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Decía Octavio Paz que Espacio de Juan Ramón Jiménez era “un monumento de la conciencia
poética contemporánea”. Ciertamente, este poema largo rebasa gran parte de la tradición poética
española del siglo XX y universaliza nuestra poesía conectándola con las corrientes literarias
modernas. Pero la maravilla de Espacio es además la de ser un texto que no se acaba nunca y
enriquece su misterio en cada lectura forjando nuevas líneas de interpretación. En este estudio
pretendemos definir esas líneas hermenéuticas distinguiendo entre “motivos” (mar, mujer, árbol,
pájaro, perro...), “asunto” (lo anecdótico del poema) y “temas” (elementos recurrentes como
tiempo-espacio, dios, conciencia y amor), que gravitan en torno a otro tema central: la conciencia
como conocimiento individual de uno mismo. La ingente producción literaria de Juan Ramón
Jiménez, aunque sometida a un constante proceso de revisión por parte del poeta, está toda ella
vehiculada por los mismos procesos existenciales y creacionales, por las mismas angustias vitales.
Por supuesto, una trayectoria creativa tan dilatada tuvo, inevitablemente, su propia evolución
creadora, pero el germen, las semillas, las preocupaciones y los temas están ya alumbrados en sus
primeros versos. Y es que el poema se articula a modo de flashes, de ideas, de imágenes, de
recuerdos -a menudo deslazados- con los que Juan Ramón nos quiere impresionar, nos quiere
adentrar en su mundo sensorial y anímico. Estas frases, estos versos que se repiten, actúan a modo
de nexos, de unión coherente en este fluir incesante de la conciencia interior. Espacio se articula a
modo de monólogo interior, a modo de fluir de la conciencia que expresa, a través del lenguaje
imperfecto de los hombres, el hallazgo universal de la eternidad. Esta eternidad solo puede
concebirse, a decir del poeta, en la metamorfosis cósmica.
Juan Ramón Jiménez: biografía en Espacio
El poema Espacio (1941), según palabras de Juan Ramón, fue compuesto en un momento de euforia,
devenido tras la superación de una crisis depresiva grave, debido a la cual tuvo que ser internado en
una clínica psiquiátrica durante meses. El poeta se encuentra al final de su vida; su obra, prácticamente,
está completada, aunque aún tendría que llegar un libro de la importancia literaria y de la talla
de Animal de fondo. Pero, en este momento, el de la composición del poema, lo que se produce es un
encuentro, tras la terapia, no solo con las cosas, con los objetos sino con la vida misma en su más
profunda significación, un encuentro vital y cósmico casi, que genera en Juan Ramón una
desconocida alegría. Aunque debemos leer el poema teniendo en cuenta este dato biográfico, no
podemos perder nunca de vista que el texto trasciende, incluso, las intenciones primeras de su autor
y se hace independiente.
Espacio, en la totalidad de los tres fragmentos que lo componen, refleja la tensión entre el
convencimiento de inmortalidad por parte del poeta y la certeza de la muerte corporal. Mientras que
el fragmento primero canta la alegría por esa unión cósmica, el tercero es consciente de la
transitoriedad del hombre. Entre ambos, el fragmento segundo actúa a modo de nexo, de unión, de
puente entre un mundo y otro.
Espacio es un poema estructurado en un solo bloque sin utilización del punto y aparte, las palabras
se encadenan unas con otras, las imágenes surgen unas de otras, las ideas se estructuran de manera
cíclica; una estructura cíclica que, tal como ha señalado Aurora de Albornoz, recae, sobre todo, en la
repetición de ciertas frases que actúan a modo de bisagras entre las distintas ideas, imágenes y
conceptos que se barajan en el texto. Estas frases, en ocasiones, son citas, autocitas, ecos de otros
versos del propio poeta o de otros escritores de los que, o bien Juan Ramón, reconoce su procedencia
en el propio texto, o bien, la obvia totalmente. Esta repetición (“Los dioses no tuvieron más sustancia
de la que tengo yo”, “Para acordarme de por qué he nacido, vuelvo a ti mar”, “Dulce como esta luz
era el amor”…) da a los diferentes fragmentos del poema una unión, una fuerte coherencia interna
que contrasta con el, aparente, desordenado y caótico fluir de la conciencia; ya que el
poema Espacio aspira a ser una especie de testamento vital y poético expresado en forma de
monólogo interior.