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BLOQUE 3.

LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX

II. TEMA 1 (EBAU). MODERNISMO

A. ESQUEMA
1. CONTEXTUALIZACIÓN ➜Finales del s. XIX – principios del s. XX
CRISIS FINISECULAR➜ 1ª gran crisis del capitalismo – tensiones imperialistas (en España “desastre del 98”) > crisis del modelo
burgués decimonónico [filosofía positivista (A. Comte), racionalismo y fe en el progreso] = irracionalismo (Nietzsche, Schopenhauer),
pesimismo, desencanto (decadentismo) + rebeldía, provocación [“épater le bourgeois”] y espíritu antiburgués (la bohemia) ➜ Nacen
corrientes artísticas que hunden sus raíces en el Romanticismo y se oponen al Realismo ➜ Epicentro en Francia = Simbolismo ➜ el
MODERNISMO es su versión en las letras hispanas.

2. MODERNISMO
Origen➜ Irracionalismo + Espíritu antiburgués + Concepción romántica del arte /Subjetivismo + Lamento por “la pérdida del aura” del
arte por su mercantilización.

Influencias➜ Parnasianismo [“arte puro”/ culto a la perfección formal / musicalidad – sensorialismo / exotismo y escapismo (“torre
de marfil”)] y, sobre todo, simbolismo [subjetivación de la realidad como una “red de símbolos”: nace la metáfora contemporánea].

Estilo➜ Sintaxis impresionista/Léxico elevado (cultismos, extranjerismos, neologismos)/Subjetivación simbolista/Ritmo y musicalidad


(hipérbaton, aliteraciones, métrica clásica)/ Sensorialismo (sinestesia, doble adjetivación…) /Renovación de metros clásicos (sonetos de
alejandrinos…).

Temática➜ Vuelta al imaginario del Romanticismo➜ Escapismo y evasión (tiempos y espacios lejanos) + Personajes y narraciones
legendarias / Erotismo y sensualidad + la “femme fatale” / Cosmopolitismo / Espíritu antiburgués (refinamiento del “dandy” o radicalismo
antisocial del “bohemio”) / Irracionalismo (lo misterioso, mítico, onírico…), pesimismo y crisis espiritual.

Etapas➜ Comienzo = Rubén Darío publica Azul…, con prólogo de Juan Valera en 1988 (verso y prosa modernistas) > 1ª etapa:
marcada por el parnasianismo (el preciosismo de Rubén Darío en Prosas Profanas, 1896 ➜vid. «Sonatina») > 2ª etapa: etapa más
simbolista y centrada en lo íntimo y la exploración espiritual (Cantos de vida y esperanza de R. Darío en 1905➜vid. «Lo fatal», «Oda a
Roosevelt», «Canción de otoño en primavera» + «Yo soy aquel…», poema en el que explica su evolución).

Autores:
☛ Rubén Darío ➜ poeta nicaragüense, paladín del modernismo en España➜ Azul… (1888) > Prosas Profanas (1896) > Cantos de
vida y esperanza (1905).
☛ Manuel Machado ➜ Alma (1901)
☛ Comienzan en el modernismo:
– Antonio Machado (Gen´98): poesía modernista en su 1ª etapa (Soledades).
– R. Mª de Valle-Inclán (Gen´98): novela modernista en su 1ª etapa (Sonatas).
– Juan Ramón Jiménez (novecentismo y maestro de la Gen´27): poesía modernista en su primera etapa (Arias tristes).

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B. DESARROLLO
El modernismo es una corriente artística que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, momento en que el
mundo occidental vive una profunda crisis (la “crisis finisecular”). Se trata de una crisis en el sentido más profundo de “gran cambio”,
de reajuste, de novedades y pérdidas, que abarca desde la década de 1880 hasta el estallido de la 1ª GM (1914). Es un momento de
progreso, de ingreso en la modernidad, que se conoció como la “Belle Époque” y que, al mismo tiempo, conllevó grandes tensiones
(tensiones sociopolíticas y tensiones imperialistas, que en España se viven con gran crudeza en el “desastre del 98”). En ese contexto de
progreso y cambio, los intelectuales y artistas ponen en entredicho el modelo decimonónico burgués, que se apoyaba en el racionalismo,
la filosofía positivista (A. Comte) y la fe inquebrantable en el progreso. De ahí que comience a dominar una visión de mundo pesimista,
dominada por el desencanto y el irracionalismo (Nietzsche, Schopenhauer), lo que lleva a los intelectuales y artistas a una actitud de
rebeldía y provocación [“épater le bourgeois”], basada en una actitud esencialmente antiburguesa, expresada por la “bohemia”. Esta es
la base del nacimiento de corrientes artísticas que, hundiendo sus raíces en el espíritu del Romanticismo, tienen su epicentro en París:
parnasianismo, decadentismo, impresionismo y, sobre todo, simbolismo. En general, se trata del “Art Nouveau”, que se expresa en
todos los ámbitos (arquitectura, pintura, artes gráficas y literatura). La versión hispánica de estas nuevas concepciones es el
modernismo.
A partir del rechazo del contexto histórico y social, que se cristaliza en actitudes como el irracionalismo, el espíritu antiburgués y la
oposición al materialismo que mercantiliza el arte y profesionaliza al artista (lo que se ha llamado “pérdida del aura” del arte), el
modernismo asienta sus raíces en la concepción romántica del arte y su subjetivismo, así como en el consiguiente rechazo del
realismo decimonónico.

En cuanto a sus influencias, de las corrientes estéticas de finales del siglo XIX, el parnasianismo y el simbolismo destacan como
principales cimientos del movimiento modernista. El parnasianismo, que se centra en la búsqueda de la perfección formal, aporta la
noción de “arte por el arte” (el “arte puro”), es decir, la creación de obras que se justifican por su propia belleza y el consiguiente
desprecio del sentimentalismo; también aporta el escapismo, el encierro en la “torre de marfil”, para lo que incorpora mitos clásicos,
escenarios exóticos y civilizaciones antiguas. Por su parte, el simbolismo, movimiento más amplio y de mayor repercusión, cimiento de la
poesía contemporánea, implica la subjetivación de la realidad como una “red de símbolos”.

El estilo modernista, como reflejo de sus inquietudes y sus influencias, se caracteriza por el uso de una sintaxis impresionista y por
la subjetivación de la realidad a través de una red de símbolos (el jardín, el cisne, la tarde…). Asimismo, la búsqueda de la musicalidad
y la exaltación de lo sensorial se reflejan en recursos como la sinestesia, la doble adjetivación, el hipérbaton y las aliteraciones.
Además, tiende al uso de un léxico elevado que lo aleja del realismo burgués y lo acerca al cosmopolitismo y a un concepto aristocrático
del arte: cultismos, neologismos, extranjerismos…Por lo que se refiere a la métrica, retoma los metros clásicos (sonetos de versos
alejandrinos, por ejemplo).
La visión de mundo modernista, cristalizada en la “bohemia” antiburguesa, se refleja en su temática. La necesidad de evasión lleva a
una vuelta al imaginario del Romanticismo: recreación de espacios y tiempos lejanos e ideales (exotismo y escapismo) o de personajes
y narraciones legendarias o mitológicas, así como, en respuesta a la moral imperante, el realce de la sensualidad y el erotismo, a
menudo con la presencia de la mujer fatal. Por otro lado, se ensalza el cosmopolitismo y se reflejan las actitudes antiburguesas del
radicalismo antisistema del “bohemio” o el refinamiento aristocrático del “dandy”. Asimismo, la crisis espiritual y el pesimismo, la
angustia vital del poeta, se proyecta en sus obras, que a menudo exaltan lo irracional mediante elementos fantásticos, misteriosos,
míticos u oníricos.

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El modernismo llega a España con el poeta nicaragüense Rubén Darío y la publicación de Azul… en 1888, con prólogo de
Juan Valera: con esta obra en verso y prosa poética, R. Darío instaura el azul como símbolo del arte e inaugura la estética modernista. A
partir de aquí, podemos hablar de dos etapas, marcadas por la evolución de la poesía de R. Darío:
1ª etapa: marcada por la influencia del parnasianismo, abarca desde la publicación en 1888 del poemario Azul… hasta la
publicación de Prosas profanas en 1896, obra culmen del modernismo en esta etapa (véase el preciosismo de Rubén Darío en
«Sonatina»).
2ª etapa: marcada por el simbolismo y centrada en lo íntimo y la exploración espiritual, abarca desde 1896 hasta la Primera Guerra
Mundial, que estalla en 1914. Esta etapa tiene su momento álgido en la publicación de Cantos de vida y esperanza en 1905, donde el
mismo R. Darío, en el poema «Yo soy aquel…», explica su evolución [“Yo soy aquel que ayer no más decía / el verso azul y la canción
profana”: del “verso azul”, la “canción profana” y la “torre de marfil” a la sinceridad, “por eso ser potente es ser sincero”]. Esta línea, más
simbolista, es la que sigue el modernismo español en la primera etapa tanto de Antonio Machado como de Juan Ramón Jiménez.
Se considera agotado el modernismo con el estallido de la 2ª GM (1914).

Rubén Darío es, pues, el difusor del modernismo y su poeta más destacado. Tres grandes obras jalonan la evolución del
movimiento:
- Azul…, paradigma de la poesía modernista, se compone de tres partes: dos escritas en prosa poética (una serie de cuentos,
como el célebre «El velo de la reina Mab», y «En Chile», sección de doce estampas narrativo- descriptivas) y una en verso («El año
lírico», en la que destacan temas como amor el sensual, la fuerza vital y la creación artística, ambientados en entornos fuertemente
sensoriales, a menudo exóticos y mitológicos).
- Prosas profanas representa la plenitud del modernismo en su vertiente más parnasiana.
- Cantos de vida y esperanza contiene un simbolismo más profundo y filosófico e incorpora nuevos temas, como la defensa
de los valores culturales de la hispanidad y el rechazo del imperialismo («Oda a Roosevelt»), el paso del tiempo y la nostalgia de la
juventud («Canción de otoño en primavera»), la muerte y la angustia vital («Lo fatal»: “Dichoso el árbol que es apenas sensitivo...”) o la
vivencia personal de la poesía («Yo soy aquel…»).

Por su parte, Manuel Machado fue uno de los principales modernistas españoles. Adoptó un tono más cercano al intimismo
simbolista. Su poesía es muy sensual, alterna distintos tonos poéticos y se caracteriza por fundir los rasgos típicamente modernistas con
el sentir andaluz. De entre sus obras, destacan Alma (1901), donde la copla andaluza destila sensualidad y melancolía modernistas; El
mal poema (1909), sobre la vida nocturna y la bohemia; y Cante hondo (1916), que recrea el estilo popular de Andalucía con motivos
como la guitarra o la copla.

Por otro lado, también comienzan en el modernismo, en su vertiente más simbolista, otros autores que se adscribirán a otros
movimientos por su evolución: Antonio Machado, que será el gran poeta del noventayochismo, comienza en el modernismo con
Soledades (1903); R. Mª de Valle-Inclán, novelista y dramaturgo, que evolucionará hacia el “esperpento” y será finalmente considerado
miembro de la Gen´98, se inicia en el modernismo con sus Sonatas, cuatro novelas publicadas entre 1902 y 1905; y Juan Ramón
Jiménez, que será considerado poeta del novecentismo y será el maestro de la “poesía pura” para los poetas de la Gen´27, inicia su
poesía en el modernismo con su “etapa sensitiva” (Arias tristes, 1903).

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C. POEMAS MODERNISTAS
«SONATINA» [RUBÉN DARÍO, EN PROSAS PROFANAS, 1896)]

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?


Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.


Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,


o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa


quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,


ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!


Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!


(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;


en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».

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EN CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA (1905), R. DARÍO:

1. Yo soy aquel que ayer no más decía


el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.

El dueño fui de mi jardín de sueño, 3. ODA A ROOSEVELT


lleno de rosas y de cisnes vagos; ¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
[…] que habría que llegar hasta ti, Cazador!
y muy siglo diez y ocho y muy antiguo Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita. Eres los Estados Unidos,
[…] eres el futuro invasor
La torre de marfil tentó mi anhelo; de la América ingenua que tiene sangre indígena,
quise encerrarme dentro de mí mismo, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
y tuve hambre de espacio y sed de cielo […]Crees que la vida es incendio,
desde las sombras de mi propio abismo. que el progreso es erupción;
[…]
en donde pones la bala
Mas, por gracia de Dios, en mi conciencia
el Bien supo elegir la mejor parte; el porvenir pones.
y si hubo áspera hiel en mi existencia, No.
melificó toda acritud el Arte.
[…] Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Por eso ser sincero es ser potente; Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
de desnuda que está, brilla la estrella; que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
el agua dice el alma de la fuente
en la voz de cristal que fluye de ella.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Tal fue mi intento, hacer del alma pura Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
mía, una estrella, una fuente sonora, Sois ricos.
con el horror de la literatura Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y loco de crepúsculo y de aurora. y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas


desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
2. LO FATAL que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió; […]
Dichos el árbol, que es apenas sensitivo, que desde los remotos momentos de su vida
y más la piedra dura porque ésa ya no siente, vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo la América del gran Moctezuma, del Inca,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
la América fragante de Cristóbal Colón, […]
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto, esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
y sufrir por la vida y por la sombra y por hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
lo que no conocemos y apenas sospechamos, Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
y la carne que tienta con sus frescos racimos, Tened cuidado. ¡Vive la América española!
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos Hay mil cachorros sueltos del León Español.
y no saber adónde vamos, Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
ni de dónde venimos!... el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

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OCASO (Manuel Machado, Alma)


Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde... El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,


y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,


para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,

para mi amarga vida fatigada...


¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar y no pensar en nada!...

RECUERDO INFANTIL (Antonio Machado, Soledades)


Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco


truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil


va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría


de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

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