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Cuarto Domingo de
Cuaresma. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E19.
LA LECTURA DE ESTE DÍA, ES DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 9 [1-41… “A”] [19/III/2023]
“Cuando Jesús salió del templo, vio por el camino a un joven que había nacido ciego. 2 Los
discípulos le preguntaron a Jesús: Maestro, ¿quién tiene la culpa de que este joven haya nacido
ciego? ¿Fue por algo malo que hizo él mismo, o por algo malo que hicieron sus padres? 3 Jesús les
respondió: Ni él ni sus padres tienen la culpa. Nació así para que ustedes vean cómo el poder de
Dios lo sana. 4 Mientras yo esté con ustedes, hagamos el trabajo que Dios mi Padre me mandó
hacer; vendrá el momento en que ya nadie podrá trabajar. 5 Mientras yo estoy en el mundo, soy
la luz del mundo. 6 Enseguida Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva, y se lo
puso al joven en los ojos. 7 Entonces le dijo: Ve a la piscina de Siloé, y lávate los ojos. El ciego fue
y se lavó, y cuando regresó ya podía ver. 8 Sus vecinos y todos los que antes lo habían visto pedir 1
limosna se preguntaban: ¿No es éste el joven ciego que se sentaba a pedir dinero? 9 Unos decían:
Sí, es él. Otros decían: No, no es él, aunque se le parece mucho. Pero él mismo decía: ¡Claro que
soy yo! 10 Entonces le preguntaron: ¿Cómo es que ya puedes ver? 11 Él respondió: Un hombre
llamado Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos, y me dijo que fuera a la piscina de Siloé y que me
lavara. Yo fui, y en cuanto me lavé los ojos pude ver. 12 ¿Y dónde está Jesús? le preguntaron. No
lo sé contestó él. 13-14 Cuando Jesús hizo lodo y sanó al ciego era día de descanso obligatorio. Por
eso, algunos llevaron ante los fariseos al joven que había sido sanado. 15 Los fariseos le
preguntaron: ¿Cómo es que ya puedes ver? El joven les respondió: Jesús me puso lodo en los ojos,
y ahora puedo ver. 16 Algunos fariseos dijeron: A ese hombre no lo ha enviado Dios, pues
desobedece la ley que prohíbe trabajar en sábado. Pero otros decían: ¿Cómo puede un pecador
hacer milagros como éste? Y no se ponían de acuerdo. 17 Entonces le preguntaron al que había
sido ciego: Ya que ese hombre te dio la vista, ¿qué opinas de él? Yo creo que es un profeta les
contestó. 18 Pero los jefes judíos no creían que ese joven hubiera sido ciego y que ahora pudiera
ver. Entonces llamaron a los padres del joven 19 y les preguntaron: ¿Es éste su hijo? ¿Es cierto que
nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver? 20 Los padres respondieron: De que éste es nuestro
hijo, y de que nació ciego, no tenemos ninguna duda. 21 Pero no sabemos cómo es que ya puede
ver, ni quién lo sanó. Pregúntenselo a él, pues ya es mayor de edad y puede contestar por sí
mismo. 22-23 Los padres dijeron esto porque tenían miedo de los jefes judíos, ya que ellos se habían
puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo el que creyera y dijera que Jesús era el
Mesías. 24 Los jefes judíos volvieron a llamar al que había sido ciego, y le dijeron: Júranos por Dios
que nos vas a decir la verdad. Nosotros sabemos que el hombre que te sanó es un pecador. 25 Él
les contestó: Yo no sé si es pecador. ¡Lo que sí sé es que antes yo era ciego, y ahora veo!
26
Volvieron a preguntarle: ¿Qué hizo? ¿Cómo fue que te sanó? 27 Él les contestó: Ya les dije lo que
hizo, pero ustedes no me hacen caso. ¿Para qué quieren que les repita lo mismo? ¿Acaso también
ustedes quieren ser sus seguidores? 28 Los jefes judíos lo insultaron y le dijeron: Seguidor de ese
hombre lo serás tú. Nosotros somos seguidores de Moisés. 29 Y sabemos que Dios le habló a
Moisés; pero de ese Jesús no sabemos nada. 30 El joven les respondió: ¡Qué extraño! Ustedes no
saben de dónde viene y, sin embargo, a mí me ha sanado. 31 Sabemos que Dios no escucha a los
pecadores, pero sí escucha a los que lo adoran y lo obedecen. 32 Nunca he sabido que alguien le
haya dado la vista a uno que nació ciego. 33 Si este hombre no fuera enviado por Dios, no podría
hacer nada. 34 Entonces le contestaron: Ahora resulta que tú, siendo pecador desde que naciste,
nos vas a enseñar. ¡Ya no te queremos en nuestra sinagoga! 35 Jesús se enteró de esto, y cuando
se encontró con el joven le preguntó: ¿Crees en el Hijo del hombre? 36 El joven le respondió: Señor,
dígame usted quién es, para que yo crea en él. 37 Jesús le dijo: Lo estás viendo. Soy yo, el que habla
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: ALIVIO Y RESPUESTA AL DOLOR DEL MUNDO” [Jn. 9: 1-41]. Cuarto Domingo de
Cuaresma. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E19.
contigo. 38 Entonces el joven se arrodilló ante Jesús y le dijo: Señor Jesús, creo en ti. 39 Luego Jesús
dijo: Yo he venido al mundo para juzgarlos a todos. Les daré vista a los ciegos, y se la quitaré a los
que ahora creen ver bien. 40 Algunos fariseos que estaban por allí lo oyeron decir esto, y le
preguntaron: ¿Quieres decir que nosotros también somos ciegos? 41 Jesús les contestó: Si ustedes
reconocieran que no ven tanto como creen, Dios no los culparía por sus pecados. Pero como creen
ver muy bien, Dios sí los culpará por sus pecados.”
Esta es la Palabra del Señor. [Sal. 23; I Sam. 16:1-13; Ef. 5: 8-14; Jn. 9: 1-41].
OREMOS: Padre bondadoso, cuyo bendito Hijo Jesucristo descendió del cielo para ser la luz y
defensa del que padece y sufre, tú que eres refugio eterno, roca de salvación, bálsamo que alivia
el dolor del mundo; otórganos siempre tu divina presencia; quien vive y reina contigo y el Espíritu
Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.