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Resiliencia: el Dolor es Inevitable, el Sufrimiento es Opcional

Antes de explicarte qué es la resiliencia, me gustaría que te


hicieras algunas preguntas. ¿Estás pasando un momento
difícil? ¿Te sientes confundido, sin rumbo, incluso sin fuerzas
para avanzar? ¿Estás viviendo una ruptura de pareja, la muerte
de un ser querido o el fracaso de un proyecto? En momentos
como este puedes sentir que el dolor y la ansiedad
simplemente te superan, y que te faltan las herramientas para
manejarlos.
La vida, a veces, nos hace pasar por dificultades y por
momentos de dolor. Y cuando los estás atravesando puedes
sentir que todo a tu alrededor se desmorona, que ni siquiera
quieres levantarte. Puedes sentirte triste, ansioso, o incluso
desesperado.

Pero quiero que sepas que dentro de ti hay una fuerza que
puede ayudarte a superar esos momentos difíciles, y a seguir
adelante disfrutando de tu vida.

En este episodio vamos a hablar de la resiliencia, voy a


explicarte qué es, y voy a darte también las 7 claves prácticas
para convertirte en una persona más resiliente, más fuerte y
más feliz.

¿Qué es la resiliencia?
«Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca
debemos perder la esperanza infinita» —Martin Luther King
La resiliencia es la capacidad que tenemos todos los seres
humanos de vivir situaciones difíciles y dolorosas, superarlas y
aprender de ellas.
Y no es una capacidad exclusiva de algunas personas: todos
somos resilientes en mayor o menor medida, y la resiliencia es
una capacidad que se puede desarrollar a lo largo de la vida.

La Real Academia Española (RAE) define la resiliencia como la


capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite
y de sobreponernos a ellas.
Sin embargo, la resiliencia no puede confundirse solamente
con la capacidad de resistir, con la fortaleza mental. Es algo
más: además de nuestra capacidad para superar una crisis o
una situación de trauma, la resiliencia nos permite aprender de
ella, y transformar esa vivencia en fuerza y en sabiduría para
seguir viviendo.

El primer investigador que habló de la resiliencia fue John


Bowlby, en su Teoría del Apego. Después, el psiquiatra y
psicoanalista francés Boris Cyrulnik desarrolló el concepto de
resiliencia tal como lo conocemos hoy, en su obra Los Patitos
Feos.
El mismo Cyrulnik vivió una serie de traumas y de situaciones
muy difíciles en su infancia, y por eso es el referente ideal para
hablar sobre resiliencia.

Cyrulnik era francés de origen judío, y durante la Segunda


Guerra Mundial, cuando tenía solo seis años, sus padres
fueron deportados y murieron en Auschwitz junto con parte de
su familia. Él mismo fue arrestado e internado en la sinagoga
de Burdeos para ser deportado a los campos de concentración.
Una enfermera de la Cruz Roja le ayudó a esconderse debajo
del cuerpo de una mujer moribunda, y así consiguió escapar.
De mil setecientas personas arrestadas hubo solo dos
supervivientes, aquella mujer y él.
Más tarde, el pequeño Boris fue recogido por una tía en París
y, con el tiempo, estas experiencias le animaron a estudiar
psiquiatría. La mayor parte de su carrera la dedicó al
tratamiento de niños traumatizados.

Justo por esas vivencias, con el tiempo Cyrulnik definió la idea


de resiliencia como la capacidad de recomponernos, de iniciar
un nuevo desarrollo después de un trauma.

Y, como te decía antes, la resiliencia no es una característica


de nacimiento, sino una capacidad que puede desarrollarse.

Es verdad que las personas que crecieron en un entorno


seguro y con un apego estable suelen ser más resilientes. Pero
si no es tu caso, tienes que saber que la resiliencia es una
capacidad que se puede trabajar como parte de tu desarrollo
personal en cualquier momento de tu vida.

¿Cómo son las personas resilientes?


¿Cómo son las personas que tienen una alta resiliencia?

 En primer lugar, son personas que aceptan la realidad


tal cual es, y trabajan con ello. Es decir, asumen lo que
les pasa de manera rápida.
 También son personas que le buscan sentido a lo que
les ocurre, aunque no sea agradable: y eso les permite
aprender.
 A menudo las personas resilientes tienen un entorno de
apoyo emocional: tienen vínculos emocionales sólidos,
que les proporcionan seguridad y confianza.
 También suelen trabajar en su autoestima, desde el
conocimiento de sus fortalezas y debilidades.
 En las personas resilientes destaca además la
capacidad de autocontrol de sus impulsos y
emociones.
 Y a menudo tienen también una actitud de empatía con
los demás, y un esquema de pensamiento flexible.

7 técnicas para desarrollar la


resiliencia
Ahora voy a explicarte las 7 claves que puedes aplicar para
desarrollar la resiliencia y convertirte en una persona más
fuerte y feliz.

1. No intentes controlar las situaciones, sino


tus emociones
La primera clave es aprender a no querer controlar las
situaciones, sino tus emociones. La incertidumbre es una
realidad que está presente a lo largo de toda la vida, y aunque
tienes capacidad de influencia, normalmente no vas a poder
controlar todas las cosas que te pasan.

Donde sí tienes poder es sobre la forma en la que reaccionas:


en cómo te sientes y cómo te comportas ante lo que te pasa.

Por eso, aprende a convivir con la incertidumbre. Toma


conciencia de las emociones que sientes cuando pasas por
una situación difícil, y céntrate en gestionarlas de la forma más
positiva posible.
2. Establece relaciones positivas
La segunda clave para entrenar tu resiliencia es establecer
vínculos y relaciones positivas. Enfócate en fortalecer las
relaciones que te aporten bienestar. Pasa tiempo con las
personas a las que quieres y con las que te sientes bien. Y
especialmente, rodéate de gente que tenga una actitud positiva
ante la vida.

Y, de la misma manera, procura poner límites en las relaciones


con personas tóxicas o negativas, porque van a restarte en vez
de sumar.

3. El dolor es inevitable, el sufrimiento es


opcional
La tercera clave para ser una persona más resiliente es
distinguir entre dolor y sufrimiento. Buda dijo: «El dolor es
inevitable, el sufrimiento es opcional».

A lo largo de la vida todos pasamos por momentos de dolor, de


obstáculos y de trauma. El dolor que sentimos ante una
pérdida, ante un abandono, es real y es inevitable, porque
somos humanos. Y requiere de un tiempo de duelo para sanar.
En cambio, el sufrimiento consiste en la interpretación que
hacemos de ese dolor. Y muchas veces nos quedamos
enquistados en una interpretación de lo que pasó que nos hace
daño y no nos permite avanzar.

Por ejemplo, si he perdido a mi madre, voy a sentir mucho


dolor, eso es inevitable. Pero si además empiezo a decirme
que debería haberla ido a ver más a menudo, y a sentir culpa
por todas las cosas que podía haber hecho mejor en nuestra
relación, es muy posible que sufra y me haga daño
innecesariamente.

O, por ejemplo, si has sufrido una ruptura sentimental puedes


sentir mucho dolor, y eso es normal. Pero no es necesario
aferrarse a la culpa o al lamento por lo que pudo ser: puedes
escoger sentir el dolor, sin quedarte anclado en el sufrimiento.
Agradece lo vivido junto a esa persona, y date la oportunidad
de abrirte a una nueva etapa.

La idea clave aquí es el aprendizaje. Siempre que atravieses


un momento de trauma o de dificultad, permítete sentir ese
dolor, pero después pregúntate qué puedes aprender de lo que
ha pasado, perdónate, y sigue adelante.

4. Cuéntate otra historia


La cuarta clave para ser más resiliente es contarte a ti mismo
una historia diferente. Todos tenemos una voz interna con la
que dialogamos constantemente. Cuando atravesamos
momentos de dolor a menudo hacemos una interpretación muy
negativa de lo que ha pasado, y son esa interpretación y las
emociones que vienen con ella lo que mantenemos en nuestra
mente durante días, meses o incluso años.

Prueba a contarte a ti mismo otra historia. Una más compasiva


contigo mismo, de la que puedas aprender y que te abra
nuevas oportunidades en el futuro.

Por otra parte, en su libro Tropezando con la Felicidad


(«Stumbling on Happiness») el profesor de psicología de la
Universidad de Harvard Daniel Gilbert estudió lo que él llamó el
«pronóstico afectivo» de los seres humanos. Llegó a la
conclusión de que incluso cosas muy negativas y drámáticas
que pueden ocurrirnos nos hacen sentir mal pero,
sorprendentemente, en menor intensidad y durante menos
tiempo del que creemos.
Por ejemplo, después de algo tan duro como la amputación de
un miembro, pasado un tiempo las personas son capaces de
sentir un nivel de felicidad parecido al que tenían antes de que
ocurriera. Y ya no veían lo que les había pasado como algo tan
horrible.

5. Practica el Mindfulness o conciencia plena


La quinta técnica para desarrollar una actitud resiliente, es la
práctica del mindfulness o la conciencia plena. Es una práctica
milenaria, que te ayuda a vivir el presente en su máxima
expresión para evitar quedarte prisionero del pasado (para
lamentarte o sentirte culpable), o del miedo ante el futuro.

Practicar la meditación y mantenerte en el presente va a


ayudarte a ser más resiliente, a aceptar las experiencias tal y
como vienen, y a reducir las emociones negativas.
Porque la vida es un cambio constante: si no te aferras a lo que
fue o a lo que aún no es, vas a ser mucho más feliz.

6. Cuídate más y mejor


La sexta clave para desarrollar tu resiliencia es cuidarte bien.
Cuando atravesamos un momento de dolor, muchas veces
tenemos la tentación de abandonarnos, y descuidamos la
alimentación, el ejercicio físico o los hábitos de sueño.

Pero nuestro cuerpo y nuestra mente están completamente


conectados: por eso debes cuidarte. Esfuérzate y mantén tus
horarios, come sano, haz ejercicio, cuida tus relaciones.

Aunque estés preocupado o lo estés pasando mal, cuidarte y


hacer actividades que te nutran como persona va a ayudarte a
afrontar mejor lo que estás viviendo.

7. No le tengas miedo al cambio


Y la séptima clave para trabajar en tu resiliencia es no tenerle
miedo al cambio. A veces, esos momentos de crisis suponen
una ruptura importante en nuestra vida, y muchas veces el
miedo nos paraliza.

Ante eso, recuerda que en la vida lo único constante es el


cambio, y que no tiene por qué ser para peor. De hecho, la
propia evolución nos demuestra que los individuos que mejor
se adaptan al cambio son los que sobreviven.

Si el momento que estás viviendo es un desafío para ti, trabaja


en adaptarte. Pero no le tengas miedo a los cambios, porque
forman parte de la vida, muchas veces para bien, aunque al
principio no sepamos verlo.
Conclusión
En conclusión, la resiliencia es una capacidad que se puede
entrenar, y es una manera de ser más efectivo y de apegarte a
la vida. Porque vives los momentos difíciles y el dolor que te
traen con madurez, y sabes sacar de ellos el aprendizaje que
necesitas para salir adelante.

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