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HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: TRANSFIGURACIÓN, GLORIA Y REDENCIÓN” [Mr. 9: 2-9].

ÚLTIMO DOMINGO DESPUÉS


DE LA EPIFANÍA. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T5E10.

LA LECTURA DE ESTE DÍA, ES DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9 [2-9… C “B”] [11/II/2024]
“2 Seis días después, Jesús se llevó aparte a Pedro, Jacobo y Juan. Los llevó a un monte alto, y allí
se transfiguró delante de ellos. 3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes y muy blancos, como
la nieve. ¡Nadie en este mundo que los lavara podría dejarlos tan blancos! 4 Y se les aparecieron
Elías y Moisés, y hablaban con Jesús. 5 Pedro le dijo entonces a Jesús: Maestro, ¡qué bueno es para
nosotros estar aquí! Vamos a hacer tres cobertizos; uno para ti, otro para Moisés, y otro para
Elías. 6 Y es que no sabía qué decir, pues todos estaban espantados. 7 En eso, vino una nube y les
hizo sombra. Y desde la nube se oyó una voz que decía: Éste es mi Hijo
amado. ¡Escúchenlo! 8 Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.
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Mientras bajaban del monte, Jesús les mandó que no dijeran a nadie nada de lo que habían visto,
hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado de los muertos.” 1

ESTA ES LA PALABRA DEL SEÑOR. [Sal. 50:1-6; II Rey. 2:1-12; II Co. 4:3-6; Mr. 9:2-9].

“JESÚS: TRANSFIGURACIÓN, GLORIA Y REDENCIÓN”


1. “Jesús: Revelación de su gloria divina…” Los preparativos del reino en cuanto a la manifestación
y revelación de Jesús son expresados intencionadamente con una mucha precisión, de tal modo
que tales hechos se mantengan frescamente en la memoria y corazón de generaciones
interminables. El relato pareciera sacado de un escrito de ficción, poco creíble para muchos,
cuestionable para la opinión de intelectuales; Marcos afirma tal hecho como si importara o no
el juicio de los hombres, como haciendo suyas las palabras del profeta: “El D de dioses ha
hablado; del este a oeste ha convocado a la tierra; desde el monte de Sion, deja ver su
resplandor. Nuestro D viene, pero no en silencio. Un fuego consumidor lo precede; una
poderosa tempestad lo rodea” [Sal. 50:1-3]. El escrito Señala al guiador de la historia, quien se
sobrepone a cualquier poder que se le pueda comparar. Jesús no muestra excusas por el método
de revelar su procedencia, gloria o su poder. No hace una demostración pública, sino privada,
pero con el testimonio acertado de 3 testigos oculares que nunca renuncian a lo presenciado.
Este hecho, nos unifica a sus discípulos en torno a la persona de Jesucristo; su proclamación
misma constituye un nervio único para nuestra fe, porque su esencia y naturaleza además de
ser divina, asume lo humano para beneficio del hombre. Este Jesús- hombre, se revela ante los
discípulos en su gloria, no humana, sino divina; el relato afirma, que su manifestación fue de tal
proporción, que no había poder humano capaz de asimilar semejante poder por la brillantez e
iluminación presenciada. Ellos concluyen que tratar con Jesús, es conectarse divinamente con
el cielo. También es de relevancia el aparecimiento de 2 personajes que representan la vida y
comunión con sus enseñanzas: la Ley y su regidor Moisés, así como los escritos de los profetas
por medio de Elías, personajes símbolos máximos de los Escritos guiadores del pueblo. Ambos
tramos iluminan, guían, enseñan el camino hacia D; ambas cátedras se subordinan al Maestro,
estos hablaban con Jesús, se trata del cumplimiento de sus palabras y la redención, han
esperado mucho tiempo para ver que su obra es recompensada por el fruto de la salvación de
la humanidad. Todas las promesas son ciertas y hallan cumplimento cierto en el salvador Jesús.
2. “Jesús: Ley, Profetas y Gracia salvadora…” La aspiración humana, configurada en el espíritu del
hombre anhela lo más elevado del bien; Pedro no esconde el deseo, el cual nos representa en
general, cual trinidad de bondad, observan atónitos la gloriosa reunión de la Ley, los Profetas y
la poderosa Gracia mediante el Mesías redentor, no puede tratarse, sino de un majestuoso
cónclave donde se prepara la consumación redentora de la creación. Ese mismo anhelo también
corresponde al de la Creación entera, “Porque también la creación misma será liberada de la
esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa de los hijos de D. Porque
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DE LA EPIFANÍA. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T5E10.

sabemos que toda la creación hasta ahora gime a una, y sufre como si tuviera dolores de parto.
Y no solo ella, sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro
de nosotros mismos mientras esperamos la adopción, la redención de nuestro cuerpo” [Rom.
8:21-23]. La voz antigua ESPERAR LA ADOPCIÓN va más allá de un hecho jurídico o legal;
primero afirma, el significado de las 2 voces HIJO y COLOCAR o sea, “Estar en posición de hijo”
la implicación afirmativa para nuestra fe es verse en una transformación intensa en la comunión
entre el hombre y D. La visión en la que se ven inmerso los discípulos significa que, por su calidad
de hijos, también participan de la comunión divina; en segundo lugar, perciben los derechos y
privilegios de una familia de la que forman parte; además, todos los presentes son envueltos en
el ambiente inequívoco de la gracia, amor de D y la presencia indiscutible de D, nada es tan real
para ellos, como la incondicionalidad de las promesas aprendidas en su vida sobre la bondad, 2
amor, generosidad y gracia de D, lo cual perciben con vehemencia. No es extraño entonces, que
anhelen quedarse en este estado que han saboreado, donde oyeron una conversación, narrada
con más detalle por el Evangelista Lucas [9:28-30] que refería el nuevo Éxodo, a la salida y
liberación del nuevo pueblo, lo cual debía cumplirse en Jerusalén. La plática es reveladora, les
coloca en perspectiva novedosa, más adelante recordarían el relato de “Los Odres nuevos y los
viejos” o sea, lo nuevo que es revelado, la salvación que según el profeta iluminaría al mundo
cual antorcha poderosa sobre la faz de la tierra [Is. 60:1-2] ven llegar su justicia y su poder
sobre los gobernantes del mundo [Is. 62:1-2].
3. “Jesús: la ordenanza de D en el monte…” La extraordinaria experiencia de la revelación
mesiánica y redentora aparece distorsionada por la petición de Pedro: esta suena terrenal,
limitada, producto de los deseos del hombre y atractiva para la religión; es interrumpida por la
voz en el monte bajo la nube donde ocurren algunas afirmaciones esenciales para nuestra fe.
Primero la afirmación que este Jesús no es otro, sino el Hijo de D; esto para el estrato apostólico
sería un tema obligatorio e inevitable en la enseñanza de la promesa para el nuevo pueblo; la
proclamación de las buenas nuevas no podría concebirse ausente del más poderoso nombre
salvador, el de Jesús: “En ningún otro hay salvación, porque no se ha dado a la humanidad
ningún otro nombre bajo el cielo mediante el cual podamos alcanzar la salvación” [Hch. 4:12]
la voz también ofrece una sanción categórica que afirma la filiación al grado de la divinidad; no
se duda de la soberana declaración a pesar de contrariar, hasta el día de hoy, a muchos que
sospechan y resisten el hecho evangélico de la filiación divina de Cristo. Este fundamento o Roca
primaria es piedra de tropiezo para la religión, intelectualidad, y sin embargo es piedra angular
de la fe para los que creen en su nombre y le reciben con gozo. Finalmente, recibimos la orden
de Escucharle, otra versión dice: ¡A ÉL OÍD! La voz indica la autoridad del más alto nivel que
amorosamente somete la voluntad del impenitente; esta enseñanza poderosa es de
importancia para la transformación del hombre, son palabras que iluminan el sendero de la
humanidad para el bien de los pueblos; oírlo es garantía de paz, de bien, armonía y concordia
para cualquier pueblo que respete su venerado Evangelio de salvación. El desastre humano que
en este momento se vive en Palestina, no es más que el producto de la soberbia del hombre, la
codicia de las élites que anhelan el poder de las riquezas materiales, así como el deseo inicuo
de derramar sangre inocente; el hombre de pecado cometió la fatalidad de oír voces extrañas,
oscuras, palabras condimentadas con malicia y con el sello de las tinieblas. Con mucha
autoridad, las palabras de Jesús han advertido al pueblo: “… ¡Si entendieras siquiera en este
día lo que puede darte paz! … vendrán días malos para ti, en que tus enemigos te cercarán, te
sitiarán, te atacarán por todas partes y te destruirán… porque no reconociste el momento en
que vino a salvarte…” [Lc. 19:41-45] Es hora de escucharlo, ningún hombre debe hacer caso
omiso de su oportunidad de escuchar su mensaje; nuestra casa común, el mundo que pertenece
a D, constantemente es amenazado por la mano del hombre y su corazón entenebrecido, los
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desafíos constantes entre las naciones descargan pavor y ciernen terror destructivo entre los
habitantes del mundo. La Escritura nos llama con vehemencia a acudir a las intenciones del cielo
y escuchar el siempre novedoso Evangelio: “Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si ustedes
oyen hoy su voz, no endurezcan su corazón como en el pasado me tentaron sus padres y me
provocaron; así que en mi ira juré que no entrarían en mi reposo” [Hb. 3: 8-11]. Esta visión
poderosa de la transfiguración de la gloria de Cristo es un consuelo y esperanza para todo
seguidor y nos ofrece la seguridad de nuestra victoria del bien sobre el mal al final de esta vida.
El significado de la transfiguración posee un profundo significado en el cumplimiento redentor
y verdad de las Escrituras, confirman la divinidad de Cristo otorgándonos una clara visión del
Reino de D que se nos ha manifestado.
3
OREMOS: Omnipotente Señor: tú estás presente y cercano a los hombres por tu gran poder,
gloria y majestad, te has manifestado en la construcción de la fe de tu pueblo para que ésta
sea inquebrantable a través de las edades; concede que acudamos a tu luz revelada en tu
amado Hijo a quien enviaste; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el
Espíritu Santo, un solo D, por los siglos de los siglos. Amén.

Y… QUE EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y MISERICORDIOSO: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO NOS


BENDIGA Y NOS GUARDE… AMÉN.

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