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La comunicación paradójica

Por Priscilla Valenzuela


Psykhê Centro de Investigaciones

Las paradojas son contradicciones a las que llega, en ciertos casos, el razonamiento
abstracto. Las primeras formas de la palabra aparecieron del latín paradoxum, pero es
encontrada también en textos griegos como paradoxon. Se encuentra compuesta por
el prefijo para, que significa contrario a o alterado, en conjunción con el sufijo doxa,
que significa opinión. (Enciclopedia Libre Wikipedia, s.f.)

De acuerdo con Watzlawick, Helmick y Jackson (1983), “la paradoja puede definirse
como una contradicción que resulta de una deducción correcta a partir de premisas
congruentes” (p. 173). Esto es, la emisión de dos mensajes simultáneos que resultan
ser incompatibles entre sí.

Las paradojas surgen por doquier y actúan en todos los campos de las relaciones
humanas. Existen razones para creer que ejercen una considerable y permanente
influencia en nuestra percepción de la realidad.

Una prescripción paradójica es escrita en muchas diferentes maneras para hablar de sí


misma, como lo muestra el caso de Epiménides, quien era cretense, en el siglo VI a. C.
(como se cita en Watzlawick, Weakland, Fisch & Ericsson, 1982). Él dice: “Todos los
cretenses son mentirosos” (p. 87). En la declaración de esta frase se encuentran
involucrados dos niveles del lenguaje: un nivel es la declaración hecha por un cretense
y el otro nivel es la declaración hecha sobre los cretenses. Como el contenido de los
dos niveles del lenguaje es contradictorio, de aquí se deduce una paradoja (Brown &
Slee, 1986).

En un nivel interpersonal, una forma común de comunicación es la paradoja del “sé


espontáneo”. En este caso, se hace la exigencia de un comportamiento que por
naturaleza tan solo puede ser espontáneo si la persona lo hace por iniciativa propia,
pero no puede serlo, a causa precisamente de haber sido exigido (Watzlawick et al.
1982).

Las paradojas del tipo “sé espontáneo” también se aplican en las dictaduras, donde,
casi de modo inevitable, el dictador no se contenta con la mera obediencia a las leyes
basadas en el sentido común, sino que quiere cambiar los pensamientos, los valores y
los puntos de vista del pueblo (e.g., Rafael Leonidas Trujillo exigía obediencia a su
régimen y sus leyes sin que las personas tuvieran derecho a cuestionarlas. Había que
desear lo que él imponía). No basta con someterse simplemente a la coerción, hay que
quererla; no basta con aceptar las leyes y mandatos, hay que creer en ellos y
fomentarlos. (Watzlawick et al.1982)

La paradoja en psicoterapia ha sido definida por muchos autores como una


intervención en la cual el terapeuta promueve empeorar el problema antes de la
recuperación, como un uso terapéutico del doble vínculo y como una terapia basada en
el principio de que la persona es experta en cambiar bajo el mandato de que no
cambie. Esta técnica ha emergido de las múltiples orientaciones terapéuticas incluidas
la logoterapia, la terapia conductual y la terapia sistémica. Adler es comúnmente
considerado como la primera persona en describir las técnicas paradójicas. (Hill, 1992;
Watzlawick et al.1982)

El Instituto de Palo Alto, en California, ha sido el que más se ha encargado de


promulgar el uso de las técnicas paradójicas en psicoterapia (Brown & Slee, 1986). Por
su parte, Shoham-Salomon y Rosenthal realizaron en 1987 un estudio donde expresan
que la intervención paradójica en terapia familiar guarda relación con las técnicas de
terapia conductual. Encontraron un impresionante número de reportes clínicos que
aseguran la dramática manifestación y larga duración de la eficacia de la intervención
que encara, elogia y prescribe el mismo problema conductual que el paciente espera
cambiar. Como por ejemplo, el caso de un isomaniaco, el cual se encara para que trate
de mantenerse despierto o una persona depresiva a la cual se le dice: “manténgase
usted depresivo”, “su depresión demuestra el sacrificio enorme que hace para
mantener su enfermedad”.

El uso de la paradoja terapéutica esta motivada por el hecho de que exhorten con
frecuencia a familias que solicitan ayuda pero que al mismo tiempo parecen rechazar
todo tipo de ofrecimiento en ese sentido. (Papp, 1992)

La paradoja utilizada en psicoterapia, a diferencia del doble vínculo (i.e., cuando se


dan dos mensajes contradictorios al mismo tiempo, a través del lenguaje verbal y no
verbal, y la persona que recibe el mensaje no puede hablar con el emisor sobre la
contradicción del mensaje), no obliga al paciente a responder según una modalidad
patológica, sino que busca la interrupción de un círculo vicioso (Selvini, Boscolo,
Cecchin & Prata ,1986).

Papp (1992) explica que el empleo que se hace de las paradojas se basa en tres
conceptos, que admite como supuestos: a) la familia es un sistema autorregulador; b)
el síntoma es un mecanismo de autorregulación; y c) el concepto de resistencia
sistémica al cambio, que es consecuencia de los dos anteriores. Como el síntoma se
utiliza para regular una parte disfuncional del sistema, si el síntoma es eliminado, esa
parte del sistema quedará sin regulación.
Las paradojas son utilizadas como un instrumento clínico para enfrentar resistencias y
evitar las luchas de poder entre la familia y el terapeuta. En los casos de mucha
resistencia, el terapeuta, en lugar de continuar con intentos inútiles de cambio, puede
aceptar la contradicción en que se encuentra confrontado; es decir, que al aceptar el
doble mensaje se ubica en la relación de un modo exactamente inverso de aquel en
que la familia espera verlo. Su respuesta al requerimiento paradójico de la familia es a
su vez una paradoja (o contraparadoja), porque utiliza la contradicción comunicativa
propia del doble vínculo para comunicarse con la familia (Selvini et al. 1986).

Las paradojas no son siempre necesarias ni siempre deseables. Se deben reservar para
las pautas interactivas larvadas y de larga duración, repetitivas, que no responden a
intervenciones directas como serían las explicaciones lógicas o las sugerencias
racionales. Las intervenciones se pueden clasificar como directas o basadas en la
aceptación, por el hecho de que el terapeuta espera que la familia las acepte; y como
paradójicas y basadas en el desafió, por el hecho de que el terapeuta espera que la
familia las desafíe (Papp, 1992).

La tarea fundamental del terapeuta que trabaja con las técnicas paradójicas consiste
en abrir brechas en el sistema familiar para permitir a la familia el redescubrimiento de
valores en su interior, que liberen al paciente identificado y a la familia de una
situación de malestar que se ha perpetuado en el tiempo, y les restituyan la iniciativa
de sus propias acciones. El terapeuta lo que se propone con la terapia es obtener un
cambio que vaya más allá de la resolución del síntoma individual y que incida a nivel
de todos los miembros del sistema proporcionándoles modelos transaccionales nuevos
que ya no tengan necesidad de comportamientos sintomáticos.

El uso de las técnicas paradójicas en psicoterapia abre las puertas a un gran repertorio
de técnicas para trabajar con las familias en terapia familiar, en distintas situaciones,
permitiendo que estas sean capaces de poco o poco ir redefiniendo su homeostasis y
formular un nuevo equilibrio que parte desde ella misma.

Referencias

Brown, J. & Slee, P. (1986). Paradoxical strategies, the ethics of intervention [Versión
electrónica]. Professional Psychology: Research and Practice, 17, 487-491.

Enciclopedia Libre Wikipedia. (s.f.). Recuperado el 6 de junio de 2005, de


http://es.wikipedia.org/wiki/paradoja.

Hill, M. (1992). A feminist model for the use of paradoxical techniques in


psychotherapy [Versión electrónica]. Professional Psychology: Research and
Practice, 23, 287-292.

Papp, P. (1992). Paradojas. En S. Minuchin & H. C. Fishman (Eds.). Técnicas de


terapia familiar (pp. 242-258). Barcelona.: Paidos.

Selvini, M. Boscolo, L. Cecchin, G. & Prata, G. (1986). Paradoja y contraparadoja: un


nuevo modelo en la terapia familiar de transacción esquizofrenica. Barcelona.: Paidos.

Shoham-Salomon, V. & Rosenthal, R. (1987). Paradoxical interventions. A meta-


analysis [Versión electrónica]. Professional Psychology: Research and Practice, 55, 22-
28.

Watzlawick, P. Helmick J. & Jackson, D. (1983) Teoría de la comunicación humana.


Barcelona.: Herder.

Watzlawick, P. Weakland, J. Fisch, R. & Ericsson, M. (1982). Cambio: formación y


solución de los problemas humanos. Barcelona.: Herder.

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