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CÁNCER ÓSEO
Los tumores en los huesos son poco frecuentes, y lo más habitual es que se trate de
lesiones benignas. Las lesiones se clasifican habitualmente en función del tejido que
predomina en su composición, y de su carácter benigno o maligno. Tanto los tumores
benignos como los malignos son susceptibles de crecer y comprimir el tejido óseo sano y
reemplazarlo por tejido defectuoso, pero los tumores benignos no se diseminan y no
suelen ser peligrosos para la vida del paciente.
En el caso de que el tumor sea maligno, hay que distinguir entre el cáncer que se ha
originado en el hueso (cáncer óseo primario) como el osteosarcoma, que es la
enfermedad que ha causado la muerte de Xana –la hija pequeña de Luis Enrique–, y aquel
que comenzó en otra parte del organismo y, posteriormente, se disemina al hueso (cáncer
óseo secundario). Es más frecuente el segundo, que constituye la metástasis más común
de otros cánceres como el de mama, pulmón y próstata.
El tumor óseo benigno más común es el osteocondroma, que suele diagnosticarse en la
infancia, aunque puede pasar desapercibido hasta la edad adulta. Generalmente deja de
crecer cuando termina el desarrollo del paciente por lo que, si no produce síntomas (que
serían por compresión de estructuras vecinas), no requiere tratamiento. Si, por el
contrario, ocasiona síntomas, se trata mediante resección una vez acabado el crecimiento.
Si en la edad adulta sigue creciendo, debe valorarse la posibilidad de que se haya
malignizado.
Tipos y características de cáncer óseo
Entre los tipos de cáncer óseo existentes encontramos el osteosarcoma, el
condrosarcoma, el sarcoma de Ewing y la metástasis. Veámoslos con más detalle:
Osteosarcoma
El tipo de cáncer de huesos más común es el osteosarcoma, que tiene su origen en los
osteoblastos, que son las células óseas que generan el hueso nuevo. El osteosarcoma es
un tumor óseo maligno que destruye el tejido óseo normal.
Edad: suele aparecer antes de la segunda década de la vida, y afecta
especialmente a los adolescentes (supone alrededor del 3% de los cánceres
pediátricos).
Localización: fémur distal y tibia proximal, que son los huesos que forman la
articulación de la rodilla. También es frecuente que aparezca en el fémur proximal
(cerca de la cadera) y el húmero proximal (cerca del hombro).
Clínica: los síntomas más frecuentes son el dolor, que se acentúa con el
movimiento, y el aumento de tamaño de una parte del hueso, que puede
entorpecer la función de la articulación más cercana (casi siempre la rodilla).
Además, el hueso, al estar debilitado por la acción del tumor, es más susceptible
de fracturarse.
Evolución: es un tumor agresivo y puede metastatizar, principalmente al pulmón.
Tratamiento: resección quirúrgica con márgenes amplios asociada a quimioterapia,
antes y después de la cirugía.
Pronóstico: en los adultos tiene peor pronóstico que en los niños y jóvenes.
También resulta peor si se desarrolla en huesos que hayan recibido radioterapia, o
tras una alteración ósea previa como la enfermedad de Paget. Los avances en el
tratamiento de este tipo de cáncer han conseguido mejorar la supervivencia de los
pacientes y, a los cinco años, el 80% de los mismos están curados.
Condrosarcoma
El condrosarcoma, el segundo tipo más frecuente de cáncer de huesos, y se forma en las
células productoras de cartílago. En la mayor parte de los casos se trata de tumores
primarios, pero también pueden deberse a lesiones benignas previas que han
malignizado.
Edad: se presenta entre la quinta y la séptima década de la vida, y es muy raro que
afecte a menores de 20 años.
Localizaciones: pelvis, fémur proximal y húmero proximal.
Clínica: suelen causar dolor local, que empeora por la noche.
Evolución: crecimiento lento, pero con una gran tendencia a presentar recidivas.
Tratamiento: estos tumores son resistentes a la radioterapia y la quimioterapia,
por lo que el tratamiento de elección es la resección quirúrgica.
Pronóstico: es difícil predecir su evolución clínica, y el pronóstico depende de la
agresividad del tumor y de su localización (cuando se localiza en la pelvis, por
ejemplo, puede tardarse más en diagnosticar y es más difícil de erradicar).
Sarcoma de Ewing
Se trata de un tumor maligno muy agresivo, que afecta especialmente a los niños.
Metástasis
Osteomielitis
La osteomielitis es una enfermedad ósea causada por una infección por parte de algún
patógeno, generalmente del género “Staphylococcus”. Estos gérmenes pueden llegar al
hueso y colonizarlo si el propio hueso queda expuesto al entorno a causa de una lesión o,
de forma más frecuente, si viajan a través de la sangre hasta llegar a los huesos.
La causa de la osteomielitis suele ser sufrir otra enfermedad infecciosa (neumonía, cistitis,
uretritis…) en la que los patógenos diseminan a los huesos o sufrir heridas punzantes o
abiertas en las que la contaminación ambiental llega al hueso.
Los síntomas, además de la inflamación y enrojecimiento de la región afectada, son la
fiebre, el dolor en la zona de la infección, la debilidad y la fatiga. El problema es que puede
derivar en la muerte de las células óseas, provocando una necrosis que puede poner en
riesgo la vida de la persona.
Por ello, el tratamiento suele consistir en la administración de antibióticos para matar a
las bacterias patógenas. Sin embargo, es posible que, si ha sucedido la muerte de las
células óseas, sea necesaria una extirpación quirúrgica de la masa afectada.
Causas
La infección ósea casi siempre es causada por bacterias. Pero también puede ser
provocada por hongos u otros gérmenes. Cuando una persona tiene osteomielitis:
Las bacterias u otros microorganismos pueden propagarse a un hueso desde la
piel, músculos o tendones infectados próximos al hueso. Esto puede ocurrir bajo
una úlcera cutánea.
La infección también puede empezar en otra parte del cuerpo y propagarse al
hueso a través de la sangre.
La infección también puede empezar después de una cirugía del hueso. Esto es
más probable si la intervención se realiza después de una lesión o si se colocan
varillas o placas de metal en el hueso.
En los niños, casi siempre están involucrados los huesos largos de los brazos o las piernas.
En los adultos, los huesos de los pies, la columna (vértebras) y las caderas (pelvis) son los
más comúnmente afectados.
Los factores de riesgo son:
Diabetes
Hemodiálisis
Riego sanguineous deficiente
Lesión reciente
Consumo de drogas ilícitas inyectadas
Cirugía que involucre huesos
Sistema inmunitario debilitado
Síntomas
Los síntomas de osteomielitis no son específicos y varían con la edad. Muchos síntomas
incluyen:
Dolor óseo
Sudoración excesiva
Fiebre y escalofríos
Molestia general, inquietud, sensación de enfermedad (malestar)
Hinchazón, enrojecimiento y calor local
Herida abierta que puede mostrar pus
Dolor en el sitio de la infección
Pruebas y exámenes
El proveedor de atención médica lo examinará y le preguntará acerca de sus síntomas. El
examen puede mostrar sensibilidad y posible hinchazón y enrojecimiento en la zona
alrededor del hueso.
Las pruebas incluyen:
Hemocultivos
Biopsia de hueso (la muestra se cultiva y se examina con un microscopio)
Gammagrafía del hueso
Radiografía del hueso
Hemograma o conteo sanguíneo completo (CSC)
Proteína C reactiva (PCR)
Tasa de sedimentación eritrocítica (ESR)
MRI del hueso
Aspiración por punción de la zona de los huesos afectados
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es detener la infección y reducir el daño al hueso y los tejidos
circundantes.
Se suministran antibióticos para destruir las bacterias que están causando la infección:
Usted puede recibir más de un antibiótico a la vez.
Los antibióticos se toman durante al menos 4 a 6 semanas, a menudo por vía
intravenosa (IV) en el hogar (intravenoso, es decir a través de una vena).
Se puede necesitar cirugía para extirpar el tejido óseo muerto si usted tiene una infección
que no desaparece.
Si hay placas metálicas cerca de la infección, tal vez sea necesario retirarlas.
El espacio abierto que deja dicho tejido óseo removido puede llenarse con injerto
óseo o material de relleno. Esto estimula la sanación de la infección.
La infección que se presenta después de una artroplastia puede requerir cirugía para
retirar la articulación reemplazada y el tejido infectado en la zona. En la misma operación,
se puede implantar una nueva prótesis. Con mucha frecuencia, los médicos esperan hasta
que el finaliza el curso del antibiótico y la infección haya desaparecido.
Si tiene diabetes, será necesario que esté bien controlada. Si hay problemas con el riego
sanguíneo a la zona infectada, como el pie, se puede necesitar cirugía para mejorar la
circulación con el fin de eliminar la infección.
Osteogénesis imperfecta
La osteogénesis imperfecta es una enfermedad ósea que aparece a causa de un trastorno
genético, el cual es responsable de que los huesos sean mucho más débiles de lo normal.
Esto hace que el afectado sufra fracturas con mucha frecuencia, a veces incluso sin
traumatismos aparentes. Por ello, se conoce popularmente como “huesos de cristal”.
La causa es un error genético que impide que el cuerpo sintetice colágeno, una molécula
imprescindible para mantener fuertes los huesos. Esto deriva en, además de las
constantes fracturas, debilidad muscular, problemas de audición, desviaciones de la
columna vertebral y dientes quebradizos.
Pese a no existir cura, el tratamiento en base a analgésicos, fisioterapia, cirugía, etc,
puede ayudar a que el afectado, en caso de que el trastorno no sea muy grave, no vea su
calidad de vida demasiado afectada. Para casos más serios, es posible que sea necesario ir
en silla de ruedas.
¿Cuáles son los síntomas de la osteogénesis imperfecta (OI)?
Todos los tipos de OI tienen cierto grado de fragilidad ósea y fracturas, y muchos tienen
cierto grado de deformidad de los huesos.
Los síntomas de la OI varían según el tipo:
Tipo I
o La forma más común y leve de OI. Puede ser tan leve que los proveedores
de cuidado de la salud no lo diagnostican en algunas personas hasta que
son adultas.
o Las fracturas ocurren mayormente en los años previos a la pubertad y
disminuyen en frecuencia luego de la misma.
o Estatura normal; son unas pocas pulgadas más bajas que los familiares del
mismo sexo
o Poca o ninguna deformidad en los huesos
o Dientes quebradizos en casos raros
o Pérdida de audición en algunos casos
o Esclerótica (blanco de ojo) de color azulado
o Tendencia a formar hematomas (moretones) con facilidad
o Retraso leve en las habilidades motoras
Tipo II
o Grave; suele resultar en el nacimiento de un niño muerto o la muerte en los
primeros meses de vida
o Deformidad grave de los huesos
Tipo III
o La forma más grave, no mortal
o Cientos de fracturas que comienzan muy temprano en la vida
o Deformidades de los huesos graves y discapacidad física que empeora con
el tiempo
o La esclerótica puede ser azul o gris
o Rostro triangular y frente prominente
o Escoliosis (curvatura anormal de la columna)
o Tórax hundido o protuberante
o Dientes quebradizos
o Pérdida de audición
o Muy baja estatura
o Retrasos en las habilidades motoras
o Suelen necesitar silla de ruedas
Tipo IV
o Similar al tipo I, pero con deformidad en los huesos de leve a moderada
o Docenas de fracturas en promedio, la mayoría ocurre antes de la pubertad
y después de la mediana edad
o Retrasos en las habilidades motoras
o Las personas con tipo IV con frecuencia necesitan soportes para caminar o
muletas
o Baja estatura
o Dientes quebradizos
o Pérdida de audición en algunos casos
o Esclerótica blanca o Azul
o Escoliosis
o Cabeza grande
o Tendencia a formar hematomas (moretones) con facilidad
Tipo V
o Síntomas idénticos al Tipo IV excepto:
Esclerótica normal
Dientes normales
Habilidad gravemente limitada para girar los antebrazos en el
sentido de las agujas del reloj o a la inversa
o Se distingue del Tipo IV en que las fracturas óseas difieren a nivel
microscópico
Tipo VI
o Síntomas idénticos al Tipo IV excepto:
Dientes normales
Mayor frecuencia de fracturas
o Se distingue del Tipo IV en que las fracturas óseas difieren a nivel
microscópico
Tipo VII y VIII
o Similares a los tipos II y III
o Deformidad en los huesos grave o mortal
o El tipo VII también puede implicar cabeza pequeña, esclerótica azul y ojos
saltones
o Algunas personas con tipo VIII viven hasta la segunda o tercera década
Tipo IX
o Deformidad de los huesos moderada a grave y similar a los tipos III y IV
o Esclerótica blanca
o Baja estatura
Tipo X
o Grave y con frecuencia conduce a la muerte.
Tipo XI
o Las deformidades de los huesos empeoran con el tiempo.
Las deformidades de los huesos y los defectos del colágeno comunes a la OI pueden
afectar varios órganos internos, lo que provoca problemas secundarios. Estos incluyen:
Problemas pulmonares
Las personas con OI son más vulnerables a los problemas pulmonares, entre ellos asma y
neumonía. Las infecciones virales y bacterianas pueden volverse graves. De hecho, la
insuficiencia respiratoria es la causa más común de muerte en las personas con OI.
Los problemas pulmonares son consecuencia de una combinación de factores. Si las
costillas y la columna no se desarrollan de manera normal, puede haber menos espacio
para que los pulmones se expandan. El colágeno también es un bloque de construcción
importante del tejido conectivo en los pulmones. Si el cuerpo no fabrica suficiente
colágeno, o el colágeno que fabrica es anormal, los pulmones no funcionan de manera
adecuada. Esto hace difícil que las personas con OI reciban suficiente oxígeno a través de
sus cuerpos. Además, pueden tener problemas para toser de manera efectiva de modo de
eliminar la mucosidad.
Problemas cardíacos
Las personas con OI a veces tienen problemas cardíacos, como válvulas y arterias que
funcionan incorrectamente.
Problemas neurológicos
Las personas con OI con frecuencia tienen la cabeza más grande de lo normal, lo que se
conoce como macrocefalia. También pueden tener una enfermedad llamada hidrocefalia,
en la que se acumula fluido dentro del cráneo y hace que el cerebro se hinche.
Las personas con OI grave con frecuencia tienen impresión basilar, una malformación de la
columna que ejerce presión sobre la médula espinal y el tallo cerebral. Empeora con el
tiempo y puede causar fuertes dolores de cabeza, cambios en la sensación facial, falta de
control en los movimientos musculares y dificultad para tragar. Si no se trata, la impresión
basilar puede llevar a un rápido deterioro neurológico e impedir respirar.
Enfermedad de Paget
La enfermedad de Paget es un trastorno de origen genético en el que algunos huesos son
demasiado grandes, por lo que tienen poca densidad y, consecuentemente, son más
débiles y hay un mayor riesgo de sufrir fracturas. No todos los huesos del cuerpo están
afectados, por los que sí lo están presentan deformidades.
No se conoce la causa. Se cree que la mayoría de los casos se explican por el simple azar
genético, aunque algunos de ellos son debidos a infecciones víricas. En los casos más
leves, es posible que no haya síntomas. En el resto, estos incluyen dolor, tendencia a sufrir
fracturas en unos huesos concretos, problemas en los cartílagos de las articulaciones, etc.
Al ser una enfermedad genética, no hay cura. De todos modos, hacer ejercicio, llevar una
dieta equilibrada y, en caso de que sea necesario, tomar medicamentos e incluso
someterse a cirugías puede ayudar a que el trastorno no afecte tanto.
¿Qué causa la enfermedad ósea de Paget?
Los investigadores no saben con certeza qué causa la enfermedad de Paget. Los factores
ambientales pueden desempeñar un papel. En algunos casos, se presenta en familias y se
han relacionado varios genes con la enfermedad.
¿Quién está en riesgo de la enfermedad ósea de Paget?
La afección es más común en personas mayores y quienes tienen ascendencia del norte de
Europa. Si tiene un pariente cercano con Paget, es mucho más probable que la tenga.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad ósea de Paget?
Muchas personas no saben que tienen Paget, porque a menudo no presenta síntomas.
Cuando hay síntomas, son similares a los de la artritis otros trastornos. Estos incluyen:
Dolor: Puede deberse al Paget o a la artritis, una complicación de la afección
Dolor de cabeza y pérdida de audición: Puede ocurrir cuando la enfermedad de
Paget afecta el cráneo
Presión sobre los nervios: Puede ocurrir cuando la enfermedad de Paget afecta el
cráneo o la columna vertebral
Aumento del tamaño de la cabeza, deformidad de una extremidad o curvatura
de la columna: Esto puede suceder en casos avanzados
Dolor en la cadera: Ocurre si afecta la pelvis o el fémur
Daño en el cartílago de las articulaciones, lo que puede provocar artritis
En general, la enfermedad de Paget empeora lentamente con el tiempo. No se propaga a
los huesos normales.
¿Qué otros problemas pueden causar la enfermedad ósea de Paget?
La enfermedad de Paget puede provocar otras complicaciones, como:
Artritis: Debido a que los huesos deformados pueden causar un aumento de la
presión y un mayor desgaste de las articulaciones
Insuficiencia cardíaca: En la enfermedad grave de Paget, el corazón tiene que
trabajar más para bombear sangre a los huesos afectados. La insuficiencia cardíaca
es más probable si también tiene endurecimiento de las arterias
Cálculos renales: Pueden ocurrir cuando la descomposición excesiva del hueso
produce un exceso de calcio en el cuerpo
Problemas del sistema nervioso: Debido a que los huesos pueden causar presión
en el cerebro, la médula espinal o los nervios. También puede haber un menor
flujo sanguíneo al cerebro y la médula espinal
Osteosarcoma (cáncer de hueso)
Dientes sueltos: Ocurre si la enfermedad de Paget afecta los huesos de la cara
Pérdida de la visión: Complicación poco común. Ocurre si la enfermedad de Paget
en el cráneo afecta los nervios
¿Cómo se diagnostica la enfermedad ósea de Paget?
Para hacer un diagnóstico, su profesional de la salud puede utilizar:
Su historia clínica, incluyendo preguntas sobre sus síntomas
Un examen físico
Radiografía de los huesos afectados. La enfermedad de Paget casi siempre se
diagnostica con rayos X
Análisis de sangre con fosfatasa alcalina
Gammagrafía ósea
A veces, la enfermedad se detecta por accidente cuando una de estas pruebas se realiza
por otro motivo.
¿Cuáles son los tratamientos para la enfermedad ósea de Paget?
Para evitar complicaciones, es importante encontrar y tratar la enfermedad de Paget
temprano. Los tratamientos incluyen:
Medicamentos: Existen varios medicamentos diferentes para tratar la enfermedad
de Paget. El tipo más común son los bisfosfonatos. Ayudan a reducir el dolor óseo y
detienen o hacen más lento el progreso de la enfermedad
Cirugía: A veces es necesaria para ciertas complicaciones de la enfermedad. Hay
operaciones para:
Permitir que las fracturas (huesos rotos) sanen en una mejor posición
Reemplazar articulaciones como la rodilla y la cadera cuando hay artritis
severa
Realinear un hueso deformado para reducir el dolor en las articulaciones
que soportan peso, especialmente las rodillas
Reducir la presión sobre un nervio si el agrandamiento del cráneo o las
lesiones de la columna afectan el sistema nervioso
Si bien la dieta y el ejercicio no tratan la enfermedad de Paget, pueden ayudar a mantener
los huesos saludables. Si no tiene cálculos renales, debe asegurarse de obtener
suficiente calcio y vitamina D a través de su dieta y suplementos. Además de mantener
huesos sanos, el ejercicio puede prevenir el aumento de peso y mantener la movilidad de
sus articulaciones. Hable con su profesional de la salud antes de comenzar un nuevo
programa de ejercicios. Debe asegurarse de que la actividad física no ejerza demasiada
presión sobre los huesos afectados.
Osteomalacia
La osteomalacia es una enfermedad ósea provocada por la falta de vitamina D, lo que
conduce a un reblandecimiento de los huesos. Al no disponer de la cantidad suficiente de
esta vitamina, los huesos no pueden absorber el calcio y no se mantienen fuertes.
Acromegalia
La acromegalia es un trastorno óseo que cursa con un crecimiento anómalo de los huesos,
provocando deformidades que suelen estar caracterizadas por el tamaño inusualmente
grande de las manos y los pies, aunque también suele dar lugar a facciones faciales más
pronunciadas de lo normal.
Está causada por un problema hormonal en el que la glándula pituitaria produce una gran
cantidad de hormona del crecimiento durante la edad adulta, etapa en la que no debería
estar tan activa.
Además de las manifestaciones anteriormente mencionadas, suele generar los siguientes
síntomas: debilidad muscular, piel más gruesa de lo normal, sudoración excesiva, dolores
de cabeza, voz áspera y grave, disfunción eréctil, problemas de visión…
El problema es que puede derivar en trastornos de la salud graves como la hipertensión,
diabetes, enfermedades cardiovasculares… Por ello, es importante aplicar un tratamiento
en base a fármacos que reducen el progreso de la enfermedad y que incluso pueden
revertir algunas de las deformidades propias de la afección.
Síntomas
Un signo común de la acromegalia es el aumento del tamaño de las manos y los pies. Por
ejemplo, puedes notar que algunos anillos ya no te quedan en los dedos y que el número
de tamaño del calzado aumenta progresivamente.
La acromegalia también puede causar cambios graduales en la forma del rostro, como una
mandíbula y frente protuberantes, la nariz agrandada, los labios más gruesos y más
espacio entre los dientes.
Debido a que el progreso de la acromegalia es lento, los primeros signos pueden no ser
evidentes durante años. En ocasiones, las personas notan los cambios físicos solo al
comparar fotografías viejas y nuevas.
En general, la acromegalia puede producir los siguientes signos y síntomas, que pueden
variar de una persona a otra:
Manos y pies más grandes
Rasgos faciales más grandes, en los huesos del rostro, los labios, la nariz y la lengua
Piel áspera, grasosa y más gruesa
Sudoración excesiva y con olor
Pequeñas verrugas en la piel (fibromas blandos)
Fatiga y debilidad articular o muscular
Dolor en las articulaciones y movilidad reducida
Voz más grave y áspera debido al aumento de tamaño de las cuerdas vocales y los
senos nasales
Ronquidos fuertes debido a la obstrucción de las vías respiratorias superiores
Problemas de visión
Dolores de cabeza, que pueden ser persistentes o fuertes
Irregularidades en el ciclo menstrual de las mujeres
Disfunción eréctil en los hombres
Pérdida del deseo sexual
Causas
Hipófisis e hipotálamoOpen pop-up dialog box
La acromegalia ocurre cuando la glándula pituitaria produce demasiadas hormonas de
crecimiento en un período largo tiempo.
La glándula pituitaria es una glándula pequeña ubicada en la base del cerebro detrás del
puente de la nariz. Produce una gran cantidad de hormonas de crecimiento y de otros
tipos. La hormona de crecimiento tiene un rol muy importante en tu crecimiento.
Cuando la glándula pituitaria libera hormonas de crecimiento en el torrente sanguíneo,
hace que el hígado produzca una hormona llamada factor de crecimiento tipo insulínico 1
(IGF-1), a veces denominada factor de crecimiento tipo insulínico I o IGF-I. El IGF-1 es lo
que causa que tus huesos y tus tejidos crezcan. El aumento de la hormona de crecimiento
provoca el aumento del IGF-1, lo que puede generar signos, síntomas y complicaciones de
la acromegalia.
En los adultos, la causa más común de la producción excesiva de la hormona de
crecimiento es la presencia de un tumor:
Tumores pituitarios. La mayoría de los casos de acromegalia son causados por un
tumor (adenoma) no canceroso (benigno) en la glándula pituitaria. El tumor
produce grandes cantidades de la hormona de crecimiento, y esto causa muchos
de los signos y síntomas de la acromegalia. Algunos de los síntomas de la
acromegalia, como los dolores de cabeza y los problemas de visión, se deben a la
presión que ejerce el tumor en los tejidos cercanos al cerebro.
Tumores no pituitarios. En algunas personas con acromegalia, los tumores en otras
partes del cuerpo, como en los pulmones o el páncreas, son los que causan este
trastorno. En algunos casos, estos tumores secretan la hormona de crecimiento. En
otros casos, los tumores producen una hormona llamada hormona liberadora de la
hormona de crecimiento, que estimula la glándula pituitaria para producir más
hormona de crecimiento.
Complicaciones
Si no se trata, la acromegalia puede causar problemas de salud más graves. Las
complicaciones pueden ser las siguientes:
Presión arterial alta (hipertensión)
Colesterol alto
Problemas en el corazón, sobre todo agrandamiento (miocardiopatía)
Artrosis
Diabetes tipo 2
Agrandamiento de la glándula tiroides (bocio)
Tumores precancerosos (pólipos) en la pared del colon
Apnea del sueño, una afección en la que la respiración se detiene y se reanuda
repetidas veces durante el sueño
Síndrome del túnel carpiano
Aumento del riesgo de tumores cancerosos
Fracturas o compresión de la médula espinal
Cambios o pérdida de la visión
El tratamiento temprano de la acromegalia puede prevenir que estas complicaciones se
desarrollen o empeoren. Si no se trata, la acromegalia o sus complicaciones pueden
provocar una muerte prematura.