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EL DINAMISMO

INTENCIONAL DEL
SER HUMANO

Profr. José Mauricio Dávila Martínez.


LA INTENCIONALIDAD
ONTOLÓGICA
El núcleo de identidad
personal no es una entidad
estática y aislada en la
interioridad de cada persona.
Al contrario, es dinámica,
expansiva y abierta hacia
todo lo demás.
Esta propiedad del
núcleo de identidad
personal queda
resumida en la
palabra
INTENCIONALIDAD.
La raíz etimológica de esta
palabra es in-tendere, que
significa estar tendido
hacia. Así queda expresado
el significado de esta
propiedad: estar volcado,
proyectado o arrojado hacia
afuera.
El núcleo de
identidad personal
puede concebirse
como
CONCIENCIA.
Esto facilita la
comprensión de la
intencionalidad, pues la
fenomenología de
HUSSERL ha explicado
con detalle la
intencionalidad de la
conciencia.
Siguiendo de cerca esas
descripciones podemos
decir lo siguiente:
La intencionalidad de la
conciencia es la
propiedad de ésta por la
cual se encuentra
enfocada hacia un objeto.
Hemos visto que, en el
caso de la vivencia de la
conciencia pura, en
forma excepcional, la
conciencia carece de
objeto y sólo se capta a
ella misma.
Este fenómeno no es
lo ordinario en la vida,
la conciencia de sí
misma suele perderse
ante la captación de
los objetos que nos
rodean.
La gente se enfrasca en la
captación de las cosas y
rara vez se percibe a sí
misma. Inclusive, da la
impresión de que la
conciencia de sí mismo es
un fenómeno raro y
evasivo.
Mucha gente elude este
encuentro consigo misma, y
siente ansiedad si no' está en
contacto con algún objeto
perceptible, aunque sea la
música de su radio, o la voz
del amigo por el teléfono, o la
lectura de una revista amena.
En este momento podemos
describir un fenómeno
corriente, que podemos llamar
identificación y consiste en
que el sujeto se enfoca
completamente en los objetos
de su alrededor, se absorbe
en ellos, y pierde todo
contacto consigo mismo.
El fenómeno de la
identificación es la pérdida
de la propia conciencia
ilimitada.

El propio ser se identifica


con el mundo u horizonte
limitado que se percibe.
De la ilimitación se
ha pasado a la
limitación, lo cual es
la esencia de la
mutilación o
alienación humana.
La autenticidad
consiste, entonces, en
la vivencia de lo
ilimitado que no es
sofocada por la
vivencia de lo
limitado.
No se siente identificado
con los objetos que están a
su alrededor, sino que los
capta y trata dentro de una
perspectiva donde puede
ser autónomo frente a ellos.
Esta es la libertad
ontológica.
Por lo pronto lo que
interesa es la
intencionalidad o hecho
primario de la conciencia
que está apuntando hacia
horizontes amplios dentro
del mundo que vive.
Para entender mejor la
amplitud de la
intencionalidad humana,
podemos describirla en
función del ser o existencia
del hombre; ya no tanto en
función de la conciencia.
Inspirados en algunas
ideas de Heidegger
podemos decir que la
existencia humana
consiste en un
ex-sistere,
es decir, un estar fuera
de sí mismo.
También de acuerdo con
Heidegger, el ser humano
es comparable al término
sorge, o cuidar. Nuestro
ser consiste en cuidar las
cosas, o sea, atenderlas,
tener una solicitud hacia
ellas.
La intencionalidad de la
conciencia podría
parecer como un
fenómeno puramente
cognoscitivo, que afecta
exclusivamente a los
sentidos y a la
inteligencia.
Pero la
intencionalidad es una
propiedad del ser
humano, y por tanto,
afecta a todos sus
estratos y facultades.
El modo de ser
del hombre es
intencional; es
decir, lanzado
hacia el mundo.
También podemos
distinguir un tercer
tipo de
intencionalidad,
como es la de los
pensamientos.
Los pensamientos existen
en la mente con una
existencia intencional, lo
cual significa que el modo
de ser de ellos es un
apuntar hacia objetos
diferentes de los
pensamientos.
La vivencia de la
intencionalidad
ontológica produce con
el tiempo un horizonte
consciente de objetos
interrelacionados. Este
es “El mundo de esa
persona”.
El hombre es ser en
el mundo, y de tal
manera es el
mundo algo
significativo para
cada persona.
La intencionalidad
expande los
horizontes de ese
mundo de un
modo natural.
Crecer y evolucionar
es la impronta de
cada cosa en el
universo, y de esto no
se salva ni el ser
humano.
Es un hecho curioso que
este dinamismo de la
intencionalidad ontológica
no haya sido el aliado
natural de la educación del
ser humano, sino que en
diferentes ocasiones haya
sido reprimido y sofocado.
Una de las funciones de
la educación consiste en
restituir este dinamismo
en los educandos que
han sufrido su inicua
represión por los
sistemas educativos
alienantes.
ACTIVIDAD
Elabora un mapa mental explicando
el tema y mostrando tus horizontes
de intencionalidad.
LA CONCIENCIA
TRASCENDENTAL
La expansión de la conciencia tiende
hacia lo
ilimitado;
éste es el
fenómeno
de la
trascendencia.
Trascender significa
ir más allá,
traspasar los límites
normales.
Es un paso a un
nivel superior en
donde los límites
anteriores ya no ejercen sus efectos
propios.
Los ejemplos más sencillos de
trascendencia ocurren en el conocimiento
intelectual con base en conceptos.
El concepto
trasciende a la
imagen, por
ejemplo, el
concepto padre ya
no se identifica con
la imagen de mi
padre, pues
contiene en forma
universal las
características
esenciales de todo
padre.
De la misma manera, la conciencia
humana puede trascender el
conocimiento conceptual.
El
conocimiento
de esta
persona es
superior al
conocimiento
expresable en
conceptos.
Los artistas; los creadores y, en general
toda persona que amplía su horizonte de
significatividad ha tenido la vivencia de
una inteligibilidad no expresable en forma
adecuada por medio de palabras y
conceptos.
La conciencia dejada a su propia
tendencia natural capta lo ilimitado, es
conciencia trascendental.
En otras palabras, el
funcionamiento
cotidiano del ser
humano se realiza
dentro de límites muy
conocidos. Sin
embargo, mantiene
siempre la virtualidad,
no desarrollada, de
captar y vivir el
horizonte de lo
ilimitado.
El hombre trasciende en
el momento en que alcanza
las condiciones de posibilidad
de todo cuanto existe.
Kant
Podemos decir
que la trascendencia
consiste en tomar conciencia
de nuestra inserción en lo
Absoluto.
Hegel
Trascender, por lo tanto, es dejar de una
manera más plena esa actividad del
Absoluto en su propia y natural
orientación.
La Filosofía oriental (en especial el
budismo zen) sostiene la inexistencia del
ego, ya que se trata de una falacia que
nos impide la normal conciencia de lo
ilimitado del horizonte dentro del cual
conocemos y actuamos.
La Filosofía de Teilhard de Chardin
también nos da una idea de la
trascendencia: “toda la realidad es pura
conciencia, esa conciencia irá tomando
unidad hasta que
llegue al punto
omega, desde el cual
todo el universo
adquirirá la unidad
que siempre ha
poseído.
La terminología de
Jaspers también nos
habla de este
fenómeno de la
trascendencia. Allí se maneja el término
"lo envolvente".
Por último, la mística cristiana, desde San
Pablo hasta San Juan de la Cruz y Sta.
Teresa de Jesús, es un testimonio
elocuente de una visión grandiosa, dentro
de la cual, cada persona ocupa un puesto
limitado y particular, pero que puede
abrirse hacia una participación consciente
del horizonte ilimitado dentro del cual se
mueve.
Trascender, en. definitiva, consiste en
captar et horizonte ilimitado de tipo
ontológico, siempre real, que envuelve al
ser humano.
Cuando una persona es capaz de captar
ese horizonte y no perderlo de vista aun
en medio de la captación de las cosas
limitadas que lo rodean, entonces
adquiere el puesto real que le
corresponde en el cosmos con la
perspectiva amplia que le posibilita la
solución de sus problemas y la
consecución de su felicidad.
ACTIVIDAD
Elabora un cuestionario de 20
preguntas sobre el tema.
EL ORIGEN DE LAS EMOCIONES
Y DE LAS PASIONES.
La civilización occidental tiende a
rechazar las emociones y las pasiones
como si fueran algo malo. El más claro
opositor es el estoicismo, que de plano
declara a las pasiones con signo
negativo. El ideal de la persona, de
acuerdo con esa postura, es la
racionalidad serena, firme,
imperturbable.
La racionalidad y su exageración
caracterizaron al siglo XVIII.
En cambio, el
siglo XIX estuvo
caracterizado
por el
romanticismo,
cuya idea
central está en
el énfasis
otorgado a esa
fuerza de pasión
del ser humano,
que tiende hacia
lo infinito.
Las dos posturas son una exageración
cuando tratan de ocultar o despreciar al
contrario.
El
romanticismo
degenera en
sentimentalismo color de rosa, melancolía
inutilizante y suicidio absurdo.
El racionalismo
también exagera
por su parte, pues
la razón parece la
límpida luz que
ilumina cuanto
rincón pueda
contener el
mundo.
El más importante error del racionalismo
es su postura de rechazo contra las
pasiones y las emociones. Son intrusas
en la vida humana, pertenecen a un nivel
inferior, el animal, y, por tanto, no tienen
cabida en los niveles de autenticidad y
superioridad humana.
La pregunta básica sería la siguiente:
¿En dónde se originan las emociones y
las pasiones? ¿Qué tiene que ver el yo
con ese origen?
En el terreno del Derecho, es que las
pasiones son un atenuante de los
crímenes, y no deben ser imputables al
sujeto, y, por tanto, su responsabilidad
disminuye cuando el acto que se juzga ha
sido ejecutado en medio de una fuerte
emoción o pasión.
En realidad, las
pasiones y las
emociones
tienen su
origen en el
fundo mismo del sujeto, y, por tanto, lejos
de pretender su irresponsabilidad sobre,
ellas, el tema de la educación. en uno de
sus puntos más Importantes, debiera ser
el aprendizaje del manejo de las
emociones y cómo responsabilizarse de
ellas.
La idea de que
las emociones
no provienen del
mismo sujeto es
uno de los
obstáculos más
fuertes para
empezar a
responsabilizars
e de ellas.
Las
emociones
suelen ir en
contra de la
imagen del
propio yo, y,
por tanto, el
sujeto siente
amenazador
a la aparición
de ellas.
Lo paradójico de todo esto es que los
mecanismos de defensa no defienden al
sujeto, sino a su autoconcepto en contra
del propio yo.

Liberar la emoción significa un deterioro


para la autoimagen que suele tener la
gente en este tiempo.
Cuando una persona
llega a comprender
que estos mecanismos
de defensa, barreras y
artificios para mantener
la propia imagen deterioran
el funcionamiento y desarrollo
del yo auténtico, entonces
empieza la etapa de saneamiento.
Sólo una ética puritana puede juzgar que
toda expresión de emociones es una
degradación humana. Pero también, sólo
una ética infantil puede sostener que toda
expresión emocional es correcta.
Una de las bases de la educación sería la
correcta formación del autoconcepto.
El restablecimiento de una persona que
ha vivido bajo la esclavitud de un
autoconcepto degradante comienza
cuando se convence
de que él mismo
puede llegar a
modificar ese
autoconcepto.
Lo primero
que tiene
que hacer
ese sujeto es
"darse
permiso"
para obtener
dichos
logros.
Habría que estudiar,
pues, cuáles son las
razones para
fundamentar esa
proposición de la
interioridad de las
pasiones.
Si el origen de las pasiones está en el
propio inconsciente, se ve lógico que el
hombre no se percate normalmente de
ese origen.
Siente la pasión
cuando ya ha
sido puesta en
marcha y tan
sólo se
experimenta su
impacto. que
puede llegar a ser abrumador e inclusive,
completamente contrario a las
expectativas que espera respecto a su
propia conducta.
La razón más fuerte para aceptar esta
tesis es la intencionalidad que ya hemos
estudiado. Las pasiones coinciden con la
intencionalidad ontológica.
Todo lo que hemos dicho
acerca de la intencionalidad,
su dinamismo y su carácter
constitutivo del ser humano
puede aplicarse ahora al
tema de las pasiones y las
emociones.
En efecto, en las pasiones se capta una
energía dirigida hacia un objeto. Puede
variar desde la tristeza hasta la
magnanimidad, desde el odio hasta el
heroísmo, desde el aburrimiento hasta el
entusiasmo abrumador. En todas ellas se
capta el dinamismo y el objeto al cual se
dirigen.
El segundo
argumento
en favor de
esta tesis
consiste en
la distinción
de una
pasión
originante
que es el
amor.
En efecto, la
intencionalidad
puede captarse
con facilidad
asimilada con la
pasión del amor.
La dificultad reside en la identificación de
pasiones como la vergüenza, la envidia,
la ira, y demás energías que han sido
catalogadas como malas.
¿En realidad son malas la tristeza, la
vergüenza, la ira, la envidia?
El odio es la expresión espontánea del yo
que desea el apartamiento o la
nulificación del otro, la rabia expresa la
frustración del yo ante ciertos objetivos
propuestos o el pisoteo de su propia
dignidad. El miedo expresa el deseo de
alejarse de algo que se considera
amenazante.
Así pues, cuando se capta la forma de
amenaza, surge la pasión que toma la
forma de miedo. Cuando se capta la
forma de indigno y negativo, surge la
pasión en forma de odio.
Estamos aquí
frente a una de
las tesis más
importantes
acerca del ser
humano. La
pasión original es
el amor.
Las demás
pasiones surgen
como sustituto del
amor, cuando la
forma presentada
por la razón
significa algo
diferente a armonía,
unidad, semejanza.
¿Cómo se transforma el amor en las
demás pasiones? La respuesta estriba en
lo siguiente:
El núcleo de identidad personal posee
una fuerza expansiva que hemos
llamado intencionalidad.
Normalmente esta fuerza es positiva,
bienhechora, feliz.
Sin embargo, existen circunstancias que
pueden reprimirla o, al menos, estorbar
su libre ejercicio y expresión.
En estos casos, cuando la fuerza original
ha sido perturbada desde fuera, surge un
sustituto que ya no es tan benéfico y que
toma formas diferentes de acuerdo con
los obstáculos previos y las
circunstancias completas de la persona.
De esta manera, el tipo de emoción o
pasión que surja es una expresión de
cómo se sitúa la persona en medio de las
circunstancias actuales.

La pasión es, pues, expresa de un modo


espontáneo cómo experimenta el sujeto
la serie de circunstancias que lo afectan.
ACTIVIDAD
Escribe un ensayo con el título.
“INTENCIONALIDAD,
TRASCENDENCIA Y AMOR EN MI
VIDA”
Una cuartilla mínimo
Escrito en Word
Formato APA
Estructura IDC

*No es resumen.
MUCHAS
GRACIAS

Profr. José Mauricio Dávila Martínez.

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