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Propuesta de Freud → demostrar que los sueños son susceptibles de una interpretación.
Interpretar un sueño significa indicar su sentido.
Se atiende no sólo al contenido del sueño, sino a la persona y a las
circunstancias de vida del soñante.
El trabajo de interpretación no se dirige a la totalidad del sueño, sino a cada
uno de sus fragmentos por sí. Los fragmentos singulares de su contenido.
Pacientes enseñan a Freud → que un sueño puede insertarse en el encadenamiento
psíquico que ha de perseguirse retrocediendo en el recuerdo a partir de una idea patológica.
Método de descifrado → tomar al sueño como algo compuesto, como un conglomerado de
formaciones psíquicas. No es de Freud. No es interpretar.
Freud → método de interpretación. En diversas personas y en contextos diferentes el
mismo contenido onírico puede encubrir también un sentido disímil. Al seguir
este método se concluye que el sueño tiene un sentido.
El paciente no es el único con sus dificultades que pone toda la cuota. El analista
también debe pagar:
- con palabras → valor de la interpretación, ayuda a que el paciente note cosas que no
había notado. No todo lo que decimos es interpretación (corroboraciones indirectas).
Nivel de la táctica
- con su persona → la presta como soporte a la transferencia. No se interpreta LA
transferencia, sino EN transferencia. Nivel de la estrategia
- con su juicio más íntimo → ideales del analista, su moral y preferencias que van por
fuera del análisis. Refiere a la ética analítica, nivel de la política.
Clase → Cuando una interpretación genera una rta positiva o negativa, hay que
revisar en qué plano se produjo (táctica, estrategia o política). Hay que hacer un
trabajo de lectura, verificar donde uno se equivoca. Tres niveles también de clase.
De la política a la táctica, de menos a más libertad.
La práctica del psa implica una interacción con otros discursos, y en primer lugar
con el histérico, el del sujeto que con su síntoma en el cuerpo hace lazo social. Una
certeza puede ser inexplicable, no integrable en la realidad compartida, pero no por
ello menos cierta para el enfermo.
En su Apertura Lacan afirma que la clínica psa consiste en volver a interrogar todo
lo que Freud ha dicho. Hoy, para nosotros, consiste también en interrogar los textos
de Lacan.
Decir que la clínica psa es lo real en tanto insoportable es decir que no es tomada
solamente como interrogación exterior y posterior a la experiencia, sino que es
devuelta a la experiencia misma, y a la más íntima. Para estar a la altura, es más
evidente aún que se necesita haber pasado por ella primero como analizante.
Para que el síntoma se experimente como imposible de soportar, es preciso que se
separen de él los disfraces narcisísticos y de la fantasía, que lo vuelven tolerable e
incluso valorable.
FASES
El padre pega al niño (1ra) → fantasía sádica. El fantaseador nunca es el que pega
ni es el niño azotado. Quien pega es un adulto, en un principio desconocido, más
tarde reconocido como el padre.
“El padre no ama a ese otro niño, me ama solo a mi” → contenido y significado de
la fantasía de paliza.
Yo soy azotado por el padre (2da) – persona que pega es la misma, pero el niño
azotado es otro. Es de carácter masoquista. Puede decirse que nunca ha tenido
una existencia real, se trata de una construcción en análisis y nunca es
recordada.
“El padre me ama” se muda por regresión en “el padre me pega”. Este ser
azotado es ahora una conjunción de conciencia de culpa y erotismo. Permanece por
regla general inconsciente, probablemente a consecuencia de la intensidad de la
represión.
Pegan a un niño (3ra) → la persona que pega nunca es la del padre: o se la deja
indeterminada, o es investida. El paciente exterioriza “yo estoy mirando”.
Presentes muchos niños. La fantasía es ahora la portadora de una excitación
intensa, inequívocamente sexual, y como tal procura la satisfacción onanista.
Solo la forma de esta fantasía es sádica, la satisfacción que se gana con ella
es masoquista.
La perversión infantil puede: convertirse en el fundamento para una futura
perversión que subsista toda la vida y consuma toda la sexualidad de la persona; o
ser interrumpida y conservarse en el trasfondo de un desarrollo sexual normal.
Cap II
Síntoma → indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada.
Resultado de un proceso represivo
Represión → parte del yo, quien, por encargo del superyó, no quiere acatar una investidura
pulsional incitada en el ello. Mediante ella el yo consigue coartar el devenir conciente
de la representación que era la portadora de la moción desagradable.
Por obra del proceso represivo el placer de satisfacción que sería de esperar se
muda en displacer. A consecuencia de la represión, el decurso excitatorio intentado
en el ello no se produce. El yo consigue inhibirlo o desviarlo. Con esto se disipa el
enigma de la mudanza de afecto a raíz de la represión
Cap III
Problema del yo → contradicción entre la fuerza y la debilidad que presenta respecto al ello.
La separación parece justificada, pero por otro lado, el yo es idéntico al ello, no es
más que un sector del ello diferenciado en particular. Si ese sector se contrapone al
todo, se hará manifiesta la endeblez del yo. Pero si permanece ligado al ello, no es
separable, entonces muestra su fortaleza.
Parecido es el nexo con el superyó → normalmente solo podemos distinguirlos cuando se
produce una tensión entre ambos
En represión → decisivo el hecho de que el yo es una organización, pero el ello no lo es. El
yo es organizador del ello. El yo procura sofocar parte del ello mediante esta.
Si la represión muestra la fortaleza del yo, al mismo tiempo atestigua su impotencia
y el caracter no influible de la moción pulsional singular del ello.
El efecto que por obra de la represión ha devenido síntoma afirma su
existencia fuera de la organización yoica y con independencia de ella. También
sus retoños gozan de esta extraterritorialidad.
La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a
veces mediante la formación de síntoma. Ocurre sobre todo en la conversión
histérica.
Por regla general → al primer acto de la represión sigue un epílogo escénico prolongado, o
que no se termina nunca. La lucha contra la moción pulsional encuentra su
continuación en la lucha contra el síntoma.
Lucha defensiva secundaria → dos rostros de expresión contradictoria: primer punto: el
yo es constreñido por su naturaleza a emprender algo que tenemos que apreciar
como intento de restablecimiento o reconciliación.
El yo → organización, se basa en el libre comercio y en la posibilidad de influjo recíproco
entre sus componentes.
Segunda cara: Intenta cancelar la ajenidad y el aislamiento del síntoma,
aprovechando toda oportunidad para ligarlo de algún modo a sí e incorporarlo a su
organización mediante tales lazos. Un afán de ese tipo influye ya sobre el acto de la
formación de síntoma.
Ganancia (secundaria) de la enfermedad → viene en auxilio del afán del yo por
incorporarse al síntoma, y refuerza la fijación de este último. En el análisis las
ligazones de reconciliación entre el yo y el síntoma actúan en el bando de las
resistencias.
Segundo punto: sigue la línea de la represión. El yo está dispuesto a la paz y
querría incorporarse al síntoma, acogerlo dentro del conjunto que él constituye. La
perturbación parte del síntoma, que sigue escenificando su papel de correcto
sustituto y retoño de la moción reprimida.
Cap IV
Caso Hans → incomprensible angustia frente al caballo es el síntoma. la
incapacidad para andar por la calle, un fenómeno de inhibición, una limitación que el
yo se impone para no provocar el síntoma-angustia.
Se trata de una expectativa angustiada (el caballo lo morderá) y no de una angustia
indeterminada frente al caballo. Este contenido procura sustraerse de la conciencia
y sustituirse mediante la fobia indeterminada, en la que ya no aparecen más que la
angustia y su objeto.
Fobia → intento de resolver conflicto de ambivalencia: un amor bien fundado y un odio no
menos justificado. Desenlace típico: una de las mociones en pugna, normalmente la
tierna, se refuerza mientras que la otra desaparece. Se mantiene la tierna en
continuo alerta para tener sofocada a su contraria, y nos permite construir la
formación reactiva. En Hans no aparece esta formación y resuelve el conflicto de
otra forma.
No se puede designar como síntoma la angustia de esa fobia → Lo que la convierte en
neurosis es la sustitución del padre por el caballo
El conflicto de ambivalencia no se tramita en la persona misma, se lo esquiva,
deslizando una de sus mociones hacia otra persona como objeto sustitutivo
El hecho de que el padre hubiera jugado al caballito con Hans fue sin duda decisivo
para la elección del animal angustiante
Ser devorado por el padre → expresión, degradada en sentido regresivo, de una moción tierna
pasiva (ser amado por el padre, como objeto). Para defenderse de una moción pulsional
desagradable (en este caso moción hostil hacia el padre), además de la represión cuenta con la
regresión. Si el yo consigue llevar la pulsión a la regresión, en el fondo la daña de manera
más enérgica de lo que sería posible mediante la represión.
Las dos mociones pulsionales afectadas (agresión sádica hacia el padre y actitud pasiva
tierna frente a él) forman un par de opuestos → mediante la formación de su fobia se cancela
la investidura de objeto-madre tierna. Con la fobia Hans tramitó las dos mociones ppales del
C de E, la agresiva hacia el padre y la hipertierna hacia la madre
Angustia de castración → por esto, Hans resigna la agresión hacia su padre.
Triunfo de la represión → que en el texto de la fobia no aparezca nada de la castración
El motor de la represión es la angustia frente a la castración → el ser mordido por el caballo
es un sustituto desfigurado del contenido de ser castrado por el padre.
La angustia crea a la represión
Capítulo V:
Histeria de conversión:
Sus síntomas son procesos de investidura permanentes (el yo se comporta como si
no tuviera participación alguna) o intermitentes (se registran sensaciones de displacer)
→ sustituyen un decurso excitatorio perturbado. El dolor estuvo presente en el
momento en el que sobrevino la represión
Neurosis obsesiva:
Formación de síntoma → Los síntomas son en general de dos clases y de contrapuesta
tendencia. Por un lado de las prohibiciones, medidas precautorias penitencias, de
naturaleza negativa, y por otro la satisfacciones sustitutivas. El más antiguo es el
negativo pero cuando la enfermedad se prolonga prevalecen la satisfacciones, que
burlan toda defensa
Dos impresiones de los sintomas obsesivos → 1) Se asiste aquí a una lucha
continuada contra lo reprimido, que se va inclinando más y más en perjuicio de las
fuerzas represoras. 2) El yo y el superyo participan muy considerablemente en la
formación de síntomas.
La situación inicial de la N.O no es otra cosa que la de histeria, la necesaria defensa contra las
exigencias libidinosas del complejo de Edipo. Cuando el yo da comienzo a sus intentos
defensivos, el primer éxito que se propone como meta es rechazar en todo o en parte la
organización genital hacia el estadio anterior, sádico anal → REGRESIÓN.
Explicación metapsicológica de la regresión → desmezcla pulsional
Nuevo mecanismo de defensa → formaciones reactivas que se producen dentro del yo y que
discernimos como exageraciones de la formación normal del carácter
Seminario 10. Clase VIII (punto 3), clase IX y clase XXI (intro y punto 1).
Lacan (nociones de acting out y pasaje al acto)
Clase VIII → ejemplificación de joven homosexual.
Dos condiciones esenciales del pasaje al acto. La primera es la identificación
absoluta del sujeto con el a al que se reduce. Lo que le sucede a la muchacha en el
momento del encuentro. La segunda es la confrontación del deseo y la ley. Aquí, es
la confrontación del deseo del padre.
Duda del obsesivo → una cura de obsesivo es siempre una verdadera luna de miel entre el
analista y el analizado, en la medida en la que se centra en esa clase de discurso en la que se
mantiene el obsesivo.
La elección de objeto aísla el objeto en cuanto tal como el campo propio del análisis.
Todo gira, en efecto, en torno a la relación del sujeto con a.
Cap IX.
El aislamiento de a se produce a partir del Otro, y es en la relación del sujeto con el
Otro que se constituye como resto.
Segundo esquema de la división → El sujeto tiene su punto de partida en la función del
significante. Es el sujeto hipotético en el origen de dicha dialéctica. El sujeto tachado es el
único al que accede nuestra experiencia, se constituye en el lugar del Otro como marca del
significante. De esta operación hay un resto → el a.
Dejar caer → correlato esencial del pasaje al acto. Es único y al mismo tiempo en el
texto de Freud es tan manifiesto, que para algunos se vuelve casi invisible al leerlo.
Es visto desde el lado del sujeto.
El pasaje al acto estopa del lado del sujeto en tanto que este aparece borrado al
máximo por la barra. Ese momento es el del mayor embarazo del sujeto.
El sujeto se mueve en dirección a evadirse de la escena. Esto distingue el pasaje
al acto del acting out.
La angustia es señal en el yo. Si se encuentra en él, debe estar en algún lugar del
yo ideal. Esta señal es un fenómeno de borde en el campo imaginario del yo, el cual
es una superficie.
Yo ideal → función mediante la cual el yo es constituido por la serie de sus identificaciones
con ciertos objetos.
Si a se llama a en nuestro discurso porque es lo que ya no se tiene. Por esto este a
que en el amor ya no se tiene se lo puede reencontrar por vía regresiva en la
identificación, en forma de identificación con el ser. Por eso: regresión el paso del
amor a la identificación. En esta regresión, a permanece como lo que es,
instrumento.
No es el mundo exterior lo que le falta a uno, sino uno mismo.
Freud dice que la angustia es un fenómeno de borde, una señal que se
produce en el límite del yo cuando éste se ve amenazado por algo que no debe
aparecer. Esto es el a, el resto aborrecido del Otro.
Parece obvio que la despersonalización empieza con el no reconocimiento de la
imagen especular (vacilación despersonalizante). Si lo que se ve en el espejo es
angustiante, es por no ser algo que pueda proponerse al reconocimiento del Otro.
Si la relación que se establece con la imagen especular es tal que el sujeto está
demasiado atrapado en la imagen para que este movimiento sea posible, es que la
relación dual pura lo desposee de su relación con el Otro con mayúscula.
Sentimiento de desposesión → psicosis. La especularización es extraña, impar, fuera de
simetría.
Acting out → oponerse al pasaje al acto. Tiene una relación profunda necesaria con
el a. Joven homosexual: tentativa de suicidio es un pasaje al acto, toda la aventura
con la dama es un acting.
Es esencialmente algo, en la conducta del sujeto, que se muestra. El acento
demostrativo, su orientación hacia el Otro, debe ser destacado. El deseo, para
afirmarse como verdad, se adentra en una vía en la que sólo lo consigue de un
modo singular. Es la demostración, la mostración, sin duda velada, pero no
velada en sí. Solo está velada por nosotros, como sujetos del acting out, en la
medida en que eso habla, que podría hacer verdad.
Entre el sujeto dividido y el Otro barrado, lo que surge es el resto a.
El acting out es un síntoma. El síntoma también se muestra como distinto de lo
que es. Lo demuestra que debe ser interpretado. El síntoma no puede ser
interpretado directamente, se necesita la transferencia, o sea, la introducción del
Otro.
El acting out llama a la interpretación, pero la cuestión es saber si ésta es
posible.
Tratándose del síntoma, está claro que la interpretación es posible, pero con una
determinada condición añadida, a saber, que la transferencia esté establecida. En
su naturaleza, el síntoma no es lo mismo que el acting out.
Lo que el análisis descubre en el síntoma es que el síntoma es llamada al Otro, no
es lo que muestra al Otro. El síntoma es goce, goce revestido.
El acting out → a diferencia del síntoma, es el esbozo de la transferencia. Es la
transferencia salvaje. La transferencia sin análisis es el acting out.
Frente al acting out → interpretar, prohibir, o reforzar el yo.
Acting → se dirige al Otro, y si está en análisis, se dirige al analista.
El icc siempre merece confianza, y el discurso del sueño es otra cosa que el icc,
resulta de un deseo que viene del icc.
Cap XXI
La angustia reside en la relación fundamental del sujeto con el deseo del Otro. El
análisis siempre ha tenido y sigue teniendo como objeto el descubrimiento de un
deseo.
En todo advenimiento del a en cuanto tal, la angustia aparece en función de su
relación con el deseo del Otro, pero ¿cuál es su relación con el deseo del sujeto? El
a no es el objeto del deseo que tratamos de revelar en el análisis, es su causa.
Si la angustia señala la dependencia de toda constitución del sujeto respecto al A, el
deseo del sujeto se encuentra suspendido de esta relación por intermedio de la
constitución antecedente del a. Esta a como causa del deseo se anuncia en la
función de la causa.
Seminario 12. Clase del 5 de mayo de 1965. Lacan (síntoma como campo
de lo analizable: la indicación de saber incluida en el síntoma; particularidad
del síntoma)
Lo que para Freud hace del neurótico un neurótico es que no satisface la pulsión
directamente, ni siquiera cuando todas las condiciones están dadas. El conflicto se
impone sobre la satisfacción directa.
Neurótico → la pulsión divide al sujeto. Es un sujeto inhibido, que no realiza la
acción específica que podría satisfacer la pulsión.
Represión → consiste en que sobre esas pulsiones simples el neurótico “no
sabe”. No sabe, luego no actúa. Las pulsiones sin embargo retornan,
irreconocibles, disfrazadas, bajo la forma de síntomas compuestos.
El trabajo analítico → implica descomposición asociativa de esos síntomas complejos y en
volver conciente los impulsos reprimidos.
El neurótico hace equivaler el a con la demanda tal vez para evitar así la
angustia. En la neurosis el síntoma no sólo es expresión de una pulsión reprimida,
sino que además, expresa fantasías, que se distinguen de ella.
Las dos referencias fundamentales del acto, que son la pulsión que él satisface, y el
deseo del Otro que él interesa, requieren que las condiciones del acto no sólo sean
las de un fuera de reconocimiento, sino también la de un afuera de la identificación
de la fantasía.
Psicoanálisis → afrontamiento de la angustia. Es la sensación del sujeto ante el deseo
del Otro cuando ha perdido las coordenadas del reconocimiento, y cuando no logra
tampoco identificarse veladamente al objeto a de la fantasía.
Síntoma histérico → se produce por una soldadura entre un síntoma corporal pre-
existente y el significado sexual que le proporcionan una o varias fantasías. El síntoma
adquiere una “significación” por soldadura con la fantasía.
Lacan → los hilos que sostienen nuestra existencia pueden ser reducidos a unos pocos.
- Lo simbólico → Los equívocos en el lenguaje pueden entenderse como la trama
íntima de uno de esos cordones
- Lo real → el cordón imposible de entramar en lo simbólico.
- Lo imaginario → toda estructura lo requiere como consistencia mínima
No alcanza con los tres registros para formar un nudo borromeo → se necesita de alguna
creencia, mito, que ligue → sinthome, síntoma (dolor y goce al mismo tiempo). El síntoma
del anudamiento resulta ser uno.
Valor práctico del psa → no se puede tirar de la soga de lo simbólico tanto como uno
quiera, a nivel asociativo no somos tan libres
Singular y particular → para desenredar la maraña de la neurosis habría que pasar de los
síntomas múltiples al síntoma. Ser un sujeto singular coincide con lo universal,
todo hombre es singular y tiene la virtud de la excepcionalidad. El Otro no
puede reconocerme y si por azar desea algo de mi, no se que es.
Paranoico → ¿Qué quiere el Otro de mi? El Otro quiere gozar de una forma que el sujeto
rechaza, apartándolo de lo social
Neurótico → singularidad no exige mayoritariamente salir del ppio del placer. La f(x) del
padre releva al sujeto de ese lugar, de ese goce de lo que el Otro desea estructuralmente.
Lo que le incomoda es la particularidad de su síntoma → analista → debe buscar
los indicadores y la reacción sintomática a esos indicadores. El síntoma es
algo extraño y el tratamiento analítico tiene como función revelarlo. Por eso
para situarlo no alcanza con la singularidad del caso, se debe pasar además
por enunciados particulares.
Buscar la percepción interna de la tipicidad de su padecimiento a través de la
interpretación
Otra lectura de la angustia → La entiende como la sensación específica del ser ante
coordenadas en las que su acción es requerida. El ser hablante es convocado a
un cambio de posición, un llamado a su intervención que consiste en elegir en
perder algo para ganar algo. Esta lectura reconoce al angustiado una posibilidad
de respuesta distinta del pánico y la conducta de huida, representa una
apertura que singulariza al convocar a una elección. La angustia, afecto de lo
real, señala que el sujeto puede a partir de esa brújula hacer de tripas corazón para
hacerse causa de un deseo en el Otro.
La angustia no está completamente desprovista de sentido, es displacer
corporal que señala un real. Entonces podría tener un valor ético, de orientación
para la acción. Sin embargo el neurótico no sabe, no puede o no quiere servirse
de esa brújula. La angustia indica una posibilidad de elegir, pero el neurótico
considera a la contingencia como una elección forzada, por lo que la evita mientras
puede.
En neurosis → la angustia es reemplazada por una suerte equivalente, el síntoma, que
obstaculiza el pase electivo al acto. Es mediante el análisis, autorizado por el acto del
analista, que se reemplaza el umbral de la angustia. El síntoma implica división en
lugar de opción, la división del sujeto reemplaza la elección. El síntoma permite
un pasaje de lo simbólico a lo real.
Lacan → separa la angustia de la castración. Los toma como dos conceptos
separados.
Posible resumen → Se trata de analizar la identificación del sujeto al falo, el objeto de una
pulsión inexistente, la pulsión genital, para restituir la angustia a sus fuentes pulsionales que
sí existen y que, a falta de objeto, se satisfacen en la reducción del ser al ser causa de deseo
Psicoanálisis → es una suerte de preacto, como la angustia. El psa es una
angustia subjetivada que se elabora mediante sus equivalentes indecisos. El
analista acompañó al analizante hasta esa segunda puerta, que en realidad es la
primera, que es el acto a secas, y ahora es su turno
Unidad 3
Sobre la dinámica de la transferencia. Freud (transferencia, resistencia
operativa; al paciente no se le ocurre nada)
Transferencia → se produce necesariamente en una cora psa y alcanza su consabido papel
durante el tratamiento
Clisé → El resultado de las disposiciones innatas de todo ser humano que
recibe en su infancia, que generan que se adquiera una especificidad
determinada para el ejercicio en su vida amorosa. Se repite de manera regular
en la trayectoria de la vida. Sólo un sector de esas mociones determinantes de
la vida amorosa ha recorrido el pleno desarrollo psi. Ese sector está vuelto
hacia la realidad objetiva y constituye una pieza de ella.
Nueva modalidad de división del trabajo → el médico pone al descubierto las resistencias
desconocidas para el enfermo. Dominadas ellas, el paciente narra con toda facilidad las
situaciones y los nexos olvidados.
En términos descriptivos → llenar las lagunas del recuerdo
En términos dinámico → vencer las resistencias de la represión
El analizado repite todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta
su ser manifiesto → sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter.
Y además, durante el tratamiento repite todos sus síntomas.
Limitación de las pulsiones → el ello es totalmente amoral; el yo se empeña por ser moral,
y el superyó puede ser hipermoral.
El ser humano mientras más limita su agresión hacia afuera, tanto más severo se
torna en su ideal del yo. Es como un descentramiento (desplazamiento) hacia el yo
propio.
Final de análisis → ingenuidad. ¿Es garantía para el paso al deseo de ser psicoanalista?
Adulto (clase) → puede demandar un análisis a partir de un síntoma.
Clase → Para Lacan no hay análisis sin división del sujeto. La destitución subjetiva es un
modo de entender el acto analítico y es el pase de analizante a analista.
Cada intervención del analista es un acto analítico. El analista se posiciona como
objeto para ubicarse como causa del analizante y que este emerja como sujeto.
Unidad 4
Addenda. Inhibición, síntoma y angustia. Freud (del trauma a la certeza
de la angustia; noción de apronte angustiado; el acto toma de la angustia su
certeza)
Modificación de opiniones anteriores
a. Resistencia y contrainvestidura:
Represión → no consiste en un proceso que se cumpla de una vez, sino que reclama
un gasto permanente. Si este faltara, la moción reprimida retomaría el mismo camino
que fue esforzada a desalojar.
La naturaleza continuada de la pulsión exige al yo asegurar su acción
defensiva mediante un gasto permanente. Esta acción en resguardo de la
represión → resistencia. Presupone la contrainvestidura.
c. Represión y defensa
Proceso defensivo en su momento se sustituyó por represión.
Defensa → designación general de todas las técnicas de que el yo se vale en
sus conflictos que eventualmente llevan a la neurosis
Represión → nombre de uno de los métodos de defensa en particular
Angustia realista → se siente frente a un peligro realista, del cual tomamos noticia
Angustia neurótica → es ante un peligro del que no tenemos noticia. Un peligro
pulsional.
Tan pronto como llevamos a la cc al peligro desconocido para el yo, borramos la
diferencia entre realista y neurótica.
Dos reacciones ante el peligro realista → la afectiva, el estallido de angustia; y la acción
protectora.
Hay casos que presentan contaminados los caracteres de la angustia realista y la
neurótica. El peligro es notorio y real pero la angustia ante él es desmedida. En esta
“plus” es que se delata el elemento neurótico.
El análisis muestra que al peligro realista notorio se anuda un peligro pulsional no
discernido.
Angustia → es por una parte, expectativa del trauma; y por otra, una repetición
amenguada de él.
En el nexo con la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, coinciden
peligro externo e interno, peligro realista y exigencia pulsional.
Definido el final de análisis por la identificación del sujeto con el analista. La opinión
varía según se trate del yo o del superyó. No se domina tan fácilmente la estructura
que Freud desbrozó en el sujeto si falla la distinción entre lo simbólico, lo imaginario
y lo real.
Si el amor es dar lo que no se tiene, el sujeto puede esperar que se le de, puesto
que el psicoanalista no tiene otra cosa que darle. Pero incluso esa nada, no se la
da.
Transferencia primaria → estado de sobra. No impedirá soñar y reproducir su demanda, que
por ser vacía no será por ello sino más pura.
El analista da su presencia, que no es sino la implicación de su acción de escuchar,
que es la condición de la palabra.
Así el analista es aquel que la demanda, no como suele decirse para frustrar al
sujeto, sino para que reaparezcan los significantes en que su frustración está
retenida.
Clase → conviene que el analista se ubique por la falta en ser. Esta falta es
estructural y se intenta taparla.
Dos vías de curación para sobrellevar la falta → identificación: significante tomado del
otro (“soy”); y objetos parciales: articulados a sgtes.
La demanda de amor no es a cualquier cosa. No hay que satisfacerla, solo
escucharla. El silencio ya es respuesta. Aparece no en función de frustrar sino para
alojar el decir del paciente, para dejar vacante el lugar del deseo.
La demanda no es de un objeto, sino que el hecho de demandar instituye al
Otro a quien se dirige la demanda (punto 9). Cómo se responde sin satisfacerla
implica la presencia del analista, la implicación de su acción de escuchar que no es
sino condición de la palabra.
Unidad 5
La negación. Freud (conocimiento y saber; realidad como sumatoria de
prejuicios; fantasía como marco de la realidad, donde el objeto no se
encuentra; gasto de energía, fijación e inhibición que conlleva)
“Ahora usted pensará que quiero decir algo ofensivo, pero no tengo ese propósito” → es el
rechazo por proyección de una ocurrencia que acaba de aflorar.
Al decir “mi madre no es”, nosotros rectificamos: entonces es su madre. Nos
tomamos la libertad de prescindir de la negación y extraer el contenido puro
de la ocurrencia.
El juzgar → acción intelectual que elige la acción motriz, que pone fin a la dilación que
significa el pensamiento mismo, y conduce del pensar al actuar.
Es el ulterior desarrollo de la inclusión dentro del yo o la expulsión de él, que
originariamente se rigieron por el ppio del placer.
No hay mejor prueba de que se ha logrado descubrir lo icc que “no me parece”, o
“no se me ha pasado por la cabeza”.
El análisis no posee otro material que los procesos anímicos de los seres
humanos, y solo en estos puede ser estudiado.
Los analistas nos proponemos como meta un análisis del paciente lo más
completo y profundo posible. No queremos aliviarlo moviéndolo a ingresar a
una comunidad como la católica, sino enriquecerlo a partir de su propia
interioridad devolviéndole a su yo las energías que por obra de su represión
están ligadas en su icc, inaccesibles para él, así como aquellas otras que el yo se
ve precisado a malgastar sin fruto alguno en el mantenimiento de las represiones.
No tengo el propósito de aseverar que el análisis como tal sea un trabajo sin
conclusión. La terminación de un análisis es un asunto práctico.
El análisis debe crear las condiciones psicológicas más favorables para las
funciones del yo; con ello quedaría tramitada su tarea.