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ÚLTIMAS MODIFICACONES AL RECURSO DE CASACIÓN, APELACIÓN Y

A LA LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL

Jorge María Luzuriaga Chiappe


Abogado

I. INTRODUCCION AL TEMA

El día 26 de octubre de este año 2022 se publicó en el diario oficial “El


Peruano” la Ley N° 31591 que modificó nuevamente el Recurso de
Casación, ya modificado anteriormente por la Ley 29364 publicada en el
mismo medio el día 28 de mayo de 2009, que en vez de mejorar las
cosas significó una reforma en peor del recurso.

Esta nueva ley también modifica el Recurso de Apelación, eliminando el


instituto de la apelación adhesiva o por adhesión, por considerar que su
uso en la práctica judicial es casi nulo, lo que, a mi juicio es un error,
como lo demostraré con un simple ejemplo.

En este breve trabajo vamos a analizar las reformas introducidas a estos


dos recursos tan importantes, con acento, como es lógico, en el Recurso

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de Casación, que es el que presenta modificaciones muy importantes
que van a contribuir a hacer que una gran parte de los procesos que hoy
llegan a la Corte Suprema a través de este recurso ya no puedan hacerlo
sino cumplen con los nuevos requisitos de procedibilidad que contempla
esta Ley.

Finalmente, esta ley introduce una modificación importante al artículo


144 de la Ley Orgánica del Poder Judicial que regular el número de votos
para hacer resolución en las Salas Supremas y Salas Superiores (Decreto
Legislativo 767), y también modifica el artículo 112 de la misma.

I. INTRODUCTION

On October 26 of this year, 2022, Law No. 31591 was published in the
official newspaper “El Peruano”, which again modified the Cassation
appeal, previously modified by Law 29364 published in the same
medium on May 28, 2009, that instead of improving things meant a
worse reform of the resource.

This new law also modifies the recourse of appeal, eliminating the
institute of the adhesive appeal or appeal by adhesion, considering that
its use in judicial practice is almost null, which, in my opinion, is an error,
as I will demonstrate with a simple example.

In this brief work we are going to analyze the reforms introduced to


these two important recourses, with emphasis, as is logical, on the
Cassation appeal, which is the one that presents very important
modifications that are going to contribute to making a large part of the
processes that today reach the Supreme Court through this resource can

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no longer do so if they do not comply with the new procedural
requirements contemplated by this Law.

Finally, this law introduces an important modification to article 144 of


the Organic Law of the Judiciary that regulates the number of votes to
make a resolution in the Supreme and Superior Chambers (Legislative
Decree 767), and also modifies article 112 of the same.

II. LA REFORMA AL RECURSO DE APELACIÓN.

La reforma destacada al recurso del epígrafe ha sido la eliminación del


instituto de la apelación por adhesión o apelación adhesiva, lo que
considero un error porque no solo no contribuye en lo absoluto a
agilizar los procesos de cognición sino porque es una herramienta
impugnativa que tiene mucha utilidad, como lo voy a demostrar a través
de un ejemplo en un caso que tuve a mi cargo.

II.1 Se trató de un proceso de revocación de un acto jurídico (una


compraventa de bien inmueble) cuya demanda (acción pauliana que
interpuse a nombre de un banco comercial de la plaza) fue finalmente
declarada fundada, revocándose el acto jurídico de transferencia de
propiedad, pero la sentencia exoneró a los demandados del pago de
costas y costos sin justificación valedera alguna, expresando
simplemente que “…en el presente caso, es de observarse que ninguna
de las partes (en referencia a los dos demandados, vendedor y
comprador) ha mostrado una posición ajena a la colaboración al
presente proceso, sino han realizado los medios procesales para ejercitar
su derecho a la contradicción, además que no pretenden adjudicarse
proporcionalmente un derecho reconocido, de lo que se colige que no
existe un animus de ninguna de las partes de perjudicar la marcha

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procesal; por tal motivo, se les exonera de la condena de costos y costas
del proceso a la parte vencida”.

Es decir, bajo esos bizarros argumentos se les exoneró del pago de


dichos conceptos, pretendiendo justificar dicha exoneración en el hecho
de haber observado, según el Juez, una “conducta procesal
colaborativa”, cuando el único caso en que puede ampararse la
exoneración es cuando se considera que el vencido ha tenido razones
atendibles para litigar.

Lo cierto es que cuando la parte perdedora apeló la sentencia y la Sala


revisora (2ª Sala Civil Permanente de Lima Norte) nos corrió el traslado
correspondiente de ese recurso, no creí necesario adherirme a la
apelación de la contraparte por el solo hecho de no haberla condenado
en costas y costos, ya que lo relevante para mi patrocinado, dado el alto
valor del inmueble, era que se había logrado el fin del proceso, esto es,
la revocación del acto de disposición que abría el camino para luego
anotar la sentencia y embargarlo en el proceso de ejecución que me
patrocinado le seguía por separado.

Como era de esperarse, la Sala confirmó la sentencia en cuanto a la


revocación del acto jurídico, pero la revocó en cuanto a la exoneración
del pago de costas y costos y dispuso que se debían pagarse al no haber
existido razones atendibles para litigar.

Contra esta resolución de la Sala, la parte perdedora interpuso recurso


de casación y uno de sus fundamentos importantes era que la sentencia
de vista recurrida había reformado en peor la de primera instancia, lo
que agraviaba su derecho y la ley, que explícitamente prohíbe la
reforma in peius en el artículo 370 del Código Procesal Civil.

La sentencia que resolvió el recurso de casación les dio la razón en ese


extremo de la denuncia, pero desestimó el reclamo principal, que

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perseguía la revocatoria del acto jurídico, conforme ya lo habían
dispuesto las dos instancias de mérito. Para los que tengan interés
particular en el tema, se trata de la Casación N° 959-2019 Sala Civil
Permanente - Lima-Norte.

II.2 En conclusión, si me hubiera adherido a la apelación y


fundamentado el agravio que me causaba la sentencia de primera
instancia al exonerar a la parte vencida del pago de costas y costos,
probablemente hubiera obtenido el resultado que se obtuvo en segunda
instancia, pero que luego la Sala Civil de la Corte Suprema consideró
como denuncia válida en tanto se había violado la prohibición de la
reformatio in peius.

Entonces, mi conclusión es que la apelación adhesiva es una


herramienta recursiva que, a pesar de su poco uso, no debió ser
desechada por esta nueva ley, porque siempre puede resultar siendo
un recurso útil como pudo haberlo sido en el caso que les acabo de
exponer si yo hubiera hecho uso de ella cuando se me corrió traslado de
la apelación de la contraparte.

III. LAS REFORMAS AL RECURSO DE CASACIÓN.

Las reformas a este recurso excepcional son muchas e importantes, así


que voy a proceder a examinar en el orden que se dan en el nuevo texto
que gobierna este recurso a partir del día siguiente de la publicación de
la ley.

III.1 Procedencia del recurso.

Los casos de procedencia del recurso están contemplados en el art. 386.

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Procedencia.

1. El recurso de casación procede contra las sentencias y autos


expedidos por las salas superiores que, como órganos de segundo
grado, ponen fin al proceso.

2. Procede el recurso de casación, en los supuestos del numeral


anterior siempre que

a. En la sentencia o auto se discuta una pretensión mayor a


las 500 unidades de referencia procesal o que la pretensión
sea inestimable en dinero

b. el pronunciamiento de segunda instancia revoque en


todo o en parte la decisión de primera instancia, y

c. el pronunciamiento de segunda instancia no sea


anulatorio.

Aquí, en los literales a y b están las dos reformas más importantes


del recurso, pues la procedencia es el filtro que puede disminuir
sensiblemente el número de causas que llegan a conocimiento de la
Corte Suprema vía recurso de casación, y con eso hacer posible que
el recurso se resuelva en un plazo razonable (al tener como efecto
directo una sensible disminución del número de causas que ya no
llegarán a conocimiento de la Corte Suprema) y no como ahora, que
el trámite puede demorar años debido a la enorme cantidad de
recursos pendientes de ser resueltos.

a. El primer filtro (más de 500 URP) es de carácter cuantitativo y


era una de las modificaciones que la CERIAJUS había propuesto
hace ya muchos años; no es posible que la Corte de Casación se
ocupe de asuntos cuya cuantía es irrelevante a ese nivel. En la
actualidad 500 URP son el equivalente a S/ 230,000.00 a razón de

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S/ 460 por URP que representa el 10% de la Unidad Impositiva
Tributaria), que tampoco es una cifra muy significativa ya que
hubo una propuesta para que el límite cuantitativo fuera de, al
menos, 1,000 URP, lo que hubiera sido, a mi juicio, más cónsono
con la importancia del recurso.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que este filtro no funciona en
los casos en que la pretensión no sea apreciable de dinero, y eso va
a dejar afuera del filtro a muchos casos que no deberían ser de
conocimiento de la Corte Suprema.

Voy a dar dos ejemplos para una mejor apreciación de lo que digo:
uno de ellos es el caso de los procesos de Desalojo que se tramitan
en la vía sumarísima y que, actualmente, demoran años en
resolverse porque pueden llegar a la Corte Suprema vía el recurso de
casación; dentro de estos, sólo podrán ser excluidos en adelante los
desalojos por fenecimiento del contrato de arrendamiento, porque
el artículo 547 del CPC prescribe que la competencia en estos
procesos se establece por la cuantía de la merced conductiva que
pagaba el inquilino, de modo que si esta era menor de 50 URP al mes
(que actualmente equivale a la suma de S/ 23,000), el proceso lo
conoce el Juez de Paz Letrado y si es mayor de esa cantidad, el Juez
Especializado. Esto significa, que el filtro cuantitativo de 500 URP
(actualmente S/ 230,000) no se va a aplicar en gran número de casos
porque los procesos que comienzan a nivel de Juzgado de Paz
Letrado terminan necesariamente con lo que resuelve el Juzgado
Especializado que actúa como segunda y última instancia, y estas
decisiones finales de estos juzgados no son susceptibles de ser
recurridas en casación.

Esto también deja afuera del filtro de las 500 URP a todos los demás
procesos de desalojo por precariedad, y a todos los que se fundan
en títulos en que no se puede establecer una cuantía, como el

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comodato de inmuebles, el usufructo gratuito (pero no así el
remunerado, cuando la remuneración no supere las 500 URP, que en
este caso deberíamos entender como anualidades, a menos que
pudiera invocarse por analogía la regla para el desalojo de
arrendamientos fenecidos). Estos procesos de desalojo por
precariedad no solo son muy numerosos, sino que se dilatan
enormemente debido a la complejidad de las situaciones que suelen
presentarse en ellos, como las relaciones familiares y la alegada la
vocación hereditaria del precario, así como los casos donde el
demandado opone a la demanda la prescripción adquisitiva como
título legítimo para continuar ocupando el inmueble.

El otro ejemplo es el caso de los procesos donde se discuten


derechos sobre inmuebles que propiamente no tienen cuantía
determinada (aunque al inmueble pueda serle atribuido un valor),
como es el caso de los procesos de simulación del acto jurídico
(tratándose de inmuebles), así como el de la revocación del acto por
fraude pauliano, y de otros muchos más casos que sería tedioso
enumerar.

Finalmente, los procesos de petición de herencia, que aun cuando la


masa hereditaria es susceptible de valoración, la acción en sí no es
de cuantía determinable.

b. La segunda reforma es la conocida como “doble conforme” o


“candado”, también propuesta en su momento por la CERIAJUS,
es decir que si una parte obtiene dos sentencias conformes (es
decir que la Sala confirma la de primera instancia) no cabe que la
parte vencida dos veces consecutivas interponga recurso de
casación contra la sentencia de vista; se sobrentiende que la
coincidencia de las sentencias (o autos finales) está referida al
sentido de la decisión. Esto, que de primera intención puede
parecer algo simple de determinar, va a presentar, en algunos

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casos, situaciones singulares y de difícil solución; voy a dar un
ejemplo de ello:

En primera instancia se incoa una demanda que persigue el pago de


daños y perjuicios como consecuencia de un accidente vehicular
ocasionado por un ómnibus de pasajeros operado por una empresa
de Transportes bajo la modalidad de leasing financiero, donde el
dueño formal es la empresa de Leasing, pero quien lo usa es la
empresa de transportes; el demandante funda su demanda en la
responsabilidad objetiva del art. 1970 del Código Civil y en el art. 29
de la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, y la dirige
contra la empresa de Leasing por ser la propietaria del vehículo, el
chofer que maneja el bus, por ser el causante directo del accidente,
la empresa de Transportes por razón de su responsabilidad vicaria
(art. 1981 del Código Civil), y la compañía de seguros conforme al art.
1987 del citado código.

En el ejemplo hay hasta tres hipótesis si la sentencia estima la


demanda:

a) la sentencia estimatoria de primera instancia condena a todos los


demandados a pagar solidariamente a la parte demandante una
determinada suma de dinero; apelada la sentencia, la segunda
instancia la confirma en parte, pero la reforma en cuanto a la
cantidad mandada pagar en primera instancia, reduciendo su monto.

b) la sentencia de segundo grado confirma en parte la demanda, pero la


reforma para declararla improcedente en cuanto a la empresa de
Leasing, por aplicación del art. 6°del Decreto Legislativo 299 (Ley de
Arrendamiento Financiero), que desplaza la responsabilidad objetiva
del arrendador al arrendatario financiero (en este caso, a la empresa
de Transportes).

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c) La sentencia de vista confirma la de primera instancia, pero la
reforma en cuanto a la compañía aseguradora, cuya responsabilidad
solidaria la limita hasta el monto de la póliza de seguro.

En la primera hipótesis ha habido una disminución cuantitativa del


monto a indemnizar, pero lo demás ha quedado tal cual se fijó en la
sentencia apelada. Las sentencias coinciden en su sentido. Hay doble
conformidad.

En la segunda hipótesis se excluye a la empresa de Leasing del pago, al


declararse improcedente la demanda en cuanto a ésta, por aplicación de
la norma glosada, pero fuera de esto se confirma el fallo de primera
instancia. Las sentencias no coinciden del todo en su sentido porque uno
de los demandados solidarios ha sido excluido de la condena. Es
discutible que exista la doble conformidad.

En la tercera hipótesis, la sentencia de segunda instancia precisa que


respecto de la compañía de seguros su responsabilidad se limita al
monto de la póliza de seguro. Como esto es así por ley y está
jurisprudencialmente establecido a través de sentencias contestes,
existe coincidencia en el sentido de ambas sentencias. Hay doble
conforme.

Como se advierte, el problema de la coincidencia en el mismo sentido


está en la segunda hipótesis, porque si bien es cierto existe una norma
que desplaza la responsabilidad del arrendador al arrendatario
financiero, no hubo durante mucho tiempo consenso jurisprudencial
sobre esta interpretación del art. 6°del D.L. 299, lo que impedía asegurar
que existe la coincidencia necesaria en el sentido de ambas sentencias
(luego se modificó el D.L. 299 y este impase quedó zanjando mediante la
dación del Decreto de Urgencia Nº 013-2020), que estableció
meridianamente que la empresa de leasing está exenta de la
responsabilidad objetiva).

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Esta segunda hipótesis demuestra que el concepto de “coincidencia en
el mismo sentido” que se exige para que exista la doble conformidad es
un concepto que evoluciona al paso que evoluciona la jurisprudencia o
que, como en este caso, puede resolverse en virtud de una ley posterior.

Ahora bien, la pregunta obligada es ¿Qué hacer en caso de duda sobre la


coincidencia en el mismo sentido de las sentencias, de la que depende la
existencia de la doble conformidad? Pienso que en estos casos
excepcionales se debe conceder el recurso para que sea la Corte de
Casación la que decida si existe o no la doble conformidad.

Retomando el discurso, la “doble conforme” hará que a partir de ahora


las Salas Superiores tengan un papel protagónico en la resolución de
los conflictos sometidos a su conocimiento, en la medida que lo que
están resuelvan en el futuro pueden llegar a ser sentencias firmes, es
decir no susceptibles de ser recurridas en casación. Esta reforma es, de
todas, la más importante o significativa pues acaba de una vez con la
eterna intervención de la Corte Suprema en todas las causas. Hay que
entender de una vez por todas que la Corte de Casación no es una
“corte de justicia” sino de profilaxis jurídica y uniformadora de la
jurisprudencia; la función dikelógica, llamada “justicia del caso concreto”
(que le atribuyó la anterior reforma del recurso de casación del año
2009 según el artículo 384 modificado por esa ley y, por desgracia,
todavía subsiste inalterado), lo que es del todo antitécnico, ya que esos
mal llamados “fines” son realmente objetivos que pretenden alcanzarse
trascendiendo el recurso, porque los fines propiamente dichos son los
que pretende el recurrente y no son otros que conseguir que la
resolución final que impugna sea casada (ya sea que la sentencia que se
dicte en casación sea rescindente o invalidante o rescisoria o
revocatoria). Además, insistir en eso es un despropósito, pues esa es
una función exclusiva de los jueces de mérito, que sí están en capacidad
de administrar justicia en la medida que conocen y valoran los hechos (y
los medios de prueba de los mismos) que constituyen el acervo
probatorio del proceso y cuya ponderación decide la causa. La Corte de

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Casación no puede ver hechos, ni puede revalorarlos y, en tal sentido,
no es una corte que administra justicia, sino que cumple dos funciones
muy importantes: la función nomofiláctica, destinada a asegurar la
vigencia y aplicación de la ley y la función uniformadora, que asegura la
unidad de la jurisprudencia.

c. El tercer caso no requiere de mayor comentario, pues si la Sala


Superior anula el fallo recurrido lo que queda es que el Juez de
primera instancia resuelva nuevamente la causa.

El recurso no debe proceder en los procesos que se tramitan en la


vía del proceso único de ejecución, por la naturaleza propia del
proceso, que no es de cognición, sino que sirve para los fines de
ejecutar un título ejecutivo o una resolución judicial firme.

Tratándose de la ejecución de una resolución judicial firme no hay


razón que pueda impedir su ejecución, salvo que se haya cumplido
con lo ordenado en la misma antes de haberse promovido el
proceso, de manera tal que este tipo de “proceso” no llega nunca a
ser casable porque se trata de hacer cumplir una resolución que ha
pasado en autoridad de cosa juzgada, de manera que es irrecurrible
y solo cabe cumplir con lo mandado en la misma.

En cuanto a los demás títulos ejecutivos, el punto de partida del


proceso de ejecución es que hay un derecho ya reconocido que
consta en el título que escolta la demanda, el cual se presume cierto
y exigible y por eso se pide su ejecución en virtud del mismo
(derecho que en el caso del títulos-valores está incorporado al título
-principio de incorporación de los títulos-valores-, a tal punto que el
título es el derecho, además de servir como medio de prueba del
mismo), donde figura el derecho que se hace valer en esa vía
procesal, limitándose el juez a ordenar el cumplimiento de la

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obligación contenida en el mismo: por eso las defensas que pueden
hacerse valer, cuando se formula contradicción a la ejecución, son
pocas y son solo esas, no más, y el juez decide, según los medios
probatorios ofrecidos por el demandado, si se requiere llevar a cabo
una audiencia, la que se realiza bajo las reglas establecidas para la
audiencia única (art. 203 del CPC), y luego dicta el auto final, que
puede ser apelado, y con lo que resuelva el juez de segundo grado el
proceso debería acabar, pues por la naturaleza del mismo no debe
ser casable, en ningún caso, la resolución del juez revisor.

III.2 Procedencia excepcional.

Sobre este tema se ocupa el artículo 387, pero parece que el


legislador ha entendido las cosas a la inversa, como pasamos a ver.
Dice así:

Artículo 387. Procedencia excepcional.

Excepcionalmente, es procedente el recurso de casación en casos


distintos a los previstos en el artículo 386 cuando la Corte Suprema,
discrecionalmente, lo considere necesario para el desarrollo de la
doctrina jurisprudencial.

El artículo 392 de la Ley lo había introducido con este texto:

"Artlculo.392°-

A.· Procedencia excepcional

Aun si la resolución impugnada no cumpliera con algún requisito


previsto en el artículo 388, la Corte puede concederlo
excepcionalmente si considera que al resolverlo cumplirá con
alguno de los fines previstos en el artículo 384.

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Atendiendo al carácter extraordinario de la de la concesión del
recurso, la Corte motivará las razones de procedencia.

Dentro de la reforma del recurso que hizo la Ley 29364 esto se podía
entender de alguna manera en tanto que las Salas Superiores se
limitaban a elevar el recurso interpuesto a la Corte Suprema (sin
posibilidad alguna de rechazarlo, tal como puede hacerlo ahora
luego de esta última reforma) pero en el contexto actual eso implica
que este pedido de revisión extraordinario del recurso deberá
provenir del propio recurrente (pues de otra manera no hay forma
que la Corte Suprema tome conocimiento de la existencia del
recurso y eso, a mi juicio, va a dar lugar a una gran cantidad de
pedidos en ese sentido de abogados patrocinadores que consideran
que el caso de su cliente es digno de ser visto en casación.

Esto implica que, desde la reforma del recurso del año 2009
mediante la Ley 29364, la Corte Suprema puede decidir conceder un
recurso de casación no obstante que este no reúna los requisitos de
procedencia establecidos en el artículo 388, imponiéndole como
única condición que considere que con la tramitación del recurso se
cumplirá con alguna de las finalidades de la casación. Algo así como
un “certiorari” atípico, por el cual la Corte de Casación puede
establecer qué recursos merecen ser tramitados por su relevancia,
sin importar si cumplen todos los requisitos de procedencia.

Sin embargo, conforme al artículo 384 del Código Procesal Civil


modificado por la Ley 29364, resulta que la función “dikelógica”
consagrada en la norma prevalecerá sobre la función nomofiláctica,
que es la verdadera razón de ser del recurso y que,
incompresiblemente, ha sido preterida en dicho artículo. Así las
cosas, cabe preguntarse qué importancia puede tener esta facultad
de la la Corte Suprema cuando al ejercerla irá en busca de la justicia
del caso concreto y no de la observancia y aplicación correcta del

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derecho y, más ampliamente del orden jurídico, que es el verdadero
objetivo del recurso de casación.

III.3 Causales para interponer el recurso de casación.

El artículo 388 se ocupa de desarrollarlas:

Artículo 388. Causales

Son causales para interponer el recurso de casación:

1. Si la sentencia o auto (se sobrentiende que pone fin al proceso de


manera definitiva) ha sido expedido con inobservancia de algunas
de las garantías constitucionales de carácter procesal o material, o
con una indebida o errónea aplicación de dichas garantías (las
negritas son nuestras).

2. Si la sentencia o auto incurre o deriva de una inobservancia de las


normas legales de carácter procesal sancionadas con nulidad.

3. Si la sentencia o auto importa una indebida aplicación, una errónea


interpretación o una falsa aplicación de la ley o de otras normas
jurídicas necesarias para su aplicación.

4. Si la sentencia o auto ha sido expedido con falta de motivación o


manifiesta ilogicidad de la motivación, cuando el vicio resulte de su
propio tenor.

5. Si la sentencia o auto se aparta de las decisiones vinculantes del


Tribunal Constitucional o de la Corte Suprema.

Para que tengan una idea de cómo ha transitado este filtro de las
causales voy a reproducir el texto original del Código Procesal Civil
referido al mismo y luego el texto modificado por la Ley 29364.

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Art. 386 Causales. Son causales para interponer recurso de
casación:

1. La aplicación indebida o la interpretación errónea de una norma


de derecho material, así como de la doctrina jurisprudencial;
2. La inaplicación de una norma de derecho material o de la
doctrina jurisprudencial; o
3. La contravención de las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso, o la infracción de las formas esenciales para la
eficacia y validez de los actos procesales.

Está incluida en el inciso 1 la causal de aplicación indebida del


Artículo 236 de la Constitución.

Así precisadas las causales del recurso, no había lugar a mayores


interpretaciones, pues la disposición era lo bastante clara como para
saber, sin mucho rompedero de cabeza, cuando estábamos ante una
infracción procesal y cuando ante una de orden material.

Luego, en el año 2009, con la Ley 29364 las causales fueron definidas
de otra manera, pero también en muy pocas palabras; así el artículo
386 dispuso lo siguiente:

Artículo 386°.- Causales

El recurso de casación se sustenta en la infracci6n normativa que


incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución
impugnada o en el apartamiento inmotivado del precedente
judicial.

Esto, lamentablemente, no ocurre con el texto actual plasmado en el


artículo 388, que es demasiado casuístico, es decir, enuncia con
bastante detalle demasiados supuestos de casación, lo que puede
dar pie a una serie de interpretaciones que pueden confundir al
recurrente.

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Por ejemplo, en las causales enunciadas en el numeral 1 vemos la
influencia de la tendencia actual hacia la constitucionalización de los
procesos (o mejor dicho, de los derechos derivados de las normas del
derecho común), la que puede entenderse cuando la infracción es en
materia procesal (vicios de actividad o errores in procedendo),
porque este tipo de error infringe casi siempre la garantía del debido
proceso y el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva (garantías
constitucionales explícitamente contempladas en el inciso 3 del
artículo 139 de la Constitución), pero esto no es válido cuando se
trata de errores materiales (errores in iudicando), pues, de ordinario,
los errores materiales no constituyen infracciones constitucionales
sino afectaciones a normas del derecho común.
El inciso 2 se limita a enunciar una causal que se explica por sí sola:
en efecto si la resolución recurrida incurre o deriva de una
inobservancia de las normas legales de carácter procesal sancionadas
con nulidad, la Corte de Casación tendrá que examinar la gravedad
del vicio procesal para declarar fundado el recurso y rescindir la
sentencia o auto final materia del recurso.

Los incisos 3 y 5 están bien redactados y sobre ellos no tengo nada


que decir más allá de que se pueden interpretar sin mayor dificultad.

Respecto del numeral 4 me cabe añadir lo siguiente: la motivación


(suficiente y debida) de las resoluciones judiciales es un derecho de
orden constitucional consagrado en el inciso 5 del artículo 139 de la
Constitución; la razón para ello es que si éstas no se motivaran serían
resoluciones arbitrarias o caprichosas y no responderían a un
proceso lógico basado en los hechos y el derecho aplicable al caso,
haciendo imposible le el debido proceso.

III.3 Interposición y admisión. Improcedencia.

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El artículo 391 se ocupa de la interposición y admisión del recurso.

Aquí lo primero que hay que destacar que se ha restituido a las Salas
Superiores la capacidad para apreciar la admisibilidad del recurso
de casación que la Ley 29364 les había quitado por completo,
convirtiéndolas, prácticamente, en una simple Mesa de Partes cuya
función se limitaba a recibir el recurso y elevarlo a la Corte Suprema;
ni siquiera tenían ya la capacidad de declararlo inadmisible por razón
de tasa diminuta (caso muy frecuente), desde que esa atribución se
había trasladado a la Sala competente de la Corte que conocería del
recurso. Y no solo eso, sino que ahora también se les ha dado la
facultad de poder rechazar el recurso interpuesto en algunos
supuestos que vamos a examinar.

De acuerdo con el nuevo texto del artículo 391 del CPC, el trámite
del recurso ante la Sala Superior es el siguiente:

1. El recurso de casación debe indicar separadamente cada causal


invocada. Asimismo, citar concretamente los preceptos legales que
considere erróneamente aplicados o inobservados, precisar el
fundamento o los fundamentos doctrinales y legales que sustenten
su pretensión y expresar específicamente cuál es la aplicación que
pretende.

2. El recurso se interpone ante

a. Ante la Sala Superior que emitió la resolución impugnada.


a. Dentro del plazo de diez días, contado desde el día siguiente de
notificada la resolución que se impugna, más el término de la
distancia cuando corresponda.
c. Adjuntando el recibo de la tasa respectiva.

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Y los numerales 3 y 4 preceptúan, respectivamente, lo siguiente:

3. Si no se cumple con lo previsto en el artículo 386, con los literales a o b


del numeral 2 o se invoquen causales distintas de las enumeradas en este
código, la Sala Superior rechaza el recurso e impondrá una multa no
menor de 10 ni mayor de 50 unidades de referencia procesal en caso
considere que su interposición tuvo como causa una conducta maliciosa o
temeraria.

4. Si no se cumple con lo previsto en el literal c del numeral 2, la Sala


Superior concede al impugnante un plazo de tres días para su subsanación,
sin perjuicio de sancionarlo con una multa no menor de 10 ni mayor de 50
unidades de referencia procesal si su interposición hubiera tenido tuvo
como causa una conducta maliciosa o temeraria. Vencido el plazo sin que
se produzca la subsanación, se rechaza el recurso.
5. Si se invoca el artículo 387, sin perjuicio de señalarse y justificarse la
causal que corresponda conforme al artículo 388, el recurrente debe
consignar adicional y puntualmente las razones que justifican el desarrollo
de la doctrina jurisprudencial que pretende. En este supuesto, la Sala
Superior, para la concesión del recurso, sin perjuicio de los dispuesto en
los numerales 3 y 4, constata la existencia de la fundamentación específica
exigida en estos casos.

6. Si la Sala Superior admite el recurso, eleva el expediente a la Corte


Suprema con conocimiento de las partes, quienes son notificadas en sus
respectivas casillas electrónicas.

Esta última disposición es de mucha importancia práctica, pues en la


práctica judicial la parte que no interponía el recurso no era notificada
con el recurso de su contraparte, lo que obligaba a su abogado a
constituirse en la Corte Suprema y presentar un escrito solicitando la
lectura del expediente para así enterarse del contenido del recurso, con
la consiguiente pérdida de tiempo que eso suponía.

El artículo 392 se ocupa de declarar que el incumplimiento de cualquiera


de los requisitos previstos en el artículo 388 da lugar a su declaración de
improcedencia; lo hace en estos términos:

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Artículo 392°.- Improcedencia del recurso.
El incumplimiento de cualquiera de los requisitos previstos en
el artículo 388 da lugar a la improcedencia del recurso.

III.4 Efectos del recurso.

El artículo 393 establece que la interposición del recurso de


casación suspende los efectos de la resolución impugnada.

Es decir, se sigue manteniendo el efecto suspensivo del


recurso, tal como fue concebido en el texto primigenio del
Código Procesal Civil; aquí no se ha tomado en cuenta la
recomendación de la CERIAJUS y de otros reformistas que
aconsejaban que en estos casos el recurrente preste una
garantía de que responderá por los daños y perjuicios que la
inejecución del fallo recurrido pueda ocasionarle a la
contraparte, pero en vista de haberse incorporado el filtro de
la doble conformidad, este otro filtro ya no tiene la
importancia que tenía en el momento en que se propuso.

El artículo citado tiene un segundo párrafo que señala lo


siguiente:

En caso de que el recurse haya s i d o presentado ante la Sala


Suprema, la parte recurrente deberá poner en conocimiento de
la Sala Superior este hecho dentro del plazo de cinco días de
interpuesto el recurse, bajo responsabilidad.

Esto no requiere de mayor explicación, pues si no se noticia a la Sala


Superior de la interposición del recurso directamente ante la Corte

20
Suprema, aquella podría considerar consentida su resolución y devolver
el expediente al juzgado de origen, con lo cual no se podría cumplir con
elevar el expediente a la Sala Suprema correspondiente para que se
proceda a confeccionar el respectivo Cuaderno de casación.

III.5 Actividad probatoria de las partes.

Esta reforma es casi una repetición del art. 394 que decía:

Artículo 394°.- Actividad procesal de las partes.


Durante la tramitaci6n delf recurse, la actividad procesal de las partes se
limita a la facultad de presentar informes escritos y un solo informe oral
durante la vista de la causa.

El ú nico medio de prueba procedente es el de documentos que acrediten


la existencia del precedente judicial, o de la ley extranjera y su sentido, en
los procesos sabre derecho internacional privado.

Si se nombra o cambia representante procesal, debe acreditarse tal


situación.

Ahora, el artículo 395 dice lo siguiente:

Artículo 395. Actividad probatoria de las partes

Los únicos medios de prueba que proceden son los documentos que
acreditan la existencia del presente judicial o de la ley extranjera y su
sentido, en los procesos de derecho internacional privado.

Aunque esta disposición, como hemos visto, ya venía de la reforma


anterior del año 2009, y el texto se explica por sí mismo, nos hemos
limitado a transcribirlo.

21
Sin embargo, debemos destacar que todo medio de prueba que ofrezca
una parte, así sea con la sola finalidad de probar el precedente judicial o
la ley extranjera y su sentido, debe dar lugar a que la contraparte pueda
tener el derecho de desvirtuar esa prueba con otra que pueda probar su
inexactitud, y eso daría lugar a un contradictorio a nivel de la Corte
Suprema que es, en principio, inadmisible, pero que de no darse
recortará injustamente el derecho de defensa de la contraparte.

IV. LA REFORMA A LA LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL.

La reforma a esta ley es de suma importancia, ya que se modificado


el número de votos conformes para hacer resolución en la Corte
Suprema y en las Salas Superiores.

IV.1 Como todos sabemos, en las Salas de la Corte Suprema, cada


una integrada por 5 jueces, se requieren 4 votos conformes para
hacer resolución; en esto, la nueva ley no ha modificado el número
de votos que se propuso a fin de hacer resolución con solo 3 votos
conformes, algo con lo que personalmente no concuerdo por la
exigüidad del número de votos (en efecto, 3/5 en términos de
porcentaje representa solo el 60% de los votos, lo que no es una
mayoría significativa).

En las Salas Superiores de las distintas Cortes Superiores del país


(que son 32 actualmente), integradas todas por 3 jueces superiores
se requería la conformidad de todos ellos para hacer resolución;
ahora, a partir de esta nueva ley, basta la conformidad de 2 de ellos
para hacer resolución.

Esto está establecido en el artículo 144 modificado de la Ley


Orgánica del Poder Judicial en estos términos:

22
En las Salas de la Corte Suprema cuatro votos conformes hacen
resolución. En las Salas Superiores dos conformes hacen resolución.
Tratándose de sentencia de segunda instancia en materia
constitucional, en las Salas Superiores se requieren tres votos
conformes para hacer resolución. Salvo las excepciones que señala
la le. Los votos, incluso los singulares y discordantes, se emiten por
escrito, con firma de su autor.

Aquí hay todo un problema con los votos discordantes, sobre todo a
nivel de las Salas Superiores, pues qué sentido tiene que el tercer
juez discordante emita resolución cuando ya hay resolución con los
dos anteriores. Es una pérdida de tiempo, pues la discordia no va a
producir el efecto deseado, esto es que la Sala tenga necesidad de
llamar a un juez dirimente para hacer resolución, dado que ya la hay
con los dos jueces concordantes.

Fuera de lo dicho, a mi juicio pude resultar siendo peligrosa esta


reforma a nivel de las Salas de las Cortes Superiores de los distintos
Distritos Judiciales del país, sobre todo teniendo en cuenta que
ahora se ha establecido el “doble conforme” para el recurso de
casación, de manera tal que basta la concurrencia de solo dos jueces
superiores para hacer resolución y esos significa que con solo dos
jueces superiores concurrentes se pueda dictar una resolución que
adquirirá firmeza si confirma la de primera instancia, la venida en
grado, ya que habiendo dos resoluciones conformes no se autoriza el
uso del recurso de casación.

IV.2 Finalmente vamos a ocuparnos de los Plenos Jurisdiccionales y


Acuerdos Plenarios, ya que en tal sentido se ha modificado el artículo
112 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

El siguiente es el texto modificado por esta nueva ley:

23
“Artículo 112. Plenos jurisdiccionales y acuerdos plenarios.

Los integrantes de las Salas Especializadas pueden reunirse en


plenos jurisdiccionales nacionales, regionales o distritales a fin de
concordar jurisprudencia de su especialidad, a instancia de los
órganos de apoyo de Poder Judicial. Los jueces de las Salas
Especializadas de la Corte Suprema pueden reunirse y aprobar, por
mayoría absoluta, reglas interpretativas que serán de obligatorio
cumplimiento e invocada por los magistrados de todas las
instancias judiciales. En caso de que los magistrados decidan
apartarse de dicho criterio, están obligados a motivar su resolución,
dejando constancia de las reglas interpretativas que desestiman y
de los fundamentos que invocan. Todos se archivan juntos con una
copia de la resolución”.

Con relación al carácter vinculante de todos los acuerdos adoptados


por las Salas Especializadas de la Corte Suprema, es de resaltar el
carácter de precedente obligado que tienen a partir de ahora dichos
acuerdos, carácter que antes estaba reservado exclusivamente a los
Plenos Casatorios conforme a lo establecido en el artículo 400 del
Código Procesal Civil (a la fecha, luego de más de 29 años de vigencia
del Código Procesal Civil, solo se han celebrado 10 Plenos Casatorios,
pero lo bueno es que la frecuencia se ha incrementado
notablemente a partir del año 2009 en que se celebró el primero de
dichos Plenos).

Ahora que los jueces de las Salas Especializadas de la Corte Suprema


pueden reunirse y aprobar por mayoría absoluta reglas
interpretativas de obligatorio cumplimiento, la facultad de los
jueces de apartarse de las mismas tiene que ser motivada y con
expresión de los fundamentos que han tenido en consideración para
seguir alguno de esos lineamientos.

Hay que tener en cuenta que, en principio, los jueces, cualquier sea
su categoría, están vinculados por la Constitución y las leyes, que no

24
pueden dejar de aplicar y que son el marco jurídico mínimo que
requieren para resolver un conflicto de intereses, con la advertencia
que, en estricto, solo están vinculados por la Constitución pues de
otra manera no se explicaría que pudieran ejercer el control difuso
de la misma declarando la inaplicabilidad de una norma o
disposición que consideran inconstitucional; sin perjuicio de lo
anterior, el artículo 400 del CPC estableció un vínculo más que es el
de observar obligatoriamente las conclusiones o acuerdos a que se
arriban en los Plenos Casatorios conforme lo establece dicha
disposición.

Ahora, el artículo 112 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, tal como
ha sido modificado por la Ley N° 31591, ha creado un segundo
vínculo obligatorio para el juez, que a partir de ahora debe observar,
además de lo anterior, los Acuerdos que adoptan las Salas
Especializadas de la Corte Suprema en materias que les conciernen,
obviamente, y si el juez disiente de esa tesitura, debe motivar y
fundamentar adecuadamente el por qué se aparte de ese
precedente.

En cuanto a los plenos de nivel de Cortes Superiores y categorías


inferiores, esto está actualmente plasmado y regulado en la
Resolución Administrativa N° 285 Consejo Ejecutivo del Poder
Judicial del mes de octubre del año 2020, que aprobó la metodología
para el desarrollo de estos eventos, tomando en cuenta que el
artículo 116 de la Ley Orgánica del Poder judicial dice que los Plenos
Jurisdiccionales sirven para concordar la jurisprudencia (Artículo
116.- Los integrantes de las Salas Especializadas, pueden reunirse en
plenos jurisdiccionales nacionales, regionales o distritales a fin de
concordar jurisprudencia de su especialidad, a instancia de los
órganos de apoyo del Poder Judicial), pero no establecía su
observancia, hecho al que se le ha puesto remedio mediante la
citada Resolución Administrativa según vamos a ver.

25
En efecto, es importante tener en cuenta a partir de la misma (nos
referimos, desde luego, a la Resolución Administrativa N° 285 CE-PJ),
la judicatura en general queda vinculada por estos acuerdos
adoptados en sesiones plenarias, según lo que dispone el numeral
que pasamos a transcribir:

16.3.5. Acuerdos plenarios y sus efectos.

Los acuerdos adoptados en la sesión plenaria orientan a los


jueces/en el ejercicio de su función jurisdiccional y los
comprometen a respetar y aplicar el contenido de estos, lo cual
promueve la predictibilidad de resoluciones judiciales.

Esto significa que los jueces quedan de alguna manera obligados a


fallar las causas similares, aplicando dichos acuerdos orientadores,
pero si deciden no aplicarlos tendrán que motivar fundamente dicha
inaplicación.

Todo esto que estamos viendo parece más propio del Sistema de
Derecho Anglosajón que del nuestro (que es el Continental), donde
el precedente debe informar lo que resuelve otro juez en otro caso
similar (el llamado casu consimili) en función a la regla del stare
decisis, esto es, de “estar a lo decidido”, y en caso quisiera apartarse
del precedente, debe justificar motivadamente y adecuadamente el
porqué de este apartamiento a pesar de tratarse de casos similares.

V. SOBRE LA ENTRADA EN VIGENCIA DE ESTA LEY.

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En esta última parte de este breve trabajo sobre la nueva ley procesal,
vamos a ocuparnos muy brevemente de los efectos inmediatos que su
entrada en vigencia a producir.

Según la Constitución, las leyes son obligatorias desde el día siguiente de


su publicación el diario oficial, a menos que la misma ley establezca un
período de vacatio legis, lo que no ha ocurrido en este caso. Así las
cosas, y dado que la ley se publicó el 26 de octubre de 2022, ha entrado
en vigencia el día 27 del mismo mes y año.

Además, tratándose de normas procesales, las modificaciones


introducidas por esta ley se aplican de inmediato a los procesos en
trámite, no solo a los que van a iniciarse luego de la entrada en vigencia
de esta ley.

Esto plantea algunas cuestiones legales que es preciso dilucidar; por


ejemplo: tengo un proceso que está por resolverse en segunda instancia
por una Sala Superior y si la sentencia concurre con la de primera
instancia ya no se puede interponer recurso de casación por aplicación
de la “doble conforme”. Y, además, solo se necesitarán dos votos
concurrentes para resolver el recurso de apelación de la sentencia
inferior para hacer sentencia en segunda instancia, y si esta concurre
con la anterior ahí acaba el proceso. Aquí no es posible argumentar que
otras eran las reglas del juego cuando se inició el proceso y que,
consecuentemente, este debe continuarse según esas normas (que se
aplicarían ultra activamente).

En otro ejemplo, un caso de cuantía menor a 500 URP ha subido


recientemente en casación a la Corte Suprema y está por resolverse su
procedibilidad; ¿qué norma debe aplicarse a este caso? ¿La vigente
desde el día 27 de octubre de 2022 o la anterior? Si se aplica esta última,
la Corte ¿podrá tener en cuenta el nuevo filtro de la cuantía para
declarar improcedente el recurso por esa razón o deberá tramitarlo sin

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tomar en consideración este nuevo filtro que no existía cuando el
recurso llegó a conocimiento de la Corte?

La respuesta a estas preguntas es difícil porque el recurso ya ha llegado


a Corte Suprema por aplicación de la ley anterior, en la que las Salas
Superiores se limitaban a elevarlo sin poder pronunciarse siquiera sobre
su admisibilidad (la que recién era apreciada por la Sala Especializada de
la Corte Suprema que conocería del recurso), de modo que en estas
circunstancias, y dado que nuestra Constitución se decanta por la teoría
de los “hechos cumplidos” frente a la de los “derechos adquiridos”, sería
razonable concluir que el recurso podría ser válidamente declarado
improcedente por razón de la cuantía, a pesar que cuando pasó a
conocimiento de la Corte Suprema no existía este filtro. Del otro lado
interpretativo, podría sostenerse que el hecho ya estaba cumplido al
haber ingresado el recurso de Mesa de Partes de la Corte Suprema y
que, en consecuencia, no podría ser declarado improcedente por razón
de la cuantía. No comparto este último pensamiento; considero que si el
recurso ha ingresado a la Corte Suprema pero todavía no ha sido
calificado, bien puede, y a mi juicio debe, ser declarado improcedente.

Fuera de lo anterior, reiteramos que, a nuestro juicio, la nueva ley


alcanza a todos los procesos actualmente en trámite, sin que pueda
sostenerse con sindéresis que si el litigio se inició con anterioridad a la
entrada en vigencia de esta nueva ley debe regirse por las leyes que
estaban vigentes entonces, al comienzo del pleito; lo contrario
conduciría a un sistema procesal en donde esos procesos en trámite ser
regirían por leyes derogadas que, no obstante, siguen produciendo
efectos ultra activamente, lo que es un despropósito.

Nueva York, noviembre de 2022.

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