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MODERNISMO

La segunda mitad del siglo XIX supuso una enorme renovación de la poesía francesa a través de dos
movimientos sucesivos, parnasianismo y simbolismo. El primero reaccionaba contra los excesos del
Romanticismo y pretendía una poesía cuidada y perfecta. Su lema era “el arte por el arte”, justificando
así que la poesía -el arte- no necesitaba buscar una utilidad.

El simbolismo, que parte de autores como Rimbaud y Baudelaire, buscaba también la obra bien hecha,
un uso cuidado de la lengua, y tenía un marcado carácter antiburgués. Los simbolistas se consideraban
capaces de interpretar los símbolos por los que la naturaleza hablaba al hombre. En materia de temas,
se apartaban de los habituales del momento para tratar tabúes como el sexo, manifestado en el tópico de
la femme fatale (Cleopatra, Salomé, Dalila), la muerte o la enfermedad. Insertaron en su poesía temas y
paisajes exóticos, épocas idealizadas del pasado y figuras como el poeta maldito, que reflejaba los
aspectos más oscuros del alma humana.

De esta base nace en Hispanoamérica, al calor de las ideas europeas y las revoluciones independentistas, el
modernismo (1880). Una estética que, si bien tuvo una vida corta (hasta 1914), fue de gran
importancia.

De entre sus influencias, el modernismo toma de los parnasianos la búsqueda de la perfección formal y
la sensibilidad extrema; del simbolismo, la musicalidad, el exotismo, las épocas lejanas y la
transgresión, y del Romanticismo español, el deseo de expresar la interioridad del poeta. En general,
recoge de todos ellos el malestar del poeta en un mundo materialista que lo desprecia.

Características:

Este movimiento se caracteriza por su actitud anticolonialista, la influencia del regeneracionismo krausista
(España era concebida como una nación “enferma”) y el irracionalismo (Schopenhauer y Nietzsche). El
modernismo se opone al arte del realismo y el naturalismo.

- Estilo musical, brillante y cuidado a nivel estético. Busca la belleza ideal y la perfección en cuanto a
forma (recuperan y renuevan la métrica tradicional española, por ejemplo) y contenido (con símbolos
como el cisne).

Abundan las metáforas, sinestesias, aliteraciones, hipérbatos. Gran presencia del mundo de los
sentidos. Experimentan con nuevas formas métricas.

- Temas que se enfrentan a la moral burguesa de la época, como el vicio o el crimen. Heredan del
Romanticismo y el simbolismo francés la vida nocturna, los personajes mitológicos, el erotismo, la
muerte, el malditismo.

Los poetas se aíslan de la sociedad y la mentalidad burguesa en un gesto de superioridad estética y


moral. Son cosmopolitas y hedonistas.

Los sentimientos predominantes: tristeza, angustia, melancolía, hastío.

- Actitud: Rechazan la mediocridad, la uniformidad y la utilidad social del realismo y pretenden


superarlo con un arte aristocrático y revolucionario a la vez, en el que se mezclan dandismo y bohemia.
RUBÉN DARÍO: Considerado el paladín del modernismo en España, este poeta nicaragüense es el
mayor representante de este movimiento. Entre sus principales obras destacan Abrojos, Prosas profanas
-que representa la plenitud del modernismo formal-, Cantos de vida y esperanza -que defiende los
valores culturales hispanos frente al empuje estadounidense- y Poema del otoño.

Darío recibe influencia de Víctor Hugo y Bécquer, además, cuenta con una gran obra prosística, que
incluye, entre otras, crónicas periodísticas, libros de viajes (Peregrinaciones) o ensayos sobre su
creación (El canto errante).

Mención aparte merece Azul…, obra de 1888 considerada el paradigma de la estética modernista. El
azul, que a finales de siglo se usaba como sinónimo de arte, aparece reiteradamente en esta obra,
dividida en 3 partes: 2 en prosa y 1 una en verso.

- “Cuentos en prosa”. Conjunto de cuentos breves con clara influencia parnasiana en su rica
adjetivación sensorial. Entre ellos se encuentra “El velo de la reina Mab” y “El pájaro azul”.

-“En Chile”. Cuentos donde abundan los personajes mitológicos, el gusto por lo oriental y la conexión
con otras artes, en los que se hace evidente el deseo modernista de crear mundos artificiales.

-“El año lírico”. Poemas que tratan temas como el amor sensual y los mundos exóticos y mitológico
(“Sonetos áureos”). Cierra con “Medallones”, poemas que retratan a poetas de la época, como Whitman.

MANUEL MACHADO: Uno de los mejores modernistas españoles, en él se funden las influencias
del parnasianismo y el simbolismo con el sentir andaluz.

Entre sus títulos más importantes: Alma, El mal poema, Cante jondo, poemas que recrean el estilo
popular de Andalucía, y Ars Moriendi, en una línea más melancólica y reflexiva.

Dentro de la poesía modernista, nombramos también a autores como Antonio Machado, cuyos
comienzos literarios se enmarcan en el modernismo con Soledades de 1903 (ampliada en 1907 con el
título Soledades, galerías y otros poemas), Juan Ramón Jiménez (Almas de violeta), Salvador Rueda
(Himno a la carne), Manuel Reina (El jardín de los poetas) y el lorquino Eliodoro Puche (Cuaderno
verde).

En la prosa sobresale el nombre de Ramón María del Valle-Inclán con Sonatas (“Sonata de otoño”,
“Sonata de estío”, “Sonata de primavera” y “Sonata de invierno”), que recogen las memorias del
marqués de Bradomín, un viejo aristócrata que, como provocación, narra sus aventuras amorosas llenas
de morbosidad y sacrilegio.

En el campo del teatro, destacamos a Francisco Villaespesa (Flores de almendro) y a Eduardo


Marquina (En Flandes se ha puesto el sol).

Los de los finales del siglo XIX y comienzos del XX fueron años convulsos para la sociedad, la
economía y las instituciones españolas. Con todo, este movimiento puede definirse como una
denuncia a la sociedad mercantilista e inmoral del momento, como una evasión de ese mundo
feo, una “rebeldía de soñadores”. Esta situación deviene en una visión pesimista y el posterior
“Desastre del 98”.

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