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Discapacidad intelectual

¿Qué es la discapacidad?
La discapacidad es un fenómeno complejo en el que intervienen
características propias del individuo y de la sociedad a la que pertenece. Abarca las
deficiencias (dificultades que afectan a una estructura o función del cuerpo), las
limitaciones de la actividad (dificultades para realizar determinadas acciones o
tareas) y las restricciones de la participación (impedimentos para participar en
distintas áreas de la vida). Es decir, las personas con discapacidad presentan
alteraciones físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al
interactuar con diversas barreras, pueden obstaculizar su participación plena y
efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás.
Actualmente, se considera que la discapacidad es un estado y no una
característica que define a la persona, debido a que no es permanente e inamovible,
sino que puede variar en función de los apoyos que reciba el individuo.
Las personas con discapacidad se enfrentan a una serie de obstáculos como
políticas y normas insuficientes o escasa financiación para poner éstas en práctica,
prestación insuficiente de servicios como la atención de salud, rehabilitación,
asistencia y apoyo, falta de accesibilidad al trasporte e infraestructura, actitud
negativa y prejuicios por parte de la sociedad, falta de consulta y participación en
decisiones que afectan su vida, falta de datos o pruebas objetivas. Esto contribuye a
un aumento en las desventajas experimentadas, que se refleja en peores niveles de
salud, peores resultados académicos debido a las dificultades para acceder a la
educación formal, mayores tasas de desempleo que llevan a una menor aportación
económica en la familia, índices más altos de pobreza, mayor dependencia y
participación limitada en la sociedad.

¿Qué es la discapacidad intelectual?


La discapacidad intelectual es una condición que comienza durante el período
del desarrollo. Se caracteriza por limitaciones en las funciones intelectuales y en el
comportamiento adaptativo, es decir, en las habilidades de comunicación y sociales,
cuidado de sí mismo, vida en el hogar, capacidad para utilizar los recursos de la
comunidad, salud y seguridad, habilidades académicas, de ocio y trabajo.
Es una alteración crónica, pero por medio de la estimulación y la experiencia
se consigue cambios notables, sin embargo, esta no desaparece completamente. A
pesar de lo anterior, las personas con discapacidad intelectual pueden llegar a ser

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independientes para cuidar de sí mismas. Además, las interacciones con el entorno
pueden constituir un factor que disminuya o aumente los efectos de la discapacidad.

¿Cuáles son los síntomas?


El diagnóstico de discapacidad intelectual requiere la presencia de los
siguientes síntomas:
➢ Deficiencias en las funciones intelectuales, como el razonamiento, la
resolución de problemas, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio,
el aprendizaje académico y el aprendizaje a partir de la experiencia,
confirmados mediante la evaluación clínica y pruebas de inteligencia.
➢ Deficiencias en el comportamiento adaptativo que producen un fracaso en el
cumplimiento de los estándares de desarrollo y socioculturales necesarios
para la autonomía personal y la responsabilidad social. Sin apoyo continuo, las
deficiencias adaptativas limitan el funcionamiento en una o más actividades
de la vida cotidiana, como la comunicación, la participación social y la vida
independiente en el hogar, la escuela, el trabajo y la comunidad.
➢ El inicio de las deficiencias intelectuales y adaptativas se observa durante el
período del desarrollo.
Además, los niños con discapacidad intelectual manifiestan algunas
características comunes, como una mayor sensibilidad al dolor, suelen ser más

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frágiles físicamente y de menor tamaño o peso que los demás niños, presentan
dificultades en las destrezas motoras, poco equilibrio y coordinación. En algunos
casos, evidencian mayores niveles de ansiedad, problemas de conducta, dificultades
para controlar los impulsos y baja tolerancia a la frustración.

¿Cómo evoluciona?
La discapacidad intelectual se produce durante el período de desarrollo,
puede estar presente desde el nacimiento y continuar a lo largo de la vida.
En los casos más graves, las dificultades motoras, del lenguaje y sociales
comienzan a evidenciarse durante los primeros dos años, mientras que cuando la
alteración es leve puede no identificarse hasta el inicio de la escolaridad, en donde
se comienzan a manifestar dificultades en el aprendizaje.
A pesar de que la discapacidad intelectual no es progresiva, en algunos casos
se produce un empeoramiento de los síntomas, mientras que en otros éstos
comienzan a estabilizarse a medida que la persona crece. Es decir, los niveles de
gravedad pueden cambiar con el tiempo y verse afectados por problemas médicos,
genéticos u otros trastornos.
Si bien es posible identificar algunas características comunes, las personas con
discapacidad intelectual presentan una amplia heterogeneidad y diversidad entre
ellas, lo que dificulta establecer el desarrollo o evolución del cuadro.

¿Cuáles son las causas?


En el origen de la discapacidad intelectual intervienen factores genéticos,
dificultades prenatales, perinatales y posnatales, así como otras alteraciones de la
salud.
➢ Alteraciones neurológicas que ocasionan retrasos en la adquisición y
desarrollo de funciones intelectuales como el razonamiento, el juicio, la
evaluación de riesgos, la atención, la memoria de trabajo, el aprendizaje a
partir de la experiencia, la regulación del comportamiento y las emociones, la
motivación, las habilidades de comunicación y la capacidad de establecer
relaciones interpersonales.
➢ Genéticas: presencia de genes anómalos heredados de los padres o
alteraciones en la combinación de los genes que producen dificultades en el
desarrollo.
➢ Prenatales: o del período anterior al nacimiento, como alteraciones innatas
del metabolismo, malformaciones cerebrales, enfermedad materna o

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influencia de factores ambientales como el consumo problemático de
sustancias.
➢ Perinatales: complicaciones que se producen en el momento del parto, como
prematuridad extrema, bajo peso al nacer o encefalopatía neonatal.
➢ Posnatales: alteraciones que se producen luego del parto, como daño hipóxico
isquémico, traumatismo cerebral, infecciones, trastornos desmielinizantes,
convulsiones, intoxicaciones, privación social grave y crónica o desnutrición
extrema.

¿Cuáles son los tratamientos más eficaces?


Las intervenciones tempranas y continuas contribuyen a mejorar el
funcionamiento intelectual y adaptativo desde la infancia hasta la adultez de la
persona con discapacidad. Los apoyos recibidos pueden facilitar la participación en
las distintas áreas de la vida cotidiana.
Durante los primeros años de vida, se trabaja de manera conjunta con los
padres por medio de programas de estimulación temprana que permiten desarrollar
el lenguaje y la motricidad.
Las limitaciones en los distintos ámbitos del desarrollo generan necesidades
educativas especiales. En este sentido, las intervenciones psicopedagógicas permiten
la adaptación al proceso de enseñanza-aprendizaje, no solo en lo referente al
rendimiento académico, sino también en los aspectos cognitivos, afectivos,
personales y sociales. Los niños con discapacidad intelectual requieren de una
educación basada en la estimulación multisensorial y la utilización de materiales que
faciliten el aprendizaje, acompañado de instrucciones claras y sencillas, empleando
un vocabulario a su alcance para favorecer la comprensión e inclusión social y
educativa.

¿Cómo puede ayudar la familia y el entorno cercano?


Los estereotipos, el rechazo, la ridiculización y sobreprotección que suelen
sufrir las personas con discapacidad intelectual los vuelve más vulnerables a padecer
trastornos emocionales, dificulta el establecimiento de relaciones sociales
beneficiosas e interfiere en la posibilidad de alcanzar la independencia y autonomía
progresiva.
La identificación de las necesidades educativas especiales permite estimar la
clase de apoyos que la persona necesita, teniendo en cuenta las potencialidades y
limitaciones del individuo y del entorno. Los apoyos no se refieren únicamente a los

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servicios, sino a aquellos que parten del propio sujeto, su familia, sus amigos y la
comunidad.
Es importante informar y ampliar las expectativas de los padres acerca de las
posibilidades de crecimiento y desarrollo del niño con discapacidad, así como de las
opciones de tratamiento y los programas de inclusión educativa. Necesitan de un
entorno facilitador que los aliente a explorar y relacionarse con el medio, a la vez
que genere oportunidades de interacción con otros niños y adultos de la comunidad
con el objetivo de alcanzar una mayor autonomía y mejorar la calidad de vida.

Aclaración
La presente guía expone las características generales que suele presentar el
trastorno. Sin embargo, cada persona tiene rasgos particulares que hacen que el
cuadro se manifieste de formas distintas o variables.
El propósito de la guía es ofrecer información sobre algunos aspectos del
trastorno, pero de ninguna manera reemplaza el proceso de diagnóstico y
tratamiento terapéutico. Si piensa que usted o una persona de su entorno cercano
tiene este trastorno, consulte con un profesional de la salud mental capacitado para
recibir las indicaciones pertinentes.

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