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AUTORÍAS VOCACIONALES

Profs. Alicia Fernández y Jorge Gonçalves da Cruz

APUNTE 1

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E.PSI.B.A. Espacio Psicopedagógico brasileño‐argentino‐uruguayo
www.epsiba.com

I) INTRODUCCIÓN:

La “orientación vocacional” podría ser –y de hecho lo es en algunos casos‐ un momento


privilegiado para el encuentro del niño o joven con un otro que ofrezca una escucha a su
singularidad, que lo considere como sujeto único con sueños y proyectos en los que pueda
reconocerse pensante, deseante y participe de un “nosotros” colectivo donde desplegar sus
autorías. En nuestros países la mayor parte de la población escolarizada tiene contacto en los
momentos de pasajes de ciclo con algún tipo de orientación vocacional . Esta suele ser la primera –
y para muchos la única‐ oportunidad en el transcurso de su vida en la que encuentra un
tiempo/espacio, sostenido por algún profesional “psi” para pensarse a sí mismo en términos de
proyecto.

Desde nuestra postura psicopedagógica venimos desde hace tiempo reconsiderando los procesos
de orientación vocacional. Acompañamos los cuestionamientos que reconocidos profesionales
dedicados en Argentina a esa tarea han estado produciendo a partir de la divisoria de aguas que
introdujo Rodolfo Bohoslavsky en la década del sesenta. Nuestras contribuciones hacia la cuestión
vocacional, por lo tanto, vienen al encuentro de los replanteos y experiencias que se vienen
realizando y que han permitido –desde diversas perspectivas‐ cuestionar las ideas iniciales de
orientación.

Un proyecto vocacional se construye subjetiva e históricamente en interacción con los otros y en


movimiento. En las últimas dos décadas se produjeron cambios significativos en las condiciones
de elección/decisión vocacional u ocupacional. Veloces transformaciones en el llamado “mercado
de trabajo” producidas por las políticas neoliberales colocan, tanto al joven que está definiendo su
proyecto vocacional, como a los adultos –con experiencia en alguna actividad laboral‐ ante
situaciones no previsibles, que exigen reposicionamientos y re‐ elecciones constantes.

Actualmente la inserción personal en un campo profesional/ocupacional no se define a partir de


una opción inicial (de “carrera” universitaria u ocupación). La ocupación o profesión elegida
constituye una puerta de entrada pero no una puerta de salida. Hugo Lerner dice que: “Al
desaparecer un mundo plagado de certezas y estar inmerso en un mundo de incertidumbre, en
medio de su búsqueda de identidad, el adolescente construye su yo de un modo frágil. Y,
paralelamente, esta situación lo lleva a aferrarse a todo aquello que lo aleja de la incertidumbre
(fanatismo, convicciones sin alternativa de reflexión, etc.)”. Hasta hace no tantos años el
adolescente estaba inmerso en una cultura de búsqueda de su identidad esencial, suponía que
debía encontrar su vocación de una vez y para siempre. Hoy ese modelo hace agua los
adolescentes deben aprender a navegar y buscar con la idea de que el encuentro con su vocación
va a ser muchas veces transitorio. Antes navegar era llegar a puerto, arribar a un lugar protegido.
Hoy la temática pasa por navegar en sí, pues no hay promesa alguna de alcanzar un puerto seguro
y abrigado. En esto está implícito lo que Winnicott llamó ‘el jugar’: lo importante no es terminar el
juego, sino su transcurso; permanecer en la zona ilusoria, transicional, donde se da la creatividad.
“Cuando yo estudiaba medicina no tenía demasiadas dudas de que mi futuro laboral iba a estar
relacionado con esa profesión; tal vez no sabía aún en qué rama o especialidad, pero sí que lo que
estaba estudiando serviría de base para mi trabajo futuro. Hoy eso no es así. Y esto no es solo
porque no hay posibilidades de desarrollo, sino porque existe una frontera más porosa y la
sociedad permite circular por otros territorios que no tienen relación con lo elegido con
anterioridad.” (en Adolescencias: Trayectorias turbulentas. Compiladora: María Cristina Rother
Hornstein, Paidós, Buenos Aires, 2008). Las móviles situaciones (que no solo complejizan las
“condiciones electivas” para los adolescentes, sino también para los adultos) van abriendo la
posibilidad ‐y necesidad‐ de múltiples nuevas elecciones para las cuales se requiere un fuerte
componente de “invención personal”.

Adolescentes y adultos debemos ir “fabricándonos” individual y grupalmente diversos lugares de


inserción con elementos aleatorios e imprevistos, que exigen decisiones sucesivas a lo largo de los
recorridos vocacionales de cada uno.
Por lo tanto, hoy la orientación vocacional precisa situarse en un terreno permanente de
invenciones y resignificación/reconstrucción de las autorías vocacionales y profesionales.

La psicopedagogía clínica puede contribuir a las trayectorias vocacionales pues su tarea constante y
principal es propiciar espacios objetivos‐subjetivos de autoría de pensamiento. En esos espacios
se encuentra y desarrolla la capacidad de elegir , re‐elegir, transformar elecciones, resignificarlas y
alimentarse de las experiencias para construir lo nuevo.

Los p r o c e s o s d e a u t o rí a s v o c a cio n ale s y o c u p a cio n ale s no deben limitarse


al tiempo acotado en la denominada orientación vocacional . Proponemos desplegar y ampliar
esta propuesta hacia otros ámbitos, grupos sociales y edades. A su vez, las experiencias grupales
de p r o m o ció n d e a u t o rí a s v o c a cio n ale s en espacios comunitarios, pueden extenderse
hacia otros sectores de la población que han quedado excluidos de la posibilidad de demandar
orientación vocacional.
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APUNTE 2

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VI‐ PROYECTO IDENTIFICATORIO Y PROYECTO VOCACIONAL:

“¿Qué vas a ser cuándo seas grande?” –pregunta el adulto al niño. “Voy a ser…” –responde el niño.

El verbo utilizado es “ser”. No se dice “¿Qué vas a hacer?”. Y en cierto modo es correcto porque el
“hacer” que se refiere al proyecto ocupacional/vocacional va constituyendo al ser. Sin embargo ese
“ser” no es una sustancia que pueda definirse como “identidad”. La idea de “proyecto” como la
propia palabra lo anuncia quiere decir “lanzar hacia delante”. El proyecto va otorgando un sentido
provisorio. Es alteración pero no es abandono de ideales. Va permitiendo otorgar sentido al
“hacer” y a los cambios. Marina Müller dice que el “proyecto vocacional profesional permite
imaginar y representarse un futuro deseable reintepretar el pasado y el presente en función de
una actividad anticipatoria”.

El proyecto ocupacional/vocacional forma parte del proyecto identificatorio, lo nutre y es nutrido


por él. La psicoanalista Piera Aulagnier (en quien encontramos riquísimas ideas que nos permiten
profundizar nuestras prácticas en autorías vocacionales) enuncia lo que ella llama “proyecto
identificatorio”. El “proyecto identificatorio” tiene una construcción continua, no es algo que se
realice de una vez para siempre, implica movilidad psíquica y acciones específicas en el medio
social. Es esencial para el sujeto humano ya que para la instancia psíquica del Yo es fundamental
situar un ideal de futuro que no se agote en la reedición de lo vivido. El proyecto identificatorio
implica la alteridad potencial para un Yo, que permanece en cuanto cambia. Piera Aulagnier dirá
que el proyecto identificatorio se constituye a partir de “(…) los enunciados sucesivos por los
cuales el sujeto define (para él y para los otros) su anhelo identificatorio, es decir, su ideal. El
´proyecto´ es lo que, en la escena de lo conciente, se manifiesta como efectos de mecanismos
inconscientes propios de la identificación; representa, en cada etapa, el compromiso en acción.”

A su vez, el “proyecto identificatorio” ‐según la misma autora‐ supone una “autoconstrucción


continua del Yo por el Yo” y es necesario para que esta instancia pueda proyectarse en un
movimiento temporal, proyección de la que depende la propia existencia del yo. Acceso a la
temporalidad y acceso a la historización de lo experimentado van de la mano: la entrada en escena
del Yo es al mismo tiempo entrada en escena de un tiempo historizado.

La distancia entre el “Yo actual” y el Ideal se va tramitando a futuro . “Futuro que se dibuja como
proyecto identificatorio y como sede de ideales que habrán de funcionar como horizonte
desiderativo para un Yo en movimiento hacia el provenir” (Susana Sternbach). Los conceptos
freudianos de Yo Ideal y de Ideal del Yo fundamentan los desarrollos acerca del “proyecto
identificatorio”. Susana Sternbach dice que: “El pasaje de un posicionamiento en que predomina
el Yo Ideal ‐posicionamiento fundamentalmente narcisista según el cual el YO se iguala al ideal‐ al
del Ideal del Yo, incluye la noción de proyecto”.

Tanto el “proyecto identificatorio” como el “proyecto vocacional” precisan de ambientes familiares


y sociales que les ofrezcan sustento para que el sujeto pueda ir realizando el necesario entramado
entre uno y otro.

Citábamos al inicio y ahora retomamos: “ Actualmente la inserción personal en un campo


profesional/ocupacional, no se define a partir de una opción inicial (de “carrera” universitaria u
ocupación). La ocupación o profesión elegida constituye una puerta de entrada pero no una
puerta de salida” (Alicia Fernández). “Cuando yo estudiaba medicina no tenía demasiadas dudas
de que mi futuro laboral iba a estar relacionado con esa profesión; tal vez no sabía aún en qu é
rama o especialidad, pero sí que lo que estaba estudiando serviría de base para mi trabaj o futuro.
Hoy eso no es así. Y esto no es solo porque no hay posibilidades de desarrollo, sino porque existe
una frontera más porosa y la sociedad permite circular por otros territorios que no tienen relación
con lo elegido con anterioridad .” (Hugo Lerner) Es necesario visibilizar y abrir un trabajo
elaborativo en torno a la realidad actual, a la que hacen referencia las anteriores citas.
Actualmente, muchos adultos jóvenes profesionales manifiestan sentimientos de frustración por
encontrarse en una realidad ocupacional que perciben como alejada –y a veces divorciada
totalmente‐ del futuro laboral que habían anticipado al momento de elegir su profesión. Se
requiere abrir un espacio, para que cada uno pueda elaborar estos sentimientos, sin considerar un
fracaso personal lo que es consecuencia de la realidad actual. La propuesta vital no es adaptarse
resignándose, sino “desadaptarse creativamente”. El “proyecto vocacional” es creativo
precisamente en la medida en que no se mantenga inamovible. El desafío es poder utilizar los
obstáculos como posibilidades.
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APUNTE 3

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Algunas consideraciones sobre el “adultecer” en los contextos actuales:


Consideramos como un trabajo psíquico del “adultecer” a la tarea que Silvia Bleichmar enunciaba
como una necesaria “deconstrucción de significaciones y recomposición de valores ”: “Las
generaciones que tienen a su cargo la crianza, muchas veces se ven despojadas de propuestas
mínima s a ofrecer … Los procesos de desidentificación de los adultos , obligados radicalmente a
reposicionarse cotidianamente para seguir garantizando su inserción en la cadena productiva –si
no en el proceso social en su conjunto‐ constituyen tal vez uno de lo s obstáculos mayores para la
elaboración de propuestas que no dejen a los adolescentes y jóvenes tempranos, librados a la
anomia” y –podríamos agregar‐ sin el necesario sustento para sus búsquedas vocacionales.

* Hanna Arendt, ya a mediados del siglo pasado decía que: “[…] se puede decir que el mal radical
apareció vinculado a un sistema en el que todos los hombres se han vuelto igualmente
superfluos.” “ […] con la cantidad cada vez mayor de hombres sin hogar ni lugar, masas de personas
se ven constantemente reducidas a convertirse en superfluas si nos obstinamos en concebir
nuestro mundo en términos utilitarios . Los acontecimientos políticos, sociales y económicos están
en todas partes tácitamente en connivencia con la maquinaria totalitaria elaborada para hacer
superfluos a los hombres.” (Hannah Arendt, 1958)
Muchos jóvenes se ven lanzados a la búsqueda de trabajo, aún antes de alcanzar la adolescencia,
algunos por necesidad de sobrevivencia y otros porque sus familias y la sociedad de conjunto, les
ofrece el objetivo de retribución económica por encima del reconocimiento de sus autorías
vocacionales.
* El filósofo italiano Franco Beraldi, señala la “ deserotización de la vida cotidiana” : “ La
deserotización es el peor desastre que la humanidad pueda conocer, porque el fundamento de la
ética no está en las normas universa les de la razón práctica sino en la percepción del cuerpo del
otro como continuación sensible de mi cuerpo. Aquello que los budistas llaman la gran compasión,
esto es: la conciencia del hecho de que tu placer es mi placer y que tu sufrimiento es mi
sufrimiento. La empatía.
Si nosotros perdemos esta percepción, la humanidad está termina da; la guerra y la violencia
entran en cada espacio de nuestra existencia y la piedad desaparece .
Justamente esto es lo que leemos cada día en los diarios: la piedad está muerta porque no somos
capaces de empatía, es decir, de una comprensión erótica del otro.”
“ Los efectos de la competencia , de la aceleración continua de los ritmos productivos, repercuten
sobre la mente colectiva provocando una excitación patológica que se manifiesta como pánico o
bien provocando depresión ( agregamos que también desatención, indiferencia, aburrimiento.) …
La psicopatía está deviniendo una verdadera epidemia en las sociedades de alto desarrollo y,
además, el culto a la competencia produce un sentimiento de agresividad generalizado que se
manifiesta sobre todo en las nuevas generaciones … ”
“ … ya no somos capaces de prestarnos atención a nosotros mismos . Pero tampoco tenemos
tiempo suficiente para prestar atención a aquello s que viven alrededor nuestro. Presos de la
espiral de la competencia ya no somos capaces de entender nada del otro.” ( F. Berardi, por
Verónica Gago, en Diario “Página 12”, 12 de Noviembre de 2007)

*Dice Alicia Fernández en “La atencionalidad atrapada”: “ El análisis que Winnicott nos ofrece
acerca de la “ capacidad de interesarse en el otro ” ( “o desenvolvimento da capacidad de
envolvimento”) es una de las bases sobre la cual podemos amplia r nuestra reflexión. La
posibilidad de interesarse (inquietarse) y de preocuparse por el otro, de sentir que lo que le sucede
a los demás nos concierne, es un rasgo importante de la vida social. Winnicott explica con claridad
clínica la etiología de la capacidad de interesarse por el otro.
Agrega algo importante para pensar las cuestiones vocacionales:
“la capacidad para experimentar esta preocupación (este “interés”) es el sustento de todo juego y
trabajo constructivo (Winnicott, 1965)”. Las experiencias constructivas y creativas hacen posible
“sentir la experiencia de la destructividad” y producir algo con esa agresividad. Lo recíproco no es
cierto, ya que el sentimiento de la propia destructividad no lleva por sí mismo a la reparación (es
decir, a hacer algo para reparar el daño infringido).
El sentirse autor de alguna obra , el gesto creador, es lo que permite que el contacto con las
tendencias destructivas inherentes al propio desarrollo no sea obstaculizador.
Winnicott emplea la expresión “ preocuparse [t o b e c o n c e r n ] por el otro ” para abarcar de
modo positivo un fenómeno designado de modo negativo por la palabra “culpa”. Ya desde muy
pequeño, encontramos en el infante pulsiones que lo llevan a cuidar al otro no como reparación de
una tendencia destructiva, sino como una energía primaria. Quizá esto esté relacionado con la
alegría, como energía creativa más allá de la angustia.
Si el ambiente es facilitador, si se le ha dado la oportunidad de estar a solas ante otro disponible, el
niño podrá, atendiéndose, atender a lo otro y “reparar” con su hacer.
Recordemos que la etimología nos dice que la palabra “afecto” proviene de facĕre (‘hacer’)
(…) La “ capacidad de interesarse por el otro” y la “ capacidad de estar a solas ”, nunca quedan
totalmente establecidas. Siguen desarrollándose hasta la vejez.

* Otro aporte significativo lo ofrece Masud R. Khan (discípulo de Winnicott), cuando analiza la
capacidad de estar en barbecho ( M. Masud R. Khan en “Locura y soledad”) como un estar
transicional y transitorio: “Se trata de un proceso prolongado y debe enfrentar muchos traumas
personales , familiares y sociales . Pero si todo marcha bien , y así sucede la mayoría de las veces ,
lo que distingue el estatus diferenciado del ser adulto es un individuo personalizado, con su propia
intimidad, realidad interna y sentido de relación con el medio social.
El proceso de personalización al que hace referencia Masud R. Khan se produce a través de un
continuo trabajo de autorías compartidas.

* Dice Jorge Gonçalves da Cruz: “ … Hemos propuesto pensar en la “heteroestima” casi como un
juego de palabras ante el peso discursivo actual de las referencias a la “autoestima” ( baja
autoestima, “la actitud hac e la diferencia”…).¿Qué pretendemos indicar? Que la “esti ma” se
inscribe en una lógica del reconocimiento y acogimiento por los otros significativos”.
La tan mentada “autoestima” es consecuencia de ese proceso, por lo que para que ésta no se
vuelva en contra, requiere del trabajo de autoría, que a su vez solo puede producirse en los
espacios de heteroestima . Existe una relación entre la “falta de autorías” y el “exceso de
autoestima”. Intentar promover la autoestima sin propiciar la autoría focaliza la atención en la
propia imagen. Propicia algo así como: mirar las propias manos y verlas lindas. En cambio, la
autoría promueve mirar a lo que hacemos con las manos y reconocerlas propias y autoras por lo
que pueden hacer.

*Emiliano Galende, refiriéndose a los psicoanalistas, dice algo que hacemos extensivo a todos
nosotros: “ De nosotros, habrá de depender en parte que podamos mantener esta experiencia que
tiene sus basamentos en la fantasía, el sueño, la historia , el investimiento libidinal de la realidad
exterior, la transferencia como creatividad y no sólo repetición en el encuentro y construcción de
nuevos objetos de amor y ternura ” (Emiliano Galende, 1995.)
“ Adultecer” es también un modo de "heredar", en el sentido que Jacques Derrida le otorga a este
término:
"...Heredar no consiste en reci bir un bien o un capital que supuestamente está ya y para siempre
en un lugar, localizado en un banco, un banco de datos, un banco de imágenes o de lo que fuere.
La herencia implica la decisión, la responsabilidad, la respuesta, y por consiguiente l a selección
crítica, la elección; quiérase o no, siempre hay elección, sea o no consciente. Si la herencia nunca
fue del orden del stock o la reserva de un bien disponible, pues bien, hoy en día, habida cu enta de
las técnicas de archivaje, se puede hablar menos aún de herencia almacenable, e n primer lugar
porque es posible transportar, disociar, transferir a otra parte muy fácilmente secuencias de
herencia. Así como hoy el francés ya no es el único que puede heredar la herencia francesa, así
como el archivo ya no es simplemente local no debe ser ya simplemente nacional, la herencia ya
no está simplemente ligada a una lengua, una nación, etcétera.
El hecho de que seamos íntegramente herederos no implica pasividad con respecto al pasado. La
insistencia que puse en el concepto de herencia no significa un enfoque pasatista o tradicionalista.
Que seamos íntegramente herederos no significa que el pasado nos dicte cualquier cosa. H ay, es
cierto, una conminación que viene de él. No hay conminación que no venga de un cierto pasado
como porvenir. Pero esta conminación nos intima a responder ahora, a elegir, seleccionar , criticar.
Yo disociaría entonces el concepto de herencia de los de patrimonio, banco, almacenamiento. Y
diría esto en general... habida cuenta de... un cierto desarrollo de la tecnología del archivo, y de lo
que ese desarrollo nos intima a pensar..." (Derrida, 1998.)
Adultecer ”es también un modo de "heredar".
La producción de estos espacios depende de nuestra capacidad de situarnos como un
“otro disponible”.
D. Winnicott conceptualiza el lugar de un “ otro disponible” para el desarrollo de la “capacidad de
estar a solas ”, capacidad imprescindible para la emergencia de las autorías en las que abrevan las
elecciones vocacionales.
La posibilidad de contar con un ambiente facilitador ‐familia, escuela, amigos‐ permite el desarrollo
de la "capacidad de estar a solas" como base para el encuentro con uno mismo reconociéndose
como sujeto pensante y deseante.
La capacidad de “estar a solas”,que permite pasar las exigencias superyoicas por el jugar creativo,
solo puede ir construyéndose en la presencia de otro disponible que obra como sostén de un
espacio de confianza.
AUTORÍAS VOCACIONALES
Profs. Alicia Fernández y Jorge Gonçalves da Cruz

APUNTE 4

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Resaltamos aquí tres cuestiones:


Uno) La adolescencia es una construcción social que comienza recién en el siglo XX.
Dos) Los niños que padecieron la Guerra Mundial, al finalizar la misma crearon la adolescencia.
Exigieron adolescer , ante el adolecer impuesto. Los adultos postguerra la ven aparecer. Algunos
teóricos comienzan a conceptualizarla. Un autor como Donald Winnicott, quien trabajó con
aquéllos niños huérfanos de padres (muertos o evacuados por la guerra) pudo no sólo nombrarla,
sino estudiarla, entenderla, acompañarla, entregándonos un “tesoro conceptual” para que los
adultos actuales ‐muchos de nosotros adolescentes en esa época‐ podamos ahora, entendiendo al
adolescente que fuimos, poder acompañar a los adolescentes de hoy. Es decir, estar abiertos a
aceptar nuevos modos de adolescer.
Tres) La adolescencia en el siglo XXI se transforma. Surgen nuevas adolescencias, nuevas formas de
adolescer y adolecer.
La adolescencia es una segunda oportunidad que la vida nos da:
La adolescencia (como posición subjetiva) posibilita la resignificación de la potencia creativa de los
primeros aprendizajes y de los primeros hilos de nuestro entramado vocacional que se fueron
tejiendo en la infancia –de la mano de los primeros enseñantes familiares como figuras
identificatorias‐.
La resignificación de los primeros aprendizajes paradigmáticos es una tarea imprescindible (no
sólo posible), para que el relator pueda irse convirtiéndose en autor de su propia historia. Es decir,
es un momento privilegiado para abrir necesarios espacios de autoría de pensamiento. Si esta
tarea no es facilitada, podrán rigidizarse (congelarse‐ endurecerse) modalidades de aprendizaje
heridas.

TRABAJOS PSÍQUICOS DE LA ADOLESCENCIA


¿Existe algo permanente que nos habilite a hablar de adolescencia en diferentes medios socio‐
económico‐culturales del mundo actual? ¿Qué es lo que cambia y qué es lo que permanece en la
diversidad de adolescencias actuales?
Lo permanente que nos permite pensar a la adolescencia como tal, más allá y más acá de sus
transformaciones, son los TRABAJOS PSÍQUICOS DEL ADOLESCER, que aquí los trataremos aquí
desde una perspectiva psicopedagógica, es decir, en su carácter de aprendizaje, y en su relación
con la propuesta de Autorías Vocacionales.

TRABAJOS PSÍQUICOS DE LA ADOLESCENCIA


 RECONSTRUCCIÓN Y RESIGNIFICACIÓN DE LOS PRIMEROS APRENDIZAJES:

‐ Aprender a andar, a caminar. ‐ Aprender a hablar. ‐ Aprender a comer.


‐ Aprender a controlar esfínteres. ‐ Aprender la diferencia entre pensar‐decir‐hacer

2‐ DEL JUGAR AL TRABAJAR (pasando por al aprender).

3‐ CONSTRUIRSE UN PASADO PARA PROYECTARSE A UN FUTURO

4‐ DE LA CASA A LA CALLE (de lo familiar a lo extrafamiliar)

5‐CONSTITUCIÓN DEL “NOSOTROS” (amigo y grupos)

Entendemos que el conjunto de estos trabajos psíquicos están vinculados a las condiciones de
producción de las autorías vocacionales que a su vez los retroalimentan.

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