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RESUMEN TEÓRICOS

1) LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA Y EL MÉTODO FREUDIANO.


1.1 Definición de la clínica psicoanalítica: lo real como “imposible de soportar”.
Versiones lacanianas de lo real: el síntoma, lo imposible, la repetición
imposible, la repetición. 1.2 El método freudiano y su regla fundamental: el
inconsciente como “huella y camino”. La dirección de la cura y los diferentes
planos de la intervención del analista. 1.3 La posición del oyente ante el sujeto
que pide ayuda: objetivar o dar la palabra. La atención parejamente flotante:
comprender o escuchar lo que no se comprende. 1.4 La distinción entre
terapéutica y clínica: demanda de felicidad, promesa analítica y deseo del
analista. 1.5 La noción de “elección de neurosis” y sus consecuencias éticas: la
“sumisión a las posiciones subjetivas del enfermo”.

CONSEJOS AL MÉDICO SOBRE EL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO - FREUD


Freud propone una serie de reglas y técnicas que son producto de sus años de
experiencia.
1- ATENCIÓN FLOTANTE: El médico deberá guardar en la memoria los innumerables
nombres, fechas, detalles de recuerdos, ocurrencias y producciones patológicas del
paciente sin confundirlo con un material parecido proveniente de otro paciente. Para
lograr esto, el médico no debe fijarse en nada en particular y prestar a todo lo que
escucha la misma “atención parejamente flotante”, suspender las motivaciones que
habitualmente dirigen la atención, sin recortar o escoger nada. Tan pronto como uno
tensa adrede su atención, empieza también a escoger entre el material ofrecido,
guiado por expectativas e inclinaciones propias, corriendo el riesgo de no hallar
nunca más de lo que ya sabe. El médico deberá abandonarse por entero a sus
memorias Inconscientes, deberá volver “hacia el Inconsciente emisor del enfermo su
propio Inconsciente como órgano receptor”, es una comunicación de inconsciente a
inconsciente.
Esta regla permite al analista descubrir las conexiones inconscientes en
el discurso del paciente. Mediante ella, el analista puede conservar en su memoria
multitud de elementos aparentemente insignificantes, cuyas correlaciones sólo más
tarde se pondrán de manifiesto.
ASOCIACIÓN LIBRE: Por su parte, como contrapartida, el analizado deberá atenerse
a una particular exigencia, considerada la regla fundamental del psicoanálisis: referir
todo cuanto se le ocurra, sin críticas ni selección previa (Asociación Libre). Así, los
elementos del material que ya se ensamblan en un nexo quedarán a disposición
conciente del médico, mientras que los elementos restantes, todavía incoherentes,
surgirán en la memoria del médico tan pronto como el analizado presente algo nuevo
al cual referirlo.
2- NO HACER ANOTACIONES, PRIVILEGIAR LA ESCUCHA: Desaconseja que en
el curso de las sesiones se tomen notas extensas, se redacten protocolos, etc., ya
que de esta manera se practicaría una dañina selección del material, contrario a la
atención flotante.

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3- NO HACER HIPÓTESIS MIENTRAS ANALIZA, hacerlo luego de concluido el
análisis: Mientras el tratamiento de un caso no esté cerrado, no es bueno elaborarlo
científicamente. La conducta correcta del analista consistirá en no especular ni cavilar
mientras se analiza, someter el material adquirido al trabajo de pensamiento sólo
después de concluido el análisis.
4- SUPERVISIÓN: El médico no puede tolerar aquellas resistencias que aparten de
su conciente lo que su inconsciente ha discernido. Para ello es lícito exigirle que se
someta él mismo a un tratamiento psicoanalítico que le permitirá tomar conciencia de
sus propios complejos que pudieran perturbarlo, para aprehender lo que el analizado
le ofrece. El propio análisis permite vivenciar experiencias e impresiones que en vano
buscaría en libros o conferencias. Cualquier represión no solucionada en su propio
análisis corresponderá un punto ciego en su percepción analítica.
5- NO SER TRANSPARENTE: Freud critica la actitud del médico que considera
adecuado para superar las resistencias del enfermo dejar ver sus propios defectos y
conflictos anímicos. El médico debe mostrar sólo lo que le es mostrado, una relación
asimétrica.
6- EVITAR LA AMBICIÓN PEDAGÓGICA: Freud se opone terminantemente a hacer
del paciente un patrimonio personal, a imponerle ideales y a complacerse por su obra
luego de haberlo formado a su imagen y semejanza. No se debe educar al enfermo
para que se asemeje a nosotros, sino para que se libere y consume su propio ser.
7- ABSTINENCIA: Frialdad de sentimientos exigible al analista, crea condiciones más
ventajosas. Para el médico, el cuidado de su propia vida afectiva; para el enfermo, el
máximo grado de socorro que hoy nos es posible prestarle. No otorgarle al paciente
una satisfacción sustitutiva (algo que le falta al paciente y que éste viene a demandar
al analista, relacionado con la castración), no otorgarle un amor que está pidiendo,
que en realidad se lo pide a otro (transferencia) motor del tratamiento: dejar subsistir
la angustia.
8- NEUTRALIDAD: No interviene la persona del analista, sino el analista
como función. Sus valores y creencias no tienen lugar. No omitir juicios de valor, ya
que no somos nosotros ante el paciente sino que estamos en el lugar de los primeros
objetos todo poderosos (imagos parentales). El paciente está atento a nuestras
opiniones. Aconseja tomar por modelo al cirujano que deja de lado todos sus afectos
y aún su compasión humana, y concentra sus fuerzas espirituales en una meta única:
realizar una operación lo más acorde posible a las reglas del arte.
9- Es incorrecto dictar al analizado unos deberes: recopilar sus recuerdos, reflexionar
sobre cierta época de su vida, etc.
10- No tratar parientes.
El núcleo duro del método analítico: - Asociación libre; - Atención parejamente
flotante; - Neutralidad; - Abstinencia.

Lacan - La dirección de la cura y los principios de poder (1958)

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SEMINARIO 7: LA ÉTICA DEL PSICOANALISIS – LACAN (1959-1960)

¿Qué tiene que haber para que haya psicoanálisis? Ética: Lo que importa es que haya
ética, posición del sujeto, intervención analista.
Lacan sostiene que la ética tradicional se postula como búsqueda de un bien, existe
el bien supremo y este bien es al que hay que aspirar por encima de todos los
demás. Hay aquí una cuestión del bien que corresponde a un bien ideal.
Si se tiene en cuenta el deseo, encontramos lo revoltoso que puede resultar en
cuanto a la ética tradicional. Uno de los fines del psicoanálisis va en contra de la
búsqueda de algún tipo de bien, puesto que esto ocasiona un obstáculo en la vía del
deseo. Podemos considerar que la búsqueda del bien está guiada por el placer.
El placer tiene una doble concepción, se vive hasta un límite como placer, como
descarga, como la reducción de tensión, pero cuando se atraviesa ese punto límite,
tenemos que el placer se experimenta como dolor, eso es lo que en psicoanálisis
llamamos goce. Es decir, el placer no solamente seria satisfacción posible, deseable y
buena, sino que el goce viene a cuestionar cualquier estatuto de búsqueda del bien,
de cualquier vía direccionada por el placer.
Lacan decide fundar el campo de una ética posible para el psicoanálisis, ¿Cuál sería
una ética posible para el psicoanálisis? “¿Ha actuado en conformidad con el deseo
que lo habita?”. El alcance de esta fórmula constituye la posibilidad de introducir
el deseo en el campo de la acción. Un campo olvidado por la ética tradicional. La
ética del psicoanálisis no puede referirse a la búsqueda del ideal del bien, mucho
menos a la búsqueda de este bien a través del placer. La ética del psicoanálisis se
remite a la experiencia del sujeto y se inscribe en la estricta relación entre acto
y deseo, apunta a interrogar al sujeto por el deseo en los actos que este realiza,
en las acciones de la vida cotidiana.
El sujeto actúa regido por el deseo, el deseo esta siempre ahí en el acto del hombre.
Lacan no para ahí, puesto que el Bien –Decir es un acto en sí mismo. Entonces, el
bien- decir corresponde al deseo, en tanto que el sujeto debe hacerse responsable
por él hay un cambio que va de saber si ha actuado en conformidad con él o no al
reconocimiento en la estructura. Lacan toma el concepto de ética para imprimirlo a los
dos vértices del dispositivo analítico: analista y analizante, el bien- decir afecta a los
dos. El analizante debe reconocerse en lo ICC a través de la asociación libre y el bien
– decir en el analista se presenta en el campo de la interpretación, en el campo de la
dirección a la cura, una cura que no responde a una idealización del analista. El bien-
decir es un acto que permite llegar a un final de análisis posible en lo tocante a la
operación por la cual el sujeto modifica su posición con respecto al goce. Esto es, el
fin de análisis no consiste en disecar el ICC, tampoco en que el sujeto deje de soñar,
menos en la extinción del goce, el fin de análisis consiste en una posición nueva
con respecto al goce.
El psicoanálisis se constituye como acto, a saber; el acto analítico. En cuanto al acto
Lacan expresa la diferencia con respecto a la conducta, en el sentido de pensar que
solo los sujetos se encuentran inmersos dentro del campo de la responsabilidad. Así

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se articula lo que es ético con la capacidad del sujeto de responder por sus actos.
Entonces, el estatuto de acto se funda en la responsabilidad que se presenta en el ser
humano, único ser capaz de responder por lo que hace. Por tal razón todo acto es
ético.
“La ética consiste en un juicio sobre nuestra acción” ¿Qué significa? Que la ética,
consiste en los actos y estos comprendidos dentro del marco de la responsabilidad.

Clase 22: LA DEMANDA DE FELICIDAD Y LA PROMESA ANALÍTICA

El analista tiene que pagar algo para sostener su función. Paga con palabras-
táctica (interpretaciones), paga con su persona- estrategia (en la transferencia
porque queda destituido como persona) y paga con su juico- política en lo
concerniente a su acción, el analista tiene conciencia de que no puede saber que
hace en el psicoanálisis, una parte de esa acción permanece velada para él mismo.
No piensa teóricamente cuando está con el paciente, allí es el analista que hace, que
está en la escena. Es al menos dos, el que sostiene el acto y aquel que produce un
saber.

¿El final de análisis es lo que se nos demanda? Lo que se nos demanda es la


felicidad. El asunto tampoco se ve facilitado debido al hecho de que la felicidad se
transformó en un factor de la política, se sitúa a nivel de la satisfacción de las
necesidades de todos los hombres. El análisis aparece en este contexto, el analista
se ofrece a recibir, es un hecho, la demanda de felicidad.
Una sola cosa alude a una posibilidad feliz de satisfacción de la tendencia, la
noción de sublimación, la posibilidad del hombre de transformar sus deseos en
comerciables, en vendibles. La sublimación es la satisfacción de la tendencia en el
cambio de objeto. Si la tendencia permite el cambio de objeto, es porque ella ya está
marcada profundamente por la articulación del significante. En la defensa de
sublimación como satisfacción sin represión hay implícito o explicito paso del no-saber
al saber, reconocimiento de lo significante. Que el deseo no es más que la metonimia
del discurso de la demanda. Es el cambio como tal, no es el nuevo objeto, ni el
anterior, es el cambio de objeto en sí mismo.

En la medida en que la demanda está a la vez más acá y más allá, demanda
siempre otra cosa, en toda satisfacción de la necesidad demanda siempre otra cosa,
que el deseo se forme como lo que sostiene la metonimia a saber que quiere decir la
demanda más allá de lo que formula. Por eso la cuestión de la realización del deseo
se formula desde la perspectiva de juicio final (muerte real). Toma la metáfora
cristiana donde todo se contabiliza en nuestros actos en alguna parte y que no hay
libertad. Haber realizado sus deseos es haberlo hecho al final. A esto Lacan llama
intrusión de la muerte sobre la vida (castración).
Freud en análisis terminable e interminable dice que en último término, la
aspiración del paciente se quiebra en una nostalgia irreductible en torno al hecho de
que en modo alguno podría ser falo y que por no serlo solo podría tenerlo en el caso

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de la mujer y en el hombre de la castración. No solamente lo que se demanda, el
analista no lo tiene sino que sabe que no existe y haber llegado al fin de análisis no es
más que haber encontrado ese límite en el que se plantea toda problemática del
deseo.
El analista tiene para dar su deseo, pero es un deseo advertido. El deseo del
analista es un operador clínico que tiene que ver con el "deseo de ser espacio
vacante para el deseo del analizante", que es el único en juego en un análisis (ahí se
relaciona con destitución). Se obtiene si y solo si uno se analiza. Otra definición del
teórico es "deseo de que el paciente asocie libremente". Desea causar el deseo del
analizante ubicándose como objeto a.

DEFINICION DE LA CLINICA PSICOANALITICA (1975) Y APERTURA DE UNA


SESIÓN CLÍNICA (1977)

¿Qué es la clínica? Atender pacientes es diferente a hacer clínica. Una cosa es


atender a alguien y otra muy diferente es hacer clínica.
1- La clínica consiste en discernir cosas que importan: Construcción de un saber
simbólico. No es atender pacientes. Es sobre esa experiencia de atender
pacientes, discernir cosas que importan. Discernir quiere decir, distinguir algo de
otra cosa, pero no solo distinguir, sino también señalar las diferencias. Es una
operación de construcción simbólica, operación de construcción de un saber,
saber respecto de esa experiencia de atender pacientes. Una cosa es el encuentro
con un paciente y a posteriori eso que vamos a llamar hacer clínica que es
producción de un saber, esta retroactivamente modificará la experiencia y vamos a
tener una experiencia prima que va a dar lugar a nuevas alusiones de saber.
La clínica implica ese conjunto de construcciones de saber, ese recorte discursivo en
el cual va a entrar el padecimiento del sujeto. Es decir, se hace clínica a partir de que
el padecimiento del sujeto entra dentro de un campo discursivo.
2- La clínica tiene una base, es lo que se dice de un psicoanálisis: Es tanto lo que
dice el paciente, como lo que dice el analista. Es el decir que circula en esa
experiencia. Si hay un saber no es el saber del analista, sino que ese saber es del
paciente. Por un lado, el psicoanálisis tiene una base, y esa base la ubicamos
como la experiencia y a partir de esa base se hace clínica.
La clínica consiste en interrogar al analista y al psicoanálisis. El psicoanalista es el
que atiende, el que puede contar un caso y la clínica es que justifique su intervención.
Lo primero que hay que decir es que es una práctica del lenguaje, dos que están
frente a frente y lo único que circula son la palabras y están dan vueltas alrededor de
un sufrimiento. Las palabras son palabras de alguien que padece.
¿Qué es el lenguaje? Es un lenguaje que porta significado, que transporta contenidos.
Sin embargo, el lenguaje no está hecho para eso, no está hecho para trasmitir. Una
cosa es tomar al lenguaje como un conjunto de signos, en el sentido que representa

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algo para alguien. Un significante es algo que significa, promete significación pero no
la entrega porque un significante puede querer decir cualquier cosa.
3- La clínica es lo real, en tanto imposible de soportar: ya no es clínica como
producción de un saber, sino que es una referencia a la clínica en tanto un real
como lo imposible. Imposible que tenga solución por la vía lógica. El ICC es todo
este trabajo que va a llevar necesariamente a ese punto de lo imposible de
soportar. El ICC es a su vez huella y camino por el saber (simbólico) que
constituye; haciéndose un deber repudiar todo lo que implica la idea de
conocimiento (imaginario).
Aleteia (verdad): Planteada como un camino, búsqueda de la verdad donde lo oculto
se haga evidente. Tiene que ver con el desocultamiento.
Episteme (conocimiento): Dentro del psicoanálisis no se trata de conocimiento porque
éste se desentiende del sujeto. Es una especie de algo CC donde no hay lugar para el
sujeto.
Saber: se trata de saber ICC, que es desconocido por el sujeto. Es lo advendrá y que
desde lo más profundo comanda al sujeto. Se trata de llevar al sujeto, en el trabajo
preliminar, del conocimiento al saber, al que solo se accede por la vía de la
interpretación. No se trata de comprender, sino de comenzar a escuchar lo que no se
comprende.

→ Lacan : Definición de clínica psicoanalítica.


La clínica psicoanalítica es lo real en tanto que (él) es lo imposible de soportar. El icc
es a la vez huella y camino x el saber que constituye.

→ Lacan : Apertura de la sección clínica.


¿Qué es la Clínica Psicoanalítica? Tiene una base, es lo que uno dice en un
psicoanálisis.
¿Qué quiere decir libertad de asociación? La asociación no es en absoluto libre. Tiene
un pequeño juego, uno se equivocaría al querer extenderlo hasta el hecho de que se
sea libre.
Hay que cliniquear, es decir acostarse. La clínica siempre está ligada a la cama. En la
posición acostada, el hombre tiene la ilusión de decir algo q merezca decirse, es
decir, que importe en lo real.
La psicosis es eso delante de lo cual un analista no debe recular ¿? Saca esto si
queres…
La clínica psicoanalítica debe consistir no solamente en interrogar al análisis sino en
interrogar a los analistas, a fin de que den cuenta de lo q su practica tiene de azarosa.
Debe ayudarnos a relativizar la clínica freudiana.

2- LOS MODOS DE PRESENTACIÓN DEL PADECIMIENTO: INHIBICIÓN,


SÍNTOMA Y ANGUSTIA.

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2.1 La triada freudiana: inhibición, síntoma y angustia. La utilidad de la pregunta
freudiana: ¿cuál es el síntoma? 2.2 La función diagnóstica del síntoma, el valor de
“señal” de la angustia y el efecto inhibitorio de la fantasía. 2.3 El acting out y los
síntomas llamados “actuales”: su prevalencia en el apogeo del discurso del
capitalismo. 2.4 Variantes clínicas del rechazo del deseo: culpabilidad, depresión,
melancolía y pasaje al acto. 2.5 El síntoma como campo de lo analizable: “cuerpo
extraño” (conocimiento por fuera del reconocimiento) y partenaire privilegiado del
analista (saber que “no se sabe que se sabe”). 2.6 La “responsabilidad” del analista: el
síntoma en transferencia y la “conversión ética radical”.

INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA – CAPITULO I, II Y II (1926)


CAPITULO I – INHIBICIÓN
La inhibición esta en relación con una función yoica. Es la limitación funcional del
YO. Se relaciona con la angustia porque para escapar de ella, se renuncia a alguna
función. Hace referencia a detenciones en el movimiento, es decir, alguien que no
puede hacer tal o cual cosa. Limitaciones por precaución a consecuencia de un
empobrecimiento de energía.
Son funciones que no se cumplen adecuadamente porque hay libido que se
interpone, interfiere y la desvía hacia otra cosa. Puede estar naturalizado y convertirse
en síntoma cuando se le otorga la ajenidad en el análisis.

CAPITULO II – SINTOMA
A diferencia de la inhibición, el síntoma es de otro terreno. No puede decirse que el
síntoma está dentro del Yo, sino más bien es una formación del ICC.
Es extraterritorial, aparece como ajeno. El yo no soporta la ajenidad e intenta
cancelarla y también intenta cancelar el aislamiento del síntoma para poder ligarlo a
su organización. El síntoma trata de ser captado a la conducta. Trata de volverlo
egosintónico (aceptable para el Yo).
El síntoma es el sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es el
resultado del proceso represivo. La represión parte del Yo, quien por encargo del
SYO, no quiere acatar una investidura pulsional incitado en el Ello.
Todo lo reprimido queda en el ICC sometido a la repetición. Si se resuelven las
represiones no queda todo en el ICC condenado a repetición.
El síntoma es satisfacción sexual sustitutiva. No hay síntoma sin represión. Hay
monotonía repetida, hay degradación de otro posible destino pulsional en donde
interviene la represión, la sublimación.
La cátedra plantea al síntoma como lucha entre la pulsión y la defensa. Hay división
del sujeto, el sujeto está dividido entre pulsión y defensa.

CAPITULO III - ANGUSTIA


La angustia es señal para el Yo, porque hay riesgo respecto a alguna
representación. Es señal para que el Yo reprima.
El yo es idéntico al Ello, no es más que un sector diferenciado de éste. Parecido es el
nexo del Yo con el SYO, en muchas ocasiones se nos confunden. En el caso de la

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represión se vuelve decisivo el hecho de que el Yo es justamente el sector organizado
del Ello. Seria injustificado representarse al Yo y al Ello como dos caras diferentes, en
donde el Yo procurara sofocar una parte del Ello mediante represión, y el resto del
Ello acudiera en socorro de la parte atacada y midiera sus fuerzas con las del Yo.
El acto de la represión muestra al mismo tiempo, la fortaleza y la impotencia del Yo
y el carácter no influenciable de la moción pulsional singular del ello. La lucha
defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la
formación del síntoma.
Pero por regla general la trayectoria es otra; al primer acto de represión, le sigue un
final prolongado o que no se termina nunca, la lucha contra la moción pulsional
encuentra su continuación contra el síntoma.

Lacan  El Seminario. Libro 10: La angustia, Clase XXI.


La angustia yace en esa relación fundamental donde el sujeto se encuentra en lo que
hasta aquí llamé deseo del Otro.
En toda avanzada, en todo advenimiento de a como tal, la angustia se presenta
justamente en función de su relación con el deseo del Otro. Pero ¿cual es su relación
con el deseo del sujeto? a no es el objeto del deseo aquél que buscamos revelar en
un análisis, sino su causa.
Si la angustia marca la dependencia de toda constitución del sujeto —su dependencia
del Otro—, el deseo del sujeto se ve suspendido de esa relación por intermedio de la
constitución primera, antecedente, del a.

La angustia se muestra; en cuanto al deseo, desde el comienzo, está escondido, y


sabemos qué trabajo nos da desenmascararlo, si es que alguna vez lo logramos ...
El síntoma sólo queda constituido cuando el sujeto se percata de él; porque por
experiencia sabemos que hay formas de comportamiento obsesivo donde el sujeto no
sólo no reparo en sus obsesiones, sino que no las ha constituido como tales. Y en
este caso, el primer paso del análisis es que el síntoma se constituya en su forma
clásica. Sin esto, no hay medio de salir de él, y no simplemente porque no hay medio
de hablar de él, sino porque no hay medio de atraparlo con los oídos. ¿Qué es el oído
en cuestión? Algo que podemos llamar lo no asimilado del síntoma por el sujeto.
Para que el síntoma salga del estado de enigma que aún no estaría formulado, el
paso no es que se formule, sino que en el sujeto se dibuje algo cuya índole es que se
le sugiere que hay una causa para eso. Esta es la dimensión original, tomada aquí en
la forma del fenómeno, de la que en otra parte les mostraré dónde se la puede
encontrar.
Ven ahora el interés que reviste marcar, tornar verosímil el hecho de que la dimensión
de la causa indica la emergencia, la presentificación, en datos de partida del análisis
del obsesivo, de ese a en torno del cual debe girar todo análisis de la transferencia
para no verse forzado a dar vueltas en círculo. Un círculo, ciertamente, no es nada, el
circuito se recorre; pero resulta claro que hay problema del final del análisis que se
enuncia así: la irreductibilidad de una neurosis de transferencia. Esa neurosis de
transferencia es o no la misma que se podía localizar al comienzo. Pero ciertamente

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presenta la diferencia de estar presente toda entera; a veces aparece en forma de
callejón sin salida, es decir que a veces desemboca en un perfecto estancamiento de
las relaciones entre el analizado y el analista. No tiene más diferencia con todo lo que
se produce de análogo al comienzo del análisis, que la de estar toda entera reunida.
Si enuncio que el camino pasa por a, único objeto a proponer al análisis de la
transferencia, esto no quiere decir que no se deje abierto otro problema.
Precisamente en esta sustracción puede aparecer una dimensión esencial, la de una
cuestión siempre planteada pero nunca re suelta, pues cada vez que se la plantea la
insuficiencia de las respuestas es verdaderamente clamorosa para todos: la del deseo
del analista.
El a es la causa, la causa del deseo.
A esa función presente por doquier en nuestro pensamiento la consideramos como la
sombra portada; pero muy precisamente y mejor aún, la metáfora de esa causa
primordial, sustancia de esa función de la causa, es precisamente el a, en tanto que
anterior a toda esta fenomenología. Hemos definido al a como el resto de la
constitución del sujeto en el lugar del Otro en tanto que tiene que constituirse como
sujeto hablante, sujeto tachado, $.
Si el síntoma es lo que decimos, o sea que resulta enteramente implicable en el
proceso de la constitución del sujeto en cuanto tiene que efectuarse en el lugar del
Otro, la implicación de la causa en el advenimiento sintomático, tal como lo define,
forma parte legitima de dicho advenimiento. Esto quiere decir que la causa implicada
en la cuestión del síntoma es literalmente una cuestión, pero de la que el síntoma no
es el efecto. Es el resultado. El efecto es el deseo. Es que el efecto primordial de esa
causa a, a nivel del deseo, ese efecto que se llama deseo y que acabo de calificar de
extraño pues es precisamente el deseo, es un efecto que no tiene nada de efectuado.
El deseo, tomado en esta perspectiva, se sitúa en efecto esencialmente como una
falta de efecto. La causa se constituye entonces suponiendo efectos por el hecho
primordial de que el efecto falta.

Los cinco pisos de la constitución de a en la relación de S con A:


- Primera operación: a nivel de la relación con el objeto oral éste es, no necesidad del
Otro, sino necesidad en el otro en el nivel del Otro, es en función de la dependencia
con el ser materno que se produce la función de la disyunción de ese sujeto con a, la
mama, cuyo verdadero alcance sólo pueden advertir si ven que dicha mama forma
parte del mundo interior del sujeto y no del cuerpo de la madre.
- Segundo piso, del objeto anal, tienen la demanda en el Otro, la demanda educativa
por excelencia en tanto que se vincula con el objeto anal. Es el resto en la demanda
del Otro.
- Tercer piso, el falo. La función del – j [menos phi] función única en relación con todas
las otras, función de a en cuanto definida por una falta, por la falta de un objeto, esa
falta se manifiesta como tal en la relación efectivamente central, esto es lo que
justifica el centrado del análisis en la sexualidad que llamaremos aquí goce en el Otro.
La relación de dicho goce en el Otro con toda introducción del instrumento faltante
que designa – j [menos phi] es una relación inversa.

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- Cuarto, el piso escópico, que es propiamente el del fantasma, a nivel de A nos
hallamos ante la potencia en el Otro, esa potencia en el Otro que es el espejismo del
deseo humano.
- Quinto y último piso, ¿qué hay a nivel del A? Aquí debe emerger, con una forma
pura el deseo en el Otro. Para cubrir el deseo del Otro el obsesivo tiene un camino, el
recurso a su demanda. Observen a un obsesivo en su comportamiento biográfico, lo
que antes llamé sus tentativas de pasaje para con el deseo. Sus tentativas, aún las
más audaces, siempre están marcadas por una condena original a alcanzar su fin.
Por refinadas, por complicadas, por lujuriosas y perversas que sean sus tentativas de
pasaje, siempre necesita hacérselas autorizar: es preciso que el Otro le demande eso.

En la medida en que el evitamiento del obsesivo es la cobertura del deseo en el Otro


por la demanda en el Otro, en esta medida a, el objeto como causa, viene a situarse
allí donde la demanda domina, es decir, en el estadio anal, donde a es, no
simplemente el excremento puro y simple, sino esto: el excremento en cuanto
demandado.

3- LA NOCIÓN DE TRAUMA Y LA FUNCIÓN DE LA FANTASÌA

Sachs (1923)  Génesis de las perversiones.


Según Freud, perversión significa el predominio de una pulsión parcial desarrollada
con suma intensidad, q en lugar de satisfacerse en el placer preliminar, traslada el
primado q tiene lo genital en el desarrollo normal a otra zona erógena q no concuerda
con ese fin sexual. Sin embargo, esta pulsión muy raramente carece de objeto (como
en sus formas antiguas), sino q ha atravesado el complejo de Edipo.
El análisis de la fantasía “Pegan a un niño” aporta el mas profundo esclarecimiento de
un modo de satisfacción perversa. Los tres estados x los q atraviesa esta fantasía (1.
el padre pega al niño odiado x mi, 2. el padre me pega a mi, 3. un niño es golpeado)
casi todo se modifica. Pero un elemento es constante: se trata de la representación de
ser golpeado, y justamente a esta se anuda el placer perverso q conduce de manera
casi compulsiva al onanismo.
Un elemento preciso resiste al cambio y aparece como el soporte del placer. Los otros
componentes, q en el transcurso del desarrollo son reprimidos x completo, transfieren
todo su contenido de placer a este elemento q los representa en la conciencia, de la
misma manera q el síntoma neurótico representa la fantasía icc. En el fetichismo un
desplazamiento de afecto considerable suelda todo el placer proveniente de la
infancia a ese único elemento.
El carácter bizarro y grotesco de algunas perversiones se debe a q se trata de un
fragmento aislado, proveniente de las vivencias infantiles y las fantasías, separado de
su contexto y por tal motivo incomprensible tanto para el perverso como para los

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otros. Dichas vivencias infantiles y fantasías celebran su resurrección en ese
fragmento, q es como una suerte de memorial.
Para tener algún éxito, la represión debe en este caso decidirse a un compromiso:
tiene q permitir q se conserve el placer ligado a un “complejo parcial” integrándolo en
el yo, ratificándolo. Los restantes componentes de ese complejo se dejaran reprimir y
mantener bajo represión con mayor facilidad cuanto mas hayan sido debilitados por el
cambio de bando de su antiguo aliado.
Este recurso de la división x el q un elemento pasa al servicio de la represión al
mismo tiempo q introduce en el yo el placer de un periodo pregenital –mientras q el
resto del mismo complejo sucumbe a la represión- parece ser el mecanismo
específico de la perversión.
El mecanismo expuesto permite además comprender el pasaje de la perversión a la
neurosis, si no perdemos de vista q la represión correspondiente al desarrollo de la
organización libidinal es un proceso gradual. Puede entonces suceder con facilidad q
el complejo mismo puesto al servicio de la represión en el curso del desarrollo ulterior.
Pero también puede ocurrir q el mismo vuelva a emerger favorecido por
circunstancias exteriores, y entonces, según se ve con frecuenta, como consecuencia
de esa ruptura resulta no una neurosis sino una perversión.
Una pulsión parcial conduce a la perversión cuando una parte de las representaciones
del yo q la pulsión inviste se encuentra en posición excepcional en cuanto al deseo a
satisfacer y al placer a obtener, y cuando se logra una alianza entre dicha pulsión
parcial y esta parte del yo en el momento de los combates q libra la represión, en
particular contra el complejo de Edipo. Es necesario señalar q este es solo el
mecanismo, y no el motivo de su predominio. Su elección responde al hecho de q ha
sido dotada de una fuerza superior a la normal.

6- LA ETICA DEL PSICOANALISIS Y LA FORMACIÓN CLÍNICA


¿PUEDEN LOS LEGOS EJERCER EL ANALISIS? – FREUD (1926)

Los legos son los “no médicos” y Freud se pregunta con respecto a la formación de
los analistas. Dice que no puede ejercer al análisis nadie que no haya adquirido titulo
para ello. Le parece accesorio que esa persona sea o no un medico. La formación del
analista es específica y tiene que ver con tres etapas:
1- El propio análisis: hay que hacer la experiencia del ICC.
2- La formación teórica
3- Supervisión o Control: Es la discusión con un analista de mayor experiencia
de los casos que uno lleva adelante (donde también se juega la transferencia).
Se trata de una supervisión del analista, sus puntos ciegos, ver si se mantiene
en su posición.
¿Cómo se puede trasmitir la experiencia del análisis si en su disposición no se admite
un tercero?
- Hace que el interlocutor se ponga del lado del paciente inexperto
- Luego dice que se ponga en el lugar del analista haciendo el pasaje.

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El diagnóstico diferencial no siempre es fácil y hay que tratar de ver que el paciente es
apto para la terapia. Las neurosis son de una naturaleza psicógena; endeblez relativa
del Yo + posterior enfermedad corporal.

EL JUICIO ÍNTIMO DEL ANALISTA – LOMBARDI (2012)

¿Qué quiere decir pagar con su juicio íntimo?


No es silenciar prejuicios y preferencias personales. Eso es pagar con su juicio
estético, mínimo que se puede pedir. Si es pagar con su JUICIO TELEOLOGICO
(doctrina de las causas finales). Porque el acto del analista es abrir para que se
despliegue un saber al que él llega segundo. Su misión es causar el trabajo analítico
puro, pero no sabe nada del FIN: Hacia donde, el bien a obtener o cuando terminar.
El analista debe admitir las consecuencias de su tarea. Además será el analizante
quien elige los caminos y el punto final. En psicoanálisis no existe el alta médica.
Lo anterior no sirve de nada, porque todo lo que el analista sabe de ante mano,
caduca en cada nuevo análisis. El acto del analista pone en marcha algo que no sabe
a dónde va, porque allí emerge un sujeto incalculable.
El control del acto:

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