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Gestionar con éxito una crisis nos obliga a centrar nuestros esfuerzos en las
ventas y eso pasa invariablemente por saber gestionar al cliente y venderle
beneficios y soluciones más que productos.
Este inicio de década está siendo realmente interesante para todos los
profesionales del Marketing y sin temor a equivocarme, tenemos que trazar un
antes y un después de la etapa actual. Actualmente estamos viviendo un cambio
de ciclo económico y cultural que repercute en todas las áreas de la economía de
un país y, lógicamente, en el consumo.
Claramente percibimos que el consumidor es cada vez más exigente y que cada
vez posee más información sobre productos y mercados a la hora de hacer una
compra, por lo tanto, demanda un mayor valor añadido. Internet ha venido para
quedarse y el cliente lo sabe y se vale de ello para comprar con conocimiento.
Lejos quedarán las etapas en las que la gente actuaba por impulso, por lo que
habrá que estar más preparado a la hora de la venta y habrá que reinventar las
estrategias para animar al consumidor y activar así el mercado.
A esto se une la competencia, que actualmente se está volviendo cada vez más
agresiva, por lo que mecanismos como los sistemas de fidelización deberán
cobrar mayor protagonismo. No es un secreto que la atención al cliente es un
elemento primordial para que el tándem empresa/mercado tenga un buen
engranaje, por lo que las compañías deberán adoptar estrategias más flexibles
que les permitan adaptarse a las necesidades del mismo y vender soluciones más
que productos.
Todos los cambios que se están gestando en el mercado, le van a dar el
protagonismo al cliente, por lo que las empresas se verán obligadas a evolucionar
bajo una óptica de Marketing Estratégico si quieren seguir en activo. Durante
mucho tiempo no han sabido valorar las aportaciones del cliente y esta época
acabará pasando factura a todas aquéllas que han dado la espalda al mercado.
-Ser conscientes de que mientras los clientes tengan la opción de comprar en otro
lugar, las empresas deben luchar por alcanzar la máxima satisfacción del cliente.
-Contar con una base de datos de los clientes actualizada y totalmente operativa.
-Es preciso saber el lugar que ocupa nuestra empresa en la mente del
consumidor.
Es muy común diferenciar dos tipos de clientes en marketing, por un lado tenemos
aquel que busca precio y por el otro, mucho más interesante, el que elige una
marca por su valor (No hablamos de valor monetario, sino emocional) Este valor
emocional, es creado por diversas razones como la fidelización, confianza,
experiencias, calidad, el compromiso de marca y muchas otras cosas más.
Para toda marca, siempre es más beneficioso, apostar al público que compra por
valor emocional y no por precio. Ya que el que busca algo económico se irá con la
primera marca que le brinde un precio más bajo, mientras que el cliente de valor
emocional se quedará con tu marca pase lo que pase. Algo que podemos llevar a
la realidad analizando una relación estable o un simple touch and go.
Remontándonos al 2001, plena crisis económica, vimos como muchas marcas
adoptaron por estrategias que se adapten al nuevo y acotado bolsillo de los
argentinos. Podemos recordar como Mc Donalds tenía productos a $1, Topline le
quitaba un chicle a su pack y fue en ese entonces también, cuando Coca Cola
impulsaba la venta su botellita de 237cc.
Hoy no podemos hablar de una crisis económica severa, pero si podemos ver una
tendencia en el proceso de compra de los argentinos igual que en 2001, una
tendencia que posiciona la elección del precio por sobre el valor de la marca. Esto
también trae a colación que la excesiva competencia de quien oferta más sus
productos, pone en jaque cualquier estrategia de valor y obliga que las marcas
fijen sus precios al mejor estilo #PreciosCuidados.
Una gran tendencia que vemos actualmente, son los extremos descuentos en
épocas claves como #Navidad o en tiempos de liquidación. Las marcas, sobre
todo de indumentaria, cuasi como un remate comunican 2×1, porcentajes 0ff
desmedidos y una clara competencia que desvaloriza su producto y genera una
imagen negativa en un consumidor cada vez más selectivo.
*Las marcas pierden credibilidad, ya que si ofertan el 60 por ciento, ponen en duda
la veracidad del sistema de precios.
*Dentro de unos meses, brindarle a los clientes preferenciales un 30por ciento off
como beneficio será obsoleto.
*Las personas esperarán las rebajas por sobre las propuestas de precios real.
o Oportunistas: hogares numerosos en los que los dos trabajan pero que sin
embargo buscan promociones y comparan precios pese a tener poco tiempo.
o Healthiers: hogares de clase media sin hijos pequeños, preocupados por seguir
hábitos saludable para toda la familia y más intensivos en el consumo de
productos frescos.
De la misma forma, podemos hacer una tipología en función de cuándo deciden
las compras:
o Comprador compulsivo: compra todas las cosas que llaman su atención pero
sin pararse a pensar si las necesitaba.