El etanol es metabolizado principalmente en el hígado por la deshidrogenasa de
alcohol (ADH). Esto da lugar a la producción de acetaldehído, con el transporte
del hidrógeno al dinucleótido de nicotinamida y adenina (NAD), el cual es reducido a NADH.
El acetaldehído pierde luego hidrógeno y se convierte en acetato, la mayor parte
del cual es liberado en la sangre. Las complicaciones del consumo excesivo de alcohol se derivan en gran parte del exceso de hidrógeno y del acetaldehído. El hidrógeno produce el hígado graso e hiperlipemia, elevación del ácido láctico sanguíneo e hipoglucemia. Este acetato resultante se convierte en Acetil-CoA, que no entra al ciclo de Krebs para formar energía, sino que se utiliza para la síntesis de los ácidos grasos y el colesterol; por esto, la tendencia a la formación del hígado graso, que no resulta de comer grasas, sino carbohidratos o por tomar mucho alcohol. Hay que recordar que la velocidad de formación de acetaldehído es mayor que la velocidad que la acetildeshidrogenasa tiene para convertirlo en acetato y, por esto, el acetaldehído se acumula y se transforma en un tóxico hepático. El problema es que el alcohol es una molécula que no provee sustrato energético, o sea, que no me da energía y puede que me mantenga en cetosis porque no tiene carbohidratos. Esa es la razón por la que, si me tomo una botella de vino o de whisky, sigo en cetosis, pero no en cetosis nutricional, sino tóxica alcohólica, pues se aumenta la relación NADH/NAD+, y esto frena el ciclo de Krebs, y por esto, la Acetil- CoA no tiene otra vía diferente que formar grasa y convertirse en cuerpos cetónicos, acetoacetato y ß-hidroxibutirato. Esto no es cetosis KETO, sino cetosis tóxicoalcohólica. Al igual, el exceso de NADH y el déficit de NAD+ inhiben la oxidación de ácidos grasos y, al estar inactivo el ciclo de Krebs, se aumenta la síntesis de ácidos grasos, por la alta concentración de NADH, que hace que se produzca NADPH, que también aumenta la síntesis de ácidos grasos, como si estuviera la insulina a tope, lo cual favorece la formación de triglicéridos altos en los pacientes que toman alcohol. Por esta razón, el alcohol no te saca de cetosis, sino todo lo contrario, te mantiene en una cetosis tóxica, que te aumenta de peso. Por eso, cualquier persona es KETO cuando toma alcohol, pero es KETO que engorda de forma tóxica. Entre más porcentaje de alcohol, mayor acumulación de grasas y obesidad. Por eso el vino es menos perjudicial que el whisky o el vodka; todo depende de los