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UNIDAD III

BASES DE LA INSTITUCIONALIDAD1
Parte 2

SUMARIO: I. Bases de la Institucionalidad: aspectos introductorios; II. La Dignidad


de la Persona; III. Familia y Grupos Intermedios; IV. Los Deberes del Estado; V.
Emblemas Nacionales; VI. Forma del Estado; VII. Forma de Gobierno; VIII. La
Soberanía y sus límites; IX. El Estado de Derecho; X. Principios de Probidad y
Publicidad de los actos estatales; XI. El Terrorismo

IV. Los Deberes del Estado


Sumario: 1. Regulación Constitucional – 2. Principio de servicialidad del Estado
– 3. Noción de bien común – 4. Los deberes del Estado en particular

1. Regulación Constitucional
Los deberes del Estado están consagrados en el art. 1º inc. 4º y 5º CPR:
“El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien
común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a
cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y
material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece.
Es deber del Estado resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y
a la familia, propender al fortalecimiento de ésta, promover la integración armónica de todos
los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de
oportunidades en la vida nacional”.

2. Principio de servicialidad del Estado


Concordante con el reconocimiento de la dignidad del ser humano (art. 1º inc. 1º de
la CPR), la Constitución establece que “El Estado está al servicio de la persona humana”.

1
Para la elaboración de este apunte se ha tomado como base principal al apunte del prof. Hugo TÓRTORA,
disponible en <http://constitucionalchile.blogspot.cl/2010/07/02-bases-de-la-institucionalidad.html>. Lo
anterior ha sido complementado con otras fuentes doctrinarias.

1
Por ende, la finalidad del Estado radica en necesidades y aspiraciones de los seres humanos2.
Lo anterior implica un reconocimiento explícito a la situación preferente que ocupa
la persona en la institucionalidad. De esa manera, se incorpora la noción de “primacía de la
persona” en el ordenamiento constitucional.
Sobre la libertad, la dignidad y la igualdad de las personas nos referimos
anteriormente, por lo que nos remitimos a lo expuesto en su oportunidad. Lo que debe
reforzarse en este punto es que no hay misión más importante para la sociedad organizada
que servir a la persona humana. De esta forma, cualquier actuación que realicen los órganos
del Estado debe estar enfocada, directa o indirectamente, a servir a las personas. Por el
contrario, si el órgano actúa sin atender a esta finalidad, estaríamos en presencia de una
conducta inconstitucional. Este principio constituye uno de los pilares fundamentales del
constitucionalismo humanista, con un aparato estatal que se dirige y justifica por el servicio
permanente a favor de la persona humana.
El cumplimiento de este principio es, por lo tanto, la base que permite legitimar al
Estado en general y a sus autoridades en particular en todas y cada una de sus actuaciones,
por lo que sirve de estándar continúo de evaluación de las mismas.

3. Noción de bien común


El bien común tiene por objeto procurar los medios materiales y espirituales para que
cada persona, en lo individual o de manera colectiva, pueda lograr la realización y
cumplimiento de sus propios fines3.
Esta noción del bien común se inspira en la definición de las encíclicas de Juan XXIII
Mater et Magistra de 1961 y Pacem in Terris de 1963, con lo cual tiene una clara orientación
en la doctrina de la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Ahora bien, que el Estado deba “promover” el bien común, significa que debe
adoptar una actitud activa, positiva, dinámica en orden a tomar la iniciativa en la obtención
de dicho bien común. El bien común no aparece como un mero límite en la actuación de los
órganos del Estado, sino que debe representar su objetivo fundamental, por lo que ellos
deberán buscarlo, perseguirlo y propender hacia él.

2
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 222.
3
JIMÉNEZ LARRAIN/JIMÉNEZ LOOSLI, op. cit., t. I, p. 107.

2
Para alcanzar el bien común, el Estado deberá “contribuir a crear las condiciones
sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su
mayor realización espiritual y material posible con pleno respeto a los derechos y garantías
que esta Constitución establece”. De esta oración se deduce que el Estado no es el único
sujeto encargado de que los individuos alcancen el bien común, sino que participa junto con
la sociedad civil para la consecución de ese fin4.
En base a lo anterior, parece ser que la definición de bien común que nos proporciona
el texto constitucional es de corte individualista: no existe un bien social o de la sociedad
como ente abstracto, sino que el bien común se compone de la suma del bienestar de cada
uno de los individuos que componen la comunidad. La CPR opta por un modelo
individualista de bien común enfocado en el bienestar de las personas y no en un ideal de
sociedad con prescindencia de los sujetos que la conforman. Por ende, parece excluir
concepciones colectivistas de la sociedad5.
Una concepción distinta del bien común ha sido esbozada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, que ha construido una noción de bien común
centrado en la protección de la democracia y de los derechos fundamentales de las
personas. En opinión de la Corte, “Es posible entender el bien común, dentro del contexto de
la Convención, como un concepto referente a las condiciones de la vida social que permiten
a los integrantes de la sociedad alcanzar el mayor grado de desarrollo personal y la mayor
vigencia de los valores democráticos. En tal sentido, puede considerarse como un imperativo
del bien común la organización de la vida social en forma que se fortalezca el funcionamiento
de las instituciones democráticas y se preserve y promueva la plena realización de los
derechos de la persona humana”6. La Corte agrega que la noción de bien común no puede
invocarse “como medios para suprimir un derecho garantizado por la Convención o para
desnaturalizarlo o privarlo de contenido real […]. Esos conceptos, en cuanto se invoquen
como fundamento de limitaciones a los derechos humanos, deben ser objeto de una
interpretación estrictamente ceñida a las «justas exigencias» de «una sociedad democrática»

4
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 113.
5
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 113.
6
Corte IDH. Control de legalidad en el ejercicio de las atribuciones de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Arts. 41 y 44 a 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión
Consultiva OC-19/05 de 28 de noviembre de 2005. Serie A No. 19, párr. 66.

3
que tenga en cuenta el equilibrio entre los distintos intereses en juego y la necesidad de
preservar el objeto y fin de la Convención”7.

4. Los deberes del Estado en particular


Los deberes del Estado son obligaciones de rango constitucional impuestos al Estado
en su conjunto8.
Se trata de principios muy relevantes para la interpretación y aplicación de la
Constitución. Si bien, el art. 1 inc. 5º de la CPR se dedica a la consagración y enunciación de
estos deberes, cabe señalar que el articulado del este texto político contiene otros deberes,
por ejemplo, la obligación de respetar y promover los derechos esenciales de la naturaleza
humana (art. 5 inc. 2°) o el deber de velar por el derecho a un medio ambiente libre de
contaminación y tutelar la preservación de la naturaleza (art. 19 Nº 8)9.
Enmarcado dentro del principio de servicialidad del Estado y la búsqueda activa del
bien común, el art. 1º inc. 5º de la Constitución indica que son deberes del Estado los
siguientes:
i. Resguardar la seguridad nacional. Este deber obliga al Estado a defenderse ante
ataques internos o externos, de manera preventiva o represiva, abarcando la
integridad territorial, la soberanía nacional, la estabilidad institucional de Chile e
incluso el desarrollo10. La “seguridad nacional” es un concepto indeterminado y
puede definirse como un “bien colectivo, de rango constitucional, que preserva la
independencia del país y que obliga a la defensa de la soberanía, su
institucionalidad republicana y la integridad territorial de Chile, frente a agresiones
externas, calificadas como tales por el ordenamiento nacional e internacional”11.
ii. Dar protección a la población. Los órganos del Estado deben proteger
debidamente a todos los miembros de la población, no solo los nacionales y
ciudadanos, sino todos los que residan o se encuentren en el territorio nacional.
iii. Dar protección a la familia y propender a su fortalecimiento. Dada la

7
Ibíd., párr. 67.
8
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 243.
9
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 243.
10
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 243.
11
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 814.

4
importancia de la familia para la CPR, el Estado asume como deber su protección
e incentivar a su fortalecimiento. Se trata de una norma amplia, que debe tener en
consideración el concepto amplio de familia12.
iv. Promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación. El Estado
es un instrumento de integración, de reunión de las personas y de los grupos que
lo conforman. Por ende, el Estado debe velar por la eliminación de toda forma de
exclusión y debe promover la participación de los diferentes sectores sociales,
mayoritarios o minoritarios, en la vida social, económica, política y cultural del
país13.
v. Asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de
oportunidades en la vida nacional. Según GARCÍA PINO y CONTRERAS, el Estado
“deberá configurar las condiciones necesarias (ya sea equiparando o
diferenciando) para que todo ser humano se desarrolle e interactúe con la sociedad,
desde un mismo piso, punto de partida, o en equivalencia de medios o herramientas
(sociales, espirituales, culturales, económicas, etc.), que sin garantizar su éxito o
fracaso, permitan a cada cual decidir autónomamente la conducción de su vida”,
agregando que este deber “no es más que el corolario de reconocer que las personas
nacen iguales en dignidad y derechos”14.
Algunas manifestaciones de este principio dicen relación con la igualdad entre
candidatos independientes o de partidos políticos en las elecciones o con la
igualdad procedimental en el acceso a la justicia15.

12
En contra, vid. CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 232, señalando que este deber implica el fortalecimiento del
matrimonio.
13
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 244; CEA EGAÑA, op. cit., t. I, pp. 234-235, explicando que
los redactores de la Constitución, al incluir esta disposición, tenían en mente la falta de unidad entre varios
sectores de la población durante el gobierno de la Unidad Popular.
14
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 244.
15
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, pp. 233.

5
V. Los Emblemas Nacionales
Sumario: 1. Regulación Constitucional – 2. Análisis

1. Regulación Constitucional
Los emblemas nacionales están regulados en el art. 2 de la CPR: “Son emblemas
nacionales la bandera nacional, el escudo de armas de la República y el himno nacional”.

2. Concepto
La Constitución de 1980 incorpora, por primera vez en la historia constitucional, una
norma que reconoce expresamente los emblemas nacionales. En la Comisión de Estudios de
la Nueva Constitución quedó manifiesto que el objetivo de incluir esta disposición fue
preservar la identidad histórico-cultural, a través de estos símbolos que representarían la
unidad nacional.

3. Concordancias de texto
La norma del art. 2º de la Constitución debe complementarse a su vez con la del art.
22 que dispone que “todo habitante de la República debe respeto a Chile y a sus emblemas
nacionales”.
También se vincula con el art. 63 Nº 6, que establece que las formas y características
de los emblemas nacionales, son materias de ley.
Los emblemas nacionales son:
1) La bandera nacional
2) El escudo de armas
3) El himno nacional.

1) La bandera nacional
La regulación legal de la bandera nacional está contenida en la Ley 20.537 sobre el
uso e izamiento del pabellón patrio.
La Bandera Nacional o Pabellón Patrio es un emblema nacional cuya forma y
características están contenidas en la Ley Nº 2.597 de 1912 sobre colores y proporciones de
la Bandera Nacional, de la Banda Presidencial y de la Escarapela o Cucarda (art. 1 Ley

6
20.537).
La Bandera Nacional podrá usarse o izarse sin autorización previa, cuidando siempre
de resguardar el respeto de la misma y de observar las disposiciones que reglamenten su uso
o izamiento (art. 1 ley 20.537).
Cabe señalar que la ley 12.927 sobre Seguridad Interior del Estado, contempla como
delito de orden público el ultraje público a la bandera, el escudo o el nombre de la patria (art.
6 letra b)16.

2) El escudo de armas
El actual diseño del escudo de armas está regulado en el Decreto 1.534 del Ministerio
del Interior del 1967.

3) El himno nacional
El himno nacional, con letra de Eusebio Lillo y música de Ramón Carnicer, está
regulado en el Decreto Supremo 6.476 del 1980.

VI. Forma del Estado


SUMARIO: 1. Regulación Constitucional – 2. Chile como Estado Unitario – 3.
Descentralización y Desconcentración de la administración – 4. Regionalización

1. Regulación Constitucional
La forma de Estado está regulada en el art. 3 de la CPR: “El Estado de Chile es
unitario.
La administración del Estado será funcional y territorialmente descentralizada, o
desconcentrada en su caso, de conformidad a la ley.
Los órganos del Estado promoverán el fortalecimiento de la regionalización del país
y el desarrollo equitativo y solidario entre las regiones, provincias y comunas del territorio
nacional”.

16
“Cometen delito contra el orden público: b) Los que ultrajaren públicamente la bandera, el escudo o el
nombre de la patria”.

7
A continuación se explicará qué implica que el Estado de Chile sea unitario, se hará
una breve referencia al régimen descentralizado y desconcentrado de la administración
pública y se hará referencia a la noción de regionalización.

2. El Estado de Chile es unitario


2.1. Forma de Estado: Estado unitario, Estado federal y modelos mixtos
La forma jurídica del Estado dice relación con la manera de organización y
distribución del poder estatal.
En el fondo, la forma jurídica del Estado conjuga dos elementos: poder y territorio17.
Según su forma, los Estados pueden ser unitarios o compuestos.
El Estado es unitario cuando el poder conserva una unidad en cuanto a su estructura,
no poseyendo más que un solo centro de impulsión y dirección política que es aplicada en
todo el territorio. En el Estado unitario “los órganos políticos se relacionan entre ellos
eminentemente sobre la base del principio de jerarquía”18. Se trata de un “Estado simple”, ya
que no se divide en zonas o sectores que cuenten con poderes políticos independientes y que
también merezcan el nombre de Estados.
El Estado unitario centralizado es aquel en que todos los órganos de la
administración se rigen por el principio de jerarquía. El Estado unitario centralizado a su vez
puede ser concentrado en el evento de que todos los órganos estatales se sitúen
geográficamente en un mismo sitio que suele ser la capital19. Por el contrario, el Estado
unitario centralizado desconcentrado implica la radicación de competencias específicas a
órganos dentro de la misma estructura jerárquica de la administración20.
Por su parte, el Estado unitario descentralizado implica “la creación de personas
jurídicas diferentes de la administración central a la que se transfieren de forma permanente
competencias específicas”21. El órgano descentralizado carece de superior jerárquico, aunque

17
PAREDES PAREDES, Felipe. “Constitución, poder y territorio: la forma jurídica del Estado chileno”, en BASSA
MERCADO, Jaime/FERRADA BÓRQUEZ, Juan Carlos/VIERA ÁLVAREZ, Christian. La Constitución Política, cit.,
p. 57: “Como esta relación es insoslayable en cualquier teoría del Estado, el Derecho debe hacerse cargo sobre
cómo interactúan uno y otro elemento y qué formas concretas se utilizan para el ejercicio de la soberanía
estatal”.
18
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 59.
19
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 59.
20
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 59.
21
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 59.

8
la administración central puede controlarlo mediante mecanismos indirectos22.
En tanto, el Estado compuesto o federal se caracteriza por contar con dos niveles
estatales: el nivel del Estado federal que abarca a todo el país y el nivel estadual que
corresponde a las unidades territoriales que suelen tener sus propios órganos ejecutivos,
legislativos y judiciales. Se trata de las unidades constitutivas de la federación23. Si bien
existen muchas versiones del federalismo, los Estados federales suelen tener una
Constitución Política única, pero que reconoce ámbitos intensos de autonomía en beneficio
de los diferentes Estados miembros que la conforman24.
A las dos categorías anteriores, podría agregarse una tercera categoría que es la de los
Estados regionales o autonómicos. Dichos Estados se caracterizan por una autonomía
relevante de las regiones, pero que no alcanzan a tener un ordenamiento jurídico o una
institucionalidad política diferenciada tal como ocurre con los Estados miembros de una
unión federal25. No es del todo claro el límite que diferencia un Estado federal de un Estado
regional o autonómico, aunque se ha sostenido que en los Estados federales el impulso
político emana desde abajo hacia arriba, con lo cual las competencias de la federación serán
taxativas y excepcionales, mientras que en el Estado autonómico el impulso político emana
desde arriba hacia abajo, con lo cual la regla es que las competencias estén radicadas en el
nivel central y la excepción es su transferencia a las unidades inferiores26.

3.2.El caso chileno


En el caso chileno, la Constitución optó por el sistema unitario, lo que significa que
el Estado de Chile cuenta con un centro político único, expresado por la existencia de una
única autoridad ejecutiva, legislativa y judicial. Además, en el Estado chileno existe un solo
ordenamiento jurídico positivo, obligatorio para todos sus habitantes y creado por los
organismos centrales competentes. Finalmente, el poder político se ejerce y el ordenamiento
jurídico se aplica respecto de un mismo territorio27.

22
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 59.
23
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 60.
24
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 61, reflexionando sobre los modelos de federalismo destaca que en Estados
Unidos tiene por objeto distribuir y limitar el poder, mientras que en los modelos europeos tiene por objeto
mejorar la gestión del poder.
25
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 243.
26
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 62.
27
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 243.

9
De acuerdo con CORDERO VEGA, en Chile es posible diferenciar tres tipos de sistemas
de organización administrativa: 1) la descentralización; 2) la desconcentración; 3) la
autonomía constitucional28.
De todos modos, cabe hacer presente que también existe un nivel centralizado en la
administración, que se concreta especialmente con los Ministerios. Los órganos centralizados
carecen de personalidad jurídica propia, dado que actúan con la personalidad jurídica del
Fisco, siendo su representante extra-judicial el Presidente de la República y su representante
judicial en Consejo de Defensa del Estado. Finalmente, los órganos centralizados son
dependientes, esto es, están sometidos al poder jerárquico del Presidente de la República29.
Ahora bien, el ejercicio del poder en un Estado unitario deberá organizarse de manera
tal que su acción sea efectiva y eficaz, por lo que se hace necesario que su administración
se organice de una manera adecuada. Por esta razón es necesario hablar de la
descentralización y la desconcentración30.

3.2.1. Descentralización y desconcentración de la administración


Una vez consagrado el carácter unitario del Estado de Chile, el inc. 2 del art. 3
establece la descentralización y desconcentración de la administración. Éstas últimas son
técnicas de distribución de competencias en el marco de un Estado unitario31.
Al respecto debemos señalar que:
(a) Lo que esta disposición ordena descentralizar y desconcentrar es la
Administración Pública, o sea, aquella que depende directa o indirectamente del
poder ejecutivo ejercido por el Presidente de la República y que se encarga de
satisfacer las necesidades públicas permanentes de la sociedad. Cabe aclarar que es
la función administrativa la que puede descentralizar o desconcentrar, mientras que
la función de gobierno es marcadamente centralizada y concentrada32. En base a todo
lo anterior, la desconcentración y la descentralización no se refieren a las demás
funciones estatales, como la legislativa o la contralora. Por su parte, la función judicial

28
CORDERO VEGA, Luis. Lecciones de Derecho administrativo. Santiago, Thomson Reuters/Legalpublishing,
2015, p. 121.
29
CORDERO VEGA, op. cit., p. 122.
30
JIMÉNEZ LARRAIN/JIMÉNEZ LOOSLI, op. cit., t. I, p. 112.
31
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 63.
32
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 63.

10
se organizará de acuerdo a lo que establezca la ley orgánica constitucional respectiva,
de conformidad a lo dispuesto en el art. 77 de la Carta Fundamental. Hoy en día, el
Código Orgánico de Tribunales cumple esta tarea.
(b) También es necesario destacar que la creación de órganos o la transferencia de
competencia requiere una ley, generalmente, de tipo orgánica constitucional.
(c) Tanto descentralización como desconcentración son técnicas de distribución de
competencias en el marco de un Estado unitario. En otras palabras, implican
reconocer determinadas competencias a órganos estatales diferentes de los
órganos centrales.
La desconcentración es un fenómeno intraorgánico en cuanto supone la creación de
una unidad dentro la misma estructura jerárquica del órgano de que se trate33. Implica una
radicación de facultades y no tanto una transferencia de las mismas. La unidad creada
carecerá de personalidad jurídica y patrimonio propio y se relacionará con el nivel central
por medio del principio de jerarquía o dependencia. Son ejemplos de desconcentración las
Secretarias Regionales Ministeriales (SEREMIs) y las Direcciones Regionales de los
Servicios Públicos.
En cambio, la descentralización comprende conferir directamente facultades
determinadas en órganos creados que gozarán de personalidad jurídica y patrimonio propios.
Los órganos descentralizados se vincularán con el Presidente de la República por intermedio
del respectivo Ministerio a través de un vínculo de mera supervigilancia o tutela, aunque el
órgano central detenta algunos mecanismos de influencia en la decisión del órgano
descentralizado sin controlarlo totalmente (v. gr., atribuciones de nombramientos o control
presupuestario). Los órganos descentralizados, por ende, son autónomos, gozan de
independencia de gestión para administrar su patrimonio y adoptar las decisiones que
correspondan dentro de su competencia. Son ejemplos de órganos descentralizados los
servicios públicos con personalidad jurídica propia.
Por último, la descentralización o desconcentración podrá ser, a su vez, funcional o
territorial. Es funcional cuando la atribución o delegación de facultades se realiza en razón
de las materia, atendido al carácter específico del órgano. El fundamento de este criterio dice
relación con la especialidad de las funciones que debe desempeñar el órgano. Un ejemplo es

33
PAREDES PAREDES, op. cit., p. 63.

11
el de la CORFO. En cambio, es territorial cuando se realiza en función de la zona
geográfica-política según la estructura de organización regulada en la misma Constitución
(región, provincia, comuna). El fundamento de este criterio es el acercamiento de la
Administración a los administrados en lo que se refiere a la solución de los problemas locales
Un buen ejemplo son los Municipios.
De esta manera, nacerán cuatro opciones de órganos, a saber: órganos
funcionalmente y territorialmente descentralizados, y órganos funcionalmente y
territorialmente desconcentrados.
El profesor Luis CORDERO VEGA agrega a la desconcentración y a la descentralización
el concepto de autonomía constitucional, definiendo a los órganos autónomos como
aquellos que “no dependen del Gobierno, no se relacionan con él por un vínculo de
supervigilancia o tutela, por ende gozan de independencia jurídica, tengan o no personalidad
jurídica propia”. Por tanto, gozan de independencia en su función y organización y no pueden
quedar sujetos al poder jerárquico del Presidente de la República, tengan o no personalidad
jurídica34. Son ejemplos de órganos autónomos constitucionales el Tribunal Constitucional,
el Banco Central, el Ministerio Público, la Contraloría general de la República.

3.2.2. Regionalización
2.2.2.1. Región y regionalización
La región es una división territorial del Estado definida por características
geográficas, históricas, sociales y económicas, que genera un cierto grado de unidad de
desarrollo y que se dividen en provincias y comunas.
La región es una unidad territorial que tiene por objeto mejorar la administración
interior del Estado35.
A su vez, la regionalización “es el proceso político continuo que impulsa una
modalidad de descentralización al interior del Estado unitario, basada en macro-territorios
denominados regiones”36.
El proceso de regionalización se inició con el Decreto Ley 575 de 1974 que contempló
12 regiones más la Región Metropolitana. Posteriormente la Ley 20.174 de 2007 creó la

34
CORDERO VEGA, op. cit., p. 123. Cfr. TC, Rol 216-95, c. 16.
35
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 782.
36
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 782.

12
región XIV de Los Ríos. La Ley 20.175 del mismo año creo XV de Arica y Parinacota y
recientemente se ha aprobado la Ley 21.033 que crea la región XVI del Ñuble37.
La ley de reforma constitucional 20.050 de 2005 modificó el art. 3 de la Constitución
Política agregando el tema de la regionalización. Durante la discusión de esta reforma
constitucional, se trató el problema de si la regionalización era un tema que debía ser
normado en las Bases de la Institucionalidad (Capítulo I), o simplemente, era un sistema de
división territorial que sólo debía ser regulado en el Capítulo sobre Gobierno y
Administración del Estado (antiguo Capítulo XIII, y actual Capítulo XIV). El optar por una
u otra alternativa era, a su vez, consecuencia de lo que se pretendía entender por regiones y
regionalización. Si se asume que la regionalización es un concepto que posee una carga
política trascendente y que implica reconocer el derecho de las regiones a tomar sus propias
decisiones y a autogenerar sus autoridades –sin que Chile deje de ser un Estado unitario–
entonces se trata de una cuestión que debía ser regulada en el Capítulo I sobre Bases de la
Institucionalidad. Por su parte, si entendemos que la regionalización es un mero sistema de
división territorial y de desconcentración administrativa, entonces se trataba de una cuestión
que debía ser regulada en el antiguo Capítulo XIII, actual Capítulo XIV, sobre Gobierno y
Administración Interior. Como resultado de la discusión que tuvo lugar en la Comisión Mixta
durante la tramitación parlamentaria, se concluyó la necesidad de incluir la necesidad del
fortalecimiento de la regionalización en el art. 3 de la CPR, lo que significó tomar una opción
decidida en beneficio de un proceso de descentralización en beneficio de las distintas zonas
del país.
Lo anterior implica la obligación de los órganos del Estado de fortalecer esta
regionalización y promover el desarrollo de las regiones, provincias y comunas del
territorio nacional. A su vez, debemos enfatizar que el desarrollo que se busque entre estas
diferentes unidades territoriales deberá ser equitativo y solidario entre ellas, a fin de
extender los beneficios del sistema político, económico y social a todos los sectores del país.
No obstante lo anterior, existen voces críticas según las cuales esta reforma ha sido
meramente nominal y no ha tenido un efecto práctico importante, toda vez que las decisiones
siguen siendo tomadas en los centros políticos y no en las regiones, las que carecen de
facultades suficientes para autogenerar autoridades, manejar presupuestos propios y tomar

37
Que entra en vigencia el 6 de septiembre de 2018.

13
decisiones libremente38. Con la finalidad de superar estas falencias, el capítulo XIV de la
Constitución sobre Gobierno y Administración ha sido recientemente reformado por la ley
de reforma constitucional 20.990. La puesta en marcha de la reforma, también ha requerido
la aprobación de la Ley 21.074 del año 2018, que ha modificado la LOC 19.175 sobre
Gobierno y Administración Regional39.

2.2.2.2. Administración regional, provincial y comunal


1) Administración Regional
De acuerdo al art. 111 de la CPR, la administración de cada región reside en un
Gobierno Regional, que goza de personalidad jurídica de Derecho público y patrimonio
propio y que además estará constituido por un Gobernador Regional y Consejo Regional.
El Gobernador Regional será el órgano ejecutivo del gobierno regional, el cual será
elegido por sufragio universal en votación directa. Durará en el ejercicio de sus funciones
por el término de cuatro años, pudiendo ser reelegido consecutivamente sólo para el período
siguiente.
Por su parte, de acuerdo al art. 113 de la CPR el Consejo Regional será un órgano
de carácter normativo, resolutivo y fiscalizador, dentro del ámbito propio de competencia del
Gobierno Regional, encargado de hacer efectiva la participación de la ciudadanía regional y
ejercer las atribuciones que la ley orgánica constitucional respectiva le encomiende. Este
Consejo se integra por Consejeros Regionales, los cuales serán elegidos por sufragio
universal y en votación directa al igual que el Gobernador Regional. Además de esta función
Fiscalizadora de los actos del Gobierno Regional que tiene el Consejo, se destaca otra función
de gran trascendencia, ya que deberá aprobar el proyecto de presupuesto de la respectiva
región considerando, para tal efecto, los recursos asignados a ésta en la Ley de Presupuestos,
sus recursos propios y los que provengan de los convenios de programación.

2) Administración Provincial

38
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 244.
39
Vid. PAREDES PAREDES, op. cit., pp. 64-75.

14
En lo relativo a la Administración Provincial, el artículo 116 de la CPR establece
que en cada provincia existirá una Delegación Presidencial Provincial, que será un órgano
territorialmente desconcentrado del Delegado Presidencial Regional, y estará a cargo de un
delegado presidencial provincial. Este delegado será nombrado y removido libremente por
el Presidente de la República. La principal función del delegado presidencial provincial será,
ejercer, de acuerdo a las instrucciones del delegado presidencial regional, la supervigilancia
de los servicios públicos existentes en la provincia.

3) Administración Comunal
Por su parte la administración local de cada comuna o agrupación de comunas que
determine la ley estará a cargo de la municipalidad, la cual se constituyen como
“corporaciones autónomas de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio
propio, cuya finalidad es satisfacer las necesidades de la comunidad local y asegurar su
participación en el progreso económico, social y cultural de la comuna” de acuerdo al artículo
118 de la CPR. Esta Municipalidad estará constituida por el alcalde y por el concejo, los
cuáles serán elegidos por sufragio universal y duraran en su cargo 4 años, pudiendo ser
reelegidos. Los alcaldes, en los casos y formas que determine la ley orgánica constitucional
respectiva, podrán designar delegados para el ejercicio de sus facultades en una o más
localidades.

VII. Forma de Gobierno


SUMARIO: 1. Regulación constitucional – 2. Análisis

1. Regulación constitucional
La forma de gobierno está regulada en el art. 4 de la CPR, según el cual “Chile es una
república democrática”.

2. Análisis
La forma de gobierno es la manera a través de la cual se ejerce el poder del Estado
por los distintos órganos del Estado. En una sociedad compleja es necesaria la
implementación de un sistema de organización que permita la adopción de decisiones

15
colectivas o de gobierno que interesan al conjunto de la comunidad y que vinculan a todos
los miembros de la misma. Se trata de decisiones que están orientadas hacia otros o hacia
todos los miembros de la comunidad y que ván más alla de las meras decisiones individuales.
Se trata de decisiones que deben ser adoptadas por alguien conforme a ciertos procedimientos
preestablecidos. Las distintas formas de gobierno intentan responder a una gran pregunta:
¿quién debe gobernar? A continuación se analizará qué implica que Chile sea una República
y qué implica que sea una República democrática.

2.1.Chile es una República


La idea de que Chile es políticamente una República arranca indirectamente desde la
Constitución de 183340, pero que se establece en forma explícita en la Carta de 192541.
El sistema de Gobierno de Chile es una República, de modo que “Es una forma de
organización del Estado, que se opone a la monarquía, y en virtud de la cual las principales
autoridades políticas son representantes populares y que rinden cuenta a sus ciudadanos”42.
La monarquía, en cambio, es un sistema político en que existe el jefe de Estado no es elegido
por los ciudadanos dado que accede al poder por sucesión hereditaria, no tiene
responsabilidad política y es vitalicio.
Una República se caracteriza por lo siguiente:
- Esta autoridad es responsable, razón por la cual en caso de infracción a la
Constitución o a las leyes puede ser sancionada e incluso perder su cargo.
- Esta autoridad es temporal, ya que su cargo tiene una duración determinada.
- Esta autoridad es elegida mediante votación popular.
Debemos señalar que la redacción del artículo 4º no es técnicamente adecuada, toda
vez que no es Chile o el Estado de Chile el Republicano, sino el Gobierno de Chile43.

2.2.Chile es una República democrática

40
Art. 3: “la República de Chile es una e indivisible”.
41
Art. 1: “El Estado de Chile es unitario. Su Gobierno es republicano y democrático representativo”.
42
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 788.
43
En este mismo sentido, la terminología utilizada por la Constitución de 1925 era más acertada al señalar que
“su gobierno es republicano”, aludiendo a que la República es una forma de Gobierno y no una forma de Estado.

16
De acuerdo con el art. 4 de la CPR, Chile detenta un régimen democrático de
gobierno. La democracia es una forma de gobierno que contesta a la pregunta “¿quién debe
gobernar?” indicando que deben ser los mismos sujetos que quedarán obligados por las
decisiones colectivas que se adopten. La democracia se caracteriza por varias reglas a las que
se hará referencia a continuación:
i. El poder político recae en el Pueblo o Nación –tal como lo expresa el art. 5º inc.
1º de la CPR– quien lo ejerce directamente o a través de sus representantes.
ii. En una sociedad compleja el conjunto de esas personas no puede intervenir
directamente en la toma de todas y cada una de las decisiones colectivas, de modo
que proceden a la elección de representantes para que adopten dichas decisiones.
Por lo tanto, la democracia actual es una democracia representativa o indirecta,
esto es, una forma de gobierno en que las decisiones colectivas se adoptan por
medio de representantes elegidos en elecciones periódicas, libres e informadas, en
las que tienen derecho a participar un elevado número de personas, en general, la
población adulta de la sociedad. A diferencia de la democracia indirecta, la
democracia directa es aquella en que los ciudadanos concurren a la adopción de
todas y cada una de las decisiones colectivas. La regla esencial para elegir a dichos
representantes es la regla de la mayoría.
iii. Una de las claves de la democracia es la noción de ciudadanía, ya que indentifica
a las personas que pueden participar en a elección de los representantes y en la
toma de decisiones colectivas. En la medida de lo posible, la democracia aspira a
que la mayor cantidad de persona tenga la calidad de ciudadano, existiendo al
respecto algunas reglas básicas:
a. toda persona que alcance la mayoría de edad goza de derechos políticos, esto
es, del derecho a elegir y a ser elegido para cargos de representación popular;
b. el voto de cada ciudadano debe tener el mismo peso, es decir, cada voto debe
contar por uno;
c. todos los ciudadanos son libres de votar según su opinión;
iv. La regla de la mayoría también se aplica para la toma de las decisiones por parte
de los representantes. En este nivel de toma de decisiones, las mayorías podrán ser
simples o calificadas. Son simples cuando la decisión sobre la base de la votación

17
de la mayor cantidad de personas. Son calificadas cuando las decisiones requieren
cumplir fracciones superiores de votos, como cuando se exige un quórum de tres
quintos o de dos tercios de los votantes. Esta última posibilidad sólo procede para
decisiones adoptadas por órganos colegiados, pero jamás es validada para
decisiones que tome la ciudadanía a través de elecciones populares o plebiscitos.
v. División de las funciones estatales. La democracia exige además, que el poder
público se encuentre repartido orgánicamente en diferentes instituciones. Además,
esta separación de funciones debe ser real, respetando las diferentes competencias
y responsabilidades. Sin perjuicio de lo anterior, una democracia supone que
existan entre los diferentes titulares de los poderes, controles adecuados a fin de
que cada uno de los órganos actúe dentro de la esfera de sus competencias y del
marco constitucional y legal que corresponda (“mecanismos de acción recíproca”).
vi. Respeto por los derechos fundamentales de las personas. Indudablemente, no
basta que en un país las decisiones se tomen según lo que decidan las mayorías,
sino que además, deberá existir la debida protección de las personas, lo que implica
el respeto irrestricto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza
humana. Este elemento es lo que diferencia una noción de democracia meramente
formal de una noción de democracia sustantiva o material.

VIII. La soberanía y sus límites


SUMARIO: 1. Regulación constitucional – 2. Titularidad de la soberanía – 3.
Ejercicio de la soberanía – 5. Los límites en el ejercicio de la soberanía

1. Regulación constitucional
De acuerdo al art. 5 de la CPR: “La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su
ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también,
por las autoridades que esta Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo
alguno puede atribuirse su ejercicio.
El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos
esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar

18
y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentres vigentes”.
Además, de acurdo al art. 22 inc. 2° de la CPR, ““Los chilenos tienen el deber
fundamental de honrar a la patria, de defender su soberanía y de contribuir a preservar la
seguridad nacional y los valores esenciales de la tradición chilena”.

2. Concepto de soberanía
Si bien la soberanía es un término con variadas acepciones conceptuales, es posible
definirla de una manera amplia como el poder político máximo o supremo por medio del cual
un Estado se organiza política y jurídicamente.
Por un lado, la soberanía suele entenderse como expresión del poder político del
Estado. De hecho, en la teoría del Estado, la soberanía suele identificarse con el elemento del
poder44.
Sin embargo, desde la óptica de la teoría del poder constituyente, la soberanía es la
expresión del político del pueblo, ya que es el pueblo el que puede reorganizar la
institucionalidad del Estado ejerciendo el poder constituyente originario45.

3. Clasificación de la soberanía
La soberanía implica el poder máximo de mando al interior de un Estado, pero a su
vez la absoluta prescindencia de otro Estado soberano.
La soberanía puede ser analizada desde dos perspectivas: la soberanía-autonomía
que corresponde al poder que se ejerce en un Estado determinado en el ámbito interno y la
soberanía-independencia que alude a una posición de igualdad del Estado frente a otros
Estados también soberanos46.

4. Titularidad de la soberanía
El art. 5º inc. 1º de la Constitución Política no define la soberanía, sino que indica

44
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 843.
45
MARSHALL BARBERÁN, Pablo. “La soberanía popular como fundamento del orden estatal y como principio
constitucional”, Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, vol. XXXV, 2º
Semestre de 2010, pp. 277 y 278.
46
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 257.

19
quién es el titular de ella, quién la puede ejercer y de qué modo. Respecto de su titularidad,
la Constitución dispone que la soberanía reside esencialmente en la Nación. Respecto de su
ejercicio la mencionada disposición dispone que corresponde al pueblo.

4.1.Evolución histórica del concepto de soberanía


Uno de los primeros grandes autores que trabajó sobre el concepto de soberanía fue
Jean BODIN, debiendo destacarse su obra Seis Libros de la República de 153647. BODIN
sostenía que el titular de la soberanía era el monarca y que dicha soberanía era absoluta. Para
este autor, el poder del rey era perpetuo, esto es, no sujeto a un periodo de tiempo
determinado, sino que era ejercido de por vida. Además, que fuera absoluto significaba que
el rey estaba exento de la obligación de obedecer las leyes48. En estricto rigor, para BODIN el
poder no era del todo ilimitado, dado que el rey estaba obligado a cumplir las leyes sobre la
sucesión de la corona, el Derecho natural y los acuerdos celebrados con otros Estados.
Aunque mínimos, en la teoría de BODIN la soberanía no era ilimitada, sino que más bien
eximía al rey de cumplir con el Derecho49.
En cambio, para HOBBES la soberanía no tenía límite alguno50, ya que “consideraba
que el poder del Estado debía ser ejercido sin límites, de lo contrario nos encontraríamos ante
el fin del Estado y ante el regreso al estado de guerra de todos contra todos. El contrato social
de Hobbes, como medio para fundar el Estado, implicaba la renuncia, por parte de cada uno
de los individuos que lo suscribían, al ejercicio de medios de violencia”51.
Con los autores contractualistas y especialmente gracias a la obra de Jean-Jacques
ROUSSEAU titulada El contrato social de 1762, se comenzó a criticar la tesis anterior y a
sostener que el rey no detenta la soberanía, sino que cada uno de los individuos que forman
la sociedad. En virtud del contrato social, cada individuo renuncia a su libertad para

47
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 248: “Bodin presentó la idea de la soberanía como una solución para el
problema de la guerra civil francesa causada por razones religiosas. La idea de soberanía estaba dirigida a fundar
la paz en el interior de las fronteras nacionales. La soberanía contextualizada en sus circunstancias de origen,
implicaba que la paz religiosa sólo se podía lograr si el rey tenía la suficiente fuerza para imponer la tolerancia
religiosa a todas las partes en disputa. La soberanía implicaba la solución de los conflictos entre particulares o
grupos por medio del monopolio de la fuerza en unas solas manos. Ni el partido católico ni el protestante podrían
hacer uso de la fuerza sin al mismo tiempo estar realizando una agresión al poder real, esto es, cuestionando su
soberanía”.
48
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., pp. 248-249.
49
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 249.
50
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 250.
51
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 250.

20
someterse a la voluntad general. De ese modo, la voluntad general se forma mediante la unión
o adición de las diferentes voluntades de los integrantes del cuerpo social. Por tanto, el poder
político o soberanía reside en el pueblo entendido como un conjunto de ciudadanos. Esta es
la concepción de la soberanía popular52.
Sin embargo, el abate Emmanuel Joseph SIEYÉS, en su obra ¿Qué es el Tercer
Estado? de 1789, sostuvo que el pueblo es una entidad compuesta y dinámica, porque
depende de la suma de la voluntad de los individuos o ciudadanos. Por tanto, no es adecuado
entregarle la soberanía, la que debía tener rasgos de unidad y permanencia. El autor expresó
la necesidad de radicar la soberanía en una entidad diferente, independiente de los individuos
que ocasionalmente formen el pueblo. Debía buscarse una entidad que poseyere las
características de unidad y permanencia antes señaladas. Por ello, SIEYÉS concluyó que el
verdadero titular de la soberanía debía ser la Nación, entendida como una unión de carácter
abstracto y permanente de todos los miembros de una sociedad política, es decir, tanto las
generaciones pasadas como las presentes y futuras53.
De ese modo, la Nación constituye una unidad sociológica conformada por personas
que residen habitualmente en un mismo territorio y que están unidas por lazos étnicos,
culturales, de lengua, de un pasado histórico común y otros factores que le permite sentirse
parte de una unidad distinta a otras colectividades. La Nación opera como un concepto
abstracto, ejerciendo un principio aglutinador integrador perdurable en el tiempo y enraizado
en la tradición54. Esta es la concepción de la soberanía nacional.

4.2.Interpretación de la regulación constitucional sobre la titularidad de la


soberanía
El art. 5º inc. 1º de la Constitución prescribe que la soberanía reside en la Nación.
Sin embargo, dado que la Noción es un ente abstracto carente de voluntad y dinamismo, es
imposible asumir que tenga la capacidad de ejercer efectivamente la soberanía, con lo la
Constitución estableció que el ejercicio de la soberanía le corresponde al Pueblo.
De acuerdo con GARCÍA PINO y CONTRERAS VÁSQUEZ, “Esta abstracción devino en
una fractura con la tradición occidental democrática de radicar el fundamento y legitimidad

52
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 255.
53
CEA EGAÑA, op. cit., t. I, p. 259. Cfr. MARSHALL BARBERÁN, op. cit., pp. 255-256.
54
JIMÉNEZ LARRAIN/JIMÉNEZ LOOSLI, op. cit., t. I, p. 123.

21
del ejercicio del poder político en el pueblo. Sin embargo, era plenamente coherente con el
carácter antidemocrático de la institucionalidad diseñada para atribuir a las [Fuerzas
Armadas] el rol tutelar de la Constitución”55. Además, esta concepción de la soberanía
nacional supone que las intervenciones del pueblo se limitan a las elecciones de sus
representantes, asumiendo con posterioridad una actitud pasiva y careciendo de medios
institucionales para intervenir políticamente en la toma de decisiones colectivas o fiscalizar
la labor de sus mandatarios56.
De todos modos, MARSHALL BARBERÁN ha propuesto una lectura alternativa de la
regulación constitucional de la titularidad de la soberanía, interpretando que Nación y pueblo
deben entenderse sin distinción alguna y ambas expresiones como sinónimas de comunidad
política57.

4.3.Significado del término “esencialmente”


El art. 5 inc. 1º de la CPR dispone que “La soberanía reside esencialmente en la
Nación” (las cursivas son nuestras).
De acuerdo con MARSHALL BARBERÁN, “Qué algo pertenece esencialmente a la
nación, significa que aquello no puede perderse. Inclusive ante el intento de arrebatarlo o
llevar a cabo una suplantación, la soberanía no pertenecerá a otro que a la comunidad política.
Sin embargo, esto parece reafirmar la idea de que el pueblo conserva la soberanía y en
cualquier momento puede decidir suspender el Derecho y ejercer el poder constituyente”58.

3. El ejercicio de la soberanía
El ejercicio de la soberanía se refiere a la ejecución de los actos propios del poder
soberano. De conformidad al art. 5 inc. 1º puede realizarse por el pueblo cuestión que se
revisarán en seguida. También se revisará el denominado principio de no usurpación de la
soberanía.

55
GARCÍA PINO/CONTRERAS VÁSQUEZ, op. cit., p. 846.
56
JIMÉNEZ LARRAIN/JIMÉNEZ LOOSLI, op. cit., t. I, p. 123.
57
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 280 y, especialmente, pp. 256-258.
58
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 281.

22
3.1. Ejercicio de la soberanía por el pueblo
El pueblo, en este sentido, no debe ser entendido en su acepción sociológica, sino en
cómo el conjunto de ciudadanos o sujetos que poseen facultades electorales, quienes logran
unir sus voluntades a través de los mecanismos constitucionales para adoptar las decisiones
colectivas que exige el ejercicio del poder.

El pueblo ejercerá este poder de las siguientes formas:

a) Ejercicio directo de la soberanía


El ejercicio directo de la soberanía tiene lugar en dos situaciones:
 Los plebiscitos
Consisten en consultas públicas realizadas a los ciudadanos sobre asuntos
específicos. Nuestra Constitución contempla sólo en dos casos la posibilidad de
llamar a plebiscitos:
 Durante la tramitación de las reformas constitucionales, en casos de
discrepancias entre las Cámaras del Congreso Nacional y el Presidente de la
República (art. 128 y 129 de la CPR).
 Los plebiscitos comunales regulados por el art. 118 de la CPR.

 Las elecciones periódicas


Nuestra Carta Fundamental contempla tipos de cargos que son de elección popular,
a saber:
 el Presidente de la República (art. 26 CPR)
 los Diputados (art. 47 CPR)
 los Senadores (art. 49 CPR)
 los Alcaldes (art. 57 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades,
Nº 18.695 por aplicación del art. 119 CPR)
 los Concejales (art. 119 CPR)
 el Gobernador Regional (art. 111 CPR)
 los Consejeros Regionales (art. 113 CPR)

23
b) Ejercicio indirecto de la soberanía
Opera mediante la actuación de los órganos del Estado, algunos de ellos
compuestos por funcionarios elegidos directamente por la ciudadanía (como los señalados
anteriormente) o bien designados por funcionarios previamente elegidos por la ciudadanía
(como las autoridades del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional o del Ministerio
Público).

3.2. El principio de no usurpación de la soberanía


Ahora bien, el art. 5 establece el principio de no usurpación de la soberanía, cuando
prescribe que “Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio”.
Con esta frase, la CPR pretende señalar que un grupo de personas o una persona en particular
no puede atribuirse el ejercicio de la soberanía. De hacerlo, podría incurrir en algún delito
penal contra la seguridad exterior y la soberanía del Estado regulados en el título primero del
libro II del Código penal.
Ahora bien, para que este principio guarde coherencia con la tesis de la soberanía
ejercida por el pueblo entendido como comunidad política, MARSHALL BARBERÁN sostiene
que “la Constitución estaría considerando, como criterio de legitimidad, el ejercicio de la
soberanía por el pueblo como unidad política”, agregando que “En ese entendido, los actos
que son juzgados por la prohibición de ejercicio de la soberanía pueden ser calificados como
traición o usurpación o pueden ser calificados de actos fundacionales o soberanos. El criterio
que la propia Constitución establece, para dicho juicio, es el de que dicha actuación la ejecute
el pueblo como una unidad”59.Una interpretación de esta naturaleza ayuda a evitar identificar
lo dispuesto en este artículo 5 con lo prescrito en el art. 7 inc. 2º, cuando establece: “Ninguna
magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les
hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes”60.

4. Límites en el ejercicio de la soberanía


El inciso segundo del art. 5º de la CPR se encuentra compuesto por dos oraciones,

59
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., pp. 282 y 283.
60
MARSHALL BARBERÁN, op. cit., p. 283.

24
gramaticalmente separadas:
1) “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos
esenciales que emanan de la naturaleza humana”.
2) “Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos,
garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentres vigentes”.
A continuación se procederá a explicar cada una de estas oraciones.

4.1. “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los


derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”
La primera oración de esta norma forma parte del texto original de la Constitución de
1980. De esta norma derivan las siguientes consecuencias:

4.1.1. Los derechos humanos limitan la actuación de los órganos estatales


Se establece el principio según el cual el ejercicio de la soberanía se encuentra
limitado por “el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”. Ello
significa reconocer que la soberanía no es total, absoluta o ilimitada, sino que reconoce
como frontera el respeto por los derechos fundamentales. De esta forma, ni el pueblo, ni los
órganos públicos se encuentran habilitados para tomar decisiones que impliquen una
vulneración a esta clase de derechos. La existencia de este límite se manifiesta en diferentes
áreas:
a) En lo relativo a la interpretación de las normas. De esta norma se puede inferir un
criterio básico de interpretación constitucional, en cuya virtud ninguna disposición de
la Carta Fundamental podrá ser interpretada en contra de los derechos fundamentales,
regla de interpretación denominada principio pro-homine o favor libertatis.
b) En lo relativo a la aplicación de las normas. Si existen dos normas que son
contradictorias, necesariamente deberá aplicarse la que favorezca la protección de los
derechos fundamentales de las personas, independientemente de cuál sea la jerarquía
o rango de las diferentes normas en aparente pugna. Por su parte, si ambas normas
son protectoras de los derechos, en tal caso, deberá ser aplicada la norma que mejor
proteja a las personas, nuevamente sin importar la jerarquía de las normas.

25
c) En lo relativo a la acción de los órganos estatales. Los órganos de los diferentes
poderes o funciones del Estado deberán someter su acción a los deberes de protección
de los derechos fundamentales. Así, por ejemplo:
i. Los órganos ejecutivos, en el ejercicio de la subfunción de gobierno, deberán
ejercer el mando con pleno respeto por los derechos fundamentales. A su vez, en
el ejercicio de la subfunción administrativa los servicios públicos deberán
encontrarse al servicio de las personas, debiendo privilegiar siempre el respeto
por sus derechos fundamentales.
ii. Los órganos legislativos se encuentran impedidos de dictar leyes que sean
contrarias o atentatorias a los derechos fundamentales. Si bien pueden regular el
ejercicio de estos derechos e incluso limitarlos, en ningún caso podrán
eliminarlos o restringirlos a tal punto que dejen de ser reconocibles como tal.
iii. Los órganos judiciales deberán aplicar siempre las normas de un justo y
debido proceso. Además, deberán aplicar e interpretar las normas de acuerdo a
criterios pro-homine o favor libertatis.
iv. El poder constituyente no podrá afectar estos derechos en la generación y
modificación de la Constitución Política, porque en caso contrario la norma
constitucional afectaría principios o valores superiores sobre los cuales se asienta
la convivencia política.

4.1.2. La fundamentación iusnaturalista constitucional de los derechos


humanos en la CPR
De la lectura de la norma en cuestión se concluye que los derechos humanos, según
la concepción de la CPR, no nacen ni son creados por la Carta Fundamental, sino que ésta
sólo los garantiza o protege. En rigor, estos derechos brotan directamente de la propia
naturaleza humana, la que se caracteriza principalmente por su dignidad, origen último de
los derechos fundamentales. Esta fundamentación es esencialmente iusnaturalista. Como
consecuencia de lo anterior, el catálogo de derechos fundamentales del art. 19 es abierto
y no constituye una lista taxativa, puesto que el límite al ejercicio de la soberanía son todos
los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana y no sólo los que señala la
Constitución.

26
4.1.3. ¿Cuáles son los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana?
La teoría del bloque de constitucionalidad
En base a lo anterior, son límite de la soberanía todos los derechos esenciales que
emanen de la naturaleza humana, con independencia de su fuente. Para comprender esta
afirmación es de suma utilidad la teoría del bloque de constitucionalidad de Humberto
NOGUEIRA61.

I. Finalidad de la teoría del bloque de constitucionalidad


La teoría del bloque de constitucionalidad de los derechos humanos ha sido
desarrollada en Chile, principalmente, por el profesor Humberto NOGUEIRA ALCALÁ62. El
profesor de la Universidad de Talca recoge esta teoría originaria de los sistemas
constitucionales de Francia y España y la adapta al ordenamiento jurídico chileno utilizando
como fundamento positivo constitucional el art. 5 inc. 2.
La teoría del bloque de constitucionalidad, entre otras cuestiones, pretende identificar
cuáles son los “derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”, o sea, pretende
determinar a qué derechos se refiere la Constitución con dicha expresión. Según el autor, la
expresión aludida no se refiere únicamente a los derechos fundamentales positivizados en la
CPR. En efecto, el art. 5 hace referencia a un bloque de constitucionalidad de derechos
fundamentales, esto es, al conjunto de derechos de las persona asegurados por fuente
constitucional o por fuentes del Derecho internacional de los derechos humanos (tanto el
Derecho convencional como el derecho consuetudinario y los principios del ius cogens) y los
derechos implícitos, todos los cuales constituyen límites a la soberanía, como lo especifica
categóricamente el artículo 5º inc. 2.

61
Una simple explicación de la versión de la teoría del bloque de constitucionalidad desarrollada por Humberto
NOGUEIRA ALCALÁ, puede consultarse en el blog de TÓRTORA, Hugo. Apuntes de Derecho constitucional.
Disponible en <http://constitucionalchile.blogspot.cl/2010/07/02-teoria-general-de-los-derechos.html>.
[Consulta: 17 de septiembre de 2015]. Para un estudio desde una fuente directa, vid. NOGUEIRA ALCALÁ,
Humberto. Derechos fundamentales y garantías constitucionales. Dogmática de los derechos fundamentales,
interpretación de derechos y derechos de la personalidad. Tomo I. 4ª ed. Santiago: Librotecnia, pp. 23-ss.
62
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. Derechos fundamentales y garantías constitucionales. Dogmática de los
derechos fundamentales, interpretación de derechos y derechos de la personalidad. 4ª ed. Santiago:
Librotecnia, t. I, pp. 23-ss.

27
II. Derechos que integran el bloque de constitucionalidad
¿Cuáles son los componentes de este bloque de constitucionalidad?
a) Derechos asegurados por fuente constitucional
NOGUEIRA no alude a derechos asegurados “por la Constitución”, sino que “por
fuente constitucional”, por lo que debemos incluir dentro de este primer acápite, todas
las fuentes formales del Derecho constitucional, entre otras, la Constitución formal y
las sentencias del Tribunal Constitucional.

b) Derechos asegurados por fuentes del Derecho internacional de los derechos


humanos.
Dentro del concepto de “Derecho internacional de los derechos humanos”, se
incluyen:
i) las normas de derecho convencional (tratados internacionales);
ii) las normas de Derecho consuetudinario (costumbre internacional);
iii) el ius cogens.
Estos derechos se incorporan a nuestro ordenamiento constitucional, por especial
mandato de lo dispuesto en el art. 5º inc. 2.

c) Derechos implícitos
Corresponden a derechos fundamentales cuyo fundamento arranca directamente de
la dignidad de las personas, pero que no cuentan con consagración positiva
constitucional o internacional. Por lo tanto, estos derechos, se oponen a los derechos
“explícitos”, vale decir, los que están poseen una mención positiva.
Según NOGUEIRA la norma del artículo 29 letra c) de la Convención Americana de
los Derechos Humanos incorpora la noción de los derechos implícitos al indicar que:
“Ninguna parte de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: (c)
excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan
de la forma democrática de gobierno”.

28
III. Efectos del bloque de constitucionalidad
Asumir la existencia de un bloque constitucional de derechos implica, entre otras
consecuencias, las siguientes:
a) Los derechos que no están consagrados en el texto constitucional, actúan como
fuentes integradoras o complementarias de la Constitución Política formal y, por lo
tanto, colman los vacíos o lagunas que pudieren existir en la Carta Fundamental. Si
entendemos a la Constitución como un sistema, esto es como un conjunto de normas
y principios coherentes y armónicos, habrá que entender que los eventuales vacíos
que pudieran existir en ella deben ser llenados por diferentes vías.
b) El bloque de constitucionalidad contribuye a una interpretación más armónica y
sistemática de los derechos fundamentales que tenga como base los distintos
componentes del bloque, esto es, las distintas fuentes que consagran derechos
humanos. En el mismo sentido, es indispensable que los tribunales y otros operadores
jurídicos nacionales, tomen en consideración los criterios interpretativos adoptados
por los órganos internacionales encargados de supervisar el cumplimiento de la
respectiva normativa internacional de derechos humanos.
c) En el control de constitucionalidad debe tomarse en consideraciones los distintos
componentes del bloque de constitucionalidad. En ese sentido, el bloque de
constitucionalidad aumenta los parámetros a tener en cuenta para el control de
constitucionalidad.
d) Todos los derechos fundamentales, con independencia de la fuente del bloque de
constitucionalidad de la que se originen, constituyen un límite para el ejercicio de
la soberanía nacional, a la luz de lo establecido en el art. 5º inc. 2. Por lo mismo, el
Estado debe respetar y promover los derechos consagrados en la Carta Fundamental,
sino también todos los demás derechos que integran el bloque de constitucionalidad.

4.2. “Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos,
garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentres vigentes”
La segunda oración del inciso segundo del artículo 5º de la Constitución fue
incorporada por la Ley de Reforma Constitucional Nº 18.825 del año 1989 y establece

29
algunos deberes de los órganos del Estado relacionados con el respeto y promoción de los
derechos fundamentales de las personas.

4.2.1. Los deberes de respetar y promover


El primer deber del Estado consiste en respetar “los derechos esenciales que emanan
de la naturaleza humana”. El deber de respeto debe ser entendido como un deber de carácter
negativo, vale decir como una prohibición: todos los órganos del Estado tienen prohibido
violar, atentar o amenazar estos derechos.
El segundo deber consiste en promover los derechos fundamentales, lo que
constituye un deber de carácter positivo. Ya no se trata solamente de un “no atentar” o de un
“no amenazar” estas prerrogativas, sino que se impone la obligación de tomar una actitud
activa destinada al verdadero imperio de estos derechos. El Estado, por lo tanto, se obliga a
hacerlos efectivos en la práctica, lo que significa utilizar criterios de interpretación que los
favorezcan, adoptar acciones concretas de protección de derechos e implementar políticas
públicas tendientes a la efectiva concreción de derechos.
No sólo los derechos consagrados en la Constitución deben ser respetados y
promovidos, sino que además aquellos que garanticen “los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”. Al respecto cabe aclarar que todos los
derechos que integran el bloque de constitucionalidad deben ser respetados y promovidos,
por aplicación de la primera parte del art. 5º inciso 2º de la CPR, el que alude simplemente a
“los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana” sin distinción alguna. Por su
parte, en lo que se refiere a los derechos consagrados en los tratados internacionales, se
dedicará el apartado siguiente.

4.2.2. La jerarquía del Derecho internacional de los derechos humanos en el


sistema jurídico chileno
El gran problema del ordenamiento nacional consiste en la ausencia de una norma
constitucional que regule la incorporación del Derecho internacional al Derecho interno,
siendo este un mal hábito de las Constituciones nacionales, desde la Constitución de 1833
hasta la Constitución de 1980.

30
Para reflexionar sobre el problema sobre la jerarquía de los derechos fundamentales
consagrados en los tratados internacionales en Chile debe considerarse la reforma
constitucional introducida en 1989 al art. 5 inc. 2. El segundo inciso original de esta
disposición prescribía lo siguiente: “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el
respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”. En virtud de la
reforma, se agregó la siguiente frase: “Es deber de los órganos del Estado respetar y promover
tales derechos, garantizados por esta Constitución así como por los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”. Sin embargo, esta reforma constitucional
no ha resuelto el problema sobre la jerarquía de los derechos humanos consagrados en los
tratados internacionales, problema que sigue siendo objeto de discusión en el presente.
Con posterioridad a la reforma de 1989 un conjunto de autores comenzó a sostener
que el art. 5 había elevado a rango constitucional los tratados internacionales en materia de
derechos humanos que se ratificaren por Chile y se encontraren vigentes 63. Sin embargo, al
cabo de pocos años surgió un grupo de autores que criticaba la tesis anterior y que negaba el
rango constitucional de los derechos humanos consagrados en tratados internacionales64. Hoy
en día y tras muchas publicaciones sobre la materia, el debate sigue vigente, de modo que a
continuación se intentará la ardua tarea de resumir los principales argumentos de cada
posición.

4.2.2.1. Argumentos a favor del rango constitucional de los tratados


internacionales sobre derechos humanos
Los argumentos a favor del rango constitucional de los tratados sobre derechos
humanos dicen relación, principalmente, con:
1) La finalidad de la reforma constitucional de 1989.
2) La eventual responsabilidad internacional en que podría incurrir el Estado chileno de
no cumplir con el Derecho internacional de los derechos humanos.
3) La teoría del bloque de constitucionalidad.
Se explicará a continuación cada una de estas líneas argumentativas.

63
Pueden mencionarse, entre otros, a Cecilia MEDINA QUIROGA y Eduardo JARA CASTRO.
64
Pueden mencionarse, entre otros, a Fernando SAENGER y Lautaro RÍOS.

31
1) La finalidad de la reforma constitucional
La intención de la reforma constitucional del art. 5 inciso segundo estribó en dotar de
rango constitucional a los tratados internacionales sobre derechos humanos. Si es una norma
constitucional –el art. 5 inciso segundo– la que establece que los derechos humanos
representan un límite al ejercicio de la soberanía con independencia de que hayan sido
consagrados en la Constitución o en un tratado internacional, significa que los tratados
internacionales sobre los derechos humanos detentan un rango constitucional.

2) La eventual configuración de responsabilidad internacional del Estado de


Chile por el incumplimiento interno del Derecho internacional
Una vez que una norma del Derecho internacional de los derechos humanos se
incorpora al ordenamiento jurídico nacional, el Estado de Chile tiene el deber internacional
de dar cumplimiento a dicha norma, con lo cual en caso de incumplimiento puede generarse
en su perjuicio un motivo de responsabilidad internacional. En el Derecho internacional,
tanto en materia de Derecho de tratados, como en materia de responsabilidad internacional
de los Estados, existe un principio según el cual un Estado no puede alegar en su favor una
norma de Derecho interno –ni siquiera una norma constitucional– para alegar el
incumplimiento de un tratado o para eludir su responsabilidad internacional ante un hecho
ilícito.

3) La teoría del bloque de constitucionalidad


Uno de los elementos del bloque de constitucionalidad al cual se ha hecho referencia
está conformado por los derechos humanos de fuente internacional. Por lo tanto, se entiende
que por aplicación de esta teoría, el Derecho internacional que consagra derechos humanos
tiene rango constitucional

4.2.2.2. Argumentos en contra del rango constitucional de los tratados sobre


derechos humanos
En general, los principales argumentos de la doctrina que es contraria al rango
constitucional de los derechos humanos consagrados en los tratados internacionales han sido
reflejados en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre esta materia. Este Tribunal

32
ha sostenido que los tratados internacionales sobre derechos humanos tienen una jerarquía
inferior a la de la Constitución65. Resumiendo, los principales argumentos aludidos por el
Tribunal Constitucional son los siguientes:
1. Según una interpretación literal de la art. 5 inciso segundo, este precepto no
consagra que los tratados sobre derechos humanos tengan una jerarquía igual o
superior a la Carta Fundamental. Lo único que se pretendía con la reforma era resaltar
que los tratados internacionales no pueden ser objeto de modificación por
manifestaciones normativas de carácter interno de los Estados.
2. Una segunda línea interpretativa acude al elemento histórico de la interpretación
jurídica. Así, se ha sostenido que de las actas de la Comisión Ortúzar se deduce que
no era intención del Constituyente originario otorgar a los tratados internacionales un
rango constitucional. Por otra parte, la finalidad de la Comisión Conjunta de la Junta
de Gobierno al reformar en 1989 el artículo en cuestión era reforzar el principio de
servicialidad del Estado. Además, en un informe de esta Comisión se acepta la
posibilidad de interponer un recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad en
contra de un tratado, con lo cual se puede inferir que en opinión de la Comisión la
jerarquía de un tratado se consideraba inferior a la Constitución.
3. Sostener que los tratados de derechos humanos tienen una jerarquía idéntica a las
normas constitucionales implicaría dejar sin efecto el capítulo XV (anterior
capítulo XIV) de la Constitución sobre la reforma constitucional. Este capítulo
contempla una rigidez considerable en lo que se refiere a la modificación del capítulo

65
La tesis del Tribunal Constitucional viene desarrollada en dos sentencias capitales, una de ellas anterior a la
reforma del 2005 y otra posterior y a consecuencia de dicha reforma. La primera sentencia tenía por objeto
valorar la constitucionalidad del Estatuto de Roma sobre la Corte Penal Internacional. En esta sentencia, el
Tribunal Constitucional declaró varios motivos de inconstitucionalidad de este tratado y obligó al legislador a
promulgar una ley para el sólo efecto de introducir una disposición transitoria a la Constitución a fin de permitir
la incorporación del Estatuto, esto es, la ley 20.352, publicada en el D.O. el 30 de mayo de 2009. Vid. TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL. Requerimiento de inconstitucionalidad presentado por un grupo de Diputados respecto del
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, adoptado en dicha ciudad el 17 de julio de 1998, Sentencia
Rol 346, 8 de abril de 2002, especialmente, consid. 59 a 75.
La segunda sentencia se pronuncia sobre el control de constitucionalidad obligatorio del proyecto de ley que
tenía por objeto modificar la propia ley orgánica constitucional del Tribunal Constitucional. Una de las reformas
que pretendía el proyecto era establecer como causal de inadmisibilidad del requerimiento de inaplicabilidad el
que éste versa sobre las normas de un tratado internacional. El Tribunal Constitución consideró que esa norma
del proyecto era inconstitucional, dado que entre las atribuciones de este Tribunal estaría contemplado un
control de constitucionalidad represivo de los tratados internacionales. Vid. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Proyecto que modifica la Ley Nº 17.997 Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional. Sentencia Rol
1288, 25 de agosto de 2009.

33
sobre los derechos y deberes constitucionales, cuyo quórum de aprobación es
equivalente a las dos terceras partes de los diputados y senadores en ejercicio. Por
ende, aceptar que el capítulo III puede ser objeto de modificación por medio de
tratados, implica vulnerar el capítulo XIV de la CPR.
4. La tesis de la constitucionalidad de los tratados generaría un desajuste severo con el
sistema de control de constitucionalidad, sobre todo, con el control represivo, ya
que los tratados internacionales pueden ser objeto de acción de inaplicabilidad de
conformidad al art. 93 nº 6 de la CPR. Según el TC, la expresión “precepto legal” de
dicha disposición incluiría a los tratados internacionales. Por ende, sería
incomprensible que el tratado tenga rango constitucional si una vez incorporado al
ordenamiento jurídico pudiere ser susceptible de control de constitucionalidad
represivo66.
5. El tribunal constitucional suele asimilar el rango normativo de un tratado al de una
ley, aunque no lo señala de una manera clara y explícita. Para sostener esa tesis, el
Tribunal alude, entre otras similitudes, al procedimiento de incorporación de un
tratado (que es muy similar al procedimiento para la aprobación de una ley) y al
control de constitucionalidad sobre los tratados, que también es similar al de una ley,
fundamentalmente, el hecho de que exista un control preventivo obligatorio sobre
tratados que versan sobre materias objeto de leyes interpretativas de la Constitución
o de leyes orgánicas constitucionales (art. 93 nº 1 de la Constitución)67.

66
Sin embargo, no deja de ser llamativo el hecho de que según el art. 93 inc. 2º de la LOC del Tribunal
Constitucional nº 17.997, no se pueda promover una acción de inconstitucionalidad respecto de los tratados.
67
Sin embargo, el tratado posee importantes diferencias con la ley. La principal diferencia es de fondo, ya que
el tratado es un acuerdo entre Estados y otros sujetos de Derecho internacional, mientras que la ley es una fuente
formal interna. También existen otras diferencias: i. la derogación, suspensión y modificación de un tratado
solo pueden realizarse mediante las normas del Derecho internacional (art. 54 nº 1 inciso 5 de la Constitución);
ii. no hay una disposición expresa que establece dicha equivalencia, como sí ocurre por ejemplo con los decretos
con fuerza de ley (art. 64 inciso final de la Constitución); iii. en materia de entrada en vigor, debe recordarse
que se trata de una materia regida por normas del Derecho de los tratados; iv. las normas constitucionales que
regulan el control de constitucionalidad no especifican cuál sería el efecto de la declaración de
inconstitucionalidad de un tratado.
Por otro lado, ALDUNATE LIZANA ha criticado duramente el hecho de que se someta a control preventivo
obligatorio sólo esos tratados, mientras que el resto sólo se sujeta a un control facultativo. El autor argumenta
que todos los tratados vinculan al Estado en su integridad y si el sentido del control es evitar que pueda surgir
para Chile una eventual responsabilidad internacional por una contradicción entre el tratado y la Constitución
que conllevare un eventual incumplimiento del primero, entonces todos los tratados deberían someterse a
control preventivo obligatorio. Vid. ALDUNATE LIZANA, Eduardo. “La posición de los tratados internacionales
en el sistema de fuentes del ordenamiento jurídico chileno a la luz del Derecho positivo”, Ius et Praxis, año 16,
n° 2, 2010, pp. 193-194.

34
Sin perjuicio de lo anterior, la jurisprudencia de los tribunales superiores de
justicia no está del todo alineada con la posición del Tribunal Constitucional. De hecho, hay
importantes líneas jurisprudenciales que han afirmado sin tapujos la jerarquía constitucional
de los tratados de derechos humanos68. Entre esas líneas jurisprudenciales, la más importante,
sin duda alguna, es la que ha sido trazada a propósito de las graves violaciones a los derechos
humanos cometidas durante la dictadura. A su vez, entre las sentencias que conforman esta
jurisprudencia, quizás las más interesante sean las dictadas con posterioridad al fallo de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos Almonacid Arellano vs. Chile69.
En términos generales, los argumentos de los tribunales superiores de justicia a favor
de la jerarquía de los tratados internacionales son los siguientes:
i. En relación con la jerarquía de los tratados internacionales aplicables, se ha sostenido
que poseen un rango constitucional y que prevalecen sobre la legislación interna70.

68
Para este punto se ha considerado a HENRÍQUEZ VIÑAS, Miriam Lorena. “Jerarquía de los tratados de derechos
humanos: análisis jurisprudencial desde el método de casos”, Estudios Constitucionales, año 6, nº 2, 2008, pp.
73-119.
69
CorteIDH. Almonacid Arellano y otros vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C nº 154. Luis Alfredo Almonacid Arellano era profesor de
enseñanza básica y militante del Partido Comunista. El 16 de septiembre de 1973 fue detenido por carabineros
quienes le dispararon, en presencia de su familia, a la salida de su casa. Falleció al día siguiente. En el curso del
procedimiento judicial interno se aplicó el Decreto Ley 2191, que concede la día a todas las personas, civiles o
militares, que en su calidad de autores, cómplices o encubridores hubieran intervenido en hechos acontecidos
durante la vigencia del Estado de sitio, esto es, el periodo comprendido entre el 11 de septiembre de 1973 y el
10 de marzo de 1978. La amnistía opera como una causa de extinción de la responsabilidad penal, eliminado
por completo la pena y sus efectos e impidiendo en algunos casos la investigación de los hechos.
Sin embargo, la Corte Interamericana, siguiendo su jurisprudencia sobre la materia, dispuso entre otras
cuestiones, que la amnistía era contraria a lo dispuesto en la Convención Americana de los Derechos Humanos,
particularmente a la obligación de investigar, procesar y eventualmente sancionar a los responsables de las
violaciones de algunos de los derechos contemplados en dicho tratado. En base a lo anterior, se declaró
internacionalmente responsable al Estado de Chile por infringir este deber internacional y por no haber adaptado
su ordenamiento jurídico interno, todo lo anterior en relación con la infracción de un abanico de garantías
judiciales protegidas por la misma Convención. Además de fijar un conjunto de reparaciones para las víctimas,
la Corte dispuso que el Estado de Chile debía asegurar que el Decreto Ley 2191 no siga representando un
obstáculo para la investigación y sanción de los responsables.
70
Ministro de Fuero. Luis Vidal Riquelme Norambuena con Claudio Abdón Lecaros Carrasco; José Basilio
Muñoz Pozo; Omar Antonio Mella Lillo. 7 de noviembre de 2005, consid. 9; Corte de Apelaciones de Santiago.
Contreras Aburto, Luis / Ruiz Bunger, Freddy; Saavedra Loyola, Juan; Cobos Manríquez, Jorge; Guimpert
Corvalán, Daniel; Muñoz Gamboa, Manuel; Palma Ramírez, César; Sáez Mardones, Alejandro. 31 de julio de
2006, consid. 6 (este caso trata la desaparición de Carlos Contreras Maluje dirigente de las Juventudes
Comunistas y regidor de Concepción. En 1976, agentes del Comando Conjunto intentaron capturarlo en el
centro de Santiago. Contreras Maluje decidió lanzarse al paso de un microbús con el fin de quitarse la vida y
así evitar ser detenido y torturado. Pero el chofer del vehículo alcanzó a frenar y sólo lo hirió. Contreas Malue
fue detenido, torturado y desaparecido).

35
ii. Se ha recalcado la responsabilidad del Estado de Chile de cumplir con los deberes
internacionales asumidos al ratificar e incorporar a su ordenamiento jurídico interno
los tratados internacionales sobre derechos humanos71.
iii. Se recoge la noción de ius cogens del Derecho internacional para argumentar que los
delitos cometidos en la dictadura son crímenes de lesa humanidad. En efecto, dada la
fecha de comisión de estos crímenes, el Derecho penal nacional no contemplaba la
tipificación de crímenes de lesa humanidad, con lo cual la jurisprudencia en comento
acude al Derecho internacional consuetudinario a fin de sostener que la categoría de
crímenes de lesa humanidad estaba vigente al momento de los hechos, dado que las
reglas internacionales consuetudinarias y más aun las reglas de ius cogens son
obligatorias para todos los miembros de la comunidad internacional72. Incluso, en
alguna sentencia se indica expresamente que la incorporación del Derecho
internacional consuetudinario y del ius cogens tiene un fundamento positivo en el art.
5 inciso segundo73.

71
Corte de Apelaciones de San Miguel. Ramón Luis Vivanco Díaz, Adiel Monsalves Martínez, Manuel Zacarías
González Vargas, José Leningrado Morales Á lvarez, Arturo Koyck Fredes, Joel Guillermo Silva Oliva, Roberto
Segundo Á vila Márquez, Alfredo Acevedo Pereira, Raúl Humberto Castro Caldera, Pedro Enrique Oyarzún
Zamorano y Hernán Elías Chamorro Monardes con Víctor Raúl Pinto Pérez. 1 de abril de 2005, consid. 15.
Los sucesos materia del encausamiento consisten básicamente en que las víctimas, trabajadores de la
Maestranza de Ferrocarriles de San Bernardo, fueron privadas de libertad y recluidas en un centro de prisioneros
del Cerro Chena, a cargo de personal de las Fuerzas Armadas.
72
Cfr. Ministro de Fuero. Luis Vidal Riquelme Norambuena..., cit., consid. 8; Corte de Apelaciones de Santiago.
No consignado con Fernando Remigio Burgos Díaz; Sergio Antonio Medina Salazar; Isidro Custodio Durán
Muñoz; José Jaime Darrigrandi Márquez. 20 de abril de 2006, consid. 11 (este caso trató el fusilamiento y
ocultamiento de los integrantes del Dispositivo de Seguridad y Asesores de Allende). Entre los efectos jurídicos
de tales crímenes, cabe destacar la prohibición de la amnistía y la prescripción.
73
Corte de Apelaciones de Santiago. No consignado con Fernando Remigio Burgos Díaz...., consid. 13-14;
Corte de Apelaciones de Santiago. Estado de Chile; Miriam Luz Ancacura Pafián; María Ester Hernández
Martínez; con Sergio Héctor Rivera Bozzo, 8 de noviembre de 2006, consid. 5, 21 y 23 (este caso se conoce
como el Episodio del Lago Ranco, referido a la desaparición forzada de cuatro opositores del régimen militar,
todos ellos detenidos el día 16 de octubre de 1973 en sus domicilios de Lago Ranco. En la noche de ese día
fueron subidas al vapor "Laja", donde fueron ejecutados y sus cuerpos fueron lanzados al lago).

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