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Tema 6

Áreas de intervención en
Psicología del Deporte

Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Rosendo Berengüí Gil


Grado en Psicología
Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Índice de contenidos

1. Áreas de intervención....................................................................... 3
1.1 Deporte base e iniciación deportiva ........................................................... 3
1.2 Deporte de rendimiento................................................................................ 5
1.3 Poblaciones especiales ................................................................................ 8
1.4 Ocio y tiempo libre ........................................................................................ 8
1.5 Organizaciones deportivas .......................................................................... 9

2. Roles y funciones del psicólogo del deporte ................................ 10


2.1 Evaluación y diagnóstico ........................................................................... 10
2.2 Planificación y asesoramiento .................................................................. 11
2.3 Intervención ................................................................................................. 11
2.4 Educación y/o formación ........................................................................... 12
2.5 Investigación................................................................................................ 12

3. Problemas relacionados con la práctica deportiva ....................... 12


3.1 Adicción al ejercicio ................................................................................... 13
3.2 Burnout......................................................................................................... 15
3.3 Dopaje y abuso de sustancias................................................................... 18
3.4 Trastornos de la alimentación ................................................................... 19
3.5 Lesiones deportivas ................................................................................... 21

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

1. Áreas de intervención

1.1 Deporte base e iniciación deportiva

La iniciación deportiva es un período de tiempo variable que transcurre desde que se


comienza a practicar una actividad física/deportiva hasta que se adquiere el aprendizaje de
las destrezas mínimas para realizarla de forma autónoma, y/o se ha alcanzado el control
suficiente para hacerla con objetivos de mantenimiento o perfeccionamiento.

La iniciación deportiva es un proceso de tres elementos (Blázquez, 1999):

• Socialización: alguien inicia a otro en una actividad deportiva.

• Competición: relacionada con la madurez para enfrentarse a otros y compromiso que


implica el entrenamiento.

• Intencionalidad educativa: acción didáctica.

El desarrollo psicológico del joven deportista se encuentra determinado por factores


hereditarios y ambientales (aprendizaje, estímulos externos). En un equipo de edad similar
se pueden observar distintos niveles emocionales, cognitivos y de comportamiento a
estímulos iguales. No todos piensan de la misma forma, es decir, sus objetivos en el deporte
son distintos, y su proyección en el deporte no responde a un patrón común.

Además, no procesan la información de igual forma, no son capaces de entender una


instrucción técnica con igual capacidad de discriminación. Es por todo ello que debemos
entender que los resultados deportivos no dependen exclusivamente de las capacidades
técnicas y físicas.

Para Guillén (2007) los objetivos de la práctica físico-deportiva en iniciación deportiva son:

• Procurar el desarrollo global: a partir de las sensaciones del propio cuerpo del sujeto,
de vías nerviosas que transmitan al cerebro el máximo de información posible.

• Trabajar y potenciar la capacidad perceptiva: mediante la información sensorial


recibida, organizar y estructurar toda esa información en esquemas perceptivos, de
tal manera que dicha información disponible adquiera un sentido de unidad.

• Capacidad representativa y simbólica (inteligencia): que sea el propio cerebro del


niño el que pase a dirigir y organizar su comportamiento. Que las representaciones
mentales sean previas y, por dicho motivo, dirigidas a la acción, comprobando si
dicha acción se adecua a sus propósitos o corrigiéndola en caso contrario.

• Desarrollo de la personalidad: autoconcepto, autoestima, identidad personal en base


a aspectos sexuales, socioeconómicos, forma de sentir las vivencias, etc., y que va
a condicionar esa formación de la personalidad futura del sujeto.

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• Funcionamiento psicosocial: a través del contacto con personas y objetos, y las


experiencias individuales y sociales, conocer las características de los otros, las
características de los distintos tipos de relaciones, las características del grupo,
conocimiento del funcionamiento de normas y reglas, desarrollo de valores morales,
etc. Mejorar las relaciones sociales y las habilidades necesarias para relacionarse
con los demás.

• Control emocional: de procesos emocionales negativas como la frustración o la ira,


adaptación a su entorno más o menos inmediato, apego, relaciones de amistad, etc.

En este periodo tienen especial importancia la figura del entrenador, el profesor, los padres,
compañeros, directivos y árbitros, ya que la cultura deportiva en el futuro dependerá del
trabajo que se realice desde los primeros momentos en los que el niño entre en contacto
con la actividad.

En cuanto a los ámbitos de trabajo en la iniciación deportiva, tres son los principales:
intervención con el joven deportista, el entrenador, y los padres y el entorno.

En primer lugar, en la intervención con el joven deportista se puede efectuar un trabajo sobre
variables psicológicas básicas: motivación, autoconfianza, control de la activación, etc., así
como un apropiado trabajo sobre en valores. Al mismo tiempo, se puede realizar una tarea
de asesoramiento sobre aspectos relacionados con su bienestar, por ejemplo, en hábitos de
estudio, orientación académica, alimentación, biorritmos, entre otros. También, en estas
edades la labor del psicólogo debe ser buscar la adaptación del deporte al deportista, y no
al contrario.

Del mismo modo, hay diferentes vías de trabajo con el entrenador. Por un lado, se puede
proveer asesoramiento sobre muy diversos temas y, por otro, realizar un trabajo directo de
intervención con él. Siempre debe tenerse en cuenta que los cometidos del entrenador y del
psicólogo son diferentes, pero al mismo tiempo complementarios. El psicólogo puede
trabajar formando parte del equipo técnico o desde una posición externa.

En cuanto a los padres, juegan un papel muy positivo o muy negativo en la experiencia
deportiva de sus hijos. Tienen un rol fundamental como socializadores, modelos,
proveedores e intérpretes de las experiencias deportivas de sus hijos, y al mismo tiempo, es
fundamental el papel del clima motivacional inducido por los padres.

En el deporte, es posible encontrar muchos tipos de padres (Smoll, 2001): entrenadores en


la banda, excesivamente críticos, vociferantes detrás del banquillo, sobreprotectores, y
desinteresados. Cada uno de esos tipos conduce a que el joven deportista vivencie su
práctica de formas muy distintas.

Un posible trabajo del psicólogo puede ser una intervención con los padres para fomentar
características deseables, como, por ejemplo:

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‐ Controlar las propias emociones y favorecer emociones positivas en los hijos, sin dar
instrucciones o hacer críticas durante entrenamientos o competiciones.

‐ Aceptación del papel del profesor o entrenador, sin interferir en los planteamientos e
instrucciones que éste da a sus hijos.

‐ Aceptación de los éxitos y fracasos, sin realizar comentarios despectivos de los


jugadores o padres del equipo contrario, entrenadores o árbitro/juez.

‐ Expresar interés, darle ánimos y apoyo en entrenamientos y competiciones.

‐ Aceptar su rol en el campo, siendo modelo de autocontrol y permaneciendo en el


área que les corresponde (gradas).

1.2 Deporte de rendimiento

En esta área se efectúa el entrenamiento en habilidades psicológicas necesarias para que


el deportista individual, y/o colectivamente, pueda enfrentarse con mayores recursos a la
situación de competición deportiva y la mejora del rendimiento.

Se persigue desarrollar, potenciar o perfeccionar las capacidades mentales del deportista,


con vistas a alcanzar mejoras en el rendimiento y optimizar el desempeño en la competición.
Para ello, ese entrenamiento debe dotar de herramientas efectivas al deportista, y la labor
del profesional en el deporte de rendimiento puede estar orientada a numerosas líneas de
acción.

Las funciones del psicólogo dentro de este ámbito incluyen las propias de su desempeño
profesional:

• Evaluación, entrenamiento y control de habilidades psicológicas específicas de las


distintas modalidades deportivas.

• Asesoramiento a los técnicos sobre planificación de objetivos, dirección de grupos,


estrategias de comunicación, distribución de tareas, etc.

• Asesoramiento directo a los deportistas sobre las relaciones con los medios de
comunicación, finalización de la actividad, atención en caso de lesiones, etc.

• Investigación, principalmente sobre técnicas de evaluación, control y entrenamiento,


así como sobre programación y periodización del entrenamiento psicológico.

Para entender el entrenamiento de las habilidades mentales en el deporte, podemos atender


al modelo planteado por Vealey (2007), que plantea los diferentes focos de atención a los
que debe dirigirse el trabajo del psicólogo con el deportista y el entrenador de competición.
Como podemos comprobar en la Figura 1, el proceso de entrenamiento mental se compone

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de capas que se despliegan como parte de un enfoque integral de entrenamiento mental. El


modelo de entrenamiento incluye la filosofía, el modelo, las estrategias y las técnicas que
definen el enfoque del psicólogo para mejorar las habilidades mentales. Las flechas de
ambos lados del marco representan la influencia del entrenamiento físico y las influencias
socioculturales del deporte y de la sociedad sobre las habilidades mentales.

Figura 1.
Entrenamiento de destrezas mentales en el deporte (Vealey, 2007)

Filosofía. El proceso de entrenamiento comienza con la filosofía del psicólogo, esto es,
su conjunto de ideas y creencias sobre la naturaleza de las habilidades mentales y el
entrenamiento mental, que suele incluir los objetivos del programa y las funciones
respectivas del psicólogo, el deportista y el entrenador en el proceso.

Modelo. El modelo emana de la filosofía, y es el modelo de intervención propio, o el


marco temático general a partir del cual se desarrollan y utilizan estrategias y técnicas
específicas de entrenamiento mental. Existen muchos modelos de intervención que han
sido empleados en Psicología del Deporte, como los modelos de autorregulación o

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cognitivo-conductuales, modelos de gestión de la conducta, modelos de habilidades


mentales, modelos de desarrollo, modelos de habilidades mentales específicas para el
deporte, modelos de intervención clínica, modelos de entrenamiento perceptivo, y
modelos sistémicos para intervenciones en equipos, organizaciones y familiares.

Estrategias. La tercera parte del proceso son las estrategias que lógicamente emanan
de la filosofía y el modelo de intervención. Son los planes de acción que operativizan la
intervención. Normalmente se utilizan pasos secuenciales, múltiples fases, o un paquete
práctico de técnicas de entrenamiento mental en un programa coherente e integrador.
Ejemplo de estrategias en la literatura de entrenamiento de habilidades mentales
incluyen la estrategia de cinco pasos (Singer, 1988), el programa de habilidades
psicológicas de cuatro fases para mejorar el rendimiento (Boutcher y Rotella, 1987), el
pensamiento P3 y el mapeo de objetivos (Vealey, 2005), el centering (Nideffer & Sagal,
2006), los planes de concentración en la competición (Orlick, 1986), el enfoque de cinco
pasos para el entrenamiento mental mediante biofeedback (Blumenstein, Bar-Eli y
Tenenbaum, 2002) y el ensayo conductual visomotor (Suinn, 1993). La evaluación Las
estrategias de evaluación son una parte importante de esta fase del proceso, decidiendo
el psicólogo cómo y cuándo evaluar.

Técnicas. La última fase del proceso son las técnicas, procedimientos o métodos
específicos utilizados en una estrategia de entrenamiento mental. Las cuatro técnicas
tradicionales que suelen ser más utilizadas por los psicólogos en el deporte son la
visualización, el establecimiento de objetivos, el control del pensamiento y la
relajación//regulación de la activación. Además, otras técnicas clásicas con amplia
aplicación son el autohabla, el biofeedback, los perfiles de rendimiento o las técnicas de
control de la conducta.

Todo este proceso está mediado por la eficacia interpersonal y técnica del psicólogo, que
son críticas en la efectividad del proceso de entrenamiento mental. La investigación ha
demostrado que los deportistas y los entrenadores valoran las habilidades interpersonales
del profesional, y en particular suelen citar la capacidad de escucha, la habilidad para
interaccionar, ser abierto, flexible y digno de confianza, como características del psicólogo
determinantes en el éxito del entrenamiento. Además, la competencia técnica que muestran
el psicólogo eficaz incluye la capacidad de aplicar los conceptos para crear estrategias
concretas y útiles, la capacidad de adaptar las estrategias y técnicas de entrenamiento
mental para que se ajusten a personalidades y situaciones específicas, la comprensión de
las demandas competitivas, y su actuación como facilitadores para mejorar la comunicación
y ayudar a resolver los conflictos dentro de los equipos.

Finalmente, la efectividad del entrenamiento se evidenciará en la mejora de las habilidades


mentales de los deportistas y los entrenadores para alcanzar el éxito y su bienestar
(habilidades básicas o fundamentales, de rendimiento, de desarrollo personal, y de equipo),
siendo el psicólogo capaz de adaptar los programas de entrenamiento a las necesidades
específicas de todos los implicados.

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1.3 Poblaciones especiales

Este ámbito se orienta al trabajo con poblaciones con características y necesidades


especiales: discapacitados, inmigrantes, tercera edad, embarazadas, etc.

Las personas con discapacidad intelectual, sensorial o física afrontan riesgos de salud
sustanciales asociados con un estilo de vida físicamente inactivo, y aun cuando esos
individuos desean aumentar sus niveles de actividad, encuentran muchas más barreras que
la población general.

También las personas mayores son una población objetivo. Los mayores perciben los
aspectos desagradables del envejecimiento como inevitables, agravándose su deterioro
funcional con la inactividad física, siendo debida esa disminución funcional más a la falta de
actividad que al efecto real del envejecimiento.

Frente a concepciones anteriores, actualmente también se anima a toda embarazada y


lactante a participar en actividades físicas controladas, ya que durante la gestación y
postparto se han descrito múltiples beneficios, físicos y psicológicos (González de Agüero et
al., 2011).

Esos ejemplos de poblaciones nos permiten hacernos una idea de la enorme potencialidad
de trabajo del psicólogo en este ámbito, con el diseño y puesta en práctica de programas de
promoción de actividades físico-deportivas, de integración de colectivos en riesgo de
exclusión, realizando labor educativa, o implementando estrategias para potenciar la
motivación intrínseca y la adherencia.

1.4 Ocio y tiempo libre

El ámbito del ocio y del tiempo libre es un campo propicio para el trabajo del psicólogo
deportivo, en el cual analizar los factores que subyacen a la participación y la adherencia en
programas de actividad física, los antecedentes que mueven a iniciarse y mantenerse en el
ejercicio, los procesos que intervienen en su organización y regulación, o sus consecuencias
a corto y largo plazo.

Se busca en definitiva aplicar los principios psicológicos a la promoción y el mantenimiento


del ejercicio, así como examinar las consecuencias psicológicas y emocionales de la
actividad física. Son pues muchos los objetivos a cubrir, al igual que las poblaciones con que
realizar las intervenciones: individuos sedentarios, población infantil y juvenil de iniciación,
población con necesidades especiales, población en tiempo de ocio (turistas, ocio urbano,
ocio rural,...), poblaciones con alta incidencia de conductas de riesgo, y poblaciones con
trastornos (COP, 1998).

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1.5 Organizaciones deportivas

En una organización deportiva, el psicólogo del deporte puede desarrollar una serie de
tareas encaminadas al logro de los objetivos de rendimiento y desarrollo social, económico
y deportivo.

También puede ser fundamental en la gestión de los eventos y proyectos deportivos de la


misma, y colaborar en mejorar su calidad y eficacia, siempre que el profesional disponga de
las habilidades necesarias y la capacitación necesaria tanto en recursos humanos como en
marketing.

Son muchas las tareas básicas del psicólogo implicadas en la consecución de los objetivos
generales de las organizaciones deportivas, como entre otras:

‐ Determinar y/o adaptar la filosofía, objetivos e imagen de la entidad.


‐ Estructurar los procedimientos necesarios para la consecución de los objetivos
específicos.
‐ Evaluar los objetivos específicos de los socios, su fluctuación, el uso de los servicios,
etc., y así desarrollar criterios objetivos para buscar un mejor rendimiento.
‐ Determinar y estructurar el sistema de participación de los diferentes miembros de la
organización.
‐ Planificar y organizar de forma coherente las tareas a realizar para cada miembro o
grupo; definir y estructurar las condiciones de realización de las tareas y sus
consecuencias.
‐ Planificar los horarios y las actividades de todos los componentes.
‐ Planificar la selección, la formación y la motivación de los deportistas o practicantes
de ejercicio.
‐ Mejorar la formación de los distintos técnicos: deportiva, psicopedagógica y
funcionalmente, según su cualificación específica.
‐ Formar a los directivos en habilidades gerenciales; aumentar la integración y
cohesión de los socios, los usuarios, las familias, los deportistas y los técnicos;
optimizar la relación recursos/rendimiento e incrementar y consolidar los ingresos de
la entidad.
‐ Mejorar las habilidades sociales de los miembros de los colectivos.
‐ Fomentar una mejor convivencia y clima social; mejorar la atención a los socios y
usuarios.
‐ Colaborar en la gestión de eventos deportivos; cuidar la imagen pública y los
objetivos sociales de la entidad.

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2. Roles y funciones del psicólogo del deporte

2.1 Evaluación y diagnóstico


Como ya fue señalado en el tema correspondiente, la evaluación cumple con la función de
obtener la información necesaria para ajustar la ayuda o el entrenamiento a las
características individuales del deportista, poder diseñar intervenciones eficaces, y
finalmente determinar el grado en que se han logrado los objetivos planteados.
Las pruebas de evaluación también se utilizan para determinar mejor las fortalezas,
debilidades y necesidades especiales del deportista, para guiar la selección de las
intervenciones que hagan mejorar sus prestaciones (Anshel y Brinthaupt, 2014).
En efecto, toda la información recopilada mediante la evaluación servirá para ajustar la
ayuda o el entrenamiento a las características y necesidades individuales de los deportistas,
para diseñar intervenciones eficaces, y en última instancia para determinar el grado en que
se han logrado los objetivos planteados.
Entre la posibles variables a evaluar se debe tener en cuenta las variables personales
(autoconfianza, ansiedad, extraversión, motivación, liderazgo,), las ambientales (la entidad
deportiva, la familia, el entrenador, los medios de comunicación, etc.), o las interacciones
que se producen entre la persona y el ambiente (Garcés de Los Fayos, 2006).

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2.2 Planificación y asesoramiento


Mediante este rol de planificación y orientación se persigue suministrar información
especializada a todas las personas involucradas en la actividad física y el deporte, desde el
deportista de alto rendimiento, técnicos, y familias, hasta aquellas personas que pretenden
iniciar una actividad o lograr adherencia a la misma, así como también a políticos o
responsables de organizaciones. Por su formación y conocimientos, el psicólogo es figura
competente capaz de proveer asesoramiento experto sobre diversos asuntos importantes
en el deporte.

El asesoramiento está encaminado a cubrir diversos aspectos. Directamente con los


deportistas, puede orientarse a su instrucción para la comprensión de las variables
psicológicas relevantes para el rendimiento, de su funcionamiento, y aportar técnicas y
métodos para su aplicación en entrenamientos y competición. Al mismo tiempo, el
establecimiento de objetivos, la planificación de rutinas previas o de estrategias tácticas para
su uso la competición, las habilidades sociales y de comunicación, la resolución de
problemas, o aspectos personales, profesionales o académicos, etc., son algunas
cuestiones susceptibles de consejo especializado con vistas a conseguir el bienestar, y los
óptimos niveles de funcionamiento mental y rendimiento físico del deportista. Además, y al
margen del deporte, una persona que se inicia en la actividad física sin intenciones
competitivas es idónea para ser orientada, por ejemplo, en el establecimiento de metas,
sobre hábitos vitales saludables, y en principios que contribuyan a fortalecer su motivación
y el fomento de su adherencia a los programas de ejercicio.

Igualmente es posible acometer esa tarea de orientación con entrenadores, profesores de


educación física o monitores de fitness, con el objetivo de educar sobre elementos como
estilos de liderazgo y habilidades de comunicación, pautas para alcanzar un clima positivo
con sus deportistas o dentro del equipo, claves motivacionales y para lograr cohesión, etc.
De igual forma, es plausible la labor de asesoramiento a responsables o directivos de
organizaciones deportivas, y a responsables políticos en materia deportiva, con el fin de
aconsejar en el diseño de programas deportivos, campañas de fomento de la actividad física
a nivel comunitario, en la puesta en marcha de campañas de promoción de la actividad física
a nivel comunitario, o en el funcionamiento de actividades concretas.

2.3 Intervención
Como hemos podido comprobar en el tema anterior, un rol básico del psicólogo en el deporte
es la intervención. La psicología aplicada al deporte y el ejercicio físico consiste, según la
Association for Applied Sport Psychology’s (AASP, 2010), en transmitir la teoría y la
investigación acumulada en este campo para educar a los deportistas, entrenadores,
preparadores físicos, padres, profesionales del fitness, etc., sobre los aspectos psicológicos
de su deporte o actividad. Un objetivo principal de los profesionales de la psicología aplicada
es facilitar la participación óptima, el rendimiento, y en definitiva, el disfrute en el deporte y
la actividad física.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

La intervención del psicólogo podrá ser de dos tipos. Por un lado, la intervención directa, que
implica el entrenamiento psicológico, y por otra parte, la intervención indirecta, mediante el
diseño y aplicación de estrategias psicológicas.

2.4 Educación y/o formación


Desde la perspectiva académica, el psicólogo deportivo imparte instrucción sobre procesos
y variables psicológicas, metodología de investigación, evaluación, estrategias y técnicas de
entrenamiento, o programación de la intervención, entre otros muchos.
Los destinatarios de esa transmisión de conocimientos y procedimientos son muy diversos,
desde alumnos que estudian psicología y titulaciones afines a las ciencias del deporte, hasta
entrenadores, monitores, jueces, árbitros, personal de equipos médicos, familiares, personal
de organizaciones, etc.
Es importante tener en cuenta que el campo de la educación y la formación, de marcado
carácter teórico, no es excluyente del trabajo en la vertiente aplicada. Al contrario, son
muchos los psicólogos que compatibilizan ambas funciones.

2.5 Investigación
La investigación constituye la base de nuestra disciplina, puesto que es el punto de partida
de la teoría y la práctica. Mediante la labor investigadora del psicólogo del deporte se
recopilan, analizan y organizan los conocimientos sobre los cuales se construye esta
profesión.
Comúnmente la investigación se ha llevado a cabo en universidades, laboratorios y centros
especializados, y se ha asumido que el investigador es exclusivamente aquel que trabaja en
esas entidades. Sin embargo, a la vista de las contribuciones que se realizan en revistas
especializadas y congresos del área, afortunadamente cada vez son más los psicólogos que
al margen de instituciones concretas realizan esta labor y aportan sus propias experiencias,
generalmente a nivel aplicado.

3. Problemas relacionados con la práctica deportiva

Como ya se indicó en el tema introductorio, cuando el ejercicio y el deporte son practicados


de forma adecuada son saludables. Pero debemos rechazar la idea de que toda actividad
física y/o deporte conlleva necesariamente una buena salud. La actividad física y el deporte
saludables son aquellos cuyos beneficios superen con mucho los riesgos, y que anteponen
el bienestar personal a cualquier otra objetivo.

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Es evidente los innumerables efectos positivos que puede reportar la práctica de actividades
físico-deportivas, pero al mismo tiempo, esa práctica está inevitablemente rodeada de
múltiples riesgos, y realizarla sin control o sin las debidas precauciones puede acarrear una
serie de importantes efectos negativos. Entre los principales podemos destacar la adicción
al ejercicio, el burnout, el abuso de sustancias y dopaje, los trastornos de la alimentación, y
las lesiones deportivas.

3.1 Adicción al ejercicio

El ejercicio es considerado un comportamiento saludable y socialmente elogiado, y es por


ello que suele considerarse como una “adicción positiva” de quien lo practica en exceso.

La adicción al ejercicio implica patrones de ejercicio excesivo y obsesivo, y dependencia


anormal que se manifiesta en síntomas tanto fisiológicos como psicológicos. Es un proceso
conductual que se realiza para obtener placer o alivio del malestar interno (estrés, ansiedad,
etc.). Implica además la incapacidad para controlar esa conducta, y persistir en ella a pesar
de las consecuencias negativas que comporta.

Dos características esenciales en este trastorno son la compulsión (obligatoria necesidad de


realizar la conducta y una preocupación excesiva cuando no puede desarrollarse) y los
síntomas de abstinencia que aparecen. Se distingue de los trastornos obsesivo-compulsivos,
ya que no solo disminuyen los estados afectivos negativos al realizar el ejercicio, sino que
también se crean afectos positivos que refuerzan la conducta.

Aunque se desconoce su prevalencia real en la población, puede conducir a diversos


problemas de especial relevancia, como distintos cuadros clínicos, distrofia muscular,
trastornos de la alimentación, etc. Precisamente, suele diferenciarse entre una adicción
primaria al ejercicio, cuando la adicción es el problema principal, y una adicción secundaria,
cuando la adicción se ve acompañada de un trastorno alimentario.

Han sido variadas las explicaciones planteadas, fisiológicas y psicológicas, para intentar
comprender este problema.

La hipótesis del runners’ high plantea la sensación de euforia experimentada por los
corredores tras una carrera intensa, y que es atribuible a efectos centrales de las endorfinas.
Las beta-endorfinas y otros opioides endógenos pueden generar dependencia.
Determinados estudios en animales sugieren que el ejercicio reduce la sensibilidad a los
mismos, siendo necesario aumentar la dosis de ejercicio para mantener sus efectos.
También el sistema endocannabinoide se activa por el ejercicio aeróbico y produce efectos
de sedación, bienestar y reducción de la ansiedad.

Por su parte, la hipótesis de la activación simpática sostiene que la adaptación al


entrenamiento (aeróbico) genera disminución de la frecuencia cardiaca y de la actividad
simpática, y por ello un menor nivel de activación. Los sujetos que practican habitualmente

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

ejercicio tenderían a incrementar sus niveles al objeto de alcanzar un estado óptimo de


activación.

Una tercera explicación fisiológica, la hipótesis de la regulación termogénica, afirma que el


incremento de la temperatura corporal desencadenado por la actividad física intensa
generaría un estado de relajación y una disminución de la ansiedad, que actuarían como
refuerzos positivos para el mantenimiento de la conducta adictiva.

En cuanto a las explicaciones psicológicas, dos son las principales. La hipótesis de la


valoración cognitiva propone que la adicción se inicia cuando los sujetos comienzan a utilizar
el ejercicio como un medio de enfrentarse al estrés, y se produce una dependencia que se
racionaliza para explicar que el ejercicio comience a sustituir las actividades y rutinas de la
vida diaria. Según la hipótesis de la regulación afectiva, con el ejercicio aumentan los afectos
positivos que contribuyen a una mejora del estado emocional general, y al mismo tiempo
disminuyen los afectos negativos y los sentimientos de culpa, irritabilidad o ansiedad.

Síntomas

Según Griffiths (2005) la adicción al ejercicio se caracteriza por la presencia de los siguientes
síntomas:

 Relevancia: se convierte en lo más importante en la vida del practicante, controlando


sus pensamientos, emociones y comportamiento.
 Tiempo y dedicación: entrega excesiva a la preparación, realización o recuperación
del ejercicio.
 Conflicto: con el entorno próximo, con otras actividades, consigo mismo.
 Modificación anímica: experiencias subjetivas que vive como consecuencia de
su participación.
 Pérdida de control: incapacidad para limitar el tiempo y cantidad, y para cesar la
práctica.
 Tolerancia: para alcanzar los efectos anteriores se requiere una mayor cantidad.
 Síntomas de abstinencia: sensaciones desagradables psicológicas y físicas que se
originan como consecuencia de la interrupción o cese.
 Continuidad: se persiste a pesar de los problemas que genera.
 Recaída: reversión repetida en los patrones anteriores de la actividad.

Para la evaluación de esta adicción existen varios instrumentos, como el Exercise Addiction
Inventory (Inventario de Adicción al Ejercicio) de Terry, Szabo y Griffiths (2004), que valora
muchos de esos citados síntomas.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Totalmente en Totalmente de
desacuerdo acuerdo

1. El ejercicio es la parte más importante de mi vida 1 2 3 4 5


2. Han surgido conflictos con mi familia y/o mi
1 2 3 4 5
pareja acerca de la cantidad de ejercicio que realizo
3. Uso el ejercicio como una forma de cambiar mi
estado de ánimo (e.g. para animarme, para escapar, 1 2 3 4 5
etc)
4. Con el tiempo he aumentado la cantidad de 1 2 3 4 5
ejercicio que hago en un día
5. Si tengo que faltar a una sesión de ejercicio me 1 2 3 4 5
siento irritable y de mal humor

6. Si reduzco la cantidad de ejercicio, y luego vuelvo


a empezar de nuevo, siempre intento hacer tanto 1 2 3 4 5
ejercicio como antes hacía

A la hora de proyectar la intervención sobre la adicción al ejercicio, Adams et al. (2003)


plantean una serie de recomendaciones. Así, es necesario identificar e interrumpir la
conducta compulsiva a través de apoyo psicoterapéutico individualizado. También hacer que
el paciente comprenda los beneficios del ejercicio para la salud y la importancia de
practicarlo de forma moderada. Se debe asimismo ayudar al paciente a desarrollar
estrategias para abordar el problema, y entender la organización de la estructura defensiva
del paciente y como se enfrenta al problema de adicción.

Es básico también procurar incrementar la tolerancia del paciente para adaptarse o


acomodarse a la conducta compulsiva, a través de modificaciones de sus defensas
psicológicas y de la aceptación y comprensión de sus respuestas a la ganancia de control.

Además, se deberá separar la compulsión y los desencadenantes específicos relacionados


con la adicción al ejercicio, así como reconstruir las estrategias de afrontamiento y estimular
los sistemas de apoyo.

3.2 Burnout

El concepto burnout significa estar quemado o consumido. Investigado en un primer


momento en entornos laborales, en 1974 el psicólogo Herbert Freudenberger empleó el
concepto para expresar las manifestaciones del síndrome en aquellos profesionales que
tienen un contacto intenso con sus clientes, sobre todo en el campo de las organizaciones.
El concepto hacía referencia al agotamiento emocional gradual, la pérdida de motivación y
la disminución de compromiso hacia el trabajo.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Posteriormente Cristina Maslach continuó indagando las manifestaciones del burnout en


trabajadores de profesiones de ayuda a personas, como enfermeras o médicos, intentando
analizar el proceso gradual de pérdida de responsabilidad profesional o desinterés cínico
entre los compañeros.

Maslach y Jackson (1981) propusieron un modelo de burnout, conformado por tres


dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal.
El agotamiento implica una extenuación emocional y sensación de incapacidad de
entregarse a nivel psicológico, además de sentimientos de fatiga extrema. La
despersonalización conlleva el desarrollo de actitudes negativas hacia los demás y cinismo.
Respecto a la reducción en la realización personal, comporta la evaluación negativa del
propio rendimiento, además de descontento e insatisfacción con el mismo.

A la postre fue aplicado al campo del deporte, ya que éste suele obligar a la orientación hacia
elevados logros y excesiva dedicación, siendo pues un ámbito propicio para el desarrollo del
síndrome. Para Smith (1986), el burnout en el deporte supone la retirada física, psicológica
y emocional de una actividad que anteriormente se disfrutaba, en respuesta al estrés crónico
excesivo.

Tiene un fuerte impacto sobre la motivación, el abandono de la actividad deportiva, y la salud


del practicante, y los deportistas motivados en exceso, con alto grado de compromiso en su
actividad, y sometidos a altos niveles de estrés, corren un mayor riesgo de padecerlo.

La principal aportación en este ámbito es realizada por Raedeke (1997), que plantea el
burnout como experiencia duradera de agotamiento físico y emocional, reducida realización
y una devaluación del deporte. Respecto al modelo de Maslach y Jackson, realiza una
ampliación del agotamiento emocional, considerando la dimensión física que implica el
deporte. También introduce la devaluación de la actividad deportiva, ya que los deportistas
no realizan un trabajo de prestación de servicios a clientes.

Debemos realizar una diferenciación respecto al síndrome de sobreentrenamiento, puesto


que este síndrome se produce por una combinación de entrenamiento excesivo y de alta
intensidad, junto a un inadecuado descanso o recuperación.

Causas

Las causas del burnout suelen agruparse en tres tipos de factores: personales, situacionales
y físicos.

Factores personales:

- Defectuosas estrategias para el control del estrés.


- Altos niveles de ansiedad.
- Estados de ánimo negativos.
- Perfeccionismo desadaptativo.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

- Altas expectativas.
- Falta de disfrute en la práctica.
- Pobres habilidades para las relaciones.

Factores situacionales:

- Problemas de relación con el entrenador.


- Bajo apoyo social.
- Altas exigencias competitivas.
- Aburrimiento y monotonía en el entrenamiento.
- Elevadas demandas de tiempo y energía.
- Falta de autonomía.

Factores físicos

- Padecimiento de lesiones.
- Déficits en el desarrollo físico.
- Sobreentrenamiento.

Síntomas

En cuanto a los síntomas del síndrome, pueden clasificarse en cinco categorías (Garcés de
Los Fayos, 2004):

• Emocionales: tristeza, depresión, irritabilidad, llanto, hostilidad, alteraciones en la


autoestima, estados de ánimo negativos.
• Cognitivos: pensamientos negativos, confusión, desvanecimiento de expectativas,
cinismo, distorsiones en el autoconcepto, falta de atención, pérdida de significado de
las actividades, problemas en la toma de decisiones.
• Comportamentales: problemas de rendimiento, conflictos interpersonales,
aislamiento, evitación, absentismo, conductas inadaptadas, consumo de sustancias
nocivas.
• Motivacionales: falta de interés, apatía, pérdida de entusiasmo, dejadez.
• Físicos: agotamiento, quejas somáticas, problemas de sueño, cambios de peso,
cefaleas, dolores osteomusculares, alteraciones alimentarias y digestivas.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Prevención

La prevención del burnout pasa por una serie de estrategias. En primer lugar, es
imprescindible la detección precoz de deportistas y entrenadores con alto riesgo, en base a
las características ya citadas.

También deben proveerse programas de educación y preparación para todos los implicados,
con el objetivo de entender y reconocer los primeros signos fisiológicos y psicológicos, así
como la concienciación sobre las fuentes de estrés y la necesidad de su control.

Además, debe realizarse un entrenamiento en habilidades de afrontamiento produc tivas,


para dotar de herramientas para el dominio del estrés. Otras estrategias asimismo relevantes
son el fomento de una adecuada Comunicación, el conveniente establecimiento de
objetivos, la promoción de la autonomía del deportista, y una óptima planificación de los
entrenamientos.

3.3 Dopaje y abuso de sustancias

El dopaje es el empleo de sustancias o métodos ilegales con el fin de incrementar o mantener


el rendimiento, así como también para el control del peso, hacer frente al dolor y las lesiones,
para alcanzar una concentración superior, etc.

La Agencia Mundial Antidopaje, en su Código Mundial Antidopaje, incorpora en la lista de


productos prohibidos todas aquellas sustancias con el potencial para mejorar el rendimiento
deportivo artificialmente, representar un riesgo potencial o real para la salud, o ser contraria
al espíritu del deporte.

Adquiere en este ámbito especial relevancia el entorno del deportista, la orientación


competitiva del equipo, las presiones externas, las influencias de los otros significativos, etc.,
ya que pueden ejercer una alta presión sobre el deportista, añadida a la que ya de por si
conlleva el deporte.

Variables psicológicas como una defectuosa gestión del estrés, altos niveles de ansiedad,
una baja autoconfianza y autoestima, niveles de motivación demasiado bajos o altos, o
elevada búsqueda de sensaciones, entre otras, pueden ejercer una poderosa influencia
sobre la realización de prácticas dopantes (Berengüí y Cantón, 2015).

Diferentes estudios han confirmado el papel de los motivos, actitudes y valores. Entre los
motivos citados por los deportistas para hacer uso de esas sustancias destacan la mejora
del rendimiento deportivo, lograr el triunfo y alcanzar el éxito en el deporte, las presiones
ejercidas por el entrenador, los familiares y amigos, determinados aspectos económicos, la
obtención del reconocimiento social, satisfacer y/o no decepcionar a las personas
significativas, para la recuperación de lesiones, o para mejorar en la capacidad de
recuperación y el rendimiento muscular.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

En cuanto a las actitudes, la principal es que el dopaje es un comportamiento deshonesto e


indigno, peligroso para la salud y entraña un riesgo significativo. Sin embargo en algunos
estudios los deportistas afirman no emplear sustancias dopantes más por el riesgo y el miedo
a ser descubiertos que por ser contrarios a su uso, y contemplan el dopaje como un elemento
importante que ayuda a alcanzar el éxito deportivo.

Los valores también son esenciales. Asumidos como creencias sobre cuáles y cómo deben
ser las conductas para alcanzar objetivos o fines, establecen lo que puede ser positivo o
negativo para una persona o su grupo social, y se manifiestan mediante normas de conducta.
El dopaje constituye un atentado contra el “espíritu del deporte”, la esencia del olimpismo,
caracterizado por valores como la ética, el juego limpio, la honestidad, la salud y la
excelencia en el desempeño. Las mejoras artificiales e ilegales del rendimiento suponen un
quebrantamiento de valores, las normas deportivas y sociales.

Prevención

Por todo lo comentado, la labor de prevención más conveniente debe ser la orientada al
trabajo sobre las actitudes y valores del deportista, y que el entrenador y/o la organización
adquieran responsabilidad y realicen un esfuerzo por indagar, conocer y comprender sus
actitudes, motivos y valores. Igualmente, debe promoverse el fomento de la autoestima, a
través de aceptación y correcta valoración percepción de la propia imagen (Berengüí y
Cantón, 2015).

Al mismo tiempo, aspectos como la construcción de la resiliencia, que la práctica tenga


sentido y significado, y proporcionar una conveniente red social de personas íntegras y de
total confianza, a las que acudir ante cualquier circunstancia (información apropiada, o
conseguir soporte emocional), serán elementos fundamentales de prevención.

3.4 Trastornos de la alimentación


En España la incidencia de TCA en deportista se estima en torno a un 23%, dato que indica
la elevada ocurrencia e importancia de estos trastornos, y existe un mayor riesgo en
deportes de estética (danza, gimnasia, patinaje artístico y natación sincronizada), de
categorías (judo, lucha, remo y boxeo), de resistencia, y los practicados en gimnasios
(aerobic, fitness y culturismo).

Entre las causas de los TCA en el deporte suelen contemplarse tres conjuntos de factores
(Díaz, 2012): sociales, personales y deportivos.

Factores sociales:

- Valoración del aspecto físico de los deportistas por encima de sus logros.
- Modelo competitivo por un cuerpo ideal.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

- Presión del entrenador en el control de peso.


- Importancia de la opinión de los amigos y compañeros.
- Familia: alto valor a la estética y a la delgadez.
- Conflictos.
- Expectativa de triunfo.
- Beneficio económico.

Factores personales:

- Altas expectativas sobre sí mismos.


- Comportamientos obsesivos hacia la práctica deportiva.
- Creencia de que la delgadez mejora el rendimiento.
- Baja autoestima.
- Impulsividad. Factores deportivos
- Nivel de practica.
- Exigencia o profesionalización.
- Categoría en la que se compite.

En el ámbito deportivo suelen ser citados específicamente tres trastornos subclínicos. En la


anorexia por actividad, la actividad física hace que disminuya la ingesta alimentaria y por lo
tanto se den características comunes con los trastornos de la alimentación.

El corredor obligatorio implica que el ejercicio físico se convierte en un estilo de vida.


Necesitan sentir que se superan día a día y son muy autoexigentes. Restringen su
alimentación al creer que le ayuda a mejorar su rendimiento.

La vigorexia afecta a usuarios de gimnasios que practican la musculación y que, en general,


son del género masculino. Tienen una preocupación excesiva por el desarrollo de su
musculatura, lo que se convierte en una conducta obsesiva. Le dedican muchas horas
restándoselas de otras actividades de ocio, familiares, etc. Hacen dietas y consumen
sustancias para el aumento de la masa muscular. Llevan a cabo conductas obsesivas como
mirarse al espejo o pesarse varias veces al día.

Prevención

La correcta formación de entrenadores, pasa por ser una de las principales estrategias de
prevención, para capacitar en la detección de la sintomatología, en el conocimiento de
hábitos saludables, pautas alimentarias en el deporte, habilidades de comunicación con los

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

deportistas, y fomento de un estilo democrático de entrenamiento. Asimismo, deben evitarse


los comentarios negativos y la excesiva importancia en el peso.

La educación de los padres es también fundamental, para el conocimiento de signos y


síntomas, y de la importancia de una alimentación sana en los deportistas.

Por su parte, debe educarse al deportista en el reconocimiento e interpretación de las propias


emociones y sensaciones, prestar atención a los momentos de cese en la práctica y lesiones,
y dotar de habilidades para desarrollar actitudes y comportamientos saludables, así como
de una mayor conciencia de la importancia de un peso adecuado para la práctica deportiva,
y el fomento de una adecuada toma de decisiones y la autonomía en los deportistas.

Del mismo modo, se debe potenciar la sensación de control del deportista sobre sus
comportamientos en cuanto a la alimentación y al peso se refiere, y realizar una profunda
revisión de las exigencias por parte de las instituciones en cuanto a la normativa deportiva,
es decir, valorar la exigencia estética en deportes como la gimnasia, el patinaje o la natación
sincronizada, donde se puntúa un determinado cuerpo o estética.

3.5 Lesiones deportivas


Las lesiones comportan un daño o deterioro físico, ya que el cuerpo, o partes del mismo, es
sometido a fuerzas que exceden el umbral de tolerancia fisiológica. Pueden ser producidas
por accidente o por abuso, e implican restricción total o parcial en la práctica, acarreando
consecuencias físicas, psicológicas y sociales.

Modelo de Etiología de la Lesión Deportiva, de Meeuwisse et al. (2007)

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

El Modelo de Etiología de la Lesión Deportiva, de Meeuwisse et al. (2007), plantea la


interacción de factores de riesgo, tanto intrínsecos como extrínsecos, para crear una
susceptibilidad del practicante a la lesión.

Entre los factores de riesgo extrínsecos al deportista podemos citar el tipo de deporte, el tipo
de actividad deportiva, el nivel de rendimiento, la fase o período de la temporada, los efectos
del entrenamiento, el comportamiento deos otros, las condiciones ambientales, el
equipamiento personal y elementos de protección, los errores en el uso del material, la
ausencia o falta de adherencia a medidas preventivas, o el comportamiento del entrenador
(Berengüí, 2011).

En cuanto a los factores de riesgo intrínsecos del deportista, destacan la edad del deportista,
sexo, estado de salud previo y actual, historia previa de lesiones, acondicionamiento y
preparación física, características antropométricas, técnica deportiva, factores nutricionales,
efecto de la fatiga, consumo de fármacos y dopaje, consumo de tóxicos, higiene personal,
conocimiento del reglamento, ejecución de conductas específicas, alineación corporal y
balance postural, y de especial relevancia en los últimos años, los factores psicológicos
(Berengüí, 2011).

El clásico modelo físico de lesión plantea que para la explicación del origen de las les iones
únicamente deben atenderse las variables fisiológicas y biomecánicas. A día de hoy se
confirma la insuficiencia de ese modelo, ya que no tiene en cuenta la importancia de las
variables psicológicas y sociales.

Modelo de Estrés y Lesión (Williams y Andersen, 1998)

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

El Modelo de Estrés y Lesión (Andersen y Williams, 1988; Williams y Andersen, 1998),


constituye una teoría multifactorial clave para entender la relación entre los factores
psicológicos y las lesiones. El elemento fundamental es la respuesta al estrés del deportista,
y la importancia que tienen diferentes variables sobre esa respuesta de estrés,
concretamente, la personalidad, la historia de estresores y los recursos de afrontamiento.

El estrés es responsable de multitud de respuestas físicas y psicológicas, y tiene múltiples


efectos y consecuencias, entre ellos el aumento de la vulnerabilidad a la lesión. Ese aumento
es debido a factores como el debilitamiento del sistema inmunitario que produce en el
organismo, el abuso de la práctica, la sobreactivación física y psicológica, los déficits
atencionales, o el funcionamiento corporal defectuoso que acarrea, entre otros. Además,
diversos estudios han demostrado que una inadecuada respuesta de estrés produce
incrementos en la tensión muscular, distractibilidad y estrechamiento del campo visual.

Otros elementos importantes son los sucesos vitales estresantes. Williams y Andersen
(2007) encuentran que, entre 40 trabajos, un 85% de los mismos afirman asociación entre
eventos vitales estresantes y riesgo de lesión en el deporte. También los problemas
cotidianos o microestresores, que tienen un impacto global mayor sobre el bienestar que los
vitales, y producen deficiencias físicas y cognitivas en el rendimiento. Respecto a la historia
previa de lesiones, el miedo a la recaída entraña de por sí una alta carga estresante,
existiendo una relación positiva entre lesión previa y recaída. Se ha demostrado incluso que
la lesión previa, junto a eventos vitales estresantes, son mejor pronóstico de lesión que
determinados factores fisiológicos y antropométricos (Van Mechelen et al., 1996).

El papel de la personalidad ha mostrado igualmente un efecto relevante. Presentar altos


niveles en rasgos como ansiedad, dureza, neuroticismo, o bajos en estabilidad emocional y
autoconfianza, un locus de control externo o conducta tipo A, en ocasiones se ha asociado
al padecimiento de un mayor número de lesiones, o mayor gravedad de las mismas.

Prevención de lesiones

Tradicionalmente la prevención de lesiones ha estado encaminada a proveer al practicante


medios protectores (equipaciones, instalaciones deportivas seguras para la práctica), y
mejoras en la preparación física mediante el entrenamiento. Además, actualmente persigue
poner a su disposición habilidades o técnicas para el control del estrés, la ansiedad o la
concentración, mejorar el estado de ánimo, incrementar el esfuerzo, etc.

Ha sido confirmada la efectividad de esta prevención, ya que diferentes técnicas para el


control de la respuesta al estrés han constatado disminuciones en los niveles de estrés
psicológico y ansiedad, disminución de pensamientos negativos, y mejoras en el desempeño
o rendimiento técnico. Asimismo, se han registrado descensos en las tasas de lesión como
resultado de la formación en técnicas cognitivas, biofeedback, ejercicios de respiración y
técnicas de relajación, visualización guiada, o control de la atención/concentración, entre
otras.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Aspectos psicológicos en la rehabilitación de las lesiones deportivas

Siguiendo el trabajo de Berengüí, Brewer y Garcés de Los Fayos (2013), los deportistas
muestran una gran variedad de reacciones psicológicas en respuesta a las lesiones
deportivas, que varían desde una intensidad leve (es decir, mínima o sin cambios respecto
al estado pre-lesión) a severa (es decir, desviación substancial del estado pre-lesión). De
acuerdo con el marco planteado por los modelos de evaluación cognitiva, las respuestas
psicológicas a las lesiones deportivas han sido documentadas en los dominios cognitivos,
emocionales y comportamentales.

Respuestas cognitivas

La aparición de lesiones deportivas no solo desencadena el proceso de valoración


cognitiva, en el que los deportistas evalúan el significado y las implicaciones de la lesión,
sino que también estimulan otras formas de cognición, incluyendo atribuciones
causales, imágenes intrusivas y estrategias cognitivas de afrontamiento.

Con respecto a las atribuciones causales, los deportistas son propensos a hacer
atribuciones causales a distintos factores que consideran responsables de sus lesiones ,
como atribuir la lesión al propio comportamiento o atribuir sus lesiones a factores
técnicos y/o mecánicos. También, al igual que los eventos (o series de eventos)
potencialmente traumáticos, las lesiones deportivas pueden producir pensamientos e
imágenes que pueden tener implicaciones importantes para el funcionamiento físico y
psicológico de los deportistas.

La cognición pos-lesión da un giro potencialmente adaptativo cuando los atletas inician


estrategias de afrontamiento, algunas de las cuales son en su totalidad cognitivas, para
enfrentarse a su situación. Aceptar la lesión, centrarse en la recuperación, fomentar
pensamientos positivos y emplear ejercicios de imaginería son estrategias cognitivas
comunes de afrontamiento utilizadas por los deportistas con lesión.

Respuestas emocionales

Las consecuencias psicológicas de las lesiones deportivas que han sido estudiadas más
ampliamente son las respuestas emocionales a las mismas. Los datos de estudios
cualitativos y cuantitativos indican que los deportistas suelen sufrir emociones negativas
en respuesta a la alteración del funcionamiento físico y a la interrupción de los esfuerzos
deportivos que conlleva una lesión. Entre las emociones negativas, referidas por los
deportistas como frecuentes se encuentran depresión, frustración, confusión, ira y
temor. Algunos deportistas afirman que una vez que la primera reacción emocional a la
aparición de la lesión y sus secuelas inmediatas desaparecen, a veces experimentan
depresión y frustración como reacción a las dificultades de la rehabilitación. En el
regreso al deporte tras la rehabilitación y la recuperación de la lesión, la ansiedad ante
una nueva lesión (es decir, la ansiedad por volver a lesionarse) se une a la depresión y
a la frustración entre las respuestas que figuran en los informes de los deportistas sobre
sus experiencias.

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Psicología de la Actividad Física y del Deporte

Respuestas conductuales

Los deportistas pueden tener dificultades para adaptarse cognitiva y emocionalmente a


la lesión, pero es en última instancia su conducta la que determina su progreso en la
rehabilitación. De particular interés entre este tipo de respuestas a la lesión son las
conductas de resolución de problemas y la adherencia a programas de rehabilitación.

Las conductas de resolución de problemas son esfuerzos iniciados por los deportistas
para gestionar sus experiencias respecto a la lesión. Gould et al. (1997b) identificaron
varias estrategias comunes de comportamiento para hacer frente a la lesión:
evasión/aislamiento (mantenerse alejado de otras personas, especialmente aquellos
que tienen vínculos con el entorno deportivo); distracción (mantenerse ocupado para no
pensar en la lesión); "driving through" (conducirse o manejarse a través de la lesión, y
que implica tratar de hacer las cosas con normalidad e intentar lograr las metas de la
rehabilitación); y búsqueda y utilización de los recursos sociales (salir y mantenerse en
contacto con amigos y miembros de la comunidad deportiva).

Respecto a la adherencia a los programas de rehabilitación, implica la medida en que


los atletas con lesiones completan sus conductas en un programa diseñado para facilitar
su recuperación. La participación en regímenes de rehabilitación para lesiones
deportivas tiene componentes clínicos y componentes relacionados con la rehabilitación
en el domicilio. Los componentes clínicos más comunes son la asistencia a sesiones de
rehabilitación, la realización de ejercicios (para mejorar la fuerza, el rango de
movimiento, el equilibrio y la agilidad) y la participación en las modalidades terapéuticas
(por ejemplo, masajes, estimulación eléctrica, crioterapia). Los componentes típicos que
se basan en el trabajo en el domicilio incluyen evitar actividades que sean
potencialmente perjudiciales para la recuperación, tomar la medicación (por ejemplo,
anti-inflamatorios), el uso de dispositivos médicos (por ejemplo, férula) y la auto-
administración de modalidades terapéuticas (por ejemplo, la crioterapia).

Intervenciones psicológicas en la rehabilitación de lesiones deportivas.

Son muchas las posibles técnicas para trabajar con el deportista lesionado. A lo largo de
décadas, quizás el procedimiento más utilizado en rehabilitación es el biofeedback
electromiográfico (EMG), demostrando los estudios de investigación que su empleo puede
tener un impacto favorable en la fuerza muscular y en el tiempo de recuperación. También
se ha probado que el establecimiento de objetivos puede mejorar la fuerza muscular, así
como favorecer el compromiso con la rehabilitación. Otras intervenciones psicológicas, tales
como la imaginería, el modelado, el entrenamiento en inoculación de estrés y el manejo del
estrés, han mostrado influir con efectividad en la ansiedad, el dolor, el tiempo de
recuperación y la fuerza. Por lo tanto, hay una base empírica preliminar sobre la que se
pueden construir las intervenciones psicológicas y así, es esperable, poder mejorar los
procesos de rehabilitación y los resultados de los deportistas con lesiones.

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