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RESUMEN
Este breve trabajo pretende hacer un análisis de las garantías atípicas que
pueden constituirse, a partir de nuestro sistema jurídico, en seguridad de
obligaciones que pueden existir al tiempo de su constitución o que pueden
constituirse posteriormente.
ABSTRACT
1
This brief work intends to make an analysis of the atypical guarantees that
can be constituted, based on our legal system, in guarantee of obligations
that may exist at the time of their constitution or that may be constituted
later.
The latter, although initially not ancillary to an obligation, since it does not
yet exist, does not take away that character, since no guarantee is an end
in itself.
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1.2. Desde ya adelantamos que las garantías reales, a diferencia de las
personales (como vamos a ver más adelante, pues de eso trata
este trabajo) son números de clausura o cerrado (numerus
clausus), es decir no existen otras garantías reales que no sean
las que están reguladas de manera expresa en la ley; son, pues,
garantías que tienen su origen en la ley que las crea como tales
y regula sus efectos y su modo o formas de ejecución si se
llegara a incumplir con el pago de la obligación.
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obviamente, se quiere significar que no existen otros derechos
reales que los que crea la ley. Esto hace imposible, entonces, que
los particulares puedan crear o diseñar nuevos derechos reales y,
mucho menos, delimitar su contenido y alcances.
b) la anticresis;
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Sobre la hipoteca podemos decir que se trata de una garantía que
recae sobre un inmueble que puede ser de propiedad del deudor o
de un tercero (caucionero real), y en este último caso este tercero
solo responde por la obligación garantida hasta el valor del
inmueble. No responde con sus demás bienes, porque su
responsabilidad no es de carácter personal sino limitada al
inmueble afectado.
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pero al igual que con la hipoteca, esta formalidad se exige ad
solemnitatem causa.
.
En efecto, la hipoteca, además de constituirse por escritura pública,
requiere de su inscripción en el Registro de la Propiedad Inmueble
para existir frente a terceros; es un acto jurídico eminentemente
formal, de manera tal que si el propietario no otorga la escritura
pública no se le puede exigir judicialmente que lo haga (ni a través
de un proceso de otorgamiento de escritura pública ni de ningún
otro orientado al mismo fina): el acto no existe sino reviste (para
su nacimiento como tal) la forma prescrita por la ley, al igual
que no existe la donación de un inmueble si no reviste la forma
prevista por la ley. Se aplica el principio según el cual “la forma es
el acto” y viceversa: forma dat esse rei.
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eso resulta inexplicable que bajo ese argumento se haya eximido a
la anticresis de la exigencia de la inscripción registral, algo que sin
duda puede propiciar fraudes del deudor en favor de terceros de
buena fe (por ejemplo, si lo hipoteca a un banco, etc.). Además,
contraviene abiertamente el principio según el cual no pueden
existir gravámenes ocultos y al no requerirse su inscripción con
efectos constitutivos, se contraviene ese principio y se da lugar a
fraudes como el ante descrito.
1.5. En cuanto a las garantías que recaen sobre bienes muebles, que
anteriormente se clasificaban en prenda común (legislada en el
Código Civil) y prendas especiales (que eran múltiples y variadas
y que estaban legisladas en leyes especiales, como la prenda con
desplazamiento del Código Civil; la prenda minera; la prenda la
agrícola; la flotante -que recaía sobre un inventario que se
renovaba- -, etc.), ahora están legisladas todas ellas en la nueva
Ley de Garantía Mobiliaria del año 2018 (Decreto Legislativo N°
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1400 que aprueba el Régimen de Garantía Mobiliaria -“Nueva Ley
de Garantía Mobiliaria”- y su reglamento aprobado por Decreto
Supremo Nº 243-2019-EF; dentro de las múltiples novedades de
esta ley se encuentra la Garantía Mobiliaria para Adquisición
(GMPA). Esta ley sustituyó a la de anterior data (año 2006) por su
probada ineficiencia.
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suficientemente garantizado. Este derecho procede en los casos
que establece la ley o cuando haya conexión entre el crédito y el
bien que se retiene”. Este último requisito, consistente en la
necesidad que exista una relación de conexidad entre la causa de
la retención y la obligación que se garantiza mediante esta, es algo
que no estaba contemplado en el Código Civil del año 1936, que
simplemente autorizaba la retención por toda obligación que tuviera
el deudor frente al retenedor. Max Arias Schreiber al comentar la
nueva regulación (Código Civil de 1984) de esta garantía real decía
que “el derecho de retención se traduce en una facultad otorgada
por la ley a favor del poseedor de una cosa (bien) ajeno para
conservarla en su poder hasta que se le pague lo que le es debido”
(Exégesis del Código Civil Peruano de 1984. Lima: Gaceta Jurídica
Editores 1995, tomo VI, p. 253).
Desde luego, la posesión del bien ajeno por parte del acreedor
debe preexistir al incumplimiento (de otra manera sería un
apoderamiento de bien ajeno y ya no una retención); también es
claro que la retención conlleva para quien la ejerce un deber de
conservación de la cosa retenida, tal cual lo haría un depositario, lo
que común a las garantías con desplazamiento.
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garantizar obligación alguna, inversamente a lo que ocurre en todos
los demás casos, en que la hipoteca nace como consecuencia de la
necesidad de garantizar una obligación principal de la que esta es
accesoria.
El título valor del que nos estamos ocupando, denominado Título de
Crédito Hipotecario Negociable (TCHN), está regulado en los
artículos 240° al 245°, inclusive, de la citada Ley de Títulos Valores;
ley; en esencia consiste en un título que emite la SUNARP cuando
el propietario de un inmueble realengo (es decir no afecto a
gravámenes ni a cargas) constituye sobre el mismo una primera
hipoteca por acto unilateral manifestado por escritura pública,
hipoteca que no solo nace como una obligación unilateral sino
también como independiente de cualquier obligación del
constituyente (con lo que se deja de lado el principio de
accesoriedad de la hipoteca), y cuya finalidad es incorporar en un
título esa hipoteca (ese título es, de hecho, un formulario ad hoc
que emite la SUNARP luego de constituida la hipoteca) que servirá
para que el constituyente pueda garantizar cualquier obligación que
contraiga mediante la entrega física del Título de Crédito
Hipotecario Negociable (TCHN).
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partida registral del inmueble concernido, al estar plasmado en el
TCHN, que es el título valor que representa tanto la hipoteca como
el crédito garantizado, se hace innecesario (además de
registralmente imposible, pues no está contemplado como acto
inscribible en el reglamento respectivo) anotar tanto el primero
como los subsiguientes endosos en el Registro Predial, en la
partida del inmueble concernido, lo que pone de relieve que es la
transferencia del título hipotecario (TCHN), a través de su endoso y
entrega al endosatario, lo relevante para transferir el gravamen y no
su anotación en el registro inmobiliario, lo que demuestra que
este registro es, para efectos de la transferencia, del todo
irrelevante.
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de la fianza, cuando este es común a todas las garantías). El
segundo beneficio de que goza el fiador simple es que, siendo
varios los fiadores, puede oponerse al cobro del total de la deuda y
exigir al acreedor a que ciña su demanda a la parte que debe dicho
fiador (es decir, oponer la división del total de la deuda en tantas
partes cuantos fiadores haya), con lo cual el acreedor queda
obligado a limitarse a perseguir el pago solo de la parte que
corresponde al fiador demandado.
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1.9. El cuanto a la fianza solidaria, este tipo de fianza permite al
acreedor dirigirse simultánea (o sucesivamente, según prefiera)
contra el fiador y el deudor reclamando el total de la deuda a
ambos, como si se tratara de una obligación solidaria, sin necesidad
de observar orden alguno (al contrario de lo que ocurre con la
fianza simple, que primero requiere de la excusión); en este tipo de
fianza, la solidaria, el fiador es una suerte de deudor solidario, pero
no por título principal (como lo sería un codeudor) sino por un título
de subsidiariedad. Este carácter de subsidiaridad se infiere a partir
del hecho que el deudor principal contrae su obligación con total
independencia de la obligación del fiador, e incluso pudiendo
desconocerla, mientras que el fiador solo se obliga como tal en
función a la deuda contraída por el deudor principal; por tanto, su
obligación es subsidiaria.
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del acreedor puede dirigirse al deudor y al fiador simultáneamente,
pero como concepto aislado, la fianza, y también el aval, son
siempre garantías subsidiarias y accesorias de la obligación
garantida ya que la obligación que asume el garante es distinta de
la que asume el deudor principal: el fiador y el avalista responden
con una deuda propia por una deuda que les es ajena.
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total de lo que éste ha pagado al acreedor, más el interés legal
desde que le hubiese hecho saber del pago al primero, más los
gastos ocasionados al fiador después de poner este en
conocimiento del deudor que ha sido requerido para el pago y,
finalmente, los daños y perjuicios cuando procedan.
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subrogación e indemnización corre peligro de quedar en letra
muerta a la hora de ejercitarlos (por causa del deudor), tiene a su
disposición la llamada acción de relevación o cobertura para
ejercitarla frente al deudor antes del pago de la obligación que
asegura. Con esta acción se busca obtener la relevación de la
fianza o la obtención de una garantía que ponga al fiador a cubierto
del peligro de insolvencia del deudor. Se trata, así, de una
verdadera medida cautelar que se otorga al deudor y que no que no
requiere, como cualquier otra medida de esta naturaleza, contar con
la voluntad del deudor; nuestro Código Civil la contempla
expresamente en su artículo 1897 que dispone que “El fiador puede
accionar contra el deudor, antes de haber pagado, para que éste lo
releve o, en su defecto, preste garantía suficiente para asegurarle
la satisfacción de sus eventuales derechos de subrogación en los
casos siguientes: 1. Cuando el deudor es citado judicialmente para
el pago: 2 Cuando el deudor deviene insolvente o realiza actos
tendientes a la disminución de su patrimonio: 3. Cuando el deudor
se obligó a relevarlo de la fianza dentro de un plazo determinado y
éste ha vencido; y 4. Cuando la deuda se ha hecho exigible.
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sería también la del avalista, por su carácter de accesoria. Eso está
legislado, además, de manera expresa en el numeral 59.1 del
artículo 59 de la Ley de Títulos Valores.
1.15. Es respecto de este último tipo o clase de garantías que vamos a
tratar de esbozar la construcción de nuevas formas de garantías
personales que, en primer lugar, puedan desvincularse de la
obligación a la que aseguran (dejando así de lado el requisito de la
subsidiariedad), y que puedan, también, crearse sin necesidad que
exista previa o paralelamente la obligación a la que asegurarán, es
decir, que se deje de lado el requisito de la accesoriedad como algo
necesario al tiempo de su creación como negocio jurídico.
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garantiza que las partes puedan pactar válidamente según las
normas vigentes al tiempo del contrato y que los términos
contractuales no pueden ser modificados por leyes u otras
disposiciones de cualquier clase, disponiendo, adicionalmente, que
los conflictos derivados de la relación contractual solo se solucionan
en la vía arbitra o judicialo. Es en virtud de este principio de “libertad
contractual” que las partes tienen amplia libertad para decidir sobre
la configuración interna de un contrato (y, más ampliamente, sobre
obligaciones que no llegan a constituirse en contratos, al menos no
en los llamados “típicos”).
2.1. Antes de entrar al tema del punto 1.10 que es el objeto de este
artículo, debemos señalar que, al lado de las garantías típicas
consagradas por la ley de manera expresa como tales, tanto reales
como personales, y que acabamos de repasar, existen desde la ley
(como sistema) múltiples casos que constituyen garantías
innominadas, para llamarlas de alguna manera, que también
sirven a los fines de asegurar el cumplimiento de ciertas
obligaciones del deudor de una relación obligacional, es decir, que
funcionalmente desempeñan el mismo papel de aseguramiento del
cumplimiento de una obligación.
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cual en “…en la compraventa puede pactarse que el vendedor se
reserva la propiedad del bien hasta que se haya pagado todo el
precio o una parte determinada de él, aunque el bien haya sido
entregado al comprador”. Esta “garantía” es de carácter real, pues
lo que el vendedor retiene como tal es el derecho de propiedad
sobre el bien vendido que, en ausencia de tal pacto, pasaría a ser
de propiedad del comprador.
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financiero, permiten a los acreedores asegurar que ciertos bienes
muebles o inmuebles o flujos de dinero o de mercaderías, sean
apartados del patrimonio personal del deudor y pasen a formar
parte del patrimonio en fideicomiso (patrimonio “fideicomitido”),
garantizando al beneficiario del fideicomiso (“fideicomisario” se le
llama en nuestro país) el cumplimiento de la obligación a que se
contrae el fideicomiso como medio de asegurarla.
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decir, no tipificado como prenda de dinero actualmente, dado las
derogaciones que hizo la Ley de Garantía Mobiliaria, aunque de
hecho lo sea).
Está plasmado en el Artículo 1491 del Código Civil que dice así:
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“Se debe el saneamiento por la evicción cuando el adquiriente es
privado total o parcialmente del derecho a la propiedad, uso o
posesión de un bien en virtud de resolución judicial o administrativa
firme y por razón de u derecho de tercero, anterior a la
transferencia”.
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queda autorizado a suspender su obligación de llevar adelante el
acto jurídico encomendado por el mandante cuando este haya
incurrido en mora en el cumplimiento de las suyas.
3.1.2. En cuanto a la fianza solidaria, dado que este tipo de fianza permite
al acreedor dirigirse simultánea o sucesivamente contra el fiador y
el deudor por el total de la deuda, sin necesidad de cumplir ningún
requisito previo y sin que sea necesario observar orden alguno, es
la de más uso entre las garantías personales; entre este tipo de
fianza (solidaria) destaca la Carta Fianza bancaria de la que vamos
a ocuparnos más adelante, ya que, además de ser una fianza
solidaria tiene otras especiales característica que la hacen de uso
muy frecuente en el sistema financiero nacional.
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3.1.3. En el caso del aval, como ya advertimos, esta una garantía
netamente cambiaria, es decir que no puede existir como tal en un
documento que no sea un título valor y, a diferencia de la fianza, la
obligación del avalista, a pesar de su accesoriedad, subsiste aún si
la obligación subyacente del deudor a quien avala resultara ser nula
(esto está en el art. 59, cuyo numeral 59.1 “El avalista queda
obligado de igual modo que aquél por quien prestó el aval, y su
responsabilidad subsiste aunque la obligación causal del título valor
avalado fuere nula, excepto si se trata de un defecto de dicho
título”).
Hay que señalar que, además de ser una garantía objetiva (porque
solo asegura el pago de una obligación cambiaria), es también una
garantía autónoma, como veremos a continuación, y es también
una garantía abstracta pues se independiza totalmente de la
obligación subyacente que originó el titulo valor al punto que si esa
obligación resultara nula el aval subsistiría, tal como lo declara el
numeral 59.1 transcrito arriba.
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codeudor. El mejor ejemplo de que ese no es el efecto es el del
fiador solidario que, si bien responde solidariamente con el deudor
por el pago de lo que este último adeuda, puede repetir lo pagado
contra este y además tiene una acción indemnizatoria alternativa a
la repetitiva. Del mismo modo, la obligación del avalista siempre es
subsidiaria y accesoria de la de su avalado, y por esas mismas
razones también puede repetir lo pagado por cuenta de su avalado,
aun cuando cambiariamente responda en igualdad de grado con
este último, lo que le permite repetir de él lo pagado por cuenta de
aquél.
Para terminar con este tema, el aval, como dijimos, es una garantía
personal netamente (exclusivamente) cambiaria ya que no es
posible garantizar ningún otro tipo de obligación que no esté
plasmada en un título valor; y es abstracta porque se independiza
de la causa que le dio origen o sea de la relación jurídica
subyacente al título valor (a menos, desde luego, que se trate de un
título valor causado donde, a diferencia del abstracto, sí se expresa
la causa de su origen o emisión). Por esa razón los medios de
defensa personales de su avalado le están vedadas al avalista y,
por lo mismo, su obligación como avalista subsiste aun si la
obligación substancial que dio origen al título valor resulta siendo
nula (cosa que no ocurre con la fianza, por su carácter de
accesoriedad, que desaparece cuando se extingue la obligación
afianzada).
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con base a la “libertad de contratación de o de configuración interna
del contrato”, en tanto que no atenten contra el orden público y las
buenas costumbres u otros derechos de carácter personal
irrenunciables, como sería, por ejemplo, un pacto entre particulares
para que el acreedor haga suyo el bien objeto de la garantía en
caso de incumplimiento de la obligación garantida, lo que está
expresamente prohibido por tratarse de un pacto comisorio; desde
luego, no es el único caso en que pueden desconocerse o
prohibirse o sancionarse con su ineficacia los pactos de naturaleza
similar en materia de garantías personales.
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internaciones sobre garantías a primera demanda y de contra
garantías a primera demanda) y que son aceptadas casi
mundialmente y su uso es recomendado por entidades
multinacionales de prestigio indiscutible, como UNCITRAL, FIDIC y
el Banco Mundial.
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Sin embargo, a partir de la publicación de la Circular de la SBS
antes mencionada, la situación cambió radicalmente para los
bancos del sistema financiero nacional, en el sentido que -aun
cuando la propia Circular reconoce que las Cartas-fianzas se
continúan rigiendo por las normas del Contrato de Fianza del
Código Civil- dispone claramente que las C/F que contengan
cláusulas que obliguen a su ejecución automática, deben ser
honradas sin más trámite, a simple requerimiento del acreedor
o beneficiario de la garantía (nótese que el beneficiario puede no
ser el acreedor cuando la C/F se emite a la orden de varios
beneficiarios alternativos, sólo uno de los cuales es el acreedor de
la obligación afianzada).
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siempre un contrato que celebran el acreedor de una
obligación con el garante de la misma, sin participación del
deudor (que de común no solo asiente sino que es quien la solicita,
pero que de no hacerlo no impediría la celebración del contrato), de
modo que, siendo coherentes con ese concepto, la participación del
deudor afianzado está limitada por el Código Civil en los términos
del articulado que le concierne. Y con ese mismo criterio, en la C/F
bancaria la participación del deudor es nula (en el sentido que no se
requiere para nada, estando a los términos de la tantas veces
mencionada Circular de la SBS (al final de este artículo
reproducimos su texto completo como Anexo al mismo).
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por la suma pagada más los demás conceptos que le corresponda
reclamar del tomador.
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cobrado, luego de producido el siniestro, los reaseguros
contratados en su momento con compañías de reaseguros
nacionales y del extranjero.
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En función a estos hechos, y dado que la aseguradora
aparentemente ya se había cubierto por el desembolso que tuvo
que hacer por la suma de la póliza al beneficiario, se consideró que
era injusto que Vourakis sufriera la ejecución de las contragarantías
que se le habían exigido como condición para tomar el seguro, y
por esto este desarrolló una serie de acciones civiles y penales
dirigidas contra la compañía asegurador que estaba ejecutando
sus bienes, que había sido gravados por aquél como contragarantía
a favor de la misma..
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fianza, conforme al artículo 1898 del Código Civil (**); en este
sentido, se ha observado que muchos bancos hacen expresa
mención en sus Cartas-fianza a dicha disposición legal,
entendiéndola como que dicho plazo de 15 días se concede al
beneficiario de la fianza para requerir al banco el honramiento de la
misma.
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Como consecuencia de lo expuesto, la mención al referido artículo
1898 es errónea, lo que no obsta para dejar subsistente el plazo de
15 días dentro del cual debe solicitarse al banco el pago de la
fianza, el que, por el principio de literalidad, tendría de todos modos
que ser estrictamente observado por el beneficiario, pero ya como
un plazo convencional y no legal, pues no hay norma que así lo
estipule para el caso de la fianza solidaria.
4. CONCLUSIONES.
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de la existencia de una obligación previa a la que aseguran
(accesoriedad), permitiendo al tenedor de este título-valor
negociarlo en la forma que mejor le parezca, lo que, a su vez,
redundará en una mayor velocidad del tráfico patrimonial al estar
preconstituida la garantía, lo que permite al tenedor del título
solicitar una préstamo o contraer una obligación empleando como
garantía preconstituida ese instrumento hipotecario unilateralmente
creado por él mismo con miras a esa finalidad.
4.5. Hay que destacar que varios bancos comerciales del sistema
financiero nacional ya están utilizando, como producto financiero
sustitutorio de las Cartas-fianza bancarias (que siempre están
ligadas al Contrato de Fianza del Código Civil, como la propia
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Circular de la SBS lo denota), las llamadas Garantías a Primera
Demanda (Demand Garantees) reguladas por la CCI o Cámara de
Comercio Internacional; este tipo de garantía se caracteriza por su
autonomía respecto de la obligación que aseguran, de la están
independizadas al punto que la obligación asumida por el garante
debe cumplirse a solo requerimiento del beneficiario declarando que
la obligación asegurada ha sido incumplida, y sin darle intervención
alguna al deudor cuya obligación es asegurada por este tipo de
garantía.
(*)
Las URDG 758 abre nuevos caminos en varios aspectos; las reglas dan derecho
al pago a la presentación de la solicitud (demanda) de cumplimiento, sin
necesidad de obtener la aprobación del solicitante; expresan el papel
independiente del garante en términos exclusivamente documentales; y permiten
la justificación del beneficiario, indicando que el solicitante ha incumplido su
obligación, lo que pueden hacerse en la misma demanda o en una declaración
(“statement”) separada.
(**)
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dentro de los quince días siguientes a la expiración del plazo o abandona la
acción iniciada.
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