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Gustavo Espinosa Legajo 52398

Actividad de Unidad 3

A partir de la lectura de este párrafo del Mensaje que Juan Manuel de Rosas
dirigió a la Legislatura provincial el 1 de enero de 1837, citado en Marcela Ternavasio
“Nuevo régimen representativo y expansión de la frontera política. Las elecciones en el
Estado de Buenos Aires: 1820-1840”, en Annino, Antonio, (ed.), Historia de las
elecciones en Iberoamérica, siglo XIX: De la formación del espacio político nacional.
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1995,
“Mucho se ha escrito y hablado entre nosotros acerca del sistema
constitucional; pero en materia de elecciones, como en otras, la práctica ha estado
bien distante de las doctrinas más ponderadas. A todos los gobiernos anteriores se han
reprochado como un crimen, y a sus amigos como un signo de servilidad, mezclarse en
las elecciones de representantes dentro de los términos de la ley. Esto ha dado lugar a
mil refugios y a la misma corrupción. El Gobernador actual, deseando alejar de entre
nosotros esas teorías engañosas que ha inventado la hipocresía, y dejar establecida
una garantía legal permanente para la autoridad, ha dirigido, por toda la extensión de
la provincia, a muchos vecinos y magistrados respetables, listas que contenían los
nombres de los ciudadanos, que en su concepto merecían representar los derechos de
su Patria, con el objeto de que propendiesen su elección, si tal era su voluntad”
Responder siguientes preguntas:

1 ¿Cuál es la importancia de la concepción pactista en el pensamiento de


Rosas?

Según Marcela Ternavasio previo a la revolución decembrista, las candidaturas


se basaban en el sistema plurinominal por acumulación de votos, con el cual los
miembros de la élite buscaban asegurar su presencia en múltiples listas electorales
para obtener más votos en lugar de unificar sus fuerzas en una sola lista. Estas prácticas
parecían reforzar el poder de la élite a través de una competencia interna. La ruptura
del orden legal en 1828 demostró que estas tácticas se habían salido de control para
los distintos grupos de la élite, lo que puso en peligro la estabilidad política. El alto nivel
de conflictividad durante las elecciones entre 1827 y 1835 estuvo fuertemente
relacionado con la creciente fragmentación interna de la élite gobernante.
Es el comandante de Milicias de Campaña, Juan Manuel de Rosas, quien más
rápidamente se da cuenta del peligro que constituye para el orden público el sistema
de competencia internotabiliar debido a que se ha vuelto “incontrolable”. Su asunción
a gobernador en 1829 con el otorgamiento de facultades extraordinarias, le confirman
a Rosas la necesidad de contar con una Sala absolutamente leal. Los acuerdos intra-
élite, una vez realizada la elección de los representantes, se veían seriamente
amenazados por lo que, según Rosas, era necesario pactar previamente. En otras
palabras, Rosas sostenía que había que negociar la lista de electores antes de los
comicios, para presentar de esa manera una única lista consensuada, que tuviera la
aprobación del gobierno, o sea, la aprobación del propio Rosas, como garantía de

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orden y estabilidad. Rosas buscaba además de las facultades extraordinarias, la suma


del poder público y para eso necesitaba transformar un régimen de competencia
internotabiliar en un régimen de unanimidad.
Esto condujo a la aparición de la "competencia pactada" donde la negociación
de listas de candidatos sustituía a la negociación llevada a cabo en las juntas de
segundo grado del sistema electoral indirecto. Lo que Rosas y sus seguidores alteran es
esta modalidad de acuerdo entre notables, rechazando la competencia y estableciendo
lo que el propio Rosas denominó como "una garantía legal permanente para la
autoridad". En otras palabras, se implementa una lista única fabricada en lo más alto
del poder político.

2 ¿Cómo viene el gobierno provincial a suplantar la negociación y competencia


entre notables previa al acto electoral?

Después de la crisis del espacio político urbano, se produce una expansión


rápida de la frontera política, que a su vez se acompaña de la rápida expansión de la
frontera económica. Esta expansión, que si bien comenzó en la década del 20 se
consolidó con el gobierno de Rosas, no fue simplemente el resultado del sistema
electoral establecido, sino más bien producto de la clara voluntad política del gobierno
provincial que buscaba consolidar su poder integrando las nuevas tierras tanto desde
una perspectiva económico-social como desde una perspectiva político-institucional a
través de la promoción del derecho al voto.
En esta integración fue fundamental la figura del “Juez de Paz”. Durante la etapa
rivadaviana (1821-1825), se llevó a cabo una reforma del régimen de justicia con el
objetivo de separar dos áreas que previamente estaban bajo el control de los cabildos:
la justicia de menor cuantía y la policía. Se creó el cargo de “Juez de paz”, dependiente
del poder ejecutivo provincial, para encargarse de la justicia de menor cuantía,
mientras que se estableció el Departamento de Policía para supervisar a los comisarios,
alcaldes y tenientes alcaldes en la ciudad y el campo.
En 1829 se eliminaron las Comisarías de Campaña y sus funciones se fusionaron
con los Juzgados de Paz. Posteriormente, sobre todo, en áreas rurales, las funciones
ejercidas por los antiguos alcaldes de hermandad fueron absorbidas por los jueces de
paz. Además, los jueces de paz también asumieron el papel de agentes electorales y
pasaron a tener la responsabilidad de difundir las listas de candidatos, convocar a las
elecciones, supervisar la elección de escrutadores, presidir las mesas electorales en
áreas rurales, determinar quiénes tenían derecho a votar y proclamar a los
representantes electos. Tan importante concentración de tareas transformó al juez de
paz de campaña en una figura clave.
El juez de paz es fundamental no sólo por la continuidad que se advierte al
comparar las listas de sus ocupantes con las de escrutadores y presidentes de mesa a lo
largo del período, ni por su condición de propietarios, sino por la misma naturaleza de
la práctica que desarrollan. A nivel local no encontramos la división de los poderes y, en
consecuencia, las prácticas de la justicia siguen articulando la sociedad local con la
esfera política

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El Estado Provincial, aún en una posición débil, buscaba fortalecerse en el


interior de su territorio mediante la instalación de un juzgado de Paz en cada nuevo
partido o pueblo, el cual se encargaba de organizar y supervisar la vida de esa
comunidad.
Así, la expansión de la frontera política, que se institucionaliza a partir de 1832,
se desarrolla primero en el campo, donde se establece el voto por unanimidad y se
consolida la autoridad del juez de paz. Esta situación puede explicar el voto por
unanimidad en las zonas rurales, ya que estos funcionarios ejercen una influencia
significativa gracias a su capacidad de mediar entre el mundo político antiguo y
moderno.
Esta nueva perspectiva sobre la unanimidad y el poder de Rosas revela que su
influencia no solo se basaba en su posición como gran hacendado, sino también en el
fortalecimiento del Estado en las zonas rurales durante su gobierno. Esto se logró
gracias a la designación de jueces de paz por parte de una legislatura subordinada al
gobernador. Con la mayor presencia del Estado en las campañas, especialmente a
través de los jueces de paz, se consolidó el poder de Rosas, lo que explica la
unanimidad en su liderazgo.

3 En base al texto propuesto desarrolle el concepto de “gobierno elector”.

El gobierno de Rosas implementó cambios en el sistema electoral, pasando de


un régimen de competencia entre notables a uno de unanimidad. Esto da lugar a dos
enfoques diferentes sobre la norma que regula la representación y dos formas distintas
de apelar a la legalidad.
En el primer caso, la legalidad está relacionada con el concepto de
"legitimidad", donde la representación se entiende en términos modernos. En el
segundo caso, la apelación a la legalidad adopta un enfoque más tradicional, donde la
representación se concibe como una "delegación" y se refiere a lo que se conocía como
"representación invertida" en referencia a los cabildos coloniales.
La perspectiva ampliamente difundida en Buenos Aires después de 1820, de
que el pueblo ejerce la máxima soberanía a través del voto, se redefine después de
1830 y da paso a un concepto de "gobierno elector" en lugar de un "pueblo elector".

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