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(ACTUALIZADO A 2022)
RESUMEN
1
promoverse ejecución en virtud: 1. Título ejecutivo y 2. Título de
ejecución, con lo cual existían procesos distintos según el título con el
que se promoviera la ejecución: el proceso ejecutivo (promovido con
un título ejecutivo) y el proceso de ejecución de resoluciones judiciales
(promovido a partir de una sentencia o auto final).
ABSTRACT
This article summarily addresses the Single Execution Process and the
Guarantees Execution Process, as its title indicates.
The first is a hybrid that was born from the (inappropriate) merger of
the two previous execution processes that initially contemplated in
article 688 of the Civil Procedure Code, which provided that execution
could only be promoted by virtue of: 1. Executive title and 2. Execution
title, with which there were different processes depending on the title
with which the execution was promoted: the executive process
2
(promoted with an executive title) and the process of execution of
judicial decisions (promoted from a sentence or final order).
Not very well legislated from the beginning, the process has been
improving through time and jurisprudence, and also since it is no longer
legislative reform; However, problems of interpretation and process
remain, which will be the subject of this brief article on the subject.
PALABRAS CLAVE
PROCESO DE COGNICIÓN
PROCESO DE EJECUCIÓN
3
Proceso que parte de la premisa que el derecho cuyo cumplimiento se
exige está ya probado mediante el título o documento que se escolta la
demanda.
TÍTULOS DE EJECUCIÓN
CONTRADICCIÓN A LA EJECUCIÓN
AUTO FINAL
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KEYWORDS
COGNITION PROCESS
Process based on the premise that the right being claimed must be
proven by the plaintiff, so there is an evidentiary stage in all these
processes.
The Civil Procedure Code contemplates three classes: that of
knowledge, the abbreviated and the most summary.
EXECUTION PROCESS
Process that starts from the premise that the right whose fulfillment is
demanded is already proven by means of the title or document that the
demand is escorted.
EXECUTION TITLES
5
Resolution of the Judge, which is in the form of an order, which
dispatches execution for the obligation set forth, under warning of the
beginning of the forced execution.
CONTRADICTION TO EXECUTION
FINAL MANDATE
1 INTRODUCCIÓN
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entre dos partes procesales en conflicto y de ahí que requieran
necesariamente de una etapa de conocimiento o probatoria), que son
tres y cuya calificación depende de la amplitud de su cognición, de
manera tal que:
7
Judicial en su conjunto y a la falta de una autoridad autónoma que
controle, fundamentalmente, el cumplimiento por los jueces de los
plazos procesales establecido en el Código Procesal Civil).
8
de lo actuado en la misma, si la demanda debe ser estimada o
desestimada (desde luego, también puede concluirse que no se ha
podido formar válidamente una relación jurídica procesal, en cuyo caso
la demanda será declarada improcedente; este es, de lejos, el peor
escenario que puede enfrentar el demandante, por razones obvias).
También los plazos (los nominales, porque los reales son mucho más
dilatados en los hechos) se acortan sensiblemente en la medida que la
cognición deja de ser plena y van disminuyendo al mínimo hasta que
llega a ser sumarísima. Y la prueba también se ve recortada en esa
medida, sobre todo en los asuntos contenciosos que se tramitan
especialmente en esas vías de cognición menor por exigencia de la ley
procesal. Todo esto, sin embargo, si bien está plasmado en las
disposiciones pertinentes del Código Procesal Civil, en la práctica no
existe una diferenciación verdadera por razón de los plazos, como
hemos hecho notar arriba, al comienzo, pues estos no se cumplen en
los tiempos que señalan las normas procesales.
Hay que aclarar, sobre todo para aquellos abogados que no litigan, que
todo lo relacionado con el acortamiento legal de los plazos según los
procesos, como acabamos de advertir, solo queda en el papel pues, en
la práctica, los jueces no los observan ni remotamente, y eso da lugar a
continuas quejas de los abogados (y de las mismas partes) por retardo
en la administración de justicia, un mal que se ha convertido en
endémico en nuestro Poder Judicial y cuya solución puede consistir en
la paulatina conversión del proceso civil, casi exclusivamente escrito
según está regulado actualmente en el Código Procesal Civil, en un
proceso oral (que es distinto a uno por audiencias, como el inicialmente
legislado en el mismo código, que preveía hasta dos audiencias: una
9
primera llamada Audiencia de Conciliación, saneamiento procesal,
fijación de puntos controvertidos y admisión de medios probatorios, y
una segunda audiencia que se realizaba solo si fuera necesaria por la
naturaleza de los medios probatorios, que es la llamada Audiencia de
Pruebas, que subsiste hasta hoy. Como todos sabemos, hace ya
muchos años se eliminó la primera de las dos audiencias, siendo
reemplazada por las regulaciones de los artículos 465 y 468 del CPC
(esto debe entenderse referido, fundamentalmente, al proceso de
conocimiento, pero no al sumarísimo).
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Aunque de cierto modo importa un excurso, debemos aclarar que la
pretensión de condena, según el autor español Vicente Gimeno Sendra,
tiene naturaleza mixta:
11
auto final que le pone fin al proceso (en primera instancia, obviamente)
ordenando llevar adelante la ejecución contra el demandado hasta que
el demandante se haga pago (en el sentido amplio de la palabra, esto
es que puede consistir en un dar, un hacer o en un no hacer) de la
obligación puesta a cobro en el proceso y cuyo pago le ha sido
ordenado por el Juez.
Esta situación hay que corregirla de una vez por todas a través de la
modificación inmediata del recurso de casación, que actualmente, por
la forma en que está regulado, ocasiona que casi todas las causas se
embotellen en la Corte Suprema y no terminen de resolverse sino
después de muchos años. Una verdadera vergüenza para el sistema de
justicia nacional que hay que solventar de una vez y para bien, no como
la reforma que se hizo, in peius, en el mes de mayo del año 2009, a
través de la Ley N° 29364, que empeoró las cosas al ponerle el acento
en la función dikelógica del recurso por sobre su función nomofiláctica,
que es la primordial, ya que es la razón de ser del mismo.
Adicionalmente, esta modificación autoriza, y no tan sutilmente, a la
Corte de Casación la revisión de los hechos, cosa que, por principio,
está vedada en sede casatoria (esto no aplica al control de logicidad,
entendido como el examen de la forma o método como las instancias
de mérito han razonado los hechos, ya que es función del recurso
12
verificar el correcto razonamiento de los mismos, lo que de ordinario se
hace con arreglo a la lógica preposicional, también llamada
aristotélica). Sobre esto último puede consultarse un artículo que
también publiqué en este mismo portal académico
(WWW.ACADEMIA.EDU) bajo el título de “LA ACTIVIDAD PROBATORIA
EN EL PROCESO CIVIL PERUANO” hace ya algunos años pero que
actualizamos con cierta frecuencia en función a los cambios legislativos
y, sobre todo, jurisprudenciales.
Para los que tengan interés en los relacionado con la reforma al
RECURSO DE CASACIÓN pueden ver el artículo que publicamos sobre
este tema en este portal WWW.ACADEMIA.EDU bajo el título
“MODIFICACIONES AL RECURSO DE CASACIÓN INTRODUCIDAS POR LA
LEY Nº 29364”; también pueden consultar otro artículo publicado en el
mismo portal académico titulado “El RECURSO DE CASACIÓN Y LA
NECESIDAD DE SU REFORMA EN CUANTO A SU PROCEDENCIA Y
RESOLUCIÓN” (desde luego, la recomendación para los prospectivos
lectores es que tomen en cuenta el contexto y, más aún, el tiempo en
que se escribieron y puedan perdonar los desaciertos que pudiera
haber cometido entonces).
13
establecido a través de una sentencia estimatoria, ora de condena, ora
constitutiva, ora declarativa, que son las tres clases de sentencias
estimatorias que existen en nuestro sistema de derecho procesal civil.
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plantea dicha oposición a la sentencia monitoria, el
contradictorio se invierte, pues solo con dicha oposición se puede
detener los efectos de la sentencia monitoria favorable a la parte
accionante hasta que se defina si resulta o no procedente dicha
oposición.
15
último caso se acredite la intimación fehaciente a restituirlo; 6)
Obligación de otorgar escritura pública; 7) Obligación de
transferir automotores; 8) Cancelación de prenda o hipoteca; y 9)
Los procesos de ejecución, en los casos autorizados por este
Código u otras leyes, con excepción de la ejecución de sentencia.
En función al título que se exige para promoverlo nos da una idea que
este proceso tiene mucho del proceso de ejecución, que también
requiere de un título que declara el derecho para poder ser promovido,
pero en el proceso monitorio el título tiene solo la apariencia de un
derecho cierto (algo así como el fumus boni iuris que se exige en los
procesos o procedimientos cautelares), por lo que puede ser
contradicho a través de la oposición (por ejemplo, el otorgamiento de
escritura pública, que aquí se tramita como proceso sumarísimo, que es
un proceso de cognición, como ya ha quedado establecido).
16
propios códigos y su propio sistema judicial, así como su propia
legislatura y un poder ejecutivo cuya cabeza es un gobernador electo),
pero que, reiteramos, no existe como proceso en nuestro sistema de
derecho procesal civil.
Hay mucho más que decir sobre este proceso, pero no es el tema de
estudio de este artículo que se ciñe a estudiar con algún detenimiento
lo que materia de su título: el Proceso Único de Ejecución y el proceso
de Ejecución de Garantías.
17
mediante el proceso de Ejecución de Garantías no se pueden declarar
derechos (constituyendo este su principal lineamiento jurisprudencial).
18
cautelar, ni mucho menos su resultado (si la solicitud es amparada,
desde luego), que es la medida cautelar en sí misma considerada. El
proceso cautelar, en nuestro sistema de derecho procesal civil, siempre
es accesorio del proceso principal cuyo resultado y cumplimiento
asegura. (Adicionalmente, este proceso principal, del que es accesorio
el cautelar, puede ser uno de cognición o uno de ejecución y, como ya
advertimos al comienzo de este trabajo, en el primer caso se parte de
la premisa que hay que probar el derecho que se invoca en la
pretensión, ya que es incierto hasta tanto no se defina en la sentencia,
mientras que en el segundo caso se parte de la premisa que se trata de
un derecho cierto encarnado en el documento que constituye el título
ejecutivo).
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plasma en palabras del profesor colombiano MARCO ANTONIO
ÁLVAREZ GÓMEZ (“LAS MEDIDAS CAUTELARES EN EL CÓDIGO GENERAL
DEL PROCESO”), así: “Las (medidas) cautelas cumplen una función
específica dentro de todo proceso judicial, no dan lugar al mal llamado
proceso cautelar, principal o accesorio -vaya manía de los abogados de
poner adjetivos¡-, e irradian todo el ordenamiento procesal porque
entroncan directamente con el derecho fundamental a la tutela
jurisdiccional efectiva”.
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conclusión es que si para la Corte Suprema no procede el recurso de
casación en estos caso, no se puede considerar que realmente exista un
llamado “proceso cautelar” sino que lo que hay es un procedimiento
orientado a asegurar el cumplimiento de una resolución firme en el
proceso del que es accesorio).
Para los que tengan interés en este tema, pueden consultar en el portal
académico antes mencionado un artículo nuestro sobre este tema
titulado “LAS MEDIDAS AUTOSATISFACTIVAS” WWW.ACADEMIA.EDU
21
principal, cuando la medida cautelar se solicita en paralelo o con
posterioridad a la demanda del principal, pero no cuando aquella se
solicita anticipadamente), de modo que debe aportarse el material
probatorio que sea capaz de producir en el Juez un razonable grado
de convencimiento sobre la veracidad del derecho que se invoca (la
verosimilitud requerida para el otorgamiento de una medida cautelar,
en lo que atañe a su análisis, no impone, en principio la obligación de
efectuar un examen jurídico riguroso cual es el necesario para resolver
el proceso, sino que basta, al respecto, que el derecho que se reclama
tenga o no apariencia de verdadero; la verosimilitud del derecho sólo
apunta a la posibilidad de que el derecho exista, a una credibilidad
objetiva y seria que descarte una pretensión infundada. Esa posibilidad
no equivale a la certeza en la existencia del derecho, que sólo se
logrará al agotarse el trámite con el dictado de la sentencia o
resolución definitiva). Si bien la medida se dicta inaudita altera pars, no
se despacha sino existe esta cognición sumaria por parte del Juez para
su dictado (adicionalmente, una vez dictada, el afectado puede
oponerse a la medida y también apelar sobre lo resuelto por el Juez en
relación a dicha oposición; este es otro zafarrancho creado a partir de
la modificación, por el Decreto Legislativo N° 1070, del art. 637 del
Código Procesal Civil, que impone al afectado impugnar primeramente
la medida con el recurso de oposición -que ni siquiera está legislado
expresamente en el Título XII MEDIOS IMPUGNATORIOS-, y recién le
autoriza a interponer recurso de apelación contra lo resuelto -mediante
un auto, desde luego- en relación a esa oposición).
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Existe, sin embargo, un cuarto presupuesto que siempre pasa
inadvertido porque es presumido para el dictado de la medida cautelar:
consiste en la sospecha del deudor o suspectio debitoris, es decir, es la
desconfianza que suscita el vencido que, enfrentado al cumplimiento
forzado de una decisión judicial que le es adversa, incumpla con lo
ordenado en la sentencia. Todo vencido, llegada la etapa de ejecución
de sentencia, es sospechado de evitar el cumplimiento del fallo.
“Por eso las normas sobre medidas cautelares han sido diseñadas de
modo tal que los jueces no tengan que hacer ese escrutinio”.
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2.2 El actual Proceso Único de Ejecución es el que sirve para llevar
adelante una ejecución en virtud a uno cualesquiera de los varios
títulos ejecutivos que están enunciados como números abiertos en el
artículo 688 del Código Procesal Civil (aunque fuera de ellos no hay
otros, salvo lo dispuesto por el inciso 11 de dicho artículo, es decir
aquellos títulos a los que la ley les da mérito ejecutivo, razón ésta por la
que se sostiene que la enumeración de los mismos que hace dicho
artículo es numerus apertus. En cualquier caso, está fuera de toda duda
que solo la ley puede conferir merito ejecutivo a un título o a un
documento, y así está precisado en el citado inciso 11 del citado
artículo, al que acabamos de referirnos.
Este último proceso era el vehículo para hacer efectivas las sentencias
de condena, mientras que el primero servía para la ejecución de los
títulos ejecutivos propiamente dichos (es decir, todos los demás títulos
que no tienen naturaleza judicial, que constituyen la mayor variedad).
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contradicción, plazos, medios probatorios e impugnación y esto está
ocasionando, en la práctica, una serie de problemas que vamos a ver
más adelante, pues no es lo mismo ejecutar un título valor, por
ejemplo, que una sentencia firme, caso este último donde resulta
intolerable una contradicción fundada en otra causal que no sea el
cumplimiento de la misma o su inexigibilidad.
25
fehacientemente en favor del acreedor de la prestación a que el título
(ejecutivo o de ejecución) se refiere.
Según estos autores ello implicaba que, por ley, se podía “dar” acción
ejecutiva sin requerirse la previa existencia de un título. Y ponen como
ejemplo el cobro de rentas de arrendamiento de bienes inmuebles. Sin
embargo, esto no es cierto por dos razones: la primera es que el
Decreto Ley 20236, hacía referencia en el inciso 10 del artículo 2° a “…
cualquier otro título al que la ley da fuerza ejecutiva”, y la segunda es
de concepto, porque importa desconocer que la ley (y solo la ley)
puede crear títulos ejecutivos simples y compuestos, como lo fue (y lo
es en el Código vigente) el cobro de recibos impagos de arrendamiento,
que exigen la presentación del contrato al lado de los recibos impagos
por concepto de la merced conductiva (advertimos que actualmente
estos recibos son formularios diseñados por SUNAT en que los que
debe constar el pago del impuesto del 5% sobre el monto de recibo, y
no cualquier recibo).
26
2.3.2. En el siglo pasado la noción de título ejecutivo originó una
polémica en la doctrina italiana entre los juristas italianos Francesco
Carnelutti y Enrico Liebman, ya que el primero sostenía que el título era
el documento, mientras que el segundo refería al título como el acto
constitutivo (derecho).
27
se plasma) no existe el derecho (al menos cambiariamente); de igual
modo, si la letra no ha sido protestada (en los casos en que no se ha
exonerado del protesto conforme al artículo 52 de la Ley de Títulos
Valores) tampoco pueden ejercitarse las acciones cambiarias derivadas
del título, ya que entonces la letra, como documento, solo sirve como
medio de prueba del derecho de crédito para el ejercicio de la acción
causal o, de no haberla, de la de enriquecimiento sin causa (que
prescribe a los dos años del vencimiento de las acciones cambiarias). Y,
de otro, lado, piénsese en la transacción extrajudicial como título
ejecutivo que, si bien debe plasmarse por escrito por mandato del
artículo 1304 del Código Civil, el acto (jurídico, se entiende) no es el
título que la contiene, aunque el documento valga como título
ejecutivo.
En síntesis: en el caso de la letra de cambio el título o derecho es el
documento, mientras que, en la transacción, el documento es solo una
forma que se exige para la validez de la misma, pero el acto (la
transacción), como derecho, no es el documento donde se plasma. Lo
mismo ocurre cuando se trata del Acta de Conciliación (que concluye el
procedimiento de conciliación extrajudicial) que contiene una
obligación de dar, hacer o no hacer: el título o derecho no es el Acta en
sí misma considerada, aunque el documento en que se plasma
constituya el título ejecutivo.
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2.4.1 Hay, dentro de estos títulos ejecutivos que estamos viendo, uno
que merece un análisis particular; nos referimos al título mencionado
en el inciso 9 del artículo 688, que considera como título ejecutivo “El
documento impago de renta por arrendamiento, siempre que se
acredite la relación contractual” (comúnmente llamado “proceso de
ejecución de pago de arrendamiento”). Este título ejecutivo se creó con
la dación del Decreto Ley N°20.236 (del 3 de diciembre del año 1973)
que modificó todo el título VII del Código de Procedimiento Civiles del
año 1912 que se ocupaba del juicio ejecutivo.
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acompañada del certificado de defunción), o el caso de la copia
certificada notarialmente del acta de la junta de propietarios (que
requería ser acompañada de los recibos impagos); lamentablemente
muchos de estos título ejecutivos, tanto simples como compuestos, no
subsisten en la actualidad (el conocimiento de embarque, las pólizas de
seguro de vida, etc.), por diversas razones que no es del caso analizar
en este breve artículos sobre los dos procesos de ejecución que
contempla el Código Procesal Civil.
30
adelantamos que algunos pueden consistir en un instrumento privado
aparejado de otro que puede ser público o también, como en el caso de
la ejecución del inciso 9, privado, tal como son los recibos impagos de
la renta y el documento que acredite la relación contractual entre el
arrendador (poseedor mediato) y el arrendatario (que no es otro que el
contrato de arrendamiento, que puede haberse celebrado por
documento privado pero sin que sea necesario que las firmas puestas
en el mismo hubieran sido legalizadas por un Notario Público, pues el
contrato de arrendamiento es consensual (PRINCIPIO DE
CONSENSUALIDAD CONTRACTUAL), de manera que no requiere de otra
cosa que no sea el acuerdo de voluntades para existir como tal (a
menos, desde luego, que quiera inscribirse, para lo cual se requerirá
que se eleve a escritura pública, pero ese no es un requisito formal
para su existencia sino para oponerlo a terceros dado el “principio de
publicidad” que es un efecto necesario de toda inscripción en los
Registros Públicos).
31
los 15 días hábiles de recibida la misiva; sobre algunas particularidades
de esta comunicación volveremos más adelante en este trabajo.
32
motivo por el cual tampoco podría exigirse esa formalidad para
constituir título ejecutivo. Mucho menos requiere que la transacción así
celebrada sea previamente homologada por un juez, a diferencia de la
transacción judicial, que necesariamente requiere de este trámite
previo para tornarse exigible. Otra diferencia importante con esta
última es que la transacción extrajudicial puede ser atacada de nulidad,
o también puede ser resuelta por incumplimiento de alguna obligación
relevante, si así se hubiera pactado en la transacción (situaciones que
no pueden presentarse en una transacción judicial homologada, pues
tiene el efecto de una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada).
Aunque esto implica una digresión, permítasenos señalar que un
instrumento de transacción sin firmas legalizadas ante Notario o
Fedatario puede llegar a ser, en algunos casos, casos una invitación al
fraude, sobre todo si el documento escrito en el que se plasma la
transacción contiene la obligación de una de las partes de dar a la otra
una suma de dinero; en efecto, como no hay cómo comprobar, al
menos al inicio de la ejecución, la veracidad de las firmas (ni mucho
menos del contenido del documento), se puede llegar a afectar un bien
del demandado (a través de una medida cautelar) falseando el
instrumento de la transacción tanto en su contenido como en sus
firmas, lo que le ocasionará al demandado todo tipo de problemas de
difícil solución (por lo pronto tendrá este que solicitar un peritaje
grafotécnico para establecer la falsedad de su firma y esperar a la
audiencia que se realice para actuar la prueba y finalmente, esperar a
que se pronuncie el auto final que resuelve la contradicción, que
debería rechazar la ejecución).
33
2.5 Aquí debemos detenernos sobre la exigencia de ciertos requisitos
comunes a todo título ejecutivo contempladas en el art. 689 del CPC, y
que pasamos a enunciar:
34
ejecución; son, además, concurrentes, de modo que si falta uno se
hace imposible demandar con éxito la obligación, pues lo más probable
es que el Juez rechace la demanda; como veremos en su momento,
estos requisitos también son exigibles en el proceso de Ejecución de
Garantías.
35
3. INICIO Y DESARROLLO DEL PROCESO ÚNICO DE EJECUCIÓN.
36
3.2 Aquí nos parece conveniente añadir un comentario sobre la
creación, a partir del Código Procesal Civil de 1993, de la sentencia
firme como título de ejecución, en un principio y, posteriormente como
un título ejecutivo más a partir de la reforma que fusionó en un solo
proceso los dos tipos de procesos de ejecución (el ejecutivo, como tal, y
el de resoluciones judiciales, que tenían una regulación separada, como
vimos arriba, aunque de otro modo todavía subsiste el distingo entre
unos y otros).
37
pero, en general, toda sentencia tiene una etapa de ejecución aun
cuando no se requiera el uso de la coerción o fuerza para su
cumplimiento (v.gr. la sentencia de divorcio, que es constitutiva,
requiere que se oficie al RENIEC y se pasen partes al Registro Personal
para inscribir el divorcio; la sentencia declaratoria de la usucapión o
prescripción adquisitiva de dominio, que declara ese derecho del
demandante, debe inscribirse en el Registro de Predios de los Registros
Públicos, etc.).
38
puedan ejecutarse en sus propios términos, o que no puedan ser
ejecutadas en lo absoluto por una causal sobreviniente que haga
materialmente imposible su ejecución en los términos en que fue
dictada y pasó en autoridad de cosa juzgada.
39
evidenciaría que el mismo, es más bien, un obstáculo derivado de
una desobediencia simulada al no tener una justificación
constitucional, por lo que el Juez está llamado a remover los
mismos a efectos de garantizar una verdadera tutela
jurisdiccional efectiva.
40
En realidad, esta sentencia y los principios que la inspiran merece todo
un artículo dedicado a analizarla extensamente por la gran importancia
que tiene respecto del tema que gira alrededor de la inejecución de
sentencias, pero no es el propósito de este breve estudio, de manera
que, para los que quieran profundizar en ello, les dejamos abajo el
vínculo o link para que puedan copiarlo y pegarlo en el buscador de su
preferencia y así leer el texto de la sentencia.
https://lpderecho.pe/puede-el-juez-disponer-la-inejecucion-de-una-
sentencia-firme-exp-5662-2008-79/
41
pero sí el dinero que representa su valor u, por lo tanto, este último es
un subrogado del primero.
42
2.- Los laudos arbitrales firmes;
43
8.- El documento privado que contenga transacción extrajudicial
(aquí debemos hacer una acotación que nos parece importante:
a diferencia de la transacción judicial, que requiere ser
homologada por el juzgado que tramita el proceso al que la
transacción le pone fin, la extrajudicial no lo requiere, bastando
presentar con la demanda el documento donde consta ésta para
que por su solo mérito se dicte el mandato de ejecución; sobre
esto dice así el artículo 1312 del Código Civil: “La transacción
judicial se ejecuta de la misma manera que la sentencia y la
extrajudicial, en la vía ejecutiva”);
9.- El documento impago de renta por arrendamiento, siempre
que se acredite instrumentalmente la relación contractual
(obviamente, en este caso solo procede la ejecución para el
cobro de los alquileres adeudados por el arrendatario);
44
Entre estos últimos hay uno en la Ley N° 26887, Ley General de
Sociedades, que en su artículo 22 establece que “Contra el socio
moroso la sociedad puede exigir el cumplimiento de la obligación
mediante el proceso ejecutivo…”; si bien del artículo se entiende que lo
exigible es el derecho de la sociedad a cobrarle al socio el aporte al que
se ha obligado (y que, obviamente, no ha cumplido con pagar), no
señala cuál es el documento que servirá como como título ejecutivo
para hacer valer ese derecho en el Proceso Único de Ejecución, aunque
debemos asumir que puede ser la Escritura Púbica de Constitución de
la Sociedad o la Minuta donde consta el contrato (esto también sirve de
ejemplo para diferenciar el título o derecho del documento, según la
controversia de la que nos hemos ocupado en líneas precedentes).
Lo mismo ocurre con el artículo 330 de la Ley 26712 (Ley General del
Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la SBS), que
franquea la vía ejecutiva a las aseguradoras al disponer que “La
empresa tendrá derecho para exigir el pago de la prima devengada,
más los intereses, gastos e impuestos originados por la expedición de la
póliza en la vía ejecutiva”, sin señalar cuál es el título con el que se
45
promoverá la ejecución, lo que al igual que el caso anteriormente
citado constituye, sin duda, un despropósito, pues no puede haber
ejecución sin título (por el principio nulla executio sine titulo).
Del mismo talante fue el Pleno Jurisdiccional Civil de Ica de 2019, cuyo
último tema (el relativo al mérito ejecutivo del saldo deudor) se
resolvió así:
46
"Sí, conforme lo establece el artículo 132 de la Ley N° 26702 y el
Sexto Pleno Casatorio Civil; no obstante, deben acompañársele
los documentos que hayan dado origen a la obligación, en
calidad de medios probatorios".
47
aceptación) como la carta enviada al (ex) titular de la cuenta corriente
comunicándole el cierre de la misma y el saldo deudor existente cuyo
pago se le exige.
48
3.6 Admitida la demanda por el Juez este “…dispondrá el cumplimiento
de la obligación contenida en el título…” dictando mandato ejecutivo
“… bajo apercibimiento de iniciarse la ejecución forzada…”, según
establece el artículo 690-C; en pocas palabras, el Juez despacha
ejecución ordenando el cumplimiento de la obligación bajo ese
apercibimiento.
Finalmente, en cuanto a este punto, hay que señalar que según el art.
694 del CPC se puede demandar ejecutivamente las siguientes
obligaciones:
1) Dar
2) Hacer
3) No hacer
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a) de dar suma de dinero (art. 695);
50
Aquí es necesario hacer una precisión insoslayable sobre el mal uso que
se hace del término “contradicción”, pues lo que en realidad hace el
ejecutado es “oponerse” a la ejecución. Al respecto Jaime Guasp señala
(Derecho Procesal Civil) que “…no hay que confundir el derecho de
contradicción (la causa) con la oposición y las excepciones (el efecto);
aquél existe aunque no se formulen éstas”.
51
Sin embargo, por razones didácticas, vamos a seguir empleando el
término “contradicción” utilizado por el Código, sobreentendiéndose
que nos referimos a la oposición a la ejecución.
52
Estas tres causales pueden oponerse a la ejecución de títulos
ejecutivos de naturaleza extrajudicial.
53
correspondiente contra el mandato de ejecución. La incompetencia
como excepción, puede ser propuesta, además de por razón de
territorio, por razón de la cuantía, etc.
54
el procedimiento previo al giro de la letra previsto en ese mismo
artículo; en efecto, la citada disposición establece, en su último
párrafo, que el banco puede en cualquier momento remitir una
comunicación al cliente advirtiéndole sobre la existencia de saldos
deudores en su cuenta corriente (que previamente ha procedido a
cerrar) y requiriéndole su pago, y si el cliente no formula observación
dentro de los 15 días hábiles de recibida dicha misiva, el banco puede
girar una letra a la vista a su cargo por dicho saldo más los intereses
generados en ese período y protestarla por falta de pago, ya que no
requiere previa aceptación del girado. Esa letra es, desde luego, un
título ejecutivo conforme al inciso 11 del artículo 688 del Código
Procesal Civil.
Pues bien, tal como adelantamos, sucede con cierta frecuencia que el
procedimiento posterior al cierre de la cuenta y previo al giro de esa
cambial no se hace apropiadamente, como cuando, por ejemplo, se
remite la carta (lo que es costumbre hacerlo por vía notarial, no porque
la ley lo diga sino para asegurar su recepción por el destinatario) y se
consigna en la misma un saldo deudor de manera escueta y
rudimentaria, es decir, omitiendo las partidas del debe y del haber que
conducen a establecer el saldo de capital, así como la tasa de intereses
aplicada, y todos los otros detalles señalados en el punto b.3 del
Precedente Segundo establecido en el VI Pleno Casatorio del que
vamos a ocuparnos más adelante, conforme al cual “… la liquidación de
saldo deudor (debe hacerse) conforme a lo establecido en el artículo
132 inciso 7 de la Ley N° 26702, Ley General del Sistema Financiero y
del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros, suscrito por apoderado de la entidad del sistema financiero
con facultades para liquidación de operaciones, detallando
55
cronológicamente los cargos y abonos desde el nacimiento de la
relación obligatoria hasta la fecha de la liquidación del saldo deudor,
con expresa indicación del tipo de operación así como la tasa y tipos
de intereses aplicados para obtener el saldo deudor.
Aquí es preciso señalar que el punto b.3 está referido, tal como aparece
de su texto, al saldo deudor a que se refiere el inciso 7 del artículo 132
de la ley de la materia como título ejecutivo, aunque no expresamente
referido al saldo deudor de la cuenta corriente bancaria, pero es
evidente que, por el “principio de analogía”, lo que vale para
confeccionar la liquidación en un caso también vale para
confeccionarla en el otro, pues en ambos casos se trata de
liquidaciones de saldos deudores; es inaceptable que un banco cierre
una cuenta corriente y en la carta le informe a su cliente que adeuda
una suma equis de dinero sin indicarle siquiera sintéticamente cómo se
llegó a determinar esa cantidad; además, eso coloca al (ex) titular de la
cuenta (destinatario de la comunicación) en una situación de
indefensión, pues le impide formular la o las observaciones que la ley le
autoriza con relación a las partidas individualmente consideradas,
desde que ni siquiera se consignan en dicha misiva. ¿Qué observación
cabe hacer a una cifra única? No se puede decir “no debo eso”
simplemente; hay que argumentarlo y no hay forma de hacerlo si el
banco no proporciona al menos el mecanismo contable que ha
empleado para llegar a esa cifra (como resultado lógico del mismo). El
consectario necesario de esto es la indefensión que se le causa al
deudor (aunque más apropiado sería referirse a él como al “titular de la
cuenta”, pues tanto la deuda como la calidad de deudor -aunque esto
en mucho menor medida- puede discutirse dentro del plazo de 15 días
que establece la ley).
56
También ocurre con cierta frecuencia que el destinatario habita en un
departamento, y en la carta solo se consigna el número de puerta de
calle, pero no el del departamento, con la cual existe incertidumbre
sobre su recepción, bastando eso para viciar el procedimiento para el
giro de la letra a la vista y así ésta resulta siendo nula si, a pesar de eso,
se gira en esas circunstancias (al respecto, existe jurisprudencia
casatoria en ese sentido, esto es, que dicha comunicación se tiene por
no practicada, con todo lo que ello implica).
Lo mismo sucede cuando la carta no lleva la firma autógrafa del
representante del banco, sino que aparece impresa (lo que también
ocurre con ciertos bancos), con lo que puede ponerse en duda su
autenticidad. En efecto, la firma autógrafa es aquella firma que una
persona por sí misma y valiéndose de su puño y letra, plasma o
estampa en un documento o papel; así, es la persona natural quien
directamente debe firmar el documento de que se trate y, por tanto, se
excluye la posibilidad de firmar mediante una herramienta mecánica
como una impresora, un sello o un computador, pues la firma así
estampada no tiene validez alguna, sobre todo teniendo en cuenta que
la misiva es la generada a partir de lo que dispone el citado artículo 228
de la ley 26.702 como requisito previo para el giro posterior de la letra
a la vista por el importe adeudado, es decir que se trata de una
comunicación sumamente formal, lo que hace aún más necesario que
lleve las firmas autógrafas de los representantes del banco.
57
Sobre el particular el profesor Mario Castillo Freyre señala que la firma
autógrafa es la principal forma de expresar la manifestación de
voluntad en la celebración de todo acto jurídico de formalidad escrita.
Según él las funciones que cumple la firma autógrafa son dos: 1) una
indicativa o identificatoria, en tanto sirve para identificar quién es el
autor del documento en el que se encuentra inserta la autógrafa y
también cumple 2) una función declarativa, lo que significa la asunción
del contenido del documento por el autor de la firma autógrafa.
58
La emisión de títulos valores incompletos está legislada de manera
expresa en el art. 10 de la Ley de Títulos Valores cuyo numeral 10.1
reproducimos a continuación:
59
transferencia. En tal caso, salvo que se trata del Cheque, su
transferencia surtirá los efectos de la cesión de derechos.
60
Otro medio de extinción de la obligación es la transacción y todas las
demás formas en que la obligación se extingue por un medio de pago
distinto al acordado inicialmente entre las partes, tales como la dación
en pago (que supone la transferencia en propiedad de una cosa en
pago) la novación (cuando cambia el objeto de la obligación, pero es
discutible si puede alegarse en los casos de novación subjetiva, que se
produce cuando cambia alguno d de los sujeto obligados, pues la
obligación es la misma; solo los sujetos han cambiado. Desde luego,
este cambio de sujetos origina la extinción de la obligación anterior y la
sustitución de la misma por una nueva obligación, así que desde ese
punto de vista podría alegarse que la puesta a cobro es una obligación
distinta.
También la compensación es una forma de extinción de las obligaciones
que se puede oponer, como defensa de fondo (o como excepción de
mérito) hasta donde el monto del crédito alcance, siempre que se trate
de obligaciones “…recíprocas, líquidas, exigibles y de prestaciones
fungibles y homogéneas…” (como preceptúa el art. 1288 del Código
Civil ); sin embargo, se discute si el posible alegarla como una causal
particular de contradicción (oposición) a la ejecución; en ciertos países,
como España, esto está contemplado expresamente en su legislación,
de manera tal que no cabe duda que puede hacerse, pero solo cabe
oponerla cuando se ejecuta un título de naturaleza distinta a la judicial,
es decir, un título de naturaleza extrajudicial. En nuestra opinión no
vemos la necesidad que este tipo de oposición al cobro del título tenga
que estar expresamente legislado para poder formular una
contradicción en función a ese modo particular de extinción de las
obligaciones, pues si puede oponerse la transacción y la dación en
pago, y la novación objetiva, por qué no la compensación. ¿Acaso esta
61
última tiene algo de particular con respecto a los otros medios de
extinguir obligaciones patrimoniales?
62
1) el cumplimiento de lo ordenado en la sentencia; o
2) la extinción de la obligación.
63
contradicción a la ejecución son: 1) la declaración de parte, 2) la prueba
documental y 3) la pericia, según el artículo 690-D, párrafo segundo.
64
procesal, mayor sentido, pues lo que cabe, sobre todo si no se formula
contradicción, es ordenar la ejecución forzada del mandato ya que se
trata de un proceso de ejecución y no de cognición.
Este auto es llamado “auto final”, porque tiene los mismos efectos de
una sentencia dictada en un proceso contencioso, y hay que aclarar
(debido a que este párrafo del artículo está mal redactado) que dicho
auto final no solo se dicta para el caso que no haya contradicción, sino
también para resolver la contradicción que se hubiera formulado pues,
como ha quedado dicho, ya no cabe el dictado de una sentencia para
ponerle fin a este proceso.
Acá hay dos interrogantes por despejar gracias a la mala redacción del
artículo, y son las siguientes:
65
correspondería que el recurso se le concediera con efecto suspensivo
por lo dispuesto en el art. 371 que textualmente establece lo siguiente:
66
que se va a ver sometido a los avatares propios de un nuevo proceso,
con los inconvenientes que ello conlleva. Como vamos a ver más
adelante, el Código de Procedimientos Civiles de 1912 contenía una
solución mejor para estos casos.
67
distinto, no puede decirse que estamos frente a un “proceso único de
ejecución”, pues en realidad se trata de dos procesos que tienen
algunas cosas en común y algún parecido, pero que son distinguibles y
distintos, pues resulta obvio que no es lo mismo poner a cobro un título
valor que pretender ejecutar una sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada, pues en este último caos toda ha sido ya decidido y no
queda sino cumplirla en sus propios términos.
2) la extinción de la obligación.
68
Pero la segunda causal puede dar lugar a un sinnúmero de casos que
impidan el cumplimiento de lo ordenado en la sentencia firme. Así, por
ejemplo, supongamos que el vencido alega la extinción de la obligación
porque el proceso versó sobre una obligación de hacer que consistía en
pintar un cuadro con ciertas características convenidas con el
demandante en su momento y ahora afirma, y acompaña prueba
instrumental sobre el hecho, que se ha lesionado gravemente la mano
con la que pintaba y que eso le impide cumplir con su obligación de
manera permanente y que, como esto encaja en lo dispuesto en los
artículos 1315 y 1316 del Código Civil, puede tipificarse como un caso
de fuerza mayor (o caso fortuito; da lo mismo si es uno u otro, pues el
resultado es el mismo), lo que tiene como efecto la inejecución
inimputable de la obligación que, a su vez, importa la extinción de la
misma.
69
pronunciamiento de un colegiado superior, y si esta resolución pone fin
al proceso, el perdidoso va a interponer un recurso de casación y así el
expediente va a terminar en la Corte Suprema. Es decir, la de nunca
acabar.
70
3.12 Las diferentes obligaciones que pueden demandarse en la vía del
Proceso Único de Ejecución.
Las obligaciones que pueden exigirse en esta vía son de tres clases: de
dar, de hacer y de no hacer, y dentro de las de dar, las de dar sumas de
dinero o de entregar un bien mueble determinado al demandante.
Entre las obligaciones de dar suma de dinero están los títulos valores
de crédito no pagados, que tienen sus propias causales de
contradicción contempladas en el artículo 19 de la Ley de Títulos
Valores, pero todas ellas pueden calzarse perfectamente en alguna de
las tres causales de contradicción reconocidas en el art. 690-D del
Código Procesal Civil.
71
3.12.3 En el caso de obligaciones de hacer, están reguladas en los
artículos. 706 al 709, inclusive, y comprenden todo aquello a que lo que
se haya obligado el demandado; por ejemplo, si se hace valer una
transacción extrajudicial en l que el inquilino se obligada desocupar el
inmueble en un plazo determinado, la obligación de hacer consistirá en
desalojarlo en ese plazo de modo que el demandante puede entrar en
posesión del mismo.
72
4.1 El proceso de Ejecución de Garantías, actualmente regulado en los
arts. 720 y del Código Procesal Civil, es una novedosa ejecución
incorporada por primera vez en el código procesal actual que, como
vamos a ver, se promueve conjuntamente con el documento donde
consta la garantía y el documento donde consta el llamado “estado de
cuenta del saldo deudor”.
73
Sin embargo, antes de entrar de lleno a analizarlo, queremos destacar
que este proceso de Ejecución de Garantías no mejora en mucho el
anterior proceso que tenía que seguir el acreedor de una obligación
asegurada con una garantía real, fuera de haber dejado de lado la
necesidad de embargar el bien para luego rematarlo que hemos
referido en el párrafo anterior, pero en términos de tiempo y
simplificación de procedimientos, este nuevo proceso no ha
contribuido en nada a solucionar la problemática del mecanismo
empleado anteriormente, y más bien ha creado una serie de problemas
relacionados con la documentación que se tiene que presentar con la
demanda, como vamos a ver.
74
en primer término, una acción real, en la medida que el objeto
de ella no es, en principio, el bien. Lo que pretende el ejecutante,
no es otra cosa que la satisfacción de su crédito; y solo si éste no
queda cubierto, la acción recaerá sobre el bien. Creo que se trata
de una acción personal, en lo principal; y real en lo accesorio”
(puede acceder al artículo en el siguiente web site:
http://www.rimjc.org/w/content/view/158/1/
75
3) si el bien fuera inmueble debe presentarse el documento que
contenga la tasación comercial actualizada del mismo realizada
por dos ingenieros y/o arquitectos colegiados según
corresponda, con firmas legalizadas. Si fuera mueble, similar
documento que, según la naturaleza del bien, debe ser
efectuado por dos peritos especializados con firmas legalizadas.
Los dos primeros títulos enunciados son los que juntos forman el título
ejecutivo en este tipo de procesos; esto se hace más patente cuando el
documento que contiene a garantía no expresa la obligación
determinada que asegura, como ocurre con mucha frecuencia en el
caso de entidades bancarias y financieras.
76
pague la deuda dentro de los tres días de notificado bajo
apercibimiento de procederse al remate del bien dado en garantía.
77
Desde luego, como los bienes no son personas, y por lo tanto no tienen
personalidad jurídica, no resultaba posible omitir demandar al dueño
del mismo para que hiciera valer su derecho como parte demandada o
ejecutada, como se le quiera llamar. Pero en plano teórico, el dueño
del bien, o constituyente de la garantía, no está obligado al pago con el
deudor (mucho menos pari gradu), por dos razones:
78
Sin embargo, luego de la modificación introducida por el citado Decreto
Legislativo N° 1069, el artículo 720 del CPC quedó redactado de tal
manera que ahora su último párrafo prescribe que el mandato
ejecutivo debe notificarse al deudor, al garante y al poseedor del bien
en caso de ser personas distintas al deudor.
Esto supone que el tercero garante, dueño del bien sobre el que recaen
los efectos de la ejecución, ya no requiere ser demandado, pero sí es
necesario notificarlo con el mandato de pago por la razón antes
expresada, y esto puede dar lugar a que ese tercero garante pueda
solicitar su ingreso al proceso para defender el bien materia de la
ejecución, como tercero coadyuvante del demandado.
79
necesario notificar con el mandato de ejecución al poseedor del bien (si
fuera distinto del deudor y del tercero garante), las cosas se le
complican aún más para el ejecutante, pues se le pueden abrir tres
frentes de lucha, lo que, obviamente va a tener consecuencias
negativas para el proceso, pues no solo lo va a demorar más sino que
también va comprometer su resultado (si, supongamos por ejemplo, el
tercero alega que está siguiendo un proceso de prescripción adquisitiva
de dominio con relación al bien dado en garantía, proceso cuya
sentencia es declarativa y por lo tanto existe la posibilidad que pueda
haberse producido la adquisición antes de constituirse la hipoteca
sobre el bien, dado el efecto retroactivo del fallo, con lo cual se va a
generar todo un problema sobre a quién le asiste un mejor derecho
sobre el bien afectado; en fin, hay muchas otras circunstancias que el
poseedor puede hacer valer para defender su posesión y cualesquiera
que estas sean van a producir una mayor demora en el trámite del
proceso y siempre van a tener un efecto negativo en el desarrollo del
mismo para el demandante, desde luego).
80
2. La nulidad formal o falsedad del título; o cuando siendo éste
un título valor emitido en forma incompleta, hubiere sido
completado en forma contraria a los acuerdos adoptados,
debiendo en este caso observarse la ley de la materia (en
referencia a la Ley 27287- Ley de Títulos-Valores);
¿Limita el artículo 722 del Código Procesal Civil (antes que fuera
modificado por Decreto Legislativo 1069) la posibilidad de
proponer excepciones procesales?
81
CONSIDERANDO: Que si bien es cierto en el proceso de ejecución
de garantías reales no se permite el trámite de excepciones, sin
embargo, el demandante al contradecir la demanda sí puede
hacer notar al juez la falta de algún requisito de procedencia de
la misma. Que, en este sentido, el artículo no limita porque se
puede deducir excepciones pertinentes dentro de la propuesta
de la contradicción y resolverlas como argumento de defensa.
Que es preciso establecer una relación procesal válida en todo
proceso. Que, no obstante lo expuesto, una posición en minoría
sostiene que sí existe limitación legal porque el artículo 722 del
CPC señala que procede la contradicción solamente por los
supuestos taxativamente enumerados. EL PLENO ACUERDA: POR
MAYORÍA (44 votos) No limita la posibilidad de proponer
excepciones procesales. Se hacen valer dentro de la
contradicción y sin dar lugar al trámite de las excepciones. Ello
en virtud a que toda demanda, incluida la de Ejecución de
Garantías, debe cumplir con los requisitos de procedencia
prescritos en el artículo 427 del Código Procesal Civil,
pudiéndose deducir como medio de defensa la ausencia de
presupuestos procesales o de las condiciones de acción. Las
causales de contradicción en el proceso de ejecución
82
1069 pues, como señalamos arriba, el art. 722 que regula actualmente
la contradicción remite al art. 700, que expresamente permite que
puedan formularse excepciones y defensas previas tanto en el Proceso
Único de Ejecución cuanto en el Proceso de Ejecución de Garantías. En
efecto, el art. 700 dice así en su parte pertinente: El ejecutado puede
contradecir la ejecución y proponer excepciones y defensas previas
dentro de los cinco días de notificado…”
Hay que advertir que este auto final es susceptible de ser apelado con
efecto suspensivo y que la resolución de la Sala correspondiente de la
Corte Superior, que le pone fin al proceso, puede ser materia de
83
recurso de casación, con lo cual este trámite ejecutivo puede alargarse
por tres o cuatro años, dado el cuello de botella que se produce a nivel
de la Corte Suprema, al que ya nos hemos referido más arriba.
84
Dicho Pleno Casatorio, que trató de manera exclusiva sobre el proceso
de Ejecución de Garantías, estableció los siguientes precedentes
vinculantes, (distinguiendo entre Personas Ajenas al Sistema Financiero
y Empresas del Sistema Financiero), a saber:
I) PRECEDENTE PRIMERO:
85
ley como título ejecutivo u otro documento idóneo que acredite la
existencia de la obligación que contenga la determinación de la misma
a cancelar a través de la ejecución judicial de la garantía, que cumpla
con los requisitos del artículo 689 del Código Procesal Civil.
86
dinero, que sea líquida o liquidable mediante operación
aritmética).
87
a. Tratándose de una garantía real constituida expresamente para
asegurar una obligación determinada siempre que aquella esté
contenida en el propio documento constitutivo de la garantía – a los
efectos de la procedencia de la ejecución- no será exigible ningún otro
documento.
88
liquidación de operaciones, detallando cronológicamente los cargos y
abonos desde el nacimiento de la relación obligatoria hasta la fecha
de la liquidación del saldo deudor, con expresa indicación del tipo de
operación así como la tasa y tipos de intereses aplicados para obtener
el saldo deudor; asimismo, la parte ejecutante puede presentar prueba
idónea y especialmente documental, para acreditar la obligación objeto
de la demanda, teniéndose en cuenta para ello los fines de los medios
probatorios previstos en el artículo 188 del Código Procesal Civil.
ii) Los demás documentos indicados en artículo 720 del Código Civil
Procesal.
89
frente a una empresa del sistema financiero o para asegurar una
obligación existente, determinable o futura, se deberá:
90
b.3.3 la parte ejecutante puede presentar prueba,
especialmente documental, para acreditar la obligación
objeto de la demanda.
91
Para que se entienda el sentido de la sentencia vamos a
contextualizarla reproduciendo para ello algunos de sus fundamentos
relevantes, a saber:
92
cobrarse debía estar contenido en un pagaré, lo que no ha
ocurrido en el caso de autos.
Octavo.- Que, aquella interpretación de la Sala Superior es
errónea, pues en los procesos de ejecución de garantías,
constituye título de ejecución la escritura pública de constitución
de hipoteca, el saldo deudor y la tasación actualizada del bien
inmueble, conforme lo estipula el artículo 720 del Código
Procesal Civil, no siendo exigible al ejecutante la presentación
del título valor ni otro documento que acredite la existencia de la
obligación, sino, -como ya se indicó- solo el documento que
acredite el otorgamiento de la garantía real, como en el presente
caso es la escritura pública de otorgamiento de garantía
hipotecaria; exigir documentación adicional significa
desnaturalizar el proceso, que pretende iniciar la ejecución del
bien dado en garantía.
93
expresamente para asegurar una obligación determinada y
contenida en el propio documento de la garantía no será exigible
ningún otro documento.
94
título-valor aisladamente considerado, sí forma parte del título
ejecutivo complejo juntamente con el documento donde consta
a garantía real, en virtud de los cuales se despacha el auto de
pago en este proceso de ejecución de garantías, a pesar que
alguna sentencia en casación, erróneamente, haya desconocido
este hecho.
95
4.7.2 Al establecerse esta exigencia en el art. 720 del CPC, era valor
entendido que, en el caso de empresas sujetas al control de la SBS, la
contabilidad que llevaban de las cuentas de sus deudores era muy
minuciosa, lo que se reflejaría al momento de confeccionarse el Estado
de Cuenta del Saldo Deudor, exigido como co-título para demandar
(pues, juntamente con el documento donde consta la garantía, este
forma parte del título ejecutivo que da lugar a la ejecución); sin
embargo, en la práctica, las empresas cumplían la formalidad de un
modo bastante rudimentario (mala práctica que era imitada por los
particulares), limitándose a consignar solamente el capital adeudado y
los intereses corridos, y muchas veces no se consignaba siquiera la tasa
del interés, colocando al demandado en una clara desventaja para
defenderse, pues con esos pocos datos le resultaba difícil saber cómo
se había llegado a determinar el monto adeudado que aparecía en ese
Estado. Por otra parte, algunos Jueces complacientes toleraban esos
“estados” tan mal elaborados (sobre todo en el Distrito Judicial de
Lima), en tanto que otros (como, por ejemplo, en el Distrito Judicial de
Trujillo) exigían demasiados detalles en su confección.
96
empresas”. Sin embargo, no dice nada sobre los requisitos o contenido
que deben tener estas liquidaciones para servir como título ejecutivo;
cosa parecida ocurre con el 5°párrafo del art. 228, que prevé el cierre
de la cuenta corriente bancaria, mediante el mecanismo contemplado
en esa misma disposición, de manera que para tal efecto el banco
puede remitir al cliente una comunicación advirtiéndole de la “…
existencia de saldos deudores en su cuenta y requiriéndole el pago”;
agrega la disposición que si el cliente no formula observación a dicho
saldo dentro de los 15 días hábiles de recibida la misiva, el banco puede
girar una letra a la vista a cargo del cliente por dicho saldo más los
intereses de ese periodo a cargo, y protestarla por falta de pago,
dejando así expedita la vía ejecutiva (esta letra no requiere la
aceptación del girado). En este último caso (cierre de la cuenta
corriente), la liquidación no tiene, por sí sola, mérito ejecutivo, pero
debe confeccionarse tal como lo ha dispuesto el Precedente Segundo
del VI Pleno Casatorio en el punto b.3; esto también es aplicable a la
liquidación de que se ocupa el numeral 7 del art. 132 al que nos hemos
referido antes. De confeccionarse de manera rudimentaria otra, tal
como todavía se viene haciendo en muchos casos, esta última
liquidación hay que negarle mérito ejecutivo a la misma, pues causa
indefensión al demandado.
97
capitales, teniéndose presente las disposiciones legales sobre
anatocismo, que consiste en la capitalización de los intereses de la
deuda, y que solo está permitido en los supuestos de los arts. 1249 y
1250 del Código Civil, esto es cuando se trate de cuentas bancarias,
mercantiles y similares, o cuando el pacto se celebre por escrito
después de contraída la obligación y siempre que medie no menos de
un año de atraso en el pago de los intereses.
98
requisito de procedibilidad, sino como parte del título ejecutivo
complejo que sirve para demandar la ejecución de la garantía real en
esta vía procedimental.
99
del Sistema Financiero y de Seguros, que le confiere mérito
ejecutivo a esa “liquidación” dentro de ciertos parámetros (al
respecto véase la sentencia pronunciada en la CASACIÓN N°
1674-02 de 30 de setiembre del 2002 [El Peruano 03-02-2003]
que estableció que las liquidaciones del saldo deudor emitidas
por las empresas del sistema financiero (en referencia a las
contempladas en el inciso 7 del art. 132 de la Ley del Sistema
Financiero y de Seguros y Orgánica de la SBS) tienen mérito
ejecutivo, siendo indispensable para que proceda la acción
ejecutiva, que se presente conjuntamente con dicha liquidación
el documento que dio origen a la deuda; en el mismo sentido se
ha pronunciado el Pleno Jurisdiccional de Ica de 2019 en el Tema
6: Sobre el mérito ejecutivo del saldo deudor. Formulación del
problema: ¿El saldo deudor por sí mismo tiene mérito ejecutivo?
Conclusión plenaria: El Pleno adoptó por Unanimidad, la
ponencia N° 01, en los términos siguientes: "Sí, conforme lo
establece el artículo 132 de la Ley N° 26702 y el Sexto Pleno
Casatorio Civil; no obstante, deben acompañársele los
documentos que hayan dado origen a la obligación, en calidad de
medios probatorios.
100
parte del título. Además, hasta por sistemática, porque ambos
documentos están considerados en una misma disposición: el
inciso 2 del art. 720.
101
y es requerido cuando se quiere ejecutar una obligación garantizada
por alguna garantía real, la “liquidación del saldo deudor” (a que se
refiere el numeral 7 del art. 132 de la LGSFS y Orgánica de la SBS) es un
documento que por sí solo tiene mérito ejecutivo (siendo de creación
unilateral, pues es la propia entidad financiera la que lo establece).
Sumilla:
102
Tampoco es cierto lo que algunos autores sostienen, en el sentido que
esta casación modifica algún precedente vinculante de VI Pleno
Casatorio, como vamos a ver también.
103
2. El mismo Pleno refiere que cuando se trata de demanda de
ejecución de garantías reales a favor de empresas que integren
el sistema financiero, los documentos a presentar son el
constitutivo de la garantía real y los que señala el artículo 720 del
Código Procesal Civil. En ningún caso, ni en el precedente
vinculante ni en la norma legal se hace mención a la solicitud de
desembolso (Comentario: al parecer la contradicción se habría
fundado, entre otras cosas, en la necesidad de demostrar el
desembolso del préstamo, lo que no venía al caso).
Quinto.- Conclusión
104
Estando a lo expuesto, existe una defectuosa motivación, por
cuanto no se ha aplicado al caso en concreto el precedente
judicial respectivo y se ha tomado como parte del título
ejecutivo a documentos que no tienen tal calidad, por
consiguiente, existe contravención a las normas que garantizan
la debida motivación de las resoluciones judiciales, debiendo
declararse nulo el auto de vista recurrido (las negritas son
añadidas).
105
4.7.5 LOS ALCANCES DE LOS DEMÁS PRECEDENTES VINCULANTES
Para determinar los alcances de los demás precedentes (en total son 7
los precedentes que sentó el VI Pleno Casatorio), metodológicamente
lo más sencillo seria transcribirlos y luego comentarlos, pero realmente
es más didáctico analizarlos en conjunto, como vamos a hacerlo.
106
de este que ha hecho a veces la Corte Suprema al resolver un recurso
de casación). Esto lo establece el Precedente Cuarto.
107
724 del Código Procesal Civil (por el saldo deudor que subsistiera tras la
realización del remate del bien o, en su caso, la adjudicación en pago al
ejecutante en caso de no haber postores). Esto lo establece el
Precedente Sétimo del VI Pleno Casatorio Civil.
5. CONCLUSIONES
Hemos visto que no solo las causales para contradecir la ejecución son
diferentes en uno y otro caso, sino que también los plazos y las
competencias de los jueces, lo que nos hace concluir que la
denominación actual no es más que una etiqueta, pues lo cierto es que
las cosas son como son, no como se les denomine: ex res sed, non ex
res nomen (en efecto, si transferimos la propiedad de un bien a un
tercero y lo hacemos a título gratuito, se tratará de un contrato de
donación, aunque las partes decidamos denominar dicho contrato
como uno de compraventa, pues no mediando pago alguno de precio
se tratará necesariamente de una donación y no de una compraventa,
porque en ésta el precio es de la esencia del contrato).
108
5.2. El Proceso Único de Ejecución puede promoverse mediante títulos
ejecutivos simples y títulos ejecutivos compuestos o complejos, según
hemos visto al tratar el tema; ejemplo de títulos compuestos son el
título del inciso 9 del artículo 688 del Código Procesal Civil, así como
también los constituidos por las “liquidaciones de saldos deudores” del
inciso 7 del art 132 de la Ley General del Sistema Financiero y del
Sistema de Seguros y Orgánica de la SBS, y por la Letra a la Vista del
último párrafo del art. 228 de la misma ley, que exigen, la primera, que
se acompañe el documento que dio origen a la obligación liquidada, y
la segunda que se acompañe el cargo de la comunicación dirigida al
titular de la cuenta corriente comunicándole el cierre de la misma, el
saldo adeudado arrojado a esa fecha y la exigencia de su pago por el
banco, así como el giro inminente de la letra a la vista si no formula
observación dentro de los 15 días hábiles de recibida la misma; sobre
algunas particularidades de esta comunicación volveremos más
adelante en este trabajo.
109
Esto está establecido claramente en el inc. 2 del art. 720 del CPC, y en
la medida que se debe acompañar necesariamente este último, lo
lógico es concluir que se trata de un título ejecutivo compuesto o
complejo, al igual que lo es el contemplado en el inciso 8 del art. 688
del CPC (documento impago de renta, constituido por los recibos
impagos y el contrato de arrendamiento), como también lo es la Letra a
la Vista que giran los banco para el cobro del saldo deudor de la cuenta
corriente bancaria, a la que debe acompañarse la comunicación
previamente dirigida al ex titular de la cuenta informándole sobre el
cierre de su cuenta corriente y exigiéndole el pago del saldo deudor
arrojado.
La Corte Suprema se equivoca en los casos que no considera este
documento como parte del título ejecutivo. Lamentablemente, no hay
más remedio que tomar en cuenta los criterios usados por este tribunal
para resolver los recursos de casación en esta materia, pues es el
vértice de la estructura piramidal del sistema jurídico en cualquier país.
110
y cálculos aritméticos sobre guarismos, es la mejor demostración que el
proceso no puede versar sino exclusivamente sobre obligaciones de dar
sumas de dinero (que son eminentemente cuantificables) y que cuyo
cálculo resultaría casi imposible de hacerse extensivo a otro tipo de
obligaciones no cuantificables y, por lo tanto, no liquidables.
111
5.6 El Estado de Cuenta del Saldo Deudor, tratándose de empresas de
Sistema Financiero, y según establece el punto b.3 del Precedente
Segundo, cuando está referido a operaciones distintas a las señaladas
en los puntos b.1 (cuenta corriente) y b. 2 (títulos valores) debe
confeccionarse conforme a lo que dispone el inciso 7 del art. 132 de la
Ley del Sistema Financiero y de Seguros con respecto a las
“liquidaciones de saldos deudores”, pero esta remisión a dicha
disposición no ayuda en mucho, pues esta no contiene información
alguna sobre cómo deben confeccionarse esas “liquidaciones”, y por
eso el mismo punto b.3 se ha encargado de suplir esa deficiencia
señalando cómo debe formularse y cuál debe ser el contenido de ese
"estado de cuenta” )o “liquidaciones de saldos deudores”).
112
concurrente sustitución a través del Decreto Legislativo N° 1400 del
año 2018 (que pasó a denominarla Ley de Garantía Mobiliaria), los
bienes muebles dados en garantía se ejecutan conforme al
procedimiento establecido en esta ley, que es más ágil y que permite
hacerlo extrajudicialmente, lo que representa una enorme ventaja
sobre el proceso de Ejecución de Garantías regulado en el Código
Procesal Civil, que necesariamente implica el uso de la vía judicial para
su ejecución y venta en pública subasta para el caso de incumplimiento
del deudor de la obligación a su cargo ordenada por auto final pasado
en autoridad de cosa juzgada.
113
exige la identificación del bien inmueble y de otro la individualización
de la obligación u obligaciones que se aseguran).
A diferencia de las empresas financieras, los particulares no podían -ni
pueden aún- constituir una hipoteca con esas características tan
amplias debido al “principio de especialidad de la hipoteca” al que ya
nos hemos referido (y que, como dijimos, exige, de un lado, que se
individualice el bien y, de otro, que se especifique la obligación que se
garantiza), de manera que entonces (antes de la entrada en vigencia
del Código Procesal Civil de 1993) no tenían mayor dificultad para hacer
valer su garantía dentro de un proceso ejecutivo y luego embargar el
inmueble hipotecado como medida de ejecución, para finalmente
sacarlo a remate para hacerse cobro con el producido, siempre y
cuando en la escritura pública de constitución de la garantía (de común
se trataba de hipotecas, pero también había, aunque pocos, casos de
prenda de maquinarias de alto valor comercial) constara debidamente
individualizada la obligación garantida y el plazo para exigir su
cumplimiento, así como la cantidad adeudada por capital e intereses, si
era de dar suma de dar dinero, como suelen ser estas obligaciones
entre particulares (lo que no significa que las hipotecas no puedan
garantizar otro tipo de obligaciones distintas a las de dar sumas de
dinero, pero tal caso no está previsto en el proceso de Ejecución de
Garantías, que está diseñado para exigir el pago de sumas de dinero; de
ahí que el inciso 2 del art. 720 requiera la presentación, conjuntamente
con el documento donde conste la constitución de la garantía, del tan
debatido “Estado de Cuenta del saldo Deudor”. Como hemos señalado
en el punto anterior, este proceso se diseñó inicialmente como una
herramienta para los bancos para facilitarles el cobro de las
obligaciones aseguradas por las llamadas “hipotecas sábana”).
114
5.10 El proceso de Ejecución de Garantías se limita, actualmente, a la
ejecución de garantías hipotecarias, dado que, como señalamos en el
punto 5.5., la garantía prendaria tiene su propia ley desde el año 2006
(Ley N° 28677 - Ley de la Garantía Mobiliaria, cuya autor fue el gran
jurista nacional, hace poco fallecido, Jorge Avendaño Valdéz, quien
fuera profesor de Derechos Reales y, hasta en dos oportunidades,
Decano de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica
de Perú); esta ley fue posteriormente derogada y sustituida por el D.L.
N° 1400 del año 2018, pasando a llamarse “Ley de Garantía Mobiliaria”.
Obviamente, no solo se cambió su denominación, sino muchas de las
disposiciones contenidas en la ley anterior, algunas de las cuales
requerían de una modificación o actualización en base a la experiencia
que se obtuvo con la aplicación de la ley anterior. De acuerdo con esta
nueva ley, la SUNARP debe implementar una plataforma informática
denominada Sistema Informativo de Garantías Mobiliarias para que
entre en vigencia esta ley, cosa que hasta ahora no se ha hecho a pesar
de haberse vencido el plazo que se le dio para ello; esto ha creado una
situación límbica, pues la única Disposición Derogatoria del D.L. 1400
derogó la ley anterior (Ley N° 28677), la llamada Ley de la Garantía
Mobiliaria (la del año 2006) pero, sin embargo, la actual no puede
entrar en vigencia si no se implemente esta plataforma SIGM.
115
acreedor retiene en su poder el bien del deudor (que es el propietario
del mismo) y rechaza devolverlo cuando considera que su crédito no
está suficientemente garantizado, y ese derecho se puede ejercitar
extrajudicialmente rehusando la entrega o judicialmente como
excepción de fondo (aunque también puede oponerse como defensa
previa), negándose a entregar el bien retenido mientras no se le
satisfaga la obligación o se le garantice adecuada y suficientemente su
cumplimiento mediante otra garantía que lo deslegitime para continuar
reteniendo el bien contra la voluntad de quien fue su deudor y que
siendo el propietario del mismo tiene derecho a que se le restituya una
vez cumplida la obligación a su cargo.
116
ejecución; este solo argumento debería bastar para demostrar, al
margen de las muy autorizadas opiniones en otro sentido (incluso de la
misma Corte Suprema, que en alguna sentencia en casación ha opinado
en sentido opuesto), que se trata de un título ejecutivo compuesto o
complejo (porque, finalmente, lo que se pone a cobro es la suma que
arroja el Estado de Cuenta del Saldo Deudor determinada
unilateralmente por la entidad bancaria o por el acreedor persona
natural o jurídica observando los parámetros que en tal sentido ha
fijado el Pleno Casatorio que hemos comentado en este artículo).
117
pretenden ejecutarse (pues hay necesidad de resolverlas); mucho más
razonable sería considerare que las sentencias firmes de condena
deben ser ejecutadas en sus propios términos, sin que pueda mediar
oposición alguna del vencido a su cumplimiento, tal como ocurría con
el Código de Procedimientos Civiles del año 1912.
Además, situaciones así son más hipotéticas que otra cosa, pues es
altamente improbable que se presenten en la práctica, pero siempre
existe, al menos como posibilidad, que ocurra un caso así.
118
5.13 En concordancia con lo expresado en el punto anterior, el proceso
actual previsto para los títulos de naturaleza judicial importa, a juicio
nuestro, un retroceso con respecto a la ejecución de sentencias, sobre
todo las de condena que de manera particular contemplaba el Código
de Procedimientos Civiles del año 1912 en su artículo 1154, que
expresamente le prohibía al Juez ejecutor admitir recurso alguno que
entorpeciera la ejecución de la sentencia, bajo pena de nulidad y
responsabilidad. Y esto se respetaba y se cumplía en la gran mayoría de
los casos.
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Reiteramos que el vínculo para leerla (copiarlo y pegarlo al buscador de
Google o abrir con Ctrl + click) es el siguiente:
https://lpderecho.pe/puede-el-juez-disponer-la-inejecucion-de-
una-sentencia-firme-exp-5662-2008-79/
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