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CONFERENCIA No.

TEMA 1.- La categoría personalidad en la Psicología.

1) Distintas concepciones en torno a su definición.

La personalidad ha sido considerada como aspecto fundamental del objeto de


la Psicología, ya que una de las tareas esenciales de nuestra ciencia consiste en
explicar aquellos mecanismos y leyes que caracterizan la regulación y
autorregulación del comportamiento humano.

Un aspecto reconocido por los investigadores de diferentes concepciones y


tendencias, lo constituye la indisoluble unidad entre los principios teóricos y
metodológicos de la ciencia. Esta unidad permite entender, si partimos de la
inexistencia de una teoría general acerca de la personalidad y la motivación, los
problemas metodológicos que aún afronta la psicología en su estudio.

Esta relación teoría-metodología justifica la presencia de diferentes enfoques que


han orientado la práctica investigativa de las distintas corrientes en nuestro campo
de estudio. A continuación nos detendremos en las concepciones más
relevantes en el estudio de la personalidad, teniendo en cuenta, en cada caso,
las cuestiones siguientes: presupuestos teóricos de partida, implicaciones
metodológicas, principales aportes y limitaciones.

1.1) FACTORIALISMO (R. Catell, Inglaterra, 1905 y H. J. Eysenck, Alemania,


1916)

a) Presupuestos teóricos de partida.

Concepción atomista que describe los contenidos de la personalidad y la


motivación como rasgos y factores, los cuales se evalúan mediante el
procesamiento matemático, de los datos aportados por diferentes pruebas
psicométricas (análisis factorial), enfatizando en la valoración cuantitativa de
los contenidos de la personalidad.

b) Implicaciones metodológicas.

Partiendo de concebir la personalidad como sumatoria de rasgos aislados, ha


desarrollado numerosas técnicas psicométricas (test de personalidad) como
instrumentos claves para su estudio.

c) Aportes fundamentales.
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La elaboración de pruebas psicológicas estandarizadas que pueden utilizarse


como complementarias en el estudio de la personalidad.

d) Limitaciones.

Este enfoque analítico y descriptivo de la personalidad y la motivación


conduce al análisis de estos importantes componentes de la subjetividad humana
como momento; es decir, de manera estática y no como proceso, en movimiento y
desarrollo. Visión reduccionista de la personalidad que pone su atención en
sus elementos de manera aislada, obviando su carácter sistémico y no permite
caracterizar las potencialidades del sujeto en el proceso de autorregulación de su
comportamiento. Subvaloración del papel que desempeñan las influencias
sociales en el proceso de formación de la personalidad.

1.2) CONDUCTISMO (J. Watson, E.U., 1878-1958 y A. Bandura, Canadá, 1925, J.


Rotter, E.U., 1937, A Ellis, E.U.l, 1933 y W. Michel, Austria, 1930)

a) Presupuestos teóricos de partida.

Reducen el objeto de la psicología al estudio del comportamiento,


estableciendo semejanzas inaceptables entre la conducta humana y del
animal. El hombre es concebido como un ser esencialmente adaptativo y el
contenido subjetivo de la personalidad y la motivación no forma parte de la
investigación psicológica.

b) Implicaciones metodológicas.

Basados en el esquema estímulo-respuesta, absolutizan el empleo del


experimento con un corte totalmente pragmático.

A esta cuestión hace referencia acertadamente G.W. Allport cuando escribe:


“Parece más científico a los positivistas poner en un laberinto a una rata que
ocuparse de la compleja organización de una personalidad concreta. Es más
respetable calcular promedios y probabilidades en una masa de población que
estudiar el estilo de vida de una persona” (1971, página 640).

c) Aportes fundamentales.

Destacar la importancia del método experimental en el estudio de la


personalidad y la influencia de las condiciones externas en su proceso de
formación Para la Psicología de orientación marxista el experimento constituye
una vía esencial en el descubrimiento de los mecanismos y regularidades
psicológicas, pero atendiendo en su diseño y aplicación a determinadas
condiciones (González R., F. 1985). En este sentido, se destaca la importancia del
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experimento formativo, a través del cual se estudia el origen y desarrollo de


procesos y contenidos psicológicos, en las condiciones de vida y educación del
sujeto, ya que sólo estudiando un fenómeno en su devenir, es posible conocer las
leyes que rigen su desarrollo.

d) Limitaciones.

Negación de la posibilidad y necesidad de estudiar la personalidad como


configuración subjetiva desde una visión científica. Lo externo es concebido
como condición que influye de manera lineal en la formación de la
personalidad. Negación del carácter activo de sujeto en la construcción de los
contenidos de su mundo interno psicológico y, en particular, de su personalidad.

1.3) PSICOANÁLISIS (Sigmund Freud, Austria 1856-1939)

a)Presupuestos teóricos de partida.

En lo relativo a la estructura de la personalidad propone que la misma la


integran 3 componentes: el ello, el yo y el superyo.

El “ello”es el reservorio de los instintos innatos de los que se deriva la libido como
energía psíquica que determina el dinamismo de la personalidad y, por tanto, de
los otros componentes de su estructura. Es inconsciente y su principal misión es
reducir la tensión, lo cual logra mediante el mecanismo denominado por Freud
como “principio del placer”.

El “yo”, descrito por Freud como “el jinete de una cabalgadura” o “timonel de un
barco”; es el componente mediador entre las necesidades del organismo y las
exigencias de la realidad, estableciendo límites al principio del placer mediante el
“principio de la realidad”, por lo que reprime la descarga de tensión, hasta que el
sujeto encuentre el objeto adecuado. Es consciente fundamentalmente, aunque
posee contenidos inconscientes y es pasivo pues se somete a las demandas del
ello, a las del mundo externo y a las del superyo.

El “yo” desarrolla un conjunto de mecanismos de defensa para reducir los


conflictos y tensiones que le genera al sujeto una realidad hostil a su propia
esencia unido esto a el rigor del superyo. Estos mecanismos se encaminan a
negar lo que resulta displacentero la sujeto (autoengaño) y a distorsionar la
realidad para ajustarla a los deseos de este.

Entre estos mecanismos de defensa se encuentran (Fernández R., L. 2003,


página 231) :
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La “negación” cuando el sujeto no acepta determinado acontecimiento, la


“fantasía” en términos de satisfacción imaginaria, la “racionalización” como
intento de hacer parecer el comportamiento racional, la “proyección” relativa a
trasladar los defectos propios hacia los demás, la “represión” encaminada a evitar
la entrada de ideas dolorosas en la conciencia, la “formación reactiva” al encubrir
un sentimiento experimentando su opuesto, la “regresión” cuando se pone en
práctica una conducta inmadura ante una situación tensionante, la “identificación”
en cuanto a copiar inconscientemente características de otra persona, la
“compensación” en términos de aparentar superioridad y encubrir los
sentimientos de inferioridad, la “sobre compensación” al intentar excelencia en la
esfera de menos recursos o mayor debilidad, el “desplazamiento” al encontrar
una salida sustitutiva para la satisfacción, la “intelectualización” cuando se
afronta la situación dolorosa solo intelectualmente y la “sublimación” como
salidas culturalmente aceptadas a impulsos primitivos.

Finalmente el “superyo” es la “conciencia mora” de la personalidad por cuanto


representa internamente los valores sociales y morales, las tradiciones e indica lo
sancionable y, por tanto, castiga y genera sentimientos de culpa. También
constituye el “ideal moral del yo” y, en este sentido, genera orgullo propio. Es
conciente y se opone la ello e induce al niño a que introyecte los imperativos
morales de los padres.

El instinto (de vida o libido o de muerte o destrucción) es la representación


psicológica en el deseo de una fuerte excitación somática generada por una
necesidad y son los que conceden a la personalidad su dinamismo.

La realidad provoca angustia en el sujeto cuando se opone u obstaculiza la


expresión de sus deseos. Esta ansiedad puede ser “real” ante un acontecimiento
externo, “neurótica” si se trata de temor al castigo y pérdida de autocontrol y
“moral”, en tanto miedo al superyo y sentimiento de culpa. En esta naturaleza
contradictoria se lo conciente y lo inconsciente radica el dinamismo de la
personalidad.

b) Implicaciones metodológicas.

Utilización de Técnicas Proyectivas, cuyo nombre deviene del aquel mecanismo


de defensa descrito por Freud y al que denominó “proyección” (ver los defectos
propios en los demás), pues un principio que fundamenta su aplicación es que a
través de ellas el sujeto “proyecta”, externaliza, los contenidos de las principales
necesidades y motivos integrantes de su personalidad.

c) Aportes fundamentales.

Como mérito de esta concepción, resulta necesario señalar, la importancia que,


Freud y sus seguidores, otorgaron, a la vida psíquica interna del sujeto en el
estudio de la motivación y la personalidad, así como el destacar la
significación de la motivación inconsciente, la cual también adquiere formas de
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expresión en la regulación del comportamiento del sujeto. Por otra parte, aún sin
ser el propósito o intención del Psicoanálisis clásico, la definición que realiza
Freud de un conjunto de mecanismos de defensa, orientados a que el sujeto
logre competencia en sus interrelaciones sociales pone en evidencia el papel que
desempeña la conciencia en la regulación del comportamiento y la salud
mental como resultado del autocontrol del sujeto, a partir de la fortaleza de su
“yo” (Fernández R., L., 2003). A diferencia de las corrientes positivistas,
representadas por el Factorialismo y el Conductismo, esta concepción propone
una interpretación cualitativa de los contenidos y funciones de la personalidad.

d) Limitaciones.

La regulación personológica se explica a partir de la primacía de


motivaciones instintivas e inconscientes como sus principales
determinantes, y el comportamiento, como expresión de mecanismos
defensivos, generados ante una realidad hostil a la propia esencia humana.
En el plano metodológico, las categorías utilizadas en la interpretación de la
información obtenida a través de la aplicación de las técnicas proyectivas, al
derivarse de un sistema teórico cerrado, conducen a la descripción, de forma
preestablecida de un conjunto de motivos y necesidades, que se consideran
invariables y, por tanto, ajenas al potencial regulador de la personalidad (González
R., F., 1985).

1.4) HUMANISMO, TERCERA FUERZA O TEÓRICOS DEL SÍ MISMO (A.


Maslow, E.U., G. W. Allport, E.U. 1897-1967, C. Rogers, E.U. 1902-1988)

a)Presupuestos teóricos de partida.

Se denominan psicólogos de la “Tercera Fuerza” en oposición a las


concepciones del Conductismo (énfasis en la conducta) y el Psicoanálisis énfasis
en el inconsciente). Destacan la importancia de los componentes internos de
la personalidad, el carácter superior de la motivación humana, así como el
papel del “yo” o “sí mismo y por ende de la conciencia en la regulación y auto
regulación del comportamiento del sujeto.

b) Implicaciones metodológicas.

Proponen el empleo de multiplicidad de técnicas (combinación de los enfoques


“nomotético e ideográfico”) en el estudio de la personalidad, confiriendo marcada
importancia al análisis de contenido de lo expresado por el sujeto y a su capacidad
de organizar de manera conciente la información, haciendo uso de sus
operaciones intelectuales.

c) Aportes fundamentales.
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Enfatizaron en la necesidad de un enfoque holístico en el estudio de la


personalidad, así como la unidad de lo cognitivo y lo afectivo como principio
explicativo de su carácter regulador, destacando la capacidad de
autodeterminación del sujeto como indicador de una personalidad madura y
saludable. Destacaron la importancia del estudio de la personalidad como
formación individual e irrepetible, señalando la necesidad de emplear todos los
recursos investigativos en el “estudio de las personas”, las cuales “solamente
existen en patrones concretos únicos” (Allport, G. W, 1971, página 55).

d) Limitaciones.

No logran esclarecer el problema de la determinación histórico-social de la


personalidad. El uso no crítico en la práctica de todo tipo de técnica para el
diagnóstico e investigación de la personalidad (métodos nomotéticos e
ideográficos), situó a sus autores en una posición ecléctica.

Como limitaciones comunes a estas teorías podemos señalar:

el énfasis excesivo en uno de los elementos o ángulos en la explicación del


proceso de formación y desarrollo de la personalidad

la tendencia a establecer una dicotomía entre los biológico y lo social, lo


subjetivo y lo objetivo, lo conciente y lo inconsciente, los aspectos de contenido y
dinámicos de la personalidad y entre el carácter activo o pasivo del sujeto
(Domínguez G., L., 2003).

1.5) EL ENFOQUE HISTÓRICO CULTURAL (L. S. Vigotsky, Rusia, 1986-1934)

a)Presupuestos teóricos de partida.

Un principio inicial y básico postulado por L.S. Vigotsky y que ha guiado hasta
nuestros días las elaboraciones teóricas de los psicólogos marxistas (S.L.
Rubinstein, L.I. Bozhovich, A.N. Leontiev, por sólo señalar algunos de sus
principales continuadores), ha sido el referido al determinismo histórico-social
de la personalidad. Este principio permite concebir la motivación humana
superior como una formación cualitativamente peculiar e irreductible a motivos de
carácter primario o biológicamente condicionados (Domínguez G., L., 2003).

En cuanto a la relación entre lo objetivo y lo subjetivo, existe consenso al


definir la personalidad como fenómeno subjetivo, reflejo de las condiciones socio-
históricas en las que transcurre la vida del sujeto dentro de diferentes sistemas de
actividad y comunicación, las cuales determinan sus principales contenidos
(Domínguez G., L., 2003).

Este reflejo subjetivo, dado su carácter activo, no constituye una copia


mecánica de lo externo. La “apropiación” de estos contenidos por el sujeto se
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encuentra mediatizada por sus “condiciones internas” y la posibilidad del


mismo de ejercer una influencia transformadora sobre lo externo. Esta idea
queda expresada con claridad por A.V. Brushlinki: “... el desarrollo del hombre
actual siempre (en particular a partir del momento de su nacimiento) está
determinado por las causas externas que interactúan constantemente y desde el
comienzo mismo con las condiciones internas, variables, de su actividad” (1980,
páginas 105-106). Y en otro lugar añade: “Las condiciones internas no son sólo un
estado, sino un proceso en el transcurso del cual varían, lo que implica que
cambien también las posibilidades de influencia que sobre el individuo se ejercen,
mediante la transformación de las condiciones externas” (1980, página 99).

Otro principio esencial en el estudio de la personalidad lo representa el


reconocimiento del carácter esencialmente consciente de la motivación
humana, posición que no significa negar la existencia de motivos
inconscientes, ni la posibilidad de que los mismos desempeñen determinado rol
en la regulación del comportamiento (Domínguez G., L., 2003).

Este principio, sustentado por numerosos psicólogos marxistas (S.L. Rubinstein,


A.V. Petrovski, L.I. Ansiférova, D. González, F. González, M. Calviño y otros), se
encuentra relacionado estrechamente con la necesidad de analizar los
componentes de la personalidad y la motivación, teniendo en cuenta la estrecha
unidad de lo cognitivo y lo afectivo, de sus aspectos de contenido y dinámico
(Domínguez G., L., 2003).

Acerca de este problema señala F. González: “La motivación humana no se


reduce al estado dinámico que estimula de forma inmediata el comportamiento,
sobre la base de la vivencia de la necesidad. El potencial dinámico de la
motivación se asocia en las motivaciones esenciales del hombre a un contenido
relevante para el sujeto, estructurado en forma de conceptos, reflexiones y
valoraciones, portadoras de una carga emocional, sobre las que el sujeto organiza
y expresa todo el potencial emocional de su motivo. En este sentido, un tipo
esencial de motivación humana se configura en operaciones cognitivas, mediante
las cuales estos motivos adquieren su carácter consciente” (s/f , página 29).

Otros importantes principios teóricos que han encontrado su expresión en el plano


metodológico, como analizaremos a continuación, son los principios de la
actividad, la comunicación y de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, este
último, como principio explicativo de las funciones reguladora y autorreguladora de
la personalidad, como nivel superior de integración de la subjetividad humana.

b) Implicaciones metodológicas.

Partiendo de los principios teóricos generales antes esbozados, se han


desarrollado numerosas investigaciones en el área de la psicología aplicada, y a
partir de la década del 70, las mismas se orientan más al estudio de la
personalidad como sistema, que de los procesos cognitivos en su
especificidad (Domínguez G., L., 2003).
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En la actualidad, entre los psicólogos de orientación marxista se realizan


esfuerzos por superar el enfoque descriptivo en el estudio de la personalidad y la
motivación, por caracterizar sus regularidades a partir de indicadores que
expresen la unidad de sus aspectos de contenido y dinámico, y por subrayar
la importancia de la estructuración de la proyección futura en su desarrollo
(Domínguez G., L., 2003).

El problema de la correlación entre la personalidad y las funciones no ha dejado


de ser actual, y la lucha contra el funcionalismo no ha quedado para la historia,
sino que ha pasado a una nueva fase (...) El desarrollo de las funciones psíquicas
depende del desarrollo general de la personalidad (...) La dependencia que tienen
las funciones respecto a la personalidad se refleja también en el hecho de que en
las funciones la personalidad no sólo se pone de manifiesto sino que ella (¡y esto
es lo el más importante!) es activa con respecto a las funciones: los procesos y
funciones psíquicas los hace conscientes la personalidad y los regula, emplea y
dirige conscientemente para la solución de las tareas vitales que le han sido
planteadas (Shorojova, E. V., 1980, páginas 24-25).

Las limitaciones metodológicas de las concepciones analizadas anteriormente


tampoco han sido resueltas en su totalidad por la psicología marxista, al no contar
en la actualidad con un sistema de métodos plenamente desarrollados para el
estudio de la personalidad y la motivación. Sin embargo, la investigación de sus
diferentes contenidos y formaciones se ha orientado por determinados principios
metodológicos generales, derivados de la teoría.

Entre ellos se destaca, en primer lugar, la utilización de multiplicidad de


técnicas, cuyos instrumentos y formas de interpretación resultan
congruentes con los postulados teóricos de partida. De ahí, que en las
diferentes investigaciones de la psicología aplicada, se haya rescatado el empleo
del método clínico bajo un nuevo enfoque (Domínguez G., L., 2003).

M. Sorín apunta al respecto: “En otras palabras, estudiar la personalidad del


sujeto requiere de una actitud clínica frente al mismo. AL hablar de “actitud
clínica”, no pensamos en sentido restringido, como vía de detección de posibles
patologías. El método clínico, en su aceptación más amplia, implica el estudio del
individuo como una totalidad” (1984, páginas 25-26).

Desde el punto de vista metodológico, para la psicología marxista, también


son postulados esenciales en el estudio de la personalidad y la motivación
los principios de la actividad, la comunicación y la unidad de lo cognitivo y
lo afectivo.

El principio de la actividad desarrollado en la psicología soviética por A.N.


Leontiev ha guiado las investigaciones de numerosos especialistas (B.S. Bratus,
A.G. Asmolov, O.K. Tijomirov, B.V. Zeigarnik, V.A. Petrovski, E.V. Subbotski, K.V.
Jarash, L.S. Tevetrova, V.V. Nikolaieva, D. González, O. González, M. Calviño y
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otros), sustentando en particular el empleo del experimento formativo, como vía


de conocimiento y explicación de las leyes de formación de la personalidad.

A la vez, el principio de la comunicación, cuya especificidad ha sido defendida


por B.F.Lomov, también es un principio que se ha materializado en las
investigaciones de diferentes psicólogos marxistas (K.A. Abuljanova-Slavskaia,
M.I. Bobneva, V.S. Safonov, Ya. Ponomariov, A.A. Grachev, A.A. Bodalev, F.
González, M. Sorín, V. Ojalvo y otros).

Por otra parte, el principio de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, que


explica el carácter regulador de los contenidos integrantes de la personalidad, ha
conducido al estudio de las elaboraciones conscientes del sujeto, como
indicadores de relevancia en la determinación de sus motivaciones
esenciales. Este principio se ha plasmado en la utilización de técnicas abiertas
y semiabiertas (composiciones, cuestionarios, conflictos de diálogo,
completamiento de frases, técnica de los 10 deseos, etc.) en la investigación de
diferentes formaciones de la personalidad.

c) Aportes fundamentales.

La aproximación a un enfoque holístico en la definición y estudio de la


personalidad, teniendo en cuenta la unidad de lo social y lo personal, de lo
objetivo y lo subjetivo, de lo externo y lo interno, de lo conciente y lo
inconsciente y de lo general y lo particular

La búsqueda de un enfoque sistémico desde el punto de vista metodológico


en consonancia con los principios teóricos de partida en la investigación de
la personalidad y la motivación, que refleje la unidad de los aspectos dinámicos
y de contenido de sus componentes, y de los criterios objetivos y subjetivos,
obtenidos a través de los diferentes métodos empleados.

d) Limitaciones.

No se ha logrado una profundización en el estudio de la unidad entre lo conciente


y lo inconsciente.

2) Problemas actuales en el estudio de la personalidad (Fernández R., L.,


2003, páginas 273-275)

a) Teóricos

Carencia de definición acabada de la categoría personalidad que oriente su


investigación empírica (gran número de categorías y definiciones y ausencia
de una teoría de la personalidad acabada) .
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Subsiste la falsa división entre los procesos afectivos y cognitivos.

Insuficiente determinación de los contenidos de la personalidad y de sus


especificidades funcionales.

Insuficiente esclarecimiento de la participación., interrelación e integración de los


diferentes subsistemas psicológicos de regulación en el sistema integral que
conforma la personalidad.

Insuficiente comprensión de la personalidad a partir del análisis de su estructura y


contenidos, entendidos en integración de diferentes expresiones de
regulación en la que participan diversas cualidades y propiedades.

Necesidad de trascender la descripción de los contenidos y avanzar en la


comprensión de la organización de los mismos para intervenir en la regulación y
autorregulación del comportamiento, enfatizando más bien en las
particularidades funcionales de la personalidad. Es decir, determinar los
principales elementos de contenido y dinámica que definen su significación
en la regulación psicológica.

b) Metodológicos

Pobreza de técnicas orientadas por una nueva concepción metodológica en la


investigación empírica, lo cual puede ser explicado por la insuficiencia e
imprecisión en el sistema categorial para explicar las regularidades de la
personalidad.

Necesidad de búsqueda de nuevas técnicas que permitan explorar el contenido y


la dinámica de la personalidad.

Necesidad de desarrollar un sistema categorial que posibilite el análisis de


contenido y la definición de indicadores del potencial regulador de los mismos.

Actualmente cada vez se intenta menos alcanzar una definición general de la


categoría personalidad, sino más bien buscar indicadores de su integración
sistémica que reflejen los reales mecanismos y formaciones de la
personalidad y concebir la misma organizada por diferentes niveles de
regulación psicológica.

Bibliografía citada:

Allport, G. W. La personalidad. Su configuración y desarrollo (tomado de la


edición de 1965). Edición Revolucionaria, Instituto Cubano del Libro, La Habana,
Cuba, 1971.
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Brushlinkii, A.V. “Acerca de la correlación entre lo biológico y lo social en el


desarrollo de la personalidad”; en Problemas teóricos de la Psicología de la
Personalidad. Editorial Orbe. La Habana, Cuba, 1980.

Domínguez G., L. “Motivación Profesional y Personalidad”, en Pensando en la


Personalidad. Colectivo de autores. Tomo I. Editorial Félix Varela. La Habana,
Cuba, 2003.

Fernández R., L. Pensando en la Personalidad. Colectivo de autores. Tomo I.


Editorial Félix Varela. La Habana, Cuba, 2003.

Gónzalez R., F. Psicología de la Personalidad. Editorial Pueblo y Educación, La


Habana, Cuba, 1985.

Gónzalez R., F. Estudio sobre la Psicología. Impresiones ligeras. Facultad de


Psicología, Universidad de La Habana, La Habana, Cuba, S/F.

Shorojova, E. V. “Aspecto psicológico del problema de la Personalidad”; en


Problemas teóricos de la Psicología de la Personalidad. Editorial Orbe. La
Habana, Cuba, 1980.

Sorín Z., M. “Valoración crítica de varias concepciones sobre comunicación y


personalidad en la psicología no marxista. Algunas contrapuestas”; En Psicología
de la Personalidad. Colectivo de autores. Editorial Ciencias Sociales, La
Habana, Cuba, 1984.

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