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"Sin docentes de calidad, todo plan educativo fracasa" - LA NACION
Profesor Ivarra Guillermo
Tomás Sánchez Iniesta: "Educar hoy es mucho más que seguir un currículo de
contenidos informativos"
El pedagogo español asegura que el reto es formar jóvenes críticos y comprometidos
Sánchez Iniesta pondrá en debate estos desafíos en sus conferencias "El reto de educar
personas hoy" y "Coherencia y competencia: aliados necesarios en educación", que
dictará en el Congreso Nacional e Internacional Aula Hoy (ver aparte) que se desarrollará
en Rosario, entre el 11 y 13 de agosto próximos.
El pedagogo español también es autor de diversos libros y publicaciones, entre ellos "El
enfoque globalizador", "La construcción del aprendizaje en el aula" y "Un lugar para
soñar", este último editado el año pasado por Homo Sapiens Ediciones.
-De acuerdo con su libro ¿sigue siendo la escuela "un lugar para soñar"?
-Cuando elegí el título del libro pretendía resumir mediante una frase el mensaje del
contenido que se expresa en sus distintos capítulos. Puede ser que esta manera de
definir lo que ocurre en las aulas parezca desmesurado. Cabe pensar, ¿cómo vamos a
concebir las instituciones educativas como lugares en los que los docentes y su alumnado
se dediquen a soñar cuando lo que se debería hacer es prepararlos para la vida y, por lo
tanto, estar muy pegados a la realidad en la que se desenvuelven? Es cierto. Estoy de
acuerdo con esta intención, pero en mi opinión no es posible preparar para la vida de
manera eficaz si no somos capaces de anticipar cómo será esa vida futura en la que se
va a desenvolver nuestro alumnado. Por eso necesitamos anticiparnos imaginando otro
mundo posible, con el fin de hacerlo mejor, para superar los graves problemas que
tenemos en el planeta en este momento. Para ello tenemos que soñar, porque soñar es
anticiparnos con nuestras ideas, sentimientos y deseos, para conseguir esa sociedad más
justa, más humana. Y si la escuela no prepara para esto, y lo que hace es reproducir
simplemente lo que ya tenemos, sin pretender transformar la realidad, entonces no nos
espera precisamente un futuro muy esperanzador.
-Si se revisa la historia de la educación, la tarea de educar siempre significó un reto
diferente para cada momento ¿Cuál es el que le toca hoy a la escuela?
-En este momento, en el que los adelantos técnicos y científicos avanzan a un ritmo
mayor que nuestras capacidades para asimilarlos; en el que las desigualdades sociales y
las tensiones en el mundo son enormes; cuando estamos hipotecando la salud de nuestro
planeta y cuando desarrollamos una doble moral escandalizándonos por la opinión de un
personaje famoso a través de la televisión mientras nos hemos insensibilizado al hecho
de que mueran treinta mil niños cada día en el mundo a causa de la desnutrición, a la
escuela no le queda más remedio que preparar a nuestros alumnos y alumnas para ser
ciudadanos que participen, que influyan con su opinión para intentar invertir estas
tendencias. Ya no es posible, por mucho tiempo, la salvaguarda del Estado de bienestar
para unos cuantos en los países desarrollados: o todos tenemos acceso a un futuro
digno, o con el tiempo la situación llegará a ser insostenible. Y el reto hoy es preparar a
ciudadanas y ciudadanos críticos, responsables, solidarios y comprometidos para
enfrentar los problemas actuales con una mentalidad global.
Profesor Ivarra Guillermo
Tarea ineludible
-Los cambios se producen de manera acelerada, las demandas sociales son enormes y
los problemas crecen en las aulas en niveles, a veces, desproporcionados. ¿Es fácil para
un docente advertir qué requieren sus alumnos y la comunidad en cada ocasión?
-Los docentes tenemos que desarrollar una doble faceta en nuestro trabajo profesional.
Por un lado, debemos responder a las demandas que nos hace la comunidad a la que
servimos, ya que somos los encargados de preparar a los hijos y las hijas de los demás
siguiendo los contenidos culturales que la propia comunidad, a través de sus
representantes legales, establece como necesarios para el mantenimiento de nuestra
cultura. Pero, además, los docentes tenemos que elevar nuestra voz crítica para señalar
las decisiones y propuestas que la sociedad nos hace y que nos parecen inadecuadas
para educar integralmente a nuestros alumnos. No podemos seguir explicando en las
aulas contenidos instrumentales, que sin duda son necesarios, sin abordar a la vez otros
que hoy son imprescindibles: educar en la formación del juicio crítico para favorecer la
participación a través del respeto, el diálogo, la responsabilidad; educar para cuidar el
medio ambiente, para la resolución de problemas reales, para tener opinión sobre lo que
en este momento acontece en el planeta, etcétera.
-Por lo tanto, ¿qué cosa no puede dejar de hacer un educador?
-De su recorrido por distintas ciudades, en encuentros con docentes y educadores que
trabajan en distintas realidades ¿qué puntos de preocupación encuentra en común?
-En primer lugar, me gustaría decir que no conozco ninguna profesión en la que quienes
la ejercen dediquen parte de su tiempo libre a realizar actividades de formación para
aprender más, que además en muchos países son ellos mismos quienes sufragan los
propios gastos de estas actividades con su salario; y que en estos encuentros de
formación y estudio, si son eficaces, lo que ocurrirá es que cuestionarán su forma de
trabajar, con lo que tendrán que realizar un esfuerzo posterior para cambiar determinados
aspectos de su forma de actuar en las aulas. Por todo ello, para mí los docentes
constituyen un colectivo que se merece el mayor respeto y consideración social. Por eso
mismo tenemos derecho a pedir, y así lo he podido comprobar en todos los lugares que
he visitado, que la comunidad nos haga demandas claras, serias. No pueden -por
ejemplo- decirnos que dediquemos la mayor parte del tiempo al estudio de la lengua, las
matemáticas, para después manifestar que la escuela no se dedica al desarrollo de
valores. Tenemos derecho a pedir que la comunidad se responsabilice con nosotros de la
educación de sus hijos y sea copartícipe de los programas que se diseñen desde las
escuelas; tenemos derecho a pedir que se nos tenga la consideración social que
corresponde a unos profesionales que, en este momento de cambios rápidos y
desconcertantes en muchos casos, estamos educando con un enorme esfuerzo personal
Profesor Ivarra Guillermo