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La fascinante historia de las palabras –927–

PALIO (arzobispal)
Originalmente, el palio era un ‘paño’ (chal) para los hombros. Entre los
primeros romanos se decía ‘palla’, y luego ‘pallium’; así lo emplean Cicerón y
Marcial. El sentido de la palabra se fue ampliando, hasta incluir las grandes
cortinas y -en especial- el dosel de las camas nobles.
De ahí pasó a la liturgia cristiana para significar tanto la especie de estola
redonda que endosan los arzobispos sobre sus hombros, como el baldaquino
móvil que se usa para las procesiones con el Santísimo Sacramento. Este último
significado de palio es más bien reciente.
El palio de los arzobispos se fabrica con lana de oveja joven, y suelen tejerlo las
monjas benedictinas de Roma. Es de color blanco, con seis cruces negras. Al
comienzo, siglo V, lo usaba solamente el Papa, copiado del ‘omophorion’ que
utilizaban los obispos orientales. Desde el siglo X comenzó a autorizarse
también a los metropolitas para que lo portaran como símbolo de su especial
autoridad.
En la hambruna de Macondo, Petra Cotes “le dio a comer [a la mula] las
sábanas de percal, los tapices persas, las sobrecamas de peluche, las cortinas de
terciopelo y el palio bordado con hilos de oro y borlones de seda de la cama
episcopal.” (Cien años de soledad, cap. XVI).

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