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RESUMEN FICHAS DE CONSUMIDOR.

UNIDAD I.
Relación de consumo.
La relación de consumo como noción articuladora de la protección de los usuarios y
consumidores.
El fundamento último del régimen tutelar del consumidor reside en la vulnerabilidad
que lo afecta en el seno de un mercado caracterizado por fallas estructurales y regido
preponderantemente por la actividad de los empresarios o profesionales.
La protección sobresale desde el Art. 42 de la CN:
Artículo 42.- “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la
relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a
una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato
equitativo y digno.
Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el
consumo, a la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los
mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la calidad y eficiencia
de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de
usuarios.
La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de
conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional,
previendo la necesaria participación de las asociaciones de consumidores y usuarios y
de las provincias interesadas, en los organismos de control.”
De modo coherente, el código civil y comercial de la nación, se apoya en la jerarquía
constitucional que ostenta el principio protectorio y se materializa a través de la
consagración de normas que contemplan una protección de mínimos, sin derogar el
régimen especial (24.240), referidas al contrato de consumo y a la relación de
consumo. Ellas persiguen delimitar las categorías básicas de “relación de consumo”
(Art. 1092) y de “contrato de consumo” (Art. 1093), junto con la reafirmación del
principio de tutela que sale del Art. 42 CN.
ARTICULO 1092.- “Relación de consumo. Consumidor. Relación de consumo es el
vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor. Se considera consumidor a la
persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes
o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo
como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma
gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar
o social.”

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Minicucci, Matias
ARTICULO 1093.- “Contrato de consumo. Contrato de consumo es el celebrado entre un
consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u
ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios,
pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o
servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o
social.”
La relación jurídica de consumo se constituye en la noción articuladora entre:
 Art. 42 CN;
 Art. 1092 del CCyCN;
 Art. 3 Ley 24.240.
ARTICULO 3º — “Relación de consumo. Integración normativa. Preeminencia.
Relación de consumo es el vínculo jurídico entre el proveedor y el consumidor o
usuario. Las disposiciones de esta ley se integran con las normas generales y especiales
aplicables a las relaciones de consumo, en particular la Ley Nº 25.156 de Defensa de la
Competencia y la Ley Nº 22.802 de Lealtad Comercial o las que en el futuro las
reemplacen. En caso de duda sobre la interpretación de los principios que establece
esta ley prevalecerá la más favorable al consumidor.
Las relaciones de consumo se rigen por el régimen establecido en esta ley y sus
reglamentaciones sin perjuicio de que el proveedor, por la actividad que desarrolle,
esté alcanzado asimismo por otra normativa específica.”
Fuentes.
El contrato de consumo. Su tipificación en el CCyCN.
El vínculo jurídico entre consumidor y proveedor, calificado como relación de
consumo, tiene como principales fuentes a:

 Comportamientos o practicas;
 Actos jurídicos unilaterales;
 Actos ilícitos;
 Contratos.
Este último actúa como fuente principal por su marcada presencia en la vida social.
El CCyCN ampara a todos quienes puedan invocar la existencia de una relación de
consumo, y además avanza al tipificar a la categoría de contrato de consumo. Esta
norma general prescinde de cualquier referencia a figuras contractuales. La matriz
aperturista lleva a reconocer un contrato de consumo allí donde exista un proveedor y
un consumidor, con independencia de su concreta naturaleza jurídica y la tipicidad o
atipicidad que el mismo presente.
En síntesis, en el sistema normativo vigente es posible observar una pluralidad de
relaciones contractuales de consumo, las cuales pueden sintetizarse del siguiente
modo:

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 De acuerdo a si son onerosas o gratuitas; estas últimas adquieren relevancia
cuando se presentan como proliferación de estrategias de comercialización,
como por ejemplo el caso de las donaciones conexas a negocios de consumo;
 De conformidad a su objeto mediato, cosas muebles o inmuebles, derechos y
prestaciones de servicios.
El contrato de consumo y el contrato por adhesión.
El código unificado regula al “contrato por adhesión a clausulas generales
predispuestas”, en los Arts. 984 a 989. A este se lo define como “ aquel mediante el
cual uno de los contratantes adhiere a clausulas generales predispuestas
unilateralmente, por la otra parte o por u tercero, sin que el adherente haya
participado en su redacción” (Art. 984).
No puede obviarse la decisión del reformador de consagrar un régimen de cláusulas
abusivas, con lazos marcados entre los contratos por adhesión y los contratos de
consumo. El legislador no ha querido dejar dudas, sobre la tipificación de las cláusulas
abusivas en los primeros (adhesión), también resultan aplicables a los segundos
(consumo), conforme a lo previsto en el Art. 1117 del CCyCN:
ARTICULO 1117.- “Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo (clausulas abusivas)
lo dispuesto por las leyes especiales y los artículos 985, 986, 987 y 988, existan o no
cláusulas generales predispuestas por una de las partes.”
Cabe aclarar que la cercanía entre los regímenes de ambos contratos no es absoluta,
ya que el nuevo código para la tutela del consumidor frente a las cláusulas de esa
naturaleza, contiene una protección aun mayor, desde que no requiere la existencia de
una clausula predispuesta. Así lo dice el Art. 1118 CCyCN:
ARTICULO 1118.- “Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato
de consumo pueden ser declaradas abusivas aun cuando sean negociadas
individualmente o aprobadas expresamente por el consumidor.”
Los actos jurídicos unilaterales y las prácticas o conductas de los proveedores.
La relación puede resultar de hechos, conductos o prácticas ejecutadas por los
proveedores. En estos casos de trata de actos del oferente encaminados a la captación
del cliente, aunque no necesariamente signifiquen una oferta o una actividad
destinada a contratar con un sujeto determinado. En general se refiere a sujetos
indeterminados, tal es el caso de la publicad en general, promociones o el marketing.
En ese ámbito se aprecian notables progresos cuando el CCyCN trata con mayor
exhaustividad a los temas como información y publicidad.
Los actos jurídicos unilaterales de consumo hoy encuentran mayor coherencia
regulatoria desde que las normas del nuevo CCyCN reposan en la protección de la
confianza del destinatario de la manifestación. En especial observa al reconocerse que
pueda inferirse la intención de contratar del oferente de la invitación a ofertar, como
también de la fuerza obligatoria asignada a la oferta.

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Los hechos ilícitos. Consumidor y responsabilidad civil.
Se ha visto impactado en el nuevo CCyCN, que aporta una teoría general de
responsabilidad civil, anclada en la tutela del derecho constitucional a la reparación. La
problemática de los daños en el régimen del consumo debe considerase a partir de un
necesario dialogo de fuentes.
Para explicar ese dialogo, es importante aceptar que la unificación no es absoluta. Para
comprender el funcionamiento de la responsabilidad civil frente a daños que resulten
de relación de consumo, parece pertinente reconocer que:
a) La función preventiva que tiene una afirmada jerarquía legal y axiológica sobre
la función resarcitoria;
b) La teoría general estructurada en el nuevo Código, introduce nuevas reglas que
dan cuenta de importantes mejoras a las víctimas o damnificados; entre ellas se
destacan los avances en torno a los nuevos daños resarcible y a los legitimados
activos; a las pautas adicionales en el régimen de responsabilidad objetiva y a la
eliminación de la suspensión del dictado de la sentencia civil hasta que recaiga
la penal.
En esa dirección debe ser analizada también a la reforma al régimen de prescripción
(Art. 50). Ya que se ratifica la regla hermenéutica de “favor consumidor” y dispuso en
dicho Art. 50 que “cuando por otras leyes generales o especiales se fijen plazos de
prescripción distintos del establecido precedentemente (3 años), se estará al más
favorable al consumidor o usuario”.
c) La existencia de efectos comunes a todas las fuentes de la responsabilidad civil
no supone negar la existencia de efectos propios en las acciones de daños en
las relaciones de consumo. Sobre este tema, sobresale el régimen de daños
punitivos, el cual es una excepción al régimen general, que se valora de modo
positivo por pate de la mayoría de la doctrina argentina, aunque no supone
negar la deficiente redacción del Art. 52 LDC.
Concepto de consumidor.
En Latinoamérica, y en especial en el Mercosur, se puede reconocer una mayor
uniformidad o unidad en el concepto de consumidor, que se estructura sobre los
siguientes elementos comunes:
 Puede tratarse de una persona física o jurídica;
 Que adquiere o utiliza productos o servicios;
 Como destinatario final, en una relación de consumo o en función de ella.
Algunos países de la región equiparan a las personas que se encuentran expuestas a
una relación de consumo.

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La tipificación de la categoría de consumidor en el nuevo Código y en la ley especial.
El CCyCN no deroga la LDC, la que queda subsistente en la mayoría de sus
disposiciones. La decisión de incorporar mínimos sobre la relación de consumo ha
exigido coordinar la noción de consumidor.
ARTICULO 1º —“Objeto. Consumidor. Equiparación. La presente ley tiene por objeto la
defensa del consumidor o usuario. Se considera consumidor a la persona física o
jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como
destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo
como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma
gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar
o social.”
“Se considera consumidor a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en
forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio
propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo
como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma
gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar
o social.” (Art. 1092 CCyCN).
El subconsumidor o consumidor particularmente vulnerable y su referencia a la
categoría general.
La realidad revela que en ocasiones la debilidad del consumidor medio, suele verse
incrementada ante circunstancias particulares, que aquejan intrínsecamente al
individuos (enfermos, niños, ancianos, personas discapacitadas, analfabetos), que
concurren en una misma persona y se demandan estándares especiales de tutela.
La categoría de subconsumidor resulta del dialogo de fuentes al que invita el código,
en especial con la CN y TIDH.
De este modo se consolida una tendencia en la jurisprudencia nacional, encaminada a
atender a las especiales circunstancias que tornan más frágil la posición de ciertos
consumidores, a fin de establecer su protección conforme al grado concreto de
vulnerabilidad.
La cuestión de las personas físicas y jurídicas alcanzadas y el destino final de lo
adquirido. El consumidor mixto.
La noción de consumidor que proponen el CCyCN y la LDC, se vale de la idea de
destinatario final de bienes o servicios como elemento estructural de caracterización.
Esto significa que hay acto de consumo cuando el producto es retirado del mercado,
agotándose su valor económico, pues no se vuelve a reinsertar en el proceso de
elaboración de bienes o prestación de servicios. Esa idea es comprendida con la

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exigencia que el bien o servicio sea utilizado para uso privado, familiar o social, lo cual
excluye el destino a una actividad empresarial.
Las personas humanas o jurídicas que desenvuelven actividades económicas
empresariales no pueden ser excluidas a priori del régimen de protección. En tales
supuestos el carácter de destinatario final se entenderá configurado si la operación
realizada se sitúa fuera del ámbito de su actividad profesional específica, apreciado
ello en función del objeto de la actividad económica junto a otras circunstancias
relevantes del caso.
El sujeto “expuesto” a la relación de consumo como categoría equiparada al
consumidor.
Se sitúa la figura del sujeto “expuesto a la relación de consumo” como categoría
conceptual equiparada al consumidor.
El CCyCN redefinió la figura, y si bien comprende dentro de la categoría del
consumidor, su actuación queda circunscripta en el ámbito específico de las prácticas
abusivas y de la información y publicidad dirigida a los consumidores.
Concepto de proveedor.
La noción de proveedor presenta menos niveles de tensión.
ARTICULO 2º — PROVEEDOR.
“Es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de
manera profesional, aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje,
creación, construcción, transformación, importación, concesión de marca, distribución
y comercialización de bienes y servicios, destinados a consumidores o usuarios. Todo
proveedor está obligado al cumplimiento de la presente ley.
No están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales liberales que
requieran para su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por colegios
profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello, pero sí la
publicidad que se haga de su ofrecimiento. Ante la presentación de denuncias, que no
se vincularen con la publicidad de los servicios, presentadas por los usuarios y
consumidores, la autoridad de aplicación de esta ley informará al denunciante sobre el
ente que controle la respectiva matrícula a los efectos de su tramitación.”
ARTICULO 1093.- “Contrato de consumo. Contrato de consumo es el celebrado entre un
consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u
ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios,
pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o
servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o
social.”

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La nota articuladora de la categoría parece referir a la noción de empresa, o también
llamada profesionalidad; que sociológicamente se entiende como el contrapunto
natural de la categoría del consumidor.
Ese empresario o proveedor, puede ser una persona física o jurídica, pública o privada,
nacional o extranjera, que actué profesionalmente en el mercado, y que por lo tanto
dirija su experticia hacia los consumidores o usuarios.
Los profesionales liberales como proveedores de una relación de consumo: supuestos
de excepción.
El rol empresarial del proveedor se expresa en su profesionalidad. Sin embargo, esa
profesionalidad no lleva en nuestro régimen a comprender a los profesionales
liberales.
“No están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales liberales que
requieran para su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por colegios
profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello…”
No se tiene dudas que la publicidad de la que se valen los profesionales liberales es un
supuesto que habilita el acceso a las normas de tutela:
“…pero sí la publicidad que se haga de su ofrecimiento…”
A su vez el último párrafo del Art. 8 bis LDC dispone que “tales conductas, además de
las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser pasibles de la multa civil
establecida en el artículo 52 bis de la presente norma, sin perjuicio de otros
resarcimientos que correspondiente al consumidor, siendo ambas penalidades
extensivas solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor”.
Acá se tipifica otro supuesto de aplicación de las normas de consumo a los
profesionales liberales, en la medida que actuando en nombre del proveedor, incurran
en comportamientos abusivos. En el segundo párrafo regula un supuesto particular,
que parece pensado para los profesionales del derecho:
“…En los reclamos extrajudiciales de deudas, deberán abstenerse de utilizar cualquier
medio que le otorgue la apariencia de reclamo judicial…”
El estado como proveedor de una relación de consumo.
El proveedor puede ser una persona física o jurídica, pública o privada. No hay dudas
que el mismo puede quedar comprendido en una típica relación de consumo, en la
medida que la administración pública ofrezca en el mercado bienes y servicios a los
consumidores.
No se trata de considerar al estado en su rol de responsable de la ejecución de
políticas públicas, sino de su desempeño empresarial en el mercado.
La tutela del consumidor hipervulnerable en el derecho argentino (Frustagli).
El derecho del consumidor como expresión de la tutela de la debilidad jurídica.

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El derecho del consumidor como disciplina jurídica se ha construido en torno a un
sujeto identificado como vulnerable. Se persiguió asegurar el restablecimiento de la
igualdad y libertad contractual.
Así las normas de protección al consumidor se fundan en la debilidad que este
presenta frente al profesional. Se trata de una vulnerabilidad de índole estructural
porque surge del rol que ocupa el consumidor en el mercado.
Resulta entonces posible de hablar de un consumidor medio respecto el cal proyecta
su actuación tanto el principio favor consumidor como así también todo el andamiaje
jurídico.
Del consumidor medio al consumidor particularmente débil o hipervulnerable.
Se ha puesto en evidencia la existencia de grupos de consumidores que exhiben
niveles de vulnerabilidad gravados por condiciones peculiares inherentes a la persona
concreta o bien a la especial situación en la cual se encuentran.
Este se puede mencionar como “subconsumidor”, “consumidor particularmente
frágil”, “consumidor vulnerable”, “hipervulnerables”.
La doctrina nacional hace ingresar a la categoría a niños, adolescentes, ancianos,
enfermos, personas con discapacidad, analfabetos, o personas con escaso nivel
cultural, inmigrante, entre otros.
Mientras que la protección al consumidor se fundamenta en una vulnerabilidad de
índole estructural, la tutela a los hipervulnerables busca traspasar la nota de debilidad
estándar, para ahondar en circunstancias particulares que resultan coyunturales,
transitorias o permanentes, inherentes a la persona o externas a ella, y que acentúan
fragilidad del consumidor.
La vulnerabilidad estándar, confluye con otra, coyuntural, que lo torna más frágil en las
relación de consumo y obliga a potenciar mecanismos protectorios.
Los consumidores vulnerables en el derecho nacional. Bases normativas para su
protección.
Cuando se constatan circunstancias fácticas que concurren a agudizar la vulnerabilidad
del consumidor, la aplicación de distintos tuitivos generales de manera indiferenciada
puede conducir a una infra protección. De ahí a la necesidad de enfatizar el principio
de favor consumidor, adecuando el funcionamiento de las herramientas tuitivas a los
grados concretos de vulnerabilidad; otorgando un tratamiento desigual al desigual, al
más vulnerable dentro de un colectivo ya vulnerable.
RESUMEN FICHAS UNIDAD II.
Deber de información.
El derecho a la información en la constitución nacional.

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El derecho a una información adecuada y veraz ha sido consagrado en el Art. 42 de la
CN. Es uno de los derechos básicos, pues la información adecuada sobre los bines y
servicios es determinante de la protección, tanto de la seguridad como de los intereses
económicos de los consumidores.
Correlativamente la deficiencia en la información, pueden producir perjuicios a los
consumidores en su patrimonio y hasta atinentes a su vida misma y salud.
El deber de información incumbe en primer término a los empresarios, tanto en la
etapa pre contractual (verbalmente, mediante la identificación de la mercadería y
publicidad comercial); como en la fase de formalización y ejecución del contrato (deber
de corrección).
El deber de información en la Ley 24.240.
La información como deber de conducta.
La ley 24.240 impone a los empresarios el deber de suministrar a los consumidores, de
manera cierta y objetiva, información veraz, detallada, eficaz y suficiente sobre las
características esenciales de los productos o servicios.
ARTICULO 4º — “Información. El proveedor está obligado a suministrar al consumidor
en forma cierta, clara y detallada todo lo relacionado con las características esenciales
de los bienes y servicios que provee, y las condiciones de su comercialización.
La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y proporcionada en
soporte físico, con claridad necesaria que permita su comprensión. Solo se podrá
suplantar la comunicación en soporte físico si el consumidor o usuario optase de forma
expresa por utilizar cualquier otro medio alternativo de comunicación que el proveedor
ponga a disposición.”
La ley asimismo exige informaciones especiales entre ostros aspectos, en torno a:

 Productos o servicios peligrosos para la salud o integridad del consumidor:


ARTICULO 6º — “Cosas y Servicios Riesgosos. Las cosas y servicios, incluidos los
servicios públicos domiciliarios, cuya utilización pueda suponer un riesgo para la salud
o la integridad física de los consumidores o usuarios, deben comercializarse
observando los mecanismos, instrucciones y normas establecidas o razonables para
garantizar la seguridad de los mismos.
En tales casos debe entregarse un manual en idioma nacional sobre el uso, la
instalación y mantenimiento de la cosa o servicio de que se trate y brindarle adecuado
asesoramiento. Igual obligación regirá en todos los casos en que se trate de artículos
importados, siendo los sujetos anunciados en el artículo 4 responsables del contenido
de la traducción.”

 Productos deficientes, usados o reconstituidos.

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ARTICULO 9º — “Cosas Deficientes Usadas o Reconstituidas. Cuando se ofrezcan en
forma pública a consumidores potenciales indeterminados cosas que presenten alguna
deficiencia, que sean usadas o reconstituidas debe indicarse las circunstancia en forma
precisa y notoria.”

 Presupuestos para servicios de reparación de bienes. (Art. 21)


 Usuario de servicios públicos domiciliarios. (Art. 25).
A su vez, la obligación de informar, también consiste en abstenerse de afirmar
absolutamente nada sin estar seguro de lo que se informa. Es un clásico fundamental
como la regla moral de: no mentir.
El deber de información que de acuerdo a la LDC recae sobre los proveedores de
servicios, debe ser previo, concomitante y posterior a la formalización del contrato.
La información como deber precontractual.
La exigencia de una adecuada y plena información constituye en los hechos, la
finalidad principal de la conducta debida en etapa de tratativas, hallándose las partes
obligadas a contribuir al desenvolvimiento de las mismas sin dañar injustamente las
reciprocas y legitimas expectativas.
El deber precontractual de información parece integrar uno más amplio, el de
cooperación, aun cuando uno y otro se derive del principio de buena fe debida.
Caracterización, propósito y fundamento del deber de informar.
Puede caracterizarse a la información como un elemento de conocimiento
suministrado espontanea u obligatoriamente por una parte, la que se halla informada
a la otra que, por desinformada, en principio se constituye en acreedora de la
información.
La información es fundamental para lograr una adecuada formación del
consentimiento.
El fundamento del enunciado deber, está dado por la desigualdad que presupone que
una de las partes se halle informada y la otra desinformada sobre un hecho que gravite
o ejerza influencia sobre el consentimiento del consumidor.
Por lo tanto el informado se halla en una situación de ventaja con relación al
desinformado, circunstancia que provoca una desnaturalización de la relación de
equilibrio deseada.
El deber de información en las diferentes etapas contractuales. Su regulación en el
CCyCN.
Contenido e importancia de la información.
El obligado a la información debe suministrarla objetivamente, pues toda
consideración que se le añada fuera de la objetividad, pasara a ser un mero consejo y
deja de ser una información.

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La información debe ser proporcionada desde el periodo precontractual hasta la etapa
de la ejecución contractual.
La información debe limitarse a lo que objetivamente se sabe o debería saber el
informante obrando con diligencia y referirse a cuestiones trascendentes, como todas
aquellas que incidan en el consentimiento, como por ejemplo, el objeto, la causa y los
efectos; y debe ser útil para la toma de una decisión libre e independiente.
El propósito consiste en que a través de una información adecuada y veraz, el contrato
celebrado se corresponda con las expectativas reciprocas que tenían las partes antes
de su perfeccionamiento.
Periodo precontractual.
La obligación de información queda instalada en la etapa de tratativas y tiene por
objeto que el informado transmita al eventual contratante lo que sabe y formule las
aclaraciones que sean menester para evitar un consentimiento viciado.
El dolo o el error fundados en la inejecución de la obligación de informar, constituyen
vicios del consentimiento.
Etapa de ejecución.
En etapa funcional el objetivo de la obligación de informar subsiste, aunque ahora con
el propósito que se limite a garantizar al acreedor una ejecución satisfactoria del
contrato.
Presupuestos del deber de información.
El presupuesto básico o esencial es que una de las partes disponga de una información
de la que la otra parte carece, ya que la falta de información atenta contra la capacidad
de hacer una elección racional.
De ello se sigue que, en el marco de los vicios del consentimiento, la ignorancia
reciproca no genera obligación de informar.
No toda ni cualquier ignorancia es factible de ser invocada legítimamente, sino solo
aquella que no provenga de una conducta descuidada o negligente del desinformado.
Limites. Deber de informarse.
El conocimiento de la información suprime la obligación a informar. El conocimiento
suficiente por parte del acreedor de la información, constituye el límite inherente a la
obligación de informar e inhabilita su reproche contra el cocontratante por no haberlo
informado.
En síntesis, la mera invocación por el acreedor de su ignorancia no la legitima.
El deber de informarse, a su vez, se halla restringido por obstáculos objetivos como
ser:
 La efectiva y concreta posibilidad de que ello sea posible;

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 Las aptitudes particulares del acreedor a la información;
 La confianza depositada en el futuro cocontratante.
El principio general podría enunciarse como que el deudor de la obligación a informar
debe realizar todos los actos que sean necesarios a los fines de evitar cualquier hecho
que obste a que el acreedor ejecito sus derechos de garantía.
El deudor debe informar al acreedor la situación jurídico (evicción) y sobre las
cualidades materias de la cosa (vicios ocultos). Sin embargo la obligación del deudor
consistente en informar al acreedor la situación jurídica y sobre las cualidades
materiales de la cosa queda excluida si la existencia de la evicción, por ejemplo, en el
contrato de compraventa, era conocía o debía serlo por el acreedor al tiempo de la
enajenación o cuando los vicios redhibitorios eran conocidos o debían serlo por el
adquiriente en razón de su profesión u oficio.
Para los análisis de estos casos hay distintas teorías, dentro de ellas la adopción de
criterios abstractos de “hombre medio”, o llamado “criterio abstracto de apreciación”.
Hernandez y Stiglitz entienden que la mejor forma de abordar estos temas es con la
necesidad de acudir a un criterio concreto, que, considerando particularmente al
afectado, tome en cuenta sus circunstancias personales. Ello facilitara evaluar
profesiones, conocimientos, competencia técnica y aptitud para examinar,
comprender el alcance y verificar, por ejemplo, los defectos de la cosa objeto de la
prestación.
Interpretación restrictiva del deber de informarse.
El propósito de restablecer el equilibrio fracturado por el estado de desigualdad
existente entre el informado y el desinformado no significa aceptar, bajo cualquier
circunstancia, la mera invocación de ignorancia.
De allí que puede señalarse que la imposibilidad de informarse es cuestión que habrá
de ser interpretada restrictivamente. Nos ayuda a perfilar la noción de ignorancia
legítima.
En materia de vicios redhibitorios que el enajenante se libera de la responsabilidad si
“el adquiriente los conocía o debía conocerlos por su profesión u oficio”; ello se
fundamenta en que el adquiriente profesional debe obrar con cuidado y diligencia, lo
que presupone que el comprador es quien tiene que analizar el verdadero estado de la
cosa, sino la ignorancia habrá de atribuirse por su culpa.
Circunstancias externas al acreedor de la información.
En ocasiones la naturaleza del objeto sobre el que se contrata exige acentuar el deber
de diligencia impuesto a los adquirientes. Como ejemplos tenemos:

 “Cosas de ocasión”;
 Vehículos usados;
 Cosas peligrosas.

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Las últimas dos regladas en la LDC. En estas situaciones requiere del adquiriente una
vigilancia mayor.
La carga de la prueba sobre el conocimiento de la información.
La calidad de profesional que ostente el deudor de la información, constituye una
presunción de conocimiento (se presume el conocimiento de la información por parte
del proveedor).
Pero como la información solo es debida en favor de quien la ignore (desconozca),
recae sobre el obligado a informar, la carga de alegar y demostrar que el acreedor se
hallaba informado o que debía estarlo de haber actuado con cuidado.
Deber de información en el CCyCN.
ARTICULO 1100.- “Información. El proveedor está obligado a suministrar información
al, consumidor en forma cierta y detallada, respecto de todo lo relacionado con las
características esenciales de los bienes y servicios que provee, las condiciones de su
comercialización y toda otra circunstancia relevante para el contrato. La información
debe ser siempre gratuita para el consumidor y proporcionada con la claridad
necesaria que permita su comprensión.”
El deber de informar en el contrato de consumo.
Informar es enterar, dar noticia de una cosa o de una circunstancia, instruir, prevenir,
etc. Consiste en exponer una situación de hecho (hechos objetivos) y que se agota con
la comunicación.
Informar se ha vuelto tema central a la hora del periodo precontractual.
En el marco del derecho contractual cada contratante tiene sobre si la carga de
informar y liberar a la otra de su error “pues la información es un bien que tiene valor
económico y consecuencia protección jurídica.”
El contenido del deber se limita a lo que sea relevante y suficiente en miras de la toma
de una decisión.
Las características que debe tener la información son:
 Veraz: está referida a la sinceridad con que debe ser emitida. La información no
es veraz cuando su contenido es engañoso.
 Detallada: el consumidor tiene que tener la posibilidad de informarse acerca de
la pluralidad de características de los productos o servicios que le son ofrecidos.
 Eficacia de la información: está referida a su fuerza y poder persuasivo, en el
marco del principio de autenticidad o veracidad al que ya se hizo referencia;
 La suficiencia: alude a las características esenciales de los bienes o servicios
ofrecidos, y a la necesidad de que los detalles, descripciones y especificaciones
sean los indispensables para habilitar al consumidor a tomar una decisión.

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Efectos de la omisión de informar.
La LDC prevé deberes precontractuales de información necesarios para la formación de
un consentimiento valido, no viciado. Quien trasgreda dicho deber, ve comprometido
el contrato o una o más clausulas por la posibilidad, consagrada legislativamente de
que se decrete su nulidad (Art. 37 LDC último párrafo). “En caso en que el oferente…
trasgreda el deber de información… el consumidor tendrá derecho a demandar la
nulidad del contrato o la de una o más clausulas…” La nulidad es el efecto que sigue a
la falta o reticencia de información.

La publicidad. La publicidad prohibida y sus subtipos en el CCyCN.


Introducción.
La publicidad es un elemento indispensable en la economía actual para la colocación
masiva de productos y servicios.
Existen supuestos donde la misma se aparta de las normas legales (publicidad
prohibida). La LDC no expresa un concepto de publicidad.
La Directiva Comunitaria Europea se ocupó del tema, y definió a la publicidad como
“toda forma de comunicación realizada en el marco de una actividad comercial,
industrial, artesanal o liberal con el fin de promover el suministro de bines o la
prestación de servicios, incluidos los bienes inmuebles, los derechos y las obligaciones”.
A ello solo agrega Chamatropulos que la publicidad no tiene siempre presente ese
objetivo, ya que se ha visto que se busca en algunos casos, por ejemplo, incrementar la
reputación social positiva, realizando una difusión de campañas solidarias.
Clases de publicidad.
Podemos distinguir diversos casos de publicidad contraria a las layes. Encontramos la
publicidad engañosa y la abusiva. La llamada publicidad comparativa puede ser licita
pero bajo ciertas condiciones.
 Publicidad engañosa.
La LDC no caracteriza a la publicidad engañosa. La razón puede estar dada porque ello
surge de una norma que también compone el estatuto del consumidor. Nos referimos
a la ley de Lealtad Comercial, la cual en su Art. 9, se ocupa de específicamente definir a
la publicidad engañosa.
ARTICULO 9º — “Queda prohibida la realización de cualquier clase de presentación, de
publicidad o propaganda que mediante inexactitudes u ocultamientos pueda inducir a
error, engaño o confusión respecto de las características o propiedades, naturaleza,
origen, calidad, pureza, mezcla, cantidad, uso, precio, condiciones de comercialización
o técnicas de producción de bienes muebles, inmuebles o servicios.”

14
Minicucci, Matias
Lo definitorio de la definición de recién es que se recurra a inexactitudes u
ocultamientos con la finalidad de inducir a error, engañar o confundir. No importara
tanto la intención sino la aptitud de la publicidad para inducir al error, engaño o
confusión. La violación del Art. 9 de la ley de lealtad comercial quedara configurada
aunque el consumidor no incurra al error o confusión ni sea engañado. Esto porque la
disposición legal no requiere que se produzca el resultado. Simplemente bastara que la
publicidad tenga aptitud para generarlo.
Tampoco puede dejarse de tener en cuenta que determinados consumidores
hipervulnerables tendrán una mayor predisposición a sufrir el engaño que los
denominados consumidores promedio. Así, por ejemplo, quien este padeciendo una
enfermedad muy grave tiene cierta tendencia a “creer” en las “bondades mágicas” de
ciertos productos.
El CCyCN en su artículo 1101, establece diversos supuestos de publicidad prohibida,
entre los cuales se destaca precisamente, la publicidad que contenga indicaciones
falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al consumidor,
recayendo sobre elementos esenciales del producto o servicio.
El Código restringe el concepto de publicidad engañosa del 9 de la Ley de lealtad
comercial, pues solo se configurara cuando el error o la posibilidad de error recaigan
sobre elementos esenciales del producto o servicio, y no sobre los que no ostenten este
carácter. El problema es que en no pocas ocasiones, resulta complejo interiorizarse en
las preferencias de los consumidores y distinguir que es para ellos lo “esencial” de lo
que adquieren.
 Publicidad comparativa.
La publicidad comparativa es una de los problemas más complejos ya que, desde una
visión “macro”, se dificulta mucho concluir su son más sus efectos positivos que
negativos sobre el mercado o viceversa.
La tendencia actual, basada en la protección del consumidor, se inclina por la licitud,
porque incrementa la información y favorece la competencia; aunque se señala que
deben cumplirse una serie de requisitos como el de no ser engañosa y “comparar
características objetivas, esenciales, pertinentes, verificables, seleccionadas
equitativamente y representativas de bienes y servicios que compitan entre sí”.
Hay quienes advierten que la publicidad comparativa permite a un proveedor “poner
en el tapete la información que su rival esconde”.
La LDC no regula la publicidad comparativa. El CCyCN dispone en su artículo 1001, que
estará prohibida la publicidad cuando efectué comparaciones de bienes y servicios que
conduzcan al error al consumidor.

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Minicucci, Matias
 Publicidad abusiva.
Sin perjuicio de que en normas específicas se podían encontrar algunos ejemplos de
publicidad abusiva, lo cierto es que, hasta no hace mucho tiempo, ella no estaba
regulada de manera general en el país.
El CCyCN en su Art. 1001 se ocupa, prohibiendo, ya en general, aquella publicidad que
sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de modo
perjudicial o peligroso para su salud o seguridad.
Es seguramente el que puede darse mayormente en la práctica, y se le ha dado una
regulación con una norma “muy abierta”.
Otro tema importante es el relacionado con la publicidad oculta y la subliminal. Es un
derecho del consumidor saber cuándo está expuesto a una publicidad y cuando no.
Toda publicidad debe ser transmitida y divulgada de tal forma que el consumidor
inmediatamente la identifique como tal, independientemente del medio de
comunicación utilizado.
La acción de cesación.
El CCyCN trae como novedad la acción de cesación para atacar las publicidades ilícitas.
Dispone que “los consumidores afectados o quienes resulten legalmente legitimados
pueden solicitar al juez:
 La cesación de la publicidad ilícita;
 La publicación, a cargo del demandado, de anuncios rectificatorios, y en su caso
de la sentencia condenatoria.”
Aida Kemelmajer de Carlucci afirma que en ciertas ocasiones, el cese de la publicidad
ilícita no era suficiente, pues quedan latentes en el mercado determinados efectos
residuales de la misma.
Estando ante una herramienta preventiva, no hace falta acreditar la existencia de
daño para accionar por cesación de publicidad. Puede ser planteada por cualquier
sujeto que tenga legitimación para reclamar en base a las normas de defensa del
consumidor.
Este mecanismo de tutela preventivo se ha transformado en una de las grandes
novedades que trae el nuevo código.

Prácticas abusivas en los contratos de consumo.


Preliminares.
Las prácticas comerciales han sido definidas como procedimientos, mecanismos, o
técnicas utilizados por los proveedores para fomentar, mantener, desenvolver o
garantizar la producción de bienes y servicios al destinatario final.

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Minicucci, Matias
Tales prácticas, normalmente licitas, no siempre son “sanas”. Estas pueden llegar a
vislumbrar situaciones irregulares que pueden ser miradas bajo el prisma de la buena
fe, abuso del derecho, el orden público, las buenas costumbres. Por lo demás, cada
sector se verifica prácticas abusivas diferentes, todo lo cual da al tema una gran
extensión.
La ley actual contiene la siguiente norma:
ARTICULO 8º bis: “Trato digno. Prácticas abusivas. Los proveedores deberán garantizar
condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y usuarios.
Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en
situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre los
consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o
comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que
comercialice. Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad
de aplicación en razones de interés general debidamente fundadas.
En los reclamos extrajudiciales de deudas, deberán abstenerse de utilizar cualquier
medio que le otorgue la apariencia de reclamo judicial.
Tales conductas, además de las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser
pasibles de la multa civil establecida en el artículo 52 bis de la presente norma, sin
perjuicio de otros resarcimientos que correspondieren al consumidor, siendo ambas
penalidades extensivas solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor.”
Se pueden vislumbrar de dicha norma principios claros, como el trato digno, trato
equitativo, no discriminatorio, protección de la dignidad de la persona, tutela de la
libertad de contratar.
Fuentes del artículo.
El derecho del consumidor las condiciones de trato equitativo y digno tienen base
constitucional en el art. 42 CN.
Ámbito subjetivo de aplicación de los cuatro artículos bajo comentario.
Art. 1096 CCyCN:
ARTICULO 1096.- “Ámbito de aplicación. Las normas de esta Sección y de la Sección 2a
del presente Capítulo son aplicables a todas las personas expuestas a las prácticas
comerciales, determinables o no, sean consumidores o sujetos equiparados conforme a
lo dispuesto en el artículo 1092.”
Uno de los temas más debatidos fue el concepto de consumidor. Finalmente el Art.
1092 CCyCN elimino de la definición de consumidor a las “personas expuestas a una
relación de consumo”. Pero las normas de esta sección se aplican no solo al
consumidor del Art. 1092 CCyCN, sino también al famoso consumidor “expuesto” (sin
estar en una relación de consumo, en ocasión de ella, el sujeto utiliza o adquiere un

17
Minicucci, Matias
producto o servicio, gratuito u oneroso, como destinario final, para uso propio, familiar
o social).
En definitiva, lo dispuesto sobre las prácticas abusiva as es aplicable a todas las
personas expuestas a las prácticas comerciales, determinables o no, sean
consumidores o sujetos equiparados.
Formula o tipo general y prohibiciones particulares.
La doctrina nacional reconoce en el contenido del Art. 8 bis de la LDC:
 Una formula general:
o Garantizar condiciones de atención;
o Trato digno;
o Trato equitativo.
 Prohibiciones especificas:
o Practicas vejatorias o vergonzantes;
o Prácticas discriminatorias.

Este esquema se mantiene y se completa con el CCyCN, y queda:


 Una formula general:
o ARTICULO 1097 (primera parte).- Trato digno. Los proveedores deben
garantizar condiciones de atención y trato digno a los consumidores y
usuarios.
 Prohibiciones específicas:
o Practicas vejatorias o vergonzantes. Art. 1097 (segunda parte). Los
proveedores deben abstenerse de desplegar conductas que coloquen a
los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o
intimidatorias.
o Prácticas discriminatorias. ARTICULO 1098.- Trato equitativo y no
discriminatorio. Los proveedores deben dar a los consumidores un trato
equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias
basadas en pautas contrarias a la garantía constitucional de igualdad,
en especial, la de la nacionalidad de los consumidores.
o Practicas limitativas a la libertad de contratar. ARTICULO 1099.-
“Libertad de contratar. Están prohibidas las prácticas que limitan la
libertad de contratar del consumidor, en especial, las que subordinan la
provisión de productos o servicios a la adquisición simultánea de otros, y
otras similares que persigan el mismo objetivo.”
En la opinión de Aida Kemelmajer existe una clausula general (tratar digna y
equitativamente), y prohibiciones específicas. Todas enmarcan en las prácticas
abusivas.
Trato digno.
El Art. 1097 CCyCN, titulado trato digno, contiene tres fases:

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Minicucci, Matias
1) Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno a los
consumidores y usuarios;
2) La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los criterios generales
que surgen de los tratados de derechos humanos;
3) Los proveedores deben abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los
consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.
La dignidad tiene una estrecha relación con los tratados internacionales de derechos
humanos.
Vergonzante es todo aquello que puede resultar deshonroso, humillante, perturbador.
Lo ponen al consumidor en una situación de vergüenza, ridículo, absurdo o
incomodidad.
Vejatorio refiere a maltratos, persecuciones, perjuicios o padecimientos.
Intimidatorio refiere a comportamientos que infunde temor. Algunas prácticas
intimidatorias pueden ser por ejemplo, la gestión de cobros, la cual puede verse
plasmada en el Art. 8 bis de la LDC, donde dice “en los reclamos extrajudiciales de
deudas, los proveedores deberán abstenerse de utilizar cualquier medio que le otorgue
apariencia de reclamo judicial”. La prohibición pretende poner fin a ciertas prácticas
relacionadas con métodos de cobranza de morosos mediante las cuales se persigue el
cobro invistiendo al requerimiento con apariencia de reclamo judicial. Generalmente
los que incurren en este tipo de conductas son los abogados.
Las gestiones de cobro abusivas incluyen no solo la apariencia judicial de un reclamo
que es extrajudicial, sino también la difusión de información despreciativa respecto del
consumidor.
La prohibición de discriminar.
El Art. 1098 impone al proveedor dar a los consumidores un trato equitativo y no
discriminatorio, por lo que le prohíbe establecer diferencias basadas en pautas
contrarias a la garantía constitucional de igualdad, en especial, la nacionalidad de los
consumidores.
Sentados a su vez en los Arts. 16 y 20 CN.
La garantía de igualdad aparece en numerosos tratados internacionales de derechos
humanos.
Dentro de este tema se presenta un conflicto para la determinación de la conducta
discriminatoria. Determinar si una práctica comercial es discriminatoria no siempre es
fácil; por ejemplo, se ha resuelto que el hecho de que el proveedor de un servicio
realice promociones que importen que los nuevos clientes abonen una suma menor
que los contratantes anteriores, no importa un trato discriminatorio respecto de estos,
ni les genera derecho a obtener el reintegro de la parte pertinente del previo, pues
tales promociones no se encuentran vedadas por la ley, sino que constituyen prácticas
habituales del comercio.

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Minicucci, Matias
Libertad de contratar.
El Art. 1099 cierra la sección prohibiendo las prácticas que “limitan la libertad de
contratar del consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o
servicios a la adquisición simultánea de otros, y otras similares que prosigan el mismo
objetivo”.
Las maneras como el consumidor pierde o limita su libertad de elección son muy
variadas. Un caso específico son los contratos o ventas “atadas”. Esta práctica fue
señalada como ilícita hace ya mucho tiempo en las leyes que gobiernan las prácticas
restrictivas de la competencia. Está prohibido subordinar la venta de un bien a la
adquirió de otro, o la utilización de un servicio, o subordinar las prestación de un
servicio a la utilización de otro o a la adquirió de un bien.
La determinar no es fácil; hay `productos que por necesario competitividad funcional,
deben comprarse juntos, como los guantes. En la práctica prohibida, en cambio, se
trata de la imposición de productos atados, que no guardan relación directa con la
naturaleza de los productos vinculantes, y que por eso, aparece con lesiva para los
derechos del consumidor desde que genera un desperdicio de recursos y una
distorsión en el consumo, en tanto obliga al cliente a adquirir productos que no
necesita.
Cláusulas abusivas en los contratos de consumo. La noción que suministra el CCyCN.
Aplicación extensiva a los contratos por adhesión.
ARTICULO 1117.- “Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo lo dispuesto por las
leyes especiales y los artículos 985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas generales
predispuestas por una de las partes.”
ARTICULO 1118.- “Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato
de consumo pueden ser declaradas abusivas aun cuando sean negociadas
individualmente o aprobadas expresamente por el consumidor.”
Esta norma importa un control de incorporación al contrato, y tal vez, constituya un
logro sin precedentes desde la perspectiva de normas protectoras del consumidor. El
hecho de que ciertos elementos de una clausula o que una clausula aislada se haya
negociado individualmente no excluirá la aplicación del presente artículo al resto del
resto si la apreciación global lleva a la conclusión de que se trata, no obstante, de un
contrato de adhesión.
En conclusión, el hecho de que ciertos elementos de una clausula o que una clausula
asilada se haya negociado individualmente, no excluirá la aplicación de las normas
sobre cláusulas abusivas al resto del contrato.
El código consagra un principio que concluye con un interminable debate sobre si la
aprobación expresa del consumidor mediante la firma individual de una cláusula
abusiva, importa legitimar el abuso y suprime la posibilidad de un control judicial
previa. El código adopta por que la cláusula puede ser declarada abusiva.

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Minicucci, Matias
Noción de cláusula abusiva.
ARTICULO 1119.- “Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es
abusiva la cláusula que, habiendo sido o no negociada individualmente, tiene por
objeto o por efecto provocar un desequilibrio significativo entre los derechos y las
obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor.”
A los fines de la identificación de una clausula abusiva basta con que cause, en
detrimento del adherente/consumidor o en beneficio exclusivo del predisponente, un
desequilibrio significativo entre los derechos y obligaciones de las partes, que se
derivan del contrato.
Es característica definitoria de la cláusula abusiva que importe un desequilibrio
significativo ente los derechos del consumidor y las obligaciones y cargas del
profesional derivadas del contrato en perjuicio del primero. El desequilibrio
significativo o manifiesto se explica en los hechos, en el abuso del poder de
negociación que ostenta el profesional sustentado en su poder técnico, en la
información y en el conocimiento que dispone sobre el alcance, en ocasiones
enigmático, del contenido contractual propuesto o, en la mayor parte de las ocasiones,
predispuesto al consumidor.
Cuando una clausula no es abusiva.
ARTICULO 1121.- “Límites. No pueden ser declaradas abusivas:
a) las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el bien o el servicio procurado;
b) las que reflejan disposiciones vigentes en tratados internacionales o en normas
legales imperativas.”
No revisten el carácter de abusivo las cláusulas de las cuales resulten:
a) Ventajas y sacrificios análogos, como lo constituiría, a título de ejemplo, que
ambas partes se reserven el derecho de rescindir unilateral e inca usadamente
el contrato;
b) Perjuicios solo para el predisponente;
c) La reproducción literal del contenido de normas imperativas o relativamente
imperativas;
d) Por lo demás, la apreciación del carácter abusivo de una clausula no podrá
resultar de la definición del objeto principal del contrato; no alcanzara a las
prestaciones que sean objeto del contrato, ni a la adecuación existente entre
los dos polos correspectivos, como el precio o retribución pagados por los
bienes o servicios que se habrán de brindar o que se hayan brindado.

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Minicucci, Matias
Control judicial sobre las cláusulas abusivas.
ARTICULO 1122.- “Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige,
sin perjuicio de lo dispuesto en la ley especial, por las siguientes reglas:
a) la aprobación administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta al control;
b) las cláusulas abusivas se tienen por no convenidas;
c) si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si
no puede subsistir sin comprometer su finalidad;
d) cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el
juez debe aplicar lo dispuesto en el artículo 1075.”
El contrato por adhesión a clausulas generales predispuestas pone de manifiesto la
existencia de una desigualdad formal cuya génesis la hallamos en el predominio
contractual, concentrado en el profesional. La contratación predispuesta presupone
una desigualdad formal.
Eliminada (por naturaleza) la etapa de los controles particulares recíprocos, se hace
ineludible acudir a controles externos al contrato y a las partes, y que son
indispensables a los fines de restablecer el equilibrio, y que se logra mediante la
supresión (cancelación) de las clausulas a las que se atribuya ese objeto o efecto (el de
desnaturalizar la relación contractual).
a) Dicho inciso remite a los contratos vigilados, que son aquellos cuyo contenido
se halla regulado por el estado. La probación administrativa del contrato o de
sus cláusulas no obsta a un ulterior control judicial.
b) Efectos que le sigue cuando una cláusula de declarar abusiva: se la tiene por no
convenida, puede requerir que el juez integre el contrato.
c) La nulidad es total cuando afecta a todo el negocio y parcial cuando se refiere
solo a una clausula o a varias o a uno de varios negocios conexos entre si. La
nulidad puede afectar a la totalidad del contrato o limitarse a una o a varias
cláusulas.
d) La importancia que porta la conexión funcional de los contratos conexos,
queda expuesta en los efectos, de los cuales rescatamos la comunicabilidad de
la ineficacia de un sobre otro u otros vinculados (ineficacia en cadena). En este
caso para saber si hay que extender la ineficacia cabe indagar en la finalidad de
la conexión; cuando concurren contratos coligados a la consecución de un
propósito practico programado por las partes, la ineficacia de uno de los
contratos se propaga al conjunto. Frente a una situación abusiva instalada en
uno de los contratos conexados como podría ser, la identificación de una o
más cláusulas abusivas en uno de ellos. La ineficacia de la cláusula abusiva en
uno de los contratos importara la nulidad parcial de la misma y su integración
inmediata si es posible que subsista sin sacrificar la finalidad tenida en cuenta.
Y en ese caso no quedara afectada la vinculación funcional entre contratos
distintos.

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Minicucci, Matias
La garantía legal en los contratos de consumo.
La garantía en la venta de cosas muebles no consumibles.
Art. 11 LDC establece que “cuando se comercialicen cosas muebles no consumibles
conforme lo establece el CCyCN, el consumidor y los sucesivos adquirientes gozaran de
garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan sido
ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre lo
ofrecido y lo entregado, o su correcto funcionamiento”.
“La garantía legal tendrá vigencia por TRES (3) meses cuando se trate de bienes
muebles usados y por SEIS (6) meses en los demás casos a partir de la entrega,
pudiendo las partes convenir un plazo mayor. En caso de que la cosa deba trasladarse
a fábrica o taller habilitado el transporte será realizado por el responsable de la
garantía, y serán a su cargo los gastos de flete y seguros y cualquier otro que deba
realizarse para la ejecución del mismo.”
Las garantías que se prevén están dispuestas a favor del consumidor primer
adquiriente de la cosa y de los sucesivos “adquirientes”. La expresión
“comercialización” comprende con amplitud una serie de contratos protegidos por la
garantía legal, entendiéndose que quedan excluidas las adquisidores de cosas a título
gratuito.
No obstante que la norma habla de garantías en plural, se refiere en especial a la
denominada “garantía legal”, entendiéndose por tal la responsabilidad que la ley,
independientemente de lo pactado por las partes, pone a cargo de todos quienes
intervienen en la cadena de comercialización. La misma no puede ser modificada ni
suprimida por el consumidor; además presenta la particularidad de que comprende los
defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan sido ostensibles o manifiestos al
tiempo del contrato, lo que implica mayor tutela que la que brinda el CCyCN.
En el ámbito de la ley 24.240, esta garantía legal tiene vigencia por tres meses a partir
de la entrega de la cosa, si se trata de bienes muebles usados, y de seis meses, en caso
de bienes muebles nuevos.
Vázquez Ferreira señala que el art. 11 de la ley 24.240 en análisis no prevé la perdida
de la garantía en el supuesto de mal uso o uso negligente del producto; en todo caso la
prueba de tal situación, es obvio, que corre por cuenta del proveedor. Tratándose de
cosas muebles no consumibles, es lógico pensar que son destinadas a un uso diario, y
ello produce un natural desgaste que puede ser causa de desperfectos.
La garantía legal comprende no solo al defecto o vicio de origen, sino a todos aquellos
problemas de funcionamiento que puedan ser consecuencia de un uso normal de la
cosa, entendiéndose por uso normal, no al más exquisito y diligente, sino al propio
según la naturaleza de cada producto.

23
Minicucci, Matias
La carga de la prueba del dolo o de la negligencia grave esta en cabeza del proveedor o
fabricante del bien, existiendo una seria y grave presunción de que todo
funcionamiento incorrecto tiene su origen en un defecto o vicio del producto.
Los plazos mencionados en la norma comprenden tanto días hábiles como días
inhábiles, considerándose que se trata de plazos de caducidad de la garantía. El
término comienza con la entrega de la cosa, aunque haya sido abonada parcial o
totalmente con anterioridad. Si la cosa es devuelta, pero no satisfacer al consumidor y
adquiere otra, comienza a correr un nuevo plazo de garantía legal para el nuevo bien.
Servicio técnico y responsabilidad solidaria.
ARTICULO 12. — Servicio Técnico. Los fabricantes, importadores y vendedores de las
cosas mencionadas en el artículo anterior, deben asegurar un servicio técnico
adecuado y el suministro de partes y repuestos.
ARTICULO 13. — Responsabilidad solidaria. Son solidariamente responsables del
otorgamiento y cumplimiento de la garantía legal, los productores, importadores,
distribuidores y vendedores de las cosas comprendidas en el artículo 11.
El Art. 13 LDC impone responsabilidad solidaria a todos aquellos que intervienen en la
cadena de comercialización de cosas muebles no consumibles en cuanto al
otorgamiento y cumplimiento de la garantía legal, en tanto que el Art. 40 LDC extiende
la responsabilidad a todas las relaciones contractuales referidas a actos de consumo si
del vicio o riesgo de la cosa o de a prestación del servicio resultare un daño al
consumidor.
Por lo tanto el consumidor puede demandar a cualquier de ellos o a todos.
La ley es clara en cuanto establece una solidaridad legal. En la jurisprudencia, se ha
afirmado que “se trata de una responsabilidad concurrente, pese a la mención de
carácter solidario de la responsabilidad que el Art. 40 de la ley 24.249 establece, en
tanto que admite las acciones de repetición, ajenas al principio de contribución propio
de las obligaciones solidarias.
Como advierte Lorenzetti, el problema puede plantearse es que el consumidor puede
reclamar contra todos los codeudores por el total, el codeudor que paga tiene acción
de repetición contra los demás; si es solidaria, cada uno participa en partes iguales, en
cambio, si no lo es, se responde en proporción a la participación causal; por ejemplo, el
intermediario puede pagar y repetir contra el fabricante la totalidad de lo pagado si
demuestra que este fue el causante.
Certificado de garantía y constancia de reparación.
ARTICULO 14. — Certificado de Garantía. El certificado de garantía deberá constar por
escrito en idioma nacional, con redacción de fácil comprensión en letra legible, y
contendrá como mínimo:
a) La identificación del vendedor, fabricante, importador o distribuidor;

24
Minicucci, Matias
b) La identificación de la cosa con las especificaciones técnicas necesarias para su
correcta individualización;
c) Las condiciones de uso, instalación y mantenimiento necesarias para su
funcionamiento;
d) Las condiciones de validez de la garantía y su plazo de extensión;
e) Las condiciones de reparación de la cosa con especificación del lugar donde se hará
efectiva.
En caso de ser necesaria la notificación al fabricante o importador de la entrada en
vigencia de la garantía, dicho acto estará a cargo del vendedor. La falta de notificación
no libera al fabricante o importador de la responsabilidad solidaria establecida en el
artículo 13.
Cualquier cláusula cuya redacción o interpretación contraríen las normas del presente
artículo es nula y se tendrá por no escrita.
Siguiendo a Farina, podemos señalar que en el Art. 14 LDC la ley aborda no solo los
supuestos a los que son aplicables los Arts. Del capítulo IV (cosas muebles no
consumibles), sino a los supuestos de garantías otorgadas más allá de la que establece
el art. 11 (legales); por lo tanto el Art. 14 LDC cuando menciona el certificado de
garantía se refiere a las garantías que otorgan los fabricantes de bienes, generalmente
cosas de cierta complejidad y expuestas a fallas o deterioros en su funcionamiento.
El art. 14 indica los requisitos que debe cumplir el certificado de garantía, pero no
impone la obligatoriedad de su entrega en todos los supuestos; se entiende que la
obligación de entregar un certificado de garantía de esta naturaleza, más amplia que la
propia garantía legal dependerá de la naturaleza, precio de la cosa y de las costumbres
y usos mercantiles.
En cuanto a la constancia de reparación, el artículo 15 LDC nos dice:
ARTICULO 15. — Constancia de Reparación. Cuando la cosa hubiese sido reparada bajo
los términos de una garantía legal, el garante estará obligado a entregar al
consumidor una constancia de reparación en donde se indique:
a) La naturaleza de la reparación;
b) Las piezas reemplazadas o reparadas;
c) La fecha en que el consumidor le hizo entrega de la cosa;
d) La fecha de devolución de la cosa al consumidor.
La constancia de reparación debe entregarse en caso de garantía legal y convencional;
el otorgamiento de una garantía convencional no sustituye ni disminuye la protección
que emerge de la garantía legal.

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Minicucci, Matias
ARTICULO 16. — “Prolongación del Plazo de Garantía. El tiempo durante el cual el
consumidor está privado del uso de la cosa en garantía, por cualquier causa
relacionada con su reparación, debe computarse como prolongación del plazo de
garantía legal.”
Este articulo dispone que mientras el consumidor se encuentre privado del uso de la
cosa por encontrarse esta en reparación, el plazo de garantía “legal” sufre una suerte
de suspensión, o dicho en otros términos, casada la imposibilidad de utilizar la cosa por
causas vinculadas con la reparación, se prolonga o adiciona el tiempo que duro la
misma.
No solo el tiempo que dure la reparación en si mismo, sino el tiempo que el
consumidor estuvo privado del uso por el incorrecto funcionamiento de la cosa.
Supuesto de reparación no satisfactoria.
ARTICULO 17. — Reparación no Satisfactoria. En los supuestos en que la reparación
efectuada no resulte satisfactoria por no reunir la cosa reparada, las condiciones
óptimas para cumplir con el uso al que está destinada, el consumidor puede:
a) Pedir la sustitución de la cosa adquirida por otra de idénticas características. En tal
caso el plazo de la garantía legal se computa a partir de la fecha de la entrega de la
nueva cosa;
b) Devolver la cosa en el estado en que se encuentre a cambio de recibir el importe
equivalente a las sumas pagadas, conforme el precio actual en plaza de la cosa, al
momento de abonarse dicha suma o parte proporcional, si hubiere efectuado pagos
parciales;
c) Obtener una quita proporcional del precio.
En todos los casos, la opción por parte del consumidor no impide la reclamación de los
eventuales daños y perjuicios que pudieren corresponder.
Para que el consumidor pueda optar por algunas de estas soluciones debe ocurrir que
la cosa reparada no reúna las condiciones óptimas para cumplir con el uso a que esta
destinada.
Las posibilidades previstas por el art. 17 son:

 Pedir la sustitución de la cosa adquirida por otra de idénticas características


 Resolución del contrato;
 Quita proporcional del precio.
Existe una diferencia entre el Art. 17 y el Art. 10 bis LDC. Ambos hablan del
incumplimiento contractual, pero:
 El Art. 17 LDC permite al proveedor reparar la cosa; el 10 bis, no.
 El Art. 17 LDC la actuación es subsidiaria, en el 10 bis, directa.
 El Art. 17 LDC tiene caducidad y prescripción, en el 10 bis, solo prescripción.

26
Minicucci, Matias
La acción de daño punitivo siempre puede pedirse.
Vicios redhibitorios y la regulación consumerista.
ARTICULO 18. — Vicios Redhibitorios. La aplicación de las disposiciones precedentes,
no obsta a la subsistencia de la garantía legal por vicios redhibitorios. En caso de vicio
redhibitorio:
a) A instancia del consumidor se aplicará de pleno derecho el artículo 2176 del Código
Civil;
b) El artículo 2170 del Código Civil no podrá ser opuesto al consumidor.
Plazo de prescripción previsto en el Art. 50 LDC.
ARTICULO 50. — Prescripción. Las sanciones emergentes de la presente ley prescriben
en el término de TRES (3) años. La prescripción se interrumpe por la comisión de
nuevas infracciones o por el inicio de las actuaciones administrativas.
Farina interpreta que el plazo de prescripción de tres años rige para todas las acciones
emergentes de los diversos instrumentos legales de protección, pero solo a favor del
consumidor, excluyendo de esta interpretación al proveedor quien se regirá por los
plazos de prescripción del CCyCN. Todas las acciones prescriben para el usuario o
consumidor en el plazo de tres años.
Con respecto a la prescripción aplicable en los casos de garantía; Leiva entiende que en
materia de acciones para reclamar los efectos de la garantía legal, a tenor de lo
dispuesto por el Art. 50 LDC, la prescripción aplicable es la de tres años; resultando ser
los plazos mencionados en el Art. 11 LDC verdaderos plazos legales de caducidad de la
garantía; es decir, el defecto o la falla en el producto debe producirse dentro de ese
plazo de caducidad, y a partir de ese momento, el consumidor tiene 3 años para
plantear la acción judicial correspondiente.
RESUMEN DE FICHAS UNIDAD III. TUTELA DEL CONSUMIDOR EN LAS OPERACIONES
CONTRACTUALES MAS USUALES.
El contrato de medicina prepaga.
Es un contrato que se orienta a prevenir eventuales riesgos relativos a la afectación de
la salud. Este contrato exige para su funcionamiento una masividad de negocios que
conforman el sistema de medicina prepaga.
Sistema que es diseñado, organizado y gerenciado por una empresa que “opera
mediante la captación del ahorro en forma anticipada contra la dación futura y en
condiciones predeterminadas de atención médica, por medios propio o contratados, lo
que solo puede hacerse si existe una pluralidad de vínculos”.
El contrato explica el vínculo entre la empresa organizadora y el asociado, que busca
acceder a las prestaciones médicas que el sistema ofrece.

27
Minicucci, Matias
Se encuentra la ley 26.682, de “marco regulatorio de medicina prepaga”, el cual es un
régimen normativo básico para el funcionamiento del sistema. No tipifica el contrato
de medicina prepaga, sino que profundiza la incidencia de normas de orden público en
la delimitaciones de las prestaciones medico asistenciales.
El contrato de medicina prepaga. Concepto y caracteres.
El contrato de medicina prepaga es aquel por el cual una de las partes (empresa) se
obliga frente a otra (asociado) a prestar asistencia medica cuando lo requiera, por si o
por medio de terceros, a cambio del pago de una contraprestación periódica y
anticipada, en dinero.
Los elementos centrales son:
 La obligación de prestación de asistencia medica;
 El pago del precio a cargo del afiliado. La prestación a cargo del afiliado es
generalmente periódica y anticipada, característica que permite el
funcionamiento del sistema.
La prestación de este servicio admite diferentes modalidades:

 Puede ser prestado directamente por la empresa contratante a través de su


propia organización;
 Puede ser prestado a través de terceros;
 Puede realizarse a través del pago del reembolso de lo pagado por el afiliado a
otro profesional.
El contrato de medicina prepaga puede ser calificado como:
 Consensual;
 Bilateral y oneroso;
 Innominado;
 Aleatorio. Al momento de contratar, las partes desconocen la entidad de las
ventajas y pérdidas que se derivaran del mismo durante la ejecución.
 Larga duración;
 Con finalidad de previsión.
Su contenido involucra derechos fundamentales como la salud y la vida. Además como
se verá más adelante constituye un contrato de consumo.
Las partes del contrato. La medicina prepaga como contrato de consumo.
La ley define en su Art. 2 a las empresas de medicina prepaga.
ARTICULO 2º — Definición. A los efectos de la presente ley se consideran Empresas de
Medicina Prepaga a toda persona física o jurídica, cualquiera sea el tipo, figura jurídica
y denominación que adopten cuyo objeto consista en brindar prestaciones de
prevención, protección, tratamiento y rehabilitación de la salud humana a los usuarios,
a través de una modalidad de asociación voluntaria mediante sistemas pagos de

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Minicucci, Matias
adhesión, ya sea en efectores propios o a través de terceros vinculados o contratados
al efecto, sea por contratación individual o corporativa.
Esta definición da cuenta, por un lado de la profesionalidad de la prestadora, cuestión
que permite calificarla como proveedor; y por otro, de una característica que se
presenta en la realidad social de la prestación de este servicio, la cual es que frente a la
complejidad de la asunción de esta obligación por parte de la empresa, la misma
requiere de una red prestacional, en tanto el ofrecimiento de cobertura de salud
requiere la disposición de recursos humanos y materiales involucrados a las
prestaciones comprometidas. Jurídicamente esta red prestacional se manifestara en
un entramado de vínculos contractuales en los cuales se hallara presente el fenómeno
de la conexidad contractual.
Complejidad del régimen normativo aplicable al contrato de medicina prepaga.
Hay que tener presente que el plexo normativo aplicable a este contrato conforma un
sistema tutelar de la salud y las personas, que tiene base constitucional y convencional
constitucional.
Luego concurren a su integración la ley 26.682 que involucra soluciones de orden
público.
Además tratándose de un vínculo contractual de consumo, se sujetó también al
régimen protectorio que surge de la ley 24420 y del CCyCN.
Después se encuentran otra cantidad de leyes que convergen también a determinar la
extensión de la cobertura mínima.
Prácticas abusivas en el sistema de medicina prepaga.
La ley 26862 consagra soluciones que limitan la libertad de contratar de la empresa de
medicina prepaga, y se ubican en línea con la prohibición de prácticas discriminatorias
contenida en el art. 1098 CCyCN.
El Art. 10 de la ley aborda la problemática de las “enfermedades preexistentes”,
sentando con regla que ellas “no pueden ser criterio del rechazo o admisión de los
usuarios”. La autoridad de aplicación autorizara el cobro de valores diferenciales
debidamente justificados para la admisión de afiliados con enfermedades
preexistentes.
Tampoco la edad del posible afiliado puede ser utilizada como pauta para rechazar la
afiliación.
El objeto del contrato.
El objeto se ve atravesado por el orden público de protección; se impone un contenido
legal que asegura al usuario un mínimo de prestaciones asistenciales que la empresa
de medicina privada debe cubrir en sus planes.

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Minicucci, Matias
ARTICULO 7º — Obligación. Los sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente
ley deben cubrir, como mínimo en sus planes de cobertura médico asistencial, el
Programa Médico Obligatorio vigente según Resolución del Ministerio de Salud de la
Nación y el Sistema de Prestaciones Básicas para Personas con Discapacidad prevista
en la ley 24.901 y sus modificatorias.
Los sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente ley sólo pueden ofrecer
planes de coberturas parciales en:
a) Servicios odontológicos exclusivamente;
b) Servicios de emergencias médicas y traslados sanitarios de personas;
c) Aquellos que desarrollen su actividad en una única y determinada localidad, con un
padrón de usuarios inferior a cinco mil.
La Autoridad de Aplicación podrá proponer nuevos planes de coberturas parciales a
propuesta de la Comisión Permanente prevista en el artículo 6º de la presente ley.
Todos los planes de cobertura parcial deben adecuarse a lo establecido por la
Autoridad de Aplicación.
En todos los planes de cobertura médicoasistencial y en los de cobertura parcial, la
información a los usuarios debe explicitar fehacientemente las prestaciones que cubre
y las que no están incluidas.
En todos los casos la prescripción de medicamentos debe realizarse conforme la ley
25.649.
Con relación a las exclusiones de cobertura, merece atención la cuestión de las
enfermedades preexistentes.
Art. 10 de la ley: “…La Autoridad de Aplicación autorizará valores diferenciales
debidamente justificados para la admisión de usuarios que presenten enfermedades
preexistentes, de acuerdo a lo que establezca la reglamentación….”
En principio se puede entender que corresponde a la empresa la carga de efectuar
estudios conducentes a determinar la existencia de enfermedades al tiempo del
ingreso.
Las obligaciones de las partes.
Obligaciones a cargo de la empresa:
 Brindar adecuada asistencia médica.
La obligación nuclear consiste en brindar los servicios médicos comprometidos. Se
establece un piso de prestaciones por debajo del cual no resulta lícito instalarse en el
mercado a fin de ofrecer servicios médicos.
 La imposición de periodos de carencia. Eficacia.

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Minicucci, Matias
Una práctica usual en la contratación de planes de salud es la inclusión de periodos de
carencia. Se tratan de limitaciones temporales a la cobertura, que se traducen en
imponer un plazo de espera a partir del cual recién podrá el adherente hacer uso de las
prestaciones de salud comprometidas.
Dado que su utilización puede restringir el acceso a las prestaciones mínimas que por
ley integran el contrato, el Art. 10 de la ley, dispone que se tiene que asegurar la
cobertura del programa médico obligatorio.
 Adecuación de la prestación a los avances científicos y tecnológicos.
La determinación de los alcances de la obligación de prestar asistencia médica también
presenta complejidad, porque se inserta en un contrato de larga duración, sujeto a
cambios de circunstancias que demandan una adecuación.
La empresa debe utilizar la tecnología y los conocimientos técnicos vigentes al
momento de realizar la prestación, y no la tecnología médica que existía al momento
de la celebración.
Obligaciones a cargo del asociado.
La obligación nuclear que sume el asociado o adherente a su cargo es la de pagar el
precio en tiempo y forma estipulados. Generalmente se pacta el pago anticipado y
periódico de una suma de dinero.
El conjunto de los recursos que la empresa obtiene con el pago de las cuotas le
permite financiar el sistema. Así el flujo regular de los fondos incide directamente ene l
funcionamiento y la sustentabilidad del sistema, cuestión que justifica que el
incumplimiento del pago de las cuotas derive en la legítima resolución del contrato.
Un conflicto puede generarse con los aumentos de la cuota. La ley dispone que la
autoridad de aplicación (ministerio de salud) tiene a su cargo la autorización y
fiscalización de los valores y razonabilidad de las cuotas; y de la autorización de los
aumentos de cuota siempre que estos estén fundados en variaciones de la estructura
de costos y un razonable cálculo actual de riesgos.
El Art. 12 prohíbe los aumentos de cuotas fundados en la elevada edad del afiliado
cuando posea en el sistema una antigüedad mínima de 10 años.
ARTICULO 12. — Personas Mayores de 65 Años. En el caso de las personas mayores de
sesenta y cinco (65) años, la Autoridad de Aplicación debe definir los porcentajes de
aumento de costos según riesgo para los distintos rangos etarios.
A los usuarios mayores a sesenta y cinco (65) años que tengan una antigüedad mayor
a diez (10) años en uno de los sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente ley,
no se les puede aplicar el aumento en razón de su edad.
La extinción del contrato.

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Minicucci, Matias
ARTÍCULO 9º — Rescisión. Los usuarios pueden rescindir en cualquier momento el
contrato celebrado, sin limitación y sin penalidad alguna, debiendo notificar
fehacientemente esta decisión a la otra parte con treinta (30) días de anticipación. Los
sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente ley sólo pueden rescindir el
contrato con el usuario cuando incurra, como mínimo, en la falta de pago de tres (3)
cuotas consecutivas o cuando el usuario haya falseado la declaración jurada. En caso
de falta de pago, transcurrido el término impago establecido y previo a la rescisión, los
sujetos comprendidos en el artículo 1º de la presente ley deben comunicar en forma
fehaciente al usuario la constitución en mora intimando a la regularización dentro del
término de diez (10) días.

Consumidor y los servicios financieros.


Existe una gran diversificación y un amplio abanico de opciones de
créditos/financiamiento privado, los cuales tiene un elevado porcentaje de interés.
Hay una problemática actual con los créditos UVA, los cuales se van actualizando en
virtud de la inflación del país, por lo tanto los mismos fluctúan constantemente
aumentando considerablemente con el correr del tiempo, y perjudicando a quienes
hayan obtenido dicho crédito.
Régimen legal.
 Art. 42 CN;
 CCyCN: con respecto a la relación y contrato de consumo; y a la contratación
bancaria;
 Ley 24.420, en especial el Art. 36.
ARTICULO 36. — “Requisitos. En las operaciones financieras para consumo y en las de
crédito para el consumo deberá consignarse de modo claro al consumidor o usuario,
bajo pena de nulidad:
a) La descripción del bien o servicio objeto de la compra o contratación, para los casos
de adquisición de bienes o servicios;
b) El precio al contado, sólo para los casos de operaciones de crédito para adquisición
de bienes o servicios;
c) El importe a desembolsar inicialmente —de existir— y el monto financiado;
d) La tasa de interés efectiva anual;
e) El total de los intereses a pagar o el costo financiero total;
f) El sistema de amortización del capital y cancelación de los intereses;
g) La cantidad, periodicidad y monto de los pagos a realizar;
h) Los gastos extras, seguros o adicionales, si los hubiere.

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Minicucci, Matias
Cuando el proveedor omitiera incluir alguno de estos datos en el documento que
corresponda, el consumidor tendrá derecho a demandar la nulidad del contrato o de
una o más cláusulas. Cuando el juez declare la nulidad parcial simultáneamente
integrará el contrato, si ello fuera necesario.
En las operaciones financieras para consumo y en las de crédito para consumo deberá
consignarse la tasa de interés efectiva anual. Su omisión determinará que la obligación
del tomador de abonar intereses sea ajustada a la tasa pasiva anual promedio del
mercado difundida por el Banco Central de la República Argentina vigente a la fecha de
celebración del contrato.
La eficacia del contrato en el que se prevea que un tercero otorgue un crédito de
financiación quedará condicionada a la efectiva obtención del mismo. En caso de no
otorgamiento del crédito, la operación se resolverá sin costo alguno para el
consumidor, debiendo en su caso restituírsele las sumas que con carácter de entrega
de contado, anticipo y gastos éste hubiere efectuado.
El Banco Central de la República Argentina adoptará las medidas conducentes para
que las entidades sometidas a su jurisdicción cumplan, en las operaciones a que refiere
el presente artículo, con lo indicado en la presente ley.
Será competente para entender en el conocimiento de los litigios relativos a contratos
regulados por el presente artículo, en los casos en que las acciones sean iniciadas por el
consumidor o usuario, a elección de éste, el juez del lugar del consumo o uso, el del
lugar de celebración del contrato, el del domicilio del consumidor o usuario, el del
domicilio del demandado, o el de la citada en garantía. En los casos en que las acciones
sean iniciadas por el proveedor o prestador, será competente el tribunal
correspondiente al domicilio real del consumidor, siendo nulo cualquier pacto en
contrario.”
Dicho artículo pone mucho énfasis en la información que debe suministrarse al
consumidor y a la determinación especifica del contenido del contrato.
2do párrafo habla sobre una sanción por incumplimiento; concierne al consumidor
solicitar la nulidad del contrato o de 1 o más cláusulas que debieron informase y no se
informaron.
3er párrafo habla en caso que no se informe la tasa de interés efectiva, no sobreviene
la nulidad, se da una integración con la tasa más favorable del consumidor (tasa más
baja anual).
4to párrafo habla sobre conexidad, es un caso específico de conexidad, el negocio que
se celebra está condicionado a que se otorgue el crédito; “efectiva obtención del
mismo”.
6to párrafo habla sobre competencia y dice que si inicia el consumidor, el mismo elige
donde; en caso que el demandado sea el consumidor, el proveedor solo puede
demandar sobre el domicilio real del consumidor.

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Minicucci, Matias
 Normas especiales relativas a tipos contractuales determinados, por ejemplo,
ley de tarjetas de crédito.
 Normativa del BCRA.
A tener en cuenta:

 Obligación de informar y publicidad;


 Oferta;
 Adhesión;
 Régimen de control de inclusión y de contenido;
 Prácticas comerciales;
 Obligación de seguridad;
 Contratación a distancia: contratación electrónica: este tema tiene normas
protectorias propias.
Todos estos son mecanismos que deben tenerse en cuenta a la hora de abordar algún
tema relacionado a servicio financiero; al no tener una regulación específica, se hace
una recopilación de mecanismos, entre ellos la mayoría del nuevo CCyCN y se dispone
el plexo normativo aplicable.
Contratación bancaria.
Hay una preocupación por garantizar la transparencia en las operatorias bancarias.
El principio de trasparencia es una directriz que implica a las normas que regulan estas
operatorias.
Aplicación o ámbito subjetivo.
ARTICULO 1378.- “Aplicación. Las disposiciones relativas a los contratos bancarios
previstas en este Capítulo se aplican a los celebrados con las entidades comprendidas
en la normativa sobre entidades financieras, y con las personas y entidades públicas y
privadas no comprendidas expresamente en esa legislación cuando el Banco Central de
la República Argentina disponga que dicha normativa les es aplicable.”
Publicidad.
ARTICULO 1379.- “Publicidad. La publicidad, la propuesta y la documentación
contractual deben indicar con precisión y en forma destacada si la operación
corresponde a la cartera de consumo o a la cartera comercial, de acuerdo a la
clasificación que realiza el Banco Central de la República Argentina. Esa calificación no
prevalece sobre la que surge del contrato, ni de la decisión judicial, conforme a las
normas de este Código.
Los bancos deben informar en sus anuncios, en forma clara, la tasa de interés, gastos,
comisiones y demás condiciones económicas de las operaciones y servicios ofrecidos.”
Forma.

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Minicucci, Matias
ARTICULO 1380.- Forma. Los contratos deben instrumentarse por escrito, conforme a
los medios regulados por este Código. El cliente tiene derecho a que se le entregue un
ejemplar.
Contenido
ARTICULO 1381.- Contenido. El contrato debe especificar la tasa de interés y cualquier
precio, gasto, comisión y otras condiciones económicas a cargo del cliente. Si no
determina la tasa de interés, es aplicable la nominal mínima y máxima,
respectivamente, para las operaciones activas y pasivas promedio del sistema,
publicadas por el Banco Central de la República Argentina a la fecha del desembolso o
de la imposición.
Las cláusulas de remisión a los usos para la determinación de las tasas de interés y de
otros precios y condiciones contractuales se tienen por no escritas.
Información
ARTICULO 1382.- Información periódica. El banco debe comunicar en forma clara,
escrita o por medios electrónicos previamente aceptados por el cliente, al menos una
vez al año, el desenvolvimiento de las operaciones correspondientes a contratos de
plazo indeterminado o de plazo mayor a un año. Transcurridos sesenta días contados a
partir de la recepción de la comunicación, la falta de oposición escrita por parte del
cliente se entiende como aceptación de las operaciones informadas, sin perjuicio de las
acciones previstas en los contratos de consumo. Igual regla se aplica a la finalización
de todo contrato que prevea plazos para el cumplimiento.
Rescisión
ARTICULO 1383.- Rescisión. El cliente tiene derecho, en cualquier momento, a rescindir
un contrato por tiempo indeterminado sin penalidad ni gastos, excepto los devengados
antes del ejercicio de este derecho.

Contratos bancarios con consumidores y usuarios.


Aplicación
ARTICULO 1384.- Aplicación. Las disposiciones relativas a los contratos de consumo son
aplicables a los contratos bancarios de conformidad con lo dispuesto en el artículo
1093.
Publicidad

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Minicucci, Matias
ARTICULO 1385.- Publicidad. Los anuncios del banco deben contener en forma clara,
concisa y con un ejemplo representativo, información sobre las operaciones que se
proponen. En particular deben especificar:
a) los montos mínimos y máximos de las operaciones individualmente consideradas;
b) la tasa de interés y si es fija o variable;
c) las tarifas por gastos y comisiones, con indicación de los supuestos y la periodicidad
de su aplicación;
d) el costo financiero total en las operaciones de crédito;
e) la existencia de eventuales servicios accesorios para el otorgamiento del crédito o la
aceptación de la inversión y los costos relativos a tales servicios;f) la duración
propuesta del contrato.

Forma
ARTICULO 1386.- Forma. El contrato debe ser redactado por escrito en instrumentos
que permitan al consumidor:
a) obtener una copia;
b) conservar la información que le sea entregada por el banco;
c) acceder a la información por un período de tiempo adecuado a la naturaleza del
contrato;
d) reproducir la información archivada.
Obligaciones precontractuales
ARTICULO 1387.- Obligaciones precontractuales. Antes de vincular contractualmente al
consumidor, el banco debe proveer información suficiente para que el cliente pueda
confrontar las distintas ofertas de crédito existentes en el sistema, publicadas por el
Banco Central de la República Argentina.
Si el banco rechaza una solicitud de crédito por la información negativa registrada en
una base de datos, debe informar al consumidor en forma inmediata y gratuita el
resultado de la consulta y la fuente de donde la obtuvo.

Contenido
ARTICULO 1388.- Contenido. Sin perjuicio de las condiciones establecidas para los
contratos bancarios en general, ninguna suma puede ser exigida al consumidor si no se
encuentra expresamente prevista en el contrato.

36
Minicucci, Matias
En ningún caso pueden cargarse comisiones o costos por servicios no prestados
efectivamente.
Las cláusulas relativas a costos a cargo del consumidor que no están incluidas o que
están incluidas incorrectamente en el costo financiero total publicitado o incorporado
al documento contractual, se tienen por no escritas.
Información en contratos de crédito
ARTICULO 1389.- Información en contratos de crédito. Son nulos los contratos de
crédito que no contienen información relativa al tipo y partes del contrato, el importe
total del financiamiento, el costo financiero total y las condiciones de desembolso y
reembolso.
Estos últimos artículos suelen tener concordancias con la normativa de la primera
sección, por ejemplo con el Art. 1384 y el 1378; también sobre publicidad entre el
1285 y el 1379; también con respecto a la forma, el 1386 con el 1380.
En este tema existe lo que se llama deber de asesoramiento/consejo. Está vinculado a
la obligación de informar; debe realizarse en el momento de comercialización del bien.
Es llamado usualmente también consejo.
RESUMEN FICHAS UNIDAD IV.
Daño en las relaciones de consumo: el impacto del CCyCN.
La complementación y coordinación entre el régimen de daños de la ley 24.240 y el
sistema del CCyCN.
El CCyCN aporta una teoría general de la responsabilidad civil sustentada en la tutela
del derecho constitucional a la reparación. Por lo tanto, la problemática de los daños
en el régimen de consumo, debe ser considerada a partir del dialogo entre las diversas
fuentes normativas.
El funcionamiento de las normas reguladoras de los daños en la LDC demanda a los
operadores jurídicos atender a la convergencia de principios y a la complementación
con el régimen de responsabilidad del CCyCN.
En dicho sentido cabe realizar una serie menciones:
 La función preventiva tiene jerarquía legal y axiológica sobre la resarcitoria;
 La teoría general estructurada en el CCyCN introduce nuevas reglas. Stiglitz
menciona algunas tales como, nuevos daños resarcibles, legitimados activos,
pautas adicionales en el régimen de responsabilidad objetiva;
 Se verifica también una importante convergencia entre diversas soluciones
consagradas en el nuevo sistema y otras de la LDC; puede destacarse la
coincidencia de criterios existentes entre el Art. 53, párrafo 3 de la LDC, donde
se admiten las cargas probatorias dinámicas, y los arts. 1734 y 1735 del CCyCN,
que van en la misma dirección;

37
Minicucci, Matias
 En algunos temas las soluciones adoptadas desde la centralidad del CCyCN,
condujeron también a la sustitución de algunas pocas normas; en ese
entendimiento debe ser analizada la reforma en materia de proscripción que
sustituyo a la redacción del Art. 50 LDC, y se dispuso que: “cuando por otras
leyes generales o especiales se fijen plazos de proscripción distintos del
establecido precedentemente (3 años) se estará por el más favorable al
consumidor o usurario”. En definitiva quiso extender los plazos de prescripción,
y aquí reside la coincidencia con el CCyCN ya que una de sus premisas básicas
ha sido ampliar los plazos. Por su aplicación directa a las relaciones de
consumo, se recuerda los términos más relevantes, entre ellos, “el plazo de
prescripción es de 5 años, excepto que este previsto uno diferente…”
 La existencia de consecuencias comunes no supone negar la existencia de
efectos propios en las acciones de daños en las relaciones de consumo. Esto se
verifica, especialmente en orden a la función sancionatoria de la
responsabilidad civil, frente a la regulación que se mantiene en el Art. 52 bis de
la LDC.

La función preventiva y el “consumidor expuesto”. Relevancia en materia de


prácticas abusivas.
La figura del expuesto a la relación de consumo, como categoría conceptual
equiparada al consumidor prescinde de la pauta delimitadora del “destinatario final”
como elemento determinante de la noción de consumidor.
El CCyCN redefinió los alcances de la figura (consumidor expuesto); si bien la
comprende dentro de la categoría de consumidor, su actuación queda circunscripta en
el ámbito específico de las prácticas abusivas y de la información y publicidad. Aunque
la solución puede ser opinable, se comprende que la finalidad del código ha sido evitar
interpretaciones ambiguas.
Las obligaciones de información y seguridad y sus conexiones con la función
preventiva y resarcitoria.
El expreso reconocimiento de los horizontes preventivos de la responsabilidad civil en
el CCyCN permite establecer un dialogo de convergencia entre las normas generales y
especiales; máxime cuando se piensa en los despliegues preventivos tanto de la
información como de la seguridad debida al consumidor se orientan
preponderantemente a salvaguardar derechos fundamentales de mayor entidad tales
como la salud, la vida y la integridad física.
Así, en orden a la función preventiva desempeñada por la obligación expresa de
seguridad (Art. 5 LDC) y de la información concretada (Art. 6 LDC), encuentran
actualmente un fundamento sistémico en el deber de evitar daños. De ahí que ante la
posible peligrosidad o ante defectos de seguridad de los `productos o servicios,

38
Minicucci, Matias
deberes tales como los de advertencia, subsanación del defecto, sustitución del bien,
retiro o recupero del producto del mercado, adquieren indudable coercibilidad. En el
mismo sentido, el texto del Art. 1710 puede servir para despejar dudas sobre los
legitimados pasivos de tales obligaciones, frente a la falta de precisión de los Arts. 5 y 6
LDC, en tanto dispone que “toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa”,
de evitar causar un daño no justificado o de adoptar las medidas conducentes a
evitarlo o mitigarlo.
No se duda que su incumplimiento abre cauce a los despliegues de la función
resarcitoria de la responsabilidad civil, al quedar habilitadas las acciones tendientes a
la reparación del daño causado.
Vale hacer una especial mención al hecho de la víctima como eximente de
responsabilidad. Es que cuando se trate de daños causados por productos o servicios
inseguros constituye una particularidad del régimen de daños del consumidor la
apreciación estricta que ha de hacerse de dicha eximente. Surge de los términos del
Art. 5 LDC que un producto o servicio será inseguro si usados por el consumidor en
condiciones normales o razonables, el daño sobreviene igual; o sea que el uso anormal
o irrazonable puede funcionar como hecho de la víctima. De todos modos, tratándose
la víctima de un consumidor, nuestra doctrina sostiene la necesidad de apreciar
restrictivamente la configuración de la eximente.
La función resarcitoria y las reglas especiales emergentes del Art. 40 y de otras
disposiciones de la LDC.
El esquema de reparación de daños de nuestra LDC contiene normas que regulan el
resarcimiento de los daños:
 Art. 10 bis LDC;
 Arts. 11 al 17 (garantías);
 Art. 18 LDC (vicios ocultos)
 Art. 40 LDC.
En el caso del Art. 10 bis, su régimen pertenece al campo de la responsabilidad
contractual; puede adquirir relevancia aquí la regla de previsibilidad contractual
adoptada en el Art. 1728 del CCyCN, a los fines de considerar la existencia del
resarcimiento. Sin embargo, tanto en el régimen de garantías por inadecuación de los
bienes muebles no consumibles, propio del régimen de consumo, como en el caso de
la responsabilidad por vicios ocultos, las acciones de indemnización contempladas en
el Art. 17 LDC (intrínseco y extrínseco) no se limitan necesariamente al daño intrínseco
sino que bien puede alcanzar daños sufridos por el consumidor en otros bienes
distintos a la prestación que resulta defectuosa.
El Art. 40 LDC tiene una peculiar especificad en relación a los daños en las relaciones
de consumo. Si bien es sede de la responsabilidad por productos defectuosos, su
amplia formulación determina una extensión que excede aquella hipótesis. El texto
legal engloba dos situaciones fácticas, las cuales deben considerarse ambas a los daños

39
Minicucci, Matias
extrínsecos, es decir a los sufridos por el consumidor en su persona o en su patrimonio
pero externos al interés prestaciones:
 Los daños causados al consumidor por vicio o riesgo de la cosa : tanto los
perjuicios provocados por cosas muebles o inmuebles, aun de bienes que no
resulten típicamente un producto. Los defectos que afecten al bien, pueden
calificarse como defectos que resultan de vicios de la información, de diseño,
de fabricación o de construcción. Ello no excluye, que haya algún vicio que no
guarde correlación con los recientes supuestos descriptos. Se tratan de bienes
que causan daño como consecuencia de un defecto de seguridad o por su
riesgo, lo cual debe ser interpretado con el Art. 1757 CCyCN.
ARTICULO 1757.- “Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde
por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean
riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las
circunstancias de su realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el
uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de
prevención.”
 Los daños derivados de la prestación del servicio : la solución presenta una
notable amplitud, conduce afirmar que el Art. 40 capta los daños sufridos por
consumidor ante servicios prestados defectuosamente o de servicios riesgosos
por su naturaleza o circunstancias de su realización, en tanto repercutan sobre
la persona o bienes del usuario o consumidor. Es decir, se trata también del
daño extrínseco. El problema del servicio defectuoso se vincula con los Arts. 5 y
6 LDC. A su vez la problemática del servicio riesgoso queda vinculada a la
responsabilidad por actividad riesgosa que encuentra sustento en los Arts.
1757 y 1758 CCyCN, quedando de manifiesto la plena armonía entre el régimen
especial y el general.
Art. 1758 segundo párrafo CCyCN…”En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde
quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo
dispuesto por la legislación especial.”
En ambas hipótesis conforme a lo establecido en el Art. 40 LDC, la responsabilidad se
imputa en base a factores objetivos (riesgo, seguridad, generación de confianza).
Ahora bien, conforme con el Art. 1722 del CCyCN, cuando juega un factor objetivo de
atribución el responsable se exonera si acredita la causa ajena; también sobre esta
cuestión hay coincidencia con la parte final del Art. 40. De manera tal que las únicas
eximentes procedentes son:
 El hecho de la víctima;
 El hecho de un tercero extraño;
 El caso fortuito extraño a la contingencia propia de la cosa riesgosa o de la
actividad desplegada.

40
Minicucci, Matias
En lo referente al hecho de la víctima, se reitera que a los fines de dar por configurada
la eximente, el principio protectorio del consumidor exige una interpretación
restrictiva.
La figura del daño punitivo en la LDC.
El análisis de la procedencia del daño punitivo.
El daño punitivo es una figura de origen legal, incorporado en la LDC en el Art. 52 bis,
aplicable al ámbito de las relaciones de consumo.
Es una sanción pecuniaria de naturaleza preventiva (en tanto disuasoria de conductas
y prácticas amenazantes o lesivas de los derechos de los consumidores) y
sancionatoria (pues procura punir conductas merecedoras de tal sanción especial).
Se trata de un correctivo de excepción, para supuestos donde es necesaria la
imposición de un castigo ejemplar.
El Art. 52 bis solo dispone que para la procedencia del daño punitivo solo se requiere
sin más, el incumplimiento de los deberes contractuales y legales por parte del
proveedor; así y todo en doctrina y jurisprudencia se entiende que no es suficiente esto
para admitir la procedencia del daño punitivo.
Por eso se dice que para la procedencia es necesaria la concurrencia de un plus,
equiparable a la culpa grave o dolo.
Por lo tanto, conforme a la letra del Art. 52 bis, para la procedencia de la sanción
pecuniaria analizada, bastaría con la constatación del incumplimiento legal o
contractual del proveedor siendo innecesaria la indagación acerca de la concurrencia
de un reproche subjetivo a ese proceder o conducta y que la literalidad de esa
interpretación desnaturalizaría la naturaleza y la finalidad del instituto.
La doctrina destaca esta medida como un instituto excepcional de aplicación, como
una reacción particular frente a conductas o practicas empresarias que así lo exigían,
se sostiene que merecerá esta sanción ejemplar el proveedor que exhiba un proceder
caracterizado por su gravedad, por ser indignante o repugnante, recalcinante,
antisocial, o revelador de un grosero menosprecio o indiferencia por los derechos del
consumidor.
Se advierte que, en definitiva, siempre se girara en torno a la noción de dolo o culpa
grave, y que por lo tanto, para admitir la procedencia del daño punitivo, será necesario
constara que el demandado “violo deliberadamente un deber a su cargo” o actuó sin
intención pero con una imprudencia o negligencia “en grado extremo” que genera una
pena ejemplar.
La dificultad esta en analizar la conducta o practica denunciada, determinar su carácter
disvalioso, y medir la mayor o menor gravedad de su implicancia.
¿Cómo establecer y justificar ese plus que hace a la conducta o práctica empresaria
merecedora de la sanción ejemplar del Art. 52 bis?

41
Minicucci, Matias
El carácter indignante, recalcitrante o antisocial de la practica o comportamiento no
pueden quedar tampoco librados a la alta o baja sensibilidad del juez interviniente.
La gravedad de la conducta no se mide necesariamente en función de un daño
efectivamente padecido. El comportamiento o la practica empresaria que implique una
amenazas para las libertades o dignidad y otros derechos del consumidor, puede
merecer una calificación de gravedad, pasible de la sanción del 52 bis LDC.
Cabe destacar también la presencia del daño punitivo en el Art. 8 bis de la LDC, cuando
dice “además de las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser pasibles de la
multa civil establecida en el Art. 52 bis…”
Este artículo contempla la aplicación del daño punitivo frente a la violación del derecho
al trato digno. Se destaca en la doctrina que el motivo de esta sanción es que “la
cualidad central del ser humano es, precisamente, la dignidad”.
Así, por ejemplo, puede admitirse la procedencia de la sanción pecuniaria del 52 bis
cuando se constate la injustificada resistencia del proveedor que, con su
comportamiento, obliga al consumidor a transitar sucesivas instancias de reclamación
previa, a iniciar acciones judiciales y a peregrinar en un largo proceso “a sabiendas de
la propia sinrazón”.

La procedencia del daño punitivo en el supuesto de los micro ilícitos e ilícitos


lucrativos.
Al explicitar la función disuasiva que cumple el instituto del daño punitivo, la doctrina
destaca siempre los supuestos de los llamados micro ilícitos e ilícitos lucrativos, donde
el correctivo persigue, además, una finalidad particular: desmantelar los efectos de ese
proceder antijurídico.
Se configura el supuesto de micro ilícito cuando el proveedor ofrece productos o
servicios en el mercado y contrata con los consumidores a sabiendas de que no podrá
entregarlos o prestarlos conforme lo publicitado o pactado, obtenido ganancias
indebidas. La distorsión de la verdad y la premeditada traición de la confianza dan
fundamento a la procedencia del correctivo.
Del mismo modo, el daño punitivo actuara en caso de ilícitos lucrativos, en los que se
comercializaran bienes o servicios a sabiendas de la existencia de vicios o defectos que
son o podrían ser dañosos para los destinatarios o terceros, especulando con un saldo
favorable ente los réditos económicos y las eventuales perdidas por reclamaciones.
Lorenzetti sostiene que la teoría de los daños punitivos “apunta, básicamente, a
destruir la racionalidad económica que permite que el daño se ocasione”.
RESUMEN FICHAS UNIDAD V.

42
Minicucci, Matias
Servicio público: precisiones conceptuales.
El usuario es el centro del servicio público. El servicio público es la actividad de
regulación económica para identificar una herramienta técnica que le permite al
estado avanzar normativamente sobre ciertas actividades y prestaciones que
involucran la satisfacción del interés público.
Uno de los elementos más debatidos fue y es la noción de publicatio, que consiste en
la sustracción de la actividad en cuestión de la iniciativa privada y el traspaso al estado
de la titularidad del servicio. Fue sostenida de manera imbatible por algún sector de la
doctrina para luego pasar a ser considerada una noción contingente o accidental no
más distintiva del servicio.
Se presenta una delimitación propuesta por la jurisprudencia para distinguir al servicio
estatal en tres campos:
 Las funciones estatales básicas: seguridad, justicia, servicio exterior, de carácter
indelegable;
 Los servicios sociales: prestados por el estado, sin perjuicio de la participación
de terceros;
 Servicios públicos: servicios que el estado puede abstenrse de prestar y no
simplemente compartir prestaciones con otros, sin perjuicio del deber de
garantizarlos.
También están quienes han calificado al servicio público como técnica identificada con
el otorgamiento de monopolio.
Julio R. Comadira entiende como servicio público “el título jurídico, en si mismo
exorbitante, invocado por el estadio ara dar satisfacción o, en su caso, asegurar la
satisfacción de las necesidades consideradas esenciales para el logro del bien común, lo
que se lograra a través de algunas de las siguientes actitudes:
 La asunción de titularidad (publicatio);
 Desarrollo subsidiario de actividades prestacionales en ausencia de prestadores
privados, sin titularizarlas en sentido propio;
 Ejercicio de poder de policía sobre ciertas actividades privadas prestacionales.
Pero como lo indica Comadira, lo indudable es la existencia de un sujeto acreedor de
aquellas prestaciones, el usuario actual o potencial del servicio público, en el marco de
una relación de consumo.
Emplazamiento del servicio público en argentina.
Primeras etapas.
1853 – 1860, la prestación de los servicios públicos se llevó a cabo en forma privada,
salvo excepciones, como correos y obras sanitarias, recurriendo a la figura de la
concesión.,

43
Minicucci, Matias
A un segundo periodo dio lugar la constitución del 49´, donde se unifican la titularidad
y la prestación del servicio público nacional en el estado, creándose para ello entes
descentralizados.
La época de las nacionalizaciones importo la afirmación de la pertenencia originaria de
los servicios públicos al estado y la prohibición de enajenación o explotación de los
mismos por particulares.
La ley de reforma del estado y las privatizaciones.
El quiebre del periodo ocurre en la década de los años 90 donde se sustituye al estado
como prestador del servicio por prestadores privados.
Se dicta en el año 1989 la ley de Reforma del Estado, que declara en emergencia la
prestación de los servicios públicos y la situación económico financiera de la
administración pública nacional, facultando al poder ejecutivo a otorgar permisos,
licencias, concesiones para la explotación de los servicios públicos o de interés general
a que estuvieren afectados, a activos, empresas o establecimientos que se
privatizaran.
Toda la discusión sobre la LDC quedo superada con la reforma constitucional de 1994,
que consagro, a partir del Art. 42 la llamada relación de consumo, abriendo aquella
tutela a una concepción del llamado derecho del consumo.
La etapa de “la privatización” encontró allí su primer punto de confrontación, al
recepcionar la técnica de intervención estatal en la económica en el sistema de
potestades estatales y la garantía sustancial y adjetiva reconocida en el régimen de
derechos y garantías a favor de los ciudadanos en su calidad de usuarios. Se dios un
reconocimiento y una protección de los derechos de los usuarios de servicios públicos,
consagrando un plexo de potestades estatales orientadas a la regulación, y control,
cuyo sentido era concretar aquella protección.
Dice Lorenzetti que la fuente para regular la relación de consumo en el plano de los
servicios públicos son los Arts. 42 y 43 CN.
El sistema prestacional mixto.
Se empieza a delinear una nueva fase en relación a la actividad regulatoria. Se trata de
un proceso de renegociación contractual. Es una tendencia a retomar formas
intermedias de gestión pública, reestatizando muchos de los servicios privatizados
(Aerolineas, YPF).
Comenzó así a gestionarse el modelo prestacional mixto: público y privado. De este
fenómeno surgen varias posibilidades de convivencia entre los prestadores públicos y
privados.
La expresión de estos nuevos paradigmas en la regulación, prestación de los servicios
se visualiza claramente en el papel que revisten los llamados marcos regulatorios de
los servicios públicos.

44
Minicucci, Matias
Estos marcos regulatorios constituidos por cuerpos jurídicos integrados por normas de
diversa jerarquía, se orientaran hacia:
a) La defensa de los derechos de los usuarios;
b) El derecho de acceso a los servicios, lo cual pondrá a prueba la idea de
sustentabilidad económica del servicio, sobre todo en orden a su régimen
tarifario.
Marcos regulatorios y entes reguladores.
En el proceso de privatización se hizo necesario estatuir respecto de cada servicio
público involucrado, un marco regulatorio, emplazando su organización y
funcionamiento especifico. Así, entre licencias y concesiones se fueron plasmando los
diversos marcos regulatorios.
Los marco regulatorios creados contemplaron la creación de ciertos entes, que
parecen haber estado inspirados en las comisiones o entes reguladores autónomos de
EEUU.
Estos marcos reguladores tienen como finalidad lograr una armonización entre el
interés público determinado por aquellos y los derechos particulares comprometidos.
Los fines de tales regulaciones fueron:
 La protección adecuada de los derechos de los usuarios;
 La competitividad;
 El fenómenos de las inversiones;
 Confiabilidad, igualdad y libre acceso;
 No discriminación y uso generalizado de los servicios e instalaciones.
Y aun cuando dichos marcos regulatorios fueron en su mayoría anteriores al texto
constitucional de 1994, se ha afirmado que los objetivos plasmados en ellos resultan
compatibles con el articulado de la reforma. Dichos marcos deben ser aplicados en
forma armónica e integrada, conforme al texto de la LDC, en los casos que se
encuentre en juego una relación de consumo, y bajo las pautas constitucionales.
En este cuadro normativo cobran relevancia los entes reguladores de servicios públicos.
Tales entes se caracterizan por ser personas públicas estatales, dotadas de autarquía,
que tiene como fin el control de la prestación del servicio público, asegurando los
derechos de los consumidores.
Hay dos cuestiones centrales para asegurar el funcionamiento de dichos entes:

 La idoneidad técnica de sus cuadros (equipo);


 Independencia funcional.
También se ha debatido respecto de estas entidades:
1) La competencia para su creación (por ley o decisión del congreso, al día de hoy
puede hacerse por ambos por aplicación del 75 inc. 20 que dice “legislación”);

45
Minicucci, Matias
2) El alcance de sus potestades (específicamente de índole jurisdiccional);
3) El control administrativo al que se encuentran sometidos.
Con respecto al segundo tema, hay una potestad normativa, la cual según la mayoría
doctrinaria entiende que los entes emiten reglamentos delegados, se considera que la
potestad normativa se sustenta en una delegación legislativa efectuada por el
congreso.
Con respecto a la facultad jurisdiccional, son los mismos marcos regulatorios los que
prescriben tales potestades. Con respecto a este tema la jurisprudencia en el caso
“Ángel Astrada” expreso cuales son los principales aspectos concernientes al
reconocimiento de las facultades jurisdiccionales de los entes reguladores.
La principal consecuencia que deriva la Corte, para interpretar el Art. 72 de la ley
24065, que atribuye al ente la atribución de resolver “toda controversia”, es que se
trata de una jurisdicción especial que debe haber sido sustraída válidamente por el
congreso a la competencia de los jueces ordinarios, de modo que no hay delegación
total de facultades jurisdiccionales al ente regulador; a su vez no pueden atender
cuestiones sobre derecho patrimonial privado, extrañas al ámbito de aplicación del
Art. 72. De lo contrario se vulneraria el `principio de tutela judicial efectiva.
En segundo lugar, la Corte expone que tal limitación material del marco legislativo de
atribución de funciones jurisdiccionales encuentra su raíz y sentido en el principio de
especialidad, señalando, en relación con el Art. 72 de la ley 24.065, que tal atribución
no guarda relación con los motivos tenidos en mira por el legislador al crear al ente en
cuestión. La control sobre las controversias entre partes, nunca podrían sustraerse de
la jurisdicción judicial plena.
El tercero punto trascendente radica en haber omitido referir al Art. 42 CN para fundar
dichas potestades jurisdiccionales, ya que la norma no refiere en ningún momento a
aquella.
El último tema a abordar es la responsabilidad de los entes reguladores en torno a las
omisiones o inactividad en el ejercicio de las funciones expuestas. En el caso puntal del
ente regulador podrían resultar demandados por el incumplimiento de las obligaciones
constitucionales y legales. Lo problemático resulta ser el terreno de las omisiones.
La categoría constitucional del servicio público y la caracterización de relación de
consumo al vínculo entre usuario del servicio público y prestador.
Desde este aspecto, Ricardo Lorenzetti, refiere a un punto de intersección entre el
derecho público y privado, remarcando la especial significación del término “usuario”
desde la empresa prestadora de servicio, dado que este representa un cliente que
ostenta libertad de contratar y contractual, mientras que para la LDC y la
jurisprudencia (Ángel Estrada) no habría tal libertad, pues no existe un contratante en
el sentido clásico de la palabra, sino un usuario que no tiene otra alternativa que
utilizar los servicios de una empresa que detenta un monopolio.

46
Minicucci, Matias
Concluye que el debate no puede definirse desde la rama del derecho aplicable sino
desde la interpretación del sistema legal, indicando que se trata de una relación de
consumo conforme a la propia ley, la que le impone viertas características. Por esta
razón, el sistema regulatorio tiene base constitucional conjuntamente con la ley que
regula el servicio específico y la LDC, aplicándose la norma más favorable al
consumidor.
No hay dudas de que la vinculación del usuario del servicio público se concreta en una
relación de consumo.
Por lo tanto en este contexto se desenvuelve nuestro usuario de servicios públicos,
básicamente vinculado por una relación de consumo al titular del servicio, sea con la
intermediación de la empresa prestaría del mismo, o directamente con el mismo
estado.
Los parámetros constitucionales en torno al servicio público y el rol del estado.
Es la protección de la parte débil de la relación jurídica que implica todo servicio
público que debe garantizar determinados contenidos mínimos en condiciones de
igualdad y sin discriminación en orden a los derechos comprometidos.
El acceso al consumo.
El primer aspecto de la protección aparece delineado en lo que se titula como “acceso
al consumo y a una economía y desarrollo sustentables”, derivados de los textos 41, 42
y 43 CN.
Se direcciona entonces a satisfacer aquellas necesidades básicas vinculadas a la salud
pública, educación, asistencia previsional, protección del medio ambiente y prevención
de daños.
A tales postulados constitucionales se añade el derecho de información que tamiza
todo el vínculo consumerista. Sobre este deber de información Hernandez y Frustagli
señalaban que “considerando como expresión máxima de la actuación del principio de
buena fe, adquiere en materia de defensa del consumidor el rango de derecho
fundamental, reconocido expresamente en el Art. 42 CN, en tanto constituye una
valiosa herramienta prevista para conjurar la superioridad económica jurídica que
generalmente detentan los proveedor. (Suelen destacar seguido la situación jurídica en
la que se encuentran consumidor y proveedor, destacando siempre la situación de
desnivel y vulnerabilidad en la cual se encuentra el consumidor frente al proveedor; lo
cual fundamenta el deber de información).
Calidad y eficacia de la prestación.
El segundo aspecto de la imposición constitucional refiere a la “garantía de calidad y
eficiencia de los servicios públicos que deben cumplir todos los poderes del estado”,

47
Minicucci, Matias
imponiéndose las condiciones de prestación, la organización de los organismos de
control e incluso la protección jurisdiccional del usuario.

La llamada “eficiencia” parece haber olvidado otro concepto no menos importante


como lo es la “eficacia”. Por ello en el ámbito de la regulación, la eficiencia permitirá
tomar una decisión previo análisis de costo beneficio, siendo eficiente la que irrogue
menos costo; por su parte, kilo relativo a la eficacia de una medida regulatoria, si bien
no se debe confundir con la primera, se mide con relación al propósito al que va
dirigida, verificando el resultado obtenido.
Los procedimientos eficaces y los marcos regulatorios de competencia nacional: la
participación (audiencias públicas y asociaciones de usuarios y consumidores) y el
régimen de tarifas.
Se dispone la necesidad de articular “procedimientos eficaces para la prevención y
solución de conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios públicos de
competencia nacional, previendo la necesaria participación de las asociaciones de
consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control”.
Sobre la participación en los entes de control, varios marcos regulatorios disponen
como se articulara aquella. Bastando asegurar la intervención efectiva del usuario en
los entes reguladores de alguna manera.
Después se presenta el instituto de la audiencia pública como instancia “en la cual la
autoridad responsable habilitara a la ciudadanía un espacio institucional para que todo
aquel que pueda verse afectado o tenga un interés particular o general, exprese su
opinión”. Su utilidad es, sin dudas, indiscutible; lo que es discutible es la forma con la
que el ente justiprecia las opiniones y las intervenciones de usuarios al emitir las
resoluciones, ya que sea por no tomarlas en cuenta u omitir su consideración expresa.
Servicios públicos domiciliarios. Características. Integración normativa.
La ley 24.240 se ha ocupado de regular los aspectos centrales de los servicios públicos
que son esenciales para la vida de los usuarios.
La razón de dicho tratamiento se debe a que cuenta con las siguientes
particularidades:
a) Son suministrados en los domicilios de forma permanente y continua;
b) La prestación se hace mediante instalaciones o artefactos específicos;
c) Existe una tarifa cuyo importe consigna en facturas pagaderas en fechas
establecidas.
La expresión “domiciliarios” no se quiere entender que las disposiciones allí previstas
solo se aplican cuando se prestan en el domicilio del usuario, pues también regirán
cuando el servicio se efectué en cualquiera de los ámbitos que aquel pueda utilizar
(vivienda habitual, turismo, lugar de trabajo), siempre que el servicio no sea tomado

48
Minicucci, Matias
para integrarlo en procesos de producción, trasformación, comercialización o
prestación a terceros.

Estamos frente a tres niveles de tutela en este ámbito:


 El Art. 42 CN;
 La legal, establecida en las leyes específicas;
 Las normas contempladas en los marcos regulatorios de cada servicio público
en particular.
El Art. 42 CN recepta principios generales del derecho de consumo en materia de
servicios públicos domiciliarios.
Con respecto a las leyes, existen leyes que de manera genérica ejercen una función
tuitiva respecto de los consumidores y usuarios. Sin embargo, la principal norma es la
24.240. Después se manifiestan otra serie de leyes las cuales se deben integrar
normativamente al plexo de leyes aplicable.
Se profundiza la integración de todas las normas, sean especiales o generales,
aplicables a la relación de consumo; se ratifica la regla hermenéutica de la
interpretación más favorable al consumidor en caso de duda sobre la solución más
adecuada para la tutela de aquel ente las distintas normas que conforman el estatuto
de defensa del consumidor.
El último nivel de tutela lo conforman los marcos regulatorios legales y las normas
reglamentarias (reglamentos, resoluciones) de cada uno de los servicios públicos.
Estos marcos regulatorios pueden tener en algunos casos disposiciones contrarias a la
ley 24.240 y por ello el mecanismo de integra con normativa propuesto sea de difícil
aplicación.
Los interrogantes aparecen, por ejemplo, en orden a determinar si los entes
reguladores podrán acudir a la LDC cuando ella estipule una solución más favorable al
consumidor.
Deberes y obligaciones a cargo de los proveedores de servicios públicos
domiciliarios.
La obligación de informar al usuario y de dar constancia escrita.
El deber de informar que deben cumplir las empresas proveedoras de servicios
públicos domiciliarios surge de lo dispuesto en el Art. 25 de la ley.
ARTICULO 25. — Constancia escrita. Información al usuario. Las empresas prestadoras
de servicios públicos a domicilio deben entregar al usuario constancia escrita de las
condiciones de la prestación y de los derechos y obligaciones de ambas partes

49
Minicucci, Matias
contratantes. Sin perjuicio de ello, deben mantener tal información a disposición de los
usuarios en todas las oficinas de atención al público.
El deber de reciprocidad en el trato y su vinculación al deber de trato digno y
equitativo.
ARTICULO 26. — Reciprocidad en el Trato. Las empresas indicadas en el artículo
anterior deben otorgar a los usuarios reciprocidad de trato, aplicando para los
reintegros o devoluciones los mismos criterios que establezcan para los cargos por
mora.
El deber de garantizar condiciones dignas de atención se traduce en los casos de
servicios públicos en deberes concretos y circunstanciados de “atención al público”. El
cumplimiento de estas obligaciones específicas implica tener personal capacitado para
atender al público de manera eficiente.
El deber de abstenerse de desplegar prácticas abusivas persigue un fin altamente
protectorio; así nace la prohibición de poner la consumidor en situaciones
vergonzantes, vejatorias o intimidatorias; ello propenso a que suceda por el carácter
monopólico que tiene los servicios públicos/privados.
ARTICULO 27. — Registro de reclamos. Atención personalizada. Las empresas
prestadoras deben habilitar un registro de reclamos donde quedarán asentadas las
presentaciones de los usuarios. Los mismos podrán efectuarse por nota, teléfono, fax,
correo o correo electrónico, o por otro medio disponible, debiendo extenderse
constancia con la identificación del reclamo. Dichos reclamos deben ser satisfechos en
plazos perentorios, conforme la reglamentación de la presente ley. Las empresas
prestadoras de servicios públicos deberán garantizar la atención personalizada a los
usuarios.
El registro de reclamos no debe ser confundió con un libro de quejas. La queja es una
protesta, un lamento. En cambio el término reclamo ha sido el elegido por la norma
porque en él se busca un cambio de situación.
El resumidas cuentas, la finalidad perseguida por la normas es la de garantizar que la
atención sea esmerada, satisfactoria sin olivar que el usuario es una persona a la que
hay que complacer y tratar dignamente.
La obligación de seguridad en el ámbito de los servicios públicos domiciliarios.
Se proyecta en el ámbito de las empresas proveedoras de servicios públicos, por lo
tanto estas deben garantizar a los suministrados que, durante el desarrollo efectivo de
la prestación, no le será causado ningún daño en su salud o integridad física.
El deber de información y advertencia.
Hernandez y Frustagli dicen que la advertencia significa poner a disposición del
consumidor la información necesaria y suficiente para alertar de aquellos riesgos que
puedan entrañar un producto o servicios, con el propósito de evitar daños.

50
Minicucci, Matias
Deber de garantizar el correcto funcionamiento de los instrumentos y unidades de
medición.
ARTICULO 29. — Instrumentos y Unidades de Medición. La autoridad competente
queda facultada para intervenir en la verificación del buen funcionamiento de los
instrumentos de medición de energía, combustibles, comunicaciones, agua potable o
cualquier otro similar, cuando existan dudas sobre las lecturas efectuadas por las
empresas prestadoras de los respectivos servicios.
Tanto los instrumentos como las unidades de medición, deberán ser los reconocidos y
legalmente autorizados. Las empresas prestatarias garantizarán a los usuarios el
control individual de los consumos. Las facturas deberán ser entregadas al usuario con
no menos de diez (10) días de anticipación a la fecha de su vencimiento.
El plazo mínimo legal para la entrega de facturas.
La ley intenta garantizar que las empresas cumplan con enviarlas en plazo no menos
de 10 días de anticipación a la fecha de vencimiento.
La obligatoriedad de la leyenda “no existen deudas pendientes”. Presunción a favor del
usuario.
En oportunidad de informar sobre posibles deudas existentes, el Art. 31 LDC establece
que deberán ser expresadas por escrito, indicando fechas, concepto e intereses. Para
el caso de que no se registre deuda también deberá informar sobre tal inexistencia.
Si la empresa incumple en informar la existencia de dudas pendientes, se presume que
el usuario se encuentra al día con el pago.
La instancia primaria de reclamo ante la empresa y la actuación del ente de control.
Cuando existan circunstancias que alteren o afecten la normal prestación de los
servicios, los usuarios tienen el derecho de reclamar ante quien es el responsable
directo, es decir, la empresa proveedora. Esta a su vez, deberá abocarse al tratamiento
de la situación objeto del reclamo dentro de los plazos y modalidades previstas en
cada marco regulatorio.
En supuesto de subsistir la falta de respuesta al reclamo o que la misma haya sido
desfavorable, el usuario podrá ocurrir a la instancia del ente regulador competente o
iniciar un proceso judicial.
El estatuto de defensa de consumidor prevé dos mecanismos específicos para tramitar
reclamos ante las empresas proveedoras. El primero de ellos se encuentra ene l 30 bis
LDC para el supuesto de interrupción de la prestación del servicio y el segundo está
previsto en el Art. 31 LDC, corresponde al caso de sobrefacturación tal como lo define
la doctrina consumerista.
ARTICULO 30 bis. — Las constancias que las empresas prestatarias de servicios
públicos, entreguen a sus usuarios para el cobro de los servicios prestados, deberán
expresar si existen períodos u otras deudas pendientes, en su caso fechas, concepto e

51
Minicucci, Matias
intereses si correspondiera, todo ello escrito en forma clara y con caracteres
destacados. En caso que no existan deudas pendientes se expresará: "no existen
deudas pendientes".
La falta de esta manifestación hace presumir que el usuario se encuentra al día con sus
pagos y que no mantiene deudas con la prestataria.
En caso que existan deudas y a los efectos del pago, los conceptos reclamados deben
facturarse por documento separado, con el detalle consignado en este artículo.
En conclusión, la determinación y condena al pago de los daños y perjuicios
eventualmente derivados del incumplimiento del contrato celebrado con el usuario
debe considerarse fuera de la jurisdicción especial atribuida a los entes.
El mecanismo previsto para la sobrefacturación.
El usuario tiene derecho a reclamar ante la empresa cuando esta facture consumos
erróneos o conceptos indebidos.
El Art. 31 incorpora una presunción iuris tantum acerca de la existencia de
sobrefacturación. La ley pone en cabeza del usuario afectado la obligación e abonar el
valor del consumo promedio, como corolario del deber de buena fe, en cuyo caso
deberá consignar que el pago se efectúa en disconformidad al solo efecto e cumplir
con su obligación de pago.
Una vez iniciado el reclamo por sobrefacturación, la empresa cuenta con 30 días para
acreditar que lo facturado se corresponde con lo efectivamente consumido. Es decir
que rige el principio de las cargas dinámicas, por lo tanto, si la prestaria no logra
producir la prueba será procedente el reclamo del usuario. Transcurrido el plazo, ante
el silencio o respuesta desfavorable de la empresa, el usuario podrá elevar el reclamo
ante el ente regulador.
La resolución que hace lugar al reclamo por sobrefacturación deberá disponer el
reintegro de la diferencia con más los intereses calculados desde la fecha de pago
hasta la efectiva devolución.
Plazo de prescripción previsto en el Art. 50 LDC y su aplicación al caso concreto de los
servicios públicos domiciliarios.
La norma del Art. 31 LDC establece que será aplicable el plazo del Art. 50 LDC. Es decir
que el usuario contara con un plazo de tres años, salvo cuando por otras leyes
generales o especiales (marcos regulatorios, reglamentos del usuario, etc.se estipule
un plazo más favorable al usuario.
RESUMEN FICHAS UNIDAD VI.
La tutela efectiva de los derechos del consumidor.
Vías para reclamar la tutela efectiva de derechos.

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Minicucci, Matias
La LDC establece una doble vía para resolver los conflictos que se le susciten al
consumidor:
 La judicial;
 La administrativa.
En el ámbito nacional la autoridad de aplicación de la LDC es la dirección nacional de
comercio interior; y en la provincia de Santa Fe secretaria de comercio interior.
Las vías propuestas por la ley son independientes. El consumidor puede elegir solo una
vía o recurrir a ambas simultánea o sucesivamente. En otras palabras, formular la
denuncia ante la autoridad de aplicación no priva al consumidor de iniciar la acción
judicial, ni viceversa.
Son diferentes los órganos, los procedimientos, los objetivos y los resultados. Quien
recurre a la autoridad de aplicación busca arribar a una conciliación o que se aplique
una sanción al proveedor, pero el director no tiene facultades para anular una clausula
o complementar un contrato, ni para exigir el cumplimiento de una obligación, ni para
ordenar una indemnización salvo el supuesto del limitadísimo y tan discutido, daño
directo. El juez tiene todas esas atribuciones.
La resolución que emane de la autoridad de aplicación no será vinculante para el juez,
podrá ser una opinión importante, y servirá como prueba.
No existe la necesidad de agotar la vía administrativa para habilitar la judicial; el
estado no interviene como parte sino en ejercicio del poder de policía. Desde ya que
en caso e existir una conciliación en sede administrativa, la acción judicial se tornaría
abstracta, pero solo en la medida que el objeto de reclamo sea idéntico en ambas vías.
Cuestiones procesales en leyes de fondo.
La misma CSJN ha admitido la constitucionalidad de las normas procesales incluidas en
leyes de fondo siempre y cuando:
a) No afecten el orden público;
b) Sea una herramienta de implementación de derechos sustanciales;
c) Hagan a la igualdad ante la ley, ya que todas las personas merecen el mismo
trato independientemente de la provincia en donde se encuentren.
Medios alternativos de solución de conflictos.
Tanto en la jurisdicción nacional como en la provincia de Santa Fe las acciones
judiciales que pretendan iniciar los usuarios y consumidores deberán cumplir
previamente con la mediación prejudicial obligatoria, con excepción de los legitimados
estatales.
Dicha exigencia puede constituir un obstáculo para el acceso a la justicia del
consumidor o usuario, sobre todo por los costos y el tiempo que insumo.

53
Minicucci, Matias
Sin embargo que considera que dicho obstáculo podrá sortearse si se concurre al
procedimiento de conciliación previsto por el Art. 45 LDC, ya que ambos métodos
alternativos de solución de conflictos satisfacen el mismo objetivo cual es el de
promover y desarrollar métodos no adversaria les y desjudicializados de resolución de
conflictos.
Pautas de competencia para la relación de consumo.
 En razón del fuero. Justicia ordinaria o federal.
La regla es la tramitación por la justicia ordinaria , en virtud de lo dispuesto por el Art.
53 LDC cuando dice “tribunal ordinario competente”.
Transporte aéreo.
El Art. 198 del Código Aeronáutico dispone que corresponde a la CSJN y a los tribunales
inferiores de la nación el conocimiento y decisión de las causas que versen sobre
navegación aérea o comercio aéreo general y de los delitos que puedan afectarlos.
Sin embargo se discute en doctrina y jurisprudencia el alcance de la norma. De este
modo, una postura restringida entiende que esa atribución solo juega para cuestiones
que se relacionen en forma directa con la normativa del código aeronáutico.
En cambio, para una posición amplia resulta competencia la justicia federal para todos
los conflictos que se susciten en la navegación aérea o comercio aéreo en general.
Arias está de acuerdo con esta última postura.
Servicio de salud.
En el caso de las obras sociales que resultan ser agentes del seguro nacional de salud,,
la competencia federal surge del art. 38 de la ley 26.661. Para el caso de las entidades
de medicina prepaga, la jurisprudencia no es unánime. Sin embargo, la CSJN en los
casos “Kogan” y “Wraage” ha considerado que es competente la justicia federal.
Así se sostuvo que es competente el fuero civil y comercial federal para tramitar la
acción de amparo entablada por un afiliado contra una empresa prestadora de
servicios médicos al considerar que esta no le brindo las prestaciones necesarias para
tratar la dolencia que padece.
Servicios de telefonía.
La relación entre particular/usuario/consumidor y el prestador de servicio de telefonía
es cuestión de derecho común en la medida en que se reclamen incumplimientos
contractuales y la indemnización que estos generan, por lo que será competente
justicia ordinaria.
Cuando la discusión verse sobre el funcionamiento del servicio o el alcance de la ley
nacional que lo regula, la competencia será federal. En ese sentido, cuando un grupo
de vecinos de la localidad de Sauce Viejo, provincia de Santa Fe, demando la
reconexión del servicio telefónico, del cual no gozaban desde hacía casi un año, decido

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Minicucci, Matias
al robo de cables y a la falta de actividad reparadora de la prestación del servicio. Aquí
se sostuvo la competencia federal.
 En razón del territorio.
Art. 2654 CCyCN:
ARTICULO 2654.- “Jurisdicción. Las demandas que versen sobre relaciones de consumo
pueden interponerse, a elección del consumidor, ante los jueces del lugar de
celebración del contrato, del cumplimiento de la prestación del servicio, de la entrega
de bienes, del cumplimiento de la obligación de garantía, del domicilio del demandado
o del lugar donde el consumidor realiza actos necesarios para la celebración del
contrato.
También son competentes los jueces del Estado donde el demandado tiene sucursal,
agencia o cualquier forma de representación comercial, cuando éstas hayan
intervenido en la celebración del contrato o cuando el demandado las haya
mencionado a los efectos del cumplimiento de una garantía contractual.
La acción entablada contra el consumidor por la otra parte contratante sólo puede
interponerse ante los jueces del Estado del domicilio del consumidor.
En esta materia no se admite el acuerdo de elección de foro.”
En similar sentido el Art. 36 LDC dice:
“…Será competente para entender en el conocimiento de los litigios relativos a
contratos regulados por el presente artículo, en los casos en que las acciones sean
iniciadas por el consumidor o usuario, a elección de éste, el juez del lugar del consumo
o uso, el del lugar de celebración del contrato, el del domicilio del consumidor o
usuario, el del domicilio del demandado, o el de la citada en garantía. En los casos en
que las acciones sean iniciadas por el proveedor o prestador, será competente el
tribunal correspondiente al domicilio real del consumidor, siendo nulo cualquier pacto
en contrario.”
En la misma línea el Art. 1109 CCyCN dice:
ARTICULO 1109.- “Lugar de cumplimiento. En los contratos celebrados fuera de los
establecimientos comerciales, a distancia, y con utilización de medios electrónicos o
similares, se considera lugar de cumplimiento aquel en el que el consumidor recibió o
debió recibir la prestación. Ese lugar fija la jurisdicción aplicable a los conflictos
derivados del contrato. La cláusula de prórroga de jurisdicción se tiene por no escrita.”
En realidad esta pauta se pensó para los típicos contratos “llame ya” en los cuales el
lugar donde el consumidor recibe la prestación es en su domicilio.
Por último el Art. 50 de la ley 26993 dispone que el juez competente será el del lugar
del consumo o uso, el de la celebración del contrato, el del proveedor o prestador o el
del domicilio de la citada en garantía, a elección del consumidor o usuario.

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Minicucci, Matias
En definitiva, de las nomas reseñadas se desprende la intención del legislador de
proteger al consumidor en cuanto le otorga opciones para entablar la demanda o
establece su domicilio real como pauta para ser demandado. Esto ocurre en los
contratos e consumo internaciones, en las operaciones de crédito para el consumo y
en cierta meda en los contratos celebrados fuera de los establecimiento comerciales.
Sin embargo existe una laguna dikelogica para los contratos de consumo interno; la
pauta de competencia del domicilio real del consumidor debe servir como criterio
integrador ante la laguna dikelogica que existe en el ámbito general de los contratos
de consumo interno.
La cláusula de prórroga de la jurisdicción constituye una cláusula abusiva ya que
importa una renuncia o restricción del consumidor de acceder a la justicia.
 En razón de la materia.
Son competentes los jueces en lo Civil y Comercial.
Beneficios de justicia gratuita.
La ley 26.361 incorporo a la LDC el denominado “beneficio de justicia gratuita”.
El texto del Art. 53 LDC dice en relación a las acciones individuales que: “Las
actuaciones judiciales que se inicien de conformidad con la presente ley en razón de un
derecho o interés individual gozarán del beneficio de justicia gratuita. La parte
demandada podrá acreditar la solvencia del consumidor mediante incidente, en cuyo
caso cesará el beneficio.”
Por su parte el Art. 55 dice con respecto a las acciones colectivas: “Las acciones
judiciales iniciadas en defensa de intereses de incidencia colectiva cuentan con el
beneficio de justicia gratuita.”
La ley hace una diferencia de trato entre las acciones individuales y las colectivas ya
que si bien ambas cuenta con el “beneficio de justicia gratuita”, solo en los juicios
individuales tal beneficio es relativo, desde que se permite al demandado probar la
solvencia del consumidor, en cuyo caso cesara el beneficio.
Este beneficio es conferido de modo automático por la ley y configura una presunción
iuris tantum a favor de consumidor en cuanto a que carece de los recursos necesarios
para hacer frente al pleito abarcando esta prerrogativa todas las cargas económicas
del proceso, incluso las costas.
Un reciente fallo de la CSJN así lo ha interpretado dejando sentado que: “al `prever el
beneficio de justicia gratuita, el legislador pretendió establecer un mecanismo eficaz
para la protección de los consumidores evitando que obstáculos de índole económica
pudieran comprometer su acceso a la justicia, y en consecuencia, privarlos de la
efectiva tutela de los derechos consagrados en el texto constitucional.

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Minicucci, Matias
Una interpretación que pretenda restringir los alcances del precepto conspiraría contra
la efectiva concreción de las garantías constitucionales establecidas en favor de los
consumidores a fin de posibilitar el acceso a la jurisdicción en defensa de sus derechos.
En similar sentido la CSJSF en un reciente fallo sostuvo: “la defensa por el consumidor
de cualquiera de sus derechos subjetivos o intereses legítimos que constituyen una
manifestación de la relación de consumo, gozaran del beneficio de la gratuidad, sin
necesidad de recurrir al trámite de declaratoria de pobreza, ya que se trata de un
mínimo necesario para garantizar la efectiva tutela de derechos de raigambre
constitucional”.
En realidad, el beneficio de justicia gratuita del consumidor o usuario tanto para el
ejercicio de acciones individuales como colectivas, constituye una derivación del
derecho fundamental a obtener procedimientos eficaces para la prevención y solución
de conflictos. Dicho beneficio legal resulta una herramienta de implementación de
derechos fundamentales.
En definitiva, hace a la tutela judicial efectiva que exige el Art. 42, garantizar al
consumidor el acceso a la justicia sin dificultades ni barreras de ningún tipo.
Representación.
Por regla general, la persona que se presente en juicio por un derecho que no sea
propio, deberá acompañar en su primer escrito los documentos que acrediten el
carácter que revisten.
La justificación de la personería o de la capacidad procesal constituye un requisito para
la constitución de la relación jurídica procesal, para lo cual deben acompañar en su
primera presentación los documentos que demuestren el carácter que envisten.
La LDC establece que quienes ejerzan las acciones previstas en ella en representación
de un derecho de interés individual, podrá acreditar mandato mediante simple acta de
poder.
Asimismo, cuando las asaciones de consumidores, en representación de un usuario o
consumidor y en defensa de un interés particular deberá acreditar mediante carta de
poder extendida a favor de la asociación. Sin embargo, en los casos donde las
asociaciones actuaren en defensa de un interés general de estos, no será necesario
cumplir con el requisito indicado.
Proceso aplicable.
Para el ejercicio de las acciones judiciales previstas en el Art. 52 LDC, se debe aplicar el
proceso de conocimiento más abreviado, a menos que a pedido de parte el juez por
resolución fundada y basa en la complejidad de la pretensión considere necesario un
trámite de conocimiento más adecuado.
El proceso elegido por el legislador es el de conocimiento más abreviado, en cual en
Santa Fe es el sumarísimo. A su vez se les permite a las partes pedir un apartamiento

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Minicucci, Matias
de la regla mediante una solicitud que deberá ser justificada, de modo de generar una
resolución fundada del juez basada en la complejidad de la pretensión. Se aplicara el
proceso sumario u ordinario según corresponda en razón del monto.
La complejidad únicamente deberá surgir del reclamo del actor, está definida por lo
que el actor pida, y no por las pruebas que ofrezcan las partes.
Lo dicho no impide recurrir a la vía del amparo cuando estén presentes sus
presupuestos. Aplicar esa norma no implicara dejar de lado de los beneficios que
otorga la LDC como justicia gratuita u acreditar mandato por medios simplificados.
Tampoco obsta lo dispuesto por el Art. 53 LDC que el consumidor recurra a las
denominadas medidas autosatisfactivas. Son soluciones jurisdiccionales urgentes
autónomas, despachables inaudita parte y mediando una fuerte probabilidad de que
los planteos formulados sean atendibles.
El deber de colaboración y la carga probatoria.
En materia probatoria, la reforma de la LDC por la ley 26361 establece en el Art. 53 la
carga de los proveedores de aportar al proceso todos los elementos de prueba que
obren en su poder, conforme a las características de bien o servicio, prestando la
colaboración necesaria para el esclarecimiento de la cuestión debatida en juicio.
Se trata de la aplicación expresa en materia de relaciones de consumo el deber de
colaboración de la partes en el proceso.
Su incumplimiento trae como consecuencia que el magistrado `puede tomar esa
reticencia como un indicio de la veracidad de los hechos alegados por la víctima.
Este deber de colaboración no es propiamente una inversión de la carga probatoria,
pues siempre corresponderá al consumidor demostrar la base de su reclamo, y en su
caso, la existencia de los daños. Lo que al ley establece es el deber del juzgador de
extraer de la conducta reticente del demandado un indicio en su contra.
El fundamento de esta aplicación de las cargas dinámicas en materia de derecho de
consumo radica en la presencia de la relación de desequilibrio, en especial a la
modalidad de contratación que lleva a que sea el proveedor quien cuenta con el caudal
de información sobre los diversos extremos de la operatoria.
En otras palabras, es el proveedor el que se encuentra en mejores condiciones
probatorias; por lo tanto será usual la aplicación de la teoría de la cargas probatorias
dinámicas que pondrá en cabeza del demandado dicha carga entendiendo que es
“quien están en mejores condiciones técnicas, profesionales o fácticas para producirlas,
más allá del emplazamiento como actor o demandado, o de tratarse de hechos
constitutivos, impeditivos, modificativos o extintivos.”
La ley 26.993.
Mediante esta norma se organizó un nuevo sistema de resolución de conflictos en la
relaciones e consumo, la ley crea dos órganos administrativos (COPREC y auditoria en

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Minicucci, Matias
las relación e consumo) y la Justicia Nacional en las Relaciones de Consumo. Las
provincias deben adherirse a esta ley.
Esta ley, en la medida que entre en vigor, implicara grandes avances, sobre todo la
especialidad en el fuero y la inmediación y la rapidez prevista para el proceso.
Conclusión.
Que el consumidor pueda accionar ante el juez competente en su propio domicilio, o el
hecho de no tener que recorrer sucesivos estamentos previas para acceder a la
jurisdicción o que le sea reconocida la justicia gratuita, son herramientas tutelares que
resultan de una derivación del derecho fundamental de los consumidores a obtener
procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos.

Los procesos colectivos y la defensa del consumidor.


Las acciones colectivas.
La reforma de la LDC del año 2008 fue precursora en el hecho de admitir la posibilidad
de que se accione colectivamente en defensa de los derechos de consumidores y
usuarios. Esto surge expresamente de los Arts. 54 y 55 LDC.
Según Chamatropulos la incorporación de la multa civil y de regulación legal de las
acciones colectivas fueron las dos grandes razones por la cuales los reclamos judiciales
con fundamento en la LDC comenzaron a ser viables económicamente.
La aparición de acciones colectivas fie una consecuencia de la nada legal prevista en los
Arts. 42 y 43 CN.
El hito en la materia lo constituye el precedente “Halabi”, allí se dejó sentado lo
siguiente:
a) En primer lugar delimito tres categorías de derechos en materia de legitimación
procesal:
a. Individuales;
b. De incidencia colectiva que tienen por objetos bienes colectivos;
c. De incidencia colectiva, referentes a intereses individuales homogéneos.
b) Por lo tanto afirmo otra categoría de derechos de incidencia colectiva (los
referentes a intereses individuales homogéneos). Estos derechos son divisibles,
pudiendo por lo tanto ser afectados individualmente. Asimismo, lo colectivo
provenía de la existencia de un hecho único o continuado, que provocada la
lesión a todos ellos (causa fáctica homogéneo). Como derivación de ello, existía
una homogeneidad fáctica y normativa que llevaba a considerar la razonable

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Minicucci, Matias
realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él
se dictase.
c) También se dijo que para admitir formalmente una acción colectiva era
necesario que se cumplan algunos requisitos, como ser:
a. La precisa identificación del grupo afectado;
b. La idoneidad de quien pretenda asumir la representación;
c. La existencia de un planteo que involucre cuestiones de hecho y
derecho que sean comunes y homogéneas a todo el colectivo;
d. Adecuada notificación de todas aquellas personas que pudieran tener
un interés en el resultado del litigio.
Regulación de algunos aspectos de los procesos colectivos en la LDC.
1. Acuerdos conciliatorios o transaccionales colectivos. Trámite y requisitos.
Una primera pregunta es si es posible la celebración de acuerdos transaccionales en el
marco de procesos colectivos.
Una primera decisión de política legislativa que toma la LDC es autorizar la celebración
de estos acuerdos. No obstante, exige el cumplimiento de requisitos determinados
para que ellos eran válidos.
Los requisitos legales son los siguientes:

 El Art. 54 LDC establece la obligatoriedad de que, previo a arribarse a un


acuerdo, se corra vista al ministerio publico fiscal, con el objeto que se expida
respecto de la adecuada consideración de los intereses de los consumidores o
usuarios afectados.
 La homologación del acuerdo requerirá de auto fundado. Un acuerdo sin ese
acto no será válido.
 Se debe dejar a salvo la posibilidad e que los consumidores o usuarios
individuales que así lo deseen puedan apartarse de la solución general
adoptada para el caso;
 Se trate de acuerdos o sentencia, si existe contenido patrimonial, en ellos se
tienen que establecer, obligatoriamente, las pautas para la reparación
económica o el procedimiento para su determinación sobre la base del
principio de reparación integral.
El Art. 54 LDC efectúa algunas diferenciaciones cuando se trata de la obligación de
restituir sumas de dinero:
1) La primera opción debe ser la restitución por los mismos medios que fueron
percibidas;
2) Cuando esa alternativa no sea posible, la ley ordena implementar sistemas que
permitan a los afectados accedan a la reparación. Aquí la opción que
corresponde puede ser “el cobro por ventanilla”.

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Minicucci, Matias
3) Cuando los consumidores no pueden ser individualizados, la LDC autoriza al
juez a fijar la mejor manera para que el resarcimiento sea instrumentado en la
forma que más beneficie al grupo afectado.
2. La impugnación de acuerdos transaccionales ya homologados cuya ejecución
produce perjuicios a los consumidores representados.
Puede suceder que los acuerdos transaccionales cumplan en apariencia con los
requisitos legales y obtengan la conformidad del ministerio público fiscal pero que, sin
embargo, al ser ejecutados, se advierta que no representan un beneficio para los
consumidores, afectándolos en sus derechos.
La duda es si esos acuerdos mantienen validez o pueden ser declarados nulos o bien
“salvados” mediante su reformulación.
Existe jurisprudencia que señala que los magistrados están facultados para controlar el
cumplimiento de un acuerdo. Stiglitz resalta la necesidad de que exista en este tipo de
procesos un mayor activismo judicial.
3. Efectos. Carácter expansivo de la cosa juzgada. Excepción.
El carácter de cosa juzgada de la sentencia que se dicte en los procesos colectivos de
consumo se expande hacia todo el universo de los consumidores representados.
Esto es as tanto cunado se admite la acción como cuando se la rechaza. La única
excepción está dada por “aquellos que manifiesten su voluntad en contrario previo a la
sentencia en los términos y condicione que el magistrado disponga”.
Por otra parte se presume la voluntad del consumidor de querer estar en juicio. Su
silencia o inactividad implica conformidad.
4. Publicidad de las acciones colectivas.
Existe una preocupación la cual es lograr que todos los consumidores afectados tomen
conocimiento efectivo de la existencia de una acción colectiva en la cual están siendo
representados.
Un problema está dado por qué medios de difusión se elige la publicidad y quien se
hace cargo de su costo. Sobre este tema se han visto fallos que obligan al proveedor a
notificar a su clientes la existencia de una acción colectiva, por medio de diferentes
medios, como u banner en su página web, publicaciones en ediciones de noticieros de
la televisión pública, etc.
5. El registro de Acciones Colectivas. La acordada 32/2014 de la CSJN.
En el marco de una reciente causa judicial que le toco resolver, la CSJN resolvió que era
necesaria la creación de un Registro de Acciones Colectivas en el cual deberá
inscribirse todos los procesos de esta naturaleza que tramiten ante los tribunales del
país. Ello, en atención al incremento de causas colectivas con idénticos o similares
objetos, generando un dispendio jurisdiccional y el riesgo del dictado de sentencias
contradictorias.

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6. Ejecución de la sentencia y posible insolvencia del proveedor.
La norma chilena establece que “cuando el monto global de la indemnización pueda
producir, a juicio del tribunal, un detrimento patrimonial significativo en el
demandado, de manera tal que pudiera estimarse próximo a la insolvencia, el juez
podrá establecer un programa mensual de pago.
Chamatropulos considera atinado que las romas se ocupen de regular este tipo de
situaciones, ya que empiezan a suceder cada vez más litigios con importes millonarios,
en donde claramente se va a empezar a evidenciar más seguido el problema de
solvencia de ciertos proveedores.
7. El tipo de trámite para los procesos colectivos de consumo.
Se ha señalado que al no preverse un proceso específico para tales acciones colectivas,
rige, en principio el Art. 53 LDC, que establece el proceso de conocimiento mas
abreviado existencia en la jurisdicción del tribunal competente. Lógicamente el
magistrado de manera fundada podrá darle u tramite de conocimiento más adecuado.
Chamatropulos entiende que esto último es lo que debiera ocurrir en caso todas las
causas colectivas, ya que su magnitud económica es sinónimo de complejidad, y por lo
tanto de necesidad de amplitud del debate.
8. ¿Se puede reclamar daño moral colectivo en las acciones colectivas?
Chamatropulos ve muy difícil la posibilidad que pueda reclamarse. Los antecedentes
son muy aislados. Capaz podría darse, por ejemplo, cuando el incumplimiento masivo
del proveedor implique afectar el medio ambiente en el cual viven los consumidores.

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