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TEMA 3
SITUACIÓN INICIAL .
1. ORGANIXACIÓN DE UN CENTRO DE MENORES .
1. El Consejo de centro.
1. La Comisión educativa.
Además de estos órganos, los centros de menores tienen una persona que ejerce la dirección del
centro. El director o directora es el representante del centro y el responsable de su correcto
funcionamiento. Entre sus funciones están:
• Responsabilizarse de la gestión del centro, tanto de la parte administrativa, como de la
económica y del mantenimiento.
• Ejercer la jefatura de todo el personal del centro
• Supervisar, coordinar y velar por el correcto desarrollo de las actividades programadas.
• También ejerce la guarda de los menores ingresados en el centro.
En algunos centros puede existir también la figura de la subdirección, que asume las funciones de la
dirección en ausencia de la misma.
1.1. ¿ QUIÉN MANDA AQUÍ ?
El órgano que determina las directrices generales de actuación en un centro de menores y asume su
coordinación es el Consejo de Centro. El Consejo de Centro es un órgano colegiado que está
constituido por:
• El director o directora es quien lo preside.
• Subdirector o subdirectora (si lo hubiese).
• Una representación del personal educativo.
• Una representación del personal de servicios.
• Una representación de la administración competente.
• En algunos casos una representación de los menores elegida entre los mayores de 12 años.
El educador/a de un centro de menores, además de su trabajo con el grupo de menores que tiene
asignado, tiene también una serie de funciones que tiene que desarrollar de manera directa con cada
menor que tiene asignado.
Estas funciones podemos agruparlas en función de los momentos significativos de un menor en un
centro, el ingreso, su estancia en el centro y la salida.
Funciones del educador o educadora durante el primer momento del menor en el
centro
• Recibir al menor y a la familia.
• Ayudar al menor a superar los sentimientos negativos producidos por la separación de su familia.
• Explicarle el motivo por el qué está en el centro.
• Intentar paliar el sentimiento de indefensión y reducir la incertidumbre.
• Ayudarle a hacer frente a los sentimientos de inseguridad provocados por la falta de estabilidad
de la familia.
• Encargarse de que sean cubiertas las primeras necesidades del menor: Atención sanitaria,
higiénica, vestimenta, alimentación.
• Orientación y apoyo personal.
• Establecer una buena relación con el menor procurando una cierta vinculación, pero con la
suficiente toma de distancia.
• Ser el punto de referencia en el nuevo contexto, presentándole a los compañeros y compañeras
del centro, explicándole las normas, indicándole las principales rutinas diarias.
• Analizar los informes del menor.
• Realizar la evaluación inicial del menor.
• Realizar los informes que fueran necesarios.
• Realizar el Proyecto Educativo Individualizado.
• Recoger información de otros profesionales relacionados con el caso.
• Recoger información de la familia.
• Ayudar al menor a integrarse en la vida cotidiana del centro, en las actividades, en la relación con
los otros menores, etc.
• Apoyar al menor en las actividades de su vida diaria, acompañarlo a la escuela, a las
actividades extraescolares, al médico, ayudarle a hacer los deberes.
• Favorecer el desarrollo de la autonomía del menor.
• Trabajar los hábitos de higiene y alimentación. Enseñar a los niños a vestirse, ducharse, etc. e
interiorizar unos hábitos higiénicos. Cuidar una alimentación correcta y fomentar unos buenos
hábitos alimentarios.
• Ante un comportamiento inapropiado del niño corregirlo y reforzar o premiar los
comportamientos que crea adecuados.
• Intervenir cuando se producen conflictos con otros menores.
• Reunirse con otros profesionales externos que trabajan con el menor.
• Coordinar la actualización del Proyecto Educativo individualizado.
• Valorar los resultados de los contactos del menor con su familia: Salidas de fin de semana,
visitas, vacaciones...
• Trabajar con la familia, procurando corresponsabilizarla del cuidado del menor
• Preparar la salida del centro como un acontecimiento positivo para el menor, tanto en la
adopción, el acogimiento o el regreso a su familia.
• Garantizar que el centro va a seguir siendo un punto de seguridad si lo necesita.
• Explicarle al menor a dónde va a ir y por cuanto tiempo.
• Observar y evaluar cómo se va realizando la fase de acoplamiento con la familia de acogida, de
adopción o con la propia.
• Hacer al menor partícipe del proceso eligiendo los días y lugares en que tendrán lugar los
contactos con las familias
1.5 UN MENOR HA LLEGADO .
El internamiento en un centro de menores es una medida extrema que debe ser contemplada
siempre como una situación temporal y aplicada sólo en el caso de no existir otra alternativa menos
traumática.
En el caso de optarse por esta medida, tenemos que tener en cuenta que en el momento que se
produce el ingreso en un centro de menores los niños y niñas, sobre todo cuando son más pequeños,
sufren la separación o pérdida de los vínculos afectivos que poseían, por muy dramática que fuese
su situación vital anterior.
Sufren también la pérdida de su ambiente de referencia: la habitación, los olores, los sonidos, los
espacios, todo es nuevo y desconocido. En muchos casos se genera un sentimiento de culpabilidad
por la nueva situación que se está viviendo.
La reacción ante esta situación va desde un primer momento en el que se rechaza con rabietas,
lloros, agresividad y problemas en el sueño a un segundo momento en el que se da una situación de
tristeza, apatía, negativa a comer e incomunicación. Finalmente, dependiendo de cómo se vaya
produciendo el proceso de incorporación al centro se puede dar una situación de adaptación positiva
a la nueva situación o por el contrario una mejoría superficial con disminución de los síntomas pero
que oculta una negación de la situación con un desinterés por establecer relaciones emocionales.
Para favorecer el proceso de adaptación del menor a la nueva situación, en el momento de
incorporarse al centro se le asigna un tutor o tutora, que tendrá como funciones principales las
siguientes:
• Ser la persona responsable directa de la aplicación del proyecto educativo individualizado.
• Responsabilizarse del seguimiento de la evolución del menor en el centro.
• Actuar como profesional de referencia para todas las cuestiones que afecten al menor.
El Reglamento de Régimen Interior regula esta situación que acabamos de ver y otras muchas,
estableciendo en su estructura los siguientes apartados:
• Derechos y obligaciones de los menores:
Los menores que están ingresados en un centro residencial tienen los mismos derechos
que cualquier otro menor, pero es evidente que el hecho de convivir en una institución
implica que los derechos y las consiguientes obligaciones deben estar formalizados. El
Reglamento de Régimen Interior debe reconocer el derecho a recibir un trato que
respete su dignidad personal, su libertad religiosa, su intimidad, un trato que favorezca
su protección, su educación y su formación como persona. Los menores tienen derecho
a recibir visitas, a comunicarse con el exterior y a salir del centro en las condiciones que
por criterios de organización y seguridad establezca el centro.
De la misma manera que deben estar reconocidos los derechos de los menores en los
centros, también deben quedar recogidas las obligaciones, que deberán contemplar el
respeto por todas las personas que trabajan o están ingresadas en el centro, el cuidado de
las instalaciones, la participación en las actividades organizadas por el centro, etc.
En los centros de menores no sólo deben tener regulados sus derechos y obligaciones
los menores que están ingresados, también deben estar recogidos los derechos y
obligaciones de todas las personas que desarrollan su actividad en el centro. Entre los
derechos que el Reglamento de Régimen Interior le debe reconocer a las personas que
trabajan en un centro están los de recibir información sobre el funcionamiento del
centro, el poder elegir a sus representantes para los órganos de gestión del centro y el
gozar de autonomía para poder desarrollar su tarea educativa. Entre las obligaciones
deberá recogerse la de cumplir con las tareas propias de su puesto de trabajo,
manteniendo la confidencialidad de la información y fundamentalmente la obligación de
velar por el respeto a los derechos de los menores.
• Estructura organizativa
Deberán quedar recogidos los órganos de dirección del centro, tanto unipersonales como
colegiados, así como las funciones de cada uno de ellos.
• Organización interna.
• Régimen disciplinario.
El Proyecto Educativo del centro es el documento que va a estructurar la vida cotidiana del centro,
estableciendo los objetivos de la intervención educativa que se va a realizar en él, las áreas de
actuación en las que se concretan esos objetivos y los recursos, tanto humanos como materiales,
necesarios para su desarrollo.
Como vemos, este documento tiene gran similitud con otros documentos que se elaboran en el
ámbito educativo, si bien tiene unas características que lo diferencian de ellos, fundamentalmente
por el hecho de desarrollarse en un ámbito mucho menos formalizado.
El Proyecto Educativo está elaborado por la Comisión Educativa, es decir, por el conjunto de
educadores y educadoras del centro, y debe ser enviado a la administración correspondiente para su
aprobación. En el caso de centros que no son propios de la administración y que pertenecen a
entidades colaboradoras es necesario tenerlo aprobado para poder iniciar las actividades.
El proceso de elaboración y revisión de este documento implica la realización previa de un análisis
del contexto social y educativo en el que se va a desarrollar el proyecto, revisando los recursos
sociales del contorno, la legislación relacionada con este ámbito profesional, así como los
programas educativos y sociales de la zona. Una vez realizado este análisis del contexto, el equipo
educativo deberá planificar diferentes reuniones en las que irá dando forma al Proyecto o irá
revisando el documento existente para incorporarle las mejoras necesarias.
Este documento, una vez aprobado, debe revisarse al pasar 4 ó 5 años y siempre que se produzcan
cambios en el centro que impliquen esa revisión.
2.5 : ESTRUCTURA DEL PROYECTO EDUCATIVO .
En este apartado se debe hacer constar los datos que identifiquen al centro, situación
geográfica, tipo de centro, recursos principales en infraestructuras, dotación de personal,
recursos materiales y financieros así como los recursos del contorno.
Debe incluir una descripción de las características generales del colectivo de menores
que se atienden en el centro, también se debe hacer constar si existe alguna
característica particular de la población a la que se atiende, como por ejemplo
inmigrantes, personas con una discapacidad, conflictividad, etc. También se incluye en
este apartado la indicación de las edades y sexos a los que se admite y atiende.
• Organización educativa.
Los objetivos señalados en este apartado deben servir de referencia para los que después
se concreten en cada una de las áreas y en los Proyectos Educativos Individualizados.
1. Área personal.
2. Área familiar.
3. Área escolar.
4. Área social.
Deberán definirse los principios que regirán la intervención educativa así como las
líneas de intervención en los principales momentos socioeducativos: La llegada de los
menores, la intervención educativa en el centro, la intervención social y el seguimiento
de la inserción social en el momento del abandono del centro.
La Programación Anual es la concreción para cada año de lo que prescribe el Proyecto Educativo
de Centro. Es el documento que sistematiza y estructura el trabajo del centro a lo largo del año.
Este documento lo elabora la Comisión Educativa a partir de las indicaciones realizadas en el
Proyecto Educativo de Centro y de las observaciones realizadas en la Memoria Anual realizada el
año anterior. Una vez elaborado debe ser aprobado por el Consejo de Centro.
La Programación Anual debe concretar los principios formulados en el Proyecto Educativo de
Centro, debe indicar las personas encargadas de realizar las tareas propuestas, las fechas en que se
realizarán y los tiempos dedicados a las mismas.
La Comisión Educativa para elaborar este documento debe analizar qué aspectos del curso anterior
deberían mantenerse, qué aspectos es necesario corregir para evitar las deficiencias detectadas y qué
nuevos aspectos se deberían incorporar para mejorar el funcionamiento del centro.
Con toda esa información se organiza el trabajo para el año correspondiente, dándole a la
Programación Anual la estructura que te vamos a describir en el subapartado siguiente.
2.7.1.: ESTRUCTURA DE LA PROGRAMACIÓN ANUAL.
Deben concretar las propuestas realizadas para cada una de las áreas de intervención
señaladas en el Proyecto Educativo, especificando como se realizará:
• Fiestas.
• Excursiones.
• Celebraciones.
La metodología de trabajo de los equipos educativos debe incluir las reuniones en las que se
planifica y evalúa el trabajo que se va realizando en el centro. En la Programación Anual se debe
incluir el calendario de reuniones previsto tanto para la Comisión Educativa como de cualquier otro
equipo de trabajo que se constituya en el centro.
El motivo de realizar una evaluación es permitir realizar los cambios necesarios cuando
los resultados que se obtienen no son los esperados, por este motivo deberemos prever
la posibilidad de realizar esos cambios sin esperar a terminar el año y presentar una
nueva Programación Anual.
Haciendo referencia a las propuestas para cada una de las áreas en la Programación
Anual, indicando las realmente realizadas, las que se realizaron parcialmente y las que
no se realizaron.
• Resultados obtenidos.
• Conclusiones generales.
Es necesario tener en cuenta que la memoria anual es uno de los documentos que
analizaremos para realizar la nueva propuesta de Programación Anual, por este motivo
es importante señalar en estas conclusiones generales las orientaciones realizadas para
el curso siguiente:
Las diferentes tipologías de centros de menores, así como el hecho de estén regulados por diferentes
normativas autonómicas, hace posible la existencia de diferentes modelos de documentos que
pretenden dar respuesta a las particularidades de cada institución. Los que hemos presentado en los
apartados anteriores así como el que mostraremos en el punto siguiente existen en la práctica
totalidad de los centros de menores, aunque pueden recibir otros nombres. Pero también podemos
encontrar otros documentos de utilización más puntual y que pueden presentar grandes diferencias
de unos centros a otros.
Un primer grupo lo pueden constituir los documentos de carácter educativo que complementan al
Proyecto Educativo de Centro:
• Proyecto curricular de Centro. Algunos centros, posiblemente por similitud con los
centros educativos, incluyen el Proyecto curricular entre los documentos de un centro de
menores, pero parece que el término curricular tiene más relación con la educación formal,
por lo que, en caso de utilizar este documento, sería preferible otra denominación.
• Programación de grupo. En algunos centros se establece este documento intermedio entre
el general de todo el centro y el individual. A continuación puedes ver un ejemplo de
programación de grupo.
Otros documentos también son generales del centro pero con un carácter más administrativo:
• Manual de procedimientos generales.
• Registro de usuarios.
Una vez realizada la evaluación inicial del menor ingresado en un centro, se le asignará un tutor o
tutora que será el responsable directo de la aplicación del proyecto educativo individualizado.
Este educador tutor o educadora tutora de referencia del menor, en colaboración con el resto del
equipo educativo elabora el proyecto educativo individualizado en el que se recoge la planificación
y organización de la intervención que se va a desarrollar con el menor, indicando los objetivos, las
áreas de intervención prioritarias, los recursos que se van a utilizar, como se realizará la
intervención y la duración de cada una de las intervenciones.
Es necesario tener presente que en un centro de menores de carácter residencial serán varios los
educadores que prestarán atención al menor ingresado, los sucesivos turnos de trabajo, los turnos de
fin de semana, las bajas por enfermedad de los profesionales que trabajan en el centro, los traslados,
etc. Hacen preciso que exista un documento escrito que recoja los objetivos de actuación con
cada menor y que guíe el desarrollo de la intervención aún en el caso de un cambio de las
personas encargadas de aplicarlo.
Los apartados en los que se estructura este documento son los siguientes:
1. Datos de identificación.
2. Objetivos.
3. Contenidos.
4. Actividades y tiempos.
5. Recursos.
6. Evaluación.
Referido a cuatro áreas de intervención:
1. Área personal.
2. Área familiar.
3. Área escolar.
4. Área social.
En la elaboración del Proyecto Educativo Individualizado (PEI) se dan una serie de fases:
• En primer lugar se realiza una evaluación inicial del menor, para lo que emplearán dos
estrategias fundamentales:
• Por un lado, la búsqueda y sistematización de la información que tenemos sobre
el menor recogida tanto de los informes psicopedagógicos y sociales que tengamos
como de la información que nos puedan aportar los diferentes recursos educativos y
sociales con los que hubiera tenido contacto y
• por otro lado mediante la observación de la vida cotidiana del menor en el centro y
de los momentos de relación con su familia.
• Una vez terminada esta evaluación inicial se hace la propuesta de Proyecto Educativo
Individualizado, para lo que se realizará un análisis y valoración en equipo de la
información recogida, se priorizarán los temas sobre los que es preciso intervenir, se
seleccionarán las estrategias de intervención y se hará una temporalización y una previsión
de los recursos necesarios así como de los procedimientos para evaluar las intervenciones.
• Una vez elaborado el Proyecto Educativo Individualizado se pasa a la fase de puesta en
práctica y mediante un proceso de evaluación continua se van realizando los ajustes
necesarios en el proyecto. Para realizar este proceso de evaluación es preciso:
• Establecer y cumplimentar protocolos de observación y recogida de información.
Las situaciones que han dado origen al ingreso de un menor en un centro pueden ser múltiples, por
lo que la relación que mantengan con su familia puede ser también muy variada.
Como ya se indicó repetidamente la permanencia de un menor en un centro debe ser una situación
excepcional, debiendo procurar la reinserción del menor en su familia de origen o en caso de no ser
posible, tratar de buscar medidas, como el acogimiento o la adopción.
Para valorar las posibilidades de reinserción en el medio familiar es importante preparar y observar
los momentos en que se establecen relaciones entre el menor y la familia. Estos momentos serán
fundamentalmente los de entrega y recogida del menor en el caso de los centros de día y las visitas
familiares y las salidas de fin de semana o vacacionales en los centros residenciales.
En el Proyecto Educativo Individualizado podremos establecer un programa de intervención que
haga referencia a dos aspectos fundamentales:
• Vinculación del menor con la familia.
• Cooperación familiar.
Aspecto sobre el que se pueden proponer, entre otros, los siguientes objetivos:
En el caso de que la relación del menor con su familia se produzca en el propio centro se procurará
que los espacios en los que se produzca sean acogedores y permitan la suficiente intimidad y al
mismo tiempo la seguridad necesaria.
Serán situaciones importantes para la evaluación de esta área las que están próximas a los
momentos de relación con las familias: antes de una salida, durante una visita, después de un fin de
semana, etc. Para realizar el seguimiento de esta área se pueden emplear documentos como la
siguiente Hoja para la observación del área familiar.
3.4. ÁREA ESCOLAR .
Para realizar el seguimiento del área escolar se pueden utilizar hojas de registro y observación del
área escolar.
3.5: ÁREA SOCIAL.
Como ya se comentó en apartados anteriores, los menores que están ingresados en los centros, muy
posiblemente han tenido modelos familiares poco apropiados, por lo que será necesario establecer
un programa de intervención organizado y estructurado en el que se actúe para en las diferentes
áreas que inciden en el desarrollo de la persona para conseguir el pleno desarrollo de la
personalidad del menor.
Una de estas áreas es la que hace referencia al ámbito social programando objetivos que permitan
conseguir mejoras en:
Integración social en el centro.
Relaciones sociales externas.
Contexto de ocio y tiempo libre.
Será también necesario programar actividades para favorecer tanto la integración social en el centro
como en el exterior, participando en las actividades del barrio o del contexto próximo, así mismo
dentro de esta área será un ámbito fundamental la organización de actividades de ocio y tiempo
libre.
Establecidos los objetivos y las actividades a desarrollar es preciso planificar los espacios que se
van a emplear y los tiempos que se dedicarán a cada una de ellas y tener en cuenta la necesidad de
adaptar la propuesta general de actividades del centro a las necesidades e intereses individuales.
Para realizar el seguimiento del área social se pueden utilizar hojas de registro para observación del
área social.