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Decisión - Alfonso Ruiz Miguel

Reflexión
Regina Otaduy

Este trabajo consta como una reflexión sobre el texto Decisión, de Alfonso Ruiz Miguel. La
estructura del trabajo es la misma que los anteriores; una serie de puntos o cuestiones que me
han ido llamando la atención con respecto al texto y sobre las cuales he reflexionado.

En primer lugar, me ha gustado mucho la manera en que habla y cómo expone las cuestiones
en relación con la regla de la mayoría. Por accidente para este trabajo, hice la reflexión sobre
el texto de Robert A. Dahl, La norma de la mayoría y el proceso democrático, en el cual se
habla sobre este tema de una manera que no me convenció para nada. Defendía esta norma
como una que, por ejemplo, maximizara la capacidad de autodeterminación de los individuos,
lo cual no consideré que fuera cierto. Sin embargo, en este texto estoy mucho más de acuerdo
con la crítica que hace el autor a dicha norma, postulando que:
1. La aplicación de esta norma nunca ha sido exclusiva a los sistemas democráticos.
2. Esta forma no fue considerada democrática por los regímenes antiguos, que solían
emplear el sorteo.
3. En las democracias contemporáneas no todo se decide empleando esta regla.

Me parece que es una postura mucho más crítica y acertada que la de Dahl, que es capaz de
ver fallos en esta norma y no la considera como “la mejor” de forma que acabe siendo
demasiado simplista.

A raíz de esto, se expone en el texto el argumento de Hans Kelsen, que también viene a decir
que la norma de la mayoría permite dar al ciudadano el mayor grado de autonomía. Si bien en
el propio texto se hacen tres observaciones refutando o poniendo “trabas” a este argumento,
yo querría añadir una más.
Una de las mayores objeciones que encontré en el texto de Dahl y que me vuelve a surgir
aquí, es el hecho de que poder elegir qué leyes le gobiernan a uno y poder crear las leyes que
vayan a gobernarle a uno son dos cosas muy diferentes. En una comunidad pequeña, se
podría plantear la posibilidad de que los individuos que la conformaran fueran redactando la
serie de leyes o normas que considerasen iban a regir bien su sociedad, y después establecer
una votación aplicando la norma de la mayoría. En este caso, pese a que se tendrían que hacer
concesiones en función de qué leyes salieran elegidas, dichas leyes habrían salido del pueblo,
que hubiera podido redactar los estatutos bajo los cuales gobernarse; de esta manera se
maximizaría la capacidad de autodeterminación del individuo, teniendo en cuenta a la vez las
necesidades de la mayoría. No obstante, las democracias representativas de hoy en día no
permiten este tipo de propuestas, y nosotros no creamos qué leyes nos gobiernan,
simplemente elegimos entre las que nos dan. Como se dice en el texto:
La maximización de la libertad que garantiza la regla de la mayoría resulta particularmente
limitada en los sistemas de democracia representativa, es esta última y no la democracia
directa la única posible, al menos como forma dominante, en sociedades grandes y complejas
como las actuales.

Creo que es un punto importante que hay que matizar, cuando tanto Kelsen como Dahl hacen
alusión a esta suerte de “autodeterminación” que la norma de la mayoría supuestamente nos
brinda.

Se debaten muy bien en el texto varios argumentos con respecto a la norma de la mayoría,
adoptando una posición más crítica. Por ejemplo, se habla sobre un viejo argumento
aristotélico que dice que, normalmente, las decisiones de la mayoría son más acertadas que
las de la minoría. Este argumento también estaba presente en el texto de Dahl, como punto a
favor de la norma ya citada. Sin embargo, la respuesta de Ruiz me parece mucho más
convincente: “depende”. Efectivamente, depende de muchísimos factores el hecho de que una
mayoría tenga ciertas tendencias.
Los colectivos cristianos del Estado de Utah en Estado Unidos tendrán una visión concreta
con respecto a la ley del aborto, y los colectivos de izquierda de Bizkaia tendrán otra, y
seguramente ambos partidos se encuentren enfrentados. Si hacemos una comparación, la
mayoría americana (por extensión de terreno y cuestiones demográficas) será más grande que
la mayoría bizkaína. ¿Quiere esto decir que esta primera mayoría tendrá razón con respecto a
si el aborto ha de ser legal o ilegal? Absolutamente no, sus convicciones políticas son un
resultado de su contexto social y, en este caso, derivadas de una religión particular y sus
dogmatismos. Es por esto, por lo que me gusta la manera en la que se juzga la ley de la
mayoría en el texto, y se previene de que la mayoría siempre puede equivocarse.

Para terminar con la reflexión, he de decir que casi he ido haciendo una comparativa sobre
cómo dos autores tratan una misma norma en dos textos diferentes. En este sentido, haber
leído el texto de Robert A. Dahl me ha ayudado no sólo para redactar este trabajo, sino
también para poder hacer un contraste y ver cómo dos personas pueden entender una misma
ley y establecer una serie de juicios sobre la misma. Dicho esto, creo que Ruiz trata el tema
con mucho más criterio y sensatez, puesto que no la defiende a capa y espada como parecía
que hacía Dahl, y expone punto por punto todas las consideraciones que hay que tener con
respecto a la norma de la mayoría. Si bien puede parecer la más justa o eficaz en primera
instancia, un análisis más profundo y juicioso va esclareciendo los muchos problemas que, en
realidad, se le pueden encontrar.

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