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CXXI: “Allá, en las tierras altas”

Allá, en las tierras altas,


por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...

¿No ves, Leonor, los álamos del río


con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.

TEMAS DEL FRAGMENTO EN RELACIÓN CON LOS TEMAS DE LA OBRA

Este poema de Antonio Machado fue publicado en su segundo libro, Campos de


Castilla (1912), en el que, sobre todo, se recogen composiciones en las que se evocan
paisajes y gentes de Soria, algunas de carácter crítico y social. Con posterioridad (en
la edición de 1917) se añadieron los poemas inspirados en la enfermedad y muerte de
su esposa Leonor. El poema que comentamos pertenece a este segundo grupo.
El texto es una expresión de la soledad y el dolor del poeta por la pérdida de su
esposa. Parece inspirado en un hecho real: el paseo en soledad por los campos
cercanos a Baeza, un día en que el pensamiento, vagando de acá para allá, lo lleva a
recordar, como en sueños, Soria y su paisaje. El paisaje, a su vez, le hace recordar a
Leonor y entonces imagina, un diálogo con ella, un paseo de su mano, como los
muchos que seguramente realizaran juntos. Pero pronto se da cuenta de que se trata
de un sueño y vuelve a la realidad. Mira el campo que le rodea y piensa en lo solo,
viejo y triste que está.
El plano evocado nos sitúa en Soria. En él nos encontramos con los
siguientes temas: el sueño, el recuerdo, el tiempo (ayer), la recreación del
paisaje castellano y el tema amoroso (Leonor). Analicemos estos elementos. El
poema comienza con el adverbio espacial de lejanía “Allá”, que indica además lejanía
temporal. Entonces se hace una recreación del paisaje castellano, muy querido y
tratado por el autor, tema de la naturaleza. Nos sitúa en una estación determinada, el
invierno (“plomizos cerros”, “los álamos del río”, “el Moncayo azul y blanco”, “ramajes
yertos”). El poeta se detiene en la descripción de este paisaje, pero el sustantivo
“manchas” nos sugiere algo vago, indeterminado, quizás “borrado” por el paso del
tiempo. De todas formas, el recuerdo de este paisaje lleva consigo mayor número
de sensaciones paisajísticas que el del presente (como luego veremos).
Después de la situación espacio temporal aparece otro tema, el del sueño, o del
recuerdo: “mi corazón está vagando en sueños...”. El sujeto es el corazón, como
fundamento del sentimiento. El verbo perifrástico “está vagando” (caminar sin rumbo) y
la indeterminación “en sueños” nos precisa ya el estado anímico del poeta y nos
matiza la idea, el acercamiento del pasado al presente, el paso del tiempo.
Después de la descripción de los seis primeros versos, encontramos el tema principal,
el sentimiento amoroso, Leonor (los versos 7-10). Este sentimiento, aunque
pertenece al plano evocado (el recuerdo, el pasado), está tan actualizado que se nos
antoja como real y cercano: (“¿No ves, Leonor,...”). El poeta está hablando con su
mujer en el recuerdo. Esta parte sirve de “intermezzo”, paso entre el pasado y el
presente.
En los versos 11 al 14, el paisaje real, es el de Andalucía (“esta tierra mía”, donde el
posesivo de cercanía “esta” se opone a la lejanía de la primera parte (“Allá”). En el
paisaje andaluz no se recrea (“olivares polvorientos”), nos sitúa en otra época del año
(el verano), pero su imagen es más concreta, clara e identificadora (“bordados” en
oposición a “manchas”)

En esta segunda parte y con la concreción paisajística, el poeta se concentra otra vez
en el sentimiento amoroso, esta vez presente y diferente al de la primera parte. Hoy el
amor se transforma en soledad, producto de la desaparición de ese amor
evocado, que motiva la gradación expresiva final, cuyos adjetivos dispuestos de
manera alterna (estado físico “solo” sentimiento “triste”, estado físico “cansado”,
sentimiento “pensativo”, estado físico “viejo”). El verso final encierra la conclusión de
todo el poema.

SORIA (PASADO) BAEZA (PRESENTE)


Allá en las tierras altas Estos campos de la tierra mía
Por donde traza el Duero
Su curva de ballesta
En torno a Soria
Raídos encinares
Ramajes yertos (de los álamos) Polvorientos olivos
(mi corazón) está vagando
El Moncayo azul y blanco Voy caminando solo
(contigo) dame tu mano y paseemos Triste, cansado, pensativo y viejo

ANÁLISIS DEL ESTILO DEL POEMA EN RELACIÓN CON LA OBRA A LA


QUE PERTENECE
Con respecto al lenguaje empleado por Machado en este poema, se aprecia ya desde
el inicio del poema un estilo depurado, sobrio, austero, ejemplo de escasez
ornamental. Hay una clara voluntad antirretórica, característica del estilo de la
generación del 98. Podemos encontrar en este muchos de los rasgos que caracterizan
el estilo de Machado en Campos de Castilla-

El poema está formado por 14 versos, que se distribuyen en tres estrofas. Son versos
endecasílabos y heptasílabos combinados libremente, es decir, no forman una estrofa
conocida, aunque recuerdan las silvas clásicas. Los versos impares riman en
asonante (e-o). SILVA ROMANCE.
En este poema no encontramos palabras terruñeras. Lo más relevante es la utilización
de adjetivos explicativos o epítetos. Unos describen el paisaje triste de Soria:
“altas”, (v. 1), “plomizos cerros”, (v.4); “raídos encinares”, (v.5); “ramajes yertos”, (v.8)
etc.; otros describen el estado de ánimo depresivo de Machado tras la muerte de
Leonor: “voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo”, (v.14);

Las figuras estilísticas que aparecen en el texto son: Encabalgamiento entre el verso
2 y 3, “el Duero / su curva de ballesta”, para resaltar el curso envolvente del río a su
paso por Soria. Otro entre el verso 9 y 10, “dame / tu mano...”. Utiliza un léxico
sencillo pero muy expresivo dado el carácter profundo que tienen algunas palabras:
“corazón”, (v. 6); “voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo”, (v.14). Los
campos semánticos que destacamos en el poema son: - Campo semántico de la
descripción del paisaje: “altas”, (v. 1); “plomizos”, (v. 4); “raídos”, (v. 5); “yertos”, (v. 8);
“azul y blanco”, (v. 9); “polvorientos”, (v. 12). b) Campo semántico de la situación
anímica del poeta: “solo, triste, cansado, pensativo y viejo”, (v.14). - Campo semántico
de las realidades físicas descritas: “ tierras”, (v. 1); “ cerros”, (v. 4); “ encinares”, (v.5); “
álamos”, (v. 7); “ ramajes”, (v. 8); “ campos”, (v. 11); “ olivares”, (v. 12). - Campo
semántico de los topónimos: “el Duero”, (v. 2); “ Soria”, (v. 4); “el Moncayo”, (v. 9). –
Encontramos metáforas: “su curva de ballesta/ en torno a Soria”, (vv. 3 y 4), para
referirse al curso del río a su paso por Soria; “bordados de olivares”, (v. 12), para
referirse a los campos bellos como un bordado. - Interrogación retórica: “¿No ves,
Leonor, los álamos del río con sus ramajes yertos?”, (vv. 7-8). - Apóstrofe: “Leonor”
(v. 7); “tu mano”, (v. 10). Tanto la interrogación retórica como los apóstrofes llenan de
emotividad la imaginada conversación del autor con su esposa muerta. - Gradación:
intensificadora de los adjetivos del último verso que extrema la expresión del estado
emocional que ha motivado la composición.

En conclusión, este poema es uno de los que representa con mayor claridad el
subjetivismo que Machado manifestó sobre las tierras sorianas. A esto se le suma el
recuerdo que tuvo del gran amor de su vida, Leonor. Todo esto lo consigue lingüística
y literariamente a través de: - La utilización de la silva-romance, propia de Machado
para describir el paisaje castellano con emotividad. - El uso de epítetos a través de los
cuales Machado expresa su depresivo estado de ánimo. - La utilización de una serie
de figuras estilísticas que reforzaban –de una manera o de otra- el estado anímico del
poeta: metáforas, encabalgamientos, hipérbatos, apóstrofes, interrogación retórica,
etc.

COMENTARIO DEL SIMBOLISMO EN EL POEMA EN RELACIÓN A LA OBRA

Machado es un poeta simbolista. En su primer libro, Soledades…el simbolismo


es claro y evidente. En Campos de Castilla sus poemas se vuelven más realistas, pero
el simbolismo permanece. En el paso de uno a otro libro, Machado lo depura
eliminando los símbolos más claros y conservando únicamente los más sutiles.
Uno de los símbolos recurrentes en Machado y presentes en este poema es el
camino. “Dame tu mano y paseemos”, le dice Machado a esa Leonor imaginada,
soñada, añorada. Recordemos que Machado fue un gran andarín que recorría el
paisaje soriano con mucha frecuencia. Sin embargo, ese camino como transcurrir de la
existencia, queda reflejado cuando, en esos desoladores versos finales, afirma: “voy
caminando solo, /triste, cansado, pensativo y viejo”. Es el contraste entre ese pasado
feliz y ese presente desgraciado.
El soñar es Machado una forma de expresar la melancolía. Por eso ,el sueño aparece
para reflejar la nostalgia de lo perdido, Leonor: “Mi corazón está vagando, en
sueños…”

Y por último, los árboles: álamos y encinas típicas del paisaje castellano y que
evocan la juventud y el amor perdidos, “raídos encinares” “los álamos del río
con sus ramajes yertos? “ o esos olivares, símbolo de riqueza en Andalucía, pero que
para Machado tienen connotaciones negativas “olivares polvorientos”.

En definitiva, a través de estos símbolos, Machado expresa la nostalgia de su pasado


en Soria, junto a Leonor, en contraposición con un presente en Baeza marcado por la
soledad y la melancolía.

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