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HOMILÍA DOMINICAL. “JESÚS, PALABRA REDENTORA Y HUMANIZADA” [Jn. 1: 1-18]. Iván Montes, VDM.

“Adveniat Regnum Tuum…” Primer Domingo después de Navidad, Víspera de Año Nuevo. Reforma sv. T5E05.

LA LECTURA PARA ESTE DOMINGO ES DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN cap. 1 [1-18, o bien, Lc.
2: 22-40] [31/XII/2023].
1 En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra. 2 La Palabra
estaba en el principio con Dios. 3 Por ella fueron hechas todas las cosas. Sin ella nada fue hecho de lo que
ha sido hecho. 4 En ella estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. 5 La luz resplandece en las
tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba
Juan. 7 Éste vino por testimonio, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. 8 Él no era
la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. 9 La Palabra, la luz verdadera, la que alumbra a todo
hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, pero el mundo no la
conoció. 11 La Palabra vino a lo suyo, pero los suyos no la recibieron. 12 Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son 1
engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y la Palabra se
hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (la gloria que corresponde al unigénito del Padre),
llena de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de ella, y clamó diciendo: De ella es de quien yo decía:
Viene después de mí, pero es anterior a mí; porque ya existía antes que yo. 16 Ciertamente de su plenitud
tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie lo vio jamás; quien lo ha dado a conocer es el Hijo
unigénito, que está en el seno del Padre.”

ESTA ES, LA PALABRA DE D… [Sal. 148; Is. 61:10- 62: 3; Tito 2:11-14; Jn. 1:1-18, también Lc. 2:22-40].

“JESÚS: LA PALABRA REDENTORA Y HUMANIZADA”


1. “Jesús: El maravilloso eslabón que conecta al creador y al hombre…” Esta lectura es notoria, y
expresa la belleza racional del precioso Evangelio de Juan; el misterio eterno de la revelación es
aclarado en el interés para el destino del hombre y comprender así la voluntad redentora a toda
la creación; inmejorablemente el Evangelista proyecta la grandeza de Jesús, su origen,
eternidad, gloria majestuosa y enorme papel redentor al hombre y para exaltar al único D
verdadero, el Padre eterno a quien Jesús ha venido a revelar en sus intimidades más
importantes para que el hombre viva según sus Palabras. Es tipificado y comprendido bajo el
concepto griego de: El “Verbo” (logos). Logos se convierte en un eslabón para acercar al mundo
judío y el gentil, como dicen los entendidos, “LOGOS es una brillante elección de palabras para
cerrar la brecha entre el judío y el griego”. Los primeros cristianos eran judíos, pero el Evangelio
se esparció rápidamente a los griegos, estos no sabían –al igual que nosotros los occidentales-
nada del mesías ni del cumplimiento de profecía alguna. La labor de Juan es presentar este
Evangelio en un lenguaje que se pueda comprender y apreciar. Logos es una palabra común en
la filosofía griega. Los griegos intelectuales enseñaban que el mundo es sumamente frágil, pero
que encuentra estabilidad y equilibrio bajo el poder de Logos. Juan dice a los griegos, “Vosotros
creéis en Logos. Jesús es Logos venido a la tierra. Jesús es la mente de Dios en forma humana”.
También los judíos comprendían el LOGOS [o sea la PALABRA]. Hace muchos siglos, FILÓN de
Alejandría, un filósofo judío muy connotado y contemporáneo de Jesús ligó el pensamiento
judío con el griego y utilizó el LOGOS [VERBO y ACCIÓN] para referirse al papel de D en la
creación, así se da una conexión indisoluble con el Creador; es importante notar que para
muchos judíos este Verbo o Palabra fue asociada con la naturaleza de D, quien vitalizaba al
mundo que de manera activa equivale a referirse a D; no es incomprensible encontrar
paralelismos en la creación del Génesis y la nueva creación de D en el prólogo de Juan. La lectura
ofrece senda demostración de QUÍEN ES JESÚS, lo primero es que lo señala de manera directa
HOMILÍA DOMINICAL. “JESÚS, PALABRA REDENTORA Y HUMANIZADA” [Jn. 1: 1-18]. Iván Montes, VDM.
“Adveniat Regnum Tuum…” Primer Domingo después de Navidad, Víspera de Año Nuevo. Reforma sv. T5E05.

como el LOGOS o la PALABRA EN ACCIÓN DEL D único y eterno, lo cual incide en que es parte
inseparable y sustancial del mismo D, por lo tanto, tal como el sistema doctrinal de la Santísima
Trinidad lo afirma, “Jesús es consustancial con el Padre y con el Espíritu Santo, por ello, de la
misma naturaleza divina”. En segundo lugar, al afirmar “EL VERBO ERA CON D, Y EL VERBO ERA
D” significa que no se refiere solo a un sustantivo o nombre el cual es acompañado por su
respectivo artículo, la expresión complementaria “el Verbo Era D” al carecer de artículo –en el
texto- está tratando del objeto que no es otro que D; así la forma adjetiva destaca su carácter,
calidad, esencia y ser D; esto da idea sobrada que Jesús es posicionado en la misma calidad
divina. Otra afirmación importante es que “ese VERBO vivió entre nosotros” ha traído hasta
nosotros las intimidades del cielo, la morada de D; dice el texto que esa palabra se hizo carne
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para morar entre nosotros; su encarnación un misterio aún distante a muchos continúa cercana
a la condición humana, es luz que ilumina, dolor que se padece, salvación en la desesperación.
2. “Jesús: La Palabra, la voz que se deja oír”... La Escritura afirma por medio del Apóstol: “Además,
contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que
es como una antorcha que ilumina en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la
mañana aparezca en el corazón de ustedes…” [II Pd 1:19-21]. El texto de la Escritura señala a
Jesús como esa Palabra fiel, el Verbo encarnado, la versión más segura, autorizada y confiada, la
voz clarísima y sencilla capaz de ser comprendido por el hombre común para su fe. A menudo
fue cuestionado por amigos, familiares y discípulos por su papel como atalaya del Reino, algunos
o casi todos, malinterpretaron su rol profético y otros dudaban como dice la Escritura, a estos
les dijo ¿También vosotros queréis alejaros? Y sus valientes seguidores, con convicción plena
respondieron: “Señor ¿A quién podemos ir? solo tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros
hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del D viviente…” [Jn. 6: 67-69]. Jesús
añade en el mismo capítulo que sus Palabras tienen el poder de generar vida, de ser la voz capaz
de ser escuchada, reconocida y comprendida por los hombres; voz resucitadora de espíritus
quebrantados, liberadora de los oprimidos, salvadora de la violencia y oprobios del hombre de
mal. Su voz es espada que corta de tajo, es martillo que pulveriza el corazón endurecido por la
iniquidad, ingrediente que marina la conciencia endurecida por las tinieblas e ignorancia, su
Palabra es voz permanente que resuena como eco en la mente renovada de su pueblo y que
recuerda de su condición al impenitente, ilumina al justo, cual la aurora, que va en aumento
hasta que el día es perfeccionado… D se deja escuchar mediante su Espíritu; en la economía
divina su creación ejecuta voces, melodías, grandezas, grita para decirnos de sus maravillas y sus
portentosas obras estremecen y acentúan la debilidad de sus criaturas; el profeta declama con
expresiones inmejorable: “Los cielos proclaman la gloria de D; el firmamento revela la obra de
sus manos… Sin palabras, sin sonidos, sin que se escuche una sola voz, su mensaje recorre toda
la tierra y llega hasta el último rincón del mundo…” [Sal. 19:1-4] según el profeta, ese es el modo
de escucharle, estar atentos, de acostumbrarnos a reconocer cuando D habla y está presente en
cada segundo de nuestra vida; a veces uno puede decirse “Qué forma más extraña y única de
un D que se comunica con sus criaturas”. Con admiración el profeta exclama declara “…Cuando
veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste digo: ¿Qué es el
hombre, para que lo pienses, y el hijo del hombre para que lo visites?” [Sal. 8:3-4]. El filósofo
Baruc Espinoza decía: “D se encuentra en las leyes, lo creado, el universo, es la fuerza (LOGOS)
la inteligencia que sostiene la realidad”.
HOMILÍA DOMINICAL. “JESÚS, PALABRA REDENTORA Y HUMANIZADA” [Jn. 1: 1-18]. Iván Montes, VDM.
“Adveniat Regnum Tuum…” Primer Domingo después de Navidad, Víspera de Año Nuevo. Reforma sv. T5E05.

3. “El verbo y el silencio, lenguaje que requiere nuestra atención…” hemos escuchado con
reverencia la expresión sobre Jesús “Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como
cordero que es llevado al matadero, y cual oveja que ante sus trasquiladores permanece muda,
no abrió Él su boca…” [Is. 53:7]. La experiencia de la gente se parece muchísimo al silencio de D;
me he preguntado ¿Cómo es que no percibimos la voz del Señor en medio de tanto sufrimiento,
dolor, muerte, ataques terroristas de naciones llamadas civilizadas, etc.? A muchos se les
dificulta comprender el grito o el dolor de los sufridos en el mundo; o sea, la voz de esos pobres
es el mismo silencio que también fue la voz de Cristo. Jesús guardó silencio frente a sus opresores
y torturadores; el LOGOS demuestra que, en su apagado interrogatorio, hay muchas respuestas
para la vida, ante las epidemias, guerras, apartheid, injusticias, cuando los hombres callamos
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ante el terrorismo que conduce a rivalizar naciones que luchan comercialmente por recursos y
mercados energéticos, así como la industria favorita de muerte y guerra. Es entonces hora de
someter a juicio los actos del mal y del bien, los valores expresados por Jesús y su Evangelio, oír
su voz, asirnos de la esperanza y rechazar el mal, encontrarnos con su palabra redentora. La voz
del LOGOS es audible en el amor, la alegría de los pueblos, la utopía de la paz, la redención del
impenitente, la bondad entre los hombres, etc. nosotros tenemos la vocación de ponerle
palabras y sentir audiblemente que D nos hace un llamado a luchar por un mundo de justicia,
donde prevalezca la verdad, la honestidad, su amor al prójimo. Hermanos, en la víspera del 2024,
caminemos en cercanía, unidos en escuchar con atención su voz, iluminados con su verdad. Que
juntos en esta casa común nos cobijemos armonía, paz y esperanza.

OREMOS: Oh D, que maravillosamente creaste y aún más maravillosamente restauraste la


dignidad de la naturaleza humana mediante tu Palabra: concede que al oír y obedecer tu voz
compartamos la vida de quien se humilló y asumió nuestra humanidad; por Jesucristo tu Hijo,
quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo D por los siglos de los siglos.
AMÉN.

Y QUE EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE; EL SEÑOR TE MIRE CON AGRADO Y TE EXTIENDA SU


AMOR; EL SEÑOR TE MUESTRE SU FAVOR Y TE CONCEDA LA PAZ. AMÉN.

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