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HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: EL REY DE PAZ QUE ENTRA EN LA CIUDAD” [Mr. 11: 1-11].

SEXTO DOMINGO DE
CUARESMA, DOMINGO DE RAMOS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T5E16.

LA LECTURA DE ESTE DÍA, ES DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 11 [1-11… C “B”] [24/III/2024]

“Cuando ya estaban cerca de Jerusalén, Betfagué y Betania, y frente al monte de los Olivos, Jesús
envió a dos de sus discípulos 2 y les dijo: Vayan a la aldea que tienen ante ustedes. Al entrar en
ella, van a encontrar atado un burrito, sobre el cual nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo
acá. 3 Si alguien les pregunta: ¿Por qué hacen esto?, respondan que el Señor lo necesita, y que
muy pronto lo devolverá. 4 Los discípulos fueron, y en la calle, junto a una puerta, encontraron el
burrito atado. Lo desataron. 5 Algunos de los que estaban allí les preguntaron: ¿Qué hacen? ¿Por
qué están desatando el burrito? 6 Ellos les respondieron lo que Jesús les había dicho, y los dejaron
desatarlo. 7 Ellos llevaron a Jesús el burrito, sobre el que echaron sus mantos, y luego Jesús se
montó sobre él. 8 Por el camino, muchos tendían también sus mantos, mientras que otros 1
cortaban ramas que habían cortado en el campo. 9 Tanto los que iban delante como los que iban
detrás gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! 10 ¡Bendito el reino
venidero de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas! 11 Jesús entró en Jerusalén y se dirigió
al templo. Después de mirar todo a su alrededor, se fue a Betania con los doce, pues ya estaba
anocheciendo.”

ESTA ES LA PALABRA DEL SEÑOR. [Is. 50: 4-10; 69: 1-3, 7-9, 21, 29; Hb. 12:1-3; Fil. 2:6-11; Mr. 11:1-11].

“JESÚS: EL REY DE PAZ QUE ENTRA EN LA CIUDAD”


1. “Jesús: la paz como propósito de su ingreso a Jerusalén…” Los conquistadores de los pueblos
en el pasado y en la actualidad se han confirmado soberanos demostrando su poder
subyugando los pueblos mediante el ingreso a la ciudad más importante, a la vista de
autoridades, pueblo en general; los registros consignan a Alejandro entrando con gloria a
Babilonia; Colón en 1492, llegó a la Isla Guahananí [RD] y cambia su nombre por San Salvador;
Napoleón entró a Moscú, hallándola vacía, sin hombres; también Hitler no tuvo fuerza ni
oportunidad para llegar a Moscú por la fuerte resistencia en Estalingrado; de manera solapada,
potencias actuales camuflan su arribo a ciudades que ha destruido mediante una visita
presidencial a una base militar aduciendo con ello su conquista y botín de guerra. Jesús llega en
medio de constantes asedios y persecuciones que ha tenido que solfear, su presencia es una
declaración franca a los representantes del liderazgo del pueblo, un desafío abierto al estatus
de sus adversarios. Es un evidente desafío a las autoridades civiles y religiosas, porque Él ha
proclamado abiertamente su preferencia por el pobre, por los sufridos, vulnerables y afligidos,
les ha dado acompañamiento hasta agotar sus fuerzas; su reto es frontal, pierde el cuidado
sigiloso de evadir retenes y postas, su hora es inevitable y no hay temor alguno que le detenga
para confrontarles. Esto le traerá consecuencias inmediatas, como también a sus seguidores;
según Lucas, “… en la bajada de Los Olivos, la gente reconoce multitudinariamente, lo que
representa el Hijo de D, reconociéndolo con el propósito de D para la Paz, y las incomparables
obras grandiosas que exaltan su nombre; la gente no yerra al reconocerlo como rey, con la
Paz ofrecida por D…” [Lc. 19: 39-44]. El punto hermanos, es que los esquemas humanos arriban
a un destino cuya inercia se estanca favoreciendo a los sectores que privilegiadamente
recibieron estatus honorífico tanto del imperio como de la religión; esto los llevó a decir en un
juicio conspirativo: “… ¿Qué haremos? ¡Este hombre está haciendo muchas señales! Si lo
dejamos así, todos creerán en Él, entonces vendrán los Romanos, y destruirán nuestro lugar
sagrado y la nación. Caifás dijo: Ustedes no saben nada, ni se dan cuenta que nos conviene
que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca” [Jn. 11: 47-50] Jesús se
pone en el plano de contradecir los designios de los poderosos representantes del imperio,
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: EL REY DE PAZ QUE ENTRA EN LA CIUDAD” [Mr. 11: 1-11]. SEXTO DOMINGO DE
CUARESMA, DOMINGO DE RAMOS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T5E16.

desafiar la rancia religión que imponía enormes demandas que ni sus más ilustres
representantes podían cumplir; en palabras actuales, Jesús les reta como promoviendo bajar la
factura del consumo de combustible a las gaseras, le imagino predicando “hacer desaparecer
nuestro ejército cuya fuente de endeudamiento está insertada en el presupuesto anual”, es
como si nos dijera: “Dejad de consumir la comida que nos llega por medio de la franquicia
extranjera” o “Pagar nuestra deuda externa de tajo a los acreedores extranjeros y mantener
nuestra propia dinámica en economía”, así como “Restan credibilidad a las cifras del gasto
público fantasmal que justifica sumas incalculables de endeudamiento”. Jesús pega un golpe
que hace tambalear el poder, porque saben que es un hombre cuya voz es escuchada por el
pueblo; aquel lamento mezclado con sus lágrimas es producto de la misma realidad incambiable
y, en modo de un destino cercano para nada favorable, transmite un mensaje a los líderes del 2
antiguo pueblo, diciendo de las consecuencias inevitables del rechazo de la Paz: “¡Si por lo
menos hoy pudieras saber lo que te puede traer Paz! Pero por ahora está oculto a tus ojos. Ya
que vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos levantarán cerco a tu alrededor, y te sitiarán
destruyéndote por completo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán piedra sobre piedra,
ya que no te diste cuenta del m omento en que D vino a visitarte” [Lc. 19: 42-44].
2. “Jesús: expresión mesiánica para el pueblo…” El mensaje recibido por el pueblo, mediante esta
acción de Jesús, está altamente relacionada al nervio redentor mesiánico, el cual es anhelado
en medio del estado más crítico e histórico por el que ese pueblo tuvo que pasar. Hubo muchas
señales que surgen de la misma gente, señales desde la interpretación erudita de los teólogos y
maestros en el judaísmo y las mismas Escrituras que dan indicadores sobre el reconocimiento
mesiánico de quien venía a salvar al pueblo de la destrucción repentina. El ingreso a la ciudad
más importante de la nación, posee un sentido espiritual de la espera del salvador prometido,
conociendo los signos visibles sociopolíticos y culturales, los cuales estaban en su punto de
ebullición más concentrados; en primer lugar, recordemos que sus expectativas fueron
construidas por la misma fe, lo que sugirió basado en sus enseñanzas que Jesús era su rey
mesiánico; la multitud esperaba ese momento y era más que oportuno; ya en otra ocasión
intentaron proclamar su realeza, pero el mismo Maestro lo impidió. En segundo lugar, el asno
tipificaba una señal de realeza mesiánica, en tiempos antiguos, este animal de carga
domesticable, representaba algo relacionado al hombre común, pero la tipología bíblica
establece una conexión a la promesa de esperanza mesiánica; Abraham, lo usa como un medio
de transporte en su compromiso de sacrificio en obediencia a la orden divina del holocausto
que dedicaría a D: “Al día siguiente, Abraham se levantó, le puso la albarda al asno, y se llevó
consigo dos de sus siervos y a su hijo Isaac. Cortó leña para el holocausto, y se dispuso a ir al
lugar que D le indicó” [Gn. 22:3]. Esta otra mención, se relaciona con la liberación del pueblo,
en un acto natural, el libertador Moisés, caudillo del pueblo antiguo hace uso del burro como
un medio resistente para conducir a su familia: “Así que Moisés tomó a su mujer y a sus hijos,
y los puso sobre un asno, y volvió a la tierra de Egipto. En su mano llevaba Moisés la vara de
D” [Ex. 4:20] [Num. 22:21- 35] se trata de una realeza distinta contrastante a la opulencia de los
reyes terrenales, este Rey humilde, ha llegado para servir y ofrecer su vida por la humanidad,
opuesto al sistema de los hombres cuyo interés individual se sirve de los débiles y privilegia a
los gobernantes. Finalmente, el pueblo asocia la proclamación mesiánica de Zacarías que dice
de su ingreso a la ciudad de Jerusalén en el pollino: “¡Llénate de alegría Jerusalén! ¡Eleva tu
alegría hija de Jerusalén! Mira que tu rey viene a ti, justo, salvador y humilde, montando un
asno,” [Zac. 9:9].
3. “Jesús: el rey que vive y proclama la paz, humildad y servicio…” En su llegada, Jesús se dirige
al corazón del pueblo, alma y centralidad de la fe: EL TEMPLO, lugar de la habitación del nombre
de D, llegó y sacude la escoria y corrupción del corazón de los líderes y de cómo convirtieron la
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: EL REY DE PAZ QUE ENTRA EN LA CIUDAD” [Mr. 11: 1-11]. SEXTO DOMINGO DE
CUARESMA, DOMINGO DE RAMOS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T5E16.

fe en una fuente inagotable de corrupción, al parecer la fe no estaba libre de estos vejámenes


guiados por la codicia y avaricia de los hombres. Devela la verdad de la intención verdadera de
las ofrendas del pueblo con el ejemplo de una pobre viuda y la opulencia de los hombres ricos
que pervirtieron su alma bajo la consigna del dinero; ser un rey de paz, no significa que el
príncipe debe callar ante la falsedad, más bien la descubre el engaño y condena el mal con el
poder de la verdad, dice el profeta: “… porque un hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, D fuerte, Padre Eterno, Príncipe de
Paz” [Is. 9:6]. En cuanto al Mesías rey y humilde, esa bestia de carga se sabe que carece de
“cierta belleza” si es comparada con poderosos corceles y “puras sangre”, pero posee
características de mucha inteligencia, fuerza, resistencia, líder como ningún otro animal,
independencia, etc. Aunque grotesca la comparación, representa la sencillez, humildad y 3
disciplina para el servicio. A pesar de ser poco o nada ostentoso, es su fuerza la que necesitamos,
su lealtad y fidelidad para ponerla al servicio que este mundo necesita, pero sobre todo, esa
disposición para servir; pareciera que cada vez que dirigimos la mirada a la actitud de vida del
Maestro necesitamos vernos en el espejo de la entrega y disciplina a favor de los hombres. Dice
el Santo Evangelio: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos” [Mr. 10:45]. El Apóstol comparte este mismo sentir en
su manifiesto de servicio: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo
segaremos, sino desmayamos” [Gal. 6:9]. La Escritura nos recuerda que este rey es implacable
en cuanto a la obediencia a D, su notable sencillez y humildad mesiánica, deja fuera la
petulancia, altivez y prepotencia; rechazando la ostentación y el poder de este mundo,
ofreciéndose como un rey humilde y servidor de todos los hombres.

OREMOS: Señor D, todopoderoso: derrama tu gracia, humildad, sencillez y verdad en nuestros


corazones, un espíritu para servir a todos sin excepción; que tu bendita luz permita apreciar
los destellos de tu salvación entre los hombres que buscan el consuelo de tu descanso y paz;
por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo D, por los
siglos de los siglos. Amén.

Y… QUE EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y MISERICORDIOSO: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO NOS


BENDIGA Y NOS GUARDE… AMÉN.

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