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INCOMPETENCIA DE LAS INSPECTORÍAS DEL TRABAJO PARA CONOCER

POR RECLAMO DE ASUNTOS PECUNIARIOS

Abg. Pedro L. Naveda S.

El artículo 141 de la Constitución Nacional establece: “La Administración Pública está al

servicio de los ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad,

participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y

responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al

derecho”.

Tales valores son plenamente aplicables a la actividad de la administración cuando actúa

como juzgador en casos de reclamo, fuero o sanción, en los cuales tiene la obligación de

respetar el principio de legalidad como expresión de la tutela administrativa a los derechos

al debido proceso y defensa que consagra la carta magna.

En tal sentido, nuestro ordenamiento jurídico establece que en todo procedimiento sea este

judicial o administrativo en el cual debe privar el debido proceso, la relación jurídica

procesal debe constituirse válidamente satisfaciendo las formalidades que la ley determina,

y sólo después de que se haya depurado el proceso de cualquier vicio que afecte la válida

constitución de la relación procesal o la haga inexistente, es que nace para el órgano

jurisdiccional la obligación de conocer y resolver el fondo de la controversia.

Forma parte de la activad oficiosa de la administración, revisar en cualquier estado y grado

del proceso la conformidad en los requisitos de admisión de las acciones sean estas de

reclamo, por fuero o sancionatorias, y declarar la inadmisibilidad de las mismas, por

cualquiera de los motivos establecidos en la ley.

En este sentido, la doctrina señala que los presupuestos procesales de la acción: ”…son el

fundamento de eficacia de la acción, entendida como el derecho que se tiene a la garantía

jurisdiccional y que obra contra el Estado, de quien proviene esa garantía. La idoneidad

de la parte que puede estar afectada por alguna incapacidad al momento de otorgar poder
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al abogado actor o de intervenir directamente en la impetración de la demanda; la falta de

investidura del juez; la incompetencia material del Tribunal o su falta de jurisdicción en

materias no disponibles por los litigantes. En todos estos casos, la ausencia de capacidad,

investidura, jurisdicción o competencia material (…verbigracia, porque conoce del caso

un juez civil en vez del laboral), determina que no se haya ejercido la acción; y por tanto

la incoación de un proceso, válido en apariencia, no ha tenido lugar…” (Henríquez La

Roche, R. (2005). “Instituciones de Derecho Procesal”. p. 87). (El Subrayado, la cursiva y

la negrilla son míos.)

Y sobre la competencia ha previsto que “…es un presupuesto de la sentencia de mérito. La

doctrina tradicional la considera como un presupuesto del proceso (presupuesto procesal).

Esto es, un requisito sin el cual el proceso carece de existencia jurídica o de validez formal.

En nuestro sistema, la falta de competencia impide examinar el mérito de la causa, de tal

modo que este requisito ha sido calificado por algunos autores como requisito o

presupuesto del examen del mérito de la causa.

Por tanto, el proceso que se desarrolla ante un órgano incompetente, es un proceso que no

puede ser decidido en su mérito, por falta del presupuesto de la sentencia y si la

incompetencia es por la materia, por el valor de la demanda o territorial no derogable, la

falta puede ser declarada de oficio o a petición de la parte; en caso contrario, sólo a

solicitud de parte puede declararse la incompetencia relativa, mediante la correspondiente

alegación como cuestión previa.

Asimismo, es preciso señalar, que la competencia por la materia es de orden público, lo que

determina, que la incompetencia puede ser declarada en cualquier estado del proceso,

incluso en fase de ejecución, por cuanto el principio del juez natural se contrapone al de

la cosa juzgada, así lo ha establecido la Sala Plena de este Alto Tribunal, entre otras

decisiones, mediante sentencia N° 20, del 14 de mayo de 2009, caso: Raúl Vinsencio

Rodríguez Ramírez c/ Iris Violeta Angarita, en la cual puntualizó lo siguiente:


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  “…la competencia por la materia es de orden público, tal como

ordena el artículo 60 del Código de Procedimiento Civil al referirse

a la obligación judicial de declarar la incompetencia material,

porque “La incompetencia por la materia (…) se declarará aún de

oficio, en cualquier estado e instancia del proceso”.

Esta declaratoria de orden público está vinculada con la garantía judicial de ser

juzgado por el juez natural, prevista en el artículo 49 del texto constitucional.

Al respecto la Sala Constitucional, en sentencia Nº 144 del 24 de marzo de 2000

(referida por esta Sala Plena en sentencia Nº 23, publicada el 10 de abril de 2008),

precisó lo siguiente:

“…el ser juzgado por el juez natural es una garantía judicial, y un

elemento para que pueda existir el debido proceso, la abrogada

Constitución de 1961 en su artículo 69, así como la vigente en su artículo

49, consagran el derecho de las personas naturales o jurídicas a ser

juzgadas por dicho juez natural (…). La comentada garantía judicial, es

reconocida como un derecho humano por el artículo 8 de la Ley

Aprobatoria de la Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto

de San José de Costa Rica y por el artículo 14 de la Ley Aprobatoria del

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Esta garantía judicial es una de las claves de la convivencia social y por

ello confluyen en ella la condición de derecho humano de jerarquía

constitucional y de disposición de orden público, entendido el orden

público como un valor destinado a mantener la armonía necesaria y

básica para el desarrollo e integración de la sociedad…”

…Omissis…
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…siendo la competencia un presupuesto de la sentencia de mérito, pese a

que resultarían válidas las actuaciones por aquél practicadas hasta la

oportunidad de decidir el fondo, la sentencia dictada por ese juez

incompetente estaría viciada de nulidad, vicio que podría ser declarado

por el Superior que decidiese en grado sobre el fondo del asunto, o por el

más Alto Tribunal, cuando conociese en casación o revisión…

…Omissis…

…debe esta Sala Plena establecer, como director del proceso a tenor del

artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, cuál es el órgano

jurisdiccional competente para decidir el asunto de fondo (…)  tomando

en cuenta que en este caso antagonizan dos instituciones procesales de

orden público: por un lado, la cosa juzgada, y por el otro, la

competencia por la materia, que atañe constitucionalmente al juez

natural, garantía de más alto rango, consagrada como un derecho

humano en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana

de Venezuela, y también consagrada como tal en tratados

internacionales, suscritos por Venezuela: la Ley Aprobatoria de la

Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de

Costa Rica) (artículo 8) y la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos (artículo 14).

Al confrontar estas dos instituciones procesales de orden público, la Sala

Plena considera que la cosa juzgada es de menor entidad que la

competencia por la materia…

…Omissis…

…la competencia por la materia, instituto jurídico  que, distintamente al

de la cosa juzgada, es de carácter inmutable: atañe a principios

constitucionales de mayor entidad, tales como el del juez natural, el


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derecho a la defensa, al debido proceso, etc. Es evidente, pues, que al

surgir contraposición entre estos principios, en forma antinómica y

excluyente, debe prevalecer el de la competencia por la materia. Tan

evidente es que si la cosa juzgada se ha producido en desmedro de la

competencia por la materia, por esa sola razón se podrá modificar lo

juzgado con carácter definitivo, para restablecer el principio

competencial de la materia…”. (Negritas del texto transcrito).

La Doctrina y la Jurisprudencia nacional, son contestes en que no puede haber convenio

expreso ni tácito en cuestión de competencia, por mediar un elevado interés público que se

coordina con la norma constitucional del Juez Natural, específicamente en el artículo 49.3

y.4 así pues podemos concluir que:

1. La competencia por la materia es de orden público y, por lo tanto, inderogable;

2. La Competencia es un requisito o condición necesaria para que cualquier proceso

sea considerado válido, dado su carácter de orden público, siendo en consecuencia

un presupuesto procesal esencial.

3. Que el órgano que ejerce la jurisdicción, en cuanto a la competencia por la materia,

es por excelencia el Juez Natural de las personas que tengan que ventilar litigios

relativos a esas materias.

4. Que el Juez Natural es aquel a quien la ley ha facultado para juzgar a las personas

en los asuntos correspondientes a las actividades que legalmente pueden conocer y,

5. Que al ser la competencia un presupuesto procesal, los Jueces como conductores y

directores del proceso se encuentran facultados legalmente para actuar y tienen el

deber de corregir y controlar éste presupuesto procesal.

6. La incompetencia por la materia, puede ser declarada en cualquier estado del

proceso, incluso en fase de ejecución, por cuanto el principio del juez natural se

contrapone al de la cosa juzgada.

Precisada la necesidad de observar las reglas que determinan la competencia, punto que

toca el orden público y el derecho constitucional, en vista de que se enmarcan estas normas
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dentro del derecho al debido proceso y en el principio constitucional del juez natural, es

preciso examinar el contenido del procedimiento de reclamo y su idoneidad para dirimir

asuntos de naturaleza pecuniaria, a los fines de determinar si en efecto en atención a lo

antes expuesto, es admisible y si corresponde a las inspectorías del trabajo el conocimiento

de asuntos d tales características.

De conformidad con lo establecido en el artículo 513 de la Ley Orgánica Procesal Laboral,

EL PROCEDIMIENTO DE RECLAMO, se circunscribe a peticiones sobre las condiciones

de trabajo, entendidas estas a la luz del Capítulo V de la Ley Orgánica del Trabajo, Las

Trabajadoras y Los Trabajadores, y reguladas a partir del artículo 156., hasta el artículo

166., y que en su texto indica en qué consisten, a saber: Lo que tiene que ver con el

desarrollo físico, intelectual y moral, la formación e intercambio de saberes en el proceso

social de trabajo, el tiempo para el descanso y la recreación, el ambiente saludable de

trabajo, la protección a la vida, la salud y la seguridad laboral. la prevención y las

condiciones necesarias para evitar toda forma de hostigamiento o acoso sexual y laboral, la

igualdad, el descanso, el acceso a vivienda, el transporte, la educación, las becas, en los

casos en los que aplique, etc.

En ningún caso EL PROCEDIMIENTO DE RECLAMO tiene contenido económico o

pecuniario, como sería el caso del cobro de Prestaciones Sociales o de conceptos

susceptibles de ser valorados pecuniariamente como pago de vacaciones, utilidades, bono

vacacional o cobro de horas extras, bonos de producción, porcentaje de consumo, días de

descanso, días feriados, etc., porque son materias privativas del órgano jurisdiccional y no

de la sede administrativa representada por la Inspectoría del Trabajo. De allí que en el

numeral 7 del artículo 513 se establezca que la decisión del inspector o inspectora del

trabajo debe resolver son cuestiones de hecho, y no de derecho, pues, en este último caso

debe dar por culminada la vía administrativa, declarar su incompetencia y redirigir al

trabajador al órgano jurisdiccional.


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La única conclusión posible es que el reclamo interpuesto para dirimir asuntos pecuniarios

es inadmisible por cuanto las inspectorías del trabajo sean incompetentes por la materia

para conocerlo.

Como ya dijimos, esta declaratoria de orden público está vinculada con la garantía judicial

de ser juzgado por el juez natural, prevista en el artículo 49 del texto constitucional.

También es de señalar que es doctrina inveterada, diuturna y pacífica del Supremo Tribunal

de Justicia, desde el 24 de diciembre de 1915: “que aun cuando las partes litigantes

manifiesten su acuerdo, no es potestativo subvertir las reglas legales con que el legislador

ha revestido la tramitación de los juicios; pues su estricta observancia es materia

íntimamente ligada al orden público”. (Memorias de 1916, Pág. 206. Sent. 24-12-15. -

Ratificada: G.F. N° 34, 2 etapa, pág. 151. Sent. 7-12-61; G.F. N° 84. 2 etapa, pág. 589.

Sent. 22-05-74; G.F. N° 102, 3 etapa, pág. 416. Sent. 15-11-78; G.F. N° 113, V.I, 3 etapa,

pág. 781. Sent. 29-07-81; G.F. N° 118. V. II. 3 etapa, pág. 1.422. Sent. 14-12-82, reiteradas

recientemente en sentencia de esta Sala N° RC-848 del 10 de diciembre de 2008,

expediente N° 2007-163, caso: ANTONIO ARENAS y JUANA YNOCENCIA RENGIFO

DE ARENAS, en representación de sus hijas fallecidas DANYALI DEL VALLE, YUMEY

COROMOTO Y ROSANGELA ARENAS RENGIFO, y otros, contra la sociedad

mercantil SERVIQUIM C.A. y la sociedad mercantil SEGUROS MERCANTIL C.A.).

Finalmente es menester señalar que no puede argüirse para pretender afirmar competencia

material para las inspectorías del trabajo, la existencia o no de la necesidad de probar, pues,

eso es un derecho constitucional (acceso a las pruebas de aplicación general en todo

procedimiento), que no condiciona la incompetencia material de la que adolece esta

dependencia como lo hemos explicado.

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