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1.

FIN DE SIGLO: MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

El Fin de Siglo es un momento histórico (últimas décadas del XIX y primeras del XX) caracterizado por una
profunda crisis de los valores sobre los que se había sustentado la sociedad burguesa: se produce una pérdida
de confianza en el progreso material que se había conseguido gracias a los avances científicos y tecnológicos y
el desarrollo económico que proporcionó la Revolución Industrial. En el caso de España la crisis de fin de siglo
se vio agravada por la pérdida de las últimas posesiones coloniales, que más allá de su repercusión económica
o política se interpretó como síntoma de la decadencia en que se hallaba sumido el país. Es el Desastre del 98.

El rechazo del mundo burgués se traduce en la aparición de dos nuevos tipos sociales: el bohemio y el dandi,
que comparten el desdén hacia la mediocridad, el materialismo y la mentalidad conservadora del burgués.

Con el espíritu de Fin de Siglo se vinculan movimientos artísticos como el impresionismo, el modernismo en las
artes plásticas (Jugendstil, Sezession, art nouveau, modernstyle), el simbolismo, el decadentismo en la
literatura. Son los años de la Belle Époque. En la literatura hispánica, el Modernismo literario y la Generación
del 98. Durante años la crítica literaria los entendió como dos movimientos contrapuestos. Esta visión está
superada, se consideran dos manifestaciones complementarias del espíritu de Fin de Siglo con rasgos
compartidos (en algunos autores se dan ambas tendencias).

EL MODERNISMO

Hacia 1890 Rubén Darío y otros poetas hispanoamericanos adoptan el calificativo de “modernistas”, como los
llamaban despectivamente sus detractores. Fue este poeta el que introdujo el Modernismo en España a partir
de las corrientes francesas de Fin de Siglo (parnasianismo estético y simbolismo).

TEMAS

- Escapismo. El rechazo del presente (“Yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer” escribe Rubén
Darío) se traduce en el deseo de evasión de la realidad insatisfactoria a través de diversos cauces: el pasado
legendario, la mitología; la recreación de ambientes refinados como jardines, palacios; el cosmopolitismo,
especialmente la fascinación por París; el exotismo y el gusto por lo oriental.

- El mal del siglo. El estado de ánimo refleja la insatisfacción del artista ante la falta de sentido de la vida. Es un
sentimiento de hastío, de melancolía o incluso angustia (mal du siecle, spleen).

- El arte por el arte. La búsqueda de la belleza como un fin en sí misma puede entenderse como una reacción
contra el sentido práctico propio de la mentalidad burguesa. “El utilitarismo es la antítesis del arte” afirma
Azorín. Así se sacraliza el arte y en particular la poesía.

ESTILO

Los modernistas manifiestan una voluntad de renovación del lenguaje poético:

El léxico es exquisito, inusual (abundancia de neologismos y cultismos), buscando siempre la musicalidad


mediante aliteraciones, efectos rítmicos, palabras esdrújulas. Significativamente los poemas se llaman sonatas,
arias, sinfonías.

Emplean símbolos: el color azul, el cisne o el jardín para representar el ideal, la belleza, la poesía). Abundan las
referencias sensoriales: es una escritura que recoge las sensaciones que percibimos a través de los sentidos,
que está llena de colores, olores, sonidos (con abundantes sinestesias).

Incorporan innovaciones métricas: se vuelven a utilizar los alejandrinos medievales, se adoptan formas
francesas como el eneasílabo y el decasílabo).

AUTORES

El poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) es el máximo representante de la lírica modernista en lengua
española y además ejercerá una influencia decisiva en la poesía posterior.
En sus tres libros principales se manifiestan las características del modernismo literario: Azul (1888) constituye
el iniciador, de influencia francesa, preciosista, incluye cuentos y prosas líricas. En Prosas profanas (1896)
profundiza en algunos temas del libro anterior como el escapismo, el erotismo; lleva a su máxima expresión la
sensorialidad y crea una lengua poética alejada del lenguaje cotidiano. En Cantos de vida y esperanza (1905)
abandona el escapismo anterior y hace una reflexión existencial (la angustia ante la muerte o la falta de
sentido de la vida), busca refugio en la religión; reivindica la cultura española frente a la anglosajona y emplea
un estilo más sobrio.

En la obra lírica de Manuel Machado (1874-1947) se alternan dos vertientes poéticas: el modernismo y el
andalucismo.

Entre sus textos de inspiración modernistas destaca Alma (1902), donde hace recreaciones de cuadros y
episodios de Romancero, y refleja un estado de ánimo (spleen) influencia de Rubén Darío.

Su interés por el folklore andaluz se refleja en el aprovechamiento de ritmos y estructuras de los distintos
palos del flamenco en Cante hondo (1912), que constituye un antecedente del neopopularismo de F. García
Lorca.

Escribió obras de teatro en colaboración con su hermano Antonio: Desdichas de la fortuna, La Lola se va a los
puertos.

Juan Ramón Jiménez (1881-1958), aunque pertenece a la Generación del 14, presenta una primera etapa
modernista. Sus primeros libros Almas de violeta (1900), Arias tristes (1903) Platero y yo (1914) presentan
símbolos propios y temas de un modernismo intimista como la nostalgia, la melancolía, la obsesión por la
muerte.

Ramón Mª del Valle-Inclán (1866-1936) escribió prosa modernista: Sonatas (1902-1905). Memorias ficticias
del marqués de Bradomín (un donjuán feo, católico y sentimental) que encarna el rechazo de la vulgaridad
burguesa propio del Fin de Siglo. Relata cuatro aventuras amorosas, llenas de elementos decadentistas: la
complacencia en el mal, el erotismo mediante símbolos religiosos, la transgresión de lo establecido, el
desprecio a los valores burgueses (épater le bourgueois de los poetas malditos). Presenta rasgos formales
propios del Modernismo: musicalidad, sensorialidad, abundancia de recursos estilísticos, adjetivación.

LA GENERACIÓN DEL 98

En una serie de artículos publicados en ABC en 1913, Azorín acuñó la denominación “Generación del 98” para
referirse a un grupo de escritores críticos con la realidad social, política y cultural de España, interesados por la
cultura europea y decididos a renovar la vida intelectual del país. Podemos incluir en este grupo a Ángel
Ganivet (precursor), Ramiro de Maeztu, Azorín, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Valle-
Inclán.

TEMAS

- La angustia existencial. Es influencia de la filosofía de Nietzsche y Schopenhauer (irracionalismo): el


enfrentamiento entre fe y razón, la búsqueda del sentido de la vida, el hastío finisecular caracterizan a
personajes de Azorín, Unamuno, Baroja.

- El problema de España. El momento histórico que les tocó vivir, en particular el Desastre del 98, hizo que
muchos escritores y políticos (regeneracionistas como Joaquín Costa) tomaran conciencia de la situación de
decadencia de España. Se preocuparon por identificar causas y buscar soluciones. Son los intelectuales.

Se acercan a analizar el problema de España desde dos enfoques:

La identidad de España: para estos autores, la esencia de España radica en su paisaje y su literatura. Sienten
especial fascinación por Castilla (Machado, Azorín, Unamuno), sus campos y sus ciudades decrépitas son
expresión de la decadencia del país, pero también representan los valores que son la esencia de lo español: la
espiritualidad, la austeridad, la nobleza, la entereza ante la adversidad. En Vida de don Quijote y Sancho
Unamuno ve representados en don Quijote los principios que caracterizan el alma española: el idealismo o el
desdén hacia la razón, que se opone al materialismo y al sentido práctico de la mentalidad burguesa. En esta
búsqueda de la esencia de lo español se presenta el debate entre europeísmo y nacionalismo.

La crítica: se identifican aspectos de la condición española que sería preciso erradicar para regenerar el país
como la abulia, el cainismo (las dos Españas), la envidia. Así como aspectos concretos de la realidad social: el
caciquismo, el poder de la Iglesia especialmente su influencia en la educación y en las mujeres, el
subdesarrollo económico y cultural, la situación de los obreros y trabajadores del campo.

- El primitivismo: el rechazo del presente, del progreso y en general de la sociedad burguesa propician un
regreso a la inocencia o la autenticidad perdidas. Se manifiesta en la Generación del 98 en una exaltación de lo
pequeño, sencillo o popular .

Este aspecto se manifiesta también en un interés por la literatura medieval: autores como Antonio Machado,
Azorín o Valle-Inclán dedican obras y se inspiran en autores de la Edad Media.

La recuperación de un vocabulario popular o arcaico es otro ejemplo de esta característica.

- El subjetivismo: frente a la pretensión de objetividad característica del Realismo (la literatura de la


burguesía) los escritores del 98 se caracterizan por una intensa subjetividad. Para ellos la percepción de la
realidad es más importante que la propia realidad: La voluntad “La sensación crea la conciencia, la conciencia
crea el mundo. No hay más realidad que la imagen, ni más vida que la conciencia” Azorín.

De ahí también la importancia del paisaje, elemento esencial en la obra de A. Machado, Azorín o Unamuno.

La poesía intimista de Machado, las opiniones en los ensayos de Unamuno son otros ejemplos de esa visión
subjetiva del mundo.

AUTORES DE LA GENERACIÓN DEL 98

Pío Baroja

Biografía

Pío Baroja (1872-1956). Nació en San Sebastián. Tras graduarse en Medicina –con una tesis
sobre el dolor– ejerció de médico rural durante algún tiempo y regentó más tarde un negocio
familiar de pan en Madrid. Estas circunstancias le permitieron conocer de primera mano la
realidad social de España y la condición humana. Misántropo y de temperamento huraño,
simpatizó con el anarquismo y rechazó el nacionalismo vasco.

Obras

Pío Baroja es considerado el gran novelista de la Generación del 98. Escribió más de sesenta novelas, muchas
de las cuales agrupó en trilogías:

La lucha por la vida La busca, Mala hierba, Aurora roja


La tierra vasca La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero
La raza El árbol de la ciencia, La dama errante, La ciudad de la niebla

Características de su obra

* Realismo. Baroja es el autor de su generación que incorpora en mayor grado elementos de la novela realista.
Sin embargo, sobre el relato de los hechos o la descripción del entorno, predominan en sus novelas las
reflexiones y las sensaciones que estos provocan en los personajes.

* Pesimismo. Para Baroja, influido por Schopenhauer, la vida es una lucha continua y carente de finalidad.
Desde una perspectiva individualista y escéptica, sus novelas reflejan una visión crítica de la realidad española.
* Personajes polarizados. Se clasifican en dos grupos: el hombre de acción, vitalista, que concibe la vida como
una aventura incesante (Zalacaín el aventurero, Las inquietudes de Shanti Andía), y el hombre abúlico,
desorientado y sin voluntad (El árbol de la ciencia).

* Estructura abierta. Las acciones se van sucediendo sin una progresión o plan definido, formando una sarta de
episodios aparentemente inconexos. Pretende el autor reflejar así el fluir de la vida.

* Estilo claro. Sus novelas, en las que cobra especial importancia el diálogo, presentan un estilo funcional,
propio de la tendencia antirretórica características de la Generación del 98.

Antonio Machado

Biografía

Nació en 1875 en Sevilla, en el seno de una familia ilustrada. Siendo un niño, la familia se traslada a Madrid,
donde junto a su hermano Manuel ingresa en la Institución Libre de Enseñanza, un proyecto pedagógico laico
que sintoniza con el regeneracionismo.

En 1900 el poeta viaja a París, donde entra en contacto con la obra de los poetas
simbolistas franceses, en especial Paul Verlaine. A su regreso, frecuenta los círculos
literarios de la capital y publica su primer libro, Soledades (1903).

En 1907 obtiene plaza de catedrático de Francés en el Instituto de Soria. Allí se casa


con la joven Leonor, que enseguida enferma y muere en 1912, el mismo año de la
primera edición de Campos de Castilla. Machado pide entonces el traslado a Baeza,
desde donde escribe poemas que expresan su soledad y dolor por la muerte de su
esposa. El conocimiento del medio rural andaluz acentúa la preocupación que ya experimentó en Soria por la
regeneración de España.

Entre 1919 y 1932 Machado ejerce en Segovia. Viaja continuamente a Madrid y estrena obras de teatro
escritas con su hermano Manuel. Es ya una figura consagrada. En 1928 se enamora de una mujer casada que
inspirará las “Canciones a Guiomar”.

En 1932 se traslada a Madrid. Con el estallido de la Guerra Civil Machado se manifiesta comprometido con la
República, por lo que al final tendrá que exiliarse en Francia. Muere en Collioure en 1939.

Obra poética

Soledades (1903), ampliado en 1907 con el título de Soledades, galerías y otros poemas.
“La poesía es un íntimo monólogo en el que el poeta, mirando hacia dentro, vislumbra los universales del
sentimiento”. Estos “universales” son sus temas centrales: la soledad, el hastío, la angustia por el paso del
tiempo, la búsqueda de Dios, la nostalgia de la infancia, el amor perdido. Las poesías de este periodo se cargan
de símbolos para expresar el estado de ánimo.

Campos de Castilla (1912) recoge los poemas escritos en Soria. Posteriormente añadió los que compuso en
Baeza. Los temas fundamentales son Soria y Leonor, desde la vivencia directa y desde el recuerdo de la
pérdida. El paisaje se muestra como cauce para expresar los sentimientos. También recoge su preocupación
por el pasado, presente y futuro de España con actitud crítica.

Nuevas canciones (1924) amplía la serie de “Proverbios y cantares” que había iniciado en Campos de Castilla.
Escribe después otros poemas agrupados en las series “Poemas a Guiomar” y “Poesías de la guerra”, que
incluirá en sus Poesías completas.

Obra en prosa

Junto al cultivo de la poesía, Machado expresó sus inquietudes filosóficas a través de dos apócrifos (escritores
ficticios con su propia biografía y visión del mundo a los que atribuye sus textos): Abel Martín, cuyo
pensamiento se recoge en De un cancionero apócrifo (1926) y Juan de Mairena, con el libro del mismo título
de 1936.
José Martínez Ruiz, Azorín
El tema central de su obra es la reflexión sobre el paso del tiempo. Percibe la
vida como un transcurrir hacia la muerte, que produce en él una profunda
melancolía, un “dolorido sentir”.

Características de su obra

* El tiempo como repetición. Influido por Nietzsche y su idea del “eterno retorno”, Azorín concibe el tiempo
como una reiteración de emociones y situaciones: “¿Serán eternas, siempre las mismas, las cosas de este
mundo?”

* La literatura como fuente de inspiración. Tema relacionado con su obsesión por el paso del tiempo, ya que
entiende que en la literatura se destila “lo permanente o esencial”. En muchas de sus obras analiza los clásicos
y recrea personajes y mitos de la literatura española, con la idea noventayochista de que en la creación
artística se condensa la identidad de España.

* La valoración de los pequeños detalles. Responde a la voluntad de captar y eternizar el instante y se


relaciona con el primitivismo propio del 98. Se traduce en un estilo muy personal, con descripciones detalladas
y evocadoras, un léxico preciso y rico, una técnica impresionista y frases cortas.

* Escasez de acción. Los relatos son interrumpidos por descripciones y reflexiones. Sus novelas son más
psicológicas que narrativas, y lo mismo ocurre con las piezas teatrales.

Obras

* Ensayos: Castilla (doce textos entre el ensayo y el cuento), Lecturas españolas, La ruta de don Quijote,
donde reflexiona sobre temas de la actualidad, recrea temas y personajes de la literatura. Don Juan, Doña Inés,
El licenciado vidriera son recreaciones de los personajes clásicos españoles.

* Novelas: La voluntad, Antonio Azorín (de donde toma su seudónimo) y Confesiones de un pequeño filósofo
forman la trilogía de “Antonio Azorín”. Todas ellas con el mismo protagonista, que somete su experiencia a un
continuo análisis sobre el paso del tiempo que paraliza su voluntad y no encuentra sentido a la vida.

Miguel de Unamuno
Siendo uno de los intelectuales más prestigiosos de su tiempo (fue rector de la
Universidad de Salamanca), fue muy crítico con los diferentes regímenes políticos
en que le tocó vivir, lo que le ocasionó serios problemas.

Características de su obra

Toda su obra contiene una serie de constantes temáticas, que aparecen en todos
los géneros que cultivó: la novela, el ensayo, el teatro y la lírica.

* El problema de España. La causa, según el autor, reside en la falta de valores espirituales.

* El tiempo y la muerte. La unión de ambos temas confluye en lo que él llama “el sentimiento trágico de la
vida”, es decir, la angustia que produce la conciencia de reconocerse mortal. Incapaz de aceptar esa finitud,
experimenta el conflicto entre el impulso religioso (la voluntad de creer, “las ganas de Dios”) y la razón, para la
cual “la inmortalidad del alma es un contrasentido lógico”. En esta fe que convive con la duda se aprecia la
influencia del filósofo Kierkegaard.

Obras
* Ensayos: En torno al casticismo, donde explora el concepto de “intrahistoria” (la vida de la gente corriente
que sirve de fondo a la Historia). Del sentimiento trágico de la vida, en el que refleja su concepto de la vida
como una lucha agónica por sobrevivir a la muerte.

* Novelas: Unamuno las llama “nivolas” para marcar distancias respecto al modelo de novela realista. Las
suyas se centran en el conflicto interior del personaje. Se eliminan las descripciones y cobran importancia los
diálogos y los monólogos, en los que los personajes exteriorizan sus angustias íntimas. Niebla, San Manuel
Bueno, mártir.

Ramón Mª del Valle-Inclán


La obra de Valle-Inclán puede dividirse en varias etapas:

Las Sonatas: prosa modernista

Tirano Banderas inaugura la llamada “novela de dictadores”, desarrollada por


escritores hispanoamericanos en el siglo XX.

El ruedo ibérico se concibió como una serie de novelas históricas, proyecto que no
llegó a completar. Solo escribió dos: La corte de los milagros y Viva mi dueño. La
España del XIX que retrata recibe un tratamiento de “esperpento” (deformación
grotesca de la realidad), que aplicará también en obras de teatro como Luces de bohemia.
TEXTOS DEL MODERNISMO

Mis amores  
Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
las vidrieras de múltiples colores,
los tapices pintados de oro y flores
y las brillantes lunas venecianas.

Amo también las bellas castellanas,


la canción de los viejos trovadores,
los árabes corceles voladores,
las flébiles baladas alemanas;

el rico piano de marfil sonoro,


el sonido del cuerno en la espesura,
del pebetero la fragante esencia,

y el lecho de marfil, sándalo y oro,


en que deja la virgen hermosura
la ensangrentada flor de su inocencia.
Julián del Casal

Lo fatal
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,


y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,


y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,


ni de dónde venimos!...
Rubén Darío. Cantos de vida y esperanza
Antonio Machado Campos de Castilla

A orillas del Duero


Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
buscando los recodos de sombra, lentamente.
[…] El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla. 5
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones 10
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
[…] La madre en otro tiempo fecunda en capitanes, 15
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia; 20
[…]Filósofos nutridos de sopa de convento
contemplan impasibles el amplio firmamento;
y si les llega en sueños, como un rumor distante,
clamor de mercaderes de muelles de Levante,
no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa? 25
Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.

Una noche de verano


—estaba abierto el balcó n
y la puerta de mi casa—
la muerte en mi casa entró .
Se fue acercando a su lecho
—ni siquiera me miró —,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió .
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió .
Mi niñ a quedó tranquila,
dolido mi corazó n,
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
Oh, Soria, cuando miro los frescos naranjales
cargados de perfume, y el campo enverdecido,
abiertos los jazmines, maduros los trigales,
azules las montañas y el olivar florido;
Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles; 5
y al sol de abril los huertos colmados de azucenas,
y los enjambres de oro, para libar sus mieles
dispersos en los campos, huir de sus colmenas;
yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares,
barriendo el cierzo helado tu campo empedernido;10
y en sierras agrias sueño -¡Urbión, sobre pinares!
¡Moncayo blanco, al cielo aragonés erguido!-
Y pienso: primavera, como un escalofrío
irá a cruzar el alto solar del romancero,
ya verdearán de verde las márgenes del río. 15
¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero?
Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas
y la roqueda parda más de un zarzal en flor;
ya los rebaños blancos, por entre grises peñas,
hacia los altos prados conducirá el pastor. [...] 20
En la desesperanza y en la melancolía
de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.
Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,
por los floridos valles, mi corazón te lleva.

Recuerdo infantil

Una tarde parda y fría 


de invierno. Los colegiales 
estudian. Monotonía 
de lluvia tras los cristales. 
Es la clase. En un cartel  5
se representa a Caín 
fugitivo, y muerto Abel, 
junto a una mancha carmín. 
Con timbre sonoro y hueco 
truena el maestro, un anciano 10 
mal vestido, enjuto y seco, 
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil 
va cantando la lección: 
«mil veces ciento, cien mil;  15
mil veces mil, un millón». 
Una tarde parda y fría 
de invierno. Los colegiales 
estudian. Monotonía 
de la lluvia en los cristales. 20

Soledades

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