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Difteria
Sustentantes
Liliana Perez
Yensel Perez
Silvia Monzón
Matricula
100251322
FD5049
100055375
Facilitador
Dr. José Peralta
Plan 14
Difteria
Infección aguda, toxica y transmisible producida por especies de
Corynebacterium (C. Diphtheriae. C. ulcerans).
La palabra difteria provine del griego Difhthera que significa
membrana. Antiguamente llamada garrotillo.
Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de
pseudomembranas que se forman principalmente en las superficies
mucosas de las vías respiratorias y digestivas superiores.
Suele afectar las amígdalas, garganta, nariz, miocardio, fibras
nerviosas o piel.
Etiología
Corynebacterium Diphtheriae o Bacilo de Klebs-Löffler (más
común).
C. Ulcerans (aislado en el ganado vacuno, suele causar una
enfermedad similar).
Otros Biotipos:
Mitis.
Intermedius.
Belfanti.
Gravis.
Estos subtipos se nombran según la morfología de las colonias, la
hemolisis y las reacciones de fermentación.
Todos son capaces de producir toxigenixidad.
Características del Bacilo:
Es grampositivo, tiene forma de bastón, aerobio, no encapsulado,
no móviles y pleomorfico, no forma esporas, falta de movilidad y
puede sobrevivir a ambientes extremos.
Fue descubierto en 1884 por el patólogo Edwin Klebs y el
bacteriólogo Friedrich Löffler.
Fue la primera enfermedad infecciosa que se logró controlar
mediante principios microbiológico, inmunológicos y de salud
pública a principios del siglo xx.
Epidemiologia
En la década de 1920 en estados unidos cada año se reportaban
125,000 casos con más de 10,000 defunciones una de las tasas de
mortalidad más elevada.
Con el uso del toxoide diftérico tras la segunda guerra mundial, la
incidencia disminuyo a finales de 1970. Desde entonces se han
reportado menos de 50 casos por año.
Cuando la Difteria era endémica en todo el mundo afectaba más a
los niños menores de 15 años.
El brote más importante en el mundo ocurrió en entre 1990 y 1996
en los países de la unión soviética. Más de 150,000 casos
reportados.
Los factores de este brote fueron los siguientes:
Adultos mal inmunizados.
Tasa de inmunización infantil reducida.
La inmigración.
El hacinamiento.
Difteria en República Dominicana
En el 1891 en Puerto Plata se reportaban casos de Difteria en los
meses de noviembre y diciembre. Ese brote se convirtió en
epidemia afectando en 1892 la ciudad de Santiago y para finales de
ese año llegó a la ciudad capital.
En 1897 la enfermedad atacó la ciudad de San Cristóbal, en el mes
de septiembre y afectó al niño Rafael Trujillo Molina.
En los años de 1933 y 1934, se realizaron vacunaciones en masa a
la población infantil, y de acuerdo a lo escrito por el Dr. Rafael
Miranda, se logró inmunizar a más del 90% de la población infantil
en el país.
El último brote de difteria en el país ocurrió en 2004. Con 122 casos
reportados. (90% con edades entre 1 y 9 años). Posteriormente solo
se registra un caso por año.
Los últimos casos autóctonos se reportaron en 2016. 3 niños
menores de 5 años que no habían completado el esquema de
vacunación.
La cobertura de vacunación a nivel nacional es de 86%.
Patogenia
La C. diphtheriae puede ser de fenotipo no toxígeno (tox−) y
toxígeno (tox+). Uchida y Pappenheimer demostraron que el
corinebacterófago β tiene un gen estructural tox que codifica la
toxina diftérica, y que una familia de corinebacteriófagos es la
causante de la conversión toxígena del fenotipo tox− al tox+ de C.
diphtheriae.
Tanto C. diphtheriae toxigénico como no toxigénico causan
infección mucosa y cutánea y rara vez son causa de infección local
tras bacteriemia.
El microorganismo suele quedarse en las capas superficiales de las
lesiones cutáneas o en la mucosa respiratoria, induciendo
inflamación local. La virulencia del microorganismo reside en su
capacidad de producir la potente exotoxina de 62 kDa, que inhibe la
síntesis proteica y causa necrosis tisular local. Durante los primeros
días de infección respiratoria (normalmente en la faringe), se crea
un denso coágulo necrótico de microorganismos, células epiteliales,
fibrina, leucocitos y eritrocitos, que se convierte en una
seudomembrana adherente gris-marrón con aspecto de cuero
(Diphthera significa «cuero» en griego). Retirar dicha membrana es
difícil y después se observa una submucosa sangrante y
edematosa. La parálisis del paladar y la hipofaringe es un efecto
local temprano de la toxina diftérica. La absorción de la toxina
puede dar lugar a manifestaciones sistémicas: necrosis de los
túbulos renales, trombocitopenia, miocardiopatía y/o
desmielinización.
Debido a que estas dos últimas complicaciones pueden darse entre
2 y 10 semanas tras la infección mucocutánea, se sospecha que el
mecanismo fisiopatológico en algunos casos puede ser de origen
inmunológico.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones de la infección por C. diphtheriae dependen de
la localización anatómica de la lesión, del estado inmunológico del
huésped y de la producción y distribución sistémica de la toxina.
Difteria de la vía respiratoria
En la descripción clásica de 1.400 casos de difteria en California
(1954), el principal foco de infección estuvo en las amígdalas o la
faringe (94% de los casos), y la nariz y la laringe fueron las dos
localizaciones siguientes en frecuencia. Tras un período de
incubación de 2 a 4 días, se desarrollan signos y síntomas de
inflamación local. La infección de la parte anterior de la nariz, que
es más frecuente en los niños, causa una rinitis serosanguinolenta,
purulenta y erosiva, con formación de membranas. En la difteria
amigdalina y faríngea, el dolor de garganta es el síntoma universal
precoz: sólo la mitad de los pacientes presentan fiebre, y unos
pocos tienen disfagia, disfonía, malestar o cefalea. La inflamación
faríngea leve va seguida de la formación de membranas
amigdalinas unilaterales o bilaterales, que pueden extenderse a la
úvula (lo que puede causar parálisis mediada por toxina), el paladar
blando, la orofaringe posterior, la hipofaringe o las áreas glóticas. El
edema de tejidos blandos subyacente y las adenopatías pueden
ofrecer un aspecto de cuello de toro.
La membrana adherente característica, la extensión más allá de las
fauces, la disfagia y la relativa ausencia de fiebre ayudan a
diferenciar la difteria de las faringitis exudativas causadas por
Streptococcus pyogenes o el virus de Epstein-Barr. La infección de
la laringe, la tráquea y los bronquios puede ser primaria o una
extensión secundaria de una infección faríngea. La disfonía, el
estridor, la disnea y una tos parecida al crup son signos clave.
Los pacientes con difteria laríngea tienen un riesgo importante de
asfixia a causa del edema local de los tejidos blandos y de la
obstrucción de la vía respiratoria por la membrana diftérica, un
conglomerado denso de epitelio respiratorio y coágulo necrótico.
Difteria cutánea
La difteria cutánea clásica es una infección indolente y no
progresiva caracterizada por una úlcera superficial ectímica que no
se cura, con una membrana gris-marrón. Las infecciones cutáneas
diftéricas no siempre pueden diferenciarse del impétigo
estreptocócico o estafilocócico y con frecuencia estas afecciones
coexisten. En la mayoría de los casos, un proceso primario, como
dermatosis, laceraciones, quemaduras, mordeduras o impétigo, es
infectado secundariamente por C. diphtheriae. Las extremidades
suelen afectarse más que el tronco o la cabeza. Son típicos el dolor,
la inflamación, el eritema y el exudado. La hiperestesia o
hipoestesia local es rara.