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I. La pluralidad de ordenamientos.
a. Consecuencia de la autonomía reconocida a diversos entes territoriales.
b. El ordenamiento jurídico global está formado por varios subsistemas
dotados de dinámica propia.
c. Las relaciones entre los ordenamientos autonómicos y el sistema global al
que pertenecen responden a tres principios.
i. Separación.
ii. Cooperación.
iii. Supremacía.
II. Relaciones de separación.
a. Principio general del sistema jurídico-político, en lo que se refiere a la
existencia de una pluralidad de ordenamientos.
b. Ordenamiento jurídico propio.
i. Separación entre los diferentes subsistemas normativos
territoriales.
ii. Relación entre los subsistemas autonómicos y el sistema normativo
estatal.
1. Punto de conexión: norma de cabecera (Estatuto).
2. Principio de competencia (no jerarquía).
c. Sistema privativo de fuentes del Derecho. Las CCAA pueden dictar normas
con rango de ley, que cubren la reserva de ley.
i. Tipos de leyes: leyes ordinarias, leyes de desarrollo básico del
Estatuto (ámbito material acotado, mayoría cualificada; ej. Art. 62
EAC).
ii. Procedimiento legislativo.
1. Iniciativa: Parlamento, Gobierno, ciudadanos (ILP), en
ocasiones entes supramunicipales de carácter territorial.
2. Dictamen de órganos consultivos (ej. Consejo de Garantías
Estatutarias).
3. Promulgación, en nombre del Rey, por el Presidente de la
CA (no hay sanción).
4. Publicación: diario oficial de la CA, BOE (eficacia desde la
primera).
iii. Decreto legislativo. Posibilidad de control de la delegación por
órganos consultivos (ej. Consejo de Garantías Estatutarias).
iv. Decreto ley (sólo si lo contempla el Estatuto).
III. Relaciones de cooperación.
a. Necesaria, pues rara vez la delimitación competencial se hace en bloque.
b. Tipos de relaciones de cooperación:
i. Normación compartida. Supuesto de la legislación básica (vid.
Competencias compartidas).
ii. Normación sustantiva estatal y ejecución autonómica.
iii. Normación y gestión paralela, bajo la coordinación estatal.
IV. Relaciones de supremacía.
a. La cláusula de prevalencia del Derecho estatal. Art. 149.3 CE: “(...) La
competencia sobre las materias que no se hayan asumido por los
Estatutos de Autonomía corresponderá al Estado, cuyas normas
prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de las Comunidades
Autónomas en todo lo que no esté atribuido a la exclusiva competencia de
éstas (...)”.
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i. Significación general. “El art. 149.3 CE es un precepto destinado no
a fijar las competencias del Estado y de las Comunidades
Autónomas, sino a solucionar los conflictos que puedan producirse
en aplicación de las normas respectivas y que no hayan de
resolverse mediante la declaración de inconstitucionalidad de una
de ellas. De sus distintas reglas, una de las cuales es la de la
prevalencia de las normas del derecho estatal en los términos que
la misma describe (“prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de
las Comunidades Autónomas en todo lo que no esté atribuido a la
exclusiva competencia de éstas”), resultan destinatarios los
aplicadores del Derecho sin distinción, y su finalidad no es otra que
la de asegurar la plenitud del ordenamiento, tal y como ha afirmado
de manera reiterada este Tribunal” (STC 102/2016, FJ 6).
1. Es una regla de conflicto. Presupone que cada una de las
dos normas en concurso está actuando en su propia esfera
de competencia. Se prima a una de ellas (la estatal).
2. Las dos normas concurren sobre una misma materia.
3. Esta prevalencia no puede desalojar la competencia
exclusiva que la Comunidad tenga atribuida.
4. Implica desplazar en la aplicación a la otra norma.
ii. El campo aplicativo de la cláusula.
1. Casos de cooperación entre los dos ordenamientos.
2. Concurrencia normativa: son las bases del Estado las que
prevalecen sobre las normas autonómicas de desarrollo.
iii. Para evitar la prevalencia del Derecho estatal no basta que un
Estatuto designe como “exclusiva” una competencia.
iv. Supuestos de concurso de normas de los dos orígenes por
superposición de títulos competenciales propios de los dos niveles
sobre un mismo objeto.
1. Los sectores de la vida social, política y económica sobre
los que inciden los poderes públicos no están
compartimentados.
2. Lo normal es que se den conflictos de delimitación. Esto
es, que se precise el alcance de cada uno de los títulos
competenciales.
3. Supuesto de superposición: competencia exclusiva del
Estado (art. 149 CE) de carácter fundamental, que entra en
conflicto con un título que define una competencia
autonómica.
v. Efectos de la prevalencia.
1. El plus de valor otorgado a la norma estatal no la convierte
en jerárquicamente superior a las normas autonómicas.
2. No hay, tampoco, derogación de la norma autonómica. “La
aplicación del principio de prevalencia del derecho estatal
no determina la derogación de la norma autonómica ni ha
de conducir a su nulidad por inconstitucionalidad
sobrevenida, sino que puede resolverse … inaplicando la
ley autonómica por considerar prevalente la posterior
legislación básica estatal” (STC 204/2016, FJ 3).
3. Prevalencia: efecto directo y aplicación preferente de la
norma central, y desplazamiento de las demás normas, que
no podrán ser aplicadas frente a aquélla. “El operador
jurídico primario, al que preferentemente van destinadas las
normas, tiene necesariamente que operar con la técnica del
desplazamiento de una de las leyes en conflicto y no tiene
legitimación para suscitar cuestión de inconstitucionalidad,
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pues su planteamiento se reserva a los jueces y tribunales,
y esto significa que el asunto se ha judicializado, lo que
representa siempre una situación indeseable, de tal modo
que otorgar preferencia a la legislación básica estatal es la
solución lógica a una situación provocada por la propia
Comunidad Autónoma que ha incumplido su deber de
inmediata acomodación de su legislación de desarrollo a la
nueva legislación básica” (STC 102/2016, FJ 6).
4. Fundamento de la prevalencia.
a. Art. 2 CE: indisoluble unidad de la Nación española.
b. La soberanía corresponde al Estado. Las CCAA
gozan de autonomía política.
c. El fundamento específico de la cláusula de
prevalencia del Derecho estatal es asegurar la
integración final del sistema en un orden final único,
dentro de la pluralidad del Estado compuesto.
b. La cláusula de supletoriedad del Derecho estatal. Art. 149.3 CE: “(...) El
Derecho estatal será, en todo caso, supletorio del Derecho de las
Comunidades Autónomas”.
i. Significado: técnica de integración en caso de laguna normativa.
ii. Destinatario: aplicador del derecho (no legislador).
iii. No es cláusula atributiva de competencias.
iv. No se aplica en casos de competencias exclusivas de todas las
CCAA.
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Doctrina del TC sobre la cláusula de supletoriedad del Derecho estatal.
FJ 7:
Las SSTC 15/1989 y 103/1989 establecen, como razones que justifican la legitimidad
constitucional de las normas generales, que el Estado dicte sobre materias que hayan sido
asumidas por la Comunidad Autónoma, promotora del conflicto, en régimen de
competencia exclusiva, la diversidad de grado de asunción competencial que pueda existir
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entre los Estatutos de Autonomía que delimitan el sistema de distribución de competencias
entre las distintas Comunidades que forman parte de nuestro Estado compuesto y la
existencia de competencias estatales concurrentes que permitan establecer la ordenación
general de un sector en todo el territorio nacional.
Será, por consiguiente, ilegítima, por invasión competencial, aquella ordenación estatal de
materias que hayan sido deferidas por los Estatutos de Autonomía a la competencia
exclusiva de todas y cada una de las respectivas Comunidades Autónomas y en relación
con las cuales el Estado no invoque algún título propio que le permita dictar normas
generales sobre dichas materias, puesto que la asunción de competencias exclusivas
confiere a las Comunidades Autónomas no sólo el poder oponerse a que las normas del
Estado incidan en esas materias sometidas a su competencia exclusiva con alcance de
aplicación directa, sino que también atribuyen a las Comunidades decidir si tales materias
deben ser sometidas, por su parte, a reglamentación especifica y en qué momento debe
hacerse, lo cual las legitima para negar a dichas normas estatales alcance supletorio,
especialmente cuando en ellas se establecen mandatos prohibitivos que, a pesar de su
pretendido valor supletorio, resultan de aplicación directa, mientras que la Comunidad
Autónoma no decida someter la materia a reglamentación propia. Negarles dicha
legitimación es tanto como imponerles, en contra de su voluntad, unas normas estatales
en materias sobre las cuales el Estado no invoca título competencial distinto a la regia de
la supletoriedad que no es, según se deja dicho, atributiva de competencias.
FJ 6:
A tenor de la misma, una vez que el aplicador del Derecho, utilizando los medios usuales
de interpretación, haya identificado una laguna en el ordenamiento autonómico, deberá
colmarla acudiendo a las normas pertinentes, dictadas por el Estado en el ejercicio de las
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competencias que la Constitución le atribuye: En eso consiste la supletoriedad del Derecho
estatal que, por su misma naturaleza, no comporta atribución competencial alguna.
Por eso, para que el Estado pueda dictar normas jurídicas que regulen una materia
determinada, no basta con que ostente un título que le atribuya cualesquiera competencias
en esa materia, sino que debe poder invocar aquel título específico que le habilite en
concreto para establecer la reglamentación de que se trate, sin que, como correctamente
se afirmaba en la STC 147/1991, que acabamos de transcribir, pueda invocar como tal la
cláusula de supletoriedad.
FJ 8:
Y, si ello es así, tal y como dijimos en la STC 147/1991, la aplicación supletoria de las
normas estatales no puede venir impuesta por el legislador (fundamento jurídico 7.). Pues,
de lo contrario, la legislación estatal sería aplicable en el ámbito reservado al Derecho
autonómico sobre la base de la mera ausencia de la regulación autonómica
correspondiente y no se limitaría, por lo tanto, a integrar lagunas apreciadas por el
aplicador del derecho, subvirtiéndose el sentido de la cláusula de supletoriedad del art.
149.3 y arrogándose inconstitucionalmente el Estado la facultad de integrar por sí los
distintos ordenamientos de las Comunidades Autónomas, por la vía de dictar normas
«aplicables supletoriamente».