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EL DOBLE VÍNCULO EN LAS RELACIONES COTIDIANAS

“No quiero que hagas lo que yo quiero” Cuantas veces hemos pedido o nos han pedido
esto mismo, llevando o llevándonos a una situación sin salida. Esta frase es un ejemplo
de comunicación que influye en nuestras relaciones interpersonales y que puede
llevarnos a un conflicto interno. Hablamos del “doble vínculo”

Desde que nacemos nos comunicamos e intercambiamos información con el mundo y


con las personas que nos rodean, organizando nuestras percepciones de acuerdo a la
información que recibimos. Al relacionarnos no sólo intercambiamos información
acerca de cómo vemos el mundo y de cómo nos vemos a nosotros mismos, sino también
acerca de cómo nos ve el otro.

A veces en algunos intercambios de información se produce una comunicación


defectuosa que deja al receptor en un estado de incertidumbre o falsa comprensión
respecto a qué clase de mensaje ha recibido. Los seres humanos incurrimos con
frecuencia en estos errores dado que para comunicarnos empleamos no sólo palabras
sino también emociones y aspectos no verbales.

Hoy vamos a centrarnos en un tipo de comunicación defectuosa que nos puede llevar a
un estado de incertidumbre interno que nos puede dejar confusos y sin salida. Hablamos
del "doble vínculo". El doble vínculo no es un fenómeno aislado ni privativo de la
comunicación esquizofrénica, ocurre con mucha frecuencia en nuestras interacciones
cotidianas: entre padres e hijos, parejas, amigos, y compañeros de trabajo.

El doble vínculo hace referencia a la confusión que le produce a una persona tener que
discriminar entre dos mensajes contradictorios entre sí y la imposibilidad de comunicar
acerca de tal contradicción. Los dobles vínculos no son tan sólo instrucciones
contradictorias, sino verdaderas paradojas.

De algún modo, todos tenemos conciencia de haber vivido situaciones de doble vínculo,
lo que quizá nos resulte más difícil de discriminar sean aquellas ocasiones en las que
hemos promovido tales situaciones.

Todo tipo de disimulación puede promover situaciones de doble vínculo. La mentira, en


sus facetas de engaño, ocultamiento, fraude, etc., tiende a atacar la confianza del otro,
quien a su vez empieza a dudar de sus propias percepciones. Si a esta situación le
agregamos que cuando el otro intenta hablar de su confusión o que le han mentido, se le
contesta diciendo que está equivocado y calificando inmediatamente su conducta de
"loca" o "mala". Si estas circunstancias se repiten frecuentemente, es muy probable que
acepte que es él el que está equivocado y que el otro "tiene la razón" y tenderá a no
expresar cómo se está sintiendo.

Empezará a poner en duda sus percepciones estando pendiente de la confirmación del


otro, confirmación que no suele darse y que les llevará a ambos a estar atrapados en un
doble vínculo. Esta situación se da siempre y cuando la relación y el vínculo sean
importantes para ambos.
Otros ejemplos de doble vínculo que se observan a diario se producen cuando alguien
pide a otro una conducta espontánea, que deja de ser espontánea desde el momento
mismo en que ha sido pedida. La espontaneidad exigida conduce inevitablemente a una
situación paradójica en la que el mero hecho de plantear la exigencia hace imposible el
cumplimiento espontáneo de la misma, o cuando se le ordena a alguien que no nos haga
caso, llevando al sujeto a otra situación paradójica ya que al no hacernos caso está
cumpliendo el mandato que le estamos dando.

Los efectos de la comunicación paradójica y del doble vínculo pueden generar


dificultades psíquicas. Por eso es importante entender y tomar tomar conciencia de sus
características y efectos, visibilizando nuestro grado de participación en la generación
de los mismos, de mensajes que confunden, cuando no los emitimos claramente.

Los seres humanos nos influimos mutuamente con nuestras conductas y debemos ser
conscientes para decidir de qué modo queremos establecer nuestras relaciones con los
demás, no incurriendo en situaciones que generen confusión en lo que decimos y
mostramos.

Es importante que transmitamos mensajes claros, que se presten a confusión en su


interpretación, a la vez de solicitar aclaración de aquellos mensajes que nos resultan
confusos resaltando la importancia para todo ser humano de ser convalidado por otro ser
humano en sus percepciones y en su propia definición de sí mismo.

Para finalizar, debemos recordar que, en definitiva, nuestra existencia depende de la


confirmación del otro y que al confundirlo y/o no confirmarlo, estamos condicionando
nuestra libertad y la suya.

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