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Universidad de Santiago de Chile

Departamento de Historia
Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Introducción a La Construcción del Saber Pedagógico.
Reflexión Nº3 Diario del Educador, clasificación curricular y análisis crítico
de su relación con el tipo de profesor que quiero llegar a ser.
Después del trabajo realizado consiste en la clasificación detallada de la malla curricular en los distintos saberes y la
deconstrucción con el fin de un análisis crítico de la misma, he podido distinguir, en el caso de que mi categorización
está bien enfilada, que existen dos grandes polos en la malla curricular de nuestra carrera, uno que está enfocado
en la formación cultural, para hacer de sus estudiantes futuros profesores con un manejo teórico acabado de
distintos saberes disciplinarios necesarios para desempeñarnos una vez egresemos de esta carrera. Unos ejemplos
de dichos conocimientos son: Mundo Clásico, Medioevo, Lecto escritura, Mundo Indígena, Ingles, Electivos de
Especialización (arte), entre varios más. Todos ellos enfocados a entregar herramientas para una especialización
personal, social y profesional del docente. De un total de cincuenta y seis materias distingo entre veinticinco y treinta
asignaturas con estas características. Por otro lado, en un segundo bloque se encuentras aquellos saberes que
buscan que el docente asimile competencias educativas, análisis crítico, ética, didácticas de enseñanza, habilidades
para educar, entre varias más. Todas aptitudes necesarias para que un pedagogo pueda construir conocimientos
con sus alumnos, lo que marcara la diferencia con algún otro profesional que pueda desempeñarse como profesor.
De las más de cincuenta asignaturas en esta clasificación diferencio entre veinticinco y treinta asignaturas con
dichas capacidades.

Con ello puedo comentar que existe una relación equilibrada entre estos dos componentes que terminan por nutrir la
malla curricular de la carrera de Pedagogía en Historia de la Universidad de Santiago. Lo que a modo personal me
deja una sensación de conformidad. No obstante, descomponiendo el detalle, específicamente en los saberes que
tienen por foco construir las competencias docentes, me llamo malamente la atención las pocas asignaturas que
están destinadas al saber ético de la profesión, teniendo en cuenta que aun poseo una vista inexperta, pude
destinar solo la materia del octavo semestre, la cual es: Desarrollo Profesional Docente. Dicho saber, a mi parecer
es fundamental en la compleja formación docente, ya que un profesional éticamente preparado estará capacitado
psicológicamente, en la teoría y en la praxis para afrontar las amplias dificultades que conlleva construir la formación
del alumnado, la relación con el cuerpo paradocente y la comunidad educacional vista de una forma holística. Ese
profesor será un potenciador del gremio y no un elemento que perjudique a una ya alicaída figura del profesorado
nacional. Espero estar errado en este análisis y que dicha formación ética este contemplada a lo largo de la carrera
o inmersa en otras materias de esta hermosa carrera.

Para concluir quiero referirme a como esta malla curricular afectara a mi formación como docente. Señalé como la
equidad se visualiza en dos grandes bloques. Por un lado, de formación cultural y por otro uno de construcción de
competencias pedagógicas. Ellos subdivididos en cinco tipos de saberes (culturales, didácticos, curriculares, éticos y
de aprendizaje) los cuales tienen como objetivo la formación de un docente integro. Gracias a esta característica
puedo inferir que tanto la practica como la teoría que necesita un profesional de la educación está contemplada en
esta malla, haciendo una combinación perfecta. No debemos olvidar que, si bien nos encanta la disciplina histórica,
la geografía y las ciencias sociales seremos unos constructores de futuros actores sociales, por ende, las
capacidades pedagógicas o habilidades blandas que un profesional de la educación debe tener se hacen
fundamentales.

Ricardo Moneo

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