Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

“FRANCISCO DE MIRANDA”

DIRECCIÓN DE POSTGRADO DEL ÁREA CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN LA ENSEÑANZA DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA

UC. APRENDIZAJE DEL PROCESO DE LECTURA

Teoría decodificadora de la lectura

Profesora: Maestrante:

Milaisle Torres Alberto Borges

CI: V- 24351265

Santa Ana de Coro; enero de 2021


Introducción

Con el pasar de los tiempos se ha hecho costumbre de que la lectura sea concebida
como un acto de decodificación de grafías en unidades sonoras, por lo que su aprendizaje
depende del desarrollo de habilidades perceptivas y motrices, las cuales hacen referencia
al reconocimiento de las grafías empleadas, en una palabra, enunciado o párrafo. Sin
embargo, existen otras posturas que definen el proceso de lectura de otras maneras;
autores como (Ferreiro y Teberosky 1979; Smith 1986, entre otros) coinciden en que la
lectura comprende un proceso de interacción entre el lector y el texto que tiene una forma
gráfica que se procesa como lenguaje; en este sentido, la lectura tiene como finalidad la
construcción de significados.

Un panorama más amplio sobre este punto lo ofrecen teóricos como Piaget que
desde su postura brinda una explicación multidisciplinaria de los procesos psicológicos
que subyacen en el ser humano. Esta y otras posturas son las que autores como Pozo
(1996) tratan de explicar, haciendo un paso por cada teoría de aprendizaje, considerando
su evolución histórica y la propia organización social del conocimiento. Por su parte,
García de Díaz (1992) ofrece una mirada clara sobre el proceso de aprendizaje de la
lectura, haciendo énfasis en la teoría decodificadora la cual se explicará en este trabajo
de una forma clara, precisa y reflexiva, tomando en cuenta las posturas de los autores ya
mencionados y de Ferreiro y Teberosky; Bruzual (2000), mostrando además los
supuestos teóricos de esta teoría, las implicaciones pedagógicas y los métodos
tradicionales para enseñar a leer.
La postura de la teoría decodificadora de la lectura se entiende desde la asociación,
por lo tanto, leer desde esta teoría se concibe como un proceso visual, pasivo y mecánico
que consiste básicamente en la identificación detallada de cada letra, cada silaba o cada
palabra para luego ser llevada a su correspondiente forma oral. Así pues, desde esta
teoría, se entiende que saber pronunciar es igual a entender, doctrina que durante un
tiempo se ha mantenido firme y que en la actualidad aún se pone en práctica en las
escuelas, pero que no responde a los verdaderos fines de la lectura.

En la práctica pedagógica, esta teoría se basa en la asociación y se encuentra


direccionada por la teoría de aprendizaje conductista, que supone un proceso de estímulo
respuesta, ensayo y error, asociación, refuerzo, castigo y aprendizaje social, conjetura
que se puede comprender mejor estudiando los orígenes de las teorías del aprendizaje.
Pozo (1996), en uno de sus artículos, plantea tres teorías de aprendizaje que explica
remontando a sus orígenes y principales exponentes: el racionalismo, el empirismo y el
constructivismo; el empirismo es la teoría de aprendizaje que responde a la teoría
decodificadora de lectura puesto que la asociación funge como elemento fundamental en
el origen y construcción del conocimiento. Pozo señala que Aristóteles, principal
exponente del empirismo, plantea que el origen del conocimiento está en la experiencia
sensorial, que nos permite formar ideas, a partir de la asociación entre las imágenes. Lo
antes planteado no se desprende de la realidad de lo que implica leer según la teoría
decodificadora, puesto que se enseña por medio de imágenes, repetición, refuerzo y
castigo y se basa en la llamada teoría de la copia, según la cual el conocimiento
aprendido no es sino una copia de la estructura real del mundo.

El autor García de Díaz (2005) plantea diversas concepciones teóricas sobre el


proceso de lectura en las que la teoría decodificadora no pasa por alto. Este autor afirma
que leer según mediante esta teoría contempla que pronunciar o nombrar es igual a
entender, quiere decir que si el niño sabe pronunciar las palabras es un indicativo de que
está comprendiendo el texto escrito; hay una complejidad fonológica que es igual a una
complejidad cognitiva, en este supuesto el proceso de decodificar no amerita mayor
complejidad que no sea poner en sonidos el código escrito; el significado reside en el
texto; la memoria es casi fotográfica –lo que se observa es lo que se repite y se debe
aprender- ; la velocidad de la lectura es igual a la emisión de la voz –el tono de voz y la
velocidad de lectura es un indicativo de que el niño sabe leer-.
De esta manera este autor explica los fines de la teoría decodificadora de lectura,
destacando además las implicaciones pedagógicas que contemplan: ordenar
presentación de silabas o palabras de acuerdo a su complejidad fonológica; los errores al
leer se deben a la falta de atención; el propósito del lector no condiciona su lectura; la
lectura oral demuestra la habilidad de lectura; y la copia demuestra que se sabe escribir.

Dentro de los métodos para enseñar a leer por medio de esta teoría, Ferreiro y
Teberosky (1979) y Bruzual (2000) plantean dos métodos tradicionales de enseñanza los
cuales son: métodos sintéticos y métodos analíticos. Iniciando por los métodos sintéticos
(met. alfabético, fonético y silábico), estos parten de unidades menores (letras o silabas)
para llegar a otras menores como la palabra o frase. Entre las ventajas del método
sintético se tiene que “se aprende a leer más rápido”, son económicos, se logra una
buena articulación y precisión en la lectura, por su parte, son más las desventajas que se
destacan en estos métodos ya que son poco motivadores, no responden a los intereses
de los alumnos, no se fomenta la autonomía ni el descubrimiento. Se privilegia la
decodificación, los niños normalmente deletrean y silabean, de igual manera la
comprensión es muy baja.

Por otro lado, los métodos analíticos parten de unidades mayores (palabra o frases)
para llegar a otras menores como las letras o silabas (met. global). En cuanto a las
ventajas de este método se tiene que se toman en consideración las características e
intereses de los niños, favorecen la motivación e interés, se fomenta la comprensión. Se
favorece la autonomía ya que se da la oportunidad de analizar las palabras para formar
otras nuevas. En cuanto a las desventajas de este método se tiene que el proceso de
aprendizaje es más lento ya que se analizan unidades complejas (palabras, frases,
enunciados), requiere de un trabajo paciente y constante por parte del docente.
Conclusiones

Aprender a leer implica aprender a decodificar es algo sobre lo cual, en el fondo, no


hay discrepancias. Algo más, ese aprendizaje debe realizarse lo más adecuadamente
posible para que se produzca una automatización de dicho proceso, lo cual hará posible
adquirir una habilidad de lectura fluida y por dicho camino estar más capacitados para una
adecuada comprensión de lo que se decodifica. Cuando se comprende lo que se
decodifica es que realmente se está leyendo. Antes, no. Es por ello, que se debe evitar
caer en el error de quedarse solo con la decodificación, con la simple oralización de los
textos, con el habituar a los niños a leer por medio de una cartilla de lectura sin
comprender su contenido y desconociendo los aprendizajes de los niños (lo que conocen
y lo que falta por conocer), por eso se deben idear nuevas formas de enseñanza de
lectura que contemplen procesos de construcción propia del conocimiento, basado en las
particularidades de cada niño, sacándole provecho a lo que ya conoce para ponerlo a
favor del aprendizaje de nuevos saberes de la lectura.

Leer cualquier material escrito y en cualquier soporte implica, necesariamente, un


proceso decodificador. Actualmente se cuenta, y desde ya hace casi medio siglo, con los
conocimientos adecuados para realizar esta tarea docente de la forma más adecuada
posible. Lo importante es el cómo se enseña el complejísimo proceso decodificador. Debe
llevarse a cabo sin disociarlo de la comprensión y de un entorno contextualizado
adecuado. Enseñar letras, sílabas, palabras, es cosa del pasado. Se tiene que sacar el
máximo provecho de lo que aporta el enfoque constructivista del lenguaje. Lo que carece
de contexto significativo para el niño perjudica su proceso de aprendizaje.
Referencias bibliográficas

 Ferreiro, E. y Teberosky, A. (1979). Los sistemas de escritura en el desarrollo del


niño: México. Siglo XXI.

 García de Díaz, M. (1992) La estrategia de la predicción: una propuesta para su


instrucción en L2. Trabajo de Pase a Profesor Ordinario. Venezuela: UNEFM.

 Goodman, K. (1986). El proceso de la lectura: Consideraciones generales a través


de las lenguas y del desarrollo. En técnicas de Lecto-escritura del IUMPM. Los dos
caminos.

 Pozo, I. (1996) Aprendices y maestros. Editorial Alianza: España.

 Torres pulido, M (2005). Concepciones teóricas sobre el proceso de la lectura.


Material mimeografiado. Estado Falcón, Venezuela: UNEFM.

También podría gustarte