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UNIDAD 1: DEL MÉTODO DE LA INTERPRETACIÓN AL MÉTODO CLÍNICO

- La objetividad de la posición de analista no se basa en la evidencia externa, sino


en la confianza dada la palabra del paciente, y al desarrollo de esta palabra,
acaso antes nunca escuchada, a través de dos métodos sucesivos.

- La realidad que importa es la realidad psíquica y subjetiva del paciente. El principio


de la realidad quiere decir que allí el objeto está perdido. 
-

1. MÉTODO FREUDIANO DE LA INTERPRETACIÓN . Pregunta De Freud: cuál es


el sentido de los sueños.

Se trata de abrir por vía asociativa todo lo que el “paciente” pueda y quiera decir,
lo más libremente posible. Es para motivar esa libertad asociativa que el analista
también puede permitirse ensayar lo más libremente posible sus intervenciones y
las interpretaciones (TÁCTICA), que no tienen que ser predeterminadas, ni
pretendiendo alcanzar objetivos fijados, tampoco construcciones teóricas.
Analista: puede apelar al inconsciente para ensayar un DECIR PARCIAL: a
veces sorprendente, y diferente de la explicación sabia y del sentido común. La
INTERVENCIÓN ha de jugar con el ABSURDO, LO INCOMPLETO, LO
PARADÓJICO, CON EL SINSENTIDO: buscando una REACCIÓN ASOCIATIVA
más amplia del paciente, que añada más ocurrencias por la vía de sus
formaciones del inconsciente, o una reacción crítica e incluso correctiva respecto
de la intervención del analista.
LIBERTAD ASOCIATIVA: experiencia de diálogo entre DOS SUJETOS DEL
INCONSCIENTE, que no se entienden pero se escuchan, porque reaccionan al
decir del otro de diversos modos.

Texto de Freud: El método de interpretación de los sueños. Análisis de un


sueño paradigmático

Método de la interpretación de los sueños en la Antigüedad:


- SIMBÓLICO: toma en cuenta todo el contenido del sueño y busca reemplazarlo
por otro comprensible.
- DESCIFRADO: cada signo se traduce en otro signo de significado comprensible.

Lo más valioso de los sueños son los retornos de lo reprimido. El método que
propone Freud se parece más al método del descifrado, pero lo novedoso que
introduce es que el intérprete del sueño no es un tercero sino que es el propio
soñante mediante la asociación libre, tendrá en cuenta además las
circunstancias de vida del soñante. Se tratará de descomponer en fragmentos
el sueño para que el paciente asocie lo que se le ocurre respecto a cada
fragmento, es algo compuesto, un conglomerado de formaciones psíquicas
(p.125). TRATAR AL SUEÑO MISMO COMO UN SÍNTOMA. (p. 122). Introducción
de la regla fundamental, mismo método en el síntoma y en el sueño, método de
interpretación, regla fundamental, que diga todo cuanto se le ocurra.
p. 139: el sueño figura en cierto estado de cosas tal como yo desearía que fuese;
SU CONTENIDO ES, ENTONCES, UN CUMPLIMIENTO DE DESEO Y SU
MOTIVO, UN DESEO.

2. MÉTODO CLÍNICO: PONER AL ANALISTA EN EL BANQUILLO . El analista ya


no es libre, es convocado a dar cuenta de cuáles fueron los efectos de sus
intervenciones, de sus buenas intervenciones y de las no tan buenas pero
eficaces, que pudieron haber producido un efecto reactivo en el paciente:
momentos transferenciales en el que el paciente deja de ser tan paciente y
empieza a reaccionar con su síntoma y hace valer su padecimiento al modo de
una revuelta. PADECE SU SÍNTOMA PERO TAMBIÉN REACCIONA CON ÉL,
plantea con él su desacuerdo con el Otro en primer lugar, y luego a lo largo del
análisis, muestra su desacuerdo y su incoherencia consigo mismo: núcleo
estructural de la neurosis.

Texto: LA DIRECCIÓN DE LA CURA Y LOS PRINCIPIOS DE SU PODER (1, 2,


3, 4)

En el método freudiano: el paciente tendrá que pagar con palabras, decir lo que
le venga, también tendrá que pagar con su presencia dinero y otras dificultades.
Método clínico:
PUNTO 2. El analista dirige la cura pero no debe dirigir la paciente. La dirección de
la cura consiste en primer lugar en hacer aplicar la regla analítica. Aquí es donde
se muestra el problema de la dirección de la cura: no pudiendo formularse sobre
una línea de comunicación unívoca.
PUNTO 3. El analista también debe pagar: con palabras, no con cualquier
palabra, no es un adoctrinamiento, es interpretación. También con su persona:
diga lo que diga se presta como soporte a los fenómenos singulares que el análisis
ha descubierto en la transferencia. Y debe pagar con lo que hay de esencial en
su juicio más íntimo: El analista introduce su deseo, introducirse como
objeto en el campo del deseo, para producir esa precipitación. Su deseo de
analizar.
Deseo del analista:  EL deseo del analista,que tiene que ver que renuncia a sus
ideales, a sus prejuicios, a su religión, para poder ser semblante de a, y poder ser
tomado desde ese lugar de objeto a para la transferencia.

PUNTO 4: Método clínico: dar cuenta de los efectos que tuvo lo que el propio
analista dijo. Interrogar al psicoanalista y empujarlo a dar sus razones: PONERLO
EN EL BANQUILLO. Opone al analista intérprete con el método clínico.

Texto: MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DE REALIDAD: REVOLUCIÓN DEL MÉTODO


FREUDIANO
Lacan señala: la actitud de sumisión a lo real en Freud, por el sesgo de reconocer en el
testimonio del sujeto que la mayor parte de los fenómenos psíquicos se refieren a una
función de relación social, “no hay motivo para excluir la vía que debido a ello abre el
acceso más común, o sea, el testimonio que acerca de fenómenos tales da el sujeto
mismo”.

Paso metodológico: Si se quiere reconocer una realidad propia a las reacciones


psíquicas, es necesario comenzar por no elegir entre ellas, y respetar la sucesión de
las asociaciones: NEUTRALIDAD. Supone también liberar el texto inconsciente
(significante) de las cadenas del relato preconsciente, que disimulan los nexos o ataduras
significantes que realmente importan en la estructuración subjetiva.

2 leyes de la experiencia analítica, reunidas por Freud como regla fundamental del
psicoanálisis

- Ley de no omisión: promover lo que no parece interesante, lo cotidiano, lo


ordinario, lo que va de suyo y también lo que cuesta decir, lo que sería más fácil
no decir.
- Ley de no sistematización: plantea la incoherencia como condición de la
experiencia, otorgando una presunción de dignificación a todo un campo de
desechos de la vida mental: escenarios del sueño, presentimientos, fantasías y
ensoñaciones, delirios confusos o lúcidos, y también fenómenos negativos tales
como recuerdos difusos, olvidos, lapsus del lenguaje, actos fallidos.

TEXTO: FREUD, CONSEJOS AL MÉDICO SOBRE EL MANEJO ANALÍTICO

Pregunta fundamental: ¿cuál es para el analista el correspondiente a la regla analítica


fundamental instituida para el paciente?

- Guardar en la memoria los innumerables nombres, fechas, detalles del recuerdo,


ocurrencias y producciones patológicas que se presentan durante la cura, y en no
confundirlo con un material pareció oriundo de otros pacientes analizados antes o
al mismo tiempo. No querer fijarse en nada en particular y en prestar a todo cuanto
uno escucha la misma atención parejamente flotante. No hacer caso a sus
injerencias conscientes inmediatas, abandonarse a sus memorias inconscientes,
escuchar y no hacer caso si, dominado por sus prejuicios, se fija en algo del
material asociativo del paciente. No seleccionar apresuradamente. Obedecer a la
regla psicoanalítica que indica desconectar la crítica de lo inconsciente y sus
retoños. Uno tiene que escuchar cosas cuyo significado con posterioridad
discernirá. Fijarse en todo por igual: es el correspondiente a lo que se le exige al
analizado, para el analista. Si nos comportamos de otra manera, desestimamos lo
que le pedimos al paciente con respecto a la regla fundamental.
- No es posible tomar nota detalladamente de todo, porque se realiza una
selección dañina del material.
- Tomar notas se podría justificar en el caso de querer convertir el caso del paciente
en una publicación científica.
- Mientras el tratamiento de un caso no esté cerrado, no es conveniente elaborarlo
científicamente. No intentar comprender ni cerrar el caso anticipadamente,
dejar la investigación para un momento posterior. No especular ni cavilar mientras
analiza, y en someter el material adquirido al trabajo sintético de pensar sólo
después de concluido el análisis. (Lacan: el analista es al menos dos, el que
mientras escucha no piensa, y el clínico-investigador que luego intenta reconstruir
lo que ocurrió en la sesión o en un tramo del proceso analítico).
- Aquella frialdad de sentimiento que cabe exigir al analista se justifica porque
crea para ambas partes las condiciones más ventajosas: par el médico, el muy
deseable cuidado de su propia vida afectiva; para el enfermo, el máximo grado de
socorro que hoy nos es posible prestarle.
- Intervenir sin censura. Estas reglas pretenden crear el correspondiente, para el
médico, de la regla analítica fundamental instituida para el analizado. El médico
debe ponerse en estado de valorizar para los fines de la interpretación, del
discernimiento de lo inconsciente escondido, todo cuanto se le comunique, sin
sustituir por una censura propia la selección que el paciente resignó: debe volver
hacia el inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como órgano
receptor, acomodarse al analizado. Lo inconsciente del médico se habilita para
restablecer, desde los retoños a él comunicados de lo inconsciente, esto
inconsciente mismo que ha determinado las ocurrencias del enfermo. La
interpretación es tentativa, a ser evaluada en función de los efectos que se
produzca en el analizante.
- Si el médico ha de estar en condiciones de servirse así de su inconsciente como
instrumento del análisis, él mismo tiene que llenar en vasta medida una
condición psicológica. Es lícito exigirle que se halla sometido a una
purificación psicoanalítica. Cualquier represión no solucionada en el médico
corresponde, según una certera expresión a un “punto ciego” en su percepción
analítica.
- El médico no debe ser transparente para el analizado, sino mostrar lo que le es
mostrado.
- Como médico es preciso ser sobre todo tolerante con las debilidades del enfermo,
darse por contento si, aun no siendo él del todo valioso, ha recuperado un poco de
la capacidad de producir y de gozar. La ambición pedagógica es tan inadecuada
como la terapéutica.
- Es incorrecto dictar al analizado deberes. Uno debería mostrarse
particularmente inflexible sobre la obediencia a esta regla en el caso de los
enfermos que practican el arte de escaparse a lo intelectual en el tratamiento

TEXTO: LACAN, LA DIRECCIÓN DE LA CURA Y LOS PRINCIPIOS DE SU PODER,


CAPÍTULO 1, PUNTO 2.

Lacan sitúa el nexo entre la dirección de la cura y la regla fundamental del psicoanálisis.

- La dirección de la cura comienza por hacer aplicar al sujeto la regla


fundamental del psicoanálisis.
- El problema de la dirección se muestra, ya desde las directivas iniciales
respecto de la regla fundamental, como no pudiendo formularse en una línea
de comunicación unívoca. Estas directivas se plantean bajo la forma de
consignas de las cuales, por poco que el analista las comenta, puede sostenerse
que hasta en las más mínimas inflexiones de su enunciado servirán de vehículo a
la doctrina que sobre ellas se ha hecho el analista, en el punto de consecuencia a
que han llegado para él. Es que no llegó a esa posición de analista sino pasando
antes por su análisis personal.

CAP 1.4

El clínico coloca al intérprete en el banquillo del acusado, ya que como el intérprete


es libre, “libre siempre del momento y del número, tanto como de la elección de sus
intervenciones”.. si también él interviene desde el inconsciente, cómo ubicar su
responsabilidad (cuestión ética).

Momento clínico: el analista es llamado a dar cuenta de los efectos de sus intervenciones.

CAP 4.7: Lacan señala la dificultad inherente al cumplimiento de la regla


fundamental, que sin embargo el analista debe apostar porque el analizante cumpla.

- No siempre la palabra es tan libre: hay cierto encadenamiento inconsciente de


las asociaciones significantes, por lo cual cada uno vuelve sobre lo mismo.
- Una palabra libre puede ser penosa y temible . El riesgo de la palabra libre es
que “podría ser verdad” (certera, realizativa) y ya no podría volver a entrar en
la duda. Allí la palabra alcanza un valor de acto (unidad 4). En el proceso de
acercarse a esa palabra libre, se experimenta el tironeo del síntoma, tironeo que
ya no se puede disimular, y que se vuelve cada vez más difícil de soportar. Solo
cuando el síntoma deviene insoportable, empuja a una resolución. Es la
ventaja que Freud señaló de la agravación del síntoma durante la cura.

Acción de escuchar del analista: no obliga a comprender: incita desplegar lo que no


se entiende. “la escucha no me obliga a comprender”.

En el tratamiento analítico el síntoma duele, divide, se revela como ese real del hablante
indeciso, que Lacan “enseña” literalmente a escribir con el matema $. Matema quiere
decir: elemento enseñable, transmisible.

p. 588 habla de DEMANDA.

TEXTO: LOMBARDI, CLÍNICA PSICOANALÍTICA.

- La clínica psicoanalítica tiene una base: lo que se dice en análisis. Esa base no
es la clínica: esta recién se activa en el intento de dar cuenta de la eficacia de lo
que se dice en el diván.
- La clínica es retroactiva. Es un camino de interrogación sobre lo acontecido,
sobre las secuencias de asociación-interpretación-asociación que permiten leer
una eficacia.
- Esta perspectiva clínica lleva a Lacan a afirmar: la clínica psicoanalítica
consiste en obligar al analista a dar sus razones.
- La clínica no está en el momento acto, sino la lectura del acto, por eso la
clínica psicoanalítica consiste en volver a interrogar todo cuanto Freud ha
dicho, para extraer las consecuencias del campo enorme que abrió, con sus
aciertos, de sus errores y de sus impasses. Se trata de hacer el inventario de los
efectos de ese acto. “para esclarecer la experiencia del análisis se debe
ponerla en cuestión hasta el final de la cura”, por eso se plantea el dispositivo
del pase para plantear al analizante las preguntas que el analista no puede
responder. No solo se debe interrogar el análisis, sino también a los analistas:
urgirlos de dar sus razones, que den cuenta de lo que su práctica tiene de
aventurada, es conminarlos a una enunciación que se apoye en los puntos en que
el saber es precario, el saber que Freud hizo valer para sostener la práctica del
analista en el borde pulsional del olvido.

- Lacan propuso la siguiente definición (1976) incluye ASPECTOS CLÍNICOS,


ÉTICA Y LÓGICA:
 La clínica es lo real en tanto que imposible de soportar (REAL) : es devuelta a
la experiencia misma, a la experiencia más íntima, esa por la cual cada uno ha
pasado en tanto sujeto que no sólo es sujeto del lenguaje sino también sujeto
que experimentó lo que el lenguaje implica de insoportable para el viviente,
esos puntos que Freud llamó “trauma” y que están en la raíz del síntoma.
Para estar a la altura de esa clínica se necesita haber pasado por ella como
analizante, haber recorrido el camino que lleva al “reconocimiento” en el síntoma
no solo de la huella, sino también de lo que él conserva de trauma actual, de
goce intolerable al que el sujeto permanece fijado. Tal “reconocimiento” no es
posible sin un levantamiento, aunque sea transitorio, de la represión. Solo
quitando los disfraces narcisísticos o fantasmáticos que vuelven al síntoma
soportable (fantasía), solo entonces llegamos a recordar, a revivir lo imposible de
soportar.
 El inconsciente es la huella y el camino por el saber que constituye
(SIMBÓLICO): se llega a lo insoportable del síntoma por el inconsciente. El
psicótico testimonia de las vías del inconsciente a cielo abierto, padece de eso sin
saber aunque tiene certeza. El neurótico, es en la incertidumbre donde debemos
por el contrario encontrar nuestra certeza de analista del neurótico. El
inconsciente es la huella y al mismo tiempo el camino que nos orienta hacia
el ombligo real del síntoma.
 Haciéndose un deber repudiar todo cuanto implica la idea de conocimiento
(IMAGINARIO): delimitación de la clínica psicoanalítica. Tiene que ver con haber
pasado por la experiencia de analizarse. Imperativo ético que nos hace repudiar
la idea de conocimiento, no es tomando al paciente como objeto de nuestro
conocimiento como podemos hacer clínica desde el psicoanálisis. Una
transformación del sujeto con respecto al síntoma es en cambio la condición
freudiana del análisis. La clínica exige repudiar todas las objetivaciones
psicológicas del sujeto al que en la experiencia encontramos solamente asegurado
en su división, en una exterioridad ontológica y ética esencial respecto del
“individuo” tomado como objeto de conocimiento. No se llega a lo insoportable del
síntoma desde afuera, sino desde una posición de “estricta sumisión a las
posiciones propiamente subjetivas del enfermo”.

- Distinción entre conocimiento y saber: la hipótesis de Lacan es que el


inconsciente es mero saber, mera articulación significante, que involucra
realmente al sujeto, mientras que la relación entre sujeto y objeto del
conocimiento es del reino de la fantasía. La fantasía puede enmarcar la
realidad, una realidad que Freud sitúa en el texto “La negación” como el lugar
donde no se encuentra, donde el objeto está perdido, justamente por creer
conocerlo.
- La clínica analítica es anticognitiva. A la realidad de la fantasía, donde el objeto
parece cognoscible y que puede ser poseído, a ese “conocimiento” Lacan opone lo
real, un real padecido, el síntoma como imposible de soportar del que el
parteneire puede ser una forma.
- Los psicólogos pueden creer que se accede al padecimiento por vía del
conocimiento, de la evidencia para todos, o por el darse cuenta, el insight, el Ah-
ha. Lacan sitúa ese conocimiento o comprensión en la experiencia más
imaginaria. Ese darse cuenta puede tener alguna utilidad para las terapias lo
más breves posibles.
- Distinción entre terapia y clínica. Que el afán por resultados rápidos e inestables
no haga que se pierda la oportunidad de resolver una posición existencial
sintomática e insatisfactoria. Lo cual no quiere decir que el análisis instale una
temporalidad lenta, morosa, rutinaria.
- Una vez que se revela el momento clínicamente nítido del síntoma como imposible
de soportar, el paciente deviene analizante, impaciente, deviene un caso de
urgencia.
- El síntoma alcanza lo real cuando se manifiesta como división subjetiva, sin
justificación sacrifical. El síntoma deviene real cuando pierde la compensación
de la fantasía que justifica y hasta vuelve placentera cualquier mortificación
(pegan a un niño, por ejemplo). Porque la fantasía borra la división del sujeto,
en ella el sujeto no está dividido, está más bien desvanecido o desaparecido.
- Sentido que le damos a la existencia de Freud: una enunciación que hace lugar
a los impasses del saber.
- La clínica no es la experiencia, no es tampoco la acumulación de la experiencia.
EL SENTIDO DE UN SÍNTOMA NO COINCIDE CON EL DE OTRO DEL MISMO
TIPO, PORQUE NO RECORREN LAS MISMAS VÍAS SIGNIFICANTES (singular).
- El discurso en que el síntoma se eleva al lazo social (discurso histérico), el
síntoma dice algo de la estructura, más allá o más acá del sentido. Es solo a
partir del modo histérico que la pregunta del síntoma puede verdaderamente
plantearse, con el síntoma la pregunta se plantea.
- Caso del obsesivo: su síntoma tampoco comunica “estructuralmente” (a diferencia
del histérico)
- Impasses de la comunicación del síntoma: donde solo se comunica lo que
falta.
- Tipos clínicos lacanianos: formas normales de estabilización de la falta-esencia del
deseo.

El psicoanálisis no pretende abolir el saber de clasificación, sino que lo desplaza desde


la identificación de formas visibles desde una perspectiva exterior y objetivante, hacia la
pregunta con que se elabora el tipo clínico desde el núcleo estructural del síntoma:
¿lo que en él hace falta, cómo está constituido? ¿cómo el síntoma se inserta o se aparta
del lazo social?

La clínica psicoanalítica es un esfuerzo de articulación, de saber sobre los


impasses del saber en que se constituye el sujeto del inconsciente. Impasses
insuperables. El inconsciente nos sabe y nosotros nunca llegamos a saberlo, pero algo
llegamos a saber por las vías del análisis y de la clínica que el análisis genera: algo
que no termina de asegurarse sino por un cambio en nuestra posición respecto del
saber, como Freud explica. El acceso al saber no se hace sin un cambio en la
posición del sujeto, lo que exige un trabajo psíquico, requiere un duelo.

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