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Análisis de modalidades de
enseñanza en familias, escuelas y
medios
EL
Alicia Fernández
Alicia nos entrega su escritura, su teoría, su pensamiento como
hilos de colores. A veces ofrece su telar (cuando nos cuenta qué
le pasó a ella), sus herramientas profesionales (el cómo, de qué
manera) y en ocasiones, nos presta hasta sus manos.” Quizá
logremos construir algo semejante a las mujeres mapuches, cada
una de las cuales posee un diseño propio y único para sus
matras, y así, como a ellas en sus tejidos, a nosotras, en
psicopedagogía, se nos reconozca en nuestro obrar.
(Psicopedagoga Cristina Cordón Larios) La psicopedagogía ha
podido recrear las herencias, leerlas como aportes, ubicarlas
desde su perspectiva, elaborando así el duelo por aquellos
"padres”: el psicoanálisis y la psicología genética. Como
disciplina ha aprendido de ellos para constituirse singular.
¡Cuánto puede también enseñarles hoy! Transitando por las
páginas del libro de Alicia esto se hace visible. Escuchar los
idiomas del aprendiente, mirar sus gestos, permite que la
psicopedagogía encuentre sus propios idiomas y que arme
sus propios dispositivos de intervención. (Psicopedagoga
Silvia Nora Iannantuoni) La autora nos transmite su pensamiento
utilizando un lenguaje claro y sencillo y una redacción ágil. La
trama del libro se nos acerca y quizá como los espectadores
griegos, ávidos de saber, estamos atentos a cada gesto, a cada
suspiro, con necesidad de llegar al final. Si esto nos "acontece”,
debemos volver a transitar la trama, una y otra vez, pero más
lentamente, para poder pensar desde nuestra historia personal
y nuestra historia como psicopedagogos. (Psicopedagoga
María Martha Prato)
.
..
SCREW
ISBN 978-950-602-419-2
Luz Guzmán PSICOPEDAGOGA
Psicología Contemporánea
IN
Nueva Vis
017895061024 1921
Capítulo I
¿FRACASO ESCOLAR?
La respuesta del entorno al sujeto que no aprende es una imagen sumamen te desvalorizada
de sí mismo. La sociedad y la institución no se hacen cargo de este problema y el paciente
resulta marginado. Si bien algunas veces es éste el efecto buscado, inconscientemente la
imagen que provoca redunda dialécticamente en el deterioro del sujeto.
Sara Pain (1982)
«Entre>>
Un destacado científico fue invitado por una comunidad a dar una conferencia.
El auditorio esperaba expectante. El Doctor llegó, y des pués de presentarse
preguntó:
-¿Saben de qué voy a hablar hoy? -Sí, respondieron todos con entusiasmo. -Entonces
-concluyó el conferencista- no necesito dar la conferencia, ya que ustedes ya saben.
Tomó sus carpetas y se marchó, dejando al auditorio perplejo.
Pasado un tiempo, como el conferencista era muy famoso y el pueblo había quedado
intrigado, volvieron a llamarlo.
En esta segunda ocasión, el conferencista volvió a iniciar su conferencia preguntando:
Fracaso escolar
-Entonces -concluyó el catedrático, los que saben van a enseñarle a los que no saben y
yo nuevamente no necesito dar la conferencia.
Optamos por una psicopedagogia que permite al sujeto que no aprende hacerse
cargo de su margi nación y aprender desde ella, transformándose para integrarse a la
sociedad, pero en la perspec tiva de la necesaria transformación de ésta.
Sara Paín (1982)
Y se marchó.
La historia que me contaron' finaliza allí. Encuentra su gracia a partir de dos errores,
que lamentablemente abun dan y de un acierto. Los errores:
La psicopedagogía adaptativa, preocupada por robustecer los procesos sintéticos del yoy
facilitar el desarrollo de las funciones cognitivas, pretende colocar al sujeto en el lugar que
el sistema le tiene asignado.
Sara Pain (1982)
a) un maestro prisionero de sus conocimientos que no consigue enseñar, la
certeza no le permite usar los conoci mientos;
b) una idea del saber como algo monolítico y acabado. El importante acierto, que
lamentablemente se usa poco es:
c) no se puede aprender si no reconocemos algo de nuestro saber. Tampoco se puede
aprender si no damos espacio al
no saber,
¿Por qué el éxito escolar ocupa un lugar tan grande en la vida de nuestros contemporáneos,
niños, padres, educadores, gobernantes? ¿Qué proyectos, qué fantasmas recubren esta aspira
ción al éxito?
Anny Cordié
tiene un problema en el aparato digestivo, aún no detectado por las radiografías, o porque
padece de disritmia digestiva o de desatención estomacal (D.D.E.). Sin embargo, muchas
veces «el especialista» dice que un fracaso escolar puede deberse a una
distractibilidad, «disritmia» o hiperkinesia (A.D.D. O A.D.H.D.) situando en el organismo del
alumno, las «disritmias», «hiperkinesias» y «desatenciones del sis tema educativo.
Es cierto que muchas veces el «fracaso escolar, puede intervenir como factor
desencadenante de un problema de aprendizaje» que, de otro modo, no hubiera
aparecido. Esta situación, que hace más complejo y difícil el diagnóstico, exige
una mayor responsabilidad y precisión teórica por parte de la psicopedagogía.
A fuerza de haber sido privado del alimento al cual tiene derecho y cuyo cumplimiento
es responsabilidad de la socie dad, el desnutrido también puede «olvidarse» de
registrar las señales del hambre, como una defensa necesaria. Pero este «olvido» no podría
ser confundido con anorexia. Así como para resolver el problema del apagamiento
de las señales del hambre en el desnutrido debemos intervenir en el contexto que lo
priva de los alimentos, para resolver el fracaso escolar del alumno debemos intervenir en
el contexto que lo priva de un espacio de autoría de pensamiento. Es decir,
debemos intervenir en el sistema enseñante.
El fracaso escolar afecta al sujeto en su totalidad.
El niño que lo padece sufre porla subestimación que siente al no poder responder a las
expectativas de padres y profe sores. A su vez, la identidad no es algo que se adquiera
de una vez y para siempre, sino que es producto de construcciones identificatorias en las
que cumplen un papel preponderante los modos en que los demás nos significan.
Para la niña y el niño, el grupo escolar y sus maestros suelen tener el lugar de prueba y
reconocimiento de sus aptitudes a partir de los resultados obtenidos.
Entiendo al objeto de toda intervención psicopedagógica como abrir
espacios objetivos y subjetivos de autoría de pensamiento. El psicopedagogo
apuesta a que el deseo de conocer, de saber, pueda sostenerse a pesar de las
carencias en las condiciones económicas, orgánicas, educativas, de las
injusticias, de los déficits o de las lesiones biológicas.
La problemática del aprendizaje es una realidad alienan te e inmovilizadora que
puede presentarse tanto individual como grupalmente. En su producción intervienen
factores que hacen a lo socioeconómico, a lo educacional, a lo emocio nal, intelectual,
orgánico y corporal. Por lo tanto, para su terapéutica y prevención, se impone el
encuentro entre diferentes áreas de especialización: psicopedagogía, psicolo
gía, psicoanálisis, pedagogía, pediatría, sociología, etcétera.
La desnutrición alimentaria y afectiva, el fracaso de los enseñantes y de la institución
educativa o las lesiones cerebrales, no dan cuenta por sí mismos de la existencia del
problema de aprendizaje en un sujeto individual.
La psicopedagogía clínica comprueba que, si bien es nece sario trabajar y
estudiar los determinantes enunciados (orgánicos, sociales, políticos, etc.), la
capacidad de pensary aprender (condiciones humanas que nos permiten la origi nalidad,
la diferencia y el posicionamiento como autores de nuestra historia) pueden
subsistir aun en las situaciones educativas, sociales, económicas y orgánicas más
desfavo rables.
La liberación de la inteligencia atrapada sólo podrá darse a través del encuentro con el
placer de aprender perdido. Por tal razón, creemos que nuestra principal tarea en
relación con los pacientes (a los cuales hoy denomino "aprendiseñan
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suele aceptarse como un oráculo al que no es posible cuestio nar. Además, la
sola suposición de una respuesta acertiva para tal pregunta -sin tomar en cuenta
que la inteligencia se construye y que se produce en la interacción social, de acuerdo
con procesos identificatorios- supone un abuso de poder que torna temible nuestra
palabra.
Nuestra teoría es frágil, pero nuestro soporte es una actitud clara y compartida, y un
principio casi piagetiano: en la base de toda cognición está la acción, primero material y
luego posible de ser interiorizada.
tes") es "ayudarlos a recuperar el placer de aprender”; y, de igual modo,
pretendemos para nosotros mismos recuperar el placer de trabajar
aprendiendo y de aprender trabajando.
Nuestra tarea se inscribe en una búsqueda de cambio para las prestaciones
en salud mental en general. Búsqueda que intenta articular los diferentes aportes
profesionales y los importantes recursos humanos con los escasos recursos
económicos, institucionales, para satisfacer la amplia de manda de asistencia y la
urgente necesidad de promoción de salud en aprendizaje.
La psicopedagogía viene a explicar también que en la fabricación del problema
de aprendizaje como síntoma, intervienen cuestiones que hacen a la
significación incons ciente del conocer y el aprender, y al posicionamiento ante lo
escondido.
Y por último, y no menos importante, la psicopedagogía clínica viene a decir también
que en la fabricación del fracaso escolar participan cuestiones que hacen al
posicionamiento de los «enseñantes maestros», pero también a los "enseñan tes
médicos” y al poder médico que, exhibiendo a veces un conjunto de
informaciones hegemónica y monopólicamente, supone al aprendiente como
un "sistema nervioso central caminando”. Paradoja: a la escuela van a
aprender cabezas sin cuerpo y cuando no aprenden se las manda al hospital
donde son consideradas organismos sin inteligencia ni
Cuestionando la ética del éxito
El fracaso opuesto al éxito implica un juicio de valor, y este valor es función de un ideal. El
sujeto se construye persiguiendo las ideas que se le pro ponen a lo largo de su existencia.
De esta manera es el producto de esas identificaciones sucesivas que forman la trama de su
yo. Esos ideales son esencialmente los de su entorno sociocultural y los de su familia, ella misma
marcada por los valores de la sociedad a la que pertenece.
Anny Cordié
deseo.
Todo lugar de saber es un lugar de poder y los psicopeda gogos que
pretendemos conocer sobre el conocer, el no conocer y sobre los que no pueden
aprender, con facilidad podemos caer imaginariamente en una posición de
certeza, muchas veces también solicitada por nuestros consultantes.
La pregunta que mayoritariamente se nos dirige es :".soy inteligente?".
Cuando se da una respuesta negativa, ésta
«Te perdonamos todo menos el fracaso» parece ser el lema que desde algunas
familias y escuelas se dirige a los jóvenes. Fracaso es lo opuesto al éxito. ¿No será
que para evitar, o tratar de disminuir, el fracaso escolar necesitamos revertir esta ética
del éxito?
Y aun, ino tendríamos que repensar el uso de la denomi nación fracaso escolar? Tal
término surge como parte de un cuestionamiento necesario a la postura que colocaba
el problema en el niño, llamando problema de aprendizaje a lo que era
un problema de enseñanza.
Pero, ¿no habremos caído también (y me incluyo porque yo misma utilizo/utilizaba la
expresión fracaso escolar) en las redes de la ética del éxito al nombrar5 como
fracaso (resulta
* La psicopedagogía clínica surge como respuesta ante el fracaso de la postura reeducativa,
que intenta suprimir las manifestaciones del sínto ma sin atender a sus causas. El
síntoma Problema de Aprendizaje siempre enuncia-renuncia-denuncia algo silenciado.
5 Estoy haciendo referencia al modo de nombrar, denominar. A veces
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Para enseñar mejor, aprender mejor
Como el fracaso escolar es una respuesta reactiva a la situación escolar, la
psicopedagogía necesita trabajar con las profesoras y profesores, las maestras y
los maestros. Si bien ellos también sufren, y pueden ser víctimas de la iatrogenia de
la institución, son, sin lugar a dudas, la cara visible de la escuela para el niño.
Desde su práctica en la «formación de formadores», Jacky Beillerot señala:
do opuesto al resultado éxito) algo que estamos intentando analizar
como proceso?
Anny Cordié señala que«...la evolución de la sociedad dio lugar a una nueva
patología: el fracaso escolar (...) se trata del rápido cambio del mundo del
trabajo en una sociedad cada vez más tecnificada. A las nuevas
exigencias de esta sociedad se agregan los estragos provocados por la
explota ción de los tests de nivel...».6
El uso que se hace de los tests en las escuelas es cada vez más discriminatorio.
En el Apéndice a este capítulo, trans cribiré fragmentos de una conferencia
en la que abordo esta cuestión y, a su vez, en el capítulo II de mi libro Poner en
juego el saber desarrollo las cuestiones que hacen al necesa rio posicionamiento
clínico.
Para actuar sobre las causas que generan el fracaso escolar, se hace necesario
que la psicopedagogía salga del consultorio y al dirigirse a otros ámbitos,
como la escuela, no intente trasladar el consultorio a la escuela, ni menos aún
proponerse como una pedagogía superior, que excluya o desvir túe a la pedagogía.
La intervención psicopedagógica necesita actuar interdisciplinariamente
con otras disciplinas, en parti cular con la pedagogía, sin intentar copiarla ni
sustituirla.
La psicopedagoga o el psicopedagogo que trabaje en una escuela, requerirá de una
formación psicoanalítica quizá más aun que cuando atiende en su consultorio.
Ya que deberá dar cuenta de los fenómenos transferenciales en sus diversas
manifestaciones. A su vez, deberá conocer cuestio nes que hacen a «lo grupal» y a lo
institucional.
... La formación [del maestro] tiene que ver con toda la persona: sus capacidades
conscientes, así como su afectivi dad, su imaginario y su inconsciente total. Es decir,
fantas mas, resistencias, inhibiciones, etc... S
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otorga al docente que como enseñante se encuentre con su autoría?...
da por la policía y dice que la niña no está aprendiendo porque la están
«prendiendo». En portugués prendiendo es una expresión que se usa para decir
«siendo llevado por la policía». Si bien el sonido de las palabras prendiendo y
aprendiendo es muy similar, María reconoce la diferencia, ya que cuando explica
de que se trata su dibujo, lo explicita.
No aprender en la escuela supone un acto de violencia de la escuela hacia el niño. 12
Los maestros muchas veces reciben cursos donde se dicen cosas
interesantes acerca de cómo enseñar, pero que son de hecho como una
«representación dramática», de cómo no enseñar. Tal contradicción, común en muchos
ámbitos edu cativos, se da porque las maestras y maestros, más que cursos,
precisan espacios de formación y «la formación es clínica, porque toma lugar
en la historia individual: porque une necesariamente saberes y saber, el pasado
y el futuro del sujeto.» 10
Refiriéndose a la experiencia de los cursos de capacitación docente, la
psicopedagoga argentina Soledad Lugones es cribe:
A
... Tomamos apuntes en silencio, con la mirada centrada en el profesor y nuestro
cuerpo quieto, adherido a la silla... una sola voz, un solo rostro... (...) Esta es una
escena que se repite invariablemente en nuestra historia como «alumnos». Esa Matriz
encarnada en nuestro cuerpo omite el Saber y la Potencia de nuestro ser aprendientes. Para
autorizarnos a Enseñar, debemos hacernos autores (...) creernos. Mirar el valor que
tiene lo que hacemos, apropiar nos de la singularidad que poseemos (...) Hacernos
autores de nuestros pensamientos. Hoy en día, se habla mucho sobre la necesidad de
Capacita ción Docente. Sin embargo, muy poco se habla y se reflexiona acerca
de cómo Docentes e Instituciones se capacitan y de cómo son sus espacios de
formación... 11
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como producida por su propia dramática inconsciente, y por lo tanto, trabajaríamos para
ayudarlo a resignificar el sen tido de aprender, pues tal deslizamiento de significación
podría perturbar el aprendizaje. Por el contrario, en cuanto estemos junto a María
necesitamos reconocer (le) que su frase y su dibujo muestran una verdad
silenciada. «Has dibujado y pensado algo que pocos observan. Es así María: cuando
a uno lo están persiguiendo no puede aprender. Yo creo que habría que decirle esto a tu
maestra; ¿qué te parece?» Ante una intervención como la anterior, María conseguirá
comenzar a cambiar de posición y reconocerse pensante.
Un propósito del trabajo del psicopedagogo en la escuela consiste en
conseguir que el «fracaso escolar» no sea denun cia que renuncia a denunciar.
Construir espacios para que las maestras, los maestros se encuentren con sus autorías y así
sientan la pasión por producir lo mismo para con sus, alumnas y alumnos.
para poder intervenir antes de que se produzcan, pues muchas veces de uno se puede
derivar a otro.
A nivel del diagnóstico un fracaso escolar puede diferen ciarse de un problema
de aprendizaje analizando la modali dad de aprendizaje 13 del aprendiente en
su relación con la modalidad enseñante de la escuela. En las situaciones de
fracaso escolar, la modalidad de aprendizaje del sujeto no se patologiza, cuando
se constituye un problema de aprendiza je (inhibición cognitiva o síntoma), la
modalidad de aprendi zaje se altera.
... Para prevenir el fracaso escolar, necesitamos trabajar en y con la escuela (tender
a que el maestro pueda conectarse con su propia autoría y por lo tanto su alumno
pueda aprender con placer, denunciar la violencia encubierta y abierta insta lada en el
sistema educativo). Pero, una vez generado el fracaso y según el tiempo de su
permanencia, el psicopedago go también deberá intervenir para que el fracaso del enseñan
te, encontrando un terreno fértil en el niño y en su familia, no se constituya en síntoma
neurótico... 14
Diferencias entre fracaso escolar y problema de aprendizaje
... Un análisis socio-económico de las superestruc turas educativas nos permite comprender
por qué se enajena al sujeto en la ignorancia, pero necesi tamos ver qué estructura es la que
posibilita la disfunción de la inteligencia y cómo lo hace...
Sara Pain
Cuando se trata de resolver el problema de aprendizaje que proviene
prioritariamente de causas que hacen a la estructura individual y familiar del
niño(problema de apren dizaje-síntoma o inhibición), se va a requerir una
interven ción psicopedagógica más puntualizada. De acuerdo con cada situación,
se podrá optar por: a) tratamiento indivi dualls y familiar psicopedagógico, b) grupo de
tratamiento psicopedagógico del niño, c) grupo de orientación paralelo de
madres, d) talleres de arte, arterapia, recreación con objeti vos terapéuticos, etc.,
e) entrevistas familiares psicopedagó gicas, etcétera.
En un porcentaje menor de niños, el fracaso puede respon
Ya en 1987, en La Inteligencia atrapada decía que el «fra caso escolar»,
responde a dos órdenes de causas que se hallan imbricados en la historia de un sujeto
propios de la estructura familiar e individual del que fracasa en aprender, y propios
al sistema escolar, siendo estos últimos los determinantes. Decía también que es
preciso no confundir los fracasos escolares («desnutrición de conocimientos») con los
proble mas de aprendizaje («anorexia-bulimia del conocimiento»)
13 Concepto de modalidad de aprendizaje: véanse capítulos IV y V de la presente obra.
14 Alicia Fernández, La Inteligencia Atrapada, Nueva Visión, Buenos Aires,
1987.
15 Prefiero hablar de tratamiento bi-personal, ya que ningún trata miento es individual.
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der a la construcción de un modo de pensamiento derivado de una estructura
psicótica, y en una aún mucho menor propor ción puede deberse a factores de
déficit orgánico. En ambas situaciones, en general, aunque por diferentes
causas, el niño no puede establecer una comunicación comprensible con la
realidad, es decir que podrá tener dificultades para aprender.
Estamos diferenciando las diversas respuestas que los niños asumen para expresar
diferentes problemáticas en su aprendizaje.
En el aprendizaje escolar se refleja toda la dinámica social y familiar. Será nuestra
labor, saber escuchar y mirar, más allá y más acá de lo que se muestra.
Estoy diferenciando esquemáticamente situaciones que se muestran como no-
aprendizaje, respondiendo a diversas causas:
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Teretana
dos, cambios de letras, y por lo tanto asociados al deterioro de las funciones yoicas, de
la atención por ejemplo) ahora pueden incluirse en un análisis más amplio del
pensamiento de aquel que lee o escribe.18
de c
a partir de Freud se puede comprender que los engaños antes considerados dificultades
de aprendizaje (omisiones, agrega
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¿Intervenir o interherir?
Intervenir (venir entre). Interferir (ferir entre), “ferir», heriren castellano antiguo y en
portugués.
tan utilizar los conocimientos y la actitud clínica para situarse en otro lugar diferente al
que tienen en el consulto rio. La experiencia del consultorio puede servirle muchísimo
para ubicarse delante de maestros, alumnos y ante sí misma o él mismo como
alguien que propicia espacios de autoría de pensamiento.
La psicopedagoga o el psicopedagogo es alguien que con voca a todos a
reflexionar sobre su quehacer, a reconocer-se como autores, a disfrutar de lo que
tienen para dar. Alguien que ayuda a descubrir al sujeto que piensa, aunque perma
nezca muy sepultado, en el fondo de cada alumno y de cada maestro. Alguien que
permite al maestro, a la maestra, recordarse cuando era niño o niña. Alguien que
permita a cada habitante de la escuela sentir la alegría de aprender, más allá de las
exigencias de currículas y notas.
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Intervención psicopedagógica con profesores en una escuela
20 Beatriz Rama Montaldo, «Mirar y escuchar desde la diversidad», Revista E.Psi.B.A., No10,
Buenos Aires, 2000.
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di
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Cuando había dicho-tantas veces, por ejemplo: "Señora, ¿por qué no le dijo a su
hijo que es adoptado?", probablemente la mujer a quien iban dirigidas
aquellas palabras interpre tase así: “la psicopedagoga dice que debo decirle la
verdad a mi hijo" o, peor aún, "ella piensa que lo que hago está mal. No
entiende, no me entiende, no voy a contarle que mi marido se emborracha y
nos pega" ...
TURBO
como tomar un ómnibus, hablar por teléfono, manejar un auto, ir a una librería, aun
al supermercado, pasaron a ser cuestiones difíciles que debían ser programadas con
una semana de anticipaciín. Necesité aprender otros modos de comunicación, ya
que la cotidianeidad cambió bruscamente.
Escuchar cantar sapos, grillos y pájaros exóticos, en lugar del barullo de motores y
sirenas de autos policiales, me ayudó a desoxidar mis oídos.
También las palabras de las personas que me hablaban tenían sonidos diferentes,
incomprensibles a mi oído, que me obligaban a mirar a quien me hablaba para
tratar de enten der lo que decía. Así, el monopolio decodificante auditivo
(monopolio que impera aún en la escucha clínica psicopeda gógica) era ineficaz y se
imponía el gesto del cuerpo y el color de la palabra. La radio sólo servía para escuchar
música, ya que la palabra sin el gesto nada me transmitía.
Intentar leer el diario local una vez por semana fue también un rico aprendizaje. Las letras
sólo llegaban a ser palabras por la posición de la hoja, por la figura, por el
contexto. Entonces, no sólo para escuchar al otro, sino también para leerlo, se
hizo presente aquello que años más tarde leí en Marcelo Percia, “leer es la operación
de hacer que en algo lo legible se vuelva ininteligible".
También fue interesante (y un gran aprendizaje para el análisis de las intervenciones
psicopedagógicas) la experien cia de hacerme entender por otros.
Yo estaba acostumbrada en mi país a los espacios profesio nales que había ocupado
(orientadora en escuelas carencia das, psicopedagoga en hospitales o aun en mi
clínica priva da) donde era escuchada por el lugar que ocupaba más que por lo
que decía. Era como si los alumnos de las escuelas, los pacientes, sus padres y sus
maestros interpretasen lo que yo pudiera decirles así: “la orientadora educacional
dice que ..." o "la psicopedagoga dice que ..."; es decir, en el acto de escucha
de aquellas personas a las que yo dirigía mi inter vención, en primer lugar se
imponía la autoridad del sujeto que habló y después, como secundario, y a veces
como inexistente, el contenido a pensar.
En aquellas tierras de iguanas y arañas carangageiras yo pasé a ser una
desconocida para mis interlocutores cotidia nos: ya no era la psicopedagoga y
encontré que aquello que yo dijese era algo que el otro tomaba como un
contenido a pensar y cuestionar, antes que a aceptar.
Algo común, obvio, necesario en la comunicación, cobró un interés muy especial.
Entre mi persona y el otro se abría un espacio donde se hacía necesario pensar sobre lo
dicho.
Comencé a reflexionar acerca de en qué medida el lugar del
psicopedagogo que yo había ocupado antes generaba por sí mismo un efecto
inhibidor del pensar, transformando lo dicho en algo que no era para pensar, sino
algo a rechazar o a aceptar.
En aquel tiempo comencé a escuchar insistentemente una pregunta dirigida a
mí: "¿Qué es lo que usted quiere decir?" Y yo tenía que explicar de otra manera, y
el intentar explicar de otra manera ayuda a revisitar lo pensado, a hacerlo
nuevamente pensable para quien habla y para el otro.
Creo que así aprendí la importancia para la escucha clínica psicopedagógica del
dagogo y, principalmente, de la posición del
modo de preguntar del psicope
psicopedagogo para permitir que quien lo escucha pueda preguntarle
preguntarse.
Un gran aprendizaje me permitió aquel tiempo de distan cia en relación con mi
experiencia anterior. Además me urgió a reflexionar sobre las semejanzas
entre lo que estaba sucediendo en mi país -con una mayoría silenciosa bajo un terrorismo
de Estado imponiéndose sin nombrarse-y lo que yo había observado en las
historias de muchos de mis pacientes: niños traídos a consulta porque no
aprendían, y al
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analizar sus historias familiares encontré la insistencia de secretos "no dichos",
situaciones vividas donde pensar o preguntar -que en última instancia es casi lo
mismo resultaba peligroso. Recordemos que en aquel período los lemas del gobierno
eran: "el silencio es salud" y "los argen tinos somos derechos y humanos”, en un
momento en que los derechos humanos eran absoluta y genocidamente
masacra dos. Es decir: secreto y desmentida a la orden del día.25
Cuando volví al país, en los inicios de 1980, un grupo de psicopedagogas del
hospital de Morón,26 me requirió para la tarea de supervisión.27 Se
proponían organizar "grupos de tratamiento psicopedagógico". Después de
tantos años de miedo, donde hasta la palabra "grupos" en los hospitales se
había vuelto sospechosa y donde la mayoría de los cuestio namientos al “poder
médico hegemónico" habían sido veda dos y cercenado cualquier intento de
abrir espacios de autoría de pensamiento en el seno de la institución hospita
laria, me alegró profundamente encontrar un pequeño grupo de jóvenes
psicopedagogas que estaba intentando reformu lar la atención psicopedagógica y
atender en grupos.
Inmediatamente surgieron otros dos equipos de psicope dagogas, uno en el Hospital
de Niños de la Ciudad de Buenos Aires y otro en el Hospital Israelita, que
vinieron a mí con propuestas similares. Eso me posibilitó volver sobre algu nas
preguntas que ya antes me había formulado y ahora necesitaba replantearlas y
resignificarlas en esta nueva etapa.
¿En qué necesitaba diferenciarse el trabajo psicopedagó gico en una
institución hospitalaria? Habría que pensar una postura diferente a aquélla de un simple
traslado que sólo implicase la modificación de técnicas de abordaje. Esto último
lamentablemente es lo que mayoritariamente aún hoy se viene haciendo: se
ajustan algunas cuestiones en la técnica, por ejemplo ante la cantidad de demanda; se
dismi
25 Ibídem.
26 Hospital Público situado en una zona carenciada del Gran Buenos Aires.
27 Actualmente denomino co-visión a la supervisión.
nuye el tiempo de atención resultando consultas de 20 minutos y contratos de
seis meses o se propone atender grupalmente, como si fuese un recurso técnico,
desvirtuan do la riqueza del trabajo grupal.
¿Cómo pensar un lugar diferente para la inserción psico pedagógica en el ámbito
hospitalario? Esa fue mi cuestión en aquel momento, cuando fui gestando las ideas
que dieron lugar posteriormente a la creación del Centro de Aprendiza je en el
Hospital Posadas.
Además, la experiencia psicopedagógica no debía quedar circunscripta a los
Equipos de Psicopatología; sin embargo, las psicopedagogas que me
consultaban pertenecían a tales equipos. Teníamos que trabajar entonces en un
lugar de cierto borde.
Comenzamos entonces analizando el imaginario de los profesionales-psicólogos,
médicos, fonoaudiólogos, asisten tes sociales -pertenecientes a aquellos
equipos, en relación con la psicopedagogía.
Vimos que lo que ellos esperaban del psicopedagogo no se diferenciaba mucho de
lo que pretendía el resto de los profesionales derivantes del propio hospital, los
maestros de las escuelas, los padres y, a veces, hasta los propios niños y
adolescentes. Tales expectativas y demandas podrían resu mirse así: a)"hacer
un diagnóstico cognitivo" (la mayoría de las veces expresado en cociente
intelectual); b) "hacer una reeducación" para corregir las manifestaciones
sintomáti cas (“que tenga mejores notas en el colegio", "que atienda y se concentre en
sus deberes...").
Era necesario entonces abrir un espacio de cuestiona miento dirigido a los
profesionales del hospital y de las escuelas, y a los propios psicopedagogos y
psicopedagogas acerca de qué es la inteligencia y cómo ésta puede atraparse
cuando no se dan los espacios de autoría de pensamiento.
En relación con los psicopedagogos, el trabajo necesitaba ser más profundo, ya
que nuestra posición delante de otros profesionales condiciona las
respuestas de las que luego nos quejamos.
Coordinando "grupos psicopedagógicos con psicopedago
Pd.
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ni, como "la autoridad médica ha llegado a ser el aliado más seguro de la autoridad
policíaca";o "la educación ha cedido el paso a la instrucción: ésta se ha
convertido en una empresa imposible y ha pedido auxilio a la medicina"; o "en el
diagnós tico del médico no se tiene en cuenta la palabra del paciente" ¿Hay cabida en
una institución hospitalaria para un centro de aprendizaje que se proponga no engañar
al paciente ni enga ñarse a sí mismo, haciendo creer que lo asistió porque concu
rrió diez veces a realizar un diagnóstico, y que plantee claramente al que no puede
atender que necesitaría ser escuchado, pero que la institución no tiene cabida
para atenderlo, en lugar de caer en el "como si” cómplice? ¿Hay cabida para un centro
de aprendizaje que parte de que no se puede atender en salud mental con un criterio
estadís tico y que se proponga trabajar con alegría, seriedad y entu siasmo?...
El "poder médico hegemónico" también somete a los pro pios médicos,
pediatras y neuropediatras en especial,30 A su vez, el psicopedagogo tiene
mucho que hacer en relación con el aprendizaje de grado y posgrado
de los médicos. Aún existen en las Facultades de Medicina y cursos anexos, cáte
dras iniciales que colocan a los jóvenes como primer-y, a veces,
único-contacto con el cuerpo humano, ante el espectáculo de "pedazos de
cadáveres dentro de una bañera”...
¡Qué trabajo subjetivo e interpersonal necesitará hacer aquel aprendiente para
mantener su deseo y su propósito de trabajar con seres humanos que sufren!
Nuestra concepción de aprendizaje nos permite y nos obliga a relacionarnos con
los aspectos saludables, más que con la enfermedad. Enseñar está más cerca
de preve nir que de curar, y prevenir tiene más que ver con extender la salud que
con detener o atacar la enfermedad.
De ahí que más allá de la atención puntual de las personas que consultan por
problemas de aprendizaje, la psicopedago gía tiene mucho para aportar
en el Hospital.
Nosotros hemos encontrado posible la construcción de esos lugares, contando
con la participación o colaboración de muchos médicos, incluso de algunos que
cubren lugares jerárquicos.
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que nos ofrecían las instituciones? Y en relación con mi propia persona: ¿cómo salir
de la comodidad de la tarea de supervisión, donde es fácil caer en la idealización
especular anclada en una división dicotómica: por un lado el "cuerpo" del
profesional, que "ensucia" la teoría y se hace cargo de los fracasos y
frustraciones, y por el otro lado la "palabra plena" del supervisor, que tiene la palabra
sustentada en la expe riencia «limpia» de su práctica privada?
Trabajo institucional
gos”28 puedo percibir el temor que muchas veces produce al
psicopedagogo realizar una interconsulta con un médico.
Así, por ejemplo, los "médicos" son adscriptos a un imagi nario masculino
(aunque el porcentaje de mujeres médicas va en aumento y en pediatría
superan a los varones), se presentan como aquellos "temidos", "admirados",
"rechaza dos" e "idealizados", de los que necesitamos para que nos deriven
pacientes y para dar los diagnósticos médicos”.
Pedir un conocimiento se transforma, entonces, en recibir un bombardeo informativo
que no sirve al psicopedagogo ni al paciente. Sabemos que para que un
diálogo fructifique entre profesionales, es necesario un espacio donde
las posi ciones enseñantes y aprendientes de cada uno puedan circu
lar, que haya una transmisión recíproca. Que el médico pueda salir
con alguna pregunta que hasta ese momento no se hacía acerca de aquel
tema y el psicopedagogo también.
¿Qué puede hacer el psicopedagogo con la información que le
da el
médico? Así, por ejemplo, si el médico dice: “el 80% de los niños
con tal síndrome tiene cociente intelectual por debajo de 60".
El psicopedagogo que escucha necesita abrirse un espacio de pregunta acerca de qué
se habla cuando se dice cociente intelectual bajo; qué relación hay entre aquel
conjunto de manifestaciones que según el médico conforman el llamado
"síndrome de tal” y las diferentes posibilidades de operar en
aprendizaje, en qué medida la "inteligencia" mencionada, medida con
técnicas obsoletas, nada dice sobre las posibili dades reales de ese
sujeto.
Un proyecto venía tomando forma en mí: formar un centro de aprendizaje en una
institución hospitalaria que permitie ra la confluencia de la formación
posgrado, la interdiscipli na, lo inter-institucional, la prevención y la asistencia.
Pero, ¿cómo encontrar una articulación entre el impres cindible accionar real con
los humanos sufrientes y los carentes, dificultosos, hostiles y hasta peligrosos
espacios
“La estructura de toda institución (familiar, escolar, hos pitalaria) tiene
como función la conservación de una expe riencia (cultural, social, etc.)
con la finalidad de reproducir la herencia recibida."29 Mannoni es taxativa en
la afirma ción, y a nosotros nos ayudó a cuestionarnos el lugar de nuestra
inserción como centro de aprendizaje en el Servicio de Pediatría de una institución
hospitalaria del Gran Bue nos Aires.
Ya en mi libro La inteligencia atrapada yo me hacía algunas preguntas:
33 Derivar; del latín derivare: desviar una corriente de agua, a su vez, tomado del
inglés to drive: empujar.
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ALAM
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LO
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Capítulo II
SUJETO AUTOR
Nada es, sin embargo, más necesario que esta sabiduría. Esla ética misma: aprender a
vivir -solo, por uno mismo. La vida no sabe vivir de otra manera.
Jacques Derrida
agotamiento en los psicopedagogos, quienes a veces realizan simultáneamente entre
quince o veinte diagnósticos, lo que provoca en ellos una sobrecarga de
ansiedad y un freno para el desarrollo de su creatividad. Se los transforma,
lamentable mente, en administradores de tests, donde las técnicas
dejan de ser un medio y un instrumento que ayuda a entender al sujeto,
convirtiéndose en un fin en sí mismas.34 Yo me pregunto también: ¿qué pasa
con la propia salud mental del psicopedago go o del terapeuta? ¿Cómo
puede situarse realizando simul táneamente diez o quince diagnósticos?
Por otra parte, si pensamos en el paciente al que estamos atendiendo media
hora una vez por semana o cada quince días, ¿qué sucede con él en el
transcurso del largo proceso en el que se lo ha transformado en un objeto de
observación y en un número para determinadas estadísticas? ¿Cómo pue de
responder a las preguntas de las personas que están a su alrededor? A la
maestra que lo interroga si fue al hospital y qué le dijeron, a los padres que lo
acosan acerca de cuándo empezará el tratamiento. Muchas veces, en los pasillos
hemos escuchado comentarios como éste dirigidos por los padres hacia sus
hijos: "Hace dos meses que estamos con este problema, la plata que tenemos que
gastar y encima tenemos que faltar al trabajo por culpa tuya." En fin,
circunstancias que se sobrecargan a los factores que transforman al pacien
te en un chivo expiatorio de problemáticas familiares, edu cativas y
socioeconómicas.
En mi libroLa inteligencia atrapada, podrán consultarse las
modalidades de trabajo psicopedagógico que propongo -y que desde aquel
momento vienen implementándose en varias ciudades- en relación con la
utilización de las posibilidades de diversidad que las instituciones proveen.
También necesitamos hacer aquí lo que propone Jorge Gonçalves da Cruz:
"que en algo el obstáculo vire oportuni dad”.
PHONE
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