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a) DEUDOR EN SITUACIÓN O ESTADO DE INSOLVENCIA. Esto es, cuando “no puede cumplir regularmente
sus obligaciones exigibles” (artículo 2.2 LC). El propio deudor está obligado a solicitar que la ejecución sea
colectiva, es decir, que concurran en ella todos los acreedores del primero de modo que todos, o el mayor
número, puedan ver satisfechos sus créditos en la medida que lo haga posible el patrimonio actual del
deudor. Este procedimiento de ejecución colectiva se llama CONCURSO, y en él, en lugar de mantener a
ultranza la regla de la par creditorum, el legislador ha optado porque, una vez liquidado y realizado el valor
del patrimonio actual del deudor, se satisfagan unos créditos con preferencia a otros.
b) PATRIMONIO DEL DEUDOR RESULTA INSUFICIENTE PARA SATISFACER A TODOS LOS ACREEDORES.
La previsión de esas preferencias en la imputación de las resultas de la ejecución colectiva al pago de los
créditos concurrentes denota un concreto criterio de política legislativa: el de que los acreedores soporten
con diferente intensidad la insolvencia actual de su deudor común. Pero el mismo problema se presenta en
las ejecuciones singulares que conllevan una disminución del patrimonio actual del deudor que puede
eventualmente perjudicar la ulterior realización forzosa de sus créditos por otros acreedores. Por eso el
indicado criterio de política legislativa se extiende también a ellas, en cuyo seno resulta posible que un
acreedor que no instó la ejecución pretenda que las resultas de la misma se imputen al pago de su crédito,
que el ordenamiento considera a estos exclusivos efectos preferente al del acreedor que instó.
Estos créditos cuyo pago es o puede ser preferente al de otros créditos en las resultas de la ejecución
forzosa se llaman PRIVILEGIADOS, y PRIVILEGIO es la cualidad del crédito que les da esa preferencia, que
puede ceñirse a lo obtenido en la realización del valor de determinados bienes (privilegio especial) o de
todos los comprendidos en patrimonio del deudor (privilegio general). Y el reconocimiento de tales
privilegios determina la necesidad de establecer una prelación de créditos, es decir, una ordenación
jerárquica de los mismos que permita saber cuándo su titular puede pretender con éxito que le sean
atribuidas las resultas de la ejecución antes que a otro u otros acreedores, sean o no privilegiados los
créditos de estos.
Finalmente, hace falta precisar que las ejecuciones forzosas en que pueden ser aplicadas las normas sobre
preferencia y prelación de créditos son, exclusivamente, las dinerarias (artículo 571 LEC) y dineraria ha de
ser también la pretensión de cobro que derive del crédito preferente. Sólo en tal caso es posible que el
resultado de la ejecución se destine con preferencia a un acreedor distinto del ejecutante, satisfaciendo su
interés.
- EL CONCURSO
Cuando se encuentra en estado de insolvencia un deudor que tiene una pluralidad de acreedores, el
ordenamiento propicia que en la ejecución forzosa de sus obligaciones concurran todos ellos a través del
concurso, procedimiento regulado en la Ley 22/2003, de 9 de julio, concursal.
Según lo establecido en el párrafo segundo del artículo 1.921 CC: “en caso de concurso, la clasificación y
graduación de los créditos se regirá por lo establecido en la Ley concursal”. Por lo tanto, dejamos atrás la regla
sobre preferencia y la prelación de créditos.
- ÁMBITO DE LAS REGLAS SOBRE CONCURRENCIA Y PRELACIÓN DE CRÉDITOS DEL CC. LA TERCERÍA
DE MEJOR DERECHO
El Código Civil dedica el Título XVII de su Libro IV a regular la “concurrencia y prelación de créditos”. En él
determinado qué créditos son privilegiados (Capítulo II, “De la clasificación de los créditos”, arts. 1921 a 1925) y
establece una ordenación de los mismos para su cobro por los acreedores (Capítulo II, “De la prelación de
créditos”, arts. 1926 a 1929). Sin embargo, se trata de una materia pendiente de reforma y en la que además el
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CC tan sólo contiene una parte del régimen aplicable, que ha de ser integrado con normas de diversa naturaleza,
pues son muchas las leyes especiales que atribuyen carácter preferente a ciertos créditos.
En cualquier caso, esas preferencias crediticias sólo pueden hacerse valer, por los acreedores a cuyo crédito se
refieran, frente a otro acreedor del mismo deudor que hubiera iniciado un procedimiento de ejecución dineraria
singular, con la finalidad de que las resultas de la misma se disten preferentemente a satisfacer su crédito
entregándose al ejecutante tan solo el remanente, si lo hubiera.
El procedimiento que específicamente permite a un acreedor conseguir que el resultado de una ejecución
dineraria singular ya en curso, instada por otro acreedor del mismo deudor, se destino por el órgano judicial a
satisfacer prioritariamente el crédito del tercerista, por atribuirla la ley a este último carácter preferente respecto
al del ejecutante, se llama TERCERÍA DE MEJOR DERECHO.
Pues bien, en el ámbito del capítulo II del título XVII del CC se determina los créditos preferentes. La
regulación que ofrece el CC permite distinguir entre:
• Privilegios ESPECIALES. Atribuyen preferencia a ciertos créditos en caso de ejecución forzosa que recaiga
sobre determinados bienes muebles (artículo 1922 CC) o inmuebles (artículo 1923 CC).
• Privilegios GENERALES. Atribuyen a ciertos créditos preferencia sobre todos los bienes del deudor
(artículo 1924 CC), esto es, cualquiera que sea el que se haya embargado.
A su vez, en el capítulo III de Título XVII, se hace una ordenación jerárquica entre los distintos créditos
privilegiados. En dicho ámbito se atribuye preferencia a los privilegios especiales respecto de los generales
y se jerarquizan los privilegios especiales y los generales (artículos 1926 y 1927).
Para evitar que su adquisición por otro le perjudique, el acreedor puede convenir con su deudor la constitución de un
derecho real de garantía que, por comprender el ius distrahendi (prenda e hipoteca), recaiga sobre un bien del que
éste sea dueño y sobre el que tenga poder de disposición (artículo 1857 CC).
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Finalmente, el ordenamiento establece otras afecciones reales que sujetan ciertos bienes al cumplimiento de
determinadas obligaciones eliminando la relatividad del derecho de crédito y permitiendo realizar su valor, en un
proceso o procedimiento ejecutivo, cualquiera que sea su dueño o poseedor (afecciones reales de origen legal).
Cuando la ejecución forzosa ordinaria se dirija a realizar bienes que formen parte del patrimonio de su deudor común,
la preferencia para el cobro con las resultas de la realización de valor de un bien embargado puede hacerse valer, a
través de la tercería de mejor derecho, por todos los acreedores cuyo crédito califique la ley como privilegiado. Entre
ellos están cualificados como hipotecarios (artículo 1933 CC) o como pignoraticios (artículo 1922) y, además los sujetos
a una afección real; pero nada impide que prevalezcan sobre éstos otros créditos privilegiados.
Tratándose de la hipoteca inmobiliaria o mobiliaria, quien en todo caso cobra en primer lugar es siempre el ejecutante
titular del derecho real y sólo la cantidad garantizada por éste; luego los titulares de derechos inscritos o afecciones
reales anotadas después; y, por último, “se entregará el remanente al propietario del bien hipotecado” (artículo 692.1
Lec).
Lo que sí ha de respetarse en este proceso es la presunción de exactitud registral; y siempre la condición de dueño del
constituyente del derecho real de garantía, cuya no concurrencia pueden hacerla valer los terceros a través de la
tercería de dominio.
De conformidad con el artículo 1926 CC, el privilegio mobiliario supone que el crédito preferente excluye a los demás
créditos hasta donde alcance el valor de la cosa mueble a que la preferencia se refiere.
En virtud de lo establecido en el artículo 1927 CC, el privilegio inmobiliario supone que el crédito que goza de
preferencia en relación a determinados inmuebles o derechos reales, excluye a los demás créditos hasta donde
alcance el valor del inmueble o derecho real a que la preferencia se refiere.
Por lo que respecta en concreto a los créditos a los que se atribuye preferencia en relación con el valor obtenido con la
venta de ciertos bienes muebles, de conformidad con lo dispuesto en el art. 1922 CC:
• Los créditos por construcción, reparación o conservación de una cosa mueble gozan de preferencia respecto
de ésta, siempre y cuando estuviera en poder del deudor.
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• Respecto de la cosa mueble vendida que estuviera en poder del comprador, goza de preferencia el crédito que
por el precio aplazado de la venta correspondiera al vendedor frente al comprador.
• Respecto de la cosa empeñada y hasta donde alcance su valor, goza de preferencia el crédito garantizado con
prenda que se halle en poder del acreedor.
• Respecto de los efectos transportados, goza de preferencia el crédito derivado del transporte (Art. 1922.4º CC).
• Respecto de los bienes inmuebles del cliente existentes en el establecimiento hostelero, goza de preferencia el
crédito derivado del contrato de hospedaje (Art. 1922.5º CC).
• Respecto de los frutos de la cosecha, goza de preferencia del crédito por semillas, gastos de cultivo y recolección
(Art. 1922.6º CC).
• Respecto de los bienes del arrendatario existentes en la finca arrendada y sobre los frutos de la misma, goza
de preferencia el crédito por los alquileres y rentas de la finca arrendada (Art. 1922.7º CC). Conforme al art. 1922.7º
CC la preferencia se extiende a los alquileres y rentas de un año.
Por tanto, dejando para otro lugar la consideración del privilegio del crédito tributario, en relación con el valor obtenido
con la venta de ciertos bienes inmuebles, de conformidad con el art. 1923 CC gozan de preferencia:
• Respecto a los bienes asegurados, los créditos de los aseguradores `por los primos o primas del seguro de
dos años. Si se tratara de seguro mutuo, la preferencia actúa por los dos últimos dividendos que se hubiesen
repartido.
• Respecto de los bienes hipotecados, goza de preferencia el crédito hipotecario (Art. 1923.3º CC).
• Respecto de los bienes objeto de la refacción, goza de preferencia el crédito refaccionario anotado o inscrito en el
Registro de la propiedad (Art. 1923. 3º CC).
• Sobre los bienes objeto de la anotación, gozan de preferencia aquellos créditos que hubieran sido anotados en el
Registro de la propiedad en virtud de mandamiento judicial, por embargos, secuestros o ejecución de sentencias (Art.
1923.4º CC).
• Sobre los bienes inmuebles a que se refiere la refacción, gozan de preferencia los créditos refaccionarios no
anotados ni inscritos (Art. 1923. 5º CC).
El art. 1924 CC determina los privilegios generales. Limitándonos aquí a los créditos que no han sido objeto de
tratamiento específico por disposiciones legales ajenas al CC, sobre los bienes muebles e inmuebles del deudor no
afectos a un privilegio especial, gozan de preferencia los créditos devengados:
• Por los funerales del deudor, según el uso del lugar. También los devengados por los funerales del cónyuge del
deudor y de los hijos bajo patria potestad, si no tuviesen bienes propios.
• Por los gastos de la última enfermedad del deudor, su cónyuge y de los hijos bajo patria potestad. La
preferencia sólo afecta a los gastos causados n el último año, contado hasta el día del fallecimiento.
• Por los anticipos que, durante el último año, se hubieran hecho al deudor en comestibles, vestido o calzado.
Justo con lo expuesto, conforme al art. 1924.3º CC también gozan de privilegio general, los créditos:
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correspondientes al último año”. En la actualidad, el privilegio del crédito salarial se regula por medio del art.
32 del Estatuto de los Trabajadores que lo contempla en el modo en que a continuación se expone.
En la actualidad, las normas tributarias han modificado el privilegio especial y el general atribuido a los
créditos cuya titularidad corresponde a la Administración tributaria en los términos que a continuación se
exponen.
Al respecto, en virtud de lo dispuesto en el citado Art. 22 los créditos por cuotas de la Seguridad Social
gozan de un privilegio general sobre los bienes del deudor. Se trata de un privilegio asimilado, en lo que la
preferencia se refiere, al privilegio general del crédito tributario.
Por su especial relevancia, se debe destacar la preferencia ex art. 9.1 de la Ley de Propiedad Horizontal.
Conforme al citado precepto: “Los créditos a favor de la comunidad derivadas de la obligación de
contribuir al sostenimiento de los gastos generales correspondientes a las cuotas imputables a la parte
vencida de la anualidad en curso y los tres años anteriores tienen la condición de preferentes a los efectos
del art. 1923 CC…”.
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