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Tercer Domingo de Cuaresma. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E18.
LA LECTURA ES DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 4 [5-42… “A”] [12/III/2023]
“5 En esa región llegó a un pueblo llamado Sicar. Cerca de allí había un pozo de agua que hacía
mucho tiempo había pertenecido a Jacob.[a] Cuando Jacob murió, el nuevo dueño del terreno
donde estaba ese pozo fue su hijo José. 6 Eran como las doce del día, y Jesús estaba cansado del
viaje. Por eso se sentó a la orilla del pozo, 7-8 mientras los discípulos iban al pueblo a comprar
comida. En eso, una mujer de Samaria llegó a sacar agua del pozo. Jesús le dijo a la mujer: Dame
un poco de agua. 9 Como los judíos no se llevaban bien con los de Samaria,[b] la mujer le preguntó:
¡Pero si usted es judío! ¿Cómo es que me pide agua a mí, que soy samaritana? 10 Jesús le
respondió: Tú no sabes lo que Dios quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú
me pedirías agua, y yo te daría el agua que da vida. 11 La mujer le dijo: Señor, ni siquiera tiene 1
usted con qué sacar agua de este pozo profundo. ¿Cómo va a darme esa agua? 12 Hace mucho
tiempo nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo. Él, sus hijos y sus rebaños bebían agua de
aquí. ¿Acaso es usted más importante que Jacob? 13 Jesús le contestó: Cualquiera que bebe del
agua de este pozo vuelve a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá
sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna. 15 Entonces la mujer le dijo:
Señor, deme usted de esa agua, para que yo no vuelva a tener sed, ni tenga que venir aquí a
sacarla. 16 Jesús le dijo: Ve a llamar a tu esposo y regresa aquí con él. 17 No tengo esposo respondió
la mujer. Jesús le dijo: Es cierto, 18 porque has tenido cinco, y el hombre con el que ahora vives no
es tu esposo. 19 Al oír esto, la mujer le dijo: Señor, me parece que usted es un profeta. 20 Desde
hace mucho tiempo mis antepasados han adorado a Dios en este cerro,[c] pero ustedes los judíos
dicen que se debe adorar a Dios en Jerusalén. 21 Jesús le contestó: Créeme, mujer, pronto llegará
el tiempo cuando, para adorar a Dios, nadie tendrá que venir a este cerro ni ir a Jerusalén.
22
Ustedes los samaritanos no saben a quién adoran. Pero nosotros los judíos sí sabemos a quién
adoramos. Porque el salvador saldrá de los judíos. 23-24 Dios es espíritu, y los que lo adoran, para
que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que
los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como
el Padre quiere ser adorado. ¡Y ese tiempo ya ha llegado! 25 La mujer le dijo: Yo sé que va a venir
el Mesías, a quien también llamamos el Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.
26
Jesús le dijo: Yo soy el Mesías. Yo soy, el que habla contigo. 27 En ese momento llegaron los
discípulos de Jesús, y se extrañaron de ver que hablaba con una mujer. Pero ninguno se atrevió a
preguntarle qué quería, o de qué conversaba con ella. 28 La mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo
y le dijo a la gente: 29 Vengan a ver a un hombre que sabe todo lo que he hecho en la vida. ¡Podría
ser el Mesías! 30 Entonces la gente salió del pueblo y fue a buscar a Jesús. 31 Mientras esto sucedía,
los discípulos le rogaban a Jesús: Maestro, por favor, come algo. 32 Pero él les dijo: Yo tengo una
comida que ustedes no conocen. 33 Los discípulos se preguntaban: ¿Será que alguien le trajo
comida? 34 Pero Jesús les dijo: Mi comida es obedecer a Dios, y completar el trabajo que él me
envió a hacer. 35 Después de sembrar el trigo, ustedes dicen: Dentro de cuatro meses recogeremos
la cosecha. Fíjense bien: toda esa gente que viene es como un campo de trigo que ya está listo
para la cosecha. 36 Dios premiará a los que trabajan recogiendo toda esta cosecha de gente, pues
todos tendrán vida eterna. Así, el que sembró el campo y los que recojan la cosecha se alegrarán
juntos. 37 Es cierto lo que dice el refrán: Uno es el que siembra, y otro el que cosecha. 38 Yo los
envío a cosechar lo que a ustedes no les costó ningún trabajo sembrar. Otros invitaron a toda esta
gente a venir, y ustedes se han beneficiado del trabajo de ellos. 39 Mucha gente que vivía en ese
pueblo de Samaria creyó en Jesús, porque la mujer les había dicho: Él sabe todo lo que he hecho
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: VIDA ESPIRITUAL Y TESTIMONIO PARA LA FÉ DE SAMARIA” [Jn. 4: 5-42].
Tercer Domingo de Cuaresma. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E18.
en la vida. 40 Por eso, cuando la gente del pueblo llegó a donde estaba Jesús, le rogó que se
quedara con ellos. Él se quedó allí dos días, 41 y muchas otras personas creyeron al oír lo que él
decía. 42 La gente le dijo a la mujer: Ahora creemos, no por lo que tú nos dijiste, sino porque
nosotros mismos lo hemos oído; y sabemos que en verdad él es el Salvador del mundo.”
Esta es la Palabra del Señor. [Sal. 95; Ex. 17:1-7; Ro. 5:1-11; Jn. 4: 5-42].
[Ex. 17:7] Jesús ofrece su confianza, acercamiento, amistad, el ser vital que
necesitamos: AGUA Y COMIDA. Resulta admirable que mientras la gente va en busca de Jesús,
sus seguidores insisten en darle de comer, como ignorando la importancia de la intensidad
espiritual del amor que implica la comunión con D; incomprensiblemente, este mundo está
entregado a la materialidad, al consumo de lo novedoso, arrodillado ante la deidad tecnológica
y desestima la importancia de alimentar su alma, la advertencia latente viene del evangelista
quien relata la insistencia del hombre que pone su alma al servicio de lo terrenal: “D le dijo:
¡Qué tonto eres! Esta misma noche vas a morir, y otros disfrutarán de todo esto que has
guardado" [Lc. 12:20]. 3
3. “En Samaria creyeron por el testimonio de la mujer…” El pueblo de Samaria se llena de alegría
al escuchar el testimonio de la mujer y cree a Jesús; su mayor argumento es que le ha señalado
hechos que sólo estaban en el laberinto de su vida, o sea, el secreto más profundo de su
intimidad; la comunidad, dando importancia a la necesidad espiritual, abre las puertas a Jesús
y se olvidan del odio racial, comprenden que para estar en comunión con el creador no hace
falta visitar el monte en Jerusalén o, el Gerizim, el perdón parece ser mejor medicina; y la
noticia llega a nosotros poniendo de relieve las palabras del Maestro que dice. “…pronto
llegará el tiempo cuando, para adorar a Dios, nadie tendrá que venir a este cerro ni ir a
Jerusalén… Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen
que ser guiados por el Espíritu..” Según CALVINO, el mensaje de la mujer induce sus corazones
a la fe ya que, según el texto, “Su fe en el Mesías no parece estar consolidada, de tal forma
que se puede hablar de un comienzo en la fe…” D estima en gran honra cuando las personas
valoran su Palabra, ofrecen su respeto y la aceptan; de la misma manera, nuestras vidas cual
testimonio viviente podrían ser puente redentor a quienes tienen sed y hambre de D; nosotros
debemos insistir en el trabajo con empeño y responsabilidad, la acción de la Samaritana, de
quien desconocemos su nombre, es un ejemplo para nosotros, que nos dice no desmayar,
porque así como la estadía del Mesías llegó a Samaria, sin duda se detendrá en los corazones
para que escuchen: “Yo estoy a la puerta y llamo, si oyes mi voz y me abres, entraré en tu
casa y cenaré contigo” [Ap. 3:20].
OREMOS: D infinito en sabiduría, que ofreciste por tu mano la vida y redención eterna por medio
de tu Hijo amado, concédenos tu perdón, paz y eterna salvación y que por medio de tu bendito
Evangelio nuestras almas sean alcanzadas y limpias por el poder de tu palabra redentora. Por
Jesucristo nuestro Señor que vive y reina en unidad con el Espíritu, un solo D, por los siglos de los
siglos. Amén.