

2) cuando se trate de hechos que por su insignificancia no afecten gravemente el interés público, salvo
que fuesen cometidos por un funcionario público en el ejercicio o en razón de su cargo;

3) cuando las consecuencias del hecho sufridas por el imputado sean de tal gravedad que tornen
innecesaria o desproporcionada la aplicación de una pena, salvo que mediaren razones de seguridad o
interés público;
4) cuando la pena en expectativa carezca de importancia con relación a la pena ya impuesta por otros
hechos;

5) cuando exista conciliación entre los interesados, y el imputado haya reparado los daños y perjuicios
causados en los hechos delictivos con contenido patrimonial cometidos sin violencia física o intimidación
sobre las personas, salvo que existan razones de seguridad, interés público o se encuentre comprometido
el interés de un menor de edad;

6) cuando exista conciliación entre los interesados y el imputado, en los delitos culposos, lesiones leves,
amenazas y/o violación de domicilio, salvo que existan razones de seguridad, interés público o se
encuentre comprometido el interés de un menor de edad;

7) cuando el imputado se encuentre afectado por una enfermedad incurable en estado terminal, según
dictamen pericial o tenga más de setenta años, y no exista mayor compromiso para el interés público.

En los supuestos de los incisos 2, 3 y 6 es necesario que el imputado haya reparado los daños y perjuicios
ocasionados, en la medida de lo posible, o firmado un acuerdo con la víctima en ese sentido, o afianzado
suficientemente esa reparación”

b) Pena natural

c) El fiscal puede recurrir a la conciliación o mediación

d) proceso abreviado

e) Suspensión del procedimiento a prueba (probation)

Todas estas son herramientas que buscan solucionar de forma pacífica los conflictos y descongestionar al
sistema judicial.

Diferencias entre la acción civil y la penal

a) En materia penal, en nuestro medio, rige el proceso acusatorio por el que el fiscal actúa oficiosamente,
impulsando el trámite del proceso. En el proceso civil, en cambio, son las partes las que imprimen
dinámica al proceso, con un sistema dispositivo. Sin perjuicio de esta regla general, se habla hoy, de un
principio dispositivo atenuado en materia civil, en tanto el juez, como director del proceso, tiene amplias
facultades para evitar una demora innecesaria que contraríe la finalidad para el cual ha sido abierto.

b) Mientras que la acción civil puede ser ejercida por cualquier personal, en la penal el titular de la acción
es el Estado, a través del fiscal, excepto que se trate de acciones de instancia privada, en las que el fiscal
no es parte.

c) Las partes en el proceso civil son las que disponen cuándo comienza, se desarrolla y termina el
proceso. En el ámbito penal, por el contrario, media un impulso oficioso del proceso.

d) La acción penal, entonces, es pública, oficiosa, indisponible e irretractable, en tanto que la civil es
privada, de interés particular, disponible, no oficiosa y retractable. La pretensión. Concepto. Clasificación.
Caracteres. Elementos. Características propias de la pretensión civil y la pretensión penal.

3) La pretensión. Concepto. Clasificación. Caracteres. Elementos. Características propias de la


pretensión civil y la pretensión penal.

Concepto
Es el acto en cuya virtud se reclama ante un órgano judicial (o eventualmente arbitral), y frente a una
persona distinta, la resolución de un conflicto suscitado entre dicha persona y el autor de la reclamación”.
En el caso de los procesos voluntarios se denomina “petición extracontenciosa”

Peyrano: “la pretensión procesal es una manifestación de voluntad a través de la cual alguien (el
pretensor) reclama algo ante el órgano jurisdiccional y contra otro (el pretendido)”

Acción no puede confundirse con la pretensión, pues aquella no es otra cosa que el derecho en cuya virtud
la pretensión puede ser llevada a la consideración de un órgano judicial.

Tampoco debe confundirse el concepto de pretensión y demanda, por cuanto esta última, lejos de
constituir el objeto del proceso, no es más que un medio de promoverlo, o, en otras palabras, un mero acto
de iniciación procesal. El tema es que, en la gran mayoría de los casos, la pretensión procesal se
encuentra contenida en la demanda.

Pretensión penal: Es el acto de voluntad mediante el cual un particular, un funcionario público o el Estado
(a través del Ministerio Fiscal), que inicia oficiosamente la investigación u el proceso, pide la sanción o la
medida de seguridad para un determinado imputado (en razón de cierto hecho)

La pretensión penal que ejercita un querellante o la víctima de un delito o sus herederos en su denuncia
busca el sometimiento de alguien a pena. De tal modo, puede decirse que se caracteriza por ser:

a) Declarativa de condena

b) Constitutiva erga omnes porque no se ha infligido una pena a "x" tan solo con respecto a ese
querellante particular, sino con respecto a de toda la comunidad social.

Caracteres de la pretensión

1) La pretensión procesal no constituye un derecho, sino un acto, es algo que alguien hace, no algo
que alguien tiene. Se trata de una declaración de voluntad petitoria.

Se diferencia fundamentalmente de la pretensión sustancial, ya que la pretensión procesal constituye un


acto que tiene por destinatario a un órgano decisor, la pretensión sustancial es una facultad o derecho de
exigir el cumplimiento de una prestación y solo susceptible de actuarse contra el sujeto pasivo de la
respectiva relación material

2) Debe necesariamente deducirse frente a una persona distinta del autor de la reclamación, ya que
en su base siempre encuentra un conflicto que enfrenta, por lo menos, a dos protagonistas.

3) La configuración jurídica de la pretensión procesal solo requiere que ésta contenga una afirmación
de derecho o de consecuencia jurídica derivada de determinada situación de hecho, con
prescindencia de que tal afirmación coincida o no con el ordenamiento normativo vigente. La
pretensión, en otras palabras, puede ser fundada o infundada.

Elementos de la pretensión

La pretensión se compone, por un lado de un elemento subjetivo (sujetos) y por otro lado de dos
elementos objetivos (el objeto y la causa) e involucra una determinada actividad que se escinde en tres
dimensiones: lugar, tiempo y forma

a) Toda pretensión consta de tres sujetos: Actor (la persona que la formula), demandado (la persona
frente a quien se la formula) y el juez (la persona ante quien se la formula).

Los dos primeros son sujetos activos y pasivos, y el tercero está representado por un órgano que reviste el
carácter de destinatario de la pretensión y que tiene el poder de satisfacerla, ya sea acogiéndola o
rechazándola.
b) Se denomina “objeto de la pretensión” al efecto jurídico que mediante ella se persigue. Tiene un
doble punto de vista, inmediato y mediato. El inmediato es la clase de pronunciamiento que se
reclama (condena “declarativa, de ejecución, cautelar…”). El objeto mediato es el bien de la vida
sobre el cual debe recaer concretamente el pronunciamiento pedido (pago suma de dinero,
resolución contractual etc).

c) La “causa fundamento o título” de la pretensión consiste en la invocación de una concreta situación


de hecho a la cual el acto le asigna una determinada consecuencia jurídica. No se debe confundir
con los argumentos de hecho expuestos por el acto ni mucho menos, con la norma o las normas
jurídicas invocadas por este.

d) En lo que concierne a la “actividad que la pretensión procesal entraña”, las correspondientes


dimensiones de lugar, tiempo y forma coincidirán, necesariamente, con el lugar, tiempo y forma del
proceso en que ella se haga valer. Por consiguiente, la pretensión tendrá como lugar, la sede que
corresponda la juez o tribunal competente para conocer del proceso, como tiempo, el del acto que
ese mismo proceso destina al planteamiento del objeto litigioso (generalmente será el de la
demanda) y, como forma, la que la ley asigne al proceso de que se trate (oral, escrito, ordinario,
especial etc).

Identificación de pretensiones

Es el procedimiento mediante el cual dos o más pretensiones son confrontadas entre sí con el objeto de
establecer si se trata de una misma pretensión o de distintas pretensiones. Esto tiene importancia práctica
particularmente cuando corresponde decidir acerca de la procedencia de excepciones de litispendencia y
cosa juzgada.

La primera identidad que debe verificarse es la que pudiera existir entre los sujetos activo y pasivo,
excluido naturalmente el órgano judicial. Para ello es menester atenerse a la cualidad jurídica en que
dichos sujetos han intervenido en cada caso, no siendo suficiente que se trate físicamente de las mismas
personas. (ej. No existe identidad si una misma persona actúa en un proceso a nombre propio y en otro,
en representación legal de un hijo menor)

Como regla, la identificación subjetiva de las pretensiones debe establecerse con respecto a las personas
que revisten carácter de partes en los respectivos procesos. Solo excepcionalmente los efectos de la
sentencia recaída en un proceso pueden alcanzar a quien, sin haber actuado en él como parte, revistió
ese carácter en la situación jurídica sustancial sobre la que versó la correlativa pretensión.

Para la identificación de las pretensiones desde el punto de vista del objeto, es preciso atender a los dos
aspectos de aquél, es decir, al objeto inmediato y mediato. No basta, en este caso, que dos o más
pretensiones versen sobre un mismo bien de la vida, por cuanto este es susceptible de ser tutelado
mediante pronunciamientos judiciales de distinta índole.

Con respecto a la causa, debe entenderse que el simple cambio de argumentación jurídica en que se
fundó una pretensión, excluye la procedencia de una pretensión posterior que se sustente en las mismas
circunstancias del hecho.

Requisitos de la pretensión

Estos son de admisibilidad y de fundabilidad

La pretensión es admisible cuando posibilita la averiguación de su contenido y por tanto la emisión de un


pronunciamiento judicial sobre el fondo del asunto sometido a la decisión del tribunal.

Es fundada, cuando en razón de su contenido resulta apropiada para obtener una decisión favorable a
quien la ha planteado.
En consecuencia, el examen de los requisitos de admisibilidad es previo al de la fundabilidad, pues la
inexistencia de los dos primeros excluye la necesidad de una sentencia sobre el mérito de la pretensión.

a) Procesales a) Sujetos
b) Objeto
c) Causa
d) Sujetos, objeto y causa

1. Extrínsecos e) Actividad Lugar

Admisibilidad Forma

Tiempo

b) Fiscales

a) Sujetos

2. Intrínsecos

b) Objeto

Estos requisitos de admisibilidad pueden dividirse en extrínsecos e intrínsecos, conforme la mayor o


menor relación con el contenido de la pretensión. Los extrínsecos a su vez pueden ser procesales y
fiscales, según sean técnicos o fiscales.

Los procesales se relaciones por un lado con los sujetos, el objeto, la causa y los sujetos, objeto y causa
conjuntamente.

Por otro lado se vinculan con la actividad que la pretensión involucra, en sus tres dimensiones de lugar,
tiempo y forma.
1. Requisitos extrínsecos de admisibilidad:

A) PROCESALES:

a) con respecto a los sujetos, el órgano ante quien se deduce la pretensión debe hallarse provisto
de competencia para satisfacerla. En cuanto a los sujetos pasivo y activo, los requisitos
extrínsecos de admisibilidad se refieren a su capacidad para ser parte (aptitud para ser titular
de derechos y deberes procesales y a su capacidad procesal (aptitud para realizar
personalmente o por medio de un mandatario convencional, actos procesales válidos)

Los defectos que mediaren acerca de capacidad o de representación, autorizan tanto al actor como al
demandado, a oponer la excepción dilatoria de la “falta de personería”

b) En cuanto al objeto se debe tener en cuenta el que este sea idóneo con relación al tipo de
proceso en el cual la pretensión se ha interpuesto (ej. Es inadmisible la pretensión de divorcio
en un proceso de alimentos). Constituye también un requisito extrínseco, la carga del actor de
designar con toda exactitud la cosa demandada y formular la petición en términos claros

Código procesal civil y comercial de SF. ARTICULO 130. “(Texto cfr. Ley 13.151) La demanda será
deducida por escrito y expresará:

1) el nombre, domicilio real y legal, nacionalidad, estado civil, profesión u oficio del demandante;

2) el nombre y domicilio del demandado, si se conocieren;

3) la designación precisa de lo que se demanda y su apreciación pecuniaria. Cuando no fuere posible


fijarla con exactitud, se suministrarán los antecedentes que puedan contribuir a su determinación
aproximada;

4) las cuestiones de hecho y de derecho, separadamente. Las primeras serán numeradas y expuestas en
forma clara y sintética, omitiéndose toda glosa o comentario, los que se podrán hacer en la parte general
del escrito;

5) la petición en términos claros y precisos.

En su caso, el escrito de demanda será acompañado del acta de finalización del procedimiento de
mediación prejudicial obligatoria.

En ambos casos las deficiencias correspondientes pueden determinar la inadmisión de la pretensión”

c) En cuanto a la causa como presupuesto extrínseco de admisibilidad de la pretensión ella debe


fundarse mediante una prolija relación de los antecedentes fácticos a los que el actor atribuye el
efecto jurídico buscado.

d) Es un requisito extrínseco de la pretensión la inexistencia de otra pretensión interpuesta


anteriormente ante el mismo u otro órgano jurisdiccional, en la cual dichos elementos sean los
mismos.

e) Los requisitos vinculados a la actividad se refieren a las dimensiones del lugar (sede del
juzgado), tiempo (días y horas hábiles) y modo (por escrito)

B) FISCALES: se refiere al pago de las tasas e impuestos que gravan las actuaciones judiciales.

2. Requisitos intrínsecos de admisibilidad


a) Respecto a los sujetos se refiere a quienes de hecho intervienen en el proceso como partes
(actora o demandada), sean quienes deban figurar en ese proceso concreto asumiendo tal
calidad. Este requisito se denomina legitimación para obrar o legitimación procesal que es
aquel requisito en virtud del cual debe mediar una coincidencia entre las personas que
efectivamente actúan en el proceso y las personas a las cuales habilita especialmente para
pretender (legitimación activa) y para contradecir (legitimación pasiva) respecto de la materia
sobre la cual el proceso versa. La falta de esta legitimación da lugar a la defensa de falta de
acción.

La pauta para determinar la existencia de legitimación procesal está dada, en principio, por la titularidad,
activa o pasiva, de la relación jurídica sustancial controvertida en el proceso.

El ordenamiento jurídico prevé, sin embargo, casos de legitimación extraordinaria, a las que caracteriza el
hecho de que personas ajenas a la relación jurídica sustancial que se controvierte en el proceso resultan
habilitadas para intervenir en él (sustitución procesal).

Con relación a los sujetos también existe el requisito de interés procesal que es la necesidad del proceso
de satisfacer en cada caso concreto el derecho afirmado como fundamento de aquella. La sentencia no
puede hacer declaraciones abstractas o académicas.

b) Por último cabe incluir dentro de esta categoría de requisitos intrínsecos de admisibilidad, el de
que el juez se encuentre legalmente habilitado para dictar el pronunciamiento pedido, es decir,
que el objeto de la pretensión sea jurídicamente posible.

Fundabilidad de la pretensión

Resuelta o verificada la concurrencia de los requisitos de admisibilidad, el juez se encontrará en


condiciones de pronunciarse sobre el mérito de la pretensión o, lo que es lo mismo, sobre si esta es o no
fundada.

Lo será cuando la pretensión procesal, en razón de su contenido, resulte apropiada para obtener una
decisión favorable a quien la ha interpuesto.

El examen de fundabilidad consiste, primordialmente, en determinar si ese efecto jurídico corresponde, o


no, a la situación de hecho invocada.

Clases de pretensiones o clasificación

Se las clasifica atendiendo a dos puntos de vista: el que se refiere a la índole del pronunciamiento que
persiguen, y el que se basa en la naturaleza del derecho material invocado como fundamento.

Pretensiones de conocimiento  aquellas mediante las cuales se solicita al órgano procesal que dilucide y
determine el contenido y alcance de una situación jurídica. A su vez se pueden sub clasificar en
declarativas, de condena y determinativas.

 Declarativas: Tienden a obtener un pronunciamiento que elimine la falta de certeza sobre la


existencia, eficacia, modalidad o interpretación de una relación o estado jurídico (Ej. Art. 1 Código
procesal civil y comercial de SF. Declaración de prescripción, falsedad de instrumento público)

La mera declaración de certeza resulta suficiente para satisfacer el interés de quien las propone.

 De condena: Mediante ellas se reclama un pronunciamiento de una sentencia que imponga al


demandado el cumplimiento de una prestación de dar, hacer o no hacer, a favor del actor.
Aparte de declarar la existencia del derecho a una prestación y el cumplimiento de ésta por parte del
sujeto obligado, la sentencia dictada como consecuencia del planteamiento de una pretensión de condena
hace explícita la sanción que la ley imputa a ese incumplimiento y configura por ello, un título ejecutivo que
puede ser hecho valer, por el acreedor como fundamento de una nueva pretensión tendiente a obtener la
realización coactiva de su derecho.

 Determinativas o especificativas: son aquellas mediante las cuales se pide al órgano judicial que
fije los requisitos o condiciones a que quedará supeditado el ejercicio de un derecho (ej. Fijación de
plazos)

Pretensiones de ejecución  Tienen por objeto hacer efectiva la sanción impuesta en una sentencia de
condena (título ejecutivo judicial) u obtener el cumplimiento de una obligación documentada en alguno de
los instrumentos a los que la ley acuerda una presunción de legitimidad (títulos ejecutivos extrajudiciales
como el cheque).

Pretensiones cautelares  Tienden a la obtención de una medida judicial que asegure el eventual
cumplimiento de la sentencia de mérito a dictarse en un proceso de conocimiento o ejecución. Se
encuentran subordinadas a una pretensión principal ya deducida o próxima a deducirse. Esta pretensión
se encuentra sujeta a 3 requisitos: 1) verosimilitud del derecho invocado; 2) peligro en la demora; 3)
contracautela.

Relaciones entre la pretensión civil y la pretensión penal

Aun cuando pueden fundarse en un mismo derecho, la pretensión civil y penal son, como principio
independientes y así pueden ser ejercidas

ARTICULO 1774 CCYC.- Independencia. “La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho
pueden ser ejercidas independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo
tiempo un delito del derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme
a las disposiciones de los códigos procesales o las leyes especiales”

La oportunidad en que la pretensión penal se deduce incide en el proceso civil, porque si ella hubiere
precedido la pretensión civil, o fuere intentada pendiente ésta, no puede haber condenación del acusado
en el proceso civil antes de la condenación del acusado en el proceso penal.

ARTICULO 1775 CCYC.- Suspensión del dictado de la sentencia civil. “Si la acción penal precede a la
acción civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el
proceso civil hasta la conclusión del proceso penal, con excepción de los siguientes casos:

a) si median causas de extinción de la acción penal;

b) si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del derecho a ser
indemnizado;

c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad”

Cuadra finalmente señalar que la pretensión civil resarcitoria es susceptible de ser planteada dentro del
proceso penal, siempre que la ley procesal le atribuya competencia para ello a los tribunales. La
absolución del procesado por inexistencia de delito penal o porque no está comprometida la
responsabilidad penal del agente, no obsta a que el tribunal penal se pronuncia, en la sentencia, sobre la
pretensión civil.

ARTICULO 1776.- Condena penal. “La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en
el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del
condenado”
ARTICULO 1777.- Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal. “Si la
sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no participó, estas
circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil.

Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en
cuanto generador de responsabilidad civil”

4) Transmisión, transformación, integración, ampliación, reducción y extinción de la


pretensión. Identificación de pretensiones: conexidad (en materia civil)

Vicisitudes de la pretensión

La pretensión procesal puede experimentar, fundamentalmente, tres clases de vicisitudes: transmisión,


transformación e integración.

Transmisión  Existe transmisión de la pretensión cuando la persona del sujeto activo es reemplazada por
otra que actúa procesalmente en su lugar. Por lo tanto, no es más que una consecuencia de la transmisión
de derechos que se hayan en litigio.

Cuando es motivada por una sucesión a título universal, el sucesor o sucesores del sujeto activo, como
continuadores de la personalidad jurídica de este, pueden intervenir en el proceso. En cambio, si se trata
de una sucesión a título singular, la transmisión está supeditada a la conformidad que preste la otra parte
para que ese sucesor intervenga en reemplazo del transmitente del derecho litigioso.

No son transmisibles las pretensiones que se fundan en derechos inherentes a la persona humana.

Transformación  Ésta se opera cuando, mediante un acto unitario, tiene lugar la alteración de alguno de
los elementos objetivos de la pretensión (objeto o causa).

En primer lugar, opera la transformación de la pretensión siempre que se modifique la base fáctica que la
sustenta. (ej. Actor que originariamente alega su condición de propietario y luego la de usuario
usufructuario)

También configura la situación analizada cuando se modifica el objeto inmediato o mediato de la


pretensión (ej. Primero se solicita la declaración de rescisión de un acto jurídico y posteriormente su
nulidad). No implica transformación, sino desistimiento parcial de la primitiva pretensión cuando se da el
pedido de un pronunciamiento de entidad inferior al originariamente solicitado, o la reducción cuantitativa
del objeto mediato, siempre que no se produzca una alteración en la causa.

Integración  Existe integración de la pretensión cuando, sin afectarse ninguno de sus elementos
constitutivos, se incorporan al proceso una o más circunstancias de hecho tendientes a confirmar o a
complementar su causa.

Ampliación y reducción  Es la modificación del monto de la pretensión, cuyo límite se encuentra en el


llamamiento de autos para sentencia. Es que el monto por el que prospera el reclamo, en definitiva, será
fijado por el juez en base a los elementos de prueba que se aporten durante el proceso.

Extinción de la pretensión

Normalmente la pretensión procesal se extingue mediante la sentencia que la actúa, o que deniega su
actuación. Sin embargo, corresponde distinguir los casos en que la sentencia rechaza la pretensión por no
concurrir algún requisito intrínseco de admisibilidad, o bien se pronuncia sobre su fundabilidad (positiva o
negativamente) de aquellos en los que el acto decisorio rechaza la pretensión por carecer ésta de algún
requisito extrínseco de admisibilidad.
Sentencias comprendidas en el primer grupo: están revestidas de cierta cualidad en cuya virtud resulta
inadmisible la proposición eficaz de la misma pretensión en otro proceso (cosa juzgada).

Sentencias comprendidas en el segundo grupo: no impiden que la misma pretensión, obviadas las
deficiencias de las que adolecía, sea nuevamente propuesta.

Los modos anormales de extinción de la pretensión se agrupan en 2 categorías según posibiliten, o no, la
reproducción de aquella en un proceso posterior

1) Desistimiento de la pretensión (o del proceso) y la caducidad de instancia (posibilitan la


reproducción en una instancia posterior)

2) Desistimiento del derecho, la transacción y la conciliación (no posibilitan su reproducción en un


proceso posterior).

Identificación de pretensiones: conexidad (Alvarado Velloso)

Este tema es importante para comprender el verdadero fundamento de institutos procesales como la
acumulación, la inserción, la sustitución, la reconvención, la litispendencia y el fenómeno del cazo juzgado.

Hay cuatro premisas básicas:

1) por razones que hacen a la convivencia pacífica de la sociedad, es menester que una vez resuelta por
la autoridad una pretensión litigiosa, su decisión sea definitiva, impidiéndose así reabrir la discusión que la
originó.

2) De la misma forma, no resulta bueno para mantener la paz social la coexistencia de dos demandas con
base en la misma pretensión, pues podría ocurrir que eventualmente ellas obtuvieran decisiones
contradictorias, con la consiguiente creación de un caos jurídico.

3) por similares razones, siempre que una misma causa sea el sustento de dos o más pretensiones
(concurrentes o antagónicas, deben ser necesariamente tramitadas y decididas en un solo procedimiento

4) finalmente, resulta conveniente tramitar en un mismo y único procedimiento varios procesos originados
por pretensiones que se encuentran estrechamente vinculadas entre sí.

Las tres primeras premisas fundamentan el principio legislativo superior y meta procesal que es la
"seguridad jurídica". La última, constituye la base de otros principios de naturaleza procesal como la
economía y la celeridad en los trámites.

Para aplicar esto a un caso determinado y con la finalidad de evitar la duplicidad de procesos sobre la
misma pretensión, así como la coexistencia de decisiones contradictorias, puede ser necesario efectuar
una tarea de comparación entre las distintas pretensiones entre sí.

A efecto de saber cómo se corresponden la una con la otra, hay que enfrentarlas para que se logre ver de
qué manera coinciden sus tres elementos: sujeto, objeto y causa.

Pueden darse diferentes casos:

1) Indiferencia de pretensiones: ej. pedro reclama a diego la restitución de un dinero entregado en mutuo.
y se compara esta pretensión con otra en la cual juan pretende que pablo le devuelva una finca. Entre
ambas prestaciones no existe elemento alguno en común.

Estas son dos pretensiones independientes, indiferentes.

2) identidad de pretensiones: ej. pedro reclama a diego la restitución de un dinero dado en mutuo y, al
mismo tiempo, pedro reclama a diego por la restitución del mismo dinero dado en mutuo. En este caso hay
una coincidencia perfecta de todos y cada uno de los elementos conocidos, las pretensiones son idénticas.
3) Conexidad de pretensiones: toda vez que al comparar pretensiones litigiosas coincidan por lo menos
uno y como máximo dos de los elementos tradicionales, se dice que media entre ellas una relación de
conexidad que puede ser subjetiva, objetiva, causal, subjetivo-causal, objetivo-causal.

3.1) Conexidad subjetiva: ej. Pedro reclama a diego la restitución de un dinero dado en mutuo y que, al
mismo tiempo pedro reclama a diego la devolución de la cosa entregada en comodato.

Se advierte que coinciden exactamente los dos sujetos, en tanto que difieren los restantes elementos:
objeto y causa.

3.2) Conexidad objetiva: ej. Pedro reclama a diego la restitución de la posesión de una finca usurpada, al
mismo tiempo, Juan reclama a diego la misma finca, que le compró.

Se puede ver que no coinciden los sujetos, ni la causa, pero sí el objeto pretendido: la misma finca.

Este tipo de conexidad puede presentarse por identidad del objeto y por incompatibilidad del objeto.

3.3) Conexidad causal: ej. En un mismo acto, Juan y Diego obtienen de Pedro un préstamo en dinero,
comprometiéndose ambos en devolverlo en partes iguales. A falta del pago, Pedro reclama a Juan la
restitución de su parte, y al mismo tiempo, Pedro le reclama a Diego la restitución de la suya.

Pedro está en la posición actora en ambas pretensiones, en tanto que son distintos los demandados: Juan
y Diego, por lo que no hay identidad subjetiva. Se puede ver que los objetos pretendidos también son
diferentes y que es idéntica la causa obligacional, toda vez que ambas pretensiones tienen fundamento en
idéntico acto jurídico y ostentan idéntica imputación.

3.4) conexidad mixta objetivo-causal: Ej. Pedro reclama ser considerado hijo del matrimonio de Diego y
Maria, para eso deduce sendas pretensiones por separado. En razón de que se pretende "filiación
matrimonial" la relación jurídica afirmada en las respectivas demandas es inescindible: debe darse
necesariamente respecto de Diego y María, y no respecto de uno y otro por separado.

Se puede ver que el elemento subjetivo no es idéntico, el autor es el mismo en las dos pretensiones, pero
son distintos los demandados. También se ve que el objeto y la causa de ambas pretensiones son
idénticos.

3.5) Conexidad mixta subjetivo-causal: ej. Pedro reclama a Diego el cumplimiento de un contrato, al mismo
tiempo, el mismo Diego pretende respecto de Pedro que se declare la nulidad del mismo contrato.

Se ve que los sujetos son las mismas personas, pero que se hallan en posiciones procesales invertidas,
que los objeto son diferentes pero que la causa es la misma.

4) Afinidad de pretensiones: ej. Pedro, dependiente de Diego, ocasiona un daño a Juan en un accidente de
tránsito. Por tal razón, Juan pretende que Pedro le indemnice los gastos efectivamente abonados para
lograr su curación y al mismo tiempo, que Diego le indemnice el daño moral sufrido.

Se ve que los sujetos no son idénticos y que los objetos pretendidos son diferentes. Pero también se ve
que si el hecho causante del daño es el mismo, no lo es la imputación jurídica que sustenta cada
pretensión: a Pedro sólo se le puede imputar ser culpable del hecho dañoso, a Diego solo ser el patrón de
Pedro.

Este es un fenómeno distinto de los anteriores, aunque los sujetos no son idénticos, siempre hay un sujeto
en común en las diferentes pretensiones. Además, es idéntico el hecho que fundamenta la pretensión,
pero es distinta la imputación jurídica que se hace a cada uno de los demandados. Esta figura se
denomina "afinidad".

¿Qué efectos surgen de todo esto?

Las distintas categorías enumeradas anteriormente originan:


a) Identidad de pretensiones (caso 2), la litispendencia (cuando es contemporánea) y la cosa juzgada
(cuando es sucesiva)

b) La conexidad subjetiva (caso 3.1) origina la acumulación voluntaria de dos procesos (en un
procedimiento único) por razones de economía procesal. Puede ser inicial (por voluntad del actor) o
posterior (por voluntad del actor o demandado). El primer supuesto es denominado habitualmente por los
Códigos procesales como acumulación de pretensiones y el segundo como acumulación de autos.

c) la conexidad objetiva (caso 3.2) supone un interés concurrente de por lo menos tres sujetos. Tal interés
puede tener distinto fundamento: cuando la conexidad existe por identidad de objeto, origina acumulación
voluntaria de procesos en un mismo procedimiento. Cuando la conexidad existe por incompatibilidad del
objeto, origina una intervención excluyente de tercero.

d) la conexidad causal (caso. 3.3) origina acumulación necesaria de procesos en un procedimiento único

e) la conexidad mixta objetiva - causal (caso 3.4) origina una acumulación necesaria de procesos en un
procedimiento único con efectos diferentes de la referida en el punto d).

f) la conexidad mixta subjetiva - causal (caso 3.5) origina una reconvención o, en su defecto, una
acumulación necesaria de procesos en un procedimiento único

g) la afinidad presenta siempre un vínculo de dependencia entre dos relaciones. Si la dependencia es


indirecta, origina una intervención asistente de tercero. Si la dependencia es directa origina una
intervención sustituyente de tercero o una intervención coadyuvante o asistente de tercero o, finalmente,
una relación de oposición, según la actitud que efectivamente asuma el tercero al concurrir al juicio
pendiente.

5) Acumulación de pretensiones. Clases. Fundamentos. Conexidad y acumulación en materia


penal.

Concepto del proceso acumulativo

El proceso acumulativo, o por acumulación, es aquél que sirve para la satisfacción de dos o más
pretensiones.

La justificación del proceso acumulativo reside en dos tipos de fundamentos: uno atiende a la reducción
del tiempo, esfuerzo y gastos que comporta el tratamiento conjunto de dos o más pretensiones; el otro
tiene en mira la necesidad de evitar la eventualidad de pronunciamientos contradictorios.

La acumulación de pretensiones dentro de un mismo proceso puede ser originaria y sucesiva, según qué,
respectivamente, las pretensiones se propongan conjuntamente desde el comienzo del proceso, o que,
durante el transcurso de este, a la pretensión originaria se agreguen o incorporen otra u otras.

Dentro de la sucesiva se debe distinguir la acumulación por inserción, de la acumulación por reunión. La
primera se opera cuando una nueva pretensión se incorpora dentro de un proceso ya pendiente para la
satisfacción de otra. La segunda tiene lugar cuando, existiendo diversas pretensiones que se han hecho
valer en otros tantos procesos, estos se funden en uno solo.

Acumulación originaria de pretensiones

Existen dos clases de acumulación originaria de pretensiones: la objetiva y la subjetiva.

a) La acumulación objetiva de pretensiones es la reunión, en una misma demanda, de las distintas


pretensiones que el actor tenga frente al demandado, realizada con el fin de que sean sustanciadas
y decididas en un proceso único.
Su admisibilidad no se halla supeditada al requisito de que medie entre las pretensiones acumuladas un
vínculo de conexión por la causa o por el objeto, por cuanto la institución responde primordialmente a
razones de economía de tiempo, actividad y gastos.

El Código Procesal Civil y Comercial de Santa Fe refiere a la acumulación objetiva de pretensiones en los
artículos

ARTICULO 133. “El actor podrá, antes que se conteste la demanda, acumular todas las pretensiones que
tuviere contra una persona, con tal que no se excluyan entre si, que pertenezcan a un mismo fuero y que
deban substanciarse por los mismos trámites”.

La norma faculta al actor a acumular las pretensiones que tuviere contra quien demanda. En tal sentido
condicional esa facultad a que, como resulta lógico, no se excluyan mutuamente. Además, y por obvias
razones que hacen al mantenimiento del orden y la claridad en los procesos, exige su pertenencia al
mismo fuero y que sea posible su substanciación por los mismos trámites.

ARTICULO 134. “La misma regla se aplicará cuando los actores sean varios y uno o varios los
demandados, siempre que la acción se funde en el mismo título o nazca del mismo hecho y tenga por
objeto la misma cosa”.

La incompatibilidad entre las distintas pretensiones no obsta, sin embargo, a la acumulación condicional o
eventual, la que se verifica cuando se propone una pretensión como principal y otra a título subsidiario, a
fin de que el juez conozca la última sólo en caso de desestimar la primera. Ej. Acumulación de
pretensiones de nulidad y cumplimiento del contrato)

Junto a esta modalidad la doctrina admite también la denominada acumulación sucesiva, la que tiene lugar
cuando una pretensión es interpuesta con la condición de que, previamente, sea acogida otra pretensión
que actúa como presupuesto de ella. Ej. Una obligación sin plazo determinado, cabe acumular al pedido
de fijación judicial del plazo)

Pueden existir otros casos en los cuales la acumulación se encuentra prohibida por la ley.

b) Acumulación subjetiva de pretensiones: Tiene lugar toda vez que, entre más de un actor o
demandado (acumulación activa y pasiva, respectivamente), o entre más de un actor y más de un
demandado (acumulación mixta) se sustancian, en un mismo proceso, pretensiones conexas por la
causa o por el objeto.

La acumulación subjetiva procede siempre que las distintas pretensiones sean conexas en virtud de la
causa, del objeto o de ambos elementos a la vez, o sea, respectivamente, cuando se invoque como
fundamento de ellas una misma relación jurídica o una misma situación de hecho o cuando medie
coincidencia respecto de la clase de pronunciamiento que se pide (objeto inmediato) y la cosa, hecho o
relación jurídica sobre que dicho pronunciamiento debe versar (objeto mediato)

Con respecto a la competencia, y a la posibilidad de su desplazamiento, la existencia de acumulación


subjetiva de pretensiones determina la aplicación de los siguientes principios:

1) La acumulación subjetiva comporta una excepción a las reglas que gobiernan la competencia
ordinaria por razón de materia civil y comercial, pues la necesidad de evitar el pronunciamiento de
sentencias contradictorias debe prevalecer sobre las simples razones de división de trabajo del
poder judicial

2) Tratándose de la competencia territorial, en cambio, rige el principio de que cada demandado se


halla facultado para reclamar su propio fuero en razón del distinto domicilio.
Acumulación sucesiva por inserción de pretensiones

Este tipo de acumulación tiene lugar cuando una pretensión se incorpora, ex novo, dentro de un proceso
ya pendiente para la satisfacción de otra.

La inserción de la nueva pretensión puede provenir del primitivo actor, del primitivo demandado, o de un
tercero, según se trate de la ampliación de la demanda, de la reconvención, o de la intervención
excluyente y de la tercería.

Ampliación de demanda  se configura cuando el actor, en lugar de acumular todas las pretensiones que
tiene frente al demandado en la demanda inicial, lo hace en un momento procesal posterior.

Código procesal Civil y Comercial de Santa Fe

ARTICULO 135. El demandante no podrá variar la acción (dice acción pero hace referencia a la
PRETENSIÓN) entablada después de haber sido contestada la demanda, pero podrá ampliar o moderar la
petición siempre que se funde en hechos que no impliquen un cambio de acción.

Nuestra ley faculta al actor a variar, o modificar o transformar su pretensión con la única condición de que
ello se haga antes de ser contestada la demanda, a fin de no violar el principio de preclusión.

ARTICULO 136. La ampliación autorizada por el artículo anterior no será substanciada especialmente, y
podrá hacerse en cualquier estado de la causa hasta la citación para sentencia; pero si se fundare en
hechos no alegados en la demanda deberá formularse hasta tres días después de la apertura a prueba, en
que se dará un nuevo traslado, por tres días, al demandado.

Supuestos de intervención excluyente y tercería  en ellos la nueva pretensión proviene de terceros, o


sea de personas ajenas a las partes originarias, las cuales vienen a convertirse en sujetos pasivos de
aquellas.

Acumulación sucesiva por reunión de pretensiones (acumulación de procesos)

Consiste en la reunión material de dos o más procesos que, en razón de tener por objeto pretensiones
conexas, no pueden ser sustanciados separadamente sin riesgo de que existan decisiones contradictorias.

La acumulación de procesos corresponde:

a) Cuando es admisible la acumulación subjetiva de pretensiones

b) Cuando siendo el actor titular de diversas pretensiones conexas frente al demandado, aquéllas se
hayan hecho valer en otros tantos procesos, sin haber tenido lugar, por consiguiente, su
acumulación objetiva

c) Cuando el demandado, absteniéndose de la facultad de reconvenir, deduce, en otro proceso, una


pretensión conexa a la interpuesta por el actor frente a él.
Objetiva: simple reunión de
pretensiones en la demanda

Originaria (desde el
Principio del proceso) Subjetiva: reunión de pretensiones
en la demanda y pluralidad de
sujetos actores y/o demandados.
Acumulación
de pretensiones Ampliación de la demanda
(pretensión del actor
frente al demandado)

Por inserción Reconvención (pretensión


del demandado frente
al actor)

Sucesiva Intervención excluyente


(Durante el proc) y tercería (pretensión
de un 3º frente al
actor y al
demandado)

Por reunión: Acumulación de procesos

Conexidad y acumulación en materia Penal

Definición de acumulación: es la unión material de una o más causas, originada con motivo del ejercicio de
acciones conexas o afines, con el fin de evitar pronunciamientos contradictorios o de cumplimiento
imposible por efecto de la cosa juzgada ya que, una vez decretada la acumulación, las causas se
substanciarán y resolverán en forma conjunta.

Beneficios de la acumulación:

 Economía procesal (ahorra dispendio judicial)

 Pronta y mejor administración de justicia

 Mayor conocimiento del imputado (de sus imputaciones y capacidad delictiva)

Regulación en el Código procesal penal de la provincia de Santa Fe Nº 12.734:


Busca que todas las causas que reúnan determinados requisitos se presenten ante un mismo tribunal de
juicio.

En la investigación penal preparatoria no hay reglas que exijan la acumulación, no obstante prácticas
administrativas del Ministerio Público de la Acusación de organización interna para hacer más eficiente su
trabajo.

ARTÍCULO 55°.- Unificación del Tribunal de Juicio.- “En caso de pluralidad de causas por hechos de
competencia provincial que den lugar a acción de igual naturaleza, podrán tramitarse ante un mismo
Tribunal de Juicio, a instancias del Ministerio Público Fiscal y del imputado:

1) cuando a una persona se le imputara más de un delito;

2) cuando los delitos imputados se afirmaran cometidos simultáneamente por varias personas reunidas o
en distintos lugares y tiempo mediando acuerdo entre ellas;

3) cuando un delito se afirmara cometido para perpetrar otro, facilitar su comisión o procurar para sí o para
otra persona su provecho o impunidad”

ARTÍCULO 56°.- Tribunal competente.- “En los casos del artículo anterior, entenderá aquel Tribunal de
Juicio competente según la regla general del artículo 50, donde el Ministerio Público Fiscal decidiera
acumular sus pretensiones penales”

ARTÍCULO 57.- Acumulación de pretensiones.- “El Ministerio Público Fiscal procederá a acumular sus
pretensiones penales ante un mismo Tribunal de Juicio siempre que así se atienda a una mejor y más
pronta administración de justicia y no se afecte la inviolabilidad de la defensa en juicio”

Requisitos: para que proceda la acumulación, requiere que se verifiquen en el caso concreto los siguientes
elementos:

 Conexidad de los procesos: los procesos son conexos cuando, no obstante su diversidad, tiene
elementos conexos subjetivos u objetivos.

 Todos los hechos deben ser de igual competencia

 Todos los hechos deben dar lugar a acciones de igual naturaleza

 Pedido del fiscal o del defensor

Supuestos de procedencia: Las partes podrán pedirla:

 Cuando a una persona se le imputa más de un delito

 Cuando los delitos imputados se afirman cometidos simultáneamente por varias personas reunidas
en distintos lugares y tiempos

 Cuando un delito se afirma cometido para perpetrar otro, facilitar su comisión o procurar para sí o
para otra persona su provecho o impunidad.

Efectos de la acumulación:

 Los procesos se substanciarán y resolverán conjuntamente

 Se produce una excepción a las reglas de competencia, ya que se traslada materialmente una
causa a otro tribunal que de otra forma no hubiese sido competente.
Problemas que podemos vislumbrar de la acumulación:

 Supuesto de causas que se encuentran en diferentes estadios de investigación: la causa más


avanzada deberá esperar a la más atrasada, prestando especial atención a las causas donde
hubieran personas privadas de la libertad (por los plazos de la prisión preventiva)

 Supuesto de causas iniciadas antes del 10/02/2014 (fecha de entrada en vigencia del nuevo
sistema penal): no se pueden acumular subjetivamente causas del sistema conclusional con
causas del nuevo Código procesal penal, no obstante proceder las reglas de unificación de penas.

DEMANDA, EXCEPCIÓNES QUE EL DEMANDADO PUEDE OPONER Y RECONVENCIÓN:

Demanda

Es el acto procesal que contiene una declaración de voluntad del justiciable dirigida al órgano
jurisdiccional a fin de que este decrete la apertura de primera Instancia

“LA DEMANDA INAUGURA EL PROCESO”, es el Acto inicial , el único modo de comenzar un


proceso civil y comercial. -

La demanda contiene “LA PRETENSION” ( o las pretensiones si son más de una) y exterioriza
“EL DERECHO DE ACCION”.-

I.Requisitos externos ( art. 32, 33, 35 CPCC):

1)POR ESCRITO (“A MAQUINA”), en IDIOMA NACIONAL: ART 32 CPCC

ARTICULO 32. Toda gestión ante los jueces debe hacerse por escrito, excepto la acusación de
rebeldía, la reiteración de pedidos, interposición de recursos, solicitudes de entrega de
documentos y de pronto despacho, manifestaciones de conformidad con pedidos contrarios y
demás diligencias análogas que podrán hacerse verbalmente con nota en los autos, bajo la firma
del actuario y del solicitante.

La forma escrita ( “a máquina”, refiere el artículo 33) , es la que caracteriza a todos los actos
procesales dentro del “Proceso escrito” actual y que la norma distingue de las llamadas
“diligencias”, es decir manifestaciones verbales con nota en los autos que se pueden hacer en
letra manuscrita. Todo acto procesal escrito que presentan los abogados ( como la demanda) en
un proceso, lleva “cargo judicial”.

2) NO PUEDE TENER CLAROS, FIRMAS ACLARADAS Y EL ESCRITO DEBE ESTAR


REPUESTO ( SELLADO )

“ARTICULO 33. No se cargará ni admitirá escrito alguno ni se practicará ninguna diligencia


a pedido de parte sin el sellado correspondiente. Sólo podrá prescindirse de este requisito,
con cargo de inmediata reposición, en los casos de urgencia y cuando por razones de horario u
otra causa no funcionen las oficinas expendedoras de valores fiscales. Tampoco se proveerán
escritos sin la indicación precisa de la representación que se ejerce, que no estén hechos a
máquina, que contengan claros o cuyas firmas no estén suficientemente aclaradas. Si no se
subsana el defecto dentro de los dos días de la intimación, se tendrá el escrito por no presentado
y se procederá a su devolución sin más trámite ni recurso alguno.”
3) NO SE ADMITIRAN ABREVIATURAS, DEBEN SALVARSE LOS ERRORES (

ARTICULO 50:” En las actuaciones judiciales no se usarán abreviaturas ni se rasparán las


palabras equivocadas; sobre éstas se pondrá una línea que permita su lectura y se escribirán
entre renglones las palabras que hayan de reemplazarlas, salvando el error al fin de la diligencia
y antes de la firma.)

4) LAS SUMAS DE DINERO que se expresen SIEMPRE EN LETRA Y NUMEROS.-

5) CON COPIA ( tantas cuantas sean las partes que litigan)

ARTICULO 35: De todo escrito presentado en juicio, excepto los de mero trámite, así como los
documentos con que se instruya, deberá el que los presente acompañar en papel simple y bajo
su firma tantas copias cuantas sean las partes con quienes litigue. ….

II Requisitos propios de la demanda (admisibilidad)

ARTICULO 130CPCC: La demanda será deducida por escrito y expresará:

1) el nombre, domicilio real y legal, nacionalidad, estado civil, profesión u oficio del demandante;

2) el nombre y domicilio del demandado, si se conocieren;

3) la designación precisa de lo que se demanda y su apreciación pecuniaria. Cuando no fuere


posible fijarla con exactitud, se suministrarán los antecedentes que puedan contribuir a su
determinación aproximada;

4) las cuestiones de hecho y de derecho, separadamente. Las primeras serán numeradas y


expuestas en forma clara y sintética, omitiéndose toda glosa o comentario, los que se podrán
hacer en la parte general del escrito;

5) la petición en términos claros y precisos.

En su caso, el escrito de demanda será acompañado del acta de finalización del procedimiento de
mediación prejudicial obligatoria.

Entonces:

Inc 1)

En el primer inciso RESPONDEMOS A LA PREGUNTA “QUIEN PRETENDE” ( quién es el


Actor). Sujeto Activo de la Pretensión

Antes que nada entonces nos presentamos ante el Juez.


La demanda deberá expresar, LOS DATOS DE LA PERSONA DEL ACTOR:

NOMBRE COMPLETO, DNI ( aunque no esté previsto expresamente en el código es muy


importante para identificar a la persona. Sabemos que se trata de esa persona y no otra en caso
de existir algún homónimo),DOMICILIO: Denunciamos el domicilio “REAL”( el de la residencia de
la persona) y CONSTITUIMOS el domicilio LEGAL. Cuando hablamos de domicilio LEGAL, se
trata del que CONSTITUIMOS a los fines del proceso, es decir del “domicilio procesal” o domicilio
“ad litem”.Este domicilio procesal, suele ser el del estudio jurídico del abogado que patrocina o
representa al actor. En él, se considerarán válidas todas las notificaciones que se practiquen
respecto a “ese proceso”, siempre que la ley no indique que ( además) deben cursarse al
domicilio real.

Cuando presentamos al actor en este punto, ya corresponde aclarar si el actor se presenta para
actuar por derecho propio, con nuestro patrocinio letrado, o si lo hace por medio de
apoderado/a , es decir a través nuestro ( el abogado o la abogada que está redactando la
demanda).

En el primer supuesto, que actuamos como “patrocinantes” , han de tener en cuenta que deberá
el cliente suscribir el escrito de demanda ( y todos los escritos que siguen en el proceso) y
además hacerlo uds. como abogados o abogadas, firmando al lado del cliente, porque las
personas legas no tienen lo que se llama “ius postulandi, es decir el derecho a postular ante un
juez y deben validar su actuación a través del patrocinio de un abogado/a o procurador. (art. 318
Ley 10.160)-

En caso de que actúen como apoderados/as, sólo firman uds. el escrito de demanda porque
estarán hablando en nombre y representación de su mandante. En este caso, deberán
presentarse al Juez, es decir que además de contener la demanda los datos de identidad del
actor, que es el mandante, debe tener los suyos como mandatarios con representación, es decir
deberán consignar su nombre y apellido y la aclaración de encontrarse matriculados en la
provincia respectiva . Y como se dijo en el acápite anterior, designar un “domicilio procesal” o a
los fines del proceso ( que casi siempre será el de su estudio u oficina). Inmediatamente debe
aclararse que se actúa en nombre y representación del actor y mencionar si se cuenta con un
“poder general” del cliente o un “poder especial”, cuya copia certificada habrá de acompañarse
con el escrito o pedirse plazo para acompañarla. Es decir, deben acreditar o invocar la
PERSONERIA, según el caso.-

( Muy importante son los artículos 42 y 43 del CPCCSF)

Inc 2)

EN EL ESTE INCISO RESPONDEMOS A LA PREGUNTA “CONTRA QUIÉN SE PRETENDE”


( quién es el DEMANDADO)- Sujeto pasivo de la Pretensión

Es decir, en este inciso aclaramos CONTRA QUIEN se interpone la demanda, volcando los
DATOS de identidad DEL DEMANDADO : “ Vengo por el presente a interponer demanda de
cobro de pesos contra: “NOMBRE COMPLETO DEMANDADO, DNI, DOMICILIO REAL si se
conociere.-

Inc 3)
EN ESTE INCISO RESPONDEMOS A LA PREGUNTA “QUE SE PRETENDE” ( objeto mediato
e inmediato de la pretensión)

En este inciso, podriamos decir que especificamos al JUEZ “ LO QUE VENIMOS A BUSCAR” a
través del proceso que entablamos, qué cosa o qué bien es el que pretendemos ( objeto
mediato) y qué tipo de sentencia queremos que se dicte( objeto inmediato)

En este punto entonces indicamos el OBJETO DE LA PRETENSION.

Si lo que estamos pidiendo tiene contenido económico, o es susceptible de “apreciación


pecuniaria”, por ejemplo si es una suma de dinero o una indemnización de daños, entonces es
importante que determinemos o al menos estimemos el capital que se reclama, aclarando si se
reclaman además los intereses ( y si son legales, judiciales o convencionales) y desde qué
momento deben computarse.

Por ejemplo, “Vengo por el presente a interponer demanda de cobro de pesos por la suma de $
500.000 ( pesos quinientos mil), con más los intereses fijados en el contrato de compraventa que
se adjunta y que deberán computarse desde…. hasta el efectivo pago”….

Atención: Este inciso fija la competencia CUANTITATIVA.-

Inc. 4)

EN ESTE INCIOS RESPONDEMOS A LA PREGUNTA “POR QUÉ SE PRETENDE” - Causa de


la Pretensión

SE TRATA de la mención de LAS CUESTIONES DE HECHO Y DERECHO


SEPARADAMENTE.

Aquí es donde corresponde que volquemos los fundamentos fácticos y jurídicos que dan origen
a nuestra pretensión

RESPECTO A LOS ASPECTOS FACTICOS: Serán los hechos CONSTITUTIVOS DEL LITIGIO,
por lo cual debemos tomarnos el tiempo para enumerarlos uno a uno ( separadamente, si es
posible con ítems), luego serán los que, una vez afirmados, deberemos probar a lo largo del
proceso si el demandado los niega o los controvierte al momento de la contestación de la
demanda. En algunos casos excepcionales , aún no controvertidos, se tratará de hechos que
deben necesariamente ser probados porque se encuentra comprometido el ORDEN PUBLICO.

Este aspecto de la demanda es MUY RELEVANTE es “la historia” del conflicto que afirmamos, y
el juez no puede apartarse de esa historia de la demanda ( y la que proviene de la contestación
de la demanda) al dictar sentencia ( art. 243CPCC). Se trata de un límite legal de la sentencia, el
juez debe respetar los hechos afirmados por las partes porque si no lo hace su sentencia puede
ser calificada de incongruente y puede ser anulada.

RESPECTO A LOS ASPECTOS JURIDICOS: Dado el principio IURA NOVIT CURIA ( adagio en
latín que significa “el juez conoce el derecho”) se trata de un aspecto “secundario”. Si bien hemos
de mencionar la norma que respalda el objeto de la pretensión del cliente , es decir la norma que
“subsume” el caso que planteamos, no es óbice para la admisibilidad ni para la fundabilidad de la
demanda si nos equivocamos en la calificación jurídica de los hechos, porque, “el juez
conoce el derecho” y él es el que debe subsumir el caso, según su propio saber y
entender, en el momento de dictar sentencia.. Ej: nuestra demanda es un cobro de pesos
derivados de una compraventa, pero erróneamente invocamos los artículos del código civil y
comercial, relativos al contrato de locación. En este caso, a la demanda se le dará curso de todas
formas y si logramos probar los hechos que invocamos como fundamento fáctico y la otra parte
no logra probar ninguna excepción a su favor, ( por ejemplo el pago) podemos obtener una
sentencia favorable, en la que el Juez fundamentará jurídicamente en forma autónoma y correcta
su decisión, más allá de nuestro error jurídico, que para nada lo obliga o condiciona. -

Inc. 5:

El inciso 5 es una especie de “redondeo de la pretensión”, es decir , conforme todo lo anterior


( contra quién se demanda, qué cosa y por qué) le expresamos al juez nuestra PETICION EN
TERMINOS CLAROS Y PRECISOS.

En este punto solicitamos al juez:

1) Que tenga al actor por presentado en el carácter invocado ( es decir, “por derecho propio
y con patrocinio letrado”, o representado por su abogado/a),
2) que se acepte el domicilio constituido y la representación del abogado que actúa como
apoderado ( si es el caso)
3) que se tengan por iniciada y se de curso a la demanda contra el demandado.
4) Que se avance hacia el siguiente acto procesal.

Uno de los principios rectores en el proceso civil es el PRINCIPIO DISPOSITIVO, las partes son
las dueñas del proceso, son ellas quienes deben instarlo, impulsarlo, hacerlo avanzar hasta la
sentencia.-

Prácticamente podemos grabarnos “LO QUE LA PARTE NO PIDE.. EL JUEZ NO LO DA” por
ende, lo que conviene hacer en este punto al final de “las peticiones” es pedirle al juez que
avance hacia la siguiente etapa procesal. Por ejemplo, en un juicio ordinario o sumario, será citar
al demandado para que comparezca a estar a derecho; en un juicio sumarísimo u oral será pedir
que se corra traslado para contestar demanda, y asi será en cada caso dependiendo del tipo de
tramite lo que solicitaremos al juez.-

Aclaración: en algunos tipos de juicios, corresponde ofrecer prueba al momento de


demandar, ( por ejemplo, en el trámite sumarísimo o en el oral), de modo que el
ofrecimiento de las pruebas formará parte del contenido de la demanda como punto
específico.

Por último el inciso 5° establece que debe acompañarse a la demanda el acta de finalización del
procedimiento de mediación prejudicial obligatoria.

La mediación prejudicial obligatoria en materia civil y comercial, establecida por la Ley 13151/10,
se implementa por primera vez en Santa Fe, en el contexto de la transformación de los sistemas
judiciales en la provincia. Tiene dos características que la distinguen del resto de las legislaciones
(nacional y provinciales): la organización del sistema en la órbita del Poder Ejecutivo
(concretamente en la Dirección Provincial de Desjudicialización de la Solución de Conflictos
Interpersonales del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos) y la incorporación de nuevas
tecnologías de la información y la comunicación (TICs) a todo el procedimiento.

Los principios que gobiernan este procedimiento están reglados. La mediación se caracteriza por
la confidencialidad y el secreto profesional, la asistencia personal de las partes y el patrocinio
letrado obligatorio. El mediador siempre es un abogado o procurador, que puede actuar
eventualmente con un co-mediador con incumbencias afines al conflicto.

La mediación se traduce en actas (de reunión, finales y de acuerdo) y dura hasta 45 días hábiles,
prorrogables hasta un máximo de seis meses. Puede concluir por acuerdo, por ausencia
injustificada de la o las partes, por decisión del mediador, por decisión de cualquiera de las partes
o por agotamiento del plazo máximo del tiempo de mediación.

Los acuerdos protocolizados son ejecutables por vía de ejecución de sentencia en caso de
incumplimiento, mientras que el acta de finalización sin acuerdo habilita la vía judicial.

Entonces, en aquellos conflictos que, por la índole de la materia en juego, debieron pasar
sí o si por el procedimiento de mediación prejudicial obligatoria, el profesional debe
acompañar el ACTA DE FINALIZACION DE LA MEDIACION como requisito de
admisibilidad, necesario para que el juez le dé curso a la demanda.-

Atención: Debemos tener en cuenta que el código prevé un juego entre los artículos 130 y 137
CPCC. El mismo consiste en que en todos los procesos judiciales, además de cumplirse con
todos los requisitos establecidos en el art 130, el actor debe acompañar TODA LA
DOCUMENTAL FUNDANTE DE LA PRETENSION ..-

Esta documentación fundante variará según el tipo de pretensión que contenga la demanda, pero
en todos los casos se trata de documentación imprescindible de la que emana directamente el
derecho que invoca el actor a su favor.

¿Por qué es necesario que esta “documentación fundante” se acompañe con la demanda y no
más adelante , por ejemplo en la etapa de prueba ?

Porque es necesario que el demandado la conozca de entrada para poder ejercer plenamente
su derecho de defensa al contestar la demanda, decidiendo ( con la documental a la vista) qué
actitud defensiva le conviene tomar, por ejemplo si negar los hechos, o controvertirlos, si
excepcionar, o si allanarse, etc .

Entre esa documental fundante, el artículo 130 CPCC dispone que debe estar el acta de
finalización de mediación.

ART. 137 CPCCSF: El actor debe acompañar a la demanda los documentos en que ella se
funda; si no los tuviere, los designará con la individualidad posible, expresando su contenido y el
lugar en que se encuentren, so pena de abonar, si los presentare después, las costas
ocasionadas por la tardanza.
III.Efectos de la interposición de la Demanda.

Los efectos de la demanda se dividen en PROCESALES Y SUSTANCIALES.

LOS PROCESALES se producen en el plano del proceso, de la llamada “relación procesal”. Esta
relación es la que vincula jurídicamente a las partes procesales , actor y demandado, entre sí y a
ambos con el juez.

LOS SUSTANCIALES se producen en el plano de la llamada “relación sustancial”, es decir la


relación jurídica de fondo que vincula a ambas partes con sus respectivos roles o caracteres de
vendedor/ comprador; locador/locatario; beneficiario y librador del cheque; víctima/responsable
del hecho dañoso, etc.

Importante: todo proceso judicial involucra estos dos tipos de relaciones jurídicas: la procesal ( la
del litigio) y la sustancial ( la del conflicto).

Volviendo al tema, la presentación de la demanda produce los siguientes efectos procesales:

1) DA LUGAR A LA APERTURA DE LA INSTANCIA: el actor exterioriza el derecho de acción


y con él nace para el juez el deber de prestar jurisdicción y de dictar sentencia.
2) DETERMINA LA COMPETENCIA: en la demanda están presentes las pautas que
determinan la competencia desde el punto de vista objetivo: la materia, la cuantía, el lugar
del hecho, acto o contrato o de situación del bien litigioso, las personas involucradas en el
conflicto., etc.
3) DETERMINA EL OBJETO DE LA SENTENCIA: los hechos que provienen de la demanda y
de la contestación son los que integran el llamado “ thema decidendum”, es decir el tema
del debate y decisión de la causa.El juez no puede apartarse de los hechos afirmados por
las partes ( aunque conociera privadamente que sucedieron de otro modo) so pena de
incongruencia.
4) COMIENZA EL CURSO DEl PLAZO DE CADUCIDAD DE INSTANCIA: a partir de la
demanda se abre la primera instancia y comienza para las partes la carga de impulsarla,
realizando los actos procesales que provocan que el proceso avance hacia la sentencia.
De no realizar tales actos durante un plazo que determina la ley ( 6 meses en los casos de
procesos que tramitan en circuito y 9 meses en los procesos que tramitan en distrito o
colegiados) , la instancia caduca o perime y se pone fin al proceso. .

La interposición de la demanda produce los siguientes efectos sustanciales ( con influencia


sobre la “relación de fondo”):

1) INTERRUMPE la PRESCRIPCION LIBERATORIA: este efecto está previsto por el artículo


2546 del Código civil y comercial ( semejante al 3986 del Código civil).

Articulo 2546: El curso de la prescripción se interrumpe por toda petición del titular del derecho
ante autoridad judicial que traduce la intención de no abandonarlo, contra el poseedor, su
representante en la posesión, o el deudor, aunque sea defectuosa, realizada por persona
incapaz, ante tribunal incompetente, o en el plazo de gracia previsto en el ordenamiento procesal
aplicable.
Como se ve, la norma del Código civil es “amplia” porque habla de “toda petición judicial
del titular del derecho”, con lo que abarca como actos procesales con efecto interruptivo de la
prescripción liberatoria, no solo a la demanda sino, por ejemplo a las “medidas preparatorias” del
juicio o a las medidas precautorias o cautelares, si es que han precedido a la demanda.

De todos modos, además, debe tenerse en cuenta que el artículo 23 de la ley de mediación
prejudicial obligatoria , otorga al requerimiento de mediación efectos interruptivos de la
prescripción, equiparándolo con la demanda judicial y aclarando que, se tienen por no operada la
interrupción si la demanda no se entabla ( o las medidas preparatorias o precautorias) en el plazo
de 6 meses de finalizada la mediación.

2) DETERMINA LA PRESTACION DEBIDA EN EL CASO DE LAS OBLIGACIONES


ALTERNATIVAS.

IV. Efectos de la notifiación de la demanda:

Los anteriores efectos, procesales y sustanciasles, se producen con la mera presentación de la


demanda.

Los siguientes efectos, también procesales y sustanciales, se producen con la notificación de la


demanda al demandado:

1) CONSTITUYE EN MORA AL DEUDOR: La constitución en mora del deudor es el


punto de partida para el curso de los intereses moratorios. Se produce por los modos y
el arranque que determina el código civil y comercial y que tienen que ver con el tipo de
contrato u obligación que vincula a las partes de la “relación sustancial”. Si la mora del
demandado no operó extrajudicialmente antes del proceso ( automáticamente, por el
mero vencimiento de la obligación, o por la constitución en mora por carta de
intimación, por ejemplo) opera con la notificación de la demanda.
2) HACE NACER EL ESTADO DE LITISPENDENCIA: A partir de la notificación de la
demanda, puede existir un segundo proceso con pretensiones conexas o idénticas a
otro anterior, situación que autoriza a las partes a interponer las excepciones de
“litispendencia” por conexidad o identidad. ( art. 141 CPCC, art. 340 y sgtes CPCC), o
en su caso, de “cosa juzgada”. Este efecto, según otros autores, se produce con la
sola interposición de la demanda, no hace falta su notificación.

ARTICULO 131. Los jueces no darán curso a las demandas que no se deduzcan de acuerdo con las
prescripciones establecidas, indicando el defecto que contengan. Podrán, también, ordenar que el actor
aclare cualquier punto para hacer posible su admisión.

Ante la presentación de la demanda el juez tiene el deber de proveerla, pudiendo rechazarla de manera
inmediata (in limine) en el supuesto que no se ajuste a las reglas de competencia, lo que denomina
demanda inhábil. Corresponde también cuando la demanda adolezca de tales defectos de forma, que no
pueda permitirse su subsanación válida por imperio de la ley, supuesto que se denomina demanda
irregular, o cuando en forma notoria se trate de cuestiones improponibles, denominadas demandas
improponibles.

ARTICULO 137. El actor debe acompañar a la demanda los documentos en que ella se funda; si no los
tuviere, los designará con la individualidad posible, expresando su contenido y el lugar en que se
encuentren, so pena de abonar, si los presentare después, las costas ocasionadas por la tardanza.
Acerca del alcance de esta norma se han realizado dos interpretaciones: Una que encuentra la razón de
ser de la misma en la necesidad de sancionar al litigante malicioso, que reserva documentación para
presentarla ulteriormente y, de tal modo, sorprender a la contraparte. Dentro de esta interpretación cabría
la interposición de costas que establece el cpccsf en el art 250.

Otra corriente entiende que hay que integrar el 137 con el 251 inc 2, de tal modo la presentación tardía
generaría imposición de costas a quien los allegare morosamente sólo en el supuesto que su presentación
produjere el allanamiento de la contraparte a la vista de aquellos.

EXCEPCIONES PROCESALES

ARTICULO 138. En los juicios declarativos excepto en el sumarísimo, no podrán oponerse


excepciones dilatorias sino en forma de artículo de previo y especial pronunciamiento. En los
demás, serán opuestas en la estación oportuna y se resolverán en la sentencia. La incompetencia
por razón de la materia, valor o grado podrá proponerse en cualquier estado o instancia y aun
suplirse de oficio.

Al Código al hablar de excepción alude a aquellas defensas mediante las cuales, el demandado
que denuncia la existencia de un impedimento que vicia la validez del proceso, o lo que es lo
mismo, que impide que el mismo pueda constituirse validamente, pretende que se lo exima
temporal o definitivamente, de la carga de contestar la demanda.

Estas exepciones son defensas previas, que se oponen in limine litis y que generalmente no
refieren a la pretensión del actor, sino al proceso mismo.

Todo proceso, a fines de que pueda existir y constituirse válidamente, debe cumplir con requisitos
que son previos a él, de ahí el nombre de presupuestos procesales. A su vez hay que distinguir
entre presupuestos procesales propiamente dichos que pueden ser denunciados por las partes o
por el juez de oficio, o impedimentos procesales que necesariamente deben ser alegados por las
partes,

El artículo nos dice ante que determinados tipos de procesos van a poder oponerse excepciones
dilatorias como de PREVIO Y ESPECIAL PRONUNCIAMIENTO, esto es en los juicios
DECLARATIVOS (debe entenderse al juicio ordinario y sumario)

Los juicios declarativos son aquellos en los que existe una situación de incertidumbre respecto a
la pretensión del actor. De allí nace la necesidad de otorgarle al demandado las más amplias
posibilidades de defensa y prueba (ello se verifica con el cumplimiento de las 3 etapas procesales
clásicas: a. introductoria: en el cual se le da al demandado la posibilidad de expedirse acerca de
la admisibilidad y fundabilidad de la pretensión del actor b. la probatoria, sin restricciones de
ningún tipo, c. la decisoria).

Se les da el nombre de excepciones dilatorias porque en caso de ser acogidas, dilatan o


postergan en el tiempo el tratamiento de la pretensión principal. Esto es, demoran la actividad
procesal del demandado respecto a la consideración de los fundamentos de hecho y de derecho
de la pretensión del actor, y por ende, de las oposiciones que pueden formularse a la misma,
consecuentemente, excluyen en forma temporal cualquier pronunciamiento sobre el derecho del
actor.
Lo que se busca es impedir un juicio nulo, evitar un proceso inútil, asegurar el resultad del mismo
o corregir errores. Delo que se trata entonces, es de lograr la depuración del proceso con el
objeto de que oportunamente pueda dictarse una sentencia útil que vincule a las partes.

Una vez vencido el plazo para poder oponer excepciones como de artículo previo, o contestada la
demanda sin que las mismas se hayan deducido, el litigante, en virtud de la preclusión no podrá
oponerlas.

Estas excepciones a su vez, deben resolverse de manera PREVIA, o sea antes de la sentencia
de mérito. Entonces, interpuesta la excepción y cumplido el trámite respectivo, el juez deberá
proceder a resolverla haya o no solicitud de las partes al respecto.

En los demás procesos no sucede lo mismo, puesto que las encontramos entre las oposiciones
que se pueden deducir al contestar la demanda o al excepcionar ante la citación ejecutiva de
remate. Dicha oposición es siempre conjunta y el juez debe resolverlas en la sentencia, si bien en
forma previa a las defensas de fondo.

En lo que hace a sus efectos, por el solo hecho de su interposición, las excepciones dilatorias
paralizan el trámite principal y hasta que no se resuelvan, y la misma quede firme y ejecutoriada,
no puede reanudarse el mismo.

En principio, el trámite aplicable a las excepciones dilatorias es el sumarísimo, según lo


establecido por el artículo 387 inc c. 3. del Código. Pero nada obsta a que, por razones de
celeridad y eco procesal, en cuestiones que no requieran de temas probatorios o alegatorios, ya
sea porque las partes así lo soliciten o porque guarden silencio sobre el tema, el juez imprima a
las mismas el trámite previsto en el art. 89 párrafo 2 (Cuando no se trate de traslado o vista para
contestar la demanda o reconvención, alegar sobre la prueba, aun en trámite incidental y
expresar o contestar agravios, el decreto que los ordene llevará implícita la providencia de " autos
para resolver ") .

En su parte final el Código consagra que la competencia en razón del valor, grado y materia
puede cuestionarse en cualquier momento. Tal disposición, parecería haber quedado derogada
por la LOPJ, ya que la misma entabla que puede cuestionarse la competencia hasta tanto no se
consienta la misma, salvo la competencia por conexidad. Según Peyrano, si la LOPJ en ese
artículo quiso incluir a todos los supuestos en que suscita alguna cuestión de competencia,
incluyendo la improrrogable, en ese supuesto la norma resulta claramente inconstitucional, pero,
si lo es sólo para con la prorrogable, el artículo de la LOPJ resulta válido y debe entablarse en el
momento procesal oportuno.

ARTICULO 139.  Las únicas excepciones que pueden articularse como de previo y especial
pronunciamiento son: 1ro. Incompetencia. 2do. Falta de personalidad en el actor o de personería
en su procurador. 3ro. Defecto legal en el modo de proponer la demanda. 4to. Falta de
cumplimiento del procedimiento de mediación prejudicial obligatoria.

INCOMPETENCIA: La jurisdicción, que constituye una de las tres funciones en que se divide el
poder del E., y que se ejerce por intermedio de los jueces que lo componen, guarda una relación
directa con el concpeto de competencia.
Puede decirse que todos los integrantes del pj, ya sea nacional o prov, tienen jurisdicción, pero no
todos tienen competencia. Y ello es así por cuanto la competencia es la que circunscribe,
constitucional o legalmente, las funciones del juez a los casos que sus pautas determinan. La
jurisdicción, alude a la función que lleva el juez de decir el derecho en la solución de conflictos,
mientras que la competencia refiere a la APTITUD legal del mismo para entender solamente en
determinada categoría de conflictos.

Como no todos los conflictos pueden ser sometidos a una decisión judicial, un juez también
puede abstenerse de juzgar por entender que no hay conflicto JUDICIAL y puede ser declarada
de oficio en cualquier estado del proceso y tamb a pedido de parte.

La excepción de incompetencia procede cuando el demandado advierte que el juez ante el cual
se promovió la demanda no le corresponde entender en la causa.

En los procesos declarativos y en los casos en que la competencia resulta de O.P., esto es, que
constituye un presupuesto procesal, promovida la demanda la misma debe revisarse de oficio.
Esto significa q el juzgador puede, desde ese momento declararse incompetente por razón de la
materia, grado o valor en el caso de que la estimación pecuniaria de la pretensión supere el
monto de su competencia.

Si el juez acepta la competencia y provee la demanda, ordenado la sustanciación del proceso, el


demandado puede denunciar la incompetencia x valor, grado y materia si la del juzgado es de
menor cuantía que la de la pretensión, mediante la correspondiente excepción dilatoria de
incomeptencia. Puede tamb, luego de vencido el plazo para ello, utilizar la vía incidental para
denunciar la incompetencia del juez. Este tipo de competencias tamb pueden ser cuestionadas x
el actor.

Por el contrario, cuando la competencia del juez constituye un impedimento procesal, el único
habilitado para cuestionarla es el demandado, por medio de la excepción dilatoria de
incompetencia, deducida como de previo y especial pronunciamiento. La no interposición de la
misma supone aceptación definitva del juez para entender en la causa.

En los demás proceso, la incompetencia deberá alegarse al contestar la demanda.

Nuestro Código nada dice respecto de qué debe hacerse con el expediente en el cual se
interpuso una excepción de incompetencia que resultó victoriosa. Cierta jurisprudencia entiende
que la excepción importa una desestimación de la demanda, por lo tanto, deben archivarse las
actuaciones, otra, en cambio, entiende que en resguardo de los principios de economía procesal
y celeridad, deben remitirse los autos al juez competente, si éste es de la provincia.

Peyrano cree que si la demanda corresponde al mismo fuero ahí si deben remitirse los autos.
FALTA DE PERSONALIDAD: Dicha excepción sirve para cuestionar la falta de CAPACIDAD
PROCESAL del actor. Peyrano entiende que al ser la misma un presupuesto procesal puede ser
cuestionada en cualquier momento, no sólo como de articulo previo, e incluso puede ser suplida
de oficio x el juez.

En cuanto a las costas, se imponen al vencido pero en este caso deberían ser impuestas al
abogado o procurador quien x su culpa o negligencia no advirtió la incapacidad de la parte a
quien representa o patrocina. Y en el caso que la incapacidad no resulte notoria, si la persona
cuenta con un representante legal éste deberá cargar con las costas.

FALTA DE PERSONERÍA: Hablar de personería equivale a hablar de representación.

Quien siendo parte de un proceso prefiere estar representada, debe cumplimentar con todos los
recaudos legales exigidos a tal efecto, a su vez quien pretenda representar a alguien debe
acreditar acabadamente la representación que pretende asumir. Como consecuencia de ello,
puede afirmarse que la excepción de falta de personería es el remedio que se le acuerda a los
litigantes para denunciar la falta de adecuada representación judicial de una parte. O para ser
más exactos, podemos decir que lo que se pone en tela de juicio es la actuación de quien se dice
representante de ella.

DEFECTO LEGAL: El incumplimiento del deber-carga de hablar claro conlleva a que el


demandado pueda cuestionarla por ese defecto. El objetivo es garantizar el derecho de defensa
en juicio para que el juzgador no se vea impedido de resolver por la indeterminación de la
pretensión, nadie puede estar obligado a refutar aquello que no entiende, ni contradecir aquello
que no está dicho. Esta figura es siempre de interpretación restrictiva, y en caso de duda siempre
ha de estarse por su improcedencia.

Respecto de las consecuencias de su interposición en el caso de que sea procedente, el Código


nada dice al respecto, es por ello que la doctrina elaboró las posibles soluciones: a. Resolución
del archivo del proceso, obligando al actor a instaurar una nueva demanda. B. Aplicación del art.
33 del CPCCSF: No se cargará ni admitirá escrito alguno ni se practicará ninguna diligencia a
pedido de parte sin el sellado correspondiente. Sólo podrá prescindirse de este requisito, con
cargo de inmediata reposición, en los casos de urgencia y cuando por razones de horario u otra
causa no funcionen las oficinas expendedoras de valores fiscales. Tampoco se proveerán escritos
sin la indicación precisa de la representación que se ejerce, que no estén hechos a máquina, que
contengan claros o cuyas firmas no estén suficientemente aclaradas. Si no se subsana el defecto
dentro de los dos días de la intimación, se tendrá el escrito por no presentado y se procederá a su
devolución sin más trámite ni recurso alguno. Y una tercer postura entabla que debe aplicarse el
art 354 del CPCCN por analogía: Una vez firme la resolución que declare procedentes las
excepciones previas, se procederá: 4) A fijar el plazo dentro del cual deben subsanarse los
defectos o arraigar, según se trate de las contempladas en los incisos 2 y 5 del artículo 347, o en
el artículo 348. En este último caso se fijará también el monto de la caución. Vencido el plazo sin
que el actor cumpla lo resuelto se lo tendrá por desistido del proceso, imponiéndosele las costas.

ARTICULO 140. Las excepciones dilatorias serán deducidas simultáneamente en un solo escrito,
dentro de diez días en el juicio ordinario y de tres en el sumario.

ARTICULO 141. La cosa juzgada y la litispendencia pueden ser alegadas por las partes en
cualquier estado y grado del proceso. Deben también ser suplidas de oficio con los recursos de
reposición y apelación subsidiaria si fuera en primera instancia, y sólo el de reposición en
segunda. En el último caso se dará a la reposición el trámite de los incidentes. Este mismo
procedimiento se observará si se opusieran fuera del escrito de responde. Cuando la
litispendencia se origine por conexión, los autos podrán acumularse o tramitarse separadamente,
según lo aconseje la índole de cada pretensión y el estado de cada procedimiento. Se dictará una
sola sentencia si ambas litis pertenecieren al mismo fuero y aunque se encontraren en distinto
grado. Si no correspondiere a la misma jurisdicción se emitirá primero la que haya de producir
cosa juzgada respecto de la otra pretensión.

La cosa juzgada, le da autoridad y eficacia a la sentencia judicial, por un lado, atiende al interés
privado de las partes, que necesitan certeza jurídica y x el otro al interés público, en cuanto evita
la reiteración de los litigios y matiene la paz social.

Para que exista cosa juzgada esa pretensión no puede ser planteada en otro litigio o sea debe
haber IDENTIDAD DE PRETENSIONES, pero hay supuestos en donde no hay identidad, pero
puede existir cosa juzgada parcial o por conexidad. En estos casos, la cosa juzgada se produce
en virtud de la continencia de la causa, que se da cuando una causa contiene a la otra de la cual
forma parte. Entonces, pueden darse supuestos de conexidad (coinciden uno o dos elementos de
la pretensión), accesoriedad (es el caso de los procesos incidentales, cuando en ellos se
producen pretensiones accesorias, que si bien pueden ser previas o independientes de la causa
principal, dependen del acogimiento de éstas) y subisdiariedad (Existe si hay una pretensión
principal en forma previa o contemporánea a la misma.

La litispendencia es una institución que se fundamenta en la necesidad de que exista para cada
pretensión un único proceso, puesto que de no ser así podría llegarse al dictado de dos
sentencias contradictorias sobre un mismo caso. Si el presupuesto del proceso único no es
observado, la primera sentencia que pase en autoridad de cosa juzgada quitará validez a la
posterior.

La litispendencia es la situación procesal que surge cuando se siguen dos o más procesos
idénticos en sujetos, objeto y causa. Existe entonces, en el mismo tribunal o juzgado, o en uno
distinto, otro proceso pendiente entre las mismas partes, el que tiene una misma causa y también
objeto donde ahí habría litispendencia propiamente dicha o por identidad.

Pero hay veces que dos procesos distintos coinciden solamente en uno o en dos de los
elementos, pero la sentencia que se dicte en uno podrá hacer cosa juzgada en el otro, entonces
en ese caso hay un supuesto de litispendencia por CONEXIDAD.

Para la jurisprudencia no es necesario que haya traba de la litis para que haya litispendencia, con
el simple hecho de interponer la demanda basta.

En el supuesto de que haya identidad de pretensiones será procedente en uno de ellos la


excepción de cosa juzgada o la de litispendencia x identidad, según exista sentencia firme o
causa pendiente respectivamente, en el otro.

Si por el contrario, estamos ante un caso de litispendencia por conexidad y en uno de los proceso
ya existe sentencia firme, deberá acudirse a la cosa juzgada por continencia de la causa. Si
ambos proceso están pendientes de resolución judicial, será procedente la excepción de
litispendecia x conexidad, prevista en el 3er párrafo.

Si la cosa juzgada o la litispendencia es declarada de oficio x el juez, contra el auto o decreto


proceden los recursos de reposición y apelación en subsidio si los autos se encontraren en
primera instancia y de reposición solamente si se encontraren en segunda instancia.
Tanto en el caso de que la cosa juzgada y la litispendencia se opusieren en primera instancia
pero fuera del escrito de responde, eso es, con posterioridad al mismo, como si fuere deducida en
segunda instancia, el art. dispone que a la reposición se le dará el trámite de los INCIDENTES.

En el caso de que haya identidad los efectos que acarrea son que el acogimiento de la excepción
dejará sin efecto el proceso iniciado con posterioridad, en el supuesto que haya coincidencia
entre 1 o 2 elementos los efectos son diferentes ya que, el proceso posterior podrá acumularse al
primero para que sean decididos simultáneamente (conf 340 CPCCSF).

En el caso de litispendencia x conexión, el art establece que los autos podrán acumularse o
tramitarse separadamente, según la índole de cada pretensión y el estado de cada procedimiento.

Para que la litispendencia de lugar a una acumulación de autos, es necesario q las causas se
encuentren en la misma instancia, pertenezcan a la misma jurisdicción, y deban sustanciarse x el
mismo trámite. La acumulación se hará siempre sobre el expediente más antiguo. Si ambos
procesos tramitaren en el mismo fuero, el Código dice que se dictará una sola sentencia, aunq se
encontraren en distinto grado. Si no correspondieren a la misma jurisdicción, se dictará primero la
que haya de producir cosa juzgada sobre la otra.

CONTESTACION DE LA DEMANDA

ARTICULO 142. En el escrito de responde, el demandado debe:

1ro. En lo pertinente, observar las reglas establecidas para la demanda.

2do. Confesar o negar categóricamente cada hecho expuesto en la demanda. Su silencio, sus
respuestas evasivas o su negativa general podrán estimarse como reconocimiento de la verdad
de los hechos a que se refieran.

3ro. Reconocer o negar la autenticidad de los documentos privados que se le atribuyan, so pena
de que se los tenga por reconocidos.

4to. Oponer todas las defensas que por su naturaleza no tengan el carácter de excepciones
dilatorias según este Código, especificando con claridad los hechos que las apoyan. Si fuera de
esta oportunidad, se opusiera la prescripción, se substanciará por el trámite indicado para los
incidentes y se resolverá al dictar sentencia.

5to. Deducir reconvención, si hubiere lugar.

La contestación de la demanda es el acto procesal mediante el cual el demandado va a dar


respuesta a la pretensión del actor. En esta oportunidad procesal debe oponer todas las
excepciones o defensas, salvo aquellas que debía deducir con anterioridad por ser de previo y
especial pronunciamiento. El plazo para contestar la demanda es perenetorio, vencido el mismo,
se pierde el derecho dejado de usar sin necesidad de declaración judicial o petición alguna. No
obstante el plazo puede ser suspendido por acuerdo de partes o fuerza mayor declarada
discrecionalmente x el juez.

OPORTUNIDAD PARA CONTESTAR: Generalmente es contestada al ser notificado el


demandado del traslado respectivo, pero es válida la contestación efectuada antes de que se
corra el respectivo traslado, debiendo el demandado, en este caso, desplegar todas sus defensas
y cumplir con todas las cargas procesales. Las posibilidades de ejercer los derechos dentro de la
contestación se agotan en esta misma etapa procesal por el principio de preclusión.

ESTILO, PRESENTACIÓN Y CONTENDIO DEL ESCRITO DE CONTESTACIÓN:

El Código remite a las reglas del 130. Al contestar la demanda, el demandado puede admitir o
negar total o parcialmente los hechos invocados por el actor, oponer una excepción o defensa o
reconvenir.

En caso de negar los hechos invocados x el actor, debe dar su propia versión sobre los hechos
materia de la litis. La negación debe ir acompañada de sus fundamentos, ya sea resaltando la
inverosimilutd de la afirmación del actor o mediante la alegación de un hecho contrario o
incompatible con lo afirmado x el mismo. Esto hace a la seriedad y razonabilidad del debate, de
esta forma, se procura que el proceso sea un medio apto para dirimir la contienda.

La no justificación de la negativa, según sean las circunstancias del caso, pueden ser reflejo de
una posición desventajosa en el pleito, lo cual podrá ser alegado x el actor en respaldo de su
pretensión en la etapa procesal oportuna y deberá ser valorado por el juez al momento de
sentenciar. Además el demandado podrá ofrecer prueba, exclusivamente sobre los hechos
invocados por el actor, pues la réplica carece de hechos que la sustenten.

Finalmente, la contestación debe contener de manera clara y precisa la pretensión del


demandado frente a la o las pretensiones del actor, especificando si postula el rechazo total o
parcial de la demanda.

NEGATIVA DEL DEMANDADO:

La carga procesal recae sobre los hechos personales del demandado Este no tiene la obligación
de negar los hechos que no son propios de él o hechos que no se encuentra en condiciones de
conocerlos.

El demandado debe negar de manera concluyente, precisa, los hechos expuestos en la demanda.
No obstante, ello no implica que el demandado deba negar todo lo que el actor afirma sin ningún
tipo de sentido. El demandado cumple con la carga, si aporta una versión de los hechos que, en
lo esencial, se contrapone con la vertida x el actor. Por ello se ha sostenido que, la falta de
contestación categórica está salvada por la circunstancia de haber invocado la demanda hechos
incompatibles con los que ha omitido negar. De igual manera, la negativa sobre el o los hechos
principales hace innecesaria la negación sobre circunstancias o hechos secundarios cuya
existencia o sentido dependan de los primeros. “La negativa de un hecho esencial, hace
innecesario cumplir el estéril ritualismo de negar los hechos complementarios o suplementarios
que se adosan al hecho esencial Si se niega la existencia de un accidente, ¿qué importancia
puede tener negar haber circulado en contramano?”. Una contestación con manifestaciones
reticentes o ambiguas sobres los hechos invocados por el actor, constituye un responde con
evasivas, pudiéndose tener como ciertos los mismos al no ser negados categóricamente.

Vemos entonces, como la falta de contestación y el responde categóricamente tiene efectos


distintos, ya que en el primer supuesto hay una presunción de verdad que puede ser dejada de
lado ofreciendo prueba a tal efecto.
EL RESPONDE EN EXPECTATIVA: La facultad de responder en expectativa es la que concierne
al demandado, donde no va a reconocer ni negar los hechos invocados x el actor. Se da en los
casos del defensor que representa al rebelde, el sucesor a título universal, el síndico que actúa en
representación del fallido, el demandado que no ha participado de los hechos invocados por el
actor y sobre cuya verosimilitud carece de todo elemento de juicio, pueden postergar la carga de
admitir o negar categóricamente los hechos expuestos en la demanda y de reconocer o no la
autenticidad de la documentación acompañada por el actor, hasta que se produzca prueba. De
todas formas, la contestación en estos términos produce la traba de la litis.

EXCEPCIONES O DEFENSAS QUE PUEDE OPONER EL DEMANDADO:

A. Excepción de prescripción: Al responder la demanda, el demandado puede oponer la


excepción de prescripción, y si no lo hace en esa etapa procesal pierde el derecho a alegarla. Es
una excepción de carácter sustancial y perentorio que se resuelve con la sentencia definitiva, no
pudiendo ser declara de oficio x el juez.

B. La SINE ACTIONE AGIT, es una defensa a través de la cual el demandado sostiene que el
actor carece de legitimación sustancial activa, para promover el juicio que ha iniciado. Es
bastante común que se haga impropiamente referencia a ella, bajo la fórmula falta de acción,
utilizándose el término acción en alusión al derecho sustancial que tiene el actor para obtener una
sentencia favorable.

El Código de procedimientos santafesino no la regula como excepción de previo y especial


pronunciamiento Se trata de una defensa de fondo que el juez resuelve en la sentencia. Su
acogida o no dependerá del plexo probatorio de autos, corriendo el actor con la carga de probar
su legitimidad. NO ES LO MISMO falta de capacidad que la falta de legitimación activa.

Si el demandado no opone esta excepción, el juez de oficio puede hacerlo. Esto es así, porque el
actor carece de derecho sustancial.

Si el demandado no la opuso en primera instancia puede oponerla en segunda instancia.

C. La EXCEPTIO NON ADIMPLETI CONTRACTUS: Al demandar el actor el cumplimiento de la


obligación, el demandado puede oponer a dicha pretensión el incumplimiento de aquél o
reconvenir por cumplimiento.

Para la doctrina y la jurisprudencia mayoritaria se trata de una excepción de carácter dilatorio y de


naturaleza sustancial. A lo que apunta esta excepción es que el demandado no cumple por el
incumplimiento del actor. Para poder oponerla, la obligación del actor debe ser exigible.

La excepción no es procedente cuando el actor ha incumplido por culpa del demandado.


Tampoco si el incumpliento del actor era de escasa entidad para que el demandado cumpla.

Una especie de esta excepción es el incumplimiento defectuoso o parcial.

EFECTOS DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA: A. Se fija la cuestión litigiosa, b. Se


determinan los hechos respecto de los cuales recaerá la actividad probatoria, al contestarse la
demanda se establecen los hechos controvertidos, salvo la introducción de un hecho nuevo. C.
Se determina lo que resultará materia de la sentencia que no podrá ir más allá de lo que las
partes hayan alegado, d. una vez contestada la demanda, el actor no podrá variar la misma, por
el principio de preclusión.

FALTA DE FIRMA DEL APODERADO: Si compareciste con poder y no firmaste, se tiene por no
presentada la contestación.

FALTA DE FIRMA DE LETRADO PATROCINANTE: Si compareciste sin asistencia letreada,


deberá intimársele al demandado el cumplimiento de dicho recaudo en el término perentorio de
48 hs bajo aprercibimiento de tenerse el escrito x no presentado.

FALTA DE FIRMA DEL DEMANDADO Q NO OTORGÓ PODER: Resulta insuficiente para tener
por presentado un escrito de contesación de demanda, la sola firma del letrado patrocinante.

PRESENTACIÓN DEL ESCRITO DE DEMANDA ANTE UN JUZGADO DISTINTO AL QUE


TRAMITA EL JUICIO: se tendrá por no contestada la demanda si el escrito es presentado ante un
juzgado al que tramita en el juicio. Si lo advierte puede hacerlo ante el juzgado correspondiente,
pero si lo hace de manera atemporal corre el riesgo de que su adversario plantee la
extemporaneidad de la presentación.

ARTICULO 143. La falta de contestación a la demanda, aun en el juicio de rebeldía, o a la


reconvención implica el reconocimiento de los hechos articulados por el actor o reconviniente, sin
perjuicio de la prueba en contrario que produjera el demandado o reconvenido. Omitida la
contestación, se llamará los autos para sentencia, si correspondiere; decreto que se revocará si
aquéllos solicitaren la apertura a prueba.

La presunción que hace el artículo es iuris tantum, o sea admite prueba en contrario, ya que tal
efecto puede ser revertido ofreciendo y produciendo prueba en contrario, desvirtuando la
consecuencia derivada de la falta de contestación. El reconocimiento tácito opera en los procesos
que se debaten cuestiones disponibles por el afectado. En cambio, dicho efecto no se produce
cuando se trata de derechos en los que se encuentra en juego el OP, no siendo suceptibles de
ser dipuestos x su titular.

Ante la falta de contestación de la demanda el actor o reconveniente pueden pedir que se llame a
autos para sentencia y este decreto debe notificarse x cédula. El demandado o reconvenido
pueden solicitar la apertura de la causa a prueba de todas formas pudiendo revocar el decreto. El
código dice si correspondiere ya que, la apertura aprueba debe hacerse igual cuando este en
juego el OP.

ARTICULO 144. La reconvención sólo procederá cuando exista conexión con la demanda o
excepción. Deberá contener los mismos requisitos exigidos para aquélla.

RECONVENCIÓN: A quien es demandado en un proceso el Código procesal le otorga, en


oportunidad de contestar la demanda, la posibilidad de deducir la reconvención. Aparece así, la
reconvención como una pretensión procesal autónoma de sentencia favorable, deducida por el
demandado contra el actor conjuntamente con el escrito de responde y que debe ser resuelta por
el mismo juez que conoce en la demanda originaria, por los mismos trámites y en una única
sentencia.
La reconvención busca obtener una declaración de condena al actor, con independencia del
resultado de la demanda promovida por aquél. Cabe entonces, tener en cuenta, la diferencia
entre reconvención de la mera defensa que puede esgrimir el demandado en el responde, ya q
esta última solo persigue el rechazo de la acción que se ha instaurado en su contra, mientras que
la reconvención es una pretensión autónoma que no implica, necesariamente, el rechazo de la del
actor.

Debe tenerse presente que se trata de una opción del demandado, la cual puede ejercerse o no
al contestar la demanda y que su falta de utilización en tal oportunidad- contestación de la
demanda- si bien no implica la preclusión de hacerla valer en dicho juicio, no inhibe de que el
accionado deduzca su pretensión en un proceso independiente, ello, sin perjuicio de que si, en
definitiva, existe conexidad se llegue a la acumulación de procesos.

El fundamento de su existencia se encuentra en razones de economía procesal, buscando evitar


la duplicidad de procesos como asimismo a la necesidad de evitar sentencias contradictorias
respecto de pretensiones conexas.

REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD: 1. Conexión con la demanda o excepción; 2. Que la


reconvención contenga los mismos requisitos exigidos para la demanda.

Sin embargo, aunque la ley no lo dice rigen las normas relativas a la acumulación de
pretensiones; de manera que la reconvención no debe alterar ni el procedimiento, ni la
competencia determinada por la demanda originaria. Ello, entendemos, por razones de orden
procesal que, de no respetarse, estarían afectando la propia economía procesal que es uno de
los fundamentos de la existencia del instituto.

a. Reconvención y competencia: Con respecto a la relación entre la reconvención y las normas


que determinan la competencia, debemos partir de la base de que debe ser competente para
entender en la reconvención aquel Juez que ha sido competente para atender la demanda
originaria. Es decir que, como se ha dicho, debe estar provisto de competencia para resolver la
pretensión contenida en la propia reconvención.

En primer término, entonces, debe ser competente en razón de la materia, de tal manera, no
procedería la reconvención que introduce una cuestión de naturaleza laboral si como
consecuencia de la naturaleza de la demanda se encontraba actuando y era competente un juez
civil y comercial. Ya que, esa competencia no es prorrogable en sf.

En cuanto a la competencia x valor el art 3 disponer que si como consecuencia de la


reconvención, se excediere de la competencia del juez que se encuentra entendiendo, el proceso
deberá ser remitido al juez que sea competente a tal efecto. Se ha sostenido que la cuestión es
de orden público e inconsentible para las partes, considerandose nula la sentencia dictada por un
juez que se encuentra excedido en su competencia x valor. El problema adquiere relevancia
cuando la reconvención lleva a exceder x su valor la competencia del juez que se encuentra
atendiendo en la demanda, no encontrando obstáculo para uqe el juez competente en juicio de
mayor cuantía atienda el proceso cuya acción originaria correspondía a un juez de menor cuantía.

Menos problemas generan las reglas que gobiernan la competencia territorial y por razones de
vecindad, ya que en el primer caso ante la reconvención el actor no podrá oponer excepción de
incompetencia territorial siendo que al demandar había consentido una tácita prórroga de
competencia y, en el segundo siendo la competencia federal sólo introducible por el aforado y
prorrogable si el accionado revistiere tal carácter, la reconvención de su parte implicaría su
consentimiento a la prórroga de competencia.

B. Reconvención y unidad de trámite: Se trataría de la existencia de conexidad formal, que exige


igualdad de trámite entre la reconvención y la demanda principal, es decir, ningún problema
habría en admitir la reconvención cuando ambas causas tramitan por el mismo proceso ordinario
o sumario.

Sin embargo, Peyrano entiende que la homogeneidad de trámite no siempre debe ser
considerada como un principio absoluto que veda la posibilidad de reconvenir, ya que si hay un
juicio que tramita ante un proceso ordinario y quien reconviene entabla una pretensión que debe
tramitar ante el juicio sumarísimo deberá procederse porque hay una renuncia a un trámite que
aporta mayor garantía y seguridad para las partes.

Más difícil parece inclinarse por la viabilidad de la reconvención, ante la hipótesis de que la
reconvención se encuentra sujeta a un trámite mayor que el de la demanda principal; al respecto,
parece prudente como cuestión liminar evaluar si se presenta en el supuesto una conexidad de
grado tal que vaya a concluir, necesariamente, con la acumulación de los procesos. Si tal extremo
se visualizara, y los inconvenientes procesales que provocaría la eventual acumulación
reconvencional no exceden el marco razonable del buen orden en el proceso, nos inclinaríamos
por admitir la reconvención.

c. Reconvención y conexidad: El Código existe que se presente conexión con la demanda o


excepción. Lo que se requiere algún punto de contacto entre las mismas, sin que necesariamente
implique la misma causa o relación jurídica. Palacio se interroga sobre las pautas a considerar en
la búsqueda de ese punto de contacto, y ejemplificativamente indica que pueden estar dadas en
la naturaleza de las cuestiones contenidas en la acción, en los eventuales medios probatorios a
valerse o pensando en la influencia que en la sentencia final podría tener la cuestión planteada en
la demanda para la resolución de aquélla introducida en la reconvención y viceversa.

d. Sujetos de la reconvención: Es solamente admisible contra el actor y por parte de quien ha sido
demandado por éste dentro de un proceso. Se admite de manera excepcional que la
contrademanda se entable contra un litisconsorcio necesario, más aún si este ya es parte. En
algunas oportunidades, tamb ha admtido la posibilidad de incluir a 3eros como sujetos pasivos de
la reconvención, cuando manifiestamente se advierta que la interposición de demandas
separadas va a concluir, necesariamente x razones de conexidad, en la acumulación.

LA RECONVENTIO RECONVENTIONIS: Se trata de la reconvención de la reconvención, que la


mayoría de la doctrina rechaza. La razón de ser del rechazo reside en los propios fundamentos
de la reconvención, ya que si uno de los objetivos de ésta es el respeto del principio de eco
procesal evitando la multiplicidad de juicios, dicha finalidad se encuentra comprometida si como
consecuencia de admitir la reconvención de la reconvención, se autorizan sucesivos
planteamientos que prolongan indeterminadamente el proceso.

MANDATO PARA RECONVENIR: Se requieren facultades explícitas a tal efecto por


interpretación del criterio restrictivo del poder.
UNIDAD V: EL PROCESO (CIVIL Y PENAL)

1. El proceso. Concepto. Objeto. Fines. Naturaleza jurídica. Clasificación.

Concepto del proceso.

El vocablo proceso (processus, de procedere) significa avanzar, marchar hasta un fin determinado, no de
una sola vez, sino a través de sucesivos momentos.

Desde el punto de vista de la teoría general del derecho aquella expresión denota, la actividad que
despliegan los órganos del Estado en la creación y aplicación de normas jurídicas, sean estas generales o
individuales. La terminología jurídica tradicional, sin embargo, utiliza la designación de que se trata como
sinónimo de proceso judicial, aunque no excluye a la actividad que se desarrolla por y ante los árbitros y
amigables componedores.

Partiendo de estos conceptos, cabe definir al proceso como el conjunto de actos recíprocamente
coordinados entre sí de acuerdo con reglas preestablecidas, que conducen a la creación de una norma
individual destinada a regir un determinado aspecto de la conducta del sujeto o sujetos, ajenos al órgano,
que han requerido la intervención de éste en un caso concreto, así como la conducta del sujeto o sujetos,
también extraños al órgano, frente a quienes se ha requerido esa intervención.

La doctrina, en general, define al proceso como el conjunto de actos que tienen por objeto la decisión de
un conflicto o de un litigio.

La definición propuesta se limita a aludir, como finalidad del proceso, a la creación de una norma individual
destinada a regir un aspecto específico de la conducta de determinados sujetos, resaltando, asimismo, la
ajenidad de aquéllos en relación con el órgano.

Aunque a veces se utilizan como sinónimos los términos proceso y juicio, corresponde destacar que ellos
se encuentran en relación de género a especie, pues el juicio supone la existencia de una controversia o,
por lo menos, de un conflicto entre partes, supuestos que no se configuran, respectivamente, en los
procesos contenciososo cuando media rebeldía o allanamiento, y en los denominados procesos
voluntarios.

Tampoco cabe identificar los términos proceso y procedimiento. El proceso representa el conjunto de actos
que son necesarios, en cada caso, para obtener la creación de una norma individual. El procedimiento, en
cambio, constituye cada una de las fases o etapas que el proceso puede comprender.

Fines del proceso

El proceso tiene por fin dirimir el conflicto de intereses sometido a los órganos de la jurisdicción,
normalmente, a través del dictado de la sentencia. Mientras que su fin inmediato es la justa solución del
litigio, el mediato es la paz social.

Se dice entonces que el proceso cumple una doble finalidad:

Privada  Pues sirve al individuo y tiende a satisfacer sus aspiraciones (por esa nota Peyrano la
denomina "el pagador de promesas")

Pública  Ya que trasciende al individuo, en la medida en que aspira a hacer concretos los intereses de la
colectividad, el afianzamiento del derecho y la paz social.

Elementos del proceso

Todo proceso consta de un elemento subjetivo y de un elemento objetivo, e importa, asimismo, una
determinada actividad.
El elemento subjetivo se halla representado por las personas facultadas para iniciarlo, impulsarlo,
extinguirlo y decidirlo. En los procesos contenciosos son sujetos primarios el órgano judicial y las partes. El
primero, como titular de un poder público, se encuentra en el plano supraordinado con relación a las
segundas.

En esos mismos procesos existen, necesariamente, dos partes: la actora y la demandada. La primera es la
persona que formula la pretensión y la segunda, la persona frente a quien se formula dicha pretensión,
encontrándose ambas por dbajo del órgano, en una posición jerárquicamente igualitaria.

Sin embargo, como consecuencia de la acumulación subjetiva de pretensiones, la intervención de


terceros, la acumulación de procesos y la sucesión procesal, el proceso contencioso puede desarrollarse
mediante la participación de varios actores o demandados.

En los procesos voluntarios, los sujetos primarios son denominados peticionarios.

Finalmente, el cumplimiento integral de las funciones procesales requiere la intervención de otras


personas que actúan en el proceso como auxiliares (internos o externos) del órgano o de las partes o
peticionarios, a las que cabe denominar sujetos secundarios.

El elemento objetivo del proceso puede hallarse constituido por una pretensión, o por una petición
extracontenciosa, según que, respectivamente, la intervención del órgano sea requerida para definir un
conflicto (proceso contencioso) o para constituir, integrar o acordar eficacia a una relación jurídica (proceso
voluntario).

La actividad, por último, comprende el conjunto de actos que deben cumplir los sujetos procesales desde
el comienzo del proceso hasta la decisión que le pone término, escindiéndose en dimensiones de lugar,
tiempo y forma.

La naturaleza jurídica del proceso

La doctrina se viene aplicando, desde antiguo, a esclarecer la clasificación que corresponde al proceso
dentro del cuadro general de las figuras jurídicas, consistiendo el motivo de esa preocupación en
desentrañar la índole de las vinculaciones que aquél genera.

Entre las principales teorías merecen destacarse la contractualista y cuasicontractualiasta, la de la relación


jurídica, la de la situación jurídica y la de la institución.

Teoría contractualista: se inspira fundamentalmente en las modalidades y efectos de los que se hallaba
revestida la litiscontestatio en el derecho romano. Tanto durante el período de las legis actiones como de
la época del procedimiento formulario, la litiscontestatio constituía la actuación procesal en cuya virtud
quedaba cerrado el procedimiento in iure ante el magistrado, se determinaba el contenido y alcance del
litigio y se lo sometía al iudex. Se trataba de un contrato formal entre las partes, cuyo efecto más
importante era el de novar el derecho invocado por el actor en un nuevo derecho, consistente en la
obtención de una sentencia dentro del ámbito asignado a la cuestión litigiosa. De allí que la litiscontestatio
“consumiese” la acción, impidiendo que fuese renovada en otro proceso.

Hay diversos argumentos que caben oponer a esta concepción del proceso:

En primer lugar, el Estado moderno no concibe la prestación de la actividad judicial como el resultado de
un previo acuerdo de partes, sino como el ejercicio de un poder, inherente a la soberanía, y al cual las
partes se encuentran sujetas con prescindencia de su voluntad. En segundo lugar, mientras el contrato
requiere el consentimiento de ambas partes, el proceso puede constituirse, desenvolverse y extinguirse
contra la voluntad del demandado e incluso en ausencia de él (proceso en rebeldía). Además, ni la
iniciación del proceso ni la sentencia que lo decide producen la novación del derecho controvertido.
La asimilación del proceso a un cuasicontrato fue ideada para salvar los inconvenientes que importaba, en
la concepción contractualista, la circunstancia de que el proceso pudiese tener lugar pese a no mediar el
libre consentimiento de ambas partes.

La concepción del proceso como una relación jurídica: Es la que cuenta, incluso en la actualidad, con
mayor número de adherentes. El primer expositor sistemático de esta teoría fue Oscar BULOW. En Italia
fue adoptada por CHIOVENDA.

Partiendo de la base de que con anterioridad al pronunciamiento definitivo sobre la procedencia de la


demanda las partes tienen deberes y derechos, expresa CHIOVENDA que el proceso civil contiene una
relación jurídica, y que todos los actos mediante los cuales el proceso se manifiesta revisten trascendencia
jurídica en cuanto pertenecen a esa relación fundamental que es

1) Autónoma: porque nace y se desarrolla con independencia de la relación de derecho material o


sustancial

2) Compleja, porque comprende un conjunto indefinido de derechos, vinculados no obstante por un fin
común, que consiste en la actuación de la voluntad de la ley mediante el pronunciamiento de una
resolución jurisdiccional definitiva

3) De derecho público, porque deriva de normas que regulan el ejercicio de una potestad pública.

En cuanto al contenido de esa relación observa CHIOVENDA que existe por un lado un deber del órgano
jurisdiccional en el sentido de proveer las peticiones de las partes. Y las partes tienen, por otro lado,
deberes respecto del juez y entre sí (deber de comunicación de documentos, de no retrasar por
negligencia la resolución del pleito etc.)

Conforme al pensamiento de esta teoría, son sujetos de la relación procesal el juez, por un lado y las
partes (actor y demandado) por el otro, aunque es posible que ingresen a ella otros sujetos, como
consecuencia de la intervención voluntaria o forzosa. La relación procesal se constituye mediante la
notificación de la demanda al demandado, pero también es necesario que concurran los llamados
presupuestos procesales (competencia del juez, capacidad de las partes etc.), pues de lo contrario no
nace la obligación del juez de pronunciarse sobre el mérito de la demanda.

No hay uniformidad de criterios acerca de la forma como se constituye la llamada “relación jurídica
procesal”. Si bien la construcción triangular, recién descripta, es la que tiene mayor Nº de adherentes,
también se la ha concebido como un vínculo constituido solamente entre las partes (KOHLER) y como la
fusión de dos relaciones jurídicas entre el juez y cada una de las partes (ZANZUCCHI), o sea de la
relación que media entre el actor y el Estado (relación jurídica de acción) y de la relación que media entre
el demandado y el Estado (relación jurídica de excepción), las cuales se encuentran estrechamente
ligadas porque coinciden en el sujeto de la obligación (Estado).

CARNELUTTI, por su parte, entiende que el proceso no es una relación jurídica, sino un complejo de
relaciones jurídicas, constituidas por los poderes y deberes que la ley instituye en favor o a cargo de los
agentes que en él intervienen (partes, defensores, oficiales, terceros etc.)

GOLDSHMIDT ha negado, la conclusión de que el proceso contenga una relación jurídica. En primer lugar,
porque, en su entender, no media relación alguna de índole procesal entre el juez y las partes: el deber de
administrar justicia, en efecto, se basa en el derecho público y solo engendra para el juez, en caso de
incumplimiento, responsabilidades penales o civiles que deben hacerse efectivas fuera del proceso.

En segundo lugar, porque no existe una verdadera obligación de las partes de someterse a la jurisdicción
estatal, sino un estado de sujeción que no tiene origen en el proceso sino en la relación general que liga al
ciudadano con el Estado.

El punto cardinal de la tesis de GOLDSHMIDT reside en la distinta función que a su juicio cumplen las
normas jurídicas según sea el punto de vista desde el cual se las examine. Así, en su función extrajudicial
(consideración estática), las normas representan imperativos dirigidos a los ciudadanos, siendo deber y
derecho, respectivamente, la sujeción a un imperativo y el poder sobre un imperativo. En su función
judicial (consideración dinámica), en cambio, las normas constituyen medidas con arreglo a las cuales el
juez debe juzgar la conducta y el estado de los ciudadanos, de manera tal que, hallándose pendiente el
proceso, aquéllas pierden el carácter de imperativos para asumir el de promesas o amenazas de
determinada conducta del juez. El proceso genera, nuevos nexos jurídicos que se hallan referidos a la
sentencia judicial que las partes esperan: son expectativas de una sentencia favorable o perspectivas de
una sentencia desfavorable. No es por lo tanto el proceso una relación jurídica, sino una situación jurídica
definida por GOLDSHMIDT como el estado en que una persona se encuentra desde el punto de vista de la
sentencia judicial que se espera con arreglo a las normas jurídicas.

El proceso engendra, de tal manera, conforme a esta teoría, nuevas categorías jurídicas de carácter
netamente procesal: los derechos y cargas procesales. Son derechos procesales 1) la expectativa de una
ventaja procesal y, en último término, de una sentencia favorable. 2) la dispensa de una carga procesal y
3) la posibilidad de llegar a aquella situación mediante la realización de un acto procesal. La carga
procesal, constituye la necesidad de una determinada actuación para prevenir un perjuicio procesal y, en
último término, una sentencia desfavorable. A diferencia de los deberes, que siempre representan
imperativos impuestos en interés de un tercero o de la comunidad, las cargas son imperativos del propio
interés.

Teoría de la institución: GUASP considera que el proceso contiene, en rigor, una multiplicidad de
relaciones jurídicas que debe reducirse a una unidad superior y que tal unidad solo la proporciona la figura
de institución.

Dicho autor entiende por institución al conjunto de actividades relacionadas entre sí por el vínculo de una
idea común y objetiva a la que figuran adheridas, sea esa o no su finalidad individual, las diversas
voluntades particulares de los sujetos de quienes procesa aquella actividad. Para él, el proceso es una
verdadera institución.

Agrega el autor que el proceso exhibe los caracteres naturales propios de toda institución jurídica:

a) Respecto de los sujetos la jerarquía, pues aquellos no se encuentran en un plano de igualdad, sino
en un plano de desigualdad o subordinación.

b) Respecto del objeto su inmodificabilidad u objetividad

c) Respecto de la actividad su universalidad en cuanto al espacio

d) Su permanencia en cuanto al tiempo (pueden nacer y extinguirse continuamente procesos


contenciosos, pero la idea de satisfacción de pretensiones, perdura)

e) Su elasticidad en cuanto a la forma (el proceso se adapta a la realidad de cada momento)

A esa teoría se le critica que si bien, no es dudoso que el proceso sea una institución y que revista, como
tal, las características que GUASP señala, la excesiva generalidad del concepto lo priva, en el caso, de
utilidad científica y práctica.

Objeto del proceso (Alvarado Velloso)

La lectura de varias obras de derecho procesal revelará rápidamente que los autores asignan al vocablo
"objeto" distintos significados. Lo más corriente es que se le otorgue el mismo contenido de la palabra
pretensión: y así se dice que el objeto del proceso es la materia que se discute durante su desarrollo. Pero
tal óptica ha generado largas polémicas doctrinales con el fin de precisar en forma adecuada el contenido
del vocablo.

Según un método de explicación que parte de la ACTIVIDAD EFECTIVAMENTE CUMPLIDA EN LA


REALIDAD con la mira puesta en la obtención de un resultado, habrá que darle a la palabra objeto su
cuarta acepción castellana: "fin o intento a que se dirige o encamina una acción y operación".
Cuando se produce el litigio, el actor pretende algo del demandado y éste le opone resistencia. Y como
ello ocurre en el plano jurídico del proceso, es de suponer que fue imposible autocomponer el conflicto
desatado en el plano de la realidad social.

Como el proceso es sólo un medio de debate para lograr la heterocomposición de las partes, parece
razonable sostener que el objeto de aquél es lograr la emisión del acto de autoridad que resolverá el litigio:
la sentencia.

La aceptación de esta idea traerá aparejadas numerosas consecuencias: por ejemplo, si la sentencia es el
objeto del proceso, lógicamente no puede integrar su concepto. Y esto se ve claramente cuando se
advierte que la sentencia no integra la serie procesal. De ahí que no quepa considerar a la sentencia como
un "acto procesal" ya que sus efectos se extienden AFUERA del ámbito interno en el cual se dicta.
Simplemente, es una norma jurídica que ha perdido sus caracteres de general y abstracta al contener
ahora una declaración particular con nombre y apellido de sus destinatarios.

Por supuesto, el proceso no siempre cumple o llega a obtener su objeto, toda vez que el litigio puede
disolverse antes de la sentencia heterocompositiva. (Ej. Las partes autocomponen el litigio).

Clasificación de proceso

Cuando se lee el contenido de las clasificaciones del proceso, se descubre que, cualquiera sea el criterio
de clasificación que se aplique, no se refiere al proceso como tal sino a la pretensión deducida o al
procedimiento previsto por el legislador para tramitar una determinada pretensión:

Y así se distingue entre:

1) Proceso judicial y arbitral, teniendo en mira la naturaleza pública o privada de la autoridad que actúa

2) Procesos contenciosos y no contenciosos o voluntarios, queriendo mostrar que en unos existe litigio y
en otros no

3) Procesos declarativos, ejecutivos y cautelares, apuntando al resultado que pretende lograr el actor

4) Procesos ordinarios y especiales, haciendo ver las diferencias de la actividad de cognición del juez en
cuanto a la pretensión deducida. Los procesos ordinarios, que constituyen el proceso tipo; o procesos
especiales, que son los procesos a los cuales la ley somete un trámite específico, total o parcialmente,
diverso al ordinario.

5) Procesos singulares y universales, señalando que en éstos está en juego todo el patrimonio de una
persona y en aquéllos que no.

2. Tutela constitucional del proceso. Concepto de debido proceso. El derecho al plazo


razonable. La tutela judicial efectiva: sus expresiones. El acceso a la justicia. Las 100 reglas
de Brasilia sobre el acceso a la justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad.

El concepto de debido proceso

Desde el siglo pasado la doctrina publicista refiere insistentemente al debido proceso como un claro
derecho constitucional de todo particular y como un deber de irrestricto cumplimiento por la autoridad.

El origen generalmente aceptado de la palabra debido se halla en la Quinta enmienda de la Constitución


de EE.UU. que establece "no podrá someterse a una persona dos veces, por el mismo delito, al peligro de
perder la vida o sufrir daños corporales, tampcoo podrá obligársele a testificar contra sí mismo en una
causa penal, no se le privará de la bida, la liberad o la propiedad sin el debido proceso judicial"

Al igual que otros países, la CN no menciona la adjetivación debido, lo que ha hecho considerar que se
trata de una garantía innominada.
La doctrina en general se ha abstenido de definir en forma positiva al debido proceso, haciéndolo siempre
negativamente.

No obstante, pasando a afirmativa las concepciones negativas y haciendo un mínimo inventario de las
frases hechas acuñadas por la jurisprudencia local, se podría decir que el debido proceso supone el
derecho a la jurisdicción, que es imprescriptible, irrenunciable y no afectable por las causas extintivas de
las obligaciones ni por sentencia (afirmación contenida en la Declaración de Derechos Humanos de
Naciones Unidas de 1948: "Toda persona tiene derecho de ser oída en plena igualdad, públicamente y con
justicia por un tribunal independiente para la determinación de sus derechos y obligaciones)

Implica:

- libre acceso al tribunal, la posibilidad plena de audiencia

- Determinación previa del lugar del juicio y el derecho del reo de explicarse en su propia lengua

- El derecho de que el proceso se efectúa con un procedimiento eficaz y sin dilaciones adecuado a la
naturaleza del caso justiciable y público, con sistencia letrada eficiente desde el momento mismo de la
imputación o detención

- El derecho de probar con la utilización de todos los medios legales pertinentes y el derecho de que el
juzgador se atenga sólo a lo regular y legalmente acreditado en las actuaciones respectivas

En cuanto a la sentencia implica:

- el derecho de que sea dictada por un juez objetivo, imparcial, independiente, que emita su
pronunciamiento en forma completa, legítima, lógica, motivada y congruente.

Si se intenta definir técnicamente la idea del "debido proceso" resulta más fácil sostener que: es aquél que
se adecua plenamente a la idea lógica de proceso: dos sujetos que actúan como antagonistas en un pie
de perfecta igualdad ante una autoridad que es un tercero en la relación litigiosa (por lo tanto impartial,
imparcial e independiente).

En otras palabras: el debido proceso no es ni más ni menos que el proceso que respeta sus propios
principios.

Tutela judicial efectiva

Precisamente, es un principio procesal con fuerte respaldo constitucional y convencional. Comprende


principalmente, los siguientes rubros: el acceso irrestricto de los justiciables al Servicio de justicia,
configuración de tribunales independientes, imparciales, aseguramiento de un debido contradictorio con
igualdad de armas, montaje de tutelas especiales que contemplen y regulen la incidencia de ciertos
factores, estructuración de un proceso civil que asegura que las postulaciones judiciales se materialicen
dentro de un plazo razonable, debida y pronta ejecución de las órdenes y resoluciones judiciales, la opción
por un activismo judicial que favorezca el logro de muchas de las metas anteriormente citadas.

Son contenidos determinantes de la existencia del debido proceso:

- El derecho a ser oído, que implica también el acceso a la justicia sin restricciones personales ni
económicas

- El derecho al plazo razonable

- El derecho al juez natural y a que éste sea competente, independiente e imparcial. Se postula,
también, que el juez haga un efectivo uso de sus potestades en orden a la dirección e impulso del
proceso, con la finalidad de determinación de la verdad de los hechos.

- Que la sentencia sea fundada y razonable, dando soluciones apropiadas


- El derecho a la utilidad de la sentencia, a través de una decisión justa y efectiva, que sea cumplida
en el referido plazo razonable.

- La vigencia de todas las garantías: derecho a la asistencia letrada, derecho a la gratuidad de la


justicia, derecho a la prueba etc.

Acceso a la justicia

Las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad
(estudiar en términos generales, no es necesario estudiar todos los art).

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

La Cumbre Judicial Iberoamericana, dentro del marco de los trabajos de su XIV edición, ha considerado
necesaria la elaboración de unas Reglas Básicas relativas al acceso a la justicia de las personas que se
encuentran en condición de vulnerabilidad. De esta manera, se desarrollan los principios recogidos en la
“Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia en el Espacio Judicial Iberoamericano” (Cancún
2002), específicamente los que se incluyen en la parte titulada “Una justicia que protege a los más débiles”
(apartados 23 a 34).

En los trabajos preparatorios de estas Reglas también han participado las principales redes
iberoamericanas de operadores y servidores del sistema judicial: la Asociación Iberoamericana de
Ministerios Públicos, la Asociación Interamericana de Defensorías Públicas, la Federación Iberoamericana
de Ombudsman y la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados. Sus aportaciones
han enriquecido de forma indudable el contenido del presente documento.

El sistema judicial se debe configurar, y se está configurando, como un instrumento para la defensa
efectiva de los derechos de las personas en condición de vulnerabilidad. Poca utilidad tiene que el Estado
reconozca formalmente un derecho si su titular no puede acceder de forma efectiva al sistema de justicia
para obtener la tutela de dicho derecho.

Si bien la dificultad de garantizar la eficacia de los derechos afecta con carácter general a todos los
ámbitos de la política pública, es aún mayor cuando se trata de personas en condición de vulnerabilidad
dado que éstas encuentran obstáculos mayores para su ejercicio. Por ello, se deberá llevar a cabo una
actuación más intensa para vencer, eliminar o mitigar dichas limitaciones. De esta manera, el propio
sistema de justicia puede contribuir de forma importante a la reducción de las desigualdades sociales,
favoreciendo la cohesión social.

Las presentes Reglas no se limitan a establecer unas bases de reflexión sobre los problemas del acceso a
la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, sino que también recogen recomendaciones
para los órganos públicos y para quienes prestan sus servicios en el sistema judicial. No solamente se
refieren a la promoción de políticas públicas que garanticen el acceso a la justicia de estas personas, sino
también al trabajo cotidiano de todos los servidores y operadores del sistema judicial y quienes intervienen
de una u otra forma en su funcionamiento.

Este documento se inicia con un Capítulo que, tras concretar su finalidad, define tanto sus beneficiarios
como sus destinatarios. El siguiente Capítulo contiene una serie de reglas aplicables a aquellas personas
en condición de vulnerabilidad que han de acceder o han accedido a la justicia, como parte del proceso,
para la defensa de sus derechos. Posteriormente contiene aquellas reglas que resultan de aplicación a
cualquier persona en condición de vulnerabilidad que participe en un acto judicial, ya sea como parte que
ejercita una acción o que defiende su derecho frente a una acción, ya sea en calidad de testigo, víctima o
en cualquier otra condición. El último Capítulo contempla una serie de medidas destinadas a fomentar la
efectividad de estas Reglas, de tal manera que puedan contribuir de manera eficaz a la mejora de las
condiciones de acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad.
La Cumbre Judicial Iberoamericana es consciente de que la promoción de una efectiva mejora del acceso
a la justicia exige una serie de medidas dentro de la competencia del poder judicial. Asimismo, y teniendo
en cuenta la importancia del presente documento para garantizar el acceso a la justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad, se recomienda a todos los poderes públicos que, cada uno dentro de su
respectivo ámbito de competencia, promuevan reformas legislativas y adopten medidas que hagan
efectivo el contenido de estas Reglas. Asimismo se hace un llamamiento a las Organizaciones
Internacionales y Agencias de Cooperación para que tengan en cuenta estas Reglas en sus actividades,
incorporándolas en los distintos programas y proyectos de modernización del sistema judicial en que
participen.

3. La dinámica del proceso: inicio, impulso, formas de finalización. Preclusión, caducidad,


cosa juzgada.

La iniciación y el desarrollo del proceso

El proceso, como idea lógica, solo puede ser iniciado por el ejercicio de la acción procesal, típica instancia
de parte que no puede ni debe ser suplida por el juzgador.

De tal modo, cuando la discusión verse sobre pretensión no penal, el acto idóneo para comenzar el
desarrollo de la serie será la "demanda"; y el mismo acto se denominará "acusación" cuando el debate
recaiga acerca de una pretensión penal.

Descartada así la iniciación de oficio u oficioso que surge del espontáneo querer del propio juez.

A partir de la presentación de la demanda ante la autoridad (juez o árbitro) surge para ella un claro deber
procesal de proveer a su objeto: iniciar un proceso.

Para ello, la autoridad ha de hacer un juicio de admisibilidad estudiando si se dan en especies todos los
presupuestos de la acción y de la demanda.

De ser ello así, la autoridad admitirá (en lenguaje procesal admitir significa dar curso) la demanda, fijando
con claridad el tipo de procedimiento (ordinario, sumario etc.) mediante el cual se desarrollará la serie y, al
mismo tiempo, ordenando que se efectúe la citación del demandado para que comparezca al proceso.

En otras palabras: la autoridad se limita a conectar al actor con el demandado, que deberá asumir su papel
procesal por la sola voluntad de la ley, que es la que lo vincula inmediatamente al proceso (debate) y a su
objeto (sentencia, con sus efectos)

De aquí en más la autoridad realizará siempre actos de conexión, generando cargas a ambas o a alguna
de las partes en litigio.

Toda carga contiene 3 elementos que la caracterizan como tal:

 Una orden

 Un plazo para cumplir lo ordenado

 Un apercibimiento (advertencia) acerca de lo que habrá de ocurrir al interesado si no cumple lo


ordenado.

Se infiere de ello que toda posibilidad de acción supone una de reacción. De tal modo, el legislador que
prevé el desarrollo de una serie procedimental debe normar distintos efectos para ambos casos: si se
cumple o no.

La serie continúa su desarrollo con la comparecencia del demandado, a quien ahora cabe otorgarle la
posibilidad de negación. A ese efecto, la autoridad ordena conferirle traslado de la demanda para que diga
lo que desee respecto de la pretensión deducida.

Con esta conexión, se inicia la fase procesal de negación, durante la cual el demandado puede
abstenerse, someterse u oponerse.
La actitud lógica y habitual es la de oposición, en ese caso la autoridad se enfrenta con una afirmación
negada, por cuya razón tendrá que ser confirmada de acuerdo con ciertas reglas.

A este efecto, la autoridad inicia la siguiente fase procesal (de confirmación), abriendo a prueba la causa.
A partir de allí, las partes a quienes incumba efectuar la confirmación de una afirmación negada tendrán
que ofrecer sus medios de confirmación, lograr que la autoridad los admite y ordene su producción, que se
efectúen las notificaciones necesarias y que cada medio se produzca efectivamente.

Terminada toda esa actividad o antes, por el simple vencimiento del plazo acordado para desarrollarla, la
autoridad clausura la fase de confirmación y da inicio a la de evaluación, disponiendo que las partes
aleguen (o presenten conclusiones) acerca del mérito confirmativo de cada uno de los medios producidos
durante la etapa anterior.

Habiendo ambas partes alegado, la autoridad da opr finalizado el desarrollo de la serie utilizando al efecto
una fórmula casi ritual: llama autos para sentencia, con lo cual quiere decir que de aquí en más las partes
dejarán de emitir instancias y que la propia autoridad dictará la sentencia heterocompositiva del litigio.

Por supuesto, este desarrollo de la serie es ejemplar. No se incluyen los posibles incidentes o accidentes
que pueden acaecer durante su curso, no se ha detallado como cambia el procedimiento de la serie en el
supuesto de inacción, no se ha previsto la presencia contemporánea o sucesiva de distintos sujetos en
posición de parte procesal etc.

Con el desarrollo presentado, el proceso finaliza en el primer grado de conocimiento.

Si quien resulta perdidoso en la sentencia decide impugnarla por alguna de las razones posibles al efecto,
la serie recomienza: nuevamente una necesaria fase de afirmación (ahora se denomina expresión de
agravios), una de eventual negociación (contestación de los agravios), una de confirmación y otra de
evaluación. Y otra vez el cierre mediante el llamamiento de autos. Y ahora la sentencia es de segundo
grado.

Esto ocurre invariablemente en todos los grados de conocimiento judicial.

Formas de finalización: preclusión, caducidad, cosa juzgada.

Cosa juzgada: conceptos, requisitos e importancia constitucional

La cosa juzgada significa, en general, la irrevocabilidad que adquieren los efectos de la sentencia cuando
contra ella no procede ningún recurso que permita modificarla. No constituye, por lo tanto, un efecto de la
sentencia, sino, una cualidad que se agrega a ella para aumentar su estabilidad y que igualmente vale
para todos los posibles efectos que produzca.

La cosa juzgada supone, fundamentalmente, la impugnabilidad de la sentencia, o, lo que es igual, la


preclusión de los recursos que procedan contra ella (tanto por no haberse decidido cuanto por haberse
consumado la facultad de deducirlos). Al operarse esa preclusión, que obsta al ataque directo de la
sentencia, se dice que esta adquiere autoridad de cosa juzgada en sentido formal. Cuando en cambio la
sentencia, aparte de ser insusceptible de ese ataque directo mediante la interposición de un recurso,
también lo es de ataque indirecto a través de la apertura de un nuevo proceso, se dice que aquella goza
de autoridad de cosa juzgada en sentido material.

De lo expuesto se desprende, asimismo, que la cosa juzgada en sentido material presupone la cosa
juzgada formal; y que ésta última, por consiguiente, puede existir con independencia de la primera.

Para que una decisión judicial adquiera autoridad de cosa juzgada, es necesario que se haya dictado en
un proceso contradictorio y con carácter final.

De allí que no sean susceptibles de adquirir aquella calidad los pronunciamientos dictados en los procesos
de jurisdicción voluntaria.
En su acepción constitucional, la palabra “propiedad” no se refiere solamente al dominio de las cosas
materiales, sino que comprende, como lo ha dicho la CJSN “todos los intereses apreciables que un
hombre pueda poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad”.

En ese orden de ideas la CJSN ha expresado, a través de numerosos precedentes, que el derecho
reconocido por una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, constituye un bien que queda
incorporado al patrimonio del interesado, y del cual no puede ser privado sin mengua del precepto
constitucional que consagra la inviolabilidad de la propiedad.

Otras formas de terminación del proceso:

Generalidades:

Frente a la sentencia definitiva que constituye el modo normal de terminación de todo proceso, existen
diversos actos y situaciones que producen el mismo resultado aunque algunos de ellos no afectan al
derecho sustancial que puede asistir a las partes y posibilitan, por lo tanto, la reproducción de la pretensión
en un proceso posterior

Son ellos el allanamiento, el desistimiento, la transacción y la conciliación.

Con excepción del desistimiento de la pretensión (o del proceso), los restantes componen definitivamente
el litigio e impiden, por lo tanto, su ulterior renovación.

Otro modo anormal de terminación de los procesos es la caducidad de instancia, que no reviste, como los
antes mencionados, el carácter de acto procesal, y se funda en la voluntad presunta de abandono del
proceso por parte del litigante a quien incumbe la carga de impulsar la marcha de la instancia, sea ésta
principal o incidental. En principio, además, la caducidad de instancia no impide la renovación de la
pretensión.

La mediación, por último, se halla regulada en la ley Nº 24.573 y en Santa Fe en la ley Nº 13.151, si bien
puede culminar con la realización de una acto provisto de la misma eficacia de la transacción y la
conciliación, actúa ya no como medio anormal de terminación del proceso, sino como medio de evitar su
promoción.

Allanamiento

Código procesal Civil y Comercial

ARTICULO 230. “El demandado podrá allanarse a la demanda, reconociendo sus fundamentos. En tal
supuesto, el tribunal dictará sentencia conforme a Derecho sin más trámite si no hubiere cuestiones sobre
costas; en caso contrario, la pronunciará después de substanciado por el juicio sumarísimo, la incidencia
relativa a éstas. Si estuviere interesado el orden público o la sentencia a dictarse pudiera afectar a
terceros, el tribunal podrá disponer la apertura a prueba y la prosecución de la causa hasta el fallo. El
allanamiento de un litisconsorte no afecta a los demás y la sentencia que acoja la demanda sólo alcanzará
al allanado”

(Costas) ARTICULO 251. “La parte vencida será siempre condenada a pagar las costas del juicio o
incidente aunque no mediare pedido de parte, salvo: 1ro. Cuando la parte vencida reconociera como
fundadas las pretensiones de su adversario dentro del término legal para contestar, allanándose a
satisfacerlas, a menos que hubiera incurrido en mora o que, por su culpa, haya dado lugar a la
reclamación. En los procesos ejecutivos, se requerirá, además, el depósito judicial de la cosa o cantidad
reclamada; 2do. Cuando aceptare los extremos de la petición de la contraria al dársele conocimiento de
los títulos o instrumentos tardíamente presentados; 3ro. Cuando procediere de igual modo al oponérsele la
prescripción siempre que ésta haga decidir el pleito en su contra”.

Desistimiento: concepto, clases y efectos

Existen dos clases de desistimiento: de la pretensión (o del proceso) y del derecho.

El desistimiento de la pretensión es el acto mediante el cual el actor manifiesta su voluntad de poner fin al
proceso sin que se dicte una sentencia de fondo respecto del derecho material invocado como fundamento
de aquélla.

Esta clase de desistimiento solo comporta, pues, el expreso abandono del proceso y la consecuente
desaparición de su objeto, pero no afecta al derecho material que pudiere corresponder al actor. De allí
que no impide el planteamiento de la misma pretensión en otro proceso ulterior, de idéntico contenido,
salvo naturalmente que haya operado la prescripción.

Como consecuencia del desistimiento de la pretensión quedan sin efecto los actos procesales cumplidos,
pero las pruebas incorporadas al proceso que mediante él se extingue pueden ser utilizadas en el proceso
posterior que se promueva.

Formulado el desistimiento de la pretensión, y cumplidos los requisitos que luego se examinará, el juez
debe disponer la extinción del proceso y el archivo de las actuaciones, imponer las costas en la forma que
corresponda y practicar las regulaciones de honorarios de los profesionales intervinientes.

El desistimiento del derecho, en cambio, es el acto en cuya virtud el actor abdica el derecho material
invocado como fundamento de la pretensión. Este trae aparejado, asimismo, el desistimiento de la
pretensión, pues no cabe concebir la subsistencia de una pretensión despojada de su fundamento
sustantivo.

El efecto de esta clase de desistimiento consiste en que en lo sucesivo no podrá promoverse otro proceso
por el mismo objeto y causa.

Código procesal Civil y Comercial de Santa Fe

ARTÍCULO 229 – “En cualquier estado del juicio, podrán las partes desistir de sus acciones o
excepciones.

Si el desistimiento fuere del proceso y no de la acción, el juez no lo tendrá por producido sin el
consentimiento de la contraparte.

El desistimiento de la acción (desistimiento del derecho) la extingue definitivamente. Las costas serán a
cargo de la parte que desista. No se admitirá el desistimiento sin la justificación del pago de aquellas”.

Caducidad de instancia. Concepto

La caducidad o perención de instancia constituye un modo de extinción del proceso que tiene lugar cuando
en él no se cumple acto de impulso alguno durante los plazos establecidos por la ley.

El fundamento de esta institución, desde un punto subjetivo, se encuentra en la presunción de renuncia de


la instancia que comporta el hecho de la inactividad procesal prolongada. Desde un punto de vista
objetivo, que es el que primordial interesa, parece claro que su fundamento radica en la necesidad de
evitar la duración indeterminada de los procesos judiciales.
Presupuestos de caducidad e instancia

Constituyen presupuestos de la caducidad:

a) La existencia de una instancia principal o incidental

b) La inactividad procesal

c) El transcurso de un plazo

d) Una resolución judicial que la declare operada

Inexistencia de una instancia principal o incidental: Debe entenderse por instancia el conjunto de actos
procesales que se suceden desde la interposición de una demanda, la petición que abre una etapa
incidental del proceso o la concesión de un recurso, hasta el dictado de la sentencia o resolución que se
persigue mediante tales actos.

Inactividad procesal: Significa la paralización total del trámite judicial útil, o sea, el no cumplimiento de acto
idóneo alguno por ambas partes, por el juez o tribunal, o por los auxiliares de unos y otros. Pero es preciso
aclarar que la caducidad no se produce cuando los juicios están pendientes de alguna resolución, y la
demora en dictarla es imputable al órgano judicial, o la prosecución del trámite depende de una actividad
que el código o los reglamentos imponen al secretario etc. Porque en tales supuestos las partes se hallan
eximidas de impulsar la marcha del proceso.

La inactividad debe ser continuada durante los lapsos que la ley determina. Por consiguiente, cualquier
petición de las partes o actuación del tribunal o de los mencionados funcionarios que sea adecuada para
impulsar el desarrollo del proceso y que se verifique antes del vencimiento de los plazos pertinentes, tiene
por efecto la interrupción de la caducidad y determina la iniciación del curso de un nuevo plazo, resultando
neutralizado el tiempo transcurrido con anterioridad.

Código procesal Civil y Comercial de SF

ARTICULO 232. “Caducará el proceso si no se insta su curso durante nueve meses. En los procesos que
tramiten por ante la Justicia de Circuito el término será de seis meses. Este término corre durante los días
inhábiles y empieza a contarse desde la última actuación o diligencia judicial destinada a impulsar el
procedimiento, pero no correrá mientras los autos estuvieren pendientes de resolución o actividad judicial.

La resolución sobre la caducidad solo es apelable si la declara”.

ARTICULO 233. “Es obligación del secretario dar cuenta al tribunal luego de que transcurra el término
señalado. Éste, previo traslado a las partes, resolverá el incidente de perención.

Los litigantes podrán también pedir la declaración de caducidad por vía de acción o de excepción antes de
consentir ningún trámite del procedimiento.

Previo traslado a la parte contraria, el órgano jurisdiccional resolverá el incidente”.

ARTICULO 234. “La caducidad se producirá aun contra el Estado y los incapaces”

ARTICULO 235. “La perención es indivisible cualquiera sea la naturaleza de la obligación”.

Efectos

ARTICULO 236. “Cuando la caducidad se produjere antes de la sentencia de primera instancia o antes de
su notificación a las partes, no se extinguirá la pretensión, que podrá ejercerse en nueva demanda.

Cumplida la notificación que podrá ser efectuada de oficio por el juez o tribunal, la perención dará fuerza
de cosa juzgada al fallo, aún cuando se hubiere recurrido.
La caducidad será resuelta, en todos los casos, por el tribunal en que radiquen los autos”

ARTICULO 237. “No obstante la perención, las parte podrán usar en el nuevo juicio que promovieren las
pruebas producidas en el primero”

ARTICULO 238. “Las disposiciones de este Título no son aplicables a la ejecución de sentencia, incluido
el juicio arbitral cuando se lo usa a este fin, ni a los autos de jurisdicción voluntaria y juicios universales”

ARTICULO 239. “En ningún caso, se decretará la perención cuando el pleito se hubiera paralizado por
fuerza mayor o disposición de la ley”

ARTICULO 240. “La perención tiene lugar también en los incidentes, excepto en el de perención. Perimido
el principal quedan perimidos los incidentes”

ARTICULO 241. “Las costas del juicio perimido serán a cargo del actor. En caso de demanda y
reconvención, respectivamente, al actor y al reconviniente.

Si la perención se produjera en segunda instancia, las costas de ésta serán a cargo del o los recurrentes”

ARTICULO 242. “Cuando por infracción a las leyes fiscales deban paralizarse los procedimientos y el
deudor de la obligación tributaria fuere el actor, se producirá la perención si transcurridos noventa días,
incluidos los inhábiles, no se hubiere satisfecho el impuesto y la multa.

En segunda instancia, si el infractor fuere el apelante, se le considerará como actor a estos efectos, y la
paralización durante el tiempo establecido tendrá como consecuencia la deserción del recurso. Esta
caducidad fiscal se produce por el mero transcurso del tiempo sin necesidad de liquidación o intimación
alguna o pendencia del procedimiento de los art.. 291 y ss del Código Fiscal (t.o. 2014). Corre desde la
notificación de la providencia que ordena cumplir con la obligación fiscal”.

Interrupción de los plazos de caducidad

A diferencia de lo que ocurre en el caso de la suspensión, la interrupción de la caducidad torna ineficaz el


tiempo transcurrido con anterioridad al acto interruptivo y, comienza a correr, desde que él se verifica, un
nuevo plazo de caducidad.

4. Medios alternativos de solución de conflictos: la negociación, la mediación, la conciliación,


el arbitraje. Utilidad del método Harvard de Solución de Conflictos.

La negociación

Mediante ella, las partes que tienen un conflicto intentan resolverlo de común acuerdo, buscando
soluciones que satisfagan a ambas, sin necesidad de resignar intereses.

La transacción constituye una especie dentro de la negociación y el CCYC la define como un contrato por
el cual las partes, para evitar un litigio o ponerle fin, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen
obligaciones dudosas o litigiosas. Produce los efectos de la cosa juzgada sin necesidad de homologación
judicial, a la vez que es de interpretación restrictiva (art. 1642)

En el Código Procesal Civil y Comercial de SF el art. 231 establece "no se dará curso a la transacción sin
la justificación del pago de las costas o el afianzamiento de ellas".
La mediación

Cuadra definir a la mediación como el procedimiento que, desarrollado con anterioridad a la iniciación o
durante el curso del proceso, comienza con la intervención de un tercero, ajeno al órgano judicial, que a
través de la aplicación de técnicas especiales de comunicación procura que se produzca el entendimiento
entre las partes, y concluye, eventualmente, con la celebración, por éstas, de un acuerdo que compone el
conflicto y reviste eficacia equivalente a la de una sentencia firme. Se trata, por consiguiente de una
verdadera autocomposición del litigio lograda a través del acercamiento que, entre las posiciones e
intereses de las partes, lleva a cabo el mediador.

De lo dicho surge que a diferencia de la conciliación, que configura en todo caso un resultado susceptible
de lograrse en un proceso ya promovido, la mediación descarta no solo la iniciativa y la intervención del
juez o tribunal en la celebración del acuerdo, sino también la posibilidad de que el mediador proponga
fórmulas y soluciones de avenimiento. A diferencia del árbitro, el mediador carece en absoluto de
potestades decisorias y en modo alguno ejerce, en consecuencia, funciones jurisdiccionales.

La mediación puede, por un lado ser preprocesal o procesal según que, respectivamente, se realice con
anterioridad a la interposición de la demanda o durante el transcurso de un proceso ya iniciado. Desde otro
ángulo el procedimiento analizado es facultativo cuando su cumplimiento obedece a la libre determinación
de ambas partes y es obligatorio cuando viene impuesto por ley.

Santa Fe. Ley de mediación Nº 13.151 (Diciembre de 2010)

LEY DE MEDIACIÓN (Estudiar en términos generales, no hace falta estudiar articulo por artículo)

CAPÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES

ARTÍCULO 1.- Declárase de interés público provincial la utilización, promoción, difusión y desarrollo de
métodos no adversariales y desjudicializados de resolución de conflictos.

ARTÍCULO 2.- Institúyese la Mediación en todo el ámbito de la Provincia, con carácter de instancia previa
obligatoria a la iniciación del proceso judicial, en los términos establecidos en la presente ley.

ARTÍCULO 3.- El Registro de Mediadores y Comediadores se constituirá en la órbita del Ministerio de


Justicia y Derechos Humanos de la Provincia, el que será responsable de su constitución, calificación,
coordinación, depuración, actualización y gobierno, de acuerdo a lo que disponga la reglamentación.

ARTÍCULO 4.- El procedimiento de mediación previsto por esta ley no será de aplicación en los siguientes
supuestos:

a) Causas penales y de violencia familiar, sin perjuicio de lo que se disponga en la normativa respectiva.

b) Acciones de separación personal y divorcio, nulidad de matrimonio, patria potestad, filiación, adopción y
alimentos provisorios que determina el artículo 375 del Código Civil.

c) Causas en las que el Estado Provincial, sus municipios, comunas o sus entidades descentralizadas
sean parte.

d) Procesos de inhabilitación, de declaración de incapacidad y de rehabilitación.

e) Acciones de amparo, habeas corpus, habeas data e interdictos.

f) Medidas cautelares.

g) Medidas preparatorias y de aseguramiento de prueba.


h) Juicios sucesorios.

i) Concursos preventivos y quiebras.

j) Causas que sean de competencia de la Justicia Provincial del Trabajo.

k) Procesos voluntarios.

l) Convocatoria a asamblea de copropietarios prevista por el artículo 10 de la ley Nº 13.512.

m) En general, todas aquellas cuestiones en que esté involucrado el orden público o, que resulten
indisponibles para los particulares.

ARTÍCULO 5.- En las cuestiones derivadas del derecho de familia, el requirente deberá llevar a mediación
previa obligatoria todos aquellos temas que refieran a cuestiones que no estuvieran expresamente
excluidas de la presente ley; en su defecto el juez, previo a todo trámite, deberá remitir estos temas a la
instancia de mediación.

ARTÍCULO 6.- En el caso de ejecuciones de títulos ejecutivos y de sentencias así como juicios de
desalojos y cobro de alquileres, el presente régimen de mediación será optativo para el titular de la acción,
debiendo en dicho supuesto el requerido ocurrir a tal instancia.

CAPÍTULO II

PROCEDIMIENTO DE MEDIACIÓN

ARTÍCULO 7.- El requirente formalizará su petición, con patrocinio letrado, ante la repartición que a tal fin
designará el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de un formulario cuyos requisitos se
establecerán por vía de reglamentación. Cumplida la presentación, se procederá al sorteo del mediador.

ARTÍCULO 8.- El mediador será notificado de su designación, dentro del plazo de tres (3) días. Dicha
designación no generará determinación de la competencia judicial.

ARTÍCULO 9.- El mediador recibirá el formulario de mediación debiendo aceptar el cargo o excusarse
dentro del plazo de tres (3) días a contar desde la recepción del mismo.

En caso de excusarse se realizará un nuevo sorteo y se lo reintegrará a la lista.

En caso de que no acepte el cargo se efectuará un nuevo sorteo y se actuará respecto del mediador de
acuerdo a lo previsto en esta ley.

ARTÍCULO 10.- El mediador convocará a las partes a una primera reunión, cuya fecha no excederá del
plazo de diez (10) días desde que aceptó el cargo para el que fue designado.

ARTÍCULO 11.- Las partes serán notificadas de la reunión con una antelación mínima de tres (3) días a la
fecha de su celebración.

ARTÍCULO 12.- El procedimiento se sujetará a lo dispuesto en la presente ley y en su reglamentación.


Dentro de los plazos establecidos, el mediador convocará a las reuniones que sean necesarias. En cada
oportunidad labrará un acta con constancia de lugar, fecha, asistentes y, en su caso, convocatoria a una
próxima reunión. Los asistentes firmarán el acta, o de lo contrario, el mediador dejará constancia de la
negativa a hacerlo. Estará a cargo del mediador exigir y comprobar el previo pago de la boleta de
iniciación de mediación, conforme lo establezca la reglamentación.

ARTÍCULO 13.- El mediador, las partes y todos aquellos que intervengan en el procedimiento de
mediación quedan sujetos al deber de confidencialidad y deberán suscribir el respectivo convenio. La
actividad del mediador se encuentra amparada por el secreto profesional.

ARTÍCULO 14.- A las reuniones deberán concurrir las partes personalmente, y no podrán hacerlo por
apoderado, exceptuándose a las personas jurídicas y a los domiciliados en extraña jurisdicción de acuerdo
a lo que se establezca en la reglamentación. La asistencia letrada será obligatoria.
ARTÍCULO 15.- Si una de las partes no asistiera injustificadamente a la primera reunión, el mediador
deberá convocarla nuevamente.

Si esta reunión fracasara por otra ausencia injustificada, el inasistente cargará con la retribución del
mediador.

No tratándose del supuesto previsto en el artículo 32 de esta ley, la parte que concurra sin patrocinio
letrado será tenida por inasistente, a menos que de común acuerdo entre partes se decida designar nueva
fecha de reunión. Todo ello sin perjuicio de la responsabilidad profesional que pudiere corresponder.

ARTÍCULO 16.- El procedimiento de mediación tendrá una duración de hasta cuarenta y cinco (45) días
hábiles contados desde la fecha de la primera reunión, la cual podrá prorrogarse por acuerdo expreso
entre las partes hasta un plazo máximo de seis (6) meses.

ARTÍCULO 17.- Previo consentimiento de las partes, el mediador podrá actuar con un comediador
formado en disciplinas afines con el conflicto que sea materia de la mediación.

Si la intervención del comediador fuera solicitada por el mediador designado, no representará mayor costo
para las partes y éste compartirá los honorarios en la siguiente proporción: dos tercios (2/3) para el
mediador y un tercio (1/3) para el comediador.

Si la intervención del comediador fuera solicitada por las partes, sus honorarios serán equivalentes a un
tercio (1/3) de lo que le correspondiese al mediador, siendo ellos asumidos por las partes.

ARTÍCULO 18.- El mediador podrá citar a terceros, de oficio o a solicitud de parte y siempre que lo estime
necesario, a fin de que comparezcan a la instancia mediadora.

ARTÍCULO 19.- El procedimiento de mediación concluye:

a) Por acuerdo;

b) Por ausencia injustificada de la o las partes;

c) Por decisión del mediador;

d) Por decisión de cualquiera de las partes, exteriorizada a partir de la primera reunión de mediación;

e) Por agotamiento del plazo máximo del tiempo de mediación.

ARTÍCULO 20.- En caso de acuerdo total o parcial el mediador labrará, además del acta final, un acta de
acuerdo en la que constarán sus términos.

Las actas serán firmadas por todos los participantes entregándose copias a cada uno de ellos.

Se procederá necesariamente a la homologación del acuerdo sólo cuando hubiere involucrados intereses
de menores e incapaces, previo los trámites de ley.

ARTÍCULO 21.- El acuerdo instrumentado en acta suscripta por el mediador y protocolizado en el registro
que a tal efecto deberá llevar el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, será ejecutable por el
procedimiento de ejecución de sentencia, de conformidad con lo dispuesto por la Ley Nº 5.531, Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia.

A los fines de la protocolización aludida precedentemente será imprescindible acompañar los


comprobantes de pago de aportes a las respectivas cajas profesionales, de los apoderados de las partes.

ARTÍCULO 22.- Concluida la mediación sin acuerdo se labrará acta final dejando constancia de ello, con
firma de todos los participantes entregándose copia a cada uno de ellos. La negativa a firmar el acta no
obstará su validez siempre que se deje constancia de ese extremo.

El acta final de mediación sin acuerdo total o parcial habilita la instancia judicial correspondiente.
ARTÍCULO 23.- A los efectos previstos en el artículo 3.986, primer párrafo, del Código Civil, el
requerimiento de mediación equivale a interposición de demanda.

La interrupción de la prescripción operará contra todos los requeridos y, en los términos del artículo 3.987
del Código Civil, se tendrá por no sucedida si el requirente no interpone la demanda dentro de los seis (6)
meses de la fecha del acta de finalización de la mediación.

CAPÍTULO III

MEDIADORES Y LOS COMEDIADORES

ARTÍCULO 24.- Para ser mediador se requiere:

a) Título universitario de abogado o procurador con tres (3) años de ejercicio profesional;

b) Capacitación adquirida en mediación conforme se establezca en la reglamentación;

c) Matriculación vigente como abogado ante el Colegio de Abogados correspondiente de la provincia de


Santa Fe;

d) Inscripción en el Registro de Mediadores y Comediadores del Ministerio de Justicia y Derechos


Humanos de la provincia de Santa Fe, de acuerdo a la reglamentación pertinente;

e) No estar incurso en causal de inhabilidad.

ARTÍCULO 25.- Para ser comediador se requiere:

a) Título terciario o universitario según corresponda;

b) Capacitación adquirida en mediación conforme se establezca en la reglamentación;

c) Matriculación vigente de la profesión que se invoque ante el Colegio Profesional correspondiente de la


provincia de Santa Fe;

d) Inscripción en el Registro de Mediadores y Comediadores del Ministerio de Justicia y Derechos


Humanos, de acuerdo a la reglamentación pertinente;

e) No estar incurso en causal de inhabilidad.

CAUSALES DE EXCUSACIÓN Y RECUSACIÓN

ARTÍCULO 26.- El mediador, bajo pena de separación del Registro de Mediadores y Comediadores,
deberá excusarse de intervenir en el caso cuando concurran respecto de él y las partes, las causales
previstas para los jueces en la Ley Nº 5531 -Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia.

Las partes podrán recusar con causa al mediador en los casos previstos en la Ley Nº 5531 –Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia. Si el mediador rechaza la recusación, el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, a través de la repartición que corresponda, resolverá sobre su procedencia.

INHABILIDADES

ARTÍCULO 27.- No podrán actuar como mediadores quienes registren inhabilitaciones comerciales, civiles,
penales o disciplinarias vinculadas a la actividad profesional, hasta que obtengan la rehabilitación judicial y
de los tribunales de ética correspondientes.

Tampoco podrán hacerlo los condenados a penas privativas de la libertad durante el plazo de duración de
ellas.

ARTÍCULO 28.- Las causales de suspensión y separación del Registro de Mediadores y Comediadores
son:

a) Incumplimiento de los requisitos previstos en los artículos 24 y 25 de la presente ley;


b) Incumplimiento o mal desempeño de sus funciones;

c) Violación a la confidencialidad, imparcialidad o secreto profesional;

d) Haber rechazado la designación sin causa en tres oportunidades en los últimos doce (12) meses;

e) Incumplimiento del deber de excusación y recusación establecido en el Artículo 26 de la presente ley,


como cuando se acredite que el mediador se ha excusado sin derecho.

f) Incumplimiento de la prohibición establecida en el artículo 29 de la presente ley.

g) Incumplimiento de la carga pública establecida en el artículo 32 de la presente ley.

La reglamentación de la presente ley estipulará el procedimiento para aplicar tales sanciones.

PROHIBICIÓN

ARTÍCULO 29.- El mediador no podrá asesorar, patrocinar ni representar a cualquiera de las partes
intervinientes en la mediación durante el lapso de dos (2) años desde que concluyó el procedimiento de
mediación. La prohibición será absoluta si la eventual actuación profesional se refiere a la misma causa en
que haya intervenido como mediador.

CAPÍTULO IV

RETRIBUCIÓN DEL MEDIADOR Y DE LOS ABOGADOS DE PARTE

ARTÍCULO 30.- El mediador percibirá por la tarea desempeñada una suma que no será inferior a un (1)
jus ni superior a los cinco (5) jus de acuerdo con lo que establezca la reglamentación, la que también
determinará la forma de pago.

El pago deberá efectuarse al concluir la mediación, haya o no acuerdo.

Dicha suma será abonada por la o las partes según lo convengan, y en caso contrario por el requirente. En
todos los casos, formará parte de las costas del juicio que sobre el mismo objeto eventualmente se
promueva.

ARTÍCULO 31.- La remuneración de los abogados y procuradores de las partes se regirá de acuerdo con
lo establecido por las normas arancelarias vigentes y las pautas del artículo 1627 del Código Civil si
correspondiere.

Los aportes a las Cajas de Seguridad Social de Abogados y Procuradores y Forenses se efectuarán sobre
los honorarios correspondientes en la forma que determine la reglamentación, en consulta con las Cajas
Profesionales.

Los honorarios devengados a favor del mediador, comediador y abogados de las partes, podrán ser
reclamados por vía de apremio, o del artículo 260 de la Ley 5.531, Código Procesal Civil y Comercial de la
Provincia.

ARTÍCULO 32.- Se proveerá de asistencia jurídica gratuita y del servicio de mediación, a quien justifique
no poder afrontar los gastos que demande el procedimiento previsto en la presente ley.

El procedimiento para la justificación de la falta de recursos a que hace referencia el presente artículo será
previsto reglamentariamente.

Los mediadores tendrán como carga pública la tramitación de mediaciones gratuitas de acuerdo con lo que
prevea la reglamentación, debiendo respetarse la proporcionalidad con las mediaciones rentadas, la
distribución de dicha carga será proporcional entre todos los mediadores.

CAPÍTULO V

FINANCIAMIENTO
ARTÍCULO 33.- Créase un fondo de financiamiento que solventará las erogaciones que irrogue el
funcionamiento del sistema de mediación, conforme lo establezca la reglamentación.

CAPÍTULO V

CLAÚSULAS COMPLEMENTARIAS

ARTÍCULO 34.- El mediador deberá mensualmente informar al organismo respectivo que establezca el
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el resultado de las mediaciones a los fines estadísticos.

ARTÍCULO 35.- Sin perjuicio de lo previsto en el artículo 28, el mediador y el comediador están sometidos
a las normas éticas de los colegios profesionales respectivos.

ARTÍCULO 36.- Los plazos previstos en la presente ley se entenderán hábiles, salvo que expresamente se
establezca lo contrario.

ARTÍCULO 37.- Modifícanse los artículos 130; 139; 268; 286; 394 de la Ley 5.531, Código Procesal Civil y
Comercial de Santa Fe, los que quedarán redactados de la siguiente manera:

“Artículo 130.- La demanda será deducida por escrito y expresará:

1) el nombre, domicilio real y legal, nacionalidad, estado civil, profesión u oficio del demandante;

2) el nombre y domicilio del demandado, si se conocieren;

3) la designación precisa de lo que se demanda y su apreciación pecuniaria. Cuando no fuere posible


fijarla con exactitud, se suministrarán los antecedentes que puedan contribuir a su determinación
aproximada;

4) las cuestiones de hecho y de derecho, separadamente. Las primeras serán numeradas y expuestas en
forma clara y sintética, omitiéndose toda glosa o comentario, los que se podrán hacer en la parte general
del escrito;

5) la petición en términos claros y precisos.

En su caso, el escrito de demanda será acompañado del acta de finalización del procedimiento de
mediación prejudicial obligatoria.”

“Artículo 139.- Las únicas excepciones que pueden articularse como de previo y especial pronunciamiento
son:

1) incompetencia;

2) falta de personalidad en el actor o de personería en su procurador;

3) defecto legal en el modo de proponer la demanda;

4) falta de cumplimiento del procedimiento de mediación prejudicial obligatoria.”

“Artículo 268.- Lo dispuesto en este título será también aplicable cuando se trate de ejecutar
transacciones, acuerdos celebrados en el procedimiento de mediación prejudicial obligatoria y
protocolizados ante el Registro que a tal efecto llevará el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, o
acuerdos homologados por autoridad con facultad legal expresa para hacerlo”.

“Artículo 286.- Si el embargo se hubiera decretado antes de la demanda, caducará automáticamente si no


se deduce la acción o se inician medidas preparatorias dentro de los quince (15) días desde que aquél se
trabó o desde que la obligación fuere exigible. En tal caso, serán a cargo de quien solicitó el embargo, las
costas causadas.

Caducará, igualmente, en el caso de medidas preparatorias si no se entabla la demanda dentro de los


quince (15) días de realizadas.
Para los casos en que rija la mediación prejudicial obligatoria, la caducidad operará en idénticos plazos si
no se inicia el respectivo procedimiento de mediación. De igual modo, también caducarán si no se entabla
la demanda dentro de los quince (15) días de firmada el acta de finalización del mismo.”

“Artículo 394.- Las medidas preparatorias se pedirán expresando claramente el motivo por el cual se
solicitan y las acciones que se proponen deducir o el litigio cuya iniciación se tema.

El Juez accederá siempre y sin sustanciación alguna, a no ser que las considere notoriamente
improcedentes. Las diligencias pedidas por el que pretende demandar no tendrán valor si no se entabla
demanda o si no se inicia el procedimiento de mediación prejudicial obligatoria, en su caso, dentro del
término de quince (15) días de practicadas, sin necesidad de petición de parte o declaración judicial. De
igual modo, también caducarán automáticamente si no se entabla la demanda dentro de los quince (15)
días de firmada el acta de finalización del mismo. En caso de reconocimiento ficto, los quince (15) días
correrán una vez ejecutoriado el auto que lo declare.

El auto en que se despachen las diligencias preparatorias no es apelable, pero sí el que las deniegue. El
que las disponga contra un tercero que no haya de ser parte en el juicio será apelable en efecto
devolutivo.”

ARTICULO 38.- Sin perjuicio de la mediación legislada en la presente ley, las partes de común acuerdo
podrán solicitar o el juez podrá disponer, teniendo en cuenta nuevas circunstancias de la causa, una
instancia de la mediación obligatoria, por única vez y antes del dictado del decreto de clausura del período
de pruebas o de la audiencia de vista de causa, según corresponda. Esta disposición impide, en primera
instancia judicial, el llamamiento futuro a la audiencia prevista en el artículo 19 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia.

ARTÍCULO 39.- La providencia que ordene la mediación obligatoria regulada en el artículo anterior
suspenderá el curso del proceso y los términos de caducidad. Esta suspensión durará hasta que concluya
la mediación o se agote el plazo máximo previsto por el artículo 16 de la presente ley, vencido el cual la
causa seguirá según su estado.

CAPITULO VII

CLAUSULAS TRANSITORIAS

ARTÍCULO 40.- Autorízase al Poder Ejecutivo y a la Corte Suprema de Justicia a realizar las
modificaciones presupuestarias que sean necesarias para el primer año de vigencia de la presente ley si al
momento de su sanción el presupuesto ya estuviese sancionado.

ARTÍCULO 41.- Derógase la Ley 11.622 y cualquier otra que se oponga a la presente.

ARTÍCULO 42.- El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos reglamentará la presente ley en un plazo no
mayor de ciento ochenta (180) días desde su promulgación; pudiendo disponer su puesta en marcha en
forma progresiva en las diferentes circunscripciones judiciales de la Provincia según lo establezca el
cronograma de implementación respectivo.

La implementación en toda la Provincia no deberá exceder el plazo de tres (3) años desde su
promulgación.

A los fines de la ejecución de lo previsto en el artículo 21 de la presente ley, el Ministerio de Justicia y


Derechos Humanos individualizará aquellos funcionarios y empleados que actuarán como fedatarios a los
efectos de la ejecución de los trámites correspondientes.

ARTÍCULO 43.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Conciliación
Si cabe hablar de la conciliación como de un medio anormal autónomo de terminación de los procesos,
sólo puede serlo en el sentido de que ella supone la iniciativa y la intervención del juez en la celebración
del acto.

En lo que concierne a su contenido, debe estimarse que la conciliación es susceptible de participar,


eventualmente, de las características de los restantes modos anormales de conclusión de juicio, pues
mediante ella las partes pueden concretar un desistimiento, una transacción o un allanamiento, o una
figura compleja que presente, al mismo tiempo, notas comunes a estas instituciones.

Código procesal civil y comercial de SF

ARTICULO 19. “Los jueces pueden disponer en cualquier momento la comparecencia personal de las
partes, para intentar una conciliación o requerir las explicaciones que estimen necesarias al objeto del
pleito. Esta facultad se entenderá sin perjuicio de los términos fijados para dictar resolución o sentencia,
salvo lo dispuesto en el artículo 106”.

Arbitraje

El juicio arbitral está normado en los artículos 416/441 del Código Procesal Civil y Comercial de SF. El
Código Civil y Comercial, en tanto, lo trata en los art. 1649 y ss, con el título "Contratos de Arbitraje".

Es una forma de resolver los conflictos de la jurisdicción mediante la cual una o más personas, llamados
árbitros o amigables componedores, con poderes limitados, resuelven el conflicto planteado por otras
personas, que se comprometen a aceptar previamente la decisión, denominada laudo.

En principio, pueden ser sometidos a arbitraje asuntos donde se encuentran comprometidas cuestiones
constitucionales y también -inclusive- las resultas de laudos arbitrales consentidos. Es ilícito, también,
someter a arbitraje sólo alguno de los puntos litigiosos contenidos en una causa sometida a la justicia
ordinarias.

El árbitro designado puede y debe excusarse en el caso de concurrir iguales causas que las que
determinarían la separación del juez ordinario. Su función es declarativa (se declara el derecho
exclusivamente) y no ejecutiva, por no contar con imperium. De ahí que no pueda ejecutar su propio laudo.

El modelo de arbitraje argentino en el CCYC les reconoce a los árbitros facultades implícitas para dictar a
resoluciones cautelares durante la marcha del procedimiento arbitral, aunque carecen de atribuciones para
realizar tareas propias de la executio. Puede exigir caución suficiente al solicitante y su ejecución se debe
hacer por el tribunal judicial.

Para ser árbitro se requiere capacidad civil, y en el arbitraje de Derecho (no así en el arbitraje
internacional) los árbitros deben ser abogados. Los árbitros son nombrados de común acuerdo de
interesados o por el juez, en número impar, que no excederá de 3 (art. 420 CPCCSF). Tienen deberes en
el cumplimiento de su función y en cuanto a la confidencialidad del procedimiento, será aplicable si las
partes lo hubiesen pactado.

Su competencia se extingue con el dictado del laudo definitivo sobre los puntos sometidos a su decisión y
la imposición de costas (art. 430 del CPCCSF), excepto para el dictado de resoluciones aclaratorias o
complementarias. Los laudos que se dicten pueden ser revisados ante la justicia competente por la
materia y el territorio.

Caracteres del arbitraje:

a) Es voluntario y debe aplicarse a los derechos disponibles

b) Es beneficioso, porque el árbitro es un técnico en la materia y resuelve conforme a derecho

c) Es un modo rápido de solución de conflictos, dado que no se inicia el proceso.


d) Suele ser más económico

e) Es confidencial, si así lo pactan las partes.

Actualmente, la tendencia es suprimir las formalidades para acceder al proceso arbitral y otorgar mayores
facultades a los árbitros, quienes están facultades para realizar todos los actos que no requieren el uso de
la fuerza pública.

Utilidad del método Harvard de Solución de Conflictos

En la universidad de Harvard se ha elaborado, décadas atrás, un proyecto de negociación cuyos puntos


principales resultan de utilidad para las formas alternativas de solución de conflictos como la mediación, la
transacción o la conciliación, por lo que consideramos atinente su mención en esta obra. Estos puntos
podrían sintetizarse en estas directivas:

1) Centrar la negociación en los intereses, deseos y preocupación de las partes y no en sus posiciones.
¿Por qué quiere algo? y no ¿Que quiere? Tal método de negociación debe juzgarse conforme a tres
criterios:

a) Conducir a un acuerdo sensato

b) Ser eficiente

c) Mejorar (o al menos no deteriorar) la relación de las partes.

2) Esa negociación propia de la audiencia preliminar exige preparación previa: conocer la oferta que se
piensa hacer, a donde quiere llegar, prever objeciones y preparar respuestas.

3) Cada parte debe saber cuáles son sus alternativas ante el fracaso de un acuerdo negociado, medir el
precio del fracaso y analizar costo-beneficio de la sesión.

4) Involucrar al oponente en la solución del conflicto, permitiendo su participación en la elaboración de esa


solución. Es preciso lograr ponerse en el lugar del otro, para esto, valorar las consecuencias que pueden
tener para él la oferta que se le hace.

5) La forma que se utiliza para comunicarse en fundamental. Se aconseja comenzar hablando de temas
generales que faciliten la comunicación y hacerlo en forma clara. Se puede manifestar lo que uno siente
pero sin atacar directamente. Así también, no se debe dañar la imagen del contrario (en el caso, frente al
juez y las personas que participan de la audiencia). Las emociones son consideradas enemigas del
análisis y es natural y hasta predecible la aparición de enojo y negación, de modo que la irracionalidad no
estaría en ese comportamiento, sino en no esperarlo y en no saber detenerlo a tiempo.

6) Es preciso crear opciones para la solución del conflicto

7) Evitar tácticas engañosas, obrar de buena fe y generar confianza.

8) El diseño de acuerdos debe ser duradero (de modo que ponga fin al conflicto), de fácil comprensión y
de cumplimiento posible.

UNIDAD VI: LOS PRINCIPIOS PROCESALES

1. Principios procesales generales en materia procesal. Concepto. Características. Funciones.


Flexibilización. La ética en el proceso.

Concepto. Funciones. Características


Los principios procesales son las directivas u orientaciones generales en que se inspira cada
ordenamiento jurídico procesal.

PODETTI dice que “los principios procesales deben aplicarse con criterio despierto y actual, estructurando
las instituciones procesales que de ellos resulten e interpretándolos en un sentido armónico con las
necesidades de la justicia en relación al tiempo y al pueblo en donde han de aplicarse”

Funciones:

Los principios procesales cumplen, fundamentalmente, las siguientes funciones:

A) Sirven de bases previas al legislador para estructurar las instituciones del proceso en uno u otro
sentido

B) Facilitan el estudio comparativo de los diversos ordenamientos procesales actualmente vigentes,


así como el de los que rigieron en otras épocas

C) Constituyen instrumentos interpretativos de inestimable valor

Se caracterizan por:

1) La bifrontalidad: a uno se le contrapone otro

2) El dinamismo: doctrina y jurisprudencia incorporan nuevos constantemente

3) La practicidad: sirven para resolver conflictos procesales

4) La complementariedad: el éxito de uno depende de la concurrencia de otro

5) Cierta universalidad: se encuentran en las distintas legislaciones procesales.

Flexibilización

Los principios procesales del debido proceso tienen base constitucional por lo que constituyen derechos
fundamentales de las personas. No obstante, en ciertos supuestos especiales surge la necesidad de
debilitar la aplicación de alguno de esos principios para garantizar derechos que, en el caso concreto, se
estiman prioritarios. Aparecen así, replanteos procesales, por ej. La flexibilización del principio de cosa
juzgada, cuando su aplicación irrestricta origina una injusticia notoria.

Es preciso, que el juez no se ciña a principios rígidos y tenga en cuenta que deben interpretarse con
criterio amplio para que los derechos fundamentales de las personas tengan vigencia real y concreta.

La ética en el proceso

La ética es un principio consagrado en normas constitucionales y convencionales y su eficacia se derrama


en las normas derivadas de estas suoeriores. El Código Procesal Civil y Comercial sanciona la conducta
procesal indebida tanto de las partes como de sus letrados. Se habla, de una conducta procesal indebida,
ya sea negligente, dilatoria, temeraria, maliciosa o irrspetuosa respecto de las cuales el juez tiene
facultades disciplinarias para sancionar y mantener el buen orden y decoro en los juicios.

La doctrina, para agrupar las faltas sancionables, distingue entre dos tipos:

a) Las que pecan por exceso de lenguaje, constituyendo un ataque mediato o inmediato contra el decoro o
la autoridad de los magistrados

b) Las que obstruyen el curso de la justicia.

Código procesal Civil y Comercial de SF


ARTICULO 22. “Los jueces deben cuidar el decoro y orden en los juicios, el respeto a su autoridad e
investidura y el recíproco que se deben las partes. Además de las facultades conferidas por la Ley
Orgánica, tienen la de expulsar de las audiencias a quienes obstruyen su curso o infrinjan lo dispuesto al
principio y la de mandar devolver todo escrito ofensivo o indecoroso, caso éste en el que deberá dejarse
por secretaría nota sumaria del pedido. Las correcciones disciplinarias no restrictivas de la libertad
personal sólo serán apelables en efecto devolutivo”.

2. Principios procesales clásicos: Dispositivo-inquisitivo, igualdad de partes, contradicción,


congruencia, iura novit curia, preclusión, economía procesal (concentración, celeridad,
eventualidad y saneamiento), moralidad (deber de lealtad, probidad y buena fe, abuso del
proceso y en el proceso) adquisición procesal, legalidad, escritura y oralidad. Plan piloto
para la instauración de la oralidad en materia procesal Civil y Comercial.

Principio dispositivo

Es aquél en cuya virtud de confía a la actividad de las partes tanto el estímulo de la función judicial como
la aportación de los materiales sobre los cuales ha de versar la decisión del juez. La vigencia de este
principio se manifiesta en los siguientes aspectos:

a) Iniciativa  El proceso civil solo puede iniciarse a instancia de parte

b) Disponibilidad del derecho material  Una vez iniciado el proceso, el órgano judicial se halla
vinculado por las declaraciones de voluntad de las partes relativas a la suerte de aquél o tendientes
a la modificación o extinción de la relación del derecho material en la cual se fundó la pretensión.
Es así como el actor se encuentra facultado para desistir de la pretensión o del derecho. También
el demandado está facultado para allanarse a la pretensión del actor y ambas partes para transigir,
conciliarse, o someter el pleito a decisión de jueces arbitrales o de amigables componedores.

Cabe señalar que cierta clase de relaciones jurídicas, en las cuales existe un interés social comprometido,
imponen la necesidad de que respecto de los procesos en que ellas se controvierten prevalezcan los
poderes del juez sobre las facultades dispositivas de las partes. Tal es lo que sucede con los procesos
relativos a “derecho en los que está comprometido el orden público” y a “derechos irrenunciables”.

c) Impulso procesal  Consiste en la actividad que es menester cumplir para que, una vez puesto en
marcha el proceso mediante la interposición de la demanda, aquél pueda superar los distintos
períodos de que se compone y que lo conducen hasta la decisión final.

La doctrina suele referirse a los principios de impulso de parte y de impulso oficial, según que, la actividad
procesa de las partes o del tribunal.

d) Delimitación del “Thema decidendum”  El principio dispositivo impone que sean las partes,
exclusivamente, quienes determinen el tema a decidir, debiendo el juez limitar su pronunciamiento
a las alegaciones formuladas por aquellas en los actos de constitución del proceso. LA sentencia
definitiva deberá contener la decisión expresa, positiva y precisa, de conformidad con las
pretensiones deducidas en el juicio.

e) Aportación de los hechos  Es la actividad que le es privativa a las partes, estando vedada al juez
la posibilidad de verificar la existencia de hechos no afirmados por ninguno de los litigantes.
Igualmente le está vedado el esclarecimiento de la verdad de los hechos afirmados por una de las
partes y expresamente admitidos por la contraria. No ocurre lo mismo, en cambio, con la
determinación de las normas jurídicas aplicables al caso.

f) Aportación de la prueba  Aunque la estricta vigencia del principio dispositivo exigiría que la
posibilidad de aportar la prueba para acreditar los hechos controvertidos se confiase
exclusivamente a la actividad de las partes, aun las leyes procesales más firmemente adheridas a
ese principio admiten, en forma concurrente con dicha carga, aunque subordinada a ella, la
facultad de los jueves para complementar o integrar el material probatorio del proceso.

Igualdad de partes

De acuerdo con este principio, ninguna de las partes puede encontrarse en situación de inferioridad
jurídica, lo cual supone tanto la paridad para demandar como el libre acceso a la justicia.

Como proyección e este genérico principio de igualdad, podemos mencionar el de igualdad de armas.

La doctrina nacional lo define como la búsqueda del equilibrio prudente entre las razones de las partes,
dando igual oportunidad a ellas para demostrar sus convicciones, puesto que en el trámite procesal ambas
partes deben tener iguales derechos y posibilidades.

El principio de contradicción

Este principio, llamado también de bilateralidad o de controversia, deriva de la cláusula constitucional que
consagra la inviolabilidad de la defensa en juicio de la persona y de los derechos (art. 18 CN).

Implica la prohibición de que los jueves dicten alguna resolución sin que previamente hayan tenido
oportunidad de ser oídos quienes pudieran verse directamente afectados por ella. Es sobre esa idea
fundamental que las leyes procesales estructuran los denominados actos de transmisión (ej.
Notificaciones, traslados, vistas).

La vigencia de este principio requiere que las leyes procesales acuerden a que las partes tengan
oportunidad de ser oídas y producir prueba. No exige la efectividad del ejercicio de tal derecho, razón por
la cual no puede invocarse cuando la parte interesada no hizo valer, por omisión o negligencia, los medios
de defensa, pruebas o recursos que dispuso en su momento.

La índole de ciertos procesos, sin embargo, impone la necesidad de que las resoluciones judiciales que en
ellos deben recaer se dicten, sea sin la previa audiencia de parte a quien afectan, sea mediante una
audiencia restringida (ej. Medidas cautelares). Pero en estos casos no media una derogación de este
principio, sino un aplazamiento o postergación de la facultad de ser oído o de controvertir con amplitud.

Congruencia

Los hechos que proceden jurídicamente de la demanda y contestación son el límite de toda resolución
jurisdiccional que dependa de instancia de parte. El juez debe ceñirse a lo planteado allí por ellas en el
momento de dictar sentnecia.

Esa congruencia supone velar por la identidad objetiva (la sentencia recaerá sobre el objeto de la
pretensión), subjetiva (referirá a quienes hayan sido partes en ese juicio) y fáctica (el juez se ajustará a los
hechos que surjan de la demanda y contestación, en función de la prueba producida en ellos)

Cuando así no lo hiciera, el magistrado incurrirá en incongruencia que puede ser:

a) ultra petita (se otorga más o menos de lo pretendido)


b) extra petita (se otorga algo distinto de lo que fuera objeto de la pretensión)

c) citra petita (se omite resolver una pretensión que fue planteada).

Iura Novit Curia "El juez es quien dice el Derecho"

El magistrado sentenciante tiene la libertad y el deber de subsumir los hechos alegados y probados dentro
de las previsiones normativas que rigen el caso, por fuera del derecho que las partes hubieran invocado en
ocasión de plantear la demanda y la contestación.

Es un deber profesional del juez enmarcar la cuestión sometida a juicio en la norma o legislación
pertinente.

Preclusión

Respecto al orden en que deben cumplirse los actos procesales existen, en la legislación comparada, dos
principios básicos:

1) El de unidad de vista (ordenanza procesal civil Alemana): De acuerdo a este principio los distintos
actos que integran el proceso no se hallan sujetos a un orden consecutivo riguroso, de manera que
las partes pueden, hasta el momento en que tribunal declara el asunto en condiciones de ser
fallado, formular peticiones, oponer defensas y proponer elementos probatorios.

2) El de preclusión: De acuerdo a este principio, que tiene su raíz histórica en el proceso romano
canónico y que es el que domina en nuestro ordenamiento jurídico, el proceso se halla articulado
en diversos períodos o fases dentro de cada uno de los cuales deben cumplirse uno o más actos
determinados, con la consecuencia de que carecen de eficacia aquellos actos que se cumplen
fuera de la unidad de tiempo que les está asignada.

Por efecto de la preclusión adquieren carácter firme los actos cumplidos dentro del período pertinente, y se
extinguen las facultades procesales que no se ejercieron durante su transcurso.

Definida la preclusión como la pérdida, o extinción, o consumación de una facultad procesal, CHIOVENDA
explica que tales situaciones pueden ser consecuencia de:

A) No haberse observado el orden señalado por la ley para su ejercicio

B) Haberse realizado una actividad incompatible con el ejercicio de la facultad

C) Haberse ejercitado ya válidamente una vez la facultad

No hay que confundir preclusión con el concepto de la cosa juzgada. “Esta última es un bien de la vida
reconocido o negado por el juez, la preclusión de cuestiones es el expediente del que se sirve el derecho
para garantizar al vencedor el goce del resultado del proceso” CHIOVENDA.

Preclusión por consumación: durante mucho tiempo, prevaleció la teoría mecanicista en la materia
conforme a la cual se sostiene que una vez ejercida la facultad procesal, es decir, consumado el acto sin
que importe si se lo hizo de manera insuficiente o antes de tiempo, no existirían chances de aprovechar el
término restante y así completar o mejorar lo actuado. Se entendía que ejercida una atribución procesal se
"agotaba" (se consumía).

Actualmente prevalece el criterio de rechazar las pautas automaticistas, permitiéndose los actos
procesales "desdoblarlos" para mejorar o completar lo ya hecho, siempre y cuando se concreten dentro del
término legal concedido. (Averiguar que considera cada profesor, esto lo dice Amalia Fernandez Balbis en
su libro que realizo acorde al programa para la UCA).
Economía procesal

Este principio es comprensivo de todas aquellas previsiones que tienden a la abreviación y simplificación
del proceso, evitando que su irrazonable prolongación haga inoperante la tutela de los derechos e
intereses comprometidos en él. Constituyen variantes de este principio los de concentración, eventualidad,
celeridad y saneamiento.

El principio de concentración apunta a la abreviación del proceso mediante la reunión de toda la actividad
procesal en la menor cantidad de actos, y a evitar, por consiguiente, la dispersión de dicha actividad.

El principio de eventualidad es aquel en cuya virtud todas las alegaciones que son propias de cada uno de
los períodos preclusivos en que se divide el proceso deben plantearse en forma simultánea.

El principio de celeridad está representado por las normas que impiden la prolongación de los plazos y
eliminan trámites procesales superfluos u onerosos.

El principio de saneamiento, denominado también “de expurgación”, es aquel en virtud del cual se
acuerdan al juez facultades suficientes para resolver, in limine, todas aquellas cuestiones susceptibles de
entorpecer el pronunciamiento sobre el mérito de la causa, o de determinar, en su caso, la inmediata
finalización o la abreviación del proceso.

Moralidad

Este principio alude a la ética del debate dentro del proceso, y son sus notas la probidad, la lealtad y la
buena fe.

Esta moralidad se cumple cuando se evitan comportamientos deshonestos o desleales, dilaciones u


obstrucciones del proceso que perjudican su normal desarrollo y genera perjuicios a la parte contraria o
beneficios para quien se comporta de ese modo irregular.

Principio de adquisición

Si bien las cargas de la afirmación de la prueba se hallan distribuidas entre cada una de las partes, los
resultados de la actividad que aquéllas realizan en tal sentido se adquieren en el proceso en forma
irrevocable, revistiendo carácter común a todas las partes que en él intervienen.

De acuerdo con ese principio, todas las partes se benefician o perjudican por igual con el resultado de los
elementos aportados a la causa por cualquiera de ellas.

Legalidad de las formas

Este principio excluye la posibilidad de que las partes convengan libremente los requisitos de forma,
tiempo y lugar a que han de hallarse sujetos los actos procesales, pues tales requisitos se encuentran
predeterminados por la ley. Está limitado, sin embargo, por la existencia de normas dispositivas, y es
inaplicable en los procesos de árbitros y de amigables componedores.

En los últimos años ha ganado terreno en la doctrina y en la legislación procesal, el llamado principio de
“instrumentalidad de las formas”. Se funda en la consideración de la idoneidad de los actos procesales,
desde el punto de vista de la finalidad que en cada caso están llamados a cumplir, sin que la inobservancia
de las formas, por sí sola, pueda dar lugar a su nulidad.

Escritura y oralidad
De acuerdo al principio de escritura, que se contrapone al de oralidad, el juez o tribunal conoce las
pretensiones y peticiones de las partes a través de actos "escritos"

Ante ello, en un intento de tutela judicial más efectiva, la oralidad, consagrada hoy en algunos
ordenamientos procesales, avanza a paso firma para constituirse como una de las formas preferidas para
llevar a cabo la función jurisdiccional en la etapa probatoria.

Son principios consecuenciales de la oralidad: la inmediación, concentración y publicidad.

Se ha discutido doctrinariamente acerca de las ventajas y desventajas de cada sistema:

El de escritura tiene a su favor la mayor seguridad que proporciona el que las declaraciones queden fijas y
permanentes ya que en cualquier momento pueden ser reconstruidas y examinadas. Pero es una
desventaja que la reducción a escrito exige mucho tiempo, la lectura es incómoda y la sustanciación se
hace pesada por el continuo traslado de escritos de las partes del tribunal. Es un obstáculo contra la
publicidad.

La oralidad también tiene sus puntos débiles, da lugar a que al oír se malentienda o se dejen pasar puntos
interesantes, exige que los jueces y las partes tengan fácil comprensión y memoria y reclama del
adversario una gran destreza y facultades de improvisación para responder al ataque. Pero vista desde
otro punto, la oralidad acelera, simplifica y da más vida al procedimiento. Los errores pueden ser
deshechos con facilidad, el juez que dirige la causa está en condiciones de poder rechazar todo lo que no
conduzca al averiguamiento de la verdad y hacer resaltar y examinar más a fondo los puntos de verdadera
importancia.

Actualmente, sin reunir ciertas características del principio de oralidad concebido en forma estricta, aquél
se halla, estructurado con respecto al trámite de determinados procesos civiles por los Códigos de Jujuy,
La Rioja y Santa Fe y rige asimismo el proceso laboral en distintas provincias. Si bien la demanda y la
contestación deben presentarse por escrito y no existe la posibilidad de ampliar, rectificar o modificar el
contenido de tales actos con posterioridad, la fase más importante del proceso se halla configurada por la
vista de la causa, acto en el cual el tribunal colegiado de instancia única, previa lectura de las actuaciones
de prueba producidas con anterioridad a la audiencia, procede a recibir las restantes pruebas
oportunamente ofrecidas y aquellas que a juicio del tribunal contribuyan al esclarecimiento de la verdad.

Producida la prueba, el presidente del tribunal concede la palabra a las partes, por su orden, y al Ministerio
público si interviniere, para que se expidan sobre el mérito de aquella. Acto continuo el tribunal pasa a
deliberar a fin de expedirse sobre los hechos y pronunciar el veredicto, dictándose posteriormente la
sentencia definitiva, o directamente para el pronunciamiento de ésta.

3. Los “nuevos principios procesales: Favor processum, máximo rendimiento procesal,


cooperación procesal, oportunidad, proporcionalidad, razón del actor. Paradigmas
protectorios del menor, de la familia, del ambiente, del consumidor. Principio de
Incertidumbre.

Favor processum

Relacionado con el de adquisición procesal, establece que en caso de duda deberá estarse por mantener
la vida del procesa y la vigencia del acto procesal que se pretende atacar.

Ej. nulidad, es un remedio excepcional y en caso de duda acerca del vicio de un acto procesal, se estará a
favor de su validez

Máximo rendimiento procesal


Este principio, apunta a aprovechar todas las potencialidades de las actividades procesales cumplidas. Se
lo vincula con el análisis económico del derecho

En sede Civil son ejemplos de este principio:

a) prueba trasladada: una prueba producida en una causa puede hacerse valer en otra distinta

b) la conservación de la prueba o fuerza probatoria de las actuaciones desarrolladas en un proceso


declarado caduco o aún nulo

c) la conversión de la prueba: una prueba carente de algún recaudo de todos modos conserva su fuerza
probatoria

d) la aplicación del iura novit curia, es una expresión más de este principio de máximo rendimiento
procesal, porque se traduce en un mejor aprovechamiento de la actividad de las partes al conocer el
marco normativo que da el juez a la cuestión controvertida.

Cooperación procesal

Este principio se justifica en que las partes y los terceros ajenos al proceso se encuentran en la necesidad
de colaborar para que esa empresa común genere el beneficio esperado, que es el de dar a cada uno lo
suyo.

Se alude a un mínimo de colaboración que resulta necesario para llegar a ese fin.

Ante el incumplimiento, el magistrado no sólo debe girar las actuaciones al fuero represivo por la
desobediencia en la que se ha incurrido y aplicar multas y astreintes, sino también llegar a ordenar el
secuestro de la documentación o dictamen pericial a costa de quien tenía el deber de informar.

Se entiende que el tercero requerido de información, soporta una carga pública. (ES UN DEBER, NO UNA
CARGA, NO ES UN IMPERATIVO DEL PROPIO INTERÉS).

Oportunidad

Peyrano considera que para hablar del principio de oportunidad, hay que comenzar con un breve
desarrollo de lo que este principio significa en materia penal.

El principio general establece que si el Estado ha decidido intevenir en el proceso penal debe tener una
razón para hacerlo y, por lo tanto, debe ejercerlo en todos los casos (principio de legalidad procesal). Sin
embargo, comoe sta previsión es genérica, ocurre luego que ante el caso particular el Estado decubre que
no tiene interés o no tiene posibilidades concretas de llevar adelante la persecución penal. La facultad que
se le da al Estado para modificar su decisión de intervenir en un proceso penal cuando se dan los
requisitos, es conocida como principio de oportunidad, es decir, la posibilidad de no ejercer la persecución
penal

Ahora bien, el concepto de "insignificancia” (puede ser una de las causales de aplicación del criterio de
oportunidad en materia penal) no es ajeno al proceso civil. Lo vemos, por ejemplo, en el piso asignado a la
cuantía económica de un agravio para poder apelar.

Proporcionalidad

Este principio busca poner la mirada en las posibles repercusiones económicas y sociales de lo que se va
a decidir en la sentencia.

En tal sentido, se considera que las resoluciones judiciales no están completamente pre programadas en
las leyes, el juez siempre ha de emitir juicios de valor en ese sentido.
La proporcionalidad opera en dos planos:

a) En uno, para determinar si existe correspondencia entre un medio elegido y una finalidad institucional
asegurada.

b) Para dilucidar conflictos entre derechos y valores con intensidades distintas en la especie.

La razón del actor

El principio se traduce en que la duración del proceso no debe ir en contra del actor al que le asiste el
derecho.

Encuentra apoyo analógico en los institutos cautelares, a la luz del grado de conocimiento del juez habido
de la certeza suficiente de un daño irreparable e implica el desenvolvimiento de garantías constitucionales
de la debida defensa en juicio y de acceos a una rápida y efectiva respuesta jurisdiccional.

Paradigmas protectorios: del menor, de la familia, del ambiente, del consumidor

Denominamos paradigmas a los modelos decisorios que tienen un estatus anterior a la regla y condicionan
las decisiones, dando preeminencia al contexto por sobre la norma.

El paradigma protectorio, específicamente, tiene por objetivo proteger a los débiles, tutelar a los
vulnerables y su fundamento constitucional es la igualdad. El principio estructurante es la protección de la
persona, del menor, de la familia.

En el derecho privado, este paradigma surge de la evolución de principios de interpretación en favor del
deudor, del consumidor y del individuo particular.

La tutela del consumidor comprende al consumidor contratante, al usuario, al expuesto a prácticas


comerciales y tutelas especiales para los subconsumidores. La noción de consumidor se relaciona con el
acto de consumo y no específicamente con la calidad del acreedor o deudor de una obligación o con un
contrato en particular.

El paradigma ambiental, reconoce como sujeto a la naturaleza. Sostiene un escenario de conflictos entre
bienes pertenecientes al ambiente e individuales, dando preeminencia a los primeros en el entendimiento
de que los derechos individuales tienen una función ambiental.

El derecho de dominio, encuentra una limitación en la tutela del ambiente, ya que no es sustentable la
permanencia de un modelo dominial que no lo tenga en cuenta.

Este paradigma protectorio introduce principios jurídicos que influyen sobre el sistema jurídico,
reestructurándolo.

4. Principios procesales en materia penal: inviolabilidad de la defensa, del domicilio, de la


correspondencia y de los papeles privados, incoercibilidad de la declaración, necesidad de
debido proceso penal previo, non bis in ídem. Principios de simplicidad, de formalización y
de abreviación en el nuevo sistema penal. Principios de oralidad e inmediación en materia
penal.

Principio de inviolabilidad de defensa, del domicilio, de la correspondencia y de los papeles


privados

Art. 18 de la CN “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior
al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en
virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable le defensa en juicio de la persona y de los
derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y
una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación.

Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los
azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos
detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo
que aquella exija, hará responsable al juez que la autorice.”

Derecho de defensa

También comprende al procedimiento civil, laboral o administrativo, porque protege todo atributo de la
persona o los derechos que pudieran corresponderle, susceptibles de ser intervenidos o menoscabados
por una decisión estatal.

Sin embargo, en el proceso penal, hay mayores exigencias respecto a este derecho. La razón de ser de
esto, proviene de la importancia política del proceso penal, por la supremacía de bienes o valores jurídicos
que él pone en juego.

En el ámbito penal, ese derecho de defensa consiste en la efectiva posibilidad del imputado de oponerse a
la acción penal, resistir la acusación, plantear su teoría del caso, ofrecer sus pruebas y presentar sus
fundamentos de derecho, todo ello a los fines de obtener una decisión judicial favorable.

ART 8 Código Procesal Penal de SF - Inviolabilidad de la defensa "La defensa en juicio deberá
comprender para las partes, entre otros, los siguientes derechos:

- A ser oídas

- Contar con asesoramiento y representación técnica

- Ofrecer prueba

- Controlar la producción de la prueba

- Alegar sobre su mérito

- Impugnar resoluciones jurisdiccionales, en los casos y por los medios que el Código autoriza"

La doctrina ha distinguido entre dos clases de defensa:

La defensa material que es la que lleva a cabo personalmente el propio imputado y que se manifiesta en
diferentes formas y oportunidades. Consiste en sus propias expresiones defensivas.

La defensa técnica es la que es ejercida por el abogado, quien debe desplegar una actividad científica y
encaminada a asesorar técnicamente al imputado sobre sus derechos y deberes, controlar la legalidad del
procedimiento, la producción de pruebas de cargo y de descargo, la exposición de los fundamentos y
pruebas de cargo desde el doble enfoque del hecho y del derecho, recurrir la sentencia condenatoria. La
defensa técnica es necesaria y obligatoria, conforme a lo establecido por la Corte en reiterados
pronunciamientos.
Posibilidad de impugnar la sentencia de condena

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos ART. 14 inc. 5 "Toda persona declarada culpable de un
delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un
tribunal superior conforme a lo prescripto por la ley"

El recurso del imputado nunca puede traer aparejada, por parte del tribunal sperior, una resolución que
agrave o perjudique aún más el alcance que tiene la sentencia condenatoria de origen, ello así, en virtud
de la prohibición de la reformatio in peius. Si fuese de forma contraria, el imputado no recurriría la
sentencia que considera injusta por el temor de terminar sorprendido con una condena más gravosa.

Inviolabilidad del domicilio, correspondencia y papeles privados.

Este principio también se encuentra en la Declaración de Derechos y Deberes del Hombre.

Se considera domicilio no solo al lugar de residencia de la persona sino también al lugar donde la misma
tiene sus negocios. La Constitución Nacional también protege los domicilios ocasionales ej. Habitación de
hotel. Esto se relaciona con el derecho a la intimidad art 19 CN “Las acciones privadas de los hombres que
de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están solo reservadas a
Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación, será obligado a hacer
lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.

Para ingresar a un domicilio sujeto a investigación se requiere una ORDEN DE ALLANAMIENTO.

Hay teorías y fallos que hablan acerca de que NO se podría ingresar sin una orden de allanamiento
aunque exista consentimiento por parte de la persona que se encuentra en el domicilio, ya que se entiende
que no sería un “consentimiento libre”.

El código procesal penal de SF permite ingresar sin orden en casos excepcionales:

ART. 170 – Allanamiento sin autorización “No será necesaria la autorización del allanamiento cuando la
medida se deba realizar mediando urgencia que se justifique por:

a) Incendio, inundación u otra causa semejante que ponga en peligro la vida o los bienes de los
habitantes

b) La búsqueda de personas extrañas que hubieran sido vistas mientras se inducían en un local o
casa, con indicios manifiestos de cometer un delito

c) La persecución de un imputado de delito que se hubiera introducido en un local o casa

d) Indicios de que en el interior de la casa o local se estuviera cometiendo un delito, o desde ella
se solicitara socorro”.

Incoercibilidad de la declaración

Si bien la hipótesis fundada de que una persona pudo haber participado en un delito autoriza la iniciación
de la persecución penal en su contra, esto no implica que con motivo de la iniciación o durante el
desarrollo de esta actividad estatal, aquella persona no conserve el ejercicio de todos sus atributos y
derechos.

Aunque las necesidades del proceso penal pueden implicar la restricción de algunos, esta posibilidad
deberá restringirse a lo estrictamente indispensable para saistaver esas necesidades razonables.

La CN en su art 18 establece "Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo", con esta manda
constitucional debe analizarse la cuestión de considerar al imputado como órgano de prueba. NO es
posible obligarlo a brindar información sobre lo que conoce, depende de su voluntad, expresada
libremente y sin coacción.

La garantía solo ampara a una persona como sujeto u órgano de prueba que se da cuando, con su relato,
incorpora al procedimiento un conocimiento cierto o probable sobre un objeto de prueba. NO la ampara, en
cambio, cuando ella misma es el objeto de prueba, esto es, cuando es objeto investigado, como cuando
por ejemplo se le extrae una muestra de sangre, o se lo somete a una rueda de conocimiento. En estos
casos no es necesario el consentimiento de la persona afectada, que en principio, puede ser forzada a
realizar estos actos.

La violación de estas reglas conlleva a la nulidad del acto defectuoso, esa nulidad es de carácter genérico,
absoluto e insubsanable. Por tratarse de una garantía constitucional debe ser advertida aún de oficio.

Juicio previo (nulla poena sine lege previa)

Ante la sospecha de que una persona ha cometido un delito no deviene inmediatamente la habilitación
para aplicar una pena, sino que debe iniciarse un procedimiento reglado por ley que defina pautas, orden y
formas en que deben llevarse a cabo los actos procesa.es Luego, en caso de que llegue la declaración de
culpabilidad del imputado, por sentencia penal firme se admitirá la aplicación de pena.

Cabe destacar que, en el sistema republicano y conforme al principio de división de poderes, el único
poder habilitado constitucionalmente para aplicar penas es el poder judicial.

Inadmisibilidad de la persecución penal múltiple (ne bis in idem)

Si bien la CN no refiere expresamente a esta garantía, la interpretación jurisprudencial (Fallos CJSN


"Karam" o "Mattei") la han reconocido como una de las garantías no enumeradas (art. 33 CN) que emanan
del sistema republicano y del Estado de derecho.

En el Código procesal penal de Santa Fe se encuentra en el art 6 "Nadie podrá ser perseguido penalmente
más de una vez por el mismo hecho. No se podrán reabrir los procedimientos fenecido, salvo la revisión de
las sentencias a favor del condenado, según las reglas previstas por este Código"

El fundamento de esta garantía se encuentra en el intento de proteger a los ciudadanos de las molestias y
restricciones que implica un nuevo proceso penal.

Exige tres identidades:

- Identidad personal: que refiere a que la parte perseguida debe ser la misma persona que ya pasó por el
proceso.

- Identidad del objeto de persecución. Refiere a una equivalencia en la imputación, resultando así, cuando
ésta tiene por objeto el mismo comportamiento atribuido a la misma persona.

- Identidad de la causa de la persecución: Refiere a la identidad de pretensión ejercitada.

Inocencia

Declaración Universal de Derechos Humanos 1º Párrafo, ART 11 "Toda persona acusada de delito tiene
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en
juicio público en el que se hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa"

Como consecuencia de este principio, el acusado no tiene la obligación de probar su inocencia ya que es
justamente la tarea del acusador (fiscal o querellante) demostrar fehacientemente su responsabilidad
criminal si aspira a obtener una condena, y si ello no ocurre, el imputado será absuelto.
El principio de inocencia tiene varias derivaciones, la más importante es el principio in dubio pro reo que
establece que la falta de certeza representa la imposibilidad del Estado de destruir la situación de
inocencia, construida por la ley, que ampara al imputado, razón por la cual ella conduce a la absolución.
En otras palabras, cuando existan dudas sobre la materia fáctica o la calificación el juez deberá resolver
siempre lo que sea más favorable al reo.

Código Procesal Penal Santa Fe ART 5.- Estado de inocencia.-

“Nadie podrá ser considerado ni tratado como culpable mientras una sentencia firme no lo declare tal”.

Publicidad y oralidad en el juicio penal

El nuevo Código procesal penal de la Provincia de SF ART 3 - Principios y reglas procesales


"Durante el proceso se observarán los principios de oralidad, publicidad, contradicción, concentración,
inmediatez, simplificación y celeridad"

y luego en su art. 311, se impone que "para ser válido, el debate será oral y público"

La oralidad asegura eficacia en el ejercicio del poder de acusar, efectiva posibilidad de contradicción y
control recíproco de las actividades de la contraparte, razonable y adecuada defensa de los respectivos
intereses y decisión final por parte de quienes asistieron al debate.

De esta forma, el tribunal accede de la mejor manera posible a la información que le servirá de insumo
para fundamentar sus decisiones.

La publicidad que implica el desarrollo del debate a puertas abiertas, permite a cualquier persona
presenciar el desarrollo del juicio. En consecuencia, hay un mayor control de la sociedad, esto es
beneficioso para asegurar un fallo justo y evitar posibles arbitrariedades judiciales.

La excepción está dada exclusivamente en el caso de que la publicidad pudiera afectar a quien alegue su
condición de víctimas, a terceros o a la seguridad del Estado; en su caso, el tribunal puede resolver de
forma fundada que parte o la totalidad del acto se realice a puertas cerradas.

Principios que agregó la reforma del Código Procesal Penal de SF

Art. 3 Código procesal penal de SF Ley 12.733 - Principios y reglas procesales "Durante el proceso
se observarán los principios de oralidad, publicidad, contradicción, concentración, inmediatez,
simplificación y celeridad"

Oralidad  Ventajas: expresividad, rapidez, transparencia. Desventajas: falta de atención, olvido.

Publicidad  Deriva de la forma republicana de gobierno Art. 1 CN

Contradicción –> Es la forma esencial del debate.

Concentración  El proceso debe realizarse en un acto o en la menor cantidad de actos posibles y estos
deben tener continuidad. Existe la posibilidad de pedir recesos que pueden ser de 2 hs. Prorrogables por 2
hs. Más y se pueden suspender por causas excepcionales por un máximo de 15 días.

Inmediación  El juzgados y las partes deben estar presentes ininterrumpida y personalmente durante
todo el proceso. Debe haber una relación directa entre las partes, el juzgador y testigos.

Simplificación y celeridad  Art. 13 Código procesal penal de SF – Reglas particulares de actuación.


“Con autorización o a instancia del tribunal, las partes podrán acordar el trámite que consideren más
adecuado en cualquier etapa del procedimiento, privilegiando los objetivos de simplicidad y abreviación,
salvaguardando la garantía del debido proceso y el juicio público oral”
Sistemas de enjuiciamiento

SISTEMA INQUISITIVO SISTEMA ACUSATORIO


Etapas del proceso
penal

Es más antiguo (régimen anterior) Es evolucionado (se utiliza actualmente) En santa fe:

1) Investigación
preparatoria
Hay centralización del poder (la Se fundamenta en la división de
(IPP)
jurisdicción se encuentra en cabeza de poderes, la jurisdicción se encuentra en
1) cabeza de tribunales populares 2) Etapa
intermedia

3) Juicio.
Cofunde persecución y juzgamiento La persecución está en cabeza del
fiscal, se le da autonomía al Min.
Público de la Acusación que antes se
Investigación
encontraba en la órbita de la Corte
preparatoria:
porque a su cabeza se encontraba la
figura del procurador. Esta etapa está a
cargo del Ministerio
Público Fiscal, salvo
El imputado es un OBJETO de El imputado es un OBJETO de derecho. en delitos de acción
persecución, estaba obligado a auto privada o por criterio
incriminarse. de oportunidad.

Se divide en dos
fases:
El procedimiento es escrito y secreto. El procedimiento es oral y público.
a) Fase

La valoración de la prueba estaba Para la valoración de la prueba el


prefijada por la ley sistema es el de la íntima convicción del
juez, en SF se adopta el deber de la
sana crítica racional.

administrativa: Es el primer momento de la investigación, se reúnen las evidencias.

b) Fase jurisdiccional: Una vez que el fiscal formaliza la investigación, cita al imputado a la
AUDIENCIA IMPUTATIVA. En ella se comunican los hechos que se le atribuyen, las evidencias, la
calificación legal y los derechos que le asisten. Al imputado se le va a pedir conformidad para
declarar y si la otorga, puede dar conformidad para contestar preguntas o no.

Luego el fiscal sigue investigando y presente la REQUISITORIA DE IMPUTACIÓN, o, si no tiene pruebas


suficientes, puede archivar la causa.

Etapa intermedia: es preparatoria del juicio. En ella se lleva a cabo la AUDIENCIA PRELIMINAR en la cual
se pueden proponer las salidas alternativas. El juez de esta audiencia debe admitir o no esta requisición.

El defensor puede pedir que se aplique criterio de oportunidad, probation, absolución etc.

El fiscal puede pedir preventiva, por ejemplo.

Luego se para a la etapa de la prueba, testigos. En esta audiencia se define TODO lo que va a ir a juicio,
se dicta el ACTA DE APERTURA DE JUICIO.
Juicio: Es la etapa central. Se desarrollan las audiencias de debate. En esta fase se CONFORMA UN
NUEVO TIRBUNAL, el juez no debe tener conocimiento de nada, no puede haber participado en ninguna
de las audiencias anteriores.

Código Procesal Penal de SF ART 43 – Tribunales de juicio “Los tribunales de juicio juzgarán todos los
hechos afirmados como delitos dolosos o culposos por el actor penal.

El tribunal se integrará unipersonalmente, salvo cuando el fiscal o el querellante, en su caso, hubiesen


solicitado la aplicación de una pena privativa de la libertad de 12 años o más, en cuyo caso se integrara
con 3 jueces. La eventual modificación del pedido de la pena en el transcurso del juicio, no alterará la
integración del tribunal.

También se integrará pluripersonalmente, cualquiera sea la pena solicitada, cuando la complejidad del
asunto o razones excepcionales así lo aconsejen”

Concluye con el dictado de una sentencia condenatoria o absolutoria.

UNIDAD VII: LOS SUJETOS PROCESALES (EL JUEZ)

1. El juez. Facultades y deberes. Excusación y recusación. El jurado en el proceso penal. El


sistema acusatorio adversarial en materia penal. La imparcialidad objetiva en materia penal.

El juez: concepto

La administración de justicia se haya confiada a determinados órganos del Estado, cada uno de los cuales
se componen de un conjunto de personas cuyas actividades concurren al cumplimiento integral de la
función judicial.

Las más trascendentes de esas actividades, que son las instructorias, ordenatorias y decisorias, incumben
al juez o, eventualmente a varios jueces, según se trate, respectivamente, de un órgano unipersonal o
colegiado. Las restantes actividades revisten carácter secundario o instrumental respecto de aquéllas, y se
hallan encomendadas a quienes cabe denominar auxiliares de los jueces.

Solamente en los jueces reside la potestad que imprime a dichos órganos un sentido específico dentro de
nuestro régimen institucional de división de poderes, potestad que consiste en juzgar determinada clase de
conflictos, sea originariamente o mediante revisión de lo resuelto por funcionarios u organismos
administrativos.

Tanto el nombramiento como la remoción de los jueces surge de la CN y de las respectivas Constituciones
Provinciales, que deben asegurar, entre otras cosas, su administración de justicia (ART. 5 CN Artículo 5º.-
Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo con
los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de
justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas condiciones el Gobierno federal,
garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones)

El sistema representativo republicano al que deben sujetarse exige dotar a los jueces de diversas
garantías que aseguren su independencia, tales como la de inamovilidad, intangibilidad de los sueldos etc.

Actualmente, el rol del juez ha cambiado mucho. Lejos de aquél modelo que era una suerte de "convidado
de piedra" (al que aludía Peyano en referencia al magistrado que recién intervenía en el proceso en
ocasión de dictar sentencia" quien, además, resolvía el conflicto en sus síntomas, pero no el problema
subyacente, se habla hoy de otro modelo de justicia llamado "Justicia Terapéutica" que promueve sanar
mediante la aplicación de la ley.

Para ello, cobra cada vez mayor fuerza en los jueces la necesidad de dominar temas que van más allá del
Derecho y que corresponden a las Cs. Sociales y la Psicología, con el fin de aplicar estas técnicas y
estrategias que puedan enriquecer la labor judicial.
Los magistrados de nuestros días no se limitan a aplicar la ley, sino que asumen funciones heurísticas
cuando la propia aplicación del derecho les demanda la invención de una herramienta procesal apta para
que tal o cual texto de fondo no se convierta en letra muerta.

Facultades y deberes

Los deberes y derechos de los jueces guardan relación entre sí, dado que los derechos tienen como fin el
correcto y exacto cumplimiento de los deberes.

Las facultades de las que goza el magistrado son instrumentos que el legislador ha puesto en sus manos
para que éste lleve a cabo su tarea de administrar justicia de la mejor manera, haciendo uso de ellas
cuando considere que contribuye al mejor ejercicio de su función jurisdiccional.

En este aspecto, el CCYC establece deberes y facultades de los jueces.

Los deberes del juez están regulados en el Código Procesal de Santa Fe en los artículos:

ARTICULO 18. “Los jueces y presidentes de los tribunales o, en defecto de éstos, el vocal que
corresponda, recibirá por sí las diligencias de prueba y presidirán todo acto en que deba intervenir la
autoridad judicial. Esta suplencia tendrá lugar sin necesidad de decreto ni trámite alguno, por inasistencia
o cualquier impedimento accidental del presidente, vocal o juez. Con acuerdo de partes, la recepción de
audiencias podrá ser cometida al actuario, cuando tratare de asuntos de jurisdicción voluntaria”

ARTICULO 19. “Los jueces pueden disponer en cualquier momento la comparecencia personal de las
partes, para intentar una conciliación o requerir las explicaciones que estimen necesarias al objeto del
pleito. Esta facultad se entenderá sin perjuicio de los términos fijados para dictar resolución o sentencia,
salvo lo dispuesto en el artículo 106”

Los jueces pueden disponer, en cualquier momento, la comparencia personal de las partes entendiendo
por ello, en persona. Pero en el régimen vigente se ha suprimido la facultad judicial de excluir a los curiales
de las audiencias convocadas a efectos conciliatorios o para pedir explicaciones, situación que había sido
motivo de fuertes criticas por el Colegio de Abogados. La exclusión se había querido fundar en el propósito
de evitar que los profesionales, por los motivos que fuere, pudieran dificultar soluciones amistosas,
impidiendo arreglos tal vez convenientes y obligando a sus clientes a mantener una contenida no deseada,
y a veces inútil.

Queda claro que la finalidad convocante persigue un intento de conciliación, o requerir explicaciones
necesarias al objeto del pleito, o ambas a la vez, pues un pedido explicatorio puede ser la antesala de la
conciliación.

Se ha definido que habrá conciliación en la medida que los miembros de una relación bajo conflicto
adopten coincidentes declaraciones de voluntad tendientes a poner fin esa controversia y, en este caso,
para extinguir el que hubiera comenzado, o como expresa Courtere, como acuerdo o avenencia de las
partes, que, mediante renuncia, allanamiento o transacción, hacen innecesario el litigia pendiente o evitan
un litigio eventual.

Peyrano da ciertos consejos para jueces conciliadores en su “Cartilla para Jueces Conciladores:

a. El juez conciliador debe informar a las partes sustanciales presentes los alcances y fines de la audiencia
de conciliación, resaltando necearía su asistencia personal, la de sus letrados y el resguardo del principio
de confidencialidad.

b. Tener en cuenta que la Litis debe reducirse a términos económicos concretos.

c. Evitar diálogos o manifestaciones de los particulares en la audiencia de conciliación, que pudieran hacer
quebrar la conciliación.

d. Colaboración activa del juez en la búsqueda de fórmulas de conciliación, las que no importaran
prejuzgamiento.
e. Agotar la instancia conciliadora, procurando aprovechar lo más posible la audiencia, al menos para
resolver cuestiones accesorias o conexas.

f. Incluir una cláusula resolutoria en el acuerdo conciliatorio, si el litigante exhibe dudas o se muestra
renuente a suscribirse una formula conciliatoria, mediante esta cláusula pueden reservarse todas las
partes la facultad de resolver unilateralmente el acuerdo, dentro de un lapso que pactaran con expresa
prevención de que el silencio guardado durante dicho termino determinara la firmeza e irrevocabilidad de
lo acordado.

La facultad del juez de convocar personalmente a las partes a fin de que brinden las explicaciones que el
magistrado estime necesario al objeto del pleito, se limita a una finalidad de disipar o superar ciertas
cuestiones dudosas antes del dictado de la sentencia, aunque en la práctica este pedido de explicaciones
es el paso previo al intento de una conciliación.

La presencia de las partes es inexcusable en ambos supuestos y pueden ser compelidas por el uso de la
fuerza pública ya que es un deber procesal y no una carga.

Esta facultad judicial se entenderá sin perjuicio de los términos fijados para el dictado de la resolución o
sentencia, salvo lo dispuesto por el artículo 106. Los plazos para el dictado de la sentencia dependen de
cada juicio en particular, y el art. 106 alude a la suspensión de los plazos para resolver en caso de dictarse
medidas para mejor proveer y en ese supuesto el término se considerará suspendido desde la fecha del
decreto que las disponga hasta que los autos fueren nuevamente puestos a despacho. Pero la suspensión
no podrá exceder de 30 días. Esta norma se debe coordinar con el artículo 121 que prevé que cuando no
se dicte en el término legal la providencia de autos, los plazos para resolver o fallar correrán desde el
momento en que hubiera correspondido dictar aquélla. Una vez vencido estos términos podrán dictarse
medidas de mejor proveer.

Es un deber procesal de los jueces comunitarios de pequeñas causas proveer a la conciliación, en cuyo
caso asumirán el carácter de amigables componedores, o sea va actuar como árbitro. (art. 431 cpccsf).

ARTICULO 20. “Pueden, también, para mejor proveer, ordenar que se practique cualquier diligencia que
estimen conducente y que no sea prohibida por Derecho, y prescindir de la lista de peritos cuando fueren
necesarios conocimientos especiales dentro de determinada profesión” (artículo activista)

Peyrano entabla que las medidas de mejor proveer son facultades discrecionales que puede emplear el
tribunal preocupado por la sospecha de que las pruebas aportadas al proceso no son suficientes para
esclarecer la verdad real o histórica, en tanto y en cuanto su ejercicio se erija en un mero corrector del
principio dispositivo. El fundamento reside tanto para la doctrina como para la jurisprudencia, en que el
dictado de tales medidas son una facultad judicial librada a criterio de cada Magistrado, no pudiendo los
litigantes exigir que se las adopte, aunque ello no impide su sugerencia sin que a éste le asista el derecho
de obligar al órgano judicial a satisfacer sus deseos.

Cuando se ordena una medida de mejor proveer se suspende el plazo para el dictado de la sentencia para
un plazo máximo de 30 días. Y no pueden ser dictadas cuando no se han llamado oportunamente autos
para sentencia acorde la directiva emanada bajo coordinación del art. 121. En el juego de estás tres
normas se puede concluir que:

A. Como principio la medida dictada suspende el plazo para sentenciar, pero fijando la ley uno máximo de
30 días para evitar la eternización de la situación que no puede permanecer sin resolverse.

B. Cuando no se dicta en término adecuado la providencia de autos, el plazo para resolver debe correr
desde el momento que hubiera correspondido ordenarla. Vencido el plazo, ya estará prohibido dictar
medidas para mejor proveer.

RECAUDOS DE PROCESABILIDAD Y JUSTIFICACIÓN:

1. Justificación: necesidad de que la norma individual con la que culmina el proceso sea una normal
finalmente justa.
2. La adopción de esta medida sólo puede justificarse en la medida que existen pruebas aportadas por los
litigantes. La no producción de prueba alguna es un obstáculo insalvable para las medidas bajo análisis,
pues ahí surge la teoría de la carga de la prueba y el juez debe decidir conforme a ella. Caso contrario el
Magistrado terminaría supliendo la inactivdiad de las partes o cubriendo la negligencia de ellas, pues la
labor de los jueces, en ese punto, es complementaria a la de los litigantes.

3. El juez puede dictarla con la finalidad de averiguar la veracidad de un hecho sobre el cual hay pruebas,
pero dudosas o no suficientes de parte de los contenedores.

4. La finalidad perseguida tiene que ser únicamente probatoria.

5. La medida debe ser legal y no contraria a derecho

6. Se decreten por el juez cuando la causa se halle conclusa para la sentencia. Allí será la ocasión para
que el juez esté en reales condiciones para poder apreciar si la marcha de las probanzas arroja sombras
que pueden disiparse con las medidas bajo estudio.

7. Deben ser notificadas, previamente a su producción, a las partes a los efectos que éstas puedan ejercer
los controles que estimen necesarios, por respeto a la bilateralidad del proceso (principio procesal).

Dentro de las medidas de mejor proveer, pueden citarse: la facultad de disponer la comparencia personal
de las partes a los fines indicados en el art. 19; exigir la confesión judicial a cualquiera de las partes acerca
de los hechos lititgiosos; ordenar comparencia de peritos y terceros para su interrogación; ordenar la
agregación de documentos que puedan existir en poder de las partes; prescindir de la lista de peritos
cuando fueren necesarios conocimientos específicos de una determinada profesión.

ARTICULO 21.” El debate judicial es dirigido por el juez, quien deberá adoptar todas las medidas que
estime conducentes al esclarecimiento de los hechos, a mantener la igualdad entre las partes y a obtener
la mayor rapidez y economía en el proceso. A tal efecto, podrá disponer de oficio, aun compulsivamente,
en cualquier estado de la causa, la comparecencia de los peritos y de los terceros para interrogarlos con la
amplitud que creyere necesaria; y ordenar que se agreguen documentos existentes en poder de las partes
o a los que las mismas se hayan referido. Todo con las formalidades prescriptas en este Código. Puede
también de oficio revocar sus propios decretos y resoluciones interlocutorias que no se hubieren notificado
a ninguna de las partes y disponer cualquier diligencia que fuere necesaria para evitar la nulidad del
procedimiento”

La norma establece los principios de igualdad procesal, la economía y celeridad bajo la dirección del
Magistrado.

Pese a esas facultades y principios, en materia civ y com, rige el principio dispositivo, esto significa, que
corresponde a las partes iniciar el juicio formulando la demanda y proporcionar los elementos para su
decisión, es decir, la iniciativa general, y que el juez debe atenerse, exclusivamente, a la actividad de
éstas, sin que le sea permitido tomar iniciativas encaminadas a iniciar el proceso ni a establecer la verdad
violando la igualdad de la partes ni conocer de parte de cuál de ellas está la razón en la afirmación de los
hechos. Por el contrario, el principio inquisitivo le da al juez la función de investigar la verdad por todos los
medios legales a su alcance, sin que la inactividad de las partes lo obligue o limite a decidir únicamente
sobre los medios que éstas le lleven a los autos, y lo faculta para iniciar de oficio el proceso y para dirigirlo
con iniciativas personales.

La consecuencia iniciática del principio dispositivo es la de que en materias civiles la actividad


jurisdiccional no puede ponerse en movimiento, ni dar por iniciado el proceso, mientras no se haya
formulado petición. La segunda consecuencia es la prohibición al juez de resolver cuestiones no
planteadas en la demanda, la misma a su vez, limita el objeto litigioso, las partes y las causas por las
cuales debe resolverse esa pretensión. Otra consecuencia es la posibilidad que tienen las partes de
renunciar o desistir.
Las excepciones al principio dispositivo son: el iura novit curia y las medidas para mejor proveer. El
primero importa que el juez debe conocer la ley, aun cuando las partes la ignoren o no la citen o no la
entiendan.

Otro principio al cual alude el artículo 21 es el de economía procesal que consiste en que debe tratarse de
obtener el mayor resultado con el mínimo de empleo de la actividad procesal. Otros principios que emanan
del mismo son los de concentración y preclusión o eventualidad.

ARTICULO 22. “Los jueces deben cuidar el decoro y orden en los juicios, el respeto a su autoridad e
investidura y el recíproco que se deben las partes. Además de las facultades conferidas por la Ley
Orgánica, tienen la de expulsar de las audiencias a quienes obstruyen su curso o infrinjan lo dispuesto al
principio y la de mandar devolver todo escrito ofensivo o indecoroso, caso éste en el que deberá dejarse
por secretaría nota sumaria del pedido. Las correcciones disciplinarias no restrictivas de la libertad
personal sólo serán apelables en efecto devolutivo”

La corrección disciplinaria es una clara derivación del principio de autoridad judicial, quien dirige el debate
y, en tal cometido debe cuidad el decoro y debido orden ellos juicios, cuidando, especialmente, el respeto
mutuo que las partes se deben entre sí como de ellas hacia el magistrado.

Los sujetos activos de este derecho- deber son todos los jueces no importando el grado o jerarquía de ahí
que quepa definirla como atribución disciplinaria más que una facultad. Los sujetos pasivos son
magistrados inferiores, funcionarios y empleados del PJ, los auxiliares de la Justicia y los particulares que
ocurran a ella aunque no tengan la calidad de litigantes.

Doctrinariamente dentro de las sanciones disciplinarias se han diferenciado dos actitudes reprimibles; todo
acto que implique obstruir el curso de la justicia y las derivadas del exceso del lenguaje que terminen
afectando el principio de autoridad judicial.

ARTICULO 23. “El juez y el secretario podrán exigir en todo momento la comprobación documental de la
identidad personal de los que intervinieren en los juicios, cualquiera fuere su carácter.

En forma general podemos mencionar entre sus deberes

1) dictado de las resoluciones dentro de los plazos que indican las normas y de acuerdo con el orden de
su entrada a sentencia

2) fundar toda sentencia definitiva e interlocutoria

3) dirigir el procedimiento, velando por el principio de concentración de las diligencias que fuera menester
realizar

4) Señalar, antes de dar trámite a la petición, cualquier defecto u omisión de que adolezca, ordenando que
se subsanen dentro del plazo que fije

4) disponer de oficio toda diligencia necesaria para evitar nulidades

5) mantener la igualdad de las partes en el proceso

6) prevenir y sancionar actos contrarios a la lealtad, probidad y buena fe

7) Vigilar para que en la tramitación de la causa se procure la mayor economía procesal

Las facultades, por su parte, pueden ser de 2 tipos:

a) Disciplinarias  Mantener el buen orden y decoro en los juicios, pudiendo aplicar correcciones
disciplinarias.

b) Ordenatorias o instructorias  Son utilizadas por el juez para resolver el conflicto sometido a su
decisión. Ej. Ordenar diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos controvertido.
VER UNIDAD DE COMPETENCIA PARA LO REFERENTE A EXCUSACIÓN Y RECUSACIÓN.

El jurado en el proceso penal.

Desde el año 1853 nuestra Constitución Nacional dispone el juicio por jurados en materia penal.
Tradicionalmente, el juicio por jurados siempre se emparentó con los sistemas democráticos y
republicanos, pues implica otorgar a la ciudadanía participación directa en la administración de justicia.
Un juicio por jurados es una forma de juzgamiento oral y pública, en la que un grupo de ciudadanos
del lugar del hecho son convocados para decidir dos cuestiones: si el hecho que se juzga realmente existió
y si el acusado de haber cometido ese hecho es culpable o inocente.
En ese juicio los fiscales y querellantes (si los hubiera) deberán probar su teoría del caso. La
defensa podrá contradecir la teoría del caos de la parte acusadora, planteando una coartada y aportando
prueba sobre su versión.
Toda esta actividad es controlada por un juez, ya que en todo juicio por jurados existe una tarea de
cooperación entre un juez profesional y un grupo de ciudadanos.
Finalizado el debate, el jurado se reunirá, seleccionará un presidente y deberán discutir acerca de
lo que han visto, oído y percibido, hasta alcanzar su decisión final.
En caso de declarar culpable al acusado, las cuestiones legales y de monto de pena serán
determinadas por el juez profesional. En caso de declarar no culpable al acusado, el veredicto es
obligatorio para el tribunal y el juicio finaliza allí.
El Código Procesal Penal de SF refiere:
ART 4 - Jueces naturales y jurados.- "Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los
designados de acuerdo a la Constitución e instituidos con anterioridad al hecho objeto del proceso.
En los casos en que sea procedente la conformación del jurado se regirá por las normas que
establezca una ley especial"
ART 44.- Jurados.- "Cuando se autorice el Juicio por Jurados, una ley determinará la forma en que
se integrarán en Colegio los Jurados, sus características, requisitos para la convocatoria y la fecha de
entrada en vigencia de esta forma de juzgamiento"
Así, se deja abierta a futuro la posibilidad de que, ley de por medio, el juicio por jurados sea una
realidad en la provincia de Santa Fe.
En el derecho comparado hay 2 tipos de jurados:
Legos  Son los compuestos únicamente por personas de diferentes clases sociales
Escabinados  Son sistemas mixtos. Los jurados están compuestos por jueces y ciudadanos.

El sistema acusatorio adversarial en materia penal

La característica fundamental del enjuiciamiento acusatorio reside en la división de los poderes


ejercidos en el proceso; por un lado,el acusador, quien persigue penalmente y ejerce el poder requierente,
por el otro, el imputado, quien puede resistir la imputación, ejerciendo el derecho de defenderse, y,
finalmente, el tribunal que tiene en sus manos el poder de decidir.
Son notas comunes al sistema acusatorio de enjuiciamiento penal:
1) La jurisdicción penal reside en tribunales populares, que aparecen como árbitro entre las partes.
2) La persecución penal se coloca en manos de una persona de existencia visible "el acusador"
3) El acusado es un sujeto de derechos colocado en una posición de igualdad con el acusador,
cuya situación jurídica durante el procedimiento no varía decididamente hasta la condena. La libertad
durante el proceso es la regla, la prisión preventiva es la excepción.
4) el procedimiento consiste en un debate público, oral, continuo y contradictorio
5) En la valoración de la prueba impera el sistema de la íntima convicción, conforme al cual los
jueces deciden, sin sujeción a regla alguna que establezca el valor probatorio de los medios de prueba.

La imparcialidad objetiva en materia penal

En los viejos sistemas de justicia penal operó una tradición según la cual el juez es parte de una
estructura jerarquizada cuya fuente de poder se encuentra en un vértice.
Fue, uno de los logros más importantes de los procesos de reformas procesales penales haber
dejado atrás ese modelo de juzgamiento inquisitivo, en el cual los jueces de instrucción tenían un doble rol,
el de investigar y de juzgar. Actualmente, con el surgimiento de los Ministerios Públicos Fiscales o
Ministerios Públicos de Acusación, la investigación de los delitos recae exclusivamente en los fiscales,
quedando reservada para los jueces la tarea de decidir.
La independencia es una condición necesaria para la ecuanimidad, pero no es la única. También el
juez debe ser imparcial.
Así, se denomina imparcialidad a la ajenidad del juez respecto de los intereses de las partes y al
objeto de la causa. Por ello, la imparcialidad requiere la separación institucional del juez respecto de la
acusación pública.
Como consecuancia de esto, los Códigos de procedimiento estbalecen que el juez deberá inhibirse
de conocer en la causa en cuanto advierta la existencia de cualquier circunstancia que, por su objetiva
gravedad, pudiera considerarse que afecta a su imparcialidad, aunque hubiera tomado intevernción antes.
Código procesal Penal de Santa Fe ART 68 - Oportunidad y motivos de la inhibición y la
recusación. “Los Jueces deberán inhibirse de participar en audiencia en cuanto advirtieran la existencia
de cualquier circunstancia que pudiera considerarse que afecta su imparcialidad. Podrán ser recusados
por las partes cuando se generen dudas razonables acerca de su imparcialidad frente al caso.
El juez que haya resuelto la prisión preventiva o participado en la audiencia preliminar no podrá
integrar el tribunal de juicio ni intervenir en segunda instancia o instancias extraordinarias.
El juez que haya pronunciado o concurrido a pronunciar sentencias no podrá intervenir en segunda
instancia o instancias extraordinarias”.
A nivel nacional  Fallo Llerena. La Corte afirmó que la garantía de juez imparcial, protegida en la
Constitución Nacional y en los pactos internacionales de derechos humanos que tienen jerarquía
constitucional, prohíbe que el juez que investiga sea el mismo que juzgue y sentencie (Voto de los jueces
Petracchi, Maqueda, Zaffaroni, Highton de Nolasco, Argibay, Belluscio y Boggiano. Lorenzetti y Fayt no
votaron).

Para estos jueces, la garantía de imparcialidad estaba afectada por una razón objetiva: el juez que
investigó el hecho y procesó al imputado es el mismo que tiene que juzgarlo. Es la propia organización del
procedimiento correccional y la naturaleza misma de las funciones que tiene que desempeñar el juez
correccional -investigar y juzgar- la que da pie a temer que exista esta parcialidad. No es necesario
entonces probar que en el caso concreto existe parcialidad.
Nivel provincial  Fallo Fratichelli (Juez condenado por matar a su hija, la Corte anuló la condena
porque se habían violado las garantías de imparcialidad, 2 integrantes de la Cámara que confirmó la
sentencia, ya habían participado del procesamiento)
En este sentido existen las Reglas de Mallorca o Reglas Mínimas de Naciones Unidas.
Las REGLAS MINIMAS DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL PROCESO PENAL, llamadas
REGLAS DE MALLORCA, es el resultado de un trabajo conjunto de un grupo de expertos en el área del
derecho penal y derechos humanos, que entre finales de 1990 y principios de 1991, se reunieron en
diversas ocasiones en Palma de Mallorca, España, para definir las recomendaciones mínimas a las que
los estados (al menos los miembros de la ONU) deben ajustarse en la implementación de procesos
penales en sistemas de corte acusatorio, algunas de ellas derivan de instrumentos internacionales como la
Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales.,
Las Reglas de Mallorca constituyen el antecedente directo y la base de los sistemas de justicia
penal sostenidos en principios rectores que garantizan que la impartición de justicia penal sea a puerta
abierta, con la obligatoria presencia de todos los operadores (MP o fiscal, juez de control o tribunal de
juicio oral, imputado, víctima y defensor ya sea público o privado), pronta y sin dilación, por lo que obliga a
que en las audiencias se desahoguen la mayor cantidad de actos procesales y a continuar de inmediato en
caso de que no alcance el tiempo, necesariamente exigen la presencia permanente del imputado y la
victima a efecto de ambas partes se encuentren en posibilidad de ejercer el derecho de réplica, todo lo
anterior a fin de garantizar el debido proceso.
2. El Ministerio Público: concepto, composición. El Ministerio de la Acusación y de la Defensa
Pública en la Pcia. De Santa Fe. El Ministerio Público Pupilar.
Ministerio público: concepto, composicion.

Denomínese Ministerio Público al conjunto de funcionarios a quienes se halla confiada, como


misión esencial, la defensa de intereses vinculados al órden público y social.
Sus muembros integran una magistratura especial, distinta y autónoma con respecto a la de los
jueces y tribunales, con quienes colaboran en la función de administrat justicia, pero de cuyos poderes
decisorios carecen aunque, en materia penal, las leyes reconocen al Ministerio Público (Fiscal) ciertas
potestades ordenatorias e instructorias.
Por ello se dice que frente a la función juzgadora que ejercen, como regla, los órganos judiciales, a
los integrantes del Ministerio Público incumbe el cumolimiento de la función “requirente” la cual se
manifiesta a través de la interposición de cierta clase de pretensiones, de la defensa de determinadas
personas y del color que deben ejercer con respecto a la observancia de normas que interesan al orden
público.
ART 120 CN – “El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y
autarquía financiera que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad
de los intereses generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la República.
Está integrado por un procurador general de la Nación y un defensor general de la Nación y los
demás miembros que la ley establezca.
Sus miembros gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad de remuneraciones”.
Este órgano resulta ser bicéfalo, integrado por el Ministerio Público Fiscal, dirigido por el
Procurador General de la Nación y encargado de la acción de los fiscales, y el Ministerio Público de la
Defensa, dirigido por el Defensor General de la Nación, y encargado de la acción de los defensores
públicos.
Los fiscales son los encargados de defender los intereses públicos en lor procesos judiciales,
instando la acción pública; en tanto que los defensores públicos son los encargados de defender los
derechos de las personas imputadas que, por alguna razón, no pueden ejercer por sí mismos su defensa,
como por ejemplo, en el caso de menores de edad.
Su estructura y funciones están reguladas por la ley Nº 24.946 del Ministerio Público, sancionada
en 1998.
En el caso de la Pcia. de Santa Fe, la Ley Nº 10.160 (Ley Orgánica del Poder Judicial), en su libro
segundo, regula sobre los funcionarios judiciales.
ARTÍCULO 128.- "El Ministerio Público está integrado por:
1. El procurador general de la Corte Suprema;
2. Los fiscales de las Cámaras de Apelación;
3. Los defensores generales de las Cámaras de Apelación;
4. Los fiscales;
5. Los defensores generales;
6. Los asesores de menores.
7. Los fiscales de menores"
Luego, la ley Orgánica local asigna a los miembros del Ministerio Público una serie de atribuciones
y deberes.
Conforme a lo regulado en SANTA FE el Ministerio Público forma parte del Poder Judicial (A
DIFERENCIA DE LO PREVISTO POR LA CN, QUE LO TIENE COMO UN EXTRA PODER PORQUE NO
FORMA PARTE DEL PJ Y TAMPOCO ESTÁ SUBORDINADO AL PE), está presidido por el Procurador
General de la Corte Suprema de Justicia y abacar, por un lado, el Ministerio Fiscal y, por otro lado, a los
Defensores Generales.
El art. 84 de la Constitución de Santa Fe establece "La CSJ se compone de cinco ministros como
mínimo y de un procurador general".

Ministerio Público de la Acusación (MPA) Ley Nº 13.013


La aprobación del nuevo Código Procesal Penal para la Provincia de Santa Fe, por Ley Nº 12.734, dejó
pendiente la tarea de organizar e implementer el Ministerio Público de la Acusación y el Servicio Público
Provincial de la Defensa Penal, aspecto que fue cumplimentado al sancionarse las Leyes Nº 13.013 y
13.014.
Ubicación institucional: Ya que la Constitucion de SF no permie, tal como lo hace la CN, una ubicación del
MPA al márgen de los clásicos 3 poderes del Estado, indefectiblemente debió buscársele un lugar dentro
de alguno de ellos, y así, atendiendo a que el MPA debe actuar en procura de la justa aplicación de la ley,
resultó lógica su inserción dentro del Poder Judicial.
Caracteres: Ley Nº 13.013 ART. 2 - Autonomía e Independencia. “El Ministerio Público de la Acusación
es un órgano con autonomía funcional y administrativa y con autarquía financiera dentro del Poder
Judicial.
En el cumplimiento de su función actuará con independencia y conforme a la Constitución y las leyes.
Ejercerá sus funciones en coordinación con las demás autoridades de la Provincia, pero sin sujeción a
directivas que emanen de órganos ajenos a su estructura”.
Definición: El Ministerio Público de la Acusación es un órgano con autonomía funcional y administrativa y
con autarquía financiera dentro del PJ.
Autonomía en lo funcional y administrativo significa que el MPA se organiza y gobierna por si mismo.
Autarquía fiunanciera implica que autoadministra sus recursos, que ejecuta por sí su propio presupuesto.
Es independiente porque la realización de sus funciones no pueden estar sujetas a directivas que emanen
de órganos ajentos a su estructura.

Funciones:

Ley Nº 13.013 ART 1.- Órganos y misión. “El Ministerio Público de la Acusación será ejercido por
el Fiscal General y los demás órganos contemplados en esta Ley, con las funciones que en ella se
establecen.
Tiene por misión el ejercicio de la persecución penal pública procurando la resolución pacífica de
los conflictos penales.
El Ministerio Público de la Acusación promoverá y ejercerá la acción penal en la forma establecida
por la ley, dirigiendo al Organismo de Investigación y a la Policía en función judicial, siendo responsable de
la iniciativa probatoria tendiente a demostrar la verosimilitud de la imputación delictiva. La inobservancia de
este precepto podrá ser objeto de sanciones por el superior jerárquico que corresponda.
El Ministerio Público de la Acusación no intervendrá en asuntos de índole extrapenal"

Ley Nº 13.013 ARTÍCULO 11.- Función de Persecución penal. “Son funciones del Ministerio
Público de la Acusación las siguientes:
1. Establecer y ejecutar los lineamientos de la política de persecución penal en el ámbito Provincial,
fijando las prioridades y criterios de la investigación y persecución de los delitos.
2. Dirigir la investigación de los delitos de acción pública y ejercer la acción penal ante los
tribunales, preparando los casos que serán objeto de juicio oral y resolviendo los restantes según
corresponda.
3. Dirigir funcionalmente al Órgano de Investigación y a cualquier organismo de seguridad en lo
concerniente a la investigación de los delitos.
4. Orientar a la víctima de los delitos, en forma coordinada con instituciones públicas o privadas,
procurando asegurar sus derechos.
5. Procurar asegurar la protección de víctimas y testigos, en el marco de la legislación vigente, por
sí o en coordinación con otras agencias del Estado.
6. Intervenir en la etapa de ejecución de la pena en la forma que prevean las leyes.
7. Requerir cooperación y coordinar con instituciones públicas y privadas para que coadyuven en
la persecución de los delitos.
8. Promover la cooperación nacional e internacional ante la criminalidad organizada o
investigaciones complejas”.
Principios de actuación:
Ley Nº 13.013 ARTÍCULO 3.- Principios de Actuación. “El Ministerio Público de la Acusación
ejercerá sus funciones con arreglo a los siguientes principios:
1. Objetividad. Requerirá la justa aplicación de la ley, resguardando la vigencia equilibrada de
todos los valores jurídicos consagrados en la Constitución y la ley.
2. Respeto por los derechos humanos. Desarrollará su actuación de acuerdo a los principios,
derechos y garantías establecidos en la Constitución de la Provincia, Constitución Nacional, y Pactos
Internacionales que la integran, respetando los derechos humanos y garantizando su plena vigencia.
3. Orientación a las víctimas. Orientará su actuación a la satisfacción de los intereses de las
víctimas, procurando conciliarlos con el interés social.
4. Gestión de los Conflictos. Procurará la solución del conflicto surgido a consecuencia del delito,
con la finalidad de restablecer la armonía entre sus protagonistas y la paz social.
5. Transparencia. Sujetará su actividad a pautas de transparencia, informando los criterios que
orientan la persecución penal y los resultados de su gestión.
6. Eficiencia y Desformalización. Velará por la eficiente e idónea administración de los recursos y
bienes públicos. Procurará que los procedimientos sean ágiles y simples sin más formalidades que las que
establezcan las leyes.
7. Accesibilidad. Procurará la tutela judicial de las víctimas.
8. Gratuidad. Los servicios que brinde serán absolutamente gratuitos.
9. Responsabilidad. Los integrantes del Ministerio Público de la Acusación estarán sujetos a
responsabilidad administrativa, sin perjuicio de la responsabilidad civil y penal que pudiere
corresponderles.
10. Unidad de actuación. El Ministerio Público de la Acusación es único para toda la Provincia; en
la actuación de cada uno de sus funcionarios estará plenamente representado. Cada funcionario
controlará el desempeño de quienes lo asistan y será responsable por la gestión de los funcionarios a su
cargo.
Composición:
Ley Nº 13.013 ART 13.- Organización e Integración. “El Ministerio Público de la Acusación está
integrado por los siguientes órganos:
1.- Órganos de Dirección
a. El Fiscal General
b. Los Fiscales Regionales
2.- Órganos Fiscales
a. Los Fiscales
b. Los Fiscales Adjuntos
3. Órganos de Apoyo a la Gestión
a. La Secretaría General
b. La Junta de Fiscales
c. Los Consejos Asesores Regionales
d. La Administración General
e. La Auditoría General de Gestión
f. La Escuela de Capacitación
g. El Organismo de Investigación
4.- Órganos Disciplinarios
a. Tribunal de Disciplina”
Nota  Lo importante es saber el art 13, en la ley Nº 13.013 están detallados TODOS estos
organismos. A continuación agrego los artículos de los organismos más relevantes, pero si se quiere
puede profundizarse desde la ley.
Ley Nº 13.013 ARTÍCULO 14.- Fiscal General. “El Fiscal General es el responsable de la
organización y funcionamiento del Ministerio Público de la Acusación. El órgano tiene su sede en la Capital
de la Provincia. El Fiscal General deberá reunir las condiciones previstas en la Constitución para ser Fiscal
de Estado. Durará seis (6) años en el cargo y gozará de inamovilidad durante ese período. No podrá ser
designado para el período siguiente y cesará automáticamente en su cargo por el mero vencimiento del
plazo de su designación.
En caso de ausencia o impedimento transitorio será subrogado por el fiscal regional que él designe
o el que corresponda según la reglamentación que se dicte al efecto. En caso de ausencia o impedimento
definitivo será reemplazado por el fiscal regional con sede en la Capital de la Provincia, debiéndose poner
en marcha en forma inmediata el mecanismo de designación de un nuevo Fiscal General. Tendrá una
remuneración equivalente a la del Procurador General de la Corte”
ARTÍCULO 15.- Designación y remoción. El Fiscal General será designado por el Poder Ejecutivo
con acuerdo de la Asamblea Legislativa. El designado deberá resultar previamente seleccionado por un
sistema de terna vinculante obtenida mediante concurso público de oposición y antecedentes en la forma
que reglamentará el Poder Ejecutivo. Los concursos deberán garantizar transparencia, publicidad,
excelencia y celeridad.
Podrá ser removido de su cargo a solicitud del Poder Ejecutivo o de un legislador provincial por las
causales de mal desempeño, o comisión de delito doloso. La remoción del cargo se decidirá por el voto de
la mayoría absoluta de los miembros de cada Cámara reunidas en sesión conjunta, previo debate y
audiencia del interesado. En este caso entenderá la Comisión de Acuerdos, la que deberá emitir despacho
sobre el particular, designando en su caso a quien actuará como acusador.
El procedimiento de remoción no podrá extenderse por un plazo mayor a 6 (seis) meses contados
desde su inicio hasta la decisión de la Legislatura sobre el fondo del asunto, en cuyo caso caducará de
pleno derecho, no pudiendo iniciarse nuevamente un procedimiento por el mismo hecho. Sin perjuicio de
todo lo expresado, el Poder Ejecutivo, el legislador provincial, el representante del Ministerio Público de la
Acusación actuante en la causa penal, o el acusador designado podrán solicitar la suspensión temporal de
sus funciones, lo que se resolverá por el voto de la mayoría simple de los miembros de cada Cámara
reunidas en sesión conjunta previo dictamen de la Comisión de Acuerdos.
Cuando la única causal sea la presunta comisión de un delito doloso, el trámite podrá suspenderse
hasta la sentencia definitiva en la causa penal correspondiente.
Cuando entre otras causales se encuentre la presunta comisión de un delito doloso, el trámite sólo
podrá suspenderse hasta la sentencia definitiva en la causa penal correspondiente sólo respecto de ella”.
ARTÍCULO 17.- Fiscalías Regionales. “En la Provincia funcionarán cinco fiscalías regionales,
ubicadas una en cada una de las circunscripciones judiciales existentes. Cada fiscal regional será el jefe
del Ministerio Público de la Acusación en la división territorial para la que fue designado, y el responsable
del buen funcionamiento de la institución en el área respectiva. Ejercerá las atribuciones que la ley le
otorga al Ministerio Público de la Acusación por sí mismo o por intermedio de los órganos que de él
dependan.
Los fiscales regionales deberán reunir las mismas condiciones que para ser Fiscal General y serán
designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Asamblea Legislativa, previo cumplimiento del mismo
procedimiento de selección que el previsto en el artículo 15 de la presente Ley. Será removido de su cargo
mediante el mismo procedimiento y las mismas causales previstas en esta Ley para el Fiscal General.
Durará seis años en el cargo y gozará de inamovilidad durante ese período. Cumplido el período
sin ser nuevamente designado fiscal regional y en caso de que anteriormente hubiera pertenecido a la
carrera del Ministerio Público de la Acusación, volverá al cargo que desempeñaba al momento de su
designación como fiscal regional. En caso de ausencia o impedimento temporal, será reemplazado por el
fiscal de su circunscripción que él designe o el que corresponda según la reglamentación que se dicte al
efecto.
En caso de ausencia o impedimento definitivo o cese del período para el que fue designado sin que
se hubiese designado un nuevo fiscal regional, será reemplazado por el fiscal de la circunscripción que
interinamente designe el Fiscal General, hasta tanto se efectúe la correspondiente designación
debiéndose poner en marcha en forma inmediata el mecanismo de designación de un nuevo fiscal
regional.
Tendrá una remuneración equivalente a la de vocal de cámara de apelaciones”
Ley Nº 13.013 ARTÍCULO 20.- Fiscales. Los fiscales tendrán a su cargo el ejercicio de la acción
penal pública de acuerdo a la distribución de trabajo dispuesta por los fiscales regionales, quienes
determinarán la cantidad, el asiento y el área territorial de incumbencia de las fiscalías.
Ejercerán la dirección de la investigación, formularán acusación o requerimiento de sobreseimiento,
aplicarán criterios de oportunidad dentro de los márgenes legales, actuarán en juicio y podrán formular
impugnaciones ante los tribunales correspondientes, cualquiera sea su instancia.
El fiscal deberá ser ciudadano argentino, poseer título de abogado y tener, por lo menos,
veinticinco años de edad, cuatro de ejercicio de la profesión o de la función judicial como magistrado,
funcionario o empleado y dos años de residencia inmediata en la Provincia si no hubiera nacido en ésta.
Serán designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Asamblea Legislativa, previo
cumplimiento del mismo procedimiento de selección que el previsto en el artículo 15 de la presente ley.
Tienen estabilidad en el cargo y sólo podrán ser removidos por mal desempeño o la comisión de
faltas graves con intervención del Tribunal de Disciplina”
Ley Nº 13.013 ARTÍCULO 21.- Fiscales Adjuntos. “Los fiscales adjuntos actuarán por delegación
y bajo la supervisión de los Fiscales. En el ejercicio de su cargo podrán intervenir en todos los actos en los
que puede actuar el fiscal de quien dependan.
El fiscal adjunto deberá ser ciudadano argentino, poseer título de abogado y tener, por lo menos,
veinticinco años de edad, cuatro de ejercicio de la profesión o de la función judicial como magistrado,
funcionario o empleado y dos años de residencia inmediata en la Provincia si no hubiera nacido en ésta.
Serán designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Asamblea Legislativa, previo
cumplimiento del mismo procedimiento de selección que el previsto en el artículo 15 de la presente ley.
Tienen estabilidad en el cargo y sólo podrán ser removidos por mal desempeño o la comisión de
faltas graves con intervención del Tribunal de Disciplina”
Ley Nº 13.013 ARTÍCULO 31.- Tribunal de Disciplina. “El Tribunal de Disciplina se integrará de la
siguiente manera:
1. Un representante del Colegio de Abogados de otra Circunscripción Judicial en que se
desempeñe el acusado.
2. Un senador y un diputado designados anualmente al efecto por sus Cámaras.
3. Un fiscal regional de una circunscripción diferente a la que corresponde al acusado, designado
por sorteo; y el Fiscal General. Este último lo preside y vota sólo en caso de empate. El Auditor General de
Gestión cumplirá la función de acusador ante el Jurado. El trámite para el enjuiciamiento será el que
establece la presente ley. El desempeño en este órgano será considerado carga pública a todos los
efectos”.

Servicio Público Provincial de la Defensa (SPPDP) Ley Nº 13.014

Con la finalidad de garantizar a toda persona sometida a persecución penal estatal una defensa
técnica de calidad, y orientando prioritariamente a aquellas personas que por carecer de medios
económicos no puedan designar a un defensor de confianza, nace el SPPDP, como órgano con autonomía
funcional y con autarquía financiera dentro del Poder Judicial.
Ley Nº 13.014 ARTÍCULO 18.- Integración. “El Servicio Público Provincial de Defensa Penal se
integra por:
1. Defensor Provincial.
2. Consejo del Servicio Público Provincial de Defensa Penal.
3. Defensores regionales.
4. Defensores públicos.
5. Defensores públicos adjuntos.
6. La Administración General.
7. Los Órganos Disciplinarios”
La esencia de la actividad del SPPDP recae en los defensores y defensores adjuntos, que se
encargan de brindar defensa técnica a las personas.

El Ministerio Público Pupilar


Organismo colegiado compuesto por todos los Defensores Generales formando quórum con tres
miembros, y adopta sus decisiones por mayoría absoluta. Vota en primer término el Defensor General que
interviene como tal en la causa o el que debe hacerlo por orden de turno.
Este ministerio, interviene como asesor en todo lo que concierne al régimen de bienes de menores,
incapaces y ausentes.
Como auxiliares de la justicia, los abogados ejercen su petición a través de los distintos juzgados,
desde donde se dispone, en su caso, la remisión y/o vista del Ministerio Pupilar.
En determinados casos, es deber del juez interviniente la remisión al Ministerio Público Pupilar y,
aun cuando su opinión no vincula forzosamente la decisión del magistrado, el dictamen emitido reviste vital
importancia, a punto tal que resulta muy difícil y excepcional que la resolución final del juez lo contraríe.

UNIDAD VIII: LOS SUJETOS PROCESALES (LAS PARTES)

1. Las partes en los procesos civil y penal: concepto, capacidad, legitimación y constitución.
Concepto de parte

Es parte el que demanda en nombre propio (o en cuyo nombre se demanda) una actuación de la
ley, y aquel contra el cual esa actuación de la ley es demandada  CHIOVENDA
Parte es quien pretende y frente a quien pretende  GUASP
De estos conceptos se destacan dos cuestiones fundamentales:
1) La noción de parte se halla circunscripta al área del proceso: es parte quien reclama, o
frente a quien se reclama la protección jurisdiccional, o sea, quienes DE HECHO intervienen o figuran en
el proceso como sujetos activos y pasivos de una determinada pretensión, con prescindencia de que
revistan o no el carácter de legitimados porque la legitimación constituye un requisito de la pretensión y no
de la calidad de parte.
2) Sólo es parte quien actúa en nombre propio (o en nombre de quien se actúa). NO reviste tal
calidad, en consecuencia, quien, como el representante (legal o convencional) actúa en el proceso en
nombre y por un interés ajeno.
Necesariamente las partes no pueden ser más que dos: actora y demandada (principio de dualidad
de las partes). Pero el proceso puede desenvolverse con la actuación de más de un sujeto en la misma
posición de parte (puede haber partes plurisubjetivas, es decir, compuestas por varios sujetos, pero sigue
siendo UNA parte).
Estas conclusiones solo resultan aplicables a los procesos contenciosos porque únicamente en
ellos cabe hablar de “partes” en sentido estricto. En los procesos voluntarios el concepto de parte debe ser
reemplazado por el de “peticionarios” que son definidos como aquellas personas que, en nombre e interés
propio, o en cuyo nombre e interés se reclama, ante un órgano judicial, la emisión de un pronunciamiento
que constituya, integre o acuerde eficacia a determinado estado o relación jurídica privada.

Capacidad para ser parte

Este tipo de capacidad refiere a la posibilidad jurídica de figurar como parte en un proceso, y no es
otra cosa, que la aptitud para ser titular de derechos y deberes procesales.
Del principio general en cuya virtud toda persona humana goza de aptitud para ser titular de
derechos y deberes jurídicos (CCYC art. 22) se infiere que toda persona, por el solo hecho de serlo, goza
de la capacidad de ser parte.
ARTICULO 22.- Capacidad de derecho. “Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular
de derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples
actos, o actos jurídicos determinados”
Por aplicación de los principios generales, las personas humanas adquieren capacidad para ser
partes desde la concepción (CCYC art. 19) y la pierden con la muerte sea ésta constatada (CCYC art. 93)
o presunta (CCYC art. 85 y ss.)
Tienen también capacidad para ser parte las personas jurídicas (CCYC art. 141), sean públicas o
privadas.

Capacidad procesal

No todas las personas que tienen capacidad para ser partes se hallan dotadas de capacidad
procesal, o sea, de la aptitud necesaria para ejecutar personalmente los actos procesales válidos.
La capacidad procesal supone, la aptitud legal de ejercer los derechos y de cumplir los deberes y
cargas inherentes a la calidad de parte. Coincide con la hoy denominada capacidad de ejercicio (CCYC
art. 23).
ARTICULO 23.- Capacidad de ejercicio. “Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus
derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia judicial”.
ARTICULO 24.- Personas incapaces de ejercicio. “Son incapaces de ejercicio:
a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance dispuesto
en la Sección 2ª de este Capítulo;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa decisión”
En su lugar, son representantes:
ARTICULO 101.- Enumeración. “Son representantes:
a) de las personas por nacer, sus padres;
b) de las personas menores de edad no emancipadas, sus padres. Si faltan los padres, o ambos
son incapaces, o están privados de la responsabilidad parental, o suspendidos en su ejercicio, el tutor que
se les designe;
c) de las personas con capacidad restringida, el o los apoyos designados cuando, conforme a la
sentencia, éstos tengan representación para determinados actos; de las personas incapaces en los
términos del último párrafo del artículo 32, el curador que se les nombre.”
Respecto a los menores de edad: El menor adolescente goza de plena capacidad procesal para
intervenir en aquellos juicios relacionados con actos civiles que puede válidamente ejecutar sin
autorización paterna o con actos respecto de los cuales ha mediado tal autorización.
ARTICULO 26.- Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. “La persona menor
de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.
No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos
que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de intereses con sus
representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada.
La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne así
como a participar en las decisiones sobre su persona.
Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí
respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o
provocan un riesgo grave en su vida o integridad física.
Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la
integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores;
el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión
médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto médico.
A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las decisiones
atinentes al cuidado de su propio cuerpo”
ARTICULO 27.- Emancipación. La celebración del matrimonio antes de los dieciocho años
emancipa a la persona menor de edad.
La persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones previstas en este
Código.
La emancipación es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la emancipación,
excepto respecto del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir del día en que la sentencia pasa en
autoridad de cosa juzgada.
Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la mayoría
de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad”
ARTICULO 28.- Actos prohibidos a la persona emancipada. “La persona emancipada no puede,
ni con autorización judicial:
a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito;
b) hacer donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito;
c) afianzar obligaciones”
ARTICULO 29.- Actos sujetos a autorización judicial. “El emancipado requiere autorización
judicial para disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La autorización debe ser otorgada cuando el
acto sea de toda necesidad o de ventaja evidente”
ARTICULO 30.- Persona menor de edad con título profesional habilitante. “La persona menor
de edad que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión puede ejercerla por cuenta
propia sin necesidad de previa autorización. Tiene la administración y disposición de los bienes que
adquiere con el producto de su profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a
ella”.

Capacidad procesal en materia penal

La situación de los penados se halla prevista en el ART 12 del Código Penal – “La reclusión y la
prisión por más de tres años llevan como inherente la inhabilitación absoluta, por el tiempo de la condena,
la que podrá durar hasta tres años más, si así lo resuelve el tribunal, de acuerdo con la índole del delito.
Importan además la privación, mientras dure la pena, de la patria potestad, de la administración de los
bienes y del derecho de disponer de ellos por actos entre vivos. El penado quedará sujeto a la curatela
establecida por el Código Civil para los incapaces”
El penado por lo tanto queda privado de capacidad procesal para intervenir en juicios en los cuales
se ventilen pretensiones de naturaleza patrimonial, no en los que versen sobre derechos personalísimos.

Legitimación procesal

Es aquélla que establece si una persona es hábil para reclamar por sí o si, por el contrario, requiere
de asistencia (representación por otra).
En el sistema del CCYC este tipo de legitimación es variada, pues entre la representación
necesaria absoluta, hay una serie de variantes (ej. Arts. 19, 21, 13, 24 y ss. para personas humanas, arts.
141 y ss. para personas jurídicas)
La ausencia de esa capacidad o de representación que se requiera, conlleva al planteo de falta de
personalidad en el Código procesal civil y comercial de SF.

Constitución

La capacidad procesal habilita, a quien goza de ella, para intervenir en el proceso personalmente o
por medio de un representante. Respecto de las personas que tienen una incapacidad de ejercicio,
funciona, la denominada representación legal. Las personas de existencia ideal pueden actuar por medio
de representantes legales o estatutarios.
Art. 30 Código procesal Civil y Comercial SF “Toda persona puede comparecer por sí o por
apoderado o por medio de sus representantes legales, con o sin la dirección del letrado, salvo lo dispuesto
en la Ley orgánica”
Art. 31 Código Procesal Civil y Comercial SF “En los juicios universales y en los contencioso
ante los jueces letrados, es obligatorio para los litigantes hacerse representar por apoderado inscripto en la
matrícula de procuradores, salvo:
1) Cuando se actúa con firma del letrado
2) Para solicitar medidas precautorias o urgentes
3) Cuando los abogados o procuradores actúen en causa propia
4) Para contestar intimaciones o requerimientos de carácter personal
5) Para la recepción de órdenes de pago
6) Para solicitar la declaratoria de pobreza”
Art. 42 Código Procesal Civil y Comercial SF “En casos urgentes, se podrá comparecer al
proceso ofreciendo comprobar la personería dentro del plazo que el juez determine y que no podrá ser
superior a 30 días. La decisión será inapelable y cuando fuera denegatoria, se notificará por cédula o
personalmente en secretaria. El plazo empezará a correr desde el mismo día en que se compareció
invocando el mandato y pidiendo término para presentar el documento que lo instrumente. Transcurrido
aquél sin que el poder se exhibiera o si éste no hubiera sido otorgado, por lo menos, el día que se lo alegó,
quedará nulo todo lo actuado por el procurador que cargará con las costas causadas.
La ratificación de los actos realizados sin poder es inadmisible”.

LAS PARTES Y SUS DEFENSORES EN MATERIA CIVIL Y COMERCIAL:

ARTICULO 24. Las partes y sus defensores tendrán el deber de conducirse en el juicio con lealtad,
probidad y buena fe. Respecto de las primeras, la transgresión de estos principios autorizará al juez o
tribunal, al fallar en definitiva, a imponer a la infractora una multa de hasta doscientos días multa, en favor
de su contraria. Si fueren los defensores quienes faltaren a esos deberes, el juzgador lo comunicará a los
colegios profesionales que ejerzan sobre ellos la jurisdicción disciplinaria.

PRINCIPIO DE MORALIDAD PROCESAL: El mismo se encuentra consagrado en la primera parte del


artículo en análisis.

Conducta procesal maliciosa: La norma no entabla qué actitudes pueden ser reprochadas como contraria
a la lealtad, probidad y buena fe, de tal modo que corresponderá al juez analizarla en el caso concreto. A
su vez, dicho análisis debe ser restrictivo, dado que, no puede obviarse que está en juego el derecho de
defensa en juicio. Cuando se habla de conducta procesal maliciosa se hace referencia a actos de las
partes o de sus defensores que presuponen la utilización de prerrogativas que en principio la ley les
concede, pero que se ejercen en forma desviada, abusiva o con exceso, desvirtuando la finalidad de
garantir la defensa para las que fueron otorgadas, constituyéndolas en cambio en obstáculos al desarrollo
normal del proceso, tal desviación queda concretada y su conducta resulta reprochable por violación del
principio en cuestión durante el proceso.

Pautas jurisprudenciales Se ha descartado jurisprudencialmente como conducta maliciosa una defensa


fracasada, si se ha ejercido en tal forma que no demuestre una intención obstruccionista y dilatoria, aun
cuando se hubiera sustentado en errores de derecho, en cambio, si se considera maliciosa la conducta
procesal si resulta evidente que se ha hecho un uso arbitrario, antifuncional y con simple ánimo dañoso de
los medios de defensa. De allí que mientas no deviene en principio maliciosa la actitud de quien opone
excepciones, plantea incidentes, interpone recursos, etc por el solo hecho de ser declarados inadmisibles,
sí resulta serlo si los mismos se fundan en pruebas falsas o se muestran carentes de todo respaldo fáctico
o jurídico, o si evidencian que se utilizan con la sola intención de dilatar el procedimiento y provocar un
dispendio jurisdiccional inútil, como el caso de quien no contesta la demanda y no obstante solicita la
apertura a pruebas, pero luego no la produce, ni alega apela la sentencia adversa y no expresa agravios,
etc.

Oportunidad: La oportunidad es en el dictado de la sentencia de fondo. En ello difiere con el ejercicio de la


potestad disciplinaria que consagra el art. 22, no son lo mismo.

Sanción: Multa en favor de la contraria.


ARTICULO 25. Será también deber de los defensores, como auxiliares de la justicia, colaborar en el
desarrollo e impulsión de los procesos en que intervengan. Con este objeto, sin perjuicio de las funciones
del secretario, los abogados y procuradores podrán realizar los actos siguientes:
a) Firmar y diligenciar los oficios dirigidos a Bancos, oficinas públicas o entes privados, sólo con respecto a
pedidos de informes, saldos o estados de cuentas; así como solicitudes de certificados y liquidaciones;
b) Solicitar a los registros públicos, certificados, informes y la inscripción de poderes para juicios o de actos
judiciales previamente autorizados;
c) Firmar las cédulas de notificación, con excepción de las que se refieran a medidas precautorias, entrega
de bienes o modificación de derechos y las que el juez, expresamente ordene que sean firmadas por el
secretario. Las cédulas serán firmadas por el abogado o procurador de la parte que tenga interés en la
notificación, pero deberá previamente, bajo pena de nulidad, notificarse este último o, en su caso, el
litigante que patrocine el abogado. Si se hiciera uso de la notificación por correo, la pieza respectiva podrá
también ser expedida por el profesional firmante bajo las mismas condiciones.

ARTICULO 26. Los oficios y demás actos a que se refiere el artículo anterior, sólo podrán ser firmados por
los defensores en las causas que intervengan mientras no conste en autos su substitución. Será obligación
de los mismos, según el caso, indicar el registro del expediente, juzgado y secretaría donde se tramita,
salvo cuando se solicite la inscripción de poderes para intervenir en juicio. La firma será aclarada con el
sello correspondiente, que contendrá admás el domicilio del profesional actuante. En seguida que éste
obtenga los informes solicitados o el aviso de recibo de las cédulas que expida por Correos y
Telecomunicaciones, deberá presentarlos al juzgado y hacerlos agregar a las actuaciones que
corresponda.

ARTICULO 27. El profesional que firme oficio o cédula haciendo mención de causa, actos o disposiciones
inexistentes, alterándolas u omitiéndolas será suspendido de la respectiva matrícula por el término de dos
años. En caso de reincidencia, en el mismo o distinto proceso, será excluido definitivamente. El
juzgamiento y decisión de estos hechos así como la sanción respectiva, que corresponde conocer y aplicar
al juez de la causa quien las comunicará al colegio profesional que corresponda, son por completo
independientes de cualesquiera otros que correspondieren en distinta sede.

ARTICULO 28. Si durante la tramitación del proceso cambia la persona a la cual pertenece el interés en
litis por otro título que no sea la muerte o extinción de aquélla, la que intervino al comienzo conservará su
calidad de parte y sus obligaciones en el pleito seguirán siendo las mismas, salvo conformidad expresa de
la contraria. El cesionario podrá actuar siempre como tercero coadyuvante.

Sucesión procesal: El artículo refiere al supuesto en donde hay alteración de las partes o de los sujetos
que las integran durante el proceso. Hay que diferenciar la sucesión procesal de la sustición. Mientras que
en la primera hay un solo interés, que se transmite de un sujeto a otro, en la segunda el sustituto persigue
la satisfacción de un interés ajeno para satisfacer su propio interés, vrg: acción subrogaría.

Por la condición expuesta en el artículo, nunca debe ser por muerte de la persona, ya que en ese caso hay
una sucesión procesal a título universal (art. 45 cpccsf).

ARTICULO 29. Las partes pueden convenir la renuncia al derecho de apelar cuando el objeto de la
controversia sea susceptible de enajenación o transacción. No podrá convenirse la renuncia del recurso de
nulidad.

El supuesto recogido por la norma es el de renuncia anticipada, esto es, la formulada antes del dictado de
la sentencia e incluso por convenio previo al pleito. Se refiere a una renuncia en sentido estricto o
restringido y manifestada en forma expresa, no a los supuestos de renuncia en sentido amplio que incluiría
el desistimiento del recurso. La misma va a ser válida siempre que sea efectuada por todas las partes en
litigio.

La renuncia al recurso de nulidad se explica porque el mismo versa sobre la legalidad de la resolución y
del procedimiento que la antecede.

Defensa en materia penal (constitución)


Existe la defensa técnica que tiene que ver con el asesoramiento jurídico que puede otorgar, ya
sea, un defensor de confianza del imputado, un defensor público o el mismo imputado ejerciendo la
“autodefensa”.
El defensor de confianza deberá ser abogado y matriculado.
El defensor público es asignado de oficio por el tribunal en resguardo del derecho de defensa del
imputado. Tiene su fundamento en la “igualdad de armas”. En SF existe el “Servicio Público de Defensa
Penal”.
Autodefensa: el tribunal puede aceptarla o no, siempre en resguardo de las garantías
constitucionales del imputado.

Designación:

Defensor privado o de confianza: lo elige el imputado o pueden ser designado a propuesta de un


tercero con ratificación del imputado.
El defensor debe comparecer ante el tribunal y aceptar el cargo. La defensa es de ejecución
obligatoria, puede renunciar, pero debe continuar con la defensa hasta que otro profesional acepte el
cargo, el imputado NO puede quedarse sin defensa.
Se puede tener la cantidad de defensores que se quiera, pero en las audiencias está establecido
un máximo de 2 defensores.
Código Procesal Penal de SF
ARTÍCULO 119.- Renuncia del defensor.- “El defensor, en caso de renuncia al cargo, estará
obligado a continuar en su desempeño hasta que el imputado proponga otro o le haya sido designado de
oficio. Los plazos no se suspenderán en ningún caso.
No se podrá renunciar durante las audiencias salvo imposibilidad manifiesta e imprevisible de
ejercer razonablemente la defensa”
ARTÍCULO 114.- Defensa del imputado.- “El imputado tendrá derecho a elegir como defensor de
confianza a un abogado habilitado legalmente al efecto, o a defenderse personalmente salvo cuando de
ello resulte un perjuicio evidente para la misma.
En caso de no ejercer tales derechos, se le proveerá de oficio un defensor conforme a las normas
aplicables que asegurarán la efectiva disponibilidad de defensa para todos los casos que requieren las
disposiciones de este Código y según sus condiciones.
Si el imputado se encontrara sufriendo una afección mental que excluyera su capacidad de
entender o de querer los actos del procedimiento, el defensor será designado por su curador, si lo hubiere,
o en su defecto se nombrará al defensor de oficio, para que ejercite su derecho de parte y, en su caso,
éste último provea a su representación legal.
En ningún caso el estado de incomunicación constituirá obstáculo alguno”
ARTÍCULO 115.- Propuesta de terceros.- “Cuando el imputado estuviera incomunicado, cualquier
persona que tenga con él relación de parentesco o amistad podrá proponer un defensor, lo que se le hará
saber a aquél de inmediato.
La relación con el imputado no necesitará ser probada, bastando la manifestación bajo juramento
del peticionario”
ARTÍCULO 116.- Pluralidad de defensores.- “El imputado podrá designar los defensores que
considere convenientes, pero no será defendido simultáneamente por más de dos en las audiencias orales
o en el mismo acto.
Si el imputado tuviera más de un defensor, la notificación hecha a cualquiera de ellos valdrá para
todos, y la sustitución de uno por otro no alterará trámites ni plazos.
El defensor designado podrá sustituir facultades en un defensor auxiliar, para actuar en aquellas
diligencias a las que no pudiera asistir personalmente. El defensor auxiliar sólo tendrá responsabilidad en
aquellos actos en los que participe, pero ello no exime de responsabilidad al designado”
ARTÍCULO 120.- Designación de oficio.- “Si el imputado no nombrara defensor de confianza o
hasta tanto el designado acepte el cargo o realice actos de defensa, asumirá su defensa un defensor
designado de oficio, debiéndosele hacer saber al imputado el nombre del mismo.
Para el caso de acumulación de causas, cuando así procediera, deberá oficiosamente nombrarse
en todas ellas, al defensor de oficio correspondiente a la causa de atracción, dejándose sin efecto las
designaciones de quienes pudieran haber actuado en las causas acumuladas”.

Deberes del defensor:

Código procesal penal de SF


ARTÍCULO 121.- Deberes de los defensores de oficio.- “Los defensores de oficio concurrirán a
los institutos de detención y penitenciarios en los que se alojen sus defendidos para informarles sobre el
estado de sus causas.
En todos los casos tomarán conocimiento personal y directo de sus defendidos en el modo más
inmediato posible”
Ley Nº 13.014 ARTÍCULO 31.- Funciones y deberes. “Los defensores públicos y defensores
públicos adjuntos tienen las siguientes funciones y deberes:
1. Ejercer la defensa técnica en los casos que les fueran asignados, desde el mismo momento en
que les es comunicada su asignación.
2. Tienen obligación de cumplir con los estándares de calidad en la prestación del servicio de
defensa impuestos conforme las disposiciones de la presente ley, actuando en defensa de los derechos e
intereses de las personas a las que defiendan, respetando sus decisiones, siempre que ello no perjudique
la eficacia de la defensa ni obste a la normal sustanciación del proceso, e informándolas de las
consecuencias posibles de las mismas.
3. Brindar completa información a las personas que defiendan o a las personas que en nombre de
aquéllas se la requieran.
4. Responder los pedidos de informes que le formulen la Defensoría Provincial, la Defensoría
Regional o la Administración General.
5. Requerir la colaboración de la policía u otros organismos de investigación cuando sea necesario
para el cumplimiento de su función. 6. Todas aquellas que el defensor regional y la reglamentación le
asignen”
Los defensores en general tienen deber de:
l) Lealtad, deben buscar los mejores resultados posibles
m) Información
n) Concurrir al lugar donde se encuentra el defendido
o) Defensa efectiva: hay un mínimo de eficacia con el que se debe cumplir
p) Confidencialidad: debe tener estricta reserva de todo lo que llegue a su conocimiento sino
se podría incurrir en el delito de “violación de secreto art. 156 Código Penal”. Esta regla admite
excepciones por ejemplo si se viola en un estado de necesidad.
Principio de libertad de defensa  El defensor puede utilizar la estrategia que quiera siempre que
no constituya un delito, una falta de respeto o una falta ética.
Código procesal penal SF
ARTÍCULO 117.- Libertad de la defensa.- “La defensa es completamente libre sin más
restricciones que las impuestas por la ética, por el respeto debido a los jueces, a las partes y la
observancia de las normas constitucionales y los trámites legales”
Separación del cargo:
Código procesal penal SF
ARTÍCULO 118.- Separación del defensor.- “El Tribunal, aun de oficio, procederá a separar al
defensor de confianza que abandonara el cargo al imputado sin defensa, incurriera en notorias omisiones
o negligencia, provocara deliberadamente demoras en la sustanciación de la causa, o actuara en la
defensa común incompatible de varios imputados.
En tales casos será de aplicación lo dispuesto por el artículo 114 de este Código”.

La rebeldía: concepto y efectos


En sentido estricto, rebeldía es la situación que se configura respecto de la parte que no
comparece al proceso dentro del plazo de la citación, o que lo abandona después de haber comparecido.
Implica, por lo tanto, la ausencia total de cualquiera de las partes en un proceso en el cual les corresponde
intervenir, y no debe confundirse con la omisión del cumplimiento de actos procesales particulares, pues
esa circunstancia solo determina, como regla general, el decaimiento de la facultad procesal que se dejó
de ejercitar y no genera, como la rebeldía, efectos dentro de la estructura total del proceso.
En los sistemas procesales antiguos no se concebía que un juicio pudiese constituirse y
desarrollarse en ausencia de una de las partes.
Las legislaciones modernas admiten y prevén la posibilidad de que el proceso se constituya
válidamente incluso sin el efectivo concurso de una de las partes, y establecen, para tales supuestos, un
conjunto de reglas elaboradas sobre la base de ciertas ficciones destinadas a allanar los inconvenientes
derivados del incumplimiento de la carga de comparecer.
Código Procesal Civil y Comercial Santa Fe
ARTICULO 76. “El juicio en rebeldía se seguirá:
1) Contra el demandado que no hubiere comparecido a estar a Derecho.
2) Contra cualquiera de los litigantes que estando representados por medio de apoderado y
siendo nuevamente citado por renuncia, muerte o inhabilidad de éste, no compareciere en el término
debido”.
CONCEPTO: Existe rebeldía cuando una parte debidamente citada a un proceso incumple con la carga
procesal de constituirse como parte. En un sentido más genérico tamb existe rebeldía cuando esa
inactividad procesal ocurre en el curso del proceso, como cuando el demandado no contesta la demanda o
no asiste a una audiencia. No obstante, esta es una rebeldía menor, no relacionada con la totalidad del
proceso.
La hipótesis más frecuente de rebeldía se da en los casos de incoparencia del demandado y para que
pueda decretarse la rebeldía el emplazamiento debe haber sido efectuado em forma legal, al domicilio real
del demandado. También puede decretarse la rebeldía, sea del actor o del demandado, si por muerte o
incapacidad de su apoderado no compareciere en término a una nueva citación.
La ley local no prevé expresamente el supuesto de muerte o incapacidad del poderdante. No obstante, los
herederos o el representante del incapaz deben asumir en el proceso, para lo cual será necesario que se
los cite. La incomparencia en el plazo acordado determinará tamb la rebeldía.
El emplazamiento a los herederos deberá efectuarse x edictos. En el caso de que no comparezcan se
nombrará un curador que asumirá la función de defensor de oficio de los herederos rebeldes.
ARTICULO 77. “La rebeldía será decretada sin otro trámite que el informe del actuario, y se notificará por
cédula si el rebelde tuviere domicilio conocido dentro de la Provincia; si el domicilio fuere desconocido, se
notificará por edictos, que se publicarán dos días”
La declaración de rebeldía consiste en la comprobación, certificación y respectivo pronunciamiento sobre
tal estado o situación. Se deberá notificar por cédula al rebelde que tuviera domicilio conocido dentro de la
provincia. Para el supuesto en que el domicilio se encontrare fuera de la provincia rige el art. 74
(ARTICULO 74. Cuando el domicilio del demandado se encuentre fuera del juzgado, se acompañará al
oficio o exhorto la cédula de notificación, en dos ejemplares. Tratándose de notificaciones dentro de la
Provincia, podrán hacerse también por cédulas postales, en la forma prevista por el artículo 66.). Cuando
el emplazamiento del demandado se notificó por edictos, la declaración de rebeldía, debe hacerse de la
misma manera.
ARTICULO 78. “Notificada la rebeldía, el proceso seguirá sin dársele representación al rebelde, al cual se
le tendrá por notificado de cualquier resolución o providencia, desde su fecha. Si no fuere conocido el
domicilio, se le nombrará defensor, por sorteo de entre los abogados de la lista. En el primer caso, siempre
que se decrete traslado al rebelde, se reservarán los autos en secretaría y las copias quedarán a
disposición de aquél hasta el vencimiento del término, que se contará también automáticamente desde la
fecha de la providencia que ordene el traslado o la vista. El defensor tendrá derecho a cobrar honorarios al
rebelde y debe hacer llegar a conocimiento de éste, la noticia del pleito. Deberá asimismo, recurrir de la
sentencia dictada contra el rebelde”
Efectos de la rebeldía:
a. Continuación del proceso: Notificada la rebeldía el proceso continúa sin darse representación al
rebelde, excepto que se trate de persona incierta o ser desconocido el domicilio. En cualquiera de los
casos, se nombrará un defensor entre los abogados de la lista por sorteo.
b. Notificaciones: No existiendo domicilio constituido, todas las resoluciones y providencias quedarán
notificadas al rebelde en Secretaría, a excepción, claro está, de la propia declaración de contumacia y las
sentencias de 1era y 2da instancia, que deberán notificarse x cédula o edictos según corresponda.
La norma refiere que la resolución o previdencia queda notificada desde su fecha, contrariamente a lo
establecido en el art. 71, que determina que en los términos judiciales no se contará el día en que tuviere
lugar la diligencia, o sea no queda notificado desde el día hábil siguiente si no desde la fecha que fue
ordenada.
DEFENSOR DEL REBELDE: El demandado que no compareciere y fue debidamente citado POR
EDICTOS será representado por un defensor de oficio, sorteado entre los abogados de la lista
(IMPORTANTE: sólo se designa defensor cuando la persona fue notificada por edictos, o sea cuando se le
desconoce el domicilio).
El defensor de oficio no ejercer meras funciones de control sino que reviste la calidad de verdadero sujeto
de la relación procesal.
De allí que, ante la negativa específica de los hechos entablados por el actor, se impone al mismo la
carga de probar sus afirmaciones.
La última parte del art. 78 obliga al defensor del rebelde a recurrir la sentencia dictada contra el rebelde.
Aun cuando el defensor estime que la sentencia es justa se impone la ineludible obligación legal de
recurrirla. La finalidad perseguida x la norma es asegurar que el fallo de primera instancia ha sido ajustado
a derecho, protegiendo la garantía de debido proceso del rebelde.
Se presenta el problema de determinar cuál es la actividad exigible al defensor de oficio ante el traslado
para expresar agravios, sabiendo que en la mayoría de los casos éstos son inexistentes.
Según Carrillo, lo que se quiso obligar al defensor a apelar la sentencia fue asegurar que los autos
llegaran a la Alzada para que ésta pudiera revisar los mismos, y no concentrarse únicamente en los
agravios del defensor. Si éste no cuenta con la posibilidad de interponer agravios el recurso deberá ser
tenido en cuenta de todas formas porque la finalidad de la norma es que la Cámara revise la sentencia y
se garanticen los derechos del rebelde.
Otra postura entiende que, si el defensor no expresó agravios, la Alzada no puede revisar de oficio la
resolución llegada en crisis a sus estrados pero no atacada por agravios concretos.
La segunda postura según Peyrano parece la más adecuada dado que, no hay ninguna disposición legal
que permita apartarse de los principios en materia de apelación y agravios. Peyrano considera que el
carácter imperativo de la apelación es desafortunado, ya que la ley debería dejar a criterio del defensor la
necesidad de recurrir o no una sentencia, bajo el mandato de su responsabilidad profesional.
HONORARIOS DEL DEFENSOR: Se los podrá cobrar al rebelde
ARTICULO 79. “La declaración de rebeldía no altera el curso regular del juicio, y la sentencia será siempre
dictada según el mérito de autos, sea cual fuere la parte que hubiere incurrido en rebeldía. Declarada la
rebeldía, podrá decretarse sin fianza el embargo contra el demandado para asegurar el resultado del
juicio, y contra el actor, para asegurar el pago de las costas”
EFECTOS DE LA CONTUMACIA SOBRE LAS CUESTIONES FÁTICO-JURÍDICAS PLANTEADAS EN
EL PROCESO:
Respecto a las consecuencias se han generado varias teorías:
Para unos implica el reconocimiento de los hechos afirmados por el actor, es decir que, no contestada la
demanda, se dicta sentencia conforme a los mismos.
Una segunda posición sostiene que la rebeldía implica una presunción de verdad de los hechos lícitos
afirmados por quien obtuvo la declaración. Ello motiva un beneficio a favor del actor que, como toda
presunción, importa una inversión de la carga probatoria.
Otro criterio es el que establee que la declaración de rebeldía da lugar a una presunción de verdad sólo en
caso de duda.
Por último, están quienes se inclinan por la teoría de la indiferencia, o sea que la declaración de rebeldía
no produce ningún efecto en la relación procesal.
Nuestro Código se enrola en la segunda de las teorías, de donde los actos procesales cumplidos por el
demandado rebelde otorgan al actor una presunción de verdad que puede ser desvirtuada por la actividad
posterior que desarrolle el contumaz.
Apertura a prueba en el proceso en rebeldía: La claridad del texto del art. 143 determina que raramente
en un proceso se abra la instancia probatoria si una de las partes está en rebeldía.
Rebeldía y embargo: Se admite la posibilidad de trabar embargo sobre los bienes del declarado rebelde
sin necesidad de prestar fianza. Si el rebelde es el actor, el embargo podrá decretarse sin fianza, como
medio de asegurar el pago de las eventuales costas.
En cualquier caso el embargo podrá trabarse aun antes de ser notificada la rebeldía al contumaz.
No obstante, no cabe el embargo sin fianza si el rebelde comparece antes de ordenarse la medida.
ARTICULO 80. “Si el rebelde comparece, será admitido como parte, sea cual fuere el estado del
juicio y, cesando el procedimiento en rebeldía, se entenderá con él la tramitación ulterior. El embargo
trabado continuará, no obstante, a menos que preste fianza equivalente”
En relación a la sentencia en rebeldía, el Código procesal Civil y comercial de SF determina en su Art. 79
que será dictada según el mérito de las constancias obrantes en autos.
Existen diversas teorías al respecto, pudiendo entenderse que la más acertada es la que entiende que la
rebeldía crea una presunción favorable a la pretensión del actor, que debe ser ratificada con la prueba
respectiva.
En la práctica, la cuestión encuentra solución, porque a la rebeldía se le suma generalmente la
incontestación de la demanda, lo que torna de aplicación el art. 143 del Código Procesal Civil y
Comercial de SF ”La falta de contestación a la demanda, aun en el juicio de rebeldía, o a la reconvención
implica el reconocimiento de los hechos articulados por el actor o reconviniente, sin perjuicio de la prueba
en contrario que produjera el demandado o reconvenido. Omitida la contestación, se llamará los autos
para sentencia, si correspondiere; decreto que se revocará si aquéllos solicitaren la apertura a prueba”
La sentencia dictada en rebeldía no podrá ejecutarse hasta 6 meses después, a menos que se preste
fianza. Lo expuesto en el art. 82 se relaciona con el recurso de rescición que le cabe al rebelde y el plazo
máximo para su interposición.
ARTICULO 81. “La sentencia de primera instancia y la de segunda serán notificadas en la misma forma
que el auto declarativo de rebeldía”
ARTICULO 82. “La sentencia dictada en rebeldía no podrá ejecutarse hasta seis meses después, a menos
que se preste fianza de devolver en caso de rescisión lo que ella mande entregar. Pero, el que hubiere
obtenido sentencia contra el rebelde podrá hacer inscribir como litigioso en el Registro General el derecho
que la sentencia hubiere declarado a su favor y que fuese susceptible de inscripción”
ARTICULO 83. “En cualquier estado del juicio y hasta seis meses después de la sentencia, podrá el
rebelde entablar el recurso de rescisión contra el procedimiento o contra la sentencia”
RECISIÓN: Se denomina Recurso de Recisión al remedio procesal acordado en favor de la parte
declarada rebelde, por medio del cual ésta podrá obtener la declaración de nulidad del procedimiento, y en
su caso de la sentencia, debiendo sustanciarse nuevamente el pleito desde el último acto válido, esta vez
con audiencia del interesado.
PLAZO: Si el recurso se interpone contra la sentencia se requiere que entre ésta y la interposición no
hayan transcurrido más de 6 meses. El cómputo del plazo comienza a correr partir de que el rebelde tuvo
la posibilidad de conocer la sentencia, esto es, desde la cédula de notificación o desde la publicación de
los edictos. Tratándose de un plazo de caducidad, la interposición extratemporánea debe ser declarada de
oficio.
PROCEDENCIA: El recurso sólo es procedente en los procesos declarativos, a excepción de los juicios
sumarísimos y los desalojos.

ARTICULO 84. “Para que proceda el recurso de rescisión, se requiere:


1) Que medie nulidad del emplazamiento o que el rebelde acredite no haber podido comparecer por
fuerza mayor o por no haber tenido conocimiento del pleito.
2) Que desde la cesión de la fuerza mayor o desde la noticia del pleito hasta la instauración del
recurso no haya transcurrido sino el máximo del término legal del emplazamiento y treinta días más”
REQUISITOS: Para que sea procedente es necesario que haya mediado nulidad en el emplazamiento o
que el rebelde no haya podido comparecer al proceso por razones de fuerza mayor.
NULIDAD EN EL EMPLAZAMIENTO: El mismo será nulo, fundamentalmente por la existencia de vicio en
la notificación. En cuanto a sus irregularidades la notificación está sometida a los principios generales que
rigen las nulidades en el proceso.
INCOMPARENCIA POR RAZONES DE FUERZA MAYOR: Peyrano cree que el desconocimiento,
constituye un supuesto específico al que alude la norma, siempre y cuando se funde en una situación de
imposibilidad y no el mero descuido o despiste.
Por fuerza mayor debe entenderse aquella circunstancia que, objetivamente considerada, impide a un
sujeto efectuar una conducta requerida, que traducida al este supuesto es la comparencia al proceso. Para
que se habilite la misma debe existir un verdadero impedimento que coloque al rebelde en un estado de
indefensión, motivado por causas que no le son imputables y que no pudieron soslayarse con las
precauciones que racionalmente pudo adoptar.
PLAZO: El segundo de los requisitos exigidos refiere al pazo de interposición del recurso. Para que sea
temporáneo se requiere que desde la cesación de la fuerza mayor o el conocimiento del juicio no hayan
transcurrido más del máximum del término legal del emplazamiento y treinta días más.
En los supuestos de interponerse recurso de recisión contra una sentencia debe respetarse además el
plazo establecido en el art. 83, de modo que aun cuando no haya transcurrido el plazo supra aludido el
recurso es improcedente si ya pasaron los seis meses de la sentencia.
Ambos plazos son de caducidad por lo que corresponde su declaración oficiosa.
ARTICULO 85. “La rescisión se substanciará en pieza separada y por el trámite del juicio sumario.
Suspenderá en su caso, la ejecución de la sentencia”
ARTICULO 86. “Lo dispuesto en este Título sobre la representación del rebelde, el recurso de rescisión y
la suspensión de la ejecución de la sentencia es sólo aplicable a los juicios declarativos después de los
cuales no puede promoverse otro sobre el mismo objeto”.

Rebeldía en materia penal

Código procesal Penal SF


ARTÍCULO 124.- Procedencia y declaración.- “Será declarado rebelde el imputado que, sin grave
impedimento, no compareciera a la citación, o se fugara del establecimiento o lugar donde estuviera
detenido, o no obedeciera a una orden de detención, o se ausentara de la residencia fijada, sin licencia del
Ministerio Público Fiscal o del Tribunal.
La declaración de rebeldía será emitida por el Tribunal competente, a pedido de parte, previa
constatación de la incomparecencia, fuga o ausencia, expidiendo orden de detención, si antes no se
hubiera dictado. La orden se hará conocer también a las autoridades encargadas del control para salir del
país, con mandato expreso de que lo impidan, y se inscribirá en el Registro Único de Antecedentes
Penales que informará al Registro Nacional de Reincidencia, con todos los recaudos de una solicitud de
extradición interna, que valdrá a ese efecto cuando el imputado fuera aprehendido en otro lugar del país”

ARTÍCULO 125.- Efectos de la rebeldía.- “La declaración de rebeldía no suspenderá la


Investigación Penal Preparatoria, pero no podrá formularse la requisitoria de acusación prevista por el
artículo 294, reservándose las actuaciones y otros efectos, instrumentos o piezas de convicción que fueran
indispensable conservar.
Si la rebeldía se declarara luego de la apertura del juicio habiendo comparecido el imputado a la
primera audiencia, no impedirá su total sustanciación y el dictado de la sentencia. En tal caso el imputado
rebelde será representado por su defensor o se le designará otro de oficio, y se lo considerará presente
para todos los efectos de este Código.
La declaración de rebeldía del imputado lo obligará al pago de las costas provocadas por su
contumacia, originando la reanudación o el nuevo examen de la coerción personal que corresponda”.

Roles que puede asumir la víctima en el proceso penal


Uno de los desafíos más importantes en materia de reformar procesales penales tiene que ver con
otorgar un rol preponderante a la víctima en el proceso.
Los modelos de juzgamiento inquisitivo eran caracterizados por el olvido y el menosprecio por la
participación, la palabra y el sentimiento de la víctima.
Actualmente, el art. 80 del Código Procesal Penal de SF regula los derechos con los que cuenta la
víctima por la simple condición de tal, al margen de las facultades de participar en el procedimiento a
través de los diferentes tipos de querellantes admitidos por la ley procesal:
1) La víctima en el rol de querellante exclusivo, se presente en los casos de delitos ejercitables
privadamente
2) La víctima en el rol de querellante conjunto al fiscal, para los delitos de acción pública. En este
supuesto, el querellante se desempeña al mismo tiempo que el MPA en el ejercicio de la acción penal
pública y con amplias facultades durante el proceso
3) La víctima en el rol de querellante sustituto del fiscal en el ejercicio de la acción penal, a través
del mecanismo de la conversión del a acción pública en privada prevista en el Código procesal Penal de
SF en el art. 22, en caso de que el fiscal adopte una postura de oportunidad, por desestimación de
denuncia, por decisión de archivo de la investigación preparatoria o cuando el fiscal decida no formular la
acusación. En estos casos el querellante será el único titular de la acción penal pública en los casos en
que su originario titular el MPA decidió no investigar. La diferencia con el querellante exclusivo, es que
éste se encuentra solamente legitimado para las acciones públicas de ejercicio privado de los delitos
enumerados en el art. 73 del Código penal, mientras que el sustitutivo lo estará para las acciones públicas
nacidas de cualquier delito y cuyo ejercicio correspondía al fiscal.

Código Procesal Penal SF ARTÍCULO 22.- Resolución. Conversión.- “Si el Tribunal admite el
criterio de oportunidad, la acción pública se tramitará conforme lo previsto para el procedimiento de
querella, cualquiera fuera el delito de que se tratase. En tal caso la querella deberá presentarse dentro del
término de sesenta (60) días hábiles desde la notificación de la resolución.
La víctima tendrá el derecho y el Estado el deber de asegurarle el asesoramiento jurídico necesario
cuando no pudiese afrontar los gastos en forma particular.
Vencido el término, la acción penal quedará extinguida para el autor o partícipe a cuyo favor se
aceptó el criterio de oportunidad, salvo el supuesto del inciso 2 del artículo 19 en que los efectos se
extenderán a todos los partícipes.”

2. Concepto de carga, deber y obligación procesal


Carga procesal

Es un imperativo del propio interés. Es decir, es la imposición de una conducta que, si se sigue, se
traduce en una ventaja procesal para quien la ejecuta, o evita, al menos, a la parte que la cumple, el caer
en una situación desventajosa dentro del proceso. Así por ejemplo, si el demandado no contesta la
demanda, los hechos quedarán en principio reconocidos a favor del amor.
De tal modo, advertimos que son las partes las destinatarias de esas cargas procesales que se
caracterizan porque su cumplimiento contribuye al impulso del proceso, a la vez que son incoercibles,
puesto que su incumplimiento generará solo una desventaja en el juicio, pero de ninguna manera una
sanción.

Deber procesal

Tiene por objeto la preservación del interés público procesal, y en razón de ello, el incumplimiento
de un deber procesal conlleva sanciones.
Los deberes procesales recaen sobre las partes y también sobre el juez y su cumplimiento no hace
al impulso del proceso.
Ej. conducirse en el juicio con lealtad, probidad y buena fe

Obligación procesal
Son conductas que se imponen con motivo del desenvolvimiento del proceso, pero cuyo
cumplimiento no hace al impulso, ni al desarrollo del proceso. Por ejemplo, la obligación del vencido de
pagar las costas.

3. Intervención de terceros: Concepto, clases. Terceros y terceristas.


Introducción

Antes de entrar de lleno en la materia, es menester dejar trazados una serie de conceptos
Concepto de parte  Es el sujeto procesal principal que peticiona en nombre propio o en cuyo
nombre se peticiona (parte actora) la satisfacción de una pretensión y también el sujeto procesal principal
frente al cual se reclama dicha satisfacción (parte demandada); sujetos que tienen la potencialidad de
concretar el contenido de derecho de acción y que gozan de plenitud de facultades para conseguir sus
propósitos (el acogimiento o el rechazo de la pretensión deducida).
Las partes son sujetos principales (actor, demandado y juez) no hay proceso sin ellos, su
participación es necesaria. También existen sujetos procesales eventuales (terceros, peritos, testigos etc.)
que pueden tener o no participación en el debate judicial. Su ausencia en el mismo, no lo afecta.

Concepto de tercero

El tercero es el sujeto procesal eventual cuyo acceso al proceso pendiente le facilita la ley, siempre
y cuando posea un interés jurídico relevante, variando las atribuciones concedidas en función de la medida
de ese interés. O, si se prefiere, tercero es el sujeto procesal eventual no necesario para la prestación de
la actividad jurisdiccional que, sin ser parte, tiene la chance de participar en una relación procesal
pendiente en la medida del interés jurídico que ostente y a través del instituto técnicamente denominado
“intervención de terceros”
Finalmente cabe consignar como rasgo distintivo del verdadero tercero, que éste se encuentra
interesado en el desenlace jurídico global del debate en que tercia.

Noción de “relación procesal afectante”

Existe relación procesal afectante cuando un pleito en trámite posee la virtualidad de afectar o
perturbar los intereses o derecho de quienes no actúan como partes.
Adviértase que habrá relación procesal afectante solo cuando el desenlace jurídico de ella, tenga
potencialidad para interferir en la órbita de intereses de quien no es parte en la misma.
Si se pone atención, los conceptos de relación procesal afectante y de interés jurídico relevante son
complementarios. Es que solo podrá calificarse al pleito en trámite como relación procesal afectante, si
existe un interés jurídico relevante en un sujeto que no es parte de aquella y viceversa.

Presupuestos legales de admisibilidad

Son los presupuestos fácticos contemplados por el legislador que necesariamente deben concurrir
para que pueda prosperar una intervención voluntaria de tercero.
No debe olvidarse que el proceso civil es un fenómeno esencialmente bipolar. Es decir que su
estructura admite, en principio, únicamente el juego dialéctico de la parte actora y de la parte demandada.
De tal suerte que la irrupción de un tercero viene a constituir una circunstancia atípica.

Presupuestos legales del llamamiento coactivo de un tercero

Son los presupuestos fácticos contemplados por el legislador que necesariamente deben concurrir
para que pueda prosperar una intervención coactiva de tercero.
Concepto de tercerista
Para entender mejor el concepto de tercero conviene, esbozar el concepto de tercerista, ya que
este último ha contribuido a oscurecer la noción de tercero.
Existen dos tipos de tercería: las de dominio y las de mejor derecho.
El tercerista “es el sujeto procesal principal que ostenta un interés económico en ciertos aspectos
de una relación procesal pendiente, a la cual es y permanece ajeno; interés que defiende mediante la
interposición de las denominadas tercerías”
1) “Es el sujeto procesal principal”  Es una verdadera parte. El tercerista esgrime una
pretensión propia y lo hace a través de lo que técnicamente no es otra cosa que una demanda.
Obviamente concurre a concretar el tema litigioso y, por supuesto, cuenta con la plenitud de atribuciones
propias del rol de parte que le corresponde. Ej. Tercería de dominio; el tercerista A afirma ser dueño de
una casa que intenta ejecutar B dentro del juicio que le ha promovido a C. (En este caso A esgrime una
pretensión propia –que se lo tenga por dueño del bien objeto del embargo y que se cancele el mismo).
Pretensión que esgrime contra B y C. La pretensión ejercida por el tercerista A engendra la formación de
un nuevo proceso en el cual resultará ser actor el tercerista y demandado las partes B y C)
2) “… Que ostenta un interés económico en ciertos aspectos de una relación procesal
pendiente a la cual es y permanece ajeno”  Contrariamente de lo que sucede con el tercero que tiene un
interés en el desenlace jurídico global del pleito que lo afecta, al tercerista le es indiferente la suerte de la
contienda en cuto curso se produjo la interferencia en su órbita de intereses. El interés del tercerista se
agota en desembarazar al bien de su propiedad de la medida cautelar trabada a su respecto (tercería de
dominio) o en cobrarse con preferencia sobre el precio obtenido de una subasta judicial consumada en un
juicio al cual es ajeno (tercería de mejor derecho)
3) “… Interés que defiende mediante la interposición de las denominadas tercerías”  El
ordenamiento legal le concede al tercerista la posibilidad de hacer valer ese interés limitado que posee
sobre ciertos aspectos de una relación procesal pendiente, a través de las figuras de tercería de dominio y
de la tercería de mejor derecho.

Tipos de intervención de terceros

Intervención voluntaria:
En ella el tercero asume la iniciativa y, espontáneamente, peticiona que se le permite ingresar al
debate ya en trámite que lo afecta o puede afectarlo (relación procesal afectante). Claro está que deberá
exhibir un interés jurídico relevante que legitime su petición.
Este tipo de intervención de terceros tiene subcategorías:
a) intervención voluntaria principal o excluyente
b) intervención voluntaria coadyuvante autónoma
c) intervención voluntaria coadyuvante subordinada
A mayor dosis de interés jurídico relevante le corresponda una figura de intervención voluntaria
donde el tercero cuenta con mayor número de atribuciones.
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 301 “Quien pretenda total o parcialmente la cosa o
el derecho sobre que verse la Litis de un proceso ya trabado entre otros, puede intervenir en éste con
carácter de parte y de acuerdo con lo establecido para la tercería excluyente en el juicio declarativo”
(Comentario: Peyrano dice que no caben dudas que estamos ante el nacimiento de un nuevo
proceso, de una nueva relación procesal con ribetes análogos (no iguales) a la emergente de la promoción
de una tercería de dominio o de mejor derecho. El mismo texto del artículo apoya nuestra tesis cuando le
concede al tercero excluyente carácter de parte. Queda claro, que paralelamente a la relación procesal
trabada entre A y B (actor y demandado) por reivindicación de un bien, ha nacido OTRA que tiene por
actor a C y a A, B como demandados. Si ello es así se sigue que C es un sujeto principal (es parte) por lo
tanto, NO puede ser calificado como tercero.
Peyrano dice que la legislación de este tema en el Código es muy buena, pero que éste es el único
“lunar” que tiene)
Substanciación del pedido de ingreso del tercero excluyente:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 304 “El pedido de intervención se formulará por
escrito, con los requisitos de la demanda, en lo pertinente. Con éste se presentarán los documentos y
demás pruebas de los hechos que funden la solicitud. Se correrá traslado a las partes y, si hubiera
oposición, se sustanciará en una sola audiencia y el fallo se dictará dentro de los 5 días siguientes”
La norma contenida en el art. 304 es de tipo general y tiene igual validez en relación a todos los
tipos de intervención voluntaria de terceros legalmente reglados
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 130 “La demanda será deducida por escrito y
expresará:
1) el nombre, domicilio real y legal, nacionalidad, estado civil, profesión u oficio del demandante;
2) el nombre y domicilio del demandado, si se conocieren;
3) la designación precisa de lo que se demanda y su apreciación pecuniaria. Cuando no fuere
posible fijarla con exactitud, se suministrarán los antecedentes que puedan contribuir a su determinación
aproximada;
4) las cuestiones de hecho y de derecho, separadamente. Las primeras serán numeradas y
expuestas en forma clara y sintética, omitiéndose toda glosa o comentario, los que se podrán hacer en la
parte general del escrito;
5) la petición en términos claros y precisos.
En su caso, el escrito de demanda será acompañado del acta de finalización del procedimiento de
mediación prejudicial obligatoria”
Repercusión del ingreso del tercero excluyente sobre el trámite seguido en la relación procesal
afectante (efectos):
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 307 “Si fuere excluyente y la causa pendiere en
primera instancia, se suspenderá el procedimiento de ésta, se tramitará aquella en la forma que
corresponda, hasta quedar en el mismo estado, de allí continuarán ambas por el mismo trámite y se
resolverán en una sola sentencia.
Si la causa estuviere en segunda instancia, la tercería (léase intervención voluntaria excluyente) se
tramitará en pieza separada con ambos litigantes, sin suspenderse el curso de aquélla; pero no se dictará
sentencia hasta que el estado de la tercería permita pronunciar una sola”
Rol del interventor excluyente:
Apoyándonos en el art. 301 del Código procesal de SF el tercero excluyente es una verdadera
parte y por lo tanto, goza de la plenitud de facultades inherentes a esa condición.
La sentencia cuando se dicte lo incluirá como parte y, por ende, resultará ganancioso o perdidoso.

Intervención voluntaria coadyuvante autónoma y coadyuvante subordinada

Aquí el tercero busca ingresar a la relación procesal afectante para colaborar con una de sus partes
en el logro de sus propósitos (el acogimiento o el rechazo de la demanda). Por supuesto que también aquí
está presente un interés egoísta, representado en el caso por la situación favorable en que quedaría el
tercero si triunfara la parte a la que coadyuva.
Lo de autónomo obedece al hecho de que este tercero coadyuvante goza de amplias facultades
que puede ejercer, inclusive, contrariando el criterio o los deseos de la parte que coadyuva. Por ejemplo,
un socio que quiere ingresar a un proceso entablado por otro asociado en miras de obtener la declaración
de nulidad de una asamblea societaria.
Uno de los síntomas de que se está ante un supuesto de coadyuvancia autónoma, consiste en la
circunstancia de que quien actúa como tercero coadyuvante tenía aptitud (legitimación) para haber sido
parte del proceso al cual a ingresado.
Otro síntoma puede residir en el hecho de que la sentencia que se dictará en la relación procesal
afectante repercutirá directamente sobre la esfera de intereses de un tercero, haya o no haya intervenido
éste en la tramitación de aquélla.
Norma aplicable y presupuestos legales de admisibilidad de esta categoría:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 302 “Si la sentencia que se dicte en un proceso ha
de producir efectos jurídicos directos en la relación jurídica existente entre una de las partes, o las dos, y
un tercero, o si la ejecutabilidad de aquélla ha de extenderse a bienes de éste, el tercero puede intervenir
en el proceso como parte, conforme con lo dispuesto al reglar la tercería coadyuvante (léase intervención
voluntaria coadyuvante) en el juicio declarativo.
Igual intervención le corresponderá cuando su derecho sea conexo con el deducido en el proceso
por la parte a que coadyuve”
Presupuestos legales de admisibilidad:
1) ejemplo, si se declara la nulidad de la asamblea societaria, esa sentencia tendría efectos
jurídicos respecto de todos los socios.
2) Ejemplo, un cónyuge que responde con sus bienes por deudas contraídas por otro para
atender las necesidades del hogar. Puede intervenir el cónyuge como tercero coadyuvante autónomo.
3) Ejemplo, el derecho del cesionario que es conexo con el cedente (si éste resulta perdidoso
en el proceso en trámite, se desvanecerán las expectativas de aquél)
Sustanciación del pedido de ingreso del tercero coadyuvante autónomo
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 304 (está al principio)
Repercusión del ingreso del tercero coadyuvante autónomo sobre el trámite seguido en la relación
procesal afectante (efectos):
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 306 “Cuando la tercería fuese coadyuvante
(léase intervención de terceros coadyuvante), se tramitará unida a la acción o excepción a que
coadyuvare, sin que pueda retrogradar ni suspender el curso de la causa”
Rol del interventor coadyuvante autónomo:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 302 (está antes), señala que actúa como parte.
Peyrano considera que, sutilmente, el codificador al usar esta locución ha querido poner de relieve que si
bien disfruta, en principio, de todas las facultades de una verdadera parte, no lo es, en esencia.
El tercero coadyuvante autónomo es un sujeto procesal eventual que como tal, no esgrime una
pretensión propia; limitándose a apoyar la gestión de una de las partes.
Este goza de casi todas las facultades de una parte. Por no ser parte es que el tercero coadyuvante
autónomo no puede ser incluido en la sentencia que se dicte en la relación procesal afectante.

Intervención voluntaria coadyuvante subordinada

El aditamiento subordinado encuentra motivo en el hecho de que este interventor debe,


necesariamente, ejercer sus facultades procesales de manera armónica con el criterio y los deseos de la
parte a la que coadyuva. Si ésta expresa su voluntad de no recurrir de la sentencia adversa, el
coadyuvante subordinado no podrá apelarla. Podría, eso sí, plantear el recurso de apelación si la parte
coadyuvada se hubiera limitado a no deducirlo. Es que el coadyuvante subordinado también puede suplir
las omisiones de la actividad procesal del coadyuvado.
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 303 “También podrá intervenir en apoyo de una
de las partes aquel para quien constituya condición favorable de su derecho la sentencia que se dicte en
pro del litigante a que coadyuve.
Su participación será accesoria y subordinada a la de la parte a que apoye. Con la limitación
establecida, tendrá todos los poderes y facultades de una parte”
Téngase en cuenta que el texto dice que la “mera condición favorable de su derecho” legitima la
intervención del tercero coadyuvante subordinado. Con ello el codificador adoptó una fórmula
suficientemente laxa para abarcar diversas situaciones jurídicas. Pondérese que el vocablo derecho ha
sido utilizado para denotar tanto la facultad de exigir algo como la atribución de ser liberado de una
expectativa disvaliosa.
Rol del interventor coadyuvante subordinado:
No es parte por más de que el código señale que cuenta con todas las facultades y poderes que le
son inherentes. No ejerce pretensión propia, ni concreta el tema litigioso y para colmo, su actuación es
calificada como accesoria por el propio legislador.

Intervención coactiva o forzosa de terceros

En este caso es el juez de la relación afectante o las partes intervinientes en la misma, quienes
toman la iniciativa de propiciar el ingreso de un tercero al debate.
No hay, como es obvio, ningún compelimiento físico para que el llamado responda a la
convocatoria. Pero su incomparecencia le puede acarrear consecuencias disvaliosas. En rigor también
viene aquí a jugar la noción de carga procesal (imperativo del propio interés).
Dos son las razones que llevaron al legislador a incluir este tipo de intervención:
1) Defender el interés del Estado en que se dicten sentencias útiles
2) Lo beneficioso para la economía procesal que resulta, a veces, hacer oponible a un tercero
el trámite de un proceso entablado entre dos
Norma aplicable y presupuestos legales del llamamiento coactivo de terceros:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 305 “Excepto los casos especialmente previstos
por este código sólo podrá llamarse un tercero a juicio, por pedido de parte o de oficio, en caso de
litisconsorcio necesario. Pero, si de acuerdo con las leyes de fondo, la relación en litigio fuera presupuesto
de una obligación del tercero para con una de las partes, ésta podrá pedir igualmente que se lo cite. La
incomparecencia hará inadmisible toda alegación relacionada o que se funde en las actuaciones
procesales de su eventual acreedor.
La citación deberá pedirse al entablar la demanda o antes de oponer excepciones o al contestarlas
y el emplazamiento se realizará en la forma ordinaria.
Cuando el llamamiento se funde en la necesidad del litisconsorcio, el tercero podrá oponerse a su
intervención, en cuyo caso el incidente paralizará el procedimiento principal hasta que sea resuelto aquél”.
Análisis de los dos presupuestos legales del llamamiento coactivo de tercero:
1) Existe litisconsorcio necesario cuando la relación material en litigio (derecho sustancial
controvertido) es de naturaleza inescindible, resultando por ende, indispensable, si se quiere una
sentencia útil, que sea resuelta previa participación en el proceso de todos los involucrados. Ejemplo,
condominio.
2) El caso de que el acreedor demandante del deudor afianzado, solicita que se llame al fiador
(esto también se realiza para que luego no se invoque “mala defensa”, es decir, que el fiador diga que el
acreedor negocio con su deudor para que pierda, y el fiador pague)
En este segundo presupuesto, a diferencia del primero, el juez no posee la atribución de efectuar
oficiosamente la convocatoria del tercero, ya que no hay riesgo de dictar una sentencia inútil.
Rol del tercero convocado coactivamente:
Cuando el convocado sea un litisconsorte necesario no cabe duda que su papel en la relación
procesal afectante será el de parte. Cuando, en cambio, el tercero sea convocado en base al segundo
presupuesto de llamamiento coactivo debe ser calificado como un tercero coadyuvante subordinario, por lo
tanto no es parte.
Oportunidad para formular el llamamiento:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 305, 2do párrafo (anteriormente mencionado)
Forma de convocatoria:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 305, 2do párrafo. La convocatoria coactiva del
tercero, se hará en la misma forma prescripta para el emplazamiento a fin de que se comparezca a estar a
derecho. Por lo tanto, resultan aplicables las disposiciones contenidas en los arts. 72 y 73 del Código
Procesal Civil y Comercial de SF.
ARTICULO 72. “En los juicios contenciosos, con excepción de la ejecución hipotecaria y de prenda
con registro, entablada la demanda se emplazará al demandado para que comparezca a estar a Derecho
dentro del término de tres días, si tuviere su domicilio en el lugar del juicio; de diez, si lo tuviere dentro de
la Provincia; de veinte, dentro de la República; y de cuarenta a ochenta, en el extranjero; con
apercibimiento de ser declarado rebelde y seguirse el juicio en la forma que corresponda”

ARTICULO 73. “Si el domicilio fuese desconocido o la persona incierta, el emplazamiento se


efectuará por edictos, que se publicarán tres veces. El término vencerá cinco días después de la última
publicación”
Oposición a intervenir, formulada por el tercero convocado:
Código Procesal Civil y Comercial de SF ART 305, último párrafo. Únicamente puede formular
esta oposición el tercero convocado que resulta ser litisconsorte necesario.
Consecuencias del no acatamiento de la convocatoria:
Si estamos ante el caso del primer supuesto de llamamiento coactivo de tercero (litisconsorcio
necesario, esa actitud acarrearía las consecuencias disvaliosas propias de cualquier supuesto en el cual
una parte no ha acatado el emplazamiento efectuado para que compareciera a estar a derecho. Es decir
que podrá ser declarado rebelde, el proceso donde fue llamado seguirá adelante y, en su momento, se
dictará sentencia que será plenamente eficaz al respecto.
Si, en cambio, se trata del segundo supuesto de llamamiento coactivo, la consecuencia de su no
acatamiento está prevista por el tercer párrafo del art. 305. Así, si el fiador hace caso omiso del
llamamiento que se le formula dentro del proceso incoado por la demanda del acreedor contra el deudor
afianzado, luego aquél no podrá cuestionar la validez o existencia de la obligación afianzada cuya
legitimidad se declaró en el juicio al que fue convocado infructuosamente. Constituye un grave error pedir
la declaración de rebeldía del fiador que despreció la convocatoria, porque no es parte.

Enfoque conjunto de los tipos de intervención de terceros examinados

Nótese que la intervención coactiva muchas veces no es más que la otra cara de la moneda de la
intervención voluntaria. Así por ejemplo, mientras el legislador le ofrece la oportunidad al tercero de pedir
su ingreso a la relación procesal afectante, simétricamente le ha concedido a los participantes en ésta
(juez y partes) la atribución de convocar al tercero afectado (o que puede serlo) que no ha hecho uso de
su facultad de pedir el ingreso al proceso afectante. De tal modo, el legislador cierra el círculo. Consigue,
la participación de quien le interesa, por una vía u otra.

4. Representación legal: concepto y supuestos. Representación convencional: concepto,


justificación de la personería, extensión del mandato, cesación, deberes y facultades
Concepto de representación legal

La representación legal en el proceso es la que requiere toda persona jurídica y todo incapaz civil
de hecho (ejercicio) para poder asumir efectivamente la calidad e parte procesal, supliendo así, la
imposibilidad fáctica para hacerlo de las primeras y la propia incapacidad para obligarse de las segundas,
con lo cual se asegura el derecho de defensa en juicio de ellas.

Supuestos

La doctrina diferencia entre persona jurídica y persona humana


Las personas jurídicas pueden ser:
- Públicas: Estado Nacional, Provincias, Estados extranjeros etc. comprendidos en el art. 146 del
CCYC
- Privadas: Sociedades, asociaciones civiles, simples asociaciones etc. comprendidas en el último
inciso del art. 148 del CCYC
Todo ente, público o privado actúa de hecho y necesariamente por medio de personas humanas a
quienes las leyes o sus estatutos le otorgan carácter de representantes para adquirir derechos y contraer
obligaciones en nombre del representado.
En cualquier caso, es importante destacar que quien actúa en carácter de representante (legal o
convencional), y salvo disposición en contrario, debe acreditar la representación asumida en el tiempo y la
forma que cada ordenamiento establezca al respecto.
La representación legal o necesaria se encuentra regulada en los art. 100 y ss del CCYC.
ARTICULO 100.- Regla general. “Las personas incapaces ejercen por medio de sus
representantes los derechos que no pueden ejercer por sí”
ARTICULO 101.- Enumeración. “Son representantes:
a) de las personas por nacer, sus padres;
b) de las personas menores de edad no emancipadas, sus padres. Si faltan los padres, o ambos
son incapaces, o están privados de la responsabilidad parental, o suspendidos en su ejercicio, el tutor que
se les designe;
c) de las personas con capacidad restringida, el o los apoyos designados cuando, conforme a la
sentencia, éstos tengan representación para determinados actos; de las personas incapaces en los
términos del último párrafo del artículo 32, el curador que se les nombre”
ARTICULO 102.- Asistencia. “Las personas con capacidad restringida y las inhabilitadas son
asistidas por los apoyos designados en la sentencia respectiva y en otras leyes especiales”
ARTICULO 103.- Actuación del Ministerio Público. “La actuación del Ministerio Público respecto
de personas menores de edad, incapaces y con capacidad restringida, y de aquellas cuyo ejercicio de
capacidad requiera de un sistema de apoyos puede ser, en el ámbito judicial, complementaria o principal.
a) Es complementaria en todos los procesos en los que se encuentran involucrados intereses de
personas menores de edad, incapaces y con capacidad restringida; la falta de intervención causa la
nulidad relativa del acto.
b) Es principal:
i) cuando los derechos de los representados están comprometidos, y existe inacción de los
representantes;
ii) cuando el objeto del proceso es exigir el cumplimiento de los deberes a cargo de los
representantes;
iii) cuando carecen de representante legal y es necesario proveer la representación.

En el ámbito extrajudicial, el Ministerio Público actúa ante la ausencia, carencia o inacción de los
representantes legales, cuando están comprometidos los derechos sociales, económicos y culturales”

Representación convencional

En general, la representación voluntaria o convencional es la que puede otorgar la parte que,


siendo capaz para actuar por sí misma en un proceso, prefiere que lo haga un tercero en su nombre. A tal
efecto, debe extender un poder (general o especial) o mandato judicial ante autoridad competente para
certificar el auto.
Nuestra legislación impone que dicho tercero sea letrado (procurador, abgoado), que esté
habilitado para postular judicialmente, bajo el pretexto de que así se posibilita una mejor defensa de los
derechos litigiosos.
Código procesal civil y comercial de SF ARTICULO 30. "Toda persona puede comparecer por sí
o por apoderado o por medio de sus representante legales, con o sin la dirección de letrado, salvo lo
dispuesto en la Ley Orgánica"
Código procesal civil y comercial de SF ARTICULO 31. "En los juicios universales y en los
contenciosos ante los jueces letrados es obligatorio para los litigantes hacerse representar por apoderado
inscripto en la matrícula de procuradores, salvo:
1) Cuando se actúe con firma de letrado;
2) Para solicitar medidas precautorias o urgentes;
3) Cuando los abogados o procuradores actúen en causa propia;
4) Para contestar intimaciones o requerimientos de carácter personal;
5) Para la recepción de órdenes de pago;
6) Para solicitar declaratoria de pobreza"

Ley orgánica del poder judicial de SF ARTÍCULO 318.- "La representación en juicio ante los
tribunales de la Provincia podrá solamente ser ejercida por los procuradores, por los escribanos que
optaren por el ejercicio de la profesión de procurador, y por los abogados, sin más requisitos que el de su
respectiva inscripción en la matrícula, residencia de tres años en la Provincia y constituir fianza real o
personal por el monto de seis mil pesos y en la forma que determinare el estatuto del Colegio de
Procuradores, salvo si se tratase de los casos siguientes:
1. De funcionarios o empleados de la Nación, de la Provincia, de las municipalidades y comunas
cuando obraren exclusivamente en ejercicio de la función asignada en tal carácter;
2. De representantes legales, albaceas testamentarios y personas que litiguen por derecho propio.
En los casos de este inciso, la asistencia letrada será obligatoria, excepto si se tratare de abogados o
procuradores, cuando estos últimos actuasen en causa propia".

POSTULACIÓN PROCESAL:
Los ordenamientos procesales siguen distintos sistemas de postulación:
Algunos exigen como regla que las partes actúen en el proceso civil por medio de apoderado que sea
abogado o procurador. Estos ordenamientos definen a la postulación como el derecho que se tiene para
actuar en los procesos, como profesional del derecho, bien sea personalmente en causa propia o como
apoderado de otra persona.
El sistema opuesto es el que Palacio denomina de la libertad de comparencia, adoptado por la mayoría de
los Códigos del país, definiendo la postulación como el poder de efectuar personalmente todos los actos
procesales inherentes a su calidad de parte. Sin perjuicio de ello, hoy la libre comparencia viene
acompañada de la carga del patrocinio letrado obligatorio.
En santa fe rige como regla general para la actuación en el proceso la de representación obligatoria de los
litigantes por medio de apoderado inscripto en la matricula de procuradores. No obstante, como primera y
principal excepción, los litigantes pueden actuar personalmente en el proceso, siempre que lo hagan con
firma de letrado, lo que implica instituir como alternativa a la regla general de la representación obligatoria,
la posibilidad de hacerlo con patrocinio letrado.
NORMAS COMPLEMENTARIAS DE LA LOPJ: Palacio hace una distinción entre la labor de abogado y
procurador. El primero actúa junto a la parte, tarea que incluye la de asesoría en el planteo de las
cuestiones de hecho y de derecho suscribiendo los escritos más trascendentes del proceso, y, asimismo,
asistirla en las audiencias y demás actos de comunicación verbal con el tribunal. Y el segundo el
profesional particularmente idóneo en el manejo de la técnica procesal, al que le incumbe actual
procesalmente en el lugar de la parte.
ACTUACIÓN PERSONAL DE LA PARTE, SIN REPRESENTACIÓN NI ASISTENCIA LETRADA:
En supuestos excepcionales la propia parte puede actuar por si y sin patrocinio letrado.
Sin embargo, la lectura del artículo 30 merece ser cuestionada, ya que la posibilidad de comparecer por si
o apoderado con o sin dirección de letrado queda supeditada, como dice la norma siguiendo sus antiguas
fuentes, a lo dispuesto por la LOPJ, que exige para todos los actos asistencia letrada, de donde cabe
concluir que las excepciones deben limitarse a las entabladas en los incisos 2 a 6 del artículo 31. De
cualquier manera, aun aceptando la posibilidad de comparecer sin letrado, se advierte que tal acto sólo
tiene la limitada finalidad de declarar la identidad, constituir domicilio y eventualmente, designar defensor,
acatando el emplazamiento formulado por el juez.
SANCIÓN: El escrito se tendrá por no presentado y se devolverá al interesado si no subsanare la omisión
dentro de las 48 hs del cargo.

Justificación de personería

El representante convencional siempre debe acreditar fehacientemente el carácter que dice


ostentar en el proceso, dentro del plazo y con la forma que establezca cada ley o el juez al respecto.
Cuando la representación - legal o convencional- no se acredita idóneamente, existe en el
representante una falta de personería, que habilita a la contraparte a deducir la correspondiente excepción
del art. 139 del Código Procesal Civil y Comercial de SF, sin perjuicio de ser observada de oficio por el
juez.
ARTICULO 139. “Las únicas excepciones que pueden articularse como de previo y especial
pronunciamiento son: 1ro. Incompetencia. 2do. Falta de personalidad en el actor o de personería en su
procurador. 3ro. Defecto legal en el modo de proponer la demanda. 4to. Falta de cumplimiento del
procedimiento de mediación prejudicial obligatoria"
En el art 41 del Código Procesal Civil y Comercial de SF refiere al modo y la oportunidad de
acreditar la representación legal de un tercero.
ARTICULO 41. La persona que se presente en juicio por un derecho que no sea propio, aunque le
competa ejercerlo en virtud de representación legal, deberá acompañar a su primer escrito los documentos
que acreditan el carácter que inviste.
La representación en juicio será acreditada mediante escritura de mandato, otorgada ante
escribano público o por poderes especiales que podrán autorizar los jueces de circuito o comunales o los
secretarios de juzgados de primera instancia de distrito o de circuito.
En los asuntos de competencia de la justicia de circuito o comunal, será bastante una carta poder
otorgada por las partes, sin otro requisito que la autenticación de sus firmas por cualquier autoridad
judicial.
Las actuaciones a través de un representante, exige que éste al actuar conste con un poder que a la par
de válido sea suficiente, ya que la falta de este presupuesto no sólo obliga al juez su control de oficio por
virtud de lo establecido por el art. 21, si no tamb que da derecho a la contraria a deducir la excepción de
falta de personería.
PODER: Es la autorización representativa dirigda a 3eros que no necesita aceptación de apoderado y que
sirve para acreditar a este procurador frente a 3eros. Este es el aspecto externo de la relación. En el
aspecto interno existe, entre el poderdante y el apoderado un contrato de mandato. Contrato éste, que si
necesita de ACEPTACIÓN por tratarse de un acto jurídico bilateral, pero que de por sí no es una fuente de
representación.
Entonces, el mandato va a ser fuente representativa si además del contrato se regula la relación externa y
en este caso el representante actúa en nombre del mandante. Así también puede hablarse de mandato sin
representación, en la medida en que el mandatario actúa en nombre propio y sin obligar al mandante
frente a 3eros.
Para poder representar a alguien en un juicio se requiere de cintar con facultades EXPRESAS a tal efecto.
La representación legal de una parte incapaz y la convencional de una parte capaz son PRESUPUESTOS
PROCESALES; aquella configura la legitimatio ad processum; ésta no se vincula con el mérito sino
solamente con la regularidad del contradictorio: que no pida otro quien no está realmente habilitado para
hacerlo.
La legitmación de obrar y contradecir resulta de una relación o estado jurídico de la persona del actor o
demandado con relación o estado jurídico litigioso según como sea afirmado o contradicho en el juicio. Es
la legtimación ad casum y la tiene quien es justa parte en la relación jurídica sustancial.
Por esta razón y para que el proceso no se sustancie inútilmente debe existir una excepción para que el
expediente pase al archivo cuando sea manifiesto casi ad limine que el actor o el demandado carecen de
legitimación para obrar.
En definitva, el legitimatio ad processum es la capacidas para poder invervenir, actuar, en el procesom
legiimatio ad causam es la vinculación que debe existir entre el actor y el demandado, respectivamente,
con la relación jurídica sustancial o estado jurídico que constituye el objeto del litigio.
La acreditación por su parte de la representación invocada, importa un deber del mandatario en relación
con su mandante, cuya inobservancia le crea responsabilidad personal, que no puede ser subsanada con
el consentimiento de la contra parte.

Extensión del mandato

Debe tenerse en cuenta que, una vez asumida la procuración, el apoderado goza de las mismas
facultades y cargas, y que tiene los mismos deberes procesales que su representado pero su actuación
puede verse disminuida legal o convencionalmente.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 44. El poder para estar en juicio, sea
general o para un asunto determinado, comprende las facultades necesarias para realizar todos los actos
de procedimiento establecidos en este código y además, las de substituir y prorrogar competencia. El
mandato puede limitar la extensión de dicho poder, mediante la reserva expresa de determinadas
facultades.
De este artículo se infiere que el sólo hecho de otorgar poder, sumado a su aceptación judicial,
habilitan al apoderado a efectuar todos y cada uno de los actos procedimentales establecidos en la ley,
que resulten idóneos para el logro del objeto de la procura encomendada. Que, asimismo, el instrumento
de poder suscripto por el mandante no se limita con exclusividad al mandato originario, sino que faculta al
apoderado a intervenir en todas las cuestiones y/o contingencias procesales que tengan relación directa
con el objeto principal del mismo, ello, en virtud de los principios procesales de conexidad y accesoriedad
que nuestro derecho incorpora en razones de agilidad, celeridad y economía procesal.
De ello se sigue que las facultades conferidas al apoderado general o especial deben juzgarse en
función del objeto del mandato e interpretarse en forma amplia, en tanto resultan conducentes de la
obtención del mismo, debiéndose entender que lo que no se ha vedado expresamente debe
considerárselo otorgado.

Cesación del mandato

Código procesal Civil y Comercial SF ARTICULO 45. "La representación de los apoderados
cesa:
1) Por revocación expresa del poder, conocida que sea judicialmente.
2) Por renuncia.
3) Por haber concluido el pleito para el que se dio poder.
4) Por muerte o inhabilidad del mandante o mandatario"
La representación de los apoderados cesa por:
1) Revocación  Es un modo extintivo que se origina en la voluntad unilateral, exteriorizada de
manera expresa en el expediente, que produce efectos al futuro, sin retroactividad.
No obstante el art. 45 del Código Procesal Civil y Comercial de SF, existe jurisprudencia que
admite la táctica revocación. (ej. se presenta un nuevo apoderado)
Es de fundamental importancia la obligación que tiene el apoderado de comunicarlo al juez cuando
tenga conocimiento privado de la revocación y que no será lícito hacer gestión alguna a nombre del
mandante, salvo interponer recursos.
2) Renuncia  es otro modo extintivo del mandato pero ahora por voluntar unilateral del
mandatario. No requiere aceptación del mandante.
El renunciante debe continuar sus gestiones hasta que se produzca el vencimiento del plazo dado
al poderdante para que comparezca con nuevo apoderado.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 46. "En caso de renuncia del apoderado,
deberá continuar sus gestiones hasta que haya vencido el término señalado al poderdante para
reemplazarlo. Si no lo hiciera, responderá de los daños y perjuicios que causare"
3) Conclusión del pleito  Si el poder es especial, esto se producirá cuando el proceso se extinga
por el modo normal (sentencia definitiva) o por darse alguno de los supuestos anormales de extinción del
proceso.

Muerte o inhabilidad del mandante

Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 47. La muerte o inhabilidad del apoderado
suspenderá la tramitación del juicio y el juez fijará al mandante un término para que comparezca y
constituya domicilio. La muerte o inhabilidad del mandante no exime al mandatario de continuar las
gestiones del juicio hasta tanto se provea su reemplazo. No obstante, la cesación se producirá una vez
vencido el término de citación de los herederos o representantes del fallecido o inhabilitado".

5. Unificación de personería: concepto, procedimiento


Unificación de personería. Concepto

No debe ser confundida la unificación de personería con la unificación de la representación (CCYC


ARTICULO 1326.- Mandato a varias personas. "Si el mandato se confiere a varias personas sin estipular
expresamente la forma o el orden de su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o
separadamente")
Mientras que la unificación de personería legislada en el art. 132 del Código procesal Civil y
Comercial de SF, es la designación de oficio o a pedido de parte de un representante único, cuando varias
partes integrantes de un litisconsorcio litiguen con interés común y existe compatibilidad, semejantes
fundamentos en las demandas o igualdad en las defensas, la unificación de la representación, en cambio,
tiene estricta aplicación al caso de varios mandatarios designados por una sola parte.
Código Procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 132. “Cuando los demandantes fueren
varios, el juez podrá de oficio o a solicitud de parte, obligarlos a obrar bajo una sola representación
siempre que haya compatibilidad en ella y el derecho sea el mismo. Si no se pusieran de acuerdo, el juez
designará por sorteo entre los profesionales intervinientes en autos por los actores, al que deba ejercer la
representación única. Igual procedimiento se adoptará si fueren varios los demandados o hicieren mérito
de las mismas defensas, sorteándose al representante único de entre los profesionales que actuaren por
los demandados”
La unificación de personería se fundamenta en la economía procesal.
Presupone la existencia de un litisconsorcio en cualquiera de sus facetas y diferentes apoderados
que hayan comparecido en el proceso en representación individual de los integrantes del litisconsorcio,
resaltándose, la compatibilidad y el interés común de los sujetos múltiples.

Procedimiento (art. 132 CPCCSF).

Si bien la ley procesal de Santa Fe, a diferencia de la Nacional, no establece expresamente una
audiencia a los fines de ponerse de acuerdo todos los sujetos procesales intervinientes, el juez podrá
decretarle conforme a las facultades de dirección que le establece el art. 21.
La falta de acuerdo, o la incomparecencia a dicha audiencia, impone recurrir al sorteo de uno de los
representantes.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 21. “El debate judicial es dirigido por el
juez, quien deberá adoptar todas las medidas que estime conducentes al esclarecimiento de los hechos, a
mantener la igualdad entre las partes y a obtener la mayor rapidez y economía en el proceso. A tal efecto,
podrá disponer de oficio, aún compulsivamente, en cualquier estado de la causa, la comparecencia de los
peritos y de los terceros para interrogarlos con la amplitud que creyere necesaria; y ordenar que se
agreguen documentos existentes en poder de las partes o a los que las mismas se hayan referido. Todo
con las formalidades prescriptas en este Código. Puede también de oficio revocar sus propios decretos y
resoluciones interlocutorias que no se hubieren notificado a ninguna de las partes y disponer cualquier
diligencia que fuere necesaria para evitar la nulidad del procedimiento.

6. Sustitución y sucesión procesal


La sucesión procesal se origina por el cambio de un sujeto, por lo que suele confundírsela con la
sustitución procesal. Existe, sin embargo, un elemento diferencial: en la sustitución juegan dos intereses,
uno subordinante y el otro subordinado, el primero, el interés del sustituido y el segundo, el del sustituto. El
sustituto persigue en el proceso la satisfacción de un interés ajeno como condición para satisfacer su
propio interés.
En la sucesión no existe más que un solo interés, que se transmite de un sujeto a otro. La sucesión
procesal se da por la muerte de una de las partes, supuesto de sucesión a título universal y también por la
participación del cesionario o comprador del bien litigioso cuando reemplaza al litigante originario de
conformidad de la contraparte. Si la contraparte no presta conformidad, la parte originaria debe continuar
el trámite, y el que pretendía ingresar al proceso en carácter de sucesor, ante tal impedimento, puede
actuar como tercero coadyuvante autónomo en el proceso de Santa Fe.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 28. “Si durante la tramitación del proceso
cambia la persona a la cual pertenece el interés en litis por otro título que no sea la muerte o extinción de
aquélla, la que intervino al comienzo conservará su calidad de parte y sus obligaciones en el pleito
seguirán siendo las mismas, salvo conformidad expresa de la contraria. El cesionario podrá actuar siempre
como tercero coadyuvante”.

Diferencia esencial entre sucesión universal y particular:

Sucesión universal  En ella la mutación del sujeto que actúa en calidad de parte por un tercero en
principio ajeno y que es convocado por su carácter de heredero, NO depende del consentimiento de la otra
parte.
Sucesión a título particular  Para que se produzca la variación subjetiva es IMPRESCINDIBLE la
conformidad de la parte contraria, con la cual se debe sustanciar el pedido.

7. Litisconsorcio: concepto, clases


Concepto y clasificación
Existe litisconsorcio cuando, por mediar cotitularidad activa o pasiva con respecto a una pretensión
única, o un vínculo de conexión entre distintas pretensiones, el proceso se desarrolla con la participación
(efectiva o posible) de más de una persona en la misma posición de parte.
Según que la pluralidad de sujetos consiste en la actuación de:
Varios actores frente a un demandado  (litisconsorcio) activo
Un actor frente a varios demandados  (litisconsorcio) Pasivo
Varios actores frente a varios demandados  (litisconsorcio) mixto
El litisconsorcio es facultativo cuando su formación obedece a la libre y espontánea voluntad de las
partes, y es necesario cuando lo impone la ley o la misma naturaleza de la relación o situación jurídica que
constituye la causa de la pretensión.
Puede también ser un litisconsorcio originario o sucesivo, según que la pluralidad de litigantes
aparezca desde el comienzo del proceso (acumulación subjetiva de pretensiones) o se verifique durante
su desarrollo posterior.

El litisconsorcio necesario

El litisconsorcio es necesario cuando la sentencia sólo puede dictarse útilmente frente a todos los
partícipes de la relación jurídica sustancial controvertida en el proceso, de modo tal que la eficacia de éste
se halla subordinada a la citación de esas personas.
La CJSN ha sostenido que el fundamento último del litisconsorcio necesario reside en la exigencia
de resguardar el derecho de defensa en juicio de todos aquellos cointeresados a quienes ha de
extenderse la cosa juzgada propia de la sentencia dictada sobre el fondo del litigio.
A veces es la ley la que impone la constitución del litisconsorcio. Ejemplo art. 582 del CCYC según
el cual la demanda de filiación matrimonial, cuando ésta no resulte de las inscripciones en el
correspondiente Registro, debe entablarse conjuntamente contra el padre y la madre, y por el fallecimiento
de estos contra sus herederos.
Otras veces el litisconsorcio está determinado por la misma naturaleza de la relación o estado
jurídico que es objeto de la controversia. Ejemplo, la demanda de división o partición debe entablarse
contra todos los condóminos.
Como principio, ante el silencio de la ley, puede decirse que el litisconsorcio necesario procede
cuando por discutirse una relación o estado jurídico que es común e indivisible con respecto a varias
personas, su modificación, constitución o extinción solo puede obtenerse a través de un procedimiento
judicial único.
A diferencia de lo que ocurre en el caso del litisconsorcio facultativo, en el litisconsorcio necesario
existe siempre una pretensión única, cuya característica esencial reside en la circunstancia de que solo
puede ser interpuesta por o contra varios legitimados, y no por o contra alguno de ellos solamente, por
cuando la legitimación, activa o pasiva, corresponde en forma conjunta al grupo de personas y no
independientemente a cada una de ellas. De allí que cuando el proceso no está debidamente integrado
con la participación o citación de todos los legitimados, es admisible la llamada defensa de “falta de
acción”.

Efectos del litisconsorcio necesario:

1) Los actos de impulso efectuados por un litisconsorte benefician a los demás


2) Los recursos interpuestos por uno de los litisconsortes aprovechan o perjudican a los demás,
pues la pretensión es única
3) Los actos de disposición efectuados por un litisconsorte (allanamiento, desistimiento) no
producen sus efectos normales hasta que los demás lo consientan
4) el contenido de la sentencia debe ser el mismo para todos los litisconsortes
5) Con relación a los hechos, basta que uno solo de los litisconsortes niegue un hecho reconocido
por los demás para que sea necesaria su comprobación, pues de lo contrario no podrá admitírselo frente a
ninguno.
El litisconsorcio facultativo

Es el que depende de la libre y espontánea voluntad de las partes, y su formación puede obedecer:
1) A la existencia de un vínculo de conexión entre distintas pretensiones
2) A la adhesión que un tercero puede formular respecto de una pretensión ya deducida, o de
la oposición a ella, en el supuesto de que, según las normas de derecho sustancial, hubiese estado
legitimado para demandar o ser demandado en el juicio en que la pretensión se hizo vale.
En cualquiera de los dos casos, la característica de este tipo de litisconsorcio reside en la
circunstancia de que cada uno de los litisconsortes goza de legitimación procesal independiente, razón por
la cual tanto el resultado del proceso como el de contenido de la sentencia pueden ser distintos con
respecto a cada uno de ellos.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 133. “El actor podrá, antes que se conteste
la demanda, acumular todas las pretensiones que tuviere contra una persona, con tal que no se excluyan
entre si, que pertenezcan a un mismo fuero y que deban substanciarse por los mismos trámites”
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 134. “La misma regla se aplicará cuando
los actores sean varios y uno o varios los demandados, siempre que la acción se funde en el mismo título
o nazca del mismo hecho y tenga por objeto la misma cosa” (este art. Refiere al litisconsorcio voluntario o
facultativo).

Efectos del litisconsorcio facultativo:

1) El proceso puede concluir para uno o algunos de los litisconsortes y continuar en relación con los
restantes
2) En relación con la prueba es menester distinguir entre los hechos comunes y los hechos
individuales a cada litisconsorte. Si uno de los litisconsortes, por ejemplo, produce prueba acerca de un
hecho común, ella bastará para tenerlo por acreditado respecto a todos, pero debe tenerse en cuenta que,
como ocurre en el litisconsorcio necesario, la confesión o el reconocimiento de un hecho de este tipo
formulado por uno de los litisconsortes, no perjudica a los restantes. Si se trata de hechos individuales,
debe estarse a la prueba producida por el litigante al cual ellos se refieren, sin perjuicio de que la prueba
producida por los otros litisconsortes pueda ser tenida en cuenta como indicio
3) Los recursos interpuestos por un litisconsorte no benefician a los restantes, salvo que la aplicación
de esa regla conduzca al pronunciamiento de sentencias contradictorias respecto de un hecho común a
todos los litisconsortes.

INTERVENCIÓN DE 3EROS:

ARTICULO 301. Quien pretenda, total o parcialmente, la cosa o el derecho sobre que verse la litis de un
proceso ya trabado entre otros puede intervenir en éste, con carácter de parte y de acuerdo con lo
establecido para la tercería excluyente en el juicio declarativo.

En este artículo se legisla la intervención principal excluyente, que implica el ejercicio por parte de un 3ero
ajeno a la relación procesal primitiva de una pretensión incompatible con las similares ejercidas por los
litigantes en el proceso accedido. Se la conoce tamb como intervención ad excludendum (para excluir) y
ad infringendum iura utrisusque competitoris (para quebrantar los derechos de ambos competidores).

El tercero exclutente es parte en el nevo proceso que se inicia, aunque permanece ajeno a la relación
procesal primitiva ente sus demandados. Además, la intervención excluyente implica la introducción de
una nueva demanda generadora de un nuevo juicio, desde que el 3ero ejerce una pretensión incompatible
con las ejercidas en juicio.
Actor y demandado en el juicio principal resultan conjutamente sujetos pasivos de la pretensión ejercida
por el interviniente principal excluyente, ya que la demanda de éste se dirige contra ambos, creándose
entre ambos una suerte de relación procesal compleja.

La pretensión del tercero debe ser incompatible con la ejercida por las partes originarias en el juicio
principal. En el supuesto de relaciones reales, la afirmación del derecho sobre la misma cosa, es suficiente
para denotar la incompatibilidad progonada. En cambio, en las relaciones personales o de obligación para
establecer si se trata de la misma relación no basta afirmar tener derecho a la misma prestación, sino q es
preciso remontarse al hecho constitutivo (el interviniente afirma ser acreedor del demandado en virtud del
mismo préstamo hecho valer x el actor).

ARTICULO 302. Si la sentencia que se dicte en un proceso ha de producir efectos jurídicos directos en la
relación jurídica existente entre una de las partes, o las dos, y un tercero, o si la ejecutabilidad de aquélla
ha de extenderse a bienes de éste, el tercero puede intervenir en el proceso como parte, conforme con lo
dispuesto al reglar la tercería coadyuvante en juicio declarativo. Igual intervención le corresponderá
cuando su derecho sea conexo con el deducido en el proceso por la parte a que coadyuve.

El artículo 302 regula la intervención COADYUDANTE AUTÓNOMA de terceros en el proceso, uno de los
casos de intervención ad adiuvandum, cuya procedencia reocnoce estrictos presupuestos de hecho que le
dan basamento. Estos presupuestos de hecho son 3:

A. Que la sentencia que se dicte en un procesos ha de producir efectos jurídicos directos en la relación
jurídica existente entre una de las partes, o las dos y un 3ero.

B. Si la ejecutabilidad de aquélla ha de extenderse a bienes de éste.

C. Cuando el derecho del 3ero sea conexo con el deducido en el proceso x la parte a que coadyuve.

1. Efectos jurídicos directos: Dichos efectos traen a colación el análisis de la extensión subjetiva de la cosa
juzgada. Esto es, una sentencia productora del efecto principal de cosa juzgada produce efectos jurídicos
directos sobre una persona, parte o no, en la medida que pueda serle oponible.

1.A. LITISCONSORCIOS NECESARIOS Y COLEGITIMADOS: Hay litisconsorcio necesario cuando en


virtud de una disposición legal (litisconsorcio propiamente necesario) o por la naturaleza de la relación
jurídica controvertida (litisconsorcio impropiamente necesario) la única pretensión hecha valer en un juicio
sólo es proponible x todos los legitimados (litisconsorcio necesario ACTIVO), contra todos los legitimados
(litisconsorcio necesario PASIVO) o por ambos a la vez (litisconsorcio necesario MIXTO).

Surge claro enonces que, en materia de litisconsorcio necesario resulta imprecindible la presencia de
todos los componentes de la parte múltiple. En su defecto, corresponderá integrar la litis.

Pero puede darse el caso que la pretensión sea ejercida válidamente por uno o algunos- no todos- de los
legitimados: se trata de un supuesto de colegitimación.

Litisconsorcio necesario y colegitimación entonces, se diferencian por la presencia imprescindible de todos


los legitimados en el primero, en relación con la individualidad del segundo. Los efectos jurídicos directos
que justifican la intervención coadyuvante autónoma son los que se producen sobre los legitimados para
intervenir. Si de hecho intervienen (litisconsorcio necesario) la institución se neutraliza; si no intervienen,
aquí aparece la posibilidad de coadyuvancia en toda su intensidad. Colegitimación y coadyuvancia
autónima tienen entre sí una directa relación de ambivalencia.

2. EJECUTABILIDAD DE LA SENTENICA EXTENSIBLE A BIENES DE TERCEROS: El segundo supuesto


de procedencia refiere a la coadyuvancia a favor del demandado, por parte de un 3ero que, en caso de
condena desfavorable, pueda sufrir la extensión de tal condena a los propios bines,

3. CONEXIDAD CON EL DERECHO DEDUCIDO EN JUICIO: El tercer supuesto contemplado en el 302 se


refiere a la conexidad entre el derecho del tercero y el de la parte que coadyuve, con lo que conviene
señalar que dos relaciones jurídicas son conexas cuando coinciden objetivamente alguno o algunos (NO
TODOS) de los elementos de la relación jurídica (sujeto, objeto y causa).

Cabe destacar para nuestra coadyuvancia autónoma la conexidad por el sujeto, ya que tal supuesto
corrresponde a la acumulación objetiva de acciones, por lo que resta la conexión causal y por el objeto.
Aun así, en función de lo dispuesto en el art. 134 cabe excluir la coadyuvancia autonóma del 3ero
coacreedor y limitar la causal a los 3eros codeudores.

ROL DEL COADYUVANTE AUTÓNOMO: En principio no es parte, sin embargo, aunque no se le


reconozca el carácter de parte, cierto es que se le admite el ejercicio de todas las facultades inherentes a
ella. Es que si bien el coadyuvante autónomo no es formalmente parte, se encuentra potencialmente
habilitado para serlo, ya al momento de su ingreso al proceso, ya por la intervención del título en cualquier
momento del mismo.

¿Cuál es la diferencia entre ser parte y actuar como parte sin serlo? Si bien el coadyuvante tiene todos los
derechos de una parte, ni el tribunal ni la contraparte tienen hacia le mismo las mismas obligaciones y
cargas que tienen respecto de las partes. Así, no será necesario sustanciar los actos procesales con
coadyuvante autónomo, con lo cual un traslado o vista se notificará por cédula a la parte originaria y no
necesariamente al coadyuvante autónomo. Este podrá contestarlo- como no, si tiene todas las facultades
de la parte- dentro del término asignado al litigante originario.

ACTUACIÓN DEL COADYUVANTE AUTÓNOMO: El coadyuvante no supedita su accionar, ni en lo formal


ni en lo sustancial, con el de la parte a la que coadyuve pudiendo, incluso, hasta contradecirla.
Naturalmente, asume las consecuencias de tal actitud, y en determinados supuestos, se encuentra
habilitado para intervenir su carácter y transformarse en una verdadera parte.

ARTICULO 303. También podrá intervenir en apoyo de una de las partes aquel para quien constituya
condición favorable de su derecho la sentencia que se dicte en pro del litigante a que coadyuve. Su
participación será accesoria y subordinada a la de la parte a que apoye. Con la limitación establecida,
tendrá todos los poderes y facultades de una parte.

Es el supuesto de INTERVENCIÓN COADTUVANTE SIMPLE, que aparece legislada en el art. 303 y tiene
como núcleo la posibilidad de afectación a un INTERÉS PROPIO.

El tercero defiende un derecho ajeno en su propio interés. El mismo no interviene para hacer valer un
derecho en posición autónoma, sino solamente para sostener las razones de alguna de las partes contra la
otra, es decir, para ayudar a una de las partes principales a hacer valer su derecho frente a la otra (o para
hacer que se rechace la pretensión de ésta). El interviniente, pues, combate por el derecho ajeno para
hacer que triunfen las razones de la parte a la cual adhiere, contra el adversario de ella, en quien sólo por
eso ve el interviniente a su propio adversario.

Sin embargo, no es suficiente- al menos en nuestra legislación- el mero interés de hecho sino que exige la
presencia de un interés jurídico. Este interés jurídico, tiene un contenido específico y propio, que se puede
delinear de la siguiente manera: a. Entre el coadyuvante (tercero) y el coadyuvado (parte principal) debe
existir una relación jurídica previa. Como consecuencia de ello, la relación interferida (entre los sujetos del
pleito principal) se conecta por el sujeto con la relación interferente, entre el 3ero y una de las partes) b. la
relación interferente se verá afectada por la eficacia refleja de la cosa juzgada emergente de la relación
interferida, y c. el tercero coadyuvante simple debe carecer de legitimación propia.

Así, la conexidad por le sujeto, eficacia refleja de la cosa juzgada y carencia de legitimación propia son
notas imprescindibles de la simple coadyuvancia.

ROL DEL TERCERO COADYUVANTE: No es parte del proceso, tal como uniformemente lo señala la
doctrina. Nuestra legislación califica la participación del coadyuvante simple como accesoria y
subordinada, naturalmente, a la parte que coadyuva, a la cual se adosa como un contradictor agregado.
CÓMO ACTÚA EL COADYUVANTE SIMPLE: Se caracteriza x ser accesoria y subordinada, según lo dice
la ley, esto es, se halla limitada por la conducta de la parte originaria, el tercero carece de facultades para
obrar en contraposición con ésta respecto de los actos realizados por dicha parte, pero puede desarrollar
toda actividad que sea armónica con ellos y la que impone suplir las omisiones en que incurra la
coadyvada siempre que no haya vencido el plazo o q ésa no haya manifestado una voluntad contraria.

El límite exacto de las relaciones entre el tercero coadyuvante simple y el coadyuvado, será la voluntad
expresa del sujeto principal (parte) la que limitará la actuación de aquél. Con ello quedan claros dos
aspectos igualmente importantes:

A. Nada impide al 3ero coadyudante simple que se ha incardinado en un proceso ajeno al tomar la
inciativa procesal en cualquiera de las etapas del juicio; sólo que, en virtud de esta especie de condición
resolutoria que le impone su carácter, su actuación queda sujeta a la voluntad del principal. En la práctica,
y esto es esencial, cada actuación del coadyuvante simple realzada independientemente, es decir sin una
actitud acorde del principal, debe sustanciarse con éste.

B. Al contrario, el coadyuvante simple no se encuentra temporalmente limitado en su participación en el


proceso por la similar del sujeto principal. Si así fuera, razones de lógica tornarían ilusoria la figura.
Bastaría que la parte dejara vencer, en cualquiera de las etapas, los plazos respectivos, para maniatar las
posibilidades de su coadyuvante simple.

C. Entonces, el coadyuvante simple no podrá reclamar el fuero federal si es que personalmente se


encuentra afordado ni recusar con expresión de causa o disponer del proceso mediante algún modo
anormal de extinción del mismo. Puede sí, aunque sujeto a la voluntad del coadyuvado, recusar sin causa,
ofrecer su prueba y plantear todo tipo de recursos.

ARTICULO 304. El pedido de intervención se formulará por escrito, con los requisitos de la demanda, en lo
pertinente. Con éste se presentarán los documentos y demás pruebas de los hechos que funden la
solicitud. Se correrá traslado a las partes y, si hubiere oposición, se substanciará en una sola audiencia y
el fallo se dictará dentro de los cinco días siguiente.

La norma arbitra un procedimiento de verificación previa para comprobar si la situación del sujeto que
pretende irrumpir en el proceso pendiente, está encuadrada dentro del presupuesto legal respectivo. O, lo
que es lo mismo, para averiguar si el sujeto en cuestión cuenta con un interés jurídico relevante q justifique
su ingreso.

Este juicio de admisibilidad exige que se corra traslado a ambas partes. Al no tener un término fijado, este
traslado es x tres días plazo razonable pq no se trata de un traslado para contestar la demanda sino para
ejercer oposición si la hubiere. Se notificará en el domicilio legal constituido en el proceso accedido.

La oposición que pueden realizar las partes apuntará a la proponibilidad subjetiva, si se trata de un tercero,
y si prima facie cumplimenta los presupuestos básicos de procedencia.

No es necesario que la oposición en cuestión se ejerza conjuntamente, es decir, por ambas partes del
proceso principal. Puede suceder que sea una sola de ellas la que se oponga. Eso sí, en caso de
prosperar, favorece extensivamente a la contraparte.

La oposición se sustancia en una sola audiencia y se dicta resolución en el término de cinco días. Es
recurrible en ambos supuestos: si se admite la intervención, en relación y con efrcto suspensivo para los
oponentes; si la deniega, para el tercero interviniente.

La exigencia de la norma respecto a que el pedido de intervención reúna los requisitos de la demanda, en
lo pertinente, sólo tiene estricta aplicación en la intervención principal excluyente que, en rigor de verdad,
es una demanda.
En las coadyuvancias, tanto autónoma como simple, se pretende que el pedido de intervención tenga
suficiente fundamento en hechos y derecho, respaldo documentalmente y con ofrecimiento de pruebas en
lo que hace a su admisibilidad. De ninguna manera se exige al coadyuvante que, vg demande o conteste
la demanda antes de ser admitido en el proceso.

De todas maneras, si bien el pedido de coadyuvancia no retrograda ni suspende el curso de la causa, el


trámite de oposición que se inicie tiene- necesariamente- efecto suspensivo del procedimiento por su
carácter de INCIDENTAL y la necesidad de una resolución previa. De manera que si el coadyuvante
ingresa, vg: en el término para contestar la demanda y pretende coadyuvar con el demandado, su pedido
de intervención tiene efecto suspensivo del procedimiento y admitido en el proceso, podrá si quisiere,
contestar la demanda en el plazo restante luego de notificado por cédula de su admisión.

ARTICULO 305. Excepto los casos especialmente previstos por este Código, sólo podrá llamarse un
tercero a juicio, por pedido de parte o de oficio, en caso de litisconsorcio necesario. Pero, si de acuerdo
con las leyes de fondo, la relación en litigio fuera presupuesto de una obligación del tercero para con una
de las partes, ésta podrá pedir igualmente que se lo cite. La incomparecencia hará inadmisible toda
alegación relacionada o que se funde en las actuaciones procesales de su eventual acreedor. La citación
deberá pedirse al entablar la demanda o antes de oponer excepciones o al contestarlas y el
emplazamiento se realizará en la forma ordinaria. Cuando el llamamiento se funde en la necesidad del
litisconsorcio, el tercero podrá oponerse a su intervención, en cuyo caso el incidente paralizará el
procedimiento principal hasta que sea resuelto aquél.

En el artículo 305 se comprenden dos institutos: la integración de la litis, que corresponde a los
litisconsoricios necesarios y por el otro la llamada intervenci+on obligada de 3eros.

INTEGRACIÓN DE LA LITIS: Integrar la litis implica verificar la presencia, actual o eventual, en el proceso,
de todos aquellos sujetos imprescindibles para el logro de una sentencia válida. Constituye un deber
procesal del juez, ejercible de oficio o a solicitud de parte interesada, de emplazar a comparecer al
integrante de un litisconsorcio no incluido en la relación procesal primigenia. Apunta, así, a preservar un
presupueso procesal como es la adecuada integración subjetiva de la litis.

La relación entre el litis consorcio necesario y la integración de la litis es directa.

Vías procesales para integrar la litis:

a. Deber del juez: El juez se encuentra obligado de oficio a integrarla ni bien advierta un defecto en la
proponibilidad de subjetiva de la pretensión.

b. EXCEPTIO PLURIM LITISCONSORTIUM: Aparece innominada como una excepción dilatoria, puede
interponerse como tal o como defensa al momento de contestar la demanda, aplicándosele en este caso el
régimen de los incidentes. Es imprescindible su resolución antes de la apertura a prueba, apelable y con
efecto suspensivo (este efecto implica que, ante el supuesto de que la sentencia se impugne mediante un
recurso de apelación para que sea revisada por la Cámara, la misma no se va a aplicar hasta tanto la
Cámara no resuelva.)

c. Vía incidental: para el supuesto de que la integración no se produjera oficiosamente y el demandado no


hiciere uso de la excepción anteriormente citada en el momento procesal oportuno, puede hacer uso de la
vía incidental a propesta de cualquiera de las partes y hasta el momento de dictar la providencia de
apertura a prueba.

De admitirse la excepción, el planteo inicidental en su caso, o bien si se declara oficiosamente x el juez,


corresponde rechazar la demanda dictando sentencia inhibitoria. Dicha resolución, se limita a consignar
que el tribunal no se encuentra en condiciones de dictar sentencia de mérito sobre el fondo del asunto.

El citado puede oponerse a la citación, que se tramitará por incidiente suspensivo de procedimiento. Su
incomparendo permite la declaración de rebeldía.
Si se dicta sentencia sin haberse integrado la litis, en los supuestos de litisconsorcio impropiamente
necesario, debe declararse la nulidad de la mimsa y del procedimiento, que retrotraerá a la etapa
correspondiente. En cambio, si se trata de un litisconsorcio propiamente necesario, la sentencia
desestimatoria puede ser invocada por los codeudores aun cuando con ellos no se haya integrado el
litisconsorcio necesario pasivo, o siendo admisoria, por los coacredores ausentes en el proceso contra los
deudores presentes en el juicio. Es inoponible al deudor ausente en el proceso. Se trata, en el supuesto,
de una cuestión de invocabilidad relativa e inoponibilidad.

INTERVENCIÓN OBLIGADA DE 3EROS: Aunq ordinariamente se ha utilizado el rótulo de intervención


obligada de 3eros para el tipo de intervención que analizamos, prevenimos que el concepto resulta
equívoco, ya que esta intervención obligada constituye en última instancia una carga procesal que recae
sobre el citante, toda vez que considere que con alguna persona en principio ajena al pleito existe
comunidad de controversia. No existe, en consecuencia, una estricta obligación de comparecer.

Dos son los aspectos que caracterizan a la llamada intervención obligada: la iniciativa de convocatoria al
tercero nace de alguna de las partes y además, es más restrictiva y limitada que la intervención voluntaria.

INTERVENCIÓN VOLUNTARIA E INTEGRACIÓN DE LA LITIS: La integración es un deber procesal del


juez, mientras que la intervención obligada, que no procede de oficio, es un imperativo del propio interés
de las partes. La primera intenta proteger y preservar un presupuesto procesal, como es la adecuada
integración subjetiva de la litis, cuestión que no interesa mayormente a la intervención obligada. Además,
la integración de la litis, se relaciona directamente con el litisconsorcio necesario, mientras que la
intervención obligada con otras figuras procesales.

Presupuestos de la intervención obligada:

A. Denuncia de la litis o litisdenuntiatio: que consiste en poner en conocimiento de un 3ero, eventual sujeto
pasivo de una posterior acción de regreso de garantía- dato q es suminsitrado por el derecho de fondo- la
pendencia de la causa para que, si lo desea, tome intervención en la misma.

B. La citación del colegitimado, denuncia de la litis en sentido amplio, que se traduce en poner en
conocimiento de la existencia del pleito a quien se encontrare legitimado activa o pasivamente para
intervenir en él y al momento no lo ha hecho.

C. La denuncia o llamamiento del tercero pretendiente, que se da cuando ejerciéndose una pretensión de
condena, quien se reconoce deudor, para mejor pagar, llama al mismo a un tercero o terceros tamb
pretendientes, para que dilucide quién es el verdadero y único acreedor de la prestación que está
dispuesto a satisfacer.

D. La indicación del poseedor mediato en la cual el demandado quien aparece negando su propia
legitimación para contradecir, en virtud de una relación contractual que lo une con un 3ero, indicando al
actor que éste quien está legitimado para actual y contra cual deberá dirigirse la acción, produciéndose a
su vez su propia extromisión y liberándolo de la carga de continuar en el proceso.

Aspectos procesales:

A. la facultad de citar compete exclusivamente a quien pretende que debe ser coadyuvado en su postura,

B. La citación la pedirá el actor al entablar la demanda o al contestar las excepciones interpuestas por el
demandado y éste puede interponerlas hasta oponer excepciones

C. El emplazamiento del tercero se realiza en la forma oridnaria, es decir, de conformidad con los art, 72 a
75.

D. La carga de la citación corresponde al interesado en poner en conocimiento del tercero la pendencia de


la causa, que deberá realizarla en el término que judicialmente se le fije bajo apercibimiento de la
caducidad de la citación.
E. El juez debe proveer al pedido de citación de 3eros sin sustanciación, mediante el pertinente proveído.
Si admite la citación, el proveído es inapelable, mientras que, si lo deniega, es apelable con efecto
devolutivo.

F El tercero citado no puede oponerse a la citación, la contraparte podrá objetar el proveído por la vía de
revocatoria;

G. La citación de terceros tiene efectos suspensivos del procedimiento por el término del emplazamiento o
hasta que éste comparezca.

UNIDAD IX: ACTOS PROCESALES (PROCESOS CIVIL Y PENAL)

1. Actos jurídicos procesales en los procesos civil y penal. Concepto. Clases. Requisitos.
Naturaleza. Clasificación
Concepto y naturaleza del acto procesal

Son actos procesales los hechos voluntarios que tienen por efecto directo e inmediato la
constitución, el desenvolvimiento o la extinción del proceso, sea que procedan de las partes (o
peticionarios) o de sus auxiliares, del órgano judicial (o arbitral) o de sus auxiliares, o de terceros
vinculados con aquél con motivo de una designación, citación o requerimiento destinados al cumplimiento
de una función determinada.
Como todos los actos jurídicos, los actos procesales constituyen manifestaciones voluntarias de
quienes los cumplen. En tal circunstancia reside su diferencia respecto de los hechos procesales, que se
encuentran, frente a aquéllos, en relación de género especie, y a los que cabe definir como todos los
sucesos o acontecimientos susceptibles de producir sobre el PROCESO efectos (ej. Fallecimiento de una
de las partes)
No encuadran en el concepto de acto procesal, por lo pronto, aquellas actividades cumplidas fuera
del ámbito del proceso, aunque eventualmente puedan producir efectos en él. No son actos procesales,
por ejemplo, la elección de domicilio especial, pero revestiría aquel carácter la presentación, en el
respectivo expediente de los documentos que acreditasen esa circunstancia.
En ese mismo orden de ideas, debe excluirse del concepto antes enunciado las actividades
meramente preparatorias de los actos procesales por ejemplo, las instrucciones impartidas al apoderado
para interponer la demanda, el estudio de la causa por el juez con carácter previo a la decisión. Actos
procesales serían, en cambio, la presentación de la demanda y el pronunciamiento de la decisión.
Pero si el acto se cumple dentro del proceso, con los efectos ya señalados, no afecta su calidad de
acto procesal la circunstancia de que también produzca efectos jurídicos fuera de aquél. Por ejemplo, el
desistimiento del derecho, la sentencia definitiva.
Tampoco median razones atendibles para excluir del concepto de acto procesal a todas aquellas
actividades que despliegan en el proceso quienes no revisten el carácter de sujetos directos o auxiliares
permanentes de éstos, como son los testigos, peritos, martilleros etc.

Elementos (requisitos)

Tres son los elementos del acto procesal:


1) Los sujetos
2) El objeto
3) La actividad  este último se descompone, a su vez, en tres dimensiones: de lugar, de
tiempo y de forma.
Sujetos: Pueden ser sujetos de los actos procesales las partes (o peticionarios), el órgano judicial
(o arbitral) o sus auxiliares y los terceros directamente vinculados al proceso.
Su respectiva posición acusa, diferencias de importancia, porque mientras que el órgano judicial y
sus auxiliares cumplen sus actividades en el ejercicio de un deber de oficio que tienen hacia el Estado y
también hacia los litigantes, en virtud del cual la omisión del acto o su cumplimiento defectuoso aparejan la
imposición de sanciones contra el magistrado o funcionario responsable, los actos de las partes y
peticionarios responden a la libre determinación de éstas, que no se hallan sujetas, como principio, a
deber alguno, sino a cargas instituidas en el propio interés.
Cuando los actos de los terceros responden al cumplimiento de una carga pública – como ocurre
en el caso de los testigos- la actuación personal de aquéllos resulta sustancialmente equiparable a la del
órgano o a la de sus auxiliares permanentes.
Para que el acto procesal produzca sus efectos normales es necesario, por lo pronto, que el sujeto
tenga aptitud para ello: el órgano, en ese sentido, debe ser competente, y las partes y peticionarios (o sus
representantes) procesalmente capaces.
Aparte de la aptitud, constituye un requisito subjetivo del acto procesal el de la voluntad, pues aquél
comporta, por definición, una expresión voluntaria de quien lo realiza. En lo que al tema concierne, la
doctrina más generalizada señala que el requisito de la voluntad no juega, en los actos procesales, la
misma función que en los actos jurídicos del derecho privado. Ocurre, en efecto, que mientras en estos
últimos la voluntad del sujeto determina directamente la producción de efectos jurídicos, los actos
procesales producen efectos en la medida que se hayan cumplido, a su respecto, los requisitos prescriptos
por la ley, con prescindencia de las motivaciones internas del sujeto de quien proceden.
También constituye un requisito subjetivo del acto procesal, aunque con exclusiva referencia a las
partes y peticionarios, el interés que determina el cumplimiento.
Objeto: es la materia sobre la cual el acto procesal recae. Dicho objeto debe ser
a) Idóneo  apto para lograr la finalidad pretendida por quien lo realiza
b) Jurídicamente posible, es decir, no prohibido por la ley.
Actividad: lugar, tiempo y forma de los actos procesales (se explican en el punto 2, 3, 4 y 5).

Clasificación (Manual de Palacios).

Sobre la base de un criterio objetivo o funcional, y concibiendo al proceso como una secuencia
cronológica, resulta adecuado formular una clasificación de los actos procesales atendiendo a la incidencia
que éstos revisten en las tres etapas fundamentales de dicha secuencia que, como tal, tiene un comienzo,
un desarrollo y un final. De allí que resulte pertinente distinguir, ante todo, entre actos procesales de
iniciación, de desarrollo y de conclusión o terminación.
Son actos de iniciación, aquellos que tienen por finalidad dar comienzo a un proceso. En el proceso
civil el acto típico de iniciación procesal se halla constituido por la demanda, aunque, a título excepcional,
aquél puede comenzar con el cumplimiento de ciertas diligencias preliminares.
Son actos de desarrollo, aquellos que, una vez producida la iniciación del proceso, propenden su
desenvolvimiento ulterior hasta conducirlo a su etapa conclusional. Este tipo de actos admite, a su vez,
una sub clasificación fundada en la circunstancia de que tiendan a proporcionar al órgano judicial la
materia sobre la cual ha de versar la decisión definitiva o posibilidad la adecuada utilización o manejo de
esa materia. Atendiendo a cada una de esas finalidades, cabe hablar de actos de instrucción y de
dirección.
Los actos de instrucción, implican el cumplimiento de dos tipos de actividades. Por un lado, es
preciso que las partes incorporen al proceso los datos de hecho y de derecho involucrados en el conflicto
determinante de la pretensión y, por otro lado, se impone la necesidad de comprobar la exactitud de tales
datos. La diferencia existente entre esas dos clases de actividades permite sub clasificar a los actos de
instrucción en actos de alegación y de prueba.
Los actos de dirección pueden a su vez sub dividirse en actos de ordenación, de comunicación o
transmisión, de documentación y cautelares.
Son actos de ordenación los que tienden a encauzar el proceso a través de sus diversas etapas,
sea impulsándolo para lograr el tránsito de una a otra de éstas, sea admitiendo o rechazando las
peticiones de las partes, sea impugnando los actos que se estiman defectuosos o injustos. Dentro de la
categoría analizada, cabe diferenciar tres tipos de actos: de impulso, de resolución o decisión, y de
impugnación.
Son actos de impulso aquellos que, una vez iniciado el proceso, tienden a hacerlo avanzar a través
de las diversas etapas que lo integran.

Los actos de resolución son los que tienen por objeto proveer las peticiones formuladas por las
partes durante el curso del proceso o adoptar, de oficio, las medidas adecuadas al trámite de éste o a la
conducta asumida por las partes.

Son actos de impugnación, aquellos que tienden a obtener la sustitución de una resolución judicial
por otra que la reforme, anule, rectifique o integre, o a lograr la invalidación de uno o más actos procesales
defectuosos. De acuerdo con este concepto son actos típicos de impugnación los recursos y el incidente
de nulidad.

Son actos de comunicación o transmisión los que tienen por finalidad poner en conocimiento de las
partes, de los terceros o de funcionarios judiciales o administrativos, una petición formulada en el proceso
o el contenido de una resolución judicial.
Algunos de estos actos, como las resoluciones que disponen traslados, vistas o intimaciones,
incumben a los jueces y, excepcionalmente a los secretarios. Otros, que en rigor constituyen
consecuencias de aquellas resoluciones, competen, según los casos, al órgano judicial, o a los auxiliares
de éste (ej. Oficial de justicia) o de las partes (letrados patrocinantes).
Son actos de documentación aquellos cuya finalidad consiste en la formación material de los
expedientes a través de la incorporación ordenada de los escritos y documentos presentados por las
partes o remitidos por terceros; en dejar constancia, en los expedientes, mediante actas, de las
declaraciones verbales emitidas en el curso de las audiencias o en oportunidad de realizarse otros actos
procesales que permiten esa forma de expresión (ej. Notificaciones e interposición del recurso de
apelación) y, finalmente, en la expedición de certificados o testimonios de determinadas piezas del
expediente.
Los actos de comunicación y los de documentación son aquellos que, a la fecha, se ven más
influenciados por el avance del derecho procesal electrónico en las diferentes jurisdicciones.

Los actos cautelares son los que tienden a asegurar preventivamente el efectivo cumplimiento de la
decisión judicial definitiva.

Por último, constituyen actos de conclusión aquellos que tienen por objeto dar fin al proceso. El
acto normal de conclusión de todo proceso se halla representado por la sentencia definitiva, con
prescindencia de que alcance eficacia de cosa juzgada en sentido material o meramente formal.
Existen asimismo actos anormales de conclusión, los cuales pueden provenir de declaraciones de
voluntad formuladas por una o ambas partes (allanamiento, desistimiento, transacción y conciliación) o ser
la consecuencia de un hecho, como es el transcurso de ciertos plazos de inactividad, a los que la ley
atribuye efectos extintivos sobre el proceso (caducidad de instancia).

Cuadro de las clasificaciones

Actos de iniciación

De alegación

De instrucción

De prueba

De impulso

Actos de desarrollo De ordenación De resolución

De impugnación

De dirección
De transmisión
De documentación
Cautelares

Actos de conclusión

2. Las formas procesales: concepto, importancia, regulación. Nulidad e inadmisibilidad:


diferenciación, supuestos.
La forma de los actos procesales concepto, importancia.

La forma es la disposición mediante la cual el acto procesal se exterioriza, saliendo del dominio
puramente intelectual de quien lo cumple para penetrar en el ámbito de la realidad objetiva.
En procura de un mayor acercamiento al valor justicia y seguridad jurídica, las legislaciones
procesales se inclinan por el principio legalidad aunque a veces atenuada ligeramente al permitirse de
modo contemporáneo algunas libertades en ciertos casos.
En esta tesitura, la ley describe a priori un acto determinado, fijándolo como un patrón para que
sigan su modelo ejemplar todos los que se realicen en un proceso dado.
De tal modo, siempre que se respeta el patrón legal se dice que el acto realizado conforme a él es
regular. El acto, en cambio, será irregular cuando la inobservancia de las formas afecte su validez, su
admisibilidad, su eficacia o su eficiencia. Se habla entonces, de nulidad o de inadmisibilidad del acto
procesal.

La nulidad

FICHA DE LA CÁTEDRA:

INEFICACIA PROCESAL
Nulidades procesales - Actos nulos y actos viciados
Acto procesal inexistente - Nulidad relativa y absoluta - Manifiesta y no manifiesta

Cuando se habla en un proceso de nulidad procesal, debemos en primer lugar citar a


Couture quien, con gran claridad, nos advierte que en el lenguaje del derecho procesal el vocablo
"nulidad" menciona, indistintamente:
- el error (acto nulo como sinónimo de acto equivocado),
- los efectos de error (sentencia nula, como sentencia privada de eficacia),
- el medio de impugnación (recurso de nulidad)
- el resultado de la impugnación (anulación de la sentencia o sentencia anulada)(1).

Asimismo es preciso (recordando las lecciones de derecho civil) determinar si la nulidad del
acto procesal pretendida es relativa o absoluta; y conocer los pasos a tomar (por la parte o el
magistrado) si ella es manifiesta o no manifiesta.

Recordemos:
¿que es el proceso? Un modo pacífico de resolución de conflictos en la órbita del servicio del
Estado, en una controversia entre dos o más partes originada por un conflicto de intereses, que
se presenta en el plano social, con relevancia jurídica. El debate se resuelve por actos
procesales, lineales, lógicos y racionales conforme a pautas preestablecidas (códigos procesales)
por el legislador en donde se garantiza, entre otras cosas, la defensa en juicio.

¿Qué son los actos procesales? Son actos jurídicos, que a diferencia de los actos de contenido
jurídicos civiles tienen siguiendo a Couture vida sólo en el proceso, se desarrollan en el proceso y
su fin es la sentencia que pondrá fin a la controversia planteada.
Estos actos, realizados por las partes (actor y demandado), terceros (testigos o peritos) y por el
juez, deben realizarse confirme un modo pre-establecido por el codificador (al que llamaremos
“reglamento de juego”) que garantiza el cumplimiento de las reglas de juego a las cuales las
partes se sometieron al ingresar a él.

¿Cuando es un acto irregular? Cuando no ha sido realizado conforme fue determinado por el
legislador, pudiendo ser declarado nulo.
Nulidad procesal

La palabra nulo proviene del latín nullos, que significa falta de valor, carencia de fuerza
para obligar o para tener efecto. En consecuencia, según la acepción etim016gica del vocablo,
coincidente con su significado actual, el concepto de nulidad se define por el resultado:
nulo es aquello que no produce resultado.
Si bien cada autor tiene definiciones distintas de nulidad procesal, podemos determinar que
las mismas obedecen al análisis particular desde ópticas distintas. Alsina define como nulidad
procesal a “la sanción por la cual la ley priva a un acto jurídico de sus efectos normales cuando
en su ejecución no se han guardado las formas prescriptas para ello” 1
Castro la define como “la ineficacia de un acto procesal, cuando en él no se han cumplido
los requisitos y solemnidades que la ley establece”, y Podetti “ineficacia de un acto por defecto en
sus elementos esenciales que le impiden cumplir sus fines”.
Para Alvarado Velloso, en tanto, es la “sanción que priva de efectos (de eficacia) a un acto
procesal en cuya estructura no se han guardado los elementos esenciales del modelo”. 2
La nulidad, en tanto instituto genérico común a todo el derecho, se deslinda en cada una
de sus ramas y aprehende, de ellas, sus objetivos y finalidades propias. Según Enrique Soler
interesa destacar a los fines de su conceptualización que no existe una reglamentación integral
de la nulidad procesal, y es sólo con relación al derecho civil que la doctrina y la legislación han
expuesto sus principios fundamentales. Pero en esta materia no son aplicables las disposiciones
del Código Civil, ya que se dirimen las contiendan según la rama del derecho que se encuentra
involucrada. El régimen de las nulidades es un terna de la teoria general del derecho y a las
distintas ramas de éste corresponde adecuarlo a su objeto y contenido.

Así por ejemplo en el derecho de familia hay nulidad del matrimonio, cuyo centro está dado
por la libre voluntad de los contrayentes. En el derecho procesal, en cambio, el centro está dado
por la celeridad y agilidad que debe tener el proceso, por la defensa en juicio y por la idea,
siempre noble, de progresar y no caer en un rigorismo infructuoso.
Por tal motivo la nulidad procesal se encuentra alejada y distante de la nulidad del Código
civil y Comercial de la Nación, en otras palabras: es autónoma pues comparte la autonomía de la
que goza el derecho procesal, del cual forma parte. Ello no debe hacer pensar al estudiante que
las disposiciones del Código de fondo deben ser desechadas sin más al analizar la nulidad que
opera en el proceso. Los principios basales del CCCN nutren a las formulaciones de nulidad
procesal y sirven al intérprete en modo subsidiario en tanto, claro está, las disposiciones del
CCCN sean compatibles con los principios procesales que deciden el devenir del proceso.

En cuanto a los presupuestos de la Nulidad Procesal, esto es, los requisitos necesarios
para que pueda ser declarada por el juez, son los siguientes:
1º) Debe ser alegada;
2º) Debe existir agravio;
3º) Debe ser trascendente el agravio;
4º) No convalidarse por la doctrinas de los actos propios.

Primero se materializa como medio impugnativo y luego, si el juez le hace lugar, cae con
fuerza de sanción en el proceso para volver a encaminarlo dentro del marco de la legalidad. Debe
impugnarse o declararse de oficio la nulidad. De ello se desprende que sin medio impugnativo
idóneo, o sea sin solicitud expresa de la parte afectada no habrá sanción de nulidad. Así por
ejemplo no habrá nulidad de la pericia si se la impugna tardíamente en el recurso de nulidad de la
sentencia, pues éste debe circunscribirse a los defectos que padece la sentencia, más no en los
hechos o procedimientos que acaecieron durante la realización de la pericia y no fueron
expuestos en tiempo y forma.

1
ALSINA, Hugo: Tratado teórico práctico de Derecho procesal civil y comercial. Parte general, Tomo I, 2ª ed. Ediar, Buenos Aires,
1963, pág. 627.
2
ALVARADO VELLOSO, Adolfo: “Presupuestos de la nulidad procesal” en Revista Estudios Procesales, passim.
Los plazos para incoar, esto es pretender un pronunciamiento judicial o incidente de
nulidad son perentorios, porque el principio de convalidación (propio de la nulidad procesal) no
incide en la sanción sino en el defecto o vicio del acto; y así, cuando este vicio no sea consentido
queda habilitado el medio impugnativo.

Acto viciado y acto nulo

El acto viciado es aquel acto procesal que padece de un defecto en su estructura por no
haberse celebrado conforme a derecho. Por ejemplo, la notificación de la demanda en un
domicilio diferente al real o la falta de notificación del auto de apertura a prueba 3. Estos son
ejemplos de actos viciados, que tienen en su estructura una irregularidad. Pero este acto viciado
es, no obstante su vicio, plenamente eficaz. Y se mantiene así, eficaz y viciado, hasta tanto no
sea declarado nulo por el juzgador.
Couture firmaba que es así porque el proceso, si bien es formal, no puede ser concebido
como una “misa jurídica”, no puede avanzar y poner fin de manera rápida a la controversia que se
ha afirmado en el plano procesal si el acto viciado es ineficaz desde su nacimiento.
Por ello se afirma que el acto viciado no es ineficaz sino todo lo contrario, es
completamente eficaz, y lo seguirá siendo hasta tanto no sea declarado nulo por el juzgador. Se
trata, en definitiva, de conservar los actos para llegar, con mayor agilidad, al dictado de la
sentencia.
Sólo cuando este acto viciado produzca un real perjuicio a la parte que no lo ha celebrado
se justificará su retiro del proceso y se pondrá en funcionamiento la maquinaria de la nulidad
procesal. Incoará a tal efecto la excepción, el incidente o el recurso (según corresponda) para
poner en evidencia que no ha convalidado el vicio y que éste le ha causado un real daño a su
derecho de defensa, exponiendo, en tal sentido, las defensas que no ha podido plantear en
plenitud.
Si el magistrado, juzgador o sentenciante hiciera lugar al medio impugnativo declarará la
sanción de nulidad y convertirá al acto viciado en acto nulo, privándolo de sus efectos. Claro está
que esta sanción alcanzará también a todos aquellos actos procesales celebrados a posteriori del
acto declarado nulo y que sean su consecuencia.

Reiterando, el acto viciado es aquel acto procesal que padece de una irregularidad y se
mantendrá eficaz hasta tanto no sea declarado nulo. El acto nulo es aquél acto viciado que por
ser su irregularidad de trascendencia es declarado nulo por el juez con el objetivo de
salvaguardar el derecho de defensa y el contradictorio.

Ejemplos del CPCC Santa Fe:


Art. 32 inc. 3 obliga a notificar al domicilio real toda providencia después que el expte estuviera en
archivo o paralizado. El acto de notificación en el domicilio real de la contraparte y que cumple
con los demás requisitos de ley es, sin duda alguna, un acto sano y por tal produce efectos desde
su celebración. Pero imaginemos que se notifica el desarchivo al domicilio legal o ahora al
electrónico constituido ¿Se justificaría la declaración de nulidad?
No hay duda que existe una irregularidad en el modelo a seguir pero ¿deben ser ineficaces?
Dependerá de la conducta de la destinataria, y de la acreditación del acto notificatorio por quien
quiere hacer lo valer. Si bien se ha notificado a un domicilio distinto del real, nada obsta su
eficacia si el destinatario tuvo real acceso al contenido del acto que se le pretende notificar.

Por eso AFIRMAMOS que la conservación de los actos procesales es el camino con el que
se determine la nulidad procesal toda vez que no cualquier vicio acarrea la nulidad pues ella,
como sanción, es de interpretación restrictiva.

3
Arazi, "Derecho Procesal Civil y Comercial", Tomo II, pág 265, ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 3° edición, 2012.
Vicio o defecto que motiva la nulidad: Un acto viciado o irregular no es, por el mero hecho
de ser viciado, un acto nulo. Como vimos, el acto viciado es algo muy distinto al acto nulo; si bien
uno es el antecedente del otro, lo cierto es que entre ambos hay más diferencias que similitudes.
Para empezar, el acto viciado es eficaz, y el acto nulo es ineficaz.
Se habla de un apartamiento de los recaudos legales, de modo general, pues la forma no
es el único elemento que una vez viciado justifica el dictado de la nulidad. El vicio de un acto
puede materializarse como error (falta de fecha) en un acto que tenga todos sus elementos pero
existe un defecto en alguno de ellos, o por ejemplo notificación deficientemente efectuada; o bien
como omisión en un acto que carece de un elemento finalista: es decir que tal carencia impide
alcanzar la finalidad propia del acto procesal, como el testigo que carece de aptitud probatoria
(cónyuge).

Acto procesal inexistente

Acto inexistente es un simple hecho con pretensión de acto jurídico, que si bien existe en el
mundo fenoménico, porque es palpable a través de los sentidos, es inexistente, desde su
nacimiento, en el mundo jurídico. A diferencia del acto procesal viciado que existe en el plano
jurídico y que padece un vicio por un defecto en su estructura, el acto procesal inexistente padece
la omisión de un elemento esencial y constitutivo del acto jurídico.
El acto procesal viciado sufre un menoscabo en su naturaleza jurídica de acto procesal; el
acto procesal inexistente, en cambio, lo sufre en su carácter de acto jurídico pues carece de un
elemento constitutivo, sea en su objeto, sujeto o causa.
Ejemplo académico: el escrito presentado y que carece de firma de la parte que actúa por
derecho propio, o la sentencia dictada y firmada por el secretario del juzgado sin firma del juez.
La omisión es el error característico que sufre el acto procesal inexistente. Pero ello no
debe hacernos pensar que el acto nulo no puede tener como vicio el defecto de omisión, pues
puede omitir un elemento finalista que no sea de entidad tal que lo torne inexistente.
Otro claro ejemplo es la pericia presentada por un perito que carece de idoneidad en la
materia o la testimonial ofrecida por quien jamás presenció el hecho controvertido que intenta
dilucidar. Ellos son actos viciados que pueden ser declarados nulos, pues no obstante su omisión
finalista deben ser considerados actos jurídicos pues gozan de los elementos constitutivos. En
ambos casos se requerirá de prueba correspondiente que desvirtúe lo afirmado por el perito, o
por el testigo.

Nulidad relativa y absoluta - Manifiesta y no manifiesta

Bajo el marco del principio de convalidación, el impugnante (pretensor) no debe consentir


el acto viciado tacita o expresamente. La nulidad procesal es absoluta o relativa teniendo en
cuenta si ella admite convalidación (relativa) o si no la admite (absoluta).
Lo mismo sucede cuando se habla de nulidad manifiesta o no manifiesta, ya que si la
sanción de nulidad no se encuentra patente en el proceso sino emana de la decisión del juzgador,
que por ser un vicio oculto del acto es preciso acreditar prueba de la supuesta nulidad. Como
vemos el acto viciado no es sinónimo de acto nulo, sino que dependerá de la convalidación del
acto, en tanto no afecte el interés público. El medio impugnativo por el cual se peticiona la
sanción de nulidad no implica nulidad, sin perjuicio de que ambas forman un todo armónico que
componen el instituto de la nulidad procesal.
El acto jurídico de naturaleza procesal regular y sano es eficaz desde su nacimiento y se
mantiene eficaz a perpetuidad pues su celebración se ha llevado a cabo cumpliendo con todos los
requisitos de la ley de forma y fondo. Ejemplo de este es la notificación del auto de apertura a
prueba realizada al domicilio electrónico construido de las partes.
El acto viciado, cuya celebración ha sido defectuosa, es eficaz desde su nacimiento pero
su eficacia está sujeta a una condición resolutoria pues produce efectos hasta tanto no sea
declarado nulo por el juez. Ejemplo de éste es la notificación de la demanda realizada un
domicilio distinto al real.
El acto nulo es aquel acto viciado que ha perjudicado el derecho de defensa de la parte
contraria y por ello es, desde su declaración por el órgano judicial, ineficaz retroactivamente a su
celebración. Ejemplo de éste en la notificación de la demanda a un domicilio distinto del real sin
que el demandado haya tomado conocimiento del juicio instaurado en su contra y por ello se haya
continuado en rebeldía.
El acto inexistente al no tener existencia en el mundo jurídico, porque en su estructura se
omite un elemento esencial, nace ya muerto y es, por ello, ineficaz ab initio. Su ejemplo más
común es el escrito presentado en mesa de entradas sin firma del letrado o de la parte que actúa
por derecho propio (y el escrito no es de mero trámite).
La nulidad procesal como medio impugnativo es el medio idóneo para advertir al juez que
en el proceso que él arbitra se ha producido una irregularidad que afecta al debido proceso. Ella
se plasma como incidente, recurso o excepción.
La sanción de nulidad es consecuencia de ese medio impugnativo, y es declarada por el
juzgador para resguardar el debido proceso. Su dictado importa, por doloroso que sea aceptarlo,
un daño a la continuidad recta del proceso pues hace que este retroceda. Pero este daño es
infinitamente menor al que se busca subsanar toda vez que el antecedente de la nulidad es la
violación al contradictorio y a la defensa en juicio.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 124. “Ninguna actuación ni otro acto de
procedimiento será declarado nulo si la ley no le ha impuesto expresamente esa sanción. Sin embargo, la
omisión de un elemento substancial autorizará al juez, apreciando las consecuencias materiales y jurídicas
que se hayan derivado, a pronunciar la nulidad aun a falta de toda sanción expresa. La disposición
prohibitiva está asimilada a la nulidad expresa”
El objeto de la nulidad es el resguardo de una garantía constitucional.
Rigen, a su respecto, los principios de trascendencia, convalidación, especificidad, protección y
conservación.

Presupuestos:

Son tres los presupuestos a los que se halla condicionada la declaración de nulidad:
1) Existencia de un vicio en alguno de los elementos del acto procesal
2) Demostración de interés jurídico en la invalidación del acto, y de que la nulidad no es
imputable a quien pide su declaración
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 127. “La nulidad no podrá ser alegada por
quien dio lugar a ella o concurrió a producirla. La violación u omisión de las formalidades establecidas en
el interés de una de las partes no puede ser opuesta por la otra”
3) Falta de convalidación del acto viciado.

Características:

- Son resueltas a pedido de parte


Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 125. “Las nulidades deben declararse a
petición de parte interesada. Las de orden público podrán ser alegadas por cualquiera de las partes o por
el ministerio público, en todo estado y grado de la causa; el juez deberá pronunciarlas de oficio”
- Solo operan si hay perjuicio
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 126. “La nulidad de un acto o
procedimiento sólo podrá declararse cuando la violación de la ley hubiere producido un perjuicio que no
pueda ser reparado sin la declaración de nulidad”
- Producen la invalidez de los actos posteriores que de él dependan
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 129. “La nulidad de un acto declarada
judicialmente produce la invalidez de los actos posteriores que de él dependan. El juez determinará a
cuáles actos alcanza esa dependencia”

Los medios procesales para articular la nulidad son:


a) Incidentes: constituyen la única vía adecuada para plantear la nulidad de cualquier acto
procesal realizado en el curso de la instancia, aun cuando, como consecuencia de un procedimiento
irregular, re haya dictado alguna resolución judicial (interlocutoria o definitiva)
b) Recurso de nulidad (si el acto que se ataca fue realizado por la autoridad)
c) Acción o excepción (si el acto que se ataca fue realizado por la contraparte)
No obstante lo expuesto, las distintas legislaciones procesales autorizan la declaración oficiosa de
la nulidad, imponiendo al juez el deber de evitar la ineficacia del proceso o de la sentencia que se dicte a
su término.
Código procesal Civil y Comercial de ARTICULO 21. “El debate judicial es dirigido por el juez,
quien deberá adoptar todas las medidas que estime conducentes al esclarecimiento de los hechos, a
mantener la igualdad entre las partes y a obtener la mayor rapidez y economía en el proceso. A tal efecto,
podrá disponer de oficio, aún compulsivamente, en cualquier estado de la causa, la comparecencia de los
peritos y de los terceros para interrogarlos con la amplitud que creyere necesaria; y ordenar que se
agreguen documentos existentes en poder de las partes o a los que las mismas se hayan referido. Todo
con las formalidades prescriptas en este Código. Puede también de oficio revocar sus propios decretos y
resoluciones interlocutorias que no se hubieren notificado a ninguna de las partes y disponer cualquier
diligencia que fuere necesaria para evitar la nulidad del procedimiento”.
La inadmisibilidad

Es una sanción aplicada por el juez antes de que el acto ingrese al proceso, que opera cuando éste
no reúne los requisitos para ser regular.
Se diferencia de la nulidad en que, en ésta, el acto ya ha ingresado al proceso e incluso pudo haber
comenzado a producir efectos, mientras que en la inadmisibilidad el acto no alcanza a ingresar a la causa.

Supuestos:

a) El acto contiene formas, requisitos o exigencias cuya omisión se sanciona como inadmisible. Ej.
el escrito se presenta sin firma del letrado
b) Está llevado a cabo fuera de término
c) El acto se ejecuta por quién no está legitimado para hacerlo.

3. El modo de los actos procesales: concepto, idioma, estructura, oralidad.


Modo

Es la disposición mediante la cual se exterioriza el acto procesa.


Al respecto podemos distinguir entre el modo de expresión (escrita/oral, idioma nacional= y el modo
de recepción.
Los actos procesales pueden ser:
a) escritos
b) orales
c) mixtos
En el proceso civil la forma que predomina es la escrita.
La oralidad, que opera actualmente en varias jurisdicciones civiles en la etapa probatoria, la divide
en dos audiencias que se van a llevar a cabo necesariamente ante el juez: la audiencia preliminar y la de
vista de causa; esta última es filmada y se registra electrónicamente para su consulta por las partes, el
juez y las instancias sucesivas.
En el proceso penal acusatorio, la doctrina entendió que la oralidad es una derivación de la forma
republicana de gobierno a fin de permitir el control popular y la publicidad de los actos de gobierno, así,
según Ferrajoli, la oralidad es el único modo de realización del "juicio público".
Los sistemas mixtos representan un modelo escrito al que se le han agregado procesos orales para
determinados juicios. Por ejemplo, Códigos procesales Civiles de las Provincias de Jujuy, de Santa Fe y
Buenos Aires.

4. El lugar de los actos procesales: concepto


El lugar de los actos procesales

Como regla, los actos del juez y de las partes se realizan en la sede o recinto en que funciona el
respectivo juzgado o tribunal.
Existen, sin embargo, diversas excepciones a esa regla: ej. La recepción de prueba de confesión o
testimonial en el domicilio de la persona que se encuentra imposibilitada de concurrir al juzgado.
Los actos de ciertos auxiliares del juez (notificadores, oficiales de justicia) se cumplen en el
domicilio de las partes o de los terceros, aunque las constancias de tales actos deben incorporarse al
expediente.
A los efectos de realizar las notificaciones, la ley impone a todo litigante el cumplimiento de una
carga específica: la constitución del domicilio procesal dentro de un ratio determinado y la denuncia del
domicilio real.
Finalmente, con referencia al domicilio convencional y con miras a preservar la buena fe CCYC
art. 75 – Domicilio especial. “Las partes de un contrato pueden elegir un domicilio para el ejercicio de los
derechos y obligaciones que de él emanan”
Los actos de terceros también deben cumplirse, sea en el recinto del tribunal (declaraciones
testimoniales) o fuera de él (ej. Subasta judicial). Sin embargo, cuando se ejecutan fuera de la
circunscripción del juzgado o tribunal, lo deben ser con intervención del juez de la respectiva localidad.

5. El tiempo de los actos procesales: Los plazos. Concepto, clases, cómputo. Características
propias de los plazos en sede civil y penal.
El tiempo de los actos procesales

Como regla, la eficacia de los actos procesales depende de su realización en el tiempo oportuno.
El plazo procesal es el lapso destinado para el cumplimiento de cierta actividad procesal.
Muchas veces el código procesal alude a plazo y a término indistintamente. Pero, plazo y término
no son sinónimos en materia procesal. Mientras que el plazo es el período de tiempo destinado a una
determinada actividad procesal, el término es el extremo o el fin de ese plazo. El término es el "límite de
tiempo" fijado por la ley, por disposición judicial o por convenio, para realizar válidamente un acto procesal.
Las partes pueden acordar la suspensión de plazos procesales, pero no convenir la suspensión de
los términos (el de caducidad, por ejemplo), puesto que ellos no pueden suspenderse (sí interrumpirse)-

Clases

Los plazos (lapsos dentro de los cuales es preciso cumplir cada acto procesal en particular) pueden
ser:
1) Según su origen: Legales, judiciales y convencionales
2) Por su vencimiento: Perentorios y no perentorios
3) Por su vencimiento: Prorrogables e improrrogables
4) Por el destinatario: Individuales y comunes
5) Ordinarios y extraordinarios
6) De gracia

 Legales, judiciales y convencionales


Plazos legales: Son aquellos cuya duración se halla expresamente establecida por la ley
Judiciales: Son los plazos fijados por el juez o tribunal.
Convencionales: Son los que las partes pueden fijar de común acuerdo

Perentorios y no perentorios: Un plazo es perentorio (preclusivo o fatal) cuando, una vez vencido,
se opera automáticamente la caducidad de la facultas procesal para cuyo ejercicio se concedió.
Prorrogable e improrrogable: Un plazo es prorrogable cuando cabe prolongarlo a raíz de una
petición unilateral en ese sentido formulada con anterioridad a su vencimiento, y es improrrogable, cuando
no puede ser objeto de tal prolongación.
CUIDADO! no es lo mismo el plazo improrrogable que el perentorio, ya que mientras el primero
atañe a las facultades del tribunal, el segundo tiene relación con los derechos de las partes. El Código
Procesal Civil y Comercial de SF alude a que los términos o plazos son improrrogables (los jueces no
tienen facultades para alongarlos) y perentorios (cumplido el termino de vencimiento, la facultad de la parte
para cumplir con una carga se ve perjudicada.
Individuales y comunes: Son plazos individuales aquellos que corren independientemente para
cada parte, aun en el caso de que, como ocurre en el litisconsorcio, actúe más de una persona en la
misma posición de parte. Son comunes, en cambio, los plazos cuyo cómputo se efectúa conjuntamente
para todos los litigantes, sean partes contrarias o litisconsortes.
Ordinarios o extraordinarios: Los plazos son ordinarios o extraordinarios según que,
respectivamente, se hallen previstos para los casos comunes o atendiendo a la distancia existente entre el
domicilio de las partes y la circunscripción territorial donde funciona el juzgado o tribunal.
De gracia: Constituye una franquicia instituida a favor de quien debía presentar el escrito en
cuestión dentro de un plazo, y puede hacerlo dentro de esa extensión en el día hábil inmediato.
Ha de tenerse en cuenta que el plazo de gracia difiere en las distintas jurisdicciones.
En santa fe se extiende de 7:15 a 12: 45 hs. Del día siguiente hábil al del vencimiento del plazo
fijado.

Cómputo de los plazos

Los plazos comienzan a correr para cada litigante desde su notificación respectiva.
Si fueren comunes, desde la última que se practique. No se contará el día que tuviere lugar la
diligencia ni los días inhábiles. No se suspenden sino por fuerza mayor declarada discrecionalmente por el
juez o por acuerdo de partes.
Los términos de horas se cuentan desde la siguiente de la notificación y correrán aún durante las
inhábiles.
 Plazos de días: comenzará a computarse desde las cero horas del día inmediato posterior al
del que se practicó la diligencia notificatoria, o al de la última publicación de edictos, o al que se concretó
la notificación automática o se produjo la notificación tácita. Se cuentan sólo los días hábiles judiciales,
salvo disposición expresa en contrario que surja de la norma o del órgano jurisdiccional.
Supuesto de rebeldía: Como excepción a la regla, en el caso de los procesos tramitados en
rebeldía en la Provincia de SF, el art. 78 del Código Procesal Civil y Comercial de SF establece que el
rebelde quedará notificado de toda resolución o providencia "desde su fecha", creando una ficción legal
por lo que se considera al rebelde como notificado minsterio legis (días martes y viernes) de toda
resolución o providencia desde que las mismas se ordenan; pero el plazo para cumplimentar la carga
procesal comienza a computarse desde las cero horas del día en que se dictó la resolución o providencia,
es decir, con anterioridad al acto notificatorio.
 Plazos de horas: la orden judicial debe ser notificada por cédula y el plazo comienza a
contarse a partir de la hora siguiente de su recepción. (no son 60 minutos más, es la hora siguiente, por
ejemplo si la cédula se recibe 9:40, el plazo comienza a las 10:oo hs. NO a las 10:40 hs)
Se computan siempre las horas inhábiles y no opera el beneficio de plazo de gracia. Debe tenerse
en cuenta que para el acto notificatorio si rige la exigencia de que el oficial de justicia concurra en horas
hábiles (de 8:00 hs. a 20:00 hs.)
 Plazos en meses: se computan de acuerdo al art. 6 del CCYC
CCYC ARTICULO 6°.- Modo de contar los intervalos del derecho. “El modo de contar los
intervalos del derecho es el siguiente:
Día es el intervalo que corre de medianoche a medianoche.
En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado, queda éste excluido del cómputo, el
cual debe empezar al siguiente.
Los plazos de meses o años se computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no
hubiera día equivalente al inicial del cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes.
Los plazos vencen a la hora veinticuatro del día del vencimiento respectivo.
El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos, y no se excluyen los días inhábiles
o no laborables.
En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora determinada, queda ésta excluida del
cómputo, el cual debe empezar desde la hora siguiente
Las leyes o las partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de otro modo”.

Características propias de los plazos en sede civil y penal

En materia penal, los actos procesales deben cumplirse en días y horas hábiles, salvo los de
instrucción, que se encuentran en permanente actividad para las causas por delitos graves (para lo cual no
hay día ni hora). Los plazos ordenatorios, son los plazos establecidos para que las partes cumplan una
actividad indispensable para el proceso, es decir, cuando esté comprometido el orden público.
Permiten que aun cuando estuvieran vencidos los plazos, los actos procesales puedan realizarse
válidamente.
La regla, en penal, es que los plazos son improrrogables, perentorios, individuales, de tres días y
que no se computa el día de la diligencia, ni los inhábiles.

FICHA DE LA CÁTEDRA: PLAZOS Y EMPLAZAMIENTO:

PLAZOS PROCESALES (Arts. 70 y 71 CPCC)

ARTÍCULO 70º.- Los términos o plazos procesales son improrrogables y perentorios. Fenecen con
pérdida del derecho que se ha dejado de usar, sin necesidad de declaración judicial ni petición alguna. Los
escritos no presentados en las horas de oficina del día que vence el plazo respectivo podrán ser
entregados válidamente en secretaría, con o sin cargo de escribano dentro de las horas de audiencia del
día hábil inmediato.

ARTÍCULO 71º.- Los términos judiciales empezarán a correr para cada litigante desde su
notificación respectiva; si fueren comunes, desde la última que se practique; no se contará el día en que
tuviere lugar la diligencia ni los inhábiles. No se suspenden sino por fuerza mayor declarada
discrecionalmente por el juez o por acuerdo de partes. Los términos de horas se cuentan desde la
siguiente a la de la notificación y correrán aún durante las inhábiles.

INTRODUCCIÓN: El tiempo es un factor esencial en el marco de un proceso judicial, puesto que


los actos procesales para ser considerados eficaces deben ser cumplidos en momento oportuno. En virtud
de ello, nuestro código de forma divide el proceso en diferentes etapas o fases que se desarrollan en
forma sucesiva y que, una vez culminadas, no pueden retrotraerse. De esta manera se establecen límites
temporales a la actividad que pueden desplegar los sujetos procesales, cuya inobservancia, trae aparejada
la pérdida del derecho dejado de usar o la extinción del proceso -según el caso-, tornando operativo el
principio de preclusión procesal.
Se persigue que los actos procesales cumplidos queden firmes y no pueda volverse sobre ellos, en
miras de evitar que los juicios se prolonguen en el tiempo, habida cuenta que se encuentra interesado el
orden público y la salvaguardia de las garantías constitucionales que protegen el debido proceso y la
defensa en juicio.

CONCEPTO y DIFERENCIA CON EL TÉRMINO: Plazo procesal es el lapso o período de tiempo


señalado para la realización o cumplimiento de determinados actos del proceso. En tanto que término es el
vencimiento de dicho plazo, el límite del plazo, el extremo, el fin. Piénsese en una línea –plazo- y un punto
–término-. Ej: tres días de plazo, término el 18 de Junio.
No obstante ello, nuestro CPCC usa los dos conceptos indistintamente como sinónimos.

CLASES:
1) Comúnmente la doctrina coincide en distinguir los plazos en legales, judiciales y
convencionales, según su origen.
Los primeros son los que establece expresamente la norma legal (ej. Quince días para contestar
demanda en el juicio ordinario). En tanto que los plazos judiciales son los fijados por el órgano judicial, en
los casos que la ley así lo autorizare (ej. el que el juez debe fijar para que los peritos designados presenten
el dictamen – art.187 CPCC). Mientras que el tercer tipo de plazos, los convencionales, son aquellos que
las partes estipulan de común acuerdo entre ellas.

2) También se diferencia entre plazos individuales y comunes. Mientras que los individuales
corren de manera autónoma e independiente para cada sujeto procesal (ej: plazo para contestar
demanda), los comunes corren de manera conjunta para todos los sujetos procesales y su cómputo
comienza desde que se hubiera practicado la última notificación (Ej. Plazo para ofrecer prueba - Art. 145
CPCC).

3) Asimismo, surge de la lectura del artículo 70 CPCC que los plazos son perentorios e
improrrogables para las partes.
Liminarmente destacamos que estos dos caracteres, si bien se encuentran íntimamente vinculados
entre sí, no resultan conceptos idénticos. Mientras la perentoriedad de los plazos pone foco en la actividad
de las partes, la improrrogabilidad apunta a la actividad judicial.
Hecha esta aclaración, podemos decir que un plazo resulta perentorio cuando el solo transcurso
del tiempo determina la caducidad automática del derecho que ha dejado de usarse, sin que para que ello
suceda sea necesaria actividad alguna del juez o de la contraparte. En tal sentido, señala la doctrina que:
“...Denomínase plazos perentorios, preclusivos o fatales, a aquellos cuyo vencimiento determina,
automáticamente, la caducidad de la facultad procesal para cuyo ejercicio se concedieron, sin que para
logar tal resultado, por consiguiente, se requiera la petición de la otra parte o una declaración judicial.”

Por ejemplo: en un juicio ordinario o sumario, vencido el plazo para contestar la demanda, el actor
directamente acompañará la cédula respectiva (mediante la cual se notificó el traslado de la demanda) y
solicitará se decrete el llamamiento de autos para sentencia (conf. art. 143 CPCC). NO va a pedir que se
declare la caducidad del derecho del demandado, simplemente impulsará el proceso a la etapa siguiente.
Distinta será la situación si la contraparte realiza el acto procesal una vez vencido el plazo.
En este caso SI será necesario denunciar la extemporaneidad de ese acto, se generará un incidente y el
juez resolverá.
Destacar, además, que si el juez no decreta la extemporaneidad del acto de oficio ni la contraparte
la denuncia, ese acto procesal extemporáneo se confirma, vale decir, queda subsanado (Art.. 128 inc 2).

Por otra parte, la improrrogabilidad implica que los plazos establecidos por la ley no podrán ser
extendidos facultativamente por los jueces. En otras palabras, se pone un límite a la potestad del órgano
judicial impidiéndole la ampliación de los plazos legales o su reestablecimiento si se hubiera producido su
vencimiento.

4) Los plazos son ordinario o extraordinarios según que, respectivamente, se hallen previstos
para los casos comunes o atendiendo a la circunstancia de que el acto de que se trate deba tener lugar
fuera del ámbito territorial donde funciona el Juzgado (ej. de los segundos: cuando la prueba haya de
rendirse fuera de la Provincia pero dentro de la República – art. 403 CPCC).

DÍA DE GRACIA: En su segunda parte, el artículo 70 CPCC instaura el denominado “día de gracia”
concedido a las partes para presentar un escrito el día siguiente hábil al del vencimiento del plazo
respectivo.
Esta figura tiene su basamento en la discrepancia existente entre la limitación horaria de los
tribunales de justicia, en relación al cómputo de los plazos establecido en el artículo 6 del Código Civil y
Comercial que dispone que el término de los plazos siempre ocurrirá en la media noche del último día (a la
hora veinticuatro), por lo que, lógicamente, los plazos vencerán en todos los casos fuera del horario de
trabajo de los Tribunales.
En virtud de ello, se consagra el “plazo de gracia” con el fin de compensar a los litigantes por la
imposibilidad de valerse de la totalidad del tiempo que la ley les otorga para ejercitar sus derechos. En tal
sentido, Jorge W. Peyrano, explica que: “...este tema de las horas de gracia, es un artilugio técnico del
codificador, para, de alguna manera, respetar el espíritu del cómputo de plazos fijado en el Código Civil.”
Es necesario remarcar que las horas de gracia no significan una prolongación del plazo. Por
el contrario, se considera que el acto realizado el día de gracia fue llevado a cabo antes de la medianoche
del día anterior, creándose de esta manera una ficción legal en orden a la no vulneración del derecho de
defensa de las partes.

DÍAS Y HORAS HÁBILES: el artículo 55 CPCC dispone que las actuaciones y diligencias judiciales
-con excepción del cargo y de las notificaciones efectuadas por Correos y Telecomunicaciones- se
practicarán bajo pena de nulidad, en día y hora hábiles y, seguidamente, define cuales son los días y
horas hábiles, entendidos como aquellos en los que es posible llevar a cabo diligencias judiciales:
-Días hábiles: Todos los del año con excepción de los sábados, domingos, feriados, feria judicial
(de verano y de invierno), asuetos administrativos y los que establezca la Corte Suprema SFE.
-Horas hábiles: las comprendidas entre las 8 y las 20.
-Horas de oficina: De 7 a 13 horas. Horario de ingreso y egreso del personal.
-Horas de audiencia: De 7.15 a 12.45 horas. Horario de atención al público.

Asimismo, la norma establece que los Jueces y Tribunales deberán habilitar los días y horas
inhábiles cuando hubiere riesgo de quedar ilusoria alguna providencia judicial o de frustrarse diligencias
importantes, para acreditar o asegurar los derechos en litigio. Vale decir, tanto los días como las horas
inhábiles son susceptibles de habilitarse por decisión judicial.

CÓMPUTO DEL PLAZO: Surge del artículo 71 CPCC la forma de computar los plazos procesales,
distinguiéndose según estemos en presencia de plazos individuales o comunes. La importancia de esta
diferenciación radica en que el cómputo inicial va a variar dependiendo del tipo de plazo del que se trate.
En cuanto a los individuales, que dijimos que son aquellos que corren en forma independiente y
autónoma para cada una de las partes, el plazo comienza para el notificado a las cero horas del día hábil
inmediato posterior al de su notificación, cualquiera sea la forma en que ésta se hubiera practicado (ya sea
automática, por cédula, por edictos, etc.).
Por contraste, plazos comunes son los que corren de manera conjunta para todos los sujetos
procesales, es decir, tienen el mismo comienzo y, por lo tanto, el mismo término para todas las partes.
Dado que todos los litigantes deben estar notificados, el inicio del cómputo comenzará el día siguiente
hábil a aquel en el que se hubiere practicado la última notificación.
Excepción: el artículo 78 establece que el cómputo del plazo para los rebeldes (sin representación)
comienza desde la fecha en que se dicte cada resolución o providencia.
En cuanto a los plazos en horas regulados en el último párrafo del artículo, debemos recalcar,
primeramente, que estos podrán ser fijados por el juez cuando circunstancias extraordinarias lo ameriten.
En segundo lugar, es menester señalar que este plazo excepcional integra en su cómputo tanto a las
horas hábiles como a las inhábiles y que, por otra parte, no le es aplicable el “plazo de gracia”. (Ej. Si me
llega la cédula a las 14.30, el plazo de horas comienza su cómputo a las 15)

SUSPENSIÓN DE PLAZOS PROCESALES: implica inutilizar parte del plazo, desde que se
produce la causa de la suspensión hasta que la misma cesa. No se anula el tiempo transcurrido hasta la
suspensión y se le agrega el que transcurre luego de la reanudación.
La perentoriedad e improrrogabilidad características de los plazos procesales hacen que la
suspensión de los mismos sea de naturaleza excepcional y nuestro CPCC la acepta en dos supuestos:
cuando medie acuerdo de partes y por fuerza mayor declarada en forma discrecional por el juez.
Veamos los dos supuestos.
1) Las partes, como titulares de la acción y de la relación procesal, en ejercicio del principio
dispositivo, pueden peticionar de común acuerdo que los plazos que estuvieran corriendo se suspendan,
por un determinado lapso y/o hasta tanto una o ambas partes soliciten la reanudación. Nuestro código de
forma no establece un límite máximo para la suspensión.
La suspensión convencional tiene como objeto el de brindarle a las partes la posibilidad de arribar a
una solución que ponga fin a la litis, concediéndoles el tiempo necesario para el estudio de posibles
convenios o transacciones.
Asimismo, remarcar que la puede pedir también una parte cuando, por ejemplo, se corrió un
traslado sin las pertinentes copias o no se encuentra el expediente a su disposición. En este caso, la
suspensión subsistirá hasta que se subsane la omisión.
No resulta ocioso precisar que la solicitud de suspensión de términos debe ser previa al
vencimiento del plazo en cuestión, dado que el juez carece de facultades para reestablecer los plazos una
vez fenecidos.
2) El otro supuesto de suspensión de plazos procesales es el de FUERZA MAYOR PROCESAL. Es
discrecional del juez y se da cuando concurre una situación imprevisible e inevitable (Caso fortuito civil),
que resulta extraña a quien la invoca y que entorpece gravemente el derecho de defensa. Ej: pandemia
mundial de COVID19, desastres climáticos, se incendió el tribunal, etc.
TRASLADOS Y VISTAS (ARTS. 87, 88 Y 89 CPCC)

INTRODUCCIÓN: Como una consecuencia natural del derecho consagrado en nuestras leyes
fundamentales de ser oído y defenderse en juicio (Art. 18 CN), las peticiones que se formulen a los jueces
–generalmente- no pueden ser resueltas por éstos, sin oír a la parte contraria a quién va dirigida o a quién
interesa su contestación, mediante el traslado o la vista –según el caso- que se le confiere de dicha
solicitud. 4

Muchas veces no resulta sencillo diferenciar estos dos conceptos puesto que ambos son medios de
comunicación e instrucción del proceso que persiguen causar un conocimiento real de un acto procesal
que no es una Resolución. (Actos procesales del juez o tribunal de comunicación). Son análogos pero
distintos, con efectos diferentes.

I.- TRASLADO

CONCEPTO: Según Peyrano, “Es un medio de comunicación con cuyo auxilio el Tribunal pone en
conocimiento de una parte lo peticionado por otra. Se caracteriza porque genera la carga procesal de
contestarlo.”5

El artículo 89 CPCC establece un plazo de tres días, por el que se considerarán corridos
todos aquellos traslados que no tengan un plazo fijado expresamente por la ley o por el juez.

CONSECUENCIAS DE LA INCONTESTACIÓN: La incontestación de un traslado carente de


apercibimientos expresos, previstos por la ley (Ej. Art. 143 CPCC) o por el juez, acarrea como única
consecuencia la pérdida de la chance de ser oído por parte del destinatario de aquel. Dicho silencio no
puede ser interpretado como un tácito reconocimiento o la conformidad con la petición que dio origen al
traslado en cuestión; y tampoco conlleva el automático progreso del pedido respectivo, el que deberá ser
juzgado de acuerdo a las constancias de autos.

El ejemplo que da Peyrano es el del traslado de la excepción de pago en un juicio ejecutivo. ¿Qué
pasará si no es contestado? ¿Quedará reconocido el pago? No. Simplemente el actor pierde la chance de
ser oído por el juez, pero el juicio sigue su trámite normal. El pago no quedará reconocido y el ejecutado
deberá probarlo.
4
PARODY (h), Comentario al Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, cit. t.I, p. 120.
5
PEYRANO, Jorge W., “Traslados y vistas”, en “Táctica Procesal”, Rosario, 1980, Editorial Orbir, p.51.
II.- VISTA

CONCEPTO: Afirma Peyrano que “la vista es un medio de instrucción del proceso que se
singulariza por producir el deber procesal de evacuarla o de expedirse. La incontestación de una vista
involucra una infracción a un deber procesal que debe ser sancionada disciplinariamente.”6

DIFERENCIAS: Se ha adoptado un criterio concreto para deslindar la vista del traslado; la primera
queda reservada para la intervención que se confiere a los magistrados y funcionarios; el traslado, a la que
se otorga a las partes.
El traslado siempre se debe correr a las partes porque generan “cargas”, y las partes
solamente pueden ser recipiendarias de cargas, mientras que las vistas generan “deberes
funcionales”. El incumplimiento de un deber genera una sanción disciplinaria, pues tienen en miras
defender algún interés público o de orden general. Las vistas se corren a los funcionarios judiciales
como los defensores, fiscales y a los funcionarios del proceso como el síndico en un concurso, el
administrador de una sucesión, una repartición pública interesada en la causa, etcétera.
En síntesis, cuando exista la carga procesal de emitir un parecer, deberá correrse un “traslado”.
Cuando se quiera requerir una opinión de quien tenga la obligación legal de proporcionarla, se deberá
correr una “vista”.
Por último, mencionar que la notificación de todo traslado y vista debe integrarse con la entrega de
copias, tanto del escrito de traslado como de su documentación (Art. 35 CPCC). Tanto la doctrina como la
jurisprudencia han sostenido que el supuesto de falta de entrega de copias dará lugar a la suspensión de
los términos que estuvieren corriendo desde el mismo momento de la notificación, pero no dará lugar a la
declaración de la nulidad.-

EMPLAZAMIENTO PREVIO
(Arts. 72 – 75 CPCC)
CONCEPTO: se ha definido al emplazamiento como el requerimiento o citación que se le hace al
demandado a los efectos de que –dentro del plazo fijado- comparezca en un determinado proceso.
Si bien los términos citación y emplazamiento son expresados como sinónimos en distintos
artículos del CPCC y utilizados indistintamente en la práctica tribunacia, cabe mencionar que ciertos
autores señalan la existencia de diferencias entre ambos términos. Carli, por ejemplo, distingue entre los
actos de citación y los de emplazamiento a partir de las consecuencias que, en uno y otro caso, acarrea el
incumplimiento o no acatamiento de la carga procesal.7 También se ha diferenciado a la citación como
requerimiento a comparecer a estar a derecho, entendiendo que el emplazamiento estaría relacionado a
un traslado para que se efectúe alguna otra actividad (Ej: emplazamiento para contestar la demanda).8
Sin perjuicio de esta disquisición terminológica, lo cierto es que los arts. 72 y ss. CPCC se refieren
a la convocatoria al demandado para que, dentro del plazo correspondiente, comparezca a estar a
derecho bajo apercibimiento de ser declarado rebelde.
Ahora bien, ¿Qué implica comparecer? El comparendo se circunscribe a presentarse ante el
tribunal, brindar los datos personales y de identificación, constituir domicilio procesal y denunciar
el domicilio real. De esta manera, se acata la citación y se asegura la participación del compareciente en
el proceso en lo sucesivo.
El emplazamiento, entonces, será previo (al traslado para contestar la demanda) y solo generará
en el demandado la carga de comparecer. Distinto es el caso del proceso sumarísimo (art. 415) y del juicio
6
Ibídem, p. 52.
7
CARLI, Carlo, La demanda civil, Lex, Buenos Aires, p.122 y ss.
8
NOVELLINO, Norberto y GONZALEZ, Atilio, El silencio y sus efectos en los procesos judiciales, Rubinzal-Culzoni, Santa FE, 2000,
p. 40)
oral (art. 548), donde no hay emplazamiento previo al traslado de la demanda, sino que se cita y
emplaza al accionado conjuntamente para comparecer a estar a derecho y para contestar demanda.
Esta regla general de los juicios sumarísimo y oral no es absoluta: en los casos en los que se desconozca
el domicilio del demandado SI se lo emplazará previamente a estar a derecho (Arts. 413 inc. 2 y 548
CPCC)
La debida notificación del emplazamiento constituye el modo de salvaguardar la garantía de
defensa en juicio puesto que permite que el demandado adquiera debida noticia de la promoción del pleito.
PLAZOS: el artículo 72 CPCC establece distintos plazos según donde esté domiciliado el
demandado: 3 días si tuviera domicilio en el lugar del juicio; 10 días si lo tuviera dentro de la Provincia; de
20 días dentro de la República argentina y de 40 a 80 días si tuviera domicilio en el extranjero.
En tanto que el artículo 75 CPCC dispone que cuando hubiere más de un término fijado para el
emplazamiento (lo que involucra más de un sujeto emplazado) se computará su vencimiento al fenecer el
último de ellos. La norma apunta a mantener un mejor orden y evitar confusiones que entorpezcan la
marcha del proceso. Veámoslo con un ejemplo: un proceso iniciado en la ciudad de Rosario en el que se
demanda a Juan, con domicilio también en Rosario; a Pedro, con domicilio en Cañada de Gómez, Pcía de
Santa Fe; y a Miguel, con domicilio en C.A.B.A. En este caso (en el que habría, en teoría, corriendo tres
plazos distintos) el plazo del emplazamiento, para los tres codemandados, vencerá a los 20 días hábiles.
FORMAS: por regla general, el emplazamiento o citación a estar a derecho debe ser notificado por
cédula (Art. 62, inc. 1 CPCC) al domicilio real o, incluso, al domicilio laboral (Art. 39 CPCC). Sin embargo,
en aquellos supuestos en los que se desconozca el domicilio del demandado o la persona fuera incierta
(Ej: Sucesores de una persona, propietario de un bien no registrable, poseedor actual de un inmueble), la
notificación se efectuará mediante la publicación de edictos.
Ahora bien, las controversias suelen suscitarse en torno a qué debe entenderse por domicilio
desconocido. Esto es, si resulta suficiente la manifestación del litigante referida a que desconoce el
domicilio de la contraparte, o si bien deben realizarse ciertos actos tendientes a considerar –o declarar-
como desconocido al domicilio.
Si bien nuestro código de rito no contempla procedimiento ni conducta alguna que deba asumir el
litigante, doctrina y jurisprudencia han considerado que no resulta suficiente la ignorancia personal del
accionante respecto del domicilio del demandado, sino que debe requerírsele la producción de una
suerte de información sumaria para establecer el domicilio desconocido o, que al menos,
demuestre que ha llevado a cabo las diligencias tendientes a localizar el domicilio.
En la práctica de la Provincia de Santa Fe, se le exige al litigante el diligenciamiento de oficios a la
Cámara Nacional Electoral y/o al Registro Nacional de las Personas a fin de que estas dependencias
informen acerca del domicilio del demandado que obra en sus registros. Si el resultado de estas
medidas fuera infructuoso, ahora sí se tendrá por desconocido el domicilio y se procederá a la
notificación por edictos.
REBELDÍA
(Arts. 76 – 86 CPCC)
CONCEPTO: una parte es rebelde o contumaz cuando no comparece a estar a derecho habiendo
sido debidamente notificada y emplazada personalmente, absteniéndose de participar en el proceso que
se le sigue o, cuando con posterioridad a su participación inicial, lo abandona y deja de intervenir en los
desarrollos ulteriores.9
Esta figura no implica una sanción contra el rebelde sino que consiste en el incumplimiento de la
carga procesal de comparecer, que puede estar en cabeza tanto del demandado como del actor (supuesto
del art. 76 inc.2 CPCC).
PROCEDENCIA y TRÁMITE: la declaración de rebeldía solo procede a pedido de parte –nunca de
oficio- siendo requisito indispensable haber emplazado a la contraparte, en la forma debida, en su
domicilio real por cédula, o por edictos según los casos, y que el citado no haya comparecido en el plazo
fijado a tal fin por el art. 72 CPCC.

9
MORELLO, Augusto Mario, La eficacia del proceso, Hammurabi, Buenos Aires, 2001, p. 347.
Si el apoderado de cualquiera de las partes falleciere, perdiere su capacidad o renunciare al poder,
se declarará rebelde al litigante que no compareciere nuevamente, en debida forma, en el plazo que fije el
tribunal.
En definitiva, si bien la declaración de rebeldía es generalmente del demandado e inicial, cuando
aquel no comparece a estar a derecho al comienzo del pleito, también puede ser declarado rebelde el
actor o el demandado, si una vez comparecidos inicialmente, pierde la representación por alguna de las
circunstancias mencionadas en el párrafo anterior y no vuelve a comparecer con nuevo abogado en el
plazo de citación.
Ante el pedido de rebeldía del litigante que no comparece, el órgano jurisdiccional revisará si se
cumplimentaron los requisitos mencionados y, en caso afirmativo, decretará la rebeldía de la contraparte.
Ahora bien, el auto o decreto que declara la rebeldía debe ser notificado al contumaz previo a la
prosecución del trámite, bajo pena de nulidad. Si el rebelde tuviera domicilio conocido, la notificación de la
rebeldía será cursada por cédula. En cambio, si el domicilio del litigante remiso fuera desconocido, la
declaración de rebeldía se notificará por edicto (art. 77 CPCC). Vale decir que la rebeldía se notificará
por el mismo medio que se notificó el emplazamiento.
EFECTOS: los artículos 78 y 79 CPCC regulan lo relativo a los efectos procesales de la declaración
y notificación de la rebeldía:
1.- El proceso continuará su trámite sin dársele representación al rebelde, con excepción del
caso en que no fuere conocido su domicilio, supuesto en el cual se le nombra al rebelde un defensor por
sorteo entre los abogados de la lista. En cuanto esto último, es importante aclarar que en virtud del art.
86 CPCC, resultan inaplicables al juicio ejecutivo lo relativo a la representación del rebelde, el
recurso de rescisión y de la suspensión de la ejecución de la sentencia (art. 83). Otra cuestión que
no se debe soslayar es la concerniente a la representación del rebelde en el juicio sumarísimo. Ello así
pues el art. 415 CPCC establece expresamente que no procederá ni la declaración de rebeldía ni la
representación del rebelde en el juicio sumarísimo. La interpretación literal de la norma nos indica que en
esta clase de juicio, al demandado con domicilio desconocido se lo emplaza por edictos y, si no
comparece a estar a derecho (probablemente no lo haga), directamente se le correrá traslado de la
demanda (con el apercibimiento que su incontestación implica). Ahora bien, sendos autores (Peyrano y
Alvarado Velloso, entre otros) entienden que una interpretación armonizada e integradora de las normas
del CPCC debe llevarnos a concluir que en este caso corresponde aplicar el artículo 78 CPCC, esto es,
designar defensor oficial al rebelde.
2.- Al rebelde se lo tendrá por notificado en Secretaría de todas las providencias y resoluciones,
salvo la propia declaración de rebeldía (como mencionáramos anteriormente) y las sentencias de primera
y segunda instancia, que serán notificadas del mismo modo que el auto de rebeldía (Art. 81 CPCC).
Recalcar que los plazos para el rebelde se computarán desde la misma fecha de la providencia o
resolución que quedó notificada en Secretaría (excepción a la regla del cómputo de plazos del artículo 71
CPCC). Lo dicho hasta aquí es aplicable a los casos en que NO deba designarse un defensor oficial
(rebelde con domicilio conocido). Para el supuesto en que SI debe nombrarse un defensor oficial (rebelde
con domicilio desconocido), el contumaz no quedará notificado automáticamente desde la fecha de la
providencia sino que se le notificarán las resoluciones judiciales que se dicten al defensor oficial que va a
representar al rebelde.
3.- Eximición de la prestación de contracautela para solicitar un embargo sobre los bienes
del rebelde desde el momento en que se declare la rebeldía -aún si no fue notificada-, excepcionando lo
normado por el artículo 277 CPCC. Si el rebelde compareciera antes de despacharse la medida cautelar,
se deberá prestar fianza.
4.- La declaración de rebeldía no causa estado y, por ende, la ulterior comparecencia del
contumaz –en cualquier estado del juicio- hace cesar el procedimiento en rebeldía, pero carece de
virtualidad para retrotraerlo. Dicho de otra manera, la regla es que al comparecer el rebelde toma el
proceso y se incorpora a él en la etapa en que éste se encuentre al tiempo de su presentación tardía.10
5.- La sentencia dictada en rebeldía no podrá ejecutarse hasta seis meses después de la
notificación de la misma al rebelde (art. 82 CPCC). Esta disposición está estrechamente vinculada con

10
MORELLO, Augusto, op.cit., p. 353.
lo relativo al recurso de recisión, que veremos a continuación. Solamente agregar que la misma norma
prevé la excepción a esta regla que consiste en el otorgamiento de fianza suficiente para cubrir el monto a
restituir en el caso de acogimiento de un eventual recurso de rescisión.

RECURSO DE RESCICIÓN
CONCEPTO: es el recurso procesal extraordinario, atribuido al rebelde, que, por causas graves y
ajenas a su voluntad, se ve impedido de hacer valer en juicio la defensa de sus derechos, permitiendo de
este modo y mediante su efecto –el retroceso de las actuaciones-, buscar de obtener en una nueva
tramitación del pleito, el ejercicio de sus defensas conculcadas.11
El fundamento de esta figura es garantizar el derecho de defensa en juicio o contradicción.
Por ello, su finalidad es conseguir una nueva tramitación del pleito, ahora con audiencia del interesado.
NATURALEZA JURÍDICA: según nuestro propio código de rito y la opinión de algunos doctrinarios,
Alsina entre ellos, se trata de un recurso. Sin embargo, otros autores (Podetti 12, Ibáñez Frocham) y
jurisprudencia de Cámara13 , consideran que se no se trataría de un recurso sino de un verdadero
incidente de nulidad.
LEGITIMACIÓN: el único legitimado para interponer el recurso de rescisión es el rebelde (ya sea
demandado o actor).
PROCEDENCIA: los requisitos para que un recurso de rescisión sea exitoso son los siguientes:
1.- Que se interponga respecto de un juicio donde sea lícito interponer rescisión. No todos los
juicios son susceptibles de ser impugnados a través del recurso de rescisión. No procede respecto de los
juicios ejecutivos porque en ellos están asegurados los derechos a través de la acción ordinaria posterior
(arts.86 y 483 CPCC). Como regla general, la rescisión procederá en los procesos declarativos,
exceptuándose el sumarísimo (art. 415 CPCC). Tampoco procede en el juicio de desalojo (art. 522 CPCC).
2.- Que se haya declarado la rebeldía de quien interpone el recurso (demandado o actor).
3.- Que haya mediado imposibilidad de comparecer que puede estar motivada por:
a) la nulidad del emplazamiento. Es decir, que haya un defecto formal en el emplazamiento o un vicio en la
notificación. Ej: se notificó a un domicilio distinto del de la parte demandada; se notificó por edictos cuando
se conocía el domicilio.- b) la ignorancia o falta de noticia acerca de la existencia del pleito. Este es un
supuesto más complejo. Aquí la notificación se ha realizado correctamente pero pese a ello el notificado
no ha tomado conocimiento efectivo y oportuno del juicio. Doctrinariamente se exige que exista una
situación asimilable al del caso fortuito que haya impedido la comunicación efectiva al notificado.
Peyrano brinda un ejemplo muy particular: una cédula dirigida a una persona que se domicilia en un
edificio y que es recibida por el portero, quien sufre un infarto a la media hora y no puede entregarle la
cédula .- c) un caso de fuerza mayor. En este supuesto el notificado ha recibido la cédula pero no puede
comparecer por una imposibilidad física que tiene que ver con un caso fortuito o fuerza mayor, verbigracia:
una guerra, una pandemia, el notificado sufrió un paro cardíaco y debió ser internado.
4.- Que el recurso se haya interpuesto tempestivamente, es decir: a) Dentro del tope de
caducidad de seis meses (que corre en días hábiles e inhábiles) contados a partir de la notificación de la
sentencia (art. 83 CPCC).- b) Que desde que se tomó conocimiento de la Litis o desde la cesación de la
fuerza mayor, no haya transcurrido un tiempo superior al del emplazamiento sumado al día de gracia
respectivo y al lapso de treinta días (Art. 84 inc. 2).
El plazo estipulado en el art. 83 y el contemplado en el 84 inc.2 se aplican combinados.
Ejemplos: si se emplazó a la contraparte por tres días, el plazo para interponer el recurso de
rescisión será de 34 días (técnicamente, 33 + 1 de gracia); y si el emplazamiento fuera por 10, 20 u 80
días, el recurso podrá ser articulado a los 41, 51 y 111 días, respectivamente; siempre que no haya
transcurrido el plazo de caducidad 6 meses.
11
RIVERA RÚA, Néstor H., Recurso de rescisión, en Revista de Estudios Procesales, Centro de Estudios Procesales, Rosario, 1972,
p. 83.
12
PODETTI, Ramiro, Tratado de los recursos, pág. 51/3 N° 21.
13
CCCSF, 1°, 07.10.85, Z, 41-R; Cámara Civil, Comercial y Laboral Reconquista en autos “Petroli, Oscar Eduardo y otro c/ Banco de
Galicia y Buenos Aires S.A. S/ Inc. Rescisión  y Nulidad de Procedimiento” , 12/08/2016; C. Civ. y C. Santa Fe, Sala 2ª.
11/4/08.  Recurso  de Rescisión  en autos: Varayoud, Benito O. y otra c/Banco de Santa Fe SAPEM s/Ordinario”. www.editorial-
zeus.com.ar, Sección Colección Zeus -Jurisprudencia, documento nº 009195.
¿Qué pasa si venció el plazo de caducidad de 6 meses? ¿No se puede hacer nada más? Distintos
autores entienden que la indefensión del rebelde se puede atacar por otra vía. En caso de haberse
excedido el plazo de seis meses, podría incoarse una acción autónoma de nulidad.
Asimismo, es dable mencionar que a los requisitos exigidos por el CPCC para el recurso de
rescisión, parte de la jurisprudencia ha agregado otro: la demostración de los derechos que el
recurrente se vio privado de invocar. Este requerimiento pretoriano, fundamentado en el principio de
trascendencia (que implica que la nulidad solo puede ser declarada cuando haya un fin que trascienda la
nulidad misma), es cuestionado por autorizada doctrina 14, básicamente, por no tener origen legislativo y
por lesionar la garantía de defensa en juicio, la cual protege el derecho que tiene todo ciudadano de
enterarse, en tiempo y forma, que se le ha iniciado un proceso.
TRÁMITE y EFECTOS: Empezar por señalar que el juez competente para entender en el recurso
de rescisión –que tramita por vía sumaria y por pieza separada-, es el mismo juez de la causa originaria
(principio de prevención).
Al analizar la conveniencia de interponer este recurso, Peyrano 15 pondera como ventajosa la
circunstancia de que la mera interposición del recurso de rescisión suspende automáticamente la
ejecución de la sentencia del juicio principal (Art. 85 CPCC). Sin embargo, no suspende el trámite de
ese proceso principal u originario, que seguirá su curso por cuerda separada.
Además, el procedimiento del recurso presenta sendas particularidades: 1) No es admisible
interponer excepción de incompetencia puesto que estamos ante un recurso –que continúa el juicio
anterior-, por lo que se entiende que la competencia ha sido consentida.- 2) Por más que tramita por la vía
sumaria, no hay emplazamiento previo a estar a derecho de la contraparte (que es el actor del juicio
principal), directamente se corre el traslado de la demanda.- 3) La sentencia que resuelve este recurso
podrá ser atacada por todos los recursos (pero difícilmente sea susceptible del recurso de
inconstitucionalidad y el extraordinario federal, porque estos temas son cuestiones procesales que, como
regla, escapan a la órbita de estos recursos)
Por último, destacar que, de prosperar el recurso, sus efectos dependerán según se haya
interpuesto contra el procedimiento o contra la sentencia. Si se rescindiere el procedimiento (es decir si se
hubiera interpuesto el recurso estando en trámite el proceso principal), quedará sin efecto el acto viciado y
los subsiguientes afectados por el vicio originario (la nulidad de un acto procesal acarrea la nulidad de los
actos que de él dependen o derivan – art. 129 CPCC), reanudándose el pleito desde el último acto válido.
En cambio, si se rescinde la sentencia (vale decir, se hubiera interpuesto el recurso contra la sentencia),
ésta quedará sin efecto y se dictará una nueva sentencia. Además, se dispondrá la devolución de lo que
se hubiese mandado entregar por ella (ejecutándose la fianza constituida si eso no fuera posible).-

6. Actos procesales del juez y sus auxiliares: de decisión, de comunicación, de


documentación.
Actos procesales del juez y sus auxiliares

Son los que emanan de los agentes de la jurisdicción (jueces y sus colaboradores). Manifiestan la
función pública y se hallan dominados por los principios que regulan la producción de actos jurídicos de
Derecho Público:
Actos de decisión

Son actos imperativos sobre derecho ajeno, que resuelven cuestiones, por lo que son
característicos del tribunal (las providencias judiciales dirigidas a resolver el proceso y sus incidencias).
Los Códigos de procedimiento tanto el Nacional como los provinciales, disponen que inclumbe al
juez la tarea de dirección del proceso, un rol activo, único comportamiento por el que pueden cobrar
virtualidad los principios de rapidez, economía y saneamiento.

14
LEPORI WHITE, Inés, en Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de santa Fe, Tomo 3ª, dirigido por PEYRANO, Jorge
Walter, Editorial Juris, Rosario, 2004, p. 259 y ss.
15
PEYRANO, Jorge Walter, Lecciones de procedimiento civil, Editorial Zeus, Rosario, 2002, p. 250.
El dictado de proveídos que no solo invoquen la norma aplicada sino que expliquen, en la medida
de lo posible, el alcance de la decisión judicial, al tiempo que señalen adecuadamente el rumbo del
proceso, es una tarea que está al alcance del proveyente y que le ahorrará esfuerzos adicionales en el
futuro.

Actos de comunicación

Son los dirigidos a notificar a las partes o a otras autoridades los actos de decisión. Constituyen un
medio para esclarecer el contacto de los órganos de la jurisdicción con las partes (notificaciones) o con
otros órganos del poder público (oficios en el sentido genérico). Las cédulas, los mandamientos, los
edictos judiciales, las cartas documento, las notificaciones electrónicas, son todos medios que la
jurisdicción elige para concretar la comunicación.
Corresponde incluir en esta categoría a los traslados, vistas, oficios, exhortos y notificaciones
(desarrollados más adelante).

Actos de documentación

Los actos de documentación se exteriorizan a través de la formación del expediente judicial, que
constituye un legajo de foliatura corrida en el cual se reúnen, en forma ordenada, todas las actuaciones
producidas por las partes, el juez y sus auxiliares y terceros.
Incumbe a los secretarios la organización y el cuidado de los expedientes y documentos que
estuviesen a su cargo.

Actos de comunicación: Traslados y vistas

Concepto de traslado: es un medio de comunicación con cuyo apoyo el Tribunal pone en


conocimiento de una parte lo peticionada por otra. Se caracteriza porque genera la carga procesal de
contestarlo.
Concepto de vista: es un medio de instrucción del proceso que se singulariza por producir el deber
procesal de evacuarla. Así, por ejemplo, los integrantes del Ministerio Público Fiscal, son recipiendarios de
vistas. La incontestación de una vista involucra una infracción a un deber procesal que debe ser
sancionada disciplinariamente.
Resumiendo, cuando exista la carga procesal de emitir un parecer, deberá correrse un “traslado”.
Cuando se quiere requerir una opinión de quien tenga la obligación de pronunciarla, se deberá correr una
“vista”. La clasificación así efectuada da sentido técnico a la mención de 2 medios de comunicación que,
en nuestro código, no hace diferencia de ninguna otra forma.
Código Procesal Civil y Comercial de SF
ARTICULO 35. “De todo escrito presentado en juicio, excepto los de mero trámite, así como de los
documentos con que se instruya, deberá el que los presente acompañar en papel simple y bajo su firma
tantas copias cuantas sean las partes con quienes litigue. En su defecto, el actuario dará cuenta al juez,
quién intimará que se subsane la omisión dentro de los dos días bajo apercibimiento de efectuarse el
desglose y devolución del escrito sin más trámite ni recurso. La persona que presente en juicio
documentos privados acompañará en papel común una copia firmada por su procurador o su abogado
patrocinante, la que será agregada a los autos. El original quedará en poder del secretario para ser
exhibido a los interesados cada vez que lo soliciten. Los litigantes podrán hacer extensiva esta reserva a
toda clase de documentos, presentando la copia correspondiente para que obre en autos”
ARTICULO 87. “Los traslados y vistas se correrán con entrega de las copias a que se refiere el
artículo 35 si la notificación se hiciere personalmente en Secretaría o por cédula entregada a persona del
domicilio del litigante. En los demás casos, las copias quedarán en la oficina a disposición del interesado, y
el término empezará a correr al día siguiente”
Este art. Diferencia el supuesto de notificación personal (en secretaría, o a persona del domicilio
del litigante) en cuyo caso se debe entregar copia. En el resto de los modos de notificación se reservan las
copias en secretaría empezando el término a correr al día siguiente.
En caso de falta de entrega de copia en la notificación personal procede la suspensión de término y
NO la nulidad de la notificación. Dicha suspensión de términos será desde el mismo momento de la
notificación.
Si la notificación no es personal las copias se reservan en Secretaría y no se suspende el término
sino desde el momento en que se lo solicita.
ARTICULO 88. “Cuando de un escrito de mero trámite se ordene traslado sin estar dispuesto por
este Código, la parte que lo presentó deberá entregar en secretaría las copias respectivas al día siguiente
de ser intimado o dentro del término que por razones especiales señale el juez, so pena de tener el escrito
por no presentado”
ARTICULO 89. “Los traslados que no tengan un término establecido por la ley o para los que el
juez no fije uno distinto se considerarán corridos por tres días. Cuando no se trate de traslado o vista para
contestar la demanda o reconvención, alegar sobre la prueba, aun en trámite incidental y expresar o
contestar agravios, el decreto que los ordene llevará implícita la providencia de " autos para resolver"
El segundo párrafo consagra un “procedimiento residual menor” en la sistemática del Código. De
cualquier modo el uso forense no lo ha utilizado pese a la idea de celeridad procesal en el incluido y en la
práctica se sigue con la solución del art. 387, inc, c aunque la incidencia no requiera gestión probatoria.
La incontestación de un traslado sólo trae aparejada la pérdida de la chance de ser oído, si la ley
no ha consagrado un apercibimiento específico. Dicho silencio no puede ser interpretado como una
conformidad con la petición que dio origen al traslado en cuestión y tampoco conlleva el automático
progreso del pedido respectivo, el que deberá ser juzgado de acuerdo a las constancias de autos.
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 387. “Se substanciarán por el trámite
ordinario los juicios declarativos de competencia de los jueces de primera instancia que no tuvieren una
tramitación especial o en que se controviertan derechos no susceptibles de apreciación pecuniaria. Se
substanciarán por el trámite sumario, salvo lo dispuesto para casos especiales: 1ro. Los juicios
declarativos generales cuya cuantía no exceda de la fijada para la competencia por valor de la justicia de
paz letrada; 2do. Los juicios especiales. Se substanciarán por el trámite sumarísimo:
a) Los juicios declarativos generales cuya cuantía no exceda de la fijada para la competencia por
valor de la justicia de paz departamental;
b) Los juicios de desalojo, cuando se invoque únicamente la falta de pago;
c) Todos los incidentes y cuestiones que no tengan una tramitación propia”
Los traslados con apercibimientos implícitos: Cuando se corre un traslado con “apercibimiento
implícito” se está ante un supuesto en el cual, si bien el texto legal no contempla expresamente cuáles
serán las consecuencias de la incontestación del traslado, de todos modos su lectura atenta revela,
inequívocamente, que se han consagrado tácitamente ciertas derivaciones para el caso de falta de
respuesta. Ejemplo. Art. 304 CPCCSF, que prevé un traslado a ambas partes del pedido de ingreso de un
tercero al proceso, no incluyendo consecuencia expresa alguna para la hipótesis de su incontestación. Sin
embargo, se sostiene que el contexto donde se inserta el art. 304 indica que la falta de contestación del
traslado de referencia implica, por lo menos, un reconocimiento ficto, análogo al previsto por el art. 143
CPCCSF.
ARTICULO 304. “El pedido de intervención se formulará por escrito, con los requisitos de la
demanda, en lo pertinente. Con éste se presentarán los documentos y demás pruebas de los hechos que
funden la solicitud. Se correrá traslado a las partes y, si hubiere oposición, se substanciará en una sola
audiencia y el fallo se dictará dentro de los cinco días siguiente”
ARTICULO 143. “La falta de contestación a la demanda, aun en el juicio de rebeldía, o a la
reconvención implica el reconocimiento de los hechos articulados por el actor o reconviniente, sin perjuicio
de la prueba en contrario que produjera el demandado o reconvenido. Omitida la contestación, se llamará
los autos para sentencia, si correspondiere; decreto que se revocará si aquéllos solicitaren la apertura a
prueba”
Significado de la locución “traslado por su orden”: Cuando se corre ‘traslado por su orden’ (para
alegar de bien probado), ello significa que el término correspondiente no es común sino que corre para
cada una de las partes desde su respectiva notificación, por lo que no cabe un traslado simultáneo a
ambas partes. Ello es así porque, por ejemplo, para alegar puede retirarse los autos (art. 56 CPCCSF),
siendo imposible, entonces que éstos se hallen simultáneamente a disposición de ambas partes. También
significa que, en primer lugar, deberá el actor evacuar el traslado respectivo y que recién después lo hará
el demandado. Si éste hubiera quedado notificado del traslado para alegar, por ej. Al suscribir su
apoderado la cédula que transcribe el decreto respectivo (art. 25 CPCCSF), tal hecho no obsta a que, una
vez que alegue el actor, se le deba hacer saber al demandado que ello ha ocurrido (o que ha vencido el
plazo concedido) para que recién a partir de que tomo noticia de tal circunstancia, comience a correr su
propio plazo para alegar.

Notificaciones

Son actos procesales de comunicación o transmisión. Están relacionados con el derecho de


defensa, derivado del principio de raigambre constitucional llamado bilateralidad de la audiencia.
Constituye una exigencia del contradictorio sin la cual se violaría el debido proceso y la igualdad de
partes.
Etimológicamente deriva del latín “notificare” que proviene de notus (conocidog) y de facere
(hacer). Es decir, hacer conocido o conocer.
Concepto: Couture señala que la palabra notificación se utiliza indistintamente para designar el acto
que hace conocer la decisión, el acto de extender la diligencia por escrito y el documento que registra esa
actividad.
Se puede definir en forma amplia o estricta:
1) Amplia  Se refiere a las notificaciones en sentido amplio ya por incluir las citaciones,
emplazamientos e intimaciones; ya por entender que pueden comunicarse no solo providencias, sino
también escritos, documentos etc. o bien comprender el ámbito de otras resoluciones como las
administrativas.

2) Restrictiva  se circunscriben a la actividad procesal de comunicar resoluciones judiciales.

Conforme Devis Echandía “es un acto de comunicación procesal, por el cual se pone en
conocimiento de las partes y demás interesados las providencias judiciales”
Palacio dice que “las notificaciones son los actos mediante los cuales se pone en conocimiento de
las partes, o de terceros, el contenido de una resolución judicial”
Antecedentes históricos: En el derecho romano la figura de la in ius vocatio donde el mismo
demandante llamaba al demandado para estar en juicio.
En la ley de las XII tablas la notificación la hacía directamente el accionante quien podría emplear
la fuerza asiendo por el cuello al demandado para que se presente ante el juez.
Después de Constantino dejó de tener carácter privado y era redactado por un oficial público que la
hacía llegar al demandado. Justiniano reemplazó esta modalidad por el libellus conventioni que era una
verdadera citación transmitida por el viato o ejecutos. En esto Gallino encuentra el antecedente lejano del
“oficial notificador” actual.
Ubicación de la notificación en la clasificación de los actos procesales. Doctrina actos de
comunicación:
Maurino junto a Couture los encuadra dentro de la especie de “actos de comunicación” (y éstos al
género de actos del tribunal).

Naturaleza de la notificación: Se discute si es un acto autónomo o solo es parte integrante de un


acto complejo
a) Tesis de la autonomía  Se sostiene que es un acto independiente absolutamente
separado del que se comunica (Carnelutti).
b) Tesis del acto complejo  No es un acto independiente, sino un medio para la perfección de
los actos procesales (autos o providencias no publicados) o para hacer conocer actos procesales ya
perfectos (Rosemberg)
c) Posición ecléctica  La notificación es un acto compuesto pero también es autónomo si se
lo utiliza para la comunicación en forma solemne ya pefectos de por sí (Redenti).

Teorías de la recepción o del conocimiento: De la recepción  Las notificaciones se rigen por el


principio de recepción, es decir, que producen plenamente sus efectos cuando han sido observadas las
normas establecidas por la ley para que el acto notificado llegue a su destinatario con prescindencia del
efectivo conocimiento que se tenga de él.

Del conocimiento  Esta teoría considera que la falta de notificación o su deficiencia en cuanto a
los requisitos formales fijados por la ley no es óbice para reconocer la eficacia notificatoria al conocimiento
del acto, logrado por otros medios.
Ecléctica  Otra corriente de opinión, con la que coincide Maurino, entiende que las teorías
enunciadas no son antitéticas, y pueden funcionar ambas sin inconvenientes. Colombo expresa que una
cosa es que el conocimiento se presuma sin admitir prueba en contrario cuando las notificaciones se han
practicado con las formalidades legales y otra, ya inaceptable, deducir de esa premisa que nunca el
conocimiento efectivo puede suplir la notificación formal”
Código procesal Civil y Comercial SF ARTICULO 69. “Son nulas las notificaciones efectuadas en
contravención a lo dispuesto precedentemente, en un domicilio falso o por edictos si conocía el domicilio
quien la pidió. El empleado, culpable de omisión, demora o nulidad incurrirá en falta grave y se hará
además pasible en su caso, de las responsabilidades civiles y penales a que hubiere lugar. No serán nulas
las notificaciones si el defecto que contengan no hubiere impedido al interesado conocer en tiempo el acto
judicial, su objeto esencial y el juzgado de donde procede”.

Elementos:
Sujetos  activo- remitente; pasivo - destinatario
Objeto  materia sobre la cual recae la notificación
Actividad  Se puede subdividir en tres dimensiones
1) Lugar: la notificación puede hacerse en la sede del juzgado, en el domicilio del interesado
etc.
2) Tiempo: la notificación para tener eficacia, debe ser realizada en los plazos legales
3) Forma: es el modo como la notificación debe practicarse.

Finalidad: la finalidad de la notificación es asegurar el principio de contradicción. Marca el inicio de


la relación procesal y la existencia misma de las decisiones judiciales.
Su mayor trascendencia la adquiere en el procedimiento escrito, ya que en el juicio oral las partes
se notifican en la misma audiencia de las resoluciones dictadas.
La fórmula adiatur et altera pars (óigase a la otra parte es la base de la regla de oro del derecho
procesal que establece que “nadie puede ser condenado sin ser oído) y para ello deben ser notificadas.
Fija el término inicial el cómputo de los plazos procesales.

Clases de notificaciones:
1) Personal
2) Por cédula
3) Automática
4) Tácita
5) Edictal
Principio de seguridad en las notificaciones procesales: Tiene relación con el principio de
bilateralidad de la audiencia pero no es un principio absoluto sino que debe ser complementado con la
celeridad y buena fe procesal.
Notificación automática: Es la que se tiene por operada determinados días de la semana, fijados
por ley o el tribunal, aunque el interesado por su incomparecencia ignora el contenido de la resolución
correspondiente.
Se fundamenta en la carga que tienen las partes de concurrir a la secretaría los días hábiles,
mientras dure el proceso, generada ella en los principios de economía y celeridad procesal.

1) Notificación personal:
Código procesal civil y comercial SF ARTICULO 60. “Cuando el litigante concurra a secretaría,
las notificaciones se practicarán personalmente por el actuario o el empleado que el juez debe designar en
el primer decreto; dejándose nota bajo la firma de éste y del notificado a menos que se negare o no
pudiere firmar. Las notificaciones podrán también ser practicadas por otros funcionarios o empleados
judiciales, en la forma que establezca el Superior Tribunal de Justicia”
Es la notificación por excelencia para satisfacer la finalidad de certeza.
Se realiza en la oficina o secretaría del juzgado mediante diligencia que se extiende en el
expediente y en la que se hace constar el nombre y apellido del notificado, la fecha y la providencia que se
notifica. Asimismo lleva al pie la firma del interesado y la del funcionario judicial autorizado por la ley.
Coloca en situación de inmediatez a los sujetos activos y pasivos del acto de notificación.
Naturaleza: es una notificación expresa, que genera un conocimiento cierto. Pertenece a la
categoría de las que se realizan en la sede del tribunal, y es el sujeto pasivo el que se desplaza hacia el
sujeto activo.
Clases: se pueden presentar dos variantes
a) Voluntaria  El interesado se da por notificado libremente de la resolución en forma
detallada (Art. 60 CPCCSF)
b) Compulsiva o coactiva  Art. 142 párrafo 2 y 3 del Código procesal Civil y Comercial de la
NACIÓN “En oportunidad de examinar el expediente, el litigante que actuare sin representación o el
profesional que interviniere en el proceso como apoderado estarán obligados a notificarse expresamente
de las resoluciones mencionadas en el art. 135” (notificación personal o por cédula)
El interesado se ve en la obligación de notificarse, y si se negare a hacerlo, previo requerimiento
que le formulará el funcionario autorizado, vale como notificación la atestación acerca de su negativa,
firmada por aquél. Santa Fe no regula esta forma compulsiva de notificación personal.
El fundamento de este tipo de notificación se encuentra en la economía procesal o en la lealtad y
probidad.
Eisner entiende que es un sistema anómalo y lo critica en base a estos argumentos
 Si la parte asiste sin profesional, puede ignorar la magnitud de la resolución que se le quiere
comunicar, y, en ese caso los perjuicios pueden ser irreparables.
 Si no se exhibe el DNI el auxiliar no puede firmar con certeza que se trate de la persona que
debe tener por notificada.
 En la práctica no se cumple porque el oficial primero no se encuentra en la mesa de
entradas
Supuesto en que el interesado no supiera o no pudiera firmar: En los sistemas clásicos (ley de
enjuiciamiento española), la supletoriedad se logra mediante testigos.
En los ordenamientos modernos ante la dificultad que suscita hacer intervenir a los testigos
adquiere eficacia notificatoria la atestación de las circunstancias impeditivas acompañada de la firma del o
los funcionarios autorizados. En la Nación faculta al oficial primero y al secretario (art. 142). En Santa Fe al
actuario o empleado que el juez debe designar en el primer decreto.
Notificación personal realizada por el letrado patrocinante: se entiende que tiene los mismos
efectos que si la hubiese realizado la parte.

2) Notificación por cédula:


Es una forma notificatoria de excepción, siendo la regla la notificación automática. Ello en virtud del
principio moderno de que “las partes están a derecho, en el proceso, con la primera notificación personal
que reciban” por ello se presume que el comparecido conoce todas las actuaciones de trámite.
Concepto: “La notificación por cédula es un acto judicial realizado en el domicilio de las partes, de
sus representantes legales o terceros intervinientes en el juicio, practicada por un oficial público llamado
notificador, mediante el cual se pone en conocimiento a cualquiera de aquellas, una resolución judicial,
que tiende a hacer vigentes los principios de defensa en juicio, de contradicción, y concreta un punto de
inicio en el devenir de los plazos procesales”
Caracteres:
 Es de excepción
 Es expresa
 Se hace a domicilio
Metodología de los códigos de procedimientos: En cuanto a su viabilidad los sistemas procesales
adoptan un sistema de enumeración de los casos de procedencia. Esta tabulación legal es cuasitaxativa
dejando al margen al juzgados para disponer la notificación por cédula en casos no previstos por la ley.
La cédula – Noción: Es un instrumento público expedido por un funcionario judicial para notificar a
las partes, sus representantes o a terceros intervinientes en el proceso, una resolución judicial.
Se compone del original que se agrega a los autos y cumple la función de probar el inicio del plazo
y una o varias copias que sirven al notificado como medio de comunicación e información.
Carácter de instrumento público: tanto ella como la diligencia de notificación, configuran un
instrumento público en los términos del art. 979 inc. 2 y 4 del CCYC en virtud de emanar de un funcionario
público y en la forma prescripta por las leyes, por lo que hace plena fe mientras no se cuestione su validez”
Vía idónea para cuestionar la validez de la notificación por cédula: Se debe recurrir a la vía
incidental de nulidad. Ello en razón de que la notificación es un acto procesal, que por su naturaleza debe
estar sometido al control del juez de la causa y, en consecuencia, debe sustanciarse ante él.

Contenido de la cédula:
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 63. “Las cédulas se redactarán en doble
ejemplar, y contendrán una transcripción de la providencia o de la parte resolutiva si se tratare de auto o
sentencia, la indicación del tribunal, asunto, nombre y domicilio del notificado, la fecha y la firma del
actuario. Este o el empleado notificador entregarán un ejemplar al litigante, a persona de la casa
prefiriendo la más caracterizada o un vecino que se encargue de hacer la entrega o lo fijará, en defecto de
aquéllos, en una de la puertas, si fuera posible de las interiores, dejando nota en ella y bajo su firma del
día y de la hora de entrega. El otro ejemplar se agregará a los autos con la debida nota de lo actuado,
lugar, día y hora de la diligencia y las firmas del notificador y del que recibió la cédula, a menos que se
negare o no pudiere firmar”.

Contenido intrínseco:
1) Nombre y apellido del destinatario o designación que corresponda  No es nula aunque no
consigne el nombre completo. La diferencia que pueda existir en el nombre no es motivo suficiente para
decretar la nulidad de las notificaciones, si ellas pusieron al demandado en conocimiento de la resolución
y, por ende, lo colocaron en la posibilidad de ejercer sus derechos.
Tampoco es nula la dirigida al domicilio ad litem que consigna el nombre del demandado y no su
apoderado.

2) Domicilio:
a. No especificación de la calle y número. Es válida si se da como domicilio el nombre de un
centro poblado sin indicación de calle y Nº cuando su recepción no puede ser negara y resulta
fehacientemente acreditada.
b. Omisión de consignar el número de habitación: puede este hechos ser causa nulificante por
vicio si se une a otras circunstancias que hagan presumir que la cédula no fue recibida por el interesante.
c. Designación de una calle con un nombre de uso común e indistinto. Esto no es causa de
nulidad si ello no impidió que se realizara la diligencia.
d. Mención del estudio jurídico al que se dirige la cédula. Su omisión no es causa de la nulidad.
e. Enmienda – Sobrerraspado. Es válida aunque contenga una enmienda o sobrerraspado en
el domicilio –sin salvar- siempre que lo individualice con claridad.
3) Juicio en que se practica: Debe transcribirse la carátula del expediente no siendo causa de
nulidad el simple error en la indicación del Nº de expediente.

4) Juzgado y secretaría: Palacio entiende que este requisito es necesario si se trata de


notificaciones iniciales, pero no en el caso de las sucesivas o posteriores. En cuanto a la sede del juzgado
es indispensable en el caso de contestación de demanda, absolución de posiciones y testimonial.

5) Transcripción de la parte pertinente de la resolución: en las sentencias definitivas y las


providencias interlocutorias solo se transcribe la parte dispositiva.

6) Detalle preciso de las copias, si no resulta de la resolución transcripta: El art. 136 del Código
Procesal NACIONAL dispone “en caso de acompañarse copias de los escritos o documentos, la cédula
deberá contener el detalle preciso de aquellas”. El código de Santa Fe no incluye esta formalidad como
requisito del contenido de la cédula, si bien sus normas exigen que en el diligenciamiento se deje
constancia de la documentación que se adjunta a la cédula.

7) Fecha: la fecha errónea en la confección de la cédula no es causa de invalidez, si la


transcripción de la providencia se hizo correctamente. Es nula si la cédula contiene una fecha en la cual no
se dictó resolución alguna en las causa y no se aclara la resolución al notificar ni la cantidad de hojas que
ella contiene.

Firma de la cédula – Facultades del letrado (apoderado o patrocinante): Por razones de celeridad
procesal los textos legales autorizan a firmar las cédulas a los abogados y procuradores de la parte que
tenga interés en la notificación, así como a los representantes legales, salvo los casos en que la norma
expresamente exige la suscripción por el secretario o actuario.
En Santa Fe el tema está regulado en los deberes y facultades de las partes y sus defensores
posibilitando en su art. 25 que la cédula pueda ser suscripta por el abogado o apoderado de las partes con
interés en la notificación haciéndolo extensivo a las notificaciones por correo.
ARTICULO 25. “Será también deber de los defensores, como auxiliares de la justicia, colaborar en
el desarrollo e impulsión de los procesos en que intervengan. Con este objeto, sin perjuicio de las
funciones del secretario, los abogados y procuradores podrán realizar los actos siguientes:
a) Firmar y diligenciar los oficios dirigidos a Bancos, oficinas públicas o entes privados, sólo con
respecto a pedidos de informes, saldos o estados de cuentas; así como solicitudes de certificados y
liquidaciones;
b) Solicitar a los registros públicos, certificados, informes y la inscripción de poderes para juicios o
de actos judiciales previamente autorizados;
c) Firmar las cédulas de notificación, con excepción de las que se refieran a medidas precautorias,
entrega de bienes o modificación de derechos y las que el juez, expresamente ordene que sean firmadas
por el secretario. Las cédulas serán firmadas por el abogado o procurador de la parte que tenga interés en
la notificación, pero deberá previamente, bajo pena de nulidad, notificarse este último o, en su caso, el
litigante que patrocine el abogado. Si se hiciera uso de la notificación por correo, la pieza respectiva podrá
también ser expedida por el profesional firmante bajo las mismas condiciones”
Esta norma exige, bajo pena de nulidad que deberá notificarse previamente al apoderado que se
pretende notificar. La jurisprudencia ha entendido que la suscripción del letrado de las respectivas cédulas
suple la notificación previa que exige la ley.
Con respecto a la obligación de notificar al litigante a quien el abogado patrocina, esto no tiene
sentido atento que este asumen la responsabilidad de la dirección del pleito aunque no ejerza mandato por
representación, razón por la cual la notificación vincula a la parte.
Aclaración de la firma – La firma debe ser aclarada con el sello correspondiente, en Santa Fe se
exige que el sello tenga el domicilio (art. 26)
Firma de un profesional que no interviene en el juicio: es nula la cedula notificatoria aún en la
hipótesis de que sea el socio del estudio al que pertenecía uno de los apoderados.
Firma por el secretario: El art. 25 inc. C, si la cédula ha sido firmada por el abogado cuando la ley
manda que sea firmada por el actuario, es válida si cumple con su finalidad.
Carácter de instrumento público de la cédula suscripta por el letrado: al autorizar la ley a los
letrados a firmar la cédula, convierte a éstas en instrumentos públicos y, a aquellos, en funcionarios
públicos que responden civil y penalmente.

ARTICULO 62. Deben notificarse por cédula, si el litigante no concurre a hacerlo a la oficina:
1) La citación y emplazamiento a estar a Derecho.
2) Todo traslado o vista, citación de remate, apertura a prueba o decreto denegatorio de la misma,
manifiesto en la oficina, suspensión y reanudación de términos o trámites suspendidos.
3) Toda providencia posterior al llamamiento de autos y la primera que se dicte después que el expediente
haya vuelto del archivo o haya estado paralizado por más de seis meses. En estos dos últimos casos, la
notificación se hará en el domicilio real.
4) La que haga saber el juez que va a entender, a menos que lo sea por designación de nuevo titular.
5) La declaración de rebeldía, intimaciones, requerimientos, correcciones disciplinarias, medidas
precautorias o sus levantamientos y las citaciones para absolver posiciones o reconocer firmas.
6) La designación de audiencias.
7) El llamamiento de los autos, las sentencias definitivas y autos interlocutorios con fuerza de tales.
8) Las demás providencias en que así lo disponga este código o el juez lo ordene expresamente.

ARTICULO 63. Las cédulas se redactarán en doble ejemplar, y contendrán una transcripción de la
providencia o de la parte resolutiva si se tratare de auto o sentencia, la indicación del tribunal, asunto,
nombre y domicilio del notificado, la fecha y la firma del actuario. Este o el empleado notificador entregarán
un ejemplar al litigante, a persona de la casa prefiriendo la más caracterizada o un vecino que se encargue
de hacer la entrega o lo fijará, en defecto de aquéllos, en una de la puertas, si fuera posible de las
interiores, dejando nota en ella y bajo su firma del día y de la hora de entrega. El otro ejemplar se agregará
a los autos con la debida nota de lo actuado, lugar, día y hora de la diligencia y las firmas del notificador y
del que recibió la cédula, a menos que se negare o no pudiere firmar.

ARTICULO 64. Las notificaciones se practicarán a más tardar el día siguiente de ser dictada la providencia
o resolución respectiva, o antes si el juez o tribunal lo ordenare o estuviere dispuesto para casos
especiales.

Sanciones al letrado que incurre en contravenciones:

CPCCSF ARTICULO 27. “El profesional que firme oficio o cédula haciendo mención de causa,
actos o disposiciones inexistentes, alterándolas u omitiéndolas será suspendido de la respectiva matrícula
por el término de dos años. En caso de reincidencia, en el mismo o distinto proceso, será excluido
definitivamente. El juzgamiento y decisión de estos hechos así como la sanción respectiva, que
corresponde conocer y aplicar al juez de la causa quien las comunicará al colegio profesional que
corresponda, son por completo independientes de cualesquiera otros que correspondieren en distinta
sede”
Algunos autores sostienen que la transgresión se tipifica al firmar el profesional cédulas que ocultan
o alteran la verdad “respecto de los enunciados que deben contener los indicados medios de
comunicación del proceso”. El juez competente es el juez de la causa.
Copias de la cédula – doble ejemplar: Art. 63 CPCCSF. Sirven al notificado como medio de
comunicación e información, permitiendo conocer en cualquier momento, si la notificación se ha llevado a
cabo con las formalidades de la ley. La copia es un instrumento público.
Si existen dudas entre las fechas consignadas en el original de la cédula y la copia que se deja al
notificado, debe estarse a la fecha más favorable a la conservación del derecho. Existen posturas que ante
esta diferencia de fecha plantean la nulidad de la notificación.
Copia de contenido reservado (art. 136 Código procesal NACIONAL): en casos de capacidad,
divorcio etc. Notificación de una providencia que contiene una orden o mandato judicial. La notificación
hecha son fórmula expresa de ejecución o realización, es jurídicamente eficaz para colocar al litigante
destinatario en la obligación de tener que cumplir con la carga de esa orden o mandato.

Supuesto de notificación por cédula: art. 62 CPCCSF

Significado de la expresión “notifíquese”: Para algunos debe entenderse que la notificación ha


de ser personal o por cédula. Para otros el término al cual nos referimos es equivalente a realizar la
notificación en congruencia con lo que dispone el código respectivo, es decir, practicar la notificación en la
forma que prescribe la ley.
Ello en virtud de que el trámite procesal es establecido por el legislador y no por el juez y que si
bien, el juez puede ordenar la notificación por cédula, ello es excepcional y debe hacerlos clara y
precisamente por resolución fundada.
Providencia de notificación automática que se notifica por cédula o personalmente.
Providencia que contiene una parte notificable automáticamente y otro por cédula. Deben unificarse
los sistemas de notificación y debe hacerse por cédula. Ejemplo, contestación de demanda y apertura de
causa a prueba.

Diligenciamiento de la cédula:
1) Persona de la casa. No es esencial la entrega en propia mano (ver juicio ejecutivo art. 474
notificación en persona: se debe dejar sentado la certeza incuestionable de su recepción por la persona)
ya que la notificación por cédula no implica sino, la presunción de que el interesado se ha enterado de su
contenido.
2) Otras personas
 Empleados: válido
 Encargados de edificio – válido
 Personas carentes de discernimiento art. 921 del CCYC – no válido

Prueba. Aviso de recepción: el aviso de recepción que los códigos exigen que se agregue a los
autos es el documento que determina la fecha de la notificación art. 66.
La ausencia del documento, invalida la notificación, lo cual no puede sustituirse por la información
del correo de haberse puesto a disposición del destinatario en determinada fecha.
ARTICULO 66. “En todos los casos de notificación por cédula, podrá ésta reemplazarse a pedido
verbal del interesado, por carta certificada con acuse de recibo. Contendrá las mismas enunciaciones que
aquélla, se hará por duplicado y en forma que permita su cierre y remisión sin sobre. Un ejemplar se
entregará a Correos y Telecomunicaciones para su expedición y otro se agregará al expediente, con nota
que firmará el abogado o procurador actuante o en su defecto el secretario, certificando haberse expedido
por Correos y Telecomunicaciones una pieza del mismo tenor. El acuse de recibo se agregará también a
los autos y determinará la fecha de la notificación. No se dará curso a ningún reclamo si no se presenta la
pieza entregada según el aviso de recibo. El gasto que demande el despacho de estas notificaciones será
provisto por el interesado y formará parte de las costas del proceso. No se autorizarán notificaciones por
Correos y Telecomunicaciones si quien la solicite no acredita estar notificado él o la parte que representa o
patrocina del decreto o resolución respectiva. Cuando las notificaciones por Correos y Telecomunicaciones
sean recibidas en días u horas inhábiles, el plazo correspondiente empezará a correr desde la cero hora
del primer día hábil inmediato a la fecha de su recepción”
El aviso de retorno, sellado y firmado por el empleado de correo, hace plena fe de la entrega de la
cédula, mientras no se demuestre lo contrario o se acredite la falsedad de las actuaciones contenidas en
él. La carga de la prueba incumbe a quien formula la impugnación.

3) Notificación automática:
Código Procesal Civil y Comercial SF ARTICULO 61. “Toda providencia para la que este Código
no disponga otra cosa quedará notificada el primer martes o viernes posterior a su fecha o el día siguiente
hábil, en caso de no serlo aquél, si el interesado no concurriere a secretaría y dejare prueba de su
asistencia firmando el libro que al efecto deberá llevar personalmente el secretario. Este no permitirá la
firma del libro al litigante que tenga notificaciones pendientes, bajo pena de cuatro días multa por cada
infracción, aplicable de oficio. El juez podrá, por circunstancias especiales, designar otros días en
reemplazo de los señalados en este artículo”
Este sistema constituye en el derecho procesal moderno la regla en cuanto a notificaciones,
buscando agilidad y celeridad procesal. Encuentra su fundamento en la carga que tienen las partes de
concurrir a secretaría los días hábiles, mientras dure el proceso; generada por los principios de economía
y celeridad procesal.
Es la que se tiene por operada determinados días de la semana, fijados por la ley o el tribunal,
aunque el interesado por su incomparecencia ignore el contenido de la resolución correspondiente.
Para el caso que la provincia se dicte un día de nota, la notificación operará el primer día martes o
viernes posterior a su fecha. Ello porque no puede considerarse hábil el día en que se firmó el decreto, ya
que el expediente no ha permanecido en secretaría durante el horario íntegro de atención al público.

4) Notificación ficta:
Se da por una ficción legal independientemente del conocimiento cierto o presunto, razonable o no,
que el interesado puede haber tenido en la providencia.

5) Notificación tácita
Se da en atención al conocimiento que el interesado tenga de la providencia, al concurrir
determinadas circunstancias legales o jurisprudencialmente reguladas.

6) Notificaciones por edictos art. 67


Se recurre a este sistema cuando la notificación por cédula es imposible por tratarse de personas
inciertas o desconocidas, o que siendo conocidas se ignore su domicilio.
Se trata de una notificación expresa, que opera mediante un acto real generador de conocimiento
presunto, a diferencia de las que dan un conocimiento cierto.
CPCCSF ARTICULO 67.- “Las notificaciones por edictos se harán en el Boletín Oficial. Los edictos
serán redactados con los mismos requisitos de las cédulas, en forma sintética, reemplazando la
transcripción de la providencia por una enunciación abreviada de su parte esencial. Las notificaciones que
se practiquen por edictos, deberán ser fijadas en un espacio especial habilitado a tales efectos dentro del
Tribunal, conforme lo determine la Corte Suprema de Justicia”.

7. Actos procesales de las partes: de obtención, de afirmación, dispositivos, de prueba.


Actos de las partes

Son los actos que el actor y el demandado, y eventualmente, el tercero litigante, realizan en el
curso del proceso. Tienen por finalidad obtener la satisfacción de sus pretensiones, aunque no toda
actividad de las partes sea una actividad de postulación.

1) Actos de obtención:

- Actos de petición: tienen por objeto determinar el contenido de una pretensión (que se puede
referir a lo principal del asunto, como la pretensión de la demanda) o un detalle del procedimiento
(admisión de un escrito, rechazo de la prueba)
- Actos de afirmación: proposiciones formuladas a lo largo del proceso, dirigidas a deparar al
tribunal el conocimiento requerido por el petitorio (refieren a cuestiones de derecho o de hecho)
- Actos de prueba: se trata de la incorporación al proceso de objetos (documentos) o relatos
(declaraciones reconstruidas mediante actas), idóneos para crear en el tribunal la persuasión de la
exactitud de las afirmaciones.

3) Actos dispositivos:
Se refieren al Derecho Material cuestionado en el proceso o a los Derechos Procesales
particulares. Son actos imperativos de simple ordenamiento, o que extinguen o transfieren Derechos
subjetivos.
Existen actos dispositivos mediante:
- Allanamiento  acto de disposición del demandado mediante el cuál este se somete a la
pretensión del actor. El allanamiento comprende el reconocimiento de la verdad de los hechos y del
derecho invocado por el adversario. El allanamiento coincide con la confesión, en cuanto se trata del
reconocimiento de hecho y difiere de ella, en cuanto no existe confesión del derecho pues el derecho no
se confiesa.
- Desistimiento  Se trata de la renuncia del actor al proceso promovido o del demandado a la
reconvención.
- Transacción  examinada desde el punto de vista procesal, es una doble renuncia o
desistimiento, el actor desiste de su pretensión y el demandado renuncia a su derecho de obtener una
sentencia.

8. Actos procesales de terceros: de decisión, de cooperación, de prueba.


Actos de terceros

Son aquéllos que, sin emanar de los agentes de la jurisdicción, ni de las partes litigantes, proyectan
sus efectos sobre el proceso. Por ejemplo, la declaración de un testigo. Constituyen, normalmente,
colaboraciones de los particulares a la obra de los agentes de jurisdicción y son instituidos como deberes
públicos del individuo.
1) Actos de decisión: en ciertas circunstancias la ley demanda a los terceros la decisión de un
punto del proceso, tal es el caso de los juicios por jurados por ejemplo.
2) Actos de cooperación: tienen lugar cada vez que media la colaboración del tercero (ejemplo. el
empleador, la oficina que cuenta con registros de datos etc.) para asegurar la marcha del proceso o el
cumplimiento de la sentencia (por ej. la colaboración que presta el martillero para la venta en subasta
judicial de los bienes embargados)
3) Actos de prueba: son actos que provienen de terceros, por ej. la declaración de testigos, los
dictámenes de peritos etc.
La determinación de la calidad de parte o de tercero reviste una particular importancia cuando se
trata de calificar la naturaleza de éstos. Así, por ejemplo, una declaración cambia de valor si ella emana de
una parte (confesión), o de un tercero (testigo), o de parte del tribunal (sentencia) o de terceros (laudo,
veredicto etc.) Distinta es no sólo la eficacia de los actos según provengan de unos u de otros, sino
también la responsabilidad que de ellos emana.

ACTOS PROCESALES EN EL CÓDIGO PROCESAL CIV Y COM DE SANTA FE:

ARTICULO 32. Toda gestión ante los jueces debe hacerse por escrito, excepto la acusación de rebeldía, la
reiteración de pedidos, interposición de recursos, solicitudes de entrega de documentos y de pronto despacho,
manifestaciones de conformidad con pedidos contrarios y demás diligencias análogas que podrán hacerse
verbalmente con nota en los autos, bajo la firma del actuario y del solicitante.

ARTICULO 33. No se cargará ni admitirá escrito alguno ni se practicará ninguna diligencia a pedido de parte sin el
sellado correspondiente. Sólo podrá prescindirse de este requisito, con cargo de inmediata reposición, en los casos
de urgencia y cuando por razones de horario u otra causa no funcionen las oficinas expendedoras de valores
fiscales. Tampoco se proveerán escritos sin la indicación precisa de la representación que se ejerce, que no estén
hechos a máquina, que contengan claros o cuyas firmas no estén suficientemente aclaradas. Si no se subsana el
defecto dentro de los dos días de la intimación, se tendrá el escrito por no presentado y se procederá a su
devolución sin más trámite ni recurso alguno.

ARTICULO 34. Todo establecimiento público de beneficencia, las personas jurídicas que se dedican a obras de
caridad y los que hayan obtenido carta de pobreza están exentos del pago de los gastos judiciales y tienen también
el derecho de ser defendidos por el ministerio de pobres, sin perjuicio de ser obligados a pagar las costas en que
fueren condenados si tuvieren bienes con que hacerlo.
ARTICULO 35. De todo escrito presentado en juicio, excepto los de mero trámite, así como de los documentos con
que se instruya, deberá el que los presente acompañar en papel simple y bajo su firma tantas copias cuantas sean
las partes con quienes litigue. En su defecto, el actuario dará cuenta al juez, quién intimará que se subsane la
omisión dentro de los dos días bajo apercibimiento de efectuarse el desglose y devolución del escrito sin más
trámite ni recurso. La persona que presente en juicio documentos privados acompañará en papel común una copia
firmada por su procurador o su abogado patrocinante, la que será agregada a los autos. El original quedará en
poder del secretario para ser exhibido a los interesados cada vez que lo soliciten. Los litigantes podrán hacer
extensiva esta reserva a toda clase de documentos, presentando la copia correspondiente para que obre en autos.

ARTICULO 36. Para que proceda el desglose de un instrumento público agregado al expediente, la parte que lo
solicite deberá presentar copia del mismo, la que se pondrá en su lugar con la certificación del actuario. Cuando se
tratare de escritura pública, excepto la de poder, bastará con que se deje constancia precisa del protocolo en que
se encuentra.

ARTICULO 37. Todo el que comparezca ante la autoridad judicial deberá constituir en el primer escrito su domicilio
legal dentro del radio urbano de la ciudad o pueblo que sea asiento del tribunal o juzgado. Si no lo hiciere o el
domicilio no existiere o no subsistiere, se considerará que ha constituido domicilio legal en la secretaría y se le
tendrá por notificado de cualquier resolución o providencia en la forma y oportunidad establecida por el artículo
61.

ARTICULO 38. El domicilio legal producirá todos sus efectos desde la fecha de la providencia que lo tenga por
aceptado. Se reputará subsistente mientras no se designe otro, salvo que el expediente se haya remitido al archivo
o hubiere transcurrido el término fijado para la caducidad del proceso, en cuyos casos las partes deberán
constituirlo nuevamente.

ARTICULO 39. Antes que el demandado constituya domicilio en autos, el actor puede denunciar como tal no sólo la
casa en que vive sino también el lugar en que acostumbra pasar una parte del día, en el ejercicio de su industria,
profesión o empleo.

ARTICULO 40. En su primera presentación, las partes deberán denunciar su domicilio real. Si no lo hicieren o no
denunciaren su cambio, las resoluciones que deban notificarse en el domicilio real se notificarán en el domicilio
legal y en defecto también de éste, se observará lo dispuesto en el artículo 37.

ARTICULO 48. En los casos en que para dictar resolución el juez requiera un informe previo o certificado, sea del
actuario u otros secretarios, lo ordenará verbalmente y se expedirá por escrito en el expediente. Si fuera solicitado
por alguna de las partes, el actuario lo expedirá a continuación del cargo.

ARTICULO 49. Toda actuación judicial debe ser autorizada, so pena de nulidad, por el secretario o por el
funcionario a quien corresponda dar fe o certificar el acto. Las ratificaciones, aceptaciones de cargo y
otorgamiento de fianzas de personas no domiciliadas en el lugar del juicio podrán hacerse también ante escribano
público o juez de paz, donde aquéllas tengan su residencia. Los secretarios con su sola firma proveerán los escritos
de mero trámite. Igualmente, podrán firmar los oficios ordenados por el juez, con excepción de los que se dirijan a
los poderes públicos y a los tribunales de igual o superior grado. El juez, de oficio o a pedido de parte, que podrá
hacerse verbalmente o en diligencia, corregirá o revocará las providencias del secretario. Contra las que el juez
confirme cabrá directamente el recurso de apelación cuando proceda.

ARTICULO 50. En las actuaciones judiciales no se usarán abreviaturas ni se rasparán las palabras equivocadas; sobre
éstas se pondrá una línea que permita su lectura y se escribirán entre renglones las palabras que hayan de
reemplazarlas, salvando el error al fin de la diligencia y antes de la firma.

ARTICULO 51. El actuario dará al interesado, si lo solicitare, un recibo en papel común de todo documento o escrito
que se presente en juicio con indicación del día y hora de su presentación.

ARTICULO 52. Salvo lo dispuesto en el artículo 33, es obligación del actuario anotar en cada escrito la fecha y la
hora en que fuera presentado y ponerlo al despacho al día siguiente, o en el acto si fuese de carácter urgente o así
lo pidiese el interesado. También deberá anotarse la fecha de esta diligencia. Si el actuario no fuese habido, el
cargo podrá ser puesto por otro secretario o escribano de registro del lugar del juicio. El escrito con el cargo se
devolverá al interesado si lo pidiese y deberá ser entregado indefectiblemente en la secretaría respectiva, durante
las horas de audiencia del día inmediato, bajo pena de que el cargo no produzca efecto legal pasado dicho término;
sin perjuicio de lo previsto en el último apartado del artículo 70. El actuario o funcionario que infrinja las
prescripciones de este artículo incurrirá en falta grave.

ARTICULO 53. Cuando una diligencia o escrito sea firmado a ruego del interesado el actuario debe certificar que el
firmante, cuyo nombre expresará, ha sido autorizado al efecto en su presencia o que ha sido ratificada ante él la
autorización. Si la ratificación se hiciera ante escribano de registro o juez de paz, contendrá además certificación
de la identidad del interesado y del firmante a ruego.

ARTICULO 54. El actuario pondrá siempre el cargo correspondiente a los escritos firmados a ruego que se presenten
sin el requisito de la autorización del interesado, teniéndose por no presentados si no se cumple esta formalidad
dentro de dos días.

ARTICULO 55. Las actuaciones y diligencias judiciales, con excepción del cargo y de las notificaciones efectuadas
por Correos y Telecomunicaciones, se practicarán bajo pena de nulidad, en día y hora hábiles. Son días hábiles
todos los del año con excepción de sábados y domingos, feriados nacionales o de la Provincia, asuetos
administrativos provinciales o nacionales, cuya conveniencia para el Poder Judicial resuelva la Corte Suprema de
Justicia en cada caso, los de carnaval y los períodos de suspensión de la actividad tribunalicia establecidos por el
artículo 153 de la Ley Nro. 3611. Son horas hábiles las que median entre las ocho y las veinte. Los Jueces y
Tribunales deberán habilitar los días y horas inhábiles cuando hubiere riesgo de quedar ilusoria alguna providencia
judicial o de frustrarse diligencias importantes, para acreditar o asegurar los derechos en litigio. En el mismo auto
en que se habiliten los días y horas, el Juez o Tribunal establecerá la proporción en que quedarán reducidos los
plazos correspondientes a los actos posteriores del proceso. La habilitación podrá solicitarse en día u hora
inhábiles. Es irrecurrible el auto en que se acuerda la habilitación. Contra el que la deniegue procederá el recurso
de apelación.

EXPEDIENTES

ARTICULO 56. Los autos originales podrán ser examinados por las partes, pero no por personas extrañas, salvo que
justifiquen ante el actuario tener algún interés legítimo. Tampoco podrán ser sacados de la oficina sino entregados
por el secretario bajo recibo, al abogado o al procurador, únicamente en los casos siguientes: 1ro. Para alegar de
bien probado, informar, expresar o contestar agravios; 2do. Cuando se trate de operaciones de contabilidad y se
invoque la necesidad de producir a ese respecto alguna actuación; 3ro. Cuando se trate de practicar cuentas de
división y adjudicación de bienes; 4to. En los juicios de mensura, división de condominio y confusión de límites;
5to. En los demás casos que las leyes determinen. Igualmente, se entregarán las actuaciones a las Cajas Forenses,
Dirección de Rentas, Registro General, peritos y escribanos al solo efecto de llenar su cometido. Los expedientes,
en estos casos, podrán ser retirados de secretaría por los profesionales interesados. Si la ley no designa término a
los fines precedentemente mencionados, lo fijará el juez sin recurso alguno. Cuando las actuaciones sean
tramitadas sin intervención de abogado o procurador, la parte estará obligada a indicar uno de la matrícula para
que reciba el expediente. En todos los casos se expresará en el recibo el registro del expediente en el Libro de
Entradas y el número de fojas útiles que contenga; el nombre del funcionario o empleado que haya intervenido en
su entrega, quien firmará juntamente con la persona que efectúe su recepción. Las firmas serán suficientemente
aclaradas. Cuando los expedientes sean devueltos se dejará constancia, por el actuario u otro empleado del
juzgado. El secretario o empleado que entregue un expediente en contravención con lo dispuesto en este artículo
incurrirá en falta grave. Si además, lo hubiere entregado sin recibo o a persona extraña o no autorizada legalmente
se hará pasible de remoción, según lo establecido por la Ley Orgánica.

ARTICULO 57. Si vencido el término por el cual se entregó el expediente, según la constancia que deberá contener
el recibo, no se lo devolviere se incurrirá en multa de cuatro días multa por cada día de retardo, sin que ello obste
a que el secretario o empleado designado para la diligencia exija la devolución. Si al día siguiente tampoco se
devolviere, el juez o tribunal podrá decretar, aun sin petición de parte, además de hacer efectiva la multa, el
arresto del culpable, poniéndolo, junto con los antecedentes, a disposición de la justicia criminal. Si el expediente
se encontrare en poder de un tercero, el mandamiento será dirigido contra éste, bajo las mismas
responsabilidades, sin perjuicio de las que incumban al que los recibió del actuario.

ARTICULO 58. Las multas a que se refiere el artículo precedente serán percibidas por el que hubiere solicitado la
devolución del expediente o por el fisco, si se hubiere pedido por el ministerio público o decretado de oficio; y su
monto no excederá de la cantidad necesaria para rehacer el expediente y satisfacer los perjuicios causados. Si no
se entregare el expediente, no obstante el apremio, se procederá a rehacerlo a costa de quien lo recibió y, en su
caso, de quien lo retuvo después de ser requerido, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y penales a que
hubiere lugar.

ARTICULO 59. Comprobada administrativamente la pérdida o extravío de un expediente, el juez ordenará


rehacerlo. El testimonio de esta orden servirá de cabeza al nuevo proceso, y se observará al efecto el
procedimiento que el juez o tribunal arbitre en cada caso, sin trámite ni recurso alguno, para reproducir lo más
fielmente posible el expediente extraviado.
AUDIENCIAS

ARTICULO 90. Las audiencias serán siempre públicas, a no ser que causas especiales exijan lo contrario.
ARTICULO 91. En las audiencias, podrá cada interesado hacer uso de la palabra una sola vez, a menos que sea para
rectificar sus propios conceptos o el juez crea necesario acordarla nuevamente. Es lícito dejar un resumen o apunte
sobre lo alegado. En los juzgados letrados, las actas serán hechas a máquina, y podrá ordenarse a pedido de parte,
a su costa y sin recurso alguno, que se tome versión taquigráfica de lo ocurrido o que se le registre por cualquier
otro medio técnico, siempre que la naturaleza e importancia del asunto lo justifique y se solicite con anticipación
no menor de tres días antes de la audiencia, a fin de efectuar nombramiento de taquígrafo en la forma dispuesta
para los peritos, sin ocasionar retardo, o tomar las medidas conducentes a asegurar la autenticidad del registro y su
documentación.

ARTICULO 92. Las audiencias serán notificadas con anticipación no menor de tres días, a no ser que razones
especiales exijan un término distinto. Se realizarán el día designado o el hábil siguiente si aquél fuere feriado, con
el interesado que asistiere o se tendrán por habidas si no asistiere ninguno.

OFICIOS Y EXHORTOS

ARTICULO 93. Cuando una diligencia hubiere de ejecutarse fuera del lugar del juicio podrá someterse a la autoridad
judicial que corresponda, por medio de oficio o exhorto; sin perjuicio de la facultad de trasladarse el juez o
tribunal a cualquier lugar de su jurisdicción y practicarla por si mismo. La comisión de diligencias fuera de la
Provincia será siempre hecha a jueces de igual grado.

ARTICULO 94. Los exhortos u oficios se remitirán por Correos o se entregarán a la parte a cuya solicitud se hubieran
librado dejándose recibo en el expediente. En este último caso se le fijará un término al que los retire para
presentarlos al juzgado comisionado, bajo pena de caducidad por no hacerlo en el plazo fijado, si se tratare de
diligencias de prueba. En casos urgentes podrán expedirse o anticiparse telegráficamente. En todos los supuestos,
se dejará copia fiel en el expediente de cualquier oficio u exhorto que se libre.

ARTICULO 95. Los exhortos deben contener: 1ro. El nombre del juez que los expide, con expresión de su
jurisdicción; 2do. El de las partes interesadas; 3ro. La designación del asunto; 4to. La expresión de las
circunstancias que justifiquen prima facie la competencia del juez exhortante; 5to. La designación precisa de la
diligencia cuyo cumplimiento se solicita; 6to. La firma del juez.

ARTICULO 96. Los exhortos procedentes de la Provincia serán diligenciados inmediatamente de presentarse y sin
formalidad alguna. Los exhortos procedentes de otro lugar de la República se cumplirán con citación fiscal. Los
exhortos procedentes del extranjero serán mandados cumplir por la sala en turno de la circunscripción en que
hayan de diligenciarse, después de oir al ministerio fiscal.

ARTICULO 97. Cuando el juez exhortado demorase el exhorto o se negare a cumplirlo, el exhortante reiterará su
petición, y si fuere necesario pondrá el caso en conocimiento de la respectiva sala para que ordene el despacho si
el exhortado fuere un juez de la Provincia, o haga las gestiones conducentes a ello si no lo fuere.

ARTICULO 98. El juez exhortado podrá comisionar el despacho del exhorto a un juez que le esté subordinado
cuando la diligencia deba practicarse fuera del lugar donde tiene su asiento el juzgado.

ARTICULO 99. Si la diligencia debiera practicarse fuera de la jurisdicción del juez exhortado pero dentro de la
Provincia, éste enviará el exhorto al juez a quien debió remitirse; pero los oficios, notas y cualquier despacho que
no hayan de ser ejecutados por los jueces de primera o segunda instancia serán enviados directamente a los jueces
de paz, funcionarios y empleados respectivos, cualquiera que sea la circunscripción a que ellos pertenezcan.

ARTICULO 100. Si el exhorto procediese de la Provincia y debiera cumplirse en la misma no será lícito hacer gestión
alguna ante el juez exhortado para que no se lleve a efecto, a no ser que dicho juez se encontrase conociendo de
la causa que motiva el exhorto, en cuyo caso se procederá en la forma establecida por el artículo 8.

ARTICULO 101. Cuando los exhortos procedieren de fuera de la Provincia podrá pedirse por parte interesada que no
se les de cumplimiento o que se les retenga si hubieren sido diligenciados. La oposición a que se refiere este
artículo sólo podrá fundarse en que se invade la jurisdicción de la Provincia. Si tal motivo se sustentare en la
competencia de un juez de la Provincia para conocer del proceso, será necesario el entablamiento de la respectiva
inhibitoria ante el juez exhortado caso de entenderse que éste es el competente, o el certificado de haberla
deducido, supuesto que la competencia perteneciere a otro. El artículo será substanciado con vista al Ministerio
Fiscal y al interesado, si estuviere apersonado a los autos. De alegarse hechos pertinentes, se dará un período
probatorio, de seis días; vencido el cual se dictará resolución, dentro de cinco, la que será apelable. Si hubiere
peligro en la demora, el exhorto se diligenciará sin perjuicio de la oposición.
ARTICULO 102. Si en los exhortos recibidos de otras jurisdicciones se indicara una persona encargada para gestionar
el diligenciamiento que reuniera las condiciones requeridas por la Ley Orgánica, tendrá personería para solicitar del
juez exhortado las medidas conducentes a tal objeto. La persona designada para el diligenciamiento podrá
substituir la comisión en otra que invista las condiciones de ley.

ARTICULO 103. Cuando por exhorto se soliciten certificados o informes de gravámenes o el levantamiento de éstos
sobre inmuebles situados en la Provincia, el juez no lo devolverá diligenciado sin notificar previamente, por cédula,
al acreedor o acreedores a cuyo favor consten los gravámenes. Esta notificación se hará citándolos a secretaría
para enterarlos de lo actuado, dejándose la debida constancia. Si el acreedor no tuviera su domicilio en el asiento
del juzgado, el juez dispondrá que el actuario le dirija carta certificada con breve relación de lo actuado. Si se
ignorase el domicilio, esa carta se remitirá al escribano que redactó la escritura o, en su caso, al profesional que
solicitó el embargo respectivo. Estas disposiciones se harán extensivas a los casos en que se ordenaren embargos o
inhibiciones, después de cumplimentados. El juez exhortado deberá practicar regulación de los honorarios
correspondientes a los profesionales que hubieren intervenido en el exhorto.

ARTICULO 104. El juez no devolverá ningún exhorto diligenciado hasta tanto se hayan satisfecho todas las costas y
gastos que se hubieren originado, salvo conformidad del interesado o interesados o que se actúe con beneficios de
pobreza.

PROVIDENCIAS Y RESOLUCIONES

ARTICULO 105. Las providencias de mero trámite serán dictadas en el día que el pedido fuere puesto al despacho;
los autos interlocutorios o resoluciones de incidentes, dentro de los cinco días y las sentencias definitivas, en el
término que se designe para cada clase de juicio.

ARTICULO 106. Si se hubieran ordenado medidas para mejor proveer, el término se considerará suspendido desde la
fecha del decreto que las disponga hasta que los autos fueren puestos nuevamente a despacho. La suspensión no
podrá exceder de treinta días.

ARTICULO 107. Las sentencias y resoluciones interlocutarias así como los acuerdos se redactarán a máquina y se
archivarán cronológicamente en un libro de hojas móviles, que llevará el secretario, foliado y rubricado. Una copia
será agregada a los autos, con las mismas firmas autógrafas del original.

ARTICULO 108. Las providencias y resoluciones judiciales de que no se hubiere interpuesto recurso dentro del
término legal quedarán firmes y ejecutoriadas, sin necesidad de declaración alguna.

RETARDADA JUSTICIA

ARTICULO 109. Vencido el plazo en que debe dictarse resolución, el interesado deberá pedir pronto despacho. Si no
la obtuviere dentro del término de diez días, procederá la queja ante el superior inmediato. Este requerirá
informes al juez con la brevedad posible, fijándole un plazo, y sin más trámite declarará si procede o no la queja.
En el primer caso, impondrá al magistrado una multa de seis a cuarenta días multa.

ARTICULO 110. Cuando el retardo se refiera a sentencia definitiva o interlocutoria, presentado el pedido de pronto
despacho, los jueces tendrán para fallar un término igual al que debió observarse. Si no lo hicieran, cualquiera de
las partes podrá solicitar que la sentencia sea pronunciada por un conjuez, cuya designación se efectuará de
inmediato, por sorteo, de la lista respectiva. El pedido producirá ipso facto la pérdida de la potestad del juez para
dictar el pronunciamiento. Si éste entendiera no haber vencido el plazo, elevará los autos al superior, que
resolverá sin trámite alguno. En tratándose de simple auto o decreto, el superior, una vez substanciada la queja,
ordenará al juez que lo emita dentro del plazo que le fije so pena de incurrir en responsabilidad civil y
adminitrativa.

ARTICULO 111. Si el magistrado demorase la designación del conjuez o si, producida la designación de éste, no le
pasare los autos dentro de tres días o, en su caso, no los elevase al superior en igual término, incurrirá en falta
grave. Las partes podrán recurrir en queja al superior, que aplicará al juez las sanciones previstas para estos casos,
además de arbitrar, si lo estimare conveniente, las medidas necesarias para el cumplimiento de los actos omitidos.

ARTICULO 112. Designado el conjuez, se lo notificará así como a las partes, dentro de dos días. Estas podrán hacer
uso del derecho que les acuerda al artículo 10, dentro de los tres días subsiguientes. Vencido el plazo, el conjuez
quedará investido, sin ninguna otra formalidad, de la facultad de dictar decisión, y desde entonces correrá el
término para pronunciarla, plazo que será doble del fijado para el auto o sentencia que corresponda. El conjuez no
podrá ser recusado sin expresión de causa.

ARTICULO 113. Dictado y notificado el pronunciamiento; resuelta la aclaratoria en su caso; concedido los recursos o
vencidos los plazos para deducirlos, terminará la función del conjuez. Los autos volverán al juez subrogado, que
continuará interviniendo en los trámites posteriores del proceso.

ARTICULO 114. Además de la obligación de dictar el auto o la sentencia, el conjuez deberá informar al superior y al
Colegio de Abogados sobre su designación y causas que la motivaron. El superior resolverá dentro de un término no
mayor de treinta días acerca de la morosidad del juez subrogado, declarándola justificada o no, según resulte de
los antecedentes documentales. Cualquiera fuere el pronunciamiento la designación del conjuez subrogante será
irrevisible. Los litigantes quedan facultados para intervenir en el incidente sobre morosidad.

ARTICULO 115. La función de conjuez constituirá una carga pública gratuita, irrenunciable e inherente a las
obligaciones del abogado.

ARTICULO 116. Cuando el conjuez no dicte el pronunciamiento dentro del término fijado, a pedido de partes
devolverá los autos al juez de origen, quien procederá de inmediato al reemplazo de aquél. El juez, o, en su
defecto, cualquiera de los litigantes, deberá poner el hecho en conocimiento del superior. Este aplicará al conjuez
remiso una multa de hasta veinte días multa y si no la hiciere efectiva dentro de los cinco días de su notificación,
ordenará a la Caja Forense la retención de su importe, de los fondos que aquél tuviese derecho a participar, sin
perjuicio de responder con otros bienes. No regirá en este caso lo dispuesto sobre inembargabilidad por leyes de la
provincia. El importe de la multa será depositado en el Banco Provincial de Santa Fe, a la orden del Colegio de
Abogados de la circunscripción que corresponda. El colegio podrá intervenir en estos casos con carácter de parte
legítima. Cuando mediare reincidencia, además de la multa, el conjuez quedará automáticamente suspendido del
ejercicio de la abogacía y procuración con carácter de sanción accesoria, durante seis meses contados desde la
notificación del auto respectivo al colegio profesional correspondiente.

ARTICULO 117. Tratándose de tribunales de segunda instancia, será aplicable en lo pertinente, las disposiciones
anteriores. Los vocales culpables de mora, serán también reemplazados por conjueces.

ARTICULO 118. Tres casos de morosidad injustificada en que incurran los jueces o vocales, importará mal
desempeño de sus funciones, a los fines del juicio político. Las resoluciones que se dicten en cada caso serán
comunicadas a la Cámara de Diputados de la Provincia. Dentro de los cinco días de asumido el cargo por el juez, el
secretario entregará una nómina de las causas que se encuentran a resolución, y otra relativa a aquéllas en las que
se hubiera producido el vencimiento del plazo para el dictado de sentencia. El magistrado las elevará de inmediato
a la Cámara de Apelación para que éstas señalen los plazos en que deberán pronunciarse las resoluciones.

ARTICULO 119. Sin perjuicio de lo dispuesto en los anteriores artículos, los secretarios del Superior Tribunal, de la
Cámara de Apelaciones y en su caso de la Cámara de Paz, deberán ordenar bajo pena de remoción, a los habilitados
de tribunales, la retención de los importes de toda multa impuesta a jueces o funcionarios por causa de morosidad,
como también las que corresponda retener por aplicación de otras normas legales.

ARTICULO 120. Las resoluciones sobre queja o que impongan multas o cualquier otra sanción por causas de
morosidad son irrecurribles.

ARTICULO 121. Cuando no se dicte en el término legal la providencia de " autos " , los plazos para resolver o fallar
correrán desde el momento en que hubiere correspondido dictar aquélla. En ningún caso, una vez vencidos estos
términos, podrá dictarse medidas para mejor proveer.

ARTICULO 122. Los secretarios llevarán un libro o legajo donde los magistrados y conjueces deberán dejar
constancia firmada de todo expediente que aquéllos les entregue para resolución o estudio. Se expresará la fecha
en que comiencen a correr los plazos respectivos, registro del expediente y fojas que contenga. Dictada la
resolución o sentencia o producido el estudio, se dejará constancia de ello en el mismo libro y con iguales
requisitos. El secretario que no lleve este libro o legajo o no registre en él las anotaciones que se mencionan
incurrirá en falta grave.

ARTICULO 123. Lo dispuesto en este Título con respecto a la intervención de conjueces no regirá para los jueces de
paz legos y departamentales. Cuando éstos incurran en mora, se procederá de acuerdo con los artículos 109 y 110,
segunda parte. El superior inmediato podrá aplicarles una multa de dos a diez días multa, sin perjuicio de disponer
su reemplazo por otro juez y pedir en caso de reincidencia la remoción de sus cargos.
9. Concepto de prueba
Concepto de prueba

Desde un primer punto de vista, la expresión “prueba” denota esa peculiar actividad que
corresponde desplegar durante el transcurso del proceso y que tiende a la finalidad de formar la convicción
del juez acerca de la existencia o inexistencia de los hechos sobre los cuales versan las respectivas
afirmaciones de las partes. Pero también abarca, por un lado, el conjunto de modos u operaciones (medios
de prueba) del que se extraen, a raíz de la “fuente” que proporcionan, el motivo o motivos generadores de
la convicción judicial (argumentos de prueba), y, por otro lado, el hecho mismo de esa convicción, o sea el
resultado de la actividad probatoria.
En ánimo de formular un concepto comprensivo de todas esas significaciones puede decirse que
“la prueba esla actividad procesal, realizada con el auxilio de los medios establecidos por la ley, y
tendiente a crear la convicción judicial sobre la existencia o inexistencia de hechos afirmados por las
partes como fundamento de sus pretensiones o defensas.
La doctrina tradicional suele diferenciar fuente de prueba, objeto de prueba y medio de prueba.

Fuente de la prueba

La fuente de prueba es un elemento de la realidad con que se cuenta antes de la existencia del
proceso y con independencia de la existencia de éste, ej. un instrumento privado (pagaré), es un
instrumento metaprocesal.

Objeto de la prueba

Objeto de la prueba es todo aquello que siendo susceptible de interés para el proceso "puede ser"
susceptible de demostración histórica como algo que ha sucedido, sucede o puede llegar a suceder.
En principio, solo los hechos afirmados por los litigantes pueden constituir objeto de prueba. Pero
aquellos deben ser además:
a) Controvertidos  afirmados por una de las partes y desconocidos o negados por la otra)
b) Conducentes  útiles para la decisión de la causa
c) o de demostración necesaria (Ej. filiación)
Código procesal Civil y Comercial de SF ARTICULO 145. “Si hubieren hechos controvertidos o
de demostración necesaria, se abrirá la causa a prueba. Contra el auto que la deniegue, procederán los
recursos de reposición y apelación en subsidio. El término de prueba será común. La prueba deberá
recaer sobre los hechos contradichos o afirmados en el proceso. El juez no podrá pronunciarse antes de la
sentencia sobre la pertinencia de los hechos alegados o de la prueba solicitada. Pero será desechada la
que sea notoriamente improcedente o prohibida por la ley”
Hay otros hechos que no deben ser probados, por ejemplo, los “hechos notorios” que son aquellos
que entran naturalmente en el conocimiento, en la cultura o en la información normal de los individuos, con
relación a un círculo social o a un lugar o momento determinado, en la oportunidad en que ocurre la
decisión. Tampoco son materia de prueba los hechos indefinidos, los inverosímiles, las normas jurídicas
etc.

Medios de prueba

Son medios de prueba los modos u operaciones que, referidos a cosas o personas, son
susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia o inexistencia de uno o más hechos.
Del concepto precedentemente enunciado se infiere que todo medio de prueba:
1) Entraña una actividad procesal (reconocimiento de cosas o lugares, examen de un
documento, declaración de la parte, del testigo o del informante, o dictamen de los peritos), referida a un
instrumento real (cosa reconocida, documento examinado) o personal (parte, testigo, informante o perito)
sobre el que recae la percepción judicial
2) Actúa como vehículo para lograr un dato (fuente de prueba) a través del cual el juez
determina la existencia o inexistencia de un hecho. Son fuentes de prueba, en ese orden de ideas, las
características de la cosa reconocida, el hecho consignado en el documento, el declarado por la parte, el
testigo o el informante o aquél sobre el cual versa el dictamen pericial.
Existen diferentes medio de prueba:
1) Prueba documental Se denomina documento a todo objeto susceptible de representar una
manifestación del pensamiento, con prescindencia de la forma en que esa representación se exterioriza.
Por lo tanto, no sólo son documentos los que llevan signos de escritura, sino también todos aquellos que
como los hitos, planos, marcas, contraseñas, fotografías etc. poseen la misma aptitud representativa.
2) Prueba confesional  Es la declaración que hace una parte respecto de la verdad de
hechos pasados, relativos a su actuación personal, desfavorable para ella y favorable para la otra parte.
Puede ser judicial, extrajudicial o mediante una absolución de posiciones. (recordar que en la confesión se
puede mentir porque la da una de las partes, los testigos NO pueden mentir)
3) Prueba testimonial  Es el acto humano destinado a representar un hecho no presente, que
lleva a cabo un tercero (que no es parte). Los testigos son personas físicas, distintas de las partes que
deben declarar sobre sus percepciones o deducciones de hechos pasados. NO pueden ser testigos las
personas jurídicas, ni las partes.
4) Prueba pericial  Acontece, frecuentemente, que la comprobación o explicación de ciertos
hechos controvertidos en el proceso, requiere conocimientos técnicos ajenos al saber específicamente
jurídico del juez. De allí la necesidad de que este último sea auxiliado, en la apreciación de esa clase de
hechos, por personas que posean conocimientos especiales en alguna ciencia, arte o industria, y a
quienes se denominan peritos. La prueba pericial consiste en la actividad que aquéllos deben cumplir con
la mencionada finalidad.
5) Prueba de inspección judicial o reconocimiento judicial  Es la percepción sensorial
efectuada por el juez o tribunal sobre cosas, lugares o personas con el objeto de verificar sus cualidades,
condiciones o características.
6) Prueba de indicios  Es una prueba indirecta, a través de un hecho conocido busco probar
un hecho desconocido.

La carga de la prueba

Las reglas sobre la carga de la prueba son aquellas que tienen por objeto determinar cómo debe
distribuirse, entre las partes, la actividad consistente en probar los hechos que son materia de litigio. Tales
reglas, sin embargo, no imponen deber alguno a los litigantes. Quien omite probar, no obstante la regla
que pone tal actividad a su cargo, no es pasible de sanción alguna. Solo ocurre que se expone al riesgo de
no formas la convicción del juez sobre la existencia de los hechos de que se trate, y, por consiguiente, a la
perspectiva de una sentencia desfavorable. La actividad probatoria constituye, pues, como toda carga
procesal, un imperativo del propio interés.
El Código Procesal Civil y Comercial de Santa Fe no habla sobre las cargas probatorias, el Código
procesal de la NACIÓN sí y toma la teoría de Leo Rosemberg “Cada parte debe probar el presupuesto de
hecho del derecho que invoca”. Esta teoría no es carente de críticas, ya que en algunos casos adolece de
insuficiencia para la comprensión integral de las numerosas situaciones que el el proceso cabe preveer.
Por ejemplo, muchas veces el actor debía probar actos negativos (ej. Yo actor tengo que demostrar que él
no me pagó, es mucho más fácil que el otro lo demuestre porque si pagó, debería tener el recibo)
Santa fe adhiere a la teoría de CHIOVENDA, que hace ciertas discriminaciones que atienden más
que a la condición asumida por las partes en el proceso, a la naturaleza de los hechos que deben ser
objeto de prueba. Asó divide a los hechos en constitutivos, impeditivos y extintivos.
Así al actor le incumbe, como principio, la prueba de los hechos constitutivos de su pretensión.
Pero como toda pretensión involucra, por lo común, una situación fáctica compleja, hay que determinar
cuál es el hecho que reviste ese carácter. Se han enunciado, al respecto, diversos criterios entre los
cuales parece preferible aquél que atribuye carácter constitutivo al hecho específico del que surge, en
forma inmediata, el efecto jurídico. Ejemplo, si se trata de una pretensión de cumplimiento de un contrato
de compraventa, será hecho específico su celebración.
Al demandado incumbe, como regla, la prueba de los hechos impeditivos, los cuales comportan,
precisamente, la ausencia de cualquiera de esos requisitos generales o comunes. Ej. En el ejemplo
mencionado, serán hechos impeditivos la incapacidad de los contratantes.
También al demandado corresponde, como principio, probar la existencia de los hechos extintivos,
los que serían en nuestro ejemplo, el pago de la cosa.
Los hechos impeditivos o extintivos deben ser probados por el actor en los casos en que ellos
constituyen el fundamento de su pretensión. Por ejemplo, si se pide la nulidad de un acto jurídico.
En consecuencia de estas observaciones, puede formularse como conclusión que “cada para
soporta la carga de la prueba respecto de los hechos a los que atribuye la producción del efecto jurídico
que pretende”
Al actor le corresponde la prueba de los hechos positivos, constitutivos. Y, al demandado, le
corresponde la prueba de los hechos negativos, extintivos, impeditivos y modificativos.
Estas 2 teorías son “reglas estáticas” de la prueba y a veces, frente al caso concreto, hay que
agregarles un correctivo de justicia.
Para esto Peyrano crea las “cargas probatorias dinámicas de la prueba” que actualmente se
encuentran reguladas en el CCYC (las reglas estáticas son la regla, las cargas dinámicas la excepción).
ARTICULO 1735.- Facultades judiciales. “No obstante, el juez puede distribuir la carga de la
prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en
mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante el proceso debe comunicar a las
partes que aplicará este criterio, de modo de permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de
convicción que hagan a su defensa”
Esta doctrina puede y debe ser utilizada en los estrados judiciales en determinadas situaciones en
las cuales no funcionan adecuada y valiosamente las previsiones legales que, como norma, reparten los
esfuerzos probatorios. La misma importa que la carga de la prueba recaiga en cabeza de quien está en
mejores condiciones técnicas, profesionales o fácticas para producirlas, más allá del emplazamiento como
actor o demandado o de tratarse de hechos constitutivos, impeditivos o modificatorios o extintivos. Se
utiliza generalmente en casos de mala praxis médica.

Sistemas probatorios

Anteriormente, se dio el “período de la prueba tasada” es decir, el juez antes no tenía libertad para
valorar la prueba porque ésta ya tenía un valor predeterminado. Por ejemplo, no se podía probar con un
solo testigo, si se podía probar con dos testigos honestos y que tuvieran propiedades etc.
Actualmente hay 2 sistemas alternativos:
- El de la íntima convicción (es propio de los jurados)
- El de la sana crítica racional (es el que adopta nuestro código)  Las reglas de la sana
crítica son, ante todo, las reglas del correcto entendimiento humano. En ellas interfieren las reglas de la
lógica, del natural acontecimiento de los hechos, con las reglas de la experiencia del juez. Unas y otras
contribuyen a que el magistrado pueda analizar la prueba, con arreglo a la sana razón y a un conocimiento
experimental de las cosas.

Prueba en materia penal

ARTÍCULO 159.- Libertad probatoria.- “Todos los hechos y circunstancias relacionados con el
objeto del proceso podrán ser acreditados por cualquier medio de prueba, salvo las excepciones previstas
por las leyes.
Todo medio de prueba, para ser admitido, deberá referir directa o indirectamente al objeto de la
averiguación. Los Tribunales podrán limitar los medios de prueba ofrecidos para demostrar un hecho o una
circunstancia cuando ellos resulten manifiestamente superabundantes o impertinentes.
Cuando se postule un hecho como notorio, el Tribunal, con el acuerdo de las partes, podrá
prescindir de la prueba ofrecida para demostrarlo, declarándolo comprobado. El acuerdo podrá ser
provocado de oficio por el Tribunal”

Sistemas probatorios: (son los mismos explicados en materia civil, el Código Procesal Penal de
SF adhiere a las reglas de la sana crítica).
ARTÍCULO 161.- Valoración.- “La valoración que se haga de las pruebas producidas durante el
proceso será fundamentada con arreglo a la sana crítica racional”

Exclusión probatoria

ARTÍCULO 162.- Exclusiones probatorias.- “Carecerá de toda eficacia la actividad probatoria


cumplida vulnerando garantías constitucionales.
La ineficacia se extenderá a todas aquellas pruebas que, con arreglo a las circunstancias del caso,
no hubieran podido ser obtenidas sin su violación y fueran consecuencia necesaria de ella”.

Medios probatorios:

Pruebas testimoniales

ARTÍCULO 173.- Obligatoriedad.- “Toda persona tendrá el deber de concurrir cuando fuera citada
a fin de prestar declaración testimonial, excepción hecha de que se encontrara físicamente impedida en
cuyo caso prestará declaración en su domicilio.
Deberá declarar la verdad de cuanto supiere y le fuere preguntado, salvo las excepciones
establecidas por la ley.
El testigo podrá presentarse en forma espontánea, lo que se hará constar”
ARTÍCULO 174.- Protección especial.- “Las partes podrán solicitar al Tribunal la protección de un
testigo con el objeto de preservarlo de la intimidación y represalia. El Tribunal acordará la protección
cuando el peligro invocado, la gravedad de la causa y la importancia del testimonio, lo justificaran,
impartiendo instrucciones precisas para el eficaz cumplimiento de la medida”
ARTÍCULO 175.- Tratamiento especial.- “Podrán solicitar que su declaración se lleve a cabo en el
lugar donde cumplieran sus funciones o en su domicilio: El presidente y vicepresidente de la Nación,
gobernadores, vicegobernadores, ministros, legisladores, fiscales de Estado, magistrados judiciales,
oficiales superiores en actividad de las Fuerzas Armadas, integrantes de los ministerios públicos y rectores
de las universidades oficiales del país, los ministros diplomáticos, los cónsules generales y los altos
dignatarios de la Iglesia y los intendentes municipales de la Provincia”
ARTÍCULO 177.- Facultad de abstenerse.- “Podrán abstenerse de declarar y así serán
previamente informados, quienes tengan con el imputado los siguientes vínculos: cónyuge, ascendientes o
descendientes, parientes consanguíneos o por adopción hasta el cuarto grado, y por afinidad hasta el
segundo grado.
También podrán hacerlo los periodistas comprendidos en las leyes que reglamentan su actividad
profesional sobre el secreto de las fuentes de información periodística, salvo que los interesados en su
reserva expresamente los relevaren de guardar secreto”.

Reconocimiento de personas

ARTÍCULO 194.- Reconocimiento de personas. “Podrá ordenarse que se practique el


reconocimiento de una persona para identificarla o establecer que quien la menciona o alude,
efectivamente la conoce o la ha visto por cualquier medio físico o técnico del que se disponga, de manera
indistinta”.

Reconocimiento fotográfico
ARTÍCULO 198.- Reconocimiento por fotografías o video-imagen. “Podrá también realizarse el
reconocimiento de una persona mediante la utilización de fotografías o video-imágenes de la persona a
reconocer. En ese caso, el número de personas a ser exhibidas no podrá ser inferior a siete (7),
observándose en lo demás, las reglas del artículo 196”
ARTÍCULO 199.- Reconocimiento o exhibiciones fotográficas. Prohibición. “Las autoridades
prevencionales se abstendrán de practicar reconocimiento o exhibiciones fotográficas respecto a personas
sobre las que existan sospechas; en este caso, si la misma no pudiere ser habida, a través de la oficina
técnica respectiva se elaborará un cuadernillo de fotos que será remitido al Fiscal para que, en su caso,
proceda según el Artículo 194”.

Pruebas periciales

ARTÍCULO 182.- Procedencia.- “El Tribunal podrá ordenar el examen pericial a pedido de parte,
cuando fuera pertinente para conocer o valorar algún hecho o circunstancia relativa a la causa, y fuese
necesario o conveniente poseer conocimientos especializados en determinado arte, ciencia o técnica. El
Tribunal determinará, en consecuencia, los puntos sobre los cuales a de versar la pericia”.

Medidas cautelares

ARTÍCULO 205.- Presupuestos.- “El Tribunal a pedido de parte podrá ordenar medidas de
coerción real o personal cuando se cumplieran todos los siguientes presupuestos:
1) apariencia de responsabilidad en el titular del derecho a afectar por la medida cautelar;
2) existencia de peligro frente a la demora en despachar la medida cautelar;
3) proporcionalidad entre la medida cautelar y el objeto de la cautela;
4) contracautela en los casos de medidas cautelares reales solicitadas por el querellante”

Aprehensión

ARTÍCULO 212.- Aprehensión. “La Policía deberá aprehender a quien sorprenda en flagrancia en
la comisión de un delito de acción pública.
En la misma situación, cualquier persona puede practicar la aprehensión entregando
inmediatamente el aprehendido a la Policía.
En ambos casos, la Policía dará aviso sin dilación alguna al Ministerio Público de la Acusación,
quien decidirá el cese de la aprehensión o dispondrá la detención si fuera procedente.
Si se trata de un delito dependiente de instancia privada, será informado de inmediato al titular del
poder de instar”.

Flagrancia

ARTÍCULO 213.- Flagrancia.- “Se considerará que hay flagrancia cuando el presunto autor fuera
sorprendido en el momento de intentar o de cometer el hecho, o fuera perseguido inmediatamente
después de su comisión, o tuviera objetos o exhibiera rastros que hicieran presumir que acaba de
participar en el mismo”.

Prisión preventiva

ARTÍCULO 220.- Procedencia de la prisión preventiva. “A pedido de parte, podrá imponerse


prisión preventiva al imputado, cuando se estimaran reunidas las siguientes condiciones:
1) existencia de elementos de convicción suficientes para sostener su probable autoría o
participación punible en el hecho investigado;
2) la pena privativa de libertad, que razonablemente pudiera corresponder en caso de condena, sea
de efectiva ejecución. En este sentido, y para ser válidas, las decisiones relativas a eventuales
condenaciones condicionales deberán proyectarse sobre todos los elementos del artículo 26 del Código
Penal;
3) las circunstancias del caso autorizarán a presumir el peligro de fuga o de entorpecimiento de la
investigación.
Presupuesto de validez de la medida es la celebración previa de la audiencia imputativa prevista
por los artículos 274 y siguientes”
ARTÍCULO 221.- Peligrosidad procesal. “La existencia de peligro de fuga o de entorpecimiento
de la investigación podrá elaborarse a partir del análisis de alguna de las siguientes circunstancias, sin
perjuicio de la valoración de otras que, en el caso, resultaren relevantes y fueran debidamente analizadas
y fundadas:
1) la magnitud y modo de cumplimiento de la pena en expectativa. Se tendrán en cuenta a este
respecto las reglas de los artículos 40, 41, 41 bis, 41 ter, 41 quater y 41 quinquies del Código Penal;
2) la importancia del daño a resarcir y la actitud que el imputado adoptara voluntariamente frente a
él;
3) el comportamiento del imputado durante el desarrollo del procedimiento o de otro procedimiento
anterior, en la medida en que perturbara o hubiere perturbado el proceso. Particularmente, se tendrá en
cuenta si puso en peligro a denunciantes, víctimas y testigos o a sus familiares, si influyó o trató de influir
sobre los mismos, si ocultó información sobre su identidad o proporcionó una falsa;
4) la violación de medidas de coerción establecidas en el mismo proceso o en otros anteriores;
5) la declaración de rebeldía durante el desarrollo del procedimiento o de otro procedimiento
anterior o el haber proporcionado datos falsos o esquivos sobre su identidad o actividades;
6) la falta de arraigo del imputado, de su familia y de sus negocios o trabajo, como así también toda
circunstancia que permita razonablemente expedirse acerca de sus posibilidades de permanecer oculto o
abandonar el país;
7) la ausencia de residencia fija. Ante pedido del Fiscal o del querellante, la residencia denunciada
deberá ser debidamente comprobada”.

10. Recursos: concepto, fundamento, clasificación.


Concepto

Se denomina recurso al acto procesal en cuya virtud la parte que se considera agraviada por una
resolución judicial pide su reforma o anulación, total o parcial, sea el mismo juez o tribunal que la dictó o a
un juez o tribunal jerárquicamente superior.
Al referirse a los medios de impugnación de sentencias, parte de la doctrina moderna formula una
distinción entre remedios y recursos: los primeros tienen por objeto la reparación de errores procesales y
su decisión se confía al propio juez o tribunal que incurrió en ellos, en cambio, los segundos persiguen un
nuevo examen por parte de un tribunal jerárquicamente superior, llamado a ejercer un control sobre la
“justicia” de la resolución impugnada. Sin embargo, esta distinción no se ajusta estrictamente a las
modalidades de nuestro derecho positivo que en algunos casos, contempla medios de impugnación de
instancia única, como la reposición o revocatoria, cuyo objeto excede la simple enmienda de errores
procesales

Por ello resulta más apropiado caracterizar a los recursos como una especie dentro de los
remedios que la legislación en general acuerda a fin de complementar, rescindir, anular, o modificar actos
jurídicos.

Características

Los recursos revisten 2 características fundamentales:


1) No cabe, mediante ellos, proponer al respectivo tribunal el examen y decisión de cuestiones
que no fueron sometidas al conocimiento del tribunal que dictó la resolución impugnada.
2) Los recursos, tanto ordinarios como extraordinarios, no proceden cuando la resolución ha
alcanzado autoridad de cosa juzgada o se encuentra preclusa.
Requisitos comunes a todos los recursos

1) Que quien lo deduzca revista la calidad e parte. Dentro del concepto de parte corresponde
incluir a los terceros que se incorporan al proceso en virtud de alguna de las formas de la intervención
(voluntaria o forzosa) y al sustituto procesal, así como a los funcionarios que desempeñan el Ministerio
Público.
2) La existencia de un gravamen, o sea, de un perjuicio concreto resultante de la decisión,
pues no es función de los tribunales de justicia formular declaraciones abstractas
3) Su interposición dentro de un plazo perentorio, que comienza a correr a partir de la
notificación de la resolución respectiva y que reviste, además, carácter individual

Fundamento

La razón de ser de los recursos reside en la falibilidad del juicio humano y en la consiguiente
conveniencia de que, por vía de reexamen, las decisiones judiciales se adecuen, en la mayor medida
posible a las exigencias de la justicia. “El Estado – dice Rosenberg- apoya esta tendencia, porque el
examen mediante el tribunal superior otorga mayor seguridad a la justicia de la resolución y aumenta la
confianza del pueblo en la jurisdicción estatal

Principios en los que se fundamenta:

1) La garantía de inviolabilidad de la defensa en juicio. Si bien la CN no exige la doble instancia


como requisito de defensa en juicio, se halla instituida por la ley, por lo que necesariamente integra esta
garantía.
2) El principio de instrumentalidad de las formas: El vicio de forma no acarrea la nulidad del acto si
la desviación no tiene trascendencia sobre las garantías esenciales de defensa en juicio.
3) El deber de saneamiento: uno de los deberes del juez es el saneamiento, que le manda a
señalar los defectos u omisiones de que adolezca el acto procesal y otorgar al recurrente un plazo a fin de
que el mismo lo subsane. En consecuencia, un error subsanable no debería tornar inaprovechable el
recurso.
4) El principio "iura novit curia": El juez debe reconducir las postulaciones inadecuadas (en este
caso, el recurso inadecuado) dado que es él quien debe identificar y aplicar la norma jurídica que
corresponda al caso correcto, indicando al postulante cuál es el rumbo correcto.
5) El principio de máximo rendimiento procesal en sede civil: El proceso civil moderno debe ser
visto como un instrumento de resultados que debe ser justo, rápido y eficaz, para asegurarse el acceso a
la justicia.

Clasificación

La clasificación básica de los recursos está determinada, en nuestro derecho positivo, por el
carácter ordinario y extraordinario de aquéllos.
La pauta fundamental para distinguirlos debe buscarse en la mayor o menor medida de
conocimiento que respectivamente acuerdan a los tribunales competentes para conocer de ellos. Mientras
los ordinarios se hallan previstos para los casos más corrientes y tienen por objeto reparar cualquier
irregularidad procesal o error del juicio, los extraordinarios se conceden con carácter excepcional, respecto
de cuestiones específicamente determinadas por la ley.
Son recursos ordinarios:
 Los recursos de aclaratoria  Es el remedio que se concede a las partes para obtener que
el mismo juez o tribunal que dictó una resolución subsane las deficiencias materiales o conceptuales que
contenga o la integre de conformidad con las peticiones oportunamente formuladas.
 Los recursos de reposición o revocatoria Es el remedio procesal tendiente a que el mismo
juez o tribunal que dictó una resolución subsane, “por contrario imperio”, los agravios que aquélla haya
inferido a alguna de las partes. En tanto este recurso evita los gastos y demoras que siempre supone la
segunda instancia procesal, es claro que se fundamenta en la economía procesal.
 Los recursos de apelación  Constituye el más importante y usual de los recursos
ordinarios, es el remedio procesal tendiente a obtener que un tribunal jerárquicamente superior,
generalmente colegiado, revoque o modifique una resolución judicial que se estima errónea en la
interpretación o aplicación del derecho, o en la apreciación de los hechos o de la prueba.
 Los recursos de nulidad
 Los recursos directos o de queja por apelación denegada
Son recursos extraordinarios:
 El recurso de casación
 El recurso de inconstitucionalidad
 El recurso extraordinario federal
 El recurso de inaplicabilidad de ley  Constituye un medio de impugnación que se acuerda
contra las sentencias definitivas de las cámaras de apelaciones y tribunales de instancia única de la
provincia, respecto de las cuales se considera que han aplicado erróneamente la ley o la doctrina legal, a
fin de que la Suprema Corte declara en definitiva cuál es la solución jurídica que corresponde al caso.

COSTAS:

PRINCIPIO GENERAL
ARTICULO 250:

“Costas por su orden” ( contrario al CPCN, Art. 68: “Costas al


vencido”)

 “ ….Siempre que operó el silencio como respuesta jurisdiccional a ese extremo ( se


refiere a la imposición de costas) cabe aplicar la consabida regla procesal de que
cuando una resolución nada dice sobre la condena en costas, se entiende que
aquellas se imponen en el orden causado…”
 ( C.S.J.S.F.:”Martìn y Otro c/ Molinos Juan Semino SA”, 11-12-02, AS T 184, p.
432)

* El hecho de que la ley procesal consagre como principio general el de “costas por su orden”, provoca que
el silencio consentido respecto a su imposición ( tanto en una resolución judicial como en una transacción)
dé lugar a su aplicación como “norma residual”. A esta razón se adiciona otra de no menor importancia: la
regla “costas al vencido” (que en Santa fe funciona como primera excepción a la de “costas por su orden”),
requiere siempre de un pronunciamiento judicial expreso, porque éste es constitutivo de la obligación
de pagarlas, no habiendo lugar a condenas tácitas o inferidas del hecho la derrota. De modo que una
resolución judicial que nada dice respecto a las costas, no puede sino significar que se distribuyen en el
orden causado.

(PRIMERA) EXCEPCION AL PRINCIPIO GENERAL


ARTICULO 251 1º Pte.
“Costas al vencido”
Fundamento: Hecho objetivo del vencimiento (Chiovenda).
En el Código Procesal de Santa Fe: Fórmula cerrada, más o menos rígida con excepciones
legales taxativas ( art. 251 , inc. 1º, inc. 2º e inc. 3º).
En el Código Procesal Nacional: Fórmula abierta y flexible con exenciones dependientes del
prudente arbitrio judicial ( fundamentadas de modo expreso en cada caso, bajo pena de
nulidad ) + exenciones legales ( art. 70 y Art. 76)
 “En el sistema procesal de Santa Fe la imposición de costas es una mera
consecuencia del vencimiento puro y simple , por lo que nada importa que el
vencido hay tenido razón plausible para litigar . Este criterio estricto, genérico y sin
excepciones es el que rige también en materia de incidentes”
 ( C.Civ. y C. Ros, Sala 2ª integrada, 23-2-96 “Municipalidad de Rosario c/ Field
Construcciones”, Zeus T.72, J- 149.Idem: C.Civ. C. Ros. Sala IV, integrada 5-12-96
“Lòpez “, Zeus, T. 74 R-33; C.Civ.y C. Venado Tuerto, 16-2-99 “ Metal Forming
SRL”, Zeus T 79, R-25)

*Cada vez que en una litis principal o incidental hay una parte que resulta “vencida” al ver rechazada -de
modo total o parcial- su pretensión o su defensa, este hecho- desprovisto de toda carga subjetiva que pueda
operar a modo de justificación por litigar sin razón- hace que deba cargar con la totalidad de las costas
causadas.
La ley santafesina consagra excepciones taxativas a esta Regla ( “excepción”) de “Costas al vencido”, que
implican retornar al Principio General de “Costas por su orden”.

(SUCESIVAS)EXCEPCIONES LEGALES A LA PAUTA “COSTAS AL VENCIDO”


ARTICULO 251, Inc, 1º,2º,3º

Retorno al Ppio general “Costas por su orden”

Inc. I): Allanamiento: oportuno, total, liso y llano, real, efectivo ( en juicio ejecutivo), no
precedido de mora o conducta anterior que hubiera dado causa al pleito.

Inc. 2 : Allanamiento Tardìo: (real, total, incondicionado y, en su caso efectivo) justificado


por la presentación tardía de títulos o instrumentos fundantes de la demanda (Art. 137
CPCCSF)

Inc. 3: Desistimiento de la pretensión por allanamiento a la defensa de prescripción opuesta


por el demandado.-

*El allanamiento importa el sometimiento a las pretensiones de la contraria, de tal modo que el litigante que
se allana es “vencido” y como tal, en principio, carga con la totalidad de las costas. No obstante, la norma
describe en el Inc. I) un allanamiento “calificado” , que cuando reúne las notas de oportuno,( efectuado en
el plazo para contestar la demanda o citación de remate); total (abarcativo de todas las pretensiones de la
contraria); liso y llano,( no sometido a condiciones ni a plazo) ; real,( tornando innecesaria la continuación
del pleito) ; efectivo ( acompañado en el juicio ejecutivo del depósito judicial de la cosa o cantidad
reclamada) y además, se encuentra precedido por una conducta pre-procesal “destacada” del allanado -
porque no se encontraba en mora previa al pleito ni con su accionar había dado lugar a su promoción-
entonces provoca la distribución de costas por su orden.
Igual consecuencia sobre las costas apareja el allanamiento que describe el Inc. 2) del Art. 251, es decir el
que reuniendo todas las características anteriores, es sin embargo, tardío, porque se da a conocer después
del vencimiento del plazo para contestar la demanda. Y ello así, porque la tardanza la provoca la demora del
actor en acompañar los documentos fundantes del art. 137 CPCC, que integrados debidamente al
interponerse la demanda, hubieran redundado en el allanamiento oportuno del demandado.
El inc 3) describe la situación del actor perdidoso, que es “premiado” por la ley con la distribución de costas
por su orden, al allanarse ( tempranamente, recalcamos, aunque la ley no lo diga) a la defensa de
prescripción opuesta por la contraria y desistir de su pretensión. Se trata de una derivación justa en materia
causídica, de la consideración de las obligaciones “prescriptas” como “obligaciones naturales” ( art. 515,
inc. 2º C.C.).

OTRAS SITUACIONES LEGALES ESPECIFICAS :

VENCIMIENTO PARCIAL Y MUTUO


ARTICULO 252

“Costas proporcionales al èxito”

*Como derivación lógica de la “Regla costas al vencido”, la sentencia que rechaza algunas pretensiones o
reduce el monto reclamado, debe distribuir las costas en proporción al éxito y la derrota correlativa y
recíproca de cada parte.
Predomina un criterio de distribución más jurídico que matemático: la proporción de la responsabilidad
por las costas la determina la trascendencia de lo admitido o desestimado, en una visión de conjunto que
supera el aspecto puramente cuantitativo de los distintos rubros.
La reducción “insignificante” de la pretensión de una de las partes ( por ejemplo, la que no supera el 5 %
del total reclamado) no implica “vencimiento” a los efectos de las costas .

----------------------------------------------------------------------------------------------

PLUSPETICIÓN INEXCUSABLE
ARTICULO 253

“Costas al ACTOR que pide en exceso” (sentido sancionatorio)

Presupuestos:
1) Demanda objetivamente excesiva, de manifiesta desproporción con la condena.
2) Exceso inexcusable: (actitud injustificadamente negligente, abusiva o temeraria).
No hay reproche si la condena depende objetivamente del arbitrio judicial o del
resultado de las pruebas.
3)Allanamiento idóneo del demandado, coincidente con los términos de la sentencia.

* El desenlace particular que describe la norma- paga las costas la parte que gana – denota el reproche legal
a la ambición del actor, presuponiendo que fue ésta la que hizo imposible que el demandado satisficiera
extrajudicialmente la pretensión.
La interpretación de los supuestos de “Pluspetitio inexcusable” es restrictiva y la aplicación de la norma
excepcional, requiriéndose la cabal concurrencia de los extremos legales: demanda excesiva, desmedida,
exagerada ( que supere el monto de la condena, al menos en un 20 %) ; exceso injustificado o
inexcusable, que resulta de “pedir de más” sabiendo o debiendo saber el monto cierto inicial de la
pretensión; y allanamiento del demandado -oportuno, total e incondicionado - en términos que coinciden
con la posterior condena de la sentencia.

... ALGUNAS REGLAS PRACTICAS EN MATERIA DE COSTAS


 Costas “por su orden” no es equivalente a “costas en un 50% a cargo de cada parte”. En el
primer caso, las costas causadas por cada parte ( por ejemplo, honorarios de sus respectivos
abogados) son debidas únicamente por ella. En el segundo caso las costas causadas por cada parte
son debidas por ambas en una proporción del 50 % cada una.-

 Cuando la Ley dice “Compensar” costas ( por ej. art. 252 CPCC o art. 71 CPCN) significa que las
costas son “por su orden” , es decir cada parte paga las causadas a su instancia ( los honorarios de
su abogado, sus propios gastos de notificaciones, intimaciones etc.) y la mitad de las comunes ( las
provocadas por la actuación conjunta ( por ej., pericia ofrecida por ambas partes u ofrecida por una y
admitida por la otra, sellados de actuación etc) o por la actividad oficiosa del tribunal ( gastos de una
medida para mejor Proveer). Es un sistema justo cuando la derrota o el éxito recíproco resultan
equivalentes desde el punto de vista pecuniario. Cuando la Ley dice “Distribuir” costas (idem
normas), quiere decir imponer a cada litigante el pago de un porcentaje proporcional al éxito
obtenido. El criterio “costas proporcionales al éxito ” es el adoptado por la ley aunque subordinado
a las particularidades de la causa: criterio no matemático sino prudencial ( conforme la
trascendencia de lo admitido y desestimado).

 Los términos “sin costas” o “con eximición de costas” significan no cargarlas al actor sino
imponerlas por su orden. .El término “con costas” significa: “ al vencido”.-

 El rechazo “insignificante” de la pretensión ( por ej. a los fines del 252 CPC o 71 CPCN) se
subordina al criterio judicial , pero ..... en Santa Fe se utiliza como pauta referencial el vigésimo de la
norma del 253 CPC ( 5%), en tanto que en la Nación se trata del 20% (¡¡¡) del art. 72 CPCN.

 El silencio consentido respecto a la imposición de costas en una resolución implica “costas por su
orden” . Esta conclusión no es el resultado exclusivo y ni siquiera preponderante de que sea éste el
principio general en el código santafesino ( fundamento siempre invocado y equívoco). Si así fuera,
debería concluirse en que el silencio en el código nacional importa “costas al vencido” ( principio
general , según 68 CPCN). Sin embargo no es así: también en la nación hay jurisprudencia bastante
uniforme que determina que frente a la omisión de imposición de costas al vencido, corresponde su
distribución en el orden causado. Y esto es así porque la condena en costas al vencido NO OPERA
IPSO JURE sino que requiere siempre de un pronunciamiento judicial expreso. No hay condena
tácita ni implícita derivada o inferida de la derrota.
JURISPRUDENCIA VINCULADA: CSJN 23-7-81 Rep. LL XLII-634, sum. 155; ED 55-310; LL 1986

A-634; ED 149-229

 Actualmente los ordenamientos procesales no requieren petición de parte para la imposición de


costas. El pronunciamiento en este materia es oficioso, importa el cumplimiento de un deber
judicial, limita el principio dispositivo y es aplicación particular del “iura novit curia” . No
resquebraja la congruencia porque ésta opera en el ámbito de derecho sustancial.-

 La regla anterior no impide afirmar la disponibilidad de las partes sobre la materia “costas”, lo
que implica que son posibles y respetables los acuerdos particulares al respecto ( como por ej. el
pedido de uno de los litigantes de que el contrario sea exonerado aún cuando resulte derrotado) . En
este sentido, hay jurisprudencia que ha interpretado que el pedido de la parte vencedora: “ con costas
a la contraria en caso de oposición” implica que ha renunciado en todo caso a las costas si no se
produce dicha postura opositora, de tal modo que frente al silencio de la contraparte , o a la falta de
contestación de la demanda, o al allanamiento -aún no idóneo para liberarlo de costas ( por ej. por
tardío)-, correspondería de todas maneras la aplicación de “costas por su orden”.
JURISPRUDENCIA VINCULADA: L.L. 114-835; LL 125-329

 Costas y Honorarios de abogado son términos que registran una relación de género a especie : los
honorarios son unos de los rubros que componen el género costas. Consecuencia práctica: puede ser
que ciertas actuaciones no generen honorarios, pero eso no implica que no puedan contener un
pronunciamiento sobre costas si se han generado determinados gastos ( v. gr “la apelación de
honorarios no genera honorarios”, art. 28 inc. e) ley 6767). Otra consecuencia : el titular del crédito
de costas es la parte vencedora, en tanto el titular del crédito por honorarios es el abogado
beneficiario de la regulación . Si en la realidad de la relación con el cliente es éste quien ha afrontado
los gastos del juicio, la legitimación para obtener su reembolso del condenado en castas ( v. gr.
promoviendo el apremio o la inyucción destinados al cobro) no es directa, debe procurarla en base a
documentación que acredite su crédito, por ej. el pacto de cuota litis, el reconocimiento documentado
del cliente o una cesión de los derechos respectivos por parte de éste.

 “ Parte Vencida” ( total o parcialmente ) es aquella contra la cual se declara el derecho en la sentencia ( Chiovenda) , debiendo atenderse al resultado
objetivo del fallo y al progreso final de las pretensiones o defensas. Así por ej., el demandado es vencido si progresa la pretensión por una de las
causales invocadas aunque otra/s haya/n sido rechazada/s o si progresa en orden a otros argumentos de derecho distintos a los invocados; el actor es
vencido cuando prospera una de las defensas del demandado, aunque otra/s alternativa/s hayan sido rechazadas. En caso de acumulación objetiva de
pretensiones, el actor es vencedor frente a una “acumulación eventual”, cuando se rechace su pretensión principal, si es que progresa la subsidiaria.
Idem si la acumulación es “alternativa”.

 Presupuesto del vencimiento es que haya existido un conflicto de intereses como situación pre-
procesal y que se haya abierto el contradictorio como posibilidad legal de controversia ( aunque
ésta no se haya materializado efectivamente por silencio o incomparecencia del demandado).

 Art. 52 CPCN: el abogado puede ser condenado en costas por culpa o negligencia en su actuación (
por ejemplo dejar de apelar, dejar caducar la instancia o prescribir la pretensión etc.), con
independencia de su responsabilidad civil o penal. La posibilidad no existe en Santa Fe, con lo que
resulta ineludible acudir a la vía resarcitoria contra el abogado. También el art. 52 CPCN faculta al
juez , de acuerdo con las circunstancias del caso, a establecer la responsabilidad solidaria por las
costas entre el mandante y el mandatario.

 En Santa Fe, está prevista la imposición de costas al juez cuando por su culpa o negligencia se
origina la nulidad del procedimiento ( 254 CPCSF). Este precepto ( de interpretación restrictiva y
dudoso alcance en punto a la necesidad del “pedido de parte” )fue eliminado del Código Procesal
Nacional, cuyo art. 74 sólo habla de la “nulidad imputable a alguna de las partes” .

 Allanamiento tácito: El allanamiento liberador de costas ( art 251, inc. 1º y 2º CPCC) debe ser en
principio expreso, es decir debe haber una declaración de voluntad clara e inequívoca formulada en
el expediente que implique UNA RENUNCIA A SEGUIR LITIGANDO ( aunque no contenga la
palabra “allanamiento” o implique el reconocimiento de la razón del actor); pero..... esa actitud
positiva, podría ser una CONDUCTA extrajudicial que encierre un allanamiento tácito (por ej.
cumplir con la prestación o entregar las llaves del inmueble), siempre y cuando sea la compatible
enteramente con la pretensión actora y además sea puesta en conocimiento del juez ( ED 155-198).
Sin esta exteriorización en el expediente no hay allanamiento liberador de costas, porque no resulta
lícito desligarse de la vinculación con un proceso civil en trámite mediante actitudes o gestos si no
son canalizados procesalmente (adecuadamente) en el seno del debate.

 Allanamiento efectivo: es el que va acompañado del cumplimiento “efectivo” de la obligación


reclamada ( depósito de la suma de dinero, entrega de llaves). En Santa fe, este requisito se exige
sólo para los juicios ejecutivos, porque así lo indica el art. 251 Inc. 1º CPCC. En cambio en la
Nación se requiere para todo tipo de juicios con pretensiones de condena ( art. 70 CPCN).
 Costas y reconvención: La Regla es la doble imposición de costas, es decir , demanda y
reconvención se consideran independientemente, conforme al éxito obtenido en cada una de ellas.-
Si ambas prosperan o son rechazadas, es justo cargarlas al vencido en cada pretensión en particular.
Una sola carga en costas, compensando una con otra ( “costas por su orden”), sólo sería justo en el
caso excepcional de que demanda y reconvención sean equivalentes desde el punto de vista de la
cuantía, pero no cuando existen marcadas diferencias de los reclamos porque en ese caso, el que
triunfa en la pretensión de mayor monto se vería perjudicado.

 Costas y solidaridad: La cuestión se plantea frente a una sentencia que condena en costas a todos los
litisconsortes vencidos, con una fórmula como “costas a la demandada”, sin especificar criterios de
reparto.
En el CPCSF no hay norma sobre el tema, sí la hay en el CPCN , art. 75 que ordena : a) la distribución

entre los litisconsortes per cápita o por partes iguales ( monto de costas dividido cantidad de

litisconsortes) y dos excepciones: b) distribución proporcional al interés de cada uno “cuando median

considerables diferencias” y c) solidaridad, pero únicamente cuando correspondiere a la “naturaleza de la

obligación sustancial”.

Entonces: no hay duda de que en la Nación el juez puede declarar la solidaridad en las costas pero ....,

según criterio mayoritario, debe hacerlo en forma EXPRESA y siempre y cuando se desprendiera tal

consecuencia de ese mismo carácter en la obligación de fondo, participando de él como “accesorio” ( por

ej. delitos y cuasidelitos, conf. 1081 y 1109 C.C.). No pueden faltar ni uno ni otro de estos recaudos

( aunque haya solidaridad en la relación de fondo no la habría en las costas si la resolución guarda

silencio y no lo aclara ; tampoco sería válida la creación de una “solidaridad judicial” , si la ausencia de

tal naturaleza en la relación sustancial no permita inferir o extender ese carácter ( en contra Podetti ).

Frente al silencio normativo en Santa Fe, el criterio doctrinario no es unánime : sg. H. Martínez

( “Proceso con Sujetos Múltiples”, TI. P. 57) la condena en costas será siempre entonces “simplemente

mancomunada”; Sg. otra postura: el juez podría declarar la solidaridad cuando fuera la consecuencia del

mismo carácter en la relación sustancial, pero debe decirlo en forma expresa y en todo caso, también

fundando el carácter accesorio de las costas en relación al derecho declarado en la sentencia.

 Costas en la Alzada: Cuando contra una sentencia ambas partes apelan no hay doble imposición
de costas, porque hay un solo pronunciamiento que decide la suerte de los dos recursos y la
instancia es única e indivisible. Se ponderará –llegado el caso el art. 252 CPCC y la complejidad
mayor de la tarea profesional puede provocar un mayor honorario . Pero ... podrían caber
condenas específicas en costas en los supuestos en que ambas partes apelaran puntos distintos – y
económicamente dispares- de la sentencia .
Cuando una parte interpone recursos de nulidad y apelación tampoco hay doble condena en
costas. Si se rechaza la nulidad y prospera la apelación no puede pedirse “compensación de
costas “ con base en el 252 CPCC , porque hay una sola parte vencida en TODA LA
INSTANCIA REVISORA, hay una sola condena , con aplicación íntegra al vencido.
Habría lugar a la doble imposición solo en el caso de recursos de ambas partes contra una
sentencia que ha resuelto y englobado demanda y reconvención. Acá el principio de unidad de
instancia no funciona porque se registra una acumulación de acciones mantenida ante el tribunal
de apelación.-

SECCION III
SENTENCIA

ARTICULO 243. Los hechos constitutivos de litis son los que proceden jurídicamente de la demanda y su
contestación y de las peticiones formuladas en ella, sea cual fuere la calificación que se les hubiese dado.

ARTICULO 244. La sentencia debe contener, bajo pena de nulidad: 1ro. El lugar y fecha en que se dicte; 2do. El
nombre y apellido de las partes; 3ro. La exposición sumaria de los puntos de hecho y de Derecho, en la de primera
instancia; 4to. Los motivos de hecho y de Derecho, con referencia a la acción deducida y derecho controvertidos.
5to. La admisión o el rechazo, en todo o en parte, de la demanda y, en su caso, de la reconvención: 6to. La firma
del juez o miembros del tribunal.

ARTICULO 245. Cuando la sentencia contenga condenación al pago de frutos, intereses, daños y perjuicios, saldos
de rendición de cuentas u otros análogos, expresará concretamente cuales deben satisfacerse y fijará su importe en
cantidad líquida o las bases sobre que haya de hacerse la liquidación. De no ser posible determinarlas, dispondrá el
nombramiento de árbitros o establecerá prudencialmente su monto, siempre que, en ambos casos, estuviere
probada la existencia de aquéllos.

ARTICULO 246. La sentencia dictada en segunda instancia no podrá recaer sobre puntos que no hubiesen sido
sometidos a juicio en primera, a no ser: 1ro. Sobre excepciones nacidas después de la sentencia; 2do. Sobre daños,
perjuicios, intereses u otras prestaciones accesorias debidas con posterioridad a la sentencia de primera instancia.
3ro. Sobre prescripción de acuerdo con lo dispuesto por el Código Civil. En todos los casos, podrá decidir sobre los
puntos omitidos en la de primera instancia, háyase o no pedido aclaratoria, siempre que se trate de cuestiones a
las que el a quo no pudo entrar a causa de la decisión dada a un artículo previo o que se trate de una substanciada
y omitida en la sentencia sin fundamento aparente, y que se pida el pronunciamiento, al expresar o contestarse
agravios. En este último caso, se dará traslado por tres días a la otra parte.

ARTICULO 247. La sentencia será nula cuando hubiere sido dictada por juez legalmente recusado. Si la nulidad se
produjera en segunda instancia, será declarada por el mismo tribunal.

ARTICULO 248. Pronunciada y notificada la sentencia, concluye la jurisdicción del juez respecto del pleito, con
excepción de los incidentes seguidos en pieza separada. Pero, podrá corregir cualquier error material, aclarar algún
concepto obscuro o suplir cualquier omisión siempre que se lo solicite dentro de tres días de la notificación
respectiva. Pedida la aclaración o reforma de la sentencia, el tribunal resolverá sin substanciación de ningún
género. El error puramente numérico no perjudica; puede ser corregido por el juez en cualquier tiempo.

ARTICULO 249. La sentencia sobre relaciones civiles no afecta sino a los litigantes y sus herederos y a los que
sucedan en el derecho litigado durante el pleito o después de fenecido. La sentencia sobre filiación dictada en
pleito entre padre e hijo aprovechará o perjudicará a los demás parientes aunque no hubieran tomado parte en el
juicio.

También podría gustarte