Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Así pues habría que definir esos Derechos Humanos, lo que puede
alcanzarse por medio de una serie de Declaraciones -de las que
tenemos algunas muestras, una de las cuales es hoy objeto de
nuestra conmemoración -, y otras disposiciones, en las que se
recogerían de manera sistemática una serie de derechos y los
procedimientos necesarios para su defensa, al mismo tiempo que
se elabora una dogmática propia siguiendo el modelo de las
anteriores con el fin de asegurarnos su correcta explicación.
De esta manera parece que se aseguraría la posibilidad de
construir una materia que pudiera enseñarse a la ciudadanía en
función de los diferentes grados de formación que en la misma
se dieran.
1
Sin embargo y aún reconociendo las enormes ventajas que
pudieran derivarse de una elaboración dogmática de ese tipo,
hay algo que nos debería hacer reflexionar sobre lo que en
principio podría considerarse como una insuficiencia de tal
proyecto, con lo que si eso fuera así, terminaría por influir
también en la manera en que debería abordarse la cuestión de la
enseñanza de los Derechos Humanos, que quizá no podría llevarse
a cabo por medio de un saber articulado al modo en que se ha
hecho en otros campos del saber jurídico, como es el caso del
derecho civil, el derecho penal e incluso en nuestros días y en
nuestra comunidad autónoma, el derecho constitucional.
2
Todo lo anterior muestra que los intentos ilustrados por
ordenar la convivencia social adolecen de lo que hoy se
denominaría una "debilidad estructural". Cuando Montesquieu
define la libertad política, el orden social, como la libertad
del hombre que hace lo que debe hacer, es decir, que se
comporta de acuerdo con lo exigido por el derecho, actúa como
un ilustrado, pero no nos resuelve el problema, pues lo que
hace es esconder una dificultad y no atajarla. Hace lo mismo
que esa gente que cuando barre, no recoge lo barrido, sino que
lo esconde bajo la alfombra o la cama, pues al definir la
libertad política por el derecho, no evita que nos preguntemos
no sólo qué es lo que nos dice el derecho, sino también por qué
nos dice lo que algunos afirman que dice y no lo que otros
sugieren que debería decir.
3.Vale todo?
3
correcta, sólo caben dos alternativas, o bien el enfrentamiento
por medio de la disputa de los amigos contra los enemigos de
que hablaba Schmitt, o bien la tolerancia mal entendida, esto
es, el inmovilismo, como no hay manera de ponernos de acuerdo y
no queremos terminar en el enfrentamiento schmittiano, lo mejor
es que cada cual campe por sus respetos o dicho con otros
términos: dejemos que todo cambie para que siga igual.
4
sociedad se encuentra comprometida con los Derechos Humanos y
en qué sentido está construido ese compromiso, por lo que no se
trata sólo y exclusivamente de que el ciudadano participe en la
elaboración de los textos, sino fundamentalmente de que lo haga
en su interpretación, de manera que no se limite a recibir lo
que se le dice, sino que lo reconstruya de manera responsable.
Por tanto, es una posición que se aleja de la simple
consistencia, de la estrechez de miras propia de toda
dogmática, y se acerca a otra distinta, preocupada de los
principios en los que se asientan las sociedades democráticas,
encaminadas teóricamente a la construcción de una sociedad
mejor.
5
palabras, el sufrimiento que supone soportar el ejercicio del
poder de otro sobre mi con respecto a esa cuestión. Quien vote
con la mayoría impone su decisión sobre los otros, por lo que
ese ejercicio de poder, si es que quiere asegurarse su
pervivencia pacífica, tiene que justificarse, lo que no se
logrará acudiendo sólo y exclusivamente al principio de las
mayorías, ya que esa justificación exige algo más, exige que la
decisión que el voto representa se haya alcanzado siguiendo
unas determinadas pautas.
6
excesivamente presente, ni tampoco evita que nos acerquemos a
situaciones en las que por la proliferación de convicciones muy
diversas parece que estuviéramos más cerca de la
indeterminación y el escepticismo, esto es, del todo vale, que
de una situación en la que pudiéramos hacer valer la razón,
aunque sólo fuera en los claros de la incertidumbre.
Gracias.
Granada, 3 de diciembre de 1998.
José J. Jiménez Sánchez
Bibliografía:
C. Beccaria, De los Delitos y de las Penas, trad. de J. Jordá
Catalá, 1983 (1764).
R. Dworkin, Law`s Empire, 1986.
Id., “Objectivity and Truth: You`d Better Believe It”,
Philosophy and Public Affairs 25, no. 2 (Spring 1996).
Montesquieu, Del Espíritu de las Leyes, trad. de M. Blázquez y
P. De Vega, 1985 (1735).
J. Rawls, El Liberalismo político, trad. de A. Domènech, 1996
(1993).
R. Rorty, Achieving Our Country, 1998.
C. Schmitt, El Concepto de lo Político, trad. de R. Agapito,
1991 (1932).