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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Defensa


Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
Núcleo Miranda. Extensión Ocumare del Tuy
Ingeniería de Sistemas 00s-2642-D1

FUNDAMENTOS DEL
PENSAMIENTO BOLIVARIANO

Profesor(a): Estudiante:
Iris Bell Cabrices José Gregorio Yépez Sanoja
C.I 26967359
zMclaren10@gmail.com
Joseyepez154 @gmail.com
Tlfn: 0414292473 / 04141361538

Ocumare del Tuy, 09 de Enero 2021


La doctrina Bolivariana y el concepto de Estado

Cuando analizamos los hechos del 19 de abril de 1810, y sus consecuencias inmediatas,
de orden social, político, militar y económico; observamos que comienza en el país el
proceso de agudización de la lucha por la libertad e igualdad, presente a lo largo de todo el
proceso las contradicciones dialécticas que serán el elemento dinamizador de la
emancipación venezolana.
Impulsados por un conjunto de factores, tales como: a) las ideas del movimiento de la
Revolución Francesa (1789) que llegarían a Venezuela de manera indirecta, b) por una
acentuada decadencia del poder metropolitano, c) por una complejidad ideológica, en
correspondencia a los intereses de clases, bajo la versión ideológica: antillana, francesa y
española, y d) por el surgimiento sistemático y progresivo de una conciencia nacional y de
clase a lo largo del proceso revolucionario.
Este conjunto de situaciones, explica el estallido compulsivo de luchas que dieron como
resultado la crisis que justificaría el replanteamiento integral de la sociedad colonial
venezolana.
A la luz de todos estos hechos, recogidos ampliamente por la historiografía venezolana, es
donde se resalta la figura antropológica de Simón Bolívar, no tan sólo por su accionar
militar, sino por la claridad de visión política e histórica, que alcanzó su madurez en el
proceso directo de los hechos, en su cotidianidad, lo que demuestra, como él, logró
entender las particularidades de su momento histórico. Esto lo manifiesta en cada una de
sus intervenciones de manera progresiva y sistemática.

Para Bolívar la construcción de una gran sociedad, debe reposar en el pilar moral, visto
como el poder que permita deslastrarse de las malas costumbres, de los vicios y
dependencias del hombre hispanoamericano. Ello se expresa claramente en nuestra
Constitución (1999) en los principios que a continuación se mencionan:
Principios fundamentales de la constitución de la República Bolivariana de Venezuela

Artículo 1. Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente libre e


independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad,
justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos
irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la
integridad territorial y la autodeterminación nacional.

Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de


Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su
actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la
responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político.

Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y


el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de
una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del
pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en
esta Constitución. La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar
dichos fines.

Artículo 4. La República Bolivariana de Venezuela es un Estado Federal descentralizado


en los términos consagrados por esta Constitución, y se rige por los principios de integridad
territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad.

Artículo 5. La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce


directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente,
mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.
Fundamentos de nuestros sistemas de gobierno

Depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida: Que los hombres nacen


todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad; está sancionado por la pluralidad de
los sabios, como también lo está, que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la
obtención de todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la practican;
todos deben ser valerosos y todos no lo son; todos deben poseer talentos y todos no los
poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la
sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es
generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza
hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes
corrigen estas diferencias por que colocan al individuo en la sociedad para que la
educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, les den una igualdad ficticia,
propiamente llamada política social.

La filosofía bolivariana

Es todo un esquema mental de conducta y comportamiento, que tiene sus raíces en la


dignidad nacional y un respeto irrestricto a la territorialidad.
La Filosofía Bolivariana busca la unidad y la integración de países que tienen en común su
cultura, para poner freno a un imperialismo insaciable de poder y riquezas, que basa su
estrategia de penetración en el neocolonialismo y la dependencia económica.
Los pensamientos del Libertador, no sólo fueron simples enunciados, como los célebres
pensamientos de inmortales filósofos; en el caso de Colombia, Venezuela, Ecuador,
Perú y Bolivia, constituyeron magistrales tratados que fueron puestos en práctica en todos
sus detalles, para crear de la nada cinco naciones, donde antes reinaba la anarquía, tiranía,
la esclavitud y la explotación. Pero la Filosofía Bolivariana también es poesía y literatura,
como mucho de los escritos que nos legó el Padre del Patria: el Sentimiento Bolivariano, el
cual se define como una fuerza invisible y envolvente que poseemos todos los nacidos o
asimilados a estas nobles tierras bolivarianas: es la energía glorificante que alimenta una
revolución que nunca muere, es la fuerza de la anarquía que inspira a los pueblos a luchar,
es la luz que nos guía hacia la felicidad, es fuente de inspiración para construir imposibles,
es un sentimiento de confraternidad, amor y entrega total hacia nuestros vecinos
americanos.

Democracia: Bolívar fue siempre sólidamente republicano, y como estuvo convencido de


que la monarquía era una forma de gobierno anacrónica que no se compaginaba con las
realidades y el espíritu de la emancipación americana. En todos sus proyectos
constitucionales plantea la esencia de la democracia: gobiernos populares republicanos,
responsables y representativos, en los cuales era decisiva la intervención de las mayorías y
el respeto a la opinión pública.

La Libertad: este concepto se define como el poder que tiene cada hombre de hacer cuanto
no esté prohibido por la ley. Pero no era utópico Bolívar quería establecer un sistema de
gobierno democrático puro en el mundo hispanoamericano, pues estaba consciente de que
para lograr vivir en una Nación democrática se requería superar la tasa del atraso cultural y
la ignorancia del pueblo, entendiendo que este es un sistema de gobierno donde se requiere
la participación activa e inteligente de todos los ciudadanos. El gobierno propuesto por
Bolívar en sus proyectos constitucionales es un gobierno democrático, republicano,
popular, efectivo, sencillo, moralmente fuerte, capaz de sobreponerse a la anarquía y a la
tiranía, y de realizar y defender la Revolución.

Principios fundamentales del pensamiento Bolivariano

El Libertador tenía absoluta razón al pensar y hacer la autocrítica sociológica referente a la


forma de dominio o esclavitud, a la cual el "Pueblo Americano" "uncido (…) al triple yugo
de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni
virtud". Al expresar estos pensamientos Nuestro Libertador hace notar que para construir
una nueva sociedad, con nuevos fundamentos, exigía la aplicación de una nueva filosofía
educativa. "Él quería forjar una sociedad más humana, en la cual el hombre no fuese un
simple instrumento de dominación política, y esto afirmaba solamente se logra con
educación”.

Nuestro Libertador tuvo un concepto muy elevado de los principios educativos y morales,
para él, eran grandes y significativos, por ello en sus documentos estos fueron, eslabones
principales de sus ideas.

La dependencia Hispanoamericana

Las reformas que intentaron establecer en el nuevo “pacto colonial”, y la propia decadencia
española, trajo serias consecuencias en tierras americanas. La ruptura de los ciclos de
producción y comercialización, ligados a la explotación de los metales, llevó a una
readecuación de las economías hispanoamericanas, que a su vez robusteció el poder
económico de los propietarios locales (los criollos) frente al poder de control de los
funcionarios de la corona, quienes perdieron paulatinamente su alta cuota de injerencia
sobre las actividades económicas coloniales. Un divorcio entre el poder político y el poder
económico, latente desde antaño, fue patentizándose conforme avanzaba el siglo XVIII.
Los notables criollos fueron acrecentando su control económico y consolidando sus
mecanismos de dirección de la sociedad, frente a los funcionarios españoles, que cada vez
veían disminuida su capacidad efectiva de dirección política.
Uno de los rasgos más sobresalientes, y quizá el más original del pensamiento de Bolívar es
que considera a Hispanoamérica en conjunto como objeto de su análisis.

En primer lugar, Bolívar fue “realista” en la medida en que siempre trató de entender la
realidad como es y no como se decía que debía ser. Desde el Manifiesto de Cartagena hasta
sus últimos escritos, su esfuerzo es el de dar con la naturaleza específica y última de
nuestros pueblos. “No somos europeos ni indígenas” insistía, para luego hurgar en las
raíces étnicas y culturales de la identidad mestiza.

En segundo lugar, Bolívar fue un “realista” cuando propuso sus fórmulas de organización
política de los nuevos países hispanoamericanos. Incluyó varios elementos políticos que
estabilizarían la vida de los nacientes estados.

En tercer lugar, fue Bolívar “realista” como gobernante. Es decir, que se vio atrapado por
las urgencias de la realidad, frente a sus propios enunciados. Su acto de proclamación
dictatorial es elocuente. No cabe duda ninguna de que al lanzarse a la ruptura de la
Constitución y del régimen democrático propugnado por él, actuaba en la convicción de
que salvaba al país.

Documentos del Libertador

Cuando se analiza la concepción de la moral pública ideada por el Libertador se puede


afirmar que la misma estaba orientada a la lucha por lograr un cambio en el sentir y el
pensar de los ciudadanos de la República, una auténtica revolución social que abarcara
dentro de sí a todos y cada uno de los aspectos que el término social involucra, dentro del
cual, desde luego, encontraba espacio y relevancia fundamental el factor cultural, que
presuponía un auténtico cambio interior de los ciudadanos, donde la moral sería la primera
herramienta necesaria para que dicho cambio pudiera tener una armonía y debida
verificación.

El juramento del Monte Sacro: El 15 de agosto de 1805, desde la cima de una de las
colinas que dominan a Roma, el caraqueño Simón Bolívar, apenas cumplía 22 años, viudo
y con una carga emocional impresionante, jura en presencia de su maestro Simón
Rodríguez, consagrar su vida a la causa de la independencia de Hispanoamérica.
“La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus fases, ha hecho
ver todos sus elementos, más en cuanto a resolver el problema del hombre en libertad,
parece que el asunto ha sido desconocido y que el despeje de esa misteriosa incógnita no
ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo”. ¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis
padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi
brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad
del pueblo español!

El Manifiesto de Cartagena: Bolívar expone sus consideraciones acerca de la situación


actual de la guerra de independencia, en especial las causas que llevaron al fracaso la
primera república. Así, Bolívar destaca el surgimiento de un gobierno que adoptó un
sistema federal con sus consecuencias fatales para los intereses de unificaciones de la
república; En esta etapa ocurrieron acontecimientos, que trajeron como consecuencia la no
consolidación del proyecto o de las ideas que tenía Bolívar para desarrollar en Venezuela.
El terremoto ocasionó la catástrofe para el decaimiento de la nación, la igualdad entre
conciudadanos.
El 15 de diciembre de 1812 escribió su primer documento (Manifiesto de Cartagena),
donde expone las causas que condujeron a la pérdida de la Primera República y advierte a
los neogranadinos sobre la necesidad de unirse para derrotar al enemigo.

Decreto de Guerra a Muerte: Célebre documento dictado por Simón Bolívar y dado a
conocer en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de 1813. La Proclama de guerra a muerte,
fue la respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por Domingo de
Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández
de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros jefes realistas luego de la caída de la
Primera República. La matanza de los republicanos por parte de los jefes españoles llegó a
extremos tales de provocar el rechazo de personajes adictos a la causa monárquica.
Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio siguió la proclama el 15 de junio en Trujillo
del Decreto a muerte En una primera instancia esta manifestación fue considerada por
Bolívar como ley fundamental de la República, que luego ampliaría y ratificaría en el
cuartel general de Puerto Cabello, mediante una proclama del 6 de septiembre del mismo
año 1813, acto que según algunos historiadores puede ser considerado como un «Segundo
Decreto de Guerra a Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo semestre de 1813
aparecen en escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la matanza se hace más
intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es radicalizar la
aplicación de la «guerra a muerte». Derivado de esto se produjo la ejecución de los presos
españoles y canarios de Caracas y La Guaira ordenada por Bolívar en febrero de 1814. En
este último año la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose numerosas vidas de ambos
bandos. Asimismo, es en este contexto de destrucción en el que cae la Segunda República.

Entre los años 1815, 1816 y 1817 la «guerra a muerte» se extiende a la Nueva Granada, en
donde el general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad. Entre las numerosas
víctimas de Morillo se pueden destacar el científico Francisco José de Caldas, los estadistas
neogranadinos Camilo Torres y Manuel Rodríguez Torices y los patriotas venezolanos
Andrés Linares y Francisco José García de Hevia. A pesar de haber sido Bolívar el autor
del decreto de guerra sin cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la
derogación de dicho instrumento. Finalmente, el 26 de noviembre de 1820 se celebró en
Trujillo, en el mismo lugar donde se proclamó la guerra a muerte, el Tratado de
Regularización de la Guerra, el cual derogaba el decreto de 1813.

El Manifiesto de Carúpano: El Manifiesto de Carúpano fue la oportunidad para que


Simón Bolívar expusiera detalladamente sus criterios políticos respecto a la situación social
que impedía el desarrollo de los gobiernos republicanos en Venezuela.
Bolívar se quejaba de la justicia de los hombres y abogaba por la justicia divina, expresa
que sus conciudadanos venezolanos no estaban preparados para el ejercicio de la justicia,
por lo tanto no eran capaces de de desarrollar sus propias leyes, lo que significa que no
podían entender el verdadero significado de la libertad, la cual se basa en el ejercicio
práctico y no solamente en palabras. El Manifiesto de Carúpano es una explicación del
nuevo fracaso de la segunda República de Venezuela relatado por Simón Bolívar el 7 de
septiembre de 1814. Este documento contiene un pensamiento claro del colapso de la
Revolución, la cual se mantiene en la esfera simplemente política, atropellada por los
enemigos de la patria.
La Carta de Jamaica: Es sin duda, uno de los primeros documentos en los cuales se
analizan las causas de la independencia hispanoamericana. Tales causas fueron, según El
Libertador, las siguientes:

a) Políticas: Los hispanoamericanos estaban privados de derechos políticos. Los colonos,


dentro del sistema español, carecían de lo que El Libertador llama "el derecho a ejercer la
tiranía activa". Se les privaba del derecho elemental de gobernarse a sí mismos, con este
argumento justificó que ésta fue una de las causas de descontento que provocó el
rompimiento con España.

b) Económicas: El monopolio comercial, las prohibiciones y restricciones económicas, que


impedían el desarrollo de las colonias: España mantuvo sus colonias como "coto cerrado"
en beneficio de la economía peninsular. No se permitió el comercio con otros países y se
impuso estricta vigilancia para impedir el contrabando, se prohibía el comercio entre las
propias colonias. Se estableció un riguroso control de la navegación, mediante la
autorización de ciertos puertos para el comercio, además de esto, se prohibía la siembra de
frutos europeos, se prohibía establecer en las colonias fábricas de paños y otros artículos,
así obligaban a comprarlos a los comerciantes peninsulares.

El Libertador estuvo siempre en el centro de esta polémica sobre monarquía o república,


que una de las más interesantes en el proceso ideológico de la independencia. El ejemplo
norteamericano y la revolución francesa, ofrecían asideros sólidos en favor de la república;
mientras, por otra parte, el supuesto atraso cultural, la ignorancia, falta de virtudes en el
pueblo, fueron argumentos de quienes sostenían que nuestros pueblos eran incapaces de
gobernarse por sí mismos, pero El Libertador afirmaba que dentro de un régimen
republicano sería más fácil elevar el nivel cultural y material de nuestros pueblos, sacarlos
del atraso y lograr para ellos la paz necesaria que llegaría a organizar sus instituciones y
superar las devastaciones dejadas por la guerra.

El Discurso de Angostura: fue pronunciado por Simón Bolívar el 15 de febrero de 1819,


en la provincia de Guayana, con motivo de la instalación del segundo Congreso
Constituyente de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura (hoy Ciudad
Bolívar). En este documento Bolívar como jefe del Estado se dirige a los congresistas del
país no sólo para expresar su opinión acerca de lo que debía ser el proyecto constitucional a
sancionarse, sino también una profunda reflexión sobre la situación que vivía Venezuela a
fines de 1818. En relación al proceso de elaboración de dicho texto, el mismo se llevó a
cabo fundamentalmente en su residencia de Angostura durante los últimos meses de 1818.
En el discurso pronunciado durante casi una hora ante El Congreso de Angostura, el
Libertador analizó de manera profunda la realidad de su tiempo, señalando la conveniencia
de que las instituciones que surgieran en América a raíz de la Independencia, debían
responder a las necesidades y posibilidades de estas sociedades, sin copiar modelos de
tierras extrañas.
Otro aspecto al que dedicó una importancia fundamental en el proceso de consolidación de
las repúblicas latinoamericanas, fue a la Educación.

Proclama del Libertador: El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última proclama del


Libertador, dictada desde su lecho de moribundo. Firmó el testamento y recibió los Santos
Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de Mamatoco, quien llegó en la noche
con sus acólitos y varios indígenas. Luego, rodeado de sus más íntimos amigos, como José
Laurencio Silva, Mariano Montilla, Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, el notario
Catalino Noguera empezó a leer el histórico documento, pero apenas llegó a la mitad,
porque la emoción y el dolor le ahogaron la voz.
El hombre que había luchado contra los españoles con ahínco y dedicación. Quien había
cabalgado por montañas, llanos, ríos y empinados cerros, para llevar libertad a América,
moría en la vivienda que le facilitó un español, cuando enfermó, casi abandonado y odiado
por muchos, llegó a las playas atlánticas de su querida Colombia, buscando consuelo y
remedio a sus males. Murió como no merecía y en el momento más importante de su vida.
Dejó este mundo con la angustia de haber arado en el mar, como una vez dijera, porque se
dio cuenta que su lucha, sus desvelos y su trabajo incansable en pro de la libertad, se vería
echado a un lado una vez que desapareciera.

"¡Colombianos! Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad, donde reinaba antes la tiranía.
He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separe del mando cuando
me persuadí de que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y
hollaron lo que es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores
y me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo haceros la manifestación de mis últimos
deseos. No aspiro otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien
inestimable de la unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno, para liberarse de la anarquía: los
Ministros del Santuario, dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando la espada en defender
las garantías sociales. ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte
contribuye a que se cesen los partidos, y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al sepulcro".

Deberes, derechos políticos y humanos

Capítulo I. Disposiciones generales.

Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y


sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente
de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder
Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos humanos suscritos
y ratificados por la República y las leyes que los desarrollen.

Artículo 20. Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin
más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social.

Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley, y en consecuencia:
1. No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición
social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades
de toda persona.
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la
ley sea real y efectiva, adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan
ser discriminados, marginados o vulnerables, protegerá especialmente a aquellas personas
que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de
debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
3. Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas.
4. No se reconocen títulos nobiliarios ni distinciones hereditarias.

Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y


en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como
negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La
falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos.

Capítulo II. De la nacionalidad y ciudadanía


Sección Primera: de la nacionalidad

Artículo 32. Son venezolanos y venezolanas por nacimiento:


1. Toda persona nacida en territorio de la República.
2. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por
nacimiento y madre venezolana por nacimiento.
3. Toda persona nacida en territorio extranjero, hijo o hija de padre venezolano por
nacimiento o madre venezolana por nacimiento, siempre que establezcan su residencia en el
territorio de la República o declaren su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.
4. Toda persona nacida en territorio extranjero de padre venezolano por naturalización o
madre venezolana por naturalización siempre que antes de cumplir dieciocho años de edad,
establezca su residencia en el territorio de la República y antes de cumplir veinticinco años
de edad declare su voluntad de acogerse a la nacionalidad venezolana.

Artículo 33. Son venezolanos y venezolanas por naturalización:


1. Los extranjeros o extranjeras que obtengan carta de naturaleza. A tal fin deberán tener
domicilio en Venezuela con residencia ininterrumpida de, por lo menos, diez años
inmediatamente anteriores a la fecha de la respectiva solicitud. El tiempo de residencia se
reducirá a cinco años en el caso de aquellos y aquellas que tuvieren la nacionalidad
originaria de España, Portugal, Italia, países latinoamericanos y del Caribe.
2. Los extranjeros o extranjeras que contraigan matrimonio con venezolano o venezolana
desde que declaren su voluntad de serlo, transcurridos por lo menos cinco años a partir de
la fecha del matrimonio.

3. Los extranjeros o extranjeras menores de edad para la fecha de la naturalización del


padre o de la madre que ejerza sobre ellos la patria potestad, siempre que declaren su
voluntad de ser venezolanos o venezolanas antes de cumplir los veintiún años de edad y
hayan residido en Venezuela, ininterrumpidamente, durante los cinco años anteriores a
dicha declaración.

Artículo 34. La nacionalidad venezolana no se pierde al optar o adquirir otra nacionalidad.

Artículo 35. Los venezolanos y venezolanas por nacimiento no podrán ser privados o
privadas de su nacionalidad. La nacionalidad venezolana por naturalización sólo podrá ser
revocada mediante sentencia judicial, de acuerdo con la ley.

Artículo 36. Se puede renunciar a la nacionalidad venezolana. Quien renuncie a la


nacionalidad venezolana por nacimiento puede recuperarla si se domicilia en el territorio de
la República por un lapso no menor de dos años y manifiesta su voluntad de hacerlo. Los
venezolanos y venezolanas por naturalización que renuncien a la nacionalidad venezolana
podrán recuperarla cumpliendo nuevamente con los requisitos exigidos en el Artículo 33 de
esta Constitución.

Artículo 37. El Estado promoverá la celebración de tratados internacionales en materia de


nacionalidad, especialmente con los Estados fronterizos y los señalados en el numeral 1 del
Artículo 33 de esta Constitución.

Artículo 38. La ley dictará, de conformidad con las disposiciones anteriores, las normas
sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición, opción, renuncia y recuperación
de la nacionalidad venezolana, así como con la revocación y nulidad de la naturalización.
Sección Segunda: de la ciudadanía
Artículo 39. Los venezolanos y venezolanas que no estén sujetos o sujetas a inhabilitación
política ni a interdicción civil, y en las condiciones de edad previstas en esta Constitución,
ejercen la ciudadanía y, en consecuencia, son titulares de derechos y deberes políticos de
acuerdo con esta Constitución.

Artículo 40. Los derechos políticos son privativos de los venezolanos y venezolanas, salvo
las excepciones establecidas en esta Constitución.
Gozan de los mismos derechos de los venezolanos y venezolanas por nacimiento los
venezolanos y venezolanas por naturalización que hubieren ingresado al país antes de
cumplir los siete años de edad y residido en él permanentemente hasta alcanzar la
mayoridad.

Artículo 41. Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad,
podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente
Ejecutivo o
Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vice-presidentas de
la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia,
Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General
de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal o Fiscala General
de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos
relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación,
Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios
fronterizos y aquellos contemplados en la ley orgánica de la Fuerza Armada Bolivariana.
Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o
Ministras, Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios
no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con
residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos
de aptitud previstos en la ley.
Artículo 42. Quien pierda o renuncie a la nacionalidad pierde la ciudadanía. El ejercicio de
la ciudadanía o de alguno de los derechos políticos sólo puede ser suspendido por sentencia
judicial firme en los casos que determine la ley.

Sección Primera: De los Derechos Políticos


Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente
en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas.
La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el
medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto
individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la
generación de las condiciones más favorables para su práctica.

Artículo 63. El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales,


directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la
representación proporcional.

Artículo 64. Son electores o electoras todos los venezolanos y venezolanas que hayan
cumplido dieciocho años de edad y que no estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación
política.
El voto para las elecciones municipales y parroquiales y estadales se hará extensivo a los
extranjeros o extranjeras que hayan cumplido dieciocho años de edad, con más de diez años
de residencia en el país, con las limitaciones establecidas en esta Constitución y en la ley, y
que no estén sujetos a interdicción civil o inhabilitación política.

Artículo 65. No podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes hayan sido
condenados o condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones y
otros que afecten el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley, a partir del
cumplimiento de la condena y de acuerdo con la gravedad del delito.
Artículo 66. Los electores y electoras tienen derecho a que sus representantes rindan
cuentas públicas, transparentes y periódicas sobre su gestión, de acuerdo con el programa
presentado.

Artículo 67. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines
políticos, mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección.
Sus organismos de dirección y sus candidatos o candidatas a cargos de elección popular
serán seleccionados o seleccionadas en elecciones internas con la participación de sus
integrantes.
No se permitirá el financiamiento de las asociaciones con fines políticos con fondos
provenientes del Estado.
La ley regulará lo concerniente al financiamiento y las contribuciones privadas de las
organizaciones con fines políticos, y los mecanismos de control que aseguren la pulcritud
en el origen y manejo de las mismas. Así mismo regulará las campañas políticas y
electorales, su duración y límites de gastos propendiendo a su democratización.
Los ciudadanos y ciudadanas, por iniciativa propia, y las asociaciones con fines políticos,
tienen derecho a concurrir a los procesos electorales postulando candidatos y candidatas. El
financiamiento de la propaganda política y de las campañas electorales será regulado por la
ley.
Las direcciones de las asociaciones con fines políticos no podrán contratar con entidades
del sector público.

Artículo 68. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin
armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley.
Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones
pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control
del orden público.

Artículo 69. La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de


asilo y refugio.
Se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas.

Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su


soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la
revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo
abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter
vinculante, entre otros; y en lo social y económico, las instancias de atención ciudadana, la
autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter
financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas
por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad.
La ley establecerá las condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de
participación previstos en este artículo.

Capítulo X. De los Deberes

Artículo 130. Los venezolanos y venezolanas tienen el deber de honrar y defender a la


patria, símbolos, valores culturales, resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la
integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la Nación.

Artículo 131. Toda persona tiene el deber de cumplir y acatar esta Constitución, las leyes y
los demás actos que en ejercicio de sus funciones dicten los órganos del Poder Público.

Artículo 132. Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y
participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y
defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de la
paz social.

Artículo 133. Toda persona tiene el deber de coadyuvar a los gastos públicos mediante el
pago de impuestos, tasas y contribuciones que establezca la ley.
Artículo 134. Toda persona, de conformidad con la ley, tiene el deber de prestar los
servicios civil o militar necesarios para la defensa, preservación y desarrollo del país, o para
hacer frente a situaciones de calamidad pública. Nadie puede ser sometido a reclutamiento
forzoso. Toda persona tiene el deber de prestar servicios en las funciones electorales que se
les asignen de conformidad con la ley.

Artículo 135. Las obligaciones que correspondan al Estado, conforme a esta Constitución y
a la ley, en cumplimiento de los fines del bienestar social general, no excluyen las que, en
virtud de la solidaridad y responsabilidad social y asistencia humanitaria, correspondan a
los particulares según su capacidad. La ley proveerá lo conducente para imponer el
cumplimiento de estas obligaciones en los casos en que fuere necesario. Quienes aspiren al
ejercicio de cualquier profesión, tienen el deber de prestar servicio a la comunidad durante
el tiempo, lugar y condiciones que determine la ley.

La participación popular en la Defensa de la Nación

El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de


Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio
de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y
soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad
democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de
justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la
independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia
y el imperio de la ley para ésta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al
trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni
subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y
consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y
autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos
humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio
ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la
humanidad.

A raíz de la entrada en vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela en 1999 y siguiendo los postulados fundamentales de la misma, entre los que
está, el de la refundación de la República y de todas y cada una de sus instituciones
fundamentales del Estado, se dio inicio a la revisión y adecuación de las normas jurídicas
que las rigen, estando entre las mismas, como una de las de mayor importancia, por su
valiosa significación, la de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Lo anteriormente expuesto, hace obligante a la Fuerza Armada Nacional, adecuar toda su
organización a las nuevas exigencias, con una visión geopolítica que transita el sendero
hacia la estructuración del Estado Social, amante de la paz, defensora de los derechos
humanos y solidaria con las naciones hermanas del Continente Americano, dentro del
Ideario del Libertador Simón Bolívar.

Era necesario que después de la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela en 1999, la Fuerza Armada Nacional considerara sus principios doctrinarios
en cumplimiento con el postulado de la corresponsabilidad, para posteriormente aprobar de
la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (LOFAN). Este cambio de doctrina busca
romper viejos esquemas y patrones copiados de las grandes potencias como Estados Unidos
y trabajar en una doctrina propia basada en nuestros principios, es decir, aplicar la doctrina
del Libertador Simón Bolívar, Francisco de Miranda y la liberación, el nacionalismo
liberador, y de la unión del soldado con su pueblo.

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