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CAPITULO 1: Los orígenes del régimen del ochenta – Natalio Botana

En la década del 80 se comenzó a discutir la unidad política, los territorios y los centros de poder. La solución del
mismo se dará por medio de la fuerza, siguiendo una ley interna que presidió los cambios políticos más
significativos en la Argentina de la segunda mitad del siglo XIX. Los hechos de sangre escondían un
enfrentamiento entre dos regiones que reivindicaban intereses contrapuestos: Buenos Aires (ciudad-puerto
abierta al exterior, asiento histórico del virreinato) y el interior (con terrenos mucho más extensos, con sistemas
de poder rudimentarios constituidos sobre la autoridad de los caudillos).

La constitución de una unidad política

El último conflicto que surgió entre Bs. As y el interior fue, justamente, su empate inestable: no se lograba hacer
efectivo el monopolio de la violencia, es decir, el problema estaba en la falta de solución, ya que ambas partes
se enfrentaban, sin que ninguna lograra imponerse sobre la otra. El autor define a la “unidad política” como el
monopolio de la violencia por el cual se establece un centro de poder que reclama a la totalidad de la población
de ese territorio, obediencia. A través de la coacción o del acuerdo, se forma un poder político cuando un
determinado sector de poder, de los múltiples que actúan en un hipotético espacio territorial, adquiere control
imperativo sobre el resto y lo reduce a ser parte de una unidad más amplia.

Para la perspectiva de análisis típica de las teorías contractualistas, la unidad política resulta de un dialogo, o de
una discusión, a cuyo término se alcanzara n consenso por lo cual todos los participantes, se obligan
voluntariamente, a transferir parte de su capacidad de decisión a una autoridad común que, de allí en más será
obedecida. Para otros, la constitución de una unidad política es empresa de conquista y coacción. La obediencia
se tiene por la violencia.

Retomando a la Argentina del siglo pasado, cuando Urquiza (Confederación) derrota a Rosas (Bs.As) en la
Batalla de Caseros, vió su fin una forma de gobierno descentralizada autonomista, donde las provincias de la
Confederación, se reservan al máximo, la capacidad de decisión, es decir, que en el terreno coercitivo tenía
ventaja. Tal era el objetivo que perseguía Urquiza, que propuso combinar la efectividad de la fuerza, con la
eficacia de un acuerdo pactado (Pacto de San Nicolás) por los mismos gobernadores, para llegar a un consenso,
en el que cedían, de manera voluntaria una parte del poder de decisión. Sin embargo, Bs.As, no acepto
transferir el poder que se reservaba, sobre todo respecto a la igualdad de representación en el Congreso
(cantidad de diputados) y a la nacionalización de la aduana. Por lo cual el consenso se quebró el 11 de
septiembre de 1852 y volvieron los conflictos bélicos, hasta que la Batalla de Pavón consagró a Buenos Aires, a
través de la coerción, como victoriosa.

Tres problemas básicos: “integridad territorial, identidad nacional, organización de un régimen político.”

Los presidentes posteriores a Pavón desempeñaron su papel desde una provincia hegemónica en la que se
tomaban decisiones con carácter nacional. Si bien el presidente era elegido constitucionalmente, carecía de
poder político por la coexistencia obligada con el gobernador de Buenos Aires, en la ciudad-capital de la
provincia más poderosa. Tres presidencias: la de Mitre (1862 - 1874), la de Sarmiento (1868 - 1874) y la de
Avellaneda (1874 - 1880), protagonizaron este periodo, que culmino en 1880, con la elección de Roca.

Hasta la elección de Roca como Presidente, hubo tres problemas básicos de cuya solución efectiva dependía la
persistencia de la unidad política en principios:

• Unidad territorial: entendida como el ámbito espacial sobre el que debería ejercerse el poder político→ fuerza
coercitiva del poder político para hacer frente a actores que contradicen su pretensión de monopolizar la
violencia
• Pueblos dispersos: ¿estaban dispuestos a integrar una comunidad más amplia? Porque se necesitaba una
unidad nacional→ mecanismos de comunicación para la creación de vínculos de solidaridad

• Necesidad de organizar un régimen político, mediante el cual se eligiera a los gobernantes capaces de
formular decisiones autoritarias. → Sentimientos de legitimidad compartidos acerca de la estructura del poder
político y las reglas de sucesión sobre la elección de gobernantes.

La reticencia de Bs As sobre el poder, se explica por la decisión de facciones en: “nacionalistas” conducidos por
Mitre y “autonomistas” dirigidos por Adolfo Alsina. La estrategia de Mitre, decidido a nacionalizar Bs As, para
subordinarla al poder central, se enfrentó con la oposición de Alsina, quien para conservar las tradiciones
autonomistas de su provincia, se alió a los grupos federales del Interior para imponerse a las candidaturas de
Sarmiento y Avellaneda. El autonomismo porteño cercenó el ámbito de control del poder político, y abrió
nuevos canales de comunicación entre los grupos del Interior

La crisis del 80

Los presidentes provincianos posteriores a Pavón terminaron sus períodos gubernamentales combatiendo
movimientos de fuerza. Hubo para cada presidente una serie de enfrentamientos que fueron favorables para el
poder central, con significados diferentes según las circunstancias.

Durante los 18 años que transcurrieron entre 1862 y 1880, Roca sirvió al ejército nacional participando en todas
aquellas acciones que contribuyeron a consolidar el poder político central. Su trayectoria militar le permitió
mantener contactos con las clases gobernantes emergentes, que reemplazarían a los gobernadores del pasado
régimen. Fue moldeando un interés común para el “interior”: las provincias, integradas en un espacio territorial
más amplio, y subordinadas al poder central de modo coercitivo, advirtieron que para tener peso político,
necesitaban acelerar el proceso de nacionalización de BA.

Cuando el interior consolidaba alianzas, el poder en BA se fragmentó entre los partidarios de la candidatura
presidencial del gobernador Carlos Tejedor y los porteños nacionales, antiguos partidarios del autonomismo y
del Partido Republicano.

Como resultado, se sancionaron dos leyes nacionales:

• Se federalizó la ciudad de Bs.As que desde diciembre de 1880 quedó sometida a la jurisdicción exclusiva del
gobierno nacional

• Se prohibió a las provincias la formación de cuerpos militares bajo cualquier denominación que fuera.

Roca, presidente electo, forjó su discurso a través del lema “Paz y Administración”.

El país se había dictado de una fórmula de carácter federal, la Constitución Nacional, y sobre esa fórmula, había
que trazar una formula operativa que hiciera factible la producción de actos de gobierno.

La construcción del régimen emprendida por los hombres del 80 y la fórmula política que la sustentó, contiene
en sus cimientos las respuestas precarias formuladas al drama de la desintegración territorial y de la guerra
interna.

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