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Universidad San Sebastián

Facultad de Derecho y Ciencias Sociales


Derecho Administrativo

Tutela Judicial y Reclamo de Ilegalidad


Municipal

Fátima Fuentes
Catalina Henríquez
Loreto Silva

Profesor guía: Pablo Aros Rojas

Concepción, Junio del 2023


En cuanto al objeto de la Garantía de la Tutela Judicial a la Luz del Reclamo de la
Ilegalidad Municipal contenida en la Ley 18.695 es preciso enmarcar el propósito de sus
disposiciones en razón de equilibrar la condición del ciudadano frente a los actos de la
administración cuando estas actuaciones u omisiones infringen los intereses legítimos de
las personas, y así, a través de la tutela judicial, cumplir con una efectiva protección de
estos derechos, existiendo una manifestación del principio de igualdad en la equivalencia
de la posición del individuo y el poder administrativo.

Dado que nos encontramos frente a una garantía judicial, es conveniente establecer que
para el óptimo desenvolvimiento de un proceso primeramente se debe contar con una
capacidad de acceso a la justicia, así consta como una facultad a la que cualquier persona,
en caso de presentar un conflicto de relevancia jurídica, pueda acudir a los Tribunales de
Justicia para que conozcan, resuelvan y ejecuten la causa. Aparejado a esta aptitud, la
tramitación requiere de la eficacia de un debido proceso, requerimientos indispensables
para asegurar un resultado idóneo del procedimiento.

Ahora bien, en la manifestación de una garantía judicial tramitada ante Tribunales de


Justicia, es pertinente hacer énfasis en el artículo 7 de la Constitución Política de la
República de Chile que, referente a sus atribuciones, declara: “Los órganos del Estado
actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia
y en la forma que prescriba la ley”. De esta forma destaca un principio separador de los
poderes del Estado en cuanto a sus funciones, añadiendo:” Ninguna magistratura, ninguna
persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias, otra autoridad o derechos de los que expresamente se le hayan conferido en
virtud de la Constitución o las leyes”. De este modo se infiere un enfrentamiento en la
competencia del poder ejecutivo y el judicial cuando de proteger los derechos subjetivos de
las personas frente la potestad administrativa se trata, ya que no se cuenta con un Tribunal
competente en asuntos administrativos que puedan conocer exclusivamente este tipo de
contiendas. Es entonces cuando cabe preguntar: ¿es legítimo el proceso que llevan a cabo
los Tribunales que actualmente aplican la tutela judicial ante la ilegalidad en las decisiones
del municipio?

I. LA TUTELA JUDICIAL COMO GARANTÍA AL PRINCIPIO DE


IGUALDAD

La tutela judicial es un instrumento por el cual se enjuician los actos de la administración


conforme a la desigualdad del poder administrativo y del individuo, resguardando los
derechos subjetivos e intereses legítimos cuando estos han sido quebrantados. Si bien, esta
garantía contra el reclamo de ilegalidad no está concretamente expresada en la legislación
nacional, se desprende como un derecho fundamental en los Tratados Internacionales
reconocidos por Chile y considerados del mismo rango jerárquico que la Constitución
Política de la República, acorde al artículo 5 inciso 2 de esta misma, cuando declara: “Es
deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta
Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes.” Por ende, el control judicial efectivo extendido de la garantía
reconoce su legitimidad en los textos supranacionales, acercándonos a una interpretación
aún más certera al respecto. Cabe considerar, por otra parte, el motivo esencial del amparo
judicial con objeto de equiparar las partes a favor del ciudadano contra el predominio
estatal, expresión del principio de igualdad como un derecho elemental al pronunciamiento
de un Estado de Derecho.

Referente a lo señalado cabe recalcar el despliegue del catálogo constitucional en el que se


alude el principio de igualdad, cimiento esencial. Pero, a razón de lo expuesto, nos
abocaremos al artículo 19 número 2 inciso 2: “Ni la ley ni autoridad alguna podrán
establecer diferencias arbitrarias”, sentando, mediante precepto constituyente, la
obligatoriedad de los ciudadanos y mandatarios a someterse a las disposiciones presentes en
la Carta Fundamental. Como resultado es necesario vincular lo mandado con lo
determinado en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos al colocar en manifiesto: “Todas
las personas son iguales ante los tribunales y las cortes de justicia”. En este aspecto se
propone un énfasis al derecho de igualdad frente a la justicia, cuando se enmarca la
posición predominante de la Administración ante el individuo al transgredir intereses por
decisiones ilegítimas y arbitrarias. Sin embargo, el criterio de equidad al que se pretende
regir se lleva a cabo imprecisamente cuando, aparejado a ello, no se asegura una
competencia independiente de Tribunales que conozcan la causa Administrativa. Por lo
tanto, se deduce un contraste en la equidad de las partes durante el procedimiento y en las
acciones idóneas para el eficiente proceso de la tutela judicial, puesto que, en su defecto, a
falta de un Tribunal competente, la tramitación de esta garantía no ilustra una clara postura
de igualdad entre las partes representadas, infiriendo una intervención estatal.

¿Existe un real criterio de igualdad, aún con intención de equiparar la condición de ambas
partes en litigio, cuando se presenta una ausencia de Tribunales competentes,
independientes e imparciales que conozcan la causa? Es contraproducente el manifiesto de
garantía, cuando la efectiva protección da inicio en el derecho de acceso a la justicia,
extendiéndose en un debido proceso. ¿Cómo se ejerce una eficaz garantía al reclamo de
ilegalidad a falta del más esencial requerimiento de competencia siempre que no contemos
con Tribunales Contenciosos Administrativos? Competencia que asienta una seguridad
ineludible para quien acude al sistema de justicia a propósito de juzgar los actos
administrativos y obtener un válido control judicial.
II. COMPETENCIA DE TRIBUNALES EN ASUNTOS ADMINISTRATIVOS:
JURIDICIDAD

Ya mencionada la ausencia de Tribunales idóneos para dictaminar en materia


administrativa, es a razón de la contraposición de los poderes del Estado que la designación
de una autoridad judicial de criterio imparcial resulta costosa, ya que reconocería la función
del ejecutivo “apto” para el nombramiento. Sin embargo, tal hipótesis infringe la norma
fundamental de separación de poderes estatales que rige el actual Estado de Derecho. De
ahí que la obtención de una resolución fundada y objetiva adolece de certeza legítima para
quien reclama los derechos e intereses como propios.

En concordancia a la falta de Tribunales Contenciosos Administrativos que conozcan


particularmente la causa y el reclamo de ilegalidad municipal, debemos referirnos en lo
concreto al antecedente previo que advierte la tramitación efectiva de la tutela judicial, en
cuanto condiciona la interposición de la garantía al reclamo administrativo en sede
municipal precedente al empleo del amparo, sin que pueda proceder directamente.

De acuerdo al requisito previo de reclamo administrativo se entiende como una medida de


enmienda por el Municipio ante una decisión ilegítima que transgrede el interés público o
individual, de modo tal que la Administración tiene la oportunidad de subsanar el vicio
advertido en el acto. Por consiguiente, dará apertura a una instancia jurisdiccional una vez
solicitado la enmendación del prejuicio en sede municipal, para, posteriormente ser
atendido por la Corte de Apelaciones, en lo que advertimos, es una instancia para
dictaminar la anulación total o parcial del decreto alcaldicio, exigiendo a la Municipalidad
que rectifique, corrija, subsane la omisión o reemplace la resolución anulada, sin prejuicios
de que decrete un fallo que determine que tal actuación es constitutiva de delito, informe
que implicaría la persecución por el Ministerio Público a recepción de antecedentes por la
Corte de Apelaciones que interviene en el ejercicio judicial.

La tramitación a la que debe someterse actualmente el reclamo administrativo es a la de un


juicio ordinario de mayor cuantía y, a consecuencia de este, obtenemos una sentencia
tardía. Dada la urgencia del interés general resulta imprescindible la existencia de un
Tribunal especializado en estas materias que dicte soluciones eficaces y resguarde los
principios del Estado de Derecho. Si bien la tutela judicial significa un enriquecimiento a
los derechos fundamentales, el problema radica en quién conoce sobre esta garantía. Los
órganos judiciales actualmente facultados no están especializados para inmiscuirse
idóneamente en asuntos de la administración para resolver mediante un criterio objetivo,
considerando que la tramitación debe darse en un marco de debido proceso con garantías y
plazos eficaces para un dictamen concordante.
Recapitulando, damos por sentado que el titular del reclamo parte de su facultad de acceso
a la justicia, lo que establece el principio de jurisdicción y, dispuesto a ello,
comprometemos un derecho al debido proceso teóricamente conceptualizado como una
serie de formalidades mínimas que entendemos como imprescindibles para la sentencia.
De modo que, el fundamento de este derecho parte por el establecimiento de Tribunales
Competentes para la diligencia y posterior resolución al conflicto jurídico, desenvolviendo
otras instancias que, consecutivamente ejercerán como garante, la legitimidad del
procedimiento. Entonces, en este orden de ideas, la formalidad comenzada en la existencia
de Tribunales Contenciosos no debe ser pasada por alto, puesto que sienta los cimientos de
las reglas a las que deben someterse las partes en contienda judicial para obtener la
sentencia más idónea. Por ende, es preciso cuestionarse si a falta de Tribunales
Contenciosos Administrativos, es factible delegar la competencia a la jurisdicción ordinaria
sin criterio suficiente para llevar a cabo el control de los decretos alcaldicios, puesto que, de
tal forma, requiere de una potestad especializada.

Si bien es cierto que la tutela judicial al reclamo de las de la ilegalidad municipal constata
su base en la desproporción del poder estatal y los ciudadanos, convenimos que el propósito
de igualdad que pretende constatar se desbarata en el debido proceso, cuando prescindimos
de la competencia específica que los Tribunales deben tener al juzgamiento y resolución de
las contiendas. Por lo tanto, la equidad que establece la garantía no se corrobora con toda
seguridad para los interesados que aseguran que sus derechos han sido transgredidos. Al
mismo tiempo, la disposición del amparo judicial queda coartado a una primera advertencia
municipal y a la jurisdicción ordinaria, aplazando el proceso al que el ciudadano, en su
posición, se encuentra en desventaja.

En efecto, la limitada competencia a la que se ven envueltos los Tribunales ordinarios para
dirimir contiendas administrativas obstaculiza la coherencia del fallo, pues no dispone de
un criterio imparcial para fundamentar aquella sentencia, y prolonga la tramitación a
quienes representan un interés público de los derechos quebrantados por decisiones
ilegítimas de la administración.
Bibliografía

Aros Rojas, Pablo Fabián (2021): “La Garantía de la Tutela Judicial a la luz Reclamo de
Ilegalidad Municipal de la Ley 18.695” En: Revista de Derecho - Facultad de Derecho
Universidad Católica de la Santísima Concepción (N°39).

CHILE, Constitución Política de la República (11/08/1980)

CHILE, Ley Nº18.695 (26/07/2006) Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades.

NACIONES UNIDAS, ASAMBLEA GENERAL: “Pacto Internacional de Derechos


Políticos y Civiles” 2200 A (XXI) (24 de abril de 1989)

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