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UNIVERSIDAD PRIVADA DEL NORTE

DERECHO PROCESAL PENAL I


FERNANDO IKEHARA V.
RESUMEN N° 03

GARANTÍAS EN EL DERECHO PROCESAL PENAL

I. Introducción

1. El ordenamiento jurídico peruano ha establecido a través del Tribunal


Constitucional que, los derechos fundamentales reconocidos por nuestra
Constitución, deben ser obligatoriamente interpretados de conformidad con los
tratados y los convenios internacionales en materia de Derechos Humanos vigentes
y que forman parte del mismo; y, en concordancia con las decisiones adoptadas por
los tribunales internacionales sobre Derechos Humanos constituidos según tratados
de los que el Perú es parte (Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución y artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional)1.

2. Atendiendo a la consideración expuesta, debe decirse que las garantías procesales


mínimas del proceso -en tanto su consideración como Derechos Humanos- no
resultan, únicamente, exigibles a las diferentes instancias que componen el Poder
Judicial.

Y es que, de acuerdo a la jurisprudencia establecida por la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, la aplicación de las garantías del proceso no sólo son exigibles
a nivel judicial; sino que deben ser respetadas por todo órgano que ejerza funciones
de carácter materialmente jurisdiccional. En este sentido ha señalado2:

"De conformidad con la separación de los poderes públicos que existe en el


Estado de Derecho, si bien la función jurisdiccional compete eminentemente
al Poder Judicial, otros órganos o autoridades públicas pueden ejercer
funciones del mismo tipo (...). Es decir, que cuando la Convención se refiere al
derecho de toda persona a ser oída por un "juez o tribunal competente" para
la "determinación de sus derechos", esta expresión se refiere a cualquier
autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a través de
sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas. Por la
razón mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano del Estado que
1
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia emitida con fecha 8 de noviembre de 2005, Lima, Expediente Nº
5854-2005-AA/TC, Fundamento Jurídico Nº 23.

2
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Sentencia emitida en fecha 31 de enero de 2001,
Lima, Caso Tribunal Constitucional peruano Vs. Estado peruano, Fundamento Jurídico Nº 71.

1
ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la obligación
de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en
los términos del artículo 8 de la Convención Americana".

Es decir, en buena cuenta, como lo señala LANDA ARROYO, las garantías mínimas del
proceso no se reduce a los procesos judiciales, constitucionales e internacionales sino que,
también, se extiende al proceso administrativo, militar, arbitral, parlamentario e incluso,
entre particulares3.

II. Garantías Procesales Genéricas

1. De acuerdo a la doctrina, se denomina garantías procesales genéricas a aquellas


normas generales que guían el desenvolvimiento de la actividad procesal. Es decir
que, se trata de reglas constitucionales que no restringen sus efectos a determinados
momentos o actos del proceso penal, sino que proyectan su fuerza garantista a todos
los momentos por los que pasa el desenvolvimiento del proceso 4 -desde la fase
preliminar o prejudicial, pasando, según el caso, por las fases de instrucción,
intermedia y juicio oral, hasta concluir la fase impugnatoria-.

De acuerdo al profesor SAN MARTÍN CASTRO, las garantías procesales genéricas


en el Derecho procesal penal resultan las siguientes:

(i) Derecho a la Tutela Judicial Efectiva.

(ii) Derecho al Debido Proceso Penal.

(iii) Derecho al Estado de Inocencia.

(iv) El Irrestricto Derecho de Defensa.

2. En cuanto al derecho a la Tutela Judicial Efectiva, el mismo refiere a un derecho


genérico o complejo que parte de una concepción garantista y tutelar para asegurar
tanto el derecho de acceso a los órganos de justicia como la eficacia de lo decidido
en la sentencia.

El núcleo de esta garantía se encuentra contenido en5:

3
LANDA ARROYO, César. El Derecho al Debido Proceso en la Jurisprudencia: Corte Suprema de Justicia de la
República del Perú, Tribunal Constitucional del Perú y Corte Interamericana de Derechos Humanos. Colección de
Cuadernos de Análisis de la Jurisprudencia. Volumen I. Editorial de la Academia de la Magistratura. Lima, 2012, p. 11.
4

Al respecto, ver: CARO CORIA, Carlos. Las Garantías Constitucionales del Proceso Penal. En:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/dconstla/cont/2006.2/pr/pr19.pdf; y/o, CARO CORIA, Dino Carlos. Las
garantías constitucionales del proceso penal. En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano/Konrad Adenauer
Stiftungm. Tomo II, Lima, 2006, p. 1028.

2
(i) Derecho de libre acceso a la jurisdicción
Este derecho garantiza que cualquier persona pueda recurrir a un tribunal de
justicia, de manera directa o a través de un representante para que, con un
proceso respetuoso de garantías mínimas, se sustente una pretensión de
orden penal, civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter6.

Ahora bien, debe decirse que7:

“Ello no significa que la judicatura deba admitir a trámite toda demanda, y


mucho menos que deba estimar de manera favorable y necesaria toda
pretensión formulada; el órgano jurisdiccional solo tiene la obligación de
acoger la pretensión y, bajo un razonable análisis, decidir sobre su
procedencia. Si por el contrario, la judicatura desestima de plano y sin previa
merituación una petición, entonces se estaría vulnerando el derecho de acceso
a la justicia”.

(ii) Derecho de libre acceso al proceso en las instancias correspondientes.


Este derecho refiere a la posibilidad que deben tener las partes a acceder a
los recursos e instancias correspondientes, en tanto estos se encuentren
legalmente previstos: No refiere a un derecho a la pluralidad de instancias;
sino, al acceso a los medios que posibilitan esto último8.

(iii) Derecho a la obtención de una resolución fundada en derecho que ponga fin
al proceso.
Es decir, la tutela judicial efectiva no se agota en la mera permisión a la
persona de acceder al órgano judicial, si es que éste último nunca resuelve la
pretensión propuesta. Por ello, existe una obligación que recae respecto del
órgano judicial a efectos de que el mismo preste una resolución.

(iv) Derecho a la ejecución judicial.


El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales que han pasado en autoridad
de cosa juzgada constituye otra manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional.

Al igual que lo referido en el punto anterior, no tendría sentido la obtención de un


pronunciamiento judicial, si es que el mismo no se ejecuta de manera oportuna y
efectiva

3. En cuanto al Debido Proceso, de acuerdo a la doctrina, no basta garantizar que las


pretensiones de los justiciables sean atendidas por un órgano jurisdiccional, siendo
necesario -además- que se realice mediante un proceso dotado de un conjunto de

5
ASCENCIO MELLADO, José María. Introducción al Derecho Procesal. Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia,
1997, p. 188.
6
LANDA ARROYO, César. Op. Cit.
7

Ibídem.
8

CARO CORIA, Carlos. Op.Cit.

3
garantías mínimas, las cuales no se limitan a los derechos fundamentales
reconocidos de manera expresa en la Constitución, sino que se extienden a aquellos
derechos que se funden en la dignidad humana (artículo 3° de la Constitución
Política de 1993), o que sean esenciales para cumplir con la finalidad del proceso9.

Es decir, el derecho al Debido Proceso resulta, entonces, un derecho implícito del


derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, que supone tanto la observancia de los
derechos fundamentales esenciales del procesado, como de los principios y reglas
esenciales exigibles dentro del proceso.

Al respecto, el Tribunal Constitucional peruano ha establecido que tiene un


contenido complejo pues no solo se encuentra conformado por las garantías
reconocidas expresamente en las normas jurídicas, sino también por aquellas que se
deriven del principio–derecho de dignidad de la persona humana y que resulten
esenciales para que el proceso pueda cumplir con su finalidad10:

(…) se persigue garantizar que cuando una persona pretenda la defensa de


sus derechos, la solución de un conflicto jurídico o la aclaración de una
incertidumbre jurídica sea atendida por un órgano jurisdiccional mediante un
proceso dotado de un conjunto de garantías mínimas. Asimismo, estos
derechos poseen un contenido complejo (pues se encuentran conformados por
un conglomerado de mecanismos que no son fácilmente identificables) que no
se limita a los derechos fundamentales reconocidos en el artículo 139.°, el
segundo párrafo del artículo 103.° u otras disposiciones de la Constitución,
sino también a aquellos derechos que resulten esenciales para que el proceso
pueda cumplir con su finalidad y que se deriven del principio–derecho de
dignidad de la persona humana (artículo 3.° de la Constitución).

Así, el profesor RUBIO CORREA, en base a la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional refiere una lista enunciativa de los distintos derechos que integran al
Debido Proceso11:

“El Tribunal Constitucional ha elaborado largamente los elementos que


integran lo que considera el debido proceso, constitucionalmente entendido
(…). A continuación hacemos una lista lo más exhaustiva posible: i) La
presunción de inocencia (…); ii) el derecho de defensa (…) que, como vimos,
era consustancial a la finalidad de la existencia del debido proceso. (…) ; iii)
los principios de culpabilidad legalidad y tipicidad (…), iv) el derecho al juez
natural o la jurisdicción predeterminada; v) el derecho a la pluralidad de
instancias, a los medios de prueba y un proceso sin dilaciones; vi) la garantía
de no autoincriminación (…); vii) el control difuso forma parte de las
garantías del debido proceso (…); viii) la posibilidad de aplicar y ejecutar
sentencias en el sentido que lo ejecutoriado se cumpla; ix) el hecho de que el
Estado cumpla con las obligaciones que emerjan de las sentencias en las que

LANDA ARROYO, César. Op. Cit.


10
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia emitida con fecha 27 de octubre de 2006, Lima, Expediente N°
00023-2005-AI/TC, Fundamento Jurídico N° 42.
11

En: RUBIO CORREA, Marcial. La interpretación de la Constitución según el Tribunal Constitucional. Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, 2005. p. 317.

4
pierda el proceso y deba satisfacer prestaciones a la parte ganadora, x) el
cumplimiento de las reglas para las notificaciones que permiten que las partes
puedan defenderse al ser escuchadas (…); xii) los derechos procesales a la
legalildad en materia sancionatoria, proporcionalidad y racionalidad,
interdicción de arbitrariedad; (…); xiii) cuando en dos procesos simultáneos
con el mismo petitorio y partes, se adoptan formulas diferenciadas, se lesiona
la igualdad y el debido proceso o proceso justo; (…) xiv) el principio NON
BIS IDEM, descrito con detalle en este mismo trabajo y no expreso en la
constitución- aunque si en las leyes procesales más importantes del derecho
peruano- forma parte del debido proceso.

Por último, debe decirse que el Debido Proceso presenta dos expresiones: una formal y otra
sustantiva12:

(i) La expresión formal comprende los principios y reglas relacionados con las
formalidades aplicables a todo proceso judicial, tales como el juez natural, el
procedimiento preestablecido, el derecho de defensa y la motivación; mientras que,

(ii) La expresión sustantiva está relacionada con los estándares de razonabilidad y


proporcionalidad que toda decisión judicial debe cumplir.

4. El Irrestricto Derecho de Defensa se proyecta como un principio de interdicción de


ocasionarse indefensión y como un principio de contradicción de los actos
procesales que pudieran repercutir en la situación jurídica de algunas de las partes
de un proceso o de un tercero con interés.

Al respecto, Tribunal Constitucional ha sostenido que13:

“(...) el derecho de defensa consiste en la facultad de toda persona de contar


con el tiempo y los medios necesarios para ejercerlo en todo tipo de procesos,
incluidos los administrativos, lo cual implica, entre otras cosas, que sea
informada con anticipación de las actuaciones iniciadas en su contra”.
 
En el marco del proceso penal, el ejercicio del Irrestricto Derecho de Defensa
resulta de especial relevancia, y, tiene una doble dimensión:

(i) La dimensión material refiere al derecho del imputado de ejercer su propia


defensa desde el mismo instante en que toma conocimiento de que se le
atribuye y/o vincula a la comisión de determinado hecho delictivo, hasta la
finalización del proceso penal.

(ii) La dimensión formal supone el derecho a una defensa técnica; esto es, al
asesoramiento y patrocinio de un abogado defensor que va desde el inicio de

12
Op. Cit. Fundamento Jurídico N° 48.
13

Ibídem. Sentencia emitida con fecha 20 de agosto de 2002, Lima, Expediente N° 00649-2002-AA/TC
Fundamento Jurídico N° 4.

5
la atribución y/o vinculación a un determinado hecho delictivo, hasta la
duración del proceso penal.

Ambas dimensiones del derecho de defensa forman parte del contenido


constitucionalmente protegido del derecho en referencia; y, en ambos casos, se
garantiza el derecho a no ser puesto en un estado de indefensión, aún antes de la
instauración de un proceso14.

5. El Estado Jurídico de Inocencia se conoció a través del pensamiento iluminista con


la denominación de "presunción de inocencia", expresión que representa una actitud
emocional de repudio al sistema procesal inquisitivo de la Edad Media, en el cual el
acusado debía comprobar la improcedencia de acusación de la cual era objeto15.

Al respecto, JARA MÜLLER sostiene que16:

“(…) el estado jurídico de inocencia representa, en nuestra opinión, una


condición inherente a la persona que, en tanto sujeto de derecho, puede ser
objeto de persecución penal por existir probabilísticamente la posibilidad
infinitesimal de ser culpado de un delito, consecuencia que únicamente se
alcanzaría si y solo si se logra el grado de certidumbre suficiente, exigido en
un ordenamiento jurídico dado, para adquirir la convicción de que la
probabilidad infinitesimal que se tenía al inicio del proceso penal se ha
incrementado de tal modo que, por elementos empíricos, se ha transformado
en la verdad procesal que se refleja en una sentencia definitiva condenatoria,
verdad que aunque relativa, pues ella deviene de un razonamiento inductivo,
es la única que podemos alcanzar y que como miembros de un Estado de
derecho aceptamos tácitamente, ya que es el medio que nos hemos dado para
proteger valores que estimamos esenciales”.

He aquí el fundamento de muchas instituciones procesales, como el in dubio


pro reo o el onus probandi, entre otras, dado que si los órganos de Estado,
encargados de llevar adelante la acción penal y la investigación de ella, no
logran, por medio de elementos de convicción empíricos, acrecentar la
probabilidad infinitesimal, que tiene una persona, de ser culpado de un
crimen, se debe optar indefectiblemente por considerar como verdad procesal
la inocencia de aquella, pues es esta condición la que goza de mayor grado de
certeza.
14

SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Tomo I. Editorial Jurídica Grijley. Lima, 2003, p.
120.
15
MAGALHÀES GOMES FILHO, Antonio. Presunción de Inocencia y Prisión Preventiva. Traducción de
Claudia Chaimovich Guralnik. Editorial Conosur. Santiago, 1995, p. 42.

16
JARA MÜLLER, Juan Javier. Principio de Inocencia: El estado jurídico de inocencia del imputado en el
proceso penal garantista. En: Revista de Derecho de la Universidad Austral de Valdivia. Volumen N° 10. Valdivia 1999,
pp. 41-58.

6
Ahora bien, conforme lo ha establecido el Tribunal Constitucional, se entiende por
Estado de Inocencia17:

(i) Un derecho fundamental y una presunción iuris tantum.


Ello puesto que implica que al procesado se le considera inocente mientras
no se pruebe su culpabilidad: vale decir, hasta que no se exhiba prueba en
contrario. Rige desde el momento en que se imputa a alguien la comisión de
un delito, quedando el acusado en condición de sospechoso durante toda la
tramitación del proceso, hasta que se expida la sentencia definitiva.

(ii) Un estado que puede ser desvirtuado en función a la actividad probatoria en


el marco de un proceso penal.
La presunción de inocencia se mantiene ‘viva’ en el proceso penal siempre
que no exista una sentencia judicial que, como corolario del cauce
investigativo llevado a cabo con las garantías inherentes al debido proceso,
logre desvirtuarla.

Comprende el principio de libre valoración de la prueba en el proceso penal


que corresponde actuar a los Jueces y Tribunales; que la sentencia
condenatoria se fundamente en auténticos hechos de prueba, y que la
actividad probatoria sea suficiente para generar en el Tribunal la evidencia
de la existencia no sólo del hecho punible, sino también la responsabilidad
penal que en él tuvo el acusado y así desvirtuar la presunción.

III. Garantías procesales específicas

1. De acuerdo al profesor CUBAS VILLANUEVA 18 es a partir de las garantías


procesales genéricas que se tienen el refuerzo e, incluso, el origen de las garantías
procesales específicas.

2. Lo que caracteriza a estas garantías es que las mismas refieren a aspectos puntuales
y concretos del procedimiento y a la estructura y actuación de los órganos penales19:

(i) Derecho a la igualdad procesal (artículo 2°, numeral 2)

17
BUSTAMANTE RÚA, Mónica. La Garantía de la Presunción de Inocencia y el Estándar de Prueba de Más Allá
de Toda Duda Razonable. Revista de la Maestría de Derecho Procesal de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En:
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoprocesal/article/view/2396
18
CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Las garantías constitucionales en el proceso penal. En: APECC, Revista de
Derecho. Año N° 01.Lima, 2004.

19
SAN MARTÍN CASTRO, César. Op. Cit., p. 82.

7
(ii) Intervención necesaria del fuero común para el conocimiento de los delitos
cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de comunicación
social (artículo 2°, numeral 4).

(iii) Derecho al secreto bancario y la reserva tributaria (artículo 2°, numeral 5).

(iv) Derecho a la inviolabilidad de domicilio (artículo 2°, numeral 9).

(v) Derecho al secreto y la inviolabilidad de las comunicaciones y documentos


privados (artículo 2°, numeral 10).

(vi) Derecho a la libertad de tránsito (artículo 2°, numeral 11).

(vii) Derecho al secreto profesional (artículo 2°, numeral 18).

(viii) Derecho a la libertad individual (artículo 2°, numeral 24, literal f).

(ix) Derecho a no ser incomunicado (artículo 2°, numeral 24, literal g).

(x) Derecho a no ser víctima de violencia, ni sometido a tortura o a tratos


inhumanos o humillantes. Carencia de valor de las declaraciones obtenidas
por violencia (artículo 2°, numeral 24, literal h).

(xi) Formulación de cargos ante el Poder Judicial por el Fiscal de la Nación en


los casos de enriquecimiento ilícito de funcionarios y servidores públicos
(artículo 41°).

(xii) Privilegio de los Congresistas de la República de no ser procesados u


arrestados sin previa autorización del Congreso de la República o Comisión
Permanente desde que son elegidos hasta un mes después de haber cesado
sus funciones, excepto en delito flagrante (artículo 93°).

(xiii) Privilegio del antejuicio constitucional (artículo 99°).

(xiv) Derecho de defensa, en el procedimiento parlamentario de antejuicio, ante la


Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso de la República. Si se
expide resolución acusatoria, la denuncia es formulada por el Fiscal de la
Nación ante la Corte Suprema de Justicia. La denuncia y la resolución
judicial admisoria no puede ni exceder o reducir los términos de la acusación
emitidos por el Congreso de la República (artículo 100°).

(xv) Unidad y exclusividad de la función jurisdiccional. Se permite la jurisdicción


militar y la arbitral (artículo 139°, numeral 1).

8
(xvi) Independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional (artículo 139°,
numeral 2).

(xvii) Garantía del juez legal (artículo 139°, numeral 3).

(xviii) Garantía de la publicidad de los procesos (artículo 139°, numeral 4).

IV. Las Garantías Procesales y su consagración específica en el Código Procesal Penal

A. Introducción

1. A través de la entrada en vigor del Código Procesal Penal, se tiene la transición


efectiva al nuevo modelo procesal penal de orientación acusatoria; y, con ello, la
transformación del sistema de justicia penal.

Y es que, esto ha implicado el reconocimiento del núcleo duro de Derechos


Humanos reconocidos y garantizados por nuestra Constitución Política de 1993 y
los diversos instrumentos internacionales de los cuáles el Perú es Estado parte:

(i) La Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de


Costa Rica).

(ii) Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

2. Entre las principales características del modelo adoptado, a partir del Código
Procesal Penal:

(i) Se establece para todos los delitos, sin excepción, un proceso común y se
elimina el inconstitucional procedimiento sumario-escrito, reservado y sin
juicio oral- por el que se tramitan la mayoría de los delitos previstos en el
Código Penal

(ii) Se separa claramente las funciones de persecución (Ministerio Público con el


apoyo técnico especializado de la Policía Nacional) y decisión (Poder
Judicial) con el objeto de dar pleno cumplimiento al principio acusatorio y a
la garantía de imparcialidad del juzgador.

B. Sobre el Título Preliminar del Código Procesal Penal

1. El nuevo sistema procesal penal, a diferencia del anterior Código de Procedimientos


Penales de 1940, se caracteriza por reafirmar los principios básicos de un proceso
penal respetuoso de los Derechos Humanos y protector de la seguridad ciudadana.

9
2. Así, en el Título Preliminar del Código Procesal Penal se tiene el desarrollo de los
principios constitucionales sobre la materia; razón por la cual, de forma expresa, se
reconoce en el mismo la prevalencia que los referidos principios tienen sobre el
resto de disposiciones del código y se erigen como una fuente y fundamento para su
interpretación (artículo X del Título Preliminar).

Por ejemplo, entre los principios constitucionales que se hacen referencia, podemos
resaltar a los siguientes:

(i) Gratuidad de la administración de justicia penal.

(ii) El de garantía del juicio previo -cuya configuración en el código se


caracteriza por la oralidad, la publicidad y la contradicción-; el de la doble
instancia; el de igualdad procesal; de la presunción de inocencia; la
interdicción de la persecución penal múltiple; de la inviolabilidad de la
defensa.

(iii) Legitimidad de la prueba y el de legalidad de las medidas limitativas de


derechos, entre los más importantes.

B.1. Sobre los principios y su primacía

1. Los principios reconocidos en el Título Preliminar del Código Procesal Penal,


debido a su carácter general y abstracto, son considerados de orden constitucional.
En tal sentido, conforme lo establece el profesor NEYRA FLORES 20, son criterios
de orden jurídico - político que orientan el proceso penal en el marco de una política
global del Estado en materia penal; siendo que, a falta de normas concretas, los
principios pueden resolver directamente los conflictos.

Este papel inspirador de los principios es reconocido por el artículo X del Código
Procesal Penal:

Artículo X.- Las normas que integran el presente Título prevalecen sobre
cualquier otra disposición de este Código. Serán utilizadas como fundamento
de interpretación.

2. La razón de dicha disposición normativa se tiene en que estas normas tienen un


nivel de desarrollo constitucional -integran al referido cuerpo normativo-; por lo
cual, constituyen fundamento para la interpretación de todas las normas del código.

B.2. El principio acusatorio

20
NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral. Editorial Idemsa.
Lima, 2010, p.121.

10
1. La vigencia del principio acusatorio imprime al sistema de enjuiciamiento
determinadas características21:

(i) La persona que acusa no resuelve o decide el resultado del caso.


No puede existir una doble función, pues ello desnaturalizaría la esencia del
modelo procesal. La función de quien acusa (Ministerio Público o el
querellante) no es en ningún caso decisoria ni sancionatoria, pues no dispone
de facultades coactivas ni de decisión directa en lo que resuelva la
judicatura22.

(ii) La no existencia de juicio sin acusación.


La acusación debe ser formulada por persona ajena al órgano jurisdiccional
sentenciador, de manera que si ni el fiscal ni ninguna de las otras partes
posibles formulan acusación contra el imputado, el proceso debe ser
archivado necesariamente.

(iii) La no posibilidad de condena por hechos distintos de los acusados ni a


persona distinta de la acusada23.
Ello puesto que, en ninguno de los dos supuestos, la persona se puede
encontrar en posibilidad de ejercer medio de defensa alguno.

(iv) La no posibilidad de atribuir a quien juzga poderes de dirección material del


proceso que cuestionen su imparcialidad

2. De una simple revisión de las características referidas, se observa claramente que el


principio acusatorio se sustenta básicamente en la correcta delimitación de roles de
los sujetos procesales, en el marco de un Debido Proceso.

B.3. El principio de juicio previo

1. El principio de Juicio Previo viene del aforismo “nullum pena sine judicium”; y
exige que toda condena debe ser el resultado de un proceso, es decir, proclama la
garantía de que nadie puede sufrir pena sin un proceso previo.

21
Al respecto, ver: ORÉ GUARDIA, Arsenio. Las garantías constitucionales del Debido Proceso en el Nuevo
Código Procesal Penal. En: http://www.oreguardia.com.pe/media/uploads/derecho-procesal-penal/Las-garantias-
constitucionales-del-debido-proceso.pdf

22
Al respecto, consultar: GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. El Proceso Penal en el estado de Derecho. Diez
estudios doctrinales. Palestra Editores. Lima, 1999.

23
Al respecto, ver: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia emitida con fecha 6 de agosto de 2005, Lima,
Expediente N° 03390-2005-PHC/TC, Fundamento Jurídico N° 17.

11
2. Ahora bien, debe decirse que, el proceso previo no refiere a cualquier tipo de
proceso llevado; sino, implica, imperativamente, que el mismo resulte un juicio
lógico, expresado en una sentencia debidamente fundamentada24. Y es que25:

“La garantía en examen se conecta necesariamente con todas las demás: que
el proceso judicial sea sustanciado ante un juez natural, independiente e
imparcial, garantizando al acusado su derecho de defensa; que éste sea
previamente notificado de los cargos en su contra; que pueda designar y
comunicarse previamente con su abogado, entre otras previsiones. El
procedimiento previo, no es cualquier proceso que puedan establecer a su
arbitrio las autoridades públicas competentes para llevarlo a cabo.

Al contrario se trata de un procedimiento jurídico, reglado por la ley, que


define los actos que lo componen y el orden en que se los debe llevar a cabo.
El Código Procesal Penal establece con claridad que lo más importante del
modelo, es la garantía de que nadie puede ser penado sin juicio, lo que
convierte al juicio oral en un derecho de todas las personas24. En este
proceso deben observarse las formas y solemnidades de los actos que lo
integran, así como el orden y el tiempo que ha de emplearse; la intervención
de los sujetos procesales y las diversas oportunidades que les faculta para
cumplir sus deberes o ejercer sus poderes o hacer valer sus intereses”.

3. Hasta aquí entonces, debe tenerse presente que la garantía del Juicio Previo posee
dos dimensiones:

(i) Procedimiento predeterminado: El ejercicio del poder penal del Estado se


halla limitado por una forma (Proceso Penal con garantías); y,

(ii) El principio de juez legal: El Juicio previo supone la existencia de un órgano


estatal autorizado para llevarlo a cabo, es decir un Juez natural con
autonomía e independencia en el ejercicio de la función.

B.4. El principio de oralidad

1. El actual modelo asumido por el Nuevo Código Procesal Penal privilegia la


oralidad. Ello principalmente puesto que permite26:

(i) Asegurar la intervención de los sujetos en el proceso de acuerdo al rol


asumido. El cumplimiento cabal de los roles asignados en tanto obliga a los
operadores a intervenir en un momento y espacio determinados
imposibilitando demoras innecesarias o delegación de funciones, en especial
en el caso de los magistrados.

(ii) Lograr que se genere información de calidad en las audiencias que se


celebren durante el proceso. La oralidad permite producción de calidad pues
24
ORÉ GUARDIA, Arsenio. Op. Cit.

25
Ibídem.
26

Ibídem.

12
el diálogo directo entre los sujetos se convierte en la mejor de las vías para
aclarar los hechos, determinar responsabilidades, comprobar la concurrencia
de supuestos normativos, entre otras particularidades.

2. Esto último es de especial interés en la práctica, si se tiene presente que en el actual


sistema imperante en el distrito judicial de Lima (distrito en el cual se tiene el
grueso de casos penales, en todo el país), los juzgadores, sometidos al imperio del
procedimiento escrito, no tienen la posibilidad de percibir directamente la
información; razón por la cual, se encuentran expuestos al equívoco, debido a la
utilización de información de baja calidad27.

B.5. El principio de publicidad

1. El principio de publicidad en el proceso penal en su acepción tradicional tiene dos


ámbitos:

(i) Principio de publicidad entre las partes.


Se trata de salvaguardar los derechos fundamentales de defensa, equidad
entre las partes y el principio de contradicción, entre otros. Saber quién
acusa y de qué se acusa al imputado, conocer las pruebas ofrecidas e
impugnarlas.

(ii) Principio de publicidad en el acceso de terceros a las actuaciones procesales.


La publicidad implica el control popular o de la opinión pública sobre el
desempeño de la justicia. Esta publicidad, que se podría denominar “externa”
tiene una doble finalidad:

(a) Proteger a las partes de una justicia sustraída al control público; y,


por otro,

(b) Mantener la confianza de la comunidad en los Tribunales,


constituyendo en ambos sentidos tal principio una de las bases del
debido proceso y uno de los pilares del Estado de Derecho.

2. La consagración de este principio entonces tiene un triple efecto:

(i) Consolidar la confianza en la administración de justicia.

(ii) Fomentar la responsabilidad en los órganos de la Administración de Justicia.

(iii) Evitar que causas ajenas a la causa influyan en el Juez y por ello en la
sentencia.
27
Al respecto, sería ideal consultar: GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás; RABANAL PALACIOS, William; y,
CASTRO TRIGOSO, Hamilton. El Código Procesal Penal. Comentarios Descriptivos, Explicativos y Críticos. Jurista
Editores. Lima, 2008, p. 27.

13
B.6. El principio de contradicción

1. Este derecho es parte del derecho de defensa y exige que ambas partes, acusadora y
acusada, tengan la posibilidad efectiva de comparecer o acceder a la jurisdicción a
fin de hacer valer sus respectivas pretensiones, mediante la introducción de los
hechos que las fundamenten y su correspondiente práctica de la prueba, así como
cuando se le reconoce al acusado su derecho a ser oído con carácter previo a la
imposición de la pena.

De acuerdo al profesor CUBAS VILLANUEVA28:

“El principio de contradicción rige todo el debate donde se enfrentan


intereses contrapuestos y se encuentra presente a lo largo del juicio oral, lo
cual permite que las partes tengan: i) El derecho a ser oídas por el tribunal ii)
El derecho a ingresar pruebas iii) El derecho a controlar la actividad de la
parte contraria y iv) El derecho a refutar los argumentos que puedan
perjudicarle”.

2. Atendiendo a las consideraciones expuestas, este principio debe de ser observado


desde dos facetas:

(i) El acusado debe conocer los cargos que se le atribuyen, para así poder actuar
y defenderse probando lo que alega. Son derechos absolutos de todo aquel al
que se le impone un cargo.

(ii) El acusador tiene posibilidad de actuar razonablemente; y, defender sus


derechos -reconocidos por la ley y garantizados por el juez-.

B.7. El principio de igualdad

1. Este derecho que las partes del proceso detenten las mismas oportunidades de
alegar, defenderse o probar, de modo que no se ocasione una desventaja en ninguna
de ellas respecto a la otra. Tal exigencia constituye un componente del debido
proceso ya que ningún proceso que inobserve dicho imperativo puede reputarse
como “debido” 29.

28
CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Principios del Proceso Penal en el Nuevo Código Procesal Penal. Revista
Derecho & Sociedad. En: http://blog.pucp.edu.pe/item/23860/principios-del-proceso-penal-en-el-nuevo-codigo-procesal-
penal

29
Al respecto, ver: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia emitida con fecha 10 de octubre de 2007, Lima,
Expediente N° 06135-2006-AA/TC, Fundamento Jurídico N° 5.

14
2. Ahora bien, la igualdad, además de ser un derecho fundamental, es también un
principio rector de la organización del Estado social y democrático de Derecho y de
la actuación de los poderes públicos. Como tal, comporta que no toda desigualdad
constituye necesariamente una discriminación, pues no se proscribe todo tipo de
diferencia de trato. La igualdad solamente será vulnerada cuando el trato desigual
carezca de una justificación objetiva y razonable. La aplicación, pues, del principio
de igualdad, no excluye el tratamiento desigual; por ello, no se vulnera dicho
principio cuando se establece una diferencia de trato, siempre que se realice sobre
bases objetivas y razonables.

Así, el Tribunal Constitucional peruano ha establecido que30:

Estas precisiones deben complementarse con el adecuado discernimiento


entre dos categorías jurídico-constitucionales: diferenciación y
discriminación. En principio, debe precisarse que la diferenciación está
constitucionalmente admitida, atendiendo a que no todo trato desigual es
discriminatorio; es decir, se estará frente a una diferenciación cuando el trato
desigual se funde en causas objetivas y razonables. Por el contrario, cuando
esa desigualdad de trato no sea ni razonable ni proporcional, estaremos frente
a una discriminación y, por tanto, frente a una desigualdad de trato
constitucionalmente intolerable.

3. En ese sentido, y con objeto de determinar cuándo se está frente a una medida que
implica un trato desigual no válido a la luz de la cláusula de la igualdad, la medida
diferenciadora no sólo debe sustentarse en una base objetiva, sino, además,
encontrarse conforme con el test de razonabilidad.

Mediante este test se controla, en primer lugar, si el tratamiento diferenciado está


provisto de una justificación; en segundo lugar, si entre la medida adoptada y la
finalidad perseguida existe relación y, finalmente, se determina si se trata de una
medida adecuada y necesaria, esto es, si respeta el principio de proporcionalidad.

B.8. Principio de legalidad procesal

1. La regla general es que la ley procesal penal es de aplicación inmediata, incluso al


proceso en trámite, y es la que rige al tiempo de la actuación procesal.

Sin embargo, continuarán rigiéndose por la Ley anterior, los medios impugnatorios
ya interpuestos, los actos procesales con principio de ejecución y los plazos que
hubieran empezado.

2. En cuanto al tema de los derechos individuales, se debe de aplicar la que sea más
favorable al imputado, expedida con posterioridad a la actuación procesal -incluso
para los actos ya concluidos, si fuera posible-.

30
Al respecto, ver: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia emitida con fecha 5 de junio de 2011, Callao,
Expediente N° 3461-2010-AA/TC, Fundamento Jurídico N° 4.

15
3. Se debe que Constitución Política de 1993 proscribe el tipo de interpretación por
analogía de normas que restringen derechos, a través de su artículo 139° numeral
931: Prohibición de la interpretación in malam partem; o, interpretación analógica de
las normas que restringen derechos. Al respecto, el Tribunal Constitucional 32 ha
señalado que:

“El Tribunal Constitucional, en diversas oportunidades, ha sostenido, sobre la


base del principio general de libertad, que el ser humano, en principio, es
libre para realizar todo aquello que no esté prohibido en virtud de una ley, ni
obligado de hacer aquello que la ley no manda. En ese sentido, si bien las
limitaciones a los derechos fundamentales sólo pueden establecerse
respetando el principio de legalidad, la interpretación de una limitación
legalmente impuesta, deberá además, realizarse en términos necesariamente
restrictivos, encontrándose vedada la interpretación analógica, in malam
partem, de las normas que restrinjan derechos.
 
Ese es el sentido general con el que debe entenderse el artículo 139°, inciso
9) de la Constitución, según el cual constituye uno de los principios que
informan el ejercicio de la función jurisdiccional, pero también un derecho
subjetivo constitucional de los justiciables, “El principio de inaplicabilidad
por analogía de la ley penal y de las normas que restrinjan derechos”
(subrayado agregado).
 
En efecto, los alcances de dicho principio de inaplicabilidad por analogía de
las normas que restrinjan derechos no han de entenderse restrictivamente
como pertenecientes sólo al ámbito del derecho penal y procesal penal, sino
como aplicables a todo el ordenamiento jurídico, particularmente cuando
con una medida limitativa de derechos el Estado intervenga en el seno del
contenido constitucionalmente protegido de estos.
 
Los alcances del principio en referencia han sido desarrollados en diversos
normas del ordenamiento jurídico; por ejemplo, en el artículo IV del Título
Preliminar del Código Civil –verdadera norma materialmente constitucional–,
según el cual “La ley que establece excepciones o restringe derechos no se
aplica por analogía”; también por el ordinal “a” del artículo 29° de la
Convención Americana de Derechos Humanos, según el cual “Ninguna
disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados partes, grupo o persona (...), limitarlos
(los derechos y libertades reconocidos en la Convención) en mayor medida
que la prevista en ella”. 

Atendiendo a ello, se entiende que para nuestro ordenamiento jurídico:

(i) Las normas restrictivas de la libertad o el ejercicio de los derechos


procesales de las personas; así como las que limiten un poder conferido a las
partes; o, establezcan sanciones procesales, serán interpretadas
restrictivamente.

31

El artículo 139° numeral 9, a la letra, dice: “Son principios y derechos de la actividad jurisdiccional: (…) 9. El
principio de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas que restrinjan derechos”.
32

En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 2235-2004-HC/TC, emitida con fecha 18 de febrero de


2005, Fundamento Jurídico N° 08.

16
(ii) La interpretación extensiva y la analogía quedan prohibidas mientras no
favorezcan la libertad del imputado o el ejercicio de sus derechos.
 
(iii) En caso de duda insalvable sobre la ley aplicable debe estarse a lo más
favorable al reo.

B.9. Principio de legitimidad de la prueba

1. El derecho a la prueba se encuentra sujeto a determinados principios, como que su


ejercicio se realice de conformidad con los valores de pertinencia, utilidad,
oportunidad y licitud. Ello puesto que los mismos constituyen principios que
informan la actividad probatoria y, al mismo tiempo, límites inmanentes a su
ejercicio, esto es, derivados de la propia naturaleza del derecho.

2. Al respecto, nuestro Tribunal Constitucional ha establecido claramente los


requisitos de los medios probatorios33:

(i) Pertinencia
Exige que el medio probatorio tenga una relación directa o indirecta con el
hecho que es objeto de proceso: Los medios probatorios pertinentes
sustentan hechos relacionados directamente con el objeto del proceso.

(ii) Conducencia
El legislador puede establecer la necesidad de que determinados hechos
deban ser probados a través de determinados medios probatorios. Será
inconducente o no idóneo aquel medio probatorio que se encuentre
prohibido en determinada vía procedimental o prohibido para verificar un
determinado hecho.

(iii) Utilidad
Se presenta cuando contribuya a conocer lo que es objeto de prueba, a
descubrir la verdad, a alcanzar probabilidad o certeza. Sólo pueden ser
admitidos aquellos medios probatorios que presten algún servicio en el
proceso de convicción del juzgador.

Ello no podrá hacerse cuando se ofrecen medios probatorios destinados a


acreditar hechos contrarios a una presunción de derecho absoluta; cuando se
ofrecen medios probatorios para acreditar hechos no controvertidos,
imposibles, notorios, o de pública evidencia; cuando se trata de desvirtuar lo
que ha sido objeto de juzgamiento y ha hecho tránsito a cosa juzgada;
cuando el medio probatorio ofrecido no es el adecuado para verificar con él
los hechos que pretenden ser probados por la parte... y, cuando se ofrecen

33
En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 6712-2005-HC/TC, emitida con fecha 17 de octubre de
2005, Fundamento Jurídico N° 26.

17
medios probatorios superfluos, bien porque se han propuesto dos medios
probatorios iguales con el mismo fin (dos pericias con la finalidad de
acreditar un mismo hecho) o bien porque el medio de prueba ya se había
actuado antes.

(iv) Licitud
No pueden admitirse medios probatorios obtenidos en contravención del
ordenamiento jurídico, lo que permite excluir supuestos de prueba prohibida.

(v) Preclusión o Eventualidad


En todo proceso existe una oportunidad para solicitar la admisión de medios
probatorios, pasado dicho plazo, no tendrá lugar la solicitud probatoria.

B.10. Principio de imparcialidad e independencia

1. El principio de imparcialidad del juez refiere, de acuerdo al Tribunal Constitucional,


a dos exigencias muy concretas34:

(i) La persona encargada del juzgamiento tiene que ser un juez u órgano con
potestad jurisdiccional, garantizándose así la prohibición de ser enjuiciado
por un juez excepcional o por una comisión especial creada exprofesamente
para desarrollar funciones jurisdiccionales o que dicho juzgamiento pueda
realizarse por comisión o delegación, o que cualquiera de los poderes
públicos pueda avocarse al conocimiento de un asunto que debe ser
ventilado ante órgano jurisdiccional.

(ii) La jurisdicción y competencia del juez deben de ser predeterminadas por la


ley, lo que comporta que dicha asignación debe haberse realizado con
anterioridad al inicio del proceso y que tales reglas estén previstas en una ley
orgánica, conforme se desprende de una interpretación sistemática de los
artículos 139º inciso 3 y 106º de la Constitución.

Teniendo en cuenta ello, el principio de imparcialidad tiene dos facetas: En primer


lugar, el aspecto de la imparcialidad subjetiva que refiere a cualquier tipo de
compromiso que pudiera tener el juez con las partes procesales o en el resultado del
proceso (por ejemplo,de acuerdo a NEYRA FLORES 35, el adelanto de opinión sobre
el resultado del caso u decisión es considerado como una vulneración al aspecto
subjetivo de la imparcialidad); y, en segundo lugar, el aspecto de imparcialidad
objetiva referido a la influencia negativa que puede tener en el juez la estructura del

34

En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 4298-2012-AA/TC, emitida con fecha 17 de abril de


2013, Fundamento Jurídico N° 5.
35
NEYRA FLORES, José Antonio. Op. Cit., p. 157.

18
sistema, restándole imparcialidad36, es decir, el sistema judicial debe ofrecer las
condiciones necesarias para evitar que el juez caiga en el vicio de la parcialidad37.

2. La independencia judicial debe ser entendida como aquella capacidad


autodeterminativa para proceder a la declaración del derecho, juzgando y haciendo
ejecutar lo juzgado, dentro de los marcos que fijan la Constitución y la Ley. En
puridad, se trata de una condición de albedrío funcional38.

Es decir, este principio exige que el legislador adopte las medidas necesarias y
oportunas a fin de que el órgano y sus miembros administren justicia con estricta
sujeción al Derecho y a la Constitución, sin que sea posible la injerencia de extraños
-otros poderes públicos o sociales, e incluso órganos del mismo ente judicial (salvo
para el caso de medios de impugnación)- a la hora de delimitar e interpretar el sector
del ordenamiento jurídico que ha de aplicarse en cada caso39.

Atendiendo a lo expuesto, existen dos facetas a considerar40: 

(i) Independencia externa


Según esta dimensión, la autoridad judicial, en el desarrollo de la función
jurisdiccional, no puede sujetarse a ningún interés que provenga de fuera de
la organización judicial en conjunto, ni admitir presiones para resolver un
caso en un determinado sentido. Las decisiones de la autoridad judicial, ya
sea que ésta se desempeñe en la especialidad constitucional, civil, penal,
penal militar, laboral, entre otras, no pueden depender de la voluntad de
otros poderes públicos (Poder Ejecutivo o Poder Legislativo, por ejemplo),
partidos políticos, medios de comunicación o particulares en general, sino
tan solo de la Constitución y de la ley que sea acorde con ésta.
 
En el caso de los poderes públicos, estos se encuentran prohibidos por la
Constitución de ejercer influencias sobre las decisiones judiciales, ya sea
estableciendo órganos especiales que pretendan suplantar a los órganos de
gobierno de la organización jurisdiccional, o creando estatutos jurídicos
básicos distintos para los jueces que pertenecen a una misma institución y se
encuentran en similar nivel y jerarquía, entre otros casos.
36
En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 0004-2006-AI/TC, emitida con fecha 29 de marzo de
2006, Fundamento Jurídico N° 20.

37
NEYRA FLORES, José Antonio. Op. Cit., p. 158.

38
Ibídem, Fundamento Jurídico N° 17.

39
Ibídem. Fundamento Jurídico N° 18.

40
Ibídem.

19
 
(ii) Independencia interna 
De acuerdo con esta dimensión, la independencia judicial implica, entre
otros aspectos, que, dentro de la organización judicial:

(a) La autoridad judicial, en el ejercicio de la función jurisdiccional, no


puede sujetarse a la voluntad de otros órganos judiciales, salvo que
medie un medio impugnatorio.

Es decir, se prohíbe que los órganos jurisdiccionales superiores


obliguen a los órganos de instancias inferiores a decidir de una
determinada manera, si es que no existe un medio impugnatorio que
de mérito a tal pronunciamiento. De este modo, siempre que medie
un medio impugnatorio las instancias superiores podrán corregir a las
inferiores respecto de cuestiones de hecho o de derecho sometidas a
su conocimiento, según sea el caso.

(b) La autoridad judicial, en el desempeño de la función jurisdiccional,


no pueda sujetarse a los intereses de órganos administrativos de
gobierno que existan dentro de la organización judicial.
 
Es decir, ello implica la separación de las funciones jurisdiccionales
de las funciones administrativas que eventualmente pudieran
desempeñar los jueces dentro de la organización judicial, de manera
que las funciones propias de esta administración no puedan influir en
la decisión judicial que se adoptará en un determinado proceso. En
efecto, si un magistrado ha sido elegido por sus iguales como su
representante para desempeñar funciones de naturaleza
administrativa, entonces resulta evidente que, para desempeñar el
encargo administrativo, mientras este dure, debe suspender sus
actividades de naturaleza jurisdiccional, de modo tal que no pueda
influir en la resolución de un determinado caso. Así sucede por
ejemplo, en el ejercicio de la labor de los presidentes de la Corte
Suprema, de las Cortes Superiores de Justicia, de la Oficina de
Control de la Magistratura, entre otros.

B.11. Principio de plazo razonable

1. El Tribunal Constitucional ha establecido consideraciones del mismo para la


evaluación del plazo razonable en la etapa de investigación prejudicial 41; y, en la
41
Al respecto resulta de vital importancia: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 5228-2006
PHC/TC, Sentencia emitida en fecha 15 de febrero de 2007, Lima, Fundamento Jurídico N° 14. Es importante destacar
que los Fundamentos Jurídicos que van N° 11 al 19, constituyen doctrina jurisprudencial, conforme al artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.

20
etapa judicial42. Dentro de dichas consideraciones, se observa la existencia de
criterios comunes que deben de presentarse necesariamente como favorables para el
órgano investigador a efectos que su actividad no sea reputado como acto de
vulneración al Plazo Razonable:

(i) La naturaleza de los hechos materia del caso;

(ii) La actuación del imputado (en vía prejudicial; o, judicial); y,

(iii) La actuación de la autoridad competente (Ministerio Público, o, el órgano


jurisdiccional).

2. En cuanto a la naturaleza de los hechos materia del caso, a juicio del Tribunal
Constitucional, la complejidad puede venir determinada no sólo por los hechos
mismos objeto de esclarecimiento, sino también por el número de investigados, la
particular dificultad de realizar determinadas pericias o exámenes especiales que se
requieran, así como los tipos de delitos que se imputan al investigado.

Es decir, la verificación de la complejidad del caso resulta comúnmente una


consideración que permite la justificación de una actuación de la autoridad a cargo
del caso, cuando la misma se excede en los términos formales señalados por ley.

3. Sin perjuicio de lo referido, debe decirse que, la complejidad no podría ser una
justificación -en sí misma- para la autoridad competente del caso; ello puesto que,
debe observarse necesariamente la concurrencia de los otros dos criterios para
determinar la existencia o no de vulneración al plazo razonable de la investigación.
Así, el Tribunal Constitucional ha señalado -en específico, en el “Caso: Gleizer
Katts” 43, Fundamento Jurídico N° 15, el cual es doctrina jurisprudencial-, respecto
de la actuación del procesado (en vía prejudicial; o, judicial), que la misma inválida
el cuestionamiento al alargamiento de la investigación cuando se presenta una
conducta contraria a la buena fe procesal:

“(…) En cuanto se refiere al investigado se debe tener en cuenta la actitud


obstruccionista del investigado, la cual puede manifestarse en 1) la no
concurrencia, injustificada, a las citaciones que le realice el fiscal a cargo de
la investigación, 2) el ocultamiento o negativa, injustificada, a entregar
información que sea relevante para el desarrollo de la investigación, 3) la
recurrencia, de mala fe, a determinados procesos constitucionales u
ordinarios con el fin de dilatar o paralizar la investigación prejurisdiccional,
y 4) en general, todas aquellas conductas que realice con el fin de desviar o
evitar que los actos de investigación conduzcan a la formalización de la
denuncia penal”.

42
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 3509-2009 PHC/TC, Sentencia emitida en fecha 19 de
octubre de 2009, Lima, Fundamento Jurídico N° 20.
43

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N° 5228-2006 PHC/TC, Sentencia emitida en fecha 15 de


febrero de 2007, Lima, Fundamento Jurídico N° 15.

21
Lo señalado tiene absoluta lógica, pues determinar la situación de vulneración del
derecho al plazo razonable, por el acto propio del investigado, de manera alguna
puede ser considerado como válido en nuestro orden jurídico.

4. La actuación de la autoridad competente resulta el último de los criterios a examinar


para determinar si se ha dado la vulneración al derecho al plazo razonable que le
asiste a toda persona. De acuerdo al Tribunal Constitucional en el ya referido “Caso:
Gleizer Katts” 44 -en específico, Fundamento Jurídico N° 16, el cual es igualmente
calificado como doctrina jurisprudencial-, se ha señalado que:

“En cuanto a la actividad del fiscal, el primer criterio a considerar es LA


capacidad de dirección de la investigación y la diligencia con la que ejerce las
facultades especiales que la constitución le reconoce. En principio, se parte de
la presunción de constitucionalidad y legalidad de los actos de investigación
del ministerio público. No obstante, es una presunción iuris tantum, en la
medida que ella puede ser desvirtuada. Ahora bien, para la determinación de
si en una investigación prejurisdiccional hubo o no diligencia por parte del
fiscal a cargo de la investigación deberá considerarse, de un lado, la
realización o no de aquellos actos que sean conducentes o idóneos para la
formalización de la denuncia respectiva”.

Atendiendo a lo expuesto, resulta claro que lo que habrá de verificarse a es la debida


capacidad y diligencia para la investigación y procesamiento a cargo de las
autoridades competentes; es decir, debe de realizarse los actos idóneos para
determinar la situación jurídica del imputado.

B.12. Principio de inmediación

1. El principio de inmediación implica que el juzgamiento sea realizado por el mismo


tribunal desde el inicio hasta el final; y, permite que el acercamiento que tiene el
juzgador con todos los elementos que le resulten útiles para resolver el caso. Es por
esta razón que se entiende una vinculación íntima con el principio de oralidad, ya
que éste es una condición necesaria para su realización y validez.

2. Es de señalar que el principio de inmediación rige en dos planos45.

(i) En la relación entre quienes participan en el proceso y el tribunal, lo que


exige la presencia física de estas personas.

(ii) En la recepción de la prueba, para que el juzgador se forme una clara idea de
los hechos y para que sea posible la defensa se requiere que la prueba sea
practicada en el juicio.
44
Ibídem. Fundamento Jurídico N° 15.
45

CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Principios del Proceso Penal en el Nuevo Código Procesal Penal. Revista
Derecho & Sociedad. En: http://blog.pucp.edu.pe/item/23860/principios-del-proceso-penal-en-el-nuevo-codigo-procesal-
penal.

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