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¿Cuándo el juez puede solicitar pruebas de oficio?

 Conforme al artículo 194 del Código Procesal Civil el Juez como director


del proceso, a fin de lograr los fines del proceso establecidos en el
artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil, tiene que agotar
todos los medios necesarios a fin de eliminar la incertidumbre con
relevancia jurídica sometida a su conocimiento. Más aun, teniendo en
cuenta que la autoridad jurisdiccional tiene una posición privilegiada en el
proceso en lo que a obtención de pruebas se refiere (poder probatorio
oficioso), pues está facultado a ordenar medio de prueba oficiosa; todo
ello con la finalidad de verificar si lo afirmado por las partes respecto a
los hechos controvertidos se correlaciona con la verdad, pudiendo usar
esta facultad ante la existencia de insuficiencia probatoria, que no le
permite resolver correctamente la litis y respetando los límites
establecidos por el legislador.

Doctrina:

Ledesma Narváez, sostiene que: “La nueva expresión del dispositivo a


través del llamado principio de aportación, señala que las partes tienen el
monopolio de aportar al proceso los elementos fácticos de sus
pretensiones, los hechos y los medios de prueba; pero esto último no es
exclusividad de las partes. El juez no se limita a juzgar sino que se
convierte en un verdadero gestor del proceso, dotado de grandes poderes
discrecionales, orientados no solo a garantizar el derecho de las partes
sino principalmente a valores e intereses de la sociedad.

La facultad probatoria del juez, por regla general, debe desarrollarse dentro
de los límites que señalan los hechos de las partes que es materia del
debate, pero esos límites pueden ser superados cuando se advierte la
posibilidad de actividad fraudulenta en el proceso. 

El juez no se halla limitado o condicionado a la previa actividad probatoria


de las partes, por el contrario, el juez podrá complementar la prueba
producida por las partes y aun en casos que estas no hayan producido
prueba alguna, en ejercicio del poder deber que se le otorga puede y debe
suplirla y ello aunque las partes hayan cumplido su carga probatoria por
omisión, negligencia o insuficiencia.

Hernando Devís Echandía: ha señalado que el juez en tanto sujeto


principal de la relación jurídico procesal y del proceso, le corresponde
decretar oficiosamente toda clase de pruebas, que estime convenientes
para el esclarecimiento de los hechos que interesen al proceso. 

Conclusión:

El Juez, al considerar que los medios probatorios ofrecidos por las partes
son insuficientes para determinar el resultado del caso; como director del
proceso y en atención a la facultad contenida en el artículo 194
del Código Procesal Civil, debe agotar los medios necesarios a fin de
resolver el conflicto de intereses con relevancia jurídica conforme al
artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil (respetando los
límites impuestos por el legislador); omitir ello constituye afectación al
debido proceso.

Jurisprudencia:
(Exp. Nº 98-33035-3116, Sala de Procesos Ejecutivos, Ledesma Narváez,
Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 5, Gaceta Jurídica, Sumilla 226).

Si se realizó la cesión de garantía hipotecaria porque el ejecutante asumió el pago de


la letra, la misma que al ser descontada aparentemente pretendió ser cancelada con el
cheque girado y rechazado luego por falta de fondos; el juez, para un esclarecimiento
pertinente, de oficio debe ordenar que el ejecutante presente los documentos que
dieron origen a la deuda que fue pretendida cancelar con el cheque

Cómo prueba el comprador su buena fe al adquirir un bien inmueble

CASACIÓN N° 1737-2018 CALLAO

“No basta acreditar la adquisición del bien a título oneroso del titular registral, sino

además, que las pruebas actuadas en el proceso deberán encontrarse destinadas a

corroborar la buena fe con la que actuaron los compradores del bien, no solo en el

Registro sino en la diligencia ordinaria que se debe desplegar cuando se pretende

adquirir un bien inmueble, la cual impone al comprador el deber de verificar el estado

actual del bien que adquiere y principalmente quién o quiénes detentan la posesión del

mismo y a título de qué, pues al poseedor de un bien se le reputa propietario mientras

no se demuestre lo contrario. Artículo 139 numerales 3) y 5) de la Constitución Política

del Estado.”

JURISPRUDENCIAL

CASACIÓN 830-2016 LIMA NULIDAD DE ACTO JURÍDICO

Deben concurrir copulativamente los siguientes requisitos:

 a) Que, el adquirente de un derecho lo haga a título oneroso;


 b) Que, el adquirente actúe de buena fe, tanto al momento de la celebración del acto

jurídico del que nace su derecho, como al momento de la inscripción del mismo, buena

fe que se presumirá mientras no se acredite que tenía conocimiento de la inexactitud

del registro, es decir, se trata de una presunción iuris tantum;

 c) Que, el otorgante aparezca registralmente con capacidad para otorgar el derecho

del que se tratase;

 d) Que, el adquiriente inscriba su derecho;

 e) Que, ni de los asientos registrales, ni de los títulos inscritos resulten causas que

anulen, rescindan, resuelvan el derecho del otorgante.

 En ese sentido, debe verificarse en los hechos la concurrencia de todos los requisitos

para que el recurrente pueda ampararse en la buena fe registral.

Casación N° 3505-2018-Puno

“El artículo 2014 del código civil consagra el principio de buena fe registral; sin

embargo, la presunción de buena fe registral constituye una presunción iuris tantum,

es decir, que admite prueba en contrario, y a un comprador diligente, lo menos que se

le puede exigir es verificar quien se encuentra en posesión del inmueble y en qué

condiciones.”

Casación Nº 1589-2016-Lima Norte.

Comentario:

“La Corte Suprema, por su parte, desestimó el recurso de casación presentado por los

demandados. El Colegiado sostuvo que la sala superior indicó que la demandante

ejercía la posesión del inmueble durante años en virtud del contrato celebrado con el

primigenio propietario, asimismo, los codemandados conocían de dicha posesión, por


ende, estos no actuaron de buena fe, por lo que no estarían asistidos de la protección

que ofrece el artículo 2014 del Código Civil.

Aunado a ello, los magistrados supremos inciden en que no es suficiente la

constatación de la información registral para ser considerado como un adquirente de

buena fe. En ese sentido, refieren que es imprescindible acudir a elementos extra

registrales, como la determinación del título que sostiene la posesión de los ocupantes

del bien inmueble, para ser catalogado como un comprador diligente. Así, señalaron

que “un comprador diligente no solo intenta conocer quién ocupa el inmueble que

pretende adquirir, sino a título de qué lo ocupan”.

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