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Ricardo Salvatore
Consignas:
El autor afirma que el orden político rosista se regía como un gobierno republicano,
ya que la legitimidad del gobierno estaba basado en la voluntad popular, Rosas
representante de este gobierno había sido elegido dentro del marco de las instituciones
de la República. Este orden político se caracterizaba por no ser liberal, ya que no
pretendía defender los derechos de las minorías ni de los individuos, sino que le
interesaba defender el sistema federal y por medio de estos, los derechos adquiridos de
los pueblos. La opinión pública constituía la base de legitimidad y poder del régimen.
Los poderes extraordinarios que se le conceden a Rosas en el segundo periodo de
gobierno, lo interpretan como el “sentir de la opinión pública”, legitimado por las
elecciones anuales en el cual se presentaban una altísima proporción de votantes.
Estos poderes excepcionales, según los rosistas, no negaban los principios
republicanos, sino que defendían el sistema representativo. Ellos entendían al orden
republicano ejercido en el discurso y en la práctica, a partir del contexto histórico que se
presenciaba: la lucha contra la anarquía. Si no se restauraba el orden, las instituciones
no servirían para gobernar, por lo que había que hacer un gran esfuerzo y dejar que el
caudillo llevará adelante sus reformas. Según estos mismos hombres, el federalismo se
presentaba como una continuidad de la república pensada por los revolucionarios de
mayo, solo que se debió adaptar a las circunstancias históricas que les tocaba vivir. El
federalismo, entonces, era una adecuación de los principios abstractos con los que se
crea la idea republicana, pero hundida en la realidad política de la Argentina post
independentista.
El discurso republicano del rosismo estuvo asentado sobre cuatro componentes:
● Un mundo rural estable y armónico. Basado en la difusión de la propiedad
privada de la tierra y en relaciones igualitarias entre los vecinos-propietarios.
● Un enemigo al que se debía combatir: el unitario. La república se veía
amenazada por esta banda conspiradora de clase alta.
● Pensar en un sistema americano, una confraternidad de repúblicas
americanas enfrentadas con las monarquías europeas. Este idealismo y
patriotismo ampliado sostiene que sólo los americanos entendían la
naturaleza de sus propias sociedades y son ellos a quién les corresponde
gobernar.
● Por último, la legitimación del discurso a la práctica. Para que todo lo
anterior funcione, el orden republicano necesita restaurar el orden social,
calmar las pasiones de la revolución.
Para el autor Salvatore, los ciudadanos que apoyaban a Rosas sentían que
estaban viviendo la construcción de un orden repúblicano. Una serie de rituales
públicos llevados a cabo, muchos de ellos, por iniciativa popular, dejan entrever
que ese ideario republicano estaba bastante difundido entre los sectores más
pobres de la población.
2- Analice el funcionamiento del sistema judicial durante el período
rosista teniendo en cuenta: a) las prácticas de los funcionarios
judiciales b) la legitimidad de la ley y la justicia. Compare la
interpretación de Salvatore con la ofrecida por John Lynch.
Hay una fuerte disputa contemporánea acerca del régimen político llevado a cabo
por Rosas en sus dos gobernaciones. Se sabe que a partir de 1820, luego de
recuperar el orden institucional en la provincia de Buenos Aires, se lo describió
como el “restaurador de leyes''. Rosas había restaurado, hacia 1835-1840, no sólo
el orden institucional sino también la confianza de los ciudadanos en la justicia y su
obediencia a la ley.
El perfil de los jueces de paz han sido muchas veces interpretado como tiranos
locales, pero el autor Salvatore cree que pudo haber sido “casi” imposible que los
jueces actúan contra la ley, ya que la supervisión de Rosas era constante y muy
específica con la idea de que todos son iguales ante la ley, por lo cual si había que
actuar en contra de grandes estancieros que hayan incumplido la ley, se debía
hacer. Los jueces eran designados por Rosas, quien pedía recomendaciones a los
jueces salientes para reelegir. Estos sujetos eran los que sostenían uno de los
principios del gobierno rosista: La restauración de las leyes.
Las leyes, el sistema judicial, tenían un alto grado de legitimidad por parte de la
sociedad durante el periodo rosista. Los ciudadanos federales creían que las leyes
se estaban respetando más que en el pasado y que había menos privilegios en la
aplicación de la ley. Rosas era convincente acerca de la igualdad de los
ciudadanos ante la ley. La sociedad popular creía en la justicia, y en el estandarte
que Rosas llevaba acerca de la igualdad frente a la ley, pero sin dudas el autor
afirma que hubo hechos de desigualdad, mirada sobre la criminalidad siempre
presente en los sectores bajos.
3- ¿Qué críticas realiza Salvatore a la interpretación de la historiografía
tradicional hacia las prácticas políticas y la cultura política del rosismo?
Analice las prácticas políticas del periodo y en función de ellas como
repiensa, el autor, el apoyo de los distintos sectores sociales.
Salvatore realiza críticas hacia las miradas tradicionalistas que han presentado
otros historiadores. Según él, estos tienden a reducir el papel de las prácticas
políticas y de la cultura política en la formación del federalismo rosista. Han
presentado a Rosas como el constructor y detentador de un poder sin límites,
como defensor de la soberanía nacional o como representante de una elite
dirigente, estereotipando su representación política. Para el autor estas son
concepciones simplistas y reduccionista del problema, que no tienen en cuenta a la
sociedad civil y política que forma del conjunto rosista. En estas interpretaciones no
había lugar para la masa de ciudadanos creados por la revolución: comerciantes,
labradores, criadores, artesanos, peones y soldados. Las guerras civiles y la
dictadura rosista, servía a la mirada tradicional, para justificar la desaparición del
pueblo urbano y rural como protagonista político.
Tal como mencioné antes, las prácticas políticas más destacadas de estos
sectores populares fueron: las elecciones, las fiestas públicas y las actividades
asociativas. Según el autor estas acciones no pueden solo reconocerse como
subordinaciones de Rosas, sino que sirvieron para definir las identidades de los
grupos sociales subalternos como morenos, mujeres, peones rurales y pequeños
propietarios.
● Las elecciones: Estas servían más para validar la acción del gobierno, y
para confirmar la popularidad de ciertos líderes, que para elegir
representantes. Tanto las elecciones como los plebiscitos (listado de firmas)
contribuyeron a consolidar el régimen de unanimidad y la hegemonía de
Rosas, pero estos también hacían que los sectores subalternos se
acercaran a la política. Salvatore propone que en vez de rituales de la
dictadura, estas elecciones sirvieron para hacer sentir partícipes a estos
sectores en la construcción de la confederación.
● Las festividades: La política también se localizaba en una serie de
festividades en las cuales Rosas y el pueblo reafirmaban su compromiso de
continuar luchando por la “santa causa”. Hombres a caballo, ponchos y
chalecos colorados eran algunas de las composiciones de estas fiestas.
Según el autor, estas festividades son importantes en la esfera política de la
época, ya que servían para identificar al adversario político , reafirmar las
razones del liderazgo de Rosas y clarificar la naturaleza de la lucha entre
federales y unitarios. Estas fiestas contaron con el apoyo explícito y activo
de una parte importante de la ciudadanía, y en estos eventos la participación
no era coercitiva, sino voluntaria.
● Actividades asociativas: El ejército sirvió para socializar a personas nacidas
en diferentes provincias y crear sentimientos de pertenencia más amplios
que la provincia de origen. Pero el autor propone que las milicias contribuyó
a que los soldados sean más conscientes políticamente, es decir a recibir y
elaborar información sobre los proceso políticos de la confederación.
Luego de analizar las prácticas políticas que llevan adelante los distintos sectores
sociales, Salvatore propone pensar las distintas formas de ser federal que se podían
encontrar en la época. En un primer momento, afirma que los federales debían hacer
evidentes sus simpatías políticas en forma continua y en los distintos espacios civiles-
sociales (la calle, bailes, pulperías, etc). Ser federal era una condición de vida, algo
que debía exhibirse.
Hubo entonces diferentes formas de exhibir su posición federal, de ser federal. Los
federales de bolsillo, denominados así por su mera adhesión a la causa federal por
interés, los grandes hacendados y comerciantes; los federales de servicios quienes
se habían unido al federalismo por sus convicciones políticas, que estaban dispuestos
a contribuir a la causa con bienes y empleados, de estos no solo se encontraban a
personas con altos recursos, sino también pequeños criadores, peones,soldados y
viudas que contribuyen con lo que podían a la par de grandes arrendatarios; los
federales de opinión que se expresaban públicamente por la causa federal que
demostraba su adhesión federal frente a la sociedad; los federales decididos quienes
tenían más posibilidad de acceder a los cargos públicos, no solo por adherir al partido
federal públicamente, sino también por “adorar” a Rosas.
El autor afirma que para los habitantes en general, para ser federal bastaba con vestir
y lucir como federal, se esperaba que todos fueran federales de apariencia. Esta
apariencia protegía y ocultaba las opiniones e identidades políticas de la persona. Esta
cuestión de la apariencia, aunque muchos autores no le hayan dado importancia, le dio
oportunidades de canalizar sus resentimientos de clase a los sectores populares.
5 - Describa según el autor los apoyos del rosismo. Explique por qué dicho
apoyo es diferente en los distintos grupos sociales que integraban la
campaña bonaerense.
El autor llega a la conclusión de que las prácticas políticas de la época y las formas de
adhesión/apoyo al régimen rosista fue distinto en los diferentes sectores sociales. Los
sectores medios y bajos forman el sostenimiento de este régimen. Fueron pequeños
productores rurales, labradores y criadores, los miembros de las clases bajas, quienes
atraídos por el discurso de igualdad social rosista apoyaron a Rosas. Mientras que el
compromiso del estanciero fue más circunstancial y condicionado a sus intereses,
como lo demuestra la revolución del sur. Los sectores medios urbanos, aquellos con
educación y capital social, adhirieron de manera pasiva al federalismo rosista.