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Prologo y Capitulo 1
Introducción
No hay mayor tesoro a los ojos de los padres que el niño, y no hay similitud alguna
entre el amor que un infante de profesa a sus padres, esos brazos llenos de amor,
candidez y cuidado que les genera seguridad incomparable durante los primeros
años de vida, con cualquier otro ser vivo en este mundo, y mucho menos de los
profesores encargados de su educación y formación de valores académicos a lo
largo de su vida.
Pero, ¿para qué?, ¿Quién es esa figura autoritaria que exige, de manera firme,
respeto y disciplina?, ¿tiene voz y voto?, probablemente no, solo esta hay para
repetir e inculcar los paradigmas dichos sin cesar una y otra vez desde hace miles
de años, no está ahí para innovar, solo es alguien más que se ocupara de los
niños mientras los padres salen al trabajo. Este ensayo tratara sobre las cuerdas y
ataduras invisibles que cargan sobre los adoloridos hombros de los profesores y
que los padres toman ya como un hecho irrefutable de que la educación impartida
de esa forma nunca va a cambiar.
Las relaciones entre padres e hijos son sagradas, ambas partes son necesarias
para seguir desarrollando y descubriendo ámbitos de su vida diaria, así como un
niño aprende algo nuevo con los ojos llenos de maravilla, el adulto jamás dejara
de aprender de él, no importa cuánto tiempo haya pasado en sus vidas, el
progreso cognitivo es continuo e infinito, ¿Cuántas veces no hemos escuchado
decir la frase “conozco a mi/mis hijo/padres a la perfección”, y que ocurra algún
desafortunado fallo en la elección de su regalo para el cumpleañero. Las
sorpresas nunca terminan, y nunca nos dejaremos de educar sobre ellas… por el
simple hecho a que estamos tratando con seres humanos, seres capaces de
pensar, de innovar… y por supuesto de cambiar.
Ensayo “El Valor de Educar”
Por: Andrea Guadalupe Luna Martínez
Este es un ensayo para reflexionar, para leer en tus ratos libres, para educar al
corazón y a la mente sobre la importancia y la belleza de ser un profesor, de un
ser capaz de dar y dar mucho, educar, inculcar el libre albedrio. Con
responsabilidad, de ser... humildemente, pero a la vez con mucha satisfacción, un
artesano de la vida.
Ensayo “El Valor de Educar”
Por: Andrea Guadalupe Luna Martínez
Desarrollo
Muchas cosas se pueden decir de las escuelas, que si son malas, que son
buenas, que no “forman” si no “deforman” el pensamiento y los valores de sus
estudiantes, unas están más lejos y otras más cerca de este veredicto sin
posibilidad de juicio por parte de la sociedad Mexicana que lo tiene arraigado en
su ideología desde hace mucho tiempo, sin dudarlo siquiera un segundo condenan
a una institución de forma irreversible de estar dañando a sus hijos, pero
¿Quiénes son, supuestamente, algunos responsables sobre estos actos?. Me
refiero a los perseguidos e incomprendidos profesores y profesoras que
arduamente intentan cumplir con su labor de manera eficaz y entusiasta (por
supuesto me refiero a aquellos que toman su trabajo con vocación y seriedad,
para los otros hablaremos más adelante).
Savater nos dice que “el habito de señalar la escuela como correctora necesaria
de todos los vicios e insuficiencias culturales…” (Fernando Savater. (1997). El
Valor De Educar.) Que hace alusión a la despreocupación de los padres y la idea
general del sistema a la errónea creencia de que la institución tiene la irrefutable
obligación y deber además de irremediables consecuencias sobre los alumnos
que están dentro de la misma. En parte es cierto, pero cabe señalar también que,
según mi experiencia personal dentro de las escuelas públicas en las que eh
estado a lo largo de mi vida estudiantil, a veces los salones cuentan con más de
60 alumnos en su haber, ¿sería posible imaginar que un profesor pueda educar y
a más de 60 mentes inquietas a la vez y de forma satisfactoria?
Freud decía que hay tres tareas imposibles: educar, gobernar y psicoanalizar, y no
estaba tan equivocado, los profesores son el reflejo de la educación que había en
sus tiempos, talvez quitando y poniendo una que otra técnica y añadiendo otras a
su expediente mientras que nosotros mismos, obviamente, somos resultado
totalmente de nuestro entorno y contexto social, y si bien las diferencias
individuales son un tema rechazado por el conductismo que dicta que cada
persona dista mucho de ser consciente de sí mismo, los niños si son el vivo reflejo
d sus padres, tutores y del mundo a su alrededor, son el estereotipo de lo que
rodea su entorno.. Ellos son su contexto. “hay que nacer para humano pero, solo
llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad a
propósito… y con nuestra complicidad” (Fernando Savater. (1997). El Valor De
Educar.)
Mientras que algunos niños son bondadosos, amables y cariñosos, hay unos
cuantos que pueden gritarte las palabras que escuchan a su alrededor y se tachan
de rebeldes sin causa aparente, estos son, el verdadero gran reto de la educación.
A esto Savater se refiere con el termino de Neotenia, que es lo que los
antropólogos nombran como el tardío desarrollo con el que nace el ser humano,
demasiado indefenso para defenderse en la vida sin el arropo de su madre y, unos
años más tarde, demasiado arraigado a la sociedad humana para poder vivir sin
ella. Existe una similitud, un paralelismo en esto, los padres nos educan mientras
que a ellos mismos los educo ya la sociedad muchos años atrás.
Pero si tomamos en cuenta que somos los modelos, los programadores y los
artesanos que les darán forma a la complicada mente de un niño… ¿podríamos
confiar plenamente en que nuestro sistema educativo es el correcto?, ¿el entorno
es pleno para el desarrollo?, ¿somos el espejo perfecto para ser tomado como
ejemplo?... ¿somos capaces de ser ese profesor que para cada problema tiene
una ingeniosa solución sacada de su vivo entusiasmo para guiar a las mentes
jóvenes de un nuevo reto.
Yo creo que si existen mentes capaces… y son las mentes que nunca han dejado
de hacerse preguntas, porque en ellas, encuentran una nueva motivación para
seguir aprendiendo, educando… y por supuesto, transmitiéndoselo a otros.
Ensayo “El Valor de Educar”
Por: Andrea Guadalupe Luna Martínez
Conclusión
“puede aprenderse mucho de lo que nos rodea sin que nadie nos lo enseñe ni
directa ni indirectamente, pero en cambio la llave para entrar en el jardín simbólico
de los significados siempre tenemos que pedírsela a nuestros semejantes.”
(Fernando Savater. (1997). El Valor De Educar.)
Quiero hacer referencia a esta última frase de Fernando Savater para hacer una
reflexión común que de hecho se hace en el libro. El niño es una esponja que
absorbe todo, y necesita hacerlo, de otra forma no lograría adaptarse a un sistema
que cada día les demanda más y más a sus ciudadanos, y aunque es la última
especie en ser independiente, también es la última en envejecer y dejar de
aprender. Siempre está pensando, analizando, valorando y tomando decisiones.
Por lo tanto, si queremos forjar una educación sólida y eficaz tenemos que lograr
un ambiente y contexto favorables para que el niño quiera aprender, que
desarrolle un gusto por la sabiduría y que su imaginación no se vea limitada. Si se
comienza desde abajo, desde lo más básico y fundamental como son los alumnos,
si a ellos se les comienza a dar visibilidad, entonces la situación en nuestro país
podría ir cambiando en pequeños, pero seguros pasos hacia el futuro.
Ensayo “El Valor de Educar”
Por: Andrea Guadalupe Luna Martínez
Referencias bibliográficas